Está en la página 1de 2

Pontificia Universidad Javeriana Teología y ética empresarial

Especialización Geotécnica Vial y Pavimentos José Luis Meza Rueda

De la crisis a la transformación
W. Martínez,
Enero 28 de 2022

El colapso de las teorías económicas convencionales, se da en el momento que las personas


creen que sus acciones no han contribuido a la crisis financiera y mantienen una visión
económica del mundo dónde se asume que todo debe tener un valor económico (La burbuja
financiera, inmobiliaria y cognitiva) (John Maynard Keynes), “Destrozamos la belleza de los
campos porque los esplendores no explotados de la naturaleza no tienen valor económico”.
Esta economía del siglo XXI se encuentra basada en una ontología decimonónica: Ve el
mundo como una suma aleatoria de objetos inertes y cuantificables, es reduccionista y
fragmentadora y tiende a oponer a los seres humanos entre si y contra la naturaleza. Ya esta
economía no se basa en suplir necesidades de las personas, sino en saciar una ambición, que
nunca termina, entre más se tiene, más se quieres, lo que ha hecho que esta economía siga
expandiéndose cada vez más. Da inicio desde que se aceleró la globalización. Las
transacciones realizadas el día de hoy no corresponden a la economía real, sino a dinero ávido
de beneficios a corto plazo que circula por mundos abstractos.

Sin embargo, esta economía que parecía no tener límites, se ha descubierto que estos recursos
son agotables, por lo tanto, no es sostenible. Se ha notado que entre más aumenta la economía
mayor es la brecha de desigualdad y el deterioro ecológico. Por lo tanto, es importante,
alcanzar la madurez para apreciar la existencia del aquí y ahora.

El colapso económico y ecológico tienen la misma causa: El libre mercado sin regulación.
Desde 2008 más de la mitad de la población mundial habita en ciudades, se ha pasado de un
mundo con miles de culturas y ninguna ciudad a más ciudades y menos lenguas y culturas.
A pesar del crecimiento de la población urbana, bajo la premisa de obtener una mejor calidad
de vida, por el contrario, se ha evidenciado en las ciudades una mayor población que no
cuentan con lo mínimo de servicios básicos. A medida que crecen las ciudades, se van
pareciendo unas con otras, por lo que se tiende a perder el carácter único de cada lugar.

La concepción de abundancia material indefinida no está garantizada, por lo contrario, esta


podría tener una declinación, creando nuevas formas de riqueza basadas en lo material y
tangible. Esto se puede observar con el fluido vital del petróleo, base muchos productos de
uso cotidiano, el cual ha venido presentando un descenso en descubrimiento de nuevos pozos
y la extracción per cápita sigue disminuyendo. Se ha usado la mitad de la reserva y la que
queda no es accesible, países que se convirtieron en potencia, gracias a ser los mayores
explotadores del recurso, han pasado a tener una crisis económica, gracias al despilfarro de
los recursos, como es el caso de EEUU y la Unión Soviética.

El crecimiento económico ilimitado es insostenible y tarde o temprano había de chocar contra


los límites del planeta, genera desequilibrios en el clima, erosiona la biodiversidad,
encarecimiento del petróleo y otras materias primas básica.
Pontificia Universidad Javeriana Teología y ética empresarial
Especialización Geotécnica Vial y Pavimentos José Luis Meza Rueda

Esto se observa a través de la dinámica de extracción del petróleo, la cifra de 1000 barriles
por segundo dada en 2008, es posible que no vuelva a suceder, además, no parece haber
alternativas energéticas suficientemente viables a gran escala para mantener nuestro nivel de
consumo. El reto de la imaginación humana es cómo diseñar en menos de una generación,
una sociedad que no dependa del petróleo y nos permita vivir mejor con menos.

La actividad comercial antiguamente se basaba en el intercambio de bienes que no se podían


producir de manera local, a finales del siglo XX y siglo XXI, esta se movía por la codicia,
importar lo mismo que se exportaba. Esto genera costos y gastos innecesarios, en el uso
intensivo de combustibles y productos químicos, generando gran impacto en el cambio
climático. Un mundo sostenible deberá basarse en la producción ecológica y local de
alimentos, materiales y energía, en vez de importar a gran escala bienes que pueden
producirse a nivel local.

El propósito último de nuestra existencia se ha convertido en hacer crecer el PIB, sacrificando


lo divino, respeto por la naturaleza y la paz interior. Se evidencia en la sociedad
hiperacelerada, teniendo la capacidad de aturdirnos, y provocar una madurez prematura en
las personas. El ciclo de la economía se ha basado en producir, para consumir, para volver a
producir, generando un nivel de consumo insostenible.
El sistema económico genera violencia estructural, desigualdad entre ricos y pobres y
externaliza costes en generaciones futuras. Para pacificar la economía se requiere reintegrar
la economía dentro de la sociedad y dentro de los ciclos naturales.

El economismo convierte en mercancía todo lo que toca, genera egoísmo, envidia y


desequilibrio ecológico. Aunque se trate de solucionar la problemática con reformas, se
requiere un cambio en nuestra conciencia, en lo imaginario, modelos y valores. Buscar un
crecimiento más allá de lo material, que nos resulten satisfactorios.
La economía hiperacelerada está arruinando el mundo, se requiere que se humanicen las
ciudades, priorizando otros métodos de transporte y producción, que generen menor impacto
ambiental, para avanzar hacia un mundo sostenible. Es por esto que se requieren iniciativas
no gubernamentales que apunten hacia el futuro, teniendo como objetivo mejorar a la
capacidad del sistema local para recuperar el equilibrio ante perturbaciones imprevistas.

Cambiar la noción de felicidad y calidad de vida, evitando caer en el consumismo que


requiere más y más, generando una necesidad imposible de satisfacer, dejar de buscar el
sentido de la vida en la acumulación. Abandonando la sed de riqueza material en favor de
otras de plenitud.

También podría gustarte