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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD (UTE)

ESCUELA DE DERECHO

CARRERA : LICENCIATURA EN DERECHO

ASIGNATURA : HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS

TEMA : LA SOCIALDEMOCRACIA

FACILITADOR : JOSÉ LUIS CASTRO JEREZ

GRUPO NO. : 4

PARTICIPANTES : REYMARVI ROJAS MAT. 202100167

ROSIDERY PAULINO MAT. 202100098

GABRIEL MERCEDES MAT. 202100049

FECHA : 18 DE DICIEMBRE 2021


LA SOCIALDEMOCRACIA
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................iii

OBJETIVO GENERAL...............................................................................................v

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:.....................................................................................v

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN...............................................................vi

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA SOCIALDEMOCRACIA.........................................1

ANTECEDENTES DE LA SOCIALDEMOCRACIA...................................................6

LA SOCIALDEMOCRACIA EN EUROPA...............................................................16

LA SOCIALDEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA................................................21

IDEAS SOCIALDEMÓCRATAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA.....................24

CONCLUSIONES......................................................................................................vi

BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................ix

ii
INTRODUCCIÓN

Las ideas políticas son un conjunto de pensamientos o postulados que buscan


regir todo el conjunto de instituciones políticas de un Estado, una sociedad o una
población, en este sentido las ideologías políticas, aunque se suscitan en un
momento preciso de la historia, realmente buscan perdurar en el tiempo, y
generalmente nacen como respuesta a otras ideologías políticas en una época
determinada.

De esta manera las ideas políticas son entendidas como la disciplina


especializada que se ocupa de reconstruir e interpretar las preocupaciones
centrales, experiencias e ideas formativas de los seres humanos con respecto a lo
que es su entorno político a lo largo de la historia.

El pensamiento político puede ser estudiado desde diversas disciplinas, lo que nos
conlleva a definir los intereses y los métodos con los que puede ser abordado;
desde la historiografía se busca ubicar ideas en su contexto histórico, desde la
filosofía política, se intenta estudiar los significados y la relevancia de los
conceptos políticos, mientras que desde el Derecho (que particularmente nos
atañe), se analiza el “deber ser” de las normas, mismo que está inevitablemente
vinculado a la política (proveniente de las ideas políticas), que impera en la
jurisdicción, Estado o sociedad objeto de estudio, además después de todos los
temas estudiados en esta asignatura bajo la orientación de Luis José Castro,
podemos afirmar que de forma determinante los pensamientos y postulados
políticos se suscitan con el firme interés de defender o hacer valer los derechos de
un grupo social. Además, resulta contundente el hecho de que tenemos que
analizar y saber de dónde venimos, para poder comprender nuestro presente e
intentar hacer posible un futuro mejor; así que estudiar la historia de las ideas
políticas es indispensable para varias disciplinas, y sin lugar a dudas es de vital
importancia para nuestra carrera; de hecho, por mencionar solo un ejemplo, la

iii
vinculación entre el Derecho Constitucional y las Ciencias Políticas es
incuestionable.
De esta manera podemos afirmar que las ideas políticas aportan luces a aquellas
personas que quieren perfeccionar sus conocimientos políticos con ideas claras,
precisas, basándonos en sus diversos y prolíficos autores, comparando sus
variopintos criterios, para así entrar con conocimiento de causa en un debate
sobre las ideas permanentes, esas que puedan ayudar a transformar las
sociedades; precisamente en este sentido en nuestro Trabajo de Quinta de
Historia de las Ideas Políticas nos ha correspondido tratar el tema de “La
Socialdemocracia”, con el objetivo de conocer mediante el análisis de distintos
puntos de vista su significado, paseándonos por los cambios que ha sufrido en el
tiempo, mismos que también se deben a la adaptación de sus postulados en
distintas latitudes a las de origen; de este modo lograremos establecer la
evolución hasta la actualidad de la Socialdemocracia, incluyendo su impacto y
presencia en nuestra República Dominicana.

iv
OBJETIVO GENERAL.

Analizar exhaustivamente La Socialdemocracia desde sus orígenes hasta la


actualidad.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

A. Establecer la conceptualización de Socialdemocracia

B. Enunciar los antecedentes de la Socialdemocracia

C. Explicar la Socialdemocracia en Europa

D. Enumerar las características de las posiciones políticas de los partidos

políticos socialdemócratas contemporáneos en Europa

E. Demostrar el comportamiento del voto socialdemócrata en Europa desde la

década de los 70 hasta la década que nos precede en la actualidad.

F. Describir la Socialdemocracia en América Latina

G. Identificar las ideas socialdemócratas en República Dominicana

v
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN.

Para profundizar en nuestro tema: La socialdemocracia, y obtener luces con


respecto al mismo, nos estamos basando en una investigación en el ámbito
cualitativo, recurriendo a la implementación de análisis de tipo documental.

vi
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA SOCIALDEMOCRACIA

A comienzos del siglo XIX imperaba el socialismo utópico. Pensadores de amplias


miras y con amplia sensibilidad respecto a la insoportabilidad del capitalismo
hicieron esbozos para una sociedad mejor, en la cual el trabajo debía ser
organizado cooperativamente. Un giro se dio cuando Marx y Engels publicaron en
el 1847 el Manifiesto Comunista. Por primera vez surgieron claramente aquí los
principales puntos del socialismo posterior: a partir del capitalismo mismo nacerá
la fuerza capaz de transformar la sociedad y hacer nacer una sociedad socialista.
Esta fuerza es la lucha de clases del proletariado.

Los pobres, despreciados, ignorantes trabajadores, serán en adelante los


encargados de esta transformación, en la medida en que asumen como misión la
lucha contra la burguesía, ganando en este proceso fuerza y capacidad y
organizándose ellos mismos como clase; por medio de una revolución, el
proletariado conquistará el poder político, y realizará la total transformación
económica.

Hay que resaltar además que Marx y Engels no denominaron nunca a esta tarea
«socialismo» y que tampoco se denominaron a sí mismos «socialistas». Engels lo
ha expresado con toda claridad: en aquella época, eran caracterizadas con el
nombre de socialismo diversas corrientes de la burguesía, que, por un sentimiento
de identificación con el proletariado o por otros motivos, querían echar abajo el
orden capitalista; a menudo, sus metas eran incluso reaccionarias. El comunismo,
por el contrario, era un movimiento proletario. Se denominaban comunistas los
grupos obreros que atacaban el sistema capitalista. De la Liga de los Trabajadores
Comunistas salió el Manifiesto, que señaló al proletariado la meta y la dirección de
su lucha.

1
El año 1848 estalló con las revoluciones burguesas, que abrieron el camino al
capitalismo en la Europa central, y con ello también la transformación de los
pequeños Estados tradicionales en Estados nacionales más poderosos. La
industria se desarrolló en los años cincuenta y sesenta en un tiempo récord, y en
esta prosperidad se hundieron todos los movimientos revolucionarios de forma tal
que incluso se olvidó el nombre del comunismo.

