Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen. En el texto se aborda una aproximación al proceso Ibarra, Jacobo Gálvez y David Bravo, gracias a la existencia
de construcción social del imaginario urbano de Guadalajara del Instituto de Ciencias de Jalisco y la Sociedad de Inge-
durante el siglo XIX, éste se caracteriza por el privilegio de nieros de Jalisco.
obras arquitectónicas neoclásicas que conformaron un valor La lectura del imaginario se vale del recurso de las repre-
paisajístico institucionalizado que se apoyó en la reiteración sentaciones gráicas y literarias: para tal efecto se utilizaron
de representaciones de ediicios como el Hospicio Cabañas principalmente la hoja “Guadalajara” publicada en 1887 en
y el Teatro Degollado. la revista La Ilustración Española y Americana y los relatos del
El análisis contempla la articulación entre las dimensio- viajero Eduardo Gibbon plasmados en su libro Guadalajara
nes material y simbólica. Se da seguimiento a una cadena (La Florencia Mexicana), editado en 1893.
de conocimiento de raíz novohispana que cultivó ideas
ilustradas que arrancaron con la llegada del arquitecto José Palabras clave: Guadalajara, imaginario urbano, arquitec-
Gutiérrez a Guadalajara y posteriormente se concatenó tura neoclásica, representaciones de paisaje.
con la inteligencia local personiicada por Manuel Gómez
* Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara, Av. de los Maestros y Mariano Bárcena,
44280, Guadalajara, Jalisco, México. E-mail: luisfelipecabrales@yahoo.com.mx
La ciudad imaginada: el paisaje neoclásico en Guadalajara y sus productores
Cuadro 1. Continuación
Fuente: elaboración propia con información de Aguilar (2010), Báez, (1972), Chávez (1956), De la Torre (2010), Gibbon (1967 [1893]),
Iguiniz (1950, 1951), López Portillo (1971), Montes de Oca y Páez (1964), Olveda (1982), Peregrina (2006), Reyes (1989 [1882]),
Romo de Vivar (1964 [1888]), Ruiz (2011), Santoscoy (1986 [1896]), Sotos (1982).
el Jardín Prisciliano Sánchez … el más atendido de En lo que toca a la Casa de Misericordia, Felipe
la ciudad” (Villa, 1980 [1888]:20-21). Gutiérrez, pintor egresado de la Academia de San
El sitio emulaba a algún rincón urbano europeo Carlos, opinó en 1882 que
renacentista caracterizado por principios estéticos
de cimiente greco-romana. Viajeros y cronistas lo- la vista de la fachada del Hospicio y la hermosa
cales exaltaron sus valores, por ejemplo el abogado cúpula que la corona, produce un efecto óptico de
Ventura Reyes y Zavala (1989 [1882]:27) comentó lo más seductor; visto en todo lo largo de la calle
que el pórtico del templo anexo “no haría un papel de ese nombre parece un monumento romano
desairado ni en la misma Roma”, mientras que (citado en Iguiniz, 1951:37).
