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QUERIDAS LECTORAS

¡Muchas gracias por terminar la TRILOGÍA AL DESNUDO! ¡Estoy muy


emocionada por compartir el final de Emma y Jax con ustedes!
Aquí hay una breve recapitulación de lo que sucedió en el
segundo libro para que recuerden antes de empezar. Por favor no
lo lean si no han leído los libros uno y dos (Mi único hombre y Mi
única mujer). ¡Esos necesitan ser leídos antes de empezar a leer Los
dos juntos!

Mientras Emma y Jax se estaban preparando para la Cosecha


que su compañía hace para su clientela, también estaban
investigando sobre los secretos y las mentiras del pasado de sus
familias. Lo más importante: ¿Quién asesinó al hermano mayor de
Jax, Hunter? Estando en el castillo donde él murió, ha suscitado
algunos demonios en Jax y Emma, más que todo, un hombre que
fue un segundo padre para Jax, Echo, quién verbalmente ataca a
Emma y dice que sabe quién es ella, y que necesita irse.
Visiblemente afectada después de su intercambio, Jax intenta
sacar el encuentro de la mente de Emma llevándola a visitar la
casa de playa en los terrenos del castillo donde el padre de Jax
llevaba a sus hijos cuando su madre los abandonó, para
mantenerlos lejos de los ojos curiosos del público. Emma está tan
encantada con la casa, que terminan mudando sus pertenencias
ahí para quedarse en lugar del castillo que sigue falto de
seguridad y cableado eléctrico en el que Savage y sus hombres
de Seguridad Walker siguen intentando arreglar y mejorar.

Cuando llega el momento de la Cosecha, Jax debe enfrentar


algunas dificultades de negocios con Kent Swayer, un magnate
hotelero que está amenazando con retirar un acuerdo de
negocios con Whiskey North porque Jax está en una relación con
Emma, la hermana de su competencia. En los tratos de negocios,
Jax también habla con Eric Mitchell y Grayson Bennettn a
espaldas de Emma sobre su hermano, Chance, acerca de estar
involucrado en su consorcio de inversiones. Él planea una trampa
para Chance, ya que piensa que Chance tiene algo que ver o
sabe algo de lo que le pasó a Hunter esa fatídica noche. Jax
piensa que está haciendo lo correcto. Tratando de exponer a
Chance y sus faltas. Ahora que está con Emma, ya no quiere
destruir a Chance, solo averiguar quién es en realidad por el bien
de Emma.

Emma también batalla con sus propios demonios. Cuando la


verdad sale acerca de York Waters, su ex, y lo que le hizo, él
continúa amenazándola, entonces Jax y ella hace un plan para
destruirlo. Y lo hacen, lo destruyen. York cae directo en la trampa
de Emma por teléfono y confiesa sus pecados y se jacta de sus
abusos hacia ella. Por eso, y el hecho de que York está
involucrado con uno de los más grandes socios de negocios de los
Knights, se termina y es entregado a las autoridades.

Con sus demonios puestos a un lado, y sus planes en su lugar,


Emma y Jax se enfocan en su relación. Una relación que se hace
más seria cada día, y por cada obstáculo que han tenido que
enfrentar, encuentran más consuelo y amor en los brazos del otro.

Pero todo eso se ve amenazado cuando Emma es arrinconada en


uno de los eventos por Randall, la mano derecha de su hermano,
quien le informa que debe regresar a San Francisco en las
siguientes setenta y dos horas o lamentará su decisión. Él amenaza
a ella y a Jax, y dice que Jax sabe algo que puede destruir a su
familia. Cuando Emma intenta buscar a Randall después de que
se va, ella encuentra una nota que fue dejada para ella. Una nota
y una prueba de ADN… reclamando que Hunter era el hijo de la
madre de Jax y el padre de Emma. Asustada hasta la muerte,
Emma corre hacia la playa para destruir la evidencia que podría
destruir todo lo que ama. Y tan pronto como los papeles son
llevados por las olas, ella se voltea para encontrar una mujer
vestida de rojo. Significativo por el odio de Jax por ese color
porque era el favorito para vestir de su madre.
Aunque podría ser Jill, la prometida de Hunter, quien tiene un
gusto por usar ese color, Emma está segura de que es alguien con
planes más siniestros en mente. Así que estamos de vuelta en esa
playa. Una bomba siendo alejada por el océano, y
potencialmente otra bomba esperando a Emma en el castillo…
CAPÍTULO UNO
“Tres pueden mantener un secreto, si dos de ellos están muertos”.
---Benjamin Franklin, Poor Richard´s Almanack

Emma

Los North y los Knight ahora están unidos por un secreto, por sangre.

Hunter comparte mi padre y la madre de Jax.

Pero justo como esa sangre nos une, la muerte nos divide.

La mujer de rojo está entre el castillo y yo, envuelta en las sombras,


justo fuera del alcance de las luces, demasiado lejos para que
pueda verle el rostro.

Me quedo ahí mirándola, el choque de las olas del océano en mi


espalda, el viento atormentando mis piernas, ahora envueltas en
medias altas mojadas, cortesía de mis elegantes pisotones en el
agua para deshacerme de un secreto. Mi secreto. El secreto de Jax.
Una nota y una prueba de ADN que fueron dejadas para mí fuera
de la puerta del baño del castillo. Diría que ese método de entrega
hace al que escribió la nota un fantasma o un cobarde. No sé cuál.
Un cobarde, creo, y uno que me lanzó una bomba y huyó. Uno que
se burla de mí mientras está fuera de alcance.

Me pregunto si Hunter sabía su verdadera línea de sangre.


Ahora me siento segura de que lo sabía, él sabía, pero Jax no lo
sabe. No creo que lo sepa. Mi hermano tampoco puede saber.
Pero la mujer de rojo lo sabe. Por eso está aquí, observándome,
vestida de rojo de la misma manera en que la mamá perdida desde
hace mucho tiempo se vestía también de rojo. Ella sabe. Ella me
dejó esa nota. Tal vez sea su madre. Tal vez está de vuelta, pero no
entiendo. ¿Por qué ahora? Asumiendo que ella me dejó esa nota y
la prueba de ADN, no entiendo sus motivos. No sólo acusa a mi
hermano. También acusa a Jax, su hijo.

Desesperada por esas respuestas y otras, agarro mis zapatos y


empiezo a correr hacia ella, mis pies hundiéndose en la arena fría,
haciéndome ir más lento. No estoy cerca de ella aún y ya se está
volteando, dirigiéndose al castillo. “¡Deténgase!” Grito.
“¡Deténgase! ¡Deténgase ahora!”

“¡Emma!”

Al sonido de la voz de Jax, mi corazón se pone al ritmo de un


martillo. No sé cómo reaccionará él a la posibilidad de que su
madre esté aquí. No sé cómo la mujer de rojo reaccionará a que él
esté aquí, si ella se quedará o se irá. Así que corro más fuerte hacia
la mujer de rojo, sintiendo el frío, el viento y el agua salada sobre mis
labios. Ese sabor activa un recuerdo de mí en la torre cuando Brody
me sostuvo sobre el borde. Hunter se paró en ese mismo borde y ya
no creo que él saltara a su muerte. Él fue empujado. Él fue
asesinado.

“¡Deténgase!” Grito de nuevo, pero le estoy gritando a la oscuridad


ahora, corriendo hacia adelante, y esperando que ella siga ahí, en
las sombras, esperando que yo la encuentre.
De repente, Jax está ahí a mi lado, una fuerza de la naturaleza en
medio de la oscuridad de la noche, jalándome contra su cuerpo
firme.

“¿Qué estás haciendo, mujer? Está frío, y maldita mierda, estás


mojada. ¿Por qué estás mojada?”

“Necesito alcanzar a la mujer que estaba aquí, Jax”. Empujo contra


su pecho, pero él no se mueve, como una roca en la arena. “Tengo
que hablar con ella ahora”.

“Habla conmigo primero”, dice, la oscuridad sofocante, el mensaje


que acabo de romper y lancé al agua, burlándose de mí.

“Jax, por favor. Regresa a la fiesta. Tienes que encargarte de tus


clientes”.

“Tengo personal para eso. Habla conmigo. ¿Por qué estás mojada?
¿Por qué estás en pánico?”

“Creo que tu madre está aquí”. Le digo lo que podría ser una frase
impactante para el hombre que perdió a su madre cuando era un
niño, lo hago antes de poder detenerme.

Sus manos bajan a mis brazos, su cuerpo tieso como una rama.
“¿Qué?”

“Por favor ve a alcanzarla antes de que se vaya, Jax”, le suplico.

“No es ella”.
“Jax, escúchame. Por favor. Ella estaba vestida de rojo. Era un
mensaje. Tu madre---“

Sus manos suben a sostener mi cabeza. “Esto solo es la historia de


un fantasma”.

“No entiendo. Tu madre no es la historia de un fantasma. ¿Cuál


historia de un fantasma?”

“Estás en shock porque Brody te sostuvo sobre el borde de ese


acantilado”.

“Eso fue hace días, y poniendo a un lado la historia de un fantasma


que dijiste y no entiendo, ¿qué pasa si tengo razón y esa era tu
madre?”

“Si esa era mi madre, y no lo era, no tengo nada que decirle a esa
mujer”.

Él entrelaza los dedos de una de sus manos con los míos. “Vamos a
casa para secarte”.

Casa.

Estoy tan asombrada por la facilidad con la que usó esa palabra,
casa, que estoy momentáneamente sin palabras. Todo lo que él
quería, lo que yo quería, para nuestro futuro, ahora ha cambiado.
En solo un parpadeo, Jax está caminando y llevándome con él,
forzándome a moverme con nada menos que la pura fuerza de su
poderoso cuerpo. Su brazo deslizándose alrededor de mis hombros,
su gran cuerpo cubriendo el mío del frío y del viento, pero yo no
puedo cubrirlo de lo que viene. No puedo protegerlo tampoco, si lo
dejo seguir caminando.

Hundo mis tacones. “Detente. Detente, Jax”. Acabamos de llegar


a un destello de las luces de la propiedad, y me volteo para estar
frente a él, colocando mis manos sobre la sólida pared de su pecho.
“Están sucediendo cosas que no podemos discutir justo en éste
minuto. Por favor. Llama a Savage. Dile que haga que sus hombres
detengan a la mujer en el vestido rojo. Ahora. Antes de que sea
demasiado tarde”.

“Emma---“

“No sé si es tu madre, pero es alguien que sabía que debía usar un


vestido rojo”.

“Jill usó un vestido rojo ésta noche”, me recuerda. “Y tú sabes que


ella no está feliz de que estés aquí. Ella podría estar jugando
contigo”.

Y justo ahora, más que nunca, me pregunto por qué Jill me odia
tanto como lo hace. Me pregunto dónde queda ella en ésta
pesadilla.

“¿Y si no es Jill?” Lo desafío, pero no le doy tiempo de responder.


“Solo llama a Savage. Has que mi mente se tranquilice”.

Su mandíbula se flexiona, su expresión son líneas duras y


ensombrecidas, pero el tormento irradia de él. Y ésta es solo su
reacción al tema de su madre. Él ni siquiera sabe el resto de la
historia aún. “Jax”, susurro urgentemente.
Él se estira hacia dentro de su chaqueta y saca su teléfono,
presionando un número, y colocando el celular en su oído. Casi
inmediatamente dice, “Necesito saber si hay una mujer en un
vestido rojo que estuvo cerca de mi torre del castillo o en la playa”.
Él escucha por un momento y me mira. “¿Cuántas mujeres hay con
vestido rojo?” Su expresión se endurece. “Averigua si estuvieron ahí
y revisa los videos de las cámaras. Estaremos en la casa. No. Emma
está mojada y no, lo digo en serio, no hagas un comentario irónico
sobre esa frase, Savage, o te lastimaré”.

Él cuelga y desliza su teléfono dentro de su bolsillo. “Cuatro mujeres


con vestido rojo. Él está localizando a cada una de ellas. Ahora.
Vamos a la casa”.

Mis pies siguen sólidos en la arena. “¿Qué pasa si la encuentran?


Necesitamos estar aquí”.

“Estás empapada, Emma. Estás temblando”.

Suelto mis zapatos. “No estoy temblando, y solo mis medias están
empapadas”. Levanto mi vestido hasta la mitad de mis muslos y
empiezo a bajar la media de una pierna.

“¿Qué estás haciendo?”

Lanzo una media lejos y empiezo a quitarme la otra.


“Calentándome y poniéndome aceptable de nuevo”. Lanzo la
segunda media. “Vamos adentro y esperemos el informe de
Savage. Y tú necesitas terminar de atender los negocios”.

Agarro su brazo y empiezo a caminar, intentando arrastrar a éste


hombre de un metro noventa y doscientas libras conmigo.
No funciona.

Él atrapa mi antebrazo y me voltea hacia él, y ahora él me está


arrastrando. “¿Qué está pasando, Emma?” Me ordena que le
responda, su voz baja, y, aun así, irradiando tensión. Él sabe que hay
un verdadero problema. Él sabe que estoy nerviosa, y debajo de
toda esa fresca y calma masculinidad, él también está nervioso. Esa
prueba de ADN ha abierto más de una tumba ésta noche y ha
sacado más de un fantasma. Ha traído demonios, sus demonios, y
eso me asusta. Por él. Por mi hermano. Por todos nosotros. Pero no
hay vuelta atrás ahora.

“Alguien me dejó una nota”, confieso, y lo hago sin dudar. No hay


una parte de mí que duda de éste hombre. Confío en Jax. Necesito
protegerlo. “No era una buena nota. Y luego esa mujer me estaba
observando desde el borde de la playa al lado del castillo. Ella me
estaba observando, y creo que ella me dejó esa nota”.

“¿Y qué decía ésta nota?”

“Aquí no. Ahora no. Te lo diré cuando estemos solos”.

Él parece dejarlo ir fácilmente, y en lugar de eso me pregunta, “¿Por


qué estabas en la playa, Emma? ¿Qué te estaba observando esa
mujer hacer?”

“Rompí la nota y la lancé al agua”.

Sus ojos se oscurecen y se entrecierran. “¿Por qué, Emma? ¿Qué


decía la nota?”
No puedo esperar para decirle. Él necesita entender por qué la
mujer de rojo es importante. “Parecía sugerir que tu hermano no
solo fue asesinado, si no que nombraba a dos personas que tenían
motivos para matarlo. Tú eres una de esas personas, Jax”.

Él me da una mirada inexpresiva. “¿Y quién era la segunda?”

No lo niega, cuando la mayoría de las personas gritarían: ¡Yo no lo


hice!

Solo pregunta: ¿Quién era el segundo?

Pero no veo éste hecho como culpa, sino lo opuesto. Él no es el que


importa en su mente. Él no es importante. El verdadero asesino, a
quien desesperadamente quiere localizar, es importante. Sabiendo
esto, sabiendo que él ve el otro nombre como su objetivo, el
nombre de mi hermano no quiere dejar mis labios.

Se oyen los pasos de Savage acercándose hacia nosotros, y él tiene


algo en su mano que no puedo ver bien. Jax se vuelve de nuevo
hacia mí, concentrado en ese nombre, que todavía tengo que
decirle. “¿Quién, Emma?” Me urge suavemente.

“Cuando estemos solos”, insisto, mi resistencia se hizo más fácil


cuando Savage se nos une.

“No era un vestido”, dice Savage, mostrándonos una prenda en su


mano.

“Era una chaqueta roja que dejaron atrás”.


CAPÍTULO DOS

Emma

“¿Qué diablos está pasando, Savage?” Demanda Jax.

Aparte del hecho de que mi garganta se está cerrando ahora


mismo, hay obvias implicaciones de que dejaran ese abrigo atrás.
Muestra planeamiento, hasta malicia.

Y es esa malicia la que me tiene abrazándome a mí misma por los


escalofríos que llegan hasta mis huesos. Quien sea que usó ese
abrigo, no solo intentaba asustarme, si no que sabía que significaba
algo para Jax. Eso significa que solo un puñado de personas, todas
cercanas a Jax, podrían ser responsables.

“¿Nadie vio nada?” Pregunto, rezando por buenas noticias.

“Estábamos buscando un vestido rojo”, dice Savage, mirando a


Jax. “Ahora estoy preguntando, ¿qué diablos está pasando?”

“Obviamente, alguien conoce la propiedad lo suficientemente


bien como para moverse justo debajo de tus narices sin ser visto”,
dice Jax. “¿La electricidad sigue sin funcionar a un lado del
castillo?”
“Ahora sí”, dice Savage. “Es como si esa maldita torre tuviera
fantasmas, como si Gasparín estuviera aquí, tocando el cableado
como si fuera una maldita guitarra y jodiendo con nosotros”.

“Más como si fuera esa mujer de rojo”, digo. “Ella conocía sus
puntos ciegos”. Miro a Jax. “Ella conoce la casa”.

Antes de que él pueda responder, Savage ya está hablando. “Los


únicos verdaderos puntos ciegos con el equipo de Seguridad
Walker, son ninguno. No somos un montón de hombres cobardes
que están demasiado ocupados pensando con la cabeza en
nuestros pantalones para hacer nuestro trabajo. Tenemos cámaras
en exceso y en lugares que nadie excepto nosotros sabe que
existen. Quien sea que usó ésta chaqueta vino de algún lugar, y lo
atraparemos ahí”.

Froto la delgada tela de la chaqueta. “A menos que el abrigo


estuviera debajo de otro abrigo”, sugiero. “Éste podría fácilmente
ser doblado y metido dentro de la chaqueta de un traje o en un
bolso”.

“Sabremos quién fue por ese lado del edificio”, dice Savage. “No
es como si estuviéramos buscando una aguja en un pajar. Los
invitados no hacen fila para caminar en los oscuros caminos del
castillo”.

“Cierto”, digo. “Buen punto”.

“Tengo de esos en algunas ocasiones”, dice Savage. “Nunca


cuando el alcohol está involucrado, por lo cual no bebo cuando
trabajo”.
No me río. Estoy muy acostumbrada a las ironías de Savage y
demasiado asustada para encontrar algo divertido. “Sea quien sea
conoce el castillo. Tiene que ser lo suficientemente inteligente como
para saber cómo evitar las cámaras. ¿Qué pasa si pasaron a través
de la torre de Jax?”

“Esa puerta está sellada desde adentro”, dice Jax, rechazando esa
idea. “Así que, aunque alguien tuviera el código de la puerta, no
podrían entrar. Eso no sucedió”.

“A menos que la desbloquearan desde adentro”, discuto con él.

“Nop”, dice Savage. “Eso significa pasar por el panel de seguridad


en la puerta principal. Eso tampoco sucedió. Lo sabríamos. Y para
que conste, cada pregunta de éste punto en adelante, será
respondida con: “¿Qué diablos está pasando? Hasta que yo sepa
qué diablos está pasando”.

“¿Por qué funcionarían los sistemas de seguridad y no el resto de la


torre?” Lo desafío. “Eso no tiene sentido”.

“Aparte de esas cámaras, que funcionan con batería y que


mencioné antes de ésta noche”, responde Savage, “El corte de
electricidad no está relacionado con la torre en sí. Es en la parte
este del castillo, otra razón por la que sé que la puerta de la torre
no fue desbloqueada. Así que, ahora”… Él hace una pausa para
darle impacto a lo que va a decir, “¿Qué diablos está pasando?”
Él mira entre nosotros. “¿Uno de ustedes va a responder? ¿Los dos?”

Me abrazo a mí misma, frotando mis brazos. “Necesito hablar con


Jax. A solas. Esto es entre Jax y yo”.
Savage entrecierra sus ojos. “¿Qué parezco? ¿Alguien metió carne
en un sándwich que no querías? Estoy aquí. Estoy involucrado. Yo
soy el que te está protegiendo”.

“Es entre Jax y yo”, le gruño. “Hasta que no lo sea más”.

Su mirada se mueve entre nosotros, y el hecho de que Jax está tieso


y en silencio, debe convencer a Savage de que estamos peleando,
porque dice, “De acuerdo. De acuerdo. Lo entiendo. Ustedes dos
tienen que lidiar con algo, pero considérenme el mejor consejero
de parejas en el planeta Tierra. Sea cual sea el problema entre
ustedes dos, desnúdense después, porque resuelve todo excepto el
que yo no sepa qué diablos está pasando mientras estoy
intentando protegerlos”.

“Alguien dejó una nota para Emma”, dice Jax. “Ella la rompió y la
lanzó al agua mientras la persona con el abrigo rojo observaba”. Su
mano se coloca en mi cintura. “El resto, Emma está a punto de
decirme. Cuando estemos solos, en la casa de la playa”.

“No”, digo, agarrando el brazo de Jax y volteándome para


enfrentarlo. “Necesitamos quedarnos aquí y hablar. Porque
necesitamos hablar con ella. ¿No quieres hablar con ella?”

Su mandíbula se aprieta. “No es ella”. Su voz es baja, inexpresiva.

“Es la persona que me dejó esa nota”, digo suavemente. “Eso


importa”.
“Tengo un hombre que viene a escoltarlos a la casa de la playa”,
anuncia Savage.

“No me voy a ir hasta que la encontremos”, digo, volteándome


para enfrentarlo de nuevo. “Necesito quedarme aquí y ayudar a
encontrar a la persona que me dejó esa nota. Tal vez yo vea algo
que no podría significar nada para tus hombres”. Intento caminar a
su alrededor.

Jax atrapa mi brazo, jalándome para enfrentarlo a él y a Savage.


“Ellos la encontrarán”, dice suavemente.

“Él tiene razón”, concuerda Savage. “Cuando lo encuentre a él o a


ella, lo sabrán. Y digo él o ella, porque no me has dicho nada para
convencerme de que es una mujer. De hecho, sé tanto como
cuando un hombre está intentando adivinar el sexo de un bebé en
el vientre de una mujer que él no puso ahí. Así es. Es una
probabilidad 50/50 para mí. ¿No ves el problema que es esto,
Emma?”

Él tiene razón. No le estoy dando lo suficiente, pero Jax tampoco


está hablando. Él no quiere que nombre a su madre, y pienso que
yo debería. Pero no lo hago. Necesito hablar con Jax aquí y ahora.
“Aléjate y déjanos hablar, Savage”.

Suenan pasos, y mi mirada va hacia el alto hombre con cabello


marrón poniéndose al lado de Savage. “Éste es Smith”, dice
Savage, sin mirarlo. “Él no es un marica. Eso es algo bueno cuando
se trata de protegerlos a ustedes dos, en caso de que no supieran”.

Jax me voltea para enfrentarlo, sus manos bajando por mis brazos.
“Déjalos hacer su trabajo. Vamos a casa donde podemos hablar”.
Casa.

Esa palabra de nuevo.

Ese lugar que podríamos compartir, el que he estado realmente


considerando compartir con éste hombre, pero éste secreto
asegura que no lo haré. “La realidad aquí es que la persona que
me dejó esa prueba de ADN y la nota espera una respuesta. Ellos
quieren algo. ¿Justicia? ¿Venganza? No sé esa respuesta, no puedo
saber esa respuesta, pero todas las opciones se sienten peligrosas”.

Necesito decirle sobre la prueba de ADN y pienso que su reacción


podría no ser buena. Le debo privacidad cuando haga esto y
necesito que sea ahora. Y de repente, se siente inteligente sacarnos
de la línea de fuego hasta que decidamos si somos objetivos.

Si él es un objetivo.

“Sí”, digo. “Vamos ahora”.


CAPÍTULO TRES

Emma

Para el momento en que Jax entrelaza los dedos de una de mis


manos con los suyos y empezamos a caminar, Smith está a mi otro
lado.

La idea de que un hombre grande con un arma nos esté


escoltando hacia la casa de la playa, no debería confortarme,
considerando que eso significa que necesitemos que alguien con
un arma nos escolte a la casa de la playa. Es mejor, sin embargo,
necesitar a un hombre grande y tener a un hombre grande con un
arma que lo opuesto.

“¿Estás segura de que no tienes nada que decirme, pequeña


niña?” Me grita Savage detrás de mí.

“No a menos que tengas a un chico grande que necesito y con el


que pueda hablar”, le grito encima de mi hombro, porque, hey,
podría estar bajo presión, pero tengo a mi hermano y necesito
hablar con él. Sé cómo conseguir lo que quiero.

“Eso estaría, por un asombrosamente alto margen de votos,


describiéndome a mí”, murmura Smith.

No estoy segura de que sea una broma, y él no se ríe. Tampoco yo.


Estoy concentrada en una persona, y esa persona es Jax. Tengo
que decirle todo, y tengo que hacerlo sabiendo que todo podría
ser demasiado para que nosotros sobrevivamos. Ese es mi temor---
que esto sea el fin para nosotros. La verdad es que yo ni siquiera he
tenido tiempo para digerir nada de esto, y Dios me ayude, ¿dónde
están mis zapatos? Los dejé allá atrás con Savage.

Porque no es suficiente tener un hombre grande con un arma a


nuestro lado. Ahora estoy haciendo al otro hombre grande con un
arma, el de mal carácter, recoger mis tacones. Pero realmente,
verdaderamente, a éste punto, no me podría importar menos si mis
zapatos se conviertan el centro de un castillo de arena para uno de
los invitados.

Simplemente necesito pensar.

Hunter era mi medio hermano. No puede ser cierto, y, aun así, yo vi


la prueba.

Jax dobla nuestros brazos por los codos y me jala más cerca,
sosteniéndome un poco demasiado apretado, como si tuviera
miedo de que estoy a punto de ser sacada de la arena con él a mi
lado. Pero no me importa. Quiero seguir sosteniéndome
fuertemente. No quiero que me deje ir, pero la sensación de
perdernos el uno al otro, está en el aire.

Parece por siempre mientras caminamos los tres. Solo somos Jax, yo
y un extraño llamado Smith, los sonidos del océano chocando
contra la costa combina con la manera en que mi mundo se siente
como si se estuviera estrellando a mí alrededor.

El mundo de Jax está a punto de estrellarse a su alrededor, mientras


él sigue sangrando por su hermano. Mi hermano, me recuerdo a mí
misma. Dios mío. Hunter podría haber sido mi hermano también, y
lucho por recordar conocerlo. Lucho por recordar a un hombre que
podría haber sido mi sangre y mi hermano.

¿Cómo no reconocí ningún parecido?


Finalmente, estamos en la casa, los nervios quemando en mi vientre,
los detectores de movimiento iluminando el corredor.

Smith nos indica que esperemos, hablando por el micrófono en su


oído. “Tenemos ojos en ustedes aquí afuera. Voy a entrar primero y
asegurarme de que esté despejado adentro”.

Jax le da una rápida inclinación de su barbilla, y observamos a


Smith desaparecer dentro del salón. “Jax”, digo, y él me jala para
ponerme frente a él.

“No hasta que estemos solos”. Sostiene mi rostro. “¿OK?”

Es entonces cuando me doy cuenta de que él está vibrando de


nervios. La idea de ver a su madre de nuevo no solo lo desgarra.
Jax no es ningún tonto. Él sabe que sea lo que sea esto, lo que sea
que tenga que decirle, está relacionado con Hunter. Asiento y
atrapo su mano.

“Esto podría ser solo Brody jodiendo conmigo de nuevo, Jax. Lo


sabes, ¿cierto?”

“En otras palabras, ¿mi hermano me acusó de matar a mi otro


hermano?” Dice, sonando desafiante.

La puerta se abre detrás de nosotros cuando Smith dice, “Todo


despejado”.

Me volteo para mirarlo y él indica el asiento en la esquina. “Estaré


alrededor si me necesitan. O, si necesitas a un chico grande con
quién hablar”.
“Qué gracioso”, le digo. “En realidad lo es. Me estoy riendo por
dentro. Me reiré de verdad mañana. Espero. Si esto termina. Gracias
por la futura risa”.

Estoy divagando. Yo nunca lo hago, y Jax responde besando mi


mano y murmurando, “Vamos adentro, bebé”.

Yo asiento. “Sí. Vamos adentro”. Solo que mis pies no quieren


moverse.

La mano de Jax va hacia la parte baja de mi espalda, instándome


a moverme hacia adelante, y de algún modo, mis pies
mágicamente se arrastran. Mis dedos de los pies están
adormecidos. Mis brazos están adormecidos. Mi corazón no lo está.
Jax abre la puerta para mí, y yo entro a la casa adorable que
representa un futuro con éste hombre, el lugar al que su padre trajo
a sus muchachos cuando su madre se fue.

Los fantasmas del castillo. Esas palabras surgen en mi cabeza, y, oh


Dios. Estaba diciendo---me dijo que ella estaba---

La puerta se cierra, y Jax la bloquea.

Él se da la vuelta para enfrentarme, y yo lo miro de frente, ese


comentario del fantasma que hizo, está surgiendo en mi cabeza.
“¿Tu madre está muerta, Jax?”
CAPÍTULO CUATRO
Jax

¿Mi madre está muerta?

“Para mí”, respondo. “Tú lo sabes, Emma. Ella se fue. Yo no sabría si


fuera su día de bodas o su funeral”.

“Tú dijiste que yo estaba viendo fantasmas del castillo. Pensé---“

“Y tenías razón”, digo. “Ella está muerta para mí, Emma”.

“Esa no fue una frase al azar. No se sintió aleatoria”.

Sofocándome en éste tema, jalo mi corbata y la suelto. “Siempre


ha habido habladurías sobre un fantasma en el castillo. Una mujer
de rojo. Por eso mi madre usó ese maldito vestido rojo, y siempre
ropa roja. Ella quería que nos enfocáramos en lo que era real. Tú
pensarías que eso la hacía una buena madre, pero irónicamente,
ella hizo al vestido rojo, algo del pasado, y el maldito fantasma de
una mujer”.

Me encojo de hombros para quitarme mi chaqueta y la lanzo al


sofá.

“Necesito un trago”.
Camino hacia la cocina y rodeo la esquina para llegar a una
pequeña área de un bar, donde desenrosco la tapa de una botella
ridículamente cara de whiskey que mi padre me dejó. La he estado
guardando para una ocasión especial. Ésta no lo es, pero
ciertamente es una ocasión.

Emma aparece a mi lado. Lleno un vaso y bebo el maliciosamente


suave whiskey. Papa North sabía cómo hacerlo bien. Relleno el vaso
y se lo ofrezco a Emma. “Es un whiskey que vale treinta-mil dólares.
Un regalo de mi padre. Su propia colección especial, una edición
limitada”.

“Jax, si esa no era tu madre---“

“No era mi madre”. Un nudo apretado se forma en mi pecho. Bajo


de un sorbo el whiskey que le ofrecí a ella, el ardor lavando sobre
él, pero sigue malditamente ahí. Relleno otro vaso, pero ésta vez, lo
presiono sobre su mano. “Bebe”.

“Entonces era alguien que sabía acerca del vestido rojo, alguien
que sabía que yo pensaría que era tu madre”.

“Ésta es una botella muy especial. Una botella muy especial que
juré que no compartiría con nadie, pero lo estoy haciendo contigo.
Bebe”.

Sus ojos se amplían, y ella bebe el whiskey. “Oh, cielos”, dice. “Eso
es---es bueno”.

“Sí. Es bueno”.
“Jax---“

“Brody. Jill. La mitad del personal. Todos saben acerca del vestido
rojo y el fantasma”.

“Hay más acerca de esto, Jax. Me fue dicho que dos personas
tenían motivos para matar a tu hermano. Ni siquiera quiero decir el
nombre, pero tú tampoco estás preguntando. ¿Por qué?”

“Brody”, digo. “Lo cual es ridículo. Yo tendría que morir para que él
herede”. Tomo un sorbo del whiskey y coloco el vaso sobre el
mostrador del bar. “No voy a ir a ninguna parte”.

“Jax, por favor, escucha”.

Me acerco a ella, enredando mis dedos en su cabello. Ella huele


dulce, como vainilla y madreselva. Amo jodidamente como huele.
“Ellos están intentando asustarte para que te vayas. ¿Los vas a dejar
ganar?”

“Tal vez es a ti a quien alguien está tratando de asustar”, advierte,


agarrando mi camisa. “O tal vez ellos quieren lastimarte, Jax”.

Hay un oscuro toque de emoción dentro de mí que necesita


alejarse. “Entonces supongo que será mejor que te sostengas
fuerte”, digo, y mi boca se cierra sobre la suya, mi lengua lamiendo
su lengua, calor, ira, una herida vieja sangrando, todos colisionando
en éste momento.
Ella empuja mi pecho. “Jax”.

“Claramente, necesitas otro trago”.

“Tú necesitas escuchar”.

“Tú necesitas beber”.

“Yo no soy buena bebiendo, ¿recuerdas?” Me desafía. “De la


manera en que tú no eres bueno escuchando, aparentemente.
¿Qué estás haciendo ahora mismo? ¿Por qué estás levantando ésta
pared?”

“Tú puedes beber”, le digo. “Yo te cuidaré. Ahora me tienes a mí”.

“No necesito que me cuiden”.

“Qué mal, voy a hacerlo de todos modos”. Bebo el whiskey y coloco


el vaso a un lado. “Yo voy a cuidarte”. Mi boca baja a la de ella. “Y
voy a disfrutar cada maldito minuto de ello”.

“Entonces, yo también te cuidaré a ti”, susurra. “Eso significa que


me escuches ahora mismo”.

“Después”, le digo, y reclamo su boca de nuevo, mi lengua


acariciándola profundamente, mi mano deslizándose en su
espalda y trayéndola hacia mí. Ella se resiste, quieta en mis brazos
durante un momento, antes de gemir, relajándose en el momento,
en mí. Sumisión. Eso es lo que quiero. Es lo que malditamente
necesito ahora mismo. A ella. No a éste drama de mierda familiar
que simplemente no se va como el infierno de aquí. Necesito
enterrarlo, profundo y lejos, donde ya ha sido enterrado, y lo voy a
hacer ahora, con ella, dentro de ella.

Atrapo su vestido y lo arrastro sobre sus caderas, sosteniendo su


trasero desnudo perfectamente redondo y apretándolo. Ella gime
de nuevo, y muerdo su labio inferior.

“Ese es el tipo de ebriedad que quiero”.

“Jax”, susurra, y antes de que pueda presionarme para hablar de


nuevo, la volteo hacia la barra.

Ella sostiene su peso en sus manos, y yo abro el cierre de su vestido,


mi mano deslizándose sobre su vientre y más abajo, debajo del
delgado encaje que está ahí. Mis labios están en su oído mientras
froto su clítoris. “Esto es lo que quiero”, digo. “A ti, Emma”. Aprieto
su pecho, y cuando ella jadea y atrapa mi mano, la volteo para
que esté frente a mí, prensando sus piernas con las mías.

Le bajo su vestido, y mi boca está en su boca, antes de que ella


pueda objetar, y al minuto en que su lengua toca la mía, sé que ya
la tengo. Sé que ella se ha rendido. Ella me está besando ahora, y
cuando mis dedos arrastran su sostén y pellizcan su pezón, ella está
jadeando en mi boca. Al minuto en que ella se desata y da rienda
suelta, yo malditamente me desato, cuando yo nunca lo hago. Eso
no es quien soy. Así no es como yo funciono, pero Emma---Emma es
todas las respuestas a cada pregunta que necesito que sea
respondida. ¿Por qué se fue mi madre? ¿A quién malditamente le
importa? Estoy a punto de estar dentro de Emma. ¿Por qué mi
hermano saltó? ¿Mi hermano saltó? No tengo que pensarlo ahora
mismo. Estoy a punto de estar dentro de Emma. ¿Quién la provocó
e intentó asustarla ésta noche? Necesito calmarme antes de
averiguarlo y lastimar a alguien. Y voy a hacer eso dentro de Emma.
En unos sesenta segundos, mi cremallera está abierta, sus bragas
están a un lado, su pierna está en mi cadera, y mi polla está dentro
de ella. El resto del mundo se fue. La levanto completamente del
suelo, intentando colocarla sobre el mostrador, pero eso nunca
sucede. Me sostengo de ella, arrastrándola contra mí, y sus dedos
están en mi cabello, revolviéndolo y jalándolo.

“Dios, Jax”, susurra, abrazándose a mí, su rostro enterrado en mi


cuello, su cuerpo temblando en mis brazos, contra mí.

Eso me deshace. Ella me deshace. Estoy al borde de la cordura,


apenas manteniendo el control. Su sexo se aprieta alrededor de mi
polla y me arrastra sobre el borde. Me inclino contra la pared,
empujo en ella, y todo sale de mí hasta casi desmayarme por los
temblores en todo mi maldito cuerpo. Regreso a la tierra con Emma
susurrando, “Ni siquiera nos desvestimos”.

“No”, le digo. “No lo hicimos, pero necesitábamos esto. Al menos


yo”. Y en esa frase está la tormenta de mierda que me llevó a beber
y a follar para evitar golpear a alguien. “Sostente. Te llevaré al
baño”.

Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello, y yo me empujo


lejos de la pared, llevándonos a través de la casa hacia el baño de
invitados. Una vez que estamos ahí, la coloco sobre el mostrador, le
doy una toalla y acomodo mis pantalones. Para el momento en que
estoy listo, y he encendido la luz, ella ha lanzado la toalla en una
cesta.

Ella agarra mi camisa. “Necesito que me escuches. Había más que


una nota para mí”. Ella traga fuerte. “Ni siquiera quiero decírtelo.
Ahora que es momento de decírtelo, desearía poder fingir que no
lo sé”. Presiona sus manos sobre su rostro, y yo atrapo sus muñecas
y las pongo en medio de nosotros.

“Alguien está intentando joder con nosotros, Emma”.

“No. No debería haberla botado. Fue algo estúpidamente


apresurado, hecho para protegerte a ti y a Chance”.

“¿Chance?”

“Dos personas con motivos para matar a Hunter, quien ahora creo
que fue asesinado. Esas personas son Chance y tú”.

“Porque yo heredaría”.

“Sí, pero Chance también podría hacerlo”.

“¿De qué diablos estás hablando, Emma?”

“Había una prueba de ADN con la nota, Jax. Hunter era el hijo de
mi padre. Él era---él era también, mi medio hermano”.

Esas palabras me desgarran.

No.

La suelto y retrocedo. “Él no era mi medio hermano, Emma. Él no


era tu hermano en absoluto. La prueba era falsa”.
Me volteo y salgo de esa habitación.
CAPÍTULO CINCO
Emma

¿Qué acaba de pasar?

¿Se va a ir?

Jalo mi vestido de vuelta en su lugar y me apresuro a salir del baño.


“¡Jax!” Grito, corriendo por el pasillo y entrando a la sala
encontrándolo paseándose frente a la chimenea, su teléfono en su
oído.

“Solo averigua lo que puedas hacer”, dice, antes de desconectar


la llamada y meter su celular de vuelta en su bolsillo, su mandíbula
apretada fuertemente, su expresión firme, tosca y brusca, que
nunca he visto en él. Él no me busca, y la idea de éste rechazo,
duele. Él camina hacia la silla que está al lado del sillón, donde se
sienta, bajando su barbilla, sus dedos hundiéndose en su cabello,
un hombre atormentado, un hombre perdido en ese tormento.

No me importa si me está rechazando, aún si está culpándome de


alguna manera por esto. Cierro el espacio entre nosotros y me
siento al borde de la mesa de café justo frente a él. Sé que él sabe
que estoy aquí, pero no me mira.

“¿Jax?” Susurro.

Él baja sus manos hasta sus poderosos muslos, su mirada


levantándose a la mía, y no hay ninguna culpa ahí. Sus ojos azules
no muestran nada excepto un tormento desenfrenado. “Hunter era
mi hermano”.
“Lo sé”, le digo, atrapando sus manos. “Nada de lo que pasó ésta
noche, ni ninguna prueba de ADN cambia eso. Tú creciste con él.
Tú eras---“

“Su hermano”, dice, su voz devastada, su humor cambiando,


afilándose como un cuchillo a punto de atacar. “Éste es solo un
juego que alguien está jugando, y voy a averiguar quién es ese
alguien. Y voy a hacerlo pagar”.

Hay algo que solo puedo llamar brutalidad en esas palabras, su


necesidad de venganza está de vuelta, y es un ser viviente que
respira por sí solo. Sus palabras: Hacerlo pagar, revuelven recuerdos
de cuando nos conocimos por primera vez. Cuando él quería que
alguien pagara por el asesinato de Hunter. Yo entendí esa
necesidad en ese entonces, como lo hago ahora. Si fuera Chance
el que hubiera muerto, yo querría respuestas, querría paz. Tal vez
hasta querría que alguien pagara.

Un músculo en su mandíbula se flexiona. “Le dije a Savage que


necesito una copia de esa prueba”.

Él quiere la prueba. No debí haberla destruido. Por supuesto, mi


padre diría: El arrepentimiento no hace más que hacerte lucir como
un idiota. Así que, en primer lugar, no lo hagas.

Basado en esa prueba de ADN, él vivió una vida siendo un idiota, y


yo también justo ahora. Le he negado respuestas a Jax. He hecho
esto peor para él.

Sintiendo que me estoy sofocando en mis propias decisiones,


intento levantarme. Jax atrapa mis piernas. “Emma---“
“Si alguien me dijera que Chance no era completamente mi
hermano, yo no les hubiera creído. Yo querría pruebas. Debí haber
sabido que tú también las querrías. Yo solo---yo quería---“

“Tú querías protegerme”.

“Sí”. Recuerdo mi encuentro con Randall, y su amenaza. “Jax---“

“Y tú querías proteger a tu hermano”.

Mi pecho se aprieta. “Sí, pero---“

“¿Cuál de nosotros crees que mató a Hunter, Emma?”

Palidezco. “¿Qué? No. No, yo no creo---“

“La única razón por la que sentirías que necesitabas protegernos a


los dos es que sientes que uno de nosotros es culpable. ¿Tú crees
que yo maté a mi hermano?”

“No. No creo que mataste a tu hermano. Cuando nos conocimos,


tú me dijiste que querías venganza. Tú querías respuestas. Ese no es
un hombre que mató a su hermano”.

“Tú solo querías protegerme”, repite.


“Por supuesto que quería protegerte. Deja de decirlo como si eso
sea prueba de que creo que eres culpable. No lo es. Necesito
decirte algo sobre la fiesta”.

“Tú querías protegerme, pero me dijiste sobre la prueba. Eso


significa---“

“No”, insisto. “No, no sigas por ese camino. Olvidemos esto. No


significa que pensara que eres culpable. Pero alguien quiere que
yo crea que tú mataste a Hunter”.

“O que Chance mató a Hunter”.

“Sí”. Tengo un nudo en mi estómago. “Sea cual sea el caso, le


mostré a quien quiera que esté detrás de esto, que estoy contigo.
Ellos no pueden dividirnos”.

“Tú no les mostraste que estabas conmigo o con Chance”, dice. “Tú
les mostraste que pensabas que uno de nosotros era culpable. Por
eso destruiste la evidencia”.

“Eso no es lo que estaba en mi cabeza”, discuto, pero rápidamente


admito. “Pero---es cierto. Puedo ver por qué parece así. Lo jodí
todo”.

Él toma mis manos y se inclina más cerca. “Yo no maté a Hunter. Yo


amaba a Hunter. Y no quería, o necesito lo que era suyo”.

“Yo lo sé”, susurro.


“Tú pensaste que uno de nosotros era culpable”.

“Simplemente no vas a dejar ir esto”, digo. “Mi hermano tampoco


es un asesino”.

Pero también estoy pensando en las amenazas que hizo Randall. Él


me quería fuera de aquí de una mala manera, y eso no me suena
bien. Necesito hablar con mi hermano. Intento alejarme de Jax,
pero él me sostiene. “Suéltame”.

“Emma---“

“Suéltame”. Mi voz sube de tono. “Suéltame ahora”.

Él me libera, y yo me levanto. “Necesito irme”. Intento voltearme.

Él me jala de nuevo hacia él. “¿Necesitas irte? ¿Irte a dónde?”

Presiono su pecho firme. “Necesito ver a Chance”.

Él sostiene mi rostro y fuerza mi mirada a la suya. “Necesitamos


respirar profundo. Necesitamos pensar. Necesitamos reunir los
hechos”.

Mis ojos empiezan a arder. “Tú crees que él lo hizo”. No le doy


tiempo de responder. “Él no mató a Hunter. Él no lo hizo---“

Mi voz se rompe y las lágrimas saliendo de mis ojos me enfurecen.


Yo no lloro. Llorar es para pequeñas perras, como decía mi padre a
menudo. Estoy furiosa. Estoy furiosa con quien quiera que sea que
puso esto entre Jax y yo. Estoy furiosa con quien está jugando con
esto. “Él no lo hizo”.

Jax atrapa una lágrima con su pulgar, limpiándola de mi mejilla.


“Cálmate, bebé. Todo va a estar bien”.

Atrapo su mano. “¿Hunter cometería suicidio?” Pregunto.

“No”.

“¿Estás seguro?” Lo desafío.

“Con cada fibra de mi ser. Yo conocía a mi hermano”.

“Y yo conozco el mío. Él no hizo esto, Jax. Sé que él estaba pidiendo


el castillo. Sé que él tenía conexiones con tu hermano, pero nuestras
familias han estado conectadas durante años. Él no mató a
Hunter”.

“Pero alguien lo hizo”, dice. “Sabes eso, ¿verdad?”

“Entiendo eso. Creo eso. Pero si tú crees que fue Chance, realmente
crees que fue Chance, entonces no hay ninguna forma de que eso
no sea un problema para nosotros dos”.

“Yo no dije que Chance asesinó a Hunter. Éste es un juego que


alguien está jugando y si eso nos divide, ellos conseguirán lo que
quieren. Porque claramente, esa nota y la prueba de ADN fueron
destinadas a ti para volverte contra mí”.

“Se siente como que está funcionando. Se siente como si fuera el


final de nosotros”.

“No, bebé. Si crees que te voy a dejar ir tan fácilmente, pronto


sabrás lo contrario. Alguien me quitó a mi hermano. Ellos no van a
lograr quitarme a ti, también”.

Hay pasos en la entrada, y sus manos bajan por mis brazos. “Esto no
es el fin de nosotros. Tú no te vas a deshacer de mí tan fácilmente,
mujer. Alguien tiene miedo de lo que nosotros sabemos. Tienen
miedo de que juntos podemos averiguar todo. Y tienen razón. Lo
haremos”.

Hay un toque estruendoso en la puerta.

“Obviamente ese es Savage”, digo, porque el hombre siempre


explota en medio de todo.

“Sí”, concuerda Jax. “Ese sería Savage. Cualquier cosa que diga---

“¿No lo ahogue como lo hice con la prueba de ADN?”

El atisbo de una sonrisa aparece en sus labios, un considerable


contraste del tormento de hace unos momentos, eso me da
esperanza. ¿Esperanza de qué? No lo sé. Simplemente tengo
esperanza.
“Así es”, dice, hasta su tono es más ligero ahora, “Sería interesante
ver que lo intentes, pero no, no ahoguemos a Savage”. Besa mi
frente e intenta alejarse. Atrapo su mano. “Randall estuvo aquí ésta
noche. Él usó la invitación de la compañía para entrar. Me
amenazó. Me dijo que, si no volvía, él te arruinaría. Me dio setenta
y dos horas”.

Una energía fuerte y aguda cruje a su alrededor, pero su voz es


baja, controlada. “Quieres decir que tu hermano te dio setenta y
dos horas”.

“No se siente como algo que Chance haría. Realmente necesito


verlo, Jax”.

Hay otro toque en la puerta y Jax responde levantando su voz que


rompe como un látigo. “¡Espera, Savage!” Antes de suavizarla para
hablar conmigo de nuevo. “¿Qué más?”

“Randall dijo que tú tenías un secreto que podría destruirnos a


todos. ¿No puedes ver que necesito hablar con Chance?”

“Nosotros necesitamos más tiempo para hablar y pensar”,


responde. “Prométemelo. Espera. Esto se siente peligroso para mí”.

“Lo es. Él dijo que odiaría que yo termine muerta”.

Los labios de Jax forman una línea delgada. “¿Con que eso dijo?”

“Sí, pero---“
Él sostiene mi cabeza y me besa. “Nadie va a lastimarte, Emma.
Nadie. No hemos terminado de hablar de esto, pero necesito
deshacerme de Savage”.

Él me libera y con largos y confiados pasos, cruza a través de la


puerta, dejándome querer traerlo de regreso.

Dejándome sintiendo que cada vez que él se aleja, podría ser para
siempre. Hunter está muerto. Alguien lo mató. Y yo no logré ahogar
esa prueba de ADN. Fue tonto de mi parte pensar que eso
funcionaría en absoluto. La persona que me dio la prueba tiene una
copia.

Y el daño que se pretendía al dármela a mí, aún debe hacerse


realidad.
CAPÍTULO SEIS
Jax

Estoy furioso, con ira moviéndose dentro de mí.

Randall amenazó a Emma.

¿O fue el hermano que ella ama y protege quien la amenazó a


través de Randall? ¿Es eso lo que resume todo?

Abro la maldita puerta, y, como era esperado, Savage espera


frunciendo el ceño. “Necesitamos hablar”, anuncia, indicándome
que salga al corredor.

“De ninguna manera en el infierno”, murmuro, consciente de que


Emma pensará todo tipo de cosas malas si hay una conversación
privada entre Savage y yo. No necesito atraer más relámpagos en
medio de ésta tormenta de mierda que alguien ha provocado a
nuestro alrededor.

“Adentro”, le digo, retrocediendo de vuelta al salón, permitiéndole


entrar.

También estoy consciente del hecho de que Emma, ya no está en


la habitación porque puedo oír el sonido de agua corriendo en la
cocina, nuestra cocina, si éste desastre no estalla en mi maldita
cara. Prácticamente ya ha explotado en mi maldita cara.
Savage entra en la casa, y es como tener un hombre del programa
WWE en mi sala, consumiendo más espacio de lo que otro hombre
debería.

Él cierra la puerta, la bloquea y levanta un dedo, una orden de


silencio y que no me da tiempo de rechazar. Él se acerca más, pero
yo tomo la iniciativa.

“¿Qué sabes de que Randall vino aquí?”

“Él vino. Se fue. Emma se volvió loca tratando de decirme que lo


atrapara. Pero era demasiado tarde. ¿Qué no sé todavía aparte de
eso?”

“Él la amenazó. Dejaré que ella te diga más. ¿Cómo diablos llegó a
ella?”

“Él estaba en la lista de invitados. A menos que nos dijeras que él no


podía estar aquí, no lo sabríamos. Claramente tenemos un
problema de comunicación. Me gustaría pensar que estamos a
punto de arreglar ese problema, porque tener todos éstos secretos
y conversaciones privadas en medio de ésta cacería,
malditamente no funciona”.

Mis labios se presionan. Él tiene razón. “Tienes razón. Estamos listos


para hablar”.

“Gracias a la mierda”, dice, “Porque estaba a punto de sacártelo


a golpes. Por tu propio bien, por supuesto”.

Baja su voz y cambia el tema. “Hemos intentado rastrear esa


prueba de ADN”, dice. “No hay nada en los archivos públicos, pero
eso no significa que no exista”.
Eso es una mierda predecible, pienso, mis manos colocándose en
mis caderas. “¿Qué hay de las grabaciones de las cámaras?”

“Nada. La persona con el abrigo rojo no aparece en nuestros


videos”.

“Lo que significa que ellos sabían exactamente por donde caminar
para permanecer en las sombras donde no hay electricidad. Eso
significa que no fue Randall”.

“Y antes de que sugieras que fue Jill, uno de mis hombres estuvo en
la fiesta como invitado. Él tuvo ojos en Jill toda la noche. No fue ella.
Me estoy inclinando hacia algún jardinero”.

“O tal vez solo fue el fantasma del castillo”, dice Emma.

Me volteo para encontrarla en la entrada de la cocina, sus ojos


preocupados reuniéndose con los míos, y el mensaje en sus
palabras es claro: Ella se refiere a mi madre, y sin importar lo mucho
que quiero mantener éste tema fuera de esto, no puedo. “Hice
café”, agrega, desapareciendo de nuevo en la cocina.

Savage pone los ojos en blanco. “¿Ella está jodiéndome? ¿El


fantasma del maldito castillo? ¿Cuál maldito fantasma? Porque a
mí no me gusta esa mierda. La Actividad Paranormal me asusta
como la mierda”.

“Ni siquiera sé qué decir a eso, hombre”.


“Hey, todos tenemos nuestras cosas raras. Yo conozco a un SEAL
que casi se vuelve loco con arañas. Gritaba como una perra cada
vez que se acercaba una. Eso no funciona cuando se está en una
zona de guerra en una jungla. Él tenía que hacer algún tipo de
terapia”.

Suena como yo con mi madre, pienso.

“Empieza a hablar”, presiona. “¿Cuál maldito fantasma?”

“Ella se refiere a mi madre”, le digo, mis labios adelgazándose. “Ella


se fue cuando yo era un niño pequeño, y nunca la volvimos a ver.
Ella usaba mucho rojo, y no, no voy a compartir la historia detrás de
eso. Solo---“

Froto mi mandíbula, “Investígala. Necesito saber dónde está ahora


mismo”.

“Claro, hombre. Por supuesto que quieres saberlo. Maldición. Lo


entiendo. Todos quieren---“

“Necesito”, lo corrijo. “Necesito saber dónde está. No quiero saber.


Y hablando de eso, si no bebo el café que hizo Emma, podría
terminar de beberme una botella de whiskey”. Empiezo a caminar.

“Yo voto por el whiskey”, grita Savage detrás de mí, pero lo ignoro.
Lo que no ignoro es el whiskey que sigue abierto en el bar. Lo sello,
lo guardo, y entro a la cocina para encontrar a Emma de pie al
lado de la ventana que muestra la oscuridad consumiendo las olas
del océano golpeando en la orilla. La misma oscuridad que
reclamó los últimos segundos de la vida de mi hermano cuando fue
empujado por ese acantilado.

Sintiendo el dolor de esa imagen en mi mente, rodeo la isleta para


unirme a Emma al lado del fregadero donde está la cafetera.
Emma se mueve a mi lado, observándome llenar mi taza, mientras
Savage no me permite un maldito momento de espacio. Él se nos
une y agarra una taza.

“La cosa de la madre no encaja”, dice.

Me volteo, lejos de él y de la taza que ahora está en su mano,


rodeando la isleta detrás de nosotros. Emma me sigue. “¿La cosa
de la madre?” Pregunta Emma, tomando lugar en el borde, justo a
mi lado, su ceja delicada fruncida.

“Le dije a Savage la historia de ella”, le digo. “Él va a averiguar


dónde está”.

“Oh”. Parpadea ella. “Tengo que decir que, pensé que iba a tener
que trabajar más duro para conseguir que me la contaras a mí. La
verdad lo de ella fue inesperado”.

“Hunter está muerto”, digo firmemente, recordando enterrar a mi


hermano muy pronto después de enterrar a mi padre. Recordando
el miserable y lluvioso funeral. “Eso también fue inesperado”.

Ella asiente, con comprensión en su mirada. Ella lo entiende, y, de


algún modo, en el corto tiempo en que nos hemos conocido, ella
me entiende. No tengo que decirle que necesito respuestas, y que,
a pesar de mi resistencia inicial a involucrar a mi madre, estoy
dispuesto a buscar en cada agujero de conejo necesario para
encontrarlas.

Savage rodea la isleta, y ocupa todo el espacio, directamente


frente a mí. “De vuelta a lo de tu madre. ¿Por qué crees que la
persona del abrigo rojo era ella?”

“No recuerdo que alguna vez haya dicho eso”.

“Yo sí”, agrega Emma. “Creo que era ella, o lo hice en ese
momento”.

La mirada de Savage se dirige a la mía. “¿Por qué?”

“Fue el vestido rojo”, dice Emma. “Parecía que era su manera de


decirme quién era”.

“Era un abrigo”, la corrige Savage. “Y ya porque la persona que hizo


esto usó ese abrigo rojo no significa que sea la madre perdida de
Jax”.

“Alguien quería que Jax o yo, o los dos, pensáramos que era ella”,
discute Emma, sus mejillas poniéndose rojas por la discusión. “¿Y
quién conoce el terreno mejor que su madre?”

“Probablemente muchas personas, ya que ella se fue hace veinte


años”, le responde él. “Háblame sobre la nota que te dejaron.
¿Dónde y cómo llegó hasta ti?”
“La dejaron para mí cuando estaba en el baño”.

“Y sabemos quiénes estaban en el castillo”, continúa Savage. “La


madre de Jax no estaba ahí”.

“Randall lo estaba”, nos recuerda Emma, “Aunque no puedo creer


que fue él. No cuando esa nota acusó a Chance. Y aparte de eso,
no quiero dejar de concentrarme en la madre de Jax todavía”.

“No era su madre”, dice Savage.

“Ella conocería a muchos del personal más antiguo”, discute


Emma. “Ella pudo hacer que alguien me dejara la nota. Tal vez
hasta conoce algún pasaje secreto. Tal vez decidió mostrarse
cuando me vio sola en la playa, pero Jax apareció”. Ella me mira.
“Tú empezaste a llamarme. Y ella huyó”.

“Bueno, eso ciertamente encaja”, digo secamente. “Mi madre era


una experta en huir de sus hijos”.

“Sigues siendo su hijo”, dice Savage. “¿Cuál es su motivo para


buscar a Emma y no a ti?”

Agarra una caja de repostería, que trajo el personal de cocina, y,


sentándose en el borde del mostrador, la abre y sonríe con
aprobación. Pero sigue hablando. Savage es bueno en el asunto
de hablar.
“¿Y la nota no te acusaba a ti de matar a tu hermano?” Recoge un
pastelito de la caja y hace una pausa cuando lo va a llevar a su
boca. “Parece algo que una madre no haría”. Da un mordisco.

“Ella lo dejó cuando él era un niño”, discute Emma, su tono


defensivo, protector. “Te acabamos de decir eso. Ella es lo menos
maternal que se puede ser”.

“Ella sigue siendo su madre”, gruñe Savage. “Yo diré eso diez veces
y lo repetiré de nuevo. Porque eso importa. Ella no iría a ti. Y una
extraña y un miembro de la familia que podría haber hecho que
mataran a su hijo, y acusar a su otro hijo de asesinarlo. No me creo
esa mierda ni todo lo que viene con ella”.

“Tal vez ella estaba defendiendo a su hijo fallecido”, presiona


Emma. “Y asume que Jax la odia”.

Savage sonríe. “¿Y ella te diría que su hijo sobreviviente podría ser el
asesino? No. Sigo sin creérmelo, ni toda la mierda que me estás
diciendo, dulzura”.

Él lame crema de cereza de su dedo y luego prácticamente inhala


el resto del pastelito, antes de agregar, “Parece que hay algo
oculto aquí que no sabemos. Ellos, o sea, quien diablos que esté
detrás de todo esto, estaba buscando cierta reacción de Emma
ésta noche, la pregunta es”, continúa él, “¿La consiguieron?”

Él levanta un dedo. “Más que eso. ¿Qué harían si no consiguieron lo


que querían de Emma?”
CAPÍTULO SIETE
JAX

Savage tiene razón. Ésta noche, no fue más que una promesa de
que algo vendrá. Me inclino sobre la isleta y me reúno con la mirada
de Savage.

“Atacar o ser atacado”, digo. “Ahora mismo, no estamos jugando


el juego. Está jugando con nosotros. Necesitamos cambiar eso,
empezando ahora”.

“Amén, hermano”, concuerda Savage. “¿A dónde quieres llegar


con todo esto?” Mueve sus manos. “Llévame ahí ahora. Dímelo”.

“A seguir los hechos para ver los hechos. Están frente a nosotros,
pero ninguno de nosotros, incluyendo a tu equipo, los estamos
siguiendo. ¿Qué sabemos y a dónde nos lleva eso?”

Savage aparta la caja de repostería a un lado. “Hagámoslo.


Malditamente me encanta el juego de perseguir mi propia jodida
cola, y en el que realmente atrapo mi maldita cola”.

Emma rodea la isleta rápidamente y empuja a Savage más lejos,


permitiéndole estar directamente frente a mí, y me muestra con sus
ojos que está en esto. Ella entiende la búsqueda de los hechos.
“Empecemos con recapitular los puntos más evidentes. Randall vino
aquí y nos amenazó a ti y a mí. Él me dio setenta y dos horas para
volver a California, o te arruinaría. Oh, y yo podría terminar muerta.
Él nos amenazó a los dos”.

Savage silba. “Él jugó a todo o nada. Suena como una amenaza
para mí y una invitación para que yo cace el trasero debilucho de
esa sabandija, lo levante y lo deje colgando un rato”.

“¿Sabandija?” Pregunta Emma.

“Levantar la sabandija debilucha”, responde Savage.


“O-kay”, tartamudea Emma, concentrándose de nuevo en mí.
“Aparte del hecho de que Savage habla extraño”, me dice,
“Randall parece tener miedo de lo que él dice que tú sabes y que
puedes usar para lastimar a mi familia. ¿Tienes alguna idea de lo
que pueda ser eso?”

“Tiene que ser la prueba de ADN”, le digo. “Ellos deben pensar que
yo lo sabía antes de ésta noche”.

Emma sacude su cabeza, rechazando esa idea. “Eso no tiene


sentido. Asumiendo que Hunter en realidad era hijo de mi padre, lo
que no sabemos por seguro, Hunter ya no está. Él tenía el poder de
reclamar el dinero de nuestra familia, no tú. Aparte del escándalo,
¿por qué importa eso ahora?”

Asumiendo que Hunter era en realidad el hijo de su padre.

Me obligo a mí mismo a aceptar esa posibilidad, y, por lo tanto, mi


mente va a donde me lleva eso. El padre de Emma, se estaba
comunicando con Hunter, hasta lo visitaba, pero eso no empezó
hasta que mi padre murió. En otras palabras, su padre mostró interés
en Hunter, una vez que Hunter tenía la habilidad para entregar la
granja, por así decirlo.

“¿Jax?” Emma me empuja con su codo.

“La prueba de ADN es importante”, digo, regresando al presente.


“Y digo esto porque establece el motivo por el asesinato. Al que
condene se remitirá a la ley---sea yo, tu hermano, o alguien más---
no lo sabemos, porque no sabemos por qué tu familia quiere el
castillo”. Levanto mi taza. “El castillo es la raíz de todo esto”.

“O la huella que nos guíe a la verdad”, sugiere Savage. “Estamos


especulando, pero necesitamos una teoría con la cual trabajar.
¿Qué tal si Hunter murió antes de que el padre de Emma lograra
cierta meta financiera? Me parece que el castillo es una parte de
un contrato que no se pudo terminar, o alguna mierda como esa”.
“Estoy de acuerdo”, digo, preguntándome en qué clase de locuras
se metió Hunter, y nos metió a nosotros. “La venta del castillo debió
ser un punto desencadenante dentro de un contrato. Es lo único
que tiene sentido, pero, ¿por qué diablos yo no lo sabía?”

“Las palabras exactas de Randall”, dice Emma, “Fueron: La familia


North es nuestro enemigo. Ellos nos pueden quitar todo. Ellos
pueden destruirnos. Jax te está usando. Me parece que, él piensa
que tú sabes por qué él y mi hermano quieren el castillo”.

“No creo que esas palabras dicen que ellos piensan que yo ya lo
sé. Creo que dicen que están aterrados de que yo me entere. Y la
única cosa que me hace su enemigo, es el asesinato de Hunter”.

“¿Quieres decir que la única cosa que te hace nuestro enemigo?”


Pregunta ella. “Sigo siendo una Knight, Jax”.

“Tú no eres mi enemiga, Emma. Nunca serás mi enemiga, no a


menos que tú les permitas demonizarme. Hacerme parecer
perverso ante tus ojos”.

“Bingo”, dice Savage. “El equipo Knight necesita demonizarte,


antes de que te cases con ella y terminen dirigiendo las dos
compañías”.
Él señala a Emma. “No es que tú no podrías manejarlo todo. Podrías
hacerlo. Solo estoy diciendo que apuesto que eso es lo que está en
sus cabezas ahora mismo”.

Hay un pesado momento en el aire cuando Emma se ruboriza y


aleja la mirada, claramente reaccionando a la referencia de que
me case con ella. Ella está avergonzada, o incómoda, o quizá las
dos cosas. Yo, por otro lado, considerando mi anterior pensamiento
de permanecer soltero eternamente, no estoy ninguna de esas dos
cosas. Ella es todo para mí.

“El whiskey está en mi sangre, bebé, no los hoteles”, le digo,


atrapando su mano, y cuando ella me mira, hay un momento de
concienciación entre nosotros, y agrego, “Así como tú estás en mí.
Nuestras familias no tienen nada que ver entre nosotros”.

“Para ellos, sí”, dice. “Y eso significa que ellos van a seguir
atacándonos mientras estemos juntos”.
“Entonces necesitamos ponerlos bajo control”.

“¿Y si no podemos?”

“Lo haremos”.

“Ahora. Tenemos que hacerlo ahora”, dice ella. “Porque tengo una
sensación persistente en mis entrañas que me está diciendo que
alguien más va a salir herido. Randall te amenazó. En realidad,
tanto como odio decirlo, mi hermano te amenazó, porque Randall
no hace nada sin las órdenes o el consentimiento de mi hermano”.
Ella no cree que su hermano mató a Hunter, pero está preocupada
por sus amenazas contra mí. Alguna parte de Emma duda de
Chance más de lo que quiere admitir, pero no le digo eso. No creo
que ella esté lista para eso ahora mismo.

“A menos que si lo haya hecho solo”, dice Savage, yendo en otra


dirección con esto. “¿Qué tal si Randall mató a Hunter para
proteger a Chance? Un acto interesado, por supuesto, porque
protegiendo a Chance, protege su propio futuro”.

Emma agarra su taza y la sostiene fuerte, su agarre como una


prensa, como si necesitara sostenerse a algo o si no se caería. “No
puedo creer que estemos hablando de que Randall matara a
Hunter”.

“Él y Jill estaban susurrando en una esquina ésta noche”, dice


Savage, agarrando otro pastelito. “Es interesante pensar en esos
dos juntos, ¿no es cierto? Ambos reciben su sueldo de los North y los
Knight. ¿Qué tal si decidieron que quieren una parte para ellos
mismos y tienen un plan para conseguirlo?”

“No estoy diciendo que Randall no es un codicioso hambriento de


dinero”, responde Emma. “Ni siquiera estoy diciendo que él no
jugaría sucio por su futuro, pero supongo que soy más romántica
que ustedes los hombres en cuanto a Jill. Asumiendo que ella
amaba a Hunter, ¿qué tal si Jill me dejó la nota? ¿Tal vez será que
en realidad teme por mi seguridad?”
Sus cejas se fruncen. “Aunque es una perra conmigo”.

Savage resopla. “Randall dejó esa nota”.


Emma pone los ojos en blanco. “¿Quieres que crea que él acusó a
mi hermano, su mejor amigo, su boleto al dinero y al éxito, de matar
a Hunter?”

“Eso es lo que hacen las personas culpables”, explica él. “Se señalan
a sí mismos porque sienten que los hace lucir menos culpables. Ellos
lo sacan a la luz, revolviendo la atención, y esperando que todos
acusen a alguien más. Además, él probablemente pensó que te
asustaría para alejarte de Jax y acercarte a Chance, a quien
repentinamente necesitarías proteger de Jax. Amor fraternal y todo
eso”.

Emma considera lo que dijo por un momento y luego me mira. “No


lo sé, Jax. Esto no se siente bien. ¿Por qué no decirme sobre la
prueba de ADN y acusarte directamente?”

“Randall tiene algo qué ganar con todo esto que nosotros no
sabemos”, le digo.
“O algo que perder”, agrega Savage. “Como su libertad si
probamos que él mató a Hunter”.
Él recoge su taza de café. “Yo apuesto que fue Randall. Él mató a
Hunter. Ahora, ¿Lo sabe tu hermano, Emma? No lo sé. ¿Jill está en
eso, también? No lo sé. Pero voy a llevarme todas éstas
especulaciones y poner a mi equipo a convertirlas en hechos”.

Emma frunce el ceño, pone su taza sobre el mostrador, y rodea la


isleta, caminando hacia la sala con un propósito.
“¿A dónde vas y qué estás haciendo?” Pregunta Savage.

Ella lo ignora.

“Emma “, la llamo.

Ella me ignora.

Bajo mi taza, y en algunos pasos rápidos, atrapo su brazo y la volteo


para enfrentarme. “¿Qué estás haciendo?”

“Lo que ya debería haber hecho. Necesito mi teléfono. Y necesito


llamar a mi hermano”.
“¿Y decirle qué?” La desafío.

“Te lo dije. Randall no actúa sin la aprobación de mi hermano.


Necesito saber si mi hermano nos amenazó a través de él ésta
noche. Si eso es lo que pasa, si estamos tan hundidos en esto para
que mi hermano envíe a su segundo al mando para amenazarme,
necesito saberlo. Necesito saberlo”.

“¿Y si lo hizo, Emma? ¿Entonces qué?”

“Entonces diría que lo que dijo Randall es cierto. Tú podrías no


saberlo, pero tienes la habilidad de destruir a mi familia, y él cree
que tú lo harás. Eso cambia el juego”.

“Yo no haría eso. Tú lo sabes”.

“Es una cosa decir eso ahora”, dice, “Es otra cosa mirar a los ojos a
la persona que te quitó a alguien a quien amas. Tú no sabes cómo
reaccionarás el día que eso suceda. Y sucederá. Ese día se está
acercando, más pronto que tarde”.
CAPÍTULO OCHO
Emma

Jax y yo estamos de pie ahí en la cocina, con Savage a su espalda,


la habitación encogiéndose a nuestro alrededor, el suelo casi
cayendo debajo de nuestros pies. “Necesito llamar a Chance, Jax”,
repito. “Necesito oír su voz”.

“Espera”, presiona.

Sacudo mi cabeza, rechazándolo. “No”, digo. “No ésta vez”.

Sus manos van a mi cintura, posesivas y firmes, y él me guía hacia


atrás, hacia el área del bar, las paredes encerrándonos,
protegiéndonos de la vista de Savage. “Estoy intentando
protegerte”, dice, su voz baja, aguda, su rostro cerca, al igual que
su cuerpo. “Estoy intentando protegernos”.

Protegernos.

A nosotros.

Esa palabra llega a mí como ninguna otra.

Yo nunca he vivido un nosotros, no de la forma en que lo soy con


Jax. Nunca tuve una conexión con York, nunca fui parte de él, y él
una parte de mí, de la manera en que Jax y yo tenemos una
conexión.

“Sé que lo estás”, le digo, atrapando su camisa y sosteniéndolo


fuerte, al igual como me siento, como que me estoy sosteniendo de
él y de Chance, pero, de algún modo, sé que no será suficiente.
Voy a perder a uno de ellos, tal vez a los dos, y solo esa idea me
desgarra.
“Yo estoy haciendo lo mismo. Piénsalo, Jax. Ésta conversación
empezó con que tú declarando que era hora de jugar, y no de que
jueguen con nosotros. Para hacer eso, necesito oír la voz de mi
hermano. Necesito saber lo que está pasando realmente.
Necesitamos saber”.

Él sostiene mi rostro para llevar mi mirada a la suya. “Tú no vas a


perder a tu hermano. No voy a dejar que eso suceda. Nunca voy a
hacer nada para hacer que eso suceda”.

Mi corazón se aprieta porque ambos sabemos que mientras él dice


eso en serio ahora, y sé que realmente lo dice en serio, él podría no
sentir lo mismo después, no si mi hermano está conectado con la
muerte de Hunter. Atrapo su mano. “Gracias por decir eso”.

“No lo digas como si piensas que solo son palabras. No son solo
palabras, Emma. Te lo dije, mujer. Tú eres lo que me importa”.

“Hunter---“

“Ya no está”, dice con decisión. “Y no, su asesinato no puede


quedar impune, pero Hunter no querría que personas inocentes
pagaran por mi venganza, tampoco. Tú no pagarás por mi
venganza. Tú no perderás a tu hermano”.

“Si él le hizo daño a Hunter, entonces ya lo perdí. Porque quiere


decir que él nunca fue el hombre que creí que era. Pero no creo
que él haría eso. Él siempre ha sido mi mejor amigo, y solo---necesito
saber dónde estamos él y yo. Necesito saber quién es él en realidad.
Necesito que sea la persona que pienso que es. Y lo sabré. Lo sabré
cuando hable con él, y entonces nosotros lo sabremos”.

“¿Lo sabrás? ¿Estás segura de eso, Emma?”

“No dejaré que el hecho de que sea mi hermano nuble mi juicio, si


eso es lo que te preocupa. No después de las amenazas que hizo
Randall. Pero necesito hablar con Chance”.
Él me estudia por un momento y asiente rápidamente, sus manos
moviéndose a mis hombros. “Lo entiendo. Sabes que lo entiendo”.
Su expresión se endurece. “No le digas de la prueba de ADN. No
estoy tan convencido como Savage de que Randall dejó esa
prueba. Ni siquiera estoy convencido de que sea real. Démosle al
equipo de Savage tiempo para averiguarlo oficialmente”.

“Estoy de acuerdo”, le digo rápidamente, dándome cuenta de la


fuente de la sensación persistente con la que he estado batallando.

“Randall no sabría del vestido rojo. Él podría haber oído del


fantasma del castillo, estoy segura de que se habló de eso durante
el evento de la cosecha, pero no que tu madre usara vestidos rojos.
Pero si no fue Randall, ¿entonces quién?”

“No lo sé, bebé. ¿Echo? ¿Jill? ¿Uno de los miembros del personal
que ha estado aquí desde siempre? Estamos súper concentrados
en Randall porque él estuvo aquí ésta noche actuando como un
tonto. Hemos olvidado a todos los demás incluyendo a Echo. La
desaparición de Echo no se siente bien, él no es así”.

“Yo también estoy preocupada por la desaparición de Echo, pero


de seguro, no puede ser él el que dejó esa nota. Él no te acusaría,
¿o sí? Él fue un segundo padre para ti”.

“Para Hunter”, me corrige. “En éstos últimos años, él no ha sido


cercano a nadie, excepto a Hunter. Y una vez me dijo que los
hombres comprueban los hechos, mientras que las mujeres
comprenden y humanizan”.

Frunzo el ceño. “Eso es muy sexista de su parte”.

“Estoy de acuerdo, pero el punto es que él es la clase de hombre


que verifica hechos. Tal vez él le entregó esos hechos a alguien
comprensivo”.

“A mí”, concluyo, entendiendo hacia dónde va con esto.

“Estoy pensando en eso, pero eso es lo que estamos haciendo.


Estamos especulando muchas cosas. Y es mejor que la alternativa
de ni siquiera intentarlo”.
Toco el músculo flexionándose en su mandíbula. “Tú crees que él no
se fue por su propia voluntad”.

“El hecho de que Savage y sus hombres no puedan encontrarlo,


ciertamente indica eso”.

Mi celular empieza a sonar sobre el mostrador a nuestro lado, y


salto. “Claramente estoy sobre el borde”, digo, alcanzándolo.
“Supongo que encontramos mi teléfono”.

“Me pregunto cómo llegó aquí”, bromea él, porque, por supuesto,
fue mientras estábamos teniendo sexo, por lo que sus ojos están
ahora cálidos, y mis mejillas están calientes.

“Yo también me lo pregunto”, respondo, y en éste pequeño


intercambio, el peso sobre mis hombros se hace un poco más
liviano. Eso es lo que éste hombre hace por mí, y para mí. Él es mi
escape, mi refugio, y es maravilloso y aterrador contar con otra
persona para esas cosas. ¿Qué tal si me acostumbro a él y olvido
cómo protegerme a mí misma?

Mi teléfono ya no está sonando, pero bajo la mirada para ver la


pantalla, y tener a mi estómago revuelto por el nombre en el
identificador. “Es Chance”, digo, mirando a Jax. “Y no tengo idea
de por qué de repente estoy nerviosa por hablar con mi propio
hermano”.

“Una sola palabra entre ustedes dos, y tus nervios se irán. Devuélvele
la llamada. Ya lo verás”.

Él me guiña el ojo, y desaparece en la cocina, ofreciéndome la


privacidad que no espero. Parpadeo detrás de él, sorprendida de
que no esté escuchando. Quiero decir, estaría dentro de las normas
si lo hiciera. El hermano del hombre está muerto, y Randall lo
amenazó, quizá por órdenes de mi hermano. En lugar de eso, está
confiando en mí. Él está confiando en nosotros. Él no está
intentando controlarme. Él es la única maldita persona en mi vida
que no está intentando controlarme. Mi teléfono vibra con un
mensaje de texto, y bajo la mirada para encontrar un texto de
Chance que dice: Si no me devuelves la llamada, asumiré que
estás en peligro y enviaré ayuda.
Y ahí está, mi hermano está probando lo que digo sobre que los
hombres en mi vida tratan de controlarme. Ya no estoy nerviosa. Mi
ira volvió.

Randall me amenazó, ¿y él va a enviar ayuda?

Él es el que está a punto de necesitar ayuda.

Me dirijo hacia la puerta principal con la intención de llamar a mi


hermano, y estoy tratando de reunir toda mi ira. La necesito. Quiero
que se reúna toda en mi pecho y que saque el miedo que ha
estado ahí. Miedo de que la muerte de Hunter haya pasado de las
manos de mi padre a las de mi hermano. Miedo de que mi hermano
lo encubriera, o peor, que participó de alguna manera. Y que él no
siente culpa porque sigue viniendo detrás del castillo y cualquiera
que sea el tesoro que mi padre encontró aquí.

Me detengo en la puerta principal y presiono mi frente sobre la


superficie de madera, mi mente y cuerpo resistiéndose a hacer la
llamada que he estado ansiando minutos antes. Pero la promesa
de Jax de proteger mi lazo con mi hermano a pesar de la pérdida
de su propio hermano, me pesa mucho. Él no puede mantener esa
promesa. Tampoco espero que la mantenga. Siento que estoy de
nuevo en esa torre, colgando sobre el borde, a punto de caer hacia
las rocas de abajo.

No sé qué haría si me entero de que Chance mató a Hunter.

Peor.

No sé lo que haría Jax.

Solo sé que, si mi hermano asesinó a Hunter, una parte de mí moriría


por dentro, pero Jax tiene razón.

El asesinato de Hunter no puede quedar impune.

Y, no detendré a Jax de que sea él el que cobre venganza.


CAPÍTULO NUEVE

Emma

Tomando una chaqueta del perchero al lado de la puerta, me la


pongo, solo para que me cubra completamente, mientras mis pies
descalzos prometen incomodidad.
Ignorando ese problema por ahora, logro sacar mis manos del
enorme abrigo, y estoy apenas saliendo del corredor del frente y
sintiendo el viento frío del océano, cuando mi celular empieza a
sonar de nuevo.
Smith, que sigue sentado en una de las sillas de la esquina, se
levanta inmediatamente. Le muestro mi teléfono, y él me indica que
va a bajar las escaleras. No lo detengo. Aprecio la privacidad, pero
solo el hecho de que esté aquí, de que necesita estar aquí, obtiene
mi agradecimiento de que esté tan cerca. Sin perder más tiempo,
respondo la llamada, pero es demasiado tarde. Pero no me
preocupo. Para el momento en que llego a la baranda del frente
de la casa, ha empezado otra vez.

“Chance”.

“¿Randall estuvo ahí?” Pregunta gruñendo.

“Sí”, digo, entendiendo algo dentro de mí. Él suena enojado. Se


siente genuino, pero él no solo decidió al azar preguntarme si
Randall estuvo aquí. Él sabe que estuvo aquí. Y él esperaba mi
llamada, la cual no recibió después de mi encuentro con Randall.
Tal vez por eso es que está enojado. Como dijo Savage, ellos
esperaban esa reacción de mí. Él está así porque no la recibió. “¿No
lo sabías?” Pregunto.

“No, no lo sabía. ¿Crees que enviaría a Randall a lidiar con Jax North
cuando sé que él está en la cama de mi hermana?”
“En mi vida, Chance. Él me importa mucho. Sea lo que sea que esté
pasando, necesito que sepas cuánto me importa”.

“Por ahora. Él está en tu vida por ahora. No quiero que salgas


herida. Sabes lo que siento sobre sus motivos para estar contigo”.

“¿No quieres que salga herida?” Pregunto incrédulamente. “Bueno,


así no es como Randall lo hizo parecer. Él me amenazó a mí y a
Jax”.

“Él es muy brusco y desagradable. Estoy seguro de que él no quiso-


--“

“Él dijo, sus palabras exactas fueron: No quiero que termines muerta.
Justo antes de amenazarme con lastimar a Jax si no volvía a casa
en setenta y dos horas. Así que, por favor, dime, Chance, ¿Cómo
debo interpretar eso de otra forma que no sea una amenaza?”

“Maldito infierno con Randall”. Murmura suavemente. “¿Qué más?”

Su ira es palpable, y con eso viene el alivio que he estado


buscando, al asumir que Randall estaba en esto solo. Gracias a
Dios.
“Eso y mucho más, Chance. También dijo que Jax puede destruir a
nuestra familia, que él sabe cosas sobre nosotros que puede usar
para hacernos daño. ¿Qué cosas, Chance?”

“¿Le preguntaste a Jax?”

“Te estoy preguntando a ti”.

“Sabes que esto es personal para Randall. Tú eres personal para


Randall. Él te quiere. Jax no solo te tiene a ti, sino que Randall está
seguro de que él te está usando por alguna mierda inventada sobre
nuestra familia y su hermano”.

Esa no es una respuesta, así que no lo dejo salirse de eso tan


fácilmente. “¿Cuál mierda inventada?”

“Dímelo tú. ¿Por qué nuestra familia es un problema para Jax?”

“¿Por qué quieres el castillo?” Presiono.


“Te dije que eso estaba en el testamento. Comprar el castillo. Por
papá. Eso es todo”.

Hay un filo en su voz que solo está ahí cuando él miente. “¿Papá
estaba chantajeando a Hunter?”

“¿Eso es lo que te dijo Jax?”

“Eso no es una respuesta”.

“He encubierto el trasero de papá en muchas cosas, Emma, pero


no en esto”.

“Tampoco es una respuesta”, le digo. “Sé que papá visitaba a


Hunter. Y ahora Hunter está muerto”.

“Papá visitaba a muchas personas. Ellos no están muertos. Hunter se


suicidó. Suicidio fue la causa de muerte. Y sí, lo busqué cuando Jax
empezó a perseguirnos”.

Él buscó la causa de muerte oficial. Un escalofrío corre por mi


columna. Hay tantas maneras en las que esto es un problema para
mí, que las pongo a un lado para analizarlas después. Y para evitar
gritarle justo ahora.

“¿Cuál era el interés de papá con Hunter?” Pregunto, poniéndole


una trampa. Su respuesta debería ser: Su interés era la propiedad,
no Hunter.

No lo es. En lugar de eso, dice: “Solo olvídalo. Por favor


malditamente olvida esto”.

Por favor y maldición en la misma frase.

Lo conozco. Esa combinación es una señal de estrés.

Eso no es bueno.

En otras palabras, hay algo ahí que él no quiere que yo averigüe.


“Te amo, Chance. Eres mi sangre y mi hermano, pero Randall subió
a un avión, vino aquí, me dio setenta y dos horas para ir a casa, o
él lastimaría a Jax de alguna manera. Randall es tu mano derecha.
Él habla por ti”.

“Yo manejaré a Randall”.

“Esa no es una respuesta”.

“No hiciste ninguna pregunta”, dice.

“Sabes cuál pregunta no respondiste, Chance. Tal vez necesito


mirar el diario que quieres tan desesperadamente para buscar las
respuestas”. No le doy tiempo de protestar. “¿Randall estaba
hablando por ti?”

“No. Te lo dije. Yo le dije que no fuera ahí”.


“Así que, ¿sabías que él quería venir?”

“Por segunda vez, sí, Emma”, gruñe. “Lo sabía. Él pensaba que, si
iba ahí, te lanzaba sobre su maldito hombro, y te trajera a casa.
Entonces los dos podríamos dejar de preocuparnos por ti”.

Preocuparnos.

Los dos.

“¿Cómo supiste que él estuvo aquí?”

“Porque no respondía su teléfono entonces llamé al aeropuerto. Él


tomó el jet privado. ¿No ves la angustia que nos causa esto? Por eso
Randall se escabulló con el jet privado, Emma”.

“Randall está amenazando a tu hermana, Chance”, le gruño


fuertemente. “Esa debería ser tu preocupación, no el avión”.

“¿Por qué crees que sigo diciéndote que vengas a casa?”

“Así que, debería ir a casa, pero si pudiera conseguir que te


cedieran el castillo primero, no lo rechazarías, ¿cierto?”

“Suficiente de hablar del castillo”.


“Chance”, suspiro. “Habla conmigo, por favor. ¿Qué está
sucediendo realmente?”

Él está en silencio por algunos segundos. “Ven a casa y


hablaremos”.

“¿Porque no puedes hablar de esto conmigo por teléfono?”

“Ven a casa”.

Trago fuerte. “Si no vuelvo en setenta y dos horas, ¿entonces qué?


¿Jax y yo de repente moriremos en un accidente de auto?”

“No digas mierda como esa”.

“Bien, entonces. ¿Qué tal esto? No me digas lo que está


sucediendo realmente. No necesito saberlo. No vas a conseguir el
castillo, y Jax no va a ir contra ti o contra nosotros. Te lo prometo. Él
te lo promete. Sea lo que sea que Randall piensa que él tiene contra
nosotros, él no lo usará. Él y yo---Jax no hará nada que me lastime”.

“Hasta que lo hará. Un hombre puede hacer a una mujer pensar


que un revolcón es amor”.

“¿Realmente acabas de decirme eso? ¿Quién eres?”

“Tu hermano”, gruñe. “Es mi deber decirte eso”.

“Termina esto, Chance”, le suplico. “Sea lo que sea. Dime cómo


ayudar a terminar esto”.

“Terminarlo es exactamente lo que quiero”, dice. “Ésta llamada no


lo va a lograr. Por lo cual voy a colgar. Ven a casa. Hablaremos. No
hasta entonces”. Cuelga la llamada.

Ven a casa.

¿Cuántas veces dijo eso?

¿Por qué necesita tanto que vaya a casa?


Me alejo de la baranda y meto mi teléfono en el bolsillo del abrigo,
antes de caminar hacia la puerta principal y entrar a la sala. Jax y
Savage están al lado de la chimenea hablando. Ambos se
detienen y me miran.

“¿Cómo te fue?” Pregunta Jax.

“Él me llamó para preguntarme si Randall estuvo aquí. Él dijo que él


le dijo que no viniera, pero el avión privado desapareció”.

Savage se ríe. “Los estamos siguiendo a los dos, ¿recuerdas? Tu


hermano dejó a Randall en el aeropuerto él mismo”.

En otras palabras, Randall no nos amenazó a mí y a Jax. Mi hermano


lo hizo. Él solo usó a Randall como el arma para que trajera la bala,
por así decirlo. Porque eso es lo que parece, una bala, disparada
por mi hermano, justo en mi corazón.
CAPÍTULO DIEZ

Jax

Observo como Emma empalidece por las palabras de Savage, y


para el momento en que el asombro se transforma en ira,
enrojeciendo sus mejillas y resaltando sus ojos verdes, estoy justo
frente a ella. Sé dónde está su cabeza. Lo entiendo. Chance le
mintió, él la dejó fuera de todo, al igual que Hunter lo hizo conmigo,
y eso te desgarra. Te hace sangrar. Sostengo su rostro y llevo sus ojos
a los míos. “No le des la espalda a tu hermano por una mentira que
no entiendes aún. Porque lo único de lo que estoy seguro, lo que tu
hermano y yo tenemos en común, es que ambos nos preocupamos
por ti”.

Ella casi se ahoga riéndose. “Él no quiere protegerme. Él envió a


Randall aquí para amenazarnos”.

“¿Eso es lo que pasó? ¿Estás segura?”

“Él dice que no. Pero no le creo. Mi hermano, el que conozco y amo,
no enviaría a Randall a amenazarme, pero supongo que no fui la
niñita complaciente que él esperaba que fuera. Así que, como dije,
él no me está protegiendo. Él se está protegiendo a sí mismo”.

Su tono de voz se eleva, y es claro que ella está en el mismo infierno


emocional en el que yo estaba antes sobre la prueba de ADN. Y
estoy malditamente seguro de que no quiero una audiencia para
eso.

“Savage”, digo, encima de mi hombro, señalándole con la cabeza


la puerta.

“Me estás diciendo: Piérdete”, dice Savage. “Entiendo”. Él se


mueve para pararse a nuestro lado. “Pero antes de deshacerse de
mí, tenemos un problema que acaba de llegar en mi teléfono. Ese
idiota magnate de hoteles, Sawyer, le está dando mucha atención
a Jill. ¿Qué quieres hacer?”

“Realmente no me importa una mierda ahora mismo, Savage”, le


digo. “Solo manéjalo tú”.
“Entendido”, dice Savage, pero mientras se dirige hacia la puerta,
Emma agarra su brazo. “Espera”.

Ella me mira. “Esto no va a terminar bien. Chance podría sacar tu


whiskey de nuestros hoteles. No enojes a Sawyer. Necesitas que tu
marca esté en sus hoteles”.

Ella quiere que proteja mi relación con Sawyer. Un hombre que


representa uno de sus más grandes competidores en hoteles. Un
hombre con el que ella sabe que planeé usar para joder su marca
de hoteles. Ella es una Knight completamente diferente, eso es
malditamente seguro.

“Por favor”, agrega, y luego mira a Savage. “Por favor”.

“Bueno, entonces será mejor que una bandeja de whiskey


accidentalmente caiga encima de él”, dice. “Un triste desperdicio
de alcohol, pero no siento ninguna culpa. Iré a ver el show”. Se
dirige hacia la puerta.

Ahora Emma agarra mi brazo. “Jax, maldita sea. No dejes que


Savage lo enoje. Tú necesitas la marca de hoteles de Sawyer si
pierdes la marca Knight”.

“Savage lo manejará, y tú y yo necesitamos dejar de subestimar


nuestro whiskey, bebé, es de élite, y Sawyer sería malditamente
afortunado de tenerlo en sus hoteles”.

“Sí, pero---“

Me inclino y la beso. “Déjame bloquear la puerta, bebé. Y entonces


hablaremos. ¿Ok?”

Ella asiente y yo quito su abrigo, que en realidad es mi abrigo. “Me


gustas en mi abrigo”, le digo, “Pero podrías necesitar crecer un
poco más para poder usarlo correctamente”.
Ella no se ríe. Ella agarra su teléfono del bolsillo y se envuelve,
abrazándose ella misma. Una postura protectora que es entendible
después de esa llamada y ésta noche. Cruzo hasta la puerta, y una
vez que he colocado el cerrojo, me volteo para encontrarla justo
donde estaba, esperándome, de nuevo en modo de lucha.
“No estás entendiendo lo serio que sucedió en esa llamada, Jax. No
fue solo una mentira o una patética amenaza entregada por un
mensajero que ahora sabemos que fue mi hermano. Chance te
tiene miedo. Y él era el protegido de mi padre. Mi padre siempre
dijo, golpea primero o muere. Él va a hacerte daño. Él seguía
diciéndome una y otra vez que fuera a casa. Tres veces me dijo que
fuera a casa. Él va a venir por ti, y él me quiere fuera de aquí antes
de hacerlo. Y, aun así, no sé si quedarme aquí hace las cosas
mejores o peores para ti. Tal vez si me quedo aquí lo enoje y lo
motive para herirte mucho más”.

Cierro el espacio entre nosotros, mis manos sobre sus hombros.


“¿Quieres irte?”

“Sabes que no quiero”.

“Entonces no te vayas”, le digo.

“No es así de simple”.

“Es tan simple como nosotros lo hagamos”.

