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Hay momentos en nuestra vida donde todo parece perder sentido.

Construimos una cotidianeidad, una rutina que nos arrastra, o vamos


arrastrando, hasta que la misma se vuelve insostenible.

Una edad clave dentro de los ciclos astrológicos es alrededor de los 40 años,
en la llamada “crisis de la mediana edad”, situándose particularmente
entre los 40 y 45 años aproximadamente, y cuyo punto más álgido -para
la astrología- se da alrededor de los 42 años, porque los tránsitos de los
tres planetas transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón) se superponen.
De qué trata, cómo se manifiesta y cómo atravesar "la crisis de los 40".

¿Qué son los tránsitos planetarios?


Los tránsitos planetarios son los movimientos reales de los planetas en el
cielo, en el día a día. Ellos permiten poner nuestra carta en movimiento,
activarla, integrando así nuevas áreas de nuestra vida, dando paso a la
evolución.
Desde la carta natal que se origina en el momento de nuestro nacimiento)
lo que se observan son las potencialidades que podemos llegar a
desarrollar, y a través de los tránsitos éstas se activan, a veces en forma
fluída, otras en procesos de crisis y tensión, para poder poner en práctica
y desarrollar estas habilidades innatas.

Dentro de estos tránsitos hay algunos que se dan de acuerdo a las edades
más allá de nuestra carta (son los llamados tránsitos generales), como
por ejemplo, el retorno de Saturno alrededor de los 28 ó 29 años.
Y es en torno a los 40 años donde los tránsitos de los 3 planetas
transpersonales se superponen, dándonos un digno sacudón, para
avisarnos que no está todo hecho y aún queda mucho por aprender y
experimentar.

Los tránsitos de los planetas transpersonales


Dentro de los tránsitos planetarios, los más intensos son los de los
planetas transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón). Son aquellos que
activan los cambios colectivos a gran escala, y que cuando impactan en
nuestra vida disparan situaciones, en su mayoría problemáticas o
traumáticas, sacándonos de lo conocido, obligándonos a replantearnos a
fondo nuestra vida, la forma en como la llevamos y las decisiones que
tomamos.
Estos tránsitos nos sacan del estupor de la confortabilidad para
enfrentarnos con nuestro verdadero propósito, poniéndonos frente al
espejo de la verdad, sabiendo que somos los dueños de nuestra voluntad
(no hay destino, sino Libre albedrío). Ya no hay a quién echarle la culpa,
por lo que todo este conjunto de aspectos adoptan el formato de “gran
crisis”.

La crisis de los 40
Luego del retorno de Saturno que se vive a la edad de 29 años, alcanzamos un
periodo de “descanso” donde todo se concentra en ser productivos,
buscando alcanzar los objetivos más ambiciosos, ya sea ascender en
nuestra profesión, buscar formar una familia, etc.. Es un periodo que se
concentra en la construcción de la realidad que queremos vivir (o la que
creemos que queremos).
Pero alrededor de los 40 años nuestra vida vuelve a agitarse, el sentido
se va perdiendo, la energía comienza a agotarse y nos encontramos
perdidos, en medio del océano, tapados por la bruma…
Pero alrededor de los 40 años nuestra vida vuelve a agitarse, el sentido se
va perdiendo, la energía comienza a agotarse y nos encontramos perdidos
Neptuno y la disolución de los sueños
Uno de los primeros tránsitos que nos afecta es la cuadratura de Neptuno
a nuestro Neptuno natal que se da entre los 40 y 43 años, dependiendo
de las retrogradaciones que haga durante su tránsito. Las cuadraturas
(cuando dos planetas están a 90° de distancia) son aspectos de tensión,
desestabilizadores y que nos exigen un gran trabajo interno (análogo a la
energía saturnina).
Neptuno es el planeta por excelencia onírico, disuelve barreras, nos
arrastra, nos confunde y nos vacía, como las olas que al romper arrastran
todo lo que encuentren a su paso. Allí donde se encuentre en nuestra
carta natal nos invita a conectar con nuestra intuición (o nuestros
métodos de evasión de la realidad).

Neptuno es el planeta por excelencia onírico, disuelve barreras,


nos arrastra, nos confunde y nos vacía.
Como Neptuno es un planeta lento (su revolución es de 165 años
aproximadamente), sus tránsitos por signo son largos, en promedio
transita un signo alrededor de 14 años, teniendo un impacto aún más
profundo en nuestra vida.

La cuadratura de Neptuno se puede visualizar como el choque de dos


grandes olas que provienen de distintas direcciones, dos grandes masas
de aguas, con toda su potencia, impactando entre sí, sin alcanzar a
comprender dónde se va a dar su convergencia, y cuál será el impacto.
Como el océano, es uno de los ambientes más difíciles de estudiar y
conocer, así sucede con este impacto neptuniano… Sólo vemos que la
gran ola se nos viene encima, y sin importar cuánta resistencia
opongamos, de seguro nos va a arrastrar, perdiendo la conexión con la
tierra (realidad), el rumbo y las ganas.
En un simple ir y venir, todo lo construido hasta aquí parece
desmoronarse, lo que ocasiona una gran pérdida de orientación, de fe,
llevándonos a un estado de depresión. Una de las claves es, en lugar de
preguntarnos ¿por qué?, preguntarnos ¿para qué sucede esto?
La cuadratura de Neptuno nos lleva a una crisis de fe en nuestros
proyectos, en nuestros vínculos, en lo construido, en nuestro criterio. A
su vez nos muestra un nuevo camino.

Primero, comprender que ya no podemos seguir sosteniendo sueños


infantiles, evadiéndonos de lo que realmente sucede en el mundo real.
La distorsión que nos creamos para no aceptar que tal vez algunos de
nuestros sueños no logremos alcanzarlos, elegir entre lo posible y lo
imposible.
Lo segundo, confiar en nuestra intuición. Para poder dejar de estar a la
deriva entre lo que anhelábamos y lo posible, el camino es dejando que
fluya.

Urano y los deseos de libertad


El segundo componente de esta gran crisis es Urano, que alrededor de
los 42 años de edad llega a 180° de distancia de la posición natal
(oposición).
El principio uraniano en nuestra carta natal destaca nuestra capacidad de
cambio, de autenticidad, y de rebelarnos contra lo establecido, porque no
nos sentimos conformes. Cuando Urano se pone “en frente” a nuestro
Urano natal, esta energía se activa. Nos vemos en el espejo de nuestra
realidad y no nos agrada lo que vemos.
Empezamos a sentir el peso de nuestras responsabilidades, la
construcción de la maquinaria de la realidad, buscando en medio de todo
ello lo auténtico y verdadero. ¿Lo que hago en mi día a día, representa
quien soy en realidad? ¿Estoy conforme con mi trabajo, mis relaciones,
mi vida en general?

Tic tac... Empezamos a hacernos conscientes del paso del tiempo, de que
las oportunidades no son las mismas que hace 20 años atrás, que la
realidad nos oprime y necesitamos libertad.

Por un lado, necesitamos comprender que no podemos recuperar el


tiempo perdido, pero por el otro, darnos cuenta que podemos decidir
sobre nuestro presente y nuestro futuro inmediato, para lo cual,
deberemos implementar una serie de cambios drásticos. Llegó el
momento de saltar al vacío, y la única red que tenemos es nuestra
experiencia y nuestra voluntad.

El principio uraniano en nuestra carta natal destaca nuestra


capacidad de cambio.
La sensación que nos acompaña en este proceso es de una pérdida total
de las estructuras, actuamos como si la¿“locura” LE Hubiese apoderado
de nosotros, para sorpresa de quienes nos conocen. La necesidad de
innovar se hace tan evidente en nuestras vidas, que nuestro “verdadero
yo” parece emerger de las profundidades, quedando a la vista nuestras
inconformidades, afectando varios aspectos de nuestra vida.
El grado de conflicto va a depender de cuán rígidos y reticentes seamos
al cambio, y este proceso nos ayuda a liberarnos de las capas construidas
por nuestro ego. Llegó el momento de salir de la cueva y sincerarnos.

Plutón, el destructor
El noveno “planeta” de nuestro sistema solar, actualmente degradado a
planetoide, posee una órbita lo bastante excéntrica, por lo que si bien su
tiempo de revolución es de 248 años, su estadía por signo varía entre 11
a 30 años (cuando se acerca a su tránsito por el signo de Escorpio, signo
al que rige, su velocidad es más rápida, y cuando se acerca a Tauro,
opuesto a Escorpio, su velocidad se ralentiza).
Por todo esto, aquellos que estén actualmente alrededor de los 40 años
de edad, cuyo Plutón natal se encuentra entre los 20 a 29 grados de
Libra, están o estarán viviendo, un evento bastante único, debido a que
Plutón se encuentra actualmente transitando los 24° de capricornio, es
decir, a 90 grados de su Plutón natal, aproximadamente.
Plutón representa la atracción hacia la muerte, los malos hábitos, los
abusos, todo aquello que nos degrada como seres humanos. Es la
potencia dormida que llevamos en nuestro interior. Es radioactiva, si no
sabemos manejarla puede ser mortal, así como la fuerza de un volcán
dormido, nos toma de imprevisto, surgiendo de las profundidades,
irrumpiendo en la vida diaria con tal fuerza que desintegra todo a su
paso.
La función plutoniana es llevar a la superficie todos aquellos aspectos
ocultos de nuestro ser (la sombra) para que nuestra consciencia lo
elimine o lo transforme. Plutón nos purga y nos permite regenerarnos,
conectándonos así con nuestro verdadero poder interior y nuestra
voluntad.

Esta función se activa, por ejemplo, con esta cuadratura, manifestándose


en nuestra vida deseos y pulsiones inconscientes, nocivas y abusivas,
para lo cual deberemos emplear una enorme fuerza de voluntad para
aprender a dominarlas y darle un cauce positivo.
Esta profunda crisis interior nos arrastra a la profundidad de nuestro
inconsciente, para descubrir dónde habita nuestra “miseria” y nuestras
emociones más ocultas, los resentimientos, los celos y nuestro deseo de
dominar a otros.
Este aspecto nos exige una enorme fuerza de voluntad, un profundo
trabajo de consciencia, animarnos a bajar al sótano y enfrentarnos con el
monstruo que allí habita, y que no es más que una representación
distorsionada de nosotros mismos que debe ser sanada e integrada.

La famosa crisis de la mediana edad es un periodo de tiempo crítico


donde nos cuestionamos nuestra vida. Sentimos que el piso bajo
nuestros pies desaparece, quedando en el aire, y es a través de la fe en
uno mismo, nuestra capacidad de adaptabilidad al cambio, y una enorme
fuerza de voluntad, que lograremos no solo salir adelante, sino comenzar
una nueva y mejorada etapa de nuestra vida.

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