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Por: Javier García Coronado

Teología I
MORAL FUNDAMENTAL
Pbro. Lic. José Félix Chávez Cordero.
6 – septiembre - 2017
Seguimiento de Jesús

Jesús pone al servicio del Reino su palabra y sus facultades (haciendo milagros, signos de
liberación curando enfermos y expulsando demonios). Pero, llega un momento en el que Jesús
pregunta: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?... Pero vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
(Cfr. Mc. 8, 27). He ahí el examen de los que los estaban “siguiendo”.
A Partir de ese momento, inicia una segunda fase, Jesús entrega la propia vida. Una entrega por
amor manifestando también la verdad de su primera etapa: predicó, curó enfermos, combatió a
los demonios, no buscando su prestigio y seguridad personales sino la llegada del reino de Dios.

1. Dos invitaciones al seguimiento

Según Dr. Jesús Díaz Sariego1, En la vida pública de Jesús se puede ver que a partir de las dos
fases anteriores se desprenden dos invitaciones al “seguimiento”2:

a) Seguimiento mesiánico

Movido por el Espíritu, Jesús dejó su trabajo, su casa, su pueblo y su grupo humano, para ir
como profeta indefenso, anunciando el Evangelio: Dios interviene ya para instaurar su reino;
hay que abrirse a la buena noticia y emprender un camino de conversión, un cambio de
mentalidad en la vida (Mc 1,14-15).
Para proclamar este Evangelio, pide colaboración a familiares y conocidos que trabajan. Por
ejemplo, como pescadores en el lago de Tiberíades a unos kms de Nazaret. Es decir, “llama”.
Un día paseando a orillas del lago, vio a Simón y Andrés su hermano; les invitó a que fueran con
él y al instante le siguieron. También llamó a otros como Leví, un recaudador de impuestos que,
dejando su despacho, aceptó la invitación del Mesías. Según los evangelios, Jesús llamó “a los
que quiso” enviándoles a proclamar la buena noticia (Mc cc 1-3). Ellos actuaron con signos,
fueron bien acogidos en las aldeas de Galilea y “volvieron a reunirse con Jesús para contarle todo
lo que habían hecho y habían enseñado” (Mc 6,30).

Es un seguimiento “mesiánico”. Su objetivo es anunciar la llegada del reino de Dios. Le


llamamos seguimiento “mesiánico”, porque Mesías significa “el ungido” para anunciar la buena
noticia de liberación (Lc 4,16 s.).
.
b) Seguimiento cristológico

1
Doctorado en Teología en la Universidad de Friburgo (Suiza), el 7 de diciembre de 2000. Tesis titulada:
"Revelación y Lenguaje. Una lectura hermenéutica de la palabra de Dios a través de la filosofía de Paul Ricoeur".;
Estudios de Filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), durante los años 1995-1997.;
Estudios de licenciatura en Teología en la Universidad de Friburgo (Suiza), en el bienio 1989-1991. Licenciado en
Teología por la Facultad de Teología de dicha Universidad en mayo de 1991, con la Tesina que lleva por título:
"Salvación de Dios y experiencia humana. Aproximaciones hermenéuticas de E. Schillebeeckx".

2
DIAZ SARIEGO, JESUS (3 septiembre 2017) Seguimiento de Jesus y Moral Cristiana fundamental: Studylib.
(http://studylib.es/doc/505247/tema-8--seguimiento-de-jes%C3%BAs-y-moral-cristiana-
fundamental )

1
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame; porque quien
quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la
salvará” (Mc 8,34-35).

Ya no se trata de ir por los pueblos con palabras y signos milagrosos, que llega el reino de Dios,
sino de encarnar en la propia vida la conducta de Jesús. Como en la historia del Mesías, el punto
de partida es la experiencia de Dios Padre que gratuitamente se auto comunica como amor a
favor nuestro. Por eso el seguimiento de Jesús, antes de ser cruz y ascesis, es mística o
apasionamiento generado por el Espíritu en nuestra intimidad. Sólo el que descubra el tesoro
escondido, será capaz de sacrificar todo con “gran alegría” (Cfr.Mt 13,44).
El objetivo de este seguimiento es la llegada del reino. Por esa causa vivió, actuó y murió Jesús
de Nazaret.
Por ello los seguidores de Jesús tendrán que trabajar por la llegada del reino de Dios dentro de la
situación concreta; en ellas deberán respirar el espíritu que animó la conducta del Mesías, no
tanto haciendo lo que él hizo, sino “re-creando” sus actitudes fundamentales.
.
Este seguimiento cristológico tiene algunos rasgos que definen al discipulado:

1º) Quienes pretendan caminar con el espíritu de Jesús, tendrán que ser radicales en su
opción y en su compromiso. Esa radicalidad tiene distintas versiones.
Teológica: Dios o el dinero (Mt 4, 26).
Antropológica: Perder la vida para que los demás tengan vida, o guardarse la vida egoístamente
curvándose uno sobre sí mismo (Mc 8, 35).
Cristológica: “estar con Jesús o en contra de él” (Mt 12,30).

2º) El discípulo vive en su propia situación, el discipulado no se reduce a repetir sin más
lo que Jesús de Nazaret hizo en la situación histórica y social que le tocó vivir. Es necesario
concretar su espíritu en nuevas situaciones. Por eso se habla de “seguimiento” mejor que de
“imitación”. Cada cristiano tendrá que discernir los signos de su tiempo para vislumbrar cual es
la voluntad divina.

3º) Según Hch 1,8, El Resucitado no encargó a sus discípulos que fueran maestros sino
“testigos”. Y dar testimonio del reino, la fraternidad en justicia y en ternura, en una sociedad
marcada por la injusticia y la violencia, inevitablemente genera conflictividad. Por eso cada
bautizado tendrá que cargar con “su cruz”.

4º) El seguimiento de Jesús no es opción teórica de un momento. Es tarea práctica de


cada día, que se verifica y madura en un proceso existencial de conversión

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