“Chance cree que tú tienes una razón para perjudicarlo”, discute


ella. “Él hasta investigó la causa de muerte de Hunter. Él podría no
haber matado a Hunter, pero él está encubriendo algo sobre eso.
Mi padre. Debió haber sido mi padre”.

Sus ojos se amplían. “Esa frase en el diario: Estamos mejor con él


muerto. Esas fueron sus exactas y horribles palabras y tiene que
estarse refiriendo a Hunter”.

Ella intenta alejarse. Yo la atrapo y la sostengo contra mí. “¿A dónde


vas?”

“Necesito leer esa parte de nuevo”.


“No”. Deslizo mi mano debajo de su cabello y alrededor de su
cuello, entonces me inclino más cerca. “Ya olvídalo, bebé. Lo has
leído cien veces”.

“Necesitamos saber qué pasó”.

“Ese diario no nos dará ninguna respuesta, y no podemos cambiar


nada ésta noche, de todos modos. Solo quédate aquí conmigo”.

“¿Porque después no lo estaré?”

“Si te vas, bebé, te seguiré. ¡Jodidamente correré detrás de ti!”.

“No podemos---“

“Malditamente podemos”.

“Pero---“

“Podemos”. La beso y acaricio la humedad de sus labios.


“Podemos. Dije en serio lo que dije antes. Te quiero conmigo, Emma.
Y tú quieres estar conmigo”.

“Sí, pero---“

“No luches contra nosotros. Lucha contra ellos”.

Y con eso, ya terminé de hablar y ella también, aún si no lo sabe


todavía. Mi boca choca contra la suya, mi lengua masajeando
dentro y fuera, bebiéndola, rompiendo sus barreras. Por un
momento, solo el más breve de los momentos, ella se resiste, pero
luego ella también me está besando, y ya se olvidó de todo.
Pienso que he ganado, pero entonces hay un toque de
desesperación en sus labios, en su lengua, en la mía. Saboreo esa
desesperación. La siento. Esto no es ella eligiéndonos, es ella
diciendo adiós, y eso me molesta.

Arranco mi boca de la suya. “Esto no es un adiós, mujer”, le gruño,


levantándola en mis brazos y caminando hacia el dormitorio.
CAPÍTULO ONCE

Jax

Emma pertenece aquí.

Ella pertenece a esta casa.

Ella pertenece a mi castillo.

Ella pertenece en mi vida.

No saldremos del dormitorio hasta que ella lo sepa.

Eso es todo.

Con el codo, presiono un botón y se apagan las luces mientras


dejamos la sala. Una vez que estamos en el dormitorio, el brillo de
la luz del baño es todo lo que necesitamos. En pocos pasos, coloco
a Emma al lado de la cama.

“Jax”, susurra, pero no voy a escuchar sus razones para despedirse,


no ahora, no nunca, no cuando es por razones equivocadas.

“Jax North, bebé, ¿recuerdas? El hombre que va a hacerte amarme


demasiado como para dejarme”.
Sello esa promesa con un beso, arrastrando su vestido de encaje
negro por sus caderas, y apretando su nalga. “¿Te he dicho cuánto
amo tu trasero?”

Ella se ríe, y ese sonido, dulce y femenino, es música para mis oídos.
“No, pero---“

Odio esa palabra, y ni siquiera le dejo terminar esa frase. La beso de


nuevo, rechazando eso y las arenas movedizas que nos quiere
tragar ésta guerra de familias que hemos heredado, una guerra
que algunos podrían llamar nuestro derecho de nacimiento. Mi
mano acaricia su trasero de nuevo, apretando la misma nalga más
fuerte, antes de hacer lo que ella temía que yo no haría después de
enterarme de que York la violó. Le doy una fuerte palmada. Ella
jadea, y yo enredo mis dedos en su cabello y arrastro su mirada a
la mía. “York no decide cómo follamos al igual que Chance no
decide lo que hacemos o en lo que nos convertimos juntos. No seas
la chica que siempre dice sí, Emma. No hagas lo que dices que
siempre haces. No dejes que otros decidan tu futuro, nuestro
futuro”.

“No quiero que alguien salga herido. No quiero que tú salgas


herido”.

“Entonces quédate. Quédate conmigo”. No le doy tiempo para


encontrar otra razón para preocuparse. “Necesitas salir de tu
cabeza ahora mismo”.
Abro los primeros botones de mi camisa. “Necesito que salgas de tu
cabeza ahora mismo, porque tu cabeza no nos está llevando a
ningún buen lugar”. Saco mi camisa por mi cabeza y la lanzo al
suelo.
“Follar es la manera en que nos salimos de tu cabeza”. Me saco los
zapatos. “¿Algún problema con eso?”

Sus dientes muerden su labio inferior. “No. Ningún problema con eso
en absoluto”. Y se acerca a mí.

La volteo, abriendo el zíper de su vestido, tomando sus pechos, e


inclinándome para susurrar, “Si me dices que no, es no. Si me dices
que me vaya, me voy. Nadie más tiene el lujo de poder decirme
esas cosas”.

Deslizo su vestido sobre sus hombros, abro su sostén, y ambos caen


a sus pies. Atrapo su cintura, la levanto, y pateo su ropa lejos.
Cuando está en el suelo de nuevo, sostengo sus pechos, juego con
sus pezones y susurro, “Follar no es suficiente ésta noche, ¿cierto?
Me pregunto qué es lo que necesitas, Emma”.

Ella se voltea en mis brazos, y la sostengo más cerca, sosteniendo su


rostro. Ella envuelve sus brazos a mí alrededor. “No te estoy diciendo
NO a nada, Jax”.
Lo que me está diciendo es que confía en mí, después de todo lo
que York le hizo, y a pesar de todas las maneras en que nuestras
familias nos dividen, ella sigue adelante. Y malditamente yo
también.
“Y yo nunca dejaré que te arrepientas de eso”, le prometo, mi boca
bajando a la suya.

Al instante en que nuestras lenguas se tocan, el calor entre nosotros


es explosivo. Ella se presiona en mí, y yo la acerco más, sus dedos
llegando a mis pantalones, y los míos terminando el trabajo de
quitármelos. En cerca de treinta segundos, ambos estamos
completamente desnudos, sobre la cama, acomodándonos de
lado, uno frente al otro, yo arrastrando su pierna sobre mi cadera,
mi polla presionando en el calor húmedo de su cuerpo. Y no sé si
alguna vez en mi vida una mujer me afectó en la manera en que
ésta lo hace. La siento tan malditamente tanto que me llena hasta
la médula.

Y entonces estoy molesto. No con lo que siento, sino con todas las
personas que quieren quitarme eso, quitármela a ella, al igual que
me quitaron a Hunter. No me importa lo que decía esa prueba de
ADN. Él era mi maldito hermano. Y Emma, Emma es mía, aún si ella,
y su hermano, no lo saben todavía. Y yo nunca he llamado a una
mujer MÍA.

“Aquí es donde perteneces”, le digo, jalando su cabello,


arrastrando su mirada a la mía. “Conmigo en nuestra cama”.

“Sí”, susurra.

Agarro su trasero y la arrastro aún más cerca. “Dilo”, le ordeno.

“Sí. Aquí es dónde pertenezco”.

“En nuestra cama”.

“En nuestra cama”, repite ella.

Mis dedos se flexionan en su trasero, y ella atrapa mi brazo. “Hazlo”,


dice ella. “Azótame. Muéstrame que ellos no importan. Muéstrame,
Jax. Yo necesito---“
La beso y muerdo su labio inferior. “Sé lo que necesitas”.

Y lo que ella necesita es saber que puede confiar en mí. Que es mi


responsabilidad mostrarle que puede hacerlo. Y voy a hacer eso,
probándole que York no viene a la cama con nosotros. Yo conozco
su pasado, y no la castigaré amenazándola como si fuera una flor
delicada, porque ella teme que lo haré. Ella teme que no lo voy a
hacer nunca.

Así que voy a azotarla.


CAPÍTULO DOCE

Jax

Confianza.

No viene fácilmente cuando has sido quemado, lastimado, y hasta


castigado por alguien a quien amas. Y Emma lo ha sido. Por su
familia. Por su ex.

Por esa razón, yo podría protegerla. Podría hacer que estos azotes
sean una experiencia suave, un pequeño momento que sea
rápido, pero eso no es lo que ella necesita. Eso no es lo que
necesitamos. Ella necesita control, y mientras que eso no parece
algo que se pueda lograr con la sumisión y los azotes, la verdad es
que para ella sí. York la drogó. Él invitó a otros a ayudarlo a violarla
en grupo. Ella está aterrada de que el hecho de que yo sepa eso,
hace que no sea yo mismo con ella. Ella está aterrada de que
nunca pueda confiar de nuevo, de que él siempre estará aquí con
nosotros, un fantasma de su pasado que nunca nos dejará ser libres.

Lo que es exactamente por lo que ella necesita que esto sea más
que solo azotes.

Necesita ser sobre nosotros. Necesita ser sobre el control.

Su control.

Lo que ella quiera.

Arrastro su boca a la mía y la beso, mis manos deslizándose por su


cuerpo, moldeándola cerca. “Jax”, susurra. “Quiero---“

“Sé lo que quieres, Emma”.


La pongo de espaldas y pongo sus manos a cada lado de su
cabeza.
“No significa NO. Detente significa DETENTE. Tú dices esas palabras,
y yo me detendré. Tú tienes el control. ¿OK?”

“Sí. Ok”.

“Está bien querer detenerse”.

“Lo sé”.

“No. Tú crees que es todo o nada, bebé, y aunque eso sea cierto
sobre muchas cosas, incluyéndonos a nosotros, no es cierto cuando
se trata de sexo”.

“Un poco”. Beso su hombro. “Mucho”. Mi mejilla presiona su mejilla,


mis labios en su oído. “Una probada”. Ella se estremece, y yo
retrocedo. “Todo eso está bien. Todo eso es correcto. Nunca es
TODO o NADA”.

“Lo quiero todo”.

“No tiene que ser ahora”.

“No vas a hacerlo, ¿cierto?”

“Lo haré, Emma. Voy a azotarte, pero si tú crees que los azotes son
un castigo fuerte y rápido, entonces no sé por qué lo quieres, aparte
del hecho de que quieres probarte algo a ti misma. No vamos a
probarnos nada el uno al otro”.

“Ésta soy yo confiando en ti, Jax, y yo no confío fácilmente”.

“La confianza no es sumisión. Es saber, saber absolutamente, que


yo no te llevaré a ningún lugar al que no quieras ir, y saber que yo
escucharé si tú dices no, y que me detendré. Porque no haré nada
que tú no me dejes hacer. Y no quiero hacer nada, no haré nada,
que no sea para tu placer. Éstos somos nosotros. Nosotros
establecemos nuestros límites”.

“Sí”, susurra. “Nosotros establecemos nuestros límites”.


“Muy bien. No muevas tus manos, o te castigaré”.

“¿Castigarme?” Se ríe nerviosamente. “¿Cómo?”

“¿Cómo crees, Emma?”

“¿Azotándome?” Pregunta, su voz sexy y de algún modo dulce,


juega con mis terminaciones nerviosas. Dios, quiero a ésta mujer.
Una y otra maldita vez.
“O, tal vez solo dejaré de hacer lo que quieras que siga haciendo.
Así que, no---“

“Mueva mis manos”.

La estudio por un momento, buscando en su rostro a través de la


tenue luz, asegurándome de que está lista para esto, de que quiere
esto, de que no tenga ninguna duda. Nervios, sí. Veo eso en sus ojos.
Los siento irradiando de su cuerpo, pero no hay miedo ni dudas.

Me inclino y la beso, y luego libero sus manos. Las mías viajan por
sus brazos, y lentamente llegan a sus pechos, mis dedos jugando
con sus pezones hasta que mi lengua los reemplaza.
Ella se arquea con cada lamida y chupada, me tomo mi tiempo,
jugando con sus pezones, jugando con ella, porque azotar no se
trata solo de azotar. Se trata de saber que va a pasar, la
anticipación quemándote vivo. Se trata de quererlo, y temerlo, y
quererlo de nuevo.

“Jax”, susurra, y luego su mano está en mi cabello.

La atrapo, y la presiono de nuevo sobre el colchón. “Dije que no te


muevas. Una advertencia. Eso es todo lo que recibes”.

“Quiero tocarte”.

“Y lo harás. Pronto. No te muevas, Emma. Porque cuando lo hagas,


dejaré de hacer lo que estoy haciendo, te voltearé y te azotaré
ahora y no después”. La beso, y no es un beso tierno. Es fuerte y
demandante, y cuando arranco mi boca de la suya, un sonido de
frustración sale de sus labios.

“Solo azótame ahora”.


“No hay ninguna oportunidad en el infierno, bebé”.

“Jax---“

La beso de nuevo, mis labios flotando sobre los suyos. “¿En qué estás
pensando?”

“En ti azotándome”.

“¿En qué más?”

“Nada. En nada más. Bueno, eso y en lo mucho que quiero


tocarte”.

“Exactamente. De eso se tratan los azotes, Emma. Un escape.


Ahora, no me toques hasta que yo te diga que puedes tocarme”.

Es entonces cuando admito que, sí, sí quiero su sumisión. Quiero que


arda por mí. Quiero que haga lo que yo le diga. Quiero que ella me
desee así, pero también quiero mucho más de Emma Knight. Quiero
que sea mía, y el hecho de que estaba dispuesta a alejarse, a irse
ésta noche, dice que ella no es mía en absoluto.

Y, maldición, voy a cambiar eso.


CAPÍTULO TRECE

Emma

No lo toques.

Esa no es una tarea fácil cuando mi cuerpo está ardiendo, y mi


vientre está temblando por sus labios presionados ahí. Quiero
tocarlo. Dios, quiero tocarlo. Su lengua juega con mi piel delicada,
y mientras lo hace, se mueve más hacia el colchón, sus hombros
entre mis muslos. Su boca se mueve más abajo, y amplía mis piernas.
Mi sexo se aprieta casi dolorosamente de lo mucho que lo deseo
en mi parte más íntima. Él lo sabe, también. Lo siento. Puedo sentirlo
impulsándome a hacer lo que quiere, y lo que quiere es que lo
toque, para poder azotarme.

Y como él lo predijo, así sería: Yo quiero que me azote, pero también


lo temo.

Sus labios se mueven más abajo, y más abajo, y luego hacia los
lados a mis caderas, sus dientes raspándome ahí, su lengua
aliviando el ardor que está dejando. Y luego, está de vuelta en mi
vientre, su boca presionando ahí, sus ojos azules encontrando los
míos, las profundidades de su mirada ardiendo en llamas. Me estoy
quemando viva, estoy perdida en éste hombre, y, aun así, de algún
modo, espontáneamente, pienso en York. Pienso en cada
momento en que ese hombre me miró y me hizo sentir insegura e
incómoda. Pienso en todas sus órdenes. Y pienso en éstas cosas
porque eso no es lo que siento con Jax. Después de todo lo que
pasé con York, confío en Jax lo suficiente como para ser vulnerable
con él. Él no puede saber lo imposible que pensé que sería estar con
alguien de nuevo.

Jax atrapa mis caderas, y su aliento, un susurro cálido en mi clítoris


que aleja todo excepto a él, excepto esto---nosotros. Respiro
profundo ahora, esperando, deseando. Mis manos bajan. Ellas
quieren alcanzarlo, pero atrapo la sábana en su lugar. Él se ríe por
mi rápida acción, el sonido un bajo, y crudo rugido, que hace vibrar
su lengua mientras lame mi clítoris. Me arqueo con el ataque de
repentinas sensaciones pasando a través de mi cuerpo. Mis caderas
se levantan de la cama, mi cuerpo rogando por más. Mucho más.
Jax hace un giro lento con su lengua, y sus dedos se deslizan por el
calor húmedo de mi sexo. Ahora estoy apretando la sábana con
mis manos, sosteniéndola para evitar agarrarlo.

Jadeo susurrando, “Por favor, Jax”, rogándole, queriendo algo, lo


que sea. Simplemente quiero más. Por favor azótame. Por favor
fóllame. Por favor solo entra en mí ahora mismo.

Su respuesta es chupar mi clítoris, mientras sus dedos se deslizan


dentro de mí. Mi aliento pasa difícilmente por mi garganta seca, y
mis dedos se acalambran por lo duro que aprieto la sábana. Él está
lamiéndome ahora, y su lengua está sin piedad haciendo su
exploración. Su pulgar presiona mi clítoris mientras su lengua
reemplaza sus dedos, cavando hacia adentro y luego hacia
afuera, y luego alrededor. Y justo cuando estoy justo ahí, cuando
estoy a punto de venirme, él parece saberlo y responde. Me lo
niega al último momento en que lo necesito, justo en ese dulce y
maravilloso lugar. Su boca se levanta, y sus dedos se deslizan dentro
de mí de nuevo. Me estiran, me rodean, me vuelven loca.

Sangre ruge en mis oídos, y ni siquiera intento aguantarlo. De algún


modo, estoy bombeándome contra él, buscando ese dulce lugar
al que él me negó ir, y, OH sí, estoy ahí de nuevo. Estoy justo ahí de
nuevo, gracias, Dios, solo para jadear cuando sus dedos se van. Su
boca está de nuevo en mi clítoris, y se empieza a construir de nuevo.
Estoy ahí más rápido ésta vez, justo en el borde, y cuando estoy
segura de que él se alejará de nuevo, desesperación me llena.
Necesito lo que él me sigue negando, y al diablo con su regla. Lo
agarro. Lo toco, y al minuto en que lo hago, me doy cuenta de mi
error, si puedes llamarlo un error. Porque, sí, su boca se levanta, y sí,
me niega el orgasmo, pero ahora está encima de mí, su dulce peso
presionándome contra el colchón.

“¿Alguna vez te han azotado, Emma?” Pregunta. “Lo que te hice,


la vez pasada, no cuenta”.

“Siento que debería contar. Tu mano. Mi trasero”.


“Eso fue un calentamiento. Puedes decir que no”.

“Sí”, susurro, sin ninguna duda. Ninguna. No siento ninguna duda


con Jax.

“Entonces no será nada excepto algo bueno para ti. Voy a tener
que azotarte, Emma”, declara.

Se inclina y me besa, y desafiando la idea de azotarme, es muy


tierno, muy suave. Sus labios separan los míos, y se queda ahí un
momento.
“¿Qué me estás haciendo, mujer?”

“En realidad se trata de lo que tú estás a punto de hacerme,


¿cierto?”

Sus labios se curvan. “Dilo. ¿Qué te voy a hacer?”

“Azotarme”.

“Así es, bebé. Ahora. Voy a azotarte”.

Trago fuerte, y lo próximo que sé, es que me volteó sobre mi


estómago, y está encima de mí. Mi corazón se acelera, y apenas
puedo respirar. Sus labios se van a mi oído. “Relájate, bebé. Yo te
avisaré cuando”.

Él se levanta y nos pone de lado, su pierna capturando la mía, su


mano en mi trasero. Sus labios de nuevo en mi oído. “No tenemos
que hacer esto”.

Suspiro, y Dios, mis pezones están tan sensibles que duelen, mi sexo
doliendo de lo que necesita ser llenado por él. “Tú jugaste conmigo.
Azótame o fóllame, pero hazlo ahora”.

“Pronto, bebé”. Él aleja mi cabello de mi rostro y lleva mi boca a la


suya, besándome, mi sabor dulce y salado en sus labios, erótico,
excitante. Y Dios, me está besando malditamente bien. Estoy
perdida en su lengua deslizándose, la sensación de sus labios sobre
los míos: toda su maldita boca. Él me voltea ligeramente, frotando
mi trasero, una mano deslizándose debajo de mí, y luego estoy de
rodillas, y antes de que pueda levantar todo mi cuerpo, sus dedos
están de nuevo en mi sexo. Ahora está frotando mi sexo desde
atrás, sus dedos juegan con mi clítoris, el asalto por delante y por
detrás me hace sentir casi demasiado.

“Te voy a azotar tres veces”, dice, su rostro cerca del mío. “Puedes
contar junto conmigo. Te diré cuándo. ¿Ok?”

“Sí”. Eso es todo lo que logro decir porque, Dios, sus dedos. Y ese
golpeteo vibrando a través de mi sexo. Estoy muriendo. Me estoy
quemando viva. “Sí”.

Él se detiene de nuevo. Se detiene y yo estoy muriendo de


necesidad, pero entonces su mano está en medio de mis
omoplatos, y se está inclinando, su rostro al lado del mío. “No
tenemos que hacer esto, bebé”, dice suavemente. “Podemos---“

“Hazlo, Jax. Deja de jugar conmigo porque la venganza será un


infierno. Prometo jugar contigo de la misma manera”.

Él se ríe de nuevo, mi sexo apretándose por el bajo y sexy rugido, su


mano frotando mi cabello. “Entonces será mejor que me ponga a
azotarte”.
CAPÍTULO CATORCE

Emma

Entonces será mejor que me ponga a azotarte.

Solo oír a Jax decir esas palabras envía excitación a través de mi


cuerpo.

Él se mueve, entonces, y luego está sobre sus rodillas, a mi lado, su


mano deslizándose hacia arriba y hacia abajo de mi espalda, sobre
mi trasero, y luego de vuelta a mi columna. Lento. Rápido. Suave.
Firme. Y repetir.

Lo siento en todas partes. Por todo mi cuerpo. Mis pezones están


fruncidos. Mi sexo adolorido donde necesito que él esté ahora
mismo. Él hace esto una y otra vez hasta que ya no puedo
soportarlo. “Jax!”

“Tres veces, bebé. Cuenta. ¿Lista?”

“No. ¡Sí! Yo---“

“Ahora. Uno. Cuenta”.

Su palma baja a mi trasero, y el ardor es fuerte y rápido, pero envía


una ola de sensaciones a través de mi cuerpo. Y, Dios me ayude,
creo que podría venirme. Por su palma.

“Dos”, dice, y luego el ardor está ahí de nuevo, e irradia a través de


mí, de todo mi cuerpo, pero juro que es fuego en mi sexo.

“Tres”, dice, y yo respiro profundo, mientras su palma cae en mi


trasero por última vez. Me arqueo en su palma, solo para tener a
Jax deslizándose dentro de mí. Él entra profundo y nos rueda de
nuevo de lado, curvando su gran cuerpo alrededor del mío, y con
su siguiente estocada, estoy perdida, muy perdida. Me presiono
contra las duras líneas de su cuerpo.

Él sostiene mi rostro, y yo estiro mi cuello, buscando su boca para


encontrar su beso. Sus manos están sobre mis pechos, su polla
entrando en mí, y nunca había estado tan excitada en mi vida. Una
estocada más y mi sexo se aprieta alrededor de su polla, y me
deshago. Mi cuerpo entero vibra con la intensidad de mi liberación,
y Jax deja salir un bajo y crudo sonido gutural, estremeciéndose con
su propia liberación.

La habitación gira y se desvanece. Me pierdo de todo excepto de


mí y éste hombre. Cuando finalmente, demasiado pronto al
parecer, regreso al aquí y ahora, Jax está sosteniéndome, oliendo
mi cuello. “Dime que estás bien”.

“Sí”, susurro, y lo digo en serio. Estoy más que bien con éste hombre
de lo que pensé estar en ésta vida.

“Dime que te gustó”.

Mis mejillas se calientan. “Me gustó. Tú sabes que me gustó”.

Él nos voltea y agarra algunos pañuelos, presionándolos en medio


de mis piernas, antes de voltearse para enfrentarme. “Dime que te
gustó”, repite, como si necesitara ver mi rostro cuando yo responda.

Mis mejillas se calientan de nuevo, y una mezcla de emociones se


acumulan en mi pecho. “Aparentemente los azotes pueden
provocar placer”, le digo, y cuando trato de voltearme, él atrapa
mi pierna.

“¿Emma?”

Mis dedos se curvan en su pecho. “Estoy bien. Estamos bien.


Estamos realmente bien, Jax”. Mi voz es baja, liberando esas
malditas emociones de las que al parecer no puedo deshacerme.
“Es solo---pensarías que no debería sentirme tímida ahora mismo,
considerando todo por lo que he pasado, pero---“
Él sostiene mi rostro y levanta mi mirada a la suya. “Por favor dime
que no estás comparando esto con ser violada”.

“Oh, Dios. No. No. En absoluto. Lo siento”. Mis manos van a su rostro.
“En absoluto. Me gustó. Tú me gustas, Jax”.

Él atrapa mi mano. “Te gusto, Emma. ¿Eso es lo que sientes por mí?”

“No. Sí. Siento---demasiado por ti, Jax North. Tanto que me asusta.
Nuestras familias---“

“No pueden decidir quiénes somos juntos. Recuerda eso. Los dos
juntos, tú y yo, bebé. Tú y yo”.

“Tú y yo”, susurro, y quiero lo que esas palabras representan. Lo


quiero desesperadamente. Confío en Jax. Me estoy enamorando
de Jax. Él es el hombre, el único hombre, quien mueve mi mundo
solo por estar en él. Él realmente lo es.

Él es lo correcto en un mundo demasiado equivocado ahora


mismo.

Esto calma mis nervios. Esto me da esperanza.

Algunos minutos después, Jax y yo agarramos helado del


congelador, antes de dirigirnos de vuelta a la cama para comerlo.
Su teléfono suena y lo escucho hablar con Jill acerca del evento de
la cosecha, y mi sentimiento de esperanza es sacudido por un
presentimiento que no desaparece.

Cuando finalmente nos acurrucamos debajo de las sábanas, yo


descansando en su pecho, me duermo solo para abrir mis ojos
sacudida por una pesadilla.

Yo de pie en ese acantilado donde Hunter cayó a su muerte, donde


yo casi caigo a mi muerte, mientras las paredes brotaban con
sangre.
CAPÍTULO QUINCE

Emma

Me despierto en una cálida cama, una habitación ligeramente


iluminada, y el olor a especias de la colonia de Jax, pero no con él.

Él se fue. Recuerdo por qué.

La cosecha.

El evento de la cosecha.

Me siento y miro el reloj para leer las siete de la mañana. No


recuerdo que Jax hablara sobre reuniones hasta la hora del
almuerzo. Estoy segura de eso. Agarro mi teléfono y reviso mi
calendario. Tengo razón. No hay nada para ésta mañana. Él debe
estar en la cocina. O algo está mal. La alerta de un mensaje de
texto de mi hermano suena, y lo abro para leer: Ven a casa,
pajarito.

“Apodos que no me gustan no te llevarán a ningún lado, Chance”,


murmuro, colocando mi teléfono de nuevo en el cargador antes de
encender la luz y alejar la cobija. Deslizando mis pies en un par de
pantuflas, la camiseta grande de Jax que agarré cuando fui al
baño anoche, cae debajo de mis rodillas. Me encanta usar su
camiseta. Me gusta tanto éste hombre, que es aterrador
considerando nuestras circunstancias.

Apresurándome al baño, juro que hay un ardor en mi trasero donde


me azotó anoche, el cual, por supuesto, es mi imaginación. Él no
me lastimó. Jax no me lastimaría, y yo no dejaré que mi familia lo
lastime. Entro al baño y enciendo la luz para encontrar una nota en
el espejo. Se lee: El café y yo te estamos esperando en la cocina.
Luego volveremos a la cama, o a correr. Tú eliges.
Sonrío y muerdo mi labio. “Quiero hacer ambas contigo, Jax North”,
susurro. “Y mucho más”.

Ansiosa por verlo, cepillo mis dientes, cepillo mi cabello enredado,


lavo mi rostro, y por su acaso de que haya compañía, me pongo un
par de pantalones de correr y una camiseta mía, y también me
pongo unos tenis.

Finalmente, saco un suéter con capucha y me quedo mirando el


clóset donde un día mi ropa podría colgar al lado de la de Jax. El
hombre ofreció comprar una casa nueva para que nosotros nos
alejemos del castillo. Él está comprometido. Él me lo ha mostrado
de muchas maneras. Y, después de anoche, ¿A quién estoy
engañando? Estoy enamorada. Amo a Jax North. Es demasiado
pronto para proclamarlo, sé que lo es, pero hemos pasado mucho
tiempo juntos y hemos llegado a conocernos. He llegado a amar
éste lugar tanto como lo amo a él. He llegado a saber cosas de él
que antes no sabía.

Que no sabía---antes.

Sé cosas que no sabía cuando leí el diario de mi padre en el


pasado. Mi mente salta con ese hecho. Había un pasaje sobre una
mujer que está en mi mente ahora. ¿Era la madre de Jax?

Camino hacia mi maleta, me arrodillo al lado de ella y saco el diario


del bolsillo lateral. Abriéndolo, paso las páginas, pero me cuesta
encontrar donde estaba. “Maldición”, murmuro, porque siento que
esto es importante. ¿Qué me estoy perdiendo?

“Emma”.

Al profundo sonido de la voz de Jax, levanto la mirada para


encontrarlo en la entrada, luciendo deliciosamente masculino en
pantalones de deporte que abrazan perfectamente sus muslos, y
una camiseta que moldea su perfecto pecho, su cabello rubio
desordenado, un desastre sexy, sus ojos azules penetrantes. Y como
siempre, al parecer, mi corazón se salta un latido solo por verlo. Ese
es el poder de éste hombre. Eso es lo que me hace.

“Hola”, digo, levantándome, mis mejillas calentándose por los


recuerdos de anoche.
“Hola”, dice él, sus ojos cálidos, los mismos recuerdos marcados en
sus profundidades, pero entonces, ellos bajan hacia el diario y
rápidamente se levantan, un poco de esa calidez
desvaneciéndose. “Y yo pensé que vendría por ti para tomar café
antes de que ellos lo hicieran”.

No tengo que preguntar a quienes se refiere cuando dice ellos. Él


se refiere a nuestras familias. “Recordé algo. Quería encontrar la
frase, pero no puedo. Era algo acerca de una mujer, no significó
nada cuando lo leí, pero pensé que ahora que sé lo que sé--- ¿Qué
tal si era tu madre?”

Él inhala y mira hacia el techo, un músculo apretando su mandíbula,


e instantáneamente me estoy arrepintiendo de nuevo. Follamos
para olvidar su reacción inmediata a esa prueba de ADN, pero en
realidad nunca hablamos de cómo se siente. Debí hablar con él
acerca de sus sentimientos. Lanzo el diario de vuelta a la maleta y
me paro frente a él, envolviendo mis brazos a su alrededor. “Lo
siento. Nada me gustaría más que tomar ese café contigo y olvidar
todo esto hasta que tengas que encargarte de la cosecha”.

Su mirada baja, y sus manos van a mi cintura. “Lo que creas saber
sobre lo que escribió acerca de mi madre, no quiero saberlo”.

Mi corazón se aprieta. “OK. Sí. Lo entiendo. Jax, yo---“

Él sostiene mi cabeza y me besa, un profundo y atormentado beso


que me hace sentirme así junto con él, antes de que diga, “Sé que
quieres que esto termine y yo también. Lo entiendo, Emma. De
verdad lo hago”.

“Lo sé. Sé que lo haces. Lo que pasa con tu mamá---“

“¿La parte donde es probable que tuvo un amorío con tu padre?


¿O la parte donde mi hermano parece haberlo sabido y trató de
dejarnos por fuera del negocio familiar?”

“No sabemos si eso es lo que estaba pasando. Mi padre chantajeó


a tus clientes. Él probablemente también chantajeó a tu hermano”.

“O no”. Toma mi mano y la besa. “Café”.


Él ya terminó de hablar sobre su madre, y no lo presiono. Ahora no,
no antes de que se vaya a la cosecha. Él necesita un descanso de
esto. Ahora lo veo. “Café”, concuerdo con él.

Él me sorprende cuando agrega, “Trae el diario y olvida lo que dije


sobre no querer saber. Necesito saber”.

“Jax---“

Él me besa duro y rápido. “Necesito saber”. Me voltea para quedar


de frente a la maleta y se coloca detrás de mí, su gran cuerpo
atrapando el mío, inclinándose para murmurar, “No me hagas
azotarte”.

Mis mejillas se calientan con el recuerdo de nuestro erótico


encuentro de anoche, y no estoy segura de que su amenaza esté
funcionando. Pienso que me gustó demasiado porque, Sí, por favor.
Azótame, pienso.

“Emma”, me pincha con su dedo.

“¿Sí?” Pregunto, sonriendo, pero sin mirarlo.

“¿Qué estás pensando ahora mismo?”

“Me acojo a la quinta enmienda”. La cual dice que me puedo


negar a responder.

Él se ríe, bajo y sexy, y cuando lo enfrento de nuevo, la mirada que


compartimos es abrasadora. “Cuidado bebé, o podrías no
conseguir ese café”.

Cierro el pequeño espacio entre nosotros y me pongo de puntillas


para besarlo. “Para que conste, yo también estoy loca por ti, Jax
North”.

Él atrapa mi espalda baja y me acerca más. “Anoche”.

“¿Anoche?”

“Anoche”. Su voz es baja, cruda, afectada.


Calor irradia entre nosotros, y no decimos nada más. Nos reímos.
Nos reímos juntos. Es uno de esos momentos con Jax donde todo
está bien. Él atrapa mi mano y la besa de nuevo. “Café, bebé”.

“Sí, por favor”. Y con eso, y lo que se siente como una profunda
intimidad entre nosotros, nos dirigimos a la cocina. Es uno de esos
momentos cuando Jax se siente como la respuesta a cada
pregunta en mi vida que alguna vez ha necesitado una respuesta.
Y, sin embargo, ese presentimiento de antes aparece de nuevo.

Tal vez se trate de mí y no de Hunter.

Tal vez he vivido como la hija de mi padre por tanto tiempo que
todo lo que se siente bueno, debe terminar. De hecho, mi padre
nos sermoneaba sobre no ponernos cómodos. Todas las cosas
buenas, decía, terminan.
CAPÍTULO DIECISÉIS

Emma

Algunos minutos después, Jax y yo nos sentamos lado a lado en la


isleta de la cocina, con café sabor a vainilla en nuestras tazas
humeantes y platos llenos de repostería. El café con vainilla que su
padre amaba.

“¿Tus hermanos son tan sentimentales como tú sobre tu padre?”


Pregunto, encogiéndome por haber hablado como si Hunter
estuviera vivo, pero Jax lo toma con calma.

“Hunter lo era”, dice. “Brody, no. Brody siempre ha sido el rebelde


que no quería ser como papá, pero lo amaba. Él lo amaba
malditamente mucho. Y mi padre respetaba la independencia de
él”.

Tomo un sorbo de mi café. “Tú eras el mismo, ¿verdad? ¿Al menos


durante el tiempo en que estabas boxeando?”

“Como cualquier hombre joven, necesitaba encontrarme a mí


mismo y dónde pertenecía, pero ultimadamente, eso me trajo de
regreso aquí. Regresé para trabajar con Hunter, por debajo de
papá. Brody no podía soportar estar a la sombra de Hunter, por eso
empezó a abrir sus tiendas de cigarros y whiskey”.

“¿Hunter pasó a través de la etapa de encontrarse a sí mismo?”

“No. Hunter por otro lado, siempre fue el clon de papá. Él era a tal
palo, tal astilla. Por eso todo esto de la prueba de ADN me golpeó
tanto”.

“Una prueba no cambia cómo fue criado ni por quién. Él era tu


hermano, Jax. Justo como lo has dicho tantas veces”.

“Un hermano que no me dijo que podría mezclarse con las


operaciones de la familia Knight, que no me avisó antes”.
“Ambos sabemos que mi padre era sucio. Ambos sabemos que él
tenía el hábito de chantajear a las personas”.

“Quiero creer que ese era el caso, pero, ¿por qué no decirme?”

“Se llama chantaje por una razón. Controla a la víctima. Piensa en


la prueba de ADN. Mi padre la tenía. ¿Qué tal si amenazó con
exponerla?”

Jax levanta la taza a sus labios, bebe, y luego dice, “No hubiera
cambiado nada. Él hubiera conservado su puesto de Ejecutivo en
Jefe. Él era bueno en su trabajo”.

“¿Qué tal si mi padre amenazó con conectar a Hunter en un


escándalo sexual de York o en algún otro escándalo que lo
destruiría? En ese caso, Hunter hubiera perdido su puesto de
Ejecutivo en Jefe. Él hubiera perdido todo. Y lamento decirlo, pero
mi padre era un hombre que haría eso”.

Mis labios se presionan juntos, y la culpa por ser la hija de mi padre,


mientras Hunter está muerto, corta a través de mí. “Él lo era”. Intento
voltearme para alejarme de él.

Él atrapa mi mano, y juro que cuando éste hombre me toca, lo


siento en todos lados, por dentro y por fuera. Estoy loca por él, y
estamos destinados a estrellarnos y quemarnos. “Tú no eres tu
padre”, dice.

“Pero siempre seré un recuerdo de mi padre”.

“Tú eres la única razón por la que yo no me convertí en tu padre. Tú,


Emma. Tú me trajiste de vuelta cuando yo estaba dirigiéndome por
el camino de la venganza. Y es por ti, que voy a lidiar con tu
hermano como tu hermano, no como mi enemigo. Necesito que
confíes en mí con eso”.

“No tengo razón por la cual no pueda confiar en ti, Jax. Tú has sido
honesto, brutalmente honesto, desde el principio, pero no estoy tan
segura de que tú sientas lo mismo de mí”.

“Tú no me has mentido”.


“Pero el mal, o al menos la imbecilidad, parece estar en mi sangre.
Mira a mi hermano. Pensé que él era honorable, pero después de
anoche, ya no lo sé”. Un pensamiento me golpea. “Y hablando de
idiotas y de anoche, ¿Qué pasó con Sawyer y el incidente de
manosear a Jill?”

“Esperemos que no haya llegado a manoseos, pero él se fue antes


de que la gente de Savage tuviera tiempo de tirarle la bandeja de
tragos encima”. Sus labios se curvan. “Qué mal”.

Me río. “Sé amable con tu cliente potencial, a menos que la haya


toqueteado. Si fue así, golpéalo o algo. ¿Él estará en el almuerzo?”

“Lo dudo. La mayoría de las personas que vendrán al almuerzo,


tomarán un tour por la propiedad e irán tomando muestras y
degustando en el camino. El personal manejará eso, no yo”.

“¿Entonces tú no tienes que ir al almuerzo?”

“Nosotros necesitamos aparecer, y mostrar nuestras caras, pero


tengo reuniones la mayor parte de la tarde”.

Nosotros.

Él dice nosotros muy a menudo. Y me gusta. También estoy aterrada


sobre lo mucho que estoy dependiendo de éste hombre
considerando que la sangre de Hunter podría estar en las manos de
mi familia. Cualquier cosa podría probar que un Knight asesinó a
Hunter. Aún no estoy segura de cómo sobreviviríamos si eso resultara
ser cierto.

Él señala el diario. “No lo has tocado”.

“He decidido que no puedo soportar más de esas palabras ésta


mañana. Y no puedo encontrar la página donde estaban esas
palabras que estaba recordando, de todos modos. Y eran ciertas.
Las he leído cien veces. No va a resolver nada milagrosamente si las
leo de nuevo”.
Hay un brillo de algo en sus ojos. Alivio, creo. Él en realidad no quiere
hablar de nada que guíe a su madre como sugerí que decía esa
frase.

“En lugar de correr ésta mañana”, dice, “¿Qué tal si caminamos?”

“Claro. ¿Voy a ducharme y a cambiarme?”

“No es necesario. Será rápido. Estoy pensando en Echo. Él vive por


la playa. La gente de Savage han estado ahí mirando alrededor y
dicen que todo está bien, pero quiero verlo por mí mismo”.

“Esa es una gran idea”. Tomo un sorbo de mi café y me levanto del


taburete, recordando mi último encuentro con Echo. Él me había
empujado contra la pared del castillo, y juro que de repente estoy
de nuevo en ese pasillo, con él frente a mí.

“En éste camino por el que vas, si caminas en la dirección


equivocada con Jax, te haré a ti y a todos los que amas, pagar.
¿Entiendes?”

“No sé lo que eso significa. No lo sé”.

“Lo sabes. Ambos sabemos que lo sabes. No me pruebes. Ésta es tu


única advertencia”.

Con esas palabras, él se había alejado de la pared y se fue.

“¿Emma?”

Parpadeo y miro a Jax. “Solo estaba pensando en Echo. No fue él.


Él no me dejó esa nota, Jax”.

“No puedes saber eso, Emma”.

“Yo no soy sensible acerca de él como tú dices que puedo ser. Él


me amenazó. Él me dijo que, si tomaba el camino equivocado
contigo, me haría a mí y a todos los que amo, pagar. Él te estaba
protegiendo. Ese hombre no te hubiera acusado de matar a
Hunter”.

“¿Entonces por qué se fue?”


Se me hace un nudo en el estómago. “Ambos sabemos que él no
lo haría. Algo le pasó. Algo nada bueno”.

“Desearía no estar de acuerdo”, dice Jax amargamente. “Eso es


exactamente por lo que quiero ir a su casa”.

Yo asiento, sintiendo la urgencia de hacer justo eso.

***

Algunos minutos después, nos ponemos chaquetas, y estamos


caminando por la playa en una hermosa mañana, con despejado
cielo azul, las olas del océano chocando en la orilla, gaviotas
volando sobre nuestras cabezas. “Es hermoso aquí”, digo. “¿Por qué
querríamos vivir en otro lugar?”

Él deja de caminar y se voltea para enfrentarme, sus manos


colocándose debajo de mi chaqueta, en mi cintura, su toque
calentándome por el aire frío. “¿Estás diciendo lo que creo que
estás diciendo?”

Miro en esos hermosos ojos azules llenos de esperanza, esperanza


que yo puse ahí, esperanza que él solo experimentaría si yo fuera
importante para él, de la manera en que él ha empezado a
importarme. Atrapo una onda de su cabello rubio volando por el
viento. ¿Cómo no podría querer estar con éste hombre cada día
de mi vida?

“¿Emma?” Me pincha con un dedo.

“Quiero mudarme contigo, Jax. Honestamente, no puedo imaginar


volver a San Francisco y no estar contigo aquí, pero tengo miedo
de que venga aquí, mudarme y ponerme cómoda, solo para que
el mundo explote a nuestro alrededor. Pero quiero que
encontremos a Echo y algunas respuestas para saber lo que le pasó
a Hunter primero”.

Él atrapa mi mano y entrelaza nuestros dedos. “Podríamos nunca


saber lo que le pasó a Hunter”.
“Alguien sabe. Mi familia sabe”.

“O, ellos solo tienen miedo de lo que piensan que yo sé, bebé.
Múdate conmigo. Lo que pase, lo resolveremos juntos. Los dos
juntos, ¿recuerdas?”

“Sí, pero mi hermano---“

“Lo comprenderá algún día”.

“Él amenazó con arruinarte”.

“Tengo algunas ideas sobre cómo manejarlo, las cuáles podremos


hablar después de los eventos de la cosecha”. Mira su reloj.
“Necesitamos hacer esto rápido o no tendremos tiempo para
buscar en la casa de Echo”.

“Sí, por supuesto”, digo, pero él no empieza a caminar.

Él levanta mi mano y besa mis nudillos. “¿Te vas a mudar conmigo?”

“¿Podemos hablar de eso ésta noche?”


“Eso no es un no. Lo aceptaré por ahora”. Sus manos van a mis
hombros y me arrastra hacia él. “Estoy loco por ti, mujer”.

“Muéstramelo ésta noche”.

“Con placer”, me promete, deslizando su brazo a mi alrededor


mientras empezamos a caminar de nuevo.

En lo que resulta ser una milla de distancia de la playa, intento


recordar el pasaje en el diario, segura de que era algo como: Ella
no me dijo. ¿Pensaba que no me enteraría? Y es difícil no
preguntarme si esa referencia es a Hunter.

Miro a Jax quien está tan profundo en sus pensamientos como yo.
“Mi padre vino a los eventos de la cosecha, ¿verdad?”

“Él vino al menos a uno que yo sepa, pero en ese entonces éramos
niños, antes de que empezara la cosecha, los fines de semana en
que mi padre era anfitrión para sus mejores clientes. Las invitaciones
para la cosecha se enviaban después de eso. Había chefs famosos
que volaban alrededor del mundo para preparar comidas que
complementaran el whiskey. Estoy seguro de que él probablemente
venía a esos”.

Él me mira. “Mi padre dejó de hacerlos después de que mi mamá


se fue”.

“Se siente como que eso está conectado a algo, no fue al azar”.

“Cierto. Y sí, estoy seguro de que así es como conoció a mi madre”.

“Me pregunto cómo se conocieron todos”, digo, pensando en el


reloj de arena en uno de los estantes en la oficina de mi padre. “Voy
a llamar a mi madre y preguntarle, pero tal vez podamos ir a verla
en Europa. Pienso que podría sacarle más a ella de esa manera”.

“Ella podría no querer hablar si yo estoy presente”, dice, y luego


señala hacia una linda y pequeña cabaña con techo azul justo en
el agua. “Estamos aquí. Aquí es donde vive Echo”.

“Es adorable. ¿Él es el dueño?”

“Mi padre se la regaló hace años”.

“Ese es un regalo generoso”, digo. “Una propiedad en el agua


como ésta debe valer un millón de dólares o más”.

“Mi padre era un hombre generoso”.

Él me mira. “Y un hombre que perdonaba. Algo que yo casi olvido


ser”.

Él atrapa mi mano. “Vamos. Entremos a ver”.

Empezamos a subir un grupo largo de escalones de madera sobre


rocas, y juro que ese presentimiento está de vuelta.

Se siente como que estoy a punto de entrar a la casa de un hombre


muerto.
CAPITULO DIECISIETE
Emma
Las escaleras que conducen a la casa de Echo son bastante
empinadas y altas, el viento está frío, pero finalmente llegamos a la
casa y a un porche, muy parecido al de Jax, pero más pequeño y
menos elaborado. Es una locura, pero los nervios atacan mi
estómago mientras caminamos un par de escalones más hacia el
porche y luego cruzamos hacia la puerta principal. Jax toca el
timbre, y aunque él está como siempre, tranquilo y calmado, un
hombre siempre en control, puedo sentir cómo está debajo de esa
fachada. Está preocupado y no solo ligeramente. Saberlo acelera
los latidos de mi corazón de igual manera y hace que Jax toque la
puerta con un golpe fuerte y firme.

