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La Sanidad permanece establecida por siempre

Kenneth Hagin Jr.

Contenido
1. La Sanidad en la Redención: Una Realidad del Tiempo Presente
2. Teniendo Fe en un Dios Fiel
3. Sanidad en la Iglesia hoy en día
4. La Sanidad Divina está disponible para el pueblo de Dios hoy en Día
Capítulo 1
La Sanidad en la Redención: Una realidad del tiempo presente
Probablemente una de las principales preguntas que los creyentes se hacen hoy
en día es si es o no la voluntad de Dios sanar. La pregunta no es si Dios puede
sanar enfermedades y dolencias, sino si Dios está dispuesto y quiere sanar las
enfermedades y dolencias.
¿Es la voluntad de Dios sanar? ¡Con toda seguridad la respuesta es si! La Biblia
nos dice que la sanidad es la voluntad de Dios. La sanidad es un asunto que
permanece establecido para siempre, porque La Palabra de Dios permanece
establecida para siempre.
SALMO 119:89 Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.

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La Biblia nos dice que Dios trató con el problema del pecado de la humanidad al
enviar a su Hijo Jesús para ser nuestro Sacrificio y Substituto; Isaías 53:5 dice:
"{...}él [Jesús] herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados{...}". Y Primera de Pedro 2:24 dice: "quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero{...}". Pero ambas escrituras también
establecen que Dios trató con la enfermedad y las dolencias en la gran obra
substitutiva de Cristo en la Cruz por nosotros.

ISAIAS 53:4,5 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros


dolores [dolencias]; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y POR SU LLAGA FUIMOS
NOSOTROS CURADOS.
El versículo 5 dice: "{...} por su llaga SOMOS nosotros CURADOS". No dice que
puede que seamos sanados o que vamos a ser sanados en algún momento en el
futuro. ¡No, la Biblia dice que somos sanados! Ese es tiempo presente; eso
significa que la sanidad es una realidad ahora mismo. ¡Por Su llaga somos
nosotros curados! La sanidad es un hecho del tiempo presente, el cual ya está
establecido en la Palabra de Dios.
¿Qué significa que la sanidad es un hecho del tiempo presente? Déjeme darle un
ejemplo. Supongamos que usted le dijera a uno de los funcionarios de su ciudad,
por ejemplo, al alcalde: "Usted es el alcalde". Esto quiere decir que él es el
presente alcande, ¿correcto? Esto quiere decir que él tiene el título y ejerce el
oficio de alcalde ahora. Si él solamente estuviera postulado para el cargo de
alcalde, pero, usted creyera que él va a ganar las elecciones, le podría decir: "Tu
vas a ser el próximo alcalde". O podría decir: "Puede que tu seas el próximo
alcalde". Pero si él ya estuviera ejerciendo el oficio y ocupando el título de
alcalde, eso quiere decir que a él es el alcalde AHORA.
En la misma forma, Dios declara un hecho de tiempo presente con respecto a
nosotros en Su Palabra. ¡Su Palabra establece lo que somos ahora! El dice:
"Ustedes son curados". Eso es tiempo presente, no futuro. Isaías escribió estas

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palabras en Isaías 53:4,5 por inspiración del Espíritu Santo aun antes que Jesús
viniera a la tierra en carne para redimir a la raza humana. Por lo tanto, en la mente
de Dios, la obra de la redención ya era un hecho establecido.
Veamos en el Nuevo Testamento las escrituras equivalentes de Isaías 53:4,5.
MATEO 8:16,17 Y cuando llegó la noche, trajeron a él [Jesús] muchos
endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los
enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: EL
MISMO TOMO NUESTRAS ENFERMEDADES, y LLEVO NUESTRAS DOLENCIAS.
1 PEDRO 2:24 Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; Y POR CUYA HERIDA FUISTEIS SANADOS.
Jesús estaba cumpliendo la profecía de Isaías: "{...}por su llaga fuimos nosotros
curados", cuando sanó a los enfermos en Su ministerio terrenal (como vimos en
Mateo 8:16,17), aun antes de ir a la cruz y legalmente obtener nuestra redención.
Luego, el apóstol Pedro reafirma la voluntad de Dios con respecto a la sanidad en
1 Pedro 2:24: "{...}por cuya herida FUISTEIS sanados". Pedro fue un testigo ocular
de lo que tuvo lugar tal como fue descrito por Isaías. Pedro estaba presente
cuando los soldados romanos pusieron ésas heridas en la espalda de Jesús y lo
colgaron de la Cruz. Por cuanto él fue un testigo ocular de la agonía que Jesús
sufrió, ¡no es de extrañarse que él pudiera decir junto con Isaías: "Por Sus heridas
fuimos sanados"!
De acuerdo a la Palabra de Dios, Jesús no sólo murió y resucitó por nuestros
pecados, sino que Él también murió y resucitó por nuestras enfermedades y
dolencias. La sanidad nos pertenece así como nos pertenece la salvación. La
sanidad es parte y porción de nuestra redención.
Estudiando los Salmos, vemos de nuevo que la sanidad es uno de los beneficios
de la redención.
SALMO 103:1-3 Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo
nombre.Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus BENEFICIOS.
El es quien PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES, el que SANA TODAS TUS
DOLENCIAS.
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El versículo 3 dice que el Señor sana todas nuestras dolencias, no sólo unas pocas,
y no solo enfermedades menores. ¡El las sana TODAS! La palabra "todas" significa
que nada queda por fuera. Nada queda por fuera de la obra redentora de Cristo,
ni un dolor de cabeza, ni un dolor de estómago, ningún tipo de cáncer, ni ninguna
clase de problema cardíaco, ¡ninguna enfermedad o dolencia! En el plan de
redención de Dios, se ha tratado con cada enfermedad y dolencia!
La Voluntad de Jesús para Sanar
Veamos otro pasaje de la Escritura que ilustra más ampliamente la voluntad de
Dios con respecto a la sanidad.
LUCAS 5:12,13 Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un
hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra
y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo
él la mano, le tocó, diciendo: QUIERO; SE LIMPIO. Y al instante la lepra se fue de
él.
El asunto en cuanto a la voluntad de Dios para sanar es contestado en forma muy
explícita en este pasaje de la Escritura. Cuando el leproso le preguntó a Jesús
específicamente acerca de Su voluntad para sanar, Jesús respondió: "¡QUIERO!".
La Nueva versión Internacional 1995 dice: "...'Señor, si quieres, puedes limpiarme'.
Jesús extendió su mano y tocó al hombre. 'Si quiero' - le dijo -. '¡Queda limpio!' Y
al instante se le quitó la lepra" (vv. 12,13).
En el verso 12 en la Versión Reina-Valera 1960, note que dice que el hombre
estaba lleno de lepra, indicando que el hombre tenía lepra en su estado terminal.
La lepra es una enfermedad espantosa que deforma y mutila el cuerpo a medida
que progresa. Podemos deducir por este pasaje que por cuanto el hombre estaba
lleno de lepra, la enfermedad, en ese momento, estaba probablemente más
avanzada que tan solo una simple mancha en su brazo o pierna. No obstante, con
una frase de los labios del Maestro: ¡"{...}sé limpio{...}", el leproso fue sanado!
Como leproso, este hombre era considerado inmundo y de acuerdo a la ley judía
él era desterrado por causa de su enfermedad. El no podía vivir entre otros que
estaban saludables y sanos, y si era visto en público, tenía que gritar: "¡Inmundo!,
¡inmundo!". De manera que, realmente, cuando el leproso se lanzó a los pies de

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Jesús, él estaba desafiando la leyes y costumbres judías, y se estaba arriesgando
a ser matado por quebrantar la ley. Pero él había escuchado acerca de Jesús y los
milagros que realizaba, así que este leproso le rogó a Jesús que lo sanara. Pero el
punto es que cuando el leproso le preguntó a Jesús específicamente acerca de Su
voluntad para sanarle, Jesús respondió: "¡QUIERO!; ¡SE LIMPIO!" (Lucas 5:13). La
Nueva Biblia Inglesa traduce este pasaje así: "De hecho, quiero; sé limpio otra
vez". De esta escritura, podemos ver claramente que Jesús demostró
completamente Su voluntad para sanar.
Es evidente que el leproso había escuchado de las sanidades que Jesús había
realizado porque cayó a sus pies, diciendo: "Si quieres, puedes sanarme". Por lo
tanto, el leproso sabía que Jesús tenía el poder para sanar; él nunca puso en duda
la habilidad de Jesús o Su poder para sanar. Sin embargo, el leproso cuestionó la
voluntad de Jesús para sanar; dijo: "{...}Señor, si QUIERES, puedes limpiarme"
(Lucas 5:12). Pero una vez que Jesús estableció la posición de Su voluntad para
sanar diciendo: "...Quiero; sé limpio...", ¡el leproso recibió su sanidad y la lepra le
dejó!
La mayoría de Cristianos hoy día no tienen problema en ver a Jesús como El
Sanador en Su ministerio terrenal. Ellos no ponen en duda que Él estaba ungido
por Dios y que tenía el poder para sanar enfermedades y dolencias. La mayoría
de Cristianos ni siquiera cuestionan tanto la habilidad de Jesús para sanar las
personas hoy en día, como lo hacen con Su voluntad para demostrar ese poder
sanador a favor de ellos.
Sin embargo, cualquier duda en cuanto a la voluntad de Jesús para sanar es
respondida muy vivamente en esta historia del leproso en Lucas capítulo 5. Y
como Jesús no ha cambiado y estuvo dispuesto a sanar en ese entonces, Él está
dispuesto para sanar ahora.
HEBREOS 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
Es razonable pensar que si Jesús estuvo dispuesto a sanar a la gente en Su
ministerio terrenal, ¡Él está dispuesto a sanarnos hoy! Necesitamos tener fe no
sólo en el poder y la habilidad de Jesús para sanar sino también en Su voluntad y
compasión para sanar. No debemos cuestionar más si Jesús quiere o no sanarnos

