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Capítulo III

“Continua liberación de Cristo en nuestros días”

Tal como lo hemos visto a lo largo de los capítulos antecedentes la voluntad de Dios es
que todos los hombres sean salvos y participen de su vida divina, sin olvidar de antemano la
libre elección que tiene el hombre con respecto a esta invitación por parte del Señor y la cual
tendrá como finalidad que cada hombre en su opción fundamental y situándose de cara a Dios
llegué a gozar de una plena libertad conforme al querer de Dios. Sin embargo, habría que
preguntarnos cual es la situación del mundo actual, un mundo en el que se presentan infinitas
y llamativas propuestas con la falsa promesa de libertad, felicidad y realización humana. Es
decir, que con un breve y acertado análisis sobre las realidades de nuestra sociedad que atentan
contra la libertad del hombre podremos detectar los obstáculos y desafíos ante los cuales la
Iglesia y cada cristiano está llamado a actuar y a dar no solo una respuesta teórica, verbal o
parcial, sino una respuesta en donde el ser y vivir en la libertad de los hijos de Dios se
manifieste con mayor claridad. ¿Como posicionarnos entonces de cara a nuestro presente y en
vistas al futuro donde pareciera que la propuesta de la libertad en Cristo ha caducado y pasado
a ser únicamente un supuesto sin sentido?

Estos tiempos actuales donde han surgido nuevas y deplorables formas de esclavitud
exigen de los cristianos ser más conscientes de ello y actuar conforme a la condición que
hemos obtenido por Cristo, nuestro salvador y liberador. De igual manera, es preciso señalar
que la libertad cristiana no consiste en una oferta dada exclusivamente a un grupo reservado
de personas, y tampoco es una opción que cuente con parámetros de tiempo determinados,
sino todo lo contrario. Cristo nos ha liberado de la esclavitud de la muerte y del pecado de una
vez y para siempre, no obstante, el hombre por su libertad continúa apartándose y creyendo
que sin Dios podrá definitivamente encontrar su “verdadera libertad”, mentira que se ha
forjado a si mismo. No obstante, eso no significa que su decisión lo determine a vivir sin más
en el engaño y el pecado, pues Cristo mismo continua liberando de la esclavitud valiéndose
ahora su Iglesia, sacramento de libertad y signo de su amor incondicional hacia todos los
hombres, que mediante su reflexión, enseñanza, miembros y ministros, cada cual en la medida
de su competencia comunica y administra la gracia para suscitar en los corazones de lo

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hombres el cambio necesario y la conversión que los oriente a vivir auténticamente en la
libertad querida por Dios.

1. Impedimentos y desafíos actuales con respecto a la libertad

“Cuando el hombre quiere liberarse de la ley moral y hacerse independiente de Dios,


lejos de conquistar su libertad, la destruye” (Ratzinger, 1986: 19)

En nuestro mundo contemporáneo, especialmente en los últimos años se han desatado


ciertas condiciones y anomalías que han generado sin lugar a dudas una gran variedad de crisis
sobre la identidad y el comportamiento del hombre, dado que han entorpecido y dificultado el
ejercicio de su libertad en vista a su plena realización. A continuación, vamos a desarrollar
algunos temas en los que podremos constatar y localizar dicha crisis y obstrucción que
impiden al hombre responder y tomar decisiones en orden a su libertad y salvación. El
desarrollo de este tercer capítulo no tendrá la intención de hacer un exuberante y profundo
estudio sobre los fenómenos presentes en el siglo XXI, tan solo abordaremos los estragos y
complicaciones que han surgido en cada uno de los siguientes puntos que representan algunos
de los tantos desafíos de nuestra Iglesia actual.