Gibbon (1967 [1893]:17) hizo referencia a “su
grandioso pórtico de tres arcos dóricos, evocando La ciudad fue objeto de excesivos halagos por
el recuerdo de la clásica Grecia”. parte del periodista mexicano de origen inglés
Mediante sus fachadas “armonizadas”, como Eduardo Gibbon quien publicó en 1893 un tes-
escribió Villa Gordoa, el lugar remite a una arqui- timonio titulado Guadalajara (La Florencia Mexi-
tectura academicista introducida en la ciudad a cana). Admiró especialmente el talento de Manuel
partir de la construcción de la Casa de Misericordia Gómez Ibarra, quien entre 1835 y 1845 tuvo a
en 1805, ello gracias a dos artistas: el valenciano su cargo la conclusión del Hospicio Cabañas y el
Manuel Tolsá y el malagueño José Gutiérrez, el Sagrario Metropolitano, obras iniciadas por José
primero habría realizado el proyecto mientras que Gutiérrez entre 1805 y 1808, respectivamente,
el segundo se encargaría de la ediicación y también luego interrumpidas por la guerra de Independen-
fue el responsable de sustituir la fachada barroca cia. En ambos casos se atribuye a Gómez Ibarra el
del Templo de Santo Tomás hasta convertirla en diseño y construcción de las cúpulas, lo cual ex-
tan elogiado ícono neoclásico. plicaría su similitud, aunque la última, víctima de
movimientos telúricos en 1847, 1875 y 1900 fue La construcción del imaginario se vale del recur-
reemplazada por la actual, construida entre 1900 y so de las representaciones y para el efecto que nos
1908 por el ingeniero jalisciense Antonio Arroniz. interesa advertimos que el vocablo representación
Además de atreverse a comparar a Guadalajara ostenta un carácter multidimensional. Abarca
con Florencia, Gibbon (1967 [1893]:34) no tuvo desde un documento material como puede ser
reparo en hacer lo propio entre Gómez Ibarra y una litografía o una fotografía, hasta llegar a un
Miguel Ángel “no con poca frecuencia encontra- esquema mental complejo proclive a incorporar
mos que el nombre de Gómez Ibarra, como el de la subjetividad. Castoriadis (2003b [1975]:266)
Miguel Ángel en Roma y Florencia, se encuentra considera que no hay pensamiento sin representa-
conectado con todas las obras monumentales de ción “pensar es siempre y necesariamente poner en
Guadalajara”. movimiento en ciertas direcciones y según ciertas
La airmación es un botón de muestra de la reglas de las representaciones: iguras, esquemas,
manera en que se construye un imaginario nutrido imágenes y palabras”.
de pocas piezas simbólicas y muchos eufemismos Por su parte, Arnheim (2011 [1969]:150) air-
propagados por la clase ilustrada. El hecho de que ma que “las imágenes son representaciones en la
Gibbon haya anotado en el prólogo de su libro la medida en que retratan cosas situadas a un nivel de
causa que impulsó su deseo por conocer la ciudad abstracción más abajo que ellas mismas”. La repre-
resulta revelador. Durante su juventud admiró sentación sería entonces un ejercicio de abstracción:
una litografía colocada en su casa paterna, la cual acertar en la elección de lo esencial del objeto
representaba “una vista de la bella Guadalajara” para representado y no obstante su carácter selectivo
luego hacer la siguiente relexión “¿quién me habría “la abstracción no equivale a incompletitud…tal
de decir, cuando era niño, que alguna vez escribiría enunciado puede ser completo a cualquier nivel
sobre esta bellísima Toscana, esta Florencia de la de abstracción” (Ibid.:151). Estaríamos ante una
patria mexicana?” (Ibid.:IV). práctica sintetizadora: la confección de una vista
La representación pictórica del paisaje urbano urbana o la redacción de un libro de viajes pueden
incubó un efecto multiplicador a través de la lite- entenderse como una representación del lugar en
ratura de viajes, representada por Guadalajara (La términos equiparables a los de un mapa que dentro
Florencia Mexicana), donde se percibe un discurso de sus propias reglas selecciona los componentes del
que gloriica las obras neoclásicas tapatías y a lugar que representa y al destacar algunos aspectos
Gómez Ibarra, arquitecto local que junto con su menosprecia a otros.
profesor José Gutiérrez inauguraron el principal Harley (2005:114) se refiere a una “teoría
tronco productor de dicho estilo en la capital de del silencio cartográico”, la supresión de ciertos
Jalisco durante el siglo XIX. elementos en un mapa “surgen de las políticas de-
Los monumentos neoclásicos centraban las liberadas de secreto y censura”, según dicho autor,
miradas y aunque evolucionaban a un ritmo pau- se trataría de una “agenda oculta” encaminada a
sado, sus representaciones se expandían exponen- aianzar el poder y en el caso que nos ocupa, las
cialmente hasta convertirse en lugares comunes: al representaciones del neoclásico apuntalarían el
socializarse habrían adquirido rango de imaginario, discurso liberal e ilustrado. Se trataría entonces de
categoría sin la cual “es imposible comprender lo imponer una hegemonía mediante una generaliza-
que fue, lo que es la historia humana”, según pa- ción que simpliica la realidad y la hace fácilmente
labras de Castoriadis (2003a [1975]:278). Dicho asimilable. La deconstrucción de la imagen puede
autor considera que el imaginario orienta procesos entonces ayudar a comprender la construcción del
sociales hacia alguna dirección dentro de un con- imaginario.
