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Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA)

Nombre: Adriana Del Carmen

Apellido: Gil Paulino

Matricula: 2-18-1075

Grupo: 001

Presentado a: Nieves Martínez

Asignatura: ANAL. EMERG. MIT. y RESP

Tema: establecimiento y manejo de un albergue


Introducción

A continuación estaremos tratando lo qué los albergue Un albergue es un sitio donde


se le brinda ayuda y resguardo a las personas por diferentes motivos. La palabra
albergue es sinónimo de dar asilo, de dar cobijo: Existen los albergues temporales,
que brindan ayuda a las personas necesitadas, a las personas en situación de calle, a
las personas que han perdido su vivienda por algún desastre naturales, etc. en este
lugar, a ellos le brindan un techo donde dormir, y le suministran alimentos o
medicinas.

Los albergues temporales pueden ser de varios tipos: los albergues comunitarios,
que son sitios en donde las personas acuden y su estadía es de modo transitorio,
estos lugares están acondicionados para que las personas durante el tiempo que
estén allí cuenten con los servicios básicos, como agua y electricidad. Están los
campamentos de emergencia, este tipo de campamentos por ser de poco peso son de
fácil movilidad y en donde las personas pueden estar temporalmente, ejemplo las
carpas, las tiendas de campaña.

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Responsabilidades del director de un albergue

El director de un albergue es el responsable de su organización y funcionamiento


generales. Él tiene como tarea coordinar todas las funciones para que se ejecuten de
manera ordenada y oportuna. Un buen director realiza simultáneamente el papel de
administrador, supervisor y líder. Como administrador debe obtener cualquier tipo de
suministros o especialidad médica no disponibles dentro del refugio. Obviamente una
sola persona no puede encargarse de todo. Como supervisor debe delegar
rápidamente autoridad a sus asistentes para que desempeñen algunas funciones
operativas. Los ocupantes acuden a él en busca de su orientación y confianza, por tal
motivo, los supervisores de las funciones necesitan la asistencia y coordinación de
sus esfuerzos y para ello el director hace uso de sus cualidades de líder.

Las principales funciones como los servicios familiares, cuentan con un supervisor del
más alto nivel que se encuentra en las oficinas situadas afuera del albergue.

Los supervisores de las funciones se reportan ante su homónimo general para todos
los asuntos técnicos referentes a la forma más adecuada de llevar a la practica sus
responsabilidades y de las decisiones normativas de las cuestiones técnicas. El
director del albergue, como supervisor de las funciones, es un administrador que se
ocupa de que los servicios sean suministrados de manera apropiada y oportuna a los
ocupantes del refugio y no de decidir las políticas para dichos servicios. Sin embargo,
este supervisor de las funciones está a las órdenes de el director, en lo concerniente a
los asuntos administrativos. Esta comunicación incluye aspectos como horas,
estadísticas, progreso de las tareas y problemas con otras funciones en el albergue
que no se pueden resolver directamente con otros supervisores.

Si se ha escogido y entrenado con anticipación al personal de coordinación del


albergue, normalmente un plan organizativo estará listo para comenzar a operar, por
otra parte, si la enfermera apenas lo está organizando cuando se abre el albergue,
tendrá que concentrarse en las necesidades más inmediatas. Después de iniciar
labores es importante organizarlas.

Funciones o actividades en el albergue

Las funciones o actividades varían de acuerdo al tiempo que el albergue esté en


operación y las funciones que la comunidad no puede continuar desempeñando
"normalmente", debido a los daños ocasionados por el desastre. Algunas funciones
importantes son comunes en todos los albergues.

Funciones Importantes Comunes

Servicio de alimentos

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El alimento representa la seguridad y la sensación de que alguien se ocupa de la
persona. Comer relaja la tensión y disipa la angustia. Si se cuenta con alimentos o
puede arreglarse su distribución, las víctimas que llegan, por lo general pueden recibir
una comida sencilla o un refrigerio. Cuando el albergue inicia sus operaciones, el
servicio de alimentos quizá no esté en funcionamiento. También si se abre un
albergue como medida precautoria, tal vez no sea conveniente poner en operación
una cafetería (para proporcionar una sola comida). En estos casos normalmente se
utilizan expendios de "comida rápida". Poco después de que se inician las funciones
del albergue, el alimento suele prepararse allí mismo o se distribuye desde estaciones
fijas. Se programa el horario de servicio y el personal experto prepara los alimentos,
los cuales son inspeccionados por las autoridades sanitarias de la localidad. El
objetivo es que el albergue cuente con un área para proporcionar alimentos o que
afuera de éste exista una para que puedan utilizarla los ocupantes. Además, hasta
donde sea posible, es importante satisfacer las necesidades especiales de
alimentación de algunos grupos como lactantes, ancianos y enfermos.

Sitio para dormitorios

Los albergues se caracterizan por su falta de privacía y en ocasiones es necesaria la


vida comunitaria por el número de personas que se encuentran en ellos. Para dormir
se requiere más tiempo y espacio que para realizar otras actividades y por tal razón
todos los arreglos para los dormitorios influirán en la organización física del espacio
dentro de la instalación y la programación de otras actividades. A menudo el espacio
para dormitorios se establece en los gimnasios de las escuelas o algunas estancias
semejantes en edificios como centros de la comunidad. Si se cuenta con un solo
espacio para dormitorios, se asignan las posiciones de tal forma que en un extremo
del área estén los varones y en el otro las mujeres solas, y los grupos familiares en la
zona intermedia. La posición recta es la que se recomienda para dormir. La idea es
aumentar las distancias y disminuir el riesgo de infección aerógena. Si se cuenta con
varias estancias, es posible separar a los grupos a la hora de dormir. Hay que tener
consideraciones especiales con niños, ancianos y enfermos, pues necesitan más
horas de sueño que el adulto promedio. Posiblemente, en un principio no se contará
con un número suficiente de camas o de catres para todos los ocupantes. Si existe un
número limitado de ellos, serán asignados a la estación de auxilio y a los ancianos. La
mayoría de los ocupantes pueden estar más cómodos si se utilizan las esterillas de
gimnasios, mantas, tapetes o el material de caja de cartón. Muchas víctimas, en
especial las que han tenido ya experiencia en evacuaciones llevarán sus propias
ropas de cama o bolsas de dormir.

Servicios Médicos

Los servicios médicos tienen como tarea procurar que los enfermos y lesionados
reciban atención esencial; planificar las medidas de protección de la salud, y brindar
apoyo emocional. Son esenciales la supervisión médica y los programas de
enfermería por 24 horas continuas para conservar los estándares y asegurar la
calidad de la atención. Los servicios médicos y asistenciales deben tener la más alta
prioridad en la distribución de recursos. Una vez más, las necesidades varían de
acuerdo a la naturaleza y magnitud del desastre.

Los ocupantes del albergue normalmente acuden a sus propios médicos o a otro
personal clínico ya de los hospitales u otras instalaciones de tratamiento dentro de la

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comunidad. Las enfermeras en los refugios pueden hacer referencia a otras
organizaciones y hospitales. Si las autoridades médicas de la localidad deciden que el
albergue debe atender a enfermos muy graves o lesionados habrá que establecer
enfermerías y puestos de socorro temporales. Se ha sabido de casos en que todo el
conglomerado de un asilo tuvo que ocupar un albergue. En estos casos, se da al
personal de esa institución un área separada junto a la zona de servicios medicas en
donde pueden atender a sus pacientes.

Servicios Familiares

A menudo las personas o las familias llegan al refugio porque necesitan algo más que
un sitio temporal para comer o dormir. La Cruz Roja tiene la responsabilidad de
satisfacer algunas necesidades de emergencia de cada familia o persona,
individualmente después del desastre. El auxilio se presta para satisfacer necesidades
comprobadas: para que los miembros de una familia vuelvan a vivir en unidad.
Normalmente las personas que prestan ayuda no están presentes en el momento en
que se abre el albergue; no obstante, tan pronto como se determina la necesidad se
asignan trabajadores a cada caso y el trabajo comienza. Todo el auxilio de
emergencia se suministra como una dádiva y no como un préstamo. Cada centro local
de la Cruz Roja puede suministrar información relacionada con la capacitación
necesaria para auxiliar en casos de emergencia.

Asesoramiento psicológico

Los servicios de orientación y consejo normalmente pueden ponerse a disposición de


los ocupantes del refugio según sus necesidades. A menudo trabajan como
voluntarios profesionistas como: psiquiatras, psicólogos, enfermeras, trabajadoras
sociales, trabajadoras en salud mental, orientadores vocacionales y clérigos. Las
víctimas con posibles alteraciones psiquiátricas pueden ser enviadas a otras
instituciones para valoración u hospitalización si no se adaptan a la vida en el
albergue. Este servicio tiene como finalidad aminorar las reacciones de angustia
mental de quienes sufren las circunstancias y evitar que los problemas psicológicos
de las personas alteradas afecten a otras e impidan su ajuste satisfactorio a la vida en
el refugio.

Recreo y actividad de Religiosas

Una de las tareas más difíciles en la coordinación de un refugio es mantener ocupada


a la gente. Son de enorme importancia las actividades planeadas dentro y fuera del
refugio y deben iniciarse tan pronto sea posible. Algunas actividades especiales como;
cuidar a los niños de corta edad y a los ancianos, ejercicios para estar físicamente en
forma, enseñanza de técnicas de adiestramiento, artes y oficios, películas rentadas y
actividades sociales ayudan a que el tiempo transcurra más rápido y mejoran el
estado de ánimo, y reducen la ansiedad. Controlan la conducta indeseable y no
productiva como el juego de azar, las riñas y la vagancia. Las actividades religiosas
pueden ser establecidas en unos cuantos días. Si no se cuenta con servicios
religiosos, cabe entablar pláticas con temas de gran contenido espiritual, cantos y
períodos de meditación silenciosa. Sin embargo, hay que recordar que aunque se
trata de que los ocupantes del albergue participen en estas actividades, no debe
forzárseles a hacerlo. La participación debe ser voluntaria. Algunas personas prefieren
estar solas.

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Localización y selección del albergue

Pese a que los albergues masivos son instalaciones temporales para atender
personas y sin duda no son los medios más adecuados para vivir, con frecuencia son
la única forma de atender a gran número de persona de forma rápida y eficaz; por tal
razón, conviene planearlos con anticipación. La Cruz Roja recomienda formar un
comité en la localidad que se encargue de los planes previos al desastre y la
operación de albergues durante una calamidad o la amenaza de ella. Con anterioridad
se prepara un programa de actividades por escrito que permite, cuando menos en
parte, la selección de albergues satisfactorios. La planificación previa al desastre es
un proceso importante en muchas comunidades y de trascendencia vital para aquellas
que han sufrido grandes catástrofes.

En la mayoría de las comunidades la predesignación de los albergues masivos es una


tarea que se realiza con la colaboración del gobierno local y la Cruz Roja. Los refugios
son seleccionados con anterioridad para cada área de la comunidad, con
destinaciones primarias y secundarias, de este modo se puede ampliar el número de
refugios si así lo exige la situación.

Cuando se escoja un sitio adecuado para un albergue, en primer lugar deben determinarse los
posibles peligros para la comunidad. Si hay la posibilidad de una inundación, no tendría sentido
escoger los sitios para los refugios dentro de áreas propensas a sufrir tal catástrofe. De la misma
forma, resulta conveniente que los albergues se localicen lo más cercanos posibles al área
afectada. El tamaño de la edificación también es un aspecto importante. Los encargados de los
programas contra desastres consideran que un albergue pequeño puede guarecer de 50 a 200
personas. En muchas comunidades gran parte de los albergues entran en esta categoría. El
albergue que pueda acomodar de 200 a 500 personas se clasifica de tamaño medio; y por arriba
de la última cifra, es un albergue grande. Presentamos algunas consideraciones adicionales:

• Espacio para dormitorio (3 a 4.5 m² por persona)


• Servicios para alimentos (cocinas para el número de víctimas albergadas y 2
500 calorías al día para cada persona).
• Agua (18 litros por persona al día para todos los usos).
• Instalaciones sanitarias (un baño para cada 40 personas).
• Áreas de almacenamiento que puedan asegurarse.
• Estancias separadas para grupos como: enfermos, ancianos y familias con
niños de corta edad, así como espacios para oficinas.
• Área de recreo.
• Zona de estacionamiento.

Una construcción no puede ser rechazada solo porque no posea alguna o más de las
características mencionadas. Muchas de las divisiones de la Cruz Roja conservan listas

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organizadas de características (incluyendo los planos de la distribución por pisos) de edificios
escogidos como albergues. Una vez que se han localizado las estructuras idóneas, es un
procedimiento normal entablar negociaciones para su uso y establecer técnicas para habilitarlos
cuando sean necesarios.

