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Nicolas Certuche Calderón Grupo 9-1

Recurrir a los genes para no perderse Por Nicholas Wade Publicado en The
New York Times (suplemento del diario Clarín) el 9 de Julio de 2011

Un investigador que estudia cómo se orientan las mariposas monarca ha encontrado un indicio
sólido de que los humanos podrían ser capaces de sentir el campo magnético de la Tierra y usarlo
para orientarse. Muchos animales dependen del campo magnético para desplazarse y los
investigadores se han preguntado a menudo si las personas también podrían detectarlo; eso
explicaría cómo los navegadores polinesios son capaces de recorrer casi 5000 kilómetros bajo un
cielo sin estrellas. Pero, tras años de experimentos no concluyentes, el interés por la posible
sensibilidad magnética de los humanos ha disminuido. Sin embargo, la situación podría cambiar
tras el experimento presentado el mes pasado por Steven M. Reppert, un neurobiólogo de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Massachussets, y sus compañeros Lauren E. Foley y
Robert J. Gegear, que han estudiado los criptocromos, unas proteínas sensibles a la luz que ayudan
a regular el ritmo diario de las células del cuerpo, y cómo contribuyen a crear la brújula solar
gracias a la cual se orientan las mariposas monarca.
Con todo, las mariposas monarca pueden orientarse incluso cuando el Sol está tapado, así que
deben de contar con un sistema de apoyo. Dado que los científicos habían supuesto que los
criptocromos podrían ser sensibles al magnetismo, Reppert se preguntaba si la mariposa monarca
usaba sus criptocromos para sentir el campo magnético de la Tierra. Primero estudió la mosca de
la fruta de laboratorio, cuyos genes son mucho más fáciles de manipular, y hace tres años
demostró que podía detectar campos magnéticos, pero sólo cuando su gen del criptocromo
funcionaba correctamente.
Luego constató que los dos genes de criptocromos de la mariposa monarca podían ocupar el lugar
del gen de la mosca a la hora de permitirle percibir los campos magnéticos, lo que indicaba que la
mariposa utiliza las proteínas con el mismo fin. Uno de los dos genes de criptocromos de la
monarca se parece en su secuencia de ADN al gen del criptocromo humano. Esto planteó la idea
de si el gen humano también podía devolverles la sensibilidad magnética a las moscas de la fruta
cuyo gen se hubiera desactivado. En la revista Nature Communications, Reppert «Puede que
estemos preparados para volver a estudiar la magnetosensibilidad humana», escriben él y sus
compañeros. El gen del criptocromo humano es muy activo en el ojo, lo cual plantea la posibilidad
de que el campo magnético pueda ser visto, en cierto sentido, si los criptocromos interactúan con
la retina. Pero Reppert advierte que centrarse en el uso humano del campo magnético para viajar
podría estar fuera de lugar.
De acuerdo con una idea propuesta el año pasado por John B. Phillips, de Virginia Tech, la
aplicación principal de la sensibilidad magnética podría ser la orientación espacial. “Podría
proporcionar un sistema de coordenadas esféricas que el animal emplearía para ubicarse
espacialmente”, explica. Phillips señala que el trabajo de Reppert es interesante, pero que le ha
sorprendido un experimento en el que este último desactivaba la parte del criptocromo que se
cree que interactúa con el campo magnético y, aún así, las moscas seguían detectando el
magnetismo. Reppert responde que ya ha descartado la explicación alternativa indicada por
Phillips. Pero ambos científicos coinciden en las posibilidades que deja abiertas el sistema del
criptocromo. 20 Dependiendo del modo en que las proteínas se alineen el ojo, los insectos
pueden ver los objetos más luminosos u oscuros cuando se orientan en relación con el campo
magnético, explica Phillips. De hecho, el sistema del criptocromo puede proporcionar una
cuadrícula que se superpondría sobre todos los puntos de referencia de una escena visual, lo que
ayudaría a una ardilla e encontrar una bellota enterrada, o a un zorro a integrar su escena visual
con lo que oye.
Si las mariposas y otros animales poseen un sistema de orientación tan maravilloso, ¿por qué
tendría que haber desaparecido en la raza humana? “Puede que nuestro mundo electromagnético
esté interfiriendo en nuestra capacidad para hacer todas estas cosas”, apunta Phillips. En cuanto a
Reppert, ahora planea su próximo paso, que consiste en llegar a entender cómo las proteínas del
criptocromo perciben el campo magnético y envían esa información al cerebro de la mosca de la
fruta y la mariposa monarca.

1. ¿Cuál es el tema de la investigación descripta en el artículo?

El estudio de cómo se orientan las mariposas monarca ha encontrado un indicio


sólido de que los humanos podrían ser capaces de sentir el campo magnético de la
Tierra y usarlo para orientarse. Muchos animales dependen del campo magnético
para desplazarse y los investigadores se han preguntado a menudo si las personas
también podrían detectarlo

2. ¿Qué preguntas están formuladas en el texto o les parece que se hicieron los
científicos?

 Reppert se preguntaba si la mariposa monarca usaba sus criptocromos para


sentir el campo magnético de la Tierra. Primero estudió la mosca de la fruta de
laboratorio, cuyos genes son mucho más fáciles de manipular, y hace tres años
demostró que podía detectar campos magnéticos, pero sólo cuando su gen del
criptocromo funcionaba correctamente.
 Si las mariposas y otros animales poseen un sistema de orientación tan
maravilloso, ¿por qué tendría que haber desaparecido en la raza humana?
“Puede que nuestro mundo electromagnético esté interfiriendo en nuestra
capacidad para hacer todas estas cosas”, apunta Phillips. En cuanto a Reppert,
ahora planea su próximo paso, que consiste en llegar a entender cómo las
proteínas del criptocromo perciben el campo magnético y envían esa información
al cerebro de la mosca de la fruta y la mariposa monarca.
3. ¿En alguna parte del texto se menciona que los científicos hayan
llevado a cabo pruebas o experimentos? ¿Cuáles fueron?

Si claro y fueron los siguientes:


El interés por la posible sensibilidad magnética de los humanos.
Steven M. Reppert, un neurobiólogo de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Massachussets, y sus compañeros Lauren E. Foley y Robert
J. Gegear, que han estudiado los criptocromos, unas proteínas sensibles a la
luz que ayudan a regular el ritmo diario de las células del cuerpo, y cómo
contribuyen a crear la brújula solar gracias a la cual se orientan las
mariposas monarca.

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