junto de estructuras simbólicas posibles. Así se En abierto diálogo con las ciencias sociales e
conigura un “factor uniicante” y además aclara incluso con la historia del arte, Claval (2011:294)
que las decisiones no responden plenamente a un expone el giro cultural emanado de las concepcio-
orden racional (Ibid.:278). nes postmodernas en geografía “hoy, el papel de las
actitudes, de las imágenes, de las representaciones tiempo que se aproximaba al neoclásico. Conforme
se tornó central en la disciplina”. El mismo autor avanzaba el siglo XIX se trataba de jubilar señas que
habla de la relevancia del imaginario en el sentido remitían al largo episodio virreinal: los abigarrados
de “ofrecer un conjunto de signiicados que hacen diseños cargados de formas curvas mutaron en lí-
comprender la vida en grupo y le dan un sentido” neas rectas, en trazos sobrios que transmitían men-
(Claval, 2012:31), de ahí que el análisis de las re- sajes de una nueva racionalidad, aún asumiendo la
presentaciones gana un lugar en las investigaciones diversidad de lenguajes neoclásicos.
geográicas. Tal fue el peso del imaginario neoclásico, que ya
En el estudio que nos ocupa, las fachadas de entrado el siglo XX, en 1930, Machorro comentó
ciertos ediicios han operado como símbolos que enfáticamente lo que consideramos una airmación
aspiran a sintetizar el todo de la misma manera a todas luces sesgada “Guadalajara no tiene arqui-
que la cara singulariza a una persona; por ello re- tectura colonial: pero tiene arquitectura clásica,
sulta pertinente citar la noción de paisaje como “el como no se encuentra en ninguna otra ciudad
rostro del territorio”, según una de las acepciones mexicana” (citado por Iguiniz, 1951:257). Vale
aportadas por Martínez de Pisón (2009:63), pero citar que, por ejemplo, la iglesia de San Sebastián
¿rostro según quién? La elaboración de un imagina- de Analco, joya colonial del siglo XVII, fue des-
rio se relaciona con cuestiones fundamentales para preciada por quienes elaboraron representaciones
una sociedad que se expresa en preguntas como gráicas o literarias de la ciudad, hasta donde se
¿quiénes somos como colectividad?, ¿dónde y en sabe, solamente llegó a ser incluida en los listados
que estamos?, ¿qué deseamos, que nos hace falta? de templos.
(Castoriadis, 2003a [1975]:254). La esencia del asunto estriba en la identiicación
Es entonces que un imaginario se vincula es- de los actores sociales e instituciones que constru-
trechamente con la identidad de un grupo y ello yen el discurso, los mensajes que emiten, los que
requiere un proceso de legitimación social, algo ocultan y nos parece importante no perder de vista
que no siempre ocurre pero que necesariamente el tema del juego de escalas en la creación de imagi-
se vale del mecanismo de reiteración de imágenes narios. La hipótesis sería que los interlocutores de
del paisaje. Una vez institucionalizadas trascienden los mensajes, desde editores hasta cronistas y por
en el tiempo y sirven como “alimentadoras de la supuesto los arquitectos con formación académica,
memoria colectiva en tanto que funcionan como formaban parte de una clase ilustrada y por tanto
referentes comunes o intermediarias entre los lu- pertenecieron a una minoría que fue capaz de
gares y la gente” (Cabrales, 2011:130). bordar un discurso que al legitimarse fue asimilado
La divulgación de los lugares puede partir por “los otros”, los no ilustrados, por el grueso de la
de una realidad objetiva o idealizada para luego sociedad e incluso por viajeros y lectores no locales
convertirse en un imaginario. Tal transformación que retroalimentaron el mensaje: el imaginario se
debe concebirse “como un proceso dinámico que hizo colectivo.
otorga sentido a la simple representación mental El proceso habría observado una interfase entre
y que guía la acción” (Hiernaux, 2007:20). Por lo las dimensiones arquitectónica y urbana: contado
tanto, el imaginario es un elemento creativo que número de piezas, preferentemente neoclásicas
no se limita a captar información estática de los nuclearon una narrativa generalizadora que al ser
sitios representados. El neoclásico tapatío habría extrapolada a la escala urbana generó una imagen de
cobrado vida en razón de que se convirtió en un marca e incluso un paisaje imaginario como ciudad
signiicado a pesar de que el signiicante, la palabra de arquitectura neoclásica, aunque resulta necesario
“neoclásico”, no fuera de uso corriente: estaríamos profundizar sobre los mecanismos semiológicos
ante una abstracción más visual que lingüística. sociales subyacentes.