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porque El es el mismo ayer, hoy y por siempre. ¡El no ha cambiado! ¡El aún está
diciendo: "Quiero"!
Desarrollando una Fe inconmovible
Pero una vez que conocemos la voluntad de Dios con respecto a la sanidad – que
la sanidad es la voluntad de Dios - podemos estorbar nuestras propias oraciones
con las palabras destructoras de fe: "Si es Tu voluntad". Terminar una oración por
sanidad con las palabras: "Si es Tu voluntad", cuando la Escritura claramente
enseña que es Voluntad de Dios sanar, es orar en duda e incredulidad porque esto
quiere decir que no estamos acercándonos a Dios basados en la autoridad de Su
Palabra escrita. Y mientras que estemos en duda e incredulidad no podemos
recibir sanidad ni ninguna otra bendición de Dios.
SANTIAGO 1: 6,7 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra.No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
La razón por la cual muchas personas no están recibiendo lo mejor del Cielo es
porque están mitad en fe y mitad fuera de fe, por así decirlo. En otras palabras,
¡ellos no están realmente seguros qué creen! No están realmente confiados en la
integridad de la Palabra de Dios. Un día, los podría oír hablando la Palabra y
proclamando la victoria, y al día siguiente los podría oír hablando duda e
incredulidad. Pero la Biblia dice aquí en el capítulo 1 de Santiago que el que duda
no recibirá cosa alguna del Señor.
Su fe en la Palabra de Dios debe ser firme e inconmovible. Usted puede
desarrollar una fe firme e inconmovible en la Palabra de Dios por medio de oírla,
meditar en ella y establecer en su corazón la absoluta integridad de la Palabra.
Esta es la única manera en la que obtendrá fe ya que la Biblia dice: "{...}la fe es por
el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Ro. 10:17). Cuando la Palabra de Dios llega
a estar firmemente establecida en su corazón, no tendrá ningún problema en
creer a Dios por sanidad y en apropiarla para sí mismo, porque la Palabra de Dios
permanece establecida para siempre en cuanto a la sanidad.
Una forma en que los Cristianos, incluyendo ministros del evangelio, demuestran
su falta de fe es cuando oran por sanidad diciendo: "Si es tu voluntad". La gente,

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por lo general, hace esto porque están basando sus oraciones en la oración de
Jesús a Dios en el huerto de Getsemaní justo antes de ser traicionado y crucificado.
Jesús oro: "{...}Padre, SI QUIERES, pasa de mi esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42; ver también Mt. 26:42,44 y Marcos 14:35,36).
Ellos concluyen que por cuanto Jesús oró de esa forma, entonces debe ser
escritural orar: "Si es Tu voluntad".
Sin embargo, en el huerto de Getsemaní Jesús estaba orando una oración de
consagración - una oración de sujeción para hacer la voluntad de Dios. Esa es la
única razón por la que oró: "Si es Tu voluntad". Jesús le dijo al Padre: "No se haga
mi voluntad, sino la tuya". Jesús estaba angustiado en su alma al orar: "Padre, si
quieres, pasa de Mi ésta copa; pero no se haga Mi voluntad sino la Tuya" (Lucas
22:42). La oración de Jesús no tuvo nada que ver cuestionar la voluntad de Dios
en cuanto a su disposición para sanar. Esa fue una oración de sujeción y
dedicación a Dios. Jesús estaba simplemente reafirmando su compromiso para
obedecer voluntariamente la voluntad de Dios sin importar, personalmente,
cuanto sufrimiento le costaría.
Usted no tiene que orar: "Si es Tu voluntad" cuando la voluntad de Dios ya está
establecida y revelada en Su Palabra. Por ejemplo, usted ya conoce la voluntad
de Dios con respecto a la sanidad por cuanto ya tiene su Palabra al respecto, usted
tiene escrituras específicas en las cuales basar su fe. La voluntad de Dios con
respecto a la sanidad está plenamente establecida en su Palabra. La Palabra de
Dios es la voluntad de Dios.
Escuché acerca de una joven Cristiana que estaba ayunando, orando y buscando
a Dios para ver si debía o no casarse con cierto hombre que no era Cristiano. Ella
oró: "Señor, si es Tu voluntad, déjame casarme con este hombre". Pero ella ya
tenía la voluntad de Dios en este asunto porque tenía la Palabra de Dios al
respecto. La Biblia dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos{...}" (2
Co. 6:14). Este hombre era un incrédulo y ella era una creyente, así pues, no
necesitaba ayunar y orar para saber la voluntad de Dios; Su voluntad ya estaba
plenamente establecida en Su Palabra con respecto a su situación y todo el ayuno
y la oración del mundo no iban a cambiarla. Es diferente cuando una pareja ya
está casada y uno de ellos recibe salvación; la Biblia también aborda esa clase de
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situación. ¡Pero de acuerdo a la Palabra de Dios un Cristiano soltero o una
Cristiana soltera, no debe casarse con alguien no salvo, punto!
De hecho podemos incluir la palabra: "Si" cuando oremos acerca de asuntos
donde la voluntad de Dios no ha sido revelada específicamente en cuanto a
nuestra situación. Por ejemplo, podemos estar orando por dirección y guía en un
área en particular de nuestra propia vida. Por ejemplo, la Biblia no da dirección
específica en cuanto a en qué ciudad debemos vivir, o a qué iglesia debemos
pertenecer. En situaciones como éstas, sería correcto orar: "Si es Tu voluntad",
porque la voluntad de Dios en esa situación no nos ha sido revelada
expresamente en Su Palabra.
Sin embargo, cuando sabemos lo que la Palabra de Dios tiene que decir acerca de
nuestra situación, todas las dudas deben ser resueltas. ¡Y ciertamente no
tenemos por qué dudar de la voluntad de Dios con respecto a la sanidad porque
ya tenemos su Palabra al respecto! ¡La sanidad es un asunto que permanece
establecido para siempre!

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Capítulo 2
Teniendo Fe en un Dios Fiel
Como padre, si usted le dice a sus hijos que va a darles un regalo y ellos viene más
tarde rogándole por aquello que ya les prometió, usted se molestaría con ellos.
Por sus acciones ellos estarían diciendo: "Sabemos que dijiste que lo harías, pero
no creemos que lo harás!". Esto es básicamente lo que le hacemos a Jesús nuestro
Sanador cuando concluimos nuestras oraciones por sanidad con la frase: "Si es Tu
voluntad". Jesús ya nos dio Su Palabra acerca de la sanidad: "!Por su llaga somos
nosotros curados!".
En vez de basar nuestras oraciones por sanidad en la forma cómo Jesús oró en el
huerto de Getsemaní: "Si es Tu voluntad", ¿por qué no basamos nuestras
oraciones por sanidad en la forma como Jesús oró por sanidad? De hecho, si nota
la forma cómo Jesús ministró a los enfermos en su ministerio terrenal, encontrará
que la mayoría de veces Él ni siquiera oró por su sanidad; El sólo habló las palabras
pertinentes: "¡Sé sano!", y los enfermos fueron sanos; sin embargo, Jesús sí oró
cuando levantó a Lázaro de los muertos. Jesús dijo: "{...}Padre, gracias TE doy POR
HABERME OIDO" (Juan 11:41). Después, Jesús ordenó: "{...}Lázaro, VEN
FUERA{...}" (v. 43). Y si estudia las diferentes historias de sanidad en los cuatro
evangelios, notará que Jesús nunca rechazó a nadie que viniera a Él para recibir
sanidad. No encontrará ni una sola vez a Jesús orando a Dios: "Padre, sana a esta
persona si es Tu voluntad". ¡Jesús nunca oró en esa forma porque Él ya conocía
la voluntad de Dios en el área de sanidad!
Por supuesto, los opositores de la sanidad divina siempre podrán citar casos de
enfermos por quienes se oró para sanidad pero que no la recibieron. Cuando las
personas no son sanadas, muchos concluyen automáticamente: "Bueno, debe ser
la voluntad de Dios que yo esté enfermo". Pero, ¡no es extraño que luego ellos
hacen una cita con el médico para conseguir algún medicamento para poder
mejorar y salirse de la voluntad de Dios! Pues, si no es la voluntad de Dios sanar -
si es la voluntad de Dios para su pueblo que esté enfermo - ¡entonces, de acuerdo
a esa forma de pensar, los enfermos necesitan orar por más enfermedad para que
puedan estar seguros de estar en la perfecta voluntad de Dios!