Cuando luego, en los años sesenta, a partir de este amplio capitalismo, el


movimiento obrero volvió a irrumpir en Inglaterra, Francia y Alemania, tenía ya una
base más amplia que las anteriores sectas comunistas, pero sus metas eran
mucho más limitadas y de escaso alcance: mejora de la situación inmediata,
sindicatos, reformas democráticas.

En Alemania, Lassalle desplegó agitación a favor de las cooperativas de


producción con apoyo estatal; el Estado debía, de este modo, erigirse en artífice
de las tareas sociales en favor de la clase obrera, y para forzarle a ello, debía
valer la democracia -el poder de las masas sobre el Estado-. Así se comprende
que el Partido fundado por Lassalle se arrogase el significativo nombre de
socialdemocracia1: bajo este nombre se expresaba la meta del Partido, es decir, la
democracia con finalidad social.

Pero, poco a poco, el Partido creció más allá de sus estrechos objetivos iniciales.
El incontenible desarrollo capitalista de Alemania, la guerra para la formación del
Imperio alemán, la unión de la burguesía y del militarismo latifundista, la ley
socialista, la reaccionaria política aduanera e impositiva, todo ello impulsó a la
clase trabajadora hacia adelante, haciendo de ella la vanguardia del movimiento
obrero europeo, que aceptaba su nombre y sus decisiones. La praxis agudizó su
espíritu para la comprensión de la doctrina de Marx, que se hizo accesible a los

1
El concepto “socialdemocracia” es polisémico. El primer uso de la palabra “socialdemocracia”
data del siglo XIX y provino del escritor alemán Gottfried Kinkel, quien tuvo una destacada
actuación en los sucesos revolucionarios de 1848. El término se popularizó a fines del XIX, por los
seguidores de Ferdinand Lasalle, teórico alemán y uno de los primeros que planteó visiones
reformistas del socialismo.

2
socialistas en las numerosas popularizaciones de Kautsky y en sus aplicaciones. Y
de este modo se volvieron a reconocer los principios y las metas del viejo
comunismo: el Manifiesto Comunista como escrito programático, el marxismo
como su teoría, la lucha de clases como su táctica, la conquista del poder político
por el proletariado, la revolución social como su meta.

Sin embargo, existía una diferencia: el carácter del nuevo marxismo, el espíritu de
todo el movimiento, era distinto al del viejo comunismo. La socialdemocracia
creció en medio de un poderoso desarrollo capitalista. No había, en principio, que
pensar en un cambio violento. Por eso la revolución fue desplazada al futuro
lejano y ella se satisfizo con la propaganda y la organización que habría de
prepararla, contentándose por el momento con las luchas por mejoras inmediatas.

La teoría afirmaba que la revolución habría de llegar como resultado necesario de


la evolución económica, olvidando que la acción, la actividad espontánea de las
masas, era necesaria para que tal llegada se produjese. De esta manera se
convirtió en una especie de fatalismo económico.

La socialdemocracia y los ascendentes sindicatos dominados por ella se


convirtieron en miembros de la sociedad capitalista; se convirtieron en la oposición
y resistencia crecientes de las masas trabajadoras, siendo el órgano que impedía
la completa depauperación de las masas bajo la presión del capital.

Gracias al derecho general al sufragio, llegaron incluso a convertirse en una fuerte


oposición dentro del parlamento burgués. Su carácter fundamental era, pese a la
teoría, reformista, y respecto a las cuestiones inmediatas, paliativo y minimalista
en lugar de revolucionario. La principal causa de ello radicaba en la prosperidad
proletaria, que proporcionaba a las masas proletarias una cierta seguridad vital, no
dejando elevarse ninguna voz revolucionaria.

3
La literatura política contemporánea constantemente adopta un concepto de
socialdemocracia que no es muy distinto a la sistematización del sentido común:
moderación, adhesión al capitalismo, y diferencias solo residuales en relación al
liberalismo de mercado. Esto oscurece las diferencias entre derecha e izquierda o
limita el ámbito en que se percibe que la socialdemocracia puede actuar
efectivamente.

También se propone la socialdemocracia como una política socialista, partidaria,


que busca avanzar en la transformación del sistema productivo, de modo de
tornarlo más favorable a los trabajadores y excluidos, que forman su base
electoral prioritaria (core constituency). Contrariamente al comunismo, o
marxismo-leninismo, la socialdemocracia subraya la importancia central de la
democracia representativa parlamentaria y, al refutar la opción por la revolución
violenta, reconoce que hay límites coyunturales para ese avance, que impactan en
su velocidad (como, por ejemplo, la correlación de fuerzas entre los partidos
políticos y la forma como los trabajadores se organizan).

Dicho abordaje puede ser representado como una tensa síntesis de las ideas de
Karl Kautsky y Eduard Bernstein 2. Ambos están de acuerdo con estos puntos, pero
tienen desacuerdos que existen dentro de todos los partidos socialdemócratas,
que se dividen en un ala más pragmática e otra más purista.

En esta definición de socialdemocracia derivada de la síntesis de Kautsky e


Bernstein, hay un consenso acerca de la importancia central de la democracia
representativa parlamentaria, así como de que existen límites coyunturales
(correlación de fuerzas entre los partidos políticos y el modo cómo se organizan
los trabajadores, por ejemplo) para avanzar el proceso de transformación del

2
Fue Eduard Bernstein quien construyó las bases teóricas sobre las que se sostuvo el corpus
socialdemócrata, y su influencia también impactó en los distintos partidos socialistas europeos.) Su
difusión se sostuvo en un imaginario construido a partir del éxito de los Estados de bienestar
europeos posteriores a la Segunda Guerra Mundial y en la combinación de estos con el respeto por
la democracia política.

4
sistema productivo de modo de tornarlo más favorable a los trabajadores y
excluidos, que forman su base electoral prioritaria (core constituency).

La socialdemocracia es un tipo de socialismo en que las instituciones


democráticas liberales son vistas como un instrumento para las políticas
socialistas. En ella, el Estado no es concebido como una institución
necesariamente anti proletaria, porque él cambia su carácter cuando los
representantes del pueblo están en el poder. El reformismo gradual que resulta de
esa posición es adoptado mientras se procesa un conflicto interno entre el
pragmatismo bernsteiniano – que, por no tener objetivos de largo plazo definidos,
en ocasiones es confundido con los adversarios de derecha – y el purismo
kautskiano – que recusa alianzas que no solo no impedirían, sino también
tornarían viables reformas profundas.

La socialdemocracia sería, por tanto, heredera de la Segunda Internacional, donde


siguieron tanto los “ortodoxos” democráticos como los revisionistas – éstos, a
pesar de condenados en el discurso, prevalecieron en la práctica de los partidos
socialdemócratas. La socialdemocracia contrasta, dentro del campo socialista, con
los comunistas, que rompieron con la Segunda Internacional para formar la
Comintern, la Tercera Internacional, condenando, como “deformaciones” del
marxismo, tanto la defensa de la “democracia burguesa” como el rechazo a la
revolución violenta.

