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¿Cuál es el origen del vestuario?

La moda es un reflejo cambiante de nuestra forma de ser y de los tiempos en que vivimos. Como
término, tiene varios significados, puede hacer referencia a los usos, gustos y costumbres de la
sociedad en un determinado momento y lugar. En un sentido más restringido, engloba el arte e
industria de la vestimenta, de la confección de prendas de vestir y sus diversos accesorios y
complementos.

La vestimenta aparece con la necesidad del Homo Sapiens de protegerse del frío con las pieles de
los animales que cazaba. En el neolítico, el hombre ya sabía hilar y tejer, pero la ropa que usaba
aún no se adaptaba al cuerpo, aunque algunas ya tenían dibujos ornamentales.

El concepto de moda tal y como se entiende actualmente surgió en el Renacimiento. Aparecen,


así, profesionales de la costura que se esforzaban por crear trajes originales, de vivos colores y
formas imaginativas, otorgando gran relevancia a las mangas, los pliegues y las caídas de tela.

Años 70 Fue un tiempo lleno de hippies, rockeros punk y reinas de discoteca. Estas tendencias
derivaron de la década anterior y las mujeres las seguían para dar estilo a sus vestuarios. Las
ropas se relacionaban con la paz, el amor y la comodidad. Los artículos más utilizados fueron los
pantalones jeans de piernas anchas que se adornaban con flores, símbolos y bordados.

Años 80 La moda y estilos de esta década estaban caracterizados por estampados agresivos,
colores vivos y ropa grande. La tendencia era usar muchas capas tanto en ropa como en joyas. El
cabello se llevaba con bastante volumen. Las prendas destacadas de esta época eran las
hombreras en las chaquetas o camisetas extra grandes.

Años 90 No estuvieron caracterizados por un estilo específico, sino que más bien se definió como
un impulso de las personas que marcan por su individualidad a través de la ropa. A esto se le
sumaría el aporte de algunas tendencias musicales. En estos años se relajó la atmósfera
ochentera para dar paso a la comodidad y simplicidad.

Del 2000 en adelante El principio del 2000 trajo muchos cambios para la moda. Prendas
coloridas, sensuales, luminosas y que a veces no combinaban fueron las características
principales de las tendencias del momento. En algunos casos, la ropa interior quedaba por fuera
de las prendas. Todo surgió gracias a varias supermodelos y cantantes famosas en esa época,
quienes por un “error” dejaron al descubierto lo que lucían debajo de sus pantalones.
EL fuego
Cuándo se descubrió el fuego
Los restos más antiguos de hogueras encendidas por el hombre, se encuentran en los yacimientos
keniatas de Koobi Fora y Chesowanja, y en los etíopes de Bodo y Gaded.
No eran propiamente seres humanos como nosotros, sino nuestros antepasados.
Los australopitecos, que tenían aún un cerebro muy pequeño y andaban semierguidos como
algunos simios, fueron quienes descubrieron el fuego.
Lo fueron, a tenor de los restos de troncos carbonizados que tienen entre 1.500.000 y 1.400.000
años de antigüedad.
Esta datación ha sido posible gracias a los avances de la antracología, ciencia que estudia lo restos
de madera carbonizada.
Origen del fuego
Cuando los primeros seres humanos abandonan África, llevan el fuego consigo. Sin embargo, el
fuego que usaban los australopitecos fue conseguido probablemente de algún incendio.
Cuándo surgió el fuego
Seguramente, al caer un rayo sobre un árbol, éste se incendiase. El hombre primitivo consiguió
mantener este fuego alimentándolo con más troncos y ramas de árboles.
Pero esto tenía un gran inconveniente, debían estar siempre pendiente para que no se apagase, ya
que todavía no conocían cómo crear el fuego. Algo que aprendieron como veremos a
continuación.
Cómo se hacía el fuego
Sería un pariente del australopitecos, el Hornos erectus, cuyos primeros fósiles fueron hallados en
Java con una antigüedad similar, quienes se adjudiquen la domesticación del fuego.
En aquellos tiempos podía conseguirse de dos maneras:
1. Por frotamiento entre dos objetos, haciendo que el calor obtenido produzca la ignición
2. Por percusión, golpeando, por ejemplo, dos piedras de pedernal de las que saltan chispas.
Poco más adelante las técnicas de obtención del fuego se dividen en tres categorías:
La fricción circular
El fuego se obtiene por rotación de una varilla de madera dura introducida en una cavidad hecha
en un trozo de madera más blanda.
El movimiento de rotación rápido, que se le imprime a la varilla directamente con las palmas de las
manos, o indirectamente con la ayuda de una correa. Produce un calentamiento suficiente para
encender los materiales combustibles.
La fricción oblicua-posada
Es una técnica por fricción. Emplea la frotación o la aserradura continua de un trozo de madera
con otro trozo de madera generalmente más duro.
El calor producido de esta manera es transmitido a una materia fácilmente inflamable. Las formas
modernas de esta técnica son las cerillas químicas o el encendedor.
La percusión oblicua-posada
Emplea la proyección de chispas sobre una materia fácilmente inflamable: estopa, hojas secas,
etcétera. Con la ayuda de piedras duras, (cuarzo, sílex) que se golpean contra otras piedras duras o
contra nódulos metálicos (piritas de fierro).
La imagen obtenida de la película En busca del fuego, de Jean Jacques Annaud, de 1981, muy
realista por cierto en cuanto al uso del fuego, se da hoy día en algunos pueblos.

