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CATEDRATICO
ABOG. MARCO TULIO CARTAGENA
ASIGNATURA
ETICA PROFESIONAL
TRABAJO
ENSAYO DEL CODIGO DE ETICA DEL PROFESIONAL DEL DERECHO Y LA
REALIDAD NACIONAL.
ALUMNA
DUNIA ARELY LOPEZ RIVERA
NUMERO DE CUENTA
2016-200-0856
CAMPUS
CIUDAD DE SAN PEDRO SULA, DEPARTAMENTO DE CORTES
FECHA DE ENTREGA
14 DE OCTUBRE DEL 2021
EL CODIGO DE ETICA DEL PROFESIONAL DEL DERECHO Y LA REALIDAD
NACIONAL.
En presente trabajo se plantea una reflexión crítica sobre lo que es el código de la ética
del profesional del derecho y la realidad sobre ejercicio de la misma, así como también
la importancia sobre este tema para quienes ejercen esta o estudian esta profesión,
como estudiantes sería lógico pensar en una realidad totalmente diferente, a lo que
creemos que seria lo ideal para ejercicio de esta profesión ya que son importante los
principios éticos y morales para ser un buen abogado.
En estos últimos años el profesional del derecho es el que a enfrentado más cuestiones
éticas debido a la labor que ejerce, como estudiante de la carrera de derecho
podríamos iniciar de algún modo señalando que la línea que esa línea que se considera
la división entre lo que es correcto o incorrecto dentro de la conducta moral y ética, esto
comprende un amplio espacio del actuar jurídico, esto independientemente del área
donde se desenvuelva ya sea juez, litigante, autoridad administrativa o cualquier otro
cargo o función que desempeñe en la sociedad.
Planteare la siguiente interrogante, ¿Por qué son criticados los abogados? La respuesta
puede resultar contraproducente para aquellas personas qu están en el pleno ejercicio
de esta profesión, pero la práctica de la abogacía lleva consigo muchas veces
problemas de conformismo con nuestro saber dado que estamos encapsulados en lo
que es nuestra actividad diaria y lo que mas nos preocupa es la manera en que vamos
a subsistir y dejando de lado la justicia ya que desde el punto de vista es moral y como
sabemos la ética debe de ser el pilar fundamental de todo abogado.
Nos podemos preguntar ¿cuál es el rol de los colegios profesionales y de sus tribunales
de la ética?, para ello debemos de recordar un poco de la historia y remontarnos a la
creación de estos, que origino tantas resistencias, justificándolos insistentemente a
partir de la importancia de controlar la actuación de los abogados.
Hoy en día los colegios colegios parecen preocuparse mas por perseguir la falta de
pago de los bonos de actuación que por las reales faltas a la ética, a tal punto que una
enorme proporción de las sanciones que se aplican a los abogados se deben a la falta
de cumplimiento de aquella obligación en la que tienen que pagar por colegiarse, es
decir el control es inexistente, y volvemos a caer en la misma pregunta, ¿De qué
manera sancionan las conductas incorrectas de los abogados en el ejercicio de la
profesión?, porque es evidente que si son un ente controlador deberían conocer la
forma en que cada abogado ejerce y de esa manera pues sancionar, para que cesen
las críticas y la profesión recupere su lugar en la estima social como ha sido siempre,
una de las más honorables profesiones desde tiempos antiguos.
Resulta relativamente obvio que en todas las profesiones sus miembros deben moverse
con apego a las reglas éticas que las rigen. Pero en el caso de la abogacía, por la
delicada función que implica ser auxiliar en la administración de la Justicia, no
respetarlas puede transformar un noble ejercicio en todo lo contrario, un verdadero
desorden social donde lo que más importa es el dinero y siempre ir por encima de los
demás colegas, haciendo crecer mi ego y arrastrando la profesión hacia un precipicio
del que será imposible salir.
Me gusta una frase célebre del gran hombre que nos dejó uno de los más grandes
aportes a los abogados; la cual reza lo siguiente, “Como ética la abogacía es un
constante ejercicio de la virtud. Éste puede hacer de su cometido, se ha dicho, la más
noble de todas las profesiones o el más vil de todos los oficios” Eduardo J. Couture.