Problemas y conflictos de la vida en un albergue

Problemas Generales

La vida en un albergue masivo se ha descrito como insatisfactoria en el mejor de los casos. Los
extraños con muy diferentes orígenes y estándares de vida se ven forzados a vivir unos con
otros. La conducta social varía con cada familia. Muchas víctimas se perturban por los efectos
del desastre, la alteración de sus patrones de vida y la incertidumbre del futuro. Otros se
preocupan por la seguridad de sus familiares que no están con ellos y con quienes no pueden
ponerse en contacto. Otros más pueden sufrir perturbaciones emocionales, psicológicas desde
antes del desastre y pueden haberse agravado sus problemas. Todo ello es complicado por la
naturaleza poco familiar y restrictiva de la vida en el albergue, la falta de privacidad y de sueño
y los cambios en los hábitos de alimentación.

La mayoría de los ocupantes terminan por adaptarse adecuadamente a la vida en el albergue.


Sin embargo, otros generan problemas y son exigentes. Por esa razón es escencial establecer
normas y reglamentos básicos para la vida en común y procurar que se cumplan. El director
debe tener control inmediato de lo que ocurre en sus dominios para evitar todo tipo de
problemas. Junto con las medidas para imponer la ley, él debe controlar la conducta personal
que genere alteración como: consumo de alcohol y otras drogas, el comportamiento sexual,
peleas, juegos de azar, tabaquismo y el empleo inapropiado de los suministros y el equipo.

Entre las medidas que deben estar a la orden del día, tenemos los primeros auxilios psicológicos
para personas que sufren reacciones más duraderas y graves al estrés. No es posible que en el
albergue se siga un programa total de salud mental, no obstante el tratamiento eficaz
(Información y dirección), la simpatía, interacción amigable con los demás y el ocupar a las
personas en algo útil puede servir de mucho para estabilizar la situación.

Quizá el problema más común sea el de las mascotas que acompañan a sus propietarios al
albergue. Por consideraciones a la salud y la seguridad no debe permitirse que compartan el
mismo espacio que las personas (excepto los perros lazarillos para ciegos y sordos). El cuidado
de las mascotas puede arreglarse con alguna sociedad humanitaria, de rescate de animales y con
veterinarios. Muchas personas consideran a sus mascotas como parte de la familia y no aceptan
estar lejos de ellas. Por tal motivo, si el espacio lo permite, habrá que delimitar otras áreas o
incluso construir un lugar para las mascotas. Muchos ocupantes del albergue pueden
conservarlas en los vehículos que utilizan para la evacuación. Es una práctica común que un
miembro de la familia permanezca en el vehículo por motivos de seguridad, ya que suele
contener las posesiones personales de la familia.

Problemas de Normatividad

El director del albergue no es un legislador, sin embargo, no seria raro que surgieran algunos
problemas relacionados con las normas establecidas. Por ello, no puede destacarse lo suficiente
la importancia del adiestramiento formal. Incluso en tales situaciones, si existe alguna duda el
director debe siempre solicitar a las oficinas generales que envíe un supervisor (algún
departamento oficial, la Cruz Roja u otra organización de voluntarios). Las normas son

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variables. Por ejemplo, en un albergue operado por el gobierno, se considera al director como
"una extensión del gobierno local".2 Por otro lado la Cruz Roja "no acepta donativos
económicos en un albergue".3 Las personas que desean hacer una contribución deben enviarla
por medio de un cheque a las oficinas locales de la Cruz Roja. Es importante recordar siempre
que usted como enfermera puede solicitar orientación, dirección y control.

Conflictos potenciales

Ya sea de forma consciente o inconsciente, toda opinión que se da y decisión que se toma, se
basa en creencias, actitudes y valores. Existen lugares en donde se reúnen todo tipo de
personas. ¿Por qué el albergue debe ser diferente? Las creencias y prácticas religiosas y
culturales son variables. Para un mundo que ya se encuentra en total confusión la vida en un
albergue agrega un toque de extrañeza y congestión, además de un futuro incierto. Todo el
personal administrativo debe adoptar una actitud imparcial y acrítica. Los posibles conflictos
pueden disiparse por medio del entendimiento básico de los valores y su esclarecimiento y la
actitud de escuchar con interés al interlocutor.

El papel de la enfermera en un albergue

La operación adecuada de un albergue incluye el mantener la buena salud de sus


ocupantes y por tal motivo, la enfermera se convierte en un miembro integral del
personal administrativo y de trabajo. Ella debe participar en el proceso de toma de
decisiones desde que el refugio comience sus operaciones. Todas las actividades de
los servicios médicos y asistenciales deben coordinarse con los de las autoridades
sanitarias locales y la comunidad médica. Dichas actividades pueden dividirse en
fases de valoración, planificación, ejecución y evaluación final.

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