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Curso de actualización pastoral

para Obispos de América Latina y el Caribe


México, agosto 11-16 de 2013

Apocalipsis:
El libro de la Revelación

Luis Guillermo Sarasa G., S.J.


Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá-Colombia
gsarasa@jesuits.net
Apocalipsis: El libro de la Revelación
Luis Guillermo Sarasa G., S.J.
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá-Colombia
gsarasa@jesuits.net

En el informe final del Curso de actualización bíblica para Obispos de América Latina
y el Caribe del año pasado, realizado, como muchos de los presentes recuerdan, en
Quito, se sugirieron varios temas a los organizadores. Entre ellos estaban las cartas
juánicas y el Apocalipsis. Después de algunas consultas, se llegó a la conclusión de
proponer el libro del Apocalipsis (no de Juan sino de Jesus el Cristo) como tema para
el estudio de esta semana. Quiero explicar porqué preferimos no juntar las cartas
juánicas con el Apocalipsis.

1. Una semana para estudiar tres cartas y un libro apocalíptico no parece


razonable. Nos dedicaríamos a indicar sólo cuestiones generales y ello
contradice el objetivo primordial de este tipo de cursos que es de actualización
y profundización.
2. Tratar dos géneros literarios tan distintos en un mismo curso de actualización
puede conducirnos a fragmentaciones inoportunas.
3. La riqueza de un libro como el Apocalipsis de Jesús, el Cristo requeriría de
mucho más tiempo. El principio de realismo, sin embargo, nos mueve a
proponerles un único tema para permitir que el compartir de las realidades
pastorales que cada uno de ustedes vive puedan ser expuestas desde este
ángulo y no desde varios.

Con esta premisa argumentada, paso a proponerles la temática para esta semana:

Introducción

Apocalipsis
avpoka,luyij
Revelation
Offenbarung

El libro del Apocalipsis (avpoka,luyij, Revelation, Offenbarung) de Jesús, el Cristo, es


quizás uno de los libros bíblicos que más superlativos ha recibido: el más discutido, el
más difícil, el más complejo, el más temido, el más enigmático, el más cristológico, el
más litúrgico, el menos leído, el menos comentado, el menos usado, etc. Sin embargo,
el impacto que ha tenido en la vida de la iglesia es, a veces, insospechado o mejor,
poco reconocido. Piénsese, por ejemplo, en el imaginario que creó y canonizó, a
propósito de una serie de preguntas que ordinariamente agrupamos en el tratado de
escatología. Habría que anotar también el enorme influjo que ha tenido sobre lo
litúrgico, o sobre la piedad, el arte y la literatura. Sin duda, hay muchas respuestas
sistemáticas originadas en este género literario (la apocalíptica) que no han variado
mucho a lo largo de los siglos. Las diversas posiciones sobre estas respuestas, no
obstante, dieron origen a grandes debates. Es interesante acercarse, de algún modo, a
los motivos que condujeron a excluir de la Biblia Hebrea los libros propiamente
apocalípticos (Ciclo de Henoc, Jubileos, etc.), si bien haya grandes secciones
apocalípticas en el Primer Testamento (Is 25—27; Ez 1—3; Zac 7—14; Dn). Es muy
probable que la razón fundamental fuese la visión fatalista de la historia.
Eusebio de Cesarea

Dionisio
de Alejandrí
Alejandría 275-†339
275-
Canonicidad “peri epangeliwn”

El Apocalipsis:
Demasiado judí
judío

Marció
Marción 85-
85-160

De igual modo, la historia de la canonización de este libro particular (Apocalipsis


llamado de Juan) fue, sin ninguna duda, difícil. Propiamente hablando, sólo hasta el
Concilio de Trento puede decirse que entra a formar parte del cánon cristiano-
católico. No hay que olvidar el vacío litúrgico del Apocalipsis en oriente 1 o los pocos
comentarios que en este mismo ámbito hay. 2

Según nos consta por Tertuliano, el más notable negador de la canonicidad del
Apocalipsis fue Marción. 3 Este había llegado a Roma hacia el 139, proveniente del
Ponto y rechazaba el libro por “demasiado judío”. Tal parece que los primeros tres
siglos de la era cristiana no conocen más discusiones fuera de autores llamados
heréticos, entre quienes están, además de Marción, Hermógenes y Montano. 4 Son, con
mucha certeza, más los autores que reivindican el escrito como inspirado y canónico, 5
además de ser atribuido a Juan, el hijo de Zebedeo, el evangelista.

Los siglos siguientes conocieron mayores controversias. La crisis más fuerte proviene
de la posición de Dionisio, obispo de Alejandría y alumno de Orígenes. Para resumir:
la doctrina milenarista (Ap 20,1) fue fuertemente atacada por oriente. Según Eusebio,
el obispo alejandrino en una obra llamada “peri. evpaggeliw/n” (sobre las promesas),
basado en las grandes diferencias lingüísticas y de estilo entre evangelio, cartas y
apocalipsis, contesta la autoría juánica del escrito y afirma que “algunos predecesores
nuestros lo han rechazado”, si bien él mismo dice que no puede condenar un escrito
que no logra comprender.6 Esta posición de Dionisio tuvo gran influjo en oriente, no
sólo en las iglesias alejandrinas sino en aquellas griegas bajo su influjo. Una
consecuencia concreta fue el no uso litúrgico de los textos apocalípticos en la iglesia
bizantina. 7

El caso más clamoroso es el de Eusebio de Cesarea de Palestina († 340) a quien


debemos, en su Historia Eclesiástica, los testimonios que hacen la historia del cánon.
Eusebio mismo reconoce como criterio de canonicidad el acuerdo de las iglesias o, al
menos de su mayoría.

1
P. Bratsiotis, “L’Apocalypse de Saint Jean dans le culte de l’Église Grècque Orthodoxe.” RHPhR 42
(1962) 116-21.
2
Ecumenio, Andrea de Cesarea de Capadocia, Areta de Cesarea.
3
Adv.Marc. IV, 5.
4
Cfr. Corrado Marucci, “La canonicità dell’Apocalisse nel primo milenio.” En Apocalypsis: percorsi
nell’Apocalisse di Giovanni, E. Bossetti-A. Colacrai (eds.), Assisi: Citadella Editrice, 2005, pp. 649-
673.
5
Papías, Policarpo, Justino, Irineo, Melitón de Sardes, Teófilo de Antioquía, Eusebio, Orígenes.
6
Cfr. Corrado Marucci, “La canonicità dell’Apocalisse nel primo milenio.” En Apocalypsis: percorsi
nell’Apocalisse di Giovanni, E. Bossetti-A. Colacrai (eds.), Assisi: Citadella Editrice, 2005, p. 661. Cfr.
Eusebio, HE VII, 25,6-8.
7
La única excepción es la iglesia maronita.
3 categorí
categorías Atanasio
o`mologou,mena de Alejandrí
Alejandría
aceptados por todos
avntilego,mena
rechazados por algunos
no,qa 295-†373
295-
espú
espúreos o apó
apócrifos

Pero él mismo no sabe decidir si colocar el Apocalipsis entre los o`mologou,mena o los
avntilego,mena a aún entre los no,qa.8 En consecuencia afirmaba: “Por lo que respecta al
Apocalipsis, las opiniones difieren hasta hoy”. 9 Tampoco Cirilo de Jerusalén († 386)
menciona el Apocalipsis. San Jerónimo († 420) dice que en la Palestina de su tiempo
el Apocalipsis no se considera canónico,10 si bien él mismo se encargó de una
reelaboración del primer comentario al Apocalipsis de Victorino de Petovio.
Finalmente, será Atanasio de Alejandría, con gran autoridad, quien recuerde cuál es el
cánon y citando Ap 22,18, concluye: “ninguno, por lo tanto, ose agregar o quitar
cualquier cosa, refiriéndose a los libros del NT que hoy tenemos como canónicos.

Varios Concilios reafirmaron este cánon, 11 y sobre el Apocalipsis en particular, vale la


pena recordar el cánon 34 del Concilio de Toledo IV, del año 633, en el capítulo 17:
…Por tanto,
si alguien no lo recibe,
o desde Pascua hasta Pentecosté
Pentecostés
no lo proclama durante las misas,
tendrá
tendrá sentencia de excomunió n.”
excomunión.”

Concilio de Toledo IV, año 633

“La autoridad de muchos concilios y los decretos sinodales de los santos


pontífices romanos indican que el libro del Apocalipsis es de Juan evangelista,
y que hay que recibirlo entre los libros divinos. (…) y son muchos los que no
aceptan su autoridad y no lo consideran digno de ser proclamado en la Iglesia
de Dios. Por tanto, si alguien no lo recibe, o desde Pascua hasta Pentecostés no
lo proclama durante las misas, tendrá sentencia de excomunión.” 12

Más tarde, el Concilio Ecuménico de Florencia (1442) recordará la lista de los libros
canónicos, entre los cuales, sin duda, está el Apocalipsis. Pero será sólo hasta Trento
(1546) cuando se defina el cánon por última vez.

Estos datos preliminares nos pueden ubicar de manera más precisa en el asunto que
nos concierne. Un estudio de actualización sobre el libro del Apocalipsis.

Quiero proponer, pues, los temas para este curso:


1. Cuestiones apocalí
apocalípticas
2. Macro estructura
3. Textos seleccionados
4. Cuestiones abiertas

1. Cuestiones apocalípticas

8
Eusebio, HE, III, 24,17-18; 25. Estas son las tres categorías de escritos: (o`mologou,mena) aceptados por
todos; (avntilego,mena) rechazados por algunos; (no,qa) espúreos o apócrifos.
9
En 367, Atanasio en su Epistula 39 reconoce al Apocalipsis su canonicidad. Ver Enquiridion Biblico:
documentos de la Iglesia sobre la Sagrada Escritura. Madrid: BAC, 2010, p. 17.
10
Tract. in Psalmos: Anecd. Mareds. III, 2,5.
11
El primero fue el Concilio plenario de toda África en Hipona (393), Cánon 36.
12
Cfr, para el texto completo y su reconstrucción, Enquiridion Biblico: documentos de la Iglesia sobre
la Sagrada Escritura, Madrid: BAC, 2010, p. [40].
2. Macro estructura del Apocalipsis de Jesús, el Cristo
3. Textos seleccionados
4. Cuestiones abiertas

Temas
1. Cuestiones apocalí
apocalípticas 2. Macro estructura 3. Textos seleccionados 4. Cuestiones abiertas
a. Escatologí
Escatología ayer y hoy a. U. Vanni a. Ap. 1,9-20 a. Vida eterna
b. Ap. 4--
4--5
5 b. Restauració
Restauración
b. Desafí
Desafíos pastorales b. Y. Simoens
c. Ap. 12 c. Juicio
c. G. Biguzzi d. Salvació
Salvación
d. Ap. 21
e. Perdició
Perdición

1. Cuestiones apocalípticas
a. Escatología ayer y hoy
b. Desafíos pastorales
2. Macro estructura del Apocalipsis de Jesús, el Cristo
a. U. Vanni
b. Y. Simoens
c. G. Biguzzi
3. Textos seleccionados
a. Ap 1,9-20 Primera visión (visión preliminar)
b. Ap 4—5 Dos visiones proféticas: teología y cristología
c. Ap 12 La mujer apocalíptica
d. Ap 21 La Jerusalén celeste
4. Cuestiones abiertas
a. Vida eterna
i. ¿Esperanza o promesa?
ii. ¿Deseo o realidad?
iii. ¿Resurrección o …
b. Restauración
c. Juicio
iv. individual
v. final
d. Salvación
e. Perdición

Desarrollo
1. Cuestiones apocalí
apocalípticas
a. Escatologí
Escatología ayer y hoy
b. Desafí
Desafíos pastorales

1. Cuestiones apocalípticas

a. Escatología ayer y hoy

En la Lumen Gentium, capítulo VII, cuyo tema es la índole escatológica de la Iglesia


peregrinante y su unión con La Iglesia celestial, el Concilio dice:

“La Iglesia a la que todos hemos sido llamados en Cristo Jesús y en la cual, por la gracia de
Dios, conseguimos la santidad, no será llevada a su plena perfección sino "cuando llegue el
tiempo de la restauración de todas las cosas" (Hch 3,21) y cuando, con el género humano,
también el universo entero, que está íntimamente unido con el hombre y por él alcanza su fin,
13
será perfectamente renovado (cf. Ef 1,10; Col 1,20; 2 Pe 3,10-13).”

…"cuando llegue el tiempo


de la restauració
restauración
de todas las cosas"
(Hch 3,21)

Justamente, la escatología ocupa en el Apocalipsis un papel de primer orden que se


infiere a primera vista. Aún más, se ha querido ver en la escatología el núcleo
fundamental de inspiración del Apocalipsis incluso en el plano literario. 14 Pero hay
diversas interpretaciones de esa escatología y las opiniones se pueden reducir a las
siguientes:

Escatologí
Escatología

 Modelo interpretativo
 Elemento cronoló
cronológico
 Sentido cronoló
cronológico

 Quienes defienden la escatología del Apocalipsis de Juan como sólo un


modelo interpretativo, es decir, “todo lo que en el Apocalipsis nos habla de un
final, de un tiempo que apremia, de la venida de Cristo, de un juicio, de un
triunfo, etc., ofrece sólo un módulo de interpretación de los hechos que
ocurren en la vida de la Iglesia sin que exista ninguna vinculación cronológica
entre ellos.”15 Los hechos que se describen recapitulan los acontecimientos
esenciales de la Iglesia en cada época.16

 Quienes defienden un elemento cronológico en la escatología del


Apocalipsis. Según éstos, se considera próxima la parusía como un elemento
semítico para subrayar que el mundo del más allá –completamente diverso del
más acá– penetra en nuestro mundo material y lo transforma desde el
momento de la resurrección de Cristo.17

 Quienes defienden un sentido estrictamente cronológico de la escatología


del Apocalipsis. Es decir, hay un devenir temporal propio y verdadero, un
antes y un después, que tienden hacia una conclusión final considerada como
próxima.18

Es claro que se pueden encontrar en el Apocalipis elementos que apoyan las tres
opiniones. Todo el libro está empapado de una escatología siempre presente y futura
al mismo tiempo. Habrá, pues, que comprender la escatología de este escrito en el
campo más amplio de la historia. Ahora bien, si hablamos de teología de la historia,
nos podemos preguntar ¿de qué hechos se trata? Una vez más encontramos diversas
opiniones:

13
LG 48.
14
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 19.
15
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 19.
16
Representantes de esta opinión: Allo, Bonsirven.
17
De este modo piensan Cerfaux y Cambier.
18
Entre muchos autores: Baldensberger, Loisy, Gelin, y Charles.
Teologí
Teología de la historia
¿De qué
qué hechos se trata?
 contemporá
contemporáneos al autor

 futuros

 ni contemporá
contemporáneos ni futuros

 Para unos, son hechos contemporáneos al autor (Guerra de los judíos, culto
a Cibeles, a Atis, al emperador; conflicto de la Iglesia con el judaísmo y con el
estado pagano; o aún el triunfo del cristianismo sobre el judaísmo o la señal
del triunfo del cristianismo sobre la Roma perseguidora).

 Para otros, son hechos futuros (historia universal de la Iglesia, constantes


de la historia).

 Para algunos más, no son ni hechos contemporáneos ni futuros. Es decir, el


Apocalipsis prescinde de toda referencia concreta a los hechos y nos ofrece
más bien un esquema de salvación, que hay que considerar sobre la base de la
pre-decisión de la fe y que es menester aplicar a la propia historia individual,
una historia que luego se proyectará en los acontecimientos externos que se
repiten.19

A este respecto, el juicio crítico de Vanni nos ilumina:


Fórmulas de
Inteligibilidad
Teoló
Teológica
U. Vanni

“No puede negarse que hay en el Apocalipsis apelaciones y alusiones a


hechos contemporáneos del autor (…) pero el simbolismo con que el autor
arropa esos hechos los arranca de su concreción histórica aislada para hacer
de ellos una lectura teológica paradigmática. Surgen, entonces, una especie
de fórmulas de inteligibilidad teológica…”20
1. Cuestiones apocalí
apocalípticas
a. Escatologí
Escatología ayer y hoy
b. Desafí
Desafíos pastorales

b. Desafíos pastorales

Sin olvidar que cada uno de ustedes vive una situación particular en cada una de las
diócesis que se les encomendó, es muy probable que, frente a las preguntas que
genera todo el discurso escatológico, haya un común denominador.

