Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estudio 17 - El Dios Celoso
Estudio 17 - El Dios Celoso
No estamos fabricando una idea sobre Dios en base a nuestra imaginación; más bien, estamos
procurando escuchar la voz de la Sagrada Escritura, en la que Dios mismo nos dice la verdad sobre sí
mismo. Porque Dios, nuestro Creador, ha quien jamás hubiéramos podido descubrir mediante el
ejercicio de la imaginación, se ha revelado a sí mismo. Ha hablado. Ha hablado mediante muchos
agentes humanos, y en forma suprema por su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Y no ha dejado que sus
mensajes, y el recuerdo de sus portentosos hechos, fuesen torcidos y perdidos por los procesos
deformatorios de la transmisión oral. En vez de esto, ha dispuesto que quedasen registrados en forma
de escritos permanentes.
Y allí en la Biblia, el "registro público" de Dios, como la llamaba Calvino, encontramos que Dios
habla repetidas veces de su celo. En realidad, la Biblia habla bastante sobre el celo de Dios. Hay
otras referencias a él en el
¿En que momento de la historia de Israel comunico esto Dios con particular claridad?
Cuando Dios sacó a Israel de Egipto y lo llevó al Sinaí, para darle la ley y el pacto, su celo fue uno
de los primeros hechos que le enseñó en cuanto sí mismo. La sanción del segundo mandamiento,
que le fue dado a Moisés en forma audible y escrita "con el dedo de Dios" en tablas de piedra (Exo.
31:18), se hizo con estas palabras: "Yo soy Jehová tu Dios celoso" (20:5). Poco después Dios le dio
a Moisés el mismo concepto en forma más sorprendente: "Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios
celoso es" (34: 14). Por encontrarse en el lugar que se encuentra, este texto resulta sumamente
significativo.
2. ¿Cómo debiera nuestra conciencia del modo en que la Biblia usa los antropomorfismos
afectar nuestro entendimeinto del celo de Dios?
Hemos de tener presente que el hombre no es la medida de su Hacedor, y que, cuando se emplea
para Dios el lenguaje relacionado con la vida de los seres ,humanos no debe suponerse que están
incluidas las limitaciones de la criatura humana de conocimiento, poder, visión, fuerza, o
consistencia, o cualquiera otra semejante. Y debemos recordar que aquellos elementos de las
cualidades humanas que evidencian el efecto corruptor del pecado no tienen contrapartida en Dios.
b. El celo por proteger una relación amorosa, o por vengarla cuando ha sido rota.
Este celo opera igualmente en la esfera del sexo; allí, sin embargo, aparece, no como la
reacción ciega del orgullo herido sino como fruto del afecto conyugal. Como lo ha
expresado el profesor Tasker, las personas casadas "que no sintieran celo ante la irrupción
de un amante o un adúltero en el hogar carecerían por cierto de percepción moral; porque la
exclusividad en el matrimonio es la esencia del mismo.
Este tipo de celo es una virtud positiva, por cuanto denota una real comprensión del verdadero
significado de la relación entre marido y mujer, juntamente con el celo necesario para mantenerla
intacta. El Antiguo Testamento reconocía la justicia de dicho celo, y especificaba una "ofrenda de
celos", y una prueba con una maldición aparejada a ella, por la que el esposo que sospechaba que su
mujer le había sido infiel y que en consecuencia estaba poseído de un "espíritu de celos", pudiera
salir de la duda, en un sentido u otro (Num. 5: 11-32). Ni aquí ni en la otra referencia al esposo
ofendido, en Proverbios 6:34, sugiere la Escritura que el "celo" sea cuestionable en este caso; más
bien, trata su decisión de cuidar su matrimonio contra la invasión, y de tornar medidas contra
cualquiera que ose violarlo, como algo natural, normal y justo, y como prueba de que valora el
matrimonio como corresponde.
El Antiguo Testamento considera el pacto de Dios como su casamiento con Israel, que lleva en sí la
demanda de un amor y una lealtad incondicionales. La adoración de ídolos, y toda relación
comprometedora con idólatras no israelitas, constituía desobediencia e infidelidad, lo cual Dios veía
como adulterio espiritual que lo provocaba al celo y la venganza.
El objetivo del amor de Dios en el pacto es el de contar con un pueblo en la tierra mientras dure la
historia, y posteriormente el de tener a todos los fieles de todas las épocas consigo en la gloria.
*¿Por que manifiesta Packer que «su celo tiene como fin asegurar al cabo dicho objetivo»?
Es un mandato.
Le decía a la congregación que su falta de celo constituía fuente de supremas ofensas para él.