Al igual que otras ciudades del país, Guadalajara
observó un desencuentro con su pasado barroco al
Figura 1. Guadalajara (E.E.U.U. Méjico), Mosaico urbano publicado en La Ilustración Española y Americana que privilegia
la exhibición de obras neoclásicas, Madrid, 1887, tamaño 40x28 cm, Colección particular, Luis Felipe Cabrales Barajas.
el interior y la imagen externa. La congregación partir de 1882 compartió el uso con el Tribunal de
jesuita había llegado a la ciudad en 1586 y al poco Justicia, lo que hace suponer que su revalorización
tiempo recibió por parte de Luis de los Ríos y funcional propició la “armonización” consistente en
Diego de los Ríos una donación de cuatro solares transformar una austera fachada virreinal de vanos
en la céntrica manzana (Palomera, 1997:34). Los simples hasta darle la apariencia neoclásica, obra
religiosos desplegaron una gran labor educativa y probablemente realizada a partir de 1871.
al ser expulsados del país en 1767, la construcción Reyes (1989 [1882]:14) publicó que David
conventual permaneció en el abandono hasta 1792 Bravo fue el autor del pórtico de la Escuela de
en que se instaló la Real y Literaria Universidad Jurisprudencia y en el mismo sentido Romo
de Guadalajara, autorizada por Cédula Real de Vivar (1964:132), al referirse a los inicios de Luis
Carlos III. Eso explica que durante el siglo XIX haya L. Vallarta como Gobernador de Jalisco, escribió
sido común referirse al lugar como “La Universi- que “se comenzaron las reformas de los ediicios
dad” y al exterior como “Plaza de la Universidad”. para las Escuelas de Medicina y de Derecho, al
La casa de estudios tuvo una corta vida ya que frente de las cuales se puso al entendido arquitecto
consumada la Independencia, el Congreso del D. David Bravo”. Esto refuerza la idea de que las
Estado la extinguió. El primer gobernador consti- obras tuvieron lugar en el primer quinquenio de
tucional Prisciliano Sánchez decidió acondicionar la década de 1870, cuando Jalisco fue gobernado
el templo como salón de sesiones del Poder Legis- por Vallarta.
lativo, acción entendible ya que venía de un liberal Previa participación de José Ramón Cuevas y
de hueso colorado. De los estados, Jalisco era “el Valentín Méndez (Chávez, 1956:8), David Bravo
más liberal de todos”, a decir de T. Penny, un viajero fue el principal constructor de la Penitenciaría de
inglés de la época (citado por Iguiniz, 1950:113). Escobedo y del elegante salón de la Legislatura del
Entre las acciones más radicales de la remo- Palacio de Gobierno, creación neoclásica con planta
delación puede citarse la construcción, en 1826, semicircular que no generó representaciones que la
del nártex o acceso porticado neoclásico en el hicieran famosa, no obstante, encierra un profundo
viejo templo, el cual aparece como protagonista simbolismo asociado con Vallarta. Detrás de sus
en la hoja de La Ilustración Española y Americana. acciones como Gobernador se percibe el espíritu
Con ello se borró la fachada barroca gracias a una liberal: el nuevo recinto legislativo se levantó donde
estrategia directamente asociada con Prisciliano previamente estuvo la capilla (Romo de Vivar, 1956
Sánchez. Dado el ambiente ideológico polarizado [1888]:136).
y el popular arraigo católico no resulta extraño el La construcción del recinto legislativo formó
resentimiento social ante el desmantelamiento de la parte de la reediicación del Palacio afectado por una
antigua iglesia. Villa (1980 [1888]:107) da noticia explosión el 10 de enero de 1859 al detonarse unas
que la prematura muerte de Prisciliano Sánchez cajas de pólvora ahí almacenadas, acontecimiento
a los 43 años de edad a causa de una “horrible asociado con la Guerra de Reforma librada entre
enfermedad”, fue considerada por el vulgo como 1857 y 1861. La intervención arquitectónica supu-
“un castigo de la Providencia”, aunque habrá que so un gran esfuerzo económico y fue ejecutada entre
aclarar que en 1853 la iglesia fue reabierta al culto, 1872 y 1874. El Congreso pudo así estrenar sede el
para reconvertirse en un ediicio civil en 1914, ca- 5 de mayo de 1874 (Olveda, 1982:108, 111 y 115).