ARMAS
El descubrimiento de la pólvora y de sus propiedades explosivas y propulsoras tiene una rápida
repercusión en el campo militar del Occidente medieval, con la invención de las armas de fuego
portátiles y del cañón a principios del siglo XIV. En CurioSfera-Historia.com, te contamos el
origen e historia de las armas de fuego, su inventor y su evolución.

El origen de las armas o bocas de fuego es incierto y confuso. Pero se puede afirmar que los
inventores de las armas de fuego eran de la Antigua China. Allí se desarrolla desde el siglo XI,
una gran variedad de armas de fuego que utilizan pólvora: bombas, granadas, cohetes, como
también lanzallamas (huo qiang) fabricados con tubos de bambú. También fueron los inventores
de los fuegos artificiales.

En todo caso, la mención de bocas de fuego se vuelve frecuente a partir del siglo XIV en
Occidente, probablemente la verdadera cuna de su invención.
La tradición cuenta que fue la obra de un tal Berthold Schwartz, llamado Berthold el Negro, un
monje alemán del monasteno de Freiberg Según una crónica de 1440.
Schwartz habría echado una mezcla explosiva en una olla tapada, que habría colocado luego sobre
un fogón. La explosión producida habría lanzado violentamente la tapa hacia el techo.
Este hecho dio al monje la idea de la bombarda. Desgraciadamente, es imposible verificar esta
historia ya que los archivos del monasterio de Freiberg fueron quemados durante la Reforma.

Las primeras armas de fuego


Las primeras bombardas tienen la forma de vasijas o botellas de metal. Están sujetas a un
zócalo macizo fijo y sirven para lanzar simples flechas. Su primera representación se encuentra en
un manuscrito inglés de 1326, y uno de estos aparatos se conserva en el Museo de
Estocolmo (longitud: 30 cm; calibre: 3,6 cm).