1.1 Libertad sexual

El tema sobre la libertad sexual, su educación, la ideología de género, la


homosexualidad y todas las demás cuestiones que se desprenden de lo mismo constituyen una
de las mayores problemáticas para el hombre contemporáneo que se encuentra en una
constante búsqueda sobre su propia identidad y comprensión sobre su sexualidad, pues más
que una correcta línea que indique la finalidad de su ser sexuado, pareciera que la sociedad
únicamente está interesada en ofrecer una serie de técnicas y herramientas en la mera practica
sexual (coito) y otro tipo de prácticas desordenadas, incluso la OMS que lleva implícita en su
definición de “salud sexual” la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras,
deja entrever de este modo que las políticas públicas han posicionado en segundo plano los
fines unitivos y procreativo del acto conyugal para colocar ahora en primer lugar la
satisfacción sexual, conduciendo al mismo tiempo la sexualidad a la banalización y a su
ejercicio precoz. (Cfr. Martínez, 2022: Art.). “Dicha actitud transmite implícitamente un
sentido: el sexo carece de finalidad, de sentido, es un asunto técnico, no moral” (Ibidem).

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La complementariedad entre los órganos sexuales de un hombre y una mujer viene
determinada por la misma naturaleza, no obstante, hay quienes mantienen conductas sexuales
desorientadas o contrarias a su naturaleza, y lamentablemente esta realidad ha crecido sin
medida y descomunalmente en las últimas décadas al ser presentadas como libertad del cuerpo
y realización de las personas por determinadas asociaciones e ideologías (Cfr. Márquez, Laje,
2016: 182). “Para la mayoría de las personas la homosexualidad es una práctica aberrante. La
pregunta no es empero si tienen razón, sino es otra: aun si la tuvieran ¿poseen además el
derecho de imponerla a los que no piensan como ellos?” (Ibidem. 183). La respuesta que
presenta el autor es clara. No. Pues este tipo de prácticas que además de ser inconcebibles y
atentar contra las decisiones y derechos de los demás en el intento de introducir su ideología
en las normativas de educación y salud sexual, son intrascendentes por sí mismas al impedir la
procreación ya que se reduce exclusivamente al placer carnal. (Cfr. Ídem.) “La
homosexualidad en pocas palabras no tiene raíces en el pasado y no se proyecta hacia ningún
futuro” (Ídem).

¿Cuál es la supuesta “libertad” que propone el feminismo radical, la comunidad LGBT


y los grupos proderecho civiles gays? El feminismo radical es ante todo el principal
responsable de la propagación y germinación de la llamada “ideología de género”, y en sí la
labor que pretenden cumplir todos estos movimientos consiste en resquebrajar el orden y el
concepto cultural de la mujer, la familia y la sexualidad (Cfr. Ibidem: 56). “La familia pasa a
ser considerada, pues, como la principal institución social que reproduce la “estructura
patriarcal”, y todas las municiones feministas se destinan fundamentalmente contra ella y el
matrimonio (Ibidem. 59). La ideología de genero tiene el objetivo de reestructurar los criterios
de la persona en cuanto a lo ya mencionado para que por la libertad de su autopercepción y
libre de los presupuestos religiosos, culturales y de la ley natural consiga moldear su propia
definición y proyección de su persona. Dicho de otra forma, el haber nacido con órganos
sexuales masculinos o femeninos no determinan que uno sea hombre o mujer, no importa lo
que al nacer se trae naturalmente, sino que la identidad únicamente se forma por el constructo
delineado por cada individuo (Cfr. Ibídem. 58). La libertad que describe el feminismo radical
y la ideología de genero contiene los siguientes puntos:

 El control de la reproducción por medio de la técnica y la legalización del aborto.

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 Destruir las diferencias culturales entre hombres y mujeres, niños y adultos.
 Conseguir la libertad de cada hombre, mujer y niño para realizar cualquier practica
sexual que se desee. (Homosexualidad, poligamia, pedofilia, etc.) Se enfatiza incluso la
abolición del término “infancia” para que los niños puedan adquirir al igual que los
adultos derechos legales, sexuales y económicos
 El establecimiento de la “household”, una nueva concepción de la familia donde ya no
interesan las relaciones consanguíneas, ni el modelo de la familia tradicional, sino las
relaciones entre grupos maritales transexuales, homosexuales y cualquier otra persona.
(Cfr. Ibídem. 60-61)

