Está en la página 1de 2

PARROQUIA SAN BUENAVENTURA DE PUJILÍ

RETIRO ESPIRITUAL DE CUARESMA


MINISTERIO DE MÚSICA Y CANTO LITURGICO

“PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS”

1. Acogida y apertura:
2. Signo: Un corazón roto
3. Motivación: El tiempo de la Cuaresma es un tiempo especial para experimentar el amor
misericordioso de Dios. Una de las experiencias más profundas que estamos llamados a vivir
en este tiempo es el PERDON. El perdón es un don de Dios que brota de una experiencia
profunda de amor: Dios nos ama y nos perdona y a la vez nos ayuda a amar y perdonar.
Este retiro quiere ser una experiencia profunda de perdón hacia nosotros mismos, hacia los
demás…. Se trata de reconocer las heridas que llevamos en el alma y que no nos dejan
caminar… Se trata de animarnos a perdonarnos y a perdonar por el mal que nos hicieron,
disponiéndonos a entregárselo a Jesús para que El lo transforme y nos ayude a sanar las
heridas, que aún duelen en nuestra vida y que necesitamos sanar…

4. Canto: Una vez más rezaré…

5. Mi corazón tiene heridas? Como están esas heridas? Sangran? Han cicatrizado?

Hacer esta meditación y plasmarla en un corazón (música suave)

En este retiro, de la mano de Jesús, queremos recorrer las heridas que nos fue haciendo
la vida. Animarnos a mirarlas, a recordarlas y a ponerlas a la luz de su amor, que es
bálsamo y ungüento para lo que sigue sin sanar en nuestra historia; salir al encuentro de
nuestros niños heridos e intentar abrazarlos y consolarlos, liberándolos de la frustración y
el enojo, devolviéndoles la capacidad de sonreír y amar; pararnos frente a nuestros
padres para honrarlos y agradecerles por el don de la vida, dejando atrás los reclamos
que nos tienen sujetos a ellos, y nos impiden ponernos de pie para empezar a vivir;
presentar al Señor las situaciones que nos siguen doliendo… ¡que necesitamos sanar!

6. El perdón nos capacita para amar y perdonar…

No hay alegría más grande, que saber que nuestros pecados han sido perdonados. Y no hay
pena más grande, que vivir albergando pecado. El pecado produce culpa, miedo y angustia, y
hasta nos afecta físicamente. Y QUE ALIVIO, cuando nuestro pecado es confesado… es
perdonado…. El peso de nuestra culpa es levantado, y finalmente, podemos sentir paz.

Pero las perdonadas no somos siempre las mejores perdonadoras… A lo mejor alguien te ha
causado una gran pena. A lo mejor estás batallando con la cuestión del perdón. Capaz estás
tratando de deshacerte de la amargura que está destruyendo tu vida. ¡A lo mejor es tiempo de
perdonar!
Solo se necesita UNA PERSONA para perdonar. Se necesitan DOS para reunirse. Podemos
perdonar a una persona, que nunca nos dice que está arrepentida. Pero no podemos
reencontrarnos, hasta que esa persona no esté realmente arrepentida.

Podemos perdonar, aún SI NO CONFIAMOS que la persona que nos ha herido una vez… no nos
herirá de nuevo. Pero reencuentro solo puede suceder, SI CONFIAMOS que la persona que nos
ha herido una vez, NO nos herirá de nuevo. El perdón no tiene ataduras. Reencuentro tiene
muchas ataduras.

Efesios 4:32 concluye, “Sean bondadosas y compasivas unas con otras, y perdónense
mutuamente, así como Dios, las perdonó a ustedes en Cristo.”

¿Estás reflejando el trato que Dios te ha dado en Cristo, o tienes diferentes estándares para
otra gente, que los que exiges de ti misma? ¿Eres dadivosa y edificadora, o egoísta y
destructora? Si el sacrificio de Jesucristo en la cruz fue un aroma agradable para Dios, ¿ da tu
vida ese mismo aroma agradable?

También podría gustarte