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Unidad I. Del Antiguo Régimen al nuevo orden liberal y burgués.

1789-1815

La Revolución Francesa como problema. Las interpretaciones historiográficas. La Revolución


Francesa como proceso. Las etapas del proceso revolucionario y sus aspectos ideológicos,
jurídicos, institucionales y socio-económicos. La construcción de una nueva cultura política:
discursos, prácticas e imaginarios.

La Revolución Francesa como problema. Las interpretaciones historiográficas

Sobre el concepto de revolución. Junto con la revolución norteamericana (en la que se inspira)
forma parte de las Revoluciones Políticas Modernas: establecen una nueva forma de hacer política
que se basa en la idea de soberanía popular, constitucionalismo, nación y derechos. Es una barrera
entre el viejo orden que a partir de ahora se denomina “Antiguo Régimen” y un nuevo orden a
crear. Según Maurice Agulhon, respecto a este orden se ha llegado a un consenso entre la izquierda
y la derecha: soberanía de la nación, igualdad de los hombres ante la ley, estado de derecho, etc.
Cuando estas ideas tienen un lugar es dentro de regímenes que adoptan el legado de la revolución,
de lo contrario, se trata de regímenes contrarrevolucionarios.

Estas revoluciones, la francesa y la de las colonias norteamericanas, algunos autores las engloban
dentro del ciclo de las revoluciones del siglo XIX (del 20, del 30 y del 48), así Hobsbawm nos habla
de la era de la revolución. Ahora bien, respecto de estas revoluciones, es necesario retrotraerse a lo
que plantea Mona Ozouf: ¿Cuál era el concepto de revolución que se utilizaba en el siglo XVIII? En
los diccionarios de la época, había dos conceptos:

1- El sentido o modelo astronómico: Implica una búsqueda de retorno a formas que ya se habían
dado. El concepto se basa en la vuelta que da un astro en su órbita para volver al punto de origen.
Perpetuar las revoluciones humanas desde este modelo, implicaba verlas como una necesidad de
retornar a algo anterior, a un punto de origen, la idea de regularidad y orden, la idea de
predictibilidad, la ausencia de novedad, como así también ausencia del hombre, ausencia de la
voluntad humana, el hombre no podía hacer la revolución, la constata nada más.

2- Las revoluciones tenían que ver más con los avatares, las vicisitudes de la vida, de la existencia
humana, se manifiesta la presencia del hombre, de la voluntad humana. Si la revolución tenía que
ver con esos vaivenes de la existencia humana, no existe ya la necesidad de retornar a un punto
anterior, por lo tanto implica lo imprevisible, lo irregular, el desorden y el surgimiento de la
novedad.
Estos dos conceptos eran aplicados a dos modelos de revolución conocidas en el siglo XVIII: las
revoluciones inglesas y la revolución de las colonias norteamericanas. En el caso de la primera por
ejemplo, era vista por los hugonotes como una revolución de retorno, donde se volvía a las leyes
fundamentales, y se restablecía el orden; en cambio, desde el lado de los monarcas absolutos, era
vista como una revolución que traía una novedad, porque de ella resulta una monarquía
parlamentaria, una revolución que se inscribía en los avatares, en los distintos reinados de la historia
inglesa, y que traía desorden, novedad. Lo mismo podría decirse sobre la interpretación de las
revoluciones norteamericanas, para unos era vista como un retorno, una restauración de las
libertades de los ingleses nacidos libres de las que gozaban los colonos, y que consideraban que
eran avasalladas por el parlamento, pero desde el otro modelo se consideraba que si bien la
revolución de las colonias podía haber sido un retorno, también traía algo nuevo, anunciaba
novedades.

En el contexto de estos dos modelos, tendrá lugar la revolución francesa. Será percibida por los
contemporáneos como un gran espectáculo, que genera asombro, como así también la convicción de
que se encuentran frente a algo inédito, y que ya no es como las otras revoluciones. El hecho de
cómo se dio la revolución, nos dice la autora, de que se haya destruido tan rápidamente todo lo que
existía hasta ese momento, va generar cambios en estos significados de revolución propuestos en el
siglo XVIII.

El primer cambio es que no se verá la revolución francesa como la restauración de un orden social
anterior. Algunos textos de la época usaron la idea de la restauración, motivados por estos modelos
previos de interpretación, como si Luis XVI apareciera restaurando libertades, con la convocación
de los Estados Generales por ejemplo, a decir de la restauración de algo anterior, pero esto duró
muy poco. La revolución francesa estaba planteando otra cosa, porque planteaba derechos, y si
hablamos de ellos, de los derechos del hombre, que habían sido absolutamente negados y
humillados en ese pasado en Francia, no existían antecedentes históricos, no podía haber tal
restauración. Por lo tanto, la revolución era vista como un comienzo absoluto, como si se saliera de
la historia, había una idea de ruptura. A tal punto que un filósofo revolucionario como Condorcet,
va elaborar la tesis de que la revolución norteamericana y francesa son incomparables, porque para
él las colonias americanas tenían cosas que conservar, Francia no. En Francia había que derribar
una sociedad, un sistema político, al que en ese momento se denominó “Antiguo Régimen”. Va a
ser la Revolución Francesa la primera que se hace en nombre de los derechos universales del
hombre, y no ya en nombre de la recuperación y restauración de libertades previas
El concepto de revolución toma también un nuevo sentido, porque se considera que hay revolución
cuando los hombres querían arreglar sus problemas políticos, sociales, morales, y al mismo tiempo
desean cambiar ellos mismos (la revolución esta llamada a regenerar al hombre, a crear un hombre
nuevo). Concebida así esta revolución, como un comienzo absoluto, en nombre de los derechos del
hombres, que busca no solo solucionar los problemas políticos y materiales, si no que busca
también la transformación espiritual y regeneración del hombre, es una revolución que está abierta
hacia lo universal, que como dice Furet, la revolución francesa es portadora de una promesa, de una
promesa democrática, de igualdad, de autonomía del individuo, que ahora es igual ante la ley, porta
una igualdad civil, como individuo democrático, que durante siglos estuvo subordinado por el poder
del rey, de la iglesia, los lazos feudales, señoriales, etc.

Es concebida también como una obra vinculada con una tarea, con una empresa que es la de darse
una constitución. Por eso va marcar Furet que el año 1789 es visto como un comienzo, un punto
cero, el origen de estos tiempos políticos modernos, y es visto así tanto para los que quieren volver
atrás, para los que añoran la monarquía absoluta, como también por aquellos que consideran que allí
comienza una nueva etapa, una nueva era. Incluso 1789, también es tenido en cuenta para quienes
van a reivindicar 1793 como la etapa más igualitaria de la revolución, es decir, para quienes
revalorizan aquella etapa montañesa o jacobina.

Ya desde el siglo XIX podemos distinguir corrientes historiográficas que interpretan la


revolución, pero según Vovelle la edad de oro de esta historiografía es a principios del siglo XX.

Historiografía del siglo XIX

Pensamiento conservador: Uno de los primeros que escribe sobre la revolución será Edmund
Burke, parlamentario inglés, para quien la revolución francesa es algo sorprendente. La define
como una ruptura en la civilización europea, de lo que resultan dos modelos contrapuestos: las
revoluciones inglesas y la revolución francesa. Las revoluciones inglesas para Burke han
significado la restauración de la tradición, considera que las revoluciones de 1688 no buscaban
establecer una nueva soberanía, si no restaurar un conjunto de reglas que ya existían para que
funcionen los poderes. Desde esta perspectiva, permiten o son instrumento para preservar
libertades, derechos, no busca crear un nuevo orden social ni político, y si la revolución son para
preservar libertades y derechos, esas libertades y derechos tienen que ver con derechos
imprescriptibles, de un pueblo en particular, tienen que ver con una historia, tienen que ver con una
tradición, que en este caso son las libertades inglesas, concretadas en lo que se conoce como el
common law y la Carta Magna.
Ahora bien, cuando analiza la Revolución Francesa, el considera que esto es un gran espectáculo,
esto es algo distinto, sobre todo por la relación que los franceses establecen con su pasado. ¿Qué
hacen con ese pasado? Tabula rasa, como si no existiera, anulan, destruyen ese pasado, en aras de
celebrar la novedad, esta ruptura que es la revolución. Pero en un sentido dice Burke, los franceses
destruyeron el Antiguo Régimen, hacen tabula rasa de ese pasado como si no existiese, pero toman
como nuevo principio organizador de lo social, la idea de los derechos universales del hombre, y
esa idea de los derechos del hombre universalmente válidos, es lo que Burke llama la abstracción
democrática, y se opone totalmente a su posición, en tanto sostiene que para que existan libertades
y derechos tienen que estar fundadas en una historia y en una tradición. Furet señala, que estas ideas
de Burke, inauguran lo que se va considerar el pensamiento conservador a lo largo del siglo XIX.
Del mismo modo, Furet nos dice que si bien inaugura un pensamiento conservador, no así un
pensamiento contrarrevolucionario, porque en el caso de Burke, él no ve con malos ojos a la
revolución francesa en sus comienzos, ya que cuando inicia cree que puede seguir el camino de las
revoluciones inglesas, es decir, restaurar las libertades, establecer una monarquía constitucional y
quedar ahí: no ve con malos ojos la restauración de libertades, no ve con malos ojos que se reúnan
los estados generales, ni que se forme una monarquía constitucional, lo que sí es visto
negativamente por los contrarrevolucionarios.

Historiografía romántica: A lo largo del siglo XIX aparecerán otras líneas de interpretación, con
Michelet, el gran historiador de la revolución francesa, inaugura la historiografía romántica,
poniendo más énfasis en la muchedumbre, la historia de las mentalidades.

Historiografía Liberal: Plantea dos etapas para la Revolución: 1) 1789 como la Revolución
Legítima que consigue el fin del absolutismo; 2) 1793 como el desborde del terror y la democracia.
En esta línea, tenemos los autores liberales como Constant y Tocqueville.

Historiografía positivista: en el contexto de surgimiento del socialismo a fines de siglo, hace


énfasis en el “desborde del terror”. Fijada en las batallas, los acontecimientos.

Historiografía Republicana: Aullard une las dos etapas separadas por la Historiografía Liberal
tratando de mostrar que la Revolución abre el camino de la República y la Democracia.

Historiografía del siglo XX

Vovelle ubica el siglo de oro de la historiografía sobre la RF durante el siglo XX, en el cual, las dos
posturas más importantes son la Jacobino-Marxista y la Revisionista. Ambas están de acuerdo con
la ruptura política, el paso del absolutismo monárquico a la soberanía popular como fundamento del
poder.
En el siglo XX, cuando autores como Jean Jaures, tomando la herencia de Michelet y también la
de Marx, comienzan con lo que conocemos como la historia social de la revolución, la historia de
las masas, para a partir de allí entroncar (ya después de la primera guerra, con ecos de escuela de los
Annales) en la corriente historiográfica jacobino-marxista. Deja de lado el modelo positivista,
anclada en el modelo de renovación de la historiografía, y pone el acento en las estructuras: el
sujeto no es autónomo, esta constreñido por la sociedad, hay estructuras, fuerzas que van a influir
en el accionar de ese sujeto, y el cambio histórico se da cuando hay un desfase entre la estructura y
la superestructura. En función de ese modelo marxista, es que esta historiografía, con autores como
Vovelle, Soboul, Lefebvre, Labrousse, etc., hace una lectura social de la Revolución Francesa,
tomando la postura de que es una Revolución Burguesa con apoyo de las masas populares que
termina con el feudalismo y el Antiguo Régimen en Francia abriendo el camino al capitalismo
liberando las fuerzas productivas, que se establece recién en 1830. El apoyo de esos sectores
populares es una originalidad de la revolución, que permitió también la victoria de la burguesía
sobre las clases privilegiadas del AR, y el advenimiento de la sociedad burguesa.

Dentro de estos autores Lefebvre es el gran historiador de los campesinos, en los años 30 escribirá
su libro sobre el gran miedo, y con él ya se da forma a lo que es una historia de las mentalidades
que había empezado en el siglo XIX. Soboul, el ícono de esta corriente, es el gran historiador de las
masas populares urbanas, que conocemos como los sans culottes. Soboul señala que si bien es
cierto que hay continuidades innegables, la Revolución es transformadora a largo y a corto plazo.
La revolución marca cambios institucionales importantes. Francia era muy heterogénea y si bien el
poder del rey buscaba llegar a todas las regiones, chocaba con los distintos parlamentos provinciales
y con leyes locales. 1) La Revolución establece una nueva división en departamentos con cantones
y comunas, un sistema único de pesos, la abolición de los peajes interiores, un único código legal e
impositivo. 2) La centralidad está en la ley que es producto de la voluntad general: el ciudadano
participa en su elaboración. 3) Se establecen libertades: del individuo, de expresión, de religión y de
conciencia. 4) Se consolida un estado laico absorbiendo prerrogativas otrora de la Iglesia. 5) La
propiedad privada es la base del orden social. Ley de Herencia. Todos esos cambios institucionales
son necesarios para el capitalismo. Cabe aclarar que cuando Soboul se refiere a feudalismo no habla
del feudalismo de la Edad Media, sino de algunos elementos que para la sociedad remiten a él
(rentas, sujeción, etc.). Por esto, a partir de su interpretación hay todo un consenso hacia los años 50
de tomar la RF como una revolución burguesa, que termina con el feudalismo, que abre las vías al
capitalismo, que destruye tanto el sistema social del antiguo régimen, como el sistema estatal
absoluto.
Ese consenso, va empezar a ser cuestionado hacia los años 60. Cuando algunos historiadores
empiezan a cuestionar esta interpretación tan mecanicista, cuestionan la idea de que si hay una crisis
económica necesariamente tiene que haber una revolución de carácter social. Emergen posturas que
empiezan a decir que debe haber una instancia, un espacio de mediación entre el sujeto y esas
fuerzas de la sociedad. Esto dará lugar a un revisionismo, y la respuesta que darán estos
historiadores para ver qué es eso que sirve de mediación entre sujeto y las estructuras sociales, las
van a tomar de la historia cultural, del giro lingüístico, de una renovación de lo que es la historia
social, y también de un análisis de los actores, ya no como el gran sujeto del positivismo, si no
como los actores teniendo en cuenta sus experiencias, sus devociones, sus prácticas.

Dentro de este revisionismo, se nos presenta la escuela que comenzó con Cobban, la historiografía
anglosajona, grupo donde ubicamos a Taylor, Richet, Furet, a Mona Ozouf. A partir de esta
posición es interesante que marquemos que el revisionismo, no es solo la pelea entre Furet y
Soboul, sino que es a su vez un cambio de paradigma, que vino a cuestionar una manera de
interpretar la historia, desde ese modelo de Annales y del marxismo, y va intentar ver ahora que es
lo que está mediando entre el sujeto y la estructura social. Es por eso que Furet va a privilegiar el
análisis político, va tener una visión de la revolución de más larga duración, si bien hablara de
ruptura en 1789, sobre todo en lo político, también toma mucho de Tocqueville para ver en la
revolución un proceso de transición. Cuando estos revisionistas hablen de transición, dirán que al
final de la revolución, sectores urbanos seguirán teniendo la misma forma de vida, que la nobleza
sigue conservando propiedades, que sigue teniendo poder. Las masas solo hacen derrapar la RF
desde el punto de vista de esta corriente.

¿Que trataran de ver en este momento de discusión los historiadores? no solo como analizaba la RF
el modelo anterior, sino que también se empieza a cuestionar el objeto revolución, ¿es esta siempre
ruptura?, ¿siempre de carácter social? ¿Las consecuencias inmediatas de una revolución implican
necesariamente progreso y liberación? todo ello comienza a cuestionarse. El revisionismo dirá que
la RF no es una revolución social, sino que es una revolución política, y no tiene que ver con un
enfrentamiento de clases por intereses socioeconómicos, sino que lo que está en juego ahí es una
cuestión política, jurídica, de élites, y no de la burguesía. ¿Quiénes son estas elites? sectores de la
nobleza, quizás sectores de la nobleza liberal, cercanos a sectores de la burguesía, a través de lo
intelectual, a través de las luces, a través de los espacios de sociabilidad, a través de algunas
actividades económicas. Estas elites, dirá el revisionismo, que desde una posición política y
jurídica, quiere terminar con esa sociedad del AR, hacer el tránsito hacia una sociedad liberal de
individuos, libres e iguales, y están dispuestos a ir hacia un compromiso con la monarquía, a través
de una monarquía constitucional que les de participación en el poder.

Furet señala que no puede considerarse una Revolución burguesa como la inglesa puesto que en la
mayor parte de Francia seguía siendo rural, no se dan grandes cambios en las masas y sigue
predominando la pequeña propiedad. No hay mecanización, la sociedad sigue siendo jerarquizada y
la nobleza sigue teniendo el poder político.

Para Soboul el origen de la revolución era el enfrentamiento burguesía-nobleza, la lucha de clases


por intereses socioeconómicos, es por lo tanto una revolución social con consecuencias políticas, en
cambio para Furet es una revolución política, otro paradigma, y ve mucho de transición. Para el
revisionismo ese compromiso de las elites se podría haber logrado (ir hacia esa sociedad de
individuos libres, iguales ante la ley, la monarquía constitucional) más o menos hasta 1790, y si la
revolución se empieza a salir de su curso, (“derrape, derrapar”), es porque se va producir la
intromisión de los sectores populares, masas, no vistas como progresistas, en tanto para estos
historiadores las progresistas son las elites. Las masas se introducen a la revolución muy apegadas a
sus proyectos del pasado, a sus cuestiones nostálgicas, a sus cuestiones utópicas, las masas son más
bien retrogradas, unidas a sus mentalidades y deseos del pasado, y que termina haciendo desviar a la
revolución. Para la mirada jacobina marxista, por el contrario, las masas representaban la
originalidad, el apoyo de las masas a esta revolución burguesa representan el elemento innovador.
Dos modelos contrapuestos, que es necesario ver como ya dijimos, más allá del enfrentamiento
entre dos historiadores, sino como una clara señal del cambio de paradigma.

Si el revisionismo que sigue a la vía inglesa como revolución burguesa, el Jacobino Marxismo
plantea una vía francesa hacia el capitalismo. Según Soboul, el campesino ya no debía pagar el
diezmo, por lo que pudo acumular un excedente para intercambiar. Por otro lado muchos de los
nobles que no fueron exiliados pudieron acceder con su capital a la compra de bienes eclesiásticos
avanzando en la agricultura capitalista en especial en el norte. La nueva nobleza es una amalgama
entre la vieja nobleza y los nuevos enriquecidos. Florence Gauthier menciona también que muchos
campesinos arrendaban tierras y avanzaron al capitalismo desde la pequeña o mediana propiedad.
Los obstáculos eran los peajes, los impuestos y la renta.

Sobre el concepto de AR. Tenía como características una sociedad estamental, corporativa,
inmóvil en las que libertades significaba privilegios. El poder del rey garantiza más las
desigualdades que la igualdad, tiene un poder absoluto, divino. Su poder depende de los cuerpos a
los que a la vez intenta neutralizar. Para sostener poder absoluto, precisa negociar, los parlamentos
(tribunales de justicia que certifican los edictos del rey) serán un ejemplo de cuerpos con los que
deberá negociar el rey, es el reducto de las elites, sobre todo de la nobleza de la toga. El rey debe
respetar esos derechos originarios, hablamos de una sociedad estamental, estamentos que vienen de
la edad media, de esa sociedad tripartita, estática, como querida y establecida por Dios,
supuestamente no se podía cambiar, pero ya ha quedado desvirtuada a la luz de las transformaciones
que hubo, una sociedad que tiene que ver con bases económicas agrarias, y que, según la posición
historiográfica, todavía hablan de relaciones feudales, o por lo menos de la presencia de derechos
señoriales.

Este concepto nace en realidad cuando está muriendo, en este momento de la revolución. Furet hace
todo un recorrido del concepto, y nos dice que aparece recién en 1789, 1790, como forma de
denostar lo anterior y de anunciar lo nuevo, cuando empiezan a verse los decretos que ya va dando
la asamblea nacional el 4 y 5 de agosto, aparece el término régimen nuevo para dar cuenta de los
cambios que se va dar, luego cuando ya se va discutiendo sobre cómo van a ser los poderes que va
tener el rey, en la futura constitución, ósea en el plano político, se empieza a hablar de AR, y ya en
los textos en 1790 aparece claramente la noción de antiguo régimen contrapuesta a la noción de
revolución. Da cuenta que la Asamblea tiene muy claro que ha destruido todo para construirlo
nuevamente: destruyó el absolutismo, la feudalidad, la desigualdad, los estamentos, para construir la
idea de soberanía nacional, la ciudadanía, la igualdad ante la ley, la centralidad de la ley.

Si hasta acá antiguo régimen servía para definir lo anterior, lo que la Asamblea y la RF había
destruido, a partir de la huida del rey en 1791, la noción de AR, y mucho más en la etapa de la
Convención, se va ampliar para definir a todo lo que es opuesto a la revolución: al emigrado, al
contrarrevolucionario, al que acapara, a todo el que es una resistencia al a revolución, a lo que se
opone a este esfuerzo por construir un orden nuevo. Aparece en un principio por lo tanto en un
plano político, que se va mezclando con lo filosófico, a través de la idea del contrato y los derechos,
y aparece ampliada en un modo vago, para definir todo lo que es considerado opuesto, peligro,
resistencia o hasta indiferencia como se manifestara en la etapa jacobina.

La Sociedad de Antiguo Régimen se concibe como una sociedad tripartita que ya no es compatible
con el desarrollo de las riquezas. Es necesario comprender que los grupos o estamentos no actuaban
homogéneamente sino que había heterogeneidad en sus composiciones.

El clero y nobleza se consideraban estamentos privilegiados, con sus propios órganos de justicia,
sus exenciones fiscales, el clero podía hacer si quería una contribución voluntaria, y la nobleza
recién en 1749 se le impuso una contribución muy baja que se llamaba el vigésimo, pero era casi
nada, por lo tanto todo el peso estaba sobre el Tercer Estado formado principalmente por los
campesinos.

Nobleza. David Bien (revisionismo) señala que en muchos casos se construyó la imagen de una
nobleza parásita, pero en realidad estos habían servido en la justicia, en la marina, en muchas
actividades económicas, todas ellas alejadas del mundo plebeyo. Este alejamiento configuró en ese
mundo la imagen de nobleza parásita, pero, hay que entender que estos nobles en realidad no actúan
como un cuerpo unificado sino que reaccionan de forma diferente y entran divididos a la
Revolución. La nobleza no es una sola, y no todos los nobles son exiliados o guillotinados. Hay una
nobleza de sangre (hereditaria) y una nobleza de toga (compra de cargos) que iba en aumento
debido a las necesidades económicas de la corona. Si pensamos en las tensiones hacia el interior de
los estamentos, podemos ver que estos nobles que compran cargos, siempre serán vistos por la
nobleza de sangre como los intrusos, como los recién llegados. Entonces tenemos sectores de la
burguesía que compra cargos, pero así mismo tendremos sectores de la nobleza que empiezan a
entrometerse en el mundo, en los espacios, en las áreas de la burguesía: a través del tema de las
luces, del tema intelectual, en ese sentido es importante recordar que la educación que tienen estos
sectores, esta élite de la burguesía, no es la misma que tienen los nobles, que generalmente ya de
adolescentes entran en las academia o al servicio militar, mientras que la burguesía hace toda una
educación secundaria, y hay muchas profesiones liberales, la educación de esas élites burguesas es
superior a la de la nobleza, y es por ello que mucho de estos nobles empiezan a entrar en los
ámbitos de sociabilidad de la burguesía, los salones, las logias masónicas, clubes, van a empezar ahí
a aunarse a través de la lectura, lectura de periódicos, de libros que circulan, entre ellos la
enciclopedia, o de lo filósofos de las luces, aunque no exclusivamente eso. Para el revisionismo, al
ir mezclándose estos sectores nobles, con sectores de la burguesía, hay toda ya una identificación en
algunas actividades, en ideas, empiezan a difundirse valores que tienen que ver ya con la idea del
mérito, diferente del honor propio de la nobleza, la idea de la carrera abierta al talento y no el
privilegio de la sangre para ocupación de cargos. Esto conduce a abandonar la idea de una nobleza
frente a la revolución, porque no se expresa como un frente unívoco, por el contrario la nobleza ya
está fragmentada, desde mucho antes de la revolución, por lo tanto habrá nobles que van a apoyar al
a revolución, van a estar sobre todo en la primera etapa apoyando, otros que inmediatamente
producida emigraron y perderán sus tierras, habrá otros que no emigran ni pierden las tierras, pero
hay algo que perderán todos: el privilegio y su status social se pierde.

Clero. En el clero hay que diferenciar el clero regular del clero secular, el de las órdenes, y los que
están más cercanos a los mundanos, “más cercanos” a los sectores del pueblo. También es
importante señalar las diferencias entre el alto y bajo clero, porque una cosa es el alto clero, los
obispos, el arzobispo, los que están en las catedrales, los que están en los monasterios, y reciben los
diezmos, y otra cosa es el cura párroco de la zona rural, ese cura párroco que esta mucho más cerca
y quizás sus orígenes también son plebeyos, que están mucho más cerca de esas necesidades de ese
tercer estado, de los campesinos y de los sectores populares, ese cura párroco que además de
encargarse de lo religioso y de los espiritual, se encarga de la caridad, y se encarga de algunos
rudimentos de alfabetización, porque el campo francés es básicamente analfabeto, es un campo
donde la cultura de la oralidad es muy importante, lo que pasa de boca en boca, el rumor. Hemos
hablado de una exención fiscal, a lo que no están dispuestos a renunciar los sectores del alto clero,
no así los sectores del bajo clero que ven con muy buenos ojos las reformas que se van a pedir en
momentos diferentes de la revolución, y que tiene que ver con estos sectores del tercer estado.

Tercer estado: Representa un abanico muy complejo, en el que se incluye la burguesía, los
campesinos, los sectores populares urbanos, y al mismo tiempo ninguno de esos sectores es
homogéneo.

Puede hablarse de una alta burguesía ennoblecida, de una burguesía enriquecida en el comercio
colonial, una burguesía de profesiones liberales, incluso hay algunos autores dentro del revisiones
que han apuntado a señalar que no existe una burguesía de París como tal, como conciencia de
clases y con intereses comunes en miras a la revolución, por el contrario existen estos distintos
grupos que si coinciden en criticar todos el privilegio.

Dentro de los sectores populares urbanos o los famosos sans culottes, se puede hablar de un
pequeño tendero, de un artesano, de algún artesano o de algún aprendiz que está en las
corporaciones, o de maestro para el aprendiz, que son quienes regulan la producción. Este grupo de
los sans culottes, a pesar de ser los sectores populares urbanos, tienen una mentalidad pequeño
burguesa, en tanto algunos de esos sectores populares tienen aunque sea una herramienta, que
consideran como una propiedad, y quien no tiene nada, el que esta con el maestro, el que es
aprendiz, aspira a la propiedad. Es por esto, que por más que la revolución se nos profundice, se
radicalice, salvo el intento de Babeuf, no podemos decir que los sans culottes quieren abolir la
propiedad, en tanto tendrán otra concepción de la propiedad (una propiedad limitada, una propiedad
con sentido social, una propiedad reglamentada por el estado, pero no pasaron el límite de la
propiedad privada). Lo que sí podemos ver en este grupo, son sus temores frente al avance del
capitalismo, la mecanización, por eso siempre buscan la protección en torno a la tasación, la fijación
de precios, protegerse frente a la competencia, pero no se va pasar ese límite de la propiedad.
En el caso de los campesinos también se expresa toda una diversidad. Hay campesinos que aún
están pagando rentas señoriales, incluso la corriente marxista habla de feudalismo, el mismo
discurso de la época hablaba de feudalismo, ya no como en la edad media, donde se da la
dependencia de un hombre a otro, pero si se están dando lazos señoriales, lazos de dependencia,
derechos señoriales que siguen vigentes, desde el momento en que este campesino tiene que pagar
rentas al señor, darle parte de la cosecha, pagarle por usar el molino, el horno, le tiene que pagar a la
iglesia el diezmo, los lazos feudales persisten en ese sentido de hecho. En paralelo a este
campesinado, tenemos otro que pudo arrendar tierras, un campesino que en los textos aparece con el
nombre de labourer, un campesino más acomodado, que en determinadas partes de Francia, por
ejemplo en el norte, es donde se está dando la transformación estructural de la tierra, es decir la
entrada del capitalismo, trabajando de otra manera la tierra, pagar mano de obra asalariada.

Nuevos estudios: la historia cultural

Transformaciones de finales del AR

Dentro de todo este esquema, es interesante ver también otras cuestiones, que se hacen desde los
nuevos estudios, por ejemplo los estudios de la historia cultural, que apuntan a ver como es la
vinculación entre la cultura y el desarrollo del capitalismo, una nueva cultura del consumo, el
surgimiento de espacios de sociabilidad burguesa, donde vamos a hablar del desarrollo/surgimiento
de una opinión pública.

Ver como en las poblaciones económicas, con el avance lento y gradual de formas capitalistas que
se iba dando en el campo (la figura del labourer por ejemplo), las transformaciones van generando
riquezas y valores que se contraponen a la de esta sociedad estamental y aristocrática. Estas
riquezas, estos valores, estas nuevas formas que se van generando, se analiza a través de la cultura
material, un análisis de la cultura del consumo, de la vestimenta, de los valores que tienen que ver
con la idea de la respetabilidad, del mérito, la forma de actuar, la sencillez, las prácticas (por
ejemplo la burguesía aborrece la costumbre de la nobleza de batirse a duelo).