Por lo tanto, la familia vendría a ser el principal objetivo de la “ideología de género”, y


sin la familia, núcleo y pilar fundamental de la sociedad, no podría haber un ambiente
adecuado y propicio para suscitar el amor y la búsqueda de la verdad, y, en consecuencia, la
libertad seria coaccionada exclusivamente al enfoque utilitarista del cuerpo y el placer de la
carne. En la “Teología del cuerpo”, el papa Juan Pablo II dice que la sexualidad no se reduce
únicamente a la fecundidad y procreación humana, sino que el cuerpo en su originaria
masculinidad y feminidad contiene un carácter nupcial según el relato del Genesis que hace
capaz al hombre de amar. Lo cual confirmaría el sentido de su ser y existir. (Cfr. Juan Pablo,
1984: 32). “El cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el misterio mismo de la
creación a existir en la comunión de personas a imagen de Dios” (Ídem). La concupiscencia de
la carne, por lo tanto, al ser libremente elegida por el hombre se convierte en la condición que
deforma su objetivo y sentido de amar y vivir en comunión con sus semejantes y en especial
con Dios, pues el pecado lo limita interiormente y restringe parcial o absolutamente el
dominio de si mismo. En pocas palabras, el libre albedrío mal ejercido, impide al hombre
desarrollar el don de la libertad (Cfr. Ídem)

“El hombre, si quiere ser salvado debe tratar de liberar su yo viviente (Noús) de la
carne y del cuerpo” (Ídem). No obstante, al igual que la acusación que hace Jesús en el sermón
de la montaña sobre el adulterio en el capítulo quinto de Mateo, la Iglesia no hace condena
alguna sobre el cuerpo, sino sobre la concupiscencia de la carne, pues no se trata de una
negación del cuerpo como si fuera algo antitético al espíritu, sino que lo que resalta además
del intento del hombre en conjunto con la gracia de Cristo por verse libre del pecado de la

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carne, es la afirmación de que el cuerpo junto con el espíritu constituyendo la totalidad de la
persona participa de la dignidad del hombre. (Cfr. Juan Pablo, 1984: 45). La Iglesia, por lo
tanto, como signo de liberación en el mundo, no condena a los hombres y mujeres que llevan
una vida desordenada y alejada de Dios, antes bien, se interesa por ellos y procura brindarles
la ayuda adecuada a su situación para que puedan ser conscientes de su error y descubrir que
hay un Dios de amor misericordia que le ofrece la posibilidad de vivir en una libertad plena y
autentica alejada de este tipo ideologías que pervierten y ciegan su razón y corazón. Pero el
que la Iglesia procure asistir a quienes se encuentran en dicha decadencia de espíritu y
libertad, no significa que consienta su pecado, sino que hace todo su esfuerzo por erradicarlo y
reivindicar en las personas su camino hacia integra dignidad y libertad cristiana.

1.2 La tecnología y su amplia gama de posibilidades

Evidentemente en los últimos años la ciencia y la tecnología han alcanzado un avance


y progreso sin precedentes, cada semana se publican nuevos aportes que permiten comprender
de mejor manera la mecánica del universo, y cada día son anunciados nuevos “gadgets” o
dispositivos electrónicos con determinadas funciones específicas. En sí mismas la ciencia y la
técnica no representan un deterioro de la humanidad, sino que son signo y prueba del gran
potencial del hombre para desarrollar y administrar los bienes y dones dados en vista hacia el
bien común y conocimiento de la verdad. Sin embargo, hasta el dominio de la naturaleza tiene
sus propios límites. “La técnica, sometiendo cada vez más la naturaleza, corre el riesgo de
destruir el fundamento de nuestro propio futuro, de manera que la humanidad actual se
convierte en enemiga de las generaciones futuras” (Ratzinger, 1986: 11). El nuevo poder
tecnológico podría considerarse como una maravilla, no obstante, de un estudio u observación
de los tiempos actuales sobre la técnica y su repercusión en la sociedad y de manera especial
sobre los más jóvenes, hace inevitable la pregunta de si esta realidad debería considerarse
como una nueva forma de esclavitud. “¿Cómo impedir que el poder tecnológico se convierta
en una fuerza de opresión de grupos humanos o de pueblos enteros?” (Ratzinger, 1986: 12). Es
por ello que la Iglesia tendrá que enfrentarse continuamente a las generaciones presentes y
futuras envueltas ahora en las cadenas de la técnica o de lo virtual, donde ya no hay sentido de
responsabilidad y compromiso, una sociedad distraída que vive en la inmediatez y está
insertada en el individualismo, proyectada hacia la fantasía, imaginación y a una realidad

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aparente que carece completamente del servicio y alteridad, una existencia dedicada
únicamente al consumismo, a la búsqueda del materialismo y el afán de reconocimiento social.
Puede que estos desafíos no sean cosa nueva, pero si ahora son complicados, en un futuro lo
serán aún más.

Mark Zuckerberg, empresario estadounidense, es un programador en la línea de la


informática y uno de los ocho hombres más ricos del mundo. Actualmente es el dueño de las
plataformas sociodigítales con el mayor número de usuarios en el mundo: Facebook,
Instagram, WhatsApp y YouTube. Y cada red social cuenta con millones de usuarios, tantos
que si sumáramos los de cada plataforma equivaldrían a 4 mil 330 millones de usuarios, casi el
55% de la población mundial (Cfr. Islas, 2021: Art.) Lo interesante aquí no es tanto el número
de usuarios, ni siquiera el potencial económico de las plataformas, sino el anuncio dado hace
poco por parte de este empresario, pues todas estas redes que representaban uno de los
mayores intereses para la sociedad, fueron catalogadas por el mismo Zuckerberg como el fin
de una era digital. El 28 de octubre del 2021 Zuckerberg anunció: “El inminente tránsito a una
nueva época: la era de su “Metaverso”, el primer paso de su utopía personal, el inicio del
universo Zuckerberg” (Ídem).

¿Qué es el “metaverso”? “El “metaverso”, es un término general para una experiencia


virtual. No hay un metaverso, hay muchos. Dentro de cada metaverso pueden incluir juegos,
películas, arte, casinos, exploración, construcción, compra, venta, chats y más” (Kraufman,
2022: 3). El imperio Zuckerberg, tal como se le ha clasificado ofrece a los usuarios un
ambiente virtual alterno conformado por cientos de espacios tridimensionales, que
prácticamente consisten en la posibilidad de escapar de la realidad, del tiempo y el espacio
para transportarse sin la necesidad de movérsete de su lugar a cualquier sitio que se desee,
cualquiera podría visitar el despacho papal o la oficina oval sin ninguna clase de restricción, se
podría incluso caminar sobre la luna o hasta crear su propio mundo o universo. Actualmente el
metaverso está en desarrollo y hay miles de ingenieros en informática trabajando por millones
de dólares invertidos para que esta realidad esté al alcance de todo el mundo con solo
colocarse un visor de realidad aumentada y hacer un “clic” (Cfr. Islas, 2021: Art.). “Puedes
crear un avatar virtual de ti mismo o tu mejor versión o extraña de ti mismo en un
metaverso… puedes convertirte en quien tú quieras. Ser quien no puedes ser en el mundo real”

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(Kraufman, 2022: 3). ¿Una frontera digital que reformará la condición humana, que mejorará
nuestras capacidades? ¿Un universo cibernético en el que yace nuestro futuro? Suena
prometedor el advenimiento de la ciencia y técnica que mejore y facilite la existencia y vida
cotidiana del hombre, pero ¿Qué papel jugará la libertad?, ¿Cómo pensar que el hombre aún
permanecerá libre?, ¿Dónde quedará Dios?

¿Qué es aquello con lo que el hombre no podría vivir? De alguna forma gran parte de
la población mundial tal y como lo muestras las estadísticas de los usuarios en plataformas
virtuales se ha vuelto codependiente de aquello que fascina, entretiene y mantiene la mente
ocupada y distraída de la realidad, en cambio, la propuesta de Dios y la libertad cristiana ya no
es algo entusiasme, atraiga, interese o que por al menos suscite la curiosidad de la gente. Para
la mayoría lo que realmente importa, consciente o inconscientemente, es la comodidad y
satisfacción que brindan los avances de la técnica, mas no el esfuerzo y el reconocimiento de
sus limitaciones, el reconociendo de otras personas, y aun menos de Dios. Uno de los
objetivos principales de la tecnología es la realización o eficacia de actividades y resultados
instantáneos provocando en los consumidores el acostumbrarse a las gratificaciones
inmediatas, pero al mismo tiempo estas condiciones deforman la capacidad de libertad,
paciencia, concentración y de poder lidiar con situaciones y personas del mundo real (Cfr.
Thornhill, 2017: Art.) “¿Cómo impacta esto en libertad para tomar riesgos, conocer sus
propios limites y desarrollar resilencia en miras a alcanzar sus metas?” (Ídem.)