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Usted podría decir: "¡Eso suena ridículo!"; ¡Sí, de hecho lo es! Pero dije esto para
ayudarle a ver lo absurdo de algunas de las enseñanzas que oímos en el cuerpo de
Cristo hoy en día que tratan de probar que la sanidad divina no es la voluntad de
Dios para nosotros o que no es para nosotros actualmente.
La sanidad es la voluntad de Dios porque la Palabra de Dios dice que lo es, y es
imposible que Dios mienta (Números. 23:19). La voluntad de Dios para nosotros
es que estemos bien, sanos, felices y bendecidos porque la Biblia dice que Dios en
nuestro Padre celestial, y como padre, Él nos ama y sólo quiere lo mejor para
nosotros.
MATEO 7: 7-11 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra?¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo
malos [o naturales], sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿CUÁNTO MAS
VUESTRO PADRE QUE ESTA EN LOS CIELOS DARA BUENAS COSAS A LOS QUE LE
PIDAN?
Mucha gente cree que Dios aflige la gente con enfermedades y dolencias para
disciplinarles o para enseñarles una lección. ¿Pero, cuántos de ustedes que son
padres disciplinarían a sus niños enfermándolos? Si pudiera, ¿conseguiría algún
cáncer y lo inyectaría en sus hijos y les diría: "Ahora, voy a enseñarles unas cuantas
cosas"? ¡Por supuesto que no! Además, si usted hiciera eso, le garantizo que
pasaría unos cuantos años tras las rejas! Pues la Biblia dice que si los padres
naturales saben cómo dar buenas dádivas a sus hijos, cuánto más sabe Dios
nuestro Padre celestial cómo dar buenas dádivas a sus hijos! Aún así, nuestro
Padre celestial es acusado de darle a sus hijos cáncer, tuberculosis y cada tipo de
dolencia y en enfermedad que usted pueda pensar. ¡Esa clase de pensamiento ni
siquiera tiene sentido!
SANTIAGO 1:17 Toda BUENA DÁDIVA y todo DON PERFECTO desciende de lo
alto, DEL PADRE DE las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Podemos ver fácilmente por esta escritura que es Dios quien ha provisto las
diversas maneras para ser ayudados, sanados y bendecidos en este reino natural

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en que vivimos. Dios no se opone a que las personas obtengan sanidad mediante
medios naturales; mediante la ciencia médica, por ejemplo. Pero, por otra parte,
como su Palabra lo establece claramente, ¡también ha provisto los medios por los
cuales Su pueblo puede recibir sanidad divina! Dios es el autor de ambas formas
de obtener sanidad.
Es extraño que casi nunca cuestionemos la palabra del médico cuando él nos dice
que tomemos cierta medicina para que nos mejoremos. Y casi nunca
cuestionamos el recibir nuestra sanidad mediante algún otro método natural tal
como mejorar nuestros hábitos alimenticios y descansar el tiempo apropiado cada
día. La mayoría de las personas tomarán el consejo de un médico, o comenzarán
a mejorar su dieta y a dormir lo suficiente para recuperarse de alguna molestia o
para ayudarse a estar bien y fuertes. ¡Pero cuando se trata de apropiarse de la
sanidad divina, algunas veces dudan o cuestionan si funcionará o no para ellos!
Los medios naturales para obtener sanidad son buenos y beneficiosos. Pero en
algunos casos, sólo hay un tanto que la ciencia médica puede hacer; a veces los
doctores tienen que decirle a sus pacientes que no hay nada más que la ciencia
médica pueda hacer por ellos. ¡Pero, gracias a Dios, conocemos al Gran Médico!
¡El es nuestro sanador y siempre nos sana cuando venimos a Él en fe de acuerdo
a Su Palabra!
No estoy en contra de los hospitales o de los médicos. Doy gracias a Dios por lo
que la ciencia médica y los médicos pueden hacer para ayudar a la humanidad que
sufre. Pero también doy gracias a Dios por la sanidad divina porque hay ciertos
casos en lo natural en que los médicos llegan a una callejón sin salida, por así
decirlo. Pero con Jesús, nuestro Gran Médico, ¡no hay callejones sin salida! La
Biblia dice: "{...}Si puedes creer, al que cree todo le es posible" (Marcos 9:23).
Sabemos por la Palabra que Dios es el dador de toda buena dádiva. Dios no sólo
proveyó sanidad divina para Su pueblo, sino que también ha provisto medios
naturales para que el hombre sea ayudado. Sabemos que es Dios quien da a los
médicos y a los científicos el conocimiento y la habilidad para desarrollar la
medicina y los procedimientos médicos que salvan incontables vidas. Sabemos
que el diablo ciertamente no está ayudando al hombre a desarrollar medicina que
ayude a la gente y salve vidas, puesto que eso sería contrario a la Biblia. La Biblia
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dice que el diablo es nuestro adversario u oponente y que él: "{...}como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien DEVORAR" (1 Pedro 5:8). ¡Juan 10:10
también nos muestra en qué esta ocupado el diablo!
JUAN 10:10 El ladrón no viene sino para HURTAR y MATAR y DESTRUIR; yo
[Jesús] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Dios ha provisto el recurso de la ciencia médica mediante la cual la raza humana
pueda recibir ayuda y sanidad para el cuerpo físico. Sabemos esto gracias a
Santiago 1:17 que dice que toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de
Dios, de lo alto; y los médicos y la ciencia médica ciertamente son un beneficio
para la humanidad. De manera que es Dios quien estableció los medios a través
de los cuales la raza humana puede ser ayudada por medio de la ciencia médica.
La Sanidad: idea de Dios, no de los hombres
Estudiando el Antiguo Testamento, también tenemos que darnos cuenta de que
fue idea de Dios y no de los hombres, establecer un estatuto de sanidad divina
para Su pueblo. Fue entonces cuando Dios se reveló a Sí Mismo como nuestro
Médico, como Jehová Rapha, "El Señor que sana".
ÉXODO 15:22-26 E hizo Moisés que partiese Israel del mar Rojo, y salieron al
desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.Y llegaron
a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso
le pusieron el nombre de Mara.Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y
dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un
árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y
ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu
Dios... ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré [permitiré]
a ti; porque YO SOY JEHOVA TU SANADOR.
Los israelitas estaban saliendo de Egipto donde habían estado en cautividad y
sujetos a la esclavitud cruel por parte del Faraón y de los egipcios. Estaban de
camino a la tierra prometida, y en su jornada se aventuraron al desierto de Shur y
permanecieron allí tres días sin agua. Luego, cuando vinieron a Mara y hallaron
agua, no pudieron beberla porque era amarga. Moisés clamó al Señor, y el Señor
le mostró un árbol y le dijo que lo arrojara al agua. Cuando el árbol se hundió en

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el agua, el agua se volvió dulce para que los hijos de Israel pudieran beberla (Ex.
15:25).
El árbol que Moisés echó en el agua es una semejanza o tipo de la cruz en la que
Cristo murió, la Cruz del Calvario. En muchas partes de la Biblia el agua representa
a la gente. ¿No es interesante que en la misma forma en que el árbol fue
sumergido en las aguas de Mara y usado para sanar las aguas, Jesucristo, quien
muríó en la cruz y se levantó de los muertos ¡fue "sumergido en las aguas" de la
humanidad, por así decirlo, para obtener nuestra sanidad y nuestra redención!
ÉXODO 15:26 ...Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo
recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos
sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré
[permitiré] a ti; porque YO SOY JEHOVA TU SANADOR.
En Éxodo 15:26 Dios estableció un estatuto de sanidad para Su pueblo. En ninguna
parte de la Biblia dice que este estatuto de sanidad divina haya sido revocado,
cambiado o alterado. De hecho, Malaquías 3:6 dice: "{...}Yo Jehová no
cambio{...}". El Señor nunca ha cambiado de parecer o Su voluntad con respecto
al estatuto de sanidad divina. Cuando Dios hace un pacto o un acuerdo con Su
pueblo, Él se atiene a ese pacto hasta cuando sea revocado, suspendido o
reemplazado por otro mejor. Por lo tanto, como la sanidad se encuentra también
en el Nuevo Testamento, sabemos que el pacto de sanidad de Dios está aún
vigente hoy en día. Además de eso, por cuanto Dios estableció un estatuto de
sanidad con Su pueblo, los hijos de Israel, y la Biblia dice que Dios nunca cambia,
sabemos que la sanidad está disponible para Su pueblo hoy en día. ¡Realmente,
por causa de la obra redentora de Cristo, la Biblia dice que nosotros tenemos un
mejor pacto que el que los israelitas tuvieron, establecido sobre mejores promesas
(Hebreos. 8:6)!
Su Parte para Recibir Sanidad
"Si, pero yo conozco a alguien por quien se oró por sanidad y no se sanó", se le
oye decir a algunas personas. Pero sólo porque alguien deja de recibir sanidad,
eso no quiere decir que la Palabra de Dios sea falsa o que el pacto de Dios de
sanidad no esté vigente hoy. No sé por qué algunas personas reciben su sanidad

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y otras no. En algunos casos, simplemente no sabemos todo lo que hay que saber.
Sin embargo, sé que una persona debe mezclar la fe con al Palabra para recibir
sanidad o cualquier bendición o promesa de Dios.
HEBREOS 4:2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva
como a ellos; pero no les aprovechó el oír la Palabra, por NO IR ACOMPAÑADA
DE FE en los que la oyeron.
En otras palabras, si necesitamos sanidad, nuestra fe tiene algo que ver con recibir
sanidad de Dios porque la Palabra de Dios siempre funcionará cuando actuamos
en ella en fe. Sólo porque alguien dejó de recibir sanidad, eso no cambia el hecho
de que la sanidad nos pertenece y que es la voluntad de Dios que caminemos en
salud divina.
Muchas veces no entendemos por qué algunos buenos Cristianos se enferman y
en vez de recibir sanidad, mueren y van a estar con el Señor. De la misma manera,
puede que tampoco entendamos por qué no todos son salvos; pero sea que
entendamos o no por qué algunas personas escogen no aceptar su salvación, la
Biblia aún enseña que la salvación está disponible para todos. Puedo que no
entendamos por qué las cosas suceden como suceden, pero falta de
entendimiento de nuestra parte no desacredita la Palabra de Dios. La Palabra
dice: "{...}creed que lo recibiréis, y os VENDRA" (Marcos 11:24).
De vez en cuando, puede haber personas a quienes impongo manos para ser
sanadas, quienes dejan de recibir su sanidad. Pero no voy a dejar de imponer
manos sobre las personas y de orar por su sanidad porque algunos dejan de
recibirla. Voy a seguir imponiendo manos sobre los enfermos porque La Biblia
dice que los creyentes impondrán manos sobre los enfermos, y sanarán (Marcos
16:18), y porque Dios me ha ungido para ministrar a los enfermos.