Esperamos una respuesta que no llega.

Jax golpea de nuevo y luego se pasa la mano por el pelo. “¿Por


qué estoy tocando? El equipo de Walker me habría dicho si
estuviera en casa”.

Ahora ya no está aparentando estar calmado ni tranquilo, y el


hecho de que me deje verlo así cuando no creo que lo haga con
otra persona, es importante para mí. Esto es confianza. Es parte de
nuestro vínculo, de nuestra conexión. “¿Cómo entraron los de
Walker?”, pregunto.

Se mete la mano en el bolsillo y saca una llave. “De la misma forma


en la que vamos a entrar nosotros”.

No pregunto cómo es que tiene una llave. Las personas dejan llaves
de respaldo en lugares seguros. El castillo ciertamente sería un
segundo hogar y un lugar seguro para Echo. Envuelvo mis brazos a
mi alrededor y veo a Jax alcanzar la cerradura solo para atrapar su
mano cuando se me ocurre algo. “El equipo de Walker nos está
siguiendo, ¿verdad?”
“Sí. Y están vigilando la casa. Le dije a Savage que nos dirigíamos
hacia aquí”. El alivio me invade y suelto su mano. Se inclina y me
besa.

“Relájate, bebé. No vamos a encontrar Echo ni nada peligroso


dentro. Walker ha estado aquí. Solo espero encontrar una pista que
a ellos se les haya pasado, algo que nos diga a dónde fue”.

Asiento y él abre la puerta, empujándola. "Entraré primero", dice,


dando un paso para mirar alrededor. Todo debe verse bien, porque
unos treinta segundos después, se asoma por la puerta, me agarra
de la mano y me empuja hacia adentro. Jax cierra la puerta detrás
de nosotros y me encuentro escaneando una habitación básica
con azulejos blancos y amueblada con sofás marrones. La cocina
está a mi izquierda, con nada más que una isla de azulejos blancos
que separa las dos habitaciones.

“Voy a caminar y ver qué puedo encontrar", anuncia Jax.

Asiento, y él se dirige por un pasillo. Me quedo quieta y camino por


la sala de estar y la cocina, revisando los cajones para ver si
encuentro planes de viaje, pero en su mayor parte, están vacíos.
Realmente no hay mucho que ver. Lo único que me llama la
atención es un antiguo reloj de pie que está bastante fuera de lugar
con la decoración, está sonando y me parece duro e inquietante
dentro del silencio que hay en toda la casa. Temblando, sigo
rápidamente a Jax por el pasillo. Lo veo salir de una habitación y
desaparecer en otra y cuando me uno a él, miro hacia la izquierda
para encontrar una oficina. Entro y literalmente me quedo sin
aliento ante un retrato gigante de una mujer vestida de rojo detrás
del escritorio, de espaldas al espectador, el vestido ondea por el
viento y al fondo se puede ver el castillo.

Jax, obviamente viendo a mi reacción, se apresura a entrar en la


habitación. “¿Qué pasó?”

Le señalo la pintura. “Eso”.

“Eso lo hizo mi padre hace unas décadas, antes de que yo naciera.


En ese momento, todo el personal decía haber visto a la mujer
vestida de rojo y, al igual que mi madre y su vestido rojo, él la adoptó
como parte del castillo. Hay varios en lugares al azar por todo el
castillo. Contrató a un artista para hacerlas”.
Lo miro. “¿Ese fantasma es real?”

“Sí”. Eso es todo lo que dice. Camina hacia una de las dos
estanterías que enmarcan el escritorio.

“¿La has visto?”

Él me mira. “En realidad, sí”.

“¿De verdad?”

“Créelo, bebé. Por eso mi madre usaba ese vestido rojo”.

“¿Cuándo la viste? ¿Dónde?”

“En varios lugares del castillo a lo largo de los años. Eventualmente


tú también lo harás. ¿Eso te asusta?”

“Tal vez. ¿Sabes quién es?”

“Mi madre trató de averiguarlo, pero nunca lo descubrió”.

Pasa una mano por una fila de álbumes de fotos. “Recuerdo estos.
Echo es un fotógrafo aficionado y a Hunter y a mí nos emocionaba
serlo también. A los dos nos dio cámaras y tomamos fotos y luego
vinimos aquí para ver los resultados. Cada uno teníamos nuestros
propios álbumes.

“Un fotógrafo, un boxeador y un brillante hombre de negocios. Eres


un hombre interesante, Jax North”. No le doy tiempo para ser
humilde y objetar. “¿Hay fotos tuyas de niño en alguno de esos?”

“Sí. ¿Y quieres ver, supongo?”

“Por supuesto”. Camino para pararme a su lado y agarro un álbum


del estante. “Claro que me muero por ver pero, ¿estamos
invadiendo la privacidad de Echo?”

“No con estos álbumes. Sé lo que hay dentro. Tómalo. Echa un


vistazo. Revisaré su escritorio para ver si hay pistas de dónde está
ahora”. Me besa y camina hacia el escritorio. Tomo el álbum y me
siento en una silla de cuero, emocionada por ver lo que hay dentro.
Me emociona ver a un Jax pequeño, pero una parte de mí,
secretamente, también anhela ver a Hunter. ¿Se parecía a Chance
cuando era un niño? Abro el álbum de fotos y, en lugar de Jax o
Hunter, encuentro una foto de una hermosa mujer con cabello
largo y castaño claro parada en la playa. Pasando a la página,
encuentro un collage de la misma mujer en todo tipo de poses.

“Nada,” dice Jax. “El hombre no guarda nada en su maldito


escritorio. Es como si ni siquiera fuera humano. Debe guardarlo todo
en su laptop, que no está aquí; Walker también la buscó”.

“¿Han buscado su huella digital?”

“Sí, y eso es lo que me preocupa. No ha iniciado sesión en su correo


electrónico ni ha usado su teléfono en días”.

“Oh,” le digo. “No me lo habías dicho. No es de extrañar que estés


preocupado. Eso no es bueno”.

“No. No lo es. Siento que es hora de llamar a la policía. Walker dice


que los recursos para este tipo de casos son limitados. Aun así,
tendrán que llevar a cabo la investigación, pero para tranquilizarme
, van a presentar un informe”.

Mi mente vuelve a ese encuentro con él nuevamente: “Lo sabes.


Los dos sabemos que tú sabes. No me pongas a prueba. Esta es tu
única advertencia”.

Él sabe más de lo que nosotros sabemos sobre lo que sucedió entre


Hunter y mi padre, tal vez incluso más sobre lo que le sucedió a
Hunter de lo que ha contado. Mis entrañas se retuercen con la idea
de que él se fue porque creía saber lo que yo sabía. Porque sabía
demasiado. ¿Pero quién podría saber eso? ¿Quién querría que se
fuera? Suspiro y miro a la mujer de las fotos, preguntándome si ella
también podría saber algo. Claramente pasó mucho tiempo con
Echo. “¿Quién es esta mujer, Jax?”

Él cruza la habitación para arrodillarse a mi lado. Le doy la vuelta al


álbum, y él mira las fotos, frunciendo el ceño al instante. “Qué
demo..." Me quita el libro y se pone de pie, caminando hacia el
escritorio donde lo deja, hojeando las páginas.

“¿Quién es ella?,” Pregunto, de pie para unirme a él detrás del


escritorio.
La mirada de Jax se levanta y encuentra la mía. “Mi madre. Es como
un maldito santuario para mi madre. Y oficialmente estoy asustado
hasta la mierda”.
CAPITULO DIECIOCHO
Jax

Cierro el álbum de fotos con las fotos de mi madre que fácilmente


puedo asumir que Echo tomó.

“¿Crees que estaba obsesionado con ella?,” Pregunta Emma.


“Dijiste que las fotos te asustan. ¿Piensas que tenían una aventura o
algo mucho más peligroso? ¿En qué estás pensando, Jax?”

Un montón de cosas, creo, y ninguna es buena. La mayor parte de


ellas también asustarían a Emma, razón por la cual, por ahora, me
lo guardo todo para mí. “No lo sé, bebé. Necesito tiempo para
procesarlo”. Miro mi reloj. “Y en este momento, tenemos poco
tiempo. Tenemos que volver y ducharnos antes del almuerzo, y
Grayson Bennett va a venir a una reunión conmigo”.

Ella me mira un momento, claramente quiere preguntar un poco


más, pero obviamente lo deja pasar. “Ya provees a los bares de sus
hoteles, ¿verdad?”

“Sí. Estoy trabajando con su consorcio de inversiones en otro


proyecto”. Ese proyecto es el futuro de su hermano, pero ese es un
tema que debemos discutir después de reunirme con Grayson. Me
muevo hacia el estante a mi derecha. “Revisa los libros que están
allí, ¿quieres? Busca la prueba de ADN entre las páginas de los libros.
Yo busco en el otro estante”.

Emma no se mueve. “Él no dejó esa prueba de ADN para mí, ni la


nota. Él no fue. Ya te dije por qué”.

“Eso no significa que no tenga una copia y no lo sepa. Y estas


estanterías parecen ser el único lugar donde guarda algo
importante”.

“Sí,” dice ella. “Buen punto”. Entonces se apresura hacia el estante


para ponerse a trabajar.
Hago lo mismo de mi lado y rápidamente empiezo a sacar libros,
sacudiéndolos, hojeando las páginas. Llevamos veinte minutos en
esto y nos quedamos sin tiempo. “¿Encontraste algo?” Pregunto,
con las manos en mis caderas debajo de la chaqueta que todavía
estoy usando.

“No, pero hay muchos libros,” dice ella. “Nos va a tomar una
eternidad. Necesitamos más tiempo”.

“Voy a hacer que el equipo de Savage se encargue de esto.


Regresemos”. Miro mi reloj otra vez. “De hecho, que esto nos sirva
de trote matutino, porque necesitamos reducir el tiempo del viaje
de regreso”.

“Tienes razón,” dice ella. “Tengo que quemar las calorías de los
pasteles que he estado comiendo”.

Desliza un libro de vuelta a su lugar y cruza la habitación para


pararse frente a mí. “Jax…”

Acuno su rostro y me inclino para besarla. “Tenemos mucho de qué


hablar, bebé. Solo que no ahora. ¿Está bien?”

“Sí. Está bien. No es el momento. Por supuesto”.

Agarro su mano y la llevo a través de la casa, le envío un mensaje


de texto a Savage para que nos veamos en el almuerzo, mientras
bajamos los escalones hacia la playa. Una vez allí, Emma y yo no
perdemos el tiempo y hacemos lo que hemos empezado a hacer
para comenzar la mayoría de las mañanas: corremos. Pero en esta
mañana en particular, parece que estamos corriendo
directamente hacia el diablo. Y ella podría estar usando un vestido
rojo, después de todo.

***

Diez minutos después ya estamos de regreso en la casa de la playa.


En otros diez, nos duchamos juntos, y aunque no le hablo de lo que
tengo en mente, los fantasmas de mi pasado están aquí con
nosotros. El tiempo es limitado, pero estoy seguro de que es
suficiente para presionarla contra la pared de la ducha y meterme
dentro de ella. No hacemos el amor de manera suave y tierna. Es
una follada dura, rápida, llena de emociones, y gracias al Señor,
ella está allí conmigo. La mujer me atrapa. No hace preguntas. No
me presiona. Simplemente me folla y luego agarra el champú como
si nada hubiera pasado.

Casi me río.

Casi.

Sin embargo, hay demasiadas cosas fuera de control para que me


ría.

Es hora de tomar el control. Sigo diciéndolo pero de verdad


necesito empezar a hacerlo. La acción ya comenzó y eso significa
que no voy a ser amable cuando salga de esta ducha.

***

Me visto de traje y una camisa de cuello azul sin corbata para el


desayuno tardío y mis reuniones de la tarde, mientras que Emma
usa pantalones de vestir y una blusa verde esmeralda que combina
con sus ojos. Es curioso cómo no recuerdo haber notado el color de
la blusa de ninguna mujer antes de Emma. Pero Emma no es
ninguna otra mujer. Ella es la única mujer que importa. La que me
despertó de una manera que ni siquiera sabía que necesitaba que
me despertaran. Y por ella, trataré de encontrar una manera de
pelear esta guerra con su hermano, sin el daño que de otro modo
pude haberle causado.

Porque todavía creo que tuvo algo que ver con la muerte de
Hunter.

Cuando suena el timbre, la dejo en el baño, para que termine su


maquillaje y voy a encontrar a Savage en la puerta. Esta vez salgo
al corredor, para tener privacidad. Cierro la puerta y Savage me da
una mirada rápida, y claramente, leyendo mi estado de ánimo
sobre el dinero, dice: “Alguien no desayunó su cereal Fruity Pebbles
esta mañana”.
Ignoro el comentario que no merece respuesta. “¿Qué has
descubierto sobre mi madre?”

“Más tarde ya tendré algo para contarte”. Dice. “¿Qué es lo que


no sé?”

“Echo estaba obsesionado con ella”.

Él arquea una ceja. “¿Es algo que sepa todo el mundo?”

“No”. Mis labios forman una línea delgada. “Yo no lo sabía. Ninguno
de nosotros lo sabíamos, pero mis hermanos y yo éramos niños
cuando ella se fue. Mi padre confiaba en él. Pero lo importante aquí
es que encontré un álbum de fotos en sus estanterías con
muchísimas fotos de ella”.

Cruza sus brazos frente a su pecho. “¿Estamos pensando que ella


no se fue por su propia voluntad?”

“Mi padre no era un hombre incrédulo, pero no sabía de esta


obsesión. Estoy seguro de ello. Y él creía que ella se fue
voluntariamente, pero no quiero descartar nada. También me
preocupa la ira de Echo hacia Emma. Si estaba celoso de su padre,
entonces sus comentarios sobre saber quién es ella serían mucho
más siniestros”.

“De acuerdo, pero ¿por qué estar celoso de su padre y no del


tuyo?”

“No sé. Tal vez pensó que ella dejaba a mi padre por él y luego
descubrió que estaba embarazada de Hunter. Solo hay dos
personas que conocemos que nos pueden decir la verdad: Echo y
mi madre”.

“Y al menos uno de ellos podría estar muerto. Echo todavía no ha


usado su teléfono, y eso no suena bien. Para ser claros, para
nosotros eso significa que huyó y se borró del mapa, o alguien más
lo hizo por él”.

“Eso pensé”.

“Estamos haciendo todo lo que podemos hacer,” dice.


“Cambiando de tema, ¿qué vamos a hacer con la amenaza de
Chance de venir por ti si Emma no está fuera de aquí en setenta y
dos horas?”

“Atacar primero, como solía decir el padre de Emma. Sigue con mi


plan”.

“¿Emma sabe que vas a hacer que su hermano caiga?”

“No”.

“¿Porque quieres divorciarte de su familia antes de pedirle que se


case contigo?”

Casarme.

Sí, creo que sí. Eso es exactamente lo que voy a hacer. Me voy a
casar con Emma Knight. Voy a hacerla mi esposa, pero tenía razón
sobre nuestros desafíos. Hay situaciones que deben cambiarse para
que lo nuestro pueda suceder y deben cambiarse ahora.

“Esta noche”, le digo. “Le diré en la noche, después de solidificar el


plan con Grayson Bennett, pero en resumen, tenemos que actuar
ahora. Lo que dijo Randall sobre Emma terminando muerta no me
sienta nada bien. Si esa prueba de ADN es cierta, y Chance mató
a Hunter sabiendo que era su medio hermano, el que Emma sea su
hermana no hace que esté a salvo”.

“Está bien” dice Savage, con la mandíbula apretada. “Matar o


morir. Pondré en marcha este nuevo plan”.

“Comenzamos a revisar las estanterías de Echo pero se nos acabó


el tiempo. Ahí es donde guarda sus cosas. Busca la prueba de ADN.
Tal vez él lo sabía”.

“Yo me encargo,” dice. “Y Grayson y Eric se encontrarán contigo


en la biblioteca en una hora”.

Asiento, y él baja las escaleras mientras yo camino hacia la


barandilla y me apoyo en la superficie de madera, mirando el
agua, las olas rompiéndose resuenan en mi mente. El viento se burla
de mí, parece reírse de mí por ser tan ciego que no sabía la verdad
sobre mi familia. La ironía es que aún no la sé.
Lo único que sé con certeza es lo que haré para proteger a Emma
de todo esto. Y eso significa que haré lo que sea necesario, no hay
límites.
CAPITULO DIECINUEVE
Jax

Emma y yo llegamos al castillo y observamos una fila de autos


esperando en frente, y lo hacemos en una ráfaga de viento de
octubre que anuncia a gritos que el invierno se acerca
rápidamente. Emma tiembla y la pongo por debajo de mi brazo.
“Me hace pensar en las vacaciones,” dice ella, mientras subimos las
escaleras hasta la puerta del castillo.

Las vacaciones. Santo infierno. Ya era bastante malo soportarlas sin


papá. Ahora, Hunter también se había ido. Pero Emma está aquí, y
trato de concentrarme en que ella es el brillo de esta temporada.
“¿Qué haces en vacaciones?”

“Mi madre solía cocinar una gran variedad de cosas, en ese


momento pretendíamos ser una familia feliz. Estoy bastante segura
de que no vamos a hacer eso este año. Le dejé un mensaje para
ver si ella sabe algo sobre, bueno, lo que sea. Fueron tres mensajes.
Aparentemente, hoy no va a contestar mis llamadas”. Ella me mira.
“¿Y tú? ¿Cómo son tus vacaciones?”

Los recuerdos me llegan cuando me lo pregunta. “No es lo mismo


que solían ser,” respondo solemnemente. “Pero en los viejos
tiempos, mi padre siempre daba un banquete para la familia, y
para él, la familia eran todos los que trabajan en el castillo. Hunter
mantuvo esa tradición.”

“¿Lo seguirás haciendo?”

“¿Lo seguiremos haciendo?” Corrijo. “Vas a mudarte conmigo,


¿recuerdas?”

Ella sonríe, y esa sonrisa suya me ilumina y me motiva a terminar ésta


guerra. Pero no puede terminar si no hay un cierre verdadero. No
cuando se trata de asesinato, y ahora que Echo está desaparecido,
quizá se trate de más de un asesinato. “¿Pones un árbol en el
castillo?”
Entramos en el corredor frente a la puerta del castillo. “Por supuesto,
ponemos un árbol. Uno del tamaño de una casa pequeña.”

Ella ríe. “Me encanta”. Me ofrece una mirada tímida y agrega: “Ya
quiero verlo”.

Porque ella planea estar aquí. Eso es exactamente lo que quiero


escuchar. Me inclino y la beso, y entonces veo que Ed, el portero
de hoy, sonríe, sin duda porque yo no traigo mujeres aquí. Nunca.
O podría ser porque la sonrisa de Emma es encantadora. “Buen
día”, saluda, abriéndonos la puerta.

“Buenos días”, responde Emma, toda alegre y dulce.

“Hola, Ed,” digo. “¿Cómo están las cosas?”

“Espléndidas. A la gente le encanta la comida y espera con ansias


el recorrido”.

“Hace un poco de frío para un recorrido al aire libre, ¿no?”,


pregunta Emma.

“Hacemos paseos en carruajes a través de la propiedad”, le digo,


mi mano se posa en su espalda baja, cuando entramos en el
castillo.

Apenas hemos entrado en el vestíbulo cuando Jill viene corriendo


hacia nosotros, como si nos estuviera vigilando, esperando para
atacar. Afortunadamente, ella cambió su vestido rojo por uno rosa.
“Ahí estás”. Ella ignora a Emma por completo. “Tu reunión es en la
biblioteca, ya está la comida, pero Grayson y Eric todavía no se han
ido para allá. Sin embargo, ya están en el castillo. Y necesito hablar
contigo a solas antes de esa reunión”.

“Hola, Jill”, dice Emma, negándose a ser ignorada, lo que solo sirve
para que me enamore más de ella.

Jill le lanza una mirada helada. “Hola, Emma”.

Si Emma se da cuenta, y tiene que hacerlo, ella solo le responde por


ser cortés. “¿Puedo hacer algo para ayudar?”, Ofrece ella.

Jill frunce los labios. “No sé cómo podrías ayudar”.


“Claro”, dice Emma rotundamente. “Por supuesto que no”. Se
vuelve hacia mí. “Simplemente iré al almuerzo y tomaré un
desayuno con bastante chocolate. Se me antoja mucho el
chocolate en este momento. ¿Está en la misma área que las otras
degustaciones?”

Divertido por su delicada pero cortés despedida de Jill, mis labios se


curvan. “Sí, así es”, confirmo, contento de que ella esté lo
suficientemente cómoda como para seguir adelante sin que yo
diga nada. “Te veo en unos minutos”. Miro mi reloj y luego a ella.
“Tengo media hora para hablar con los invitados antes de mi
reunión”.

“Suena bien”. Ella mira a Jill. “Si veo un problema, intervendré y


ayudaré, pero ya sabes dónde encontrarme si me necesitas”.

Jill asiente bruscamente y cuando Emma se aleja, tomo su mano, la


acerco a mí y la beso. “Cuidado con Sawyer. Él estará aquí.”

“Él ya está aquí”, dice Jill. “Y ni siquiera me hagas hablar de ese


hombre”.

Emma sigue la dirección de su mirada. “Escuché que te causó


problemas anoche. Espero que no haya sido demasiado
inapropiado”. Dirige su atención hacia mí. “No te preocupes por mí,
me encargaré de él si es necesario”.

Jill hace un sonido de disgusto. Emma sonríe ante su respuesta,


como si en este punto, no pudiera hacer nada más que divertirse, y
se dirige hacia el almuerzo. Me acerco a Jill y bajo la voz. “Emma
no se va a ir, Jill”, le digo, “Y la mayoría de la gente la encuentra
bastante encantadora”.

“¿Podemos tener esa conversación privada?”

Le hago un gesto hacia adelante. “Te sigo”.

Se da la vuelta y marcha hacia su oficina. Entro y cierro la puerta.


Ella no se da vuelta para sentarse en su escritorio. Se queda quieta
en este lado de la pequeña oficina. Hago uso de su silla de visita y
la coloco entre nosotros, recargó mis manos en el respaldo. “¿Qué
pasa?”
“Sawyer trató de reclutarme, me manoseó y luego juró que no
vamos a hacer negocios con él si trabajamos con los Knight”.

Savage dijo lo contrario, pero el contacto físico es algo muy serio


como para ignorarlo y, de todos modos, Sawyer ya me tenía harto.
“Que te haya manoseado es suficiente razón para mí. No haremos
negocios con él”. Me levanto de la silla con la intención de irme.

Ella levanta una mano. “Espera. Prefiero que hagas negocios con él
que con los Knight”.

“Sawyer nos cortará la garganta apenas le demos la oportunidad”.

“Eso es mejor a que nos lancen del borde del acantilado ¿no
crees?”, responde bruscamente. “Su padre estaba aquí, Jax.
Visitaba a Hunter a menudo. Se metió con la cabeza de Hunter. No
sé qué pasó, pero no fue él mismo después de que ese hombre
apareció”.

“Y sin embargo, nunca me lo dijiste”.

“Lo hice. Te dije”.

“Demasiado tarde”. Me inclino sobre la silla, la ira arde en mis


palabras. “Era demasiado tarde, y tú lo sabes”.

“¿Cómo puedes tener a esa mujer en tu cama?”

“Quién está en mi cama no es asunto tuyo, pero Emma no es su


padre. Ese hombre apenas la reconoció como su hija. Y, aun así,
eres una perra con ella. Y no me hagas hablar de Brody. Mi
hermano casi la empujó del acantilado donde se cayó Hunter”.

Ella palidece, una mirada atónita en su rostro. “¿Qué?”

“Lo que escuchaste. La colgó del borde. Y, aun así, ella todavía está
aquí, y sinceramente, cualquier otra persona se habría ido”.

Eso la enoja. “Entonces, ¿por qué no se fue? Piénsalo, Jax. ¿Por qué
no se fue?”

“Porque le pedí que viviera aquí conmigo”.

Ella palidece de nuevo. “¿Tú... le pediste qué?”


“Que viviera conmigo. Y ahora te digo que si tomas decisiones
basadas en la venganza y la amargura, no estarás aquí para la
siguiente cosecha. Te necesito aquí, Jill. Eres valiosa, pero ese tipo
de motivación es peligrosa. Y la elegiré a ella antes que a ti”.

Se abraza a sí misma y llora. “Es que yo…yo no sé cómo, no sé cómo


dejarlo ir”.

“Entonces tómate un tiempo libre en las vacaciones para que lidies


con ello. No descansaste después de que Hunter muriera. Tómate
un tiempo”.

Traga saliva, con lágrimas en los ojos y, por una vez, pienso que ella
es así por el duelo. “Este lugar es todo lo que me queda de él,”
susurra.

“Pero, ¿no te recuerda tu pérdida cada día?”

“Necesito un cierre. Necesito que alguien pague por lo que le


sucedió”. Ella mira hacia otro lado y luego me mira. “No me dejó
nada. Creo que tal vez no me amaba como yo lo amaba a él”.

Y con eso me hace estallar. ¿Está llorando por perderlo o por haber
perdido su dinero?

“El dinero no es amor, Jill. Tómate libre todo diciembre, se mantiene


tu sueldo. Es la temporada lenta. Es una orden”. Alcanzo la puerta
y estoy a punto de abrirla cuando dice: “Brody está en el almuerzo”.

Me giro para mirarla. “¿Qué demonios, Jill? Te acabo de decir que


trató de empujar a Emma del borde del acantilado, ¿y no me dijiste
que estaba aquí?”

“Te lo estoy diciendo ahora”.

“¿Después de que Emma estuvo sola por cinco minutos, o más?”.

“Y él no iba a lanzarla. Me dijo que solo quería asustarla”.

“¿Lo sabías? Actuaste como si no supieras”.

“Lo sabía, pero oírte describirlo no fue como él me lo contó”.

Hago una mueca y salgo de la oficina con un objetivo: encontrar a


Emma.
CAPITULO VEINTE
Emma

La misma sala donde se llevó a cabo la degustación ahora está


llena de postres y un bar, pero el almuerzo en realidad se lleva a
cabo en el centro del castillo. Me deleito con un delicioso mini
croissant de chocolate y luego camino a través del arco gigante
hacia el evento principal, donde la gente charla en pequeños
grupos y los camareros caminan con bandejas llenas de comida
deliciosa. Hay mesas con más comida deliciosa. Otro bar Y más
gente.

Elevo mi mirada y escaneo los altos muros de piedra y los arcos de


arriba, con pinturas dentro de ellos, solo para encontrarme mirando
a la mujer vestida de rojo. Bueno, una pintura de la mujer de rojo. Es
fascinante, y me pregunto por qué no temo verla cuando estoy
aquí. Tal vez porque ella está en paz aquí, y a pesar de todas las
razones por las que yo no debería hacerlo, así me siento. Siento que
pertenezco aquí, o quizá sea porque pertenezco a Jax.

Camino a través de unas pequeñas mesas altas destinadas a servir


para estar de pie mientras comes un bocadillo, pero me detengo
en seco cuando veo a Kent Sawyer hablando con una mujer que
no conozco. Él es, como he señalado en el pasado, una persona
que se ve arreglada cuando lo ves en persona, va vestido con un
traje gris impecable. Es alto, delgado, su rostro es guapo pero está
un poco demacrado. Su grueso cabello del color de la sal y
pimienta refleja su edad, calculo que está en sus cincuenta.

Debe sentir que lo estoy mirando porque, abruptamente, levanta


su mirada y va directamente a la mía. No miro hacia otro lado.
Realmente creo que, en este momento, evitar su mirada no me
lleva a ninguna parte, solo a ser ignorada. Lo hice muchas veces
con mi padre. Y aquí estamos. Él me está mirando. Yo también. Está
esperando mi próximo movimiento. Decido que mi próximo
movimiento es dejar de estar en las sombras.
Audazmente, al menos para mí es audaz, cruzo la habitación y me
dirijo directamente hacia él. En el momento en que estoy frente a
él, le murmura a la mujer que está a nuestro lado. “Danos un
momento”.

La mujer nunca me mira. Solo se aleja, mientras yo simplemente le


ofrezco a Sawyer mi mano. “Lo siento por las cosas repugnantes que
te haya hecho mi padre”.

Sus ojos se entrecierran bruscamente, y toma mi mano pero no la


suelta. “¿Qué cosa repugnante crees que me hizo tu padre?”

“No lo sé, pero nos odias con tanta crueldad, que debe haber sido
bastante malo. Y ahora sé cosas que no sabía cuándo estaba vivo.
No era una persona amable”.

Aparece un camarero con una bandeja de cócteles de whisky. Me


suelta la mano y toma una. Yo hago que el camarero se vaya.
Ahora no es el momento de tener nublada la mente. Sawyer le da
un sorbo a su whisky, estudiándome. “¿Esperas que crea que tú no
sabías que tu padre era un imbécil?”

“No estoy orgullosa de ello, pero es verdad. Él era un imbécil


conmigo, pero estúpidamente creí que reservaba ese trato solo
para mí. Era bastante bueno haciéndome ver mis defectos para
que yo no viera los suyos. Pero yo no soy él”.

Él toma un sorbo de su whisky. “La familia North sí que sabe cómo


hacer un buen whisky”, comenta secamente. “Escuché que estás
saliendo con Jax North”.

“Así es. Espero que eso no perjudique a Jax con usted, Sr. Sawyer...”

“Kent. Llámame Kent”.

“Kent. No soy mi padre”, repito, “Y me gustaría pensar que mi


hermano tampoco. Quiero encontrar una manera de hacer las
paces con usted, pero supongo que eso significa que debería
hacerle una pregunta difícil. Mi hermano nunca ha hecho nada
para dañarlo, ¿verdad?”

“Tu hermano siempre ha sido una extensión de tu padre”.

“¿Me estás diciendo que es como mi padre?”


“¿No lo sabes?”

“No creo que lo sea, pero solo quiero que me digas que sientes lo
mismo. Necesito saber que sabes que soy sincera en mi disculpa.
Sería difícil que la aceptaras si sintieras que mi hermano es tu
enemigo”.

“Tu hermano aún no me ha hecho nada”. Sus ojos se entrecierran.


“No planeo darle oportunidad para que lo haga”.

El alivio me invade con fuerza y rapidez. Mi hermano no comparte


la reputación de mi padre. Gracias, Señor, y mi mente comienza a
funcionar. “¿Le parece que hagamos una tregua? ¿Le gustaría que
encontráramos una manera de ganar dinero juntos?”

“¿Cómo lograría que hoteles rivales ganen dinero juntos?”

“Con un programa de recompensas”.

“Ya tenemos uno y ustedes también”.

“Sí, pero siempre hay formas de mejorar todos los programas


existentes. Soy creativa. Haré una propuesta sobre cómo hacer que
un programa de recompensas funcione para los dos, más allá de lo
que hay actualmente para ambas marcas”. Levanto un dedo
cuando me llega una idea. “No estamos tan expandidos como
usted en Europa. ¿Y si nos asociamos con usted para enviarle
personas y a cambio obtenemos un pequeño porcentaje de sus
ventas?”

“Las personas irán con nosotros por sí mismas”.

“Hasta que abramos nuestra marca allí y compitamos. ¿Y si


simplemente no lo hacemos? ¿Qué le parece ser nuestro socio en
ubicaciones específicas?”

“¿Crees que tu hermano y tu gente van a estar de acuerdo con


eso?”

“Si haces lo mismo por nosotros en los lugares donde no estás


presente actualmente. No podemos evitar que el otro se expanda,
pero podríamos encontrar mercados objetivos que funcionen para
ambos”.
Lo piensa un momento. “Puede que salga algo bueno con esto”,
dice. “Estoy de acuerdo en que podría, y quiero decir, podría, ser
digno de conversarlo. Si tú estás involucrada”.

“Lo estaré”, le aseguro. “Propongo una tregua. Puede ser corta. Seis
meses en los que podemos ser amigos, que también son
competidores y ganan dinero juntos en lugar de ser enemigos que
intentan destruir al otro. Porque en la guerra, hay destrucción en
ambos lados. No quiero tener una guerra contigo”.

Él ríe. “Pero me acabas de decir que lucharás con fuerza si nos


vamos a la guerra”.

“¿Te gustaría asociarte conmigo si no estuviera dispuesta a


hacerlo?”

“Buen punto, querida. Buen punto”.

“¿Qué me perdí?”, dice Jax, poniéndose a mi lado y mirándome.

“Una tregua”.

Él arquea una ceja. “¿Una tregua?”

“Sí, North”, confirma Kent. “Tu mujer aquí presente se disculpó por
su imbécil padre y luego me convenció de que podría haber una
manera de sacar provecho juntos. Ella no se parece a nadie a
quien haya conocido antes”. Él baja su bebida. “Es un gran
partido”. Me mira. “Llámame la próxima semana”. Pone su atención
en mí. “Envíame un formulario de pedido. Tu whisky es demasiado
bueno para estar en su marca y no en la mía”.

Me giro y miro a Jax, cuyas manos se posan en mis brazos. “No


puedo creer que hayas hecho que eso sucediera”.

Estoy orgullosa de mi logro. “Yo tampoco. Le sugerí asociarnos en


lugares donde él tiene hoteles y nosotros no, y viceversa, y me
disculpé y...”

Jax me besa. “Lo hiciste bien, bebé. Muy bien”.

“¿Crees que es bueno que me beses en frente de tus clientes?”

“El whisky y los besos van de la mano”.


Me río y él toma un mechón de mi cabello que se pegó a mi labio
y lo coloca en su lugar. “Acabas de vender mi whisky en los hoteles
de Sawyer por mí. Te voy a dar una parte de las ganancias”.

“Eres demasiado generoso, Jax North, esa es una de las razones por
las que me gustas tanto”.

“¿Ya volvimos a eso? ¿Te gusto?”

“Es importante que te guste el hombre con el que estás. La gente


ama a las personas que no les gustan. Pero volviendo al whisky. No
quiero una comisión. Solo quiero que todo lo malo se vuelva bueno.
¿Podemos confiar en él?”

“Lo sabremos pronto, pero tenemos que hablar de todas las formas
en las que tu hermano podría hacer que todo retroceda y lo
haremos después de mi reunión, a la que ya tengo que irme, pero
tenemos un problema. Brody está por aquí. Me preocupa dejarte
aquí sola”.

“¿Quieres que viva aquí, pero me vas a esconder de tu hermano


por el resto de nuestras vidas?”

Sus ojos se vuelven cálidos. “¿El resto de nuestras vidas?”

Mis ojos se abren de par en par. “Oh. No lo estaba insinuando, solo


estaba...”

“A mí me gusta eso de por el resto de nuestras vidas”. Me acaricia


la mejilla. “No estés cerca de mi hermano. Si no puedes, sabes
dónde patearlo”.

Me río y lo veo alejarse, alto y confiado, con paso elegante pero


poderoso. Verdaderamente es el rey de este castillo. Y estamos
hablando de pasar el resto de nuestras vidas aquí juntos.
Definitivamente me siento más ligera desde el fallecimiento de mi
padre. Me giro y escaneo la comida, solo para encontrar a Brody,
parado en un arco, mirándome.
CAPITULO VEINTIÚNO
Jax

Emma hizo lo que estoy seguro que yo no lograría. Domesticó a la


bestia que es Kent Sawyer. Ese problema ya está resuelto. Ahora
depende de mí resolver otro. Y ese problema es su hermano.

Camino por el castillo, me detengo aquí y allá en el camino hacia


mi reunión, con al menos media docena de mis clientes.
Finalmente, me libero y me dirijo a la biblioteca donde encuentro a
Savage esperándome justo afuera de la puerta. “Grayson y Eric ya
están presentes y están disfrutando de su buen whisky”, dice. “Brody
también está en el castillo. Tenemos los ojos puestos en él y en
Emma, pero no sé cómo diablos se metió aquí. No aparece en las
cámaras y nadie lo vio entrar”.

“¿Por qué no le preguntas?”

“Lo haré”. Hace un gesto hacia la puerta. “Me necesitas aquí”.

“Necesito que protejas a Emma”.

“Mis hombres pueden proteger a Emma. Me necesitas para este


plan tuyo”.

“Y vas a ser parte de él, pero ahora, con Brody en el castillo, es a ti


a quien quiero protegiendo a Emma. A ti te conozco y confío en ti”.

“¿Tengo permiso para moler a golpes a tu hermano si es


necesario?”

“Solo asegúrate de que sea necesario”.

“Nunca doy golpizas al azar. Me aseguro de que sirvan para un


propósito”.

Ni siquiera parpadea con esa afirmación que ambos sabemos que


no es verdad, pero en este momento, funciona para mí. No es
tiempo para mierdas, hace su trabajo, y eso es exactamente lo que
necesito en este momento. Eso y que mi hermano no haga nada
para terminar con su trasero pateado por Savage.

Entro en la biblioteca y veo que Grayson y Eric están descansando


en un sofá con comida y bebidas en la mesa frente a ellos. Ambos
hombres se ponen de pie para saludarme. Grayson, alto con
cabello ondulado oscuro y Eric, igualmente alto con cabello
castaño ondulado. Ambos de unos treinta y tantos años.

Ambos llevan camisas y pantalones de vestir de la marca Bennett.


Grayson nació con dinero, pero es lo suficientemente inteligente
como para administrarlo y tener aún más dinero. Eric, y sus
habilidades son parte de cómo ambos ganan increíbles cantidades
de dinero.

Y lo hicieron todo éticamente. Grayson Bennett, como su padre


antes que él, podía ser multimillonario, pero seguía siendo un
hombre de valores. Es un hombre con el que quieres asociarte.

Unos minutos más tarde, ya estoy en una silla frente a ellos y


comenzamos la conversación. “Me agrada Chance Knight”, dice
Grayson. “Me parece que es un buen tipo, pero Eric también
comparte tus preocupaciones. No es difícil para mí sentirme
indeciso con él considerando quién era su padre. En otras palabras,
creo que puedes tener razón al desconfiar”.

“Tenemos un gran interés en hacer una fusión con la marca Knight”,


dice Eric. “A menudo cuando hay un cambio de liderazgo es
cuando se dan estas oportunidades, pero necesitamos estar
completamente seguros acerca de cómo lo haremos”.

“¿Entonces piensan en hacer una fusión, y no una sociedad?”


Pregunto.

“Se ha convertido en una fusión”, confirma Eric. “Comenzó con


conversaciones sobre una sociedad entre las compañías”.

“Honestamente”, agrega Grayson, “Estoy lo suficientemente


asustado como para salirme del trato, si este no fuera un buen
acuerdo para todos nosotros. Una fusión con Bennett que controla
el interés y nuestro nombre en los hoteles significa que podemos
dominar el mercado de una manera más amplia”.
“Está dispuesto a deshacerse del apellido Knight”, dice, eso me
suena una alarma en mi cabeza que me hace tratar de entender
su razonamiento. “Es inesperado. ¿Estás seguro de eso?”

“Me sorprende su decisión”, dice Eric. “Pero sí, en nuestras


conversaciones privadas, teníamos claro que esto era necesario
para que completáramos el acuerdo. Estuvo de acuerdo muy
rápido, quizá fue demasiado fácil. Lo que en retrospectiva, sumado
a sus preocupaciones, debe preocuparnos”.

“La única razón por la que tomaría esta decisión”, le digo, “En mi
humilde opinión, es si quisiera esconder algo con la fusión. Y
enterrarlo profundamente”.

“Pienso lo mismo”, dice Eric.

“¿Tienes alguna idea de qué pueda ser?” pregunta Grayson.

Asesinato, eso es lo que creo, y se lo he comentado a Eric, pero


¿realmente quiero hacer una declaración así, aquí y ahora, en
compañía de Grayson? La verdad es que, si lo hago, si digo lo que
pienso, Grayson no hará la fusión que Chance claramente quiere
completar. En otras palabras, puedo tomar esta oportunidad y
vengarme por la muerte de Hunter, pero ¿a qué costo en mi
relación con Emma?

***

Emma

Brody desaparece en el pasillo y no soy tan tonta como para


seguirlo. ¿Por qué lo haría? Ese hombre me odia. Casi me empujó
para que cayera a mi muerte. Pensar eso me anima a comer otro
pastelito mientras mi mente sigue yéndose a ese reloj de arena en
la oficina de Jax. ¿Por qué sigue viniendo a mi mente?

Mi teléfono suena y suena con varios mensajes de texto de mi


agente de bienes raíces y mi personal que buscan propiedades en
Alemania. Obviamente, ese país todavía está despierto y
funcionando, lo que confirma que necesito trabajar. Debería
haberle preguntado a Jax si podía usar su oficina. Estoy segura de
que no le importará si me dirijo en esa dirección, pero realmente
quiero estar aquí cuando termine su reunión. Lleno un plato con
algo de comida y camino hacia una mesa en la esquina que está
vacía y con taburetes alrededor, deseando tener mi MacBook
conmigo.

Llamo a una de las personas que me llamó desde Alemania y como


trozos de queso mientras suena la línea y cuando converso con
varias personas. Están entrando en pánico porque la apertura va
bien y, aunque normalmente estaría allí con ellos, compartiendo
ese miedo, no estoy en este momento. Hay más cosas en mi mente.
Hay monstruos más grandes que combatir que una apertura que
podría o no funcionar perfectamente. Y la idea de ir a Alemania
ahora es desalentadora. Necesito quedarme aquí. Necesito lidiar
con la guerra de los Knight y los North antes de que se convierta en
algo peor de lo que ya se ha convertido.

Necesitamos saber qué le pasó a Hunter y quién lo hizo. Mi mente


se va de nuevo al reloj de arena que vi en la oficina de Jax. Necesito
dejar de pensar en eso y averiguar por qué no lo puedo sacar de
mi cabeza. Llamo a Mindy William, trabaja en las oficinas
corporativas, solía ser la asistente de mi padre. “¿Qué puedo hacer
por ti, Emma?”

“Solíamos tener unos relojes de arena bastante bonitos en las


tiendas de nuestros hoteles, hace algunas décadas”.

”Ah, yo tengo uno. Tu madre me lo dio. Ella los diseñó. ¿Ya lo sabías,
no?”

“¿De verdad? No. No lo sabía”.

“Así es, pero en realidad no estaban en las tiendas. Eran regalos


para clientes especiales”.

“¿Mi madre trabajaba?”

“Sí. Por supuesto, no fue por mucho tiempo. A tu padre no le


gustaba que estuviera fuera de la casa pero ella se parecía mucho
a ti, querida. Encantadora y muy buena a la hora de hablar con los
clientes. Sabía cómo consentirlos. Esos relojes eran bastante caros
en ese entonces y aún siguen siéndolo. Hace un año hice que
valuaran el mío. Vale cinco mil dólares”.
“Por Dios. Es una locura. ¿Cinco mil dólares?”

“Lo sé. Es increíble. Eran regalos especiales. Tu madre ponía una


nota para cada persona en cada uno de los relojes en un
compartimento secreto. Aún la conservo. Le tengo mucho cariño a
la nota y al reloj de arena”.

“Ojalá yo tuviera uno”.

“Creo que tu madre aún tiene unos”.

“¿Has sabido algo de ella?”

“No, cariño. Se ha desaparecido desde que murió tu padre”.

Mi pecho se aprieta cuando la recuerdo llorando junto a su ataúd.


Hubo más emoción entre ellos en esa escena que la que alguna
vez vi entre ellos cuando mi padre aún vivía. “Sí”, le digo. “Así
parece”. Estoy por terminar la llamada cuando se me ocurre otra
pregunta. “¿En algún momento la familia North del whisky y mis
padres fueron cercanos?”

“No eran cercanos pero Marcus North y su esposa cenaron con tus
padres en varios viajes lujosos. En realidad, parecía que tu madre se
estaba volviendo cercana a su esposa. ¿Por qué la pregunta?”

¿Mi mamá se hizo amiga de la mamá de Jax? Y la mamá de Jax


estaba durmiendo con mi padre. Mi padre era un bastardo.

“Estoy saliendo con Jax North. Estábamos hablando de historias de


la familia. Creo que yo podría diseñar otro reloj de arena para las
vacaciones. Necesitamos mostrarle a nuestros clientes que la
persona a cargo es alguien diferente”.

“Es una idea grandiosa”.

Hablamos unos minutos más sobre los detalles, y de verdad me


gusta la idea. Cuando colgamos, siento algo extraño en mi
estómago. Hay una persona más con motivos para haber matado
a Hunter, una persona más que pudo haber querido proteger su
imperio, sus hijos y su orgullo: mi madre.
Me levanto y quito mi plato. Necesito ir a la oficina de Jax y ver ese
reloj de arena. Necesito saber qué dice la nota si es que esta sigue
allí.
CAPITULO VEINTIDÓS
Emma

Me alejo de la zona del almuerzo, paso por el arco para encontrar


a Savage vigilando la puerta. “¿Vas a algún lado, mi pequeña
lindura?”, Pregunta, sonando como el gran lobo feroz.

“A la oficina de Jax. ¿Es seguro? Porque, que Brody esté aquí me


pone nerviosa”.

“Smith y yo te protegemos”.

Miro a mí alrededor. “¿Dónde está Smith exactamente?”

“Viendo la grabación de anoche de las cámaras. Ese pequeño


imbécil de Brody estuvo aquí anoche, y no lo supimos hasta que
repetimos el video. Smith está tratando de descubrir cómo entró
aquí”.

“¿Brody estuvo aquí anoche?”

“Sí”.

“Él sabría cómo llegar al lado del castillo, usando el abrigo rojo, sin
ser visto”, le digo. “Y él podría haber dejado la nota”. Frunzo el ceño.
“No. Brody no me dejó nada. No acusaría a Jax de matar a Hunter,
y no querría que supiera sobre la prueba de ADN”.

“Eso pienso”, dice. “Pero no me gusta la idea de que él entre y salga


del castillo sin que yo lo sepa. Han amenazado mi vida si te pasa
algo”.

