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A diferencia de la lesión renal aguda que puede corregirse con la consiguiente mejoría de la
función renal, el deterior renal no se suele corregir en la IRC, por lo que persiste el deterioro
de la función.
En la mayoría de pacientes con IRC la perdida de función renal provoca mas daño renal, por lo
que la IRC puede empeorar progresivamente, aunque la enfermedad que la había provocado
este inactiva.
La IRC abarca una gran variedad de disfunciones clínicas, que van desde alteraciones
detectables solo en las pruebas de laboratorio hasta un síndrome conocido como uremia, que
significa orina en sangre. Este se debe a la acumulación de iones y productos de desechos no
excretados y a las alteraciones metabólicas inducidas por estos.
Cuando el riñón no puede realizar la mayoría de sus funciones, el resultado clínico es una
insuficiencia renal terminal (IRT) o enfermedad renal terminal y es necesario recurrir a diálisis
o trasplante renal.
Epi:
Dos enfermedades provocan el 70% de los casos de IRC que son la DM con un 44%y la HTA con
un 28%. La frecuencia de IRC también es mayor en pacientes con albuminuria y en pacientes
con un miembro de la familia con IRC.
La disminución anual media de la FG con el paso del tiempo parte en su cifra máxima (120
ml/min) y que se puede observar en el tercer decenio de vida es de 1ml/min por año
aproximadamente. Alcanza una media de 70 ml/min a los 70 años.
Biopatología:
Entre las funciones fisiológicas y metabólicas del riñón están la regulación de la presión
arterial, diversas funciones endocrinas y las concentraciones de iones en el líquido
extracelular, además de la excreción de productos de desecho. La pérdida de estas funciones
provoca varias consecuencias directas de la IRC, por ejemplo, la limitación de la capacidad de
excretar acido, provoca hiperventilación y disminución de la PCO2.
Una disminución brusca de la ingesta de sal provocará solo un aumento lento de la reabsorción
de sodio, y el resultado será la perdida de sodio y la disminución del volumen extracelular e
intravascular, que reducirá la perfusión renal y la FG.
Trastornos endocrinos:
La IRC incluso en pacientes con cifras de creatinina sérica de tan solo 2.5 mg/dl reduce la
capacidad de insulina de estimular la captación de glucosa por el musculo y otros órganos,
alteración conocida como resistencia insulínica.
Otro mecanismo que afecta al estado endocrino en los pacientes con IRC es la alteración de la
capacidad renal de degradar pequeñas proteínas. Los pacientes diabéticos con IRC pueden
perder progresivamente la capacidad de degradar la insulina, con lo que aumenta su vida
media. Esta respuesta puede producir hipoglicemia en pacientes con IRC progresiva tratados
con dosis de insulina.
Manifestaciones clínicas:
Cuando la FG disminuye, las manifestaciones clínicas se hacen mas frecuentes pero los
síntomas son en su mayoría inespecíficos, incluso en la IRC en estadio 4. Al progresar la IRC,
muchos pacientes desarrollan anemia, acidosis metabólica, hiperpotasemia, hiperfosfatemia,
hipocalcemia, hipoalbuminemia, entre otros.
Diagnostico:
Las pruebas bioquímicas sanguíneas para evaluar las consecuencias de la IRC son las
concentraciones de sodio, potasio, cloruro, bicarbonato, calcio, fosforo, acido úrico. En
diabéticos determinar glicemia y hemoglobina glicosilada.
En las pruebas de imágenes, la evaluación inicial debe incluir una ecografía de riñones para
comprobar que no exista obstrucción al flujo urinario o datos sugestivos de riñón poliquístico.
Unos riñones agrandados de tamaño sugieren que la IRC puede ser secundaria a diabetes o
riñón poliquístico. Riñones pequeños o adelgazados sugieren enfermedades glomerulares o
intersticiales.
Tratamiento: