ISBN: 978-956-324-318-5
ISBN Digital: 978-956-324-322-2
Comprensión de lectura
CH 028.9
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ISBN: 978-956-324-318-5
ISBN Digital: 978-956-324-322-2
Registro de Propiedad Intelectual N° 224.550
Han pasado más de veinte años desde la primera edición de este pequeño libro y aún no hemos
podido —o sabido— superar el bajo nivel de comprensión de lectura que las evaluaciones
constatan en nuestros jóvenes. La invasión de la imagen sigue mostrándose como una alternativa
más fácil, más accesible, y los jóvenes la eligen sin que surjan voces que revelen otros caminos.
Aún no sabemos claramente cuál será el impacto social de la revolución computacional y cómo
afectará a la comunicación. La diferencia entre la educación pública y la privada me parece un
delito social. La igualdad de oportunidades proclamada por más de un presidente de la República
no pasa de ser retórica en la actual situación de nuestra educación. Me parece que existe una
nueva pobreza, disfrazada, que tendría que ser descubierta por los políticos. Se puede decir con
una paradoja: existen sectores sociales que no existen. Pienso, repito, que una de las causas
cardinales de la existencia de sectores discriminados (no importa por qué) es el perverso sistema
educacional que mantenemos.
El método que a continuación presentamos no tiene mucho de original ni pretende ser la solución
definitiva del vacío bibliográfico que existe acerca del tema. Ha sido elaborado con la intención
de dar más bien ciertas pautas de referencia que puedan servir de guía tanto a los alumnos como
a los profesores. Nos atrevemos a publicarlo basados en la excelente experiencia —aunque breve
— de su aplicación a nivel de la Educación Media.
Hemos intentado utilizar un lenguaje y una estructura que lo haga accesible a profesores y
alumnos. Tanto los ejemplos como los textos que aparecen pueden ser fácilmente sustituidos por
otros, más simples o más complejos, de acuerdo al nivel de los alumnos con que se esté
trabajando. También es aconsejable ir aplicándolo a textos que se estén estudiando en las
diferentes asignaturas. Además puede ser estudiado desde la Básica, si se exceptúan los
Complementos.
Esperamos que este pequeño libro signifique un punto de partida para incentivar a profesores y
alumnos a recobrar los ya casi perdidos hábitos de la lectura y el diálogo, tan desplazados el
último tiempo por el tentador y aparentemente fácil lenguaje de las imágenes.
Finalmente, quiero agradecer el apoyo y los valiosos comentarios de los profesores Humberto
Giannini y Alfonso Calderón, como asimismo a las interesantes sugerencias de mis alumnos.
M.A.G., 1988.
PRÓLOGO DE LOS ALUMNOS1
No hace falta decir que sin la lectura en sí, o sea, sin “saber leer”, una persona no puede acceder
a estudios académicos de ningún tipo, ni siquiera los más básicos. Pero no es suficiente con este
“saber leer” para tener éxito en el quehacer escolar y universitario.
Hemos captado en nuestra vida como alumnos que no basta poder leer un texto sino que hay que
comprenderlo para así poder “trabajarlo”. Esto no solo se aplica a las asignaturas humanísticas
como Literatura, Historia o Filosofía, sino también a los textos científicos, que en ocasiones
presentan las mayores dificultades.
Ahora bien, para lograr este objetivo se hace muy útil el uso de un método con el cual poder
ordenar, aprehender y trabajar las ideas. Sin embargo, la mayoría de los alumnos no aplica
ningún método y su enseñanza no está en los programas oficiales del Ministerio de Educación.
He aquí el método de nuestro profesor, a quien debemos estar muy agradecidos por haberlo
creado sencillo y útil, aplicable a textos que van desde aquellos que aparecen en Comprensión de
Lectura en la PAA, hasta novelas, textos científicos, históricos, etc.
Ya que en estos tiempos se recurre muy poco a la lectura —y cada vez más a la T.V. — como
entretención en la niñez y la juventud, se podría paliar este déficit académico-cultural con este
práctico método que, siendo muy útil en el colegio, se hace imprescindible en la Universidad.
Todas estas apreciaciones están basadas en la experiencia y por ello damos testimonio de la
calidad del método. Esperamos que ustedes, al utilizarlos, tengan las mismas impresiones y
buenos resultados que nosotros tuvimos.
Ha llegado a ser lugar común el contrapunto entre cultura de imágenes y cultura de ideas.
Contrapunto que va gestando cada vez nuevos elementos discernibles de antagonismo:
plasticidad versus hondura, o fugacidad versus permanencia, etc. Contraposiciones más o menos
tajantes y definitivas. Pero, hay una que, sobre todo los educadores, debieran tener muy en
cuenta: el abismo que se ha venido generando entre opinión pública y experiencia común; una,
cuya formación (deformación u ocaso) puede quedar entregada al manejo técnico y sistemático
de tales o cuales imágenes; la otra, que siendo expresión de pre-juicios y complejos procesos de
interrelación vital, es de difícil individualización y más difícil aun, remoción. El contrapunto se
establece, en sus últimas trincheras, entre imagen y palabra.
Ahora bien, independiente del juicio estrictamente ético que merezca esta posibilidad de manejar
a los otros a través de las imágenes, la opinión pública creará a corto plazo un problema
epistemológico y político que habría desde ya que examinar y prever. Y es el carácter no-social
de la imagen, su propensión solipsística.
En efecto, la imagen tiene la virtud de ser absorbida casi instantánea, subliminalmente por la
subjetividad. Invertida la relación: la subjetividad (del opinante), “si solo tiene imágenes en la
mente”, no tendrá a la mano, en absoluto, el poder de comunicar la imagen, de transmitirla. La
imagen transita, por decirlo así, haciendo el camino más corto desde el emisor hasta los
individuos y se instala en cada cual como sustancia difícilmente soluble a la palabra (salvo que
se reflexione en ellas o se trate de imágenes de rica carga semántica).
Esta virtud de la imagen (su insolubilidad) es sumamente peligrosa para una sociedad no
prevenida contra sus encantos, contra su “acilidad”, incluso, contra su belleza; para una sociedad
no prevenida contra la ensoñación icónica. Peligrosa porque esta ensoñación tiene “la virtud” de
volvernos individuos, en el sentido más terrible y demoníaco: seres capaces de sentir y que, sin
embargo, están impedidos para comunicar.
Para enfrentar este peligro no había más solución que la reconquista de la dimensión simbólica,
comunicativa del lenguaje: su lectura profunda, ese intus legere de que habla el Medievo.
Y es en esta técnica que con sencillez, penetración y rigor inicia Marcial Arredondo a un público
joven que realmente requiere con urgencia de ella.
Tal vez a partir de este trabajo, ligado a la comprensión del texto, sea conveniente iniciar a los
educandos en los imperativos de la lógica, ínsitos en el lenguaje y en el hábito de una capacidad
crítica, que la cultura de la imagen no permite desarrollar. Creo que a partir de esta primera
experiencia hermenéutica, los alumnos podrán llegar bastante lejos en la reflexión crítica, medida
y controlada por el texto mismo.
Después de exponer lo que tiene que ver directamente con la comprensión y producción de los
textos, como ya dijimos, presentamos tres capítulos que pueden considerarse como herramientas
complementarias, los dos iniciales referidos al conocimiento general del lenguaje; el primero
presenta mi concepción de las funciones del lenguaje; el segundo, explica ciertas propiedades de
los términos que constituyen las sentencias, es decir, de las palabras con que se construyen las
oraciones y, el tercero, es una breve referencia al uso de las preguntas.
Por muchas y obvias razones, la comprensión de un texto es una herramienta utilísima tanto en el
nivel escolar como en el universitario y, además, en el ejercicio de cualquier profesión u oficio.
Digamos que al leer un texto cualquiera y tener la posibilidad de comprenderlo en profundidad, o
ahondar en aquello que más nos interesa de él, nos permitirá —aparte de estar bien informados—
formar con claridad nuestras propias ideas acerca de lo que hemos leído. Pero, será necesario
hacer un pequeño “sacrificio” para lograr el manejo de esta herramienta que es la comprensión
de lectura. Para lograrlo, deberemos aprender un método que nos servirá como guía para saber
cómo enfrentarnos a un texto. Por otra parte, será necesario leer, leer lo más posible aplicando el
método que vamos a elaborar juntos.
Cuando queremos hacer algo, necesitamos contar con ciertos elementos mínimos que nos
permitan hacer eso que queremos: no podemos construir una casita para nuestro perro si no
tenemos madera, clavos, escuadra, etc. No podemos escribir un cuento si no tenemos papel y
lápiz, aunque tengamos las ideas.
Para desarrollar esta capacidad —a la que todos tienen acceso— lo primero que se necesita es,
sencillamente, las ganas de contar con ellas. Luego, un poco de tiempo para leer y un poco de
paciencia para aplicar el método en que se apoya.
Entre otras más generales, las habilidades que se pueden adquirir con la comprensión de lectura
son:
“La ilustración consiste en el hecho por el cual el hombre sale de la minoría de edad. Él mismo
es culpable de ella” [las cursivas son del original]. La minoría de edad estriba en la incapacidad
de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta
minoría de edad, cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta
de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere
aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración”.
1) CONCENTRACIÓN Y VOCABULARIO
Por otra parte, respecto a la segunda operación, o sea la comprensión, todos estaremos de
acuerdo en que sin una lectura atenta, es imposible comprender un texto. Hay que agregar a
esto la necesidad de comprender el significado de todas las palabras que aparecen en el texto.
De modo que este primer punto nos exige cumplir dos condiciones: concentración en la lectura
y consultar un buen diccionario cada vez que tengamos una duda respecto al significado de una
palabra. En cuanto a la concentración, cada uno debe buscar el modo de leer que le permita una
mayor retención de lo leído: leer despacio, en voz alta o en silencio, subrayar, anotar, etc.
En este sentido, consideremos las primeras líneas con que Alejo Carpentier comienza su relato
“El camino de Santiago”:
Con dos tambores andaba Juan a lo largo del Escalda —el suyo, terciado en la cadera
izquierda; al hombro el ganado a las cartas—, cuando le llamó la atención una nave, recién
arrimada a la orilla, que acababa de atar gúmenas a las bitas.
Este fragmento nos obligará a buscar el significado de palabras como “gúmenas” y “bitas”.
gúmenas: Cuerda gruesa en los barcos que sirve para amarrar el áncora (ancla).
bitas: Postes de madera o hierro asegurados a la cubierta que están ubicados cerca de la proa de
una nave y que sirven para dar vuelta a los cables del ancla cuando fondea.
Preguntas:
Una vez comprendido el sentido del texto y el significado de todas las palabras que aparecen en
él, deberemos ubicar el texto, es decir, determinar a qué parte de la obra pertenece. En realidad,
usualmente tendremos alguna referencia acerca de la ubicación del texto antes de leerlo. De
todos modos, es mejor precisarla después. En el breve ejemplo que dimos antes, hemos ubicado
el texto como las primeras líneas (el primer fragmento) del primer capítulo de la narración “El
camino de Santiago”, del escritor cubano Alejo Carpentier.
Tendríamos que ubicarlo como la primera estrofa de “Alturas de Machu Picchu” que, a su vez, es
parte del Canto general de Pablo Neruda.
Ubicar los textos que utilizamos como ejemplos es relevante porque, al analizarlos, no nos darán
el sentido completo que tienen en la obra de la que son parte. En la lectura normal de un libro,
sabremos el título, el autor, cuándo fue publicado y otros datos que conocemos por el mero
hecho de disponer del libro.
De modo que una vez comprendido y ubicado el texto, es necesario complementar su contenido
con el resto de la obra a la que pertenece.
Esto es lo mínimo que debemos hacer respecto a la ubicación de un texto; pero si estamos
realizando una lectura más a fondo, serán parte de la ubicación otros datos importantes como la
época en que fue escrita, la acogida o rechazo que tuvo la obra en el momento de ser publicada,
qué tan importante es respecto a otras obras del autor, en fin, toda aquella información
complementaria que exista sobre la obra y que pudiera ayudarnos a entenderla no solo en sí
misma sino también en el contexto donde una obra existe a través del lector: el social. De manera
que conocer la ubicación del texto que se lee, si bien no tiene directa incidencia en su
comprensión misma, constituye información complementaria que ayuda a lograr un
conocimiento más certero y completo.
Preguntas:
¿Quién es el autor?
El fragmento, ¿de qué obra es parte?
¿Cómo se llama la obra?
¿En qué año fue escrita?
¿Tiene relación con alguna otra obra del autor?
3) PALABRAS CLAVES
El tercer paso se refiere a las palabras, pero no solo a su significado, sino a su importancia en una
oración.
Es obvio que no todas las palabras tienen la misma importancia en una frase, y esto es lo que,
generalmente, nos permite “resumir” o “sintetizar” los textos. Si señalamos estas palabras más
importantes en una frase (subrayándolas o anotándolas aparte) habremos dado un paso
importante en la comprensión del texto. Llamaremos a estas palabras “palabras claves”.
Aunque el sentido común es una buena ayuda para encontrar las palabras claves en un texto
sencillo, cuando se trata de un texto algo más complejo, da muy buen resultado plantearse ciertas
preguntas acerca de lo que se ha leído. Veamos un ejemplo:
Si entendemos las primeras palabras del texto, “Resulta entonces,…,” nos damos cuenta
inmediatamente de que antes de este párrafo se ha afirmado algo y que ahora se expondrá una
conclusión inferida de un párrafo que no conocemos. De modo que por ser importante
subrayamos “Resulta, entonces,…”. La palabra siguiente nos dice que la conclusión es
“fundamental” y por eso la subrayamos. Pero, ¿cuál es la conclusión? Si buscamos las palabras
claves que expresan esta conclusión, tendríamos que subrayar
Es obvio que si leemos en secuencia las palabras claves que hemos subrayado, nos damos cuenta
de que estamos destacando lo más importante, lo más esencial del párrafo. Ahora, será suficiente
“hilvanar” estas palabras claves para obtener un resumen del párrafo que hemos leído.
Al comienzo es importante tener precaución porque una vez que se alcanza cierto dominio de
nuestro método, las palabras claves son determinadas muy rápidamente y esto produce cierta
tendencia a apurar o a saltarse el paso, por lo cual el método dejaría de ser para la comprensión
de lectura y se transformaría en un método de “lectura veloz” que, ciertamente, no persigue los
mismos objetivos. Para señalar —una diferencia importante— digamos que los métodos de
“lectura veloz” excluyen la posibilidad del goce estético que puede ofrecernos una lectura
“normal”, aspecto que nuestro método considera muy importante.
Preguntas:
¿Cuáles son las palabras más importantes, las que me permiten resumir el texto?
¿Qué palabras debo subrayar para que al ser leídas en secuencia reflejen el contenido del
texto en una síntesis?
¿Qué criterios debo aplicar para subrayar las palabras claves?
4) DETERMINACIÓN DEL TEMA
El cuarto paso de nuestro método consiste en determinar el tema del texto que analizamos
mediante la aplicación del paso anterior, es decir, determinando primero las palabras claves del
texto. Este paso es uno de los más importantes. Apliquémoslo en otro ejemplo:
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar
el buque en que llegaba el obispo.
Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un
instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de
pájaros. “Siempre soñaba con árboles, me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años
después los pormenores de aquel lunes ingrato. “La semana anterior había soñado que iba solo
en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros”, me dijo. Tenía
una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los
contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su
hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron
a su muerte.
Usemos en este texto, a modo de ejercicio, los otros dos pasos anteriores y luego veamos cómo
podemos determinar el tema. Supongamos que ya hemos leído el texto con atención y que solo
dos palabras son poco conocidas y por lo tanto, las consultamos en el diccionario:
(En el diccionario pueden aparecer varias acepciones de alguna palabra. Solo se debe buscar —
con la ayuda del contexto— la acepción adecuada en el diccionario).
Ubicación: Fragmento inicial de Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez.
Ahora que tenemos claro el texto y conocemos el significado de todas las palabras que lo
forman, intentaremos determinar el tema fijando, primero, las palabras claves. Pero,
posiblemente sea más fácil explicar la determinación del tema “al revés” de cómo lo haremos
normalmente. Si nos piden que escribamos algo, generalmente nos darán un tema, sin que nos
digan cómo escribirlo. Entonces, inventamos una situación, relatamos un hecho que nos permita
referirnos al tema que nos han dado, que puede ser el amor, una crónica del pasado, el misterio,
el suspenso, etc. La situación o las situaciones que hemos inventado (con sus personajes, lugar,
tiempo, etc.) y la manera como las conectamos o las relacionamos dará por resultado lo que
conocemos con el nombre de argumento o asunto de la obra (un texto breve también puede
tener argumento). Esto es lo que ocurre al escribir acerca de un tema: primero se tiene el tema y
luego se crea el argumento por medio del cual se desarrolla. Pero, al analizar un texto, como
decíamos antes, ocurre al revés: tenemos el texto, en el cual se expone el tema valiéndose de un
argumento, de modo que para determinar el tema deberemos primero determinar el argumento y,
al tratar de precisar lo más importante de aquello a lo que se refiere el argumento, obtendremos
el tema.
El que parece ser el personaje principal —Santiago Nasar— va a ser muerto. Su madre, que era
muy certera adivinando sueños, evoca junto al narrador, veintisiete años después, los pormenores
de la muerte que ella no pudo presagiar en los sueños de su hijo.
Este sería el argumento del texto que analizamos. Si, ahora, ponemos atención en las “palabras
claves” de nuestro resumen, podremos determinar el tema que, obviamente, se refiere —y parece
que coincidirá con el tema de la obra— a la evocación de la muerte de Santiago Nasar; en otras
palabras, el tema del texto es la muerte4 (que en este caso, repetimos, coincidirá con el tema de
la obra) y va a ser expuesto al modo de una crónica. La determinación debe ser siempre lo más
breve y clara que sea posible, tal como en nuestro análisis hemos determinado el tema en forma
clara y breve: “la muerte”. No es necesario agregar que se trata de la muerte de Santiago Nasar,
porque ello significaría restringir el tema solo a su muerte. El tema puede en realidad referirse a
cualquier muerte: el tema será el mismo pero cambiará el argumento y, probablemente, el modo
como el autor lo exponga, que en este caso es la crónica (podría ser una biografía, un drama,
etc.). De modo que la determinación del tema debemos entenderla como una especie de
definición esencial: se trata de decir con la máxima precisión cuál es el tema, esencialmente, sin
agregar nada que lo enrede o lo acerque a un argumento, y sin que falte nada que sea parte de lo
esencial.
En resumen, para fijar el tema de un texto es necesario comenzar sintetizando el argumento con
ayuda de las palabras claves. Luego, se reduce este a lo esencial y se precisa recurriendo a
conceptos o nociones generales.
Preguntas:
El desarrollo, la explicitación del tema, decíamos, está dado a través del argumento, por medio
del relato de hechos o situaciones, de ejemplos o repeticiones que el autor escribe en un
determinado orden (o desorden intencionado). Este orden, esta manera de componer un texto (un
cuento, una novela, un poema, un ensayo científico o filosófico) es lo que llamamos estructura
del texto. De modo que podemos suponer que cada parte de una obra ha sido escrita en un lugar
determinado de la secuencia que constituye el todo con alguna intención por parte del autor. El
dramaturgo, por ejemplo, expone un tema en actos y en cada acto va desarrollando el tema en
diversos cuadros y escenas. Además de suponer una intención del autor al dar un lugar
determinado a cada parte de la obra, podemos suponer que todas las partes tienen relación entre
sí, directa o indirectamente.
Ahora, la pregunta es: ¿cómo determinar esas partes? Porque un texto podría dividirse en muchas
partes, y la obra completa en muchas más. Si escogemos un fragmento de una obra para analizar
su estructura, es obvio que dividiremos el texto escogido en partes, pero ¿qué extensión deben
tener esas partes? Tal vez podríamos dividir el texto en partes que vayan de un punto aparte a
otro. Si se trata de analizar un poema, podríamos dividirlo en estrofas, pero nos encontraremos
con que muchas veces no es posible o, más bien, no es conveniente. De todas estas
consideraciones, deducimos que para dividir un texto es necesario aplicar un criterio flexible de
división, es decir, un criterio que nos diga qué vamos a incluir en cada parte que dividimos.
También será importante dar un nombre a las partes en que dividimos un texto: hablaremos de
“Párrafo” para referirnos a estas partes del texto y, si resulta muy extenso y es aconsejable
subdividirlo, hablaremos de “Subpárrafo” (incluso, si fuera necesario dividir un subpárrafo,
podríamos hablar, por ejemplo, de “Momento”). El criterio para determinar la extensión de un
párrafo puede tener algunas variaciones, ya sea que se trate de un texto literario, de uno
científico, etc.; pero el criterio general es que un párrafo debe incluir una idea más o menos
general y los complementos que la explican y la explicitan. Puede ocurrir que sean dos ideas
estrechamente ligadas entre sí, o dos situaciones en que una es efecto de la otra. Lo importante es
comprender que cada párrafo debe intentar incluir una unidad de sentido5. Como el hecho
mismo de delimitar el párrafo implica haber captado el contenido de ese párrafo, procederemos
inmediatamente a darle un título que sintetice lo esencial de la unidad que hemos incluido en el
párrafo, para lo cual nos apoyamos en los pasos anteriores. Pongámonos de acuerdo en que P1,
P2, P3 significa 1er párrafo, 2º párrafo, etc. Sp1, Sp2, etc., para los subpárrafos. Esto se
entenderá más claramente si lo aplicamos a un par de textos. Primero, a uno literario, clásico.
P1/Sp1 “Alicia estaba empezando ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del
río sin hacer nada: /Sp2 se había asomado una o dos veces al libro que estaba leyendo su
hermana, pero no tenía ni dibujos ni diálogos, ¿y de qué sirve un libro si no tiene dibujos o
diálogos?, se preguntaba Alicia. /Sp3 Así pues, se puso a considerar (con algún trabajo, pues
con el calor que hacía aquel día se sentía adormilada y torpe) si el placer de tejer una cadena
de margaritas le valía la pena de levantarse para ir a recogerlas, /P2/Sp1 cuando de golpe saltó
corriendo cerca de ella un conejo blanco de ojos rosados.
P1: Alicia cansada: no le atrae el libro que lee su hermana
Sp1: Hacer nada (cansa) aburre.
Sp2: Los libros sin dibujos no sirven.
Sp3: Alicia adormilada, considera levantarse.
/Sp2 La cosa no tenía nada de muy especial; pero tampoco le pareció a Alicia que tuviera nada
de muy extraño que el conejo se dijera en voz alta: “¡Ay!, ¡Ay! ¡Dios mío! ¡Que tarde voy a
llegar!” (cuando lo pensó más tarde, decidió que, ciertamente, le debía haber llamado mucho la
atención, pero en aquel momento todo le parecía de lo más natural); Sp3 pero cuando vio que el
conejo se sacaba, además, un reloj del bolsillo del chaleco, miraba la hora y luego se echaba a
correr muy apresurado, Alicia se puso de pie de un brinco al darse cuenta repentinamente de
que nunca había visto un conejo con chaleco y aún menos con un reloj de bolsillo. /P3/Sp1 Y
ardiendo de curiosidad, se puso a correr en pos del conejo a través de la pradera, justo para ver
cómo se colaba raudo por una madriguera que se abría al pie del seto. /Sp2 Un momento
después Alicia también desaparecía por la madriguera, sin pararse a pensar cómo se las iba a
arreglar para salir después”.7
En este texto tomado de Alicia en el País de las Maravillas hemos determinado tres párrafos
cuyo argumento y unidad intentamos dar en los títulos. Si anotamos los títulos y los leemos en
secuencia, nos daremos cuenta que ello permite recordar todo el texto sin mayor esfuerzo:
Veamos ahora un ejemplo con un texto científico en el que dejamos los pasos anteriores al
análisis a cargo del lector. Nuestro principio o criterio de división será incluir en una unidad
(párrafo) un enunciado y sus explicaciones o ejemplificación.
/P2/Sp1 También hemos visto que los cambios en el movimiento de los cuerpos se deben a las
interacciones que se producen entre éstos. /Sp2 Así, en los casos de una manzana que cae o del
movimiento de la Tierra alrededor del Sol, estos procesos se deben a la interacción
gravitacional entre la manzana y la Tierra y entre la Tierra y el Sol, respectivamente. La
combustión del carbón se debe a la interacción eléctrica entre los átomos de carbono y de
oxígeno, y así sucesivamente”
P2 y Sp1: Las interacciones entre los cuerpos explican los cambios. Sp2: Ejemplos y explicación
de interacción
Nuevamente leeremos en secuencia los títulos de las divisiones que hemos aplicado en este texto
que, dicho sea de paso, es de índole completamente diferente al anterior, y verificaremos que
nuestro método es también aplicable a textos que no sean estrictamente literarios.
P1 y Sp1: “Los procesos que ocurren en el Universo se reducen al cambio en el movimiento de
algunos cuerpos”.
No se requiere una memoria prodigiosa ni mucho menos para ir recordando los contenidos de
cada párrafo o subpárrafo a medida que los leemos. Es recomendable, especialmente al
comienzo, utilizar las mismas palabras que aparecen en el texto para titular los párrafos y
subpárrafos: esto ayudará a una asociación más rápida entre los títulos elegidos y los contenidos
que estos sintetizaban.
El método de comprensión de lectura puede ser aplicado con resultados bastante sorprendentes al
estudio de muchas materias escolares (Lenguaje y Comunicación, Filosofía, Física, Biología,
Historia, etc.). En este caso es conveniente titular los párrafos y subpárrafos un poco menos
sintéticamente, de modo que, al finalizar el análisis de la materia, los mismos títulos sirven de
resumen. Al leer los títulos en secuencia, recordaremos los contenidos estudiados, y sabremos de
inmediato lo que deberemos repasar si no recordamos por qué pusimos tal o cual título.
Preguntas
Es de suponer que si aplicamos a un texto los cinco pasos que hemos establecido hasta aquí,
deberíamos, al menos:
En c) decíamos que con los pasos que ahora conocemos del método, deberíamos “haber
comprendido suficientemente bien el sentido que el autor ha querido dar al texto”. No hemos
dicho “haber comprendido completamente”. Y no lo hemos afirmado porque eso es algo
imposible. ¿Qué autor puede impedir a un lector interpretar un texto como le parezca? Además,
ello dependerá muchas veces de qué tan informado, imaginativo e interesado sea el lector.
Señalamos que este método, aunque está enfocado solo a la comprensión de un texto, después de
aplicarlo y habernos familiarizado con él, podremos intentar proyectarlo a la interpretación, a la
re-creación, al comentario o, simplemente a “volar”, pensando o escribiendo a partir de alguna
frase o subpárrafo del texto que nos haya gustado. Todo esto es mucho más libre que la
comprensión, pero se hace posible y se facilita con ella. Finalmente, si consideramos que leer
entendiendo es estudiar, también se puede aplicar el método para estudiar textos de los diferentes
ramos, biología, historia, lenguaje, etc.
SELECCIÓN DE TEXTOS
Indicaciones previas
Para comparar el análisis de los textos seleccionados hecho por el alumno con las soluciones que
proponemos en el Anexo —al final de los textos seleccionados—, nos pondremos de acuerdo en
lo siguiente:
b) Numeramos las líneas del texto que se analiza, anotando, de cinco en cinco, el número que
corresponda a la derecha de la línea. Para referirnos a la línea 13 o a la 21 escribiremos, L13 o
L21 respectivamente,
c) Los textos deben ser analizados siguiendo el orden en que los pasos del método han sido
expuestos, exceptuando el primero (el vocabulario queda a cargo del lector) y, el segundo,
cuando no existe la información necesaria:
1) Ubicación;
2) Palabras claves;
(a) división;
TEXTO 1
La personalidad es un todo, pero no es un todo cerrado, es un todo abierto, no es un pequeño
dios, sin puertas ni ventanas como la mónada de Leibnitz, o un ídolo que no ve, no oye, no habla.
Tiende por naturaleza, a la vida social y a la comunión.
Así, la sociedad se forma como una cosa exigida por la naturaleza, y (porque esa naturaleza es la
naturaleza
humana), como una obra cumplida por un trabajo de razón
y voluntad, y libremente consentida. El hombre es un animal político, es decir, que la persona
humana reclama la vida política, la vida en sociedad, no solamente con respecto a la sociedad
familiar, sino con respecto a la sociedad civil. Y la ciudad, en tanto cuanto merece su nombre, es
una sociedad
de personas humanas. Es decir, es un todo de todos; porque la persona como tal, es un todo. Y es
un todo de libertades, porque la persona como tal significa gobierno de sí, o independencia (no
digo independencia absoluta, la cual es propia de Dios). La sociedad es un todo cuyas partes son,
a
su vez, todos, y es un organismo hecho de libertades, no de simples células vegetativas. Tiene un
bien propio y una obra propia, que son distintos del bien y de la obra de los individuos que la
componen. Pero ese bien y esa obra son, y deben ser, por esencia, humanos, y en consecuencia
se
pervierten si no contribuyen al desarrollo y al mejoramiento de las personas humanas.
TEXTO 2
—Señor don Bruno —continuó el visitante—, usted me conoce a fondo, creo; y yo más a usted,
que es menor que yo. Nos hemos puesto de acuerdo con estos caballeros para que los hacendados
colindantes no alteremos la costumbre. Yo tengo fama de cruel, quizás hasta de feroz, porque he
colgado
mucho a los indios, y uno que otro no han podido soportar el castigo y han fallecido.
Últimamente, un viejo que se estaba robando una cabeza de plátanos. Pero jamás, jamás los he
castigado injustamente, siempre por falta comprobada. Eso sí; todo es rigor. Pero les doy tierras
suficientes y les permito
criar su poco de ganado, que me lo venden. Traigo, como usted, don Bruno, predicadores en
cuaresma que me hacen llorar a los indios, me los consuelan bien. Sin embargo, estos miserables
indios aumentan mucho ahora; no sé por qué. Creo que es la medicina que ha hecho desparecer
los sarampiones y
pestes que principalmente se llevaban a los chicos. Y las tierras que antes les alcanzaban ahora
no les alcanzan. Y tienen ahora su poco de hambre. Pero yo no estoy dispuesto a aumentarles sus
parcelas. Sería el inicio de la ambición; y si ese gusano se les mete al tuétano a los indios no nos
servirán ni la barra ni el
flagelamiento, ni la muerte. Usted, con todo respeto sea dicho, ha quebrantado la costumbre; ha
sembrado el gusano no sólo aumentándoles las tierras y el número de ganado que puede criar un
colono, sino permitiéndoles negociar con personas ajenas. Para el colono sólo el patrón existe y
ha existido siempre, como persona de quien pueda comprar y a quien deba vender. Si esta regla
se quebranta, la hacienda ya no será hacienda. No se trata de ofendernos, señor Aragón de
Peralta, que todos tenemos nuestros quebrantos y debilidades. Nadie, creo, de nosotros, puede
tener sabiduría ni autoridad suficientes para calificar. Víctor Hugo y Marden, a quienes leo
siempre, así lo afirman.
—Mi señor —contestó Bruno—. Hay otra regla que usted olvida o ha olvidado: el patrón es,
como dueño, libre de proceder en su hacienda según su voluntad, luego puede dar las licencias
que estima convenientes, siempre que no perjudique directamente a los colindantes.
TEXTO 3
Taylor (1936) afirmó que la “Ecología es la ciencia de todas las relaciones de todos los
organismos con todos sus ambientes”. Como quiera que los vegetales y animales pueden ser muy
abundantes y diversos, y las condiciones ambientales extremadamente variables, el campo de
acción de la Ecología es muy amplio. Sin embargo, la principal tarea de la Ecología consiste en
perfilar los principios generales que regulan la actividad de la comunidad y de sus partes
integrantes. Estos principios pueden aplicarse a la interpretación de las actividades particulares
de las diferentes plantas y animales sometidos a las condiciones de una situación determinada.
Aunque la fauna y la flora de una región pueden clasificarse y describirse y aunque los agentes
físicos que en ella actúan puedan individualizarse convenientemente, ni la descripción de la
biota, ni la del hábitat, constituyen propiamente una investigación ecológica. Por lo mismo, no
puede considerarse ecólogo a una persona que se levanta al romper el día y elabora una lista de
todos los pájaros que ve sin relacionar su presencia con otros factores. A la Ecología moderna
concierne las interdependencias funcionales entre los seres vivos y lo que les rodea. Aunque la
Ecología es esencialmente una ciencia de campo, antes de proceder al estudio de una situación
natural, en la que la multiplicidad de las actividades ecológicas puede ser realmente
sorprendente, es preciso adquirir previamente una noción de los principios y problemas generales
de la Ecología.
En un sentido más amplio, la Ecología nos interesa también en cuanto a ciudadanos, ya que nos
ilustra acerca de la actividad de la Naturaleza. Además, debe tenerse en cuenta que el hombre es
uno de los elementos más importantes del ambiente, en el que ejerce siempre una influencia
modificadora, que, si no es convenientemente graduada, tiene a menudo carácter destructivo. El
hombre es también un organismo rodeado por un ambiente, hecho tenido particularmente en
cuenta en el desarrollo de la ecología humana. Por consiguiente, el conocimiento de los
principios generales de la Ecología es de interés para la adecuada comprensión de las relaciones
humanas, de la misma manera que el estudio de la Zoología general constituye una base
adecuada para la Medicina. Al igual que otros animales, el hombre se halla sometido al influjo de
los factores físicos de su ambiente, depende absolutamente de otras especies y debe acomodarse
con otros individuos de su misma especie. En la actualidad, el hombre sufre la consecuencia de
la falta de estos acoplamientos.
TEXTO 4
La degradación del diálogo se llama “discusión” o “polémica”. Sin embargo, no es preciso que
sea un diálogo el que degenere en discusión para que ésta surja. Ambos modos son
independientes.
Es un hecho: quien discute sólo percibe la verdad o la justicia de sus propias ideas, a las que se
aferra y por las que se juega ciegamente. A la discusión se llega con “la verdad”, con el
sentimiento irrenunciable de tenerla y con la voluntad de retenerla a toda costa. En estas
condiciones, el otro es más que un opositor. En última instancia, lo que se busca en el
enfrentamiento es hacer pasar el conflicto a través de la responsabilidad del otro. Este es el
culpable, el Enemigo. Entonces, cualquier argumento resultará bueno para demoler su versión de
las cosas: desde el argumento sofista especioso, hasta la descalificación resumida del otro: su
rebajamiento moral, el insulto, la contumelia, la maldición, para quedarnos en el plano
exclusivamente verbal.
En resumidas cuentas: a la discusión se va a ganar, a quedarse con toda la razón y con la última
palabra; lo que implica que allí no ocurre en momento alguno el reconocimiento de la
perspectiva ajena, o que de partida se la da por falsa. La mueve, pues, un principio erístico,
agonal, de cuyo uso los sofistas y alguna vez, hay que confesarlo, el propio Sócrates platónico
fueron maestros.
TEXTO 5
Cuando uno quiere conservar aquellos Estados que estaban acostumbrados a vivir con sus leyes y
en República, es preciso abrazar una de estas tres resoluciones: debes o arruinarlos (esto no vale
en el siglo en que estamos)8, o ir a vivir en ellos, o, finalmente, dejar a estos pueblos sus leyes
(mala máxima, la continuación es lo que hay de mejor), obligándolos a pagarte una contribución
anual, y creando en su país un tribunal de un corto número que cuide de conservártelos fieles.
Creándose este Consejo por el Príncipe, y sabiendo que él no puede subsistir sin su amistad y
dominación, tiene el mayor interés en conservarle su autoridad. Una ciudad habituada a vivir
libre, y que uno quiere conservar, se contiene mucho más fácilmente por medio del inmediato
influjo de sus propios ciudadanos que de cualquier otro modo (en Milán, una comisión ejecutiva
de tres adictos, como mi triunvirato dictatorial de Génova). Los espartanos y romanos nos lo
probaron con sus ejemplos. Sin embargo, los espartanos, que habían tenido Atenas y Tebas por
medio de un Consejo de un corto número de ciudadanos, acabaron perdiéndolas; y los romanos
que para poseer Capua, Cartago y Numancia, las habían desorganizado, no las perdieron. Cuando
éstos quisieron tener la Grecia con corta diferencia, como la habían tenido los espartanos,
dejándole libre con sus leyes, no les salió acertada esta opinión, y se vieron obligados a
desorganizar muchas ciudades de esta provincia para guardarla. Hablando con verdad, no hay
medio ninguno más seguro para conservar semejantes Estados que el de arruinarlos (pero puede
hacerse esto a la letra de muchos modos sin destruirlos, mudando, sin embargo, su constitución).
El que se hace señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre, y no descompone su régimen,
debe contar con ser derrocado él mismo por ella. Para justificar semejante ciudad su rebelión,
tendrá el nombre de libertad, y sus antiguas leyes, cuyo hábito no podrán hacerle perder nunca el
tiempo ni los beneficios del conquistador. Por más que se haga, y aunque se practique algún
expediente de previsión, si no se desunen y dispersan sus habitantes, no olvidará ella nunca aquel
nombre de libertad, ni sus particulares estatutos; y aún recurrirá a ellos, en la primera ocasión,
como lo hizo Pisa, aunque ella había estado numerosos años, y aún hacía ya un siglo, bajo la
dominación de los florentinos (Ginebra podría darme alguna inquietud; pero no tengo que temer
nada de los venecianos y genoveses).
Pero cuando las ciudades o provincias están habituadas a vivir bajo la obediencia de un Príncipe,
como están habituadas por una parte a obedecer y que por otra carecen de su antiguo señor, no
concuerdan los ciudadanos entre sí para elegir a otro nuevo; y no sabiendo vivir libres, son más
tardos en tomar las armas. Se puede conquistarlos (especialmente cuando se dice que se le traen
la libertad e igualdad al pueblo) con más facilidad, y asegurar la posesión suya. En las
repúblicas, por el contrario, hay más valor, una mayor disposición de odio contra el conquistador
que allí se hace príncipe, y más deseo de venganza contra él. Como no se pierde en ellas la
memoria de la antigua libertad, y que ella le sobrevive con toda su actividad, el más seguro
partido consiste en disolverlas (atemperar y revolucionar bastan) o habitar en ellas (esto no es
necesario cuando uno les ha revolucionado y que diciéndoles que ellas son libres, las tiene firmes
bajo su obediencia).
ANEXO (PROPUESTA DE SOLUCIONES)
Texto 1
1) Ubicación
Los derechos del hombre, ensayo filosófico de Jacques Maritain (1882 – 1973), pensador
francés, cristiano, contemporáneo.
2) Palabras claves
Guiándonos por las palabras claves, es fácil darse cuenta que Maritain se está refiriendo a la
persona, en la primera parte, y a la sociedad en la segunda. Todo lo que se afirma es
complemento, explicación, delimitación, de estos dos conceptos, para terminar con una relación
entre ellos. Por lo tanto, el tema puede sintetizarse como “Persona”.
4) Análisis de la estructura
P1: La persona
P2: La Sociedad.
Observaciones
Aplicando un criterio de división menos global, el texto podría dividirse en cuatro párrafos en
lugar de dos. El primero, abarcaría la descripción inicial de personalidad, es decir, desde el
comienzo hasta el primer punto aparte, L7. El segundo párrafo comprendería todo el desarrollo
que sigue y que se refiere a la personalidad, desde “Ello es así…” L8, hasta “…nuestros
semejantes”, L45. El tercer párrafo, de acuerdo al criterio aplicado, iría desde “Así, la
sociedad…”, L36, hasta “…libremente consentida”, L41, considerando como párrafo la primera
descripción que se refiere a la sociedad, al igual que hicimos con el primer párrafo. El último, es
el desarrollo del concepto de sociedad y de su relación con el de persona; se extendería
obviamente hasta el final del texto.
Texto 2
1) Ubicación
Todas las sangres, novela de José María Arguedas (1911 – 1969), escritor peruano,
contemporáneo.
2) Palabras claves
Las palabras claves nos señalan que el diálogo gira en torno a las costumbres de los hacendados
con respecto al tratamiento de los indios. Los visitantes las consideran justas y las defienden.
Don Bruno no las considera tan justas y las ha quebrantado. Un título que sintetice el tema
podría ser “La justicia de los hacendados para con los indios” o bien “Costumbres de los
hacendados con los indios”.
4) Análisis de la estructura
b) División y titulación:
Sp3: Don Bruno califica conductas: su vecino mata por avaricia y él es lujurioso.
Observaciones:
Este fragmento de la magistral novela Todas las sangres de Arguedas, a diferencia del Texto Nº
1, sería difícil de dividir de otra manera, en lo que a párrafos se refiere, excepto si pensamos que
en el P1 hay dos partes que podrían considerarse como párrafos cada una: la exposición de lo que
el visitante asegura son las costumbres vigentes y la acusación contra don Bruno. En todo caso,
hay claramente en él, primero una solicitud y, enseguida, una respuesta.
Texto 3
1) Ubicación
2) Palabras claves
En este texto, es casi innecesario recurrir a las palabras claves para determinar el tema o idea
principal, puesto que, evidentemente, se refiere al objeto de la Ecología.
4) Análisis de la estructura
a) Criterio de división: Los párrafos abarcarán una idea o tema principal incluyendo su desarrollo
y ejemplificación. Consideraremos también como tema una rama o idea secundaria si se
desarrolla y se ejemplifica.
b) División y titulación:
P1: Ecología: ciencia de las relaciones de los organismos con sus ambientes.
Observaciones
Si interpretamos nuestro principio de división en forma más amplia, el texto podría dividirse solo
en dos párrafos. El primero, desde el comienzo hasta “…agua y pesca” L87; el segundo, hasta el
final. Así, el P1 comprendería todo lo que se refiere al objeto de la Ecología (precisiones,
explicaciones y ejemplos). El P2, aunque podría ser considerado subtema del P1, constituye una
rama —Ecología Humana— con relativa independencia de la Ecología General, lo que hace
lícito considerarlo como un tema.
Texto 4
1) Ubicación
2) Palabras claves
Probablemente este es el texto en que el tema aparece —a través de las palabras claves— con
mayor evidencia: la discusión.
4) Análisis de la estructura
a) Criterio de división: Cada comparación o explicación (ideas secundarias) del tema (la
discusión, idea principal) constituirá un párrafo.
b) División y titulación:
Observaciones
Texto 5
1) Ubicación
El Príncipe (1513), ensayo del historiador, escritor y político florentino Nicolás Maquiavelo
(1469 – 1527).
2) Palabras claves
conservar… Estados
acostumbrados a… sus leyes… en República
una de… tres resoluciones
arruinarlos… vivir en ellos, o,… dejar sus leyes
obligándolos… contribución anual
creando… conservártelos fieles… consejo
ciudad… libre…se contiene… más fácilmente
por medio… influjo de sus propios ciudadanos
espartanos y romanos
por medio de un Consejo
acabaron perdiéndolas
se vieron obligados a desorganizar
con verdad… medio más seguro
conservar… Estados
arruinarlos
si no se desunen y dispersan
habitantes… no olvidarán… nunca… libertad
cuando… ciudades… habituadas… obediencia… señor
no concuerdan… (ciudadanos)
elegir a otro nuevo
y no sabiendo vivir libres
son… tardos en tomar las armas
En… repúblicas… hay más valor
odio contra… conquistador
no… se pierde… la memoria… antigua libertad
más seguro… disolverlas o habitar en ellas.
Las palabras claves nos permiten concluir que el tema del texto se refiere a las posibilidades de
conservar, es decir, de mantener la dominación sobre un Estado o ciudad. Tratando de resumir,
podríamos dar el título de “Sobre la dominación de los estados (o ciudades) libres”.
Maquiavelo da un título a este texto, más exacto que el nuestro, por cierto, pero muy extenso:
“De qué modo deben gobernarse las ciudades o principados que, antes de ocuparse por un nuevo
Príncipe, se gobernaban con sus leyes particulares”.
4) Análisis de la estructura
a) Criterio de división: Cada párrafo abarcará un tema y su comentario
b)División y titulación:
Observaciones
También este texto acepta otros criterios de división. Por ejemplo, pudo llevarse el P1 desde el
comienzo hasta “genoveses).” (L67), considerando como un solo tema la aplicación de las tres
resoluciones a las ciudades que “se gobernaban con sus leyes”. El P2 se extendería hasta el final
y consideraría la aplicación de las tres resoluciones a Principados obedientes y a Repúblicas
como un segundo tema.
SEGUNDA PARTE
Aunque en la exposición de nuestro Método hasta ahora solo hemos mencionado la PSU, en la
segunda parte veremos que puede ser aplicado con gran provecho al tipo de comprensión de
lectura que ella pide. O sea, esta segunda parte es una aplicación del método a las habilidades
requeridas tanto por la prueba SIMCE como por la PSU. Esta intenta medir la capacidad de los
estudiantes para comprender en forma rápida y precisa el contenido (significado) de textos de
cierta complejidad. Como se dijo en la Introducción, la parte de Lenguaje y Comunicación de la
PSU considera tres secciones:
Esta sección contiene textos de diversas extensiones, acerca de los cuales se formulan dos tipos
de preguntas:
a) Preguntas de vocabulario, consistentes cada una en una palabra que aparece subrayada en
el texto, seguida de cinco opciones, una de las cuales el alumno elegirá para reemplazar el
término subrayado, según su significado y adecuación al contexto, de modo que no cambie
el sentido del texto aunque se produzca diferencia en la concordancia de género.
Aquí es necesario hacer una aclaración muy importante respecto a los párrafos. En nuestro
método, tiene una extensión variable que dependerá del criterio de división que estemos
aplicando; en cambio, en la PSU, normalmente la referencia a un “párrafo” significa un
fragmento del texto que va desde un punto aparte hasta el siguiente.
Finalmente, sugerimos que cada estudiante, al responder la prueba, establezca una secuencia de
acuerdo a sus posibilidades y preferencias. Generalmente, resulta negativo —se transforma en
una pérdida de tiempo— comenzar por lo más difícil o por un tema que nos disgusta. Empezar
por algún tema que conocemos mejor y nos agrada ayudará a que nos sintamos mucho más
seguros y tranquilos para enfrentar el resto de la prueba.
Volviendo a nuestro Método, el tercer paso, las palabras claves, nos servirá para comprender y
sintetizar rápidamente el texto. El cuarto, la determinación del tema, corresponde a la
determinación de la idea central del texto y veremos una aplicación en el parágrafo 6). El quinto
paso, análisis de la estructura del texto, lo podemos aplicar solo en la parte que se refiere a la
división del texto, dejando de lado los títulos de los párrafos y subpárrafos por razones de
tiempo. Incluso, será más rápido si solo dividimos el texto en párrafos.
Intentemos enumerar las habilidades que se requieren para obtener un buen resultado en la
comprensión de lectura de la PSU, todas habilidades que se pueden desarrollar a partir de un
buen manejo de los pasos del Método:
El soñante9
El hombre soñaba continuamente una quimera atrayente. Me lo contó —no sin cierta esperanza
— un par de veces, mientras tomábamos la colación en el comedor de los trabajadores de la
fábrica. La última vez, a la esperanza agregó cierto entusiasmo.
No lo he vuelto a ver. Por aquí por San Joaquín, nadie lo ha vuelto a ver. Me dicen que decidió
quedarse a vivir en su sueño.
c) Nadie lo ha...............
A dos días del tsunami pensé: “después de la ira y los destrozos causados, viene el
arrepentimiento”. Desde mi terraza puedo ver al océano completamente arrepentido. Pulcras
olas que apenas sobrepasaban un metro, cristalinas, estallan ininterrumpidamente.
El agua me deja deslizar casi sin esfuerzo. Floto de espaldas, justo antes de donde revienta la
ola y, en su profundo arrepentimiento, el mar mece mi cuerpo con delicadeza.
Podría exagerar: mientras floto de espaldas el mar desea cantarme una canción de cuna pero
desiste: si de verdad me duermo, podría ahogarme. Y un nuevo arrepentimiento a él le costaría
mucho esfuerzo. ¿Se dan cuenta la tremenda masa de arrepentimiento?
3) El lenguaje metafórico
Suelen aparecer, en la comprensión de lectura de la PSU, preguntas que piden la “traducción” de
una metáfora, la que, según el diccionario de la Real Academia Española, “…consiste en
trasladar el sentido recto de las voces en otro figurado, en virtud de una comparación tácita”.
Ejemplos de términos:
Eres mía
niñamía
jalando el hilo
de mi volantín de fantasías.
Captar el significado de una metáfora depende mucho del contexto en que se da, pero nuestra
imaginación y habilidad para asociar personas, objetos, situaciones, etc., con términos figurados,
ayudará mucho para descifrar el lenguaje metafórico. De más está decir que la lectura habitual
significará un aporte importante en este ítem.
TEXTO
Ayer caí en cuenta de que mi gato Ayko no ve bien. Le ofrecí pedacitos de atún en mi mano y
comenzó a morder al lado. El segundo trocito que puse en la palma de mi mano, lo encontró a
tientas, aplastándolo con la nariz.
Pensando, no encontré entre mis recuerdos gatos con anteojos. Solo uno con botas, otro, el de
Yorkshire, que dejaba su sonrisa suspendida en el aire y varios gatos —Internet— con lentes
para la foto. Ayko no necesita botas, ni magia, ni fotos. Conclusión: los gatos cortos de vista no
usan lentes.
4.1 Pregunta:
TEXTO
Como sabemos, la psicología general estudia las diferentes funciones que intervienen en el
proceso global del comportamiento, de la misma manera que la fisiología examina los procesos
que constituyen el funcionamiento orgánico del individuo. No obstante, el comportamiento
humano se distingue de los procesos fisiológicos por ser más o menos personalizado, es decir,
por presentarse como la respuesta global y significante de un sujeto a una situación que tiene
para él un sentido.
4.2 Pregunta:
La fisiología estudia:
Obviamente, la respuesta correcta es (c). El texto dice “los procesos que constituyen el
funcionamiento orgánico del individuo”, y la única alternativa posible es “los procesos que
constituyen el organismo del individuo”.
Esta es la más elemental habilidad requerida por la comprensión de lectura de la PSU y, a pesar
de lo elemental, para los alumnos que no tienen ningún hábito de lectura resulta a veces
complicada y pierden valioso tiempo en buscar la alternativa correcta.
5) Significados equivalentes
Un grado menos elemental que encontrar oraciones textuales es la habilidad para encontrar
oraciones que sean semánticamente equivalentes, es decir, para indicar la alternativa correcta
cuando se nos pide ubicar en un fragmento determinada oración, pero ya no textualmente, sino
con otras palabras que forman una oración diferente, aunque con el mismo significado de la que
se nos pide señalar.
TEXTO
Aun cuando se ha dicho que la “Teoría de la Relatividad” es en sí muy simple —lo cual, sin
duda, es correcto—, ello no significa que sea fácil explicarla, especialmente a los alumnos de
Educación Media, cuyo dominio cultural de las ciencias físicas es en principio insuficiente para
este propósito.
5.2 Pregunta:
Texto: “…la Teoría de la Relatividad es en sí misma simple —lo cual, sin duda, es correcto—,
ello no significa que sea fácil explicarla…”.
Aquí, la alternativa (c) es una paráfrasis de lo expresado en la parte correspondiente del texto. La
elección de la alternativa correcta depende fundamentalmente de la amplitud de vocabulario que
tengamos y, nuevamente, de nuestro hábito de lectura. Una buena práctica para este tipo de
preguntas consiste en seleccionar textos breves o simplemente proposiciones y expresarlas de
otro modo manteniendo rigurosamente el mismo significado.
Ejemplo:
(a ’’’’) etc.
6) Significado y contexto
Hemos visto más atrás (1) que en la metáfora trasladamos el verdadero significado de una
palabra a otra que adquiere un “sentido figurado”, como cuando en vez de decir “la cordillera
está nevada”, decimos “la cordillera se ha vestido de blanco”. Aquí, el significado de “nevada” lo
hemos trasladado a “vestida de blanco”. Pero hay muchas palabras que tienen varios significados
correctos —acepciones— y que son asignados por el contexto en que las usamos.
TEXTO
Como las respuestas fueron mediocres, el profesor le puso una mala nota.
En seguida, siguió con la clase y pidió que tomáramos nota de lo que decía.
En un momento, quiso ilustrar el solfeo de una partitura pero no pudo dar una nota demasiada
aguda y todos reímos.
Tal vez suene cómico, pero otro profesor nos dijo que su colega de música es un hombre de
nota.
En este párrafo, la palabra “nota” se repite cuatro veces con diferentes significado:
a) nota: calificación
De modo que importa, al leer un texto, ir asignando los significados a aquellas palabras que
tengan varias acepciones de acuerdo al contexto en que se emplean.
TEXTO
Ayer escribí cuatro páginas. Lo hago por terapéutica, pero sin dejar de pensar en que podrán
ser leídas.
¡Qué débil es la palabra cuando el ánimo anda mal! Cuando el ánimo está cargado de todo lo
que aprendimos a través de todos nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas
materias. ¡Y cómo vibra! Yo me convertí en ignorante desde 1944. He leído muy poco desde
entonces. Me acuerdo de Melville, de Carpentier, de Brecht, de Onetti, de Rulfo. ¿Quién ha
cargado la palabra como tú, Juan, de todo el peso de padeceres, de conciencias, de santa
lujuria, de hombría, de todo lo que en la criatura humana hay de ceniza, de piedra, de agua, de
pudridez violenta para parir y cantar, como tú?... (El zorro de arriba y el zorro de abajo, José
María Arguedas).
6.1 Pregunta:
Cuando el autor afirma que nadie ha “cargado” las palabras de Rulfo, significa:
Las alternativas (a), (b), (c) y (e) ni siquiera tienen mucho sentido en relación al texto y por lo
tanto las descartamos sin mayor análisis. La alternativa correcta es (d), puesto que el autor quiere
aludir, con la expresión “cargar” las palabras, a la capacidad de Juan Rulfo para darles su más
pleno y profundo significado.
Las palabras claves de nuestro método pueden aplicarse para asignar a determinadas palabras el
significado que el autor quiere darle. En este ejemplo dice, al comienzo, que “cuando el ánimo
anda mal”, la palabra es “débil”, y que cuando está bien es capaz de encontrar las palabras
adecuadas para transmitir por ellas sus pensamientos y emociones al lector.
6.2 Pregunta:
Alternativas:
a) I
b) II
c) III
d) II y III
e) IV
f) V
Las palabras claves del contexto para encontrar la alternativa correcta son:
Estas palabras claves del contexto señalan claramente la alternativa (d) como la correcta, puesto
que, primero, el autor llama “materias” a lo que captamos por nuestros sentidos y, luego,
ejemplifica —refiriéndose a Rulfo— con conceptos generales como la hombría, el padecer, la
lujuria, etc. Y son estos dos sentidos, porque solo lo que captamos por nuestros sentidos no se
refiere necesariamente a los conceptos o ideas generales con que ejemplifica después. De más
está decir que en el sentido en que el autor usa la palabra “materias” dista mucho de, por
ejemplo, el significado que tiene para un físico.
Hay que hacerse cargo de la ambivalencia moral humana, primero en el hogar, luego en la
escuela. Un mismo humano sigue siendo capaz de realizar, al mismo tiempo, un gran acto de
amor y un crimen abominable. Si las personas no son autónomas en su pensamiento se limitarán
a seguir la corriente más cercana. El niño de la población se droga porque sus compañeros
están en eso. No es capaz de rechazar la propuesta del grupo al que pertenece o desea
pertenecer, ha sido formado por su entorno para que los demás piensen por él. Además de su
insuficiencia, algo entró de contrabando en nuestra educación que nos induce a dejar que otros
piensen y decidan por nosotros.
7.1 ¿Cuáles de las siguientes afirmaciones se infieren del texto y cuáles no?
Los jóvenes moralmente débiles son dominados por los líderes de los grupos
TEXTO
Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi
subir penosamente por el áspero camino del cerro. Se ayudaba con un bastón, con un torpe
bastón que en sus viejas manos no podía ser un arma sino un báculo. Me costó percibir lo que
esperaba: el débil golpe contra la puerta. Miré, no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a
medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí, ya que
no sé griego. Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave. Temí que el hombre se
desplomara, pero dio unos pasos inciertos, soltó el bastón, que no volví a ver, y cayó en mi
cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero sólo entonces noté que se
parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serían las cuatro de la tarde.
—Uno cree que los años pasan para uno —le dije—, pero pasan también para los demás. Aquí
nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido.
Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podrían salvarme. Atiné a
decir:
—En verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es aquel niño ni yo aquel
insensato. Además, la venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón.
—Precisamente porque yo no soy aquel niño —me replicó— tengo que matarlo. No se trata de
una venganza, sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de
su terror para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.
—Puedo hacer una cosa —le contesté.
—Despertarme.
Y así lo hice.
Hemos recurrido a un texto completo de Jorge Luis Borges (“Episodio del enemigo”) para
ilustrar esta habilidad de inferir contenidos o significados implícitos, porque se trata
precisamente de una prosa en la que el autor deja —intencionadamente— muchos vacíos y el
lector no tiene más remedio que llenarlos. Lo interesante en este caso es que según cómo el
lector llene los vacíos dejados por Borges, variará la interpretación global del texto. Nos ofrece
una serie de elementos a partir de los cuales debemos responder a una pregunta que es tal vez la
más importante: ¿quién es el enemigo? Y podemos dar al menos dos respuestas que son
coherentes con el texto, pero que conducen a interpretaciones totalmente diferentes. El lector
debe elegir. Podemos suponer que el enemigo es un hombre real, lo que implica un determinado
sentido para el sueño. Pero también podemos suponer que el enemigo es la propia conciencia de
Borges, lo que conduce a entender el cuento de una manera completamente distinta. En realidad,
Borges ofrece varias “pistas” como para llegar a establecer una sola respuesta, sin embargo, la
posibilidad de estas dos “lecturas” diferentes que hemos planteado es, en principio, válida. Lo
importante es comprender que un autor puede no decir, o mejor dicho, no escribir algo; el autor
se da el lujo de dejar implícito el dato más importante de su texto: ¿de quién está hablando, de
algún enemigo real o de su propia conciencia disfrazada de enemigo? Otros contenidos
implícitos en este texto, serían:
Si estudiáramos más a fondo este texto, nos daríamos cuenta que algunos de estos significados
implícitos en rigor no lo son, sino que son más bien símbolos que piden una interpretación antes
que una inferencia.
(Aquí, la libertad de interpretación es amplia si consideramos que los sueños no se rigen ni por la
lógica ni por alguna determinada forma de percepción de la realidad).
TEXTO
No es posible decir con precisión cuánto tiempo antes de Aristóteles y en qué medida era claro
que estas dos condiciones de una prueba son independientes.14
El enfoque que se puede dar a este texto es bastante diferente del que dimos al de Borges,
netamente literario. Aquí, la inferencia de ciertas proposiciones está mucho más libre de la
intencionalidad del autor. El modo como se prueba un argumento no depende de que el autor
quiera dejar algo implícito, a cargo de la capacidad creativa del lector. Tampoco se utilizan
metáforas o símbolos de interpretación ambigua. Al autor le interesa comunicar contenidos muy
precisos: se trata de explicar las condiciones que exige la lógica para inferir una proposición, es
decir, para obtener una conclusión verdadera. El propósito de ambos textos es completamente
distinto y, a pesar de ello, en ambos, de diferente manera, es posible inferir proposiciones no
escritas por el autor: en el texto de Borges, suponiendo premisas que él no da (interpretando); en
el segundo, de un modo mucho más lógico, simplemente usando como premisas algunas
afirmaciones del mismo texto.
7.2 Pregunta:
Las tres primeras afirmaciones no se infieren del texto y son falsas. (a) y (b) no requieren
comentario. En cuanto a (c), no se infiere porque el texto nos indica explícitamente dos
condiciones para que una inferencia sea válida
(correcta), y (c) solo incluye una; (d) es verdadera por la misma razón que (c) es falsa: si se
cumple solo con la condición de que las premisas sean verdaderas, la conclusión puede ser falsa
porque el argumento en que se apoya es incorrecto. Además, porque se nos dice que las
condiciones para que una inferencia sea válida, son independientes, o sea, una no implica la otra.
La afirmación siguiente (e) se infiere del texto por las mismas razones. Finalmente, es lícito
inferir (f) porque no es más que una aplicación de las dos condiciones de la inferencia a una
proposición cualquiera.
En resumen, es muy importante tener presente que los contenidos o significados implícitos
dependen en cierto modo del tipo de texto que analicemos. Si se trata de un texto literario (en
general), nos encontraremos, muchas veces, en la necesidad de suponer ciertas afirmaciones a
partir de una interpretación del texto. Esto no quiere decir que no podamos, en algunos pasajes,
construir una inferencia estrictamente lógica a partir de proposiciones que aparezcan en el texto.
Al revés, en un ensayo, será mucho más probable que realicemos inferencias en sentido
estrictamente lógico; y a partir de interpretaciones, solo en el caso de que el autor recurra, por
ejemplo, a alguna analogía para explicar tal o cual contenido que le parezca más fácil de
comunicar mediante esa imagen.
Pero, todo esto, aunque cuando estamos familiarizados en su aplicación es bastante rápido, no lo
es tanto como para utilizarlo tal cual en la PSU. De modo que deberemos abreviar pasos para
lograr la rapidez que nos permita aplicar el método a la prueba. Desde luego, no haremos un
resumen escrito, sino que pondremos mucha atención en “hilvanar” las palabras claves para estar
en condiciones de hacer un resumen “mental”, de memoria y no escrito. Si es necesario, si se
trata de un texto más complejo, procederemos a dividirlo en párrafos y subpárrafos pero solo
titularemos los párrafos. Así, ya habremos ganado bastante tiempo, especialmente si se trata de
un texto extenso.
Considerando que la pregunta por la idea principal es planteada con bastante frecuencia en la
PSU, repitamos que ella se refiere al significado del texto entendido globalmente; se trata de
decir lo más clara y precisamente de qué nos está hablando el autor. Y esto lo haremos
mediante una oración muy general, que incluya todas las afirmaciones o enunciados particulares
que contenga el texto, dejando de lado todo lo que sea secundario, todo lo que sean solo
especificaciones, descripciones o ejemplos para aclarar la idea principal.
TEXTO
Desde hace más de dos mil años vienen luchando los matemáticos con el infinito. No se pueden
permitir descuidar esta lucha porque les es indispensable para muchos de sus trabajos. Pero en
sus tentativas por entenderlo y aprovecharse de él han incurrido en muchas contradicciones,
algunas de las cuales han podido superar, mientras que otras todavía les están dando que
pensar. Por ejemplo, las paradojas enunciadas por Zenón de Elea en el siglo V antes de J.C.,
no han sido resueltas todavía a completa satisfacción de todos los matemáticos.
El infinito es una especie de monstruo traidor, que a menudo se presenta cuando menos se le
espera, por la espalda. A veces es difícil de reconocer, ya que de este monstruo hay más de una
clase: el infinito en Algebra, el infinito en Geometría, lo infinitamente pequeño, lo infinitamente
grande, etc. No hay un solo infinito, sino toda una jerarquía de infinitos.
8.1 Pregunta:
e) Las paradojas enunciadas por Zenón de Elea hace más de dos mil años
Hemos subrayado las palabras claves para facilitar la determinación de la idea principal.
Guiándonos por ellas, es fácil darse cuenta de que el autor nos está hablando, fundamentalmente,
del concepto de infinito y de los problemas que implica, especialmente para los matemáticos.
Así, las alternativas (a) y (b) no constituyen la idea principal, pues son antecedentes respecto a
ella. En cambio (c) la expresa claramente porque el autor se refiere explícitamente a las
contradicciones no superadas, es decir, a las paradojas que surgen de la aplicación del concepto
de infinito en los diferentes ámbitos de la matemática. Es claro, entonces, que el autor nos está
hablando de las paradojas del infinito. La alternativa (d) es una especificación de la idea
principal en el álgebra y en la geometría. Finalmente, la alternativa (e) es una ejemplificación de
paradojas famosas, en este caso, las enunciadas por Zenón.
Obviamente, la determinación de la idea principal nos pone en buen camino para señalar un
título adecuado al texto.
Ya sabemos cómo ubicarla, pero cuando nos hacen una pregunta frecuente referente a la
estructura del texto, nos están pidiendo que digamos cómo se relacionan, en general, las ideas
contenidas en el texto, ya sea la idea principal con las ideas secundarias, o bien, algunas de estas
últimas entre sí. Por lo tanto, no podemos dejar de lado las ideas secundarias una vez
determinada la idea principal.
Podemos aplicar el mismo procedimiento que en el parágrafo anterior, puesto que lo que
buscamos es la idea principal, pero, según la respuesta que nos pidan, será conveniente más bien
titular los subpárrafos y no solo los párrafos. Esto, además de las palabras claves, nos permitirá
establecer rápidamente el tipo de relación entre las ideas de un texto.
El próximo ejemplo lo daremos en forma descriptiva, es decir, iremos anotando paso por paso lo
que hacemos y lo que pensamos para justificarlo.
TEXTO
El amor al poder, en su sentido más amplio, es el deseo de ser capaz de producir los efectos
deseados sobre el mundo exterior, sea humano o no humano. Este deseo es una parte esencial de
la naturaleza humana y en los hombres enérgicos es una parte grande e importante. Todo deseo,
si no puede ser satisfecho instantáneamente, trae consigo el deseo de la capacidad para
satisfacerlo y, por lo tanto, alguna forma del amor al poder. Esto es cierto tanto de los deseos
mejores como de los peores. Si amamos a nuestro vecino, desearemos el poder de hacerle feliz.
Condenar todo amor al poder es, por consiguiente, condenar el amor a nuestro vecino.
Sin embargo, hay una gran diferencia entre el poder deseado como un medio y el poder deseado
como un fin en sí mismo. El hombre que desea el poder como un medio tiene primero algún otro
deseo y luego desea hallarse en situación de poderlo satisfacer. El hombre que desea el poder
como un fin en sí mismo elegirá su objetivo teniendo en cuenta la posibilidad de asegurarlo. En
política, por ejemplo, un hombre desea que se decreten ciertas medidas y de este modo se ve
llevado a tomar parte en los asuntos públicos, mientras que otro hombre que desea únicamente
el buen éxito personal, adopta cualquier programa que a su parecer conduzca con más
probabilidad a ese resultado. (El poder en los hombres y en los pueblos, Bertrand Russell).
9.1 Pregunta:
La diferencia entre el poder deseado como medio o como fin, es establecida por el autor con el
objeto de:
Análisis descriptivo:
Es claro que no se trata de simples ejemplos, sino que el autor está dando implícitamente un
juicio de valor —ético— en cada caso. El ejemplo del primer caso, lo asociamos con la última
parte del primer párrafo: “Si amamos a nuestro vecino, desearemos el poder de hacerle feliz.
Condenar todo amor al poder es, por consiguiente, condenar el amor a nuestro vecino”. Esto nos
permite inferir que el deseo de poder como un medio puede ser bueno, aunque no
necesariamente. En cambio, el segundo caso lo asociamos con el segundo subpárrafo del
segundo párrafo: “El hombre que desea el poder como un fin en sí mismo elegirá su objetivo
teniendo en cuenta la posibilidad de asegurarlo”. Y todos sabemos lo que esto puede llegar a
significar, en cualquier actividad de la vida. La frase maquiavélica “el fin justifica los medios”
suele tener resultados trágicos.
b) Tampoco es porque no es necesario dar ejemplos cada vez que se establece una
diferencia. Además, los ejemplos, bien entendidos son, en rigor, situaciones que al ser
complementadas con otras ideas, resultan ser juicios de valor.
c) Rechazamos (c) porque no tiene sentido establecer que dos posibilidades de desear el
poder son diferentes cuando lo son en forma evidente.
e) La diferencia establecida no tiene por qué “destacar” la definición, por muy relacionada
que esté con ella.
Vale decir, la estructura de este fragmento se construye buscando “valorar el poder como medio
y como fin”, de modo que, tanto la definición inicial como la representación del poder
perteneciendo a la naturaleza humana y las otras ideas apuntan a lograr esta valoración.
SOLUCIONES
(También son válidos en la sustitución los sinónimos de las palabras propuestas como solución al
ejercicio, por ejemplo, en lugar depermanentemente, puede
ser invariablemente o persistentemente).
7.1 ¿Cuáles de las siguientes afirmaciones se infieren del texto y cuáles no?
Los jóvenes moralmente débiles son dominados por los líderes de los grupos SI
Acotación
Nos ha parecido innecesario agregar textos para ejercicios y otro anexo con soluciones para esta
segunda parte. Existe gran cantidad de material al respecto, fácilmente accesible en Internet,
quioscos y librerías. Lo importante es mantener, paso a paso, la aplicación del método a los
ejercicios hasta lograr una familiaridad que permita el acceso a una especie de aplicación
“automática” del método. Esto significa, por una parte, preparar a los más pequeños para
enfrentar en buenas condiciones la prueba SIMCE o aquella que la reemplace en el futuro; por
otra parte, en lo que a la PSU se refiere, significa acortar cada vez más el tiempo necesario para
hacer un análisis de texto en las condiciones que dicha prueba lo exige. Cada alumno irá
adecuando el método a sus propias virtudes como lector: para algunos será más importante la
división del texto, para otros, las palabras claves. Lo que nunca dejará de ser importante es
el hábito de la lectura permanente, de la lectura bien comprendida que llega al nivel de la
satisfacción y el agrado.
TERCERA PARTE
PRODUCCIÓN DE TEXTOS
INTRODUCCIÓN
Debo aclarar que este texto está orientado a entregar un método útil para desarrollar la
comprensión y la producción de los diversos tipos de discursos mediante los cuales nos
comunicamos. No es nuestro objetivo establecer, más allá del sentido común, hasta qué punto el
discurso es o no determinado por el contexto; tampoco estamos interesados en una descripción
del proceso psicológico que ocurre al comprender o al producir un discurso oral o escrito. Vale
decir, esto no es teoría del análisis del discurso ni alguna de las disciplinas que pretenden
apoyarlo, como la semiótica, la etnografía, la gramática del discurso, la sociolingüística y varias
otras. Por eso, aunque los mencionamos como bibliografía, en general no citamos a autores
obviamente importantes como Cassany y las tipologías textuales, como Gerardo Álvares o Teun
van Dijk.
Lo que trataremos de hacer aquí es algo básico, decirle al lector qué acciones puede desplegar
para avanzar en la mejora de sus niveles de comprensión lectora y producción de textos.
Las disciplinas tienen procesos lógicos internos para adquirir y para generar nuevo
conocimiento. Lo que se enseña, de alguna manera es elegido, seleccionado; esos mismos
contenidos prefiguran el cómo se enseñarán. Entonces, existe una especie de dialéctica entre el
qué se enseña y cómo se enseña, porque se modifican mutuamente. Cuando hablamos de
comunicación y lenguaje, el qué y el cómo enseñar han sufrido modificaciones a lo largo de la
historia. Por lo tanto, el rol de la escuela y del profesor ha ido variando.
Más fuerte y más estrecha que la dialéctica entre lo que se enseña y el cómo se enseña es la que
se da entre lenguaje y racionalidad humana.
Pienso que es lo primero: la racionalidad humana se refleja en una estructura de nuestra mente
que permite que ocurra el fenómeno del lenguaje. No parece haber racionalidad en otros seres
vivos. De otra parte, lo más cercano a la racionalidad es la lógica, lo que implica que dicha
ciencia formal está muy próxima al lenguaje. El profesor Humberto Giannini en el prólogo a mi
texto Lógica. Elementos básicos, afirma:
“Hace algunos años prologué el primer texto de Marcial Arredondo relacionado con la Lógica
(se refiere a la primera versión de este mismo libro que tenemos a la vista). Un texto
esencialmente didáctico, para iniciarse —tal vez desde el liceo—, en las exigencias del discurso
racional, especialmente con su comprensión”.
Es evidente que Giannini relaciona fuertemente la comprensión lectora con el conocimiento, al
menos básico, de la lógica.
Sería necesario decir algo acerca del contrapunto entre la imagen y la palabra, sin olvidar la
reciente irrupción de la “cultura digital” que introduce profundos cambios en el ámbito de la
cultura, y más específicamente en el de la comunicación. En el prólogo, Giannini afirma que “La
imagen es el órganon insustituible de ciertos gestos colectivos, de ciertas frases hechas, de
ciertos modos y preferencias que, medidos e incluso controlados, constituyen (o pueden llegar a
construir) eso que llamamos ‘opinión pública’. Una texné de dominio. La experiencia común, por
el contrario, es —y estaría demás decirlo— esencialmente comunicativa; expresión del esfuerzo
cotidiano permanente de una comunidad por hacer suyo el mundo natural e histórico que la
define. Y su órganon es la palabra con todas sus profundidades y cargas semánticas que va
traspasando.”
Respecto a las proyecciones de los efectos de la revolución digital, se puede consultar, entre
otros15, De lo analógico a lo digital. El futuro de la enseñanza de la composición, de Daniel
Cassany.
METODOLOGÍA PARA PRODUCCIÓN DE TEXTOS
¿Qué es lo que se puede llamar propiamente texto? Porque aquí estamos hablando de producción
de textos. Entenderemos que todo enunciado escrito que comunique algo y tenga unidad
significativa es un texto. Entonces, son textos,
También se puede plantear desde otra perspectiva, la de las funciones del lenguaje16.
¿Qué capacidades se requieren para producir un texto? Dicho de otro modo, ¿cuándo
consideramos que alguien es capaz de escribir?
Intentemos diseñar un proceso general que conduzca a la producción de textos, vale decir, a una
metodología simple y directa que ayude a desarrollar la actividad de la escritura. La secuencia de
esta metodología puede dividirse en una serie de pasos que constituyen la pre-escritura, en una
segunda serie que componen la escritura propiamente tal y, un paso de chequeo de la coherencia
de lo escrito que puede considerarse post-escritura.
Pre-escritura
Escritura
(7) Corrección (corregir los errores detectados) y edición (determinar la estructura final del
texto).
Post-escritura
Este método y cualquier otro funcionará solo realizando la acción de escribir. De manera que
manos a la obra.
Supongamos que es necesario comunicarnos con alguien que no dispone de Internet y que la
única forma de decirle lo que queremos es mediante una carta. Sigamos los pasos que hemos
establecido:
Pre-escritura
(2) Precisar para qué se va a escribir (objetivo): para que el destinatario de la carta se
informe de algo importante para él.
(3) Definir cómo se va a escribir lo que se quiere comunicar (tipo de texto): obviamente se
trata de una carta.
(4) Especificar para quién se escribe (lector): para una persona conocida.
Escritura
Estimado José:
Antes de ayer asistí a una reunión de rutina en la empersa PACA. Después de la reunión, el
gerente me informó han visto tu currículo y qe están interesados en contactar contigo para
ofrecerte la Sugerencia Técnica aquí en Santiago. Me dijo que habían intentado
comunicarse contigo pero que no lo lograron. Les expliqué las condiciones en que estás, en
zona rural, con una señal muy débil del móvil. Me pidieron que de alguna manera te
informe de la oferta para que puedan juntarse y ver si es posible llegar a algún acuerdo. El
teléfono directo del Gerente es 443 9876. Creo que lo más práctico es que vayas a algún
lugar próximo que tenga buena señal y trates de comunicarte con él. Ahí verás si vale la
pena o no venir a Santiago.
Estimado José:
Antes de ayer asistí a una reunión de rutina en la empersa PACA. Después de la reunión, el
gerente me dijo que han visto tu currículo y qe están interesados en contactar contigo para
ofrecerte la Sugerencia Técnica aquí en Santiago. Me dijo que habían intentado
comunicarse contigo pero que no lo lograron. Les expliqué las condiciones en que estás, en
zona rural, con una señal muy débil del móvil. Me pidieron que de alguna manera te
informe de la oferta para que puedan juntarse y ver si es posible llegar a algún acuerdo. El
teléfono directo del Gerente es 443 9876. Creo que lo más práctico es que vayas a algún
lugar próximo que tenga buena señal y trates de comunicarte con él. Ahí verás si vale la
pena o no venir a Santiago.
Un abrazo,
Emilio
(7) Corrección (corregir los errores detectados) y edición (determinar la estructura final del
texto).
Post-escritura
(8) Verificar la coherencia del texto: al leer la carta observamos que todas las sentencias
utilizadas en él tienen sentido. No hay contradicciones en lo que se informa a Emilio ni
sentencias que no sean pertinentes con el texto.
Versión final.
Estimado José:
El martes 17 de este mes —antes de ayer— asistí a una reunión de rutina en la empresa
PACA. Después de la reunión, el gerente me dijo que han analizado tu currículo y están
interesados en hablar contigo para ofrecerte la Subgerencia Técnica aquí en Santiago. Me
contó que habían intentado comunicarse contigo pero que no fue posible. Les expliqué las
condiciones en que estás, en zona urbana, con una señal muy débil del móvil. Me pidieron
que te informe de la oferta para que puedan juntarse y ver si es posible llegar a algún
acuerdo. El teléfono directo del Gerente es 443 9876. Creo que lo más práctico es que
vayas a algún lugar cercano que tenga buena señal y trates de comunicarte con él.
Escuchando su propuesta podrás decidir si vale la pena o no venir a Santiago.
Un abrazo,
Emilio.
Imaginemos ahora que deseamos escribir un cuento para un concurso de narraciones muy breves.
Así, quedan definidos los pasos de pre-escritura (2), (3) y (4). Porque el hecho de participar en
un concurso de cuentos determina el objetivo: (2) para ganar el concurso; (3) determina el tipo de
texto: evidentemente cuento breve; y (4) se sabe que estamos escribiendo para un tipo de lectores
muy amplio.
Solucionados estos pasos, debemos elegir un tema; admitamos que sea la tortura durante la
dictadura.
Bueno, llegamos al paso (5), “la hora de la verdad”, el momento de escribirlo. Y esto no es tan
fácil. Debemos imaginar una pequeña historia, que a pesar de lo breve, tenga un principio, un
desarrollo y un final, ojala inesperado. En este caso, las preguntas pueden ayudar.
¿Qué quiero decir o mostrar? Que la tortura puede llevar al hombre racional a la animalidad
pura, a la bestialidad. El hombre que tortura no es propiamente un hombre, es una bestia.
¿Cómo puedo decirlo? Narrando una situación que lo muestre. La narración puede ser en
primera o tercera persona. Elegimos primera persona para que tenga un carácter testimonial.
⇒ Me detienen
⇒ Me conducen a un centro de detención
Redacción
Primer borrador
En 1975, en la mañana fui detenido en mi oficina y me llevaron a una casa de la calle Londres.
Cuando llegué, me percaté de que había otros detenidos que estaban allí setados, uno al lado del
otro, inmóviles. Dos agentes los golpeaban.
No le encontraba la salida del asunto. No tengo nada que decir. Los agentes nos golpearon unos
minutos.
No le creí. No sabían quién era yo ni menos lo qué podía saber. Me sobresaltó un dsparo; el
joven que estaba a mi lado tenía un orificio rojo en la frente. Entonces, le creí. Y me estremecí
porque no tenía nada que decir.
Corrección
En 1975, en la mañana fui detenido en mi oficina y me llevaron a una casa de la calle Londres.
Cuando llegué, me percaté de que había otros detenidos que estaban allí setados, uno al lado del
otro, inmóviles. Dos agentes los golpeaban.
No le encontraba la salida del asunto. No tengo nada que decir. Los agentes nos golpearon
unos minutos.
No le creí. No sabían quién era yo ni menos lo qué podía saber. Me sobresaltó un dsparo; el
joven que estaba a mi lado tenía un orificio rojo en la frente. Entonces, le creí. Y me estremecí
porque no tenía nada que decir.
Inteligenzzia
Una mañana de 1975 fui detenido en el trabajo y me llevaron a una casa de la calle Londres.
Otros detenidos estaban allí, sentados, uno al lado del otro, inmóviles. Dos agentes les pegaban.
Uno de los detenidos era un hombre mayor y se lamentaba penosamente.
¿Cómo salgo de esto? No tengo nada que decir. Nos golpearon unos minutos.
No le creí. No sabían quién era yo ni menos la qué información podía tener. Repentinamente, me
sobresaltó un disparo; el joven que estaba a mi lado tenía un orificio rojo en la frente. Entonces,
sí le creí. Y una súbita sensación hizo estremecer mi cuerpo porque no tenía nada que decir.
Post-escritura
En la realidad la escritura de este cuento puede no resultar tan fluida como aparece en nuestro
ejemplo. Con certeza tendremos dificultades para inventar la historia; es muy probable que
pasemos aprietos para determinar la secuencia de los hechos relatados, en fin, habrá que realizar
un esfuerzo significativo para producir un pequeño cuento. Probablemente, la satisfacción de
terminarlo sea una especie de premio.
Un último ejemplo.
¿Qué ocurre con algo más complejo? Pongamos la meta más alta y pensemos que queremos
escribir una novela.
Pre-escritura
(1) Elegir sobre qué se va a escribir (tema): Podríamos intentar un tema general, como el amor.
Empero, cuando estamos en el ámbito de la narración, sea cuento o novela, el tema no es nada
más que una seña del contexto en que se desarrollará la historia que deseamos contar. Cuando
hablamos de novela es necesario inventar una historia bastante más extensa y compleja que en el
caso del cuento. Podemos predecir que a lo largo del proceso de escribir, la historia cambiará
más de una vez. Y hasta es posible que el tema principal —el amor— termine siendo otro, la
muerte, por ejemplo. Porque algún momento podríamos decidir que el protagonista debe morir y
este hecho puede arrastrar los últimos capítulos a una presencia fuerte de la muerte en el relato.
(2) Precisar para qué se va a escribir (objetivo): Para entretener y para entregar a través de la
historia algunos valores que parecen perder importancia en las relaciones sociales (amistad,
solidaridad, lealtad, reconocimiento). Pero es raro que el objetivo de la escritura sea uno y
simple. Podemos escribir para saber si tenemos o no talento para ello. Podemos escribir porque
pensamos que sería una buena forma de hacerse conocido; algunos escriben cuando creen que
tienen algo que decir; en fin, son muchas las razones que se podrían proponer al respecto,
algunas de las cuales comienzan a ser indistinguibles del por qué escribo.
(4) Especificar para quién se escribe (tipo de lector): para lectores no definidos, para cualquier
lector.
Sabemos que no hay una sola forma de escribir, de hecho los escritores profesionales lo hacen de
diferentes maneras: algunos son ordenados y hacen toda una planificación antes de empezar a
escribir (como Mario Vargas Llosa); otros son desordenados al punto de no estar seguros de cuál
será el tema de lo que están comenzando a escribir. Unos corrigen varias veces y cambian la
estructura de sus textos; otros corrigen muy poco. Hasta donde sé, Neruda escribió algunos
poemas que quedaron tal como él los escribió la primera vez. En fin, parece que lo importante es
tener alguna motivación y comenzar; el escritor principiante irá, poco a poco, descubriendo la
mayor parte de las recomendaciones que aquí ofrecemos.
(6) Revisión (detectar errores de gramática y de redacción): en el caso de las novelas, habría que
agregar los errores de estructura; este paso es largo y tedioso en las novelas.
(7) Corrección (corregir los errores detectados) y edición (determinar la estructura final del
texto).
Post-escritura
Recibir opiniones acerca de lo escrito ayuda. La crítica es retroalimentación que muestra errores
de los que el escritor no se percató, sugiere alternativas que no se consideraron, señala
redundancias e indica carencias del texto.
Otra posibilidad de ejercitación consiste en que el profesor entregue a los alumnos —como parte
de la pre-escritura— pautas que deben usar en la creación de un texto. El docente puede apoyar
el trabajo de los alumnos con sugerencias y comentarios que los ayuden mientras lo realizan. Por
ejemplo, el profesor podría proponer los siguientes elementos que los alumnos deberán
relacionar, caracterizar, poner en contexto, situar en un lugar y en un tiempo, en fin, todo lo que
requiera la producción de un texto coherente que contenga estos elementos.
Elementos:
Una pareja joven cuya relación se está deteriorando y que se mantiene solo por la
consideración de un pequeño hijo de un año
La madre del joven es muy autoritaria y está mucho tiempo en la casa de la pareja
Viven en la capital del país
Ella ha dejado su trabajo para dedicarse a la crianza de su hijo
La joven tiene una hermana que se ha separado hace poco tiempo
Con estos elementos y los que cada alumno quiera agregar, deberán producir un texto guiados
por el profesor.
En el caso de la producción de textos, es mucho más fácil crear ejercicios. Escribir sobre algo,
cualquier cosa, ya es un ejercicio. Mejor aun cuando el profesor o el apoderado pueden entregar
retroalimentación al alumno acerca de lo que ha escrito. Sin práctica, las posibilidades de
desarrollo de las habilidades básicas y necesarias para escribir un texto son bastante remotas.
COMPLEMENTOS
1. FUNCIONES DEL LENGUAJE
Los mensajes —orales o escritos— siempre tienen una finalidad; el emisor está interesado en
comunicarse con alguien acerca de algo, tiene una intención comunicativa que, según varía,
aplica una u otra función del lenguaje.
Una clasificación detallada y bien fundamentada de las funciones del lenguaje nos tomaría
demasiado tiempo, de manera que nos conformaremos con mencionar una clasificación muy
general que cumple con aportar nuevos puntos de vista para abordar el progreso de la
comprensión y producción de textos en los estudiantes.
Algunos tratadistas hablan de función fática o de contacto, sin embargo, no nos parece que sea
relevante porque no es necesaria para iniciar un contacto o para saber si se mantiene una
comunicación, está dada en la función general de la comunicación.
Como se dijo, algunos autores hablan de “discurso argumentativo” para referirse al lenguaje que
ejerce aquella función que hemos llamado reflexiva. En todo caso, la manera más simple de
distinguir entre las funciones informativa y reflexiva radica en que en el primer caso meramente
describimos algo, concreto o abstracto, perteneciente al mundo real o a nuestro propio mundo
interno; en el segundo caso, no solo describimos sino que “damos razones” en favor de algo que
hemos afirmado, como se dice corrientemente, cuando argumentamos. En el primer caso, basta
con respetar (conocer) la estructura sintáctica y el sentido semántico del lenguaje, ceñirse a ello
al hacer la descripción y poseer una memoria normal; en el segundo caso, no basta con conocer
estos dos aspectos del lenguaje, es necesario además conocer los diferentes tipos de argumento
que pueden construirse con el lenguaje y sus significados y, también, es necesaria la capacidad
de hacer análisis de textos o discursos.
El lenguaje está ahí, listo para ser usado. La psicología deberá explicar las motivaciones que
pueden darse para que este sea usado de una u otra manera. La semiótica deberá decir qué hemos
hecho bien y qué hemos hecho mal al aplicar el lenguaje. La lógica entrará en acción cada vez
que con el lenguaje se construya un argumento.
Además de tener muy claras las funciones del lenguaje, es necesario recordar que existen varios
tipos de argumentos y que solo algunos de ellos conducen a conclusiones verdaderas. Los únicos
argumentos de los que se infiere una conclusión verdadera son aquellos que cumplen con dos
condiciones generales:
b) Constituir un argumento correcto, es decir, cumplir con las reglas específicas que hacen
que un determinado argumento sea correcto;
Las dos condiciones anteriores conforman lo que se llama un argumento sólido o con
fundamento.
Sin embargo, pueden darse argumentos con premisas verdaderas pero con una estructura
incorrecta; o al revés, un argumento con premisas falsas a partir de las cuales se desarrolla un
proceso correcto. También es posible que no se cumpla ninguna de las dos condiciones, o sea,
que por un lado las premisas sean falsas y que, por otro, el proceso por el cual se obtuvo la
conclusión sea incorrecto.
Ejemplos:
Finalmente, recordemos que los argumentos, en general, pueden ser clasificados en dos grandes
grupos:
a) Los argumentos deductivos, en los cuales se infieren conclusiones que son necesariamente
verdaderas. Un ejemplo típico de silogismo aristotélico, con premisas verdaderas y argumento
correcto:
b) Los argumentos inductivos, en los cuales se obtienen conclusiones más o menos probables.
En tanto argumento, a diferencia de un argumento deductivo válido, en el que no puede ocurrir
que todas las premisas sean verdaderas y conclusión falsa, ello podría ocurrir en un argumento
inductivo:
- Los búfalos americanos observados por el Sr. Smith son de color oscuro.
- Los búfalos americanos observados por el Sr. Romero son de color oscuro.
En el ejemplo, las tres premisas son verdaderas y la conclusión es falsa si consideramos la última
premisa introducida. Sin embargo, las premisas del argumento siguen siendo verdaderas.
2. DENOTACIÓN (EXTENSIÓN) Y CONNOTACIÓN
(COMPRENSIÓN) DE LOS TÉRMINOS18
El escritor sabe —aunque no siempre tal vez— que usando una palabra puede inducir al lector a
suponer, a imaginar, a pensar, etc., por el solo hecho de usar esa palabra. Cuántas cosas se nos
vienen a la mente cuando nos encontramos con palabras como “paisaje”, “cielo”, “avión”,
“sueño”, “perro”, “animal”, “racional”, “Aristóteles”.
Por su parte, si el lector conoce ciertas propiedades de los términos, ello facilitará su
comprensión al leer.
Los términos (nombres, sustantivos, etc.) pueden ser analizados desde el punto de vista de la
relación que se establece al considerar, por una parte, aquellas características o atributos que nos
permiten asociarlos o no a otros términos y, por la otra, en la cantidad de términos a los que
podemos aplicar las mismas características o atributos. Y decimos que estos dos aspectos que
presentan los términos al ser analizados constituyen una relación entre lo que los lógicos llaman
generalmente extensión (denotación) y comprensión (connotación) de los términos. Las
características hombre, latinoamericano, nacido en un país llamado Chile, etc., constituyen la
comprensión o connotación del término “chileno”. El conjunto de personas a las que podemos
aplicar estas características con el mismo sentido conforman la extensión o denotación del
término “chilenos”. Acerca de cómo debe entenderse esta relación entre la comprensión y la
extensión de los términos de la proposición se ha escrito mucho. Nos limitaremos a exponer las
dos interpretaciones más importantes y a señalar algunos de los problemas que surgen en cada
caso.
La primera interpretación —en cierto modo la más consistente con la concepción aristotélica de
la proposición— nos dice que la extensión de un término debe entenderse como el conjunto de
sujetos de los cuales un término es predicado. Si estamos de acuerdo con Aristóteles en que
los individuos solo pueden ser sujeto de la proposición (sentencia, frase) y nunca predicado,
significa que, por ejemplo, el nombre “Sócrates” no tiene extensión, puesto que en tanto
nombre de individuo no puede predicarse de ningún sujeto.
Entenderemos por comprensión o connotación todo rasgo o propiedad esencial que nos permita
describir un término dado (una palabra dada) que designe un conjunto de “objetos”. Dada la
comprensión de un término, en general, es posible determinar su denotación. Si es dada la
extensión, solo es posible intentar establecer la comprensión si aquella no se da en términos
puramente cuantitativos, sino mediante los nombres genéricos de los sujetos que constituyen la
extensión. Por ejemplo, “hombre” lo aplicamos a Sócrates, a los atenienses, a los chilenos, etc.,
porque tanto “Sócrates” como los “atenienses” y los “chilenos” designan objetos que poseen
rasgos y propiedades esenciales comunes que están contenidas o resumidas en el término
“hombre”. Por otra parte, “Sócrates”, los “atenienses”, los “chilenos” y todos los términos que
designen “objetos” análogos, constituyen la extensión o denotación de “hombre”.
Otro problema que surge en torno a la relación extensión-comprensión implicada por la mayor
parte de las palabras es la idea de algunos lógicos de enunciar una ley que, supuestamente, debe
regir esta relación. Usualmente se expresa afirmando que cuando aumenta la extensión de un
término, su comprensión disminuye proporcionalmente y viceversa. Supongamos que tenemos
una secuencia de términos cuya extensión va aumentando:
“Sócrates”
“ateniense”
“griego”
“europeo”
“hombre”
Es evidente que cada uno de estos términos tiene como parte de su extensión la extensión de los
anteriores. Según la ley mencionada, la comprensión de estos términos —siguiendo la misma
secuencia— debería disminuir “proporcionalmente”. Esta última afirmación no es del todo clara.
Porque de acuerdo a la ley, el término “ateniense” debería tener mayor comprensión que el
término “griego”, pues “ateniense” posee todas las propiedades o atributos de los griegos además
de las propias. Aunque en este ejemplo aparece claramente una mayor comprensión, esto no
significa que ella sea “proporcional” a su menor extensión en comparación a la del término
“griegos”.
Otros ejemplos:
En fin, se podría dar más ejemplos para rechazar el intento de expresar los cambios de la relación
extensión-comprensión en términos de una ley, de manera que expresaremos estos cambios sin
pretender enunciar una ley sino que sencillamente con la idea de mostrar que dichos cambios
efectivamente ocurren en la mayoría de los casos: si anotamos una serie de términos de modo
que su comprensión o connotación vaya aumentando, la extensión o denotación de esos mismos
términos disminuirá o se mantendrá sin variar y, si es su extensión o denotación lo que aumenta,
su comprensión disminuye o se mantiene igual.
Se podría decir que, por ser una palabra que designa un individuo, “Sócrates” tiene una amplia
comprensión o connotación: todo aquello que pudiera decirse de Sócrates es parte de su
connotación:
que es ateniense,
que es griego,
que es hombre,
etc.,
que es un ser.
A su vez, se podría afirmar que “ser”, por ser una palabra muy general, no tiene connotación;
¿qué podemos afirmar del término ser? Que se aplica a muchos seres, a todos los seres humanos,
entre otros, pero eso es parte de su denotación, la que, efectivamente, es muy amplia en la
medida en que comprende a todos los seres que existen. Pero no es fácil encontrar predicados
que puedan atribuirse con propiedad a “ser”, o mejor dicho, a lo que designa el término ser.
Las palabras “aumenta” y “disminuye” no se deben entender en un sentido numérico sino más
bien como una referencia cuantitativa relativa.
3. PLANTEAMIENTO DE PREGUNTAS
Quiero referirme brevemente al tema de las preguntas, entre otras cosas, porque se afirma que
“preguntando se llega a Roma”. Y parece que así es. O sea, hacer las preguntas adecuadas puede
ser algo tan útil como para ayudarnos a llegar a Roma (o a cualquier otro lugar desconocido
hasta ahora para nosotros). Uno hace preguntas cuando quiere averiguar algo que no sabe. Para
esto, no hay más camino que investigar y la mejor forma de investigar es plantear las preguntas
apropiadas que producen respuestas que nos facilitan el conocimiento de algún tema
desconocido. En cierto sentido, cuando leemos un libro estamos realizando dos operaciones:
1. determinando el tema
2. ubicando rápidamente información textual
3. asociando afirmaciones equivalentes
4. dando significado real al lenguaje metafórico
5. interpretando significados en relación o a partir del contexto
6. realizando inferencias de significados implícitos (deductiva e inductiva)
7. identificando las ideas centrales
8. estableciendo la estructura del texto, es decir, cómo están relacionadas las ideas
Entonces, resulta que es muy útil para avanzar en una investigación (en la lectura de un texto y
en comprender lo que el autor quiere decirnos) la capacidad de plantear las preguntas que abren
el camino de la comprensión, tomando como referencia las ocho actividades recién enumeradas
que implican la comprensión de un texto.
Las preguntas empleadas en una lectura deberían cumplir con ciertos requerimientos mínimos:
Si nos imaginamos la lectura como una conversación entre el lector y el autor, podemos pensar
en algunas preguntas que el primero puede plantear supuestamente al segundo (que en esta
situación nos habla exclusivamente a través de su texto) y por medio de estas obtener las
respuestas relacionadas con las actividades de comprensión:
En fin, está claro que las preguntas correctas nos ayudan a avanzar en el conocimiento y, por lo
tanto, hay que usarlas.
Einstein decía: “Hacer nuevas preguntas o considerar anteriores desde otro punto de vista
requiere creatividad”. Porque las nuevas preguntas nos llevan más allá de las que hasta ahora se
han planteado.
Cuando le preguntaron a Sócrates cuál había sido su logro más importante, él respondió: “Les
enseño a los hombres a preguntar”.
El cuestionar
Joven me percaté de que el punto es que estamos aquí, existimos y, además, hay que ser, hay que
transitar la vida de alguna manera, siendo diligentes al elegir —cuando ello es posible— qué
haremos. Con otros, cuidado, con otros. Cuando nuestro pensamiento no considera a los otros
estamos fregados. Pero también vigilar la propia identidad entre los otros. Somos para la vida,
somos para los otros y somos para nosotros mismos. La cuestión es cómo. La cuestión es que
cada uno sea capaz de decidir cómo, y eso, hasta hoy es un privilegio de pocos: válganlo.
Estas trece preguntas se generan en el texto de forma natural, no es necesario hacer mucho
esfuerzo para que surjan. Las respuestas ayudarán a comprender profundamente el texto y a
partir de esas respuestas se puede generar nuevas preguntas.
Por ejemplo, supongamos que nuestra respuesta a la pregunta 4 es que efectivamente, muy pocas
personas tienen oportunidad de elegir lo que harán con su vida.
Obviamente, la siguiente pregunta es: ¿por qué? O si se quiere, ¿qué hace que las personas no
puedan decidir sobre su quehacer en la vida? También es natural preguntarse ¿en qué
información basa el autor lo que afirma?
Es posible avanzar varios niveles de indagación con el planteamiento de las preguntas adecuadas.
No olvidemos que los diálogos socráticos consisten en los intentos de algún joven para responder
una interpelación inicial planteada por el maestro, como cuando Sócrates pregunta: “Puedes
decirme, Menón, ¿qué es la virtud?”.
BIBLIOGRAFÍA
Gerardo Álvares.
Felipe Alliende y Mabel Condemarín, La lectura: Teoría, evaluación y desarrollo, Chile: Andrés
Bello, 1982.
Teun Van Dijk, Text and Context: Explorations in the Semantics and Pragmatics of Discourse,
Londres: Longman, 1992.
NOTAS
1 Este prólogo de los alumnos fue publicado con la primera edición, en 1988.
2 También este prólogo se publicó con la primera edición, en 1988. Humberto Giannini
es Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1999.
3 Filosofía política, Marcial Arredondo, inédito.
4
Al menos uno de los temas principales, pues no siempre será uno solo el tema principal de la obra.
5A veces las oraciones se definen como una unidad de significado. Una unidad de sentido puede contener varias