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Comentario al salmo 1

El salmo primero, considero que es una sentencia, nacida de una espiritualidad de quien ha
tomado conciencia de la importancia de la presencia de Dios en su vida. El nombre de la
perícopa, “Los dos caminos”, es muy pertinente considerando que un camino es el camino
de la torah, el camino del querer de Dios, y el segundo, el camino de la maldad, el camino
de la perdición, es decir, el camino del pecado.
Se puede considerar, que la palabra pecado en hebreo, según lo escuchado en clases,
es sinónimo de equivocarse de camino, de perder el objetivo; entonces este texto se vuelve
una sentencia, es decir, quien no sigue el camino de Dios, se pierde. Hay una imagen muy
clara en el discurso del salmo, cuando se refiere a los pecadores, es decir, que en el
versículo 4, que en la traducción de la Biblia de Jerusalén, traduce como “Tamo”, es decir,
según la Real academia de la lengua española, esto se refiere a la basura del grano que ha
sido trillado y cernido. Es parte polvo y suciedad, pero el verdadero tamo es la capa dura
y no comible del grano. Es decir, la parte del grano que no sirve para nada.
Quien equivoca el camino, quien no sigue el camino de la torah, para el salmista, es
comparado con un desperdicio, es comparado con la basura de la siega. Y es interesante,
porque esta imagen, es retomada en los evangelios, en palabras de Jesús, en Mt 13,30, usa
esta figura de la ciega. Jesús habla de la ciega, de separar el trigo y la cizaña, de quemar
aquello que no sirve, que no es útil. Quien vive en el pecado, es una persona que no
construye, que no edifica y no aporta nada a la sociedad. Esto es una enfermedad de la
sociedad contemporánea, una sociedad que huye del compromiso, y que busca ser
“diferente”, pensando que ser diferente es ir en contra de las reglas, es ir en contra del
querer de Dios.
Pero quien vive en el querer de Dios, quien vive según Dios, será feliz, será
gozosos, vivirá dichoso, porque “Será plantado en las acequias, es un árbol que da fruto
sazón, todo cuanto emprende prospera”; en lo personal, es una sentencia muy controvertida
pero muy actual, pues la vocación a la santidad, al discipulado de Jesús, es una vida que es
libre de aquello que estorba, que no sirve. Y si se piensa detenidamente, cuando una
persona se adorna con accesorios para embellecerse, es de comentario popular, es que es
una persona que vive en el fingimiento, que vive en la superficialidad, es una persona que
pretende aparentar lo que no es.
Vivir según Dios, seguir el camino de Dios, es vivir de manera auténtica, se trata de
volver a lo esencial de la vida de la persona, y esto es, buscar la plenitud de la vida, en
beneficio de los hermanos; pues, quien emprende proyectos en beneficio de los demás, sus
proyectos serán prósperos, pues siempre se conducirán en beneficio del crecimiento del ser
humano; pero quien busca el beneficio egoísta, individual, quien busca la perdición de los
demás, termina por ser una persona que se aleja del querer de Dios y sus caminos terminan
por perderlo.

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