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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
INISTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA DE CABIMAS
ESTADO ZULIA

EL
IMPERIALISMO

REALIZADO POR:

Osmar Mavares
29.877.959

ELECTRÓNICA
Socio-crítica
FASE SUPERIOR DEL IMPERIALISMO.
El escrito “El imperialismo, fase superior del imperialismo” es un libro que hace
referencia a la explotación de los trabajadores y la pobreza del pueblo, con el fin de
incentivar al público a revelarse contra el sistema y formar una revolución.

Resumiendo, en sus investigaciones nos describe como el enorme crecimiento de


las industrias y la notable concentración de la producción en las empresas era cada
vez de mayor tamaño, apoderándose de la libre competencia que implicaba una de
las principales características del capitalismo y convirtiéndose poco a poco en un
monopolio que daría lugar al imperialismo en sí, pues, este surge del desarrollo y
continuación directa del capitalismo, aunque no inmediatamente sino al alcanzar
un grado mayormente alto, transformando así al capitalismo a un sistema
económico y social más elevado. Por esta razón, Vladimir Illich Lenin (autor del
libro del cual se está haciendo énfasis), definía al imperialismo como la fase
monopolista del capitalismo. Tal definición incluye lo más importante, pues, por un
lado, el capital financiero era el capital bancario de unos pocos grandes bancos
monopolistas fundido con el capital de las asociaciones industriales monopolistas;
y, por el otro, el reparto del mundo que alternaba a una política colonial
extendiéndose sin obstáculos a territorios que ninguna potencia capitalista se
había apropiado todavía. Esto nos lleva a entender como brotaron las
contradicciones, fricciones y conflictos que quería dar a comprender Vladimir Illich
Lenin. Entonces, para poder entenderse mejor la idea que da a comprender el
autor de ese libro sobre el imperialismo de una forma lo más fundamentada
posible, es que representa sin duda una fase particular del desarrollo del
capitalismo.

Aun así, nos estamos refiriendo a estos conceptos en un ámbito puramente


económico. Por ello, hay que tener en cuenta el lugar histórico de esta fase del
capitalismo con respecto al capitalismo en general o la relación entre el
imperialismo y las dos corrientes fundamentales del movimiento obrero. Por
supuesto, no hace falta decir que todos los límites, tanto en la naturaleza como en
la sociedad, son convencionales y cambiables, por lo que sería absurdo decir que,
por ejemplo, sobre el año o la década concreta el imperialismo quedó
“definitivamente” establecido.
HISTORIA DEL CAPITALISMO EN EL SIGLO XX.

El capitalismo ingresó al siglo XX como el sistema dominante. Los imperios


coloniales, la expansión del comercio, la pujanza de Estados Unidos lo demostraba
así. Al pasar la primera década, estallaba la Primera Guerra Mundial, que frenaba la
expansión del comercio; ganaba fuerza el proteccionismo económico y el
comunismo conquistaba Rusia. En 1929, se derrumbaba la bolsa de Nueva York, la
crisis económica arrastraba a todo el mundo y no faltaba quien pensara que el
capitalismo agonizaba. Era la época del nazismo y el fascismo, que se unieron a un
comunismo en expansión. En ese contexto, estallaba la Segunda Guerra Mundial y
de sus cenizas surgían la Guerra Fría y el bloque soviético. Venía luego la
descolonización y muchos en el mundo en desarrollo cuestionaban la viabilidad de
los principios capitalistas. Pero el capitalismo supo sobrevivir.

De ahí surgieron hombres como John Maynard Keynes que buscaron dar un toque
más humano a la economía de mercado, con la acción estatal. Asimismo, nació un
nuevo sistema económico mundial apoyado en el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial. La doctrina capitalista se acomodaba a las nuevas realidades y se
mostraba desafiante ante su gran rival: el comunismo. Para la década de 1970, los
postulados keynesianos comenzaban a fallar y el capitalismo afrontaba una nueva
crisis. Aparecían simultáneamente la inflación y la caída de la actividad económica.
Pero el sistema volvió a responder: el monetarismo de Milton Friedman ganaba
fuerza, mientras que las innovaciones tecnológicas daban nueva vida al capitalismo
y su principal rival, el comunismo, caía al empezar la década de 1990. Los países en
desarrollo y desarrollados iniciaban la era de las reformas estructurales, el
comercio mundial adquiría nuevos bríos y la globalización entraba en escena. El
capitalismo sobrevivió al Siglo XX y el XXI se dispone a nacer bajo sus dictados,
aunque sin problemas y cuestionamientos.

DIVISIÓN SOCIAL DE TRABAJO EN EL CONTEXTO MUNDIAL.

La división social de trabajo es la separación de distintos tipos de labores en la


sociedad, de modo que los productores se concentran en determinadas ramas y
clases de producción. Esta división social se refleja en la división de la economía
nacional en sectores diversos como la industria, la construcción, la agricultura, el
transporte, etc.
La división social del trabajo, así como la división del mismo en una empresa,
implica una especialización profesional de los trabajadores de la producción. El
grado de desarrollo de la división caracteriza el nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas.

La primera gran división social del trabajo (separación de las tribus dedicadas a la
ganadería). Contribuyó a elevar sensiblemente la productividad del trabajo y creó
las premisas materiales para el nacimiento de la propiedad privada, de la sociedad
de clases; la segunda gran división social del trabajo (los oficios se separaron de la
agricultura). Contribuyó a la ulterior elevación de la productividad del trabajo y,
junto a la primera gran división social del trabajo, hizo que se ampliara la
producción de artículos destinados especialmente al cambio y que creciera la
producción mercantil; y la tercera gran división ayudó a desarrollar la economía y la
ampliación del mercado que condicionaron el surgimiento de esta.

Bajo el capitalismo, la división social del trabajo se desarrolla espontáneamente. El


desigual avance de las distintas esferas y ramas de la producción, la anarquía de la
producción social y la enconada lucha competitiva provocan una constante
desproporción y un despilfarro incesante del trabajo social. En la economía
capitalista la producción se especializa con miras a obtener ganancias. El proceso
de desarrollo de la división social del trabajo acentúa el carácter social de la
producción capitalista, creando las premisas materiales del socialismo. La división
social del trabajo llega a rebasar los límites de la economía nacional, el comercio
internacional se desarrolla sobre la base de la gran producción maquinizada y estas
circunstancias hacen que surja la división capitalista internacional del trabajo.

ENAJENACIÓN CULTURAL Y DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE LOS


PUEBLOS.
El proceso de enajenación social, consustancial al sistema capitalista, fue explicado
por Carlos Marx a partir de sus estudios de la filosofía y la economía política en el
siglo XIX, en ellos demostró su fundamento económico a pesar de sus variadas y
cambiantes formas de manifestación social. Desde la época en que escribió sus
polémicos Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844, Marx analizaba con un
enfoque histórico y humanista las circunstancias sociales, inherentes al capitalismo,
que condicionan el trabajo enajenado y sus repercusiones objetivas y subjetivas
para los propios sujetos: El medio con el que se realiza la enajenación es de por si
un medio práctico. Así, mediante el trabajo enajenado el hombre no genera solo su
relación con el objeto y el acto de la producción como con fuerzas ajenas y hostiles,
genera igualmente la relación que otras gentes guardan con la producción de este y
con su producto, al igual que la relación que guarda este hombre con estas otras
gentes.

Esta cosificación de las verdaderas relaciones humanas impide la aprehensión


cultural humana. Fuerzas extrañas al hombre lo dominan y esclavizan. La mediación
de la mercancía, convertida en fetiche, hace del hombre una cosa más entre las
cosas. Estas tesis, son de extraordinaria actualidad en estos tiempos de
globalización neoliberal, los conceptos enajenación, praxis y cultura, devienen una
totalidad compleja e imprescindible para explicar la realidad actual y cambiarla
humanamente. Una realidad donde la aprehensión cultural del hombre resulta
quimérica, en la medida que la enajenación impuesta separa al hombre de su obra
y lo convierte en objeto, anulando su capacidad como sujeto de identidad,
reduciéndolo a un simple consumidor.

Con el surgimiento de la cultura de masas, gracias a la expansión de los medios de


comunicación, ha resultado centro de la cultura popular y a la vez un producto
elaborado, a partir de algún suceso real o inventado, que al ser difundido
reiteradamente, es asumido por el público como verdadero y así queda remplazada
la realidad objetiva en la formación de opiniones a nivel de psicología social o en la
orientación de las creencias de las personas influyendo en la confrontación
ideológica entre grupos sociales. Los medios de comunicación movidos por
intereses egoístas divulgan la violencia, la frivolidad, lo banal y la inhumanidad que
impersonaliza y lo convierte todo en objeto y cosas para vender. Nadie desconoce
el estado actual de la realidad social del mundo, los grandes problemas de la
desigualdad social, la distribución del ingreso, la estructura salarial, las políticas
laborales, inseguridad social, y la imposibilidad de realización humana en un
mundo donde la enajenación merodea como águila rapaz y hace inaccesible toda
aprehensión cultural.

Se requiere, además, de una reforma en el pensamiento que transforme las


estrategias educativas para formar un hombre con ciencia y con conciencia, capaz
de vincular en unidad indisoluble los mundos del trabajo, de la escuela y de la vida,
es decir, educar para la resistencia, con espíritu de raíz icónica y espíritu universal.
Debe destacarse el énfasis que se pone en el carácter objetivo de la enajenación y
su condicionamiento económico común con la división en clases sociales opuestas.
Los productos alcanzan una autonomía de sus creadores y se les aparecen como
poder ajeno, determinado a su vez por un hecho económico. Así, el concepto
enajenación se va concretando, ya integrado al desarrollo del aparato conceptual
de la concepción materialista de la historia, en calidad de expresión. Estas fuerzas
extrañas lo dominan y lo enajenan de sus productos resultados; en fin de la cultura,
pues, La cultura es el alma del hombre, los pueblos y las naciones. Ella en sí misma
constituye su ser esencial. Por eso cuando la globalización neoliberal logra una
alienación identificativa, entonces, la aprehensión cultural resulta quimérica y
abstracta.

ENAJENACIÓN DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA.


El tema de las interrelaciones entre ciencia, tecnología y desarrollo social es quizá
el más importante y complejo que pueda plantearse ante los estudios CTS desde la
perspectiva de los países subdesarrollados.

El nuevo paradigma tecnológico conectado al proceso de globalización que tiene


lugar en el mundo plantea retos extraordinarios a los países del Sur. La brecha
entre desarrollados y subdesarrollados tiende a profundizarse y deviene
irreversible. Sin duda el poderío científico y tecnológico está jugando un activo
papel en esos procesos de polarización de la riqueza y el poder.

La ciencia y la tecnología juntas producen conocimientos y avances tecnológicos


que suelen ser enajenados. El producto del trabajo se objetiva de la persona, lo que
produce que el trabajo lleve parte de él mismo, es una proyección de lo que se ha
producido. Pero como lo que se produce muchas veces se convierte auto
enajenación, la consume uno mismo en forma íntegra, el hombre se apropia
nuevamente de lo que ha producido y en lo cual se había enajenado. Es decir, se
enajena a sí mismo. Sin embargo, con la división o aparición social de trabajo se da
al mismo, la repartición desigual de lo producido. Una parte de la humanidad se
convierte así en beneficiarios que, por cierto, también trabajan, pero ante todo,
disfrutan; la otra parte, son los oprimidos, dando como resultado que el trabajador
se vuelva más pobre a medida que su producción crece en poder y en cantidad.
SUPREMACÍA DEL CAPITAL FINANCIERO y CONSECUENCIAS A
NIVEL MUNDIAL.
El capital financiero originalmente se planteó para que las instituciones bancarias
fomentaran e impulsaran la economía, mediante el crédito, el ahorro, entre otros.
Sin embargo los siglos XIX, XX ese concepto cambió, mediante la monopolización
del crédito y obligó a los industriales a fortalecer las relaciones con los grandes
bancos, de esta manera ellos obtenían acciones y puestos entre las juntas
directivas, pero un enemigo de cuidado surgió y se desarrolló en el seno mismo del
capitalismo estadunidense. El capital financiero terminó por transformar la relación
entre inversiones y rentabilidad en la economía real de la potencia. El desarrollo y
expansión del sistema financiero condujo incluso a la aparición de la casta de los
“administradores de dinero”, lo que favoreció a la ola de fusiones y adquisiciones
que caracteriza el mercado de valores estadunidense.

Las fusiones de empresas y cualquier tipo de reorganización son bien vistas por los
administradores de dinero porque presionan al alza el valor de los activos
financieros. Esta es una de las razones por las que han proliferado en Estados
Unidos la cesión de acciones, los acuerdos de licencias cruzadas y el fuerte
apalancamiento en las operaciones de fusión de empresas. De esta manera el
capital financiero se halla concentrado en manos de la oligarquía financiera,
pequeña cúspide de la burguesía que domina todos los sectores de la economía.
Vladimir Illich Lenin reveló el mecanismo mediante el cual la oligarquía financiera
sea propia de la mayor parte de la riqueza social y se adueña del poder político en
su país, mientras que las demás clases y sectores de la sociedad son sus tributarios,
por ello ejerce una enorme influencia sobre la política económica gubernamental
mediante una representación directa en los órganos de control de la política
monetaria estadounidense: el presidente y consejo ejecutivo de la Reserva.

Debido a esto, surgieron diversas consecuencias como un crecimiento acelerado y


desordenado de la economía sin una coordinación de políticas efectiva, además de
un “recalentamiento” en la fondos producido a causa de una afluencia masiva de
capital, provocando una expansión de la demanda agregada tan excesiva que
generó desequilibrios macroeconómicos.
Estas crisis recurrentes han sido consecuencia directa de la naturaleza de las
operaciones bancarias y las burbujas provocadas por el capitalismo financiero
internacional. Por sus características y recurrencia, a este proceso se le ha
denominado crisis sistémica del capitalismo financiero. De hecho, después del
debacle financiero formado por el sistema político se provocaron la burbuja
inmobiliaria y los “bonos tóxicos” en Estados Unidos y Europa, en donde fue
necesario el auxilio financiero a gran escala. Durante este proceso se estatizaron
numerosos bancos y otras sociedades financieras quebradas para reflotarlos.

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