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Capítulo 3
La Sanidad en la Iglesia hoy en día
Hay evidencia a través de las páginas de la Palabra de Dios de que la sanidad nos
pertenece como creyentes hoy en día. En Deuteronomio capítulo 28, por ejemplo,
las bendiciones por guardar la leyes de Dios tanto como las maldiciones por
quebrantar las leyes Dios, están enumeradas. El verso 61 enumera las
consecuencias por quebrantar la Ley. Dice: "Asimismo TODA ENFERMEDAD y
TODA PLAGA que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti,
hasta que seas destruído". Gálatas 3:13, establece nuestros derechos y privilegios
en Cristo que incluyen la redención de la maldición de la ley: "Cristo NOS REDIMIÓ
de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición{...}". Entonces, por cuanto
toda enfermedad y toda plaga estaban incluidas en la maldición de la Ley, ¡Cristo
ha pagado el precio de toda enfermedad y toda plaga por nosotros en nuestra
redención! ¡"{...}el que sana TODAS tus dolencias" (Sal. 103:3)!
¿Qué cree usted?
Espiritualmente, hay básicamente tres clases o categorías de personas en el
mundo hoy. Número uno, están aquellos que rechazan completamente la sangre

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de Jesucristo como el único medio para la remisión de pecados. Número dos, hay
aquellos que aceptan la sangre de Jesús para la remisión del pecado solamente,
pero niegan que la obra redentora de Cristo incluye sanidad de enfermedades y
dolencias. En otras palabras, estas personas se detienen en "El es quien perdona
todas tus iniquidades{...}" (Sal. 103:3), pero pasan por alto la última parte del verso
que dice: "el que SANA todas tus DOLENCIAS"! Ellos tienen problemas para ver a
Jesús como el Sanador de dolencias. Él es su Salvador, pero o no han sido
enseñados correctamente, o sencillamente no creen el aspecto de sanidad de
nuestra redención.
Luego, número tres, hay quienes aceptan la Biblia como la Palabra inspirada de
Dios y creen que Jesús es el Redentor del pecado y de las enfermedades y
dolencias. Estas personas creen que nuestra redención incluye las bendiciones de
Dios: salvación , sanidad de las enfermedades y las dolencias, protección y vida
abundante, ¡y que estamos para disfrutar estas provisiones en tanto que estamos
acá en la tierra!
Recibiendo Sanidad por Fe
La Biblia es muy explícita acerca los beneficios de la redención incluyendo la
sanidad de las enfermedades y las dolencias así como la remisión y perdón de
pecados. Pero si uno de los beneficios de nuestra redención nos pertenece hoy
en día, en tal caso, todos los beneficios de la redención nos pertenecen
igualmente. Hay algunos Cristianos que van a través de la Biblia y toman
porciones de la Escritura, y dicen: "¡Esta es la voluntad de Dios para nosotros!"
Sin embargo, luego, escogen otras porciones de la Escritura y en efecto dicen:
"¡Esto no es para todos" o "Esta no es la voluntad de Dios para nosotros hoy". Si
ellos hacen eso, podrían también deshechar toda la Biblia ¡porque si parte de ella
no es verdad, entonces toda ella es una farsa! Pero, ¡gracias a Dios, toda la Biblia
es verdadera! La sanidad es para todos porque Dios no hace acepción de
personas. ¡Lo que Él ha hecho por alguien más, lo hará por usted! ¡Y podemos
estar seguros de que es la voluntad de Dios sanar a la gente hoy porque:
"Jesucristo ES el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (He. 13:8)! ¡La sanidad divina
está disponible para nosotros hoy!

17
Hemos visto la sanidad en el estatuto que Dios estableció para Su pueblo en
Éxodo 15:26 por guardar Su Ley y obedecer Su Palabra. También hemos visto la
sanidad en los beneficios de la redención que Dios ha provisto para Su pueblo.
Sabemos que Dios nunca cambia y que Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos
(Mal. 3:6; Heb. 13:8). Por lo tanto, necesitamos darnos cuenta que hoy la sanidad
es tan nuestra como lo fue para los hijos de Israel en el Antiguo Testamento. Hoy,
la sanidad es tan nuestra como lo fue para aquellos que vivieron en los tiempos
neotestamentarios cuando Jesús caminó sobre esta tierra. Y, hoy, la sanidad es
tan nuestra como lo fue para La Iglesia Primitiva.
Sin embargo, depende de nosotros si recibimos o no por fe aquellas cosas que nos
pertenecen en Cristo. Es cuando confesamos la Palabra de Dios continuamente y
creemos que recibimos las bendiciones que necesitamos, que "el interruptor de
fe" es encendido y el poder de Dios es liberado en nuestras vidas. ¡Dios pondrá
Su Palabra por obra en nuestras vidas si la creemos y actuamos en ella!

La sanidad en el ministerio de Jesús


Jesús es nuestro ejemplo. Por lo tanto, ya que Jesús creyó y predicó que la sanidad
es la voluntad de Dios para nosotros, debemos creer y predicar la misma cosa.
Vemos la sanidad demostrada en el ministerio de Jesús mientras que Él estaba en
la tierra. De hecho, mirando la vida de Jesús en los cuatro evangelios, notará que
una de las características más distintivas del ministerio de Jesús fue Su ministerio
de sanidad. Sí, el ministerio de enseñanza de Jesús también fue uno de los
aspectos más significativos de su ministerio terrenal, puesto que tenía que
enseñar continuamente a la gente para llevarlos a un lugar de fe de manera que
pudieran recibir su sanidad. Sabemos que la fe viene por el oír, y el oír, por la
Palabra de Dios, y Jesús le enseñó a la gente la Palabra; El proclamó el mensaje
del evangelio cuando iba de un lugar a otro enseñando a la gente (Romanos.
10:17).

18
LUCAS 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para
dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a SANAR a los quebrantados de
corazón; a predicar LIBERTAD a los cautivos, y VISTA a los ciegos; a PONER EN
LIBERTAD a los oprimidos;
Jesús no sólo enseñó, sino que la Biblia también dice que el Espíritu del Señor
estaba sobre Jesús para pregonar o predicar el evangelio. Lucas 4:18 es el mensaje
que Jesús le proclamó a la gente cuando entraba a las sinagogas para enseñar y
predicar. La enseñanza y la predicación del evangelio incluía enseñanza y
predicación acerca de sanidad divina como podemos ver en Lucas 4:18, porque el
mensaje del evangelio es también un mensaje de sanidad.
Otra razón por la que la sanidad fue una de las características más distintivas del
ministerio de Jesús, es que Jesús demostró lo que predicó y enseñó con señales
que le seguían. Sí, hubo otros maestros en los días de Jesús. Por ejemplo, los
rabies eran aquellos que podríamos llamar doctores de la Ley Judía , hombres muy
instruidos en todos los aspectos de la Ley Judía - y ellos también enseñaban en las
sinagogas. Pero lo que distinguía a Jesús de todos los otros maestros era el poder
y la demostración del Espíritu Santo en Su ministerio. La Biblia dice que Jesús:
"{...}recorrió Jesús toda Galilea, ENSEÑANDO en las sinagogas de ellos, y
PREDICANDO el evangelio del reino, y SANANDO TODA ENFERMEDAD y TODA
DOLENCIA en el pueblo" (Mt. 4:23). Hubo señales sobrenaturales y distintivas, que
incluían sanidades y milagros siguiendo el ministerio de Jesús a medida que
proclamaba la Palabra de Dios.
Sin embargo, aun cuando a todas partes donde Jesús fue proclamó: "El Espíritu
del Señor está sobre mí para sanar", hubo algunas personas que rechazaron su
mensaje. Por ejemplo, cuando Jesús sanó al paralítico que fue bajado por el techo
por otros cuatro, la Biblia dice: "{...} el poder del Señor estaba con él para sanar
[a todos ellos]" (Lucas 5:17). En otras palabras, ¡el poder sanador estaba en
manifestación para sanar a cada persona en esa casa, pero sólo un hombre
paralítico recibió su sanidad por fe!
Aun, Juan el Bautista, quien fue el precursor del ministerio de Jesús, llegó a un
punto en su vida cuando se preguntaba y dudaba si Jesús era realmente el por

19
tanto tiempo esperado Cristo. Si usted recuerda, cuando Jesús vino para ser
bautizado por Juan en el río Jordán, Juan mismo dijo: "{...}Yo necesito ser
bautizado POR TI, ¿y tu vienes a MI? (Mt. 3:14). Y, luego, el Espíritu Santo
descendió del cielo en forma como de paloma y vino sobre Jesús. Una voz vino
del cielo diciendo: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mt.
3:16,17). En otras palabras, Juan supo y abiertamente declaró que Jesús era el
Cristo. Y Juan fue el mismo quien había dicho previamente: "{...}viene uno más
poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado{...}"
(Lucas 3:16).
Sin embargo, más tarde, cuando Juan fue encarcelado por Herodes, él envió dos
de sus discípulos para preguntarle a Jesús: "{...}¿Eres tú aquel que había de venir,
o esperamos a otro?" (Mt. 11:3). La duda es uno de los más grandes enemigos
de la fe.
Note cómo le contestó Jesús a los discípulos de Juan cuando lo interrogaron
preguntando: "¿Eres tú el Cristo?". Jesús citó su ministerio de sanidad como una
prueba de que El era el Mesías.
MATEO 11:4,5 ...Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven,
los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son
resucitados, y a los pobres es anunciado el Evangelio;
Juan necesitaba ser animado en su fe en Jesús como el Mesías; su fe necesitaba
ser reavivada, por así decirlo. De manera que, para animar a Juan, Jesús
solamente les dio a sus discípulos la evidencia de las señales y prodigios
milagrosos que seguían Su ministerio como prueba de que El era y es el Mesías.
La Biblia dice: "{...}la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Ro. 10:17), y
es por eso que Jesús le envió palabra a Juan: ¡los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los
pobres les es anunciado el Evangelio!
La sanidad es una de las señales que sigue la predicación del Evangelio. En Su
ministerio terrenal Jesús predicó el Evangelio, por lo tanto, no es de extrañarse
que señales, prodigios y milagros poderosos siguieran Su ministerio. La Biblia
enseña que la predicación del Evangelio hará que el poder de Dios se manifieste y

20
la unción sanadora estará presente para sanar. Podemos ver que Jesús operó en
una fuerte unción sanadora en Su ministerio terrenal, puesto que El fue de aldea
en aldea proclamando el Evangelio, y como resultado el poder de Dios estaba en
manifestación continuamente.
HECHOS 10:38 Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y SANADO A TODOS LOS
OPRIMIDOS POR EL DIABLO, porque Dios estaba con él.
Hechos 10:38 provoca, en la mente de algunas personas, la pregunta: "¿Eso quiere
decir que todo el que está sufriendo enfermedades o dolencias tiene un demonio
o un espíritu inmundo en él? No, solo porque alguien está enfermo, eso no
significa que un espíritu inmundo está presente en su cuerpo. Puede haber un
espíritu inmundo oprimiendo a una persona e imponiendo una enfermedad o
dolencia, pero, no es así necesariamente en todos los casos. Sin embargo, sí
sabemos que todo lo malo viene del enemigo y todo lo bueno viene de Dios. Lo
sabemos porque la Biblia dice: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo [Jesús] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia" (Juan 10:10).
Jesucristo la cura eterna
Jesús no sólo tuvo una unción sanadora en Su ministerio terrenal, sino que
también llevó nuestras enfermedades y dolencias en la Cruz. El profeta Isaías
predijo esto más de setecientos años antes que Cristo viniera a la tierra como
hombre. El profetizó que Jesús no solo llevaría nuestros pecados, sino que
además, llevaría nuestras enfermedades y dolencias en la Cruz (Is. 53:4,5). Jesús
cumplió esta profecía en su muerte, sepultura y resurrección. Como veremos, en
el libro de Hechos hallamos que los apóstoles se afianzaron en esta revelación y
salieron a sanar a los enfermos en el Nombre de Jesús. ¡Pedro tenía tanto del
poder de Dios fluyendo a través de él, que a medida que caminaba por la calle y
su sombra caía sobre las personas, estas eran sanadas (Hechos 5:15)!

Sanidad Divina en el Ministerio de los Discípulos

21
Hemos visto la sanidad en el Antiguo Testamento y hemos visto la sanidad divina
en el plan de Redención de Dios. Después, hemos visto que Jesús, nuestro
ejemplo, ministró sanidad divina en Su ministerio terrenal. Ahora, veamos la
sanidad divina en el ministerio de los apóstoles y los discípulos. También veremos
que Jesús comisionó a la Iglesia para ministrarle salud divina a los enfermos en Su
Nombre.
MATEO 10:1 Entonces [Jesús] llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad
sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda
enfermedad y toda dolencia.
MARCOS 6:12,13 Y saliendo [los discípulos de Jesús], predicaban que los
hombres se arrepintiesen.Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con
aceite a muchos enfermos, y los sanaban.
HECHOS 5:12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y
prodigios en el pueblo...
HECHOS 2:43 43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y
señales eran hechas por los apóstoles.
Los discípulos podían ministrar el poder sanador de Dios porque estaban llenos
con el Espíritu Santo. Leemos en Hechos 2:4, que en el día de Pentecostés los
discípulos y muchos otros fueron llenos con el Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. Los discípulos y
todos los que estaban reunidos con ellos fueron investidos con poder de lo Alto
en tanto estaban congregados en aquel aposento alto. Pedro y Juan formaban
parte de esa congregación. Veamos algunos de los resultados de ser investidos
con poder de lo Alto en las vidas de Pedro y Juan.
HECHOS 3:1-8 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la
oración.Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la
puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que
entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el
templo, les rogaba que le diesen limosna.Pedro, con Juan, fijando en él los ojos,
le dijo: Míranos.Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos
algo.Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; EN EL

22
NOMBRE DE JESUCRISTO DE NAZARET, LEVANTATE Y ANDA.Y tomándole por la
mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;y
saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y
saltando, y alabando a Dios.
¡El Nombre de Jesús, hablado a través de los labios de los discípulos sanó a un
pobre cojo! Las sanidades fueron hechas por los discípulos en el Nombre de Jesús,
puesto que Jesús mismo les había dado el poder o la autoridad para sanar a los
enfermos en Su Nombre.
MATEO 10:1 Entonces [Jesús] llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad
sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda
enfermedad y toda dolencia.
Nótese que dice que Jesús les dio a los discípulos autoridad para sanar toda
enfermedad y toda dolencia. Toda enfermedad y dolencia incluye cada menor
padecimiento que se pueda nombrar, así como toda enfermedad o dolencia grave
- incluyendo enfermedades terminales.
Alguien podría decir: “Sí, pero eso fue sólo para los doce discípulos. Ellos fueron
ungidos especialmente por Jesús. Por supuesto, ellos pudieron sanar toda clase
de enfermedad y dolencia”. Pero la unción sanadora no sólo le fue dada
exclusivamente a los doce. Por ejemplo, en Lucas capítulo 10, Jesús comisionó
otros setenta discípulos y les dio instrucciones para sanar a los enfermos en tanto
que los enviaba a las ciudades de dos en dos. Y también veremos que Jesús
comisionó o autorizó a la Iglesia del Señor Jesucristo, todos los creyentes, para
sanar a los enfermos.
LUCAS 10: 1, 8, 9 ...designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de
dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir...[Jesús dijo
a los setenta discípulos] En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed
lo que os pongan delante;y SANAD A LOS ENFERMOS que en ella haya, y
decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.
Luego, en Marcos capítulo 16, Jesús entregó la Gran Comisión a la Iglesia - a todo
el Cuerpo de Cristo - pasado, presente y futuro. La Gran Comisión incluye sanar a
los enfermos mediante la autoridad del Nombre de Jesús.

23
MARCOS 16:15-18 ...Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda
criatura.El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado. Y ESTAS SEÑALES SEGUIRAN A LOS QUE CREEN: en mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; SOBRE LOS
ENFERMOS PONDRAN SUS MANOS, y SANARAN.
Del Libro de Hechos vemos que la sanidad y los milagros fueron una parte integral
del ministerio de la Iglesia Primitiva. El Apóstol Pablo, un líder poderoso en la
Iglesia Primitiva, declaró en Romanos 15:19: ”con potencia de señales y prodigios,
en el poder del Espíritu de Dios... todo lo he llenado del Evangelio de Cristo”. ¡La
sanidad y los milagros siguen la predicación del Evangelio, y en tanto que la Iglesia
del Señor Jesucristo es fiel para predicar la Palabra, las señales y prodigios
seguirán!
Desde el Libro de Hechos, pasando por las Epístolas, y luego a lo largo de la historia
de la iglesia, podemos ver que la sanidad ha sido siempre una característica
distintiva de la Iglesia del Señor Jesucristo. Jesús dijo: ”{...}El que en mí cree, las
obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al
Padre” (Juan 14:12).

Capítulo 4
La Sanidad Divina está disponible para el pueblo de Dios hoy en día
Hemos visto el estatuto de sanidad divina que Dios estableció para Su pueblo en
Éxodo 15:26. Luego, vimos la sanidad en el plan de redención: ”quien llevó él

24
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros,
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados” (1 Pedro 2:24). Vimos el poder sanador de Dios en el ministerio terrenal
de Jesús y vimos que Jesús comisionó a los discípulos y luego a la Iglesia para
predicar el Evangelio y sanar a los enfermos.
La sanidad es tan nuestra hoy en día, como lo fue para los hijos de Israel en el
Antiguo Testamento. La sanidad es tan nuestra hoy en día, como lo fue para
aquellos que vivieron cuando Jesús anduvo sobre la tierra. Y la sanidad es tan
nuestra hoy en día, como lo fue para la Iglesia Primitiva. Sabemos esto porque la
Biblia dice: ”{...}yo Jehová no cambio{...}” (Mal. 3:6). Y Hebreos 13:8 dice:
”Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. La voluntad de Dios respecto
a la sanidad es la misma para la Iglesia hoy como siempre lo ha sido para su
pueblo. La sanidad que Jesús compró para cada uno de nosotros en Su muerte,
sepultura y resurrección está disponible para todos hoy en día.
Un argumento que escuchamos en contra de que la sanidad es para nosotros hoy
en día, proviene de muchos teólogos modernos, quienes dicen que los milagros y
las sanidades desaparecieron cuando el último de los doce apóstoles murió. Una
razón por la que esto no podría ser cierto es que ¡en la Biblia hubo más que sólo
doce apóstoles! Ciertamente el Libro del Apocalipsis habla de los doce apóstoles
del Cordero; es decir, los doce que originalmente siguieron a Jesús en su paso por
la tierra. Pero ya leímos en Lucas 10:1 que Jesús ungió a otros setenta discípulos
además de los doce para salir y hacer la obra del ministerio. Bernabé y Pablo
fueron dos apóstoles más que ministraron el poder sanador de Dios, y ellos no
estaban incluídos dentro de los doce apóstoles originales que siguieron a Jesús en
Su ministerio terrenal. Sabemos que la sanidad fue una característica del
ministerio del apóstol Pablo, puesto que la Biblia dice que poderosas señales y
prodigios seguían la predicación del Evangelio que hacía Pablo (Ro. 15:19).
Además de eso, como ya hemos visto, ¡el Señor Jesucristo comisionó a todos los
creyentes para predicar el Evangelio y sanar a los enfermos (Marcos 16:15-18)! ¡Si
usted es unCristiano, en tal caso, “todos los creyentes” lo incluye! Usted ha sido
comisionado o autorizado por Jesucristo la Cabeza de la Iglesia para predicar el
Evangelio y sanar a los enfermos.

25
La Sanidad Divina en la Historia de la Iglesia
Si la sanidad terminó con el último de los apóstoles como dicen algunas personas,
entonces ¿por qué tenemos registros históricos documentados de sanidades
divinas que datan después de la muerte de los apóstoles? Por ejemplo, en al año
165 D.C., Justino Martir, un padre de la Iglesia Primitiva, hizo la siguiente
declaración acerca de la sanidad divina:
Pues innumerables endemoniados en todo el mundo, y en tu
ciudad, muchos de nuestros hombres Cristianos, exorcizándolos
en el nombre de Jesucristo, quien fue crucificado bajo Poncio
Pilato, HAN SANADO y AÚN SANAN, haciendo impotentes y
expulsando de ellos a los demonios poseedores, aunque ellos
no pudieron ser curados por todos los otros exorcistas y por
aquellos que utilizaban hechizos y drogas. (La Segunda Apología
de Justino, Capítulo 6).
En el año 200 D.C., otro padre de la Iglesia Primitiva, Ireneo, también declaró que
la Iglesia tiene autoridad para sanar a los enfermos en el Nombre de Jesús:
...aquellos que son en verdad Sus discípulos, recibiendo gracia
de Él, en Su Nombre sí realizan [milagros], para así promover el
bienestar de otros hombres... Pues algunos ciertamente y
verdaderamente echan fueran demonios... Otros aun, SANAN
LOS ENFERMOS imponiendo sus manos sobre ellos, y ELLOS SON
SANADOS. Sí, además, como he dicho, hasta los muertos han
sido levantados, y permanecieron entre nosotros por muchos
años. (Ireneo contra las Herejías, Libro I, Capítulo 32, Sección 4).
Ireneo era un discípulo de Policarpo quien de acuerdo a los registros históricos fue
un discípulo del apóstol Juan. ¡Justino Martir e Ireneo escribieron estas palabras
más de 150 años después de que Cristo había ascendido a sentarse a la diestra de
Dios! Sin embargo, muchos teólogos modernos dicen que ¡la sanidad desapareció
después de la muerte del último apóstol! Pero, como se puede ver, la Iglesia del
Señor Jesucristo tenía la misma autoridad para sanar a los enfermos en los
tiempos de Justino Martir e Ireneo como la que tenía en el Libro de Hechos, y

26
como la tiene hoy en día. Sanar a los enfermos siempre ha sido una característica
de la Iglesia del Señor Jesucristo.
En el año 250 D.C., un erudito Cristiano y padre de la Iglesia Primitiva con el
nombre de Orígenes escribió acerca de los Cristianos que sanaban a los enfermos
en sus días:
Y algunos dan evidencia de haber recibido por medio de esta fe
un maravilloso poder CON LAS CURACIONES que realizan,
invocando ningún otro nombre sobre aquellos que necesitan su
ayuda que aquel del Dios de todas las cosas, y de Jesús, junto
con una mención de Su historia. Pues de esta forma nosotros
también hemos visto a muchas personas LIBRADAS DE PENOSAS
CALAMIDADES, y de PERTURBACIONES MENTALES, Y LOCURA y
OTRAS INCONTABLES ENFERMEDADES, que no pudieron ser
curadas ni por hombres ni por demonios (Orígenes contra
Celsus, Libro III, Capítulo 24).
La Biblia dice: ”...Para esto apareció el Hijo de Dios, PARA DESHACER LAS OBRAS
DEL DIABLO “ (1 Juan 3:8). ¿Cuáles son las obras del diablo? Sabemos que todo
pecado es la obra del enemigo, Satanás. Pero la Biblia también dice que la
enfermedad y las dolencias son obras del enemigo.
HECHOS 10:38 Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y SANANDO A TODOS LOS
OPRIMIDOS POR EL DIABLO, porque Dios estaba con él.
En los escritos de Clemente, un teólogo notable quien vivió en el siglo tercero y
un proponente de la sanidad divina, podemos ver que Clemente también creía de
acuerdo a lo que la Biblia enseña, que los enfermos debían ser sanados de sus
aflicciones.
...él [Clemente] ordenó a aquellos que estaban afligidos con
enfermedad a que se acercaran; y, así pues, muchos se
acercaron, habiéndose juntado a causa de la experiencia de
aquellos que fueron sanados ayer. Y él, habiendo impuesto sus

27
manos sobre ellos y orado, e inmediatamente habiéndolos
sanado... (Las Homilías de Clemente, Homilía IX, Capítulo 23).
Gregorio Nacianceno fue un obispo del siglo cuarto quien presidía la iglesia en
Constantinopla. Sozomeno, historiador de la Iglesia, dio fe de las manifestaciones
del poder de Dios que ocurrieron en la iglesia de Gregorio:
...el poder de Dios estaba manifestado allí, y fue útil tanto en
visiones despertadoras como en sueños, con frecuencia para el
alivio de muchas enfermedades y de aquellos afligidos,
mediante la transmutación de sus asuntos (La Historia
Eclesiástica de Sozomeno, Capítulo 5).
Citando tal ejemplo, Sozomeno dio este relato de la sanidad de una mujer
embarazada quien había muerto debido a un accidente:
...un día, cuando la gente estaba reunida para alabar en este
edificio, una mujer embarazada cayó de la galería más alta, y fue
encontrada muerta al punto; excepto que, ante la oración de
toda la congregación, ELLA FUE VUELTA A LA VIDA, Y ELLA Y EL
NIÑO FUERON SALVOS (Ibid, Capítulo 5).
¿Suena esto como si la sanidad hubiese desaparecido después de que los doce
apóstoles murieron? No, a través de la historia tenemos evidencias
documentadas de sanidades y milagros llevados a cabo en el Nombre de Jesús.
Agustin, un gran erudito Cristiano y obispo de Hipona desde el año 396 al 430 D.C.,
reportó muchas sanidades que fueron realizadas en sus días mediante el Nombre
de Jesús. En el año 424 D.C. aproximadamente, Agustino escribió el siguiente
relato dando fe de los milagros que fueron hechos mediante el poderoso Nombre
de Jesús:
PORQUE AUN AHORA se hacen milagros en el Nombre de
Jesucristo... una vez que me di cuenta cuántos milagros estaban
ocurriendo en nuestros propios días, y cuáles ocurrían como los
milagros de antes, y también, qué tan erróneo sería permitir
perecer de entre nuestro pueblo el recuerdo de estas maravillas
del poder divino. Fue sólo hace dos años que se comenzaron a

28
llevar los registros aquí en Hipona, y ya, hasta este escrito,
tenemos cerca de setenta milagros comprobados. (La Ciudad de
Dios, Libro XXII, Capítulo 8) 1
De hecho, hasta el final del siglo sexto, los Cristianos se mantuvieron adheridos a
el mensaje de sanidad divina como es enseñado en las Escrituras. En otras
palabras, el pueblo Cristiano generalmente creía que la sanidad siempre fue la
voluntad de Dios y que la enfermedad y las dolencias eran opresiones satánicas y
debían ser curadas en todos los casos por medio de la oración e invocando el
Nombre de Jesús. Sin embargo, con la llegada del reinado del Papa Gregorio I en
el año 590 D.C., el mensaje puro de sanidad divina comenzó a ser obscurecido por
la creencia de Gregorio de que la enfermedad y las dolencias eran una de las
formas como Dios castigaba a Sus hijos. Gregorio veía la enfermedad como el
azote de la disciplina y la ira de Dios en vez del resultado de la opresión satánica.
A medida que su pensamiento ganó popularidad, en muchos lugares la
enfermedad ya no se veía como la obra del enemigo, ni se pensaba ya que los
enfermos debían ser curados en cada caso.
A pesar de la influencia de Gregorio en la iglesia en Roma, los Cristianos nunca
cuestionaron el poder o habilidad de Dios para sanar. Sin embargo, más y más
Cristianos empezaron a cuestionar la voluntad de Dios para sanar. Durante este
tiempo, el impacto de este pensamiento penetrante pareció colocar un freno en
la manifestación sobrenatural del poder de Dios en la iglesia en general hasta la
Reforma en el siglo dieciseis.
Con la reforma vino el redescubrimiento y se recobró la verdad de la doctrina de
la gracia y la más amplia aceptación de la Escrituras como la base de la doctrina y
las prácticas de la iglesia. Martín Lutero, primeramente un monje agustiniano, fue
el líder principal de la Reforma y el fundador de la Iglesia Protestante. Lutero creía
en la sanidad divina y le ministraba a los enfermos basado en la autoridad de las
Escrituras.

1 Morton T. Kelsey, Sanidad Y Cristianismo en el pensamiento antiguo y los tienpos modernos (Nueva York: Harper y Row,
1973), p. 185.

29
Un incidente bien conocido que ocurrió en el ministerio de Lutero fue la sanidad
de su amigo, Philip Melanchthon, quien fue un erudito notable de la Reforma.
Hallando a su amigo cerca de la muerte debido a una enfermedad, la historia
reporta que al haber visitado a Melanchthon, Lutero fue a una ventana en la
habitación de su amigo y oró fervientemente a Dios. Luego fue al lecho de
enfermo donde estaba Melancthon, lo tomó de la mano y le dijo: ”Ten ánimo,
Philip, no morirás; no des lugar al espíritu de tristeza, y no seas tu propio asesino,
sino confía en el Señor...” 2. Después de eso, Melancthon inmediatamente se puso
alegre y empezó a mejorar. El recobró su salud y fortaleza completamente.
Trasladándonos aún más cerca a nuestros días, otro religioso reformador y
avivador llamado Zinzendorf quien vivió por los años 1.700, también testificó de
las muchas sanidades que fueron hechas mediante el Nombre de Jesús durante
su existencia. Zinzendorf escribió el siguiente relato de ejemplos de sanidad
divina en sus días:
Creer contra esperanza es la raíz del don de milagros; y yo le
debo este testimonio a nuestra iglesia amada, pues PODERES
APOSTOLICOS SON MANIFESTADOS ALLI. HEMOS TENIDO
PRUEBAS INNEGABLES de ello, en el descubrimiento inequívoco
de cosas, personas y circunstancias, que humanamente no
podrían haber sido descubiertas, EN LA SANIDAD DE MALES EN
SÍ MISMOS INCURABLES, TALES COMO CÁNCERES,
TUBERCULOSIS PULMONAR, cuando EL PACIENTE ESTABA EN LA
AGONÍA DE LA MUERTE, todo mediante la oración o de una
simple palabra. 3
Si usted estudia la historia de la Iglesia, encontrará que los patriarcas de nuestra
herencia Cristiana y aquellos que estuvieron involucrados en los grandes moveres
de Dios a lo largo de los años, jugaron un papel vital en llevar la unción de Dios y
la revelación de la Palabra de Dios acerca de la sanidad a su generación. ¡Ellos
2 Carl J. Scherzer, La Iglesia y la Sanidad (Philadelphia: La imprenta Westminister, 1950), p. 67.

3Dr. T. J. McCrossan, La Sanidad Corporal y la Expiación,ed. Roy H. Hicks y Kenneth E. Hagin (Tulsa, Oklahoma: Ministerios
Kenneth Hagin, 1982), p. 54,55.

30
enfrentaron muchos obstáculos y desafíos para su fe al hacer esto, pero Dios
siempre ha tenido un pueblo que ha usado para levantar en alto el estandarte
teñido con la sangre de Jesucristo y para declarar la verdad del Evangelio de
Jesucristo, que incluye sanidad!
Otro grupo de avivadores, los Valdenses, escribiendo ya por los años de 1750,
también sostuvieron que la sanidad divina es un hecho para el tiempo presente y
que está disponible para los Cristianos en todas partes:
Por lo tanto, con respecto a ungir los enfermos, sostenemos
como una de nuestras creencias, y profesamos sinceramente del
corazón, QUE LAS PERSONAS ENFERMAS, CUANDO ASI LO
PIDEN, PUEDEN SER LEGALMENTE UNGIDAS CON ACEITE PARA
UNGIR, POR ALGUIEN QUE SE LES UNA EN ORACION PARA QUE
ESTA SEA A SU VEZ EFICAZ SANANDO EL CUERPO, según el
diseño, y propósito, y resultados mencionado por los apóstoles,
y profesamos que tal unción llevada a cabo de acuerdo al diseño
y práctica apostólicos, será sanadora y provechosa. 4
La antorcha brillantemente ardiente de la sanidad divina la cual había sido llevada
progresivamente a través de los siglos por hombres y mujeres de Dios, fue luego
pasada a manos del orador instruido en Oxford, John Wesley, a mediados de 1700.
Wesley, un teólogo, evangelista y fundador inglés de la Iglesia Metodista, citó en
su diario muchos ejemplos de sanidades divinas que ocurrieron en su propio
ministerio, ¡incluyendo una más bien interesante anotación, detallando la sanidad
de su caballo cojo!
Cuando el Sr. Shepherd y yo salimos de Smeton, mi caballo
estaba tan excesivamente cojo que ciertamente temí que debí
haberme quedado allí. No podíamos discernir qué estaba mal;
y a pesar de todo él temía apoyar su pata en el piso. Luego de
montar así por siete millas, yo estaba completamente agotado y
me dolía la cabeza más de lo que me había dolido por algunos

4 McCrossan, p. 55.

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meses... entonces fue cuando pensé: ”¿No puede Dios sanar ya
sea al hombre o al animal, por algún medio, o sin ninguno?”
Inmediatamente, mi fatiga y mi dolor de cabeza cesaron, y la
cojeadera de mi caballo en el mismo instante. Ni volvió a
detenerse más ese día ni el siguiente...
(Lunes, 17 de marzo de 1746) 5
Este avivamiento de sanidad que vino junto con la Reforma no permaneció en el
continente europeo sino que rápidamente se esparció a la frontera americana.
Desde los predicadores europeos a los ministros de la frontera americana tales
como Peter Cartwright el famoso predicador de las giras periódicas a caballo y,
por supuesto, muchos otros, el mensaje del amor y compasión de Dios por la
humanidad y Su poder sanador comenzaron a abarcar gran parte del entonces
conocido continente americano. A través de la historia vemos que donde quiera
que el pueblo de Dios ha abrazado el Espíritu de Verdad y dondequiera que todo
el Evangelio de Jesucristo ha sido predicado, allí siempre ha habido la
demostración de Espíritu Santo por señales que le siguen, incluyendo el poder
para sanar y liberar a la humanidad. Son tantos los casos registrados de milagros
de sanidades divinas a través de la historia de la Iglesia, que faltaría tiempo y
espacio para contarlos todos.
Entrando en el período de finales del siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte,
los expositores del mensaje de la sanidad divina continuaron llevando la antorcha
del poder sanador de Dios para los enfermos y afligidos. Algunos de estos
primeros pioneros y defensores de la sanidad divina incluyen personas tan
notables como: A. J. Gordon, A. B. Simpson, John Alexander Dowie, John G. Lake,
Aimee Semple McPherson, Smith Wigglesworth, los hermanos Jeffrey, Stephen y
George, y Charles Price, para nombrar sólo unos pocos.
Yo crecí durante el gran avivamiento de sanidad del siglo veinte que duró desde
1947 hasta 1958 y con frecuencia ayudé a mi padre, Rev. Kenneth E. Hagin en sus
reuniones las cuales a veces continuaban hasta por nueve semanas a la vez.
Durante este avivamiento de sanidad divina, comenzó la organización conocida

5 John Wesley, El diario de John Wesley, ed. Percy Livingstone Parker (Chicago: Moody Press, 1974), p. 146.

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como “La Voz de Sanidad”. Sirviendo como foro para la propagación del mensaje
de sanidad del Evangelio al mundo, ”La Voz de Sanidad” atrajo a más de cien
miembros, algunos de los cuales incluían a: Gordon Lindsay, Velmer Gardner,
Raymond T. Richey, Jack Coe, T. L. Osborn y mi padre, Kenneth E. Hagin. Estos
evangelistas proclamaron a Jesús como Sanador de las enfermedades y dolencias
hoy en día y la realidad de la sanidad divina fue hecha evidente mediante las
señales y prodigios milagrosos que fueron comúnmente demostrados en sus
ministerios.
En cada época y cada dispensación; pasada, presente y futura, el poder
sobrenatural de Dios siempre ha estado y siempre estará en operación donde el
Evangelio sea predicado ¡para libertar al pueblo de Dios y bendecir a la
humanidad! Hemos visto evidencias de sanidad en el Antiguo Testamento, en el
ministerio terrenal de Jesús, en la Iglesia Primitiva, y a lo largo de la historia de la
Iglesia. Como dije anteriormente, ¡no encontramos en ninguna parte ni la más
leve alusión o sugerencia de que Dios haya cambiado su parecer con respecto al
asunto de la sanidad divina!

Experimente Sanidad Divina por sí mismo


También, hablando sólo en forma práctica, hay muchos testimonios personales en
cuanto a la realidad de la sanidad divina disponible para el pueblo de Dios hoy en
día. Por ejemplo, desde la época en que yo era niño, yo mismo he sido testigo del
poder sanador de Dios en manifestación. Cuando tenía aproximadamente dos
años de edad, comencé a sentarme en la plataforma mientras que mi padre,
Kenneth E. Hagin, predicaba el Evangelio. He visto personas levantarse de las sillas
de ruedas perfectamente sanos. He visto personas con todo tipo de males y
dolencias quedar bien y sanos otra vez por el poder de Dios. Algunos de ellos
fueron sanados instantáneamente y algunos de ellos empezaron a mejorar
gradualmente desde el momento en que se les impusieron manos en fe. Otros
fueron sanados “mientras se iban” en fe, lo cual es completamente bíblico de
acuerdo a Lucas 17:14.

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LUCAS 17:11-14 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.Y al
entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales
se pararon de lejos.y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia
de nosotros!Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció
que MIENTRAS IBAN, FUERON LIMPIADOS.
Yo, personalmente, he visto el poder sanador de Dios en manifestación infinidad
de veces. Por lo tanto, ¡quienes no creen en la sanidad divina han venido muy
tarde a decirme que la sanidad no es real y que no es para nosotros hoy en día!
Si usted ha experimentado sanidad divina alguna vez, le garantizo que no hay
teólogo o alguien en ninguna parte que pueda convencerle que la sanidad no es
real. Esto es especialmente cierto si usted ha sido sanado de una enfermedad
incurable o terminal. ¡Nadie podría convencer a una persona que ha
experimentado sanidad divina de que la sanidad no es real! Por ejemplo, una vez
escuché a un hombre decir: ”El bautismo en el Espíritu Santo no es real”. Otro
contestó: ”¿Ha usted experimentado el bautismo en el Espíritu Santo?”. “Bueno,
no”, admitió él. El otro hombre respondió: ”¡Pues, yo sí, y usted ha venido muy
tarde a decirme que no es real!”. ¡Sucede lo mismo con la sanidad!
Cuando tenía aproximadamente tres años de edad, mi padre estaba pastoreando
una iglesia en Farmersville, Texas. El predicaba específicamente del tema de
sanidad los sábados en la noche y la gente venía de todos los pueblos y
comunidades vecinos para estar en esas reuniones.
Farmersville era un pueblo de granjeros, y en aquellos tiempos todos venían al
pueblo los sábados por la noche para ir al teatro público o sólo para hacer visita
unos con otros en la plaza del pueblo. No había ningún otro lugar de
entretenimiento al cual ir, y muy poca gente tenía televisor en aquel tiempo.
Mi padre llevaba a cabo servicios de sanidad en ese pueblo cada sábado por la
noche. Una vez alguien le dijo: ”Predicador, usted reúne más personas en esta
iglesia los sábados en la noche que las que hay en la plaza del pueblo y en la
película del cine juntas!”. ¡El poder sanador de Dios fue lo que atrajo a las
multitudes!

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Después recuerdo cuando papá comenzó a ministrar viajando. Mamá, mi
hermana Pat y yo viajábamos con él de vez en cuando. En aquellas ocasiones en
que viajé con mi padre, yo me quedaba despierto tan tarde como él lo hacía
después de las reuniones mientras que él y mamá hacían visita con otros
ministros. Yo no quería perderme de nada, de manera que escuchaba
atentamente cuando hablaban acerca del mover de Dios y el poder sanador de
Dios. Como lo mencioné antes, a través de los años vi a muchas personas ser
sanadas a través del ministerio de mi padre.
La compasión de Dios Demostrada en la Sanidad
Por lo tanto, yo crecí comprendiendo la compasión de Dios y la voluntad de Dios
para sanar y liberar a los afligidos, y ¡yo he sido testigo del poder sanador de Dios
con mis propios ojos! A través de los años, mi ilustración favorita en la Biblia
acerca de la sanidad se encuentra en el relato del ciego Bartimeo. Esta causó tal
impresión en mí como niño apenas creciendo ya que mostraba la compasión de
Dios y su voluntad para sanar.
MARCOS 10:46-52 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él [Jesús] y sus
discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado
junto al camino mendigando.Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar
voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le
reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten
misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron
al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.El entonces, arrojando su
capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te
haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe
te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
Mientras el ciego Bartimeo estaba sentado junto al camino de Jericó, oyó una
conmoción a medida que Jesús y las multitudes se acercaban. Bartimeo
probablemente le preguntó a alguien que estaba cerca: ”Hey, ¿qué está
pasando?” “Jesús de Nazaret está pasando por acá”, probablemente contestó
alguien de la multitud. Cuando el ciego Bartimeo descubrió que era Jesús quien

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se estaba acercando, empezó a gritar: "¡Jesús, Hijo de David! ¡Ten misericordia
de mí!”.
Pero las personas religiosas que estaban reunidas alrededor de Bartimeo trataron
de sofocar su fe. Puede que ellos le hayan dicho que se sentara y se callara. Eso
suena como lo que algunos religiosos pueden decir hoy en día. Pero si usted no
va a Jesús con su necesidad, ¡Él no puede venir a hacia usted! Lo ve, Jesús
mediante Su muerte, sepultura y resurrección ya ha venido a la gente en todas
partes para salvarlos, sanarlos y liberarlos. Pero ellos deben recibir eso por fe,
ellos deben recibir la salvación que Dios les ofrece tan libremente. Por lo tanto,
como creyentes, los Cristianos deben ir a Dios en fe y apropiarse de lo que ya les
pertenece.
Bartimeo lo hizo. La sanidad le pertenecía y él la recibió por fe. Cuando Jesús
pasaba por su lado, el ciego Bartimeo no habría recibido nada de Jesús si no
hubiera insistido en ser escuchado. Pero como sucedió, entre la gente más le
decía a Bartimeo que se quedara callado, más fuertemente gritaba, y Jesucristo
por Su gran compasión, y Su voluntad para sanar a la humanidad, se detuvo y
escuchó el sonido del clamor de Bartimeo. Volteándose hacia Bartimeo, Jesús le
prestó toda su atención y le preguntó: “¿Qué quieres?”.
De acuerdo a la tradición, personas de diferentes clases o estratos sociales en ese
tiempo usaban diferentes tipos de ropa para representar su posición social en la
vida. Se dice que Bartimeo usaba cierto tipo de manto que lo identificaba como
ciego y mendigo. La Biblia dice que cuando Jesús llamó al ciego Bartimeo, él
arrojó su manto y fue a Jesús. En otras palabras, en el momento en que Jesús lo
llamó, Bartimeo dejó de identificarse con el pasado; ¡él dejó de verse a sí mismo
como un mendigo ciego, y empezó a verse a sí mismo bien y sano!
MARCOS 10:49,50 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al
ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.Él entonces, ARROJANDO
SU CAPA, se levantó y vino a Jesús.
Arrojar su manto, fue el acto de fe de Bartimeo de que recibiría su sanidad. En
otras palabras, desde el momento en que Jesús lo llamó, Bartimeo se vió a sí
mismo con su necesidad suplida. Él supo que ya no necesitaría más ese manto

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identificándolo como un hombre ciego y un mendigo, así que se lo quitó de los
hombros y entusiasmado fue en busca de Jesús. Jesús le preguntó: “¿Qué
quieres?”; Bartimeo contestó: “¡Quiero ver!” Jesús dijo: ”{...}Vete, tu fe te ha
salvado{...}” (Marcos 10:52). ¡Y Bartimeo recibió su vista!
Note que ¡no hubo indecisión en la respuesta de Jesús al clamor desesperado de
Bartimeo de ser sano! Jesús dijo: ”¡Vete, tu fe te ha salvado!”. Y ¡Jesucristo es el
mismo ayer, y hoy y por los siglos! ¡Ese mismo Jesús todavía puede oír el clamor
de fe hoy en día! Y Jesús aún está preguntando: ”¿Qué quieres que haga por ti?”.
Sea específico con Dios cuando le haga conocer sus peticiones. Si necesita
sanidad, usted sabe por la Palabra de Dios que la sanidad es voluntad de Dios para
usted y que le ha sido provista en Cristo. La sanidad le pertenece. Ya es suya,
ahora. ¡Es un hecho Bíblico! Como lo hemos visto, aun la historia misma confirma
la realidad de la sanidad como la voluntad de Dios para nosotros hoy.
Si usted es nacido de nuevo, depende de usted recibir lo que legítimamente le
pertenece. Sólo usted puede apropiarse o recibir por sí mismo lo que ya ha sido
provisto tan libremente en la redención. Dios está esperando que usted se
apropie de la sanidad o de cualquier cosa que necesite de Él por fe. Encontramos
ese principio establecido en Marcos 11:23,24.
MARCOS 11:23,24 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino que creyere
que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo
lo que pidiereis orando, CREED QUE LO RECIBIREIS (HABEIS RECIBIDO: Versión
Reina-Valera Actualizada 1989), y OS VENDRA.
En otras palabras, si cree que ha recibido la sanidad, tendrá su sanidad. O
podríamos decirlo así: el que cree, lo tiene.
Si no ha podido recibir su sanidad en el pasado por cualquier razón, venga a Dios
con un corazón honesto y sincero. Mire a la Palabra de Dios y descanse en Su
promesa de sanarle. Luego, aprópiese de lo que legalmente le pertenece en la
redención que Dios le ha provisto por gracia a través de Jesucristo.
Si tal vez ha dudado de la Palabra de Dios, y si ha dudado que es la voluntad de
Dios que esté bien y victorioso en la vida, pídale a Dios que lo perdone. Tal vez,

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usted no ha entendido hasta ahora que la voluntad de Dios es sanarlo y
restaurarlo. Pero si mira a Dios y escudriña Su Palabra, Dios establecerá esta
poderosa verdad en su corazón!
¡Hoy, Dios aún está en la tarea de sanar a la gente! No importa cuántas veces lo
hemos escuchado, necesitamos continuamente escuchar y recordar la Palabra de
Dios, que es la voluntad de Dios para nosotros que estemos bien y sanos y que
disfrutemos los beneficios de nuestra redención en esta vida. Me gusta el dicho:
“¡Es voluntad de Dios que tengamos algo de Cielo, en lo cual ir al Cielo!". El
estatuto de Dios de sanidad divina está en operación hoy porque la Biblia dice que
Dios nunca cambia. Tenemos un pacto eterno con Dios para sanidad en la
redención provista a través de la sangre derramada del Señor Jesucristo.
Una vez que entienda que la sanidad es la voluntad de Dios para usted y que Dios
le ha provisto la sanidad en Su gran plan de redención, entonces todo lo que
necesita hacer es recibir lo que ya le pertenece por fe. Ya sea que reciba la sanidad
mediante la imposición de manos, por la unción con aceite, o simplemente por
escuchar la Palabra de Dios y recibir sanidad por sí mismo, es importante recordar
“mantener el interruptor de fe encendido”. En otras palabras, crea a Dios por Su
Palabra y continue afirmando que usted le cree a Él y a Su Palabra. Manténgase
afirmando: ”El poder sanador de Dios está trabajando en mi cuerpo para llevar a
cabo una sanidad y una curación”. ¡A medida que continúe creyendole a Dios,
que Su Palabra es verdad y que la unción de sanidad está trabajando a su favor, la
sanidad vendrá!
Podemos tomar a Dios por Su Palabra, creerla y recibir Sus promesas como
nuestras. Podemos estar completamente persuadidos y tener una fe inmovible
en Dios, de que lo que Él ha prometido, también es capaz de realizarlo, porque la
sanidad permanece establecida por siempre!

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