Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AUSENCIA SIMPLE
Ausencia.
Ocurre con frecuencia que una persona desaparezca de su domicilio o del lugar habitual de sus actividades sin que
se tenga noticia alguna de ella.
La simple ausencia si el tiempo no es muy prolongado, no tiene por qué dar sospechas de fallecimiento, ni tomar
medidas respecto de los bienes de esa persona. Dado estos casos, el derecho interviene en defensa de los intereses del
ausente.
Pueden darse tres situaciones posibles:
a) Ausencia de la persona que deja su domicilio, pero se conoce su paradero, está en correspondencia con su familia, y
ha dejado poderes suficientes para el manejo de sus bienes.
b) Ausencia de quien ha desaparecido de su domicilio sin dejar noticias de su paradero, ni poderes para la
administración de sus bienes. No hay razón todavía para presumir su muerte, pero puede ser indispensable adoptar
medidas para el cuidado de sus bienes.
c) Desaparición en circunstancias tales y se ha prolongado durante un tiempo suficiente como para hacer razonable la
sospecha de muerte: la Ausencia con Presunción de Fallecimiento.
Art 79: “Si una persona ha desaparecido de su domicilio sin tenerse noticias de ella y sin haber dejado
apoderado, puede designarse un curador a sus bienes si el cuidado de estos lo exige. La misma regla se debe aplicar
si existe apoderado, pero sus poderes son insuficientes o no desempeña convenientemente el mandato.”
La ausencia de una persona que tautológicamente implica la “falta de presencia” conlleva dos condicionantes
facticos que se fundan sobre este supuesto de base: la desaparición de una persona de su domicilio real. Dichos
condicionantes son:
1) que la ausencia implique un tiempo razonable como para generar a sus allegados cierta preocupación
2) necesidad de prever sus bienes, y al no conocerse su paradero llevar a cabo acciones que intenten ubicarlo.
El fin perseguido por el legislador, al crear la figura de ausencia es velar por los bienes del ausente. Es por ello que
el Código requiere que existan bienes que necesiten cuidado o protección debido a que el ausente no dejo
apoderado o si lo dejo sus poderes son insuficientes o no desempeñan bien el mandato. De esa manera la solución que
se propone es la apertura del proceso judicial de declaración de simple ausencia la cual tiene como objetivo la
designación de un curador para que se encargue de los bienes del ausente.
Legitimación.
Art 80: “Pueden pedir la declaración de ausencia, el Ministerio Publico y toda persona que tenga interés
legítimo respecto de los bienes del ausente.”
El articulo al afirmar “toda persona que tenga interés legítimo respecto de los bienes del ausente”, se justifica ya
que la finalidad de la declaración es proteger el patrimonio del ausente, así pueden resultar legitimados los presuntos
herederos del ausente, los acreedores del ausente, los socios, los condominios y el mismo mandatario cuando sus
poderes no son suficientes o debe renunciar. Por su parte el ministerio publico solo podrá actuar en representación de
un incapaz (ej: hijos menores del ausente) y no por derecho propio, ya que el ausente no es incapaz ni persona con
capacidad restringida.
Competencia.
Art 81: “Juez competente: es competente el juez del domicilio del ausente. Si este no lo tuvo en el país, o no es
conocido, es competente el juez del lugar en donde existan bienes cuyo cuidado es necesario; si existen bienes en
distintas jurisdicciones, el que haya prevenido.”
Procedimientos.
Art 82: “El presunto ausente debe ser citado por edictos durante cinco días y si vencido el plazo no comparece,
se debe dar intervención al defensor oficial o en su defecto, nombrase defensor al ausente. El Ministerio Público es
parte necesaria en el juicio. Si antes de la declaración de ausencia se promueven acciones contra el ausente, debe
representarlo el defensor. En caso de urgencia, el juez puede designar un administrador provisional o adoptar las
medidas que las circunstancias aconsejan.”
Esto quiere decir que, el juez competente en el pedido de declaración de ausencia deberá, una vez admitida la
demanda, citar al ausente por medio de edictos. Los edictos se publicaran durante cinco días y si vencido el plazo no se
presenta, el juez dará intervención al defensor oficial, caso contrario, nombrara defensor a uno de los abogados de la
matrícula. Este defensor debe tomar intervención en las acciones que se promuevan contra el ausente, antes de su
declaración. El ministerio público es parte del juicio, por lo tanto, debe observar las actuaciones antes de la recepción
de la prueba. Cuando la protección de los bienes del ausente no pueda expandirse hasta la designación del curador, el
juez podrá ordenar que se tomen las medidas pertinentes tendientes a preservar los bienes o podrá designar un
administrador provisional para proveer al cuidado y conservación de dichos bienes.
Sentencia.
Art 83:“Oído el defensor, si concurren los extremos legales, se debe declarar la ausencia y nombrar curador.
Para la designación se debe estar a lo previsto para el discernimiento de curatela…”
Una vez que es oído el defensor y comprobados los extremos legales, el juez está en condiciones de declarar la
ausencia y designar curador. Con respecto a quien puede ser designado curador, el Código remite a lo previsto para el
discernimiento de la tutela. La curatela será designada a favor del cónyuge no separado de hecho, el conviviente y los
hijos, padres, hermanos de la persona, según quien tenga mayor aptitud e idoneidad moral y económica, lo que da lugar
a que el juez tenga un mayor campo de acción para designar a quien considere adecuado.
Declarada la ausencia y si hubiere testamento, el juez ordenara que este se abra y los herederos entran en posesión
provisional de los bienes, dando fianza que asegure los resultados de su administración. También la declaración de
ausencia no genera la suspensión de la responsabilidad parental que solo se produce con la ausencia con presunción de
fallecimiento.
Conclusión de la curatela.
La curatela del ausente declarado se extingue, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 84, por:
La presentación del ausente, sea personalmente o por apoderado
La muerte del mismo
El fallecimiento presunto declarado judicialmente.
PRESUNCIÓN DE FALLECIMIENTO
Origen histórico.
En el derecho Romano no se conoció la presunción de fallecimiento. El caso más común de
ausencia con incertidumbre se presentaba con quienes caían prisioneros: primeramente, se decidió que el hecho
implicaba la extinción de los derechos y obligaciones del prisionero, pero luego se admitió que al no
tener conocimiento de su muerte, no correspondía disponer sobre los bienes del mismo.
La antigua legislación española tampoco conoció la institución de la presunción de fallecimiento. Si bien nos habla
de la designación de uno o más protectores de los bienes de las personas ausentes o muertas sin herederos y facilita
la prueba de la muerte de quienes se han ausentado por tierras extrañas si pasaron más de diez años, en ninguno de esos
supuestos se legisla sobre la presunción de fallecimiento.
En realidad, el origen de la institución se encuentra en el derecho de los antiguos germanos, quienes conocieron en
las hipótesis de incertidumbre sobre la subsistencia de las personas, la declaración de muerte que pronunciaban
los tribunales de justicia a petición de parte y sobre la base de ausencias prolongadas por lapsos variables de 5 a 20
años, según los países y las circunstancias.
Caso ordinario.
Art 85: “La ausencia de una persona de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres años,
causa la presunción de su fallecimiento aunque haya dejado apoderado. Este plazo debe contarse desde la última
noticia del ausente.”
Este caso contempla la situación de aquella persona que se ausenta de su domicilio sin que se tenga noticias de su
existencia. La presunción del fallecimiento surge del trascurso del tiempo, sin que sea necesaria ninguna otra
circunstancia. El tiempo que debe transcurrir es el de 3 años y carece de relevancia si dejo o no un apoderado. Es
necesario que el ausente tenga domicilio en nuestro país, caso contrario no procede la declaración de fallecimiento
presunto por parte de nuestros tribunales.
Competencia.
Es competente para entender en el pedido de declaración de fallecimiento presunto, el juez del domicilio o ultima
residencia del ausente.
Procedimiento.
Art 88: “El juez debe nombrar defensor al ausente o dar intervención al defensor oficial y citar a aquel por
edictos una vez por mes durante seis meses. También debe designar a un curador a sus bienes, si no hay mandatario
con poderes suficientes o si por cualquier cosa aquel no desempeña correctamente su mandato.”
El juez debe nombrar defensor al ausente o dar intervención al defensor oficial. Aquí la designación es previa a la
citación por edictos, mientras que en la ausencia simple la designación era solo después de la citación y si la persona no
se presentaba. Además del defensor del ausente, el juez puede nombrar un curador a los bienes (ad-bona) del ausente,
cuyas funciones se limitan a la conservación y administración de los bienes. No hay inconvenientes si subsiste el
defensor designado en el juicio de simple ausencia.
Sentencia.
Art 89: “Pasados los seis meses, recibida la prueba y oído el defensor, el juez debe declarar el fallecimiento
presunto si están acreditados los extremos legales, fijar el día presuntivo del fallecimiento y disponer la inscripción
de la sentencia.”
Esto quiere decir que una vez que son presentadas las pruebas concernientes al caso en cuestión, publicados los
edictos en el Boletín Oficial sin que se haya presentado el ausente y oído el defensor, el juez dictará sentencia
declarando el fallecimiento presunto del ausente. Esta sentencia debe inscribirse en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas.
Inventario- bienes.
Dada las peculiaridades que presenta la situación de muerte presunta, debe preverse la reaparición del ausente o la
modificación de la fecha del fallecimiento; por ello la entrega de los bienes a los herederos debe rodearse de ciertas
garantías. Estas garantías son el inventario y las limitaciones o los poderes de disposición de los herederos, que se
imponen durante el denominado periodo de prenotacion que antecede al periodo de dominio pleno. Debe realizarse un
inventario con las formas previstas para el juicio sucesorio, las que no pueden relevarse por acuerdo de los herederos,
ya que en este caso ese acto tiende proteger el ausente. Si entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene
noticias de su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de los bienes
a petición del interesado.
Prenotación.
