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Rivista Path 1-2017 - Mira
Rivista Path 1-2017 - Mira
EN MÁXIMO EL CONFESOR
Manuel Mira
1
Cf. P. Allen, Life and Time of Maximus the Confessor, en P. Allen - B. Neil (edd.),
The Oxford Handbook of Maximus the Confessor, Oxford University Press, Oxford 2015, 4-5.
2
Cf. Gregorius Nazianzenus, Oratio 30 (P. Gallay [ed.], Grégoire de Nazianze: Di-
scours 27-31, Cerf, Paris 1978, 248-252). Comenta el pasaje F.-M. Léthel, Théologie de l’a-
gonie du Christ. La liberté humaine du Fils de Dieu et son importance sotériologique mises en
lumière par Saint Maxime Confesseur, Beauchesne, Paris 1979, 29-35.
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A. Milano, Persona in teologia. Alle origini del significato di persona nel cristianesimo
3
Máximo asegura que Dios trae al ser las criaturas conforme a un logos,
conforme a una naturaleza. Pero no las crea ya cumplidas, perfectas, sino
que las dota de unas potencias que deben ponerse en acto para alcanzar
la plenitud de la que esa naturaleza es capaz. La fuerza que mueve las
criaturas a obrar es el deseo del bien para gozar del cual han sido creadas.
En la criatura libre la actualización de esas potencias se produce no como
consecuencia de un impulso instintivo, ni conforme a un mecanismo de
estímulo respuesta que se desencadena automáticamente, sino a través de
una decisión que acoge el impulso natural y lo reprime o le da libre curso
en uno u otro sentido.8
Describiendo la historia de la salvación, el monje bizantino se detiene
en el pecado original. El hombre, afirma, fue establecido en un estado de
unión consigo mismo y con Dios, pero al desentenderse de Dios y fijar la
atención en sí mismo, rompió la unidad con Dios y con los demás hom-
bres. Esa ruptura consistía en que el hombre dejó de tener, en consonancia
con la única naturaleza (μίαν φύσιν), una sola opinión volitiva (μίαν γνώμην)
y un solo objeto de la voluntad (θέλημα ἕν); sometió, en cambio, el λόγος
conforme al que había sido creado, su naturaleza (φύσις), a lo deseado por
la libertad, a la satisfacción de los deseos individuales; por ello, la opinión
volitiva individual se diferenció de la de los demás hombres, y los otros
comenzaron a ser vistos como rivales, no como copartícipes de una misma
naturaleza. Desde entonces, la naturaleza humana queda dañada por la
7
Cf. E. Ayroulet, L’apport du finalisme maximien à la définition de la personne humaine,
en La teologia dal V all’VIII secolo fra sviluppo e crisi. XLI Incontro di Studiosi dell’Antichità
Cristiana (Roma 9-11 maggio 2013), Istituto Patristico Augustinianum, Roma 2014, 719-720;
Milano, Persona in teologia, 173-184, describe cómo entienden la hipóstasis ambos Leoncios.
8
A. Cooper, Spiritual Anthropology in Ambiguum 7, en Allen - Neil (edd.), The Oxford
Handbook, 363-366, describe este impulso de las criaturas hacia su cumplimiento, apoyándo
se en el Ambiguum 7 (PG 91, 1069-1073 y 1080-1081).
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11
Cf. A. Riou, Le monde et l’Église selon Maxime le Confesseur, Beauchesne, Paris 1973,
56-88. Según Riou, Máximo supera este límite cuando desarrolla su crítica al monotelismo,
pues descubre que es posible responder positivamente a las exigencias naturales de diversos
modos (τρόπος), y pone en esa diversidad el ámbito en el que se pueden desplegar rasgos
característicos de la persona.
12
Cooper, Spiritual Anthropology, 366-368, resume el rico contenido de una larga sección
del Ambiguum 7 (PG 91, 1069-1077 y 1081-1084). En un pasaje sucesivo del Ambiguum 7 (PG
91, 1084-1085), Máximo explica que el hombre, si no sigue esta tendencia que lo lleva a unirse
con Dios, se daña a sí mismo e inicia un camino de autodestrucción, al alejarse del bien.
La crisis de la voluntad y la persona en Máximo el Confesor 127
13
Maximus Confessor, Ambiguum 42 (PG 91, 1345D).
14
Cf. E. Ayroulet, De l’image à l’Image. Réflexions sur un concept clef de la doctrine de
la divinisation de saint Maxime le Confesseur, Institutum patristicum Augustinianum, Roma
2013, 260-261, que incluye referencias a otros estudios.
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y dos personas que quisieran objetos diversos tendrían dos naturalezas dis-
tintas. El Confesor matiza entonces que es expresión de la naturaleza «el
querer simple» (τὸ ἁπλῶς θέλειν), mientras que el «querer cualificado» (τὸ
πῶς θέλειν), es decir, el querer esto o aquello, procede del uso que la per-
sona hace de su voluntad natural. El monje bizantino añade ejemplos para
aclarar lo que entiende por voluntad cualificada: ver es natural, pero ver
arriba o abajo es una operación cualificada, y «ver para satisfacer la concu-
piscencia o para captar las razones que hay en los seres es una modalidad
del uso del querer y del mirar, que se da sólo en quien la lleva a cabo, y que
lo diferencia de los restantes».17
Con su distinción entre «querer simple» y «querer cualificado»,
Máximo pone de manifiesto la debilidad de la argumentación del patriarca.
También establece una base ontológica de la capacidad existencial del indi-
viduo de realizar de modos diversos las exigencias de la naturaleza, elemen-
to central en la concepción moderna de la persona; pero Máximo no de-
sarrolla esa idea. Podría pensarse que obra así, porque sólo está interesado
en la polémica monotelita; pero más bien parece que subsiste en él la idea
de que el modo de obedecer a la tendencia al bien y perfeccionar el propio
ser es único, y que sólo está en la mano del hombre recorrerlo con mayor
o menor intensidad o fidelidad.18 Ésta es la valoración del pensamiento de
Máximo que encontramos en Ian A. McFarland: Máximo, afirma, consi-
dera que elegir no es lo que caracteriza la voluntad, sino sólo el modo en
que la voluntad actúa durante la vida terrena, ya que los bienaventurados
quieren el bien ineluctablemente, pero son plenamente libres. Ahora bien,
17
Cf. Disputatio (PG 91, 292D-293B).
18
Máximo afirma en varias ocasiones que la diversidad según el τρόπος corresponde a la
mayor o menor intensidad con la que se quiere el bien, no a la elección entre diversas moda-
lidades buenas: «Si cada uno participará de lo deseado en la medida en que lo deseó, la vo-
luntad de todos de modo manifiesto es una por lo que respecta al λόγος de la naturaleza, pero
es diversa, por lo que respecta al τρόπος del movimiento» (Opusculum 1, [PG 91, 24D-25A]);
«Pues cada uno de nosotros obra principalmente en cuanto que es tal cosa, no en cuanto
que es tal persona, es decir, en cuanto que es hombre. Pero en cuanto que es alguno, como
Pedro o Pablo, da forma al τρόπος de la operación. Con intensidad o relajamiento, como éste
o aquél, tal persona determina según la disposición de su voluntad. Por ello, en el τρόπος se
reconoce la diversidad de las personas según la acción, y en cambio en el λόγος se reconoce el
carácter invariable de la operación natural» (Opusculum 10 [PG 91, 137A]). Realiza también
afirmaciones en las que la palabra τρόπος tiene directamente el sentido de torcimiento de la
tendencia natural buena: «O subsiste el λόγος según naturaleza gracias al buen uso, o se tuerce
la modalidad (τρόπος) antinatural por el abuso» (Opusculum 1 [PG 91, 29A]).
