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NO LEO RÁPIDO
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Una de las primeras diferencias que notará, según vaya haciéndose un lector más
eficiente, es que en vez de leer a una velocidad, usted irá cambiando tanto la velocidad
como la técnica, de acuerdo con la dificultad del material al que se enfrente, y de la
finalidad que persiga con su lectura.
Una aplicación sistemática de las técnicas le ahorrará una gran cantidad de tiempo y
esfuerzo, que ahora malgasta cuando lee.
Junto con la técnica ineficiente de leer todo a la misma velocidad, los lectores lentos
presentan también algunas, o todas, de las siguientes características.
Algunos movimientos que hacen sus ojos al leer tienden a aminorar su velocidad.
Las tres actividades ineficaces más importantes son las regresiones innecesarias, los
movimientos arrítmicos de los ojos y las barridas de retorno defectuosas.
Regresiones innecesarias. Una regresión es una vuelta atrás para releer material que ya
había sido leído. Si actúa usted como el lector medio. Hará regresiones con el diez por
ciento de las palabras que lee.
Movimientos arrítmicos
Los movimientos arrítmicos son aquellos que interrumpen la fluida progresión de
fijaciones - movimientos sacádicos - barridas de retorno. Las actividades arrítmicas
perturban el flujo de información hacía su cerebro y disminuyen su nivel de
concentración. Por ejemplo, si intenta usted leer cuando está cansado, sus ojos tenderán
a ir dando saltos alrededor de la página. Incluso cuando está bien descansado, los ojos
que carecen de apoyo tienden a vagar a la más ligera provocación.
¿Saltan sus ojos alrededor de la página, especialmente cuando está usted cansado?
Es una manera razonable de aprender a leer pero, en la actualidad, está usted empleando
esencialmente las mismas técnicas que cuando aprendió a leer por primera vez. Leyendo
de esta manera no fija un número de palabras suficiente para ampliar su velocidad de
manera significativa. Usted debe aprender a ver más palabras con cada fijación.
Considere la gran cantidad de información que captan sus ojos cuando no está leyendo
Por ejemplo, si usted mira cualquier objeto del tamaño de un libro que esté a una
distancia similar a la longitud de un brazo, verá el objeto completamente y una gran
cantidad de lo que lo esté rodeando.
Usted puede transferir de su vida diaria al proceso de lectura su capacidad para abarcar
un mayor campo de visión.
El número de palabras que usted ve en cada fijación, el campo de enfoque, puede y debe
ser ampliado antes de que usted pueda ser un lector más eficiente.
Un rápido ejercicio puede demostrarle qué amplitud de enfoque tiene usted adquirida
en la lectura.
Localice una palabra en el medio de la página de un libro, mírela fijamente. Sin mover
sus ojos de esa palabra, aprecie el área que rodea a su «palabra». Usted apreciará el área
que la rodea, de forma que verá las palabras que están a la derecha e izquierda, encima y
debajo de su palabra.
Ahora dé la vuelta al libro, de forma que vea la página impresa al revés; localice
entonces otra «palabra» y repita el ejercicio.
Se dará cuenta de que sus ojos tienen un área mucho mayor, incluso aunque usted no
pueda leer la palabra. Se distinguen en la página muchos más trazos negros.
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Esto ocurre porque sus ojos no pueden reconocer como palabras los trazos que ven en el
segundo ejercicio; de modo que relajan su campo de enfoque y le permiten ver la
impresión como lo haría con cualquier otro objeto que entrase en su campo visual.
Este ejercicio demuestra que el número de palabras que puede ver en cada fijación es un
hábito adquirido. Puede sustituir este hábito ineficiente por el más eficiente de
incrementar la amplitud de enfoque para incluir más palabras.
Subvocalización
La Subvocalización consiste en decirse las palabras según uno las va leyendo. Esto
se denomina en algunas ocasiones reafirmación auditiva.
Todo el mundo subvocaliza cuando lee, algunos en mayor medida que otros. Si usted no
está seguro de si subvocaliza o de en qué consiste subvocalizar, vuelva al párrafo que
trata de la zona reducida de fijación y comience a leerlo en alto.
En cualquier momento cuando llegue a la mitad del párrafo deje de decir las palabras en
alto y lea para usted mismo. Notará una voz en su cabeza que pronuncia en voz baja las
palabras mientras las lee. Esa «VOZ» es la Subvocalización.
Al igual que alguno de sus otros hábitos de lectura, usted adquirió este hace mucho
tiempo, cuando le enseñaron a leer.
Concentración
¿Se ha concentrado alguna vez mirando fijamente la parte de abajo de una página a la
vez que se preguntaba: «¿Cómo he llegado aquí?» Si lo ha hecho, usted entiende lo
que es tener un bajo nivel de concentración.
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Su cerebro busca otro trabajo que hacer cuando usted no le suministra lo suficiente. Se
dedica a pensar en la declaración fiscal de la semana pasada, en la reunión de personal
de la semana que viene, en lo que piensa hacer este fin de semana..., en cualquier cosa
menos en el material impreso que tiene delante. Cuando usted aprenda a leer más
deprisa, tendrá desde ese momento una mejor concentración.
¿Tiene usted una baja concentración cuando lee? ¿Piensa en otras cosas cuando
lee?
Memoria
Después de completar el proceso de lectura, usted necesita recordar el material; éste es
un proceso diferente y separado de la comprensión. Es posible tener una excelente
comprensión del material (recuerde, comprensión significa entender el material del
texto mientras se está leyendo) y una deficiente recordación del material al poco tiempo
de haberlo leído.
Una de las razones por la que casi todo el mundo tiene problemas en recordar lo que ha
leído es que leen demasiado despacio. El leer despacio fragmenta el material. Como
usted lee tan despacio, no consigue una adecuada perspectiva del material. Lo que los
lectores lentos recuerdan después de leer es una variedad de hechos y detalles cuya
interrelación no está claramente visible.
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Como esos datos y detalles normalmente no tienen ninguna relación evidente unos con
otros, se olvidan a menos que se emplee una gran cantidad de tiempo y esfuerzo
tratando de memorizarlos y reconstruirlos para un uso posterior. No tiene por qué ser
tan difícil.
Leer más deprisa con un método sistemático y una finalidad bien definida le permiten
leer para captar conceptos e ideas. La mayoría de nosotros podemos recordar un número
finito de asuntos con alguna probabilidad de éxito, normalmente alrededor de siete cada
vez.
Sin embargo, el número de ideas o conceptos que podemos recordar no tiene límites.
Esto no quiere decir que usted no tendrá en cuenta los hechos, detalles y datos de apoyo.
Lo que significa es que pronto podrá evitar la tediosa tarea de memorización de esos
detalles a base de repetirlos. En vez de eso, usted hará que las ideas y los conceptos
trabajen para usted, para ayudarle a recordar los datos de apoyo con muchísima más
facilidad, exactitud y durante un periodo más prolongado.
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