La prenotacion es un trámite sucesorio cuando se trata de una presunción de fallecimiento declarada, mediante la
cual, se impone a los herederos recibir el dominio de los bienes que integran el acervo hereditario, con la condición de
no agredirlos ya que constituyen un patrimonio distinto que no debe confundirse con el resto de los bienes del
heredero. Dicho dominio posee un carácter de dominio revocable y tales bienes solo pueden gravarse o enajenarse con
autorización judicial. La misma será dada en casos indispensables y tratando de evitar fallas a los intereses del ausente.
El periodo de prenotacion dura hasta que se hayan cumplido cinco años contados a partir del día presuntivo de la
muerte, u ochenta años, desde el nacimiento del presuntamente fallecido. Mientras la prenotacion subsista, se impide la
realización de actos de disposición sobre los bienes inscriptos en los registros de bienes.
Dice el art 91 (ult párr.): “Si entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene noticia de su existencia,
queda sin efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de aquellos a petición del
interesado.”
La presentación del ausente durante este periodo hace que quede sin efecto la transmisión del dominio hecha a favor
de los herederos, por lo que deben restituir los bienes al reaparecido. Y si fueron judicialmente autorizados a disponer
de algunos de ellos, se reintegrara su valor o lo ingresado a su patrimonio en su reemplazo y si nada queda del bien,
subsistirá una deuda de valor con relación al reaparecido ya que él es el titular dominial.
b) Sociedad conyugal: según el art. 476: la comunidad se extingue por muerte de uno de los conyugues. En
el supuesto de presunción de fallecimiento, los efectos de la extinción se retrotraen al día presuntivo del
fallecimiento.
c) Bienes: en el momento en que concluye la prenotacion, puede disponerse libremente de los bienes. Si el
ausente reaparece puede reclamar: la entrega de los bienes que existen en el estado en que están, los adquiridos
con el valor de los que faltan, el precio adeudado de los bienes enajenados y los frutos no consumidos.
DIFERENCIAS
Art. 98: “Si el cadáver de una persona no es hallado o no puede ser identificado, el juez puede tener por
comprobada la muerte y disponer la pertinente inscripción en el registro, si la desaparición se produjo en
circunstancias tales que la muerte debe ser tenida como cierta.”
Art. 95: “Conmoriencia. Se presume que mueren al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre
común o en cualquier otra circunstancia, si no puede determinarse lo contrario.”
Muerte natural: implica el cumplimiento inevitable del ciclo vital de toda persona humana, sea por enfermedad,
por muerte violenta, o por el simple agotamiento de sus funciones vitales en relación con su edad biológica.
Comprobación:
El art. 94 dice: “La comprobación de la muerte queda sujeta a los estándares médicos acentuados, aplicándose
la legislación especial en el caso de ablación de órganos de cadáver.”
Siendo la muerte un hecho biológico, su efectiva comprobación corresponde a la ciencia médica. El Código se
remite a los “estándares médicos aceptados”, así será la medicina y sus procedimientos de verificación que servirán
para acreditar que la persona ha fallecido. La actual Ley de Trasplantes prescribe las bases para el diagnóstico de la
muerte. El art 23 de la ley 24. 193 establece que: “ el fallecimiento de una persona se considerará tal cuando se
verifiquen de modo acumulativo los siguientes signos, que deberán persistir ininterrumpidamente seis horas después de
su constatación conjunta:
a) Ausencia irreversible de respuesta cerebral, con perdida absoluta de conciencia
b) Ausencia de respiración espontanea
c) Ausencia de reflejos cefálicos y constatación de pupilas fijas no reactivas
d) Inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o instrumentales adecuados a las diversas
situaciones clínicas, cuya nómina sera periódicamente actualizada por el Ministerio de Salud y Acción Social.
Y aclara que la verificación de los signos referidos en el inc. d) no sera necesaria en caso de paro cardiaco
respiratorio total e irreversible.
Luego el art 24 de dicha ley, exige que la certificación del fallecimiento sea suscripta por dos médicos, entre los que
figurará por lo menos un neurólogo y que ninguno de ellos integre el equipo que luego realice las ablaciones o
implantes de los órganos del fallecido. En cuanto a la hora del fallecimiento, se establece que sera aquella que por
primera vez se constataron los signos previstos en el art 23.
La muerte civil.
La muerte era una institución por la cual la persona físicamente tenia existencia, pero el derecho la consideraba
muerta, porque perdía sus derechos civiles y políticos y se producían los efectos de la muerte. Esta institución rigió en
la antigüedad y fue suprimida por todos los códigos modernos. Eran considerados civilmente muertos los religiosos
profesos y los condenados por delitos graves. Declarada la muerte civil, la persona perdía los derechos civiles y
políticos, se abría su sucesión; si la persona era casada se disolvía el vínculo matrimonial. El código civil derogado
disponía que la muerte civil no tenía lugar en ningún caso, ni por pena, ni por profesión en las comunidades religiosas.
El CCYC asume la no existencia en la actualidad de ese injusto instituto y por ende no la menciona ni siquiera para
negarlo.