Este cambio de valores y estos cambios materiales se produce junto a una serie de desafíos
intelectuales, o junto a un fenómeno intelectual, la Ilustración, y que desde la historiografía
marxista, generalmente fue vista como la ideología de la burguesía, que había ido tomando
conciencia de clase, conciencia de su adelanto económico e intelectual, pero no político. Esta
postura fue rebatida por el revisionismo, para demostrar que la ilustración no es el coto de caza de
la burguesía, en tanto muchos nobles liberales abrazaron las luces, e incluso hay muchos clérigos
que fueron filósofos, de manera tal que no debiera verse sólo como ideología de la burguesía, y en
ese sentido son claves los estudios de Darton, los estudios sobre cómo se difundió lo escrito, los
libros, la enciclopedia.

Muchos autores también están remarcando hoy, que la difusión de las ideas de las luces, la difusión
de los filósofos y la difusión de la enciclopedia, era una parte mínima de todo un conjunto de temas
y de libros que circulaban (historia, filosofía científica, geografía, pornografía, chismes de la corte),
lo cual es interesante para ver cómo se abre una pequeña brecha en algunos sectores hacia una
desacralización de la realeza. Por otro lado se tiene en cuenta que mucho de lo que está en
circulación, no va de manera directa, en tanto mucho de lo que circula es por lo que otros leyeron de
esos filósofos, y escriben al respecto de ello.

Más que verla como una ideología de la burguesía, es más interesante ver a la ilustración como un
síntoma de esta crisis de esta época, de una crisis de autoridad. La ilustración es una tendencia, es
un movimiento, que más que entenderlo como ideología, hay que entenderlo como una
epistemología, en el sentido de que implica un modo de ver el mundo, de querer conocer, a través
de la razón crítica, el espíritu de la época es atreverse a conocer, atreverse a saber. Esa razón crítica
es la que está en esos espacios de sociabilidad, de la burguesía, los salones, etc., donde va empezar
a emerger la esfera pública, una opinión pública, que va por otros carriles que la del Estado y de la
monarquía. Nos dice Furet, una esfera pública y una opinión pública que es democrática, porque se
da de manera horizontal entre esos hombres que leen y discute, no es que viene de arriba, de la
monarquía.

La Revolución Francesa como proceso. Las etapas del proceso revolucionario y sus aspectos
ideológicos, jurídicos, institucionales y socio-económicos.

Aquí entrarían algunos elementos de la caracterización del AR y los antecedentes de la RF. ¿Cómo
era Francia antes de 1789? Es una Francia que está en crisis, no sólo porque la estructura del AR se
había ido resquebrajando lentamente, sino que hay crisis más bien coyunturales acompañando a ese
resquebrajamiento.

Alrededor de 1774-1776 se produce una inflexión en la economía francesa, pues aunque es un siglo
de crecimiento demográfico, un ciclo de crisis agraria provocará una crisis urbana. La aristocracia
señorial, afectada en sus beneficios, en vez de buscar una salida racional opta por gravar más (pero
esa es la salida racional teniendo en cuenta de que se habla de la aristocracia señorial) agudizando la
tensión social. Eso explica la violencia alcanzada con la “guerra de las harinas”. El problema
estructural causado por la convergencia de los dos factores (ausencia de organización capitalista de
la tierra y peso de la estructura feudal) origina una “crisis general” agravada por el TT de Libre
comercio con GB (1786) que perjudica la producción textil francesa, la intervención de Francia en
la guerra de EEUU (política exterior impopular, contradicción en apoyar a una república, deuda
pública) y los gastos excesivos de la corte. La subida de precios en los momentos en que las
cosechas son malas van a perjudicar sobre todo a los sectores populares, ya sean urbanos o
campesinos, quienes se van a movilizar: el tema del hambre y del pan es clave en este momento y
también durante la revolución, a lo que se suma la mayor presión de una nobleza que busca
recuperar antiguos tributos y privilegios.1

Ante esta crisis en aumento el rey buscará salidas: la aplicación de nuevos impuestos. Si bien el rey
tenía un poder en teoría absoluto, la realidad es que su poder se superponía con el poder de los
cuerpos intermedios que a veces incluso llegaban a chocar, sobre todo teniendo en cuenta la
heterogeneidad de Francia y la existencia de los parlamentarios provinciales. La monarquía se
hallaba debilitada y con fisuras, inestable en cuanto a los ministros que la acompañaban, pero
además tenía algunas contradicciones de principio, ya que si bien intentaba neutralizar a la nobleza
contribuyó a aumentar sus filas.

Los ministros del rey provenían de la Fisiocracia, y según Rosanvallon, como salida a este esquema
de crisis, Turgot intentará realizar una reforma impositiva basada en la idea del “ciudadano
propietario”. Si la tierra era la base de la riqueza también lo era del impuesto: quien tenía tierras
debía pagar impuestos, lo que implicaba un ataque a la estructura de la sociedad estamental y de
privilegios. Calonne llega incluso a proponer un impuesto universal sobre la tierra, apuntar a la
igualdad fiscal y crear Asambleas Provinciales en las que el voto sea por cabeza y no por estamento,
en un intento de neutralizar a la nobleza. Para esto convence al rey de convocar a la Asamblea de
Notables que no se convocaba desde el XVII pero la Asamblea no aprueba esto, considerando que
eran los Estados Generales (EG) los que podían decidir sobre los impuestos.

Luego de esta negativa, el próximo ministro, Brienne, retoma el tema de las reformas
administrativas (impuesto universal, limitado y que no distinga órdenes), lo que provocó rechazo
por romper con la tradición del reino de que el rey debía gobernar lejos de los impuestos. Las
Asambleas Provinciales propuestas por Calonne iban a manejar las finanzas y cobrar impuestos, lo
que genera tensión con los parlamentos, que van ganando apoyos de sectores que pensaban que se
defendían los intereses provinciales (cuando en realidad lo que defendían eran intereses propios).
Ante esta presión, en 1787 el rey aceptará convocar a los EG, reunión de los tres estamentos que
sesionaban por separado, votaban por estamento, y no eran convocados desde el siglo XVII; pero
rápidamente se discutirá sobre el funcionamiento de esta reunión: si se votaría por cabeza o

1
Ver mapa Kinder y Hilgeman: Francia en vísperas de la Revolución. Página 16, Tomo 2.
estamento, si se duplicarían los representantes del Tercer Estado como ya se había permitido en las
Asambleas Provinciales (estos debates inundan el espacio público a través de panfletos).

El 24 DE ENERO DE 1789 sale el Reglamento sobre el funcionamiento de los EG promulgado por


el rey. En este:

 Se duplican los representantes del Tercer Estado (de 300 a 600) y del bajo clero en el otro
orden.
 Se establece como serán las elecciones (para elegir a quienes iban a elegir a los diputados
de los EG), cuya participación es bastante amplia. Se vota desde Asambleas de diferente
forma dependiendo del estamento. Rosanvallon explica que estas Asambleas se inscriben en
el marco de la tradición: no están ejerciendo ningún voto soberano sino que eligen a
quienes aconsejarán al rey, estos representantes están sometidos al mandato imperativo, por
lo que ante cualquier decisión deben retornar a las Asambleas que los colocaron allí, y
actuar de acuerdo a los “Cuadernos de quejas”.

En los cuadernos de quejas van las recomendaciones de reformas o de cuestiones fiscales al rey. En
líneas generales, ningún cuaderno de quejas critica al rey, sino a los malos ministros. Si bien fueron
con objetivos precisos como aconsejar en lo fiscal, el nivel de politización había sido tal que pronto
ya se encontraron discutiendo otros temas, como la reforma de la justicia. Por otro lado, y en esto
coinciden todos los cuadernos de quejas, se puede ver que coinciden en el fin del absolutismo, y en
la pervivencia de los EG como algo regular y no extraordinario. Se ve también un consenso en la
necesidad de reformar la Iglesia o la Justicia, pero aparecen también diferencias que son insalvables
tanto entre como dentro de los estamentos.

La nobleza no está dispuesta a renunciar a ningún privilegio. Si bien los miembros del Tercer
Estado coinciden en cuestiones como la reforma fiscal y judicial, los sectores populares urbanos
querrán protección frente a la libertad económica, el avance de la industrialización, etc., lo que
entrará en conflicto con los intereses de la burguesía industrial o la comercial. El voto por cabeza
también generaría tensiones incluso dentro del estamento del clero, ya que el bajo clero era más
cercano a los sectores populares.

Gilbert Shapiro, en una investigación realizada sobre estos cuadernos de quejas para detectar las
causas de malestar en la población francesa, demostró que esta fue un acontecimiento
primordialmente político. Observó que el tema dominante en las quejas se refería al gobierno y la
Constitución, seguido por la cuestión económica de los impuestos indirectos. Pero mientras la
burguesía hace girar sus quejas en torno a lo jurídico, el pueblo apunta a un cambio constitucional
del que espera la solución a sus problemas reales: el hambre, las privaciones, la carestía, el agobio
fiscal y la falta de tierras.

5 DE MAYO DE 1789 se da la apertura en Versalles de la reunión de los EG. Como estrategia para
que todos los estamentos sesionen juntos el Tercer Estado procede a la verificación de las
acreditaciones de todos los diputados, pero respondiendo a esto sólo se suma unos pocos miembros
del bajo clero y los otros estados comienzan a sesionar por separado. El 17 DE JUNIO, el Tercer
Estado Junto con el bajo clero se constituyen en Asamblea Nacional y Soberana, es allí donde
reside la Nación, surgida de la voluntad de los hombres libres e iguales. Expulsados de la sala por
orden real los diputados se reúnen en la Sala de Juego de Pelota, donde deciden el 20 DE JUNIO
que no se separará hasta dar una constitución, mientras miembros de la nobleza liberal y el clero
parroquial van pasándose a estas filas.

Ruptura  de Asamblea Representativa Recomendativa a  Asamblea Soberana Constitucional o


Constituyente (nuevo lenguaje). Esta AC invita a los otros miembros a sumarse a la Asamblea de la
Nación, y en sus miembros todavía existe la confianza en el “buen rey”, que se romperá con la
huida del mismo. Rosanvallon muestra como estas asambleas eran diferentes de las electorales,
estas son un acto de soberanía, ha constituido a la Nación como cuerpo colectivo que asume la
soberanía, y que no puede ser disuelta por el rey. El 25 de JUNIO, cuando se pasan un grupo de
nobles liberales, el rey da la orden al resto de sumarse a la AC, para entonces ya no queda nada de
los EG, puesto que esos diputados habían llegado elegidos de una manera y para determinados
objetivos, y ahora se han convertido en algo absolutamente distinto, una Asamblea que encarna a la
nación con voluntad soberana.

Una propuesta que hacen Babot y Privitellio es la de dividir a la RF en tres etapas: Liberal (1789-
1791), Democrática (1792-1794), y un nuevo período Liberal (1794-1799). Tomaremos la
periodización según Furet, vistas desde el punto de vista institucional

Etapas de la Revolución Francesa

1. Primera Etapa (Junio de 1789-1791) – Asamblea Constituyente


2. Segunda Etapa (1791-1792) – Asamblea Legislativa
3. Tercera Etapa: Convención Girondina
4. Cuarta Etapa: Convención Jacobina

Primera Etapa. Furet señala que hay momentos clave en esta etapa: el 17 de Junio, el 4 y 5 de
Agosto y la Declaración de Derechos, que van a dar la base a la RF pero no totalmente puesto que
el rey sigue gobernando. Durante la AC hay un trastocamiento en los fundamentos del poder, ya que
hay una reversión: el pueblo ha asumido la soberanía colectivamente como Nación. Por encima de
todo ya no está el rey, sino la Nación y la Ley. La Ley está por encima del rey, que no puede
hacerla. Esta nueva ley (a diferencia del AR) se caracteriza por ser general, no hace diferencias, es
igual para todos y no distingue entre estamentos, pero además el origen de la misma también es
diferente, ya que emana de la voluntad general, de una Asamblea de representantes de dicha
voluntad general.

---------------------------------- Ver Furet y Ran Halevi -----------------------------------------------------

Durante la AC comienzan a concentrarse tropas en París, y aquí comienzan a reaccionar sectores


urbanos que ya venían movilizados por los precios del pan, ahora ante la idea de que los nobles
acaparaban el trigo y la destitución de Necker, único ministro que no provenía de la nobleza. Todo
esto concluye en la Toma de la Bastilla el 14 DE JULIO DE 1789 para tomar sus armas, que es la
cárcel, el símbolo del AR y su arbitrariedad, donde apresaban a los enemigos políticos del rey. Esta
toma la hacen los artesanos, tenderos, asalariados, burgueses, etc. los sans culottes. Su importancia
reside en que 1) es la entrada de los sectores populares urbanos en la Revolución, 2) salva a la
Asamblea Nacional, cuya disolución tenían como objetivo las tropas del rey, 3) y se crea una
Guardia Nacional burguesa. Implica también la introducción de la violencia en la Revolución, que
se manifiesta en el asesinato del intendente de París nombrado por el rey (pero por lo demás esta
violencia no es tan nueva).

Las consecuencias de la Toma de la Bastilla se expanden hacia fuera de París, al interior de Francia.
Se produce el “Gran Miedo”, un movimiento rural en el interior del país (ver Reichardt). Los
panfletos que circulaban habían llegado ya a un campesinado atemorizado por el rumor de la
retención de la cosecha y del cobro de viejos impuestos. El rumor era muy importante en una
sociedad de lo oral, y comienzan a atacar los castillos, quemar archivos señoriales, etc. Hay que
recordar que este campesinado es bien heterogéneo: labourier, otros que pagan rentas y otro que no
tiene nada. De este campesinado habla Lefebvre, ya que hasta su obra el tema del campesinado
figuraba muy poco en la historiografía o se veían como movimientos de un campesinado arcaico de
tipo antiguo. Lefebvre enmarca el “Gran Miedo” en este contexto de rumores, malas cosechas, y le
otorga un gran peso a las mentalidades y las emociones, importantes para comprender la historia en
un momento de hambre, de postergación, de cargas que vienen llevando durante décadas.

Como consecuencia a esto se pueden pensar los decretos de la Noche del 4 y 5 de AGOSTO.
Cuando la Asamblea debe reordenar el temario. Los nobles liberales son los que tienen de alguna
manera el liderazgo de la Asamblea, y si bien reconocen la culpa de los campesinos (Gran Miedo)
también hacen otro tanto con la opresión señorial. Para Furet esta reunión se hace de manera
imprevista por el levantamiento campesino mientras que para los marxistas estaba prevista para
derribar el régimen feudal. Esta noche cae toda la estructura de la sociedad de AR, a partir de ahora
se habla de una sociedad de individuos iguales ante la ley, libres y autónomos.

- Igualdad ante la ley


- Todos son admisibles a los puestos de acuerdo al mérito
- Se suprime la venalidad de los cargos. Se indemnizaría a quienes los hubieran adquirido
antes
- Abolición de los diezmos sin indemnización a la Iglesia (se mantienen hasta que sean
creados unos nuevos). Sus bienes pasan a formar parte de la Nación. (Igualmente se
seguirán pagando diezmos hasta 1790, ya que se habla de una transición y la
implementación de todos estos cambios es caótica)
- Supresión de los derechos feudales personales (trabajo no remunerado, derecho de caza,
pago por uso de molino u horno). Por los derechos feudales que pesan sobre la tierra se
debe pagar una indemnización si se quería seguir usando la tierra.
- Igualdad fiscal
- Propiedad Privada
- Nuevo orden administrativo en un sistema de departamentos, cantones y comunas,
abolición de las aduanas interiores que existían y de los privilegios regionales

Hay que tener en cuenta también que cuando esta información llega es comprendida de maneras
diferentes. Una parte del campesinado piensa que se han abolido los impuestos, otra piensa que se
ha abolido todo el feudalismo, lo que genera confusiones, malestares y más levantamientos en
algunos casos.

El 26 DE AGOSTO se hace la Declaración de los Derechos del Hombre. En esta Declaración está
muy presente en los artículos la importancia de la ley. Según Soboul, con la DDD aparece un nuevo
lenguaje jurídico, porque se debe estructurar un nuevo derecho público y privado: un derecho
público referente a las relaciones de los ciudadanos y el Estado que ya no son súbditos, y uno
privado entre los hombres que son iguales ante la ley. Es decir por encima del monarca y los
ciudadanos siempre está la LEY.

Entre 1789 y 1791 la democracia política no es exigida como la abolición de los privilegios. Y aquí
hay que hablar de la cuestión del ciudadano. Sieyes expone que existen dos tipos de ciudadanos,
activos y pasivos. Los activos pueden elegir y ser elegidos, lo contrario a los pasivos, pero ambos
son iguales ante la ley. El voto es indirecto a través de Asambleas de segundo grado y son elegidos
siempre los ciudadanos propietarios. Rosanvallon nos habla de la idea de ciudadano propietario: la
propiedad funciona como garantía de la cosa pública, hay algo que vale la pena defender y el
hombre que tiene educación y propiedad es más difícil de corromper, por lo que es una doble
garantía de capacidad y autonomía. En este sentido, según Rosanvallon, persiste la idea del
gobierno de los capaces o gobierno de la razón. De los 26 millones votan solo 4 millones (varón, 40
años, pagar impuesto, francés con domicilio fijo). Los ciudadanos activos van a votar por grados, en
asambleas de primer grado donde se reunirían los que menos pagaban, que eligen electores para la
asamblea de segundo grado (donde están quienes más pagan), y a su vez de ahí saldrán elegidos los
diputados de la Asamblea Legislativa por ejemplo.

Dentro de la abolición de privilegios se encontraba la cuestión de resolver la situación del clero.


Cabe aclarar que los revolucionarios no eran ateos sino deístas, no estaban en contra de la religión
sino de la superstición y el rito. En cuanto a este grupo, se expropian sus bienes sin indemnización y
a cambio de bonos “asignados”. Cuando estas propiedades se nacionalizan y empiezan a ser
vendidas, el asignado empieza a perder respaldo, lo que dará lugar a una crisis de subsistencia.
Bergeron sostiene que hay muchos beneficiados con estas tierras: la nobleza, la burguesía comercial
urbana, rural y rentista y algunos campesinos acomodados. La venta de estos vienes permite la
extensión de la pequeña y mediana propiedad, coincidiendo con la idea de Gautier de una vía
francesa de acceso al capitalismo (contraria a la vía inglesa de la gran propiedad). Bergeron dirá
también que el hecho de que en Francia se haya sostenido la pequeña propiedad no era un obstáculo
para el tránsito hacia el capitalismo. En la misma línea se encuentra Fontana, que plantea que si
bien se sostiene la pequeña propiedad, la liberación de la tierra más gradual en Francia no deja de
ser una vía hacia el capitalismo. El obstáculo no está allí para Gauthier sino en las cargas feudales,
que se irán eliminando con la RF, tal como lo plantea Soboul.

En 1790 se dicta la Constitución Civil del Clero que establece que la Iglesia se convierte en
funcionariado del Estado y que el clero como tal debía cobrar un salario y ser elegido. La religión
del Estado sería el catolicismo pero se otorgarían libertades a protestantes y a los judíos. La idea de
los revolucionarios no era atacar al cristianismo en sí, sino atacar al clero como un estamento
detentador de privilegios (anti-clericales) y esto creó un nuevo problema político. Una de las
decisiones que toman en ese anti clericalismo es la de abolir las órdenes monásticas, desconocer sus
votos, todos los que estaban en los monasterios podían salir, casarse, etc. No todo el clero estaba de
acuerdo con esta medida, de hecho el papa desde un primer momento tomará una actitud contraria a
esta constitución condenando la Revolución. Esto es importante porque el clero es fundamental para
la contrarrevolución y porque dividirá a los miembros del estamento en juramentados (quienes juran
la constitución civil) y refractarios, que estarán divididos en diferentes zonas, los primeros en París
y el sureste de Francia, y los refractarios en Alsacia y el Oeste, la zona de la Vendée.

En 1791 se deben marcar dos cuestiones importantes: por un lado la fuga del Rey y su detención en
Varenne, con lo que comienza un proceso de desacralización de la monarquía y se puede construir
un imaginario nuevo. Esto se acentúa cuando aparece correspondencia entre el rey y otros monarcas
europeos (Declaración de Pilnitz, Austria y Prusia intervendrían de pasarle algo al monarca). Por
otro lado la promulgación de la Constitución de 1791, que establece una monarquía constitucional
con una sola cámara (diferente de Inglaterra que tiene de los Lores y los comunes), que pasa de AC
a Asamblea Legislativa. El rey tiene derecho a veto suspensivo, es decir que puede frenar una ley de
la asamblea por un tiempo. El poder judicial se conforma ahora de tribunales independientes ajenos
a los parlamentos que ya no funcionan. La Constitución es liberal, respeta las libertades y garantías,
el derecho de propiedad absoluto con el sentido de Locke, la libertad del individuo en todos los
sentidos. Se abolen los monopolios y se garantiza la libertad económica y comercial, pero también
se eliminan las corporaciones o cualquier tipo de asociación a través de la ley Le Chapellier, ya que
nada puede interponerse entre los individuos y su libertad.

Con la fuga del rey y su detención en Varenne ya empiezan a marcarse mayores contrastes entre los
grupos políticos de la Asamblea. En el arco político se van dibujando las expresiones de la
izquierda y derecha que nacen en este momento y que tienen que ver con la conservación y el
cambio en la AC y en la Legislativa después. La definición de izquierda y derecha se dio por el
lugar en que se sentaban (conservadores a la derecha y a la izquierda quienes querían cambiar el
statu quo).

Retornando al período de la AC, podemos hablar de grupos políticos y no partidos políticos. A la


derecha se encuentran los monárquicos, absolutistas, aristócratas, un sector que no está a favor de
los primeros cambios revolucionarios. Hay que verlos no desde el punto de vista sociológico sino
desde el político ideológico.

A la izquierda se encuentran los patriotas, que buscan llevar a cabo reformas a través de la
revolución. Como no hay partidos, estos grupos o tendencias funcionan en torno a los espacios de
sociabilidad como clubes o distintas asociaciones. Los patriotas son llamados así porque buscan
asumir la soberanía del pueblo. Estos últimos salen todos del club Breton que se asocian hasta
convertirse en los Amigos de la Constitución (que se reúnen en la calle San Jack por eso jacobinos)
y luego pasan a llamarse Jacobinos: de este grupo se van desgajando en función de las
circunstancias. De allí partirán luego los girondinos, los cordeleros, etc. Las diferencias se verán
sobre todo cuando se empiece a discutir el derecho a veto del rey: algunos querían el veto absoluto
porque temían que la revolución se vaya por un camino cada vez más violento, hay sectores que
empiezan a matizar su posición, pero finalmente se aprueba ese veto suspensivo solamente por seis
años, no de manera absoluta.

Segunda Etapa (1791-1792) – Asamblea Legislativa. Cambian las fuerzas según la discusión acerca
de la Constitución. El sector monárquico desaparece porque la monarquía ahora es constitucional,
por lo que en la derecha podemos encontrar al sector de los fuldenses (monárquicos
constitucionales). A la izquierda se encuentran los jacobinos, cuyas diferencias se empiezan a
marcar y de los que saldrán los cordeleros y girondinos. En el centro hay un grupo al que se llama la
llanura que vota para un lado o para el otro según la circunstancia.

Problemas de la Legislativa:

Como actuar frente a la huida del rey y frente a las cartas y amenaza de las otras potencias de
intervenir si al rey le pasa algo. Si en los inicios de la RF, los miembros de la Asamblea
Constituyente, imbuidos de los ideales pacíficos de la Ilustración renunciaron a cualquier política de
agresión, al cabo de dos años la AL declaró la guerra al rey de Bohemia y Hungría, y luego se
encontró luchando con Prusia, Cerdeña, Inglaterra, los Países Bajos y España.

Desde ABRIL de 1792 la guerra se da casi ininterrumpidamente. Algunos sectores como la Gironda
apoyan esta guerra que difundiría los valores universales de la Revolución, pero también es una
realidad que era una burguesía con interés en la guerra por los beneficios económicos que podía
aportarle, sumando a esto el peligro de la contrarrevolución. Woolf dice que sorprende la
tranquilidad con que Brissot y los girondinos declararon la guerra, destacando la fuerza innata de
los pueblos libres contra los déspotas, y la búsqueda de la resolución de los problemas internos
mediante la llamada a la ideología del patriotismo. Pronto estallaría el conflicto entre la política
desinteresada de liberación y la política de poder nacional. En los años siguientes, las palabras
“liberación”, “reunión” y “repúblicas hermanas”, se convirtieron en un código para definir la
anexión y ocupación.

Las “ideas universales” de la RF, provocan conmoción en una Europa con gobiernos de Antiguo
Régimen, y la experiencia de la guerra alcanzó dimensiones imprevistas para quienes se embarcaron
en ella, tanto que condicionó el desarrollo de la Revolución. La Asamblea Legislativa comienza a
actuar en función de la guerra, hay un paso de la idea de ciudadano propietario a la de ciudadano
soldado: se abre la participación en la guardia nacional. A la par de esto también hay que tener en
cuenta que se agudiza el problema económico interior. El factor bélico radicaliza la revolución
porque da entrada cada vez mayor a los sectores populares, no solo en el frente de batalla sino
también a través de reclamos políticos y económicos. La guerra implicaba movilizar a la mayor
parte del pueblo, lo que genera inconvenientes si se tiene en cuenta la reorganización administrativa
que se venía dando. Se decidió incorporar en la Guardia Nacional no solamente a los ciudadanos
activos sino también a los pasivos, lo que da cuenta de cómo los avatares de la revolución van
transformando la idea de ciudadano (idea de ciudadano soldado).

Las mentalidades empiezan a agitarse y se instala en la población la idea del complot aristocrático.
Furet interpreta esta cuestión de complot como una búsqueda de un nuevo enemigo ante la huida del
rey: el complot aparece como opuesto al pueblo y a la revolución. Se dan en este contexto acciones
violentas de la población: terror anárquico.

En París, el clima que se vive es de mucha efervescencia. Hay una constante participación de los
sectores populares que se materializa en la reunión de las 48 secciones de París, en principio
formadas como distritos electorales, pero que se encuentran con mayor frecuencia con gran
presencia de los SC. Organizan en gran medida las Jornadas del 10 de Agosto de 1792: Los Sans
Culottes piden la destitución del rey y la formación de una Convención con sufragio universal.
Forman la Comuna de París, un gobierno revolucionario (de solo 280 personas que quieren
continuar con la RF) paralelo al de la Asamblea Legislativa. Respecto a estas jornadas Rosanvallon
piensa la tensión entre el principio representativo de la Asamblea Legislativa, y el principio de
acción directa en la calle con sus manifestaciones. Para estas últimas se otorga libertad, pero no se
otorga el voto. Son un elemento de presión a esa AL. (Consultar aquí por la eliminación de la
distinción entre activos y pasivos, se baja la edad de voto pero se mantiene la diferenciación en base
a contribuciones). Esta Comuna es la expresión política de la madurez de los sans culottes lograda a
través de la democratización de los clubes y los dirigentes más radicalizados, cuyos objetivos
señalan ahora una ruptura con la alta burguesía liberal. Adheridos a la república y el sufragio
universal, recelosos de los sistemas representativos y del sistema económico liberal, se vuelcan a la
acción directa y el establecimiento del control estatal de la economía.

A partir de 1792 el escenario es el de poderes paralelos (Asamblea y Comuna), guerra y creciente


movilización de los sans culottes, sobre todo con la idea de complot aristocrático que se dibujaba en
las mentalidades como un enemigo a eliminar, es esta la idea que sirve para cohesionar y movilizar,
que se acentuó con la fuga del rey, lo que dio cuenta de una organización de la aristocracia al
interior y el exterior. En este contexto de conflictos entre la AL y la Comuna y del terror anárquico
(masacres en cárceles a presos políticos), se decide formar la Convención.
SEPTIEMBRE 1792-1793: Etapa de la Convención Nacional con predominio girondino. Inicio de
la República. La Convención se debe elegir con las nuevas reglas del juego que implicaban la no
distinción entre activos y pasivos pero mantenía la diferencia de contribución. Si bien algunos ven
esto como sufragio universal, Richet matiza esto, puesto que muchos no fueron a votar, como los
fuldenses. El resultado de esto es que muchos de los que ya habían participado en las Asambleas
anteriores los volveremos a ver aquí: Guizot, Robespierre, Condorcet.

Con la Convención se instaura la República, cuyo concepto fue madurando durante el siglo XVIII
en contraposición a la monarquía absoluta. Los revolucionarios por tanto tienen una educación
sobre todo basada en las luces, que se inspira mucho en elementos antiguos como el amor a la patria
y la virtud. Por otro lado también la RF se hace a través de los símbolos: proliferan los juramentos
colectivos, las estatuas en honor a la libertad y la República, el cambio en la forma de vestir y sobre
todo el cambio de calendario del gregoriano al revolucionario. En septiembre de 1792 arranca el
año I y también se radicaliza aún más la Revolución y los grupos políticos cambian.

La Gironda pasa a la derecha puesto que buscan dilatar la destitución del rey para evitar la
radicalización de las masas (recordar que es una burguesía de las finanzas que prefiere la
mantención del orden) y puesto que ya no están los monárquicos constitucionales (que no votaron).
Los montañeses (que se sentaban alto, Robespierre, cordeleros y otros jacobinos radicales) ocupan
ahora la izquierda, una burguesía media baja en general de Paris. Robespierre estaba en este grupo y
muestran una posición más firme en torno al juicio del rey. La llanura permanece pero apoya en la
mayoría de los casos a los montagnards. Ambos grupos eran republicanos, pero los girondinos
empezaban a ver que la radicalización era excesiva en un contexto de guerra.

Problemas de la Convención

La Convención inicia con algunos triunfos militares, logra que el ejército prusiano retroceda y la
ocupación de Saboya, Niza y Bélgica, importante porque abre el camino de la intervención de Gran
Bretaña. Se establece la política de repúblicas hermanas. Estos triunfos son posibles porque Austria,
Rusia y Prusia se encuentran ocupadas en la división de la Polonia histórica, por lo que los ejércitos
continentales están débiles.

La Convención decide juzgar al rey, considerado traidor. Según Mona Ouzuf un grupo de diputados
girondinos se encarga de realizar un informe. Este enjuiciamiento público implica una clara
subversión de las relaciones de poder porque coloca al rey en pie de igualdad. Queda en claro que el
rey absolutista es directamente considerado traidor, pero se juzga al “rey constitucional” por romper
el juramento. Algunos grupos de la Convención querían dilatar esta acción por el miedo del poder
de los sectores populares en medio de una guerra, y si la Gironda quería dilatar, los montañeses
fueron más homogéneos. Esta dilatación que buscaron tuvo como móvil el temor a la movilización
en las calles parisinas en medio de una guerra que requería todos los esfuerzos. En 1793, la muerte
del rey implica la muerte de dos cuerpos, un cuerpo físico y un cuerpo espiritual, la destrucción de
todo lo sagrado que representa (Reichardt). Este acontecimiento será celebrado por algunos, pero no
por otros que seguirán conservando el recuerdo o imagen del rey taumatúrgico, algunos que no
habían bebido lentamente del proceso de sacralización al que se sometió la figura (recordar la
cuestión de transición sobre todo para las mentalidades).

Luego de principios del 93 hay diferencias dentro de la Convención y problemas para controlar al
ejército, por lo tanto un retroceso militar (dejan Bélgica). En ese contexto se dan las Jornadas
populares de JUNIO del 93: Las diferencias en la Convención ya son abismales y los sectores
populares cada vez más radicalizado, piden control de precios y otras medidas para calmar la crisis
económica. Sans Culottes junto a los montañeses, sacan a los girondinos de la Convención. Furet
considera que los montañeses utilizan al pueblo para su beneficio. Respecto de este hecho, Soboul
explica que hay una gran sensibilidad social (sans culottes) y una necesidad política que es la de los
montañeses, y que ambas se han conjugado para determinar el escenario imperante.

JUNIO 1793-TERMIDOR 1794: Etapa de la Convención con predominio montañés. Algunos


autores definen este período como el de la “Democracia Social” en especial los jacobino-marxistas.
En la etapa es muy importante la figura de Robespierre, quien asume un liderazgo en el marco del
curso de la RF. La Convención sanciona una Constitución en 1793 que no llegará a aplicarse porque
se la suspende mientras continúe la guerra.

Constitución 1793 (Democracia Social) – I República Francesa

- Reconoce la propiedad privada, pero admite que sobre esta está primero el derecho a la
existencia. La propiedad debe tener un sentido social donde el Estado determina que es lo
que cada quien necesita para vivir y asume la prerrogativa de repartir y distribuir,
estableciendo algún tipo de equidad sin abolir la propiedad privada (influencia de
Rousseau).
- Mantiene las garantías liberales de la C1791. Introduce el sufragio universal.
- Establece la educación pública, gratuita y laica; respecto a lo cual McPhee plantea que es
sumamente difícil de aplicar por el contexto de guerra. No hay recursos ni formación de
docentes adecuada para aplicar esta ley. La huida de sacerdotes o muerte de otros había
producido un colapso casi absoluto de la educación primaria.
- El carácter de la soberanía es inalienable y se expresa en el principio de ratificación popular
de las leyes
- Derecho a la insurrección
- Contenido social

Si bien quedó suspendida en el marco de la guerra Gauthier matiza esto y dice que algunos puntos
fueron aplicados dentro del contenido social, como los derechos a la salud y la vejez, la educación
con complicaciones, y el derecho a la existencia por la cual el Estado debía velar, ya sea a través del
trabajo o asegurando otros medios a quien no pueda trabajar, lo que implica un paso del principio de
caridad al de obligación estatal. Ikni habla de la importancia de la asistencia pública y la
beneficencia nacional, pero esa política choca con la inflación y la guerra por lo que es muy difícil
llevarla a la práctica.

Levantamientos  Cuando se sanciona la Constitución es enviada a las Asambleas Primarias para


que sea ratificada en el interior, y la Convención por otro lado decide decretar la leva en masa, lo
que genera una reacción al Oeste de Francia en la zona de La Vendeé que se resiste a enviar
hombres a la guerra. Las fuerzas de La Vendeé se enfrentan con los parisinos y son tachados como
contrarrevolucionarios a los que había que eliminar. Los levantamientos de La Vendeé no eran
nuevos, ya que era un sector agrícola que venía descontento por no haber obtenido beneficios con la
revolución. Los administradores burgueses continuaron con los impuestos y la leva en masa
contribuyó a empeorar la situación. En principio no parecía un movimiento contrarrevolucionario,
hasta que ganaron apoyo de nobles y sacerdotes.

A esto se suman otros movimientos como el de los federalistas de Lyon, Marsella y Toulouse que
protestan contra la centralización del poder en París por las necesidades de la guerra. Esto último es
grave teniendo en cuenta que participan del movimiento republicanos y burgueses, y no meramente
contrarrevolucionarios o aristócratas, que a pesar de todo no lograron una articulación entre sí.
Estos elementos comienzan a ser vistos por la Convención como obstáculos de sus políticas
(entregaron el puerto de Toulon a los ingleses) por lo que se empieza a despertar la idea de
venganza no solo contra refractarios y contrarrevolucionarios sino contra campesinos y burgueses.

Esto caldea la situación también dentro de la Convención, quedando a la derecha de la misma


jacobinos como Danton, y a la izquierda extrema los cordeleros o rabiosos como Hébert y Roux,
teniendo en cuenta que se ha silenciado a una oposición mutilada. La montaña ve que se debe poner
orden y se decide a la creación del Ejército Revolucionario (si bien se tuvo en cuenta al ejército de
París, micro ejércitos se desarrollaron espontáneamente en todas las provincias, en sus filas había de
todo), formado por activistas en las calles. Los hombres del ejército parisino, según Bouloiseau,
fueron los propagandistas de la Revolución, los que pusieron en práctica cualquier instancia para
difundir la ideología de los sans culottes. La cooperación que prestaron a los jacobinos
(garantizaron el abastecimiento a través de las requisiciones, obligaban a los contribuyentes a
respetar la ley del máximo) puso en franca desventaja a los moderados, pero sus torpezas y
exacciones contribuyeron a separar a las poblaciones rurales del gobierno, y en lugar de reforzar la
unidad nacional, recrudecieron la oposición entre ciudades y pueblos.

También se crea el Comité de Salud Pública y el de Seguridad y Vigilancia, ambos conformados


por montañeses y que institucionalizarían el terror anárquico que venía desde 1792, junto con los
Tribunales Revolucionarios posteriormente. Robespierre denomina a esta etapa en que se suspende
la constitución como un “Gobierno Revolucionario”, que se basa en la virtud, que sería la evitación
del despotismo, y el terror, que sería la justicia rápida.

Entonces, siguiendo al historiador Peter McPhee, en JUNIO de 1793 la República debió hacer
frente a una crisis aplastante. La insurrección descontrolada de La Vendeé absorbía gran parte de la
capacidad militar de la nación, mientras los ejércitos extranjeros avanzaban por el sudoeste, el
sudeste y nordeste del país, sumado al bloqueo marítimo inglés. La mayoría de las administraciones
departamentales quitó el apoyo a la convención por la detención de los diputados girondinos, a lo
que se sumaba una crisis económica por el descenso de poder adquisitivo del asignado, junto la
necesidad de proveer a los ejércitos.

¿Cuál es la solución que se planteó Robespierre frente a esta situación? Plantea como esencial,
siguiendo a McPhee, una voluntad unitaria para salvar lo que se construía desde 1789. Para derrotar
a la burguesía provincial, culpable de las revueltas federalistas, creía necesaria una alianza entre el
pueblo y la Convención, para lo que se debían superar una serie de obstáculos: la ignorancia de la
población, la pobreza y la guerra interior y en el extranjero. Su objetivo implicaba censura,
detenciones y castigo para los adversarios como la organización a gran escala para la guerra, en un
mundo polarizado entre traidores y patriotas.

Convención: nombraba diputados en misión para supervisar el esfuerzo de guerra, aprobaba


decretos de emergencia como los que declaraban la muerte civil de los emigrados e imponía
controles sobre los precios del grano y el pan.

Los jacobinos trataron de crear una alianza entre el campo y la ciudad mediante una mezcla de
intimidación, fuerza y medidas dirigidas a satisfacer agravios populares y alzar al país en pie de
guerra. En Junio y Julio aprobó una serie de medidas para abordar quejas fundamentales del
campesinado, como la venta de lotes de emigrados, división de las tierras comunales y abolición de
obligaciones señoriales sin compensación.

Por otro lado es importante la tarea educativa, que pese a las dificultades era considerada por
Robespierre como uno de los legados de la Convención, a través del cual se lograría una
regeneración completa y la educación de un pueblo nuevo. Los jacobinos, que dominaban el Comité
y la Convención, querían hacer realidad también la concepción de una sociedad regenerada a través
de festivales dignos de la grandeza de la revolución. Los patriotas o partidarios de la revolución
dejaron grabado el rechazo al nuevo mundo tratando de erradicar sus huellas (nombres, calendario,
etc.).

Comité de Salvación Pública: si bien estaba sometido a un proceso de reelección mensual se le


fueron otorgando entre Junio y Diciembre una serie de competencias extraordinarias como emitir
órdenes de detención, controlar los gastos de los servicios secretos, nombrar a los miembros de los
comités especiales, supervisar a generales y funcionarios y dirigir la política exterior. El Comité
actuaba como un gabinete de guerra y la naturaleza de sus decisiones confirma esto y aunque
muchas de las prácticas de guerra representaban una cierta continuidad con el AR, iba a ser una
guerra a gran escala no solo por la defensa del territorio, sino por la supervivencia de la república y
la revolución, por lo que adquirió términos maniqueos. Igual que sus enemigos, los jacobinos
aludían al exterminio o aniquilación del bando contrario. En este marco la responsabilidad del
Comité era apabullante, y mirando los hechos retrospectivamente, el “Terror” que se vivió, y cuyo
arquitecto era Robespierre, se percibe como algo monolítico. Sin embargo, en aquel momento
quienes en la Convención colocaban sus elementos constitutivos no lo percibían de manera tan
clara. Todo parecía afirmar que sus días estaban contados, y eso explica el carácter desesperado de
las medidas tomadas en la crisis de 1793, suspendiendo las libertades civiles que en otras
condiciones hubiesen considerado intocables. En ningún momento la Convención Nacional se
inclinó por instaurar un régimen al que llamaban “Terror”, sino que habían establecido una serie de
medidas de emergencia, para derrotar a los ejércitos invasores y a la contrarrevolución, para
responder a las quejas del campo y la ciudad y controlar las acciones de los militantes.

Entre ellas estaba la creación del Tribunal Revolucionario, la movilización masiva de recursos para
la guerra, el control de precios, salarios y producción (precios máximos y ejército de confiscación),
la abolición definitiva del señorío y la constitución de un ejecutivo de emergencia con poderes muy
amplios. El calificativo de Terror sólo comenzó a utilizarse posteriormente. Según Bouloiseau, el
problema del gobierno era un problema de autoridad, que debía ser impuesta a todo el país, ya que
el bienestar público exigía la obediencia de todo el pueblo, pero quedaba determinar, a escala local,
quién tendría el poder de gobernar a los ciudadanos.

El Terror no afectó de la misma manera a todas las provincias, ni siquiera en la misma región. Las
zonas más turbulentas fueron sobre todo las próximas a las fronteras, en las que los habitantes que
querían permanecer en sus casas debieron someterse a la ley militar. En cuanto a la relación entre
campesinos y ciudadanos, la recíproca desconfianza existente se convirtió en una oposición radical.
Se condenaba a la gente del campo en masa, acusándola de llevar a cabo maniobras criminales
como envenenar el trigo, y en nombre del jacobinismo las zonas rurales insurrectas fueron tratadas
sin ningún miramiento. Los sans culottes lanzaron contra los insurrectos a las guardias nacionales y
a los funcionarios de la Administración. Los intereses entre unos y otros eran irreconciliables, la
comunidad campesina accedía a las requisiciones del ejército como si se tratase de un sacrificio
patriótico, pero las requisiciones llevadas a París o las grandes ciudades eran muy mal acogidas. La
ley del máximo también les afectaba de forma injusta sobre todo a los pequeños campesinos
propietarios, que se negaban a las requisiciones. En su mentalidad el Gobierno Revolucionario
venía a reemplazar a los señores. También les costaba aceptar el ataque a su religión. Cuando se
requisaron las campanas de las parroquias se eliminó parte del patrimonio comunitario y de la vida
del pueblo. Los sacerdotes, guías y portavoces de estos grupos, se convirtieron en los enemigos de
la revolución.

McPhee: El nuevo aparato del Estado también era un mecanismo para controlar la violencia y la
acción directa a la que los gobiernos de París eran vulnerables (por esto se crea la armada
revolucionaria de sans culottes parisinos para confiscar alimentos, cobrar impuestos, mantener el
fervor revolucionario). En septiembre el gobierno decidió reinstaurar el control del Estado sobre el
espacio público: la Convención aceptó una moción de Danton para reducir el número de reuniones
de las secciones, también se clausuraron clubes de mujeres que venían exigiendo cuestiones más
radicales, se dio mayor poder a los Tribunales Revolucionarios y se colocó en ellos a “personas
patriotas de confianza”, confiando en la probidad de sus agentes, atacó la libertad de prensa
mediante la Ley de los Sospechosos que se utilizaría para detener a aquellos que se muestren
partidarios del federalismo o la tiranía (aunque no existía una censura absoluta).

Bouloiseau explica como “los comisionados del poder” se preocuparon por dejar bien sentada su
postura de ultra revolucionarios, y son sus excesos los que hicieron llegar el Terror a las zonas
rurales. Involuntariamente quizás tomaron al pie de la letra medidas de carácter general,
mostrándose más revolucionarios que el gobierno.
Desde la historiografía jacobino-Marxista se analiza el terror según la teoría de las circunstancias:
las medidas que se aplican son necesarias para la salvación de la República y la Revolución. Los
revisionistas consideran que la postura JM se pone en la mirada de los contemporáneos a la
revolución y busca de alguna forma perdonarla a través del argumento de la necesidad. Furet
considera que el Terror es un elemento más de la Revolución Francesa que se radicaliza cada vez
más, aumentando en vez de suprimir la guerra.

Constant, en el siglo XIX hace una interpretación más sociológica que tiene que ver con el concepto
de violencia. Considera que el Antiguo Régimen dejó tensiones irresueltas, y que por lo tanto la
revolución se insertó en una sociedad violenta (tanto la revolucionaria como la
contrarrevolucionaria), por lo que el terror no sería algo tan nuevo. Lefebvre considera que si bien
la violencia no es nueva, se incorporan nuevos elementos de cara a la regeneración de la Nación.

Otro debate que se da en torno al terror, es el debate acerca de si puede llamarse o no genocidio. El
origen del término remite a una época muy posterior en la Shoá y significa un plan sistemático
dirigido contra un grupo étnico, racial, religioso, etc. Todo genocidio implica un plan sistemático de
eliminación y la estigmatización de un grupo con características particulares. Chaunu considera por
ejemplo que lo que ocurrió en La Vendeé es un genocidio primitivo. Agulhon plantea que no puede
juzgarse con parámetros o conceptos actuales un acontecimiento previo, además de que no puede
considerarse genocidio porque no está dirigido a un grupo particular sino que hay una
heterogeneidad de enemigos, y transponer el término a cualquier situación lleva a banalizarlo.

Tacker, uno de los autores que habla más recientemente sobre el terror plantea que la aparición de
una mentalidad terrorista no se puede explicar desde una sola mirada: ni de la circunstancia, ni de
los líderes, ni de las tensiones que venían del AR. El terror surgirá de un encadenamiento de hechos
diversos que surgen del proceso de la revolución, donde el deseo de mantener los valores y los
cambios que había significado 1789, sumado al desmoronamiento de las autoridades, la
contrarrevolución, la guerra, la alianza de los sectores militares y los sans culottes, todo esto en un
contexto de miedo y sospechas, la idea de traición.

Volviendo al desarrollo de la revolución. Las tensiones no existían solo fuera de la Convención sino
hacia dentro. En la Convención comenzaron a surgir críticas hacia las políticas del Comité y la
Convención. Danton, muy cercano a Robespierre pero de un sector más moderado, plantea que es
tiempo de volver a la Constitución. Por otro lado el grupo de los “enages” (rabiosos) en el que
estaban representados los Sans Culottes y eran los más radicalizados, quita su apoyo a Robespierre
debido a su postura respecto a la descristianización. {No sé si agregar lo que dice McPhee de que
con estas medidas se hicieron grandes avances en la guerra exterior, ya con la figura de Napoleón
Bonaparte}

Respecto de la descristianización, Bouloiseau explica que la lucha antirreligiosa fue un fenómeno


complejo por su diversidad, y que se adelantó al terror, desbordándolo. París no fue el centro de la
persecución, y de hecho las padeció menos que las provincias, a donde llegaban ataques imprevistos
de la capital. No se puede negar que el sans culottes dejó de interesarse por el catolicismo antes de
combatirlo, en las ciudades, hacía tiempo que no asistía a los oficios exceptuando fiestas muy
sonadas, las bromas de carácter religioso circulaban por todo el país difundidas por los almanaques,
y esos elementos de la mentalidad colectiva ejercieron una influencia más poderosa sobre el
comportamiento revolucionario que el comportamiento revolucionario desencadenado por el
proceso anticlerical a partir del 10 de agosto. El culto a la Razón parecía un sustitutivo del culto
católico, pero la Razón no podía arrancar la fe del corazón de los humildes que seguía presente pese
a la falta de cultos. Lo que necesitaba la RF era una religión sin curas, que tuviese por dogma el
civismo y por virtud el patriotismo, pudiendo existir simultáneamente con un deísmo diluido en la
creación. Para esto (aunque Robespierre no fue el primero), se implantó todo un sistema de fiestas
nacionales, que incrementaron desde 1793, pero más allá de la adhesión a estas, que en el campo era
muy superficial, el movimiento descristianizador encontró rechazo en su mayor parte (incluso por
Robespierre, que auspiciaba el culto del ser supremo, sin el componente de superstición, el ateísmo
le parece aristocrático). Mona Ozouf considera que es parte del proceso de secularización del siglo
XVIII.

Otro problema que se dio fue la contradicción o tensión entre la necesidad de aprovisionamiento en
la guerra y la necesidad de un programa nacional de policultivo familiar. Era necesario fomentar la
producción de artículos de primera necesidad, pero los reclutamientos masivos desorganizaron la
mano de obra y la escasez de materiales (hierro para la fabricación de armas y no de herramientas)
privó al agricultor de elementos esenciales. Las tierras se cultivaron hasta su agotamiento, y más
allá de las intenciones o declaraciones sobre la división de tierras para pequeños campesinos, esto se
llevó a la práctica en pocos casos: fue necesario sacrificar el reparto equitativo de los bienes
nacionales en pos de la productividad. Los aldeanos propietarios de parcelas no lograron limitar las
acumulaciones de tierras en manos de algunos granjeros. Los derechos feudales se sostenían de
alguna manera en los arriendos, y las distribuciones de bienes adquiridos de la Iglesia se hizo
esperar y los pobres apenas se beneficiaron de esta medida, que fue aprovechada por los
funcionarios (y no por los ricos debido a lo sospechosos que parecían). La media propiedad sí se
extendió, aumentando las propias tierras mediante la anexión de parcelas vecinas.
Bouloiseau dice que entre los partidarios de Robespierre y las gentes del campo se levantó un muro
de incomprensión. Los primeros que soñaban con la creación de una sociedad más justa y los
segundos que seguían con mucha dificultad las realidades cotidianas, y que pedían a la revolución
que los hiciese propietarios para asegurarse mediante su trabajo la existencia de su familia.. No se
ponía en tela de juicio la noción de propiedad, ni la opinión de los particulares o la de las
colectividades que ellos defendían. Pero la entrega de tierras a los retrasados mentales o inválidos
consideraban que no serviría de nada. Pese a esto la República no prestó atención a las peticiones
que exigían la limitación de los terrenos de las granjas o los arrendamientos rústicos, su aportación
fue más ficticia que real.

En medio de estas tensiones ya mencionadas se da un golpe en JULIO de 1794 (Termidor).


Recordando estas tensiones, algunas tenían que ver con las discusiones que se dieron al interior
sobre el Terror, la suspensión de la Constitución por la guerra (a la que algunos diputados
consideraban había que regresar).

Indulgentes  Danton y Desmoulins

Enages o Rabiosos  Sector de los sans culottes más radicales. Apuntan a la democracia directa,
encabezan la descristianización, insisten en la limitación de la propiedad solo a lo estrictamente
necesario.

JULIO de 1794- Termidor. Golpe a la convención

La Convención termidoriana, a la que Soboul llama “reacción termidoriana”, es controlada


prácticamente por la llanura, o diputados centristas. Furet dice que es una nueva revolución de los
intereses, a la que se sumaron todos aquellos que tenían algo que perder: algunos jacobinos que
habían sido desplazados o algunos propietarios de tierras.

¿Cuáles son las medidas de esta Convención? La persecución de jacobinos y montañeses, la


liberación de algunos presos políticos, el fin de las medidas de topes máximos y salarios, lo que
llevó a una subida de precios. La etapa de terror seguía vigente pero con otros enemigos, por eso es
que se llama Reacción: hay una búsqueda de culpabilidad y sigue actuando la violencia.

Esta Convención busca también una constitución, y terminar con la presión de los sectores
populares: en MAYO de 1795, en una jornada popular, los sans culottes irrumpen en la Convención
pidiendo pan y la restitución de la Constitución de 1793. Hay una unión entre las mentalidades
antiguas y lo nuevo, y reaparece la idea del complot de la Convención para negar el alimento al
pueblo. Las jornadas resultan en violencia y la convención concluye en que la Constitución del 93
es la que provoca desorden, y que la RF debe terminarse eliminando los elementos
desestabilizadores.

Constitución de 1795

Es una Constitución liberal y representativa republicana, puesto que la idea termidoriana era
terminar con los elementos de desorden retornando al sufragio censitario y el sistema
representativo. McPhee nos dice que con la C1795 el sufragio y la participación quedan limitados a
quienes pueden.

- Se eliminan los clubes y reuniones y los derechos sociales, y la igualdad queda supeditada a
la libertad, en especial sosteniendo la propiedad como base del orden social. Es similar a la
de 1791 excepto porque establece el régimen Republicano y no una monarquía.
- Establece como obligaciones de los ciudadanos el respeto a la ley, a la propiedad y a la
familia (se vuelve a buscar este marco de referencia como marco de orden).
- Se establece un Directorio (cuerpo colegiado de cinco miembros) y un sistema legislativo
bicameral.

Directorio (1795-1799)

Según Privitellio y Babot, la época del Directorio estuvo caracterizada por la inestabilidad política,
salpicada por los golpes de Estado a un Ejecutivo carente de poder frente al Legislativo. Era muy
frágil y debía recurrir constantemente al ejército: la Francia expansiva en el exterior no podía
ocultar la agitación social en el interior (en la llamada Conspiración de los Iguales por ejemplo), la
amenaza contrarrevolucionaria y el ascenso de una nueva burguesía enriquecida por la guerra. El
Directorio era cada vez más dependiente no solo de los generales (a los que se otorgaba en la
práctica un poder casi ilimitado), sino de los éxitos en la guerra para hacer frente a los problemas
económicos y sociales internos de Francia. La incompetencia del directorio en el reclutamiento y
equipamiento de un ejército (para una guerra ininterrumpida) tuvo consecuencias dramáticas, entre
la que se cuenta la deserción en masa de las filas, pero también la confusión en la ideología
patriótica, que si bien en los primeros años fue revolucionaria, fue perdiendo el idealismo altruista
mientras la retórica de la misión francesa seguía presente. Por otro lado, si el poder de los militares
alejaba el apoyo popular, las medidas económicas alejaban a las elites urbanas (saqueo de territorios
por las agence d’extraction y el retorno a la iniciativa privada para el aprovisionamiento de los
ejércitos.

Conspiración de los Iguales. 1797. Babeuf había sido en el AR un recaudador de impuestos, por lo
que conocía a la Francia rural y sus problemas. Es el primero en enarbolar la idea de que la
propiedad es la fuente de las desigualdades. Es el primero según Furet en dar un esbozo de la
primera idea comunista que pasará al otro siglo a través del revolucionario Buonarotti, que
difundirá sus ideas. Babeuf apunta a regresar a la Constitución de 1793, aunque sin sostener la
propiedad. Condenaba la política termidoriana y terminó preso por ello, preparando desde la cárcel
su conspiración.

Su programa debe ser producto de la acción directa y organizada a través de la revolución, ya que
la espontaneidad no genera resultados:

 Reforma agraria
 Reparto de tierras
 Distribución igualitaria de los bienes
 Establecimiento de una república igualitaria que tome como marco el contenido igualitario
del 93.

Plantea que la RF no es la última sino la primera de una Revolución mayor, es la primera postura
clara de abolición de la propiedad, y si bien la Conspiración fracasó, el surgimiento de esas ideas es
esencial.

El régimen napoleónico

Consulado (1799-1804). Fueron estos elementos: guerra, fatiga política y ansias de orden, los que
llevaron al gobierno a Napoleón Bonaparte luego del golpe del Brumario (NOVIEMBRE de 1799),
en el que con ayuda de los generales que habían ganado poder por la debilidad del Directorio
disuelve este último y el Consejo de los Quinientos constituyendo un gobierno provisional. Woolf
nos dice que antes del golpe de Estado de Bonaparte, las relaciones entre la Francia revolucionaria y
el resto de Europa estaban ya establecidas. Las fronteras políticas se habían modificado en beneficio
de Francia y a expensas sobre todo de Austria, con la ampliación de sus fronteras hasta incluir
Bélgica, Renania, Saboya, Ginebra y Niza, y al crear repúblicas dependientes, la Grande Nation
había contrarrestado las pérdidas de las colonias y el dominio sobre los mares. El precio que pagó
por todo ello fue el descrédito de los patriotas pro-franceses, la hostilidad popular hacia las
exacciones arbitrarias y el comportamiento de las fuerzas de ocupación. En sus relaciones con
Europa Napoleón iba a desarrollar muchas de las políticas iniciadas bajo el Directorio, pero no
todas. Con Napoleón habrá una unidad en la dirección de la política exterior, y ante el descrédito de
la idea de liberación, se elaborarían nuevos métodos que garantizaran la colaboración.
{Kinder y H.} El golpe de Estado de 18 Brumario pone punto final a la época de la Revolución,
inaugurando una fase de transición de seis años, el Consulado. Napoleón es elegido primer cónsul
por un período de diez años, y para dar una apariencia más “democrática” se establece una
Constitución. Napoleón construye y legitima su poder apelando al sufragio universal, sometiendo la
constitución del 99 a un plebiscito. Es un sufragio universal pero mediatizado a través de listas de
notables, de entre los cuales Napoleón selecciona, manteniendo una ficción en la que involucra al
pueblo en el proceso alejándolo al mismo tiempo de la participación.

Algunas líneas de Kinder y Hilgeman:

 Restructuración del aparato burocrático (nombramientos gubernamentales a todos los


niveles), se mantiene la división en departamentos y comunas.
 Reorganización de la enseñanza en escuelas primarias, medias y superiores controlada por
el Estado. Educación como medio de control moral y político.
 Concordato 1801. Subordinación del clero al Estado, facultado para designar a los obispos.
Reconocimiento de la religión católica como religión de “la mayoría de los franceses” pero
Estado laico.
 Creación del Banco de Francia y de cámaras de comercio.
 Código civil: libertad individual, la igualdad ante la ley, la propiedad privada, matrimonio
civil y divorcio. Código de comercio.
 Censura de prensa y aparato militar.

La imagen que transmite de la Revolución Napoleón es una imagen deformada o contradictoria. El


modelo político que introdujo la RF estaba basado en un nuevo tipo de legitimidad, de
representación, en una participación de la ciudadanía, en un Estado jurídico y en una nueva relación
entre el Estado y la sociedad, identificado el concepto de Estado-nación con la soberanía popular.
La evolución del gobierno napoleónico hacia el personalismo y la dictadura, según Soboul, muestra
que sus fines no coincidirían con los de la nación ni con la República. Sin embargo, un análisis
exhaustivo revela el espacio importante de la obra Napoleónica en la RF, sobre todo en su
expansión continental: conserva la anulación de privilegios y las instituciones del AR, la supresión
del feudalismo, el reconocimiento de la propiedad individual, la laicización del Estado, la
consagración de las constituciones y las garantías individuales. Es según Soboul el fundador del
Estado liberal, el que para Woolf es un nuevo tipo de Estado.

