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Una oración de la Beata María Romero.

Comentarios al margen.
Gordiano Montero R.

A modo de preámbulo.

En agosto del 2002 el diario La Prensa de Nicaragua publicaba una nota de Ruth de
Fuentes en que comentaba acerca de una oración compuesta por la Beata María Romero
Meneses y que le servía para iniciar cualquier obra importante confiando la misma a la
mano de Marìa Auxiliadora con toda confianza y veneración.

Esa oración va así: ​Pon tu mano, Madre mía, ponla antes que la mía. María Auxiliadora,
triunfe tu poder y misericordia. Líbrame del demonio y de todo mal y escóndeme bajo tu
manto​.

“Nada hacía o comenzaba sin rezar `pon tu mano, Madre mía`”, escribe R. de Fuentes en
su breve nota y agrega: “su Reina respondía siempre”.

Sobre esa oración las breves líneas siguientes. Sabiendo, como un día la Beata le explicó a
Felicia Soto, que se rezaba trazando tres señales de la cruz en frente, boca y pecho. Esto lo
narraba Claudio de Castro, hijo de la Sra. Soto, en una nota que apareció en es.aleteia.org
el 7 de julio del año 2016.

La versión de esta oración que la Sra. Soto, siendo muy joven aún, aprendió de labios de
sor María fue:

“Pon tu mano Madre mía,


Ponla antes que la mía.
Líbranos del demonio
Y de todo mal.
María Auxiliadora, triunfe tu poder y tu misericordia.
Y cúbrenos con tu santo manto.
Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros
que recurrimos a vos”.

Aquí, sin embargo, seguimos la versión que aparece en la estampas que, para la devoción
de los fieles, difunde el instituto de Hijas de María Auxiliadora al cual perteneció la Beata
Marìa Romero y que aparece arriba indicada.

1. Pon tu mano, Madre mía, ponla antes que la mía.

Por lo que sabemos de la vida de la Beata María Romero, la confianza en la acción de la


Virgen era realmente impresionante.
G. Cutti, en el Boletín Salesiano para Centroamérica (n. 138), dice: “se dirigía con la
confianza de un niño a su Reina, como llamaba a la Virgen, y a su Rey” (p.9).

Esa confianza, además estaba matizada por un respeto reverencial a María y, aunque el
trato era muchas veces especialmente espontàneo y coloquial, la Beata Marìa Romero
consideraba, como lo ideal que todo lo que emprendiera fuera tocado antes por la Virgen y
luego ella haría lo necesario.

Sin embargo, cuando hoy se ora con esta oración que comentamos hay otra manera de
leerlo y, aunque es una relectura muy subjetiva de la oración, podría ser una expresión de
confianza. Bastaría imaginar la sensación de calidez que podrìa resultar, en medio de la
oración, tener la experiencia de apoyar la propia mano sobre la de María, que se posa antes
de la de quien ora sobre la propia vida o sobre cualquier superficie en la que se deseara
apoyar la mano luego de que María hiciera lo suyo. Un apoyarse, en resumen, en la mano
cálida de la Madre del Señor.

2. María Auxiliadora, triunfe tu poder y misericordia.

“Propagad la devoción a Jesùs Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son los
milagros”, comenta Felicia Soto que les enseñaba sor Marìa Romero (es.aleteia.org).

En esta apartado nos corresponde hacer algunas reflexiones necesarias de naturaleza


mariológica para comprender mejor todo cuanto va implicada en la oración que nos ocupa.

Los Papas, repetidamente, han afirmado la contribución efectiva de Marìa de cara al


acontecimiento redentor.

En Octobri Menser, León XIII hace ver que las gracias divinas llegan a los seres humanos
gracias al sí y al auxilio de María. En Magnae Dei Matris el mismo Papa hace ver que ese
auxilio llega en términos de maternidad. Y en 1895 en Fidentem piunque hace ver el rol
mariano como un auxilio a ser comprendido como “defensa y ayuda”. Pio X habla de María
y su sociedad de vida y dolor con su Hijo en todo sentido en Ad diem illum laetissimum
escrita en en 1904.

Màs adelante, Pío XII mira el rol activo de María en el plan salvífico a lo largo del evangelio
y destaca su condición materna y de auxilio de cada fiel y de su cuido, tal y como lo hizo
con su hijo, en Mystici Corporis.Chirsti en 1943.

Es claro que sólo Dios salva. Y ademàs, salva en Cristo en cuanto encarnado y cabeza de
la Iglesia. La Escritura y los Padres son claros desde el siglo II. Ello obliga a ir a Marìa de
nuevo en cuanto dadora a Jesùs de su naturaleza humana y en cuanto representante de la
humanidad al pie de la cruz al ser constituida Madre de la Iglesia, cuerpo mìstico de su hijo.
Asmussen, citado por Schmaus en su Dogmática (p.338), habla de una cooperación
mariana “al lado” de Cristo. Activa fue ella, no solo espectadora de la obra de su hijo. Y así
como entonces ocurre hoy: un rol activo y ejemplar en la vida de la comunidad eclesial,
como dice Juan Pablo II en Redemptoris Mater (n.1)
Es lo que implica ese auxilio que la oración de nuestra Beata mira en Marìa al usar el título
Auxiliadora tan lleno éste de salesianidad sin duda alguna y con una historia vinculada a
epopeyas en las que aparecía María como defensora de la cristiandad en momentos muy
difíciles.

Ella espera que la presencia activa en la vida de la Iglesia y de los fieles de la Madre de
Dios esté caracterizada por el triunfo sobre lo que no es evangelio y que además, sea una
intervenciòn marcada por la misericordia con todo lo que ese término implica en clave
cristiana.

Son pues dos elementos los que la Beata reconoce en la intervención de la Virgen en la
vida de quien utilice esta oración tan frecuentemente enseñada por ella. Primero, que la
acción suplicante de María tenga efectos pues es poderosa, en el sentido de eficaz tal y
como ocurrió, por ejemplo, en las bodas de Caná. Y, por otra parte, que se exprese
misericordiosamente.

M-J Huguenin en su artículo “La iglesia de la misericordia” de 1994, dice: “la misericordia
es (...) la causa eficiente, formal y final de la historia de la salvación. Cristo es la perfecta
encarnación de la misericordia divina y en él el hombre es creado de nuevo” (Selecciones
de Teología, 131). Una idea que da una aproximación a lo implicado en la súplica incluida
por la Beata en su oración y que espera que la acción de auxilio de la Madre de Dios refleje
todo cuanto el mismo Jesùs, rostro de la misericordia de Dios Padre, vino a donar a todos y
cada uno de los seres humanos en cuanto beneficiarios del acto redentor, meta final de toda
la economía salvífica novotestamentaria.

3. Líbrame del demonio y de todo mal.

Un gran misterio es el tema del mal. A lo largo de la historia ha sido tratado de muy
diferentes maneras por literatos, teólogos y filósofos. En la vida de los santos es un tema
que normalmente aparece con cierta intensidad y casi con algún drama. En nuestra Beata
no es un tema ausente.

Hablar de demonio es referirse a una realidad a la que la Biblia se refiere como ente
abstracto y neutro. Un poco diferente a eso que, sobre todo, el nuevo testamento llama
diablo o adversario. Esto lo explica en detalle A. Alvarez en 1995 en un interesante artículo
en Selecciones de Teología (n.133).

Aquí la Beata se desea referir al mal y su origen. Pero, ¿a qué mal hace referencia?. Juan
A. Ruiz de Gopegui dice al respecto: “el mal del que habla (la Biblia al hacer referencia al
demonio) es el mal que alcanza en su raíz la obra de la Creación, el mal que pervierte las
obras de Dios” (Selecciones de Teología, 151).
Sin duda que de algo así es de lo que desea liberarse todo cristiano. De allì que no nos
cabe duda de que por allì debió ir la intención de sor María al redactar y enseñar la presente
súplica.

4. Escóndeme bajo tu manto

Una piadosa tradición en la oración mariana de siempre y en los himnos compuestos a lo


largo del tiempo es el recurso al manto de la Madre de Dios como lugar de refugio.

Una reflexión muy normal y filial de frente a la protecciòn de la Madre en el peligro y ante las
dificultades de la vida.

San Alfonso en Las Glorias de Marìa recurre a ella como a su refugio y usa la imagen del
manto en cuanto lugar de protección ante el peligro del mal (cf, p.109). Luego de él y con la
confianza de la antigua oración de San Bernardo (“Bajo tu amparo…”) vendrán miles de
fieles a usar esta idea que nos repite y enseña la Beata Romero.

Finalmente y luego de andar lo arriba andado,

-queda la idea de una oración breve y de gran riqueza. Y además, usada hoy por miles de
personas que han conocido la vida y obra de esta beata costarricense y nicaragüense;

-el propósito de esta líneas es doble: hacer ver la riqueza reunida en pocas líneas y una
invitación a utilizar la propuesta de oración contenida en ellas;

-que María Auxiliadora escuche nuestra súplica confiada.

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