5
ANTECEDENTES DE LA SOCIALDEMOCRACIA

Jean Touchard3, en su obra Historia de las ideas políticas, considera que


liberalismo, nacionalismo y socialismo son los conceptos que definen al siglo XIX.
Cada uno de ellos, con características particulares en los diferentes países,
contribuye a forjar los conflictos que vivirían las clases sociales durante ese siglo.
Estos conflictos surgieron gracias a las características que se otorgaban a la
propiedad y a la democracia, en tanto elementos que definen el papel del Estado.

El liberalismo del siglo XIX tiene rasgos específicos en cada país. Por ejemplo, en
Francia adquiere características relativas a su condición rural, en el campo;
mientras que en Inglaterra sus características tienen estrecha relación con la
Revolución Industrial y con el aspecto urbano, con las ciudades.

En general, el liberalismo, en lo económico, descansa sobre el principio dellaissez


faire-laissez passer (dejar hacer-dejar pasar), es decir, la libertad para comerciar
tanto entre individuos como entre naciones con la menor intervención del Estado.
Para esta corriente la propiedad privada y la riqueza son elementos básicos para
el desarrollo de las sociedades. En lo político el liberalismo se opone al
despotismo y funda la dirección de la sociedad en un gobierno representativo y en
la democracia parlamentaria.

El aspecto individual se superpone a lo social, Adam Smith considera que, al


perseguir sus propios intereses, el individuo promueve los de la sociedad de un
modo más efectivo que cuando intenta directamente promoverlos a través del
Estado.

Por otro lado, el nacionalismo también tiene sus características propias en cada
país. Así, en Italia, Alemania, Polonia o en el Imperio austrohúngaro, la mayoría de
3
Touchard, Jean. Historia de las ideas políticas. Editorial Tecnos 2006. España. 6ta. Edición.

6
los movimientos revolucionarios de la primera mitad del siglo XIX son liberales y
nacionales; mientras que, en Inglaterra, el nacionalismo no significa el
ensimismamiento, sino la expansión de ese nacionalismo a otras regiones,
impulsado en gran medida por la necesidad del comercio.

Ahora bien, el socialismo también tiene características distintas en cada país, sin
embargo, en lo económico, todas las corrientes socialistas tenían como objetivo la
construcción de una sociedad donde la propiedad fuera social y no privada.

En cuanto a la democracia existieron distintas posturas, pues había quienes


desdeñaban a la democracia como método para la instauración del socialismo y
estaban los socialdemócratas, quienes veían en la democracia parlamentaria una
herramienta para llegar a una sociedad sin propiedad privada.

Las diferencias entre los socialistas se mostraban también en lo relativo al papel


del Estado, ya que unos pensaban que los socialistas no deberían participar de los
beneficios del Estado y estaban los socialdemócratas quienes consideraban lo
contrario.

Es así que el siglo XIX es el periodo de la historia en el que las controversias entre
el liberalismo como fuente del capitalismo y el socialismo encuentran un campo de
debate respecto del carácter de la propiedad, la democracia y el Estado.

En este marco, la socialdemocracia se presenta como una corriente socialista que


ve en la participación política, en la democracia parlamentaria y en el Estado,
instrumentos que, junto con la protesta, la huelga y la movilización obrera, serán
parte de la estrategia para edificar el socialismo. La socialdemocracia llegó a esos
postulados teniendo como antecedente a los pensadores socialistas de la primera
mitad del siglo XIX, cuya principal diferencia radica en el rol que se otorga a la
participación política, a la democracia y al Estado.

7
Veamos entonces las ideas de los pensadores socialistas más representativos de
inicios del siglo XIX: en Inglaterra Robert Owen y en Francia, Henri de Saint-Simón
y Charles Fourier; para después abordar al movimiento cartista en Inglaterra y las
ideas de Louis Blanc en Francia, a partir de la década de los treinta.

Las ideas de la socialdemocracia tienen referentes históricos en los pensadores


socialistas que Marx llamó utópicos. Estos teóricos reflexionaron acerca de la
condición de los trabajadores, es decir, pauperización, hacinamiento en las
ciudades, insalubridad en el trabajo, jornadas laborales inhumanas y trabajo
infantil; todo ello como resultado de la creciente industrialización que había
comenzado en Inglaterra con la Revolución Industrial.

El primero de ellos fue Robert Owen (1771-1858), un empresario inglés, idealista,


que consideraba que los males de la sociedad devienen de la existencia del
sistema capitalista y de la propiedad privada; pensaba en una reforma de la
sociedad donde los obreros y patronos basaran su relación en la cooperación.
Fundó comunidades de este tipo en Escocia, la llamada New Lanark y New
Harmony en Indiana. Owen, practicando lo que Jean Touchard 4 denomina la
filantropía patronal, mejoró la vivienda y la higiene de los trabajadores, construyó
escuelas, mejoró los salarios y redujo la jornada de trabajo en sus comunidades
modelo.

Owen consideraba que las transformaciones sociales eran independientes de la


acción política y de la toma del poder, esto es, no consideraban que el sufragio
universal y los derechos políticos fueran condiciones previas necesarias. Sin
embargo, se sirvió del Estado para llevar a cabo sus proyectos de comunidades
modelo. Sus ideas están plasmadas en obras como A New view of society (1812)
y The book of the new moral world (1820).

4
Ibíd.

8
En Francia, el conde Henri de Saint-Simón (1760-1825) fue un hombre
preocupado por el mejoramiento moral y material de la clase más pobre, es decir,
la clase trabajadora. Propuso que para establecer un nuevo orden social y para
aumentar el progreso de la industria, la sociedad debería estar dirigida por la clase
productora.

Saint-Simón criticó la economía liberal, su objetivo fue la reforma social y su


método "subraya la importancia de la infraestructura económica y basa en el
trabajo la diferenciación de las clases. «No hay cambios en el orden social sin un
cambio en la propiedad»", decía el conde en 1814.

En cuanto a la democracia y el gobierno, Saint-Simón consideraba la desigualdad


como asunto natural, las élites deberían dirigir a las sociedades; separó las
transformaciones económicas de los asuntos políticos, de hecho, consideraba que
la única intervención que debería tener el gobierno es la dirección de la economía.
Sus trabajos más conocidos son L'industrie (1817) Y Nouveau christianisme
(1825).

Al igual que Owen y Saint-Simón, Charles Fourier (1772-1837) fue un crítico del
sistema capitalista y del orden social existente en su época, pues consideraba que
el liberalismo económico propiciaba anarquía y miseria.

Fourier propuso la construcción de falanges, es decir, grupos de 500 familias o


1,600 personas, reunidas en comunidades en las cuales se hace atractivo el
trabajo y se evitan las actividades monótonas, para lo cual las funciones sociales
se rotarían entre los integrantes, de manera que se evitaría una especialización
excesiva. Bajo estas falanges se eliminaría la miseria, cada hombre tendría
asegurado el goce de su libertad natural y no habría la necesidad de una autoridad
coactiva.