Yo arqueo una ceja. “¿Jax te amenazó?”

Señala sus ojos con sus dedos. “Estaba en sus ojos. Y él dijo que
confía en mí. Me tomo esa mierda en serio. No puedes morir con él
ni conmigo”.

“Bueno, ciertamente me alegra escuchar eso. ¿La oficina de Jax?”


Me da una mirada inexpresiva. “¿Qué necesitas hacer en la oficina
de Jax?”

Podría ponerme a la defensiva por esa pregunta, pero no lo hago.


Su curiosidad es extrañamente reconfortante. Nadie, Brody incluido,
vendrá a atacarme si estoy con esta gran bestia lista para pelear y
que hace preguntas. “Quizá he encontrado una pista en este
misterio que estamos tratando de averiguar en su estantería, que
solía ser la estantería de su padre”, explico. “Es un reloj de arena
que pensé que se vendía en nuestras tiendas de regalos hace
décadas. Resulta que es un regalo costoso que mi madre creó y
entregó a clientes especiales. Hay un compartimento secreto en la
parte inferior que contiene un mensaje personal. Necesito ver ese
mensaje”.

Savage frunce el ceño. “¿Crees que tu madre se lo dio al padre de


Jax? ¿Estaban haciendo algún tipo de intercambio de pareja?
¿Quizá eran swingers?”

“No, no”. Hago una mueca al escuchar esa horrible idea. “No es lo
que creía, en absoluto. Bueno, Dios, tal vez. Necesito borrar esas
imágenes en mi mente”.

Él se ríe. “No es gracioso”.

“Es un poco divertido”.

Hago una mueca. “Creo que soy más inocente que tú. Estaba
pensando que mi padre se los dio a ellos como pareja, pero que le
escribió una nota en la parte inferior”.

“Puede que seas más inocente que yo, pero esa es una idea de
mierda. Vamos a descubrir qué idea de la mierda es la verdadera.
Tu guardaespaldas aprueba el plan”. Hace un gesto hacia la
puerta. “Vamos”.

Mi guardaespaldas.

¿Cómo es que llegué a un lugar en el que comencé a necesitar un


guardaespaldas?

Yo no llegué a ese lugar, creo. El que mató a Hunter me trajo aquí.


“Vamos”, digo, más motivada que nunca para llegar a la oficina
de Jax.
Nos dirigimos a un pasillo privado, desaparecen los invitados, y
quedamos solo yo y este gigante y alegre hombre que me vigila. El
camino nos hace llegar a la parte más tranquila del castillo. “Juro
que necesito un trago”, murmuro, solo pensando en su comentario
de swingers. “Pero si así hubiera sido podría no haber sido lo
suficientemente inteligente como para aceptar una escolta. El
alcohol me hace eso. Me hace estúpida”.

“He hecho estupideces mientras bebo”, dice. “Estoy seguro de que


es difícil de creer”. Él guiña un ojo. “Pero ha pasado. Y para que
conste, te habría seguido si no hubieras aceptado la escolta, así
que aún estarías a salvo”.

Trago saliva. “Claro. Por supuesto que lo harías”.

“¿Eso no te agrada?”, Dice, mientras nos damos vuelta y


comenzamos a subir las escaleras que conducen a la oficina de
Jax.

“Oh, estoy muy contenta de que me cuides”, le digo. “Simplemente


no estoy contenta de que necesite que me cuides”. Aprieto mis
labios. “Jax me pidió que me mudara con él aquí. ¿Cómo vamos a
vivir juntos aquí si necesito un guardaespaldas todo el tiempo? Eso
no es vivir”.

“Nos aseguraremos de que lo único de lo que tenga que


preocuparse sea del fantasma del castillo”. Llegamos al nivel
superior donde se encuentra la oficina de Jax.

Me acerco a la puerta de Jax y enfrento a Savage. “Brody no va a


dejar de odiarme y el odio no es un delito”.

“Pero sostenerte sobre el maldito borde del acantilado sí lo es”,


dice. “Nos encargaremos de Brody”. Se mete la mano en el bolsillo
y saca un juego de llaves, liberando una de ellas, y me la ofrece.
“La oficina está cerrada”.

“Me acabo de dar cuenta de que estoy invadiendo la privacidad


de Jax".

“Es preferible a que lo veas rascándose el trasero o algo así. Él quiere


que esto termine. Cuanto más rápido, mejor. Así que date prisa.
Entra. Encuentra lo que vinimos a buscar”.
Asiento y abro la puerta, empujándola para entrar en la oficina. Una
vez dentro, camino rápidamente hacia la estantería, agarro el reloj
de arena y me siento en el sofá.

Al darle la vuelta, encuentro el pequeño compartimento, muy


parecido a la parte posterior de un marco de fotos. Giro la pequeña
palanca, dejo que se quede hacia el lado izquierdo, y
efectivamente, hay una pequeña tarjeta de notas dentro. Se lee:
Nunca lo sabrán, pero nosotros sí.

Y la letra no es de mi madre. Me estremezco al ver la letra de mi


padre. La misma letra que vi en su diario y en tantos documentos
de la compañía. Podría suponer que es una broma interna entre mi
padre y el padre de Jax, pero mi padre no le daría a un hombre un
regalo como este. No. Esto no fue un regalo para el padre de Jax.
Fue un regalo para su madre, de mi padre.

Nuestras familias están envueltas en un escándalo conectado, y


pienso a dónde nos ha llevado:

La madre de Jax está desaparecida.

Mi madre se esconde en Europa.

Hunter está muerto.

Ahora ya desapareció Echo.

“¿Y bien?”, pregunta Savage.

Abro mis ojos. “No necesitamos encontrar la prueba de ADN. Esta


es la versión de mi padre de una nota de amor a la madre de Jax.
Hunter era el hijo de mi padre. Mi medio hermano. Jax y yo
compartimos un medio hermano. Eso se siente muy raro”.

“Ustedes no son nada”, dice Savage, sentándose a mi lado para


tomar una foto de la nota. “¿Quieres hacer lo mismo?”

“Sí. Por favor. También debería haber tomado una foto de la


prueba de ADN”. Él sostiene el reloj de arena, y saco mi teléfono
que guardé en mi bolsillo y tomo una foto rápida. “¿Has tenido
suerte con la prueba de ADN?”, pregunto, regresando la nota
debajo de la placa de metal.
“Aún no”.

“Odio haberla tirado”, digo, me pongo de pie y caminando hacia


la estantería, devuelvo el reloj de arena a su ubicación original. Por
un momento, me pregunto quién lo colocó aquí la primera vez. ¿La
madre de Jax? ¿O fue su padre, quien no tenía idea de la nota
escondida en la parte inferior del hermoso diseño?

Dejo ese pensamiento de lado y me giro para encontrar a Savage


de pie en el lado opuesto de la mesa de café. “¿Ahora qué?”

“Necesito ver ahora a Jax”.

Hace un gesto hacia la puerta y, un minuto después, cerramos la


puerta y bajamos las escaleras. Estamos a medio camino cuando
las voces se elevan desde un pasillo a la derecha.

“Solo tienes que esperar, Brody”.

Es Jill, y Savage se lleva un dedo a los labios y luego me indica que


me mueva más abajo, fuera de la vista. Lo hago, y él me sigue, pero
nos mantenemos cerca para seguir escuchando.

“No voy a esperar”.

“Te metes en problemas cuando te adelantas con las cosas”.

“Jax ya debería haber aprendido”, dice.

“Tampoco me gusta que ella esté aquí, pero tal vez Jax tenga un
plan maestro. Tal vez la está usando”.

“¿Has visto cómo la mira? No la está usando”.

“Entonces quizás sea mejor que ambos demos un paso atrás y


reconsideremos las cosas”.

“¿Sabes qué?”, pregunta. “Ya terminé con esto”.

Savage presiona un dedo contra sus labios y me indica que baje las
escaleras. Oficialmente, mi corazón ya está en mi garganta, pero
de alguna manera, me las arreglo para bajar las escaleras sin
caerme. Bajamos otro piso cuando Savage me empuja hacia un
pasillo, donde nos pegamos contra la pared. Pasa un minuto
completo antes de que Brody se apresure a pasarnos. Jill lo va
siguiendo. “Detente y háblame”, susurra a sus espaldas, pero él no
se detiene.

Savage levanta un dedo para indicarme que espere. Esperamos lo


que se siente como cinco minutos completos antes de que
finalmente indica que es hora de irnos. Nuestra caminata es
silenciosa, y no es hasta que doblamos la esquina y entramos en un
pasillo que digo: “Todo eso fue sobre mí”.

“Fue sobre Hunter”, corrige y señala un arco. “Por ahí llegaremos


con Jax”.

Quiero pedirle que me explique qué quiere decir, pero me indica


que me dirija hacia un arco gigante. Con él a mi lado, entro en una
habitación con techos altos, así como en una acogedora sala de
estar con una chimenea de piedra blanca. Hay cuatro pilares
cubiertos de arte, pintados a mano a la perfección, que dividen la
habitación. Más allá de eso parece haber espacio abierto y luego
una puerta.

“Él está allí”, anuncia Savage, señalando a la pesada puerta de


madera que se encuentra a varios pies de espacio abierto más allá
de donde estamos parados. Indica un conjunto de sillas en un
cubículo, justo después de la puerta. “Puedes sentarte y esperar.
Estaré junto a la chimenea haciendo una llamada”. Se vuelve a
poner los dedos en sus ojos, después señala mis ojos, y agrega:
“Estoy aquí. Puedo verte. No intentes correr”.

“Definitivamente iba a correr”, le digo rotundamente.

“Lo sé. Lo vi en tus ojos”.

He llegado a aceptar que Savage tiene un sentido del humor seco


y peculiar con el que tienes que lidiar. Pero él es mucho más que
solo eso. La cicatriz en su mejilla me dice que ha visto problemas, y
están enterrados en algún lugar debajo del hombre que nos deja
ver. Y lo sé porque, después de mi violación, fingí estar bien cuando
no estaba bien. No hasta que llegó Jax. De alguna manera, él ha
logrado mejorarme. Él me despertó. O me ayudó a escalar una
pared que ya había empezado a escalar. La muerte y el diario de
mi padre me despertaron.

Tomo el asiento al lado de la puerta mientras Savage se apoya en


la chimenea distante y habla animadamente por su teléfono.
Decido que tenía razón. Me gustaría correr, en la playa durante
unas tres millas para aclarar mi cabeza. Repito el mensaje que
encontré de mi padre a la madre de Jax, y las emociones se
disparan en mi pecho. Me levanto, camino hacia un lado de la
puerta y empiezo a caminar. ¿Lo sabía mi madre?

Intento llamarla y recibo su mensaje de voz una vez más.

Me paseo por el lugar un poco más pero me detengo cuando se


abren las puertas de la biblioteca. No queriendo interrumpir ningún
negocio de última hora, retrocedo un poco, donde puedo ver la
puerta, pero estoy fuera de la vista. Un hombre con cabello oscuro
ondulado que reconozco como Grayson Bennett, uno de los
competidores más grandes de nuestra marca, sale de inmediato y
sigue caminando, saludando a Savage sin verme. Jax y otro
hombre con cabello castaño entran y salen por la puerta. Jax está
de espaldas a mí y puedo identificar al otro hombre como Eric
Mitchell, la mano derecha de Grayson. “Mis disculpas por la
abrupta partida de Grayson”, dice Eric. “Así pasa cuando hay que
encargarse de las crisis”.

“Dímelo a mí”, dice Jax. “No te preocupes”.

“Viendo el lado positivo”, dice Eric, “Esto me da la oportunidad de


tener una conversación rápida contigo antes de que yo también
me vaya. Estoy dispuesto a superar ciertos límites para llegar a los
resultados correctos, y puedo hacer que Grayson vea la lógica de
hacerlo”.

“¿A qué te refieres?”, pregunta Jax.

“Velo por los intereses de Grayson y no puedo permitir una fusión


con Knight sin conocer al verdadero Chance. Tu plan es mi plan.
Considera esto como mi forma de decirte que te apoyo”.

¿Fusión?

¿Mi hermano quiere hacer una fusión con Bennett Enterprises? No.
No lo entiendo. Claramente, no entiendo lo que está sucediendo.
Él no lo haría. Papá no lo permitiría y papá podrá estar muerto, pero
el que Chance haya intentado comprar el castillo demuestra que
aún sigue sus instrucciones.
“Cuanto antes, mejor”, dice Jax. “Todos necesitamos saber de qué
está hecho Chance Knight”.

“Nadie más que Emma Knight”, dice Eric. “Pero a pesar de tus
razones para hacerlo, que eventualmente ella entenderá, ¿estás
preparado para su reacción a este plan tuyo? Despojar a Chance
de su compañía es un gran paso”.

“Si él es el hombre que temo que sea, entonces la compañía estará


en mejores manos cuando todo termine”.

Palidezco. ¿Despojarlo de la compañía? ¿Habla en serio?


¿Realmente escuché lo que creo haber escuchado? La ira surge
dentro de mí, y doy un paso adelante. “¿En tus manos, Jax?” Le
grito. “Por favor, dime que te estoy malentendiendo porque de
verdad necesito saber que te estoy malentendiendo”.
CAPITULO VEINTITRÉS
Jax

Mi padre solía decir que la confianza se gana, y una vez que se


gana, es frágil, así que hay que tratarla con cuidado. A pesar de
mis buenas intenciones, hoy no traté con cuidado la confianza de
Emma y estoy desesperado por arreglarlo. “Emma…”

“Contéstame, Jax”, me ordena, señalándome. “¿Estás tratando de


quedarte a cargo de la compañía de mi familia?”

“Debería irme y dejar que ustedes dos hablen de esto”, dice Eric.

“Ah, no”, dice Emma, señalándolo ahora. “Te quedas. Quiero saber
cuál es tu papel en esto”.

“Háblame, Emma”, le suplico. “Esto no es lo que supones que es.


Créeme”.

“¿De verdad acabas de decirme eso?” Ella exige. “No respondas.


Me lo acabas de decir. Los dos, comiencen a hablar. Dos bocas son
mejores que una”, agita un dedo entre nosotros. “Ahora. Los dos,
hablen”.

Savage se pone frente a nosotros. “¿Ahora quién está luchando


contra quién?”

“Vete, Savage”, grita Emma y me mira. “Dile…”

“Savage”, le advierto.

“Está bien, está bien”, dice. “Voy a estar parado en esa pared de
allá”. Gracias a Dios, él es lo suficientemente inteligente como para
irse.

Emma dirige su atención a Eric. “¿Cuál es tu papel en esto?”

Intento salvar a Eric. “Su nombre es Eric…”


“Mitchell”, completa Emma. “Conozco a mi competencia. Es una
especie de genio sabio y la mano derecha de Grayson Bennett.
¿Cuál es tu papel en todo esto?”

“El que tú y Jax decidan que debería ser”, dice Eric. “Habla con Jax,
como me gustaría que mi esposa hiciera conmigo”.

“No soy su esposa”, grita como si fuera una idea espantosa, y eso
me golpea con fuerza.

“Y”, agrega, “Si lo fuera, y él me dejara fuera de esta conversación,


nos divorciaríamos”.

“Aún no eres su esposa”, dice Eric. “Escucha lo que tiene que decir”.
Me mira.

“Partimos hacia el aeropuerto en dos horas. Si puedes viajar para


terminar esta conversación, genial. Si no, llámame”. Él asiente con
la cabeza a Emma. “Espero conocerte mejor pronto”. Con eso, Eric
se aleja.

“¿Cuándo vas a tomar el control de nuestra compañía?” Emma le


exige a sus espaldas.

Eric no responde, pero yo sí. Cierro el espacio entre nosotros y la


agarro del brazo.

“Emma”.

Se da la vuelta para mirarme, pone una mano en mi pecho, sus ojos


verdes están encendidos con fuego. “Déjame”.

“Nunca. ¿No te has dado cuenta de eso? No te dejaré ir. No sin


pelear. Ven conmigo a un lugar privado”.

“Habla aquí. Habla ahora”.

No le doy tiempo para pelear conmigo. La giro y la presiono contra


la pared, mis piernas enjaulan sus piernas. “¿Confías en mí?”

Presiona sus palmas contra mi pecho, lista para empujarme, pero


mi único consuelo es que no lo hace. Aún no. “Pensé que lo hacía”,
declara.

“¿Confías en mí?”
“Pensé que lo hacía”.

“Maldita sea. No te traicioné, Emma. Te dije que había cosas de las


que teníamos que hablar”.

“¿Ah, enserio? Entonces, ¿me ibas a decir que estabas robando


nuestra empresa en algún tipo de adquisición hostil con uno de
nuestros mayores competidores?”

“Así no son las cosas”.

“¿Entonces cómo son?”

Me alejo de la pared. “Aquí no. No me gusta la forma en que este


castillo hace que pasen cosas inesperadas, como esa nota que te
dejaron”. Le ofrezco mi mano. “Ven conmigo a mi torre donde sé
que tendremos privacidad. Déjame explicarte”.

“¿Realmente crees que hay alguna versión de la historia que me


puedas contar con la que pueda vivir?”

“Sí. La verdad, Emma”.

Rechaza mis manos, cruza los brazos delante de ella. “Claro. La


verdad”.

“La verdad que tenía la intención de decirte esta noche”, digo,


colocando mis manos en mis caderas, “Antes de hacer algo
definitivo y después de conocer el plan completo. Ven a nuestra
torre. Podemos hablar libremente allí”.

“Tú torre”, me corrige.

“Todavía quiero que sea nuestra. Dame la oportunidad de hacer


que tú también lo quieras”.

“No quiero terminar desnuda y haber olvidado lo que acaba de


pasar”.

Levanto mis manos. “No te tocaré hasta que tú me toques a mí”.

“Si te toco”.

“No existe el ‘si’, Emma. Funcionamos juntos. Eso no ha cambiado”.


Ella exhala de manera temblorosa. “Iré contigo, pero no prometo
quedarme”.

El alivio me invade. Me va a escuchar, y la verdad es que la


capacidad de Emma de mantenerse racional bajo coacción es
una de las muchas cosas que amo de ella.

Claro, rompió la prueba de ADN y la llevó a que se perdiera en el


océano, pero eso fue algo de una sola vez. Es inteligente. Piensa.
Escucha. Es una lástima que esos rasgos, muy probablemente,
provengan de todos esos años de ser castigada por su padre. Es por
eso que estoy tratando de asegurarme de que su hermano no los
repita. “Puedo vivir con eso”, le digo, haciéndole un gesto para que
avance.

Emma da dos pasos y yo hago que Savage que está cerca, se


vaya. Él hace una mueca, pero yo dejo de prestarle atención, la
guío para que pase por el arco, luego por un pasillo solitario que
evita que pasemos junto a los invitados pero que nos lleva a mi torre.

Doblamos una esquina y, para mi enojo, Brody se interpone en


nuestro camino. Olvido mi promesa de no tocar a Emma hasta que
ella me toque y la acerco a mí, la abrazo.

Ella no se aleja. De hecho, ella se pega más a mí, y Dios, se siente


bien. No quiero perderla. No hice nada para lastimarla, solo quería
protegerla. Tengo que hacerle ver eso.

“Qué casualidad que nos veamos aquí, ¿verdad?”, pregunta


Brody, mirando a Emma. “Hola, Emma”.

“¿Qué necesitas, Brody?” Exijo firmemente.

“A ti. ¿Tienes un minuto, hermano mayor?” Pregunta.

“No”, le digo. “No tengo un minuto. Ahora no”. Lo empujo, hasta


que él se hace a un lado, y llevo a Emma conmigo, y caminamos
unos pasos más hacia las escaleras.

Una vez que estamos allí, me obligo a soltarla. “Sé que lo prometí,
pero Brody…”

“Está bien”, dice rápidamente, pero no me mira, no habla. Yo


tampoco hablo. La tensión entre nosotros crece y crece, es una
cuerda floja a punto de romperse, y cuando lo haga, nos vamos a
estrellar y arder, si no amortiguo nuestra caída. Pero lo haré. No voy
a dejar que nos estrellemos y ardamos.

Finalmente, llegamos a la entrada de la torre y finalmente estamos


a punto de estar solos.
CAPITULO VEINTICUATRO
Jax

Tan pronto como abro la puerta, Emma pasa por delante de mí y


llega al vestíbulo de arriba, lista para luchar. Cierro la puerta y le
pongo seguro, me volteo para encontrarla a punto de atacar.

“¿Qué fue eso?” Exige saber.

Camino hasta acortar la distancia que nos separa a la mitad,


esperando que ella retroceda. Su barbilla se alza con desafío. No
se echa para atrás. Se queda para firmemente en su lugar. Eso me
indica que está lista para escuchar lo que tengo para decirle.

“Pregúntame quién creo yo que haría un mejor trabajo en Knight


que Chance”.

“Tú dijiste...”

“Que estaría en mejores manos. Tus manos, Emma”.

“Jax, yo no quiero lo que es de mi hermano. ¿Por qué crees que lo


haría?”

“Solo si él falla la prueba”.

“¿Qué prueba? ¿Qué prueba, Jax?”

No le respondo, todavía no es tiempo. No hasta que vea


completamente que Chance la mantiene en la oscuridad.

“Se va a fusionar con Bennett, o eso es lo que está intentando


hacer, y también va a renunciar al apellido Knight. Yo creo que va
a dejar la compañía por completo”.

“Te escuché hablando de eso con Eric. No puede ser cierto”.

“Lo es, bebé. Soy parte de un consorcio financiero que Grayson y


Eric dirigen. Tu hermano solicitó unirse, para diversificar su cartera
personal, pero como algo extra, sugirió asociarse con Bennett y eso
se convirtió en una fusión”.

“No lo entiendo. ¿Por qué lo haría?”

“No sé. Pero quiere escapar de la atención y del control”.

“¿Crees que se quiere esconder detrás de la compañía de


Bennett?”

“Sí”.

“¿Piensas que mi padre le dejó más de lo que negoció?” Pregunta


ella.

“Eso es exactamente lo que pienso, y siendo honesto, Emma,


cuando fui con Eric por primera vez nosotros no éramos pareja. Fui
con la intención de destruir a tu hermano. Quería convencer a
Bennet de retirarse y después yo tomaría las riendas de manera
hostil. Quería vengarme. Me quería vengar con tantas ganas que lo
habría puesto en contacto con York si en ese entonces hubiera
sabido que York existía, y lo hubiera arruinado. Y entonces
apareciste tú”.

“No juegues conmigo”, advierte. “Escuché que dijiste que ibas a


hacer que se encontrara con alguien”.

“Su plan es venir por mí. Sabes que debo estar preparado. Ya
hablamos de esto”.

“Eso no justifica el quedarte con nuestra compañía. Eso es


protegerte a ti mismo”.

“Escúchame”. Doy un paso hacia adelante e intento agarrarla,


pero en el último momento me doy cuenta de que romperé mi
promesa y entonces bajo mi mano. “Hablé con Grayson y con Eric
para ver una manera de protegerte. Si resulta que Chance está
metido en cosas turbias o si viene a atacarme, ese plan asegura
que tu compañía esté segura pero él esté fuera. Y tú estarás dentro.
La fusión puede funcionar para ti. No tienes que manejar a toda la
compañía, pero serás una pieza clave. Y Grayson aceptó a que la
compañía quede intacta. Las propiedades se marcarían como
Knight-Bennett. Si se llegara a eso”.
“¿Y qué sacas tú de esto?”

“Del acuerdo de los hoteles, nada. No tendría intereses ni control”.

“¿Qué sacas tú de esto?” Repite.

“Proteger lo que queda de mi familia y asegurar lo que te


pertenece. Eso es todo”. Extiendo mis manos. “Eso es todo, Emma”.

“¿Qué tipo de reunión? Te escuché hablar de hacer que se viera


con alguien. Y no digas que estás pensando en York. No lo vas a
poner en contacto con York”.

“Yo no te haría eso”.

“Tú dijiste...”

“Admití abiertamente que tenía una necesidad de vengarme


enorme antes de conocerte. La única razón por la cual no te dije
esto antes es porque primero quería mostrarte los hechos. Y sabía
que te enojarías cuando te enterarás de la fusión. No quería que
fueras a reclamarle a tu hermano”.

“¿No hasta que lo pudieras engañar?”

“Por todos los cielos, Emma”. Me froto la mandíbula. “¿En esas


estamos? No creí que fuera así”.

“Yo tampoco”.

“Estaba pensando en las amenazas que hizo Randall. Mi hermano


está muerto y sí, he considerado a tu hermano como un
sospechoso. No quiero que tú también termines muerta. Necesito
un maldito trago, pero no tanto como necesito esto”. Me acerco a
ella, la pego a mi cuerpo, pongo una mano entre sus omoplatos y
la otra en la parte de atrás de su cabeza. “Sé que prometí no
tocarte, pero solo soy un bastardo, ¿verdad? ¿Por qué mantendría
una promesa?”

Pongo mi boca sobre la suya, caliente e intensa, y la beso. Es un


beso profundo y exigente. La beso como si no fuera a besarla de
nuevo, porque quizá sea así. Primero se resiste, pero después
también me comienza a besar.
Un beso con enojo. Pruebo su ira. Pruebo la mía. Los dos estamos
enojados conmigo. ¿Y qué es lo que hago yo? La toco. La beso.
Cuando dije que no lo haría. Aparto mi boca de la suya. “Creo que
acabo de demostrar que tenías razón”. La suelto y me giro.

Ella me agarra del brazo. “¿Exactamente qué punto acabas de


probar?”

“Que no puedes confiar en mí para cumplir mi palabra. Y que la


idea de no volver a tocarte es insostenible”.

“Estoy confundida”, susurra.

Mi mirada baja a sus labios hinchados, quiero que estén sobre los
míos de nuevo. Levanto mi mirada. “Puedo ver por qué”.

“¿Sabes lo que me hará sentir menos confundida?”

“No. ¿Qué?”

“Que me beses de nuevo”.

“¿Y cuándo termine de besarte?”

“¿Tienes que hacerlo?”

No necesito que me diga dos veces. La beso. Y esta vez, no planeo


parar.
CAPITULO VEINTICINCO
Jax
Estoy caliente, duro y necesito por esta mujer en formas que nunca
he necesitado a nadie en mi vida. Cada vez que creo que se ha
llevado todo lo que tengo para dar, ella toma más. Pero yo
también. Lo quiero todo con Emma. Quiero todo de ella y nada
menos. Y así, mis besos, mi toque, mi aliento, aquí y ahora, todo es
exigencia. Yo exijo. Ella exige. La toco. Sus manos están sobre mí.
Somos salvajes. Nos estamos quemando vivos. La giro, y de alguna
manera, ella se estrella contra la pared. “Oh, diablos. Lo siento,
cariño”.

Ella se ríe, esa dulce risa sexy de ella. “Me gustas salvaje”.
Me río, y maldición, se siente bien. En este momento somos nosotros
de nuevo. ¿Durará? Joder, espero que lo haga. La beso de nuevo
y estallamos en un frenesí de tocar y tirar de la ropa hasta que
ambos estamos desnudos. Me siento en la silla del rincón,
arrastrándola sobre mí. Sus brazos se envuelven alrededor de mi
cuello, su dulce aroma floral se burla de mis fosas nasales,
aferrándose a mi piel.

Le acaricio la columna, la acerco. “No te dejaré ir”, le digo. “Eso no


va a pasar”.

“Recuérdalo”, susurra. “Pase lo que pase. Recuérdalo”. Ella se lanza


sobre mi boca, y yo enredo mis dedos en su cabello, inclinando mi
boca sobre la de ella.
Me doy cuenta de que acaba de decir esas palabras como si
impidieran una guerra sangrienta, y tal vez lo harán. Tal vez ya lo
hayan hecho, pero en este momento, somos ella y yo, y el resto del
mundo no existe. Nuestros labios chocan, y cuando la beso, esta
vez es con hambre de algo que no tiene nombre y que solo ella
puede nombrar. Venganza, satisfacción, pena, dolor, felicidad.
Todas esas cosas me llevan a Emma. Ella necesita salvar a su
hermano. Yo no salvé al mío. Mi necesidad por ella es la única salida
de lo que sé que es culpa. No salvé a mi hermano. Joder, no lo
salvé.
Quito mi boca de la suya, su sabor, tan dulce, tan malditamente
adictivo, persiste en mis labios. “Emma”, susurro, sin decir cosas
sobre su hermano. Sé que no quiere escucharlas, pero necesito
decirlas.
“Ahora no”, susurra. “Solo tenemos que ser nosotros”. Sus labios se
presionan contra los míos.

Su lengua va más allá de mis dientes, y cuando toca la mía, con


una caricia ligera, juro que la siento en el latido de mi polla y el latir
de mi corazón. Cierro mi mano alrededor de su cabello donde
descansa sobre su cuello, besándola, y admito que una parte de
mí está enojada con ella, no solo conmigo. ¿Por qué hizo que me
importara tanto? ¿Por qué ella complica mi venganza? Otra parte
de mí agradece a Dios que lo hizo. Estoy pensando demasiado y
ahuyento a la realidad, saboreando su sabor dulce con mi lengua,
el peso de sus senos en mis manos. Los sonidos, esos sonidos sexy
que hace, irradiando a lo largo de mis terminaciones nerviosas.

Me sumerjo en el aquí y ahora, y apenas recuerdo haberla


levantado y presionado dentro de ella.
Se desliza en mi polla, de forma deliciosa y lenta, un gemido suave
escapa de sus labios ahora magullados, y ese sonido, ese sonido, es
puro sexo y fuego. Empujo dentro de ella, la pego a mi cuerpo, mi
mano está encima de su pecho mientras lo hago, mis dedos
pellizcan su pezón.
Ella jadea y cubre mi mano con la de ella. “Oh, Dios”, susurra.

Efectivamente, Oh, Dios.

Sí.

Joder, sí.

Me meto dentro de ella de nuevo, y ella se agarra de mis hombros,


su cuerpo sexy como el infierno se balancea contra el mío, el sonido
de nuestro placer y respiración resuenan en el pasillo del castillo. Ella
quería que esto fuera sobre nosotros, solo nosotros, y eso es lo que
obtiene. Nosotros. Yo. Ella. Nosotros. Sucios. Necesitados.
Hambrientos el uno por el otro.
Perdidos.

Encontrados.

Así me siento cuando estoy con ella, y cuando ella jadea y su sexo
se aprieta en mi polla, sus dedos se retuercen en mi cabello, tengo
el menor control que he tenido en toda mi vida. Levanto mis
caderas, metiéndome en ella, atrayéndola contra mí. Eso es todo
lo que ella necesita; siento los espasmos de su cuerpo a mi
alrededor, ordeñan mi polla y me arrastran hacia el orgasmo junto
con ella. Me estremezco, mi cuerpo casi temblando. La sostengo
contra mí, el tiempo se desvanece, y no importa cuánto intente
aferrarme al momento, al escape, la realidad vuelve. Vuelvo a ser
consciente de la habitación, la realidad me pega como una ráfaga
de aire frío. La guerra vuelve. Todas las palabras no dichas regresan.
Palabras que necesitan ser pronunciadas.

Me levanto y llevo a Emma conmigo, bajamos las escaleras. Una


vez que estamos en el primer piso, corto a la izquierda y camino al
baño de visitas. Enciendo la luz, pongo a Emma en el mostrador y le
doy una toalla. Tomo una más grande para mí y la envuelvo
alrededor de mi cintura.
“Voy por nuestra ropa”, le digo, pero cuando trato de alejarme, ella
me agarra del brazo.

“Lo siento. Confié en mi padre. Confié en York. Confié en mi


hermano. Todos me traicionaron. Dejé que eso influyera en cómo
te respondí. No lo volveré a hacer”.

Me vuelvo completamente hacia ella otra vez y le coloco el pelo


detrás de la oreja. “Esa es exactamente la razón por la que
reaccionaste como lo hiciste. Y esa es una vida de
acondicionamiento que no solo dejas ir. No hagas una promesa
que no puedas cumplir. Seguramente tendrás problemas de
confianza nuevamente y lo solucionaremos cuando suceda. ¿Te
parece?”

“Voy a tratar de no dejar que vuelva a suceder, pero sí. ¿Y Jax?”


Ella arrastra los dedos sobre mi línea de la mandíbula, su caricia
ligera me deshace como nadie más puede deshacerme. “Significa
mucho para mí”, agrega.
Le acaricio la mejilla. “No voy a hacerte una promesa que tampoco
pueda cumplir. Es por eso que nunca prometo que no volveré a
tocarte. Porque los dos sabemos que lo haré.”
Ella sonríe, su mano posándose en mi pecho. “Me alegra que no
puedas cumplir esa promesa”.

Tomo su mano y la beso. “Voy por nuestra ropa. Tenemos mucho


de qué hablar”. Intento irme, y ella me agarra del brazo otra vez.
“Desearía poder olvidarlo todo. No quiero que nuestras familias
estén en guerra”.

“Entonces, tenemos que terminar la guerra. Y de eso es de lo que


tenemos que hablar
CAPITULO VEINTISÉIS
Jax
Quince minutos después de nuestra sesión de reconciliación
desnudos, Emma y yo nos sentamos en la isla de la cocina al lado
del otro, con tazas de café recién llenas y humeantes a nuestro
lado. Deslizo mi mano sobre la superficie de madera de la isla, con
ollas y sartenes colgando de ganchos unidos a la campana
decorativa sobre nosotros. “Ese es uno de los únicos recuerdos que
tengo de mi madre, aparte del vestido rojo. Ella siempre estaba en
la cocina, horneando galletas y tomando café”.

Emma le da un trago a su café, sus ojos verdes llenos de confusión.


“Eso es raro considerando que ella se fue. ¿Era una buena madre?”
Mis labios forman una línea recta. “No lo sé. Los niños tienden a
glorificar a sus padres”.

“Me identifico con ese comentario”, dice ella. “Bastante. En cuanto


a tu madre, no es de extrañar que tu padre construyera la casa de
la playa. Quería alejarte de los recuerdos dolorosos”.

“Lo hizo”, le digo, tomando un trago y volviendo a colocar mi taza


en la madera. “De algún modo, desearía que no lo hubiera hecho”.
“¿Por qué?” Pregunta ella. “La casa de la playa es increíble, y se
convirtió en el hogar de tu familia”.

“Así es, pero creo que vivir allí, en lugar de aquí, hizo que nosotros
como niños nos escondiéramos de la pérdida de nuestra madre en
lugar de enfrentarlo, lo que te enseña a esconderte de las cosas. Si
alguna vez tengo hijos, no quiero que aprendan a esconderse”.

“¿Quieres tener hijos?”

“En este momento, no sé si podría vivir temiendo por su seguridad.


¿Y tú?”
“No lo sé. Honestamente, nunca lo he pensado mucho”.
“Estabas comprometida con York. Seguramente hablaron de tener
hijos”.
“No”, dice ella, pasando el dedo por el borde de su taza. “Nunca
hablamos de eso. Éramos muy jóvenes cuando nos
comprometimos. Y luego, se convirtió en una persona diferente
después de haber heredado”.

“Al igual que Hunter después de la muerte de mi padre”. Inhalo y


dejo salir el aire por mis labios, pensando en esos cambios, en qué
tan apartados estábamos cuando murió. “No quiero esconderme
de la muerte de Hunter, Emma. Le debo a él hacer esto bien. Y de
cualquier forma, no podemos escondernos. Si lo intentamos, volverá
para perseguirnos más tarde”.

“No te pido que lo hagas, Jax. No quiero que hagas eso”.

“¿Incluso si eso nos lleva a Chance?”

“Ya te dije. Si Chance mató a Hunter, él no es el hombre que pensé


que era. En realidad, él ya no es el hombre que pensé que era. No
sé si él mató a Hunter, pero creo que lo está encubriendo. Creo que
sabe quién fue”.

“¿Qué te hace creer eso?”

“Estaba considerando eso mientras preparábamos el café. Quiere


tener el diario de mi padre de cualquier manera. ¿Qué pasa si él
piensa que hay algo allí que expone al asesino de Hunter?” Ella se
lleva una mano a la cara y luego la deja caer. “¿Y si es mi madre,
Jax?”

“¿Tu madre?” Le pregunto, y la mirada seria en su rostro me dice


que de verdad lo ha pensado. “¿Quieres decir porque ella no
quería que el hijo bastardo gobernara el reino?”

“Sí. Exactamente. Tal vez ella podía vivir con el asunto de la


infidelidad, pero no pudo vivir con lo que mi padre planeó para el
futuro de Hunter. Actualmente se está escondiendo en Europa”.

“Está de duelo en Europa”, corrijo.


“Sí. Tal vez. No lo sé”. Ella toma un sorbo de su café. “Y, en lo que
podría parecer un cambio de tema, pero no lo es, hice que Savage
me llevara a tu oficina”.
“Puedes usar mi oficina cuando quieras, pero también deberíamos
arreglar tu propia oficina”.
“Me encantaría estar aquí y tener una oficina aquí, pero no fui allí
para trabajar. Ese reloj de arena que encontramos en la estantería,
¿lo recuerdas?”

“Sí, seguro. Dijiste que se vendían en las tiendas de regalos de tus


hoteles”.
“Estaba equivocada sobre eso. Llamé a la antigua asistente de mi
madre, sí, ella trabajó para el negocio por un tiempo, fue muy corto,
pero lo hizo. De todos modos, resulta que esos relojes de arena
fueron diseñados y ordenados por mi madre. Eran regalos de alta
gama que ella le dio a los clientes importantes”.

“Mi padre era vendedor, no un cliente que pagara. ¿Por qué se lo


daría a mi padre?”

“Bueno, según la ex asistente de mi madre, todos eran cercanos.


Fueron a cenas y a viajes juntos y mi mamá y tú mamá eran amigas.
Aparte de eso, la idea de que mi madre se lo diera a tu padre
nunca se me pasó por la cabeza. La idea de que mi padre se lo
regalara a tu padre tampoco se me pasó por la cabeza. No es su
forma de ser”.

Traga saliva y enmienda su declaración. “No era su forma de ser.


No hacía regalos. Por supuesto, Savage siendo Savage, escuchó
esta información y preguntó si eran swingers, lo que nunca se me
pasó por la cabeza”.

“Por supuesto que lo hizo. Solo Savage podría juntar un reloj de


arena con una historia incierta, y convertirlo en algo de swingers”.

“Exacto, sin embargo, es horrible pensarlo, ¿verdad?”

“Ah, sí. Puedo ser un adulto, pero pensar en nuestros padres, no solo
siendo swingers sino haciéndolo juntos, es algo que hace que me
den ganas de beber”.
Ella ríe. “Definitivamente. Eso le dije. Gracias, Savage, por las
imágenes que fabricó mi mente y que no necesitaba”.

“Además de ser swingers, ¿crees que tu padre se lo dio a mi madre?


Podía acceder a los relojes de arena, y mi madre pudo haberlo
dejado. Aunque tengo que decir que mi padre se deshizo de todo
lo que le recordaba a ella”.

“Sé que dije que mi padre no daba regalos, lo cual es cierto e


importante, considerando lo que voy a decir a continuación. A
pesar de eso, creo que mi padre, de hecho, le dio ese reloj de arena
a tu padre bajo la apariencia de un regalo que no era realmente
un regalo. Era su manera de burlarse de tu padre, con un mensaje
de ‘jódete, estoy follando a tu esposa y no puedes detenerme’. Y
lo digo literalmente. Descubrí que cada reloj de arena tiene un lugar
para una nota secreta en la parte inferior”.
“Había una nota”, le digo rotundamente, sin estar seguro de querer
saber qué demonios dice.

“Sí. Con la letra de mi padre”. Saca su teléfono y me lo muestra.

“Nunca lo sabrán, pero nosotros sí,” digo, leyendo el mensaje en voz


alta. “Ese bastardo”.

“Lo era, y usó ese reloj de arena que mi madre creó para entregar
ese mensaje. En realidad, también fue un insulto para ella. Jax,
Hunter...”
“Dilo”, la insto a hacerlo. “Dilo porque no puedo decirlo yo mismo”.

“Hunter era el hijo de mi padre. No tengo duda”.

Y ahí está. La verdad que me golpea en el estómago. Recuerdo ese


día que su padre estaba en la oficina de Hunter y sé lo que mis
sueños han estado tratando de decirme. Se parecían. E incluso
sabiendo que esto iba a suceder, sabiendo en el fondo, desde el
momento en que me contó sobre la prueba de ADN, que todo era
cierto, me cuesta demasiado aceptarlo. Pero no tengo elección.
“Sí,” digo con firmeza. “Creo que lo era”.

“Es raro para nosotros, ¿verdad?”


“No estamos relacionados, bebé. Y esa es la menor de nuestras
preocupaciones. Alguien quiere que sepamos lo que no sabemos,
como lo demuestra la nota que dejaron con la prueba de ADN
anoche. Y alguien piensa que sabemos lo que no sabemos”.

“Mi hermano y Randall”.

“Exactamente. Mientras existan esas incógnitas, los problemas


están a la vuelta de la esquina”.

“Tenemos que descubrir la verdad y enfrentarla. Entiendo que lo


estamos intentando, pero no estamos llegando a ninguna parte. Mi
madre no me devuelve las llamadas. Me está preocupando.
Necesito ver a Chance”.

“¿Y decirle, qué?”

“Él sabe qué le pasó a Hunter. Haré que me lo diga”.

“¿Y si no lo hace?”

“Entonces tu trampa debe obligarlo a que nos diga. Y antes de que


lo olvide. Cuando salíamos de tu oficina, Brody y Jill estaban
discutiendo en una oficina privada. Él le estaba diciendo que tenía
que hacer algo conmigo. Lo creas o no, ella le dijo que esperara;
porque todavía había esperanza de que me estuvieras usando”.

“¿Parecía algo de parejas? Porque si recuerdas, solían salir juntos


antes de que ella y Hunter lo hicieran”.

“Recuerdo ese extraño hecho, pero Brody se veía demasiado


errático. Parecía más como una hermana mayor calmándolo, pero
podría haberlo interpretado mal. Probablemente Savage haya visto
más cosas que yo”.

Miro mi reloj. “Maldita sea. Tengo una reunión a la que tengo que ir,
y ni siquiera hemos hablado sobre el plan para tratar con tu
hermano. Vamos a llevar a Grayson y Eric al aeropuerto. Así
podremos hablar todos juntos”.

Su columna vertebral se pone rígida. “Oh, no. Me incomoda


hablarles sobre mi hermano antes de que nosotros hablemos.
Preferiría que no lo hiciéramos”.
No la presiono. Tiene razón. Necesitamos hablar de esto, solo ella y
yo. “Me parece bien. Regresaré en un rato, entonces. ¿Quieres que
te acompañe a la casa?”

“No quiero que la Seguridad Walker tenga que vigilarme y ver que
el castillo esté seguro. Me quedaré aquí si me pueden traer mi
MacBook. Y si es seguro. ¿El sistema de seguridad está en orden?”

Agarro mi teléfono. “Le estoy enviando un mensaje a Savage”.


Tecleo el mensaje. “Si Chance ataca a mi familia y este negocio es
esta familia...”

“Lucharás”, ella responde. “Lo sé, pero preferiría que volviéramos a


San Francisco y simplemente lo enfrentáramos, para evitar que
haga algo estúpido. Pero tal vez solo tengo que ir yo. No puedes
dejar la cosecha”.

“Ni en sueños. No dejaré que arriesgues tu vida”.

“Él es mi hermano”.

Lo dice como si eso le sirviera de armadura para protegerla; no es


así. “Hunter también era su hermano”, le recuerdo, “Y ambos
tenemos razones para creer que él lo sabía. Sin mencionar que York
está enojado como el infierno y anda suelto”.
Mi teléfono emite un pitido con una respuesta de Savage. Lo leo y
la miro. “Savage dice que todo está bien. Te traerá tu MacBook. Y
el castillo está seguro. Su equipo configuró su propia fuente de
energía para seguridad, sea lo que sea lo que eso signifique”.

Me levanto del taburete y me acerco a ella, deslizando mi mano


debajo de su cabello para ponerla en su cuello. “Nos iremos
mañana”.

“No, Jax. Tu cosecha. No puedes irte”.

“Ya he hecho suficiente aquí. Y tienes razón, tenemos que


enfrentarnos a Chance. Necesito estar listo para que eso resulte
contraproducente, pero debemos terminar con eso. Nos iremos
mañana”. Beso su sien. “Te veré aquí en unas tres horas. Si quieres
volver a la casa, solo díselo a Savage. Tienes su número, ¿verdad?”
“Sí lo tengo. El de él y el de Smith”.

“Bueno. Bien. Mejor me voy ya”.

La beso de nuevo, y esta vez, mis labios se quedan junto a los de


ella por más tiempo. No me gusta dejarte sola”.

“No puedes vivir aquí conmigo si tienes miedo de dejarme sola. Y


como le dije a Savage, a Brody no le voy a agradar de repente”.
“Tienes razón”, concluyo. “Necesitamos tener una casa que esté
lejos de aquí”.

“Me encantan tanto el castillo como la casa de la playa, y aún no


he conocido a la mujer de rojo. Yo voto porque nos quedemos
aquí”.

“Si eso significa que te mudarás conmigo, hablaremos esta noche”.

“Acerca de muchas cosas”, dice ella, “Pero, ahora mismo, vete.


Trabaja tu magia North en tus clientes. Ve. Termina con eso. Adiós”.
“Por ahora”, digo, y no tengo idea de por qué agrego esas
palabras. Solo sé que es difícil dejarla atrás. Tal vez sea por toda esta
charla de la muerte de Hunter, pero no puedo evitar la sensación
de que dejarla atrás es un error.
CAPITULO VEINTISIETE

Jax

Las ráfagas de viento pasan a través del aeródromo privado, lo que


obliga al jet privado de Grayson Bennett a permanecer en la pista.
Si bien es un inconveniente para él, me da la oportunidad de
reunirme con él y con Eric en el avión de lujo para hablar sobre el
imperio Knight. Eric va directo al quid de la cuestión. “Estás
enamorado de ella,” dice, bebiendo Whiskey North de un fino vaso
de cristal, frente a mí en una cabina. “Tiene sentido ya que viste por
su interés.”