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19
Cf. A. McFarland, The Theology of the Will, en Allen - Neil (edd.), The Oxford
Handbook, 523. Se vea también B. De Angelis, Natura, persona e libertà. La antropologia di
Massimo il Confessore, Armando Editore, Roma 2002, 90-92.
20
Τὸ γὰρ φύσει λογικόν, δύναμιν ἔχει φυσικὴν τὴν λογικὴν ὄρεξιν, ἥτις καὶ θέλησις καλεῖται τῆς
νοερᾶς ψυχῆς· καθ᾿ ἣν θέλοντες λογιζόμεθα· καὶ λογιζόμενοι, θέλοντες βουλόμεθα. Καὶ θέλοντες ζητοῦμεν,
σκεπτόμεθά τε καὶ βουλευόμεθα, καὶ κρίνομεν, καὶ διατιθέμεθα, καὶ προαιρούμεθα, καὶ ὁρῶμεν, καὶ
κεχρήμεθα. Κατὰ φύσιν δὲ ἡμῖν, ὡς εἴρηται, προσόντος τοῦ λογικῶς ὀρέγεσθαι, ἤγουν θέλειν, καὶ λογίζεσθαι·
βουλεύεσθαί τε καὶ ζητεῖν, καὶ σκέπτεσθαι, καὶ βούλεσθαι, καὶ κρίνειν, καὶ διατίθεσθαι, καὶ αἱρεῖσθαι, καὶ
ὁρμᾷν, καὶ κεχρῆσθαι· οὐκ ἄρα ἠναγκασμένα τὰ τῶν νοερῶν φυσικά (Disputatio [PG 91, 293 B-C]).
La crisis de la voluntad y la persona en Máximo el Confesor 131
del individuo, pues encauza su juicio sobre lo que es bueno o malo. En nue-
stra opinión, tenemos aquí otro instrumento conceptual para fundamen-
tar ontológicamente la diversidad personal dentro de la naturaleza; pero
Máximo no desarrolla ese aspecto de su afirmación, sino que permanece
concentrado en su aplicación al debate cristológico con Pirro.
Esta descripción del acto voluntario tiene un precedente en el
Opusculum 1, en el que san Máximo describe el acto voluntario casi en los
mismos términos.21 Parece que el Opusculum fue escrito antes, pues en él
Máximo desarrolla la doctrina para responder a la pregunta formulada por
Marino; la Disputatio se apoyaría en esa reflexión anterior.22 El Opusculum
1 no incluye en la descripción del acto libre el auto disponerse que men-
ciona la Disputatio, sino que el sujeto elige (προαιρεῖται) inmediatamente
después de juzgar (κρίνει). Sin embargo, el Opusculum 1 alude a esa auto
configuración del juicio que orienta el mismo acto de juzgar y precede a la
elección, al definir la γνώμη, respondiendo a Marino:
Sin embargo, la elección tampoco es cierta opinión (γνώμη), aunque la ma-
yoría tiende fácilmente a considerarlo así, sino que es algo derivado de la
opinión; pues dicen que la opinión es la tendencia volitiva con una determi-
nada disposición respecto a lo que depende de nosotros, de la que procede
la elección; o la disposición hacia lo elegido en aquello que depende de
nosotros. En efecto, la tendencia volitiva, dispuesta en cierto sentido por
los juicios procedentes de la deliberación, se ha convertido en opinión; tras
la cual, o mejor dicho, procedente de la cual viene la elección. Así pues, lo
que es el hábito con respecto a la operación, eso es la opinión con respecto
a la elección.23
21
Cf. Opusculum 1 (PG 91, 21D-24A).
22
Cf. De Angelis, Natura, persona e libertà, 95, quien afirma que la Disputatio «ci tra-
smette la dottrina di Massimo sulla volontà nel suo stadio più maturo»; Ibid., 108-110, explica
que el Opusculum se inspira en Nemesio de Emesa (De hominis natura [PG 40, 536A-540A y
732C-733A]), quien se apoya en la descripción del movimiento del alma libre que Aristóteles
realiza en De anima y Ethica Nicomachea.
23
Ἀλλ’ οὔτε γνώμη τίς ἐστιν ἡ προαίρεσις, κᾶν οἱ πόλλοι τοῦτο προχείρως νομίζωσιν, ἀλλὰ γνώμης,
εἴπερ τὴν γνώμην εἶναί φασιν ὄρεξιν ἐνδιάθετον τῶν ἐφ’ ἡμῖν, ἐξ ἧς ἡ προαίρεσις, ἢ διάθεσιν ἐπὶ τοῖς ἐφ’
ἡμῖν ὀρεκτικῶς βουλευθεῖσι. Διατεθεῖσα γὰρ ἡ ὄρεξις τοῖς κριθεῖσιν ἐκ τῆς βουλῆς , γνώμη γέγονε, μεθ’ ἥν, ἢ
κυριώτερον εἰπεῖν, ἐξ ἧς ἡ προαίρεσις. ῞Ἕξεως οὖν πρὸς ἐνέργειαν ἐπέχει λόγον, ἡ γνώμη πρὸς τὴν προαίρεσιν
(Opusculum 1 [PG 91, 17C]). Ayroulet, De l’image à l’Image, 273-275, ofrece una óptima
descripción del pensamiento de Máximo sobre este punto.
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27
Cf. Opusculum 1 (PG 91, 24C).
28
Milano, Persona in teologia, 205: «Nell’uomo la gnome dipende da un naturale dover
volere e insieme da un non poter pienamente prevedere. La libertà di scieglere è certo un
vantaggio rispetto alla necessità che domina il mondo fisico e animale, ma non è una per-
fezione pura, assoluta: è circonscritta dalla duplice necessità e miseria di dover realizzare il
proprio essere non compiuto e, per ciò stesso, di dover sciegliere quello che non si scorge con
opportuna chiarezza».
29
Máximo piensa que la virtud es el despliegue de la tendencia natural ínsita en el
hombre, y que sólo la voluntad libre causa el desorden que supone el vicio (cf. Disputatio
[PG 91, 308B-C]).
30
Cf. Ayroulet, De l’image à l’Image, 261-262, que se apoya en Ambiguum 45 (PG 91,
1353C-D). En esta línea se sitúa McFarland, The Theology of the Will, 522-523, quien sugiere que
la posibilidad de elegir es una manifestación de la imperfección de la que adolece nuestra libertad,
mientras permanecemos en la tierra. El estudioso insiste en que el mundo contemporáneo ve en
la posibilidad de elegir el rasgo característico de la libertad, y en que esa visión es radicalmente
distinta de la que defiende el Confesor, para quien la libertad es aceptar voluntariamente lo que
Dios ha dispuesto para cada uno, y para quien la persona alcanzará un estado de perfecta libertad
en el cielo, donde su voluntad estará fija en la contemplación gozosa de Dios.
31
Cf. Ayroulet, De l’image à l’Image, 268-270. Comenta Quaestio ad Thalassium 1 (C.
Laga - C. Steel [edd.], Maximi Confessoris Quaestiones ad Thalassium I-LV, Brepols, Turn
hout 1980, 49, 7-13).
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32
Cf. Opusculum 3 y 16 (PG 91, 48C y 197A).
33
Cf. McFarland, The Theology of the Will, 524-528.
34
Cf. Ayroulet, L’apport du finalisme, 724.
35
Cf. Quaestio ad Thalassium 64, 794-804 (C. Laga - C. Steel [edd.], Maximi Confesso-
ris Quaestiones ad Thalassium LVI-LXV, Brepols, Turnhout 1990, 237).
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exigen a quienes los reciben, vivir de un modo o de otro.36 Todo ello apoya
la tesis de McFarland.
36
Quaestio ad Thalassium 29 (Laga - Steel [edd.], Maximi Confessoris Quaestiones I-LV,
211) alude a la diversidad de los dones que concede el Espíritu, y Quaestio ad Thalassium 48,
98-129 (Laga - Steel [edd.], Maximi Confessoris Quaestiones I-LV, 337-339), a la distinción
entre prácticos y contemplativos.
37
Cf. Ambiguum 7 (PG 91, 1076 B-C).
38
Cf. Cooper, Spiritual Anthropology, 367.
39
Cf. Ambiguum 7 (PG 91, 1084C).
40
Cf. Ayroulet, De l’image à l’Image, 295-296.
La crisis de la voluntad y la persona en Máximo el Confesor 137
[…] habrá una tendencia volitiva en acto toda intelectiva, para quienes están
dotados por naturaleza de esa tendencia, que participará solo del gozo mís-
tico de lo deseable por naturaleza de modo inefable, hacia el cual tenía el
movimiento a través de los objetos que valoraba. La saciedad de este gozo es
el extenderse al infinito del deseo de lo gozado, del cual cada uno participará
de modo sobrenatural tanto cuanto lo deseó, y la fusión inmediata con lo
deseable por naturaleza mismo. Si cuanto uno deseó, tanto participará de lo
deseado, es manifiesto que la voluntad de todos será una por el λόγος de la
naturaleza, mientras que por el τρόπος del movimiento será diversa.41
4. Conclusión
41
Cf. Opusculum 1 (PG 91, 24D-25A).
42
Cf. Ayroulet, De l’image à l’Image, 294. Cf. P. G. Renczes, Agir de Dieu et liberté
de l’homme. Recherches sur l’anthropologie théologique de saint Maxime le Confesseur, Cerf,
Paris 2003, 350-352. Ayroulet cita antes (pp. 286-287.292) pasajes en los que Máximo ilustra
el carácter analógico de la divinización: Quaestio ad Thalassium 6, 8-16 (Laga - Steel [edd.],
Maximi Confessoris Quaestiones I-LV, 69) y Quaestio ad Thalassium 59, 247-249 (Laga - Ste-
el [edd.], Maximi Confessoris Quaestiones LVI-LXV, 61).
43
Cf. Opusculum 1 (PG 91, 33A-B).
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del mandato divino, pero malogró esa vocación, haciendo nacer en sí unas
pasiones animales que lo dominaron. Máximo explica también que en los
inicios de su existencia, el hombre decidió no secundar su naturaleza, sino
seguir sus caprichos individuales, y que cayó en la φιλαυτία o amor de sí,
en la idolatría del placer y en la pulsión de tiranizar a sus semejantes. El
Confesor enseña que Cristo tenía una voluntad humana y una voluntad
divina, por tener en la unidad de su hipóstasis ambas naturalezas. Pero ma-
tiza que, aunque la voluntad es una potencia de la naturaleza, cada persona
la emplea de modo distinto; que el hecho de que la voluntad sea natural
no significa que actúe bajo coacción, puesto que tiene en todo momento el
dominio de sí misma; y que la voluntad humana de Cristo es distinta de
la voluntad de los demás, pues está divinizada y es impecable. La libertad
del hombre puede expresarse de forma radical en su respuesta afirmativa
a su vocación sobrenatural de unirse con Dios. En la etapa escatológica
la voluntad queda fija en Dios, y participa del bien en la medida en que
lo deseó durante su vida terrena. Máximo reflexiona sobre la dimensión
personal en las obras escritas durante la crisis monotelita: los Opuscula, la
Disputatio cum Pyrrho, y algunas cartas, poniendo así de manifiesto una vez
más que los momentos de crisis son una buena oportunidad para sanar las
insuficiencias a través de las cuales, como si de fisuras se tratara, la crisis
se ha infiltrado.