9
En lo relativo a la democracia, Fourier detestaba el autoritarismo, consideraba que
la transformación social debería comenzarse desde abajo, no desde lo alto. No
contaba con la intervención del Estado para la creación de falansterios, pero lo
definía como una asociación de comunidades libres. Sus trabajos principales son
L'Association domestique agricole ou attraction industrielle (1 822) Y Nouveau
monde industriel et societaire (1829).

Las ideas de Owen, Fourier y Saint-Simón se desenvolvieron de manera


fundamental durante los tres primeros decenios del siglo XIX y cómo podemos ver,
se caracterizaron por el rechazo a la propiedad privada, la separación de los
asuntos políticos de las transformaciones sociales y divergían en el papel del
Estado. Sólo Owen consideraba que podía servirse de él.

A partir de 1830, surgen otro tipo de ideas socialistas que a diferencia de las arriba
mencionadas no separan la necesidad de las transformaciones sociales de la
democracia política, en este sentido están más cercanas a los postulados que más
tarde defenderán los socialdemócratas. Estas nuevas ideas provienen
principalmente del movimiento cartista en Inglaterra y de Louis Blanc, en Francia.

En el periodo comprendido entre 1830 y 1848, años de revoluciones, comenzó la


decadencia de las antiguas clases gobernantes para dar paso a la consolidación
de la burguesía y de los obreros como clases antagónicas. Dos acontecimientos
significan lo anterior: a raíz de las jornadas revolucionarias en Francia en el mes
de julio de 1830 es derrocada la monarquía y Luis Felipe jura la Constitución,
obligándose con ello a respetar las libertades de los franceses; en Inglaterra, en
1832, se aprueba el Refonn Bill, con lo cual los empresarios y los comerciantes
amplían su representación en el parlamento. En Inglaterra un grupo de obreros
forma en 1836 la Working Men's Asociation, quienes integran la llamada Carta del
Pueblo. Este documento fue publicado el 8 de mayo de 1838 como proyecto de ley
para ser llevado ante el parlamento.

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A raíz de la Carta del Pueblo, surge el movimiento cartista, cuyos integrantes
presentaron al parlamento tres veces el documento en cuestión para que fuese
aprobado y éste lo rechazó en 1839, 1842 Y 1849. El movimiento cartista,
integrado y dirigido durante mucho tiempo por owenistas, se desenvolvió
fundamentalmente entre 1830 y 1850 Y reivindicaba esencialmente demandas
políticas. Para Lenin, el cartismo fue "el primer movimiento proletario y
revolucionario, movimiento amplio, verdaderamente de masas y políticamente
formado".

En Francia, Louis Blanc (1813-1882) tenía como objetivo la transformación social


a través de la creación de talleres sostenidos por el Estado y dirigidos por los
trabajadores. Blanc hacía partícipe al Estado en las labores de promoción y
sostenimiento del sistema que proponía y pensaba que los medios de producción
deberían pertenecer a los trabajadores. El 28 de febrero de 1848 las delegaciones
obreras que se presentaron frente al ayuntamiento llevan banderas sobre las que
van inscritas estas palabras: "Organización del trabajo. Abolición de la explotación
del hombre por el hombre", ideas que Blanc argumentó en su escrito
L'organisation du travail (1840).

Es a partir de la década de los sesenta que el socialismo llegó a ser por primera
vez, decisivamente, un movimiento de la clase obrera apoyado en un vasto
proletariado de asalariados industriales de fábricas, minas, ferrocarriles y otras
fuentes de ocupación relativamente en gran escala.

A partir de 1848 (el año de las revoluciones y de las derrotas que sufrieron las
revueltas y manifestaciones de obreros en varios países) comienza un periodo de
sequía para el pensamiento socialista y de las organizaciones obreras y de
reivindicación de sus demandas que termina en 1864 cuando se crea en Londres
la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, con la
participación de sindicatos obreros británicos y franceses y algunos exiliados de
otros países de Europa, entre los que destacan Carlos Marx y Federico Engels.

11
El surgimiento de la AIT significó la oportunidad de organización internacional de
los movimientos de izquierda y desde luego, del socialismo; pero también supuso
la discusión a su interior de las distintas posturas. Había quienes consideraban
que la conquista del poder político y la existencia de un partido político eran
condiciones clave para la instauración del socialismo y, por otro lado, estaban
quienes se manifestaban en contra de estas ideas.

Dentro de estos últimos, destacan los partidarios de Proudhon y de Bakunin,


mientras que entre los primeros estaban Marx y Lassalle. Es importante decir que
la AIT se disolvió en el congreso general celebrado en Nueva York en 1872, en
gran medida debido a las diferencias ideológicas en su interior.

La socialdemocracia se manifestó al interior de la AlT por la construcción del


socialismo, la lucha por la obtención del poder político, la participación
parlamentaria y la creación de partidos políticos en tanto vehículos de
organización y dirección de los obreros, En este contexto surgen las
organizaciones socialdemócratas, destacando las creadas en Alemania e
Inglaterra.

La socialdemocracia del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, se


caracterizó por el objetivo a largo plazo de la construcción de una sociedad
socialista, mientras que en el corto plazo se luchaba fundamentalmente por el
mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores (jornada laboral de
ocho horas y condiciones de salubridad) y por la conquista de derechos políticos
de los mismos (voto universal, libre y secreto).

Los partidos y organizaciones socialdemócratas de esta etapa eran agrupaciones


políticas de clase, esto es, estaban fundamentalmente constituidos por obreros, se
encontraban fuera del poder y su principal discusión se centró entre las dos vías
para arribar al socialismo: reforma o revolución, es decir, a través de vías

12
institucionales y cambios graduales o bien violencia revolucionaria con
instauración inmediata del socialismo a través de una dictadura del proletariado.

En los países donde los derechos políticos estaban acotados y las posibilidades
de participación y triunfos electorales y parlamentarios eran poco probables o
nulos, la socialdemocracia adquirió tintes revolucionarios, como sucedió en Rusia,
pero donde esos derechos eran amplios y las victorias electorales eran probables
e incluso reales, la socialdemocracia se tornó reformista, como en Alemania,
Noruega, Dinamarca o Suecia.

En la etapa que comprende el fin de la Primera Guerra Mundial y el ascenso del


fascismo, los partidos socialdemócratas seguían plateándose la edificación del
socialismo. Sin embargo, a partir de la Revolución rusa de 1917 -donde triunfa un
partido socialdemócrata que después es sustituido en el poder por uno comunista-
y la alemana de 1918 -donde los socialdemócratas, encabezados por Friedrich
Ebert llegan al poder-, la ruptura entre reforma y revolución se hace definitiva y las
relaciones entre socialdemócratas y socialistas por un lado y comunistas, por el
otro, se tornan irreconciliables.