No pregunto quién es “ella”. El hombre fue testigo de la fuerza de


voluntad que es Emma Knight. Ambos sabemos de quién está
hablando. Grayson, que se sienta entre nosotros, arquea una ceja,
esperando mi respuesta. Y se la doy. “Sí,” le digo, no hay dudas en
mí y con buenas razones. Ella llegó a mi vida. Me poseyó fácilmente.
Y nunca hubo ninguna posibilidad de que yo me rehusara. “No era
exactamente mi plan teniendo en cuenta quién es ella,” agrego,
“pero no me importa. De hecho, estoy enterado de lo que
significa…”

“Tus planes han cambiado,” dice Grayson, tintineando el hielo en


su vaso. “La calidad de tu whiskey no lo ha hecho. Tu padre estaría
complacido. Es muy bueno. Era un buen hombre, un hombre
honorable. Ese es el tipo de hombre con el que me gusta hacer
negocios. Creo que eres uno de esos hombres.”

“Te aseguro que sí, aunque admitiré que tengo hambre de


venganza contra la familia Knight, y pecados que creo que
cometieron contra mi hermano. Pero Emma me trajo de vuelta a ser
yo mismo.”
“Me alegra escucharlo,” dice. “Esa es una caminata que debemos
hacer, pero que todos hemos tenido que resistir en algún momento
de la vida.”

“Hablamos de conocer de qué está hecho en realidad Chance


Knight,” interviene Eric. “Eso estuvo en la mesa cuando hablamos
de nuestra posible asociación comercial.”

Sé de qué está hecho, pero no lo digo. Le prometí a Emma una


oportunidad justa para Chance. Le dije, en pocas palabras, que
quería que Chance me demostrara que estaba equivocado. Le
debo a ella darle esa oportunidad.

“Tengo el perfecto negocio turbio en el que no vamos a participar


para que nos funcione con él,” continúa Eric. “Se lo podemos
ofrecer a Chance. Si lo acepta, es como su padre.”

“Y su padre no era tu padre,” dice Grayson. “Ese hombre era


brutalmente insensible.”

Pienso en esa nota que le escribió a mi madre y dejó en el fondo


del reloj de arena, sin mencionar la forma en la que le quitó a Emma
la fortuna de la familia. No tengo que haber conocido bien al
hombre para saber que es verdad. “Emma no se parece en nada
a su padre,” les digo. “Todos necesitamos saber en qué lado de la
línea se encuentra Chance, el suyo o el de su padre.”

“Estoy de acuerdo,” dice Eric.

“Y si demuestra que está sucio,” agrega Grayson, “forzaremos la


fusión con Emma como prometimos en el castillo antes de que yo
tuviera que interrumpirnos.”

De hecho, había sido una reunión corta, el tiempo suficiente para


que declarara cuán importante es para mí velar por el bien de
Emma. Se los hice entender, obviamente, pero ahora tengo la
aprobación de Emma. “Emma negoció una posible tregua y
asociación con la marca Sawyer. Una fusión lo haría innecesario,
pero mi punto en esto es que ella hizo lo que su hermano y yo no
pudimos. Encontró un camino hacia la paz.”
“Hacer asociaciones y no guerras,” dice Grayson. “Es lo que quiero.
Ese es el tipo de personas que quiero que esté con nosotros. Y no es
una tarea fácil lo que ella logró. No tratándose de ese hombre.”

“Lo que me lleva a traer de nuevo el tema de las guerras,” le digo.


“Las que quieres evitar y las que quizás yo no pueda evitar. Debes
saber que, a través de su mano derecha, Randall, Chance
amenaza con venir a por mí si Emma no regresa a San Francisco en
los próximos días. Antes de preguntar cómo planea venir a por mí,
tendría que ser con mentiras. El único material que existe es el boxeo
sucio en el ring de boxeo, solía pelear, pero eso fue hace mucho
tiempo.”

“¿Tienes un plan para protegerte?” Pregunta Eric.

“Ninguno que no dañe a Emma, y eso no es aceptable. Estoy


abierto a sugerencias.”

“No te ensucies solo porque él se ensucie,” sugiere Grayson. “Él


quiere ser parte del consorcio. Le haré saber que su membresía va
a ser votada y la decisión debe ser unánime. Eso significa que
necesita tu voto. Le haré saber que estás dispuesto a dárselo. Estás
invitado oficialmente a unirte a nosotros, por cierto, y supongo que
sé cuál será tu voto,” agrega. “He revisado tu carrera. Eres un
inversor inteligente, más allá del whiseky. Entiendes que diversidad
es igual a éxito y seguridad.”

Me termino el contenido de mi vaso, pensando en mi madre quién


me enseñó a nunca contar con que las cosas duraran para
siempre. Una filosofía que siempre funcionó en mis estrategias de
inversión. “Me siento honrado de unirme al consorcio. En cuanto a
que el plan funcione con Chance, eso podría tener el efecto
opuesto a lo planificado. Podría motivarlo a atacarme antes de que
yo pueda hacerlo.”

“¿No le importa una mierda su hermana?” Pregunta Eric.

“No que yo haya visto hasta ahora,” digo. “Tal vez ella también
tiene un padre diferente porque realmente no encaja en absoluto
con esa familia.”

“¿También?” Pregunta Eric.


“Hunter no era el hijo de mi padre. Era el hijo de su padre.”

Soltar esa bomba me deja con dos bocas abiertas y un vaso que
vuelve a estar lleno. “Santo infierno.” dice Eric.

“Santo infierno de verdad,” dice Grayson.

Eric baja su whisky. “Y pensé que mi familia era una telenovela.”

Y yo pensé que mi familia era perfecta, creo, incluso después de


que mi madre se fuera, hasta que descubrí que no era así.
Obviamente, no le estaba poniendo mucha atención a la verdad.
No estaba lo suficientemente presente dentro de mi propia vida y
mi familia. Es un error que no planeo cometer con Emma. Hoy la
dejé atrás cuando sentí que no debería haberla dejado atrás. “Si
me disculpan, caballeros, tengo una hermosa mujer esperándome
en el castillo. Necesito estar allí ahora.”
***

Unos minutos más tarde, me encuentro en la parte trasera de un


SUV conducido por la compañía Walker cuando llamo a Emma, y
su celular va directamente al buzón de voz. Lo intento de nuevo. Y
otra vez. Me llega un mal presentimiento y llamo a Savage. “Ve a
ver a Emma.”

“Tenemos las cámaras...”

“No, Savage,” le espeto. “Físicamente. Ve a verla ahora y llámame.


Ahora.” No discute esta vez. Él cuelga. Llamo a Emma otra vez.
Buzón de voz de nuevo. Le envío un mensaje de texto: Llámame.
Estoy preocupado. Necesito que me llames, bebé.”

Sin respuesta.

Espero cinco minutos y envío otro mensaje, de igual forma, no hay


respuesta. Luego llamo a Savage y termino en su buzón de voz.
“Llama a Savage,” le digo al conductor, un tipo llamado Nathan,
que trabaja para Savage.

Lo llama. Y también termina en el buzón de voz, dándome una


sacudida sombría de su cabeza, después de algunos intentos más.
Los siguientes quince minutos, en la parte trasera de ese SUV,
demuestran ser el viaje más brutal de mi vida. Para cuando estoy
en el castillo, me estoy deshaciendo, cuando encuentro la puerta
de mi casa abierta. Entro en el vestíbulo junto al ascensor y empiezo
a gritar. “¡Emma! ¡Emma!”

Savage me está esperando en lo alto de las escaleras. “Se ha ido.


Su bolso. Su maleta. No están.”

Un millón de cuchillos me apuñalan en el corazón. “No. No, ella no


se iría. ¿Y cómo demonios no sabrías que se fue?”

“Estamos tratando de resolver eso.”

Doy un paso en su dirección, listo para golpearlo, pero me detengo.


“Trata
con más fuerzas,” digo, aún con la intención de atacarlo, pero él
retrocede y me da espacio para pasar. Camino por la cocina,
donde permanece la taza de café de Emma, su taza recién llena.
Estaba tomando café a punto de ir a ver películas de Hallmark. No
fue como si se levantara y se fuera.

Levantando la taza, la sostengo como ella la sostenía, repitiendo


nuestra conversación anterior esta misma noche. “No te dejaré ir,”
le dije. “Eso no va a pasar.”

“Recuérdalo,” había susurrado. “Pase lo que pase. Recuérdalo.”

No estoy seguro si estaba tratando de decirme que estaba siendo


chantajeada o si solo se refería a la guerra que nuestras dos familias
estaban sufriendo, pero no importa. Le dije que no la dejaría ir y no
voy a hacerlo. Entro en la habitación, empaco una maleta
rápidamente y regreso a la cocina.

Allí me encuentro a Savage de nuevo. “¿A dónde vamos?”


Pregunta.

“No vamos a ningún lado. Me voy a San Francisco. Quédate aquí.


Averigua cómo se fue y por qué tú no la viste.” Lo rodeo y me dirijo
a la puerta. Apenas salgo cuando Savage está a mi lado. “Mis
hombres pueden resolver el rompecabezas aquí. Voy contigo.”
No lo contradigo. Porque si algo le sucede a Emma, alguien tendrá
que evitar que cometa un asesinato.
CAPITULO VEINTIOCHO

Jax

“Gracias, Grayson,” le digo, mientras Savage y yo nos abrochamos


el cinturón dentro de su jet privado que afortunadamente me había
reservado. Una decisión que había tomado después de que le
dijera a él y a Eric la versión resumida de lo que estoy enfrentando.
“No iba a salir de aquí por horas sin tu ayuda.”

“Quizá ni así puedas,” dice, desde su asiento frente a mí en el área


lounge.

“El piloto acaba de volver a llamar. Gracias a los fuertes vientos y


tormentas, pasarán horas antes de que podamos salir de aquí.”

Maldigo por lo bajo y me inclino hacia adelante, presionando los


codos sobre las rodillas y pasándome los dedos por el cabello.

“Ella no puede irse si nosotros tampoco podemos irnos,” me dice


Eric, reclamando el asiento al lado de Grayson y frente a Savage.

“A menos que vaya en auto,” nos recuerda Savage. “Pero sigo


pensando que ella está en el castillo.”

“No está en el maldito castillo, Savage,” le espeto de una manera


que normalmente no lo haría. “Porque,” agrego, “si pensara que
ella estaba en el maldito castillo, no estaría en este avión. ¿Tu gente
ya encontró a Brody?”

Aprieta sus labios. “Tampoco podemos encontrar a Brody.”

“Por supuesto que no puedes. Lo perdiste, pero no antes de


perderla. La perdiste después de que te dije que confiaba en ti. Y
no confío fácilmente.” Me desabrocho el cinturón y me levanto,
caminando por el pasillo hasta la parte trasera del avión, donde me
paro en el área de la pequeña galera y presiono mis manos contra
la pared, mi barbilla contra mi pecho. La perdí. Me fui cuando mis
entrañas me dijeron que no me fuera.

Escucho el hielo chocar contra un vaso y Eric lo mete en el espacio


que hay entre la pared y yo. “Bebe. Ya lo haces. Úsalo para un
propósito terapéutico.”

“Gracias, tío,” le digo, alejándome de la pared y aceptando el


vaso.

Hace un gesto hacia la sala de estar detrás de él. Asiento y nos


sentamos, cara a cara. Me tomo la mitad del whiskey. “Uno
pensaría que yo tendría que ser un gran bebedor,” le digo,
terminándome el whiskey. No lo soy. Mi padre solía decir: cuando te
excedes, rindes menos. Dios, a veces lo extraño.”

“Como yo a mi madre,” dice Eric. “Pero tú ya lo sabes. Hemos


hablado de esto. Perdí a mi madre cuando era adolescente a
causa del cáncer.”

“Y yo perdí a la mía porque ella era una perra. La madre y el padre


de Emma eran amigos de mi madre y mi padre. No puedo imaginar
cómo se sentía mi padre con eso.”

Mi padre y su padre habrían sido buenos amigos. Menos mal que


nunca se conocieron. Hubiera sido como si Napoleón y Hitler fueran
mejores amigos.” Él cambia el tema de conversación. “Mira, tío. Lo
entiendo. Perdí a mi mamá. Soy el bastardo de un multimillonario
que me odia tanto como lo hace mi hermano. Dejé atrás toda la
mierda de las compañías estadounidenses y me convertí en un
Navy SEAL para tener una familia, solo para ver morir a mis amigos.
Y luego salí y conocí a mi esposa, y no quería quererla. No quería
amarla porque temía perderla, y casi lo hice. Pero vale la pena
cada momento que permanezco despierto y temo perderla, y eso
es mucho más a menudo de lo que ella sabe. Traeremos a Emma
de vuelta. Pondré todos mis recursos para ayudar. Grayson
también.

Presiono el vaso contra mi frente. “No sé qué haré si no la encuentro,


cómo seguiré respirando.”

“No tendrás que averiguarlo.”


Savage se sienta a mi lado. “El ascensor nunca estuvo
descompuesto. Estaba siendo controlado por un panel subterráneo
en un túnel secreto. ¿Sabías que existía?”

“No, no lo sabía.”

“Creemos que es así cómo Brody ha estado evitando nuestra


vigilancia.” Su expresión se endurece. “Dejé que esto sucediera.
Haré cualquier cosa para recuperarla.”

Cierro los ojos, y asiento. “Lo sé.” Lo miro, encuentro su mirada,


necesito que vea que de verdad creo lo que le voy a decir a
continuación. “Tú no lo hiciste. Estuvo mal de mi parte el culparte
así. Solo la necesito de vuelta.”

Me da una mirada inexpresiva de diez segundos. “Hay más, tío.”

El miedo me consume. “¿Qué?”

“Encontramos estas cosas en el túnel justo al lado del elevador.” Me


da su teléfono y veo una foto de una máscara de Michael Myers y
una jeringa. Me paso la mano por el pelo. “Santo cielo.”

Savage se lo muestra a Eric. “Santo cielo,” murmura. “¿Analizaron la


jeringa?”

“Había un sedante de acción rápida,” dice Savage.


“Probablemente no tiene idea de dónde está ahora.”

Siento como si una mano atravesara mi pecho y sacara mi corazón.


“No sé si necesito irme o quedarme.”

"Creo que está bastante claro que ella está con Brody,” dice
Savage. “Y no hay forma de que salga volando de la ciudad, no
con este viento. Quédate aquí. Al menos hasta la mañana.”

Miro mi reloj. “Son las seis en punto,” le digo, sin ningún motivo,
aparte de que sé que una noche sin Emma será una tortura
absoluta. “Llamaré a Brody.” Marco su número y él responde.

“¿Finalmente hiciste tiempo para mí?”

Echo un vistazo a Eric y luego a Savage. “¿Dónde estás?”


“En el Cigar bar en Pier 79 con Terri Martin de los Cruceros Buckeye.
Se está hospedando en un hotel aquí abajo. ¿Quieres unirte a
nosotros?”

“Nos vemos en la casa de la playa en media hora.”

“Eso sería grosero y…”

“Escúchame, Brody,” le grito, “iré allí y te arrastraré fuera de ese bar


y te golpearé el trasero si no te veo en media hora.” Cuelgo el
teléfono. “Dice que está en el Cigar bar en el muelle 79.”

Savage saca su teléfono y hace una llamada, manda a los hombres


en esa dirección. Una vez que la orden está dada, se enfoca en mí.
“Sabes que vas a tener que sacarlo de ese bar y golpearle el
trasero. Saltémonos la casa de la playa.”

“Estoy de acuerdo,” le digo.

“Haremos que el avión espere aquí,” dice Grayson, sentándose


junto a Eric. “De todos modos no vamos a poder hacer nuestra
reunión y esto es más importante.”

“Te debo tanto.” le digo.

“No me debes nada.” dice Grayson.

“Solo encuéntrala.” agrega Eric.

Savage se pone de pie y yo lo sigo. Un par de minutos más tarde,


estamos en la parte trasera de un SUV conducido por uno de sus
hombres, el viento sopla a nuestro alrededor. “No sé si debería
sentirme aliviado o asustado,” le digo, una vez que estamos en el
camino. “Si mi hermano no la tiene…”

“No significa nada,” dice Savage. “Pudo haber contratado a


alguien para que la secuestrara, igual que su hermano o Randall
pudieron haberlo hecho también. Y teniendo en cuenta que
tenemos los ojos puestos en Randall y Chance, y actualmente están
en una cena en San Francisco, esa es la dirección en la que creo
que debemos ir. Y tomando en cuenta cualquier forma en que
Emma pudiera salir de la ciudad, hemos checado aerolíneas,
autobuses, trenes, oficinas de alquiler de autos. Nada útil ha
aparecido hasta ahora.”
Miro a Savage. “Necesito el número de Chance.” Le digo.

“Te lo envío por mensaje de texto,” dice, ya tecleándolo en su


teléfono.

Suena mi teléfono y presiono mi dedo contra el número, llamo a


Chance. Él responde al primer timbre. “Chance Knight.”

“¿Dónde está ella?”

Él se ríe. “¿Emma? Tomaré eso como noticia de que finalmente te


dejó.”

“Una persona con una máscara le disparó con sedantes, y juro por
Dios que si descubro que fuiste tú...”

“Santo infierno, no fui yo. ¿Has llamado a la policía?”

“Voy a enviar a alguien de Walker Security para que hable contigo.


Y con el imbécil de Randall también.¨ La amenazo. ¨¿Lo sabes,
verdad?”

“Eso escuché. Él está aquí conmigo. Hablaré con él, pero él no...”

“No me digas que no lo haría.” Mi voz es fría, dura, esa necesidad


de venganza se dispara en mi sangre una vez más. “Porque
realmente podría meter esas palabras en tu garganta en este
momento y disfrutarlo.”

“Ella es mi hermana, North. Y puede que no lo creas, pero la amo


muchísimo. Envía a tus hombres, ahora. Estoy en…”

“Sé dónde estás.”

Termino la llamada y miro a Savage. “Ya sabes qué hacer.”

“¿Golpearle el culo o hablar con él?”

“No puedo tomar esa decisión en este momento porque en mi


estado mental actual no será la correcta.” Me recuesto en mi
asiento y espero que Brody tenga a Emma y que esté sana y salva.
CAPITULO VEINTINUEVE

Jax

En la media hora que nos lleva llegar al bar, Brody aparentemente,


según el cantinero, ha engullido media botella de whisky, y ahora
apenas puede ponerse de pie. Me vuelvo loco, cuando yo nunca
me vuelvo loco. Lo levanto de la mesa en la que está apoyando la
cabeza y lo empujo contra la pared. “¿Dónde está Emma?”

“¿No puedes seguirle el ritmo a tu mujer? ¨ Arrastra las palabras. “Yo


tampoco puedo. Jill todavía me odia. Me dijo que nunca fui tan
bueno como Hunter.” Entonces comienza a llorar.

“Jesús,” murmuro, agarrando su rostro. Está perdiendo la cabeza,


pero yo también. “¿Dónde está Emma?”

Él comienza a mecerse. Lo suelto, y él se dobla por la cintura y cae


de rodillas. Le echo un vistazo al cantinero, saco un fajo de billetes
de mi bolsillo y hago que lo vea. “Por los problemas que te causó y
por su cuenta.”

“Conocí a tu padre,” dice. “Sé que has pasado por mucho. No te


preocupes por nada de aquí.”

Asiento con la cabeza y me vuelvo para mirar a Savage. “No creo


que podamos confiar en nada de lo que él diga hasta que esté
sobrio.”.

“Podemos ponerlo sobrio con un poco de adrenalina.”

“Pero con precaución.”

“¿Por qué siento que no vas a estar aquí?”


“No estaremos aquí. Haz que tu equipo lo haga.” Pienso en la
promesa que le hice a Emma de no dejarla ir. Pienso en el
presentimiento que ignoré cuando la dejé.

Necesito escuchar el que tengo ahora. “Vamos a San Francisco.”


Llamo a Eric.

“¿Qué pasó?” Responde.

“¿Todavía tienes en espera al avión?” Le pregunto.

“Puedes apostarlo.”

“Voy de regreso. Ahora.”

“Todavía no nos dan permiso para despegar. Puede que sean unas
pocas horas.”

“Por supuesto, así será,” murmuro.

Ambos colgamos la llamada y Smith entra en el bar con dos


hombres adicionales, claramente listos para encargarse de Brody.
Me arrodillo frente a mi hermano que ahora está sentado contra la
pared, con la cara inclinada hacia abajo. “Hermano,” le digo.

Él levanta la cabeza, un lento levantamiento que acentúa con un


gemido. “Soy tu hermano,” dice. “No lo olvides.”

Ninguna palabra de esa oración me sienta bien. “Pero eso no te


protegerá si descubro que lastimaste a Emma.¨

“Yo... no lo hice. No lastimé a Emma. Im…bécil.” Él baja la cabeza.

Me siento allí por un minuto, impresionado por su comportamiento


errático. Nadie que no lo conociera pensaría que él es el cerebro
detrás de una cadena de su propia marca de whiskey y cigarros.
Nadie sabría lo brillante que es. Y sí es brillante. Perder a Hunter le
hizo daño a su cabeza, más allá de lo razonable y esperado. Espero
que no haya perdido completamente la cordura y lastimado a
Emma. Porque si lo hizo, lo mataré. Si no lo hizo, entonces necesito
controlarlo y hacer que me ayude.

Me pongo de pie e inclino la barbilla hacia Smith, antes de que


Savage y yo nos dirijamos a la puerta. Salimos a los fuertes vientos
que nos obligan a refugiarnos en el vehículo. Una vez que estamos
dentro y vamos en camino, el SUV tiembla con el impacto de más
viento.

Le dije a Emma que no la dejaría ir, pero parece que el universo


tiene sus propias ideas y está conspirando en mi contra.
CAPITULO TREINTA

Jax

Dos horas después, gracias al viento, seguimos en la pista cuando


los hombres de Savage informan sobre su reunión con Randall y
Chance en las que no tuvieron resultados. Chance y Randall, como
era de esperar, dijeron preocuparse por Emma y no admitieron
nada.

“¿Y York?” Le pregunto a Savage. “¿Hay alguna manera de


que…?”

“Lo estamos vigilando, pero nadie que no conociera el castillo pudo


habernos atravesado.”

“¿Sabes cuántos empleados tenemos y hemos tenido a lo largo de


los años?” Pregunto. “A uno de ellos se le pudo haber pagado para
ayudar.”

“Nuestro equipo está revisando todos los ángulos, hombre,” me


asegura. Te diré lo que descubran.” Se pone de pie y se aleja. Lucho
contra el impulso de golpear la pared, pero este no es mi avión, y
este no soy yo. No golpeo paredes. Siempre tengo el control.
Necesito tener el control. Los actos aleatorios de emociones
exageradas no me ayudan a mí ni a Emma. Me obligo a respirar
profundamente y calmar mis malditos nervios.

En algún momento, me quedo dormido en el avión. Lo sé solo


porque me despierto cuando la luz del sol se asoma por la ventana
y Savage me empuja para despertarme. “Tenemos permiso para
despegar.”

Miro mi reloj. ¿Seis de la maldita mañana? ¿De verdad?”

“Teníamos el permiso desde hace dos horas. ¨ En ese momento, se


encendió la luz del motor. ¨Y no, no podías hacer nada al respecto.”
Froto mi barba de tres días ahora presente en mi mandíbula. “Estoy
muy contento de haber dormido mientras estaban con eso.”

“Encontramos drogas en el auto de tu hermano y un médico vino a


verlo. Está bien, pero había consumido lo suficiente para que fuera
peligroso.”

“Drogas,” murmuro. “Eso explica muchísimo.”

“Las drogas cambian a las personas,” dice. “tu hermano necesita


rehabilitación. En el camino de vuelta casa, en un breve momento
de lucidez, divagó sobre Jill nuevamente y se desmayó.”

“¿Ya hablaron con Jill?”

“Sí. Ella dijo que no sabía nada, eso es una mierda. Por lo menos,
ella sabe cuánto quería Brody que Emma se fuera. Lo cual sé
porque Emma y yo los escuchamos hablando de eso. Te diré
cuando me den más información.” Se levanta. “Te dejaré
descansar. Si tenemos internet en el aire, como se supone que
debería ser, voy a estar en línea para que obtengas tus
actualizaciones. Te despertaré si me informan de algo nuevo.”

Asiento y él se aleja.

El motor ruge cobrando vida, y rápidamente llamo de nuevo al


teléfono de Emma, solo para recibir su contestador. Al siguiente que
llamo es a su hermano. También me manda a su contestador, lo
que me molesta. No me importa qué hora sea, si está durmiendo
como un bebé mientras su hermana está desaparecida, solo vive
para gastar aire.

Me recuesto en mi asiento y le escribo un mensaje de texto a Emma:


Ni siquiera sé si verás esto, pero me estoy muriendo sin ti. Te extraño.
Estoy preocupado. Te amo, Emma. Ni siquiera lo dudo. Presiono
enviar pero no apago mi teléfono. Me aferro a él, esperando una
respuesta que no llega. El avión despega y mi conexión se pierde,
pero me niego a creer que Emma también.

La voy a encontrar.

Y luego voy a cumplir la promesa que le hice. No voy a dejar que


se vaya.
CAPÍTULO TREINTA Y UNO

Emma

Parpadeo y veo el radiante amanecer a través de la ventana y mi


estómago está revuelto. Oh, Dios. Voy a vomitar. Me siento, un
breve momento de alivio al descubrir que estoy en casa, en mi
apartamento, en mi propio dormitorio. Las máscaras. El avión. Eso
debe haber sido una pesadilla. Lanzo lejos las cobijas, y estoy
desnuda. No recuerdo haberme desvestido. “¡Jax!” Grito. “¡Jax!”

Ahí es cuando me doy cuenta de que Jax y yo no estábamos en mi


departamento. Estábamos en Maine, en su castillo. Mi estómago se
revuelve de nuevo, y me apresuro al baño, caigo de rodillas y me
arrastro hacia el inodoro. Es desgarrador, violento, y no puedo
detenerme. Vomito de nuevo, agarrándome del asiento como
aferrándome a mi vida. Necesito mi teléfono. Necesito a mi
hombre. Necesito a Jax. Finalmente, el dolor se calma y me encorvo
en el suelo, incapaz de moverme. Ayúdame, Dios. Estoy desnuda, y
estoy en San Francisco. No recuerdo cómo llegué aquí.

Aprieto mis ojos, y simplemente me quedo aquí acostada. No. No.


Creo que me dormí, porque me empiezo a sentir enferma como un
perro de nuevo. Me arrastro hacia el inodoro y vomito otra vez,
regresando al suelo después de que he terminado de caer en la
miseria y dormir una vez más. La siguiente vez que me despierto,
estoy de espalda mirando hacia el techo. La habitación está
oscura, pero me doy cuenta que entra luz desde el dormitorio. Así
que, estoy en la oscuridad del baño y parece que estoy temblando.
Tengo frío. Tengo mucho frío. Me pongo de lado y me siento sobre
mis rodillas, probando qué tan estable está mi estómago, y a pesar
de estar un poco mareada, parece que ya no voy a vomitar más.

Con un poco de esfuerzo, me levanto y agarro una bata que está


detrás de la puerta, colocándola a mi alrededor, y luego agarro el
borde del mostrador del lavatorio para mirarme en el espejo. Mi
cabello está por todos lados. Mi maquillaje está por todos lados,
luzco como si estuviera usando un disfraz de zombi en Halloween.
Frunzo el ceño. Disfraz. Máscara. Ahora lo recuerdo. Revivo ese
momento, de vuelta en el castillo, cuando empezó todo esto:

Me coloco frente del elevador y un hombre está de pie dentro con


su espalda hacia mí.
Él se voltea, y mi corazón se sacude por la vista de una máscara de
Michael Myers cubriendo su rostro. Como si estuviera reviviendo una
estúpida película de Halloween, me volteo y me caigo. Luego, él
está encima de mí, y una aguja es presionada en mi brazo.

Regreso al presente con una profunda inhalación de aire y luego


me fuerzo a exhalar, mi estado de desnudez me deshace. Mis
manos se mueven por mi piel desnuda, buscando moretones o
dolores. No encuentro nada excepto que estoy desnuda. Si no
fuera por eso, pensaría que Randall o mi hermano tramaron todo
esto. Pero la máscara y mi falta de ropa, junto con que yo terminara
en mi cama… Esas cosas me parecen como si hubiera sido York el
que me hizo esto. Como si me hubieran violado, y empiezo a
temblar. Necesito mi teléfono. No. Necesito asegurarme de que
estoy sola. ¿Por qué no he siquiera considerado que podría no
estarlo? Alejo cualquier pensamiento de violación. Me niego a ser
débil. Me niego a dejar que York me haga eso.

Me alejo del mostrador y me dirijo hacia mi mesa de noche donde


mantengo un arma que compré después de la ola de crímenes del
año pasado, y gracias a Dios está donde la dejé. La agarro, su peso
me recuerda a las clases que tomé, un poco de alivio que no quiero
necesitar. Dando silenciosos y cuidadosos pasos, me dirijo hacia el
salón, donde no encuentro a ninguna otra persona. Reviso el resto
del apartamento y luego voy a la puerta principal para encontrar
la cerradura rota. Ni siquiera sé qué pensar de todo esto. ¿Alguien
se metió para meterme en mi propio apartamento? Agarro una silla
de la cocina y la pongo debajo de la perilla, y empiezo a buscar mi
teléfono. Encuentro mi maleta y mi bolso, pero mi teléfono no
aparece. Al igual que mi MacBook. Alguien no quería que usaran
esas cosas para rastrear mi ubicación.

Necesito llamar a Jax.


También me siento asqueada.

Alguien me desvistió.

Alguien tocó mi cuerpo.

De repente, necesito una ducha.

Apresurándome al baño, abro la llave del agua, me pongo debajo


y no me puedo lavar lo suficiente porque me esfuerzo para hacerlo
rápido. Treinta minutos después, estoy en jeans, una camiseta y
botas. Hasta me seco y me aliso el cabello oscuro para que se
sintiera como seda sobre mis hombros. Voy tan lejos como para
maquillarme cuando debería estar corriendo hacia la puerta.
Mientras tanto, recuerdo la máscara, el elevador, el avión, la
segunda máscara. Es como si el proceso de vestirme es la manera
de mi mente para encontrar orden en el caos, establecer mi mente
antes de volverme loca.

Finalmente, agarro mi bolso y lo deslizo sobre mi hombro. Todavía


no puedo superar el hecho de que quien me hizo esto, me trajo de
vuelta a mi apartamento y hasta trajo mi maleta. Es como si
estuviera en otra zona dimensional. Una cosa en la que estoy
confiando, es que York no hizo esto. York no traería mi maleta y no
solo se iría. Él se quedaría para molestarme. Mi hermano me quería
de vuelta aquí. Mi hermano hizo esto. Randall probablemente hizo
esto por mi hermano, y luego ese pervertido me desvistió. Miro el
reloj. Son las nueve de la mañana, pero no sé qué día de la semana
es. ¿Cuánto tiempo he estado drogada? Creo que es domingo.
Solo que no puedo estar segura.

Me apresuro hacia la puerta principal, agarro una chaqueta ligera


del colgante para abrigos, y me la pongo antes de quitar la silla de
debajo de la perilla y salir de mi apartamento. No pierdo tiempo en
intentar cerrar con llave una puerta rota. Me dirijo abajo hacia el
lobby donde hay personas con trajes y vestidos caminando por
todos lados. En el escritorio de seguridad, me encuentro con el
guarda de cincuenta y algo de años llamado Jimmie quien ha
estado aquí durante años.

“¿Qué día de la semana es?”


Él frunce el ceño y me mira confundido. “¿Qué?”

“Solo responde, Jimmie”, presiono.

“Lunes”.

“Cierto. Así es. Tiene sentido que sea lunes. Eso significa que solo he
estado aquí durante la noche. Necesito usar un teléfono”.

“Ah. Sí. Claro”. Él me entrega su celular. No es lo que esperaba,


pero, está bien. “Te pagaré quinientos dólares si puedo usarlo
durante el día. El mío está roto, y tengo una emergencia”.

“Tómalo, Emma. No necesitas pagarme”.

No discuto. “Gracias, Jimmie. Te pagaré los quinientos dólares. Y mi


cerradura de la puerta principal está rota. ¿Puedes reemplazarla?”

“Por supuesto. Inmediatamente”.

“Gracias de nuevo”, le digo, alejándome de él.

Salgo del edificio y llamo a Jax. Él no responde, lo que me obliga a


dejar un mensaje. “Soy Emma. No sé qué pasó. Un hombre con una
máscara. Solo---llámame. Mi teléfono desapareció. Le pagué al
guarda de seguridad de mi apartamento para que me diera éste”.

Cuelgo y, no me pregunten por qué, pero recuerdo el número de


Savage. Es gracioso que estar tan cerca de la muerte te hace
recordar el número del gigante guardaespaldas. También me
responde la contestadora. Dejo un mensaje similar. El siguiente es
Smith. Su número solo era dos dígitos diferentes que el de Savage, y
gracias a Dios, también lo recuerdo, y gracias a Dios, Smith
responde. “Habla Smith”.

“Gracias a Dios. Smith. Soy Emma”. Me coloco debajo de un puesto


de café al lado de mi edificio.

“Emma. Gracias a Dios. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estás?”


“En San Francisco”, digo, “Y no por mi propia voluntad. No puedo
localizar a Jax. Necesito a Jax”.

“Él está en el aire. Tenía un presentimiento de que estabas ahí. Él va


por ti con Savage. ¿Qué diablos significa que no estás ahí por tu
propia voluntad?”

“¿Jax viene hacia acá por mí?”

“Sí. Por supuesto. Ese hombre te ama hasta el infierno. Él se está


volviendo malditamente loco. Ahora, háblame y rápido. ¿Qué
significa que no estás ahí por tu propia voluntad?”

Él te ama hasta el infierno. Quiero quedarme pensando en esa


frase, pero me obligo a dejarla a un lado para decirle a Smith lo que
sé.
“Un hombre con una máscara metió una jeringa en mi brazo y
luego desperté en mi propia cama. Pensé que York me había
secuestrado, porque---porque estaba desnuda cuando desperté.
Pero entonces, mi maleta está aquí y eso no se siente como algo
que York se molestaría en hacer”. Empiezo a pensar en voz alta,
juntando hechos. “Y mi puerta principal estaba rota. Como si se
hubieran metido por la fuerza para meterme, pero, ¿cómo pasaron
por seguridad? Mi hermano podía haber sido, pero él no me
desvestiría, Randall podría, y mi hermano pudo haber logrado que
pasara a través de seguridad”.

“York está en la cárcel, Emma. Él fue arrestado hace tres días.


Algunas de las mujeres involucradas en sus fiestas de sexo eran
menores de edad. Con la ayuda de la policía, lo interrogamos. No
creemos que él estuviera involucrado”.

Una mezcla de alivio e ira surge dentro de mí. “Tenía razón. Fue mi
hermano. Ese bastardo. Ese imbécil. ¿Y él dejó a Randall
desvestirme? ¿Qué clase de hermano hace eso? Necesito irme”.

“No cuelgues ese teléfono”.

“Smith. Necesito ver a mi hermano. Dile a Jax que me llame a éste


teléfono. No tengo mi teléfono o mi MacBook. Y, también dile que
yo realmente---yo lo am---no. Dile que quiero verlo. ¿OK?”
“Espera ¿dónde estás?, llamaré a un hombre para que vaya hacia
ti”.

“Voy a ir a mi oficina. Él puede reunirse conmigo ahí”. Y entonces,


cuelgo.
CAPÍTULO TREINTA Y DOS

Emma

Smith intenta llamarme de nuevo, y quiero rechazar la llamada,


pero no quiero preocupar a Jax. Entonces tomo la llamada.

“Me quedaré en la oficina hasta que Jax llegue. Lo prometo”.

“Espera que uno de mis hombres te encuentre. No sabemos con lo


que estamos lidiando”.

“Estamos lidiando con mi hermano”.

“¿El que pudo haber matado a Hunter?”

“No sabemos eso”, le gruño.

“No sabemos”, está de acuerdo. “Exactamente por eso es que no


necesitas estar ahí afuera sola”.

“¿Has hablado con Jax?”

“Resulta que mi información estaba mal. Él estaba atrapado en el


aeropuerto durante horas porque pasaron unas tormentas, pero
aparentemente, aterrizó en Oakland, se duchó y se cambió en la
sala de primera clase del aeropuerto de ahí, y se subió a un
helicóptero para ir hacia ti, justo antes de que llamaras. Él está en
ese helicóptero ahora. Estará en tierra y contigo pronto”.

“OK. Que bien. Está muy bien. Necesito verlo. Y, solo dile---“

“Lo haré. ¿Dónde estás?”

“No puedo ir a la oficina de mi hermano con Jax o con la seguridad


del equipo de Savage. No hablará libremente”.
“¿Y de verdad crees que él te va a decir algo?”
“Hay más posibilidad de eso si yo voy sola”, le discuto. “Lo grabaré
como hice con York”.

“Solo déjanos ver dónde estás. Nadie sabrá que estamos ahí”.

“Bien”, le digo, considerando el hecho de que estoy mareada y con


náuseas, no creo que haya comido en mucho tiempo. Necesito
comida. Tengo que comer, o voy a desmayarme. Esa no es una
condición en la que estar mientras vas a confrontar a tu hermano
bueno para nada que podría haber matado al hermano que ni
siquiera conocías. Me fijo en la calle y veo un letrero, le doy a Smith
el nombre de la calle. También veo un vendedor. “Voy a comprar
unas nueces y agua. ¿Qué tan pronto puede estar tu hombre
aquí?”

“Antes de que termines de comer las nueces y beber el agua, ya lo


envié a tu dirección. Te enviaré un texto cuando él te vea”.

“Gracias, Smith”.

“Solo permanece alerta”.

“Lo estoy. O lo estaré después de comer”.

Cortamos la llamada, y me apresuro hacia el vendedor para


comprar una bolsa de nueces y una botella de agua. Me inclino
contra la pared del edificio y me las como tan rápido que no estoy
segura de que se digieran bien. Después me trago toda el agua.
Genial. Ahora necesito orinar. Mi dramática confrontación va a ser
una mierda. Camino hacia el McDonald’s que está al otro lado de
la calle y voy al baño. Estoy saliendo a la calle cuando Smith llama
de nuevo.

“¿Dónde diablos estás?”

“En McDonald’s. Tenía que orinar”.

“Quédate ahí”, me gruñe.


“Ya estoy saliendo”, le digo. Y hasta ahora, sintiéndome más
estable, me doy cuenta de que está frío y nublado.

“Espera”, dice Smith, y hay silencio en la línea durante veinte


segundos.

“OK, ya te puede ver. Prefiero que esperes a Jax y hables con él


antes de hacer lo que estás a punto de hacer, pero sé que no
puedo detenerte”.

“Especialmente ahora que he comido. Me estoy sintiendo mejor”.

“Ten cuidado, Emma”.

“Él es mi hermano, Smith. No va a lastimarme”.

“No seas impertinente Emma, o juro---“

“No lo soy. Tendré cuidado”.

Cuelgo y empiezo a caminar, recordando los eventos de anoche,


intentando averiguar quién hizo esto. Obviamente, mi hermano y
Randall no entraron en el castillo. Ellos contrataron a alguien, y eso
significa que era alguien que conocía el castillo. Pero nadie,
incluyendo a Jax, parecen siquiera saber que el elevador funciona.
No tiene sentido, a menos---debió haber sido Echo. Él conoce el
castillo. Él sabría cosas que Jax podría no saber acerca del castillo.
Él estaba ahí como adulto todos los años en que Jax estuvo ahí
como un niño.

Llamo a Smith. “¿Qué hay de Echo? ¿Lo encontramos?”

“Él es un fantasma. La única explicación lógica es que está muerto


y enterrado, o que se fue en bote donde no tendríamos cámaras”.

“Él conoce el castillo como para llegar a mí”.

“Buen punto”.

“Y la madre de Jax. ¿Se sabe algo?”


“Es la misma historia con ella. Las únicas maneras de no ser
encontrados por nosotros son las que ya te describí. O están
muertos, o están aislados y desconectados”.

El edificio de mi oficina está a la vista. “Estoy aquí”.

Cuelgo y pienso en mí en esa cama, desnuda. Pienso en Jax en ese


avión temiendo por mí. Él perdió a su hermano y a su padre
recientemente. No puedo imaginar la culpa con la que está
jugando con sí mismo justo ahora. Estoy ardiendo de la ira, y me
apresuro a entrar.

Una vez que estoy dentro del edificio, ignoro a los guardias. Ellos me
conocen. Espero como el infierno que ninguno de ellos le haya
advertido a mi hermano cuando llegué. Porque, por supuesto, él
sabe que esto iba a pasar. Camino entre la multitud, con la nariz
hacia abajo, evitando al personal que me conoce, y me siento
aliviada cuando tengo éxito. Me dirijo hacia las escaleras, porque,
a pesar de que es un camino muy largo, es la mejor manera para
asegurarme de que mi hermano no se dé cuenta de que estoy en
el edificio. Con sólo un mensaje de texto, él sabrá que estoy aquí.

Por supuesto, me doy cuenta de que una persona drogada y


hambrienta no camina por las escaleras fácilmente, pero lo logro.
Estoy a punto de salir a mi piso, que también es el piso de mi
hermano, cuando mi teléfono suena y es el número de Jax. Me
inclino en la pared y respondo. “¿Jax?”

“Emma”. Su voz es áspera, afectada. “Gracias a Dios, bebé. No


tienes idea de lo preocupado que he estado”.

“Jax”, susurro, y solo hablar con él es como volver a casa. “No


pensaste que me fui porque quise, ¿cierto?”

“No. Nunca pensé eso. Yo sabía que no. Yo sabía que estábamos--
-que estamos---“

“Lo estamos”, le digo. “Claro que lo estamos”.

“Sí, bebé, lo estamos. ¿Estás bien?”


“Sí. Estoy débil, y estoy temblando, pero también estoy en modo de
pelea. ¿Estás aquí?”

“A cinco minutos de tus oficinas. Espérame”.

“No puedo hacer eso. Él no hablará conmigo ni me dirá la verdad


si tú estás aquí. Espérame abajo. Envíame un mensaje de texto
cuando llegues aquí y me dices dónde encontrarte”.

“Emma---“

“Tengo que hablar con mi hermano sola”. Me mata, pero cuelgo la


llamada, meto el teléfono en mi bolso y abro la puerta de las
escaleras para salir a mi piso.
CAPÍTULO TREINTA Y TRES

Emma

Bajo por el pasillo hacia la oficina de mi hermano, solo para


descubrir a Randall caminando en mi dirección, su caro traje
encajado a la perfección y gritando la palabra dinero. Eso es lo que
intenta. Él es arrogante. És un imbécil.

“Emma”, me saluda, y como para probar mi punto de que es un


arrogante imbécil, agrega, “Sabía que tu desaparición era una
mentira. Me alegra ver que recapacitaste y trajiste tu trasero a
casa”.

Eso es todo. Me ha empujado al borde. Cierro el espacio entre


nosotros, y no me detengo hasta que está a mi alcance, y le doy
una bofetada. “¿¡Qué diablos!?” Gruñe, y cuando intento repetir y
darle otra bofetada, él atrapa mi muñeca. “¿Qué diablos estás
haciendo?”

“Sé que fuiste tú”, siseo. “Sé lo que hiciste”.

“No sé de qué estás hablando”.

“Y una mierda. Lo sabes”.

“¿Qué está pasando aquí?”

Al sonido de la voz de mi hermano, Randall hace una mueca. Yo,


por otro lado, me regodeo porque ambos sabemos que él está a
punto de soltar mi brazo para que pueda abofetearlo de nuevo.
Como para probar lo que pienso, Chance se detiene al lado
nuestro. “¿Por qué diablos estás tocando a mi hermana, Randall?”
Le gruñe.
“Ella me abofeteó hasta la mierda”, dice gruñendo. “Me estoy
protegiendo”.

“No estarás aquí cuando termine contigo, Randall”, le prometo.


“Estás fuera. Ya terminaste aquí”.

“Emma”, me advierte Chance. “¿Quieres entrar y hablar


conmigo?”

Su tono es suave, el encantador de serpientes a quien solía llamar


hermano, está intentando atraerme para una mordida. Lo miro
furiosa. “Más bien quiero golpearte también, hermano”.

“OK”, dice. “Golpéame entonces. Pero no golpees a Randall”.

Llevo mi mirada de vuelta a Randall, luchando con la necesidad de


golpearlo de nuevo. “Suéltame, Randall”, le ordeno severamente,
mis palabras tan frágiles que casi se quiebran cuando salen de mis
labios.

“Si me golpeas de nuevo, Emma”, me advierte. “No seré


responsable de lo que haga”. Y entonces me suelta.

Chance atrapa mi brazo y me jala lejos de Randall. “Gracias a Dios


que estás bien”, murmura, asombrándome mientras me da un
abrazo de oso, a pesar de estar en un pasillo público, y susurra en
mi oído, “Jax llamó. He estado enfermo de la preocupación. Me
diste un susto de muerte”.

“No te creo”, siseo, amargura en mis palabras y dolor en mi


estómago.

Él se inclina hacia atrás para mirarme, algo que parece dolor en sus
ojos azules, su voz baja, solo para mis oídos. “¿Así es como es ahora?
¿Él te volvió en mi contra?”

“Él no lo hizo. Tú lo hiciste”.

Sus labios se presionan juntos, ira, un filoso látigo en su mirada,


reemplazando el dolor. Conozco su ira cuando la veo. Conozco
como funciona su humor. Justo como sé que él también usa un traje
caro, de su elección, un Armani de rayas grises, el cual conozco
porque él ama los Armani. Pensé que sabía todo sobre él. Pero
ahora, no estoy segura de saber nada en absoluto. “Mi oficina”,
ordena suavemente.

Hay algo más que sé sobre Chance, y que puedo confirmar que es
preciso. Lo bueno que es dando órdenes. “Sí”, concuerdo con él.
“Vamos a tu oficina”. Me alejo de sus brazos y camino a su lado, sin
detenerme hasta que entro a su oficina. Una vez ahí, en el centro
de la habitación, me volteo para verlo entrar y cerrar la puerta.

“¿Qué diablos fue eso, Emma?” Me gruñe, caminando alrededor


de su escritorio para inclinarse en él y juzgarme. “Sabes que puede
demandarnos”.
“Ahí afuera era: Estaba preocupado por ti, Emma. ¿Ahora es:
Puede demandarnos? Fui secuestrada por un hombre con una
máscara y desperté en mi propia cama desnuda. Esto, después de
que Randall me amenazó, lo que ambos sabemos que fue orden
tuya”.

Él palidece. “¿Qué? ¿Estabas desnuda?”

“Sí, Chance. Estaba desnuda. ¿Al que contrataste tomó más de lo


que le ofreciste? Yo sé que tú hiciste esto. Le tienes miedo a Jax.
Intentaste que yo le tuviera miedo a Jax, y cuando eso no funcionó,
simplemente le pagaste a alguien en el castillo para que me trajera
hacia ti, y aquí estoy”. Presiono mi mano en mi frente. “Desperté
desnuda, Chance”, susurro ésta vez, mucho más afectada de lo
que me permití admitir hasta ahora. “Desnuda y drogada”. Mi voz
se levanta de nuevo, vibrando con mi ira. “¿Qué crees que pasó
mientras estaba drogada?”

Él rasca su mandíbula y presiona sus manos sobre su escritorio. “Yo


no hice esto, Emma. Yo no haría nada para lastimarte”.

“Y aún así, me amenazaste”. No le doy tiempo para mentir y


negarlo de nuevo. “Sé que sabes sobre Hunter”.

“¿Qué sobre Hunter, Emma?”

“Sé que sabes que él era nuestro medio hermano. Sé que lo sabes,
Chance”.
El teléfono de su escritorio empieza a sonar. Lo ignoro y sigo
hablando. “Alguien me dejó una nota con una prueba de ADN. La
prueba decía que él era el hijo de papá. La nota decía que tú y Jax
eran los que tenían motivos para matar a Hunter. Randall estaba
ahí cuando recibí la nota”. Pienso en la teoría de Savage y agrego,
“Hay una razón válida para pensar que él me dejó esa nota y la
prueba”.

“Randall no me acusaría de matar a Hunter”.

“¿Mataste a Hunter?”

“¿En serio me acabas de preguntar eso, Emma?”

“¿Mataste a---“

“No, no maté a Hunter”, gruñe, “Y no puedo creer que tenga que


responder esa pregunta. No puedo creer que no me conozcas
mejor”.
Su celular empieza a sonar, y él gruñe con irritación y lo saca de su
bolsillo. Él responde. “Sea lo que sea puede esperar”. Escucha por
un minuto y hace una mueca antes de colgar. “Estamos a punto de
tener compañía”.

Es en ese momento que la puerta se abre bruscamente, y me volteo


cuando Jax explota entrando en la habitación. Tengo unos breves
momentos de asombro, en los que me quedo quieta. Y luego todo
se enfoca otra vez y solo es Jax, de pie ahí en la entrada, con jeans
negros y un suéter negro, su cabello rubio desordenado, maldita y
hermosamente masculino. Mi héroe que ha venido a salvarme.
“Emma”, suspira, sus ojos aterrizando en mí, alivio esparciéndose en
todo su hermoso rostro, como si la llamada no lo hubiera
convencido de que estaba bien. Él necesitaba verme.

“Jax”, susurro, mi corazón hinchándose de emoción, y lo próximo


que sé, es que estoy siendo arrastrada en sus brazos. Nos
envolvemos el uno en el otro, y cuando su mano va detrás de mi
cabeza y me besa, me besa como un hombre que temía que no
volvería a besarme de nuevo.

“Suficiente”, gruñe Chance. “¡Es suficiente!”


Él no diría suficiente si hubiera sido secuestrado. Si se hubiera
despertado desnudo y sin tener idea de quién lo desnudó. De
repente, enojada de nuevo, me alejo del beso de Jax y me volteo
en sus brazos, pero no me alejo de él. Él tampoco se aleja de mí,
sino que se queda a mi lado. “Sí es suficiente, Chance. Lo que me
pasó es demasiado. Fuiste demasiado lejos”.

“No tuve nada que ver con esto”, gruñe Chance. “Estaba enfermo
de preocupación por ti. ¿Me conoces en absoluto, Emma?
¿Realmente crees que yo haría eso y con qué fin? ¿Molestarte y
enviarte de nuevo a Jax? Eso es lo que hubiera pasado. Eso es lo
que está pasando. Yo lo sabría. ¿Cómo es esto algo lógico que yo
haría, o algo así de estúpido o hiriente?”

“Todos sabemos que Hunter era el hijo de papá”, le digo. “Todos


sabemos que él estaba negociando con papá para convertirse en
una parte de nuestra operación”.

“Lo que yo sé es que éste imbécil”, Chance señala furiosamente a


Jax mientras rodea su escritorio para pararse casi directamente
frente a él, “Está volviéndote en mi contra”. Él mira a Jax a los ojos.
“Estás jodiendo con ella para joderme a mí”. Luego voltea su
mirada a mí. “Él es el problema aquí, no yo. Él probablemente hizo
esto para volverte contra mí. Quitarte la ropa fue solo para
agregarle algún efecto”.

Chance apenas logra sacar esas palabras antes de que los dos se
estén moviendo hacia adelante. Mi corazón martilleando, y me
apresuro para atrapar a Jax, poniéndome frente a los dos,
presionando una mano en el pecho de cada uno. “Basta.
Deténganse ahora. Los dos. No hagan esto. Dile que tú no mataste
a Hunter, Chance. Díselo ahora”.

“Él sabe que yo no maté a Hunter. Él está lleno de mierda, Emma. Él


te está usando”.

“Bastardo”, gruñe Jax. “De verdad eres increíble”.

“¿Sí?” Dice Chance. “Ven a mostrarme”.

“Jax”, suplico, mi voz temblorosa. “Jax, por favor”.


Sus ojos bajan a los míos, y la ira, el dolor, el odio en sus
profundidades cortan a través de mí. Veo todo en su mirada. Él
quiere herir a Chance. Él piensa que él mató a Hunter. Él temía que
yo estuviera muerta. Sus pestañas bajan, y se voltea, frotando su
mandíbula y dándonos la espalda.

“Gracias”, digo, dándole la espalda a mi hermano y atrapando a


Jax por la cintura. “Gracias, Jax”.

“Eso fue por ti, bebé, porque te amo como el infierno, y porque te
dije que no te quitaría a tu hermano. Por lo cual voy a ir a esperar
abajo antes de hacer algo de lo que me arrepienta”. Me aparta de
su lado, y cuando se va a voltear para irse, atrapo su brazo.

Mi corazón se hincha. “¿Me amas?”

“Más de lo que puedes imaginar, bebé, por lo que me voy a ir”. Se


aleja y camina hacia la puerta.

Le doy una mirada desesperada a Chance. “Haz algo. Arregla


esto. Si no es por mí, por Hunter. Hunter también era nuestro
hermano”.

Jax abre la puerta, y mi hermano me da una mirada inexpresiva.


Esto es inútil. Si Jax se va, yo me voy. Corro detrás de él.

“Espera”, dice Chance. “No se vayan. Les diré a los dos lo que sé”.
CAPÍTULO TREINTA Y
CUATRO

Jax

Nos va a decir lo que sabe.

Ese comentario hace que cambie de idea acerca de abandonar


la oficina de Chance. Me detengo y vuelvo a cerrar la puerta, pero
no me volteo porque no sé qué haré si Chance dice alguna tontería
más a Emma o a mí. No sé si quedarme en esta oficina ahora mismo
es una decisión inteligente.

¨Jax¨.

El roce de Emma y su voz, no puedo irme, no todavía. Me doy la


vuelta y ahí está ella, envolviéndome con sus brazos, levantando la
barbilla para mirarme. ¨¿Sabes que yo también te quiero, verdad?¨

Y de esa simple manera, esas palabras me ablandan. Ella me


tranquiliza de maneras que nunca supe que eran posibles. ¨Y bebé,
eso me hace un hombre jodidamente afortunado, y no quiero que
eso cambie. Razón por la que debería marcharme¨, digo.

¨No¨, dice Chance. ¨No deberías. Tienes que oír lo que tengo que
decir porque no soy tu enemigo, y he decidido confiar en que la
amas lo suficiente como para no ser tú el nuestro¨.

Levanto la mirada bruscamente sobre el hombro de Emma. ¨No soy


su enemigo¨, digo. ¨Ahora mismo, por lo que a mí respecta, podría
ser el tuyo¨.

¨No lo soy¨. Él camina hacia el mini bar, junto a un área para


sentarse, y saca una botella de whiskey. ¨¿Una copa? Es North
Whiskey. A mi padre le encantaba, y honestamente, a mí también¨.
Es una confesión inesperada. Emma me lanza una mirada, con un
interrogante en sus ojos. Me está pidiendo que me quede. Yo
asiento y ella toma mi mano, y me lleva hasta el sillón de piel negro
que hay a unos cuantos metros. Antes de siquiera poder sentarme,
Chance me pasa un vaso. ¨Es uno de los más refinados tuyos¨.

Inclino la barbilla hacia él y él mira a Emma. ¨Nada para ti. Aún


debes tener drogas en tu sistema. Tienes que ver a un médico¨.

¨Estoy bien¨, dice Emma, tirando de mí hacia abajo para que me


siente.

¨Él tiene razón¨, digo. ¨Necesitas ver a un doctor¨.

¨Dejen de hablar de mí. Yo no soy el tema importante aquí¨.

Chance elige la silla que hay justo en frente de nosotros, con un


vaso en la mano también. ¨Tú eres exactamente lo que importa
aquí¨, dice Chance. ¨No tuve nada que ver con tu abducción,
Emma. Me conoces bien como para pensar eso¨.

¨¿Fue Randall?¨pregunta Emma.

¨No lo creo¨, responde Chance. Ës un capullo a veces, pero él sabría


que Jax te iba a seguir hasta aquí. Sabría que eso nos haría los malos
de turno. Por eso le pedí que no fuera allí a amenazarte, pero para
serte sincero, te mentí, Em. Te quería de vuelta y dejé que fuera a
hablar contigo¨.

¨Creía que no nos mentíamos, Chance¨, dice Emma, con voz baja,
controlada, pero me da un apretón de mil demonios en la mano.
¨¿Y por qué pensaste que le iba a hacer caso?¨

¨No me querías escuchar a mí y la desesperación te hace hacer


estupideces¨. Él la mira a los ojos. ¨Lo siento¨. Se bebe su copa. ¨Está
bueno. Jodidamente bueno¨. Baja el vaso y esta vez es a mí a quien
mira. ¨Yo sabía de Hunter pero no fui yo quien lo mató¨.

Me bebo el whiskey antes de posiblemente arrojárselo encima y


suelto el vaso en la mesa. ¨¿Y por qué se supone que deba creer
eso?¨

Emma rodea mi brazo con el suyo como si pensara que me voy a


tirar sobre él en cualquier momento. Puede que hasta tenga razón.
¨No supe lo que verdaderamente había pasado con Hunter hasta
que mi padre murió¨, responde Chance. ¨Encontré unos archivos en
su caja fuerte que venían con un montón de drama¨. Le echa un
vistazo a Emma. ¨Y de sobra en sus diarios, los cuales tenía
encerrados en su oficina¨. Él resopla y me mira. ¨Te daré los archivos
y los diarios para confirmar lo que te estoy diciendo hoy¨. Retorna
su atención hacia mí. ¨Te los puedo acercar esta noche¨.

Una oferta inesperada que aún me tiene escéptico. ¨¿Y qué


encontraré en esos archivos?¨

¨El test de ADN que tu madre le envió cuando estaba embarazada.


Por una carta que le escribió, ella quería que él dejara a mi madre.
Él se negó¨.

Recibo la noticia como un golpe en el estómago, y no uno suave


precisamente.

¨Sin embargo¨, continúa, ¨al parecer, papá estaba forzando una


fusión entre ambas empresas, pero Hunter no quería. Se me hizo que
creyera, así como a mi madre, que él sí quería. En sus escritos, papá
lo llama maricón porque no quería afectaros a ti ni a Brody
financieramente. Pero como siempre, nuestro padre sabía cómo
esquivar los principios morales, especialmente los de otras
personas¨. Le pasa un vaso a Emma. ¨Quizás sí que necesites un
trago. Llenaré el vaso de nuevo¨.

Emma rechaza el vaso, ¨No quiero beber. Habla¨.

¨Él estuvo amenazando a Hunter¨, dice, se pone en pie y camina


hacia el mini bar, para regresar luego con toda la maldita botella.
Rellena mi vaso. ¨Vas a necesitar esto para el resto de la historia¨. Y
luego rellena el suyo.

No estiro la mano para coger el vaso, solo quiero que lo suelte todo
ya. ¨Continúa¨, lo presiono.

¨Le dijo que haría el test de ADN público y hacerlo parecer como
que Hunter estaba haciendo lo contrario de lo que en realidad
estaba haciendo. Nuestro padre, irónicamente, el padre de Hunter,
grabó conversaciones y las manipuló para que pareciera que
Hunter os estaba dejando fuera completamente. En otras palabras,
o Hunter se fusionaba con nosotros, o perdería todo, inclusive los
hermanos a los que tanto trataba de proteger¨.
Que Hunter tratara de protegernos tiene sentido. Y sabiendo lo que
sé ahora, que tratara de separarse de mí también lo tiene. Estaba
nadando en unas aguas infestadas de tiburones, y no quería
arrastrarme dentro con él.

¨ ¿Por qué querías el castillo? ¨pregunto.

¨Porque fui una perra que debería haber acudido a ti¨. Se toma su
bebida de un trago. ¨Aquí viene la parte de la que no estoy
orgulloso¨. Él se deja caer hacia Emma. ¨Lo siento¨. Me mira a mí. ¨Lo
siento¨.

¨Suéltalo ya¨, digo, con tensión irradiando por mi columna arriba y


abajo.

¨Él no te desheredó Emma. Puso tu herencia y la de mamá bajo


custodia. Solo la recibirías si yo obtengo la fusión. Puso toda la carga
sobre mí. Mira, Hunter se arrepintió en el último momento. Tenía que
firmar para traspasarnos el castillo para cerrar el trato y eso nunca
ocurrió. Yo tenía que intentar que suceda para daros la herencia a
mamá y a ti¨. Se dirige a mí. ¨No quería que perdieran su herencia.
Maldición, hasta le ofrecí a Emma parte de la mía¨.

¨En otras palabras¨, digo, ¨todavía estabas intentando hacerte con


él pero sin que yo lo supiera. Eso no te hubiera valido en un juzgado¨.

¨Exacto¨, dice. ¨Pero papá tenía en la cabeza que una vez que no
estuviera Hunter, tú no querrías saber nada. De no ser así, sin duda,
él esperaba que yo fuese tan sucio como él e hiciera que ocurra.
Era un cautivo de su testamento. Soy cautivo de su testamento. No
me importaba la fusión. No me importa esa fusión. Solo quiero que
mi mamá y mi hermana obtengan su herencia. Tú te quedas con tu
negocio. Yo me encargo de mi mamá y mi hermana¨.

¨Deberías simplemente haber ido a Jax¨, dice Emma. ¨Deberías


haberle dicho la verdad. Él te hubiera ayudado. En realidad,
deberías de haber venido a mí¨.

¨No te iba a meter en todo este lío, y no tenía ni idea de lo que Jax
sabía o no sabía¨.

¨Él nos hubiese ayudado¨, insiste Emma. ¨Y no me importa el dinero.


Dale lo que me ofreciste a mamá¨.
Me centro en lo que es importante, en la razón por la que estoy en
esta oficina. ¨Nada de esto me dice quién mató a Hunter, porque
alguien lo hizo. ¿Fue tu padre? ¨

¨Si saltó¨, dice Chance, ¨sí, fue mi padre por ponerlo al límite, pero,
¿hizo que lo mataran? Según lo que hay en sus diarios, no. No
asumas que porque quería usar su muerte para beneficio propio ,
él lo mató. Él no era más que un oportunista. Y sus diarios lo dejan
bien claro. Sentía que necesitaba a Hunter para gobernar el
mundo¨.

¨ ¿Más que a ti? ¨

¨Yo no lo maté¨, espetó Chance. ¨Yo no maté a Hunter¨.

¨Él no saltó¨, digo, con tono furioso. ¨ ¿Quién lo hizo? ¨

¨Acerca de eso¨. Sus ojos encuentran los míos otra vez. ¨Aquí es
donde voy a confiar en que la amas lo suficiente como para
protegerla¨.

En otras palabras, está a punto de soltar una bomba. Emma me


agarra las manos, diciéndome que está aquí para mí y quizás
recordándome por qué no debería ir a por Chance. Y esa razón es
ella y ella nada más.
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

Jax

Chance no espera a que repita mi voto de proteger a Emma. No


espera a que responda en absoluto. Ha tomado la decisión de
contarlo todo. No va a cambiar de idea ahora. Él rellena el vaso y
se lo vuelve a pasar a Emma. ¨Bebe. Tú eres la que lo va a necesitar
ahora¨.

¨Deja de darme alcohol¨ se queja Emma, agarrándose al borde del


sofá. ¨ ¿Mamá? ¨, susurra.

Chance no le ofrece la negativa que sé que busca. ¨No lo sé¨, dice


él de manera sombría.

¿Que no lo sabe? Pienso. ¨ ¿Qué demonios quieres decir con ´no lo


sé´? ¨ exijo.

¨ ¿Chance? ¨pregunta Emma. ¨Por favor, dime que ella no lo hizo¨.

¨Ella vino a mí y me dijo que yo debía lidiar con Hunter o lo haría ella
misma. Le dije que ella no haría algo así¨. Él me mira. ¨Quedé con
Hunter. Me cayó bien¨.

¨ ¿Y me negaste el derecho de saber que era mi hermano?


¨reclama Emma.

¨Te lo iba a decir. Cuando llegara el momento correcto¨.

¨ ¿Y tú eras el todopoderoso para decidir cuándo era el momento


´correcto´?¨Emma le reclama y se pone en pie. ¨El momento
correcto era antes de que estuviese muerto, Chance¨.

Le agarro la mano, pero ella se suelta y se dirige hacia el otro


extremo de la mesa de café. ¨¿Lo hizo mamá?¨ le exige a su
hermano.
¨Nunca volvimos a hablar de ello. Solo una vez. Un día. Pero traté
de averiguarlo, cuando Hunter murió. Le pregunté. Contraté a
alguien para tratar de descubrir si ella estuvo involucrada, porque
necesitaba saberlo. Al fin y al cabo, todos debíamos saberlo, pero
no se encontró nada¨.

¨Aún así, se esconde en Europa¨, dice Emma.

¨No hasta después de la muerte de papá¨, señala Chance, eso


fue meses más tarde”.

¨¿Cuándo fue a ti?¨ pregunto. ¨¿Cuándo te dijo que había que


lidiar con Hunter?¨

La expresión de Chance se tensa. ¨Como seis meses antes de que


Hunter se fuese. No quiero que la codicia de mi padre afecte a
Emma. Cortaré a mi madre si salvas su herencia¨.

¨Lo que sea que eso signifique¨, dice Emma, ¨no¨.

¨Dame los documentos que encontraste¨, digo, a pesar de los


rechazos de Emma. ¨Si todo esto es cierto, firmaré la venta del
castillo para conseguirle el dinero a Emma, pero espero que tú lo
firmes de regreso al instante, en la misma mesa¨.

¨¡No!¨ exclama Emma. ¨No. No, no vas a firmar el traspaso del


castillo ni por un segundo. No confío en Chance. Ya trató de
engañarte. No quiero ese dinero¨.

El dolor se refleja en los ojos de Chance. Está claro que la quiere, y


que su furia y desconfianza le hacen daño. Y ella no ha terminado.
Lo señala. ¨Dale lo que me corresponda del dinero a mamá. No
quiero nada más de esta familia¨.

Me pongo de pie delante de Emma antes de que acabe la frase.


¨Emma¨. Mis manos bajan por sus brazos. ¨Hay una manera de
hacer esto y proteger a todos los involucrados¨.

¨No podemos estar juntos¨.

¨Eso son tonterías, mujer¨ digo. ¨Podemos. Lo estaremos. Esto no


cambia nada¨.

¨Sí que lo hace¨, dice. ¨Lo cambia todo¨.


¨Juré no dejarte ir nunca, y dijiste ´recuérdalo, pase lo que pase´; así
que, repito: esto no cambia nada¨.

¨Tú dices eso pero, ¿qué pasará cuando despiertes una mañana
junto a mí y la veas a ella?¨

¨Primero que nada¨, digo, ¨eso no pasará. Despertaré y pensaré que


tengo una suerte del carajo por tenerte a mi lado. Y ni siquiera
sabemos si fue ella. Puede que nunca lo sepamos¨.

¨Pero eso siempre estará entre nosotros¨, discute. ¨No tendremos


exactamente fiestas en familia¨.

¨Malditamente las tendremos. Averiguaremos cómo serán para


nosotros, empezando por este año. Vamos a hacer que este año
sea especial¨.

¨Necesito salir de esta oficina ahora mismo, Jax. No me siento bien.


Las drogas y el estrés… necesito aire¨. Ella se deshace de mí y se
dirige hacia la puerta.

La dejo ir solamente por un motivo: tengo que asegurarme que no


haya una bomba que nos vaya a estallar más tarde. Me volteo
hacia Chance, que está ahora en pie, con las manos en las caderas
bajo su chaqueta. ¨Si tú no secuestraste a Emma, ¿quién lo hizo?¨

¨No lo sé¨ dice él, con expresión triste. ¨Pero tenemos que
averiguarlo¨.

¨Si fue Randall, tienes que encargarte de él, y no con tacto¨.

¨Eso no hace falta que lo digas¨, me da la razón. ¨Enviaré los


documentos que tengo a tu habitación. Quizás veas algo que yo
no haya visto. ¿Dónde te hospedas?¨

¨En el Ritz¨.

¨Por supuesto¨, sus labios forman una línea. ¨Nada de propiedades


Knight para ti¨.

¨No ahora, pero al menos me has dado un poco de tranquilidad,


tío. Eso requiere valor. Y lo aprecio inmensamente¨.
¨No la voy a proteger¨, dice. ¨A mi madre. No la protegeré. No si
mató a Hunter. He pensado mucho en esto durante innumerables
noches en vela. No la protegeré¨, repite. ¨Tienes mi palabra¨.

Asiento levemente y me marcho con solo una cosa en mente:


alcanzar a Emma y no dejarla ir nunca. Una vez salgo al pasillo y no
tengo ni idea del por qué sé a dónde ir, pero me viene el instinto, y
me dirijo a la escalera. Emma está ahí , como esperaba, recostada
contra la pared. Doy un paso hacia ella, colocando las manos en
su cintura.

Sus manos encuentran mis manos. ¨Me has encontrado¨, susurra.

¨Siempre te encontraré, bebé. Siempre¨.

Las lágrimas escapan de sus hermosos ojos verdes y caen por sus
pálidas mejillas. Mi pulgar las limpia con una caricia. ¨Maldita sea¨,
murmura ella, atrapando mi mano con la suya. ¨No soy una llorona.
No lo soy. Vas a pensar que le acabas de profesar tu amor a una
bebé llorona. Yo solo--- estoy cabreada. Son lágrimas de rabia. Por
mi padre y por mi madre. Por mi maldito hermano, que obviamente
ha hecho algo sospechoso también. No quiero que Hunter esté
muerto. No quiero que ése sea el motivo por el que empezamos y
el motivo por el que terminemos¨.

¨No eres una bebé llorona. Eres humana y me gusta eso sobre ti. Eres
genuina, Emma. La persona más genuina que he conocido.
Empezamos algo porque encajamos juntos. Profesé mi amor a una
mujer hermosa, inteligente y honesta que necesito en mi vida. La
cual aún tiene que decirme si se va a mudar a vivir conmigo¨.

¨Temo todas las cosas que podrían ir mal¨, confiesa.

¨Y si puedes imaginarte tan solo un momento pasando por todas


esas cosas sin mí, entonces no me amas ni la mitad de lo que yo te
amo a ti¨.

¨No quiero estar sin ti. Nunca, Jax¨.

¨Entonces no estés sin mí, bebé. Si hay una cosa que Hunter nos ha
enseñado, es que la vida es corta. No dejes que se nos escape sin
estar juntos. Vente a vivir conmigo¨.

¨Sí. Sí, me encantaría¨.


¨Bien¨, traigo su mano a la mía y la beso, sin ignorar lo pálida que
está, lo dilatados que están sus ojos. Aún está drogada, necesita
descansar. ¨Vayamos a la elegante habitación de hotel que he
reservado, te vamos a dar de comer, nos vamos a desnudar, y a
hablar de cómo hacer eso posible¨.

Sus lágrimas desaparecen dando paso a una sonrisa. ¨Sí. Hagamos


todo eso ahora¨.

¨¿Ascensor o escaleras?¨

¨Escaleras. Puede que haya abofeteado a Randall. Y puede que


quiera hacerlo de nuevo¨.

Me río y nos dirigimos a las escaleras, con mi brazo deslizándose por


sus hombros. ¨Me muero por oír esa historia¨.

Ella se vuelve a reír, con esa jodida risa tan perfecta, y me lo


comienza a contar todo, y aunque nuestro estado de ánimo es más
ligero, aún tenemos que enfrentar la realidad. Ella fue secuestrada,
y Hunter asesinado. Todavía no sabemos quién hizo ninguna de las
dos cosas. Y no sé si puedo llevármela de vuelta al castillo hasta que
lo sepamos.
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
Emma

Jax me acurruca fuerte junto a él cuando salimos del edificio de


oficinas Knight hacia el viento frío, por una puerta lateral que da a
un callejón. Savage, viéndose grande e intimidante con sus jeans y
una chaqueta de cuero, está recostado contra el SUV negro que
nos espera. Abre la puerta para darnos la bienvenida y cuando
llego a su lado, lista para refugiarme del viento, dice: ¨¿Emma?¨

Me detengo. ¨¿Sí?¨

¨Prometo darle una paliza al que te hizo esto y hacerlo papilla, para
que Jax no tenga que hacerlo e ir a la cárcel¨.

Esto, pienso rápidamente, es la manera de Savage de decir ‘estaba


preocupado’ y ‘gracias a Dios estás a salvo’. ¨Gracias Savage¨. Me
monto al vehículo, en el que ya hay un conductor al volante.

Jax no me acompaña de inmediato; de hecho, la puerta se cierra


mientras los calentadores se encienden a toda potencia sobre mi
piel de gallina, ofreciéndome un bendito alivio. Por supuesto, sé por
qué Jax está fuera, y yo estoy aquí dentro con un conductor sin
nombre y un impresionante calefactor. Jax está poniendo a Savage
al día de todas las bombas que mi hermano nos ha soltado. A pesar
de estar muy enfadada por muchas de esas bombas y con Chance
mismo, pienso que nos dijo la verdad, algunas muy dolorosas de
compartir. Él no mató a Hunter, pero mi madre, eso puede que sea
otra historia. De algún modo, ese pensamiento se transforma en el
recuerdo de cuando desperté desnuda, sabiendo que un extraño
me desvistió y Dios sabe qué más.

Doy un respingo cuando oigo un golpe en la ventana y el


conductor abandona el vehículo, dejándome encerrada sola. Un
momento después, Jax se monta dentro conmigo, y el
microsegundo en el que temo que me va a soltar otra mala noticia
se va cuando me estrecha en sus brazos, con su mano en mi rostro.
¨Tenía que hacer esto sin público¨. Su boca baja a la mía, y con la
primera caricia de su lengua siento una cascada de alivio
invadiéndome. Dejo al resto del mundo fuera. Estoy con Jax, solo
con él, envolviendo mis brazos alrededor de su firme cuerpo,
absorbiendo su calidez, su fuerza. Cada temor, cada onza de ira,
todo excepto él se evapora por cuánto siento hacia este hombre.
Esto no es solo un beso. Es ir a casa. Para algunos, eso puede
significar tarta de calabaza, fuegos chispeantes, o el dulce aroma
de las flores en el jardín. Para mí, es Jax. Él es el único hogar que
jamás he conocido. Y, Dios, se siente bien estar en casa, él se siente
muy muy bien. ¨Hay tantas cosas que quiero decirte en este
momento¨, murmura, con reluctancia en la manera de separar
nuestros labios.

¨Y yo también a ti¨, digo, doblando la mano en la firme línea de su


barbilla. ¨Gracias por venir a por mí¨.

Él se echa hacia atrás para mirarme, sus ojos son un mar de


emociones. ¨No tienes que agradecerme jamás que venga a por ti.
Que pienses que debes hacerlo dice malditamente mucho sobre tu
familia¨. Él me aparta un mechón de pelo del rostro y atrae mi
mirada hacia la suya. ¨Así es como se supone que debe ser. Si me
necesitas, estoy ahí para ti. Te protegeré. No dejaré que te sientas
sola nunca más¨.

Sus palabras, su pasión se calan profundamente en mí y echan


raíces en mi alma, refugiándose en un lugar que, ahora creo,
siempre estuvo ahí para él. ¨Jax¨, susurro, tantas palabras y
emociones en una sola palabra, en su nombre. ¨Quiero--- tantas
cosas ahora mismo¨.

¨Yo también. Pronto, bebé. Pronto¨. Él roza mis labios con los suyos,
una delicada caricia que siento de la cabeza a los pies, antes de
decir ¨’No lo suficientemente pronto’ se acerca más a ello¨. Él da un
golpecito en la ventana y las dos puertas delanteras se abren.

Así de rápido, tenemos al conductor y a Savage con nosotros en el


vehículo, y estamos en carretera. Jax me acurruca con él,
manteniendo un brazo sobre mis hombros, y yo agradezco la
calidez de su cuerpo, e incluso más, el calor de nuestra conexión.
Atrapo la mano que tiene libre y la agarro. Necesito agarrarme a él
ahora mismo. Nunca más estaré sola. Creo que nunca nadie me
dijo algo que me impactase tanto como esas palabras lo han
hecho. Incluso más que cuando me dice que me ama. Porque
siempre he estado sola, pero nunca me di cuenta de lo feo que se
sentía.

El trayecto es corto y silencioso, señales de la calle pasando a toda


velocidad por la ventana, bocinas de coche sonando, el viento
soplando a nuestro alrededor, pero no puedo pensar más que en
el cuerpo de Jax junto al mío, su mano en la mía. Pasando unas
cuantas calles, nos encontramos en un hotel competencia de la
marca Knight, y no tengo problema con eso. Necesito un respiro de
mi familia, de todas las maneras posibles. Tampoco me ha pasado
desapercibido el hecho de que Jax no me haya preguntado si
quiero ir a mi apartamento. Él sabe que desperté allí desnuda
porque, Dios sabrá por qué razón, le solté eso a Smith, a quien
apenas conozco, cuando mantuve la situación con York en privado
durante años.

En la entrada del hotel Savage no espera al botones. Se apresura a


salir del vehículo y abrirme la puerta. Jax se pone una chaqueta de
cuero que había dejado en el SUV y sale fuera al aire de San
Francisco. Momentos después estoy entrando al lujoso lobby, con
lozas brillantes bajo mis pies, y una luminosa lámpara de araña
sobre mi cabeza, con Jax y Savage a mi lado. Mi hombre y mi
guardaespaldas, lo cual da que pensar. Aún no sabemos
prácticamente nada que nos ayude a liberarnos de la telaraña de
mentiras y asesinatos que consume nuestras vidas. Ni siquiera
sabemos quién me secuestró ni por qué. No sabemos si soy un
objetivo, del que se están burlando, o si volverán a por mí.
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Emma

Tras un corto paseo en el elevador, Savage, Jax y yo llegamos a la


suite del hotel que Jax ha rentado, y en cuestión de pocos segundos
todos estamos en una habitación lujosa. Sintiendo la presencia de
las drogas en mis temblorosas rodillas y manos, me siento en el sofá
marrón de piel del salón. Jax se quita la chaqueta y camina hacia
el escritorio que hay contra la pared a mi izquierda, la deja sobre
una silla y toma el menú del servicio de habitaciones. ¨Tenemos que
alimentarte para sacar las drogas de tu sistema¨, dice, sentándose
en la mesa de centro y ofreciéndome el menú. ¨Déjame saber lo
que quieres que pida, y luego hablaremos con Savage sobre lo que
no puede esperar, antes de que todos nos tomemos un descanso¨.

Me siento conmovida por su preocupación y consideración,


especialmente porque estoy acostumbrada a mi padre, que una
vez fue testigo de cómo vomitaba en una papelera del trabajo y
simplemente dijo. ¨A aguantarse, cielo¨. También me siento
mareada, así que no discuto sobre el tema de la comida. ¨Ya sé lo
que quiero. Macarrones con queso. Hacen unos macarrones con
queso increíbles aquí; es mi trabajo explorar la competencia¨.

¨Eso no es suficiente¨, dice Jax, y añade en tono firme ¨Pide más¨.

Me río, y considerando la preocupación que refleja su ceño


arrugado, lo hago sin una onza de frustración por su autoritarismo.
¨¿Estás tratando de engordarme?¨ No espero a que responda.
Suelto el menú y me quito la chaqueta, colocándola en el respaldo
del sofá. ¨Es una porción grande y, honestamente, no sé si pueda
con algo pesado ahora mismo. Sería mejor que pida solo pan y algo
de fruta¨.
¨Pediré unas cuantas cosas para que pruebes¨, dice, ¨y tú decides
lo que te funciona mejor¨. Él se levanta, camina hacia el escritorio y
coge el teléfono. Luego se dispone a pedir la mitad del menú.

“Jax me puso al día¨ dice Savage tomando la silla que hay junto a
mí, con expresión triste. Savage no es una persona triste, así que no
sé muy bien cómo tomármelo. ¨¿Crees que tu hermano fue sincero
contigo?¨ me pregunta.

¨Sí¨, confirmo tranquilamente, lo que se siente bien. Mi hermano no


mató a Hunter. ¨Él no es un asesino¨, añado firme, segura de mí
misma. ¨Solo es un imbécil ¨ me encojo de hombros, porque, ¿qué
otra cosa puedo hacer ya? ¨El mejor de los dos, supongo¨.

¨¿Y tu madre?¨ me presiona.

¨El hecho de que le pidiera a Chance que se deshiciera de Hunter


ya la hace sospechosa, pero si lo hizo, no fue sola. Créeme, no es
tan autosuficiente¨.

Jax regresa y se sienta junto a mí, colocando los codos en las


rodillas, su cuerpo inclinado hacia la conversación. ¨¿De qué
estamos hablando?¨

¨De que mi madre no es capaz de cometer un asesinato ella


sola¨digo. ¨Y para que sepas¨ añado, echando un ojo a Savage,
¨Chance dijo que contrató a alguien para encontrar algún vínculo
financiero, pero no pudo encontrar nada¨

¨Da igual¨, dice Savage de manera despreocupada. ¨No confío en


su ´alguien’. Investigaremos nosotros de nuevo. El problema es,
¿Qué pasa si encontramos algo?¨

Jax responde antes de darme tiempo a que lo haga, cerrando así


el tema. ¨Lidiaremos con ello si llega el momento. Ahora lo que me
preocupa es, ¿quién se llevó a Emma?, y ¿Sigue ella en peligro?¨

¨Hasta que consigamos respuestas¨ dice Savage, ¨sí, sigue en


peligro¨. Él me clava una mirada severa. ¨Es la única manera que
podemos averiguarlo y mantenerte a salvo. Por suerte, has
demostrado ser una nena lo suficientemente lista como para
dejarnos ayudarte¨.

¨Gracias, nene¨.
¨Es agradable ver que aún conservas tu sentido del humor¨,
responde. Pero él todavía no es el mismo. No está totalmente
presente, no en ese modo de ‘Savage se come el mundo’, y es
inquietante.

Como también lo es el recuerdo de la máscara de payaso que vi


en el avión, que se mete en mi mente y que me tiene abrazándome
a mí misma, como ofreciéndome resguardo. ¨Rompieron la
cerradura para entrar a mi apartamento, y me dejaron allí
desnuda¨.

Jax pone su mano en mi pierna, y yo bajo mi mano, enlazándola


con la suya. Se está aferrando a mí, como prometió que lo haría.
De la manera en que se movió para encontrarme demuestra que
siempre lo hará. ¨No quiero presionarte con eso, bebé¨, dice con
tono suave, modesto, ¨pero necesitamos saber cualquier cosa que
puedas recordar¨.

¨Estoy bien. No me importa hablar de nada de esto, solo que no


tengo mucho que compartir. Desperté en un avión, y un hombre
con máscara de payaso me hincó otra aguja en el brazo. Eso es
todo¨.

¨El avión es un detalle importante¨, me tranquiliza. ¨Hay registros de


los vuelos. Esto ayuda. ¿Qué más?¨

¨¿Te refieres a si fui violada? No lo sé, pero ahora aquí sentada¨, lo


considero un momento, ¨no me siento como si lo haya sido. Sé que
suena raro, pero creo que lo sabría. Aunque el que un extraño me
haya desvestido y dejado desnuda en la cama se siente bastante
mal. ¿Me tocó, incluso si no me violó? ¿Tomó fotos?¨

¨La situación de York es pública¨, dice Savage. ¨Un extraño podría


haberlo trucado para que parezca que fue él quien lo hizo, para
que tengas miedo¨.

¨¿Podría haberlo hecho desde la cárcel?¨

¨Sí¨, coincide Savage. ¨Tiene gente que trabaja para él, que son
igual de sucios que él, pero no creo que te hubiera llevado a casa
y te hubiera puesto en tu propia cama¨.

Frunzo el ceño y dirijo la mirada a Jax. ¨Al principio, ignoré la idea


de que fuera York. Que me dejara en casa no sonaba mucho a él,
pero ahora que lo pienso, vosotros tuvisteis un enfrentamiento. Él te
odiaba. ¿Qué mejor manera de vengarse de ambos que robarme
de delante de tus narices y dejarme desnuda? Es el mayor ´jódete´
¨.

Su expresión arde con furia. ¨Si descubro que fue él quien lo hizo,
lanzaré todos mis recursos contra él y me aseguraré de que pase
mucho tiempo en la cárcel¨.

¨Trabajemos desde el ángulo del avión¨, dice Savage. ¨Fuiste


drogada por un motivo. Entre ellos, el que no recordaras el método
de transporte¨. Se empieza a levantar.

¨Espera¨, digo, y cuando Savage vuelve a tomar asiento, pregunto.


¨¿Sabemos cómo se acercó a mí?¨

¨El ascensor. No estaba averiado realmente. Estaba conectado a


un túnel bajo tierra desde donde era controlado¨.

¨No sabía lo del túnel¨, añade Jax. ¨Le preguntaría a Brody, pero
está en rehabilitación¨.

Parpadeo. ¨¿Qué? ¿Rehabilitación? ¨

¨Estaba hecho mierda de drogas y alcohol¨, dice Savage. ¨Tuvo un


ataque hace unas horas y Jax nos hizo apuntarlo a rehabilitación¨.

Jax asiente desalentado. ¨Hablé con el doctor hace una hora.


Piensa que pudo haber sido un ataque de nervios inducido por el
dolor¨.

¨Oh, Dios¨, susurro, apretando su mano. ¨Lo siento, Jax. Lo siento


mucho, Pero al menos está recibiendo ayuda¨.

¨Así es¨, concuerda conmigo. ¨Obviamente él no fue el que te trajo


aquí y te desnudó. No sé qué hubiera hecho de haber sido él¨.

Trago saliva a través del nudo en mi garganta. ¨Realmente no


sabemos quién lo hizo¨, digo, y el mensaje implícito es claro: no
sabemos durante cuánto tiempo estaré mirando por encima del
hombro.

¨Yo aún voto que Randall está detrás de todo esto¨, dice Savage.
¨Él te quería aquí, y se las apañó, incluso si Jax te seguía, estarías
demasiado aterrada como para regresar al castillo. Podría haber
contratado a alguien fácilmente para hacerlo. Joder, quizá pagó a
Echo para que lo haga¨.

¨No hemos confirmado con Chance¨, digo, ¨pero sí suena lógico


que Randall supiera sobre las amenazas y la fusión. Solo que no sé
por qué estaría tan asustado como para secuestrarme. Nada de
esto le afecta a él¨.

¨No hablamos con tu hermano de la fusión¨, señala Jax. ¨No


sabemos los motivos de Chance ni lo que le ha ofrecido a Randall
si se lleva a cabo. Podría haber sido simplemente el que temiera
que jodiera el asunto con Grayson Bennett¨.

Arrugo el entrecejo. ¨¿Pero qué tiene que ver eso con que tú y yo
estemos juntos?¨

¨O él piensa que me tienes a los Knight en la cabeza o aún hay más


que no sabemos. Como, qué tiene que perder o ganar con lo de la
fusión, una de esas. Hasta donde sabemos, porque no preguntamos
ni Chance nos contó, Randall puede tener una herencia colgando
en el castillo también¨.

Mis ojos se abren como platos. ¨Cierto. Es algo que mi padre haría¨.
Estiro el brazo para sacar el teléfono del bolso en mi cadera. ¨Voy a
llamar a Chance¨.

Jax me agarra la mano. ¨Comida y descanso primero, bebé.


Pensaremos mejor después de eso¨. Tocan a la puerta.

¨En el momento perfecto¨, dice Savage dando una palmada con


sus manos en sus piernas. ¨Debe ser tu comida. Y si sirve de algo,
Emma, estoy de acuerdo con Jax. Descansa. Tengo hombres
vigilando el hotel. Tengo hombres trabajando en nuestros muchos
misterios. Voy a ponerlos a trabajar en lo del avión también, y luego,
yo, también voy a irme a dormir a mi habitación¨. Se levanta y se
dirige a la puerta.

Jax lo sigue, e indica al personal del servicio de habitaciones que


lleven la comida al dormitorio. Yo los sigo, y cuando se marchan, y
Jax con ellos por un momento, me muevo hacia el borde de la
cama y miro qué hay debajo de las muchas bandejas. Aromas
dulces y salados invaden mis fosas nasales y hacen rugir mi
estómago. Acabo de cubrir los macarrones con queso, que se ven
deliciosos, cuando una sensación de alerta arrastra mi mirada
hacia la puerta, donde veo a Jax, ahí parado, observándome.
Nuestras miradas colisionan y una ráfaga de emoción tiembla entre
nosotros. Por fin estamos solos, y la perturbación en sus ojos me dice
que Jax pensó que eso nunca más sería posible.

Pensó que me había perdido.

En cierto modo, a pesar de que él diga lo contrario, creo que parte


de él, al menos durante una mínima parte del tiempo que estuve
alejada, pensó que quizá, me marché por decisión propia. Este
hombre, este hermoso, poderoso hombre que tiene el control, dudó
de sí mismo y de nosotros. Puede parecer una locura para algunos,
pero para mí, una mujer que sabe que los hombres poderosos no
dudan de sí mismos, encuentro esta humildad en él tan humana,
tan real. No sabe que el que yo me aleje ya no es una posibilidad.
No sabe que ya no puedo vivir sin él.

Decírselo me hace vulnerable.

Ser vulnerable significa dar mi confianza.

Y confío en este hombre, de la misma manera en que lo amo.

Con todo lo que soy.


CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

Emma

Jax entra en la habitación como una ráfaga de poder y calor que


hace que mis sentidos enloquezcan. Mi corazón late deprisa, mi piel
se calienta y la anticipación del momento en que venga hacia mí
es lo único que al parecer soy capaz de procesar ahora mismo.

Pero él no viene hacia mí.

Camina hacia las cortinas y las cierra, dejando la habitación en


sombras, con una luz tenue brillando en una de las mesitas de
noche, mientras que la chispa de lo que siento por este hombre está
siempre a una caricia de distancia de convertirse en llamas. Él se va
al lado contrario de la mesa, quedándose ahí parado por encima
de mí, alto y musculoso. ¨Come, bebé. Necesito que comas¨.

¨Comer no es lo que tengo en mente en este momento, Jax¨.

Sus labios, esos carnosos, hermosos y talentosos labios se curvan.


¨¿Qué tienes en mente?¨

¨A ti¨. Pero entonces mi estómago ruge. Ruidosamente.

Él se ríe. ¨Y comida. Come, mujer¨. Rodea la mesa y se sienta a mi


lado, acercándome hacia sí mismo y besándome, un suave roce
de labios, una provocación que promete más, pero que lo niega
todo al mismo tiempo. ¨Tenemos toda una vida para que haga lo
que quiera contigo, y para hacer lo que ambos tengamos en
mente. Y para que lo sepas, tengo cosas muy sucias en la mía¨.

¨Dímelas¨, lo presiono.

¨Con gusto¨, dice y añade, ¨Una vez que saques las drogas de tu
sistema¨.
Sentada aquí con él, en la privacidad del dormitorio, con sus brazos
alrededor de mí, tengo esa sensación de volver a casa y una
sugerencia ¨Estoy segura de que una dosis de adrenalina ayudará
a sacar las drogas de mi sistema también¨.

Él suelta una risa sexy y gutural. ¨A pesar de que me encantaría


seguir tu forma de pensar, esa podría ser la razón por la que caigas.
Come, bebé. Como dije, tenemos toda una vida si me salgo con la
mía. Ponte cómoda¨. Él se revuelve y arrastra mi pie a su regazo,
quitándome el zapato.

Me río. ¨¿En serio me estás quitando los zapatos para que coma?¨

¨Tenlo por seguro¨, dice, quitándome el otro zapato. ¨Haciendo


hueco para las calorías¨.

Arrugo la nariz. ¨¿En mis pies?¨

¨Es el mejor sitio para tenerlas, ¿verdad?¨ bromea. ¨Atibórrate,


bebé, y a dormir¨.

¨Quítate los zapatos, hártate de comer y duerme conmigo¨.

¨Trato hecho¨, dice, guiñando un ojo, y apartándose hacia un lado


de la cama para quitarse las botas.

Sonrío cuando regresa y comienza a quitar las tapas a una ridícula


cantidad de comida. ¨Sabes que ni siquiera puedo comer una
pequeña porción de todo esto¨.

¨Yo sí¨, me asegura, cosa que me hace reír. Se siente bien el reírse.
Ambos nos sentimos bien juntos, y necesito esto y a él, ahora mismo,
más de lo que pensaba. Bajo la superficie, contenidas, pero
escalando, están mis emociones y la distintiva huella del miedo.
Alguien podría volver a por mí, y no sé cómo lidiar con eso.

¨¿Estás bien?¨, pregunta Jax, acariciando con el dedo mi mejilla.


¨¿Qué ha pasado?¨

Parpadeo. ¨¿Qué ha pasado? Nada. Nada. Solo estoy feliz de que


estés aquí¨. Beso su mejilla. ¨Realmente feliz de que estés aquí¨.

Él toma mi cara con sus manos y me besa. ¨No voy a ir a ninguna


parte, ni tú tampoco¨.
¨¿Lo prometes?¨

¨Con todo lo que soy¨. Me coloca el cabello detrás de la oreja.


¨Come, bebé¨.

Asiento, y pronto esa sensación que escalaba hacia arriba queda


aplastada por el queso, pasta, y un sinfín de rica comida, las cuáles
saben aún mejor con una buena conversación y más risa.
Charlamos, pero no hablamos del infierno que nos rodea. Hablamos
sobre el festín de Acción de Gracias. Hablamos sobre un árbol de
Navidad tan grande como una casa. Por un breve instante,
comemos juntos y dejamos todo lo demás en otra parte, un agujero
negro donde no nos atrevemos a viajar.

Resulta que mi estómago aprueba la tarta de chocolate que Jax


pidió más que los macarrones con queso, mientras que Jax disfruta
de su hamburguesa a lo grande, tragándosela rápidamente. ¨Me
queda un trocito de tarta¨, digo. ¨¿Lo quieres?¨

¨Ya que era mi tarta, sí¨. Se deja caer hacia mí y me quita la tarta
del tenedor, y cuando me mira, el calor entre ambos hace que la
tarta de chocolate se convierta en un afrodisíaco. O quizás solo sea
Jax. Un hombre que ahora es más que el dueño de mi cuerpo. Es el
dueño de mi corazón.

¨Hora de dormir¨, dice, tirando de mí hacia el colchón,


apartándome el pelo de la cara. ¨Y nos quedaremos con la ropa
puesta o no seré responsable de mis actos¨.

¨Deja que yo sea responsable de tus actos¨. Mi mano se desliza bajo


su camisa, y su piel caliente, firme y musculosa es la recompensa
por mi atrevimiento.

¨Oh no, bebé. No hasta que descanses¨. Él nos cambia de posición


y de repente, mi espalda está contra su parte delantera y él queda
abrazado a mí.

¨Esto es tan injusto¨, susurro, aunque, la sensación de su inmenso


cuerpo cerca de mí no es exactamente algo malo.

¨Castígame luego¨, murmura.


¨Acepto el reto¨, digo, pero incluso mientras digo esto, me acurruco
más cerca de él, en el lugar seguro que él ha creado para mí, en el
que me ofrece calidez en este día de fría realidad.

¨Te amo, Emma¨, me susurra al oído, su aliento cálido mezclado con


sus palabras, me ponen la piel de gallina.

Le agarro la mano y enlazo mis dedos con los suyos. ¨Yo también te
amo, Jax¨, digo con una pequeña sonrisa en mis labios al bajar las
pestañas y me sumo en un profundo sueño.
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

Jax

El teléfono del hotel que hay en la mesita de noche suena y me


despierta de un sueño profundo, pero Emma literalmente no se
mueve. Me muevo rápidamente y cuelgo, tapando a Emma con
una manta y mirando la hora, para darme cuenta que son las seis
de la tarde. Saliendo de la cama sigilosamente para no despertar
a Emma, cojo mis botas, me las llevo al salón y levanto el auricular
del teléfono en el escritorio.

¨¿Habéis llamado?¨, contesto cuando me responden desde


recepción.

¨Tiene un paquete, señor¨.

¨Daré una buena propina si me lo suben¨, digo, ya que no quiero


que Emma despierte y se vea sola.

Le mando un mensaje a Savage mientras espero: ¿Estás despierto?

Me llama. “ Arriba como un huracán¨, dice, lo que coño signifique


eso y se lanza a contarme las novedades. ¨No hay pruebas
electrónicas de que la madre de Emma contratara a alguien para
deshacerse de Hunter. No hay pruebas electrónicas de York o nadie
que lo visitara o se comunicara con él, de ningún profesional que
haya sido contratado para secuestrar a Emma. Aunque debo
añadir que, en prisión, hay maneras de llegar a profesionales y evitar
dejar huella¨.

¨No puedo encerrarla en el armario, Savage, ¿cómo prevenimos


que esto suceda de nuevo?¨

¨Estoy en la puerta. No voy a hacer mi recomendación por


teléfono¨.
¨Emma todavía duerme¨.

¨Seré tan silencioso como un ratón en una iglesia en busca de


queso¨.

Desconecto la llamada y me dirijo a la puerta, donde lo encuentro


justo enfrente de mí. ¨Jesús, Savage¨, murmuro. ¨En el comedor, allí
podemos hablar con libertad¨. Retrocedo y lo guío hasta allí.

Paso el salón y sigo por un pasillo en dirección contraria al


dormitorio, pasando un baño, y entro a una estancia con una mesa
larga estilo conferencia. Me acerco a la ventana y observo las
pintorescas colinas, el océano y los techos de los edificios, con
Emma, no con esa visión, en mente. Savage entra en la habitación
con el pantalón de uniforme negro y una camisa negra, como si me
hiciera falta un recordatorio de que estamos en una zona de
combate. Sostiene un sobre en la mano. ¨Le lancé un fajo de billetes
al chico que trajo esto para evitarle a Emma que tocaran a la
puerta¨.

Lo cojo. ¨Esto será de Chance. Se supone que es la información que


respalda todo lo que nos contó hoy¨. Lo suelto en la mesa. ¨¿Cuál
es el plan para lidiar con York?¨

¨Es un mierda. Le dio mucho de qué preocuparse como para que


le importe ella¨.

¨Continúa¨.

¨¿Por qué no me dices que lo haga y me dejas encargarme de


esto?¨

Mi mirada se pasea por la cicatriz que tiene bajo su mejilla, que me


deja saber que ya ha estado en las trincheras; que ya ha estado en
la guerra. Y sobrevivió. Soy un hombre de honor. Trato de ser el
hombre que a mi padre le hubiera gustado que fuera, pero ahora
mismo, necesito ser el hombre que proteja a Emma. ¨Hazlo¨.

¨Eso fue más fácil de lo que esperaba¨.

¨¿Y si no fue él?¨

¨Eliminarlo a él es el primer paso¨. Señala la carpeta en la mesa.


¨Decidir quién más es un problema es el siguiente¨.
¨Estoy de acuerdo¨.

Ambos nos sentamos a la mesa, uno enfrente del otro, y yo abro el


grueso sobre, sacando un tocho de archivos y varios diarios. Encima
de todo eso hay una tarjeta con el nombre de Emma. Le entrego a
Savage la mitad de los archivos y regreso mi atención a la tarjeta,
me quedo mirándola. Cuando encontré a Emma de nuevo, ella era
todo lo que tenía en mente. Ahora pienso en su hermano. Sé que la
quiere. Confío en que dijo la verdad, pero la manera en que
manejó la situación del castillo no me cuadra.

¨¿Qué es eso?¨

Con el sonido de la voz de Emma, levanto la cabeza y la veo en la


puerta, su largo cabello castaño, un revoltijo sedoso alrededor de
su rostro y hombros. Sus mejillas, sonrosadas. Es tan malditamente
hermosa, es el sol que ilumina un cielo que de otro modo estaría
oscuro y vacío. Seguro como el infierno, ella ilumina mi alma oscura,
y en ese punto estaba cuando la conocí. Un alma oscura dirigida
al infierno y que fue arrastrada al cielo.

¨Hola¨, dice, posando esos ojos verdes claros en mí.

Sonrío, y dejo la tarjeta en la mesa junto a mí. ¨Hola¨.

¨Hola, Em¨ dice Savage sobre su hombro. ¨¿Qué pasa, guapa?¨

Ella suelta una dulce risita coqueta. ¨Estás loco, Savage¨.

¨Me gusta eso de mí¨, responde él.

¨La verdad, a mí también¨, dice ella caminando hasta ponerse


detrás de él para darle un golpe en el hombro.

¨¡Ay!¨ gruñe él. Ella ríe de nuevo, yo me levanto y saco una silla para
que se siente.

Ella se acerca hasta el final de la mesa, donde la amoldo a mí y la


beso. ¨¿Cómo te sientes?¨

¨Mucho mejor, y como que podría volverme a comer toda esa


comida que nos zampamos ayer¨.
¨Servicio de habitaciones será¨, digo. ¨Tu hermano cumplió su
palabra. Ha entregado todos los documentos que prometió.
Estamos investigando. ¿Quieres ayudar?¨

¨Por supuesto¨. Ella besa mi mejilla y, maldición, es tan dulce... Tan


dulce como para ponerme malditamente duro y caliente de la
nada, con cualquier muestra de afecto. Ella vuelve locas mis
emociones, cuando hubo un tiempo en el que los sentimientos eran
algo malo.

Ella se sienta y yo me coloco junto a ella. ¨¿Qué es esto?¨, pregunta,


levantando la tarjeta y echándome un ojo.

¨Estaba dentro del paquete que envió tu hermano¨.

¨Oh¨. Ella se queda mirándola y sus mejillas rosadas palidecen.


¨Debería...¨ Me mira. ¨Debería abrirla¨. Suelta una risa nerviosa.
¨Estoy tan molesta con mi hermano. Es desconcertante. Yo... ah...
creo que iré a la otra habitación a abrirla¨.

Agarro su mano y la beso. ¨Estaré aquí mismo si me necesitas¨.

Sus ojos se llenan de ternura, y esta vez ella levanta mi mano y la


besa. Su mirada se llena de calidez y de emoción antes de
levantarse e irse.

Inhalo bruscamente y miro hacia el techo, la necesidad de


protegerla se vuelve tan malditamente intensa dentro de mí como
si de un cable con electricidad se tratase. Perdí a mi madre. Perdí a
mi padre. Perdí a Hunter. Brody está en rehabilitación. Perder a
aquellos que amas es devastador, por eso no puedo permitir que
Emma pierda a su hermano si se puede evitar. Pero ella ya ha
pasado por un infierno, y no dejaré que Chance le haga pasar por
más. Si él le hace daño, yo le haré daño a él.
CAPÍTULO CUARENTA

Emma

Esperanza, miedos, frustración, ira.

Siento todas estas emociones al sentarme en el sofá del hotel con


el sobre en la mano, la escritura de mi hermano, como la de mi
padre, en la parte de delante. Lo abro y, Dios mío, la mano me
tiembla. ¿Por qué me tiembla la mano y por qué no coopera y hace
lo que tengo intención de hacer? Agarro mi muñeca y tiro, con
respiración calmada. Esto es una tontería. Estoy dejando que
demasiadas cosas me controlen, cuando yo, hace ya tiempo,
aprendí a meterlas en un cajón y seguir adelante con mi vida.
Necesito hacer eso ahora.

Suelto mi mano y abro el sobre, encuentro una simple rosa en la


parte delantera de la tarjeta. Dentro de ésta, hay una carta
doblada. La saco y comienzo a leer:

Pajarito:

Sí, ya sé que odias ese nombre, pero jamás dejaré de meterme


contigo. Es demasiado gracioso. Tampoco dejaré de quererte
nunca. Sé que cometí mis errores. Debí haber hecho lo que papá
nunca hizo e incluirte más. Debí haberte dado la oportunidad de
ayudar.

Obviamente, hubieras tenido influencia sobre Jax. Vosotros dos


hubierais pensado en una solución cuando yo no pude, que
funcionara para todos. Papá me atrapó. Creo que él pensaba que
si me daba una buena razón -salvar tu herencia y la de mamá- para
hacer algo malo, lo haría. Y creyó que eso significaría que sería
exitoso en el futuro. Me alegra poder decir que falló en quererme
hacer como él, pero casi lo consigue.
Tú me salvaste.

Sé que no lo entiendes, pero lo hiciste, hermanita. Descubrir que


fuiste secuestrada y abandonada en tu cama desnuda me
destruye. Jamás permitiría que te hicieran daño de esa manera.
Jamás. Quiero que sientas que te protejo. Te protegeré, pero
supongo que considerando todo lo que ya he confesado, es
importante que añada que no te decepcionaré en el proceso.
Cometí mis errores. Lo sé. Te escribo para rogarte que me perdones.
Te escribo porque extraño a mi hermana. Porque somos familia
como mamá y papá nunca entendieron ese término. Te necesito.
Me da miedo pensar en quién podría convertirme sin ti.

Con cariño, de tu hermano mayor,

Chance

Las lágrimas comienzan a caer mientras suelto la carta y saco el


teléfono prestado de mi bolsillo. No tengo ninguna duda cuando
marco el número de Chance, solo esperanza. “Chance Knight”,
responde. Gracias a Dios que ha contestado.

“Soy yo, no encontré mi teléfono y el MacBook, por lo cual supongo


que debería estar preocupada por razones de trabajo, pero---”

“El trabajo no es importante en este momento. ¿Recibiste la


tarjeta?”

“Sí”, susurro. El cúmulo de emociones resonando en mi corazón. “Me


hizo llorar”.

“Ves, lo último que quiero es hacerte llorar, hermanita”.

“Lágrimas de felicidad. No me hagas llorar de tristeza. Aún estoy


enojada contigo. De hecho, estoy furiosa”.

“Lo sé, Lo merezco. Manejé toda esta situación como un niñato”.

“Sí” concuerdo. “Así fue”.

“Lo siento” dice, su voz baja, con tono gutural. “Lo siento”.

“Lo sé. Y eso es lo que importa. ¿Acepto tus disculpas? Sí. ¿Puedo
soportar el necesitar otra como esta alguna vez en la vida? No,
Chance. No puedo”.
“No tendrás que hacerlo. ¿Podemos ir a cenar? ¿Esta noche? ¿O
mañana por la noche? Cuando te venga mejor. Puedo ir al hotel.
O podemos ir a tomar café y luego cenar con Jax. Lo amas.
Necesito arreglar esto con él”.

“Hablaré con él. Te llamaré luego”.

“OK. Sí. Llámame más tarde”.

Cuelgo y regreso al comedor, donde Jax y Savage tienen ahora


papeles por toda la superficie brillante de la mesa color nuez.
“¿Cómo va eso?” pregunto.

La mirada de Jax salta hacia la mía, sus ojos azul claros estudian mi
rostro, con preocupación yaciendo en sus profundidades. “¿Cómo
te fue a ti?”

“Mejor de lo que esperaba”, digo. “¿Podemos hablar?”

“Se refiere sin que esté yo”, se entromete Savage. “Menos mal que
no soy uno de esos maricas sensibles”. Desvía la mirada hacia mí.
“Hasta tengo un teléfono y un MacBook nuevos en camino, y
todavía me dejas fuera”.

“Gracias por el teléfono y el MacBook”, digo, mientras Jax se pone


en pie y viene en mi dirección, contoneándose con sus largas
piernas. Me encanta. Me encanta él.

“¿Dónde me quieres?” pregunta, cuando está delante de mí.

Me muerdo el labio inferior y considero esa pregunta cargada de


doble sentido. Lo quiero de vuelta en la cama y desnudo. Pero,
lástima que este no es el momento adecuado. Gracias, Savage y
Chance. Las manos de Jax, esas perfectas manos que quiero por
todo mi cuerpo, me aprietan la cintura y se acerca mí. “Si sigues
mirándome así, vas a conseguir que eche a Savage”.

Me río y le agarro la mano. “Por aquí”. Me volteo, lo llevo al salón y


lo siento en el sofá. Luego me siento en la mesa del centro, justo
frente a él.

Él me coge la mano y la planta en su musculoso muslo, sus manos


en la mía, su abrasadora mirada que dice que quiere que me suba
a su regazo, aquí y ahora. Y, oh, como quiero subirme a su regazo
aquí y ahora. “Puedo decirle que se vaya”.

“Aún no”, susurro. “Necesito que leas la tarjeta”.

Arquea una ceja. “¿Quieres que lea la tarjeta?”

“Te necesito a ti y a él en mi vida, Jax. Así que, sí. Por favor, lee la
tarjeta”. Quito mis manos de las suyas y tomo la tarjeta que hay en
la mesa junto a mí, ofreciéndosela para que la acepte.

Él le echa una mirada y luego me mira a mí. “¿Estás segura?”

“Muy segura”. La presiono en su mano. “Lee”. Luego me levanto y


me siento en la silla donde Savage estuvo antes, desde donde
puedo observar su rostro y leer su reacción.

Él abre la tarjeta y saca la carta, desdoblándola. Su mirada


encuentra la mía. “¿Estás segura?”

“Lee, Jax”.

Él devuelve su atención a la carta, con su esculpida mandíbula


apretada y un músculo moviéndose hacia adelante y hacia atrás.
Aferrada a la silla, espero a ver cómo su expresión se suaviza, pero
no lo hace. Está impasible. Él inhala bruscamente, dobla la carta de
nuevo y la vuelve a meter en el sobre para luego dejarla en la mesa.
Y cuando sus ojos encuentran los míos, veo en ellos cómo está
juzgando a Chance.

“Va a tener que demostrarme cada palabra que hay ahí”.

No es un rechazo total, así que me aferro a eso. “Quiere tomar un


café conmigo y cenar con nosotros. ¿Qué te parece?”

Él da unos golpecitos uniendo ambos dedos de las manos, y juro


que se va a romper el hueso de la mandíbula si la aprieta un poco
más. “OK”.

“¿OK?” pregunto con cuidado.

“Sí, bebé. Necesito hacer las paces con tu hermano, pero que se
prepare porque tengo algunas preguntas tras haber hojeado esos
documentos. No me voy a sentar en frente de él y morderme la
lengua”.
Tratando de contener una sonrisa, por ese acto, me araño el labio
inferior con los dientes y me levanto de la silla de un tirón,
colocándome delante de él. Pongo mis manos en sus hombros, y
esta vez, me subo a su regazo. Aún así, permanece como el hombre
de acero. Y a mí me gusta ese hombre de acero.

“¿Alguna vez te dije” digo colocando mis brazos alrededor de su


cuello, recordando algo que me dijo la semana pasada. “ cuánto
me gusta tu culo?”

Él me lanza una mirada seria, o al menos lo intenta. Una risa retumba


desde lo profundo de su garganta, él me agarra del pelo y tira
llevando mi boca a la suya.

“¡Hola!” grita Savage. “¡No estáis solos!”

“Creo que deberías marcharte”, dice Jax y arrastra mi boca a la


suya, una profunda caricia de su lengua saca un gemido de mis
labios que no puedo contener.

Savage farfulla algo y sale dando pisotones por la habitación. Jax y


yo nos reímos. “Tú estabas decidida a que lo echara”. La puerta se
abre y se cierra. Jax me levanta y me lleva a la habitación donde
pienso hacer lo que quería hacer antes de dormir: arrancarle la
ropa y hacer lo que desee con él.
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

Jax

Ni siquiera llegamos a la cama. Así de intenso es el deseo que siento


por esta mujer; el hambre que tengo de ella. Así es como acaba
contra la pared del dormitorio y yo con mi polla dura presionando
contra su vientre, mis manos por todo su cuerpo. Mi lengua dando
largas y profundas caricias; un lametón, un apretón, una caricia,
repetir, todo aquí y ahora. Su respiración agitada entre esas cosas
es como fuego en mis venas, que me hace desnudarla con manos
bruscas e impacientes. Mis dientes y labios encuentran piel suave
entre mordiscos y caricias, por aquí y por allá. Mis dedos se arrastran
por su pezón, mi mano en su pecho.

Ella está tan impaciente como yo, tirando de mi camisa, y cuando


ésta no está, va a por el elástico de mis pantalones.

De lujo, es todo lo que puedo decir.

Vuelvo a besarla como un bestia, cómo me pone su sabor y ni


siquiera me importa. La posesividad crece dentro de mí y le agarro
su culo perfecto, que ahora está desnudo, gracias a unos rápidos
movimientos y la amoldo a mi cuerpo. “Mía” digo, con mi mejilla
junto a la de ella, mis labios en su oído. “Eres mía ahora. Dilo”.

“¿Tú eres mío, Jax?”

La pregunta me quema por la inseguridad que viene de ella y la


rechazo, vuelvo a agarrar su rostro con mi mano e inclino su mirada
hacia la mía. “Sí, Emma. Soy tuyo. Tú eres mía. Dilo”.

“¿Qué pasó con el hombre que no se quedaba de noche? ¿El que


follaba y huía?”

“Tú, eso es lo que pasó, Emma. Como la canción, me golpeaste


como un huracán. Dilo. Yo soy tuyo y tú eres---”
“Tuya, Jax. Y lo más increíble es que temo más estar sin ti que estar
contigo”. Esas palabras y su voz temblando por la emoción cuando
las dice, habla mucho del infierno en el que York Waters y su padre
convirtieron su vida.

Si su padre estuviese vivo, lo mataría. York tiene suerte de estar en


la cárcel. “Emma---”

Ella se pone de puntillas y acerca sus labios a los míos. “No te atrevas
a convertir esto en algo que no sea nosotros. Y no te atrevas a
hacerme la damisela en apuros. Me las apañé bien sin ti.
Simplemente no quiero estar sin ti. Y ahora, ¿qué tal si me besas de
una vez?”

“Ahí está mi huracán”, murmuro, y hago justo lo que me pidió que


haga. La beso de nuevo y lo hago con la fuerza de todos los cielos,
lo hago con la fuerza de un hombre que se sumergiría en el más
profundo de los mares infestado de tiburones por ella, y regresaría
vivo porque ella me estaría esperando. Aunque ella tiene razón,
puede manejar a esos tiburones ella sola sin problemas.

La levanto en brazos y la llevo a la cama. “Voy a besar cada parte


de ti hasta que me supliques que pare, Emma. Y luego, lo volveré a
hacer”.

“Tenemos una cena a la que atender”, dice ella con sus dedos en
mi barbilla. “¿Quizás solo deberías follarme ahora y besarme más
tarde?”

“Oh no, bebé. Así no es como funciona esto”. La coloco boca


arriba y bajo hasta quedarme entre sus piernas, mis hombros
separan sus muslos. Mis labios acarician su vientre, su cuerpo
tiembla por el beso que acabo de posar ahí. Mis dedos se deslizan
en su sexo caliente y húmedo; ella suelta un jadeo, y yo le lamo el
clítoris dejándola inmóvil con mi mirada. “¿Qué decías de una
cena?”

“Estoy segura de que decía que podíamos llegar tarde”.

Me río, con un sonido bajo y gutural, bajando mi boca al hacerlo.


La vibración se extiende por su sexo. Un sonido parecido a un
ronroneo escapa de sus labios y yo cierro mi boca sobre ella,
chupando intensamente. Ella me recompensa con un gemido y
cuando presiono dos dedos dentro de ella, se revuelve bajo mi
boca y se aferra a las sábanas, con su sexo chorreando alrededor
de mis dedos. Sí, bebé, pienso. Así es como te quiero. Esto es lo que
mereces. Estar perdida en el placer. Quiero que olvide todo el daño
que le ocasionó el miedo a confiar o necesitar a alguien antes de
mí.

Yo lamo, acaricio y juego con su sexo, mis dedos moviéndose al


ritmo de sus caderas. Mi otra mano acaricia su vientre, su pecho, su
pierna. Pronto, demasiado pronto, considerando todo el tiempo
que quiero retenerla aquí, justo así, ella tiembla bajo mi lengua. Su
sexo se contrae alrededor de mis dedos, su cuerpo se agita con la
fuerza de su liberación. Cuando estoy desnudo, abrazándola y
embistiendo dentro de ella, hago una promesa que no mantengo
para mí mismo. “Pruébate de mis labios, bebé, porque voy a follarte
de tantas maneras correctas, cada día de tu vida, Emma, que vas
a olvidarte de todo excepto de mí”.

“Ya lo he hecho”, susurra, pero ambos sabemos que eso no es


cierto, por lo que mi respuesta es mis labios sobre sus labios, el sabor
dulce y salado de su clímax crea una explosión entre nosotros,
nuestros cuerpos se arquean juntos. Su dulce aroma floral provoca
a mis fosas nasales, su sedoso cabello se enreda entre mis dedos.
Nuestro baile es lento y luego rápido. La llama en nuestros cuerpos
crece convirtiéndose en un fuego hasta que colapsamos juntos y
Emma se queda dormida en mis brazos.

Todavía siente los efectos de las drogas.

El recuerdo de la máscara y la jeringuilla de la foto que Savage me


enseñó cruza mi mente. Es todo lo que puedo hacer para no saltar
de la cama en modo pelea. Emma no necesita que le de un
puñetazo a nadie, aunque al luchador en mí le gustaría hacer justo
eso. Ella necesita que vaya a esa maldita cena con su hermano.
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

Jax

Emma se acurruca más cerca de mí, su estómago emite un


profundo y ruidoso rugido. “Bueno, no puedo dormir con eso”, se ríe
y se levanta, apoyándose en los codos para besarme. “Voy a llamar
a mi hermano”. Sale de la cama y camina sexy como el infierno en
busca de su ropa. “¿A las ocho mi café con él y a las nueve la
cena?”

“Me parece bien”, digo, levantándome y recogiendo su sujetador


para dárselo, mi mirada se pasea por sus pezones erectos. “Póntelo
antes de que nos olvidemos de la cena”.

Ella sonríe y presiona su cuerpo desnudo contra el mío, y procede a


rodear con la palma de la mano mi polla, que está dura como una
piedra de nuevo. “Nada de esto hasta que hagamos eso”. Me
suelta y se marcha, llevándose la ropa y su culo perfecto al salón a
vestirse.

Quince minutos más tarde, estoy vestido y de vuelta en la mesa


comedor frente a Savage. He creado una lista para compartir con
Savage y Emma, cuando ella entra y toma asiento. “La cena está
programada y mi café es en una hora”.

Deslizo la lista hasta el centro de la mesa. “Estas son las preguntas


para las que queremos respuesta de estos papeles antes de que
empecemos a buscar al azar cosas que no sabemos que hay pero
que puede que queramos saber”.

Emma coge la lista y lee, “Las estipulaciones del testamento y de la


herencia”.
“Las tengo”, dice Savage levantándolo. “La historia de Chance
tiene sentido. Hay una cláusula estúpida sobre que ella y su madre
solo heredarán cuando el castillo sea propiedad de ellos”.

“Porque mi padre es un gilipollas”.

“Ese problema se puede solucionar”.

“No, Jax”, dice ella. Yo cojo su mano y la beso. “Él me puede firmar
la entrega del castillo para devolvérmelo sesenta segundos
después de que yo se lo haya entregado y firmado a él. Si me da
buena espina durante la cena, haremos eso”.

“Sí,pero---”

“Es tu dinero. Voy a conseguirte tu maldito dinero”.

“Es un montón de dinero, Emma. ¿Sabes cuánto es?”

“No quiero saberlo”. Ella pasa al siguiente punto en la lista. “El test
paternidad”.

“También lo tengo”, dice Savage y levanta una carpeta. “También


hay pruebas de que Hunter estaba siendo amenazado y páginas
arrancadas con información sobre las negociaciones entre el padre
de Emma y Hunter. Todo está aquí en esta carpeta con etiquetas,
bien organizado con un índice de búsqueda”. Él la desliza sobre la
mesa y yo abro la carpeta, el latido de mi corazón resuena en mis
oídos cuando encuentro el test de ADN. Y jodidamente ahí está.
Levanto la mirada hacia Savage. “¿Puedes confirmar que es real?”

“Ya le envié una foto del test a mi equipo y están hackeando los
records”. Su teléfono suena con un mensaje de texto, y él le echa
un vistazo al mensaje y luego me mira a mí. “Es real”.

La verdad ahora expuesta y confirmada parece flotar por encima


de la mesa y luego aterriza como una bomba que hace que me
duela hasta el alma.

“Todo es cierto”, digo, mis ojos encuentran los de Emma. “Hunter


no era del todo mi hermano. Estaba siendo amenazado por tu
padre. Y una pequeña parte de mí, por primera vez, se atreve a
preguntarse si eso pudo ser suficiente para hacerlo saltar”.
“No”, dice Emma. ¨Hunter no saltó. Ambos sabemos eso y se
merece que esto termine definitivamente. Tú mereces que todo
esto termine. Y vamos a conseguirlo”. Ella agarra uno de los diarios.
“Mi padre lo mató. Mi madre no es lo suficientemente inteligente
para hacer eso. Mi padre está muerto así que hemos estado
actuando como si él no pudiera haber sido. Él lo hizo. Lo vamos a
demostrar”.

No le digo a Emma que Hunter le servía a su padre mejor muerto


que vivo, ya no sé qué pensar. Cojo uno de los diarios y comienzo a
leer. Y no es una lectura fácil. Me quedo atascado en frases sobre
mi madre: Ella mintió y dijo que no era mío. Él respira porque yo
respiro. Lo que es suyo es mío. Fin. Está claro que habla del negocio
del whiskey. Se refiere a nuestra marca. Su padre era malvado. Ella
tiene razón respecto a una cosa. Su padre podría haber matado a
alguien sin siquiera pestañear. Quizás incluso a su propio hijo. Él le
dio la habilidad de respirar. ¿También se la quitó?
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES

Emma

El minuto en que pongo un pie donde Chance y yo quedamos para


tomar café, nos localizamos, y él está en pie. Se encuentra ahí
parado, observándome, estudiando mi estado de ánimo, luciendo
tan hermoso como el muñeco Ken, excepto por el cabello rubio,
por supuesto, con sus pantalones color caqui y un jersey. Pero la
expresión en su bello rostro es de tormento. Doy un paso hacia él y
es como si hubiera levantado una barrera, como si le hubiera dado
´luz verde´, una señal quizás.

No espera a que yo vaya hacia él, dejando la mesa en la que había


estado atrás, se encuentra conmigo a medio camino y me da un
gran abrazo de oso. “Te quiero, Pajarito”. Se echa hacia detrás para
colocar las manos en mis hombros. “Lo siento”.

“No tienes que volver a repetirlo. Solo no actúes como papá. Eres
mejor que todo eso”.

“Tienes razón. Lo soy. Quería hablar de eso”.

“¿Qué quieres decir con eso?”

“Te pediré un café y te explico”.

Minutos más tarde, tengo un café irlandés, de la marca North, claro,


con nata montada arriba. Chance se salta el café y se pide
directamente un whiskey. Supongo que hemos quedado para
tomar unas copas en vez de café. “¿Estás segura de que puedes
beber?” Chance se preocupa. “¿No estabas drogada?”

“Sí. Fue-es-aterrador. No sabemos quién lo hizo”. Me echo hacia


adelante más cerca. “Si fue Randall, dímelo. Me quedaré más
tranquila sabiendo que alguien no va a volver a por mí”.
“No lo sé, hermanita. Lo confronté. Lo negó. Quiero la misma
tranquilidad que tú. Necesitas protección”.

“Jax contrató a un guardaespaldas. Pero no puedo andar por ahí


con un guardaespaldas toda mi vida”.

“Me alegro un montón de que lo hiciera. Por ahora, necesitas


protección”.

“Lo sé”, le doy la razón. “Lo sé”. Cojo un poco de nata y me como
buena parte de ésta.

Chance se ríe y me quita un poco de la nariz. “Sigues siendo mi loca


y maravillosa hermana. Espero que Jax sepa apreciar lo maravillosa
que eres”.

“Él es bueno conmigo. Por favor, encuentra el modo de hacerlo


parte de la familia”.

“¿De verdad te vas a ir a vivir con él?”

“Sí. No sé cómo lo vamos a hacer funcionar con mi carrera, pero lo


voy a hacer. Me voy a Maine”.

“Trabaja desde casa. O no trabajes. Sé feliz. Creo que eso es lo que


todos deberíamos sacar de esta historia. Ese es nuestro fin”.

“¿Y tú eres feliz?”

Se revuelve su pelo castaño y luego da un trago a su bebida antes


de decir, “Estoy considerando una fusión con Bennett Enterprises”.

“Lo he oído”, digo. “¿Por qué?”

“Son éticos. Son buena gente. Siento como que hay agua sucia que
papá dejó atrás salpicando del maldito océano y pasándome por
encima, y no consigo limpiarme. Esas son cosas de las que debemos
resguardarnos”.

No le pregunto qué cosas sucias. No quiero saberlo. “¿Le has


hablado a Bennett sobre esa agua sucia?”

“Aún no. Ellos llevan un negocio de inversión también. Hoy me


propusieron un trato de mierda. Sé que me pusieron a prueba.
Querían ver si iba a venderlo todo por hacer dinero fácil”.
La trampa, pienso. Jax le tendió una trampa. “¿Y tú lo rechazaste?”
digo, con el orgullo hinchándose en mi interior.

“Pues claro que sí. Quiero unirme a Bennett para limpiar mi imagen,
no para ensuciarla más”.

“Pero la marca. ¿Estás seguro que quieres perderla?”

“A veces, ser parte de algo más grande y mejor, es lo más acertado.


Y, carajo, necesito un guía con sentido moral como Grayson
Bennett”.

“Sabes, quizás sea una buena idea en verdad¨.

Desde ahí, charlamos y reímos y perdimos la noción del tiempo.


Estamos tan metidos en la conversación que no nos dimos cuenta
que Jax se acercó hasta que se sentó entre nosotros. Ahora tengo
a las dos personas más importantes en mi vida sentados en la misma
mesa, y mi corazón se hincha por el amor que siento por estos dos
hombres. “Jax” digo, tomando su mano. “Te presento a Chance. Mi
hermano, a quien amo muchísimo. Chance, te presento a Jax. Al
que también amo muchísimo”.

Los ojos de Jax se enternecen cuando me mira. Él ofrece la mano a


Chance y éste la acepta. “Rechacé ese trato de mierda que sé que
hiciste que Eric Mitchell me ofreciera”.

Jax levanta las cejas, sin negarlo. “¿Lo sabías?”

“Sí, esa fusión es para escapar de la huella que dejó mi padre en el


negocio y en nuestras vidas. Y luego reemplazarla por algo mejor.
Grayson Bennett”.

Desde ese momento en adelante, la noche es perfecta.

Nos vamos a un restaurante, y tomando whiskey North, los escucho


hablar de negocios, mi padre, Hunter. Sobre mí. Ambos están
preocupados por mí. Acabamos la noche con otro abrazo de oso
entre Chance y yo y una cita programada con un abogado para
firmar el traspaso del castillo a Chance y de vuelta a Jax. No,
terminamos la noche conmigo entrando a la habitación del hotel
llena de bolsas.
“¿Qué es esto?” pregunto, revisando las bolsas, que van de
Channel a Dior. “Pensé que no querrías ir a tu apartamento. Tu
ordenador y teléfono están en el sofá también. Savage te consiguió
un nuevo número. Dijo que era el paso más seguro”.

Me olvido de las palabras ´más seguro´ al instante. No puedo caer


en ese agujero negro esta noche. Me giro para mirarlo y ahí está,
sujetándome por la cintura. Mi roca. Mi héroe. El hombre que se
acaba de gastar demasiado dinero en mí. “Acerca del dinero”.

“Tengo de sobra. Si no consigues tu herencia, si no quieres trabajar


para Bennett, no tienes que trabajar nunca más”.

Mis defensas se disparan. Los hombres y el dinero no me valen. Me


agobian. “No necesito tu dinero, Jax. No lo quiero. Te quiero a ti”.

“Estás en mi vida. Lo que es mío es tuyo, bebé. Te voy a llevar al


banco mañana”.

“No---”.

Él me besa para parar mi protesta. “Y luego, si tú quieres. Me


gustaría volver a Maine, donde podremos crear todas esas
tradiciones festivas”.

Me ablando. Los muros que he levantado, se derrumban. He


dejado a los demonios del pasado meterse a esta habitación y los
acabo de echar. “Eso me encantaría”.

“¿Qué te parece, sin presiones, qué te parece si contrato a una


empresa de mudanza para que empaque tu apartamento? ¿Estás
lista para eso?”

“Oh sí. Sí. Estoy lista. Quiero ir a casa, Jax. Nuestra casa, en Maine”.

“Eso es lo que quiero oír, bebé. ¿Por qué no atamos los cabos sueltos
que quedan mañana y hacemos aquello pasado mañana? Irnos
a casa”.

“Voto que sí”.

Y así, mi noche acaba como un brillante diamante perfecto que


renace como una luz brillante en medio de la oscuridad. Con esto,
tengo esperanza que ahí donde hay una luz brillante, habrá más.
CAPÍTULO CUARENTA Y
CUATRO

Emma

Es como la mañana de Navidad, soy la niña pequeña consentida,


con su bata de seda nueva rodeada de bolsas.

A pesar de cuánto me resistí a aceptar toda la ropa y productos de


belleza que Jax me compró, despertar y ver Chanel o Dior, o espera
-Gucci- escogidos por un talentoso personal shopper, es una
experiencia de lujo. También es divertido, y nada que haya
experimentado nunca antes, considerando quien era mi padre.

Mientras Jax se ducha, yo voy mirando en cada bolsa y


descubriendo todo tipo de tesoros aquí y allá: maquillaje, una
plancha para el cabello, un secador de pelo, cremas faciales,
cremas corporales. La ropa y los bolsos me dejan anonadada.
Cuando uno de esos bolsos resulta ser uno de Chanel con una
insignia de un barco, el mismo en que nunca me he atrevido a
despilfarrar mi dinero, pego un grito. No puedo evitarlo.

“¿Te gusta? ¨

Con el tono grave de la voz de Jax, me giro y lo veo en la entrada


del dormitorio con un aspecto delicioso con unos vaqueros
desgastados y un jersey azul que le abraza su perfecto torso. Lo cual
sé porque lo he inspeccionado muy de cerca. El color también le
da profundidad a sus ojos color cielo, creando un efecto océano
que me tiene flotando en un mar de hombre caliente. Me pongo
en pie y levanto el bolso. ¨He querido esto tanto, tanto, tanto por
muchísimo tiempo¨. Lo suelto y doy la vuelta al sofá para
apresurarme a colocarme justo en frente de él, ponerme de
puntillas y besarlo intensamente en su pecaminosa boca.
¨Gracias¨, digo. ¨Es un regalo muy caro y lo voy a querer durante
muchos años venideros¨.

Su mano se posa en la parte baja de mi espalda, el gesto posesivo


pero tierno a la vez. ¨No quiero que vuelvas a llamar regalo a las
cosas que necesitas nunca más. Eso lo vamos a solucionar hoy¨.

¨No sé qué quiere decir eso¨.

¨Lo sabrás¨. Sus dedos caminan por mi corta bata de seda hasta mi
trasero y le da un apretón a una nalga. ¨Sabes qué hora es,
¿verdad? Hemos quedado con Eric y Grayson en cuarenta
minutos¨.

¨Oh, mierda¨. Me separo de él y corro hacia las bolsas. Cuando se


atreve a reírse, lo cargo de cosas al azar y me meto al baño, con él
en mis talones. He convertido a Jax en mi propio cabana boy, y me
encanta.

***

Jax no solo le manda a mi portero, Jimmie, a través de Walker


Security, un iPhone 11 como el que Savage me trajo a mí, sino que
también incluyó mil dólares. Son detalles que escucho mientras me
pongo mis botas negras hasta la rodilla, a juego con mis vaqueros
negros y mi jersey de cuello alto también negro.

¨Eso es extremadamente generoso por tu parte¨.

Jax se enfunda en una chaqueta de cuero fina. ¨Él te ayudó en tus


momentos de necesidad. Hay que demostrarle gratitud¨.

Cada vez más, me voy dando cuenta, mientras me ayuda a


ponerme una chaqueta de vestir negra que encuentro en una de
las muchas bolsas, que el tener éxito no significa ser arrogante o
darse aires de superioridad. Ésas cosas las elige uno mismo. Y yo
elegí rodearme de las personas equivocadas. Hasta ahora.

Tocan a la puerta. ¨Necesito coger mi bolso nuevo de Chanel¨ digo


sonriendo. ´Estaré ahí enseguida¨. Lo dejo con nuestra visita y salgo
pitando hacia el baño, le doy a mi bolso unos toquecitos, y me lo
cuelgo al hombro. Vuelvo al salón y encuentro a Savage con Jax
en el centro de la estancia, luciendo como el gigante que es.
Ambos dirigen su atención hacia mí, siendo Savage quién toma la
iniciativa para darme las noticias, lo que quiera que sea que tienen
que contarme. ¨Hemos investigado aviones en un radio de
trescientas millas que pudieran haber sido el que te trajo hasta San
Francisco. Es un vuelo de ocho horas. El clima era asqueroso. La
única explicación es que viajaras en coche desde un aeropuerto
lejano¨.

¨En otras palabras¨digo, ¨no vamos a encontrar al tipo investigando


aviones¨.

¨Eso resume básicamente la mierda noticia¨, responde Savage,


colocando las manos en sus caderas, dejando entrever algún tipo
de tatuaje que da la vuelta a su enorme brazo.

¨Creo que necesito un tatuaje como el tuyo, Savage¨, digo. ¨Algo


que diga ‘ Veo a gente muerta’ y así posiblemente asustar a un
futuro secuestrador¨.

Jax desliza su brazo sobre mis hombros y me besa la mejilla. ¨Nadie


volverá a acercarse a ti, bebé. No lo permitiré¨.

Creo que habla en serio. Pienso que se volvería loco si vuelven a


llevarme. También creo que las posibilidades de despertar sana y
salva en mi propia cama de nuevo, son casi nulas.

Minutos más tarde, nos encontramos en un SUV conducido por uno


de los Walker y nos dirigimos al lugar donde sugerí que fuésemos al
desayuno-almuerzo que organizó Jax con Grayson y Eric, cuando el
teléfono suena con un mensaje de texto. Él se queda mirando el
mensaje y luego a mí. ¨Buenas noticias¨, dice, y yo me aferro a esas
palabras ‘buenas noticias’. Necesito buenas noticias. ¨Mi abogado
buscó un abogado aquí para que se haga cargo de lo de la firma
del contrato con tu hermano¨. Añade ¨quedamos hoy a la una en
punto de la tarde¨.

Su versión de buenas noticias y la mía no son la misma, porque una


oportunidad para que le quiten algo que está a su nombre no es
una buena noticia. ¨¿Estás seguro de que quieres hacer esto?´

Él coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja. ¨Sí¨. Me besa y


marca un número en su teléfono. ¨Estoy llamando a Chance¨.
Suspiro y me cruzo de brazos, oyendo cómo él y Chance coordinan
los detalles de la reunión. Yo le envío un mensaje a mi hermano: No
se la juegues a Jax o iré a por ti a lo Freddy Kruger. Un referente de
terror importante, ya que de niños, él estaba aterrorizado de Freddy.
Y a juzgar por su reacción cuando sugerí máscaras de Freddy para
Halloween, aún lo está.

Jax baja el teléfono y se gira para mirarme. ¨¿Estás amenazando a


tu hermano por mensaje en este momento?¨

Levanto la barbilla desafiante. ¨Sí, digo. ¨Es mi hermano, si quiero


amenazarlo, estoy en mi derecho¨. Jax se ríe y sacude la cabeza,
antes de continuar con su conversación.

Cuando finalmente guarda su teléfono, Chance me responde el


mensaje: ¿Freddy? ¿En serio, hermanita? Tú sí sabes tener a un
hombre agarrado por las bolas. Prometo no decepcionarte. Confía
en mí. Solías hacerlo.

El conductor detiene el vehículo frente al restaurante y yo meto el


teléfono en mi bolso, decido dejar lo del contrato a un lado por
ahora. Para demostrarlo, me centro en las cosas buenas. ¨Te van a
encantar los muffins¨digo. ¨Son deliciosos¨.

Jax se acerca a mi oído y murmura¨Preferiría comerte a ti¨. Se


endereza con una sonrisa petulante y añade, ¨Pero me conformaré
con los muffins de momento¨.

Siento un calor agradable bajo mi vientre, pero mantengo la


compostura. Yo también sé jugar a la colegiala sorprendida .¨Es
usted un pervertido, señor¨, digo finamente.

Él se ríe, y su risa toda ardiente, no hace nada por calmar mi piel


candente. ¨Y a ti te gusta eso¨, murmura, besando mi cuello.
Savage elige ese momento para abrir la puerta trasera del vehículo,
y una brisa salada me recorre.

Ansiosa por escapar de dicha brisa, me muevo por el asiento, o lo


intento. Jax me agarra el brazo. ¨Para que sepas, él ofreció su avión
privado para que pudiese llegar a ti. Luego se desvió hacia San
Francisco, al coste de su propia crisis de negocio, estoy seguro. Y
además de todo eso, Eric es un ex -SEAL, que estaba listo para
luchar si eso es lo que hacía falta para salvarte¨.
Las emociones se agolpan en mi pecho, por ambas cosas, esa
muestra de generosidad, y lo que sé que fue la urgencia de Jax,
incluso desesperación, por rescatarme. ¨Estoy ansiosa por
agradecerles a los dos¨, digo, ya contemplando la idea de un
obsequio para cada uno, y esperando obtener ideas durante el
almuerzo.

¨Sabía que lo harías¨, dice, soltándome el brazo, y esta vez, cuando


me muevo al otro lado del asