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Muchos problemas “personales” que vamos arrastrando a lo largo de nuestra vida, tienen que ver
con los asuntos no resueltos del clan familiar al que pertenecemos: personas excluidas, ignoradas,
muertes prematuras, enfermedades graves, asuntos de guerra, deudas, ganancias dudosas,
pérdidas, vínculos dañados, mandatos familiares…etc.
El reconocer que somos parte de un sistema, nos permite ver que, por ejemplo, algunos
problemas de pareja tienen que ver con lealtades a las mujeres de mi familia que no tuvieron a un
hombre a su lado, …que mi depresión tiene que ver con que miro a alguien de mi sistema que no
tuvo un destino fácil…que mis fracasos en el trabajo tienen que ver con el amor que le profeso a
mi hermano con discapacidad o muerto…e inconscientemente digo: “si tu no vives, no triunfas, yo
tampoco..”…que mi baja autoestima está enraizada en el rechazo a mis padres…etc.
Quiere decir, que muchos comportamientos no son explicables por la situación actual de una
persona, sino que se remontan a distintos sucesos en su familia de origen, a vivencias de padres y
antepasados más lejanos, aún cuando estén muertos. Por eso no siempre se puede encontrar la
solución en el ambiente en el que actuamos o a través únicamente de cambio de
comportamientos.
Sanar nuestra línea ancestral, además del ordenamiento que realzan en nuestra a psique y en
nuestra historia personal, constituyen una estrategia que nos ayuda en la observación y
comprensión de patrones de conducta, de pensamiento y de emoción que obstaculizan nuestra
felicidad y plenitud de vida.
Habías pensado alguna vez que muchos de tus problemas recurrentes en tu vida o bien
sentimientos podrían tener su origen en un pasado tan remoto, donde todavía no habías nacido.
Suele suceder que muchos conflictos, comportamientos o desgracias no tienen una explicación en
tu situación actual, sino que se remontan a conflictos no resueltos que se suscitaron en otras
generaciones de tu clan familiar.
Es decir, tal vez alguna circunstancia o hecho de tus abuelos puede estar afectado tu vida;
provocando enfermedades, conflictos interpersonales, soledad, divorcios, secuestros, tragedias,
sufrimiento, etc.
Los problemas no resueltos o bien traumáticos que no pudo resolver una generación pasa a la
siguiente generación; viviendo circunstancias trágicas o recurrentes hasta que algún miembro de
la familia le pone fin; lo resuelve, aunque no sea realmente su responsabilidad.
Cada familia forma un sistema donde cada uno de sus integrantes está conectado con todos los
demás no importando el transcurso del tiempo y las generaciones que pasen. Todo lo que
nuestros antepasados vivieron afectan nuestra personalidad y nuestra vida; estemos o no
conscientes de ello.
Así mismo las decisiones que tomes y las experiencias que vivas trascenderán a través del tiempo,
afectando para bien o para mal a tus descendientes (hijos, sobrinos, nietos, etc.)
Cada familia cuenta su propia historia de acuerdo a los eventos y acontecimientos que vive cada
miembro de su familia; compartiendo sus tradiciones y costumbres, un sistema de valores,
principios, creencias, rituales, secretos.
El sistema familiar está guiado por reglas, patrones que van incorporándose en nuestro
inconsciente a través de las generaciones; es decir somos guiados por una conciencia de grupo
que es la de nuestra familia.
Para poder solucionar las desgracias o infortunios que nos suceden en nuestra vida, como
secuestros, accidentes, asesinatos, abandonos, divorcios, etc. es necesario encontrar primero las
causas, que pueden radicar en la conciencia de nuestra familia.
La familia como unidad intenta mantener su totalidad; en el caso que se excluyera a un miembro
de la familia por el motivo que sea; la conciencia colectiva busca mantener esa unidad, eligiendo a
otro miembro de otra generación posterior para volver a la totalidad.
Sentir que pertenecemos a la familia es más que una necesidad que nuestra conciencia personal
cuida para que este vínculo no se ponga en riesgo.Si tratáramos de separarnos nos sentiríamos
tan mal que tendríamos que rectificar para sentirnos bien.
Los eventos significativos que han ocurrido en la historia de los integrantes de la familia, así como
muertes prematuras, suicidios, accidentes, asesinatos, enfermedades psiquiátricas, incestos,
encarcelamientos, etc. han marcado la conciencia del clan, que tratará de compensar en las
siguientes generaciones.
Por ejemplo en el caso de los secuestros, existen en la historia de la familia despojos que deben
ser saldados, para que no se vuelva a repetir tal hecho.
Si hemos sufrido el abandono; tal vez tenemos que dar amor para sanar esa historia familiar.
Existe un equilibrio entre el dar y recibir. Cuando nos dan amor, bienes, etc. pactamos el
compromiso de devolver; de dar algo a cambio a manera de compensar. De igual forma surge la
necesidad de vengarnos cuando nos han dañado.
La felicidad depende del intercambio de cuanto se da y cuanto se recibe. El dar y recibir producen
una sensación de felicidad y plenitud; es una ley que rige a las sanas relaciones y al universo.
Es importante dar orden a la familia, equilibrar el dar y recibir y el derecho a pertenecer al grupo
familiar.
Constelar a la familia permite traer a la luz lo que la conciencia del clan quiere compensar; permite
revelar los secretos relevantes que al conocerlos permite poner fin a las desgracias y tanto
sufrimiento, como el abandono, soledad, violencia intrafamiliar, enfermedades, adicciones, etc.
Dar orden y amor; así como pertenecer es la base para vivir una vida en paz y armonía.
Hoy en día muchos profesionales de la salud, recurren a este método terapéutico (constelaciones
familiares) como diagnostico que permite la intervención terapéutica.
Es una terapia alternativa sistémica que ofrece mostrar la raíz del problema y abrir las
posibilidades de solución. Al final de cuentas eres tú quien decide como solucionar lo que no te
gusta de tu vida.
“Del amor que nos duele, al amor que nos une”…
Bert Hellinger