rácter que hasta hoy mantiene, desde 1992, como Las creaciones neoclásicas y sus representaciones
Biblioteca Iberoamericana. alimentaron un espíritu renovador, quizá descali-
En 1867 fue reinstalado en el ex convento icador de lo precedente. La preferencia por dicho
jesuítico el Instituto de Ciencias de Jalisco don- estilo pudo realizarse en forma consciente como
de se impartieron cátedras de ciencias exactas e parte de un programa ideológico y contó con el
ingeniería, jurisprudencia, medicina y farmacia refuerzo de principios academicistas, pero no hay
(Peregrina, 2006:85), de ellas la de jurisprudencia que descartar que en algunos casos haya sido pro-
sería la que permaneció más tiempo en el recinto y a ducto de una simple moda imitativa.
esa clase de trabajos, que exige cuando menos una ejemplo, los poetas o los narradores, los pintores
práctica dilatada y muchos modelos que imitar, que o los viajeros.
jamás han tenido” (citado por Olveda, 1982:113).
Bravo tuvo la sensibilidad para valorar la pericia En este caso los ediicios podrían entenderse
de la mano obrera local sin la cual hubiera sido como “presentaciones” y las imágenes gráicas y
imposible levantar ediicios dignos de tarjeta postal. literarias como “representaciones” de las cuales
se desprendió la elaboración del imaginario pai-
sajístico institucionalizado durante el siglo XIX,
A MODO DE CONCLUSIÓN mismo que ha funcionado como imagen de marca
de Guadalajara.
Guadalajara exhibió durante el siglo XIX un rostro Vale reconocer la injerencia del arte o la arteali-
neoclásico lo cual le permitió anclar signiicados zación en la identiicación del “genio del lugar” que
asociados con la anhelada idea decimonónica de contribuye a asignar un valor paisajístico (Roger,
progreso. Unos cuantos edificios condensaron 2007:15-35). A través del iltro ocular, las repre-
valores identitarios, proceso que se explica en sentaciones gráicas y literarias ejempliicadas por
primera instancia por la existencia de proyectos la hoja “Guadalajara” de La Ilustración Española
que consiguieron concretar importantes obras y Americana y el libro Guadalajara (La Florencia
arquitectónicas. Mexicana), estimularon la formación de imagina-
A pesar de la inestabilidad política y precariedad rios urbanos.
inanciera imperante durante buena parte del siglo A inales del siglo XIX e inicios del XX, la arqui-
XIX, prosperaron iniciativas para construir obras de tectura neoclásica derramó hacia obras domésticas
gran calado, aun si se les analiza dentro del contexto y en 1956, durante pleno desarrollo de la arquitec-
nacional. Por tanto, habrá que entender el Hospicio tura moderna, Guadalajara vio brotar la escultura
Cabañas, la Penitenciaría de Escobedo y el Teatro de Minerva, ícono de la mitología romana adaptada
Degollado, como proyectos políticos e instituciones a una estética nacional. La igura de ocho metros
sociales y no solo como emblemas materiales. de altura fue realizada por el escultor Joaquín
El eslabonamiento de principios liberales Arias quien estudió en la Academia de San Carlos
posibilitó la conformación de una trayectoria de (Monti, 2006:26). En su pedestal se inscribieron los
conocimiento de raíz novohispana desarrollada nombres de 18 próceres locales, entre ellos Manuel
localmente al amparo de instituciones como el Gómez Ibarra y Jacobo Gálvez. Minerva consi-
Instituto de Ciencias de Jalisco y la Sociedad de guió elevarse como símbolo y “factor uniicante”
Ingenieros. No obstante la fragilidad de los esta- según la semántica de Castoriadis. La diosa de la
blecimientos académicos y gremiales, fue posible Sabiduría personiica y representa a Guadalajara,
la continuidad intergeneracional del pensamiento es el nodo urbano y el símbolo que convoca a la
ilustrado neoclásico personiicada por José Gutié- multitud que desfoga sus pasiones colectivas: un
rrez y talentos locales como Manuel Gómez Ibarra, lugar real e imaginario que refrenda la apropiación
Jacobo Gálvez y David Bravo. local de una tradición neoclásica fomentada por la
El estudio de acciones que contribuyeron en la clase ilustrada.
