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Lowenstein, Alicia (2005) - Rasgo y Objeto en Elisabeth Von R
Lowenstein, Alicia (2005) - Rasgo y Objeto en Elisabeth Von R
Lowenstein, Alicia (2005) - Rasgo y Objeto en Elisabeth Von R
Lowenstein, Alicia.
Cita:
Lowenstein, Alicia (2005). Rasgo y objeto en Elisabeth Von R. XII
Jornadas de Investigación y Primer Encuentro de Investigadores en
Psicología del Mercosur. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos
Aires, Buenos Aires.
ARK: https://n2t.net/ark:/13683/ewYf/S5g
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RASGO Y OBJETO
EN ELISABETH VON R.
Lowenstein, Alicia.
Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires
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Transcribo “cierta vez que trabajábamos con la enferma, yo
escuché pasos de hombre en la habitación contigua, una voz
de agradable timbre que parecía preguntar algo, y mi paciente
se levanta con el ruego de suspender por hoy; ella escuchó
que su cuñado llegó y pregunta por ella”[ iii]. Aclaremos que el
cuñado no visitaba el consultorio de Freud y tampoco en otras
ocasiones buscaba a la paciente.
Vuelve a insistir por las circunstancias y causas de la primer
emergencia de los dolores. La paciente relata un pensamiento
que había tenido parada (stehen) mirando la muerta, referido a
su cuñado “Ahora él está de nuevo libre, y yo puedo convertirme
en su esposa”.
Tercera sustitución: Había conseguido ahorrarse la dolorosa
certidumbre de que amaba al marido de su hermana creándose
a cambio unos dolores corporales”.
Freud intenta implicar a su paciente en esa relación, se equivoca
al igual que en Dora respecto de la situación de deseo en la
histérica, la cual se interesa en su cuñado desde el punto de
vista de su hermana y por su hermana desde el punto de vista
de su cuñado. Intenta implicarla en esa situación de deseo. “Lo
esencial, ante todo, es el interés tomado por el sujeto en una
situación de deseo”.[ iv]
La pregunta de Freud por el origen del síntoma condiciona su
respuesta, la cual implica un saber mítico y edípico.
Las sustituciones respecto del síntoma son significaciones que
producen un vínculo con la historia de padecimiento, a pesar
del comienzo donde Freud rechaza esta relación.
Encontramos otra línea de pensamiento en Freud que se apoya
en elementos simbólicos, a los que denomina puentes lingüísticos.
El juego de palabras en alemán entre el aufstehen (levantarse),
el stehen (estar de pie o detenida) y el Alleinstehen (soledad,
literalmente estar parada sola).
El Stehen es el trazo que marca la repetición, introduce una
marca simbólica en el campo del sujeto, el cual está instituido
en dicha marca. El campo donde pensamos al sujeto es la
repetición; la cual no pudo producirse sin que un objeto se haya
perdido allí.
Es en este punto que situamos “la voz de mi cuñado” que transita
por fuera del campo de la significación y no surge de la historia
de padecimiento de la paciente.
En la repetición hay pérdida de goce. Es en el lugar de esa
pérdida, de ese algo que introduce la repetición que surge la
función del objeto perdido que Lacan designa objeto a. El trazo
unario es el signo de esa pérdida.
BIBLIOGRAFÍA
Lacan, J. (1957), El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente,
Buenos Aires, Piados, 1999.
Lacan, J. (1967), Seminario 16, De Otro al otro, inédito.
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