19
Para los autores de cada tendencia, ver U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino,
2001, p. 20.
20
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 21.
Los hombres y mujeres de nuestra América Latina, más allá de sus dolores diarios, de
sus angustias, de sus búsquedas de emancipación y de sus diversos contextos sociales,
se preguntan por su salvación, por la vida más allá de la muerte, por el juicio, por el
premio y el castigo. También se preguntan por el “acontecimiento” de Dios en sus
vidas y, de modo muy concreto, por su intervención en la historia presente.

No sería pertienente afirmar que el libro del Apocalipsis contenga las respuestas a
estos interrogantes. Sin embargo, los temas que desarrolla y las respuestas generales
sobre un “cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap 21,1) sí pueden ser soportes pastorales
tanto para el “análisis de coyuntura” (que no debería faltar), como para avivar la
esperanza en comunidades sufridas, excluídas, perseguidas y, en muchos casos
martirizadas, como ustedes mismos las conocen de primera mano.

La Exhortación Apostólica Verbum Domini sobre la Palabra de Dios en la vida y en la


misión de la Iglesia, nos planteó varias tareas, entre las cuales quiero destacar
algunas:

VD 33
Exegetas…
Exegetas…
Interpretació
Interpretación
Palabra actual de Dios

→En el trabajo de interpretación, los exegetas católicos no deben olvidar nunca que lo que
interpretan es la Palabra de Dios. Su tarea no termina con la distinción de las fuentes, la definición de
formas o la explicación de los procedimientos literarios. La meta de su trabajo se alcanza cuando
21
aclaran el significado del texto bíblico como Palabra actual de Dios.” (VD 33) .

Decir Palabra actual de Dios significa poner delante de nuestros ojos, como
presupuesto infaltable, la realidad que nos circunda. Este ha sido un principio de la
teología latinoamericana y que recoge el sentir de la Iglesia. Bien valdría traer a
colación a Pablo VI en la Evangelii nuntiandi, cuando nos habla de una
“interpretación recíproca entre el evangelio y la vida concreta” (29). Estos tienen que
ser los presupuestos que nos ayuden a leer un texto como el Apocalipsis. Sobre todo,
si se considera que este particular género literario, no es histórico.

Historisch
VS
Geschichtlich

21
Cita de La Interpretación de la Biblia en la Iglesia, 1993, III, C, 1.
Pero, cabe aquí un recorderis sobre la distinción entre lo que los autores alemanes han
llamado historisch y geschichtlich. “El término historisch remite al contenido estricto
del conocimiento sobre el pasado, de modo que el historiador renuncia a toda posible
relevancia o influjo sobre el presente y a la búsqueda de un significado. Geschichtlich,
en cambio, se refiere al pasado como algo que tiene significado y que supone para el
hombre de hoy un reto, un compromiso, una incitación a pensar.” 22 Es sólo en este
sentido de lo histórico que podemos abordar la temática del libro en cuestión.

VD 42
Interpretació
Interpretación
Páginas oscuras

→En el número 42 de la VD, el papa Benedicto XVI hace una invitación a propósito de las
páginas oscuras y difíciles de la Biblia: “…exhorto a los estudiosos y a los pastores a que ayuden a los
fieles a acercarse también a estas páginas mediante una lectura que les haga descubrir su significado a
la luz del misterio de Cristo.”

Narrar la experiencia de los adultos que estudiaron Apocalipsis…

El mundo de hoy nos pregunta sobre el libro del Apocalipsis y no podemos responder
de un modo evasivo. Con el libro del Apocalipsis tenemos una ventaja y un terreno
ganado. Se trata de un escrito altamente cristológico. A partir de la primera visión
sabemos que el contenido teo-cristológico será la pauta para comprender las
siguientes visiones.

VD 45
Pastores
Teó
Teólogos
Exegetas

→Dice el numeral 45 de la VD:

“La auténtica hermenéutica de la fe comporta ciertas consecuencias importantes en la


actividad pastoral de la Iglesia. Precisamente en este sentido, los Padres sinodales han
recomendado, por ejemplo, un contacto más asiduo entre pastores, teólogos y exegetas.
Conviene que las Conferencias Episcopales favorezcan estas reuniones para ‘promover un
mayor servicio de comunión en la Palabra de Dios’. Esta cooperación ayudará a todos a
hacer mejor su trabajo en beneficio de toda la Iglesia. En efecto, situarse en el horizonte
de la acción pastoral, quiere decir, incluso para los eruditos, considerar el texto sagrado
en su naturaleza propia de comunicación que el Señor ofrece a los hombres para la
salvación. Por tanto, como dice la Constitución dogmática Dei Verbum, se recomienda
que ‘los exegetas católicos y demás teólogos trabajen en común esfuerzo y bajo la
vigilancia del Magisterio para investigar con medios oportunos la Escritura y para
explicarla, de modo que se multipliquen los ministros de la palabra capaces de ofrecer al
Pueblo de Dios el alimento de la Escritura, que alumbre el entendimiento, confirme la
voluntad, encienda el corazón en amor de Dios’” .23

22
John P. Meier, Un Judío marginal: nueva visión del Jesús histórico, Tomo I: las raíces del problema
y de la persona. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 52.
23
Conc. Vat. II, Dei Verbum, 23.
Es claro que ello es posible sólo si nos disponemos, juntos, para esta tarea. Creo que
este curso de esta semana nos pone en esa dirección.
VD 31.45.73-
31.45.73-74.75
Impregnar de
Palabra de Dios
Teologí
Teología Catequesis

Pastoral Formació
Formación

→Por último, se nos ha pedido, sin ambigüedades, y en muy diversos numerales, impregnar de
“Palabra de Dios” la teología, la misión pastoral, la formación de sacerdotes, religiosos y laicos y,
24
especialmente la catequesis.

Pero no se trata de pensar sólo en los cursos de Biblia que podemos animar en las
diócesis. Eso es muy importante. Pero, quizás es más importante saber que todo tiene
que estar impregnado de Palabra de Dios.

2. Macro estructura del Apocalipsis de Jesús, el Cristo


1. Cuestiones apocalí
apocalípticas 2. Macro estructura U. Vanni
2. Macro estructura 2. Macro estructura a. U. Vanni
3. Textos seleccionados b. Y. Simoens
4. Cuestiones abiertas c. G. Biguzzi

a. U. Vanni
U. Vanni 1,1-3 Pró
Prólogo 1,1-3 Pró
Prólogo 4—5 Visiones teo-
teo-cristoló
cristológicas 1a

6,1—7,17 sellos 2a
1,4--3,22 1ª Parte 1,4--3,22 Cartas
8,11—
11—11,14 trompetas 3a
4—22 2ª Parte 4—22 Interpretació
Interpretación historia
11,15—
15—16,16 tres signos 4a

22,6-21 Epí
Epílogo 22,6-21 Epí
Epílogo 16,17—22,5 Conclusió
Conclusión 5a

Ugo Vanni, es quizás, uno de los estudiosos más prolíficos del Apocalipsis. Jesuita,
doctor en Sagrada Escritura del Pontificio Instituto Bíblico. Ha dedicado toda su vida
al estudio y la enseñanza de este escrito. Son, pues, innumerables las publicaciones
sobre el tema.

Vanni, propone un esquema bastante sencillo como macro-estructura del Apocalipsis:

1,1-3 Prólogo
1,4—3,22 Primera parte: las 7 cartas a las iglesias
4—22 Segunda parte: interpretación profética de la historia
22,6-21 Epílogo

Obviamente, esta estructura se descompone para dar paso a otras micro-estructuras


que van organizando el material atendiendo a diversos criterios. Para Vanni, por
ejemplo, la segunda parte (4—22), teneiendo en cuenta ciertos indicios literarios, se
puede dividir en cinco partes:

4—5 Primera sección: función introductoria (visiones teo-cristológicas) .


6,1—7,17 Segunda sección: apertura de los sellos (planteamiento del problema).

24
VD 31, Sagrada Escritura como alma de la Teología; 45, diálogo entre pastores, teçologos y
exegetas; 73, animación bíblica de la pastoral; 74, dimensión bíblica de la catequesis; 75, formación
bíblica de los cristianos.
8,11—11,14 Tercera sección: trompetas: (acentuación del problema: lucha bien y
mal).
11,15—16,16 Cuarta sección: tres señales: (desarrollo dramático de la lucha hasta su
punto culminante, el gran día (16,16).
16,17—22,5 Quinta sección: conclusión (condenación mal, exaltación bien y
Jerusalén celeste).
2. Macro estructura
a. U. Vanni
b. Y. Simoens
c. G. Biguzzi

b. Y. Simoens
 Pró
Prólogo
Y. Simoens
1,9—3,22 A

4,1—8,1 B

8,2—14,5 C

14,6—19,8 B’

19,9—22,5 A’
 Epí
Epílogo

Yves Simoens, jesuita, doctor en Sagrada Escritura, enseña en París y en el Pontificio


Instituto Bíblico. Se ha dedicado a la literatura juánica especialmente. Su comentario
al Apocalipsis es de 2008: Apocalypse de Jean, Apocalypse de Jésus Christ, 1. Une
traduction, 2. Une interpretation. Editions Facultés Jésuites de Paris, 2008. La edición
italiana: Dehoniane EDB, Bologna, 2010.

Conocida su perspectiva literaria y su pasión por las estructuras quiásmicas, no será


raro encontrar en el esquema de Simoens, criterios que se ajusten a las mismas
estructuras. Así, este autor se decide por las visiones y por algunos detalles
lingüísticos.

1,1-8 Prólogo
I. (A)
1,9—3,22 Visión del hijo de hombre
7 cartas: aquí su criterio lingüístico para ellas serán las expresiones: “si
yo no vengo”, “hasta cuando venga”, “vengo pronto”, “permanezco en
pie junto a la puerta”, “entraré”.25
II. (B)
4,1—8,1 Cuatro grandes visiones
Visión del Trono
Visión del Libro
Visión de la aclamación litúrgica
Visión del Cordero que abre los 7 sellos
III. (C)
8,2—14,5 Dos grandes visiones, dos grandes señales, dos bestias
Visión de los 7 ángeles con las 7 trompetas
Visión de otro ángel con el librito
Primera gran señal: la mujer vestida de sol
Segunda gran señal: el dragón
Bestias: del mar, de la tierra
25
2,5 iré donde ti (e;rcomai, soi); 2,16 iré pronto donde ti (e;rcomai, soi tacu,); 2,25 hasta cuando yo
venga (a;criÎjÐ ou- a'n h[xw); 3,3 vendré como ladrón (h[xw w`j kle,pthj); 3,3 vendré sobre ti (h[xw evpi. se,);
3,11 vengo pronto (e;rcomai tacu,).
IV. (B’)
14,6—19,8 Visión de los 3 ángeles, del hijo de hombre y de los otros 3 ángeles
7 ángeles, 7 flagelos, 7 copas
Juicio y caida de la Gran Babilonia
V. (A’)
19,9—22,5 7 Visiones + cielo nuevo y tierra nueva

22,6-21 Epílogo
2. Macro estructura
a. U. Vanni
b. Y. Simoens
c. G. Biguzzi

c. G. Biguzzi
G. Biguzzi

Giancarlo Biguzzi (1941) es actualmente profesor en el Pontificio Instituto Bíblico de


Roma. Ha publicado, en el campo del Apocalipsis, un comentario mayor: Apocalisse.
Nuova versione, introduzione e commento (Milano 2005, 20112) y uno de
divulgación: Gli Splendori di Patmos, commento breve di Apocalisse (Milano 2007).

Como para cada uno de los escritos de la Biblia, las propuestas de estructura son
tantas que, a la hora de decidirnos por una, o dudamos o nos exasperamos con los
mismos exegetas. Nos toca asumir una tarea crítica frente a estas propuestas. Dos
indicaciones de Biguzzi para excluir algunas propuestas de estructura podrían ser
útiles. La primera consiste en no aceptar la opinión de quienes retienen que el
Apocalipsis no tiene un orden. La segunda nos aconsejaría no tener en cuenta la
opinión de quienes creen que el libro del Apocalipsis esté construido según un
esquema “quiásmico”.26 “Probablemente, entonces, el Ap de Juan tiene un orden y
presumiblemente, el orden no tiene un esquema concéntrico.”27

El esquema que plantea Biguzzi es el siguiente:

1—3 1—3 Patmos 1—3 Iglesias locales 1—3 Hijo de hombre

Cristo
4—22 4—22 Cielo 4—22 Iglesia santa
4—22 Cordero

Macroestructura en dos grandes partes

1—3 y 4—22

Las razones son las siguientes:

26
Se opone decididamente a la estructura quiásmica del Apocalipsis D. A. De Silva, “X Marks the
Spot? A Critique of the Use of Chiasmius in Macro-Structural Analyses of Revelation.” En JSNT 30
(2008): 343-371.
27
G. Biguzzi, Apocalisse: nuova versione, introduzione e commento. Milano: Paoline, 20112, p. 22.
●Todo lo que sucede en 1—3 está ambientado en Patmos, mientras que el
drama siguiente se desarrolla en el cielo (4—22).
●Mientras 1—3 se interesan por los problemas de las iglesias locales y el
Cristo es presentado como “uno similar a un hijo de hombre” (o[moion ui`o.n
avnqrw,pou [homoion hyion anthrōpou] 1,13), a partir del capítulo 4, la Iglesia es
Santa, de dimensiones cósmicas y el Cristo es presentado como Cordero
(avrni,on e`sthko.j w`j evsfagme,non [arnion hestekos hōs esphagmenon] 5,6).
●Las visiones teológicas (1,9ss y 4,1ss) abren, cada una, una sección
identificable.28

Por estos motivos, el mismo Biguzzi titula las dos secciones así:

El Cristo
1—3 y las 7 iglesias de Asia

Plan y acció
acción de Dios
4—22 en la historia y
en la escatologí
escatología

Primera: El Cristo y las siete iglesias de Asia


Segunda: Plan y acción de Dios en la historia y en la escatología.

Dentro de esta macro-estructura encontramos 4 septenarios:

2—3 7 mensajes
6—8 7 sellos
8—11 7 trompetas
,2-17 7 copas
16,2-

1,11 Juan recibe la orden de escribir a las 7 iglesias


2,1—3,22 Siete mensajes a las iglesias
6,1—8,1 Siete sellos
8,7—11,15 Siete trompetas
16,2-17 Siete copas

Hay que notar que los septenarios tienen su preparación, de modo que los primeros
dieciséis capítulos son preparación y desarrollo de los septenarios. 29 Por otra parte,
desde el capítulo 17 hasta el fin se narra lo que Dios hará en la escatología después
que su acción en la historia, a través de las intervenciones de los septenarios de
trompetas y copas hayan obtenido sólo endurecimiento y blasfemia.
1. Cuestiones apocalí
apocalípticas 3. Textos seleccionados 3. Textos seleccionados
2. Macro estructura a. Ap. 1,9-20 a. Ap. 1,9-20
b. Ap. 4--
4--5
5
3. Textos seleccionados 3. Textos seleccionados
c. Ap. 12
4. Cuestiones abiertas
d. Ap. 21

28
La imagen del trono de Dios (4,2-11) será también la imagen conclusiva (22,3-5).
29
Lohmeyer en su comentario de 1926 había dicho que el número siete es “das Formschema” del
Apocalipsis que llega a aplicarse no sólo en la estructura de la obra, sino también en cada una de sus
unidades hasta el punto que los poemas y el epílogo se componen de siete estrofas: Die Offenbarung
des Johannes, (HNT 16 Tübingen), pp.181-184. Sobre los septenarios, dos estudios actuales: D.
Ayuch, “La instauración del Trono en siete septenarios. La macronarrativa y su estructura en el
Apocalipsis de Juan.” Bíblica 85 (2004): 255-263. G. Biguzzi, “I settenari nella struttura
dell’Apocalisse.” En Biblical Esegesis in Progress. Old and New Testament Essays. 100 anni al
servizio della Parola. J.N. Aletti-J.L. Ska (eds.) (Analecta Biblica 176), Roma: Pontificio Istituto
Biblico, 2009, pp. 501-523.
3. Textos seleccionados

a. Ap 1,9-20 Primera visión (visión preliminar)

El libro del Apocalipsis de Jesús, el Cristo se abre con una primera visión clave que
diseña el telón de fondo para la primera parte. Por las indicaciones hermenéuticas del
mismo libro, es necesario seguir una metodología:

¿Para qué
qué la imagen?
idea
imagen
TEXTO
imagen
idea

El planteamiento de esta metodología es el siguiente:

En primer lugar, el autor debió tener en mente una idea o ideas. Ya conoce el género
literario que va a utilizar; conoce sus claves, su hermenéutica, su impacto; conoce sus
expresiones y lenguaje. A esas ideas hay que apuntar. Ahora bien, descubrirlas,
revelarlas (avpokalu,ptw [apokalyptō]), supone seguir el proceso inverso del autor. Es
decir, de la idea habrá que pasar a la imagen. En ello no se equivocaron los cientos de
artistas que dejaron plasmadas en sus obras, la mayoría de las veces literalmente, el
texto que leían. Lo que poseemos es el texto. Nos compete un trabajo exegético y
hermenéutico juicioso que no olvide la historia y la simbólica. Este último elemento
(simbolismo) resulta particularmente difícil. En palabras de U. Vanni, “esa dificultad
se deriva de la multiplicidad de imágnes empleadas, de su juego tan complejo, de la
originalidad muchas veces desconcertante de las mismas y del despliegue, siempre
imprevisible, de la fantasía del autor.”30

Un buen ejemplo de ello es el uso de expresiones cabales y adecuadas que podríamos


llamar “realistas”, al lado de otras que se obtienen mediante una trasposición mental
que podríamos llamar “simbólicas”. Cuando decimos que Cristo tiene “todo poderío y
riqueza y saber y fuerza” (5,12), usamos una expresión realista; pero si lo llamamos
“león de la tribu de Judá” (5,5) utilizamos una expresión simbólica, aunque con el
mismo significado de fondo.31 Por lo tanto, se impone una verdadera hermenéutica del
simbolismo que nos libere del peligro del subjetivismo y que nos “revele” el más
probable significado teológico capaz de dejarnos las intuiciones básicas para una
correcta interpretación actualizante.

Una vez definida esta metodología, podemos pasar a leer el texto, ver la imagen y
quedarnos con la idea teológica:

Texto
+ 4 diapositivas con el siguiente texto:

30
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 22.
31
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 24.
Texto
1,9-18 9 Yo, Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación, del reino y de la paciencia, en
Jesús. Yo me encontraba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de
Jesús. 10 Caí en éxtasis el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía:
11
"Lo que veas escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira,
Sardes, Filadelfia y Laodicea". 12 Me volví a ver qué voz era la que me hablaba y al volverme, vi siete
candeleros de oro, 13 y en medio de los candeleros como a un Hijo de hombre, vestido de una túnica
talar, ceñido al talle con un ceñidor de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos, como la lana
blanca, como la nieve; sus ojos como llama de fuego; 15 sus pies parecían de metal precioso acrisolado
en el horno; su voz como voz de grandes aguas. 16 Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su
boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza. 17
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Él puso su mano derecha sobre mí diciendo: "No temas, soy
yo, el Primero y el Último, 18 el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los
siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades.

Albrecht
Dürer,
1498.

Imágen
The Burckhardt-
Burckhardt-Wildt Apocalypse. Berengaudus comm.
Latin French. Miniaturas alegó
alegóricas. Gerard von Groeningen. 1565

Imagen

1 2 3 4 5 6 7

Ahora, podemos “revelar” (avpokalu,ptw [apokalyptō]) lo que hay detrás de la imagen,


eliminando la imagen misma para quedarnos con las ideas teológicas.
TEMPLO TEMPLO

DIVINIDAD DIVINIDAD
Dn 7
ETERNIDAD ETERNIDAD Ex 25,37

Idea CIENCIA

IGLESIAS

JUICIO
CIENCIA

IGLESIA

JUICIO
1Cro 28,15

Sería ahora cuando podemos hacer una reflexión pastoral:

“La comunidad eclesial, situada en el desarrollo lineal de la historia de la


salvación entre el “ya” y el “todavía no”, se pone ante todo en un estado de
purificación interior, sometiéndose al juicio de la Palabra de Cristo (primera
parte). En esta situación de purificación ya conseguida estará en disposición
de comprender, mediante una reflexión de tipo sapiencial realizada en un
contexto litúrgico, cuál es su hora en relación con las fuerzas externas
hostiles, a fin de obrar en consecuencia (2a parte). Esta reflexión sapiencial
permitirá a la iglesia aplicar a la realidad concreta –que le será sincrónica en
cada momento y período de su existencia– toda la serie de formas de
inteligibilidad teológica que el autor ha condensado en su obra, revistiéndolas
de simbolismo.”32
3. Textos seleccionados 3. Textos seleccionados
a. Ap. 1,9-20
b. Ap. 4--
4--5
5 b. Ap. 4--
4--5
5
c. Ap. 12
d. Ap. 21

32
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. 21.
b. Ap 4—5 Dos visiones proféticas: teología y cristología

Para sancionar las cartas a las iglesias (Ap 2—3), Juan relata dos visiones
entrelazadas y distintas: una del Trono de Dios (Ap 4), otra del Cordero con el Libro
de los sellos (Ap 5).33

En la primera visión pudimos captar una metodología, con éstas dos quisiera
adentrarme en los elementos típicamente apocalípticos atestiguados tanto en el AT
como en la literatura apócrifa.

▲ Visión del Trono de Dios

4,1-
,1-11
Cfr. Ez 1,5-21; Is 6

El capítulo cuarto nos sitúa en otro plano, el celeste:

1-2a Introducció
Introducción 1-2a Introducció
Introducción

2b-8a Saló
Salón del Trono

8b-11 Liturgia celeste

“He aquí que una puerta estaba abierta en el cielo” (4,1). Este movimiento está
atestiguado en diversos textos apocalípticos apócrifos (1Hen 14,8-25; Test Leví 5,1; 3
Mac 6,18):

“He aquí que la nube y la niebla me llamaban,


el curso estelar y los relámpago me apresuraban y apremiaban,
y los vientos en mi visión me arrebataban raudos,
levantándome a toda prisa y llevándome al cielo.
Entré hasta acercarme al muro construido con piedras de granizo,
al que rodea una lengua de fuego y comencé a asustarme....
Entré en esta casa que es ardiente como fuego
y fría como granizo,
donde no hay ningún deleite;
y el miedo me obnubiló y el terror me sobrecogió.
Caí de bruces temblando y tuve una visión:
He aquí que había otra casa mayor....
Su suelo era de fuego;
por encima había relámpagos y órbitas astrales;
su techo de fuego abrasador.
Miré y vi en ella un elevado Trono
cuyo aspecto era como de escarcha y
tenía en torno a sí un círculo, como sol brillante,
y voz de querubines.
Bajo el Trono salían rios de fuego abrasador,
de modo que era imposible mirar.
La Grande Gloria está sentada sobre él, con su túnica más brillante que el sol
y más resplandeciente que el granizo, de modo que
ninguno de los ángeles podía siquiera entrar en esta casa;
y el aspecto del rostro del Glorioso y Excelso
no puede verlo tampoco ningún hombre carnal.
Fuego abrasador hay en su alrededor,

33
Ver X. Pikaza, Apocalipsis. EVD, 1999, pp. 75-88.
gran fuego se alza ante él,
y no hay quien se le acerque de los que hay a su alrededor;
miríadas de miríadas hay ante él,
pero él no requiere santo consejo.
Los Santísimos (ángeles) que están cerca de él
no se alejan de día ni de noche, ni se apartan de él.
Permanecí mientras tanto con el vestido sobre el rostro,
temblando de miedo.
Pero el Señor me llamó por su boca y me dijo:
-Acércate aquí, Henoc, y escucha mi Santa Palabra.
Me hizo levantar y acercarme hasta la puerta…”

X. Pikaza comenta así el pasaje:

“El ascenso nos lleva a un tipo de «desierto» donde se cruzan y vinculan los poderes
que parecen más opuestos (primera casa), un desierto que aparece después como
espacio lleno de atracciones (segunda casa). Centro de ese espacio y realidad
originaria es Dios, a quien podemos vislumbrar como Majestad y Gloria sedente sobre
un trono. Nunca se ha visto su figura, nadie ha podido contemplar su rostro, ni
siquiera los ángeles que habitan más cerca de su fuego.

Es un Dios que está arriba como Señor-Juez, no se ha encarnado en la historia, no es


tampoco gracia, sino majestad imponente, pero los hombres, representados por
Henoc, pueden realizar un camino de ascenso interior y contemplarle en la oscuridad.
Nos hallamos por tanto ante una antropología que se expresa en forma de experiencia
visionaria.

En esa línea, superando todas las razones, viene a revelarse la Razón de Dios, como
gloria y fuerza, que se expresa a través del juicio supremo, que aparece como palabra
de condena para los pecadores. No hay en ese Dios ningún atisbo de ternura, no hay
diálogo de amor ni corazón: no existe el perdón que los grandes profetas intuyeron al
hablar del matrimonio de Dios y de su pueblo (Os, Jer, Ez...), ni tampoco la entrega
amorosa que los cristianos han visto en Jesús a quien contemplan como gracia
encarnada. El Señor a quien se busca aquí es un Dios de juicio y fuego, alguien cuyo
rostro no puede contemplarse, pues no halla encarnado en el rostro de los pobres (en
la línea de la mejor tradición canónica judía y mesiánica cristiana).

Pues bien, ese Dios sin rostro (ni Henoc le ha contemplado) es Dios de palabra, que
puede hablar, diciendo sentencias muy claras de juicio: «Me llamó por su boca y me
dijo: Acércate aquí, Henoc, y escucha mi santa Palabra» (1 Hen 10, 24). Sin duda, esa
palabra de juicio puede interpretarse como presupuesto y principio de salvación para
los justos, pero ésta es una salvación por juicio y no por gracia. Seguimos estando en
el plano del talión que el evangelio de Jesús ha superado. El Dios de Henoc no es
gracia fundante y libertad responsable, abierta al perdón, como fuente de vida que se
abre a todos los hombres, sino talión de venganza ya decidida, que planea por encima
de la historia. Sólo en ese fondo de talión es posible la gracia, entendida como
elección, para los justos o videntes apocalípticos.”34

Los otros dos textos que nos sirven como ejemplo son:

34
X. Pikaza, “Visión mística del juicio de Dios: Libro de Henoc.” En:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2006/10/25/p52326. (Consultado el 11 de julio de 2013).
TestLev 5,1: “El ángel me abrió entonces las puertas del cielo y vi el templo santo y
al Altísimo sobre un trono de gloria.”

3 Mac 6,18: “Entonces, el muy glorioso, omnipotente y verdadero Dios, mostrando su


sagrado rostro, abrió las celestiales puertas, de las cuales descendieron dos gloriosos
ángeles de terrible aspecto, visibles a todos salvo a los judíos.”

Estos ejemplos nos ayudan a comprender la visión compartida que tiene la


apocalíptica respecto de los planos terrestre y celeste y de la forma como se pueden
comunicar. Nos estamos refiriendo al inicio de una revelación divina. También los
sinópticos saben que el cielo cerrado se abre o se rasga sobre Jesús en el bautismo
para que la voz de Dios le constituya Hijo, ofreciéndole el Espíritu (Mc 10,1-11 par.)

Lo que tenemos, después, en la visión teológica es el Trono de Dios. Siguiendo una


tradición bien documentada en los apocalípticos, Dios se sienta sobre un trono, en
medio de un salón que es, a la vez, palacio y trono. Santidad y poder se identifican:
por eso esta visión es fuente de paz y reverencia. La pregunta de fondo es: ¿quién
domina de verdad sobre la tierra?, ¿quién dirige los caminos de la historia? Para Juan
no hay duda alguna: ¡Dios! Por eso, su libro es teofanía. La novedad de su visión no
está en signos exteriores (Trono, ancianos, vivientes) sino en la acción del Cristo, en
la obra del Cordero.35

Nota
Excursus:
Salón del trono y vivientes (diapositivas 96-118)

1-2a Introducció
Introducción AT
1
NT
Dios creador
12 Tribus 12 Apóstoles
2b-8a Saló
Salón del Trono
12
Iglesia
7
12
HIMNO LITÚ
LITÚRGICO
SANTO,
SANTO, SANTO,
SANTO, SANTO
8b-11 Liturgia celeste
4,2-11

La visión del capítulo quinto es cristológica. Se discute mucho el uso de (avrni,on


[arnion] carnero, cordero) en contraposición al término (avmno,j [amnos] oveja) referido
en sólo 4 textos neotestamentarios, obviamente al cordero pascual. 36 De su uso en el
Apocalipsis no quedan dudas de que se trata del cordero inmolado y resucitado, el
Cristo. Llama la atención que no se refiera a él como a Jesús, pero los datos que nos
aporta la descripción del Cordero a lo largo de todo el texto nos indican su
identificación.37

c. Ap 12 La mujer apocalíptica

35
X. Pikaza, Apocalipsis. EVD, 1999, p. 78.
36
Sólo Juan usa, en 21,15 el término (bo,ske ta. avrni,a mou) “apacienta mis corderos”. El uso de (avmno,j)
es así: Jn 1,29.36; Hch 8,32 y 1Pe 1,19. Sobre esta discusión, ver mi excursus en: La filiación de los
creyentes en el evangelio de Juan. (Colección Monografías y Tesis 2). Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana, 2010, pp. 227-235. Para un estudio pormenorizado, ver la disertación doctoral de Eric E.
May, Ecce Agnus Dei: A Philological and Exegetical Approach to John 1:29.36. Washington, D.C.:
Catholic University of America Press, 1947.
37
El término (avrni,on) es usado 29 veces en el Apocalipsis, siempre referido al mismo personaje
introducido en el capítulo quinto (5,6) como el avrni,on e`sthko.j w`j evsfagme,non: un cordero de pie como
degollado, evidente alusión a la muerte y resurrección de Cristo.
Al sonido de la séptima trompeta, se oyen fuertes voces que entonan una liturgia
celeste anunciando el reinado de nuestro Señor y de su Cristo (11,15ss). Y, una vez
abierto el Santuario de Dios en el cielo y aparecida el arca de su alianza (11,19), una
gran señal se deja ver: es,
Una gran señ
señal
apareció
apareció en el cielo:
una mujer
vestida de sol

12:1-6 una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su
cabeza; 2 está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. 3 Y apareció
otro signo en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete
diademas. 4 Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El
Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a
luz. 5 La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su
hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. 6 Y la Mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar
preparado por Dios para ser allí alimentada mil doscientos sesenta días.

Su imagen también tiene que ser analizada críticamente. Vamos a presentar su


imaginería evolutiva:

Beato de Lié
Liébana, s. VIII

El Beato de Liévana, en el s. VIII, usa, muy probablmente, modelos anteriores que no


registran una identificación de la mujer apocalíptica con María. Hasta ahora, se ha
mantenido la interpretación de aquella con la Iglesia.

Apocalipsis
Valenciennes
s. IX

La miniatura no conoce todavía una interpretación distinta a la de los antiguos


comentaristas del Apocalipsis.

Manuscrito
Bamberg
s. XI

En un manuscrito del s. XI (Bamberg) y siguiendo los modelos anteriores, la mujer


sigue representando a la Iglesia. El detalle de alguna iglesia conocida por el artista
confirman la interpretación.
Cloister Apocalypse, 1330
Cloister Apocalypse
1330

El manuscrito denominado “The Cloister Apocalypse” que contiene todo el texto con
sus respectivas imágenes, datado en 1330, es el primer trabajo textual y artístico que
provoca un giro en la interpretación de esta mujer.
Nota: las dispositivas 137 a 172 pertenencen a toda la imaginería de la mujer
vestida de sol hasta transformarse en la Inmaculada.

Tal vez este grabado haya sido modelo de muchas de las representaciones siguientes.

Jean Duvet, ca. 1545

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, 1619


Rubens, (1628, Museo Nacional del Prado)

Murillo, 1656, El Escorial

Murillo, 1670

Miguel Cabrera (1760)

Miguel Cabrera (Oaxaca 1695). La obra (actualmente en …) reúne las tres visiones
que se abren después de la séptima trompeta: la mujer vestida de sol, el dragón y la
batalla de Miguel contra el dragón, es decir, todo el capítulo 12 del Apocalipsis.
La Vírgen alada, o la quiteña de Legarda (1734), también llamada vírgen bailarina o
vírgen del Apocalipsis, fue un encargo de los padres franciscanos de Quito. El autor
está inspirado en una obra anterior (Durero, 1498) que ya identificaba la Inmaculada
Concepción con la mujer del Apocalipsis 12.

Jean Battista Tiepolo, 1767 (Museo del Prado)

Virgen apocalí
apocalíptica
Miguel de Santiago
Escuela Quiteñ
Quiteña
s. XVII

La famosa escuela quiteña copió modelos y sugirió interpretaciones.


Murillo

Murillo, que pintó varios modelos de la Inmaculada Concepción…

Nota: (En la presentación Power Point hay más dispositivas sobre la Inmaculada.)

d. Ap 21 La Jerusalén celeste
3. Textos seleccionados 3. Textos seleccionados
a. Ap. 1,9-20
b. Ap. 4--
4--5
5
c. Ap. 12
d. Ap. 21 d. Ap. 21

El libro del Apocalipsis cierra sus páginas con una imagen fuerte y vivaz. Se trata de
la Jerusalén celeste. Una ciudad ideal…

“El deseo intenso de una renovación radical acompaña constantemente a la experiencia


apocalíptica de la vida cristiana. En contacto con las innumerables insuficiencias y lagunas con
que se encuentra en la vida cotidiana, el cristiano que intenta leer su historia para mejorarla
choca a menudo con el obstáculo de una extraña inercia que enerva y aploma. Y entonces se hace
38
urgente la exigencia de una renovación…”

Ap 21:1 Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar no existe ya.

Kai. ei=don ouvrano.n kaino.n kai. gh/n kainh,nÅ o` ga.r prw/toj ouvrano.j kai. h` prw,th gh/
avph/lqan kai. h` qa,lassa ouvk e;stin e;tiÅ

Este es el escenario preparado para que aparezca la Nueva Jerusalén:


21:2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como
una novia ataviada para su esposo.

kai. th.n po,lin th.n a`gi,an VIerousalh.m kainh.n ei=don katabai,nousan evk tou/ ouvranou/
avpo. tou/ qeou/ h`toimasme,nhn w`j nu,mfhn kekosmhme,nhn tw/| avndri. auvth/jÅ

De aquí se desprende un primer nivel hermenéutico: la novia es la nueva ciudad. La


ciudad –un conjunto de hombres y mujeres- es santa, es nueva; desciende del nivel
divino, es perfecta en todo, es esposa. El mismo texto señala cómo la ciudad es el
pueblo de Dios:
21:3 Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá
su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios - con - ellos, será su Dios.

38
U. Vanni, Apocalipsis. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2001, p. [129].
kai. h;kousa fwnh/j mega,lhj evk tou/ qro,nou legou,shj\ ivdou. h` skhnh. tou/ qeou/ meta.
tw/n avnqrw,pwn( kai. skhnw,sei metV auvtw/n( kai. auvtoi. laoi. auvtou/ e;sontai( kai. auvto.j
o` qeo.j metV auvtw/n e;stai Îauvtw/n qeo,jÐ(

La hermenéutica no puede ser más clara cuando el autor del Apocalipsis reúne la
simbólica veterotestamentaria con la neotestamentaria: doce son las tribus de Israel,
doce los nombres de los apóstoles del Cordero:
Ap 21:12-14 12 Tenía una muralla grande y alta con doce puertas; y sobre las puertas, doce ángeles y
nombres grabados, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; 13 al oriente tres puertas; al
norte tres puertas; al mediodía tres puertas; al occidente tres puertas. 14 La muralla de la ciudad se
asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

La imagen de la nueva Jerusalén es desproporcionada (2.222 kms x 2.222 kms x


2.222 kms y un muro de 70 mts de espesor). Obviamente se trata de una metáfora de
salvación con una descripción hiperbólica que recoge lo mejor de los mejor: oro,
piedras preciosas, amplitud, seguridad, etc.

Se escriben libros; se hacen interpretaciones literales,; se ubica geográficamente la


nueva Jerusalén para adaptarla a los intereses particulares (explanada de las mezquitas
–judaísmo ortodoxo–, Misouri, USA –mormones–).

1. Cuestiones apocalí
apocalípticas 4. Cuestiones abiertas
2. Macro estructura a. Vida eterna
b. Restauració
Restauración
3. Textos seleccionados
c. Juicio
4. Cuestiones abiertas 4. Cuestiones abiertas d. Salvació
Salvación
e. Perdició
Perdición

4. Cuestiones abiertas

Muchas son las preguntas que se desprenden de las temáticas planteadas por el género
apocalíptico. Entre ellas, he escogido algunas muy relevantes que ya les planteaba al
comienzo de este curso: la vida eterna, el juicio individual y final, la salvación y la
perdición. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) despacha estos temas en 40
numerales (contando el resúmen). Tratándose de definiciones de una calado tan
hondo, tanto los catequistas como los catequizados quedan sorprendidos. ¿qué enseñar
sobre estos temas? ¿leer el catecismo tal como está escrito? Ustedes y yo lo sabemos,
quienes pretenden una doctrina segura acuden al catecismo sin sentido crítico ni más
ampliaciones. Prescinden de cualquier reflexión ulterior y llegan a considerar tales
verdades como dogmáticas. Para definir esas verdades se usan textos de aquí y de allá
y se pasa de un género a otro sin ninguna distinción ni discernimiento. Cuando se
afirma la existencia del infierno y su eternidad, por ejemplo (CIC 1033-1037), se
aducen palabras de Jesús

a. Vida eterna

“En este nuestro mundo, impregnado de positivismo y materialismo, poco a


poco se va extendiendo el convencimiento de que la cuestión de la vida eterna
no puede zanjarse con meras fórmulas como ‘deseo’, ‘opio’, ‘resentimiento’,
‘ilusión’. Son demasiado escuetas para poder expresar exhasutivamente el
potencial de esperanza que brota sin cesar por todas partes.”39

Hay que plantear el problema de la vida eterna en un tiempo en que se ha impuesto


una imagen científica del mundo completamente nueva. El muro azul exterior de la
sala del cielo como morada de vida eterna ha comenzado a disolverse literalmente en
aire. La fe en la eternidad no puede ser una simple imposición autoritaria o una
evidencia ideológica. Ni la Biblia, ni la tradición ni la Iglesia pueden arrogarse una
respuesta única a tan intrincado problema. Mucho menos de parte de la ciencia ha
llegado ninguna respuesta que pueda ser probatoria. Ni siquiera las experiencias de
redivivos (que ya se cuentan por miles) fundamentan semejante convicción en la vida
eterna.40 Cuando más, sólo pueden ser experiencias de cercanía a la muerte. El deber
del teólogo a este respecto es precisamente cuidarse de ser arrastrado por el deseo,
evitar la capitalización precipitada de los resultados médicos para fines teológicos y
proceder al enjuiciamiento de tales fenómenos con la máxima cautela y solicitud. 41

Ahora bien, estos fenómenos, seriamente probados, que dicen relación con
experiencias de muerte, no deben ser negados sino interpretados.

i. ¿Esperanza o promesa?

Desde el punto de vista religioso católico, consideramos la muerte como un necesario


paso a la vida eterna. Esta creencia respeta el principio inexorable de la constatación
de la muerte. Pero hemos de preguntarnos si este condicionamiento religioso tiene
asidero en una esperanza o sólo en una promesa en la cual verdaderamente creemos.
El relato de los mártires macabeos no podría ser más pertinente. Uno de los
martirizados, el segundo, “al llegar a su último suspiro dijo: ‘Tú, criminal, nos privas
de la vida presente, pero el Rey del mundo, a nosotros que morimos por sus leyes, nos
resucitará a una vida eterna.’” (2Mac 7,9). El cuarto “Cerca ya del fin decía así: ‘Es
preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser
resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.’”
(2Mac 7,14).

ii. ¿Deseo o realidad?

El planteamiento anterior nos conduce a nuevas preguntas. ¿Cuando hablamos de vida


eterna estamos hablando de vida consciente sin término? Tal vez Pablo de Tarso nos
interpele con duras palabras para decirnos: “necios, insensatos” (Cfr. 1 Co 15,36). El
evangelio de Juan definió la vida eterna (h` aivwn, ioj zwh, [hē aiōnios zōē] 17,3) como el
conocimiento de Dios y la fe en Jesús, el Cristo, y no en términos físico-temporales
como la continuación de una vida individual corporal consciente. Ni siquiera la
39
H. Küng, ¿Vida eterna? Madrid: Trotta, 2004, p. 12. A la cuestión de la muerte y lo que siga después
de ella, algunos filósofos dan sus respuestas: Jean Paul Sartre le da una solución negativa; Martin
Heidegger la deja abierta; Karl Jaspers la resolvió afirmativamente con condiciones; Theodor Adorno
consideró inimaginable la idea de la muerte como ultimidad absoluta; Max Horkheimer confesó
abiertamente la nostalgia por el absolutamente Otro y Ernst Bloch alentó hasta el fin de su vida una
enorme curiosidad por el ‘gran quizás’.
40
Muy relevantes, a propósito, los trabajos de: R. A. Moody, Life after Life. Covington, Ga., 1975.
Trad. española: Vida después de la vida. Madrid, 1982. E. Kübler-Ross. On Death and dying. New
York, 1969.
41
Ver, H. Küng, ¿Vida eterna? Madrid: Trotta, 2004, pp. 34-35.
primera carta de Juan, que desarrolla temas planteados en el cuarto evangelio, osa
describir la vida eterna en términos más allá de los teológicos (cfr. 1 Jn 1,2; 2,25;
3,15; 5,11.13.20). Por el contrario, la Buena nueva se anuncia como promesa y
esperanza y aunque ello no puede ser una prueba de una realidad, con un objeto
concreto, lo contrario tampoco se convierte en afirmación irrefutable. La negación de
la vida eterna, no deja de ser un postulado. Semejante ateísmo no está en absoluto
libre de toda sospecha de proyección. 42

iii. ¿Resurrección?

b. Restauración

Nadie habla ya más de la (avpokata,stasij [apokatastasis] Cfr. Hech 3,21). Orígenes


(185-254) acuñó este término para referirse teológicamente a la restauración,
reintegración y restablecimiento del estado primitivo. La teoría fue luego condenada
como herética.43 Según esa, los ángeles y los hombres, también los demonios y los
condenados serán finalmente salvados. Orígenes cree que la redención operada por
Cristo tuvo por finalidad la restauración de todas las cosas.

Hoy en día, somos más cautos, pero a pesar de la evolución y desarrollo de las
reflexiones teológicas sobre el tema, las opiniones son divergentes.

c. Juicio
i. individual
ii. final
d. Salvación
e. Perdición

Conclusión
Tareas pendientes
para la escatologí
escatología del s. XXI
1. Necesidad de un imaginario del má
más allá
allá

2. El estado intermedio

3. Valoració
Valoración teoló
teológica de la perdició
perdición

4. Articulació
Articulación de lo histó
histórico y transhistó
transhistórico

5. El tiempo escatoló
escatológico

Según Gabino Uribarri, en un artículo reciente, 44 las tareas pendientes para la


escatología del s. XXI son:

42
Ver, H. Küng, ¿Vida eterna? Madrid: Trotta, 2004, p. 65.
43
Condenada en el Sínodo Endemousa de Constantinopla (543), cfr. Denz. 211; en el Concilio de
Constantinopla II, cfr. Denz. 223; en el Concilio de Letrán IV (1215), cfr. Denz. 429 y en la
Constitución Dogmática Benedictus Deus de Benedicto XII (29 de enero de 1336), cfr. Denz. 530.
44
Gabino Uribarri, “La Escatología en los albores del siglo XXI”, Estudios Eclesiásticos 63/308 (2004)
3-28.
Tareas pendientes
para la escatología del s. XXI
1. Necesidad de un imaginario del má
más allá
allá

2. El estado intermedio

3. Valoració
Valoración teoló
teológica de la perdició
perdición

4. Articulació
Articulación de lo histó
histórico y transhistó
transhistórico

5. El tiempo escatoló
escatológico
Apocalipsis

Temas

1. Cuestiones apocalípticas
a. Escatología ayer y hoy
b. Desafíos pastorales
2. Macro estructura del Apocalipsis de Jesús, el Cristo
a. U. Vanni
b. Y. Simoens
c. G. Biguzzi
3. Textos seleccionados
a. Ap 1,9-20 Primera visión (visión preliminar)
b. Ap 4—5 Dos visiones proféticas: teología y cristología
c. Ap 12 La mujer apocalíptica
d. Ap 21 La Jerusalén celeste
4. Cuestiones abiertas
a. Vida eterna
i. ¿Esperanza o promesa?
ii. ¿Deseo o realidad?
iii. ¿Resurrección?
b. Restauración
c. Juicio
i. individual
ii. final
d. Salvación
e. Perdición
Bibliografía

Grandes comentarios:

Allo, R.B., Saint Jean. L’Apocalypse, 1971


Bartina, S., Apocalipsis de san Juan, 1962
Biguzzi, G., Apocalisse, 2008
Birngruber, S., El Apocalipsis de san Juan, 1966
Böcher, O., Die Johannesapokalypse, 1988
Bonsirven, J., El Apocalipsis de San Juan, 1966
Brütsch, Ch., La Clarté de l’Apocalypse, 1966
Charles, R. H., The Revelation of St. John, 1971
Ford, J. M., Revelation, 1975
Morris, L., The Revelation of St. John, 1983
Prigent, P., L’Apocalypse de saint Jean, 1981 (inglés-italiano)
Simoens, Y., Apocalypse, (francés-italiano)
Vanni, U., Apocalipsis, 2001.

Lectura durante la semana del curso:

Pikaza, Xavier, “Apocalíptica judía y cristiana. Prehistoria y símbolos básicos


del Apocalipsis.” En: En torno al Apocalipsis, Blanca Acinas (coord.),
(Estudios y Ensayos B.A.C. Teología 14). BAC: Madrid, 2001, pp. 3-112.

Otros escritos :

Alegre, X., "El Apocalipsis de Juan", en J.-O Tuñi y X. Alegre, Escritos joánicos y
cartas católicas, Estella 1995, 213-288.
Arens, E., Apocalipsis: ¿revelación del fin del mundo? Lima 1988.
Arens, E. y M. Díaz Mateos, Apocalipsis, la fuerza de la esperanza, Cep, Lima 2000.
Barsotti, D., El Apocalipsis una respuesta al tiempo, Sígueme, Salamanca 1967.
Boismard, M.E., “El Apocalipsis de Juan”, en Introducción crítica al Nuevo
Testamento, vol. 2, Herder, Barcelona 1983, p. 127-166.
Cerfaux, El Apocalipsis de san Juan leído a los cristianos, Fax, Madrid 1972.
Charlier, J.P., Comprender el Apocalipsis, 2 vols., Bilbao 1993.
Comblin, J., Cristo en el Apocalipsis, Herder, Barcelona 1969.
Contreras, F., El Espíritu en el libro del Apocalipsis, Secretariado Trinitario,
Salamanca 1987.
Equipo “Cahiers Évangile”, El Apocalipsis, Cuadernos bíblicos nº 9, Verbo Divino,
Estella 1980.
Fernández Ramos, F., Los enigmas del Apocalipsis, Salamanca 1993.
Saoût, Y., ¡No escribí el apocalipsis para asustaros!, Mensajero, Bilbao 2001.
Wikenhauser, El Apocalipsis de san Juan, Herder, Barcelona 1969.
Toda la Bibliografía apocalíptica se encuentra en:

Alegre, X., El Apocalipsis de Juan, en J. O Tuñí y X. Alegre, Escritos joánicos y


cartas católicas, Editorial Verbo Divino, Estella 1995, 283-287.
Feuillet, A., L’Apocalypse, état de la question, Stud Neot. Subsidia III, París-Brujas
1963 (de 1920 a 1960)
Rábanos-Espinosa, R., Muñoz-León, D., Bibliografía joánica, Evangelio, Cartas y
Apocalipsis 1960-1986 (BHB 14, Madrid 1990).

Althan, R., Elenchus of Biblica 2006 (EBB 25, Roma 2009).

“Bibelwissenschaftliche Literatur Dokumentation”


de Innsbruck: http://bildi.uibk.ac.at
“Bibliographie Biblique informatisée”
de Lausanne: http://www.bunil.unil.ch/bibil/

Recursos On Line :

http://www.ntgateway.com/tools-and-resources/bibliography/new-testament-
bibliographies/

PONTIFICIO ISTITUTO BIBLICO, Roma


http://www.biblico.it/

ÉCOLE BIBLIQUE, Jerúsalem


http://www.ebaf.edu/

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