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Del corazón del pastor

Dios utiliza los tiempos oscuros para ayudarnos a ver la


necesidad que tenemos de Él.
Febrero 2022

Los momentos oscuros, aquellos cuando no podemos ver lo


que está pasando, son algunos de los más angustiosos en la
vida.
Ha habido muchas veces en las que he clamado al Señor
preguntándole la razón de algún problema. Sin embargo, a
pesar de todas mis súplicas, Él permaneció en silencio. Se
puede sentir como caminar a través de un túnel largo y
lúgubre sin luz al final de él.
Estoy seguro de que ha tenido experiencias similares,
cuando las pruebas y el sufrimiento le han hecho
preguntarse dónde está Dios y qué está haciendo. Puede que
incluso se haya sentido como Job, que anhelaba los días más
felices del pasado:
“¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en
los días en que Dios me guardaba, cuando hacía
resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo
caminaba en la oscuridad” (Job 29.2, 3).
Enfrentarse a esos momentos es difícil, pero es uno de
los métodos que Dios utiliza para enseñarnos quién es Él
y cómo actúa.
No hay nada malo en preguntarle por qué estamos pasando
por desafíos, pero debemos darnos cuenta de que el Señor
no está obligado a darnos una explicación. Y he descubierto
que las veces que lo hace, por lo general no es cuando se lo
pido, sino en un momento posterior. A veces, tendremos que
esperar hasta llegar al cielo.
Por mucho que anhelemos entender todo lo que sucede en
nuestras vidas, los pensamientos y los caminos de Dios son
tan superiores a los nuestros que a menudo están más allá de
nuestra comprensión (Is 55.8, 9).
Sin embargo, Él siempre nos dará suficiente instrucción y
aliento en su Palabra para ayudarnos a caminar en victoria
con Él a través de los períodos difíciles.
Las tribulaciones revelan el lugar que Dios ocupa en
nuestras vidas.
¿Es Él nuestra máxima prioridad, o es nuestro último
recurso? Es lamentable que muchos cristianos estén tan
absortos en sus propias actividades y responsabilidades que
no tengan tiempo para el Señor, a menos que haya una
emergencia.
Dios utiliza los tiempos oscuros para ayudarnos a ver la
necesidad que tenemos de Él. Permita que la oscuridad le
motive a acercarse a Él, en lugar de alejarse.
Comience hoy a construir un fundamento que le
estabilice en los momentos oscuros de la vida.
Puede hacerlo al buscar al Señor. El Salmo 105.4 dice:
“Buscad a Jehová y su poder; buscad siempre su rostro”.
Esto significa que, tanto en los momentos buenos como en
los malos, debemos esforzarnos por conocer más a Dios,
amarlo más a profundidad y obtener una mayor
comprensión de sus caminos.
La salvación es solo el comienzo de una relación con el
Señor. Él tiene mucho más reservado para aquellos que lo
buscan, y su Palabra explica cómo hacerlo.
En primer lugar, debemos buscar al Señor con todo
nuestro corazón. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque
me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer 29.13).
Esto no se refiere a un interés casual por Dios. Significa que
Él es nuestra máxima prioridad, la persona más importante
en nuestra vida. Es una búsqueda motivada por el amor y el
anhelo de una relación más profunda con Él.
La atención se centra en quién es el Señor, no en lo que
puede hacer por nosotros.
Una búsqueda sincera de Dios no puede ir acompañada por
la tolerancia al pecado (Is. 55.6, 7). Esto no significa que
jamás volveremos a pecar, sino que a medida que
busquemos al Señor lucharemos por superar nuestras
debilidades en lugar de limitarnos a ceder ante ellas.
Debemos estar dispuestos a librar nuestras vidas de
cualquier cosa que no se ajuste a nuestra identidad como
seguidores de Cristo.
Debemos buscar a Dios con diligencia. “Me hallan los
que temprano me buscan” (Pr 8.17b).
Debido a que hay mil cosas que dividen nuestras mentes y
consumen nuestro tiempo, tendremos que hacer un esfuerzo
consciente para darle al Señor el primer lugar. Esto requerirá
un sacrificio: dejar de lado otras actividades para pasar
tiempo con Dios.
Por lo general, estamos dispuestos a hacerlo por otras
actividades que valoramos, como cultivar un pasatiempo o
mantener nuestra salud. ¿Estamos dispuestos a dedicar
también tiempo y esfuerzo al estudio de la Biblia y a la
oración, en nuestra búsqueda de una relación más profunda
con el Señor?
Debemos buscar a Dios con fe. “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca
a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que
le buscan” (He 11.6).
Siempre debemos acudir al Señor con fe, confiando en que
Él hará lo que dice. Debemos comprender cuánto nos ama y
creer que podemos confiar en Él en cada situación, porque
Él ha prometido que todo lo hace para nuestro bien (Ro
8.28).
Una vida dedicada a buscar a Dios no es solo para personas
como los pastores. Está disponible para todos sus hijos.
Todo creyente puede acercarse al Señor con confianza. ¿No
sería bueno empezar ahora?
Buscar al Señor es como venir a una mina de oro en
busca de un tesoro.
Nunca llegará al fondo, pero cuanto más cave, más profundo
querrá ir. Y la maravillosa noticia es que ahí es donde se
encuentra nuestra paz. A medida que profundice en su
presencia, se acercará a Aquel que le da fuerza y estabilidad
en los momentos difíciles: “Él solamente es mi roca y mi
salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho” (Sal 62.2).
Busque al Señor y permanezca para siempre en Él. Así es
como se superan los momentos más oscuros de la vida.
Podrá pasar por diversas pruebas, pero nunca se desesperará
del todo cuando descanse en Dios.

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