También en 1326, aparecen los primeros tubos de cañón de metal, que son encargados por
Florencia al ingeniero Reinaldo de Villamagna.
El primer uso de las bombardas con fines militares se produjo en 1334, en la defensa de la
ciudad de Meersburg, sitiada por las tropas de Luis el Bávaro.
También en la guerra de los Cien Años se ve la utilización de bombardas en el campo de batalla
de Crécy, en 1346, y al año siguiente en Calais. Sin embargo, el uso militar de las bocas de fuego
se generaliza apenas en el siglo XV.
La guerra husita, que opone en el corazón de Europa a los seguidores y adversarios del
reformador pragués Jean Hus, se resuelve a fuerza de «cañón», es decir, de bombardas montadas
sobre una cureña de dos ruedas.
La existencia de estos cañones es atestiguada por el Manuscrito de la guerra husita, nombre dado
a un texto anónimo escrito alrededor de 1430, probablemente por un ingeniero militar, y que
contiene numerosos dibujos técnicos de artefactos de guerra.
Evolución de las armas de fuego
Durante las guerras de Carlos VII contra los ingleses (1449-1461), asistimos al nacimiento de la
artillería regular. Grandes bombardas y culebrinas de menor calibre se reparten en «parques» de
24 piezas, y se utilizan tanto para la defensa de las plazas fuertes como en los campos de batalla.
La importancia que toma a partir de ese momento la artillería se debe, según el historiador
Fernand Braudel, «al descubrimiento de la pólvora en grano, hacia 1420, que produce una
combustión instantánea y segura, a diferencia de las mezclas antiguas cuya materia compacta no
permitía ninguna compenetración del aire”.
Hasta 1450, los cañones están hechos de barras de hierro forjado soldadas entre sí y sujetas por
fuera con anillos de hierro. Lanzan balas de piedra, y su alcance es de algunos cientos de metros.
Pero estallan después de 10 o 12 lanzamientos, y el efecto de retroceso es destructivo para la
cureña. Poco a poco, los tubos se alargan y los calibres aumentan.
A partir de 1450, los tubos son de bronce fundido, lo que les asegura una mayor vida útil, las balas
son de hierro, y los muñones garantizan la movilidad vertical y permiten ajustar rápidamente el
ángulo de tiro.
EL CALZADO
EL MEDIO DE TRANSPORTES POR MEDIO POR LOS ANIMALES, LA RUEDA
La historia del transporte es la historia de la humanidad. Todas y cada una de las sociedades han
tenido la necesidad de trasladar objetos y mercancías. Es así como la necesidad de cargar
objetos y distribuirlos entre distintos territorios se sitúa en el origen del transporte
terrestre pero también del transporte marítimo y del transporte aéreo.

Ya en la época precolombina (un periodo que abarca desde el nacimiento de los primeros
pobladores americanos hasta la conquista por los europeos con la colonización de Colón en
1492), los incas poseían un sistema de caminos interconectados a través de todo su imperio
para trasladar diferentes tipos de mercancías. En los inicios, el transporte terrestre se realizaba a
pie, utilizando la fuerza de los animales o a través de canoas o botes, aprovechando la corriente
de los ríos para hacer llegar sus mercaderías al destino deseado.

El hambre fue la causa de que el hombre comenzara a moverse para asegurar su comida y así se
inició la forma de transporte tal y como la conocemos hoy. Dado que el ser humano es débil
como fuerza de transporte, necesitó, al principio, domesticar a los animales. El perro fue el
primero, después utilizó animales más grandes y fuertes para transportar mercancías más
pesadas.

Aparición de la rueda en el transporte terrestre


Esta necesidad de transportar cosas con mayor volumen y cuyo peso no podía ser soportado por
un solo animal, supuso la creación y posterior impulso de la rueda. Apareció en la prehistoria y
ha sido uno de los inventos más maravillosos de toda la historia. Y es que todavía hoy la
utilizamos diariamente, eso sí, hoy en día ha evolucionado tanto que sus inventores sería
incapaces de reconocer su propio invento.

La rueda permitió la evolución de los medios de transporte terrestre y la llegada del hombre a
lugares tan lejanos en cada vez menos tiempo. Los carros y diligencias tirados por caballos
propiciaron el intercambio de todo tipo de materiales gracias al establecimiento de las rutas
comercial.

Más tarde, surgieron otros métodos de transporte terrestre como la bicicleta, que fue el origen de
la motocicleta y esta, a su vez, del automóvil. Desde siempre, el hombre ha buscado la manera de
inventar un aparato que lo transportase rápida y cómodamente sin la necesidad de utilizar
animales. En 1882, se descubrió el petróleo y poco a poco fueron surgiendo más inventos que
utilizaban este combustible como fuerza impulsora. Entre ellos, el automóvil.

