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ISAIAS

Isaías hijo de Amoz, nació en el siglo VIII a.C.


El nombre “Isaías” significa “el Señor salva”. El ambiente histórico del ministerio
profético de Isaías fue Jerusalén (740 a.C) durante el reinado de cuatro reyes de Judá:
Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías.

Isaías es considerado el primero de los profetas mayores, llamado a menudo el profeta


mesiánico. El libro de Isaías es considerado “La biblia en miniatura” la biblia tiene
sesenta y seis libros, e Isaías sesenta y seis capítulos. La mayoría de los eruditos
concuerdan en que los sesenta y seis capítulos se dividen naturalmente en dos secciones
principales: Caps. 1-39 y 40-66. Las dos divisiones de Isaías ponen énfasis en los temas
generales del juicio y la salvación, que corresponden a los temas generales del AT y del
NT; y en ambas divisiones de Isaías y la biblia el hilo que los vincula es la obra
redentora de Cristo.

Características
Obediente:
Por cuanto hablar de Israel no es nada fácil, más cuando se dice que su historia
comienza con el pacto de Dios con Abraham. El Antiguo Testamento narra la historia
de un pueblo, al que se le da el nombre de Israel. Dicho pueblo tiene la convicción de
ser elegido por Dios. Tal como se conoce, entre Dios y los israelitas se da un pacto de
alianza. Sin embargo, este pueblo se revelaba constantemente contra Dios, entonces, dar
una palabra de juicio resultaba ser un compromiso con los oyentes, a pesar de esto,
Isaías nunca tuvo miedo de emitir el mensaje que el Señor le mandaba a su pueblo.
Humildad:
El profeta Isaías recibió una visión de Dios, de su gran poder, su gloriosa Majestad y su
Santidad purificadora. Dar un vistazo a la majestad de Dios lo llevó a tener una
perspectiva humilde de sí mismo y su sociedad. “¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues
soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito” (Is
6:5). Cuando entendemos quién es Dios y dónde nos encontramos respecto a Él,
nuestros valores y nuestra ética de trabajo se transforman.

Autoridad:
El profeta ordenó que sus profecías fueran registradas para las generaciones futuras:
“Ahora ve, escríbelo en una tablilla delante de ellos… para que sirva en el día postrero
como testigo para siempre. Porque este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no
quieren escuchar la instrucción del Señor” (Is 30:8, 9).

Insistente:
En el momento del ministerio de Isaías, Judá era una nación injusta y pecaminosa. Sin
embargo, Isaías creía que Judá era la nación escogida por Dios, y sería justificada por
Él. Muchos comentaristas describen a Isaías como el evangelista de Judá, porque trabajó
incansablemente para hacer que el pueblo se volviera a Dios.

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