formación del paisaje urbano y también de sus re-
presentaciones es de interés para la geografía histó-
rica y cultural. Tal como señaló Ortega (1987:50), REFERENCIAS
al geógrafo no solo le interesan las presentaciones,
Aguilar Ochoa, A. (2010), “Carlos Nebel en México
sino también las representaciones
(1828-1848)”, en Kohut, K. et al. (eds.), Alemania y
el México Independiente. Percepciones Mutuas, 1810-
conviene estudiar y entender las imágenes cultu- 1910, Herder, México.
rales de la naturaleza y el paisaje: las representa- Arnheim, R. (2011 [1969]), El pensamiento visual, Paidós,
ciones de todo aquello que han propuesto, por Barcelona.
Báez Macías, E. (1972), Guía del Archivo de la Antigua XVI hasta nuestros días, tomo I, 1586-1867, Banco
Academia de San Carlos 1781-1910, Instituto de Refaccionario de Jalisco, Guadalajara.
Investigaciones Estéticas, UNAM, México. Iguiniz, J. B. (1951), Guadalajara a través de los tiempos.
Cabrales Barajas, L. F. (2011), “Las panorámicas urbanas Relatos y descripciones de viajeros y escritores dese el siglo
mexicanas: representación del paisaje cultural”, en XVI hasta nuestros días, tomo II, Banco Refaccionario
Herrejón Peredo, C. (coord.), La formación geográica de Jalisco, Guadalajara.
de México, CONACULTA, México, pp. 126-178. Iturriaga, J. E. (1992), Prólogo al Atlas pintoresco de
Castoriadis, C. (2003a [1975]), La institución imaginaria Histórico de los Estados Unidos Mexicanos por Antonio
de la sociedad 1, Tusquets Editores, Buenos Aires. García Cubas, facsímil de la primera edición de 1885,
Castoriadis, C. (2003b [1975]), La institución imaginaria Inversora Bursátil, México.
de la sociedad 2, Tusquets Editores, Buenos Aires. López Portillo y Weber, J. (1971), “Guadalajara, el Hos-
Claval, P. (2011), “¿Geografía cultural o abordaje cultu- picio Cabañas y su Fundador”, en López Portillo, J.,
ral de la Geografía?”, en Zusman, P., R. Haesabert, J. Fernández e I. Díaz Morales, El Hospicio Cabañas,
H. Castro y S. Adamo (eds.), Geografías culturales. Editorial Jus, México, pp. 3-97.
Aproximaciones, intersecciones y desafíos, Universidad Martínez de Pisón, E. (2009), Miradas sobre el paisaje,
de Buenos Aires, pp. 293-313. Biblioteca Nueva, Madrid.
Claval, P. (2012), “Mitos e imaginarios en geografía”, Martínez de Velasco, E. (1887), “Nuestros grabados”, en
en Lindón, A. y D. Hiernaux (dirs.), Geografías de La Ilustración Española y Americana, núm. 1, año XXI,
lo imaginario, Anthropos, Universidad Autónoma Edición de Alberto de Carlos, Madrid.
Metropolitana, Barcelona, pp. 29-48. Moncada Maya, J. O. (1994), El ingeniero Miguel Cons-
Chávez Hayoe, A. (1956), Guadalajara de ayer, Ediciones tanzó. Un militar ilustrado en la Nueva España del
del Banco Industrial de Jalisco, Guadalajara. Siglo XVII, Instituto de Geografía, UNAM, México.
De la Torre, F. (2010), La ingeniería en Jalisco en el siglo Montes de Oca, J. y L. Páez Brotchie (1964), El Tea-
XIX, Universidad de Guadalajara, Centro de En- tro Degollado, Ediciones del Gobierno del Estado,
señanza Técnica Industrial, Colegio de Ingenieros Guadalajara.
Civiles de Jalisco y Gobierno del Estado de Jalisco, Monti Colombani, B. (2006), “Joaquín Arias”, en Es-
Guadalajara. cultura urbana en Guadalajara y sus protagonistas,
Díaz Morales, I. (1971), La arquitectura del Hospicio Secretaría de Cultura, Gobierno de Jalisco, Guada-
Cabañas, en López Portillo, J., J. Fernández e I. Díaz lajara, pp. 26-31.
Morales, El Hospicio Cabañas, Editorial Jus, México. Olveda Legaspi, J. (1982), Un palacio para Jalisco, Go-
Fernández Christlieb, F. (2000), Europa y el urbanismo bierno de Jalisco, Guadalajara.
neoclásico en la Ciudad de México. Antecedentes y Ortega Cantero, N. (1987), Geografía y cultura, Alianza
esplendores, Temas Selectos de Geografía de México Editorial, Madrid.
(I.1.1), Instituto de Geografía-UNAM, Plaza y Valdés, Palomera, E. J. (1997), La obra educativa de los jesuitas
México. en Guadalajara 1586-1986. Visión histórica de cuatro
García Fernández, E. (2010), “Mejoras materiales de la siglos de labor cultural, Instituto de Ciencias, ITESO,
catedral de Guadalajara”, en Camacho Becerra, A. Universidad Iberoamericana, Guadalajara.
(coord.), Morada de virtudes. Historia y signiicados en Paz, O. (2010 [1962]), “México: Ciudad del fuego y del
la Capilla de la Purísima de la Catedral de Guadalajara, agua”, en Pasado y presente en claro. 20 años del Premio
El Colegio de Jalisco, Guadalajara, pp. 15-33. Nobel, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
Gibbon, E. (1967 [1893]), Guadalajara (La Florencia Fondo de Cultura Económica, México, pp. 29-43.
Mexicana), Banco Industrial de Jalisco, Guadalajara. Peregrina, A. (2006), Ni Universidad ni Instituto: educa-
Harley, B. (2005), “Silencios y secretos. La agenda oculta ción superior y política en Guadalajara (1867-1925),
de la cartografía en los albores de la Europa moderna”, Universidad de Guadalajara, El Colegio de Jalisco,
en Laxton, P. (comp.), La nueva naturaleza de los Guadalajara.
mapas. Ensayos sobre historia de la cartografía, Fondo Reyes y Zavala, V. (1989 [1882]), Las Bellas Artes en Ja-
de Cultura Económica, México, pp. 113-140. lisco, Edición Facsimilar, Gobierno de Jalisco, Unidad
Hiernaux, D. (2007), Los imaginarios urbanos: de la Editorial, Guadalajara.
teoría y los aterrizajes en los estudios urbanos, en Roger, A. (2007), Breve tratado del paisaje, Biblioteca
Revista Eure, No. 99, Pontiicia Universidad Católica Nueva, Madrid.
de Chile, Santiago de Chile, pp. 17-30. Romo de Vivar y Torres, J. (1964 [1888]), Guadalajara.
Iguiniz, J. B. (1950), Guadalajara a través de los tiempos. Apuntes históricos, biográicos, estadísticos de la capital
Relatos y descripciones de viajeros y escritores desde el siglo del Estado de Jalisco. Según obra publicada por su autor
en 1888, Banco Industrial de Jalisco, Guadalajara.
Ruiz Razura, A. (2011), José Gutiérrez, el arquitecto del Tovar y de Teresa, G. (2004), La ciudad: un palimsesto,
neoclásico en Guadalajara, Secretaría de Cultura, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México.
Gobierno de Jalisco, Guadalajara. Villa Gordoa, J. (1980 [1888]), Guía y Álbum de Gua-
Santoscoy, A. (1986), Obras Completas, tomo II, Gobier- dalajara para viajeros. Apuntes sobre la historia de
no de Jalisco, Guadalajara. la ciudad, su situación, clima, aspecto, habitantes y
Sotos Serrano, C. (1982), Los pintores de la expedición de ediicios, edición facsimilar, Cámara de Comercio de
Alejandro Malaspina, tomo I, Real Academia de la Guadalajara, Jalisco.
Historia, Madrid.