En efecto cada día los abogados pueden encontrarse frente a este tipo de situaciones
en los que de una manera muy evidente la codicia puede pasar frente a sus ojos y
desequilibrar su convencimiento de luchar por la justicia y posiblemente correr el riesgo
de caer en ese círculo vicioso, pero será tarea de cada uno de los que ejercen esta
profesión, hacer uso de sus valores morales y éticos, al mismo tiempo que revisaran en
su interior y sacaran de su fuerza interior para enfrentar este tipo de situaciones y poder
decir no a la corrupción y afianzar aún más su principios morales y éticos que al final
serán los que hablaran por él y le ubicaran en una posición estable en la sociedad.
De modo que es imposible hablar de un concepto absoluto de moral, sino que por el
contrario es algo que se caracteriza por variar según la escala de valores con la que
cada sujeto individualmente considerado se ha desarrollado en su entorno; y cree
necesarios para realizarse como persona dentro del conglomerado social y a su vez
como individuo, y en los abogados no funciona de manera diferente, ya que esto
funciona de la misma manera para todos los individuos en la sociedad.
Ahora, caso especial resulta la ética, ya que esta en ningún momento puede ser
separada de la mora, sino que van siempre unidas complementándose mutuamente, y
puede ser definida como una ciencia regulativa de la conducta humana, en conformidad
con los principios fundamentales de la razón, y las exigencias de la naturaleza personal
del ser humano, en orden a su propio fin.
Pero de lo anterior es necesario considerar dos aspectos que suman en gran manera
como ser: la centralidad de la persona y la referencia al actuar humano que conforma la
razón. Ahora bien si nos ubicamos en un plano jurídico procesal, específicamente
tomando como referencia el código de ética del profesional del derecho Hondureño, el
deber ético del abogado se ve estructurado por varios principios como lo son la buena
fe, la lealtad entre las partes, transparencia y principalmente en el principio
constitucional y legal del debido proceso, del cual se desprenden además todo el
conjunto de garantías que deben ser respetadas a cualquier individuo cuando acude
ante la administración de justicia y nosotros desde ya debemos ir poniendo en práctica
todos esos principios a fin de tomar conciencia de la realidad actual e intentar comenzar
por efectuar un cambio en el sistema en el que los abogados son muy mal catalogados
o cuestionados moralmente por la ciudadanía que al final es la que les sostiene.
No cabe ni la más mínima posibilidad que si quedamos mal con nuestro cliente, este
nos recomiende o hable muy bien de nosotros como abogados, por lo tanto debemos
de cuidar cada una de nuestras acciones para evitar que nuestro prestigio y el de
nuestra amada profesión se vaya al piso, y al contrario tratar siempre de darle un
impulso y tratar de cambiar la manera en que la sociedad se expresa de nosotros los
abogados, si bien, la parte interesada espera que su representante ante la
administración de justicia haga todo cuanto esté a su alcance para que se pueda tutelar
el derecho que reclama, y aunque desde el principio nosotros hayamos sido sinceros al
explicar las diferentes posibilidades que pudiesen resultar en torno al caso.
Debemos luchar por que nuestro cliente salga vencedor, pero, sin dejar de lado la
justicia, que es por lo que se debe luchar siempre, y además debemos hacerlo única y
exclusivamente por medios conforme a derecho y guardando un profundo respeto
frente a los principios enunciados anteriormente.
Esta claro que las conductas descritas anteriormente, si bien no solo constituyen una
falta de disciplina al ejercicio de la profesión ya que son conductas que afectan de
forma grave a la sociedad y por ende tipificadas como conductas punibles dentro de lo
que es el código penal.
Por todas estas situaciones se ha llegado a pensar que esta profesión sea vuelto para
algunas una maquina de hacer dinero mas que una guía insustituible en la búsqueda de
justicia ya que el comportamiento de algunos abogados evidencia que desconocen las
mas elementales normas de ética, afectando la reputación de todo el gremio de lo que
hoy en día ejercen esta profesión. Entonces resulta hasta patético reconocer que
existen normas y un ente regulador al respecto que no hace nada para beneficio de lo
que es la profesión, y para lograr un cambio en la opinión critica de la sociedad que
señala todas aquellas conductas correctas pero con justa razón.
Bibliografía
(30 de abril de 1966). Obtenido de https://www.icj.org/wp-content/uploads/2015/03/Honduras-codigo-
etica-legal-professionals.pdf