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Santiago 5:16

Lección, Sábado 28 de Mayo del 2011


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Darío de Media tomó el reino, siendo de
sesenta y dos años. En el año primero
de su reinado, Daniel miró atentamente
en los libros el número de los años de
que habló Jehová al profeta Jeremías,
que habían de cumplirse las
desolaciones de Jerusalén en setenta
años.
La oración de Daniel fue elevada ‘en el
año primero de Darío.
‘Hasta dos mil y trescientos días de
tarde y mañana; y el santuario será
purificado’ (Vers. 14), le llenó de
perplejidad. Con fervor solicitó que se le
permitiera conocer el significado de la
visión. No podía comprender la relación
que pudiera haber entre los setenta
años de cautiverio, predichos por
Jeremías, y los dos mil trescientos años.
El ángel Gabriel le dio una
interpretación parcial.
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Daniel 5:30, 31; 9:1, 2; Profetas y Reyes, págs. 409, 407.


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Volvió su rostro a Dios el Señor, y le
buscó en oración y ruego, en ayuno,
cilicio y ceniza. Y oró a Jehová su Dios e
hizo confesión. En su petición SE
IDENTIFICÓ PLENAMENTE con aquellos
que no habían cumplido el propósito
divino, y confesó los pecados de ellos
como propios…. Se presenta ahora
delante de Dios como pecador, e insiste
en la gran necesidad del pueblo al cual
ama.
Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la
confusión de rostro… Señor, Dios grande,
digno de ser temido, que guardas el
pacto y la misericordia con los que te
aman y guardan tus mandamientos.
Hemos pecado, hemos cometido
iniquidad, hemos hecho impíamente, y
hemos sido rebeldes, y nos hemos
apartado de tus mandamientos y de tus
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ordenanzas.

Daniel 9:3-8; Profetas y Reyes, pág. 408


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Al Santísimo Jehová nuestro Dios, quien
es El que tiene misericordia y nos
perdona, aunque contra él nos hemos
rebelado, y no le obedecimos a la voz de
Jehová nuestro Dios, para andar en sus
leyes que él puso delante de nosotros
por medio de sus siervos los profetas.
El profeta Daniel recordó que todo Israel
traspasó la ley apartándose para no
obedecer la voz de Dios; por lo cual ha
caído sobre nosotros la maldición y EL
JURAMENTO QUE ESTÁ ESCRITO EN LA
LEY DE MOISÉS, siervo de Dios.
Conforme está escrito en la ley de
Moisés, todo este mal vino sobre
nosotros.
En nuestros tiempos se necesita que los
corazones se conmuevan tan
profundamente como en el tiempo
cuando Daniel oró.

Daniel 9:9-13; Conflicto y Valor, pág. 257


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www.iglesiadetrujillo.blogspot.com Se le dijo a Moisés con respecto a esta
Ley: Acontecerá, si no oyeres la voz de
Jehová tu Dios, para procurar cumplir
todos sus mandamientos y sus
estatutos que yo te intimo hoy, que
vendrán sobre ti todas estas
maldiciones, y te alcanzarán, y allá
servirás a dioses ajenos, al palo y a la
piedra. Y serás motivo de horror, y
servirás de refrán y de burla.
La característica divina reconocida por
Daniel es: JEHOVÁ VELÓ SOBRE EL MAL
Y LO TRAJO SOBRE NOSOTROS;
PORQUE JUSTO ES JEHOVÁ NUESTRO
DIOS en todas sus obras que ha hecho,
porque no obedecimos a su voz.
Vindica plenamente la conducta del
Señor, reconociendo que los pecados
de su pueblo fueron la causa de todas
sus calamidades.

Deuteronomio 28:15, 36, 37; Daniel 9:14; C.S., pág. 526


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Señor Dios nuestro, que sacaste tu www.iglesiadetrujillo.blogspot.com
pueblo de la tierra de Egipto con mano
poderosa, y te hiciste renombre cual lo
tienes hoy; hemos pecado, hemos
hecho impíamente. Oh Señor,
CONFORME A TODOS TUS ACTOS DE
JUSTICIA, APÁRTESE AHORA TU IRA Y
TU FUROR DE SOBRE TU CIUDAD
JERUSALÉN, tu santo monte.
Oye la oración de tu siervo, y sus
ruegos; y haz que tu rostro
resplandezca sobre tu santuario
asolado, por amor del Señor. Inclina, oh
Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y
mira nuestras desolaciones, y la ciudad
sobre la cual es invocado tu nombre.
Daniel no pide nada basándose en sus
propios méritos… porque no elevamos
nuestros ruegos ante ti confiados en
nuestras justicias, sino en tus muchas
misericordias.

Daniel 9:15-18, primera parte; A Fin de Conocerle, pág. 274


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Porque no elevamos nuestros ruegos ante
ti confiados en nuestras justicias, sino en
tus muchas misericordias.
El profeta invoca ahora la honra del
nombre de Jehová como motivo por el
cual desea que le sea concedido lo que
pide…
Cuando sus hijos manifiestan celo por el
honor de su nombre, cuando revelan su
amor por Él rogándole que obre, no para
su beneficio personal, sino para gloria de
Él mismo, a fin de que su nombre no sufra
oprobio ni sea blasfemado entre los
paganos, esto le resulta agradable
Confiaba plenamente en DIOS. Oye,
Señor; oh Señor, perdona; presta oído,
Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti
mismo, Dios mío; porque tu nombre es
invocado sobre tu ciudad y sobre tu
pueblo.

Daniel 9:18, última parte, 19; U. Smith, Profec. Daniel, pág. 160
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Aún estaba hablando y orando, y confesando
mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y
derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios
por el monte santo de mi Dios; aún estaba
hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a
quien había visto en la visión al principio,
volando con presteza, vino a mí como a la hora
del sacrificio de la tarde.
El Cielo se inclina para oír la ferviente súplica
del profeta. Aun antes que haya terminado su
ruego por perdón y restauración, se le aparece
de nuevo el poderoso Gabriel
Me hizo entender, y habló conmigo, diciendo:
Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y
entendimiento. Al principio de tus ruegos fue
dada la orden, y yo he venido para enseñártela,
porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la
orden, y entiende la visión. Dios había mandado
a su mensajero: ‘Haz que éste entienda la
visión. Ahora he salido para hacerte sabio de
entendimiento;’ ‘entiende pues la palabra, y
alcanza inteligencia de la visión.

Daniel 9:20-23; 8:16; P y R, pág. 409; Daniel 8: 27, 16; 9: 22, 23, V.M.

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