De pie bajo el cielo interior Ojos cerrados Inmóvil Sal Descripción de la obra: Tres barras de hierro aproximadamente de 2 metros de largo funcionan como soporte para una geoda de amatista.
Hablar de arte y no remitirnos al símbolo y a la semiótica resulta una tarea
simplemente imposible, ya que estos han estado ligados de forma inseparable desde la mismísima génesis de la creación humana, y resulta aún más quimérico dicho divorcio cuando nos referimos concretamente al trabajo artístico desarrollado por la artista serbia del performance Marina Abramovic. Desplegar un arte creador de puentes entre dos mundos, un arte inquietante y que establezca conexiones con nuestros desconectados, ha sido el discurso que Marina ha defendido desde el comienzo de sus viajes por distintas culturas, sobre todo orientales. Tal afirmación se puede ver enfatizada en los ´´Objetos transitorios´´ que decidió crear después de su recorrido por la Gran Muralla China, donde se dio cuenta que realizaba un performance sin la presencia de público, dichos objetos surgieron como una necesidad que sintió la artista de transmitir la experiencia, esta vez con la participación activa del público. En el caso de ´´Cielo interior´´ obra que forma parte de la serie, se puede apreciar como Marina se apropia de textos con ciertos códigos dentro de la semiosfera oriental, los reinterpreta y al hacerlo los enriquece, convirtiéndolos en una pieza de arte que en consecuencia a la importancia que ostenta Abramovic dentro del panorama artístico, ocasiona que se inserten automáticamente en el centro de la semiosfera occidental. Por otra parte, resulta increíble como dos objetos que para muchas personas solo representa una roca y tres barras de hierro, guarden tantas codificaciones adquiridas de diferentes culturas a lo largo del tiempo, por ejemplo: el hierro es símbolo de robustez, dureza, inflexibilidad y obstinación, para los Tiv asegura la comunión entre los vivos y los muertos. Tanto en la tradición bíblica como en la China antigua, el hierro se opone al cobre, o al bronce, como el metal vulgar al metal noble, como el agua al fuego, el norte al sur, el ying y el yang. Por su parte la amatista es una variedad macrocristalina de cuarzo de origen magmático, y de color violeta, que simboliza la humildad, la paz espiritual, la sabiduría divina y la templanza que guarda de toda embriaguez. Sería por esta razón, según las creencias cristianas ortodoxas, que la llevarían los obispos. Según Plinio la amatista protege contra la brujería, si está grabada con la figura de la luna y el sol, también cura la gota, y colocada bajo la almohada, da sueños benéficos, refuerza la memoria e inmuniza contra los venenos. Marina quizás se apropió de algunas de estas interpretaciones, o de otras, y las usó para crear su discurso artístico, que se refuerza con el título escogido para la obra, ´´Cielo interior´´ él cual también presenta varios códigos implícitos. Como el que le da la alquimia china que transfiere el cielo al interior del microcosmos humano, o el esoterismo islámico que observa el cielo en el interior del alma, y no a la inversa. Alegando que Marina Abramovic presenta un vasto conocimiento de religiones orientales, es evidente apreciar cómo se vale de ellos y del conocimiento de los significados de cada objeto empleado. Podemos concluir afirmando que en ´´Cielo interior´´ nada sobra y cada cosa sirve como un team para reafirmar el mensaje final que desea transmitir la artista con la pieza. Bibliografía: Rico. P. Abramovic. M y Wulffen. T (1998) El Puente. Valencia. España: Editorial Charta.
Chevalier. J (1986) Diccionario de los Símbolos. Barcelona. España:
Editorial Herder.
Miranda. B (1997) El libro Ilustrado de Signos y Símbolos. D.F. México:
Editorial Diana.
Zecchetto. V (2002) La Danza de los signos. Quito. Ecuador. Ediciones