La división entre comunistas y socialdemócratas y socialistas se sustenta también


con el nacimiento de la Internacional Comunista en 1919 y la agrupación de los
socialistas y socialdemócratas, después de varios intentos, bajo la Internacional
Socialista, fundada en el mismo año. En la primera se impulsaba el comunismo
mediante métodos revolucionarios, mientras que la segunda luchaba por el
socialismo a través de la vía pacífica de las elecciones y el parlamento. Dicha
división acercó a los partidos que se denominaban socialistas hacia las posturas
socialdemócratas, de ahí que, hasta prácticamente la actualidad y de manera
general, el socialismo y la socialdemocracia comparten algunos postulados y
objetivos.

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En esta etapa, los partidos socialdemócratas llegan al poder mediante alianzas
con partidos de centro burgueses, como los laboristas británicos y los alemanes;
los suecos, los daneses y noruegos llevan a cabo sus alianzas con partidos
campesinos. Estas coaliciones impidieron que los gobiernos socialdemócratas
implementaran cabalmente sus programas. Por ejemplo, el gobierno de Friedrich
Ebert no logró la socialización de las empresas y tampoco su control por parte de
los trabajadores, elementos básicos del programa del Partido Socialdemócrata
Alemán (spo).

Durante la etapa histórica del fascismo, en la que el spo fue condenado a actuar
desde el exilio, mientras que en Inglaterra los gobiernos conservadores expulsaron
a los laboristas del gobierno, el nuevo aporte de los programas socialdemócratas
fue la condena a los regímenes autoritarios y dictatoriales. Por su parte, los
gobiernos socialdemócratas en los países escandinavos lograban sortear la crisis
mundial sentando las bases de lo que más tarde, al finalizar la Segunda Guerra
Mundial, habría de conocerse como Estado de bienestar.

Los gobiernos socialdemócratas de la posguerra tuvieron como objetivo principal


la reconstrucción de Europa y la construcción de una sociedad igualitaria. Y
aunque tuvieron éxitos importantes en materia de estabilidad económica y
bienestar social, no lograron el objetivo de profundizar en la instauración del
socialismo.

Después de las derrotas electorales en la década de los cincuenta, la


socialdemocracia renuncia al anticlericalismo, al socialismo marxista como objetivo
final y abandona el concepto de lucha de clases. En este sentido, los partidos
socialdemócratas dejan de ser partidos de clase, de la clase obrera
exclusivamente, para convertirse en partidos multiclasistas, receptores de una
amplia base social y nacional. Asimismo, reconocen las ventajas del libre mercado
bien regulado por el Estado, del capitalismo y se manifiestan en pro del
mantenimiento de amplios y eficaces mecanismos públicos de bienestar social.

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En la década de los sesenta, cuando los partidos socialdemócratas en la mayoría
de los países se encuentran fuera del poder, surgen los movimientos sociales de
trabajadores, estudiantes y feministas. Las reivindicaciones de estos movimientos
alimentaron los programas socialdemócratas y, junto con las nuevas definiciones,
los prepararon para regresar al gobierno en los años setenta en países como
Alemania, Gran Bretaña, Noruega o Suecia. Se da también el resurgimiento del
socialismo en Grecia, Francia, España y Portugal, logrando arribar al poder y
caracterizados por el contenido socialdemócrata de sus programas de gobierno.

Los logros de los gobiernos socialdemócratas de los setenta y parte de los


ochenta, pueden sintetizarse en la universalización de los derechos y el bienestar
social de los que sólo habían gozado algunos sectores de la población, esto es, el
Estado de bienestar se amplió. No obstante, el pendiente de la socialdemocracia
seguía siendo la ampliación de las nacionalizaciones y la democracia industrial
menos aún se logró la socialización de los medios de producción, distribución e
intercambio.

La imposibilidad para mantener los beneficios sociales del Estado de bienestar,


debido en gran medida a la crisis del capitalismo, trajo como consecuencia que la
socialdemocracia perdiera el poder durante los ochenta, para dar paso a los
gobiernos conservadores de derecha. En esta nueva etapa de oposición para la
socialdemocracia europea, surge un nuevo revisionismo que tiene su expresión
teórica fundamentalmente al inicio de los años noventa a través de la Tercera Vía.
Un gran número de partidos socialdemócratas europeos y latinoamericanos y los
gobiernos emanados de éstos, han adoptado esa nueva vertiente dentro de la
socialdemocracia.

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LA SOCIALDEMOCRACIA EN EUROPA

Los orígenes de la socialdemocracia europea se sitúan entre finales del siglo XIX y
principios del siglo XX; cuando se produjo la unificación de las asociaciones
obreras alemanas lideradas por Wilhelm Liebknecht y August Bebel con la dirigida
por Lasalle. Dicha unificación, producida en el seno del Congreso celebrado en
Gotha en 1875, dio lugar a la formación del Partido Socialista de los Trabajadores
Alemanes, que, en 1890, pasaría a denominarse SPD (Partido Socialdemócrata
de Alemania).

Asimismo, en el mencionado congreso, se aprobó el Programa de Gotha, en tanto


que ideario del propio partido, siendo duramente criticado por Marx y Engels,
defensores del comunismo, ya que consideraban que incorporaba demasiadas
concesiones ideológicas a la teoría política lassalleana; basada en la defensa de
la intervención del Estado para regular tanto la producción como la distribución y
en una manifiesta oposición al “laissez-faire”.

Los hechos anteriores desencadenaron una confrontación teórico-política entre los


partidarios del comunismo y los nuevos socialdemócratas, defensores de una vía
reformista centrada en la acción política del Estado y desde el Estado.

Así pues, la socialdemocracia se impuso como concepción política dominante


hasta 1914. Sin embargo, fruto de las tensiones internas en el grupo, este se
escindió en dos: del primer grupo surgió el leninismo y los partidos que formaron la
III Internacional. Y, el grueso de la socialdemocracia, conformó el grupo que
integraba la II Internacional; donde convivían juntas las posiciones más reformistas
(Bernstein) con las más revolucionarias (Rosa Luxemburg).

Podríamos afirmar que, a grandes rasgos, las ideas-fuerza de la socialdemocracia


son: una economía mixta en un Estado intervencionista, la garantía del modelo del

16
Estado del Bienestar (basado en la universalización delos derechos sociales y
laborales y financiado con unas políticas fiscales progresistas); todo ello asentado
en la defensa de la igualdad y en un reparto más igualitario del poder político,
social y económico en el marco de un sistema de privilegios.

A lo largo del siglo XX, y en especial durante la etapa dela gran expansión entre
1945 y 1973, los partidos socialdemócratas destacaron por su gran importancia e
influencia en la mayor parte de los países europeos; haciendo posible la realidad
actual de los países escandinavos.

No obstante, en las dos últimas décadas del siglo XX, la socialdemocracia


europea ha experimentado un profundo declive y desde la primera década del
siglo XXI está quedando relegada en un segundo plano en el conjunto de los
Estados europeos. Paralelamente, la derecha conservadora y la Nueva Derecha
están recuperando el terreno perdido.

En 1980 se produjo la ascensión al poder de los primeros gobiernos neoliberales


(Margaret Thatcher en Reino Unido y Ronald Reagan en EUA) y la llegada de la
Nueva Derecha al poder. Fruto de la recesión, la crisis económica, el malestar
social y el descontento existente, las políticas intervencionistas europeas,
instauradas y defendidas por los socialdemócratas, paulatinamente, se vieron
sustituidas durante las dos últimas décadas del siglo XX, por unas de carácter
neoliberal que implicaban un cambio en el modelo productivo basado en la auto-
regulación de los mercados, así como en un fomento del individualismo y de la
fragmentación social.

Con el transcurso de las décadas y, especialmente a raíz del estallido de la crisis


en 2008, se ha comprobado cómo este modelo, en su día, incuestionable, ha
quebrado y algunos de sus amargos logros han sido el estancamiento del
crecimiento económico europeo, con las lamentables consecuencias que ello

17
conlleva como la generación de grandes desigualdades y el fuerte aumento del
desempleo.

Además, durante este tiempo, los gobiernos socialdemócratas se han quedado


literalmente de brazos cruzados ante la conquista del neoliberalismo y, lejos de
reivindicar sus ideales intervencionistas y el Estado del Bienestar, prefirieron, en
algunos casos, adaptarse a estas nuevas políticas, al mismo tiempo que
renunciaban a sus ideales, o bien seguir defendiendo de palabra un populismo y
apuntarse a la transformación dela democracia en la partidocracia que ha llegado
actualmente a uno de sus puntos más álgidos junto con el bipartidismo.

De este modo, ante la poca capacidad de reacción y de iniciativa por parte de la


socialdemocracia, la derecha ha sabido aprovecharse de esta inactividad o
presunta neutralidad y se ha beneficiado de la ocasión para recuperar el terreno
perdido, a través de unos objetivos bien definidos: el liberalismo económico, el
conservadurismo, el mantenimiento del capitalismo, entre otros.

Contrariamente a la derecha, la socialdemocracia se halla en una situación de


indefinición ideológica, sin unos objetivos claros, divagando, y carece de una base
sustentada en alguna idea-fuerza o concepción nuclear; a diferencia de su glorioso
pasado en el que defendía la igualdad y el Estado del Bienestar. Carece por
completo de unos principios firmes que la posicionen frente al electorado.

Todo ello ha provocado que la Europa actual se haga neoliberalista más que
nunca, siendo minoría los únicos países con gobiernos socialdemócratas.

Los partidos socialdemócratas europeos surgen a fines del siglo XIX como
producto de la vinculación del movimiento obrero sindicalmente organizado con
sectores de la intelectualidad de clase media radical, laica, anticlerical y
habitualmente atea como, por ejemplo, los seguidores de Marx y los círculos
fabianos ingleses. Sus casos más representativos son el partido alemán, el

18
austríaco y el inglés, expandiéndose posteriormente en los países del norte de
Europa. Por su parte, la socialdemocracia en los países latinos -Italia, España y
Francia- adoptaba generalmente un tono más militante, anticlerical y combativo.

Los partidos socialdemócratas europeos contemporáneos se caracterizan por las


siguientes posiciones políticas:
1. Consideran que el "socialismo" se alcanzará por vía evolutiva (no
revolucionaria) a través de profundizar el peso de los socialistas en el parlamento,
y de los asalariados en las empresas públicas, privadas, mixtas, cooperativas.
2. Son, en general, partidarios de una fuerte intervención estatal en materia de
política social (salud, educación, incluso áreas importantes de la economía).
3. Propugnan por un desarrollo significativo del movimiento obrero organizado en
sindicatos, cooperativas de consumo, clubes obreros y escuelas.
4. Admiten que bajo el capitalismo existen condiciones de explotación social, lucha
de clases y predominio del capital sobre los trabajadores. Sin embargo, el poder
electoral de los trabajadores, a través del parlamento y el poder ejecutivo, junto
con el poder sindical de los mismos y el control obrero en las empresas puede
contrarrestar esas tendencias innatas del capitalismo y controlar el poder del
capital.
5. Si bien los partidos socialdemócratas aceptan pactos explícitos o implícitos con
los sectores privados capitalistas, no por eso dejan de ser, en buena medida,
representantes de capas populares básicamente asalariadas. Es decir, dentro de
las reglas del juego de la economía de mercado y la democracia parlamentaria,
representan posiciones reformistas de la clase obrera que coexisten con la
economía capitalista.
6. En el terreno ideológico, los partidos socialdemócratas europeos son laicos, en
buena medida sus cuadros son ateos y en general no rechazan abiertamente el
marxismo como teoría de Ja sociedad capitalista y su perspectiva socialista. En lo
fundamental, se adhieren a posiciones evolucionistas del desarrollo social y a
concepciones materialistas en sentido genérico.

19
7. En el plano de las relaciones internacionales fueron abiertamente atlantistas y
pronorteamericanos hasta comienzos de los años setenta. Con la crisis abierta de
estos años y el auge del capitalismo europeo (en particular el alemán) irrumpen
con fuerza en el Tercer Mundo, en especial en América Latina, apoyando
procesos de democratización de las sociedades. Eso explica, por ejemplo, el
apoyo de la Internacional Socialista (IS) a la lucha antisomocista y a los procesos
de El Salvador y Guatemala, lo mismo que los de Bolivia, Argentina y Chile. Es
obvio que detrás de estas iniciativas de la IS pueden detectarse intereses
económicos, políticos e ideológicos, que en parte coinciden con los intereses del
capital más concentrado, y esquemas geopolíticos mundiales, así como el impulso
a modelos más modernos y estables de dominación política. Esto crea
contradicciones con la actual administración norteamericana más inclinada a
modelos conservadores estrictamente pronorteamericanos.

20
21
LA SOCIALDEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

Los partidos socialdemócratas latinoamericanos presentan dos épocas bien


diferenciadas. En la primera observamos a los partidos socialistas fundados entre
1890 y 1930 en los países más grandes de América Latina, producto de la
inmigración europea hacia América a partir del fracaso de la Comuna de París.
Esta inmigración se produce también en los períodos de ilegalidad del Partido
Socialista Alemán y de otros partidos, o simplemente es fruto de los masivos
desplazamientos de población europea. Así tenemos el origen del Partido
Socialista en Argentina y Uruguay.

En una segunda época a partir de 1930, surgen los partidos socialdemócratas más
importantes de la actualidad -AD de Venezuela, PLN de Costa Rica, el APRA
peruano, el PRD dominicano- como producto de luchas antidictatoriales con activa
participación de capas medias de origen universitario.

Si los partidos europeos son subtipos de partidos obreros, los actuales partidos
socialdemócratas latinoamericanos y sus afines -cubriendo un espectro muy
amplio que va desde el PRI mexicano, el traballismo brasileño, el radicalismo
argentino, el MNR salvadoreño, el PSD guatemalteco- contienen un elemento
decisivo de pequeña burguesía universitaria acompañada de sectores obreros. En
esto juega un papel importante la tradición de la reforma universitaria
latinoamericana y sus efectos sobre la movilización e incorporación de los
sectores medios a la vida nacional, desarrollando en ese proceso de incorporación
actitudes antioligárquicas y antimperialistas, favorables al desarrollo de cierto
capitalismo de Estado, reformas agrarias antiterratenientes, así como políticas de
bienestar social.

La adopción de un programa socialdemócrata por parte de los partidos


latinoamericanos se dio aproximadamente en la década de los ochenta, cuando

22
los líderes e intelectuales, que en un momento apoyaron las luchas de liberación y
las guerrillas, viraron después hacia el reformismo, la vía electoral al poder,
aceptaron la lucha a través del parlamento y con esto el carácter multiclasista de
la lucha por una sociedad democrática e igualitaria.

Aunque con bases sociales distintas, los partidos socialdemócratas


latinoamericanos son también partidos de masas (salvo algunas excepciones), en
especial los de más reciente formación. Esto los acerca a los populismos clásicos
como son el peronismo5 y el varguismo6. En general, su base de movilización es
urbana, y cuando incluye sectores rurales lo hace con trabajadores asalariados -
por ejemplo, el APRA y los trabajadores azucareros de la costa peruana-.

Los partidos socialdemócratas latinoamericanos mantienen por lo general, un perfil


anticlerical y laico. Estos partidos han surgido en contextos donde dominaban
economías de enclave (plantaciones o minas). Sus actitudes hacia el imperialismo
norteamericano han sido históricamente ambiguas. Por un lado, en términos
internacionales han sido pronorteamericanas.

Sin embargo, en el plano nacional han manifestado rasgos contra el capital


extranjero; en especial, con relación a la inserción clásica del capital
norteamericano en América Latina (plantación, minas, transportes, puertos,
compañías de electricidad) siendo más proclives en aceptar inversiones
industriales "modernas" con asociación a capitales locales. Esto muestra ciertos
indicios de presión por parte de los sectores medios por constituirse en burguesía
nacional en combinación con un capitalismo de Estado.

En síntesis, el perfil básico de los partidos socialdemócratas latinoamericanos


supone:

5
El peronismo o justicialismo es un movimiento político argentino surgido a mediados de la década
de 1940 alrededor de la figura de Juan Domingo Perón y un considerable número de sindicatos.
6
Es un período histórico donde Getulio Vargas fue la personalidad dominante de la política
brasileña durante casi 25 años. Reformista y nacionalista, marcó una ruptura total con la acción de
los que le precedieron. Su gobierno tiene ciertas similitudes con el peronismo argentino.

23
a) partidos de masas, basados en la clase obrera y en las capas medias;
b) contradicciones importantes con las burguesías agrarias tradicionales y las
formas más clásicas de penetración del capital norteamericano;
c) perfiles claramente laicos, no confesionales, con contradicciones con las
jerarquías eclesiásticas;
d) las vinculaciones con la IS determinan que, en la actualidad, se enfrenten con
bastante agudeza a la política norteamericana en la región;
e) se originan en luchas prolongadas sin descartar el uso de la violencia y las
tácticas insurreccionales contra las dictaduras militares proimperialistas y
prooligárquicas;
f) buscan diversificar la dependencia haciendo énfasis en la presencia de capitales
europeos en América, en acuerdos de cooperación con entidades
gubernamentales, universitarias y empresariales, buscando apoyo en un proceso
de modernización capitalista; la incorporación de las clases populares al gasto
social estatal y la democratización del sistema político.

En cuanto a la socialdemocracia en América Latina, puede concluirse que también


ha pasado por etapas, aun cuando este sistema de ideas es relativamente
reciente. La primera etapa es cuando se dan los primeros contactos de la
Internacional Socialista (IS) con los partidos y organizaciones latinoamericanas en
los cincuenta sin que éstos lleguen a concretarse. La segunda es cuando esos
contactos se intensifican en 1976 y varias organizaciones políticas se afilian a la IS
a fin de obtener apoyos para llevar a cabo sus luchas, fundamentalmente contra
los gobiernos autoritarios y dictatoriales. La tercera fase se da cuando los partidos
empiezan a modificar sus programas, abandonan la lucha armada aceptan el
reformismo y el capitalismo como posibilidad para lograr la igualdad social, en
pocas palabras, aceptan las premisas fundamentales características de la
socialdemocracia europea, aunque con características propias en cuanto, por
ejemplo, a la composición social de las organizaciones y los objetivos más
concretos.

24
25
IDEAS SOCIALDEMÓCRATAS EN LA REPÚBLICA
DOMINICANA

La Internacional Socialista entró de lleno en Latinoamérica a través de Santo


Domingo. Fue en marzo de 1980. Los líderes de la socialdemocracia europea se
reunieron por tres días en la capital dominicana con la finalidad de crear un
ambiente propicio a sus objetivos, en momentos en que los países de la región
estaban sufriendo los embates de los extremos, enfrentados entre sí, en medio de
una guerra caliente en que Estados Unidos jugaba un rol dinamitero.

Entre los asistentes al acto inaugural de ese gran encuentro, celebrado en el


Teatro Agua y Luz, organizado por José Francisco Peña Gómez, entonces
presidente del comité para América Latina y el Caribe de la Internacional
Socialista, con el apoyo de Milagros Ortiz Bosch y un gran equipo. El evento
reunía en un mismo foro alas grandes figuras de la socialdemocracia, con Willy
Brandt al frente, quien ya había sido canciller alemán de 1969 a 1974. Allí se
encontraban Francois Miterrand, Felipe González, Olof Palme, Mario Soares, entre
otros líderes europeos y latinoamericanos. El PRD con Antonio Guzmán estaban
en el poder, y Peña Gómez alentaba las relaciones internacionales de su partido
con un criterio globalizador que le resultó auspicioso. Peña Gómez es uno de los
dos únicos líderes políticos dominicanos que entendieron la necesidad de crear y
fortalecer lazos con dirigentes de la política mundial.

El otro ha sido Leonel Fernández. Ambos comprendieron la importancia de estos


contactos, valoraron los signos de los tiempos y crearon un liderazgo que
sobrepasó el estrecho círculo insular para ser respetados y admirados en otras
geografías. Ninguno de los presidentes que tuvo el PRD, y también el PLD,
entendieron la trascendencia de esa estrategia. De ahí la relevancia especial de
ambos líderes en el contexto de la historia política dominicana y latinoamericana.

26
Hace 41 años de esa reunión en Santo Domingo que el político sueco Pierre
Schori, uno de los grandes líderes de la socialdemocracia europea, recuerda en
sus memorias. El panorama era gris para la región. El día anterior a la conferencia
de Santo Domingo había sido asesinado en El Salvador el obispo Arnulfo Romero
y los dos principales líderes socialdemócratas guatemaltecos.

La asamblea dominicana hizo pública una resolución al final de la misma donde se


condenaba la política exterior de Estados Unidos, alegando que fomentaba el
colonialismo, censuraba el terrorismo de Estado en Chile, Argentina y Uruguay, y
la violencia institucional en El Salvador. Así arrancó la Internacional Socialista su
labor formal en Latinoamérica, que era en ese momento un objetivo estratégico en
sus planes de expansión mundial como institución que reunía a los partidos de
centroizquierda.

Nueve años después de la conferencia de Santo Domingo caería el muro de Berlín


y se iniciaría la disolución de la Unión Soviética. La socialdemocracia tendría en
Olof Palme a un consagrado director de sus políticas de combate frontal ideológico
y, a su vez, de abierta simpatía con gobiernos que se salían de la órbita
estadounidense.

27
CONCLUSIONES

Las distintas fases por las que ha pasado la socialdemocracia nos permiten
aseverar, en primer lugar, que la socialdemocracia no es un partido, y así lo
demuestra el hecho de que organizaciones políticas con el membrete de laboristas
o socialistas, e incluso algunos comunistas, han adoptado postulados y programas
de corte socialdemócrata.

El concepto “socialdemocracia” es polisémico, en este sentido el primer uso de la


palabra “socialdemocracia” data del siglo XIX y provino del escritor alemán
Gottfried Kinkel, quien tuvo una destacada actuación en los sucesos
revolucionarios de 1848. El término se popularizó a fines del XIX, por los
seguidores de Ferdinand Lasalle, teórico alemán y uno de los primeros que
planteó visiones reformistas del socialismo.

El concepto común de socialdemocracia sería: moderación, adhesión al


capitalismo, y diferencias solo residuales en relación al liberalismo de mercado;
esto evidentemente oscurece las diferencias entre derecha e izquierda, o limita el
ámbito en que se percibe que la socialdemocracia puede actuar efectivamente. El
sentido común, respaldado por críticas tanto de teóricos pro-mercado como de
marxistas, indica que los partidos socialdemócratas adoptan políticas equivalentes
a las defendidas por los neoliberales. Ocurriría una progresiva moderación de
estos partidos mientras que no hubiera diferencias entre ellos y los adversarios. La
socialdemocracia sería, por definición: moderada, de “centroizquierda”, e
implicaría cambios superficiales.

Sin embargo, después de realizar este análisis para nuestro Trabajo de Quinta de
“Historia de las Ideas Políticas”, podemos afirmar de forma taxativa que la
socialdemocracia es un sistema de ideas, distinto en cada momento histórico y en
cada país en cuanto a objetivos específicos, pero que de manera general

vi
comparte los valores de democracia, libertad, igualdad, solidaridad, justicia social
y pacifismo, y que además tiene como objetivo el consenso entre las distintas
clases sociales.

La historia de la socialdemocracia europea puede dividirse en tres etapas. En la


primera etapa (1880-1914), los partidos socialistas pasan por períodos de
ilegalidad, no participando, generalmente, de coaliciones con los sectores
propietarios y los confesionales. En esta época se forma la Segunda Internacional,
hoy conocida como "Internacional Socialista". En la segunda etapa (1914-1939),
podríamos distinguir dos fases. Una ubicada durante la 1 Guerra Mundial (1914-
1918), en la cual se producirán varias escisiones dentro del movimiento socialista.

La más importante es la separación abierta entre comunistas y socialistas


evolucionistas, también denominados "revisionistas" del marxismo, encabezados
por E. Bernstein quien cuestionó algunos planteamientos básicos del pensamiento
de Marx. Al mismo tiempo, se producen las primeras incorporaciones de militantes
socialistas a gabinetes de derecha. La segunda fase se extiende hasta el ascenso
de los nazis al poder (1933) o hasta la Guerra Civil Española (1936-39) y en ésta
los socialistas tendrán activa participación en los gabinetes de Alemania, de los
países nórdicos e Inglaterra entre otros casos.

En la tercera etapa, o período posterior a la II Guerra Mundial, en Inglaterra y


Alemania se dan en diversos momentos algunos gabinetes socialistas "puros". En
los países nórdicos éstos tendrán mayor estabilidad en el gobierno desde
mediados de los años treinta, mientras que en Italia se presentarán bajo la forma
de coaliciones cambiantes con la Democracia Cristiana. Más recientemente, los
socialistas acceden al gobierno en Francia, España, Portugal y Grecia.

Cambiando de continente podemos afirmar que la adopción de un programa


socialdemócrata por parte de los partidos latinoamericanos se dio
aproximadamente en la década de los ochenta, cuando los líderes e intelectuales,

vii
que en un momento apoyaron las luchas de liberación y las guerrillas, viraron
después hacia el reformismo, la vía electoral al poder, aceptaron la lucha a través
del parlamento y con esto el carácter multiclasista de la lucha por una sociedad
democrática e igualitaria; aunque hay que puntualizar que a esta le precede la
etapa de los partidos socialistas fundados entre 1890 y 1930 en los países más
grandes de América Latina, producto de la inmigración europea hacia nuestro
continente a partir del fracaso de la Comuna de París. Es precisamente a partir de
1930 que surgen partidos con ideología socialdemócrata en América, uno de ellos
el PRD dominicano- como producto de luchas anti-dictatoriales con activa
participación de capas medias de origen universitario.

En conclusión, podemos decir que la ideología de la Socialdemocracia ha sido


bandera (ya sea parcial, circunstancial o totalmente), de partidos y organizaciones
de tradiciones diferentes, pero que compartían el objetivo común de defender los
mismos valores y principios basados en la democracia y en la justicia social,
acordes a el contexto espacio-temporal.

viii
BIBLIOGRAFÍA

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1994.

Silva Triste, Fernando. Breve historia de la socialdemocracia. Integración para la


democracia social - Serie Conocer para decidir. México. 2005.

Touchard, Jean. Historia de las ideas políticas. Editorial Tecnos 2006. España.
6ta. Edición.

Pedrosa, F. (2012). La redefinición de la agenda socialdemócrata entre la crisis del


petróleo y el fin del socialismo real (1973-1992) [en línea], Colección, 22, 15-44.
Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/redefinicion-
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Simões Reis, Guilherme. El concepto de socialdemocracia - Una propuesta para


cambiar los rumbos del debate. IX Congreso Nacional de Ciencia Política. Ciudad
de Santa Fe, 19 al 22 de agosto de 2009.

Pannekoek, Anton. Socialdemocracia y comunismo. Publicado originalmente en la


Revista Obrera Comunista, órgano del KAPD, en 1927. El texto consultado está
basado en la traducción del original alemán publicada por la editorial Zero-ZYX en
1978, e incluido en la compilación "Anton Pannekoek. Una nueva forma de
marxismo" (Neubestimmung des marxismus, 1974).

Baumeister, Eduardo. La socialdemocracia en Europa y América Latina.

ix
Lantigua, José Rafael. El latinoamericano que vino del frio.
https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/el-latinoamericano-que-vino-del-frio-
FO28264256. Accesado el 5 diciembre 2021.

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