“Tenemos la libertad de retroceder, evaluar y revaluar el rol que van a a jugar las
tecnologías en nuestras vidas y deberíamos asegurarnos de que sea un rol constructivo”
(Ídem.). La tecnología por lo tanto debería ser un medio para acentuar nuestra libertad y
capacidad como seres humanos para dar una respuesta a las necesidades actuales: solidaridad
y superación de la indiferencia, conocimiento de la verdad, administración de los bienes, etc.
De ahí la exigencia que la Iglesia también se involucre no solo confirmando la potencialidad
de la mente y técnica humana, sino escuchando lo que todos estos factores dicen a la Iglesia
universal para consecuentemente asumir los nuevos retos y “no solo pensar que en su
momento el Espíritu ya se encargara de abrir caminos insospechados o que el paso del tiempo
ya arreglara todo lo que ahora parece tener poca salida” (Lansac, 2006: Art.) Todos,
incluyendo a los cristianos, deben involucrarse en las consecuencias por el bien de las

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personas y de la Iglesia, porque sirviendo a los demás e implicando un camino de diálogo se
podrá realmente construir y restablecer la justicia y la libertad. Tan solo pensemos en todas las
tendencias presentes en las redes, plataformas e internet que esclavizan a la juventud, y que
clasifican y devalúan la dignidad de la persona, ¿Cómo se puede hablar de libertad cuándo el
modelo a seguir de niños y jóvenes está definido únicamente en altos e inalcanzables
estándares de belleza, riqueza y poder? Razón por la cual el individualismo y narcisismo ha
ido en aumento descomunal, y aquellos que no lograran encajar en dichos parámetros solo
habría un lugar para ellos en la marginación o exclusión social. ¿Con que fin se usa el
internet? En los últimos años, especialmente en México y en el tiempo de pandemia, creció de
una forma exorbitante el consumo de pornografía en cientos de sitios web (Cfr. Arroyo, 2020:
Art) “¿No nos revela este dato una radiografía espiritual de la sociedad?, ¿No manifiesta una
carencia afectiva, cuando no un gran vacío en lo profundo de su corazón?, ¿Por qué se forma
ese vacío que el consumo de pornografía inútilmente intenta llenar?” (Ídem.). Existen incluso
sitios ocultos y poco conocidos por el público en general como la “Deep web”, donde se
maneja ilegalmente la compra-venta de armas, drogas, pornografía infantil, el tráfico de
personas y otro tipo de aberraciones y situaciones inhumanas que solo Dios conoce, y por más
sorprendente que parezca, cualquier persona, inclusive menores de edad podrían acceder a
estos sitios virtuales con solo buscar en los navegadores de sus computadoras y móviles. Por
supuesto que todos por su capacidad de autodeterminación pueden elegir que hacer y que
buscar con estas herramientas, no obstante, cualquiera corre el riesgo de volverse adicto,
vicioso y esclavo del progreso de la técnica. Nada podría ser más contradictorio que la
intención del progreso humano que se convierte por su funesto uso en cadenas de engaño,
muerte y dolor. “La libertad se pierde en efecto por el pecado, porque engendra el vicio. Lo
que libremente elegí mal, termina por arrebatarme la libertad. Cuando elijo libremente bien,
consolido mi libertad” (Arroyo, 2021: Art.)

1.3 Transhumanismo y neurociencia

El transhumanismo y la neurociencia son dos campos que de igual forma se involucran


con la ciencia y la técnica, solo que estas dos apuntan hacia un nuevo objetivo:

1.4 Pandemia y responsabilidad solidaria

La pandemia evidenció nuestra fragilidad existencial

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2. Camino hacia la auténtica libertad cristiana
2.1 La práctica de las bienaventuranzas, fuente de verdadera libertad.
2.2 La libertad como capacidad de amar
2.3 Audacia y fervor del cristiano
3. El hombre nuevo en Cristo
3.1 El sacramento de la libertad
3.2 Elección divina y la vida sobrenatural
4. Confirmación de la libertad cristiana

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