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El autor
CAPITULO 1:
El diablo es un adicto
Padezco de una enfermedad del alma, mente y cuerpo
cuyas características son: ser crónica, insidiosa,
progresiva incurable y mortal. A mis trece años se
manifestó con la lujuria, posteriormente con el alcohol y
finalmente a los casi veintitrés años con sustancias
psicotrópicas. Era un completo ignorante de este tema, mi
enfermedad me hizo conocer mucho y entender cómo
actúa, la estudié, recaí, ahora intento controlarla día a día,
así deberé llevarla hasta mi muerte, como la diabetes o
alguna otra enfermedad incurable. Lo interesante de esta
enfermedad que no es notoria al principio, sino, hasta que
ya es muy tarde y destruye de manera silenciosa, algo
que no vemos con los ojos ni con ningún aparato
conocido hasta ahora, nuestro espíritu.
El plan perfecto
La historia bíblica de Adán y Eva nos da una pauta del
plan que desde el inicio tejió satanás. No fue ideado para
que acabe ahí, sino para que continúe y continúe como lo
ha hecho hasta nuestros días. Cuando alguien planifica
un robo y le sale bien, dice: "tuve el plan perfecto", así
mismo, cualquier malhechor que tenga aparente éxito, se
jactará de haber hecho un buen plan para lograrlo, el plan
del enemigo no es actual, fue bien elaborado desde sus
inicios, pues al transgredir la ley de Dios y hacer partícipe
al hombre de la desobediencia, no hubo más que
continuar acentuando dicho inicio. La concupiscencia que
antes era una línea recta sin ningún conocimiento de lo
que era la maldad, ahora, dicha línea se tornó inclinada,
luchamos no solo contra el mal y tentaciones de satanás y
sus secuaces sino contra nuestra misma naturaleza
pecaminosa que acomodada a la carne ha expresado el
mundo de hoy.
Te n e m o s n a t u r a l e z a d i v i n a , p e r o t a m b i é n l a
particularidad de tomar nuestra propia decisión, no
somos esclavos de Dios y esto es lo que satanás quería
que seamos enteramente doblegados y manipulados a
voluntad de él y sus ángeles, anulando la decisión de
elegir estar con Dios, así que con sus palabras
seductoras le dijo a Eva: sabe Dios que el día que comáis
de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal. (Génesis 2:17), el espíritu de
querer ser como Dios ya estaba instaurándolo en el ser
humano, un orgullo que era unido al creador se separó,
porque satanás sabía que teniendo la esencia de Dios
podíamos hacer cosas similares a las que hace Dios, ver
parte de lo que Dios ve. Jesús lo asevera después: De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que
yo hago, él las hará también; y aún mayores hará… (Juan
14,12). Hasta este momento nadie ha hecho obras
mayores que Jesús, pero si él lo dijo es porque es posible
hacerlas, con fe se pueden lograr cosas extraordinarias.
El demonio sabia esto y de manera inducida y con una
planificación milimétrica tentó a Eva en aquello que
destaparía la caja de pandora, el conocimiento
extraordinario, un conocimiento que tal vez Dios si quería
darnos, pero en un respectivo momento de nuestra
historia, el mal tomo ventaja aquel día y hasta la llegada
de Jesús no sabíamos que podíamos ganarle.
Soltando al burro
Comprender que el maligno entretejió un plan desde el
principio de la historia como lo he mencionado antes es
difícil de entender, una vez escuche esta historia que se
adapta a esta verdad, no la he visto en ninguna parte de
internet, por ello la narro como la escuché aquel día:
San Agustín fuera de ser santo fue una de las mentes más
brillantes de la humanidad, sus obras reflejan una filosofía
y conocimiento tal que este hombre apartado de ser santo
y si no lo hubiese sido aun así hubiere sido conocido como
uno de los filósofos más grandes de la historia, tal cual a la
altura de Sócrates, Platón o Aristóteles, siendo tan sabio e
inteligente decidió que la verdad era una sola y se
encontraba en las ensenas y ejemplos de nuestro Señor
Jesús, no estaba escondida, no estaba oculta había sido
ya expuesta para que por su gracia la conozcamos. Hoy
en día vemos miles de religiones y movimientos
protestantes evangélicos interpretando cada uno
versículos a su medida y conveniencia, olvidándose de
algo sencillo, la verdad es una sola, si esta es una sola
entonces porque tanta división; muy sencillo también,
"divide y vencerás", "un reino dividido no puede
sostenerse así mismo" fueron la palabras de Jesús
cuando lo acusaban de querer expulsar demonios en
nombre de Belcebú. La iglesia católica, universal, única,
duró casi mil quinientos años, más el demonio, el
enemigo ya tenía planes para dividirla y en los últimos
quinientos años se crearon miles de movimientos
diferente alrededor del mundo, llenos de falsos profetas e
interpretaciones a conveniencia propia, más la iglesia que
nuestro Señor Jesucristo nos fundó continua, su promesa
fue: "que ni aun los poderes del infierno prevalecerían
sobre ella".
1 Timoteo 6:15
...la cual manifestará a su debido tiempo el
bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y
Señor de señores;
Apocalipsis 19:16
REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Deuteronomio 10:17
Porque el SEÑOR vuestro Dios es Dios de dioses y Señor
de señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace
acepción de personas ni acepta soborno.
Desenmascarándolo
Si yo te pregunto: Quién es satanás? muy probablemente
me responderías los conceptos que tienes preconcebidos
en tu mente. Me dirías que es un ángel caído, que hubo
una guerra en el cielo y Miguel Arcángel lo expulsó. Me
dirías que es un ser de maldad y que quiere vengarse de
Dios, en fin, muchos por teoría sabemos quién es
satanás, lucifer o el diablo. Pero ¿lo conoces realmente?,
¿sabes cómo actúa? Yo he venido exponiéndolo a lo
largo de los capítulos de este libro y lo he hecho, no
porque me lo contaron, no porque lo leí, sino que he
querido desenmascararlo, porque yo me escapé de su
dominio, de su absorción, de su cárcel, lo conocí, conocí
muchos de sus secretos, conocí como actúa, por eso
puedo afirmar lo que he expuesto, ha llegado el momento
de desenmascararlo, de que sepamos quién fue y quién
es, de lo que es capaz y de lo que quiere. Si nada de lo que
digo tiene coherencia o veracidad que mis libros no sean
leídos, pues lo que escribo lo hago en gracia de Dios, pero
pido que si esto no tiene importancia alguna
sencillamente lo deseche y lo quemen.
Este capítulo entero es para terminar de desenmascarar
a este ser que actúa en la oscuridad y que no quiere que
sepamos que existe y neguemos su dominio y su
actuación en el mundo que vivimos.
Yo soy de Dios hoy en día, pero antes era del diablo, este
usaba mi inteligencia y mi mente y me canalizaba para
lograr sus cometidos. Si yo contara todo lo que el diablo
llegó a hacer con mi mente no me creerían, sería difícil de
asimilar, pero al hacer eso me dejó en mi memoria
recuerdos de como el piensa y actúa y por eso con la
gracia de Dios me digno a plasmar lo que escribo. Hoy, ya
no soy del diablo, soy de Dios, un hijo de Dios, pero en
cambio si hago lo contrario y practico el pecado no es que
estoy solo apartado del amor, sino que soy del Diablo y
eso era antes, ya no. En la Carta Juan 3-8 El que práctica
el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado
pecando desde el principio. El Diablo fue el primero que
pecó en el universo y el pecado es del Diablo como bien lo
expresa el Santo, por eso si peco soy de él, tal cual
pecaron los ángeles que se fueron con él y ahora son de
él, y no solo que el Diablo pecó, sino que ya se quedó
atrapado en una espiral de pecado, sigue y sigue
pecando constantemente porque ni siquiera se da cuenta
que peca. Y como dice San Agustín: nunca terminó de
entender ese misterio entre el Diablo y Dios, porque Dios
siendo Dios no destruye a Satanás y tantas incógnitas al
respecto que surgen de esta base. Este santo habla en
sus Confesiones sobre el mal, pero como lo apunta
interrogándose finalmente: ¿De dónde le nace al diablo la
mala voluntad de ser diablo, siendo Dios todo amor y
dulzura? y hasta ahí llega su elucubración.
APOCALIPSIS 2, 24
Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a
cuantos no tienen esta doctrina, que no han
conocido los profundos secretos de Satanás
Había una anécdota que tal vez es cierta, tal vez no, pero
se las voy a contar:
El diablo nos permite ver las faltas del otro para que, en
lugar de querer ayudar, comencemos a juzgar sus almas y
condenarlas. Catalina lo admitió a Dios, diciendo: "Me
diste … medicina contra una enfermedad oculta que no
había reconocido, enseñándome que nunca puedo juzgar
a ninguna persona. … Porque yo, ciego y débil como
estaba de esta enfermedad, a menudo he juzgado a otros
bajo el pretexto de trabajar por tu honor y su salvación".
Si nos enfrentamos a la verdad acerca de nosotros
mismos y experimentamos nuestras propias luchas
diarias con el pecado, es menos probable que nos
establezcamos en el juicio sobre otros.