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¿Qué ética para la ecología?


P or razones obvias, la cuestión
de la ética ecológica o medio-
últimos doscientos años, desde la
revolución industrial hasta la so-
giosas, se elaboran pautas éticas
diferentes en relación a la natura-
ambiental está adquiriendo unas ciedad global, ha fallado. Es, sen- leza. La sensibilidad y el respeto
dimensiones extraordinarias en cillamente, un modelo que con- hacia todos los seres vivos no es
este primer lustro del siglo XX. duce al naufragio colectivo. La idéntica en los diferentes credos
Un mínimo ejercicio de búsqueda comprensión de la naturaleza religiosos, como tampoco lo es el
bibliográfica por las revistas más como una gran reserva industrial lugar que ocupa la persona huma-
significativas del campo de la ética que el ser humano puede adminis- na en el conjunto de la naturaleza
nos mostraría como todas ellas trar, organizar, gestionar según física. Por lo tanto, no sería lógico
han dedicado, por lo menos, un sus intereses de especie, por decir- extraer la consecuencia que las
monográfico a la ética medioam- lo con la acertada expresión de éticas religiosas son, per se, o bien
biental y a la relación entre la es- Peter Singer, es un modelo que, antropocéntricas o bien teocén-
pecie humana y el resto de la natu- por razones evidentes, ha desem- tricas o biocéntricas, porque cada
raleza. Esta ética aplicada forma bocado en el colapso. El estilo de una tiene su identidad, su historia
parte, en sentido estricto, de la vida occidental no puede exten- y abre diferentes campos herme-
bioética, o de lo que algunos lla- derse al conjunto de los ciudada- néuticos. A grandes rasgos, se pue-
man «bioética global», porque, en nos del planeta, porque se basa en de afirmar que la sensibilidad ha-
el fondo, explora la relación entre un sistema de producción y de cia el conjunto de seres vivos está
la vida humana y las otras formas consumo que no es sostenible. Si- más extendida en las tradiciones
de vida del planeta y examina los guiendo a Immanuel Kant, se po- simbólicas ligadas a extremo
modelos de relación y los valores dría decir aquello de que si una oriente, que no a las religiones del
latentes en estos modelos de rela- norma moral no se puede genera- tronco bíblico, pero con todo hay
ción. lizar, es decir, si no es válida para excepciones como San Francisco
La consciencia de la crisis es tan toda la humanidad, sencillamen- de Asís, entre otros.
evidente que, incluso en el plano te, no es buena. Someramente, se pueden distin-
social y político, el tema se ha La cuestión, en el plano estricta- guir dos grandes líneas de pensa-
convertido en querella pública y, mente del discurso ético, está ge- miento que van desde el antropo-
en mayor o menor medida, las nerando un auténtico río biblio- centrismo (el hombre es el centro
diferentes opciones políticas del gráfico y los grandes pensadores del cosmos) hasta el biocentrismo
arco parlamentario tratan de ofre- de la filosofía práctica y los (la vida es lo que hay que salvar).
cer propuestas a fin de buscar una moralistas están haciendo pro- Desde una perspectiva antropo-
relación más sostenible con la na- puestas, más o menos operativas, céntrica, el ser humano es el cen-
turaleza que no signifique una para poder resolver la cuestión tro del cosmos, ocupa un lugar
pérdida de calidad, ni de progre- que tanto preocupa al ciudadano. fundamental y el resto están a su
so, ni de competitividad. Los me- No es fácil orientarse en este espe- servicio. En este sentido, el
dios de comunicación, todo hay so bosque de reflexiones, porque antropocentrismo legitima el uso
que decirlo, han contribuido a ello más allá de las propuestas ligadas de la naturaleza por parte del hom-
de una manera evidente, a veces a las éticas religiosas, como la ética bre. Pero el antropocentrismo, no
con un tono excesivamente alar- cristiana o la ética budista, por es unívoco, sino análogo y se pue-
mista, pero en otras ocasiones, con poner sólo dos ejemplos, hay otras den distinguir dentro de esta for-
argumentos científicos muy ra- muchas propuestas singulares, lai- ma de pensar, diferentes formas
zonados. cas, que de ninguna manera, tie- de antropocentrismo que van des-
En cualquier caso, la relación nen cabida dentro de un sistema de el más moderado hasta el an-
hombre-naturaleza preocupa, y de pensamiento o cosmovisión. tropocentrismo excluyente que no
preocupa porque el modelo que Además, hay que subrayar que atribuye valor moral a los anima-
ha presidido este vínculo en los también desde las tradiciones reli- les, ni a las plantas. Dentro del

