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En uno de esos libros, debe haber sido allá por lo que enton-
ces se conocía como cuarto o quinto grado, en uno de esos
libros había un soneto de la señora Vicenta Castro Cambón.
Una mujer muy meritoria, y diría que admirable. Maestra,
escritora, era ciega y trabajaba sin descanso en la docencia y
además escribía poemas. El soneto decía, y juro que es cier-
to, jamás podría olvidarlo: "Ten cuidado no manches tu ves-
tido / con el jugo que vierte ese durazno", etc. Es decir, era
como leer los consejos de la tía Ermelinda, diciéndole a una
que no tenía que andar machoneando por ahí porque se le
arrugaba el vestidito. Y todo esto sin desmedro para la seño-
ra Castro Cambón ni para la tía Ermelinda.
¿Adónde voy con todo esto? Ante todo a decir que yo no soy
una experta en literatura para chicos. Tampoco soy maestra
ni licenciada en ciencias de la educación. En realidad no soy
nada importante, pero eso sí, yo también cuento cuentos. Y
como estoy a medias fuera del problema, si es que problema
hay, veo de una manera especial, ni mejor ni peor, y casi
diría que neutra, este asunto de las lecturas para chicos.
Es ahí adonde apunto. Yo creo que los chicos tienen que leer
de todo. No solamente la abejita hacendosa cuando son muy
muy chiquitos, los monstruos y los vampiros de los castillos
encantados entre los cuatro y los diez años y de ahí en ade-
lante los best sellers tramposos que para gloria de los edito-
res, los distribuidores y los libreros, salen de los estantes
como pan caliente para ir a las manos de chicos que tendr-
ían desde muy chiquitos que haber tenido contacto con algo
de un nivel estético más sólido, más apreciable, más ejem-
plar.
Y aquí viene otro detalle. Los chicos que no leen, ésos a los
que hay que sacar del placer de patear una pelota para lle-
varlos a la obligación de leer durante media hora, esos chi-
cos tienen, en general, papás y mamás que no leen. Me jue-
go cualquier cosa apostando a que mi vecina de veraneo no
lee ni la revista Gente, esa de la cual muchas señoras, pudo-
rosas, dicen: "Ah, yo la leo solamente en la peluquería, ¿vis-
te?"
De eso se trata.