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Angelología
1) Menciona distintos casos en la biblia de encuentros con demonios y explica los efectos
que estos provocaron en sus portadores, consecuencias y otros aspectos importantes.
En el Antiguo Testamento:
Los profetas de Acab, 1 Reyes 22:22-23 y 2 Crónicas 18:18-22: Acab fue uno de los
reyes más idolatras y malos que hubo sobre Israel, por eso Dios permitió que
Satanás y 400 demonios (espíritus de mentira), actuaran sobre los profetas de
Acab, dando una falsa profecía sobre la batalla que se avecinaba en contra de los
sirios. Debido a la aparente victoria que tendría Israel sobre los sirios, fueron a la
batalla, pero el resultado sería fatal para Acab, quien moriría en el combate. Esto
fue un acontecimiento usado por Dios para pagar a Acab sus pecados, esta
profecía fue dicha por el profeta Elías en 1 Reyes 22:37-38.
En el Nuevo Testamento:
Los demonios al igual que los ángeles santos tienen poder para realizar distintas acciones.
Satanás imita y falsifica el carácter de Dios y por ello puede existir una jerarquía
demoníaca, en donde cada rango tiene una función específica, dado a que Romanos 8:38
menciona “ángeles”, “principados”, “potestades” y se puede referir a ellos. Los demonios
tienen un gran poder, mayor que el de los seres humanos, pero mucho menor que el de
Dios. Los Demonios pueden: habitar en seres humanos y animales (Marcos 5:1-16), afligir
físicamente a las personas (Marcos 9:17,22), urdir la muerte (Jueces 9:23,56-57), realizar
señales y prodigios (2 Tesalonicenses 2:9, Apocalipsis 16:13-14).
Los demonios sirven a los propósitos de Dios involuntariamente, Jueces 9:23: Aun
así, cuando los demonios obedecen a satanás para hacer lo malo, como destruir y
matar, sirven a los propósitos de Dios, como es en este caso donde Dios usó a
estos ángeles caídos para pagar a Abimelec conforme a sus obras.
Cristo y el Evangelio los aterrorizan, Mateo 8:29, Marcos 1:24, Santiago 2:19: Los
demonios cuando sabían que Jesús estaba cerca o escuchaban sus palabras
temían de lo que Jesús les hiciera o les podía mandar, por eso Santiago 2:19 dice
que los demonios tiemblan a causa de Cristo y el Evangelio.
No pueden apartar a los creyentes en Cristo del amor de Dios, Romanos 8:38: Aún
del gran poder que tienen estos seres para hacer daño, ninguno puede separar al
creyente del amor de Cristo, porque mayor es el que está en nosotros que el que
está en el mundo 1 Juan 4:4.
Pueden ser refrenados por el Espíritu Santo, 2 Tesalonicenses 2:6, 1 Juan 4:4: Los
demonios sucumben ante el poder del Espíritu Santo porque es mayor el poder de
Dios que el de ellos.
2 Pedro 2:4, Judas 6, Apocalipsis 20:10 dice que los demonios fueron juzgados por
Dios, y lo serán de nuevo en un futuro, siendo lanzados al lago de fuego.
Ninguna de estas frases sugiere que el espíritu maligno o dañino existía dentro de Saúl. En
cada caso, el texto habla de tormento externo. En realidad, el lenguaje hebreo tiene la
palabra en pretérito perfecto (bo) que, ciertamente, se habría usado si Saúl hubiera
estado poseído. Pero no fue usada.
La idea central de 2 Corintios 6:14-18 descarta pensar que el Espíritu Santo y los
espíritus inmundos puedan cohabitar en los creyentes verdaderos, incluso de
forma temporal.
La salvación, tal como se describe en Colosenses 1:13, habla de la verdadera
“liberación” de Satanás y de la transferencia al reino de Cristo.
Cuando se combinan los siguientes pasajes, los mismos conforman una
poderosa declaración que refutan la idea de que los demonios posean a
los cristianos:
La biblia revela de un modo convincente que los verdaderos creyentes no pueden ser
poseídos por un demonio, sin embargo, si pueden ser atacados de manera externa,
con tormentos, voces, etc. Si se descubriera que un “creyente” esta poseído, quiere
decir que esta persona carece de la salvación y que el Espíritu Santo no mora en él.
Al igual que satanás los demonios son juzgados, y de igual manera tienen el mismo juicio
que satanás (juicio edénico, en el calvario, tribulacional, milenial y final), juicios que en la
lección anterior traté. Aunque en el juicio original pareciera tener una variación para los
demonios. Una porción del grupo que se rebeló con satanás fue expulsada del cielo
lanzada directamente al abismo para ser liberados en el día del juicio (2 Pedro 2:4, Judas 6,
Lucas 8:31). Otra parte fue desterrada del cielo y lanzada directamente al abismo para ser
liberados al final de la septuagésima semana de Daniel (Apocalipsis 9:1-11). También
parece haber un grupo especial de cuatro demonios atados junto al río Éufrates que serán
liberados al final de la septuagésima semana de Daniel (Apocalipsis 9:13-15). Y otros que
fueron originalmente lanzados del cielo junto a satanás, lo acompañaran durante su
tiempo en el cielo y en la tierra (Isaías 24:21, Apocalipsis 12:7-9).
El “ángel de Jehová” exhibe cualidades que solo se pueden asociar con la deidad:
El “ángel de Jehová” reivindica una naturaleza divina (Éxodo 3:2-5; Jueces 13:17-
18).
El “ángel de Jehová” exhibe atributos divinos (Éxodo 23:21; 33:14; Isaías 63:9).
El “ángel de Jehová” posee el nombre de “Jehová” (Éxodo 3:14; Jueces 13:17-18;
Isaías 9:6).
La posibilidad de que el “ángel de Jehová” sea un ángel debe ser descartada, ya que
ningún ángel creado, por más rango o jerarquía que tenga, poseyó jamás los rasgos de
la deidad, nombrados en la biblia. La identificación del “ángel de Jehová” que satisface
todas las características en el registro bíblico es la aparición preencarnada (una
teofanía), de la segunda persona de la deidad: El Hijo (Jesucristo).
En segundo lugar, Cristo afirmó ser Dios, y las Escrituras declaran que en efecto Él es
Dios (Juan 1:1; 5:18; 10:33; 2 P. 1:1; 1 Juan 5:20). Esta afirmación armoniza con la
deidad del “ángel de Jehová” (Éxodo 3:2-6; Jueces 13:17-18).
En tercer lugar, al afirmar su deidad (Éxodo 3:2-6; Jueces 13:17-18) y ser un individuo
distinto a “Jehová” (Éxodo 23:20-23; Isaías 6:1, 8 [con Juan 12:41-42]; Zacarías 1:12-
13), el “ángel de Jehová” asevera que más de una persona puede ser Dios. Solo Cristo,
la segunda persona de la Deidad trina, podría hacer una declaración así, que
corresponde a la perfección con la trinidad de Dios (Mateo 28:19; Mr. 1:9-11; Juan
15:26; 2 Co. 13:14).
Así, los atributos y las actividades del “ángel de Jehová” en el Antiguo Testamento son
perfectamente comparables a los del Cristo encarnado del Nuevo Testamento. En
términos de la eternalidad, la deidad, la trinidad y la responsabilidad de Cristo, la
evidencia bíblica confirma de un modo abrumador que los episodios del “ángel de
Jehová” veterotestamentario involucraban de manera incuestionable al Señor
Jesucristo preencarnado.
En esta lección aprendí 2 cosas referente a los demonios en cuanto a uno de sus juicios y
otro acerca de la diferencia entre la posesión demoniaca y la demonización. Aparte pude
comprender a quien hace referencia cuando la biblia menciona al “ángel del Señor”.
En cuanto al ángel del Señor tenía dudas, porque hay relatos en donde los personajes
dicen que “ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto” o “vi a Dios cara a cara, y
fue librada mi alma”; por ejemplo, en el caso de Jacob (Génesis 32:22-32) cuando Jacob
luchó con el ángel, él dijo esta palabra. Y me colocaba a pensar porque decía que vio a
Dios, si era un ángel quien luchó con él, o en el otro caso de Manoa y su mujer (Jueces 13),
cuando el “ángel del Señor” les anunció el nacimiento de Sansón, y estos dijeron también
estas palabras. Y después de leer y analizar, las características que muestran los versos,
particularmente en la adoración que recibe, se trata de una teofanía; por ello sus palabras
de que a Dios han visto.
Por último, aprendí sobre uno de los juicios de los demonios, específicamente en el juicio
original, porque Apocalipsis 12:9 dice que satanás y sus ángeles fueron arrojados a la
tierra, y creí que todos los demonios estaban sueltos, pero no, porque no todos fueron
arrojados a la tierra, según 2 Pedro 2:4, Judas 6, Lucas 8:31, estos demonios están presos
en el abismo hasta el día del juicio.