Abril-Junio 2007
6 Institut Borja de Bioètica
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más moderado, hay pensadores que Como es evidente, las tesis prác- neocapitalismo. Sino es capaz de
atribuyen valor moral a los anima- ticas que se derivan del antropo- encontrar sitios comunes en él,
les capaces de sufrir (el patocen- centrismo son muy distintas de sintonizar con algunas de sus tesis
trismo) y a otros, no tan solo valor las del biocentrismo, pero no se y hacerse hueco, caerá en saco roto,
moral, sino también derechos, tal pueden negar, de entrada, ningu- como un discurso de buenas in-
como expondremos luego. na de las dos. Los antropocéntri- tenciones para románticos y soña-
El biocentrismo es la dialéctica cos deben reconocer los excesos dores.
opuesta al antropocentrismo. Si que la especie humana ha causado Hay que recordar que también
siguiésemos un esquema hege- y los males que se han derivado de los denominados sistemas sociales
liano, podríamos decir que es la estos excesos, pero los biocéntri- y políticos de inspiración marxis-
negación del antropocentrismo, cos deben enfrentarse al esquema ta no tuvieron ningún cuidado con
pero que no representa la síntesis darwinista y entender que la na- el medio ambiente y prueba de
final, sino la negación de la nega- turaleza es una lucha de todos ello son los desastres ecológicos
ción, el segundo momento de la contra todos y que si la hipótesis que se generaron en los países que
dialéctica hegeliana. Desde el de la evolución es solvente, se vivieron marcados por esta tradi-
biocentrismo, la vida es lo más hace difícil combinar la fraterni- ción. Nadie, entonces, esta libre
relevante y lo que hay que preser- dad universal de signo francisca- de culpa. Es necesario, en cual-
var contra todo, especialmente la no, religiosa o laica, con la consta- quier caso, superar el discurso
vida de los grupos más vulnera- tación de la lucha radical por la maximalista y neorromántico que
bles, más expuestos a desaparecer supervivencia. propone el retorno al paraíso ori-
del mundo. En el biocentrismo En cualquier caso, en este esti- ginal. No hay retorno posible, pero
radical no se distinguen jerarquías, mulante debate intelectual, no si que se pueden corregir, aunque
ni niveles de vida. Toda vida es pueden pasar desapercibidos los sea, los hybris del capitalismo sal-
igualmente respetable. Pero hay intereses del capitalismo global, vaje, aunque sea a partir de las
biocentrismos moderados que, sin ni la derrota de los sistemas socia- consecuencias que el ciudadano
negar el valor de toda vida, atribu- les de inspiración marxista. La detecta en su vida cotidiana.
yen más valor a la vida humana ética ecológica o medioambiental
por estar dotada de inteligencia, debe asumir el hecho que la lógica
FRANCESC TORRALBA
DOCTOR EN FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA
de memoria, de voluntad y por económica que mueve el mundo CATEDRÁTICO DE LA URL
tener la capacidad de amar. en estos inicios de siglo es el COLABORADOR DEL IBB

Derechos humanos y medio ambiente


L
a Constitución Española pre- nales o administrativas, para quie- Así las cosas, es necesario definir
vé en su artículo 45 el derecho nes infrinjan, en base a una nor- qué son los derechos humanos y el
fundamental que todos poseemos mativa legal, estos derechos que derecho al medio ambiente. Por
«a disfrutar de un medio ambien- nos cobijan a todos. No satisfe- derechos humanos se entenderán
te adecuado para el desarrollo de cha aún la protección del derecho todos aquellos bienes inherentes,
la persona, así como el deber de al medio ambiente, aparece como inderogables e inalienables de la
conservarlo…»(1) . Como se pue- imposición legal la obligación de persona humana, que se manifies-
de observar, se habla de derechos, reparar el daño causado. En Es- tan como facultades que tienen su
y al mismo tiempo, al ser un bien paña el órgano estatal encargado cimiento en la intrínseca dignidad
que disfrutamos todos, se con- de velar que se cumplan las políti- humana y cuyo ejercicio reviste
vierte en un deber, un deber de cas medioambientales y que se un carácter histórico-social. Estos
obligado cumplimiento, como se ajusten las directivas gubernamen- bienes no son una creación del
verá más adelante. La misma Car- tales a estos objectivos es el Mi- estado, sino que han de ser reco-
ta Magna establece sanciones pe- nisterio de Medio Ambiente. nocidos o positivados por el orde-

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