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¿Cuánto es suficiente?
En climas templados fríos, el óptimo económico para el aislamiento térmico de paredes
exteriores y techos se encuentra actualmente en aproximadamente 24 cm., asumiendo una
conductividad térmica típica de 0.036 W/(mK). El uso de espesores de aislamiento de 32 cm.
es igualmente rentable, lo que resulta un gran ahorro de energía y proporciona una
independencia aún mayor de la volatilidad del precio de la energía. Los altos niveles de
aislamiento térmico pueden verse como una forma extremadamente asequible de
protección contra los aumentos de precios de la energía. Por supuesto, la aplicación del
aislamiento térmico en las paredes externas aumentará su espesor. Si las ventanas se
reemplazan en el mismo momento, deben asentarse en la capa aislante sobre al antiguo
perfil, ya que esto reducirá en gran medida los puentes térmicos y, por lo tanto, las pérdidas
de energía. Este tipo de instalación tiene también el beneficio añadido de que la
profundidad del perfil de la ventana exterior permanecerá más o menos igual que antes de
la reforma. Cuando se aplica aislamiento térmico adicional a una fachada existente, las
opciones de diseño son amplias. Para las fachadas ornamentadas del siglo XIX o el
enladrillado clásico, puede ser mejor aplicar aislamiento térmico en la parte interior.
Antes de una reforma profunda: Las temperaturas frías en la superfície pueden provocar
daños relacionados con la humedad. Las paredes de los edificios más antiguos suelen estar
mal aisladas. Las temperaturas en las superficies interiores bajan en condiciones frías y los
niveles de humedad aumentan, tan frecuentemente que produce aparición de moho. Un
buen aislamiento térmico exterior puede evitar que esto suceda.