Con la Primera Guerra Mundial las necesidades de transporte se incrementaron, y así surgieron
los autobuses y la gran industria del motor existente a día de hoy que incluye tan variados
métodos de transporte como el ferrocarril, transporte urbano, metro o tren de alta velocidad. Su
evolución ha sido fundamental para garantizar el suministro de alimentos y todo tipo de bienes y
servicios. Ha sido fundamental para el avance de la propia Humanidad.
IDIOMA

El origen de la lengua es un objeto de estudio de diferentes disciplinas, como la lingüística,


la antropología, la psicología, la geografía y la genética humana. El problema del origen del lenguaje
se refiere a la adquisición de la capacidad lingüística en los homínidos que derivó en la evolución del
lenguaje humano; con la estructura y forma actual que presentan las diferentes lenguas naturales.
Un problema diferente es el origen filogenético de las lenguas humanas, este problema ha sido
abordado principalmente dentro de la lingüística histórica y las principales hipótesis son
la Monogénesis y poligénesis lingüística. De acuerdo a la hipótesis monogenética, todas las lenguas
humanas derivan de una lengua ancestral que debió aparecer antes de la salida de los homo sapiens
de África. La hipótesis poligenética sostiene que, si bien los humanos tenían capacidad para el
lenguaje, este apareció en diferentes grupos de humanos más o menos por la misma época.
Otra polémica relacionada con la hipótesis monogenética es qué podemos conocer de la estructura de
esta lengua. La postura más extrema llega a postular que es posible reconstruir parte de su
vocabulario, y sus adherentes pretenden reconstruir el idioma protosapiens, aunque la mayor parte de
los lingüistas consideran que no es posible reconstruirlo.
El origen nace en cada nación a su naturalidad, ya que se van construyendo su vocabulario y este,
con el paso del tiempo, se va extendiendo. Sus modificaciones pueden ser variadas debido a factores
internos como errores gramaticales o sonoros y también a factores externos como el intercambio
cultural que hay debido a la globalización que da cabida a extranjerismos o demás errores comunes
que transforman la manera de hablar de una sociedad.

Historia
El origen de las diferentes lenguas en la especie humana ha sido un tema debatido por varios eruditos
a través de los siglos. De hecho, en el siglo XIX, el debate llegó a ser tan enconado, persistente y
repetitivo que, en 1866, la Sociedad Lingüística de París decidió prohibir el tema, aludiendo que todas
las teorías al respecto eran tan contradictorias entre sí que jamás se podría llegar a un acuerdo. Así,
el problema del origen del lenguaje quedó suspendido por casi un siglo, siendo luego revivido con la
esperanza de que los avances en genética, psicología evolutiva, lingüística y antropología fueran
capaces de dar una respuesta. Si bien en el siglo XIX las discusiones fueron meramente
especulativas, por falta de evidencias científicas sólidas, los avances en genética, lingüística
comparativa y otras áreas hicieron resurgir el debate en el siglo XX sobre bases más sólidas. A pesar
de esto, dentro del estudio de la Lingüística histórica, no existe un consenso sobre el origen
filogenético de las lenguas y la antigüedad de las familias lingüísticas. Los métodos de  reconstrucción
lingüística a partir del léxico, la estructura y forma actual que presentan las diferentes lenguas, pierde
fiabilidad a medida que tratamos de reconstruir estados más antiguos, y se estima que para
profundidades de más de 5 o 6 milenios, es imposible reconstruir los rasgos esenciales de
una protolengua.
Uno de los problemas que dificulta el estudio de esta temática es la carencia de evidencia directa.
Según lingüistas, puede haber unas 4000 o 5000 lenguas en el mundo, algunas bases de datos
como Ethnologue agrupan las variedades lingüísticas existentes en más de 6500 lenguas (no siempre
existen claros o un criterio definido para decidir si dos variedades son dialectos de la misma lengua o
lenguas diferentes). A los lingüistas siempre les ha causado intriga el hecho de que haya tantas
lenguas, por eso desde los inicios del trabajo científico sistemático se esforzaron por probar que las
lenguas emparentadas derivaban de lenguas antiguas que se habían diversificado. Así las más de
5000 lenguas pueden agruparse en sólo unos cuantos centenares de familias, entre las que destacan
unas pocas decenas de familias que agrupan a la gran mayoría de las lenguas del mundo.

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