PEREGRINO ¡Oh Niño Jesús! Tu amor a la humanidad te llevó a encarnarte en las entrañas de María Santísima, para redimirnos de la esclavitud del pecado y ofrecer al mundo la salvación y la vida plena. ¡Cuánta alegría y consuelo siento en mi corazón al invocar tu santo nombre! Tú eres el camino, la verdad y la vida, eres nuestra salvación; por ello acudo a ti para agradecerte por tanto amor y ternura derramados en mí, en mi familia y sobre la humanidad. Tú que conoces las necesidades del mundo y las mías propias, me dirijo a Ti, te ruego una vez más me asistas y concedas las gracias que requiero (…), si es la voluntad del Padre. A Ti, que vives y reinas en comunión con el Padre y el Espíritu Santo. Amén.