Por otro lado también se ve esa preocupación de Napoleón por legitimar su poder a través del
lenguaje y las Constituciones, o incluso del sufragio, que deja de ser censitario y en el que
desaparece la restricción al voto. Esto no significa el surgimiento de una democracia directa, como
ya dijimos. “El pueblo elige pero no decide”. Se da una superposición original de la legitimidad
popular y la idea monárquica, lo que le da un lugar para Rosanvallon en la historia de la democracia
francesa.

Tanto Soboul como Woolf coinciden en que Napoleón universaliza la RF a través de la extensión de
sus concepciones del Estado Moderno, pero que requirió necesariamente, y esto lo destaca Woolf,
de la conquista.

Woolf, que es un autor inglés, destaca el pragmatismo de Napoleón, y pese a las discusiones al
respecto sostiene que no existía un plan previamente establecido para la expansión europea, sino
que surge de la combinación de las acciones que Napoleón emprende y la existencia de fuerzas
hostiles. El problema central es el esfuerzo de la clase política que nace con la RF de extender los
ideales de progreso y civilización que le eran propios a los países europeos penetrados por Francia,
es decir que el objetivo no es militar, sino la difusión de los nuevos elementos de legitimidad
política y de organización del estado (modernizar, racionalizar) que se han mencionado. De la mano
de la conquista viene la constitución, y no se puede explicar esa conquista sin explicar el
enraizamiento revolucionario de Napoleón y la misión “civilizadora” que sentían quienes vivieron
la revolución.

Por otra parte, si lo que lleva Napoleón es la modernización del Estado, también lleva la expoliación
de recursos materiales y humanos, además de que la guerra trajo la desarticulación de comercios
competitivos con Francia (política proteccionista que recuperó la economía en cierto punto). La
modernización del Estado incide en la pluralidad de realidades europeas, y la resistencia que opuso
esa heterogeneidad fue un obstáculo fundamental.

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Territorios pro- Francia napoleónica: Ducado de Varsovia (Polonia no unificada) // Sur de la Confederación
del Rin (Prusia, Austria fuertes) // Italia (repúblicas hermanas como Liguria y Cisalpina) // Sajonia, Renania,
Westfalia, que son zonas muy ricas (luego esenciales para el proceso de industrialización).

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Según Stuart Woolf, en 1789 las élites de toda Europa reconocían el papel dirigente de Francia en el
avance de la civilización. Pese al éxito económico inglés, París seguía siendo el motor intelectual de
las ideas de la Ilustración, pero existía además una idea de superioridad y liderazgo de su
civilización (palabra nueva que definía el grado de perfección de una sociedad y que se incorporó a
la lengua francesa en el siglo XVIII, identificado con el progreso de la Razón, que llega al punto
cúlmine con las luces). Esa identificación del estadio más avanzado de la civilización con la nación
francesa se vio consolidada por la Revolución, con la universalidad de sus valores políticos:
libertad, igualdad y soberanía popular, iban a sufrir profundas redefiniciones a través de las luchas
políticas antes y después del Brumario, para llegar a ser casi irreconocibles. A la par de este estadio
de civilización, la misión francesa debía ser la de llevar esta a los pueblos menos afortunados,
llevando el modelo político francés, superior a todos los otros. Las elites francesas estaban
convencidas de haber creado un nuevo modelo político. ¿Cómo era?

- La Revolución ofrecía un modelo basado en una nueva relación entre el Estado y la


sociedad, con una sucesión de mecanismos constitucionales que debían regular el grado de
participación política de los nuevos ciudadanos. Los debates sobre la libertad y la igualdad
casi no llegaron a los países conquistados, ya que en estos por lo general se estableció la
constitución termidoriana del año III.
- Los primeros revolucionarios tomaron su fuerza de un nuevo concepto de nación política
que se fue definiendo a la par del patriotismo generado por la guerra. Se trataba de un
concepto basado en la unidad revolucionaria de los patriotas y que aspiraba a una sociedad
fraternal y unificada, expresada en la soberanía popular directa. Pero cada vez había más
conciencia de la fragilidad de esa nueva construcción: en Francia en la resistencia del
pueblo a muchas de las prácticas revolucionarias, y en el extranjero en la incomprensión
que mostraban los pueblos en esta llamada a fraternizar.
- El nuevo orden social y económico se definió en forma negativa, es decir por contraste con
los órdenes y vínculos jurídicos e institucionales de la sociedad y la economía del AR. En el
nivel más simple esto se ve en la abolición de los “cuerpos intermediarios”, del régimen
feudal, de los peajes interiores, bajo la premisa de que el nuevo individualismo y
liberalismo económico iban a generar una armonía social y mayor productividad
económica, pero que finalmente favorecieron a un sector de la sociedad.
- Por último, la creación de estructuras institucionales, administrativas, financieras y jurídicas
adecuadas, basadas en la aplicación de los principios ilustrados al cuerpo político, era
indispensable para los objetivos anteriores, confiando sobre todo en el papel del Estado.
Luego del Directorio, que fracasó en esta tarea, lo nuevo era la centralización y
legitimación de la burocracia ejecutiva. La difusión del modelo político francés al resto de
Europa fue responsabilidad directa de esa burocracia, ya que se creía que los nuevos
estados-nación debían remodelarse desde arriba.
Woolf plantea que el proyecto administrativo para alcanzar la modernidad se desarrolló después de
Brumario y se terminó de elaborar en los años de apogeo del Imperio, cuando las ambiciones
militares hicieron que su aplicación sea incoherente. En principio el pragmatismo impregnó la
actitud de Napoleón hacia Europa, una actitud marcada por la continua adaptación a circunstancias
cambiantes, en las que los éxitos reales o aparentes ponían las bases para nuevas etapas más
ambiciosas (contrario a un plan previo), se podría pensar en “fases” sucesivas. Una aproximación
adecuada (y simplificada) a la política de Napoleón con respecto a Europa consiste en separar sus
objetivos políticos de sus objetivos económicos. Los primeros, elaborados en dos fases separadas
por la Paz de Amiens, se centraban en el establecimiento de una hegemonía política y luego
dinástica (hasta 1806-1807). Los segundos tuvieron un lugar cada vez más importante con el
bloqueo continental, que fue convirtiéndose en el elemento central de la lucha económica con los
ingleses.

1º Fase. Según Woolf, hasta 1802 no supuso ningún cambio con respecto a la política del
Directorio. En el momento del golpe de Brumario, la contradicción básica entre las ambiciones
imperialistas francesas y el establecimiento de la paz no sólo había desaparecido, sino que se había
agravado con el avance de las fuerzas de la segunda coalición a través de Italia y Suiza. En 1802,
las dificultades económicas y políticas de Inglaterra hicieron realidad el espejismo de paz (que
venía rondando desde 1795 y luego en 1800) con la concreción del TT de Amiens, única vez que se
interrumpe el estado de guerra entre Francia y otra potencia europea entre 1792 y 1814.

Esta paz demostraba la capacidad diplomática de Napoleón, lo que llevó a los ciudadanos a votar en
masa la transformación de la función de primer cónsul en cónsul vitalicio. Si bien Inglaterra
confirmaba su control sobre los mares, Francia se consolidaba como potencia continental que
excedía el control solo dentro de sus fronteras. Ese control de Francia más allá de sus fronteras
naturales y las acciones de Napoleón, amenazaban la estabilidad de la paz y es lo que a la larga
llevó a la reanudación de la guerra. Los intereses de Inglaterra se vieron frustrados por la negativa
de Francia a abrir sus mercados y por la renovación de sus aspiraciones coloniales (cesión de
Luisiana a Francia por España, busca debilitar al emperador de Austria, más expansión en Italia).

2º Fase. La prosecución de la guerra con GB (1803) y con Austria y Rusia (1805) marcó una nueva
fase, en la que se manifiestan las consecuencias de la ocupación, pero lo que marca el retorno a la
guerra son las contradicciones entre las ambiciones imperialistas de FR y GB. El firme dominio de
GB en el mar (que se demuestra en Trafalgar) no pudo contrarrestar sin embargo la hegemonía
continental francesa.
La continua ambición de poder de Napoleón provocó que la lucha económica por mar con GB se
transformara en una guerra terrestre contra la Tercera Coalición. Prusia estaba preocupada por la
ocupación francesa del ducado vecino de Hannover, dependiente del rey Jorge III de Inglaterra. Por
otro lado el zar Alejandro se volvió contra Napoleón, a quien consideraba un rival peligroso en
Alemania y el Imperio Otomano. Pero sobre todo, el desafío a la autoridad de los Habsburgo
provocó que Austria, aun con serias dificultades económicas, entrara en la guerra. Al tomar el título
de emperador en vez de rey (MAYO de 1804) Napoleón reafirmó sus aspiraciones sobre Europa,
reafirmando su poder sobre todo en los territorios de Italia (lo cual era humillante para Austria), y
en alianza también con territorios al sur de Alemania.

Con las victorias obtenidas en 1805 Napoleón transforma su visión sobre su papel en Europa. Al
dominar todo el continente, está convencido de la posibilidad de compensar la pérdida de control
sobre los mares mediante un bloqueo terrestre contra GB. La derrota de Austria significó su
expulsión de Italia. En Alemania insistió en la creación de una Confederación del Rin, de la que
formaban parte 16 príncipes, en lugar del Sacro Imperio Romano. Con esa iniciativa estableció un
bloque central-meridional del que él era protector, y la derrota de Prusia en 1806 consolidó esta
situación. EL TT de Tilsit en 1807 marcó el final de esta etapa de guerras con el apogeo del poder
napoleónico. De acuerdo con el zar Alejandro, por este TT Prusia fue desmembrada: los territorios
al oeste del Elba consolidaron el reino de Westfalia (confiado a Jerónimo Bonaparte) mientras las
provincias polacas se convirtieron en un Estado independiente, el Gran Ducado de Varsovia.
Westfalia, Sajonia y Varsovia entraron a formar parte de la Confederación del Rin, con el objeto de
actuar como marcas fronterizas ante cualquier amenaza futura de Prusia o Rusia.

Todos los elementos del sistema imperial napoleónico estaban en su sitio antes de la derrota de
Prusia, y el TT de Tilsit los consolidó. Según el mismo Napoleón se iba a reconstruir Europa según
un sistema de los estados federativos o verdadero imperio francés. Dentro de esa federación podrían
hacerse o deshacerse estados, nombrar y destituir soberanos, alterar las fronteras, todo bajo las
órdenes del Emperador. Aunque formalmente los estados aliados eran independientes, sus
gobernantes se vieron obligados a colaborar en las guerras del Emperador y someterse a su política
económica.

El bloqueo continental era el complemento lógico del sistema imperial, y fue posible gracias a los
éxitos militares de Napoleón. La idea era que cerrando los mercados continentales a las
exportaciones británicas, sus ingresos caerían de manera drástica imposibilitando la financiación de
coaliciones hostiles a Francia y también el pago de la deuda nacional, lo que la obligaría a pedir la
paz, pero las medidas de ambas partes se fueron exacerbando en un espiral de represalias. Si bien el
expansionismo militar de Napoleón no era una simple respuesta a la imposibilidad de cerrar el
continente a los productos británicos (los elementos políticos juegan un papel importante en la
invasión a España), lo cierto es que la creencia de que el control militar del continente era el medio
efectivo de encerrar a GB, llevó a que las dimensiones de los territorios que debían ser controlados
hagan este proyecto irrealizable. En 1812 el Imperio había alcanzado sus dimensiones máximas,
pero la supervivencia y consolidación del sistema imperial dependían más que nunca de las
victorias militares. Mantenerse en España exigía la movilización de tropas considerables, el zar
Alejandro mostraba cada vez más descontento por Napoleón. Una victoria decisiva era lo que podía
permitir a Napoleón reafirmar su hegemonía, pero la invasión de Rusia (1812-1813) demostró hasta
qué punto era necesario el éxito militar. Napoleón fue incapaz de destruir a su enemigo, al zar
decidió invadir Alemania, lo que llevó a la creación de una nueva coalición en 1813 (no sólo
enemigos sino también antes aliados de Francia). La derrota de Leipzig en octubre de 1813 llevó al
desmoronamiento del Imperio y la abdicación de Napoleón en 1814.

La construcción de una nueva cultura política: discursos, prácticas e imaginarios.

Si la RF fue menos una transformación económica y social que una transformación de las
estructuras jurídicas y políticas, ello no quiere decir que falte una dimensión social. Para Reichardt,
sin tal dimensión social no hubiera podido tener el amplio efecto que tuvo, pero él ubica esta
dimensión de lo social, no en el ámbito de lo material (lucha de clases o surgimiento del
capitalismo) sino en el plano de la cultura y las mentalidades colectivas. Para él la RF fue
esencialmente una ruptura socio-cultural, una revolución de la conciencia político-social, y
alcanzó todos los ámbitos de la cultura. Los protagonistas de esta politizaron y democratizaron
todas las expresiones: religión, enseñanza, literatura, ciencia, teatro, pintura, etc. La nueva cultura
política era un espejo y resultado de la RF, pero al mismo tiempo era impulsora de ella.

El Movimiento Revolucionario de las Mujeres. Comienza un auténtico movimiento político y social


de mujeres, que a raíz de su participación en los acontecimientos de 1789 cobraron conciencia de su
subordinación política, cuestionando que los revolucionarios mantengan el más antiguo de los
abusos que era el del hombre sobre la mujer. Pedían una equiparación de los derechos políticos y
hasta incluso algo simbólico como quitar la prohibición de usar pantalón o escarapela. En este
sentido en 1791 Olympe de Gouges publica “Le droits de femme”. Las exigencias de igualdad de
derechos también hallaron su expresión léxica en la nueva acuñación verbal “citoyenne”.

Si bien lo anterior dicho de manifestaciones, escritos y proyectos de ley no tuvo mucha repercusión,
si hubo un cambio en la cultura política. Se organizaron en sus propios clubes de mujeres a nivel
provincial (no en París) que comenzaron como reuniones a fines domésticos y terminaron
convirtiéndose en ámbitos de discusión política. Estos clubes fueron cerrados luego por
Robespierre, pero incluso estas mujeres fueron aliadas importantes de la Convención en uno de los
años de mayor dificultad, por lo cual no fue tan fácil eliminar su movimiento. Que el gobierno no
pudo eliminarlo, lo muestra la participación de las mujeres en las protestas populares de 1795, en
las que se muestran no protestando por el pan sino como ciudadanas activas. El compromiso
patriótico de estas mujeres que presentaban exigencias radicalizadas (participación en el servicio
militar en igualdad de condiciones por ejemplo), también es una aportación específica del
movimiento femenino a la cultura revolucionaria.

El principio electoral y sus paradójicos efectos. La democracia electoral impedida. Es


corriente escuchar que la RF fundó la cultura democrática, y que las elecciones adquirieron la
misma función fundamental de legitimar el poder político que hoy es sobreentendida: nombrar al
personal político mediante una elección libre de la mayoría de los ciudadanos. De hecho, la RF sí
responde a este tipo de ideas en varios sentidos, sin embargo una de las preocupaciones
fundamentales de los revolucionarios consistía en acabar con las posiciones de poder basadas en el
derecho hereditario, los privilegios estamentales, la compra de cargos y el patrocinio, y sustituirla
por cargos accesibles a todo el mundo. Dado que veían en el principio electoral el símbolo de la
soberanía popular, sometieron a este a la ocupación de casi todas las funciones públicas, y se
establecieron períodos de mandatos tan cortos que, entre 1790 y 1799, hubo no menos de 20
elecciones generales en el país. La Constitución de 1791 introdujo cierta limitación al diferenciar
entre el derecho de elección activo y el pasivo y vincular el último a un censo superior, pero la ley
electoral de agosto de 1792 suprimió esa distinción y concedió el derecho de elección a todos los
hombres mayores de 21 que pagaran impuestos y tuvieran domicilio fijo, conquista que conservó la
Constitución del Directorio.

En teoría, entonces, el número de ciudadanos que ejercían el voto debería haber aumentado, pero
Reichardt señala que existen límites en esta democratización. Estos límites en la democratización en
las elecciones del periodo revolucionario tienen que ver con límites conceptuales condicionados por
la época.

- Que no se tuviera en cuenta a criados y siervos dependientes de los señores resultaba


natural como el principio de exclusión de las mujeres, y la condición de poseer una cierta
propiedad como indicativo de independencia e interés en la cosa común.
- A esto se añadían impedimentos políticos, sobre todo en la fase radical, cuando no se puso
en práctica la Constitución de 1793, que contenía las condiciones electorales más radicales
de la época. Esto quiere decir que la Convención y el Gobierno Revolucionario solo
tuvieron legitimación democrática en el inicio de su actividad.
- La participación electoral era muy escasa, según los criterios de hoy.
- Lo que más relativizó el efecto democratizador fue el proceso electoral mismo, que tenía
por finalidad evitar fenómenos colectivos. Para quebrar las solidaridades estamentales y
comunitarias todas las leyes tenían como objetivo el aislamiento del ciudadano individual
con derecho a voto, y también exhibían un miedo latente a que se celebrasen asambleas
electorales tumultuarias, a la formación de nuevos vínculos entre los electores de tipo
partidista. Lo que se buscaba era que las decisiones electorales solo tuvieran por móvil a la
Razón. Esto tuvo como consecuencia que los candidatos no desarrollen públicamente
programas políticos, es decir que las asambleas elegían a los candidatos sin debates. Por
otro lado todas las elecciones tuvieron un carácter de segundo grado, y el proceso electoral
general tenía un carácter de lentitud y complicación insoportable (demasiadas asambleas
para perfilar candidatos, los campesinos o artesanos abandonaban las asambleas de manera
prematura por ejemplo).

Así, el principio electoral se revalorizó, pero se aplicó de manera tan restrictiva que tuvo efectos
paradójicos. La selección del personal político se hizo opaca para la opinión pública, debido a la
separación del debate y la elección y al sistema de votación en segundo grado. Este alejamiento del
pueblo tuvo como consecuencia que la población albergara una constante desconfianza ante el
Gobierno y el Parlamento y que en las pugnas con los clubes, la prensa y los sans culottes, las
fuerzas extraparlamentarias de la formación de la opinión tuvieran a menudo mayor influencia que
los diputados y los cargos electos. Por otra parte también hubo consecuencias sociales y
administrativas, que consistieron no solo en una representación elitista, sino también en la rápida
formación de una clase política homogénea, funcionarios que llevaban a cabo las elecciones entre sí
produciendo una rotación de los cargos en un círculo cerrado. Por otro lado, los ejemplos muestran
que el principio electoral no es la única manera de llegar al poder (en el ejemplo de Jaques Cherest
Reichardt muestra como hay procedimientos más acordes a la época como la influencia en la
prensa, la formación de un club político, la violencia, la organización de fiestas de consagración,
etc.) utilizando a conveniencia las instituciones revolucionarias, lo que no significa interiorización
de los principios del Estado de Derecho y de la democracia, sino más bien que se sirven de ellos
como medios de poder (critica cuando otros no respetan esas reglas y se las salta cuando se le
canta).
La Revolución publicística: ojo y voz del pueblo. La RF supuso una ruptura de la cultura social y
política. Fueron los sistemas sígnicos de los medios los que inculcaron el nuevo sentido social de la
Revolución, haciendo público el nuevo saber, pero siendo además uno de los medios que tenemos
para estudiar el periodo. En esa medida su historia es en gran parte una historia de los medios de
comunicación social, que impulsaron la RF.

La explosión mediática empezó con la polito pornografía de la Ilustración, fue aumentando con los
acontecimientos de 1787 y con la Asamblea de Notables y la discusión acerca de los Estados
Generales. En 1793 explota una publicística revolucionaria radical de carácter popular a base de
textos, imágenes y canciones. El Gobierno revolucionario corta esa proliferación y censura
expresiones de ambos extremos del espectro político, convirtiendo la publicística revolucionaria
libre en propaganda centralizada. La importancia de la publicística y la formación de una opinión
pública cuya función era dotar de voz al pueblo, a las bases, se demuestra con el énfasis de
Napoleón en la censura de estas expresiones a un nivel desconocido hasta entonces. Reduce los
periódicos al mínimo y somete a vigilancia a casi todos los lugares de sociabilidad.

 Panfletos y periódicos. La Revolución de la prensa va de la mano con una revolución en la


publicación de imágenes. El fin de la censura implica el fin del monopolio de los grandes
impresores y abre camino a pequeños productores, editores e impresores con opiniones
políticas y que buscan acercar esta prensa al pueblo, a través de pequeños panfletos o libros
accesibles. Por otro lado no solo se hacen más accesibles económicamente sino que se apela
a distintos recursos para tener una mayor llegada al pueblo. Por una parte echan mano de
formas de adoctrinamiento religioso y de la liturgia católica, que transforman a fin de
asimilarlos a fines políticos (catecismos políticos). También se adopta un lenguaje común,
el lenguaje de las tabernas y los mercados parisienses, a través de las representaciones de
teatro popular y los diálogos. Otro elemento que destaca Reichardt entre la masa de los
folletos revolucionarios son los discursos impresos (por ej. De la Asamblea) y los carteles
que dan a conocer las decisiones y proclamaciones más importantes, que incorporan textos
e imágenes y crean grandes tumultos en las calles. Pero sin duda el medio más eficaz es la
prensa que produce un crecimiento explosivo. La regularidad de las tiradas de periódicos y
folletos aumenta incluso a semanal y diaria, no mensual como en el Antiguo Régimen. Los
periódicos se politizan y la regla general es el periodismo de opinión. Una novedad de la
época son los periódicos murales que se pegan a diario por toda la ciudad y se distribuyen
en las secciones de las sociedades populares, se hacen lecturas colectivas y en público.
 La publicación de ilustraciones: “escritura hablada” de la Revolución. La Revolución en
la prensa va acompañada de una revolución en la publicación de las imágenes, que
muestran la misma tendencia hacia la actualización, democratización y politización. Una
nueva generación de grabadores y editores de imágenes, que han emigrado de las
provincias, aprovechan la desaparición de privilegios y la censura para plasmar en nuevas
técnicas más como el aguafuerte los acontecimientos revolucionarios del día, y con estas
imágenes se llega a la gente que apenas sabe leer logrando un medio didáctico para este
sector de la población y que sirve para movilizar, sobre todo a través de las caricaturas
(ejemplo caricatura la pequeña contrarrevolución. Los temas de estas ilustraciones son 1) la
conciencia de un cambio de régimen (es famosa la imagen del campesino cargando a la
nobleza y al clero); 2) una percepción adelantada de la lucha de clases a través de la
expresión de una aristocracia como un monstruo de varias cabezas, en el que la nobleza, el
episcopado y la magistratura se unieron para oprimir al pueblo; 3) se trata de ilustrar
conceptos abstractos de manera sencilla para hacerlos más comprensibles a la gente común,
como la imagen de la Igualdad como una mujer con una escuadra en la mano; 4) se ilustran
acontecimientos claves de la revolución como la Toma de la Bastilla.
 Publicística basada en las canciones: La Revolución cantada. La explosión también se
manifiesta en la canción que se reproduce de forma impresa u oral, que tiene que ver con un
antecedente del gusto por la canción satírica o de la parodia, muy utilizada por los
parisienses, y muy adecuadas a una sociedad de la semioralidad. En ese marco, con esos
antecedentes, la canción se convierte en un medio predilecto para interiorizar los valores de
la Revolución: los lemas se imprimen con más fuerza y son más sencillos de memorizar. En
este momento surge La Marsellesa, con una melodía de una fuerza muy especial, y muchas
letras utilizan su melodía como símbolo de la revolución. Las canciones obviamente toman
un carácter político y son impresas en los panfletos y folletos tomando un carácter
inabarcable por su cantidad, y en ellas aparecen valores como la igualdad y la fraternidad,
los cultos a la Razón del ser Supremo, los dedicados a los mártires, etc.

Todas estas expresiones auditivas y visuales o escritas no se yuxtaponen sino que se complementan
entre sí para transmitir los valores revolucionarios de la manera más completa y a todos los
sectores.

Sistema de signos revolucionarios: lenguaje, símbolos y cultos. La transformación de los


valores o la dimensión lingüística de la Revolución
Reichardt inicia este apartado poniendo como ejemplo un juego de mesa con conceptos y palabras
revolucionarias que se relacionan entre sí, que muestra la gran importancia que sus autores
otorgaron a determinados lemas, cómo las palabras se incluyeron en un conjunto o trama de
significados políticos y confrontaron palabras a las que atribuían un valor positivo con otras a las
que calificaban negativamente. Por esto el juego da cuenta de la marcada conciencia lingüística de
los revolucionarios y su fundamental interés en completar la revolución jurídica con una revolución
moral-cultural de la lengua y el pensamiento. Estaban convencidos de que los abusos del antiguo
régimen procedían de los significados falsos de las palabras y aspiraron a restablecer su significado
genuino y verdadero, y exigieron un diccionario propio para el lenguaje de la libertad. Se propuso
hacer una serie de diccionarios publicados en forma de panfleto, en los que se reseñaban las
palabras que se habían extinguido (gabela, benefice, etc. términos que corresponden al feudalismo y
a la Iglesia católica) y otras que han adquirido un sentido nuevo con la revolución como assemblée
o patria.

Junto con los diccionarios, los catecismos políticos también desarrollan una política lingüística. En
el vocabulario se muestra la RF como una transformación comprensiva de los valores, como lugar
de intercambio de imágenes dominantes y principios verbalizados. Términos antiguos como
aristócrata, se cargan de nuevos significados, convirtiéndose en conceptos ideológicos partidistas, y
contribuyen a la polarización de la conciencia social. Así ocurre sobre todo con conceptos
principales como Nation y liberté o pueblo (los anti-jacobinos denigraron el uso táctico de esa
palabra, hablando del uso que Robespierre hacía de la misma, no refiriéndose a la unión de todos
los ciudadanos del Estado sino a cualquier facción o Asamblea).

Símbolos y cultos de la Revolución. El lenguaje observado de las imágenes y las palabras era parte
de una semiótica revolucionaria general, un lenguaje signico lleno de símbolos que se unieron entre
sí para elaborar una didáctica de masas. Reichardt plantea la existencia de cinco campos principales
en los signos y símbolos.

- Como forma especial del cambio de valores lingüísticos cabe señalar la nomenclatura
revolucionaria. Puede verse como la ciudad rebelde de Lyon fue denominada por el
Gobierno Revolucionario como “Ciudad Liberada”. En 1793-1794 tuvo lugar un fenómeno
más general de cambio de nombres de lugares y de calles, que tradicionalmente recordaban
o a la monarquía o a los santos católicos. Como nuevos nombres de pila se utilizaron
valores fundamentales como Liberté o La Vertu, los nombres de mártires revolucionarios o
del calendario republicano.
- Otro elemento tiene que ver con la nueva cronología establecida por la RF. Esta se decidió
en octubre y noviembre de 1793 y se impuso con carácter retroactivo a partir de la
proclamación de la República en septiembre de 1792, sustituyendo la cronología cristiana.
La ley de Calendario abolió la semana e introdujo la década en su lugar (hasta la
reintroducción por Napoleón del calendario gregoriano), dando por seguro que de ese modo
se abandonaba el ritmo semanal cristiano del calendario gregoriano y se volvía al verdadero
ritmo vital de la naturaleza. Se suprimieron los nombres de santos y las fiestas religiosas, en
ningún acto pusieron de manifiesto de manera más clara la conciencia de sus protagonistas
de inaugurar una nueva era secular, de auto redención humana.
- Los signos y símbolos materiales hablaban de manera más directa a los sentidos de la gente
sencilla, como la Bastilla, las picas, las escarapelas azules, blancas y rojas. El prendedor
tricolor era un símbolo de profesión de fe política y en 1793 la Convención lo convirtió en
obligatorio para todos. Otro símbolo es el árbol de la libertad, que provenía de la cultura
rural popular y constituyó una aportación de las provincias al lenguaje revolucionario.
Como admiradores de la República Romana, también echaron mano de cuatro de sus
símbolos: erigieron un altar a la patria (altares), inspiraron el Bonnet rouge en el gorro
frigio de la Antigua Roma, símbolo de los esclavos libertos. El carácter de estos símbolos
no era contemplativo, sino que tenían un carácter activista e incitador: la plantación del
árbol de la libertad es un acto de protesta y de fiesta; el ojo persigue a los sospechosos; el
gorro rojo distingue al militante seccionario.
- Junto a la figura alegórica de Hércules aparecían también figuras simbólicas como mártires
de la libertad: Le Peletier, Chalier, Marat, etc. En torno a ellos se desarrolló un culto casi
santificador. Cuando Le Peletier, que votó a favor de la ejecución de Luis XVI fue muerto a
manos de un realista en enero del 93, los revolucionarios transformaron inmediatamente
esta muerte en inmortalidad.
- Hay una veta pararreligiosa del simbolismo revolucionario que tuvo su más clara expresión
en el culto a la Razón. En el 93 se organizó la Fiesta de la Libertad y la Razón en la
Catedral de Notre Dame.
- Ver fiestas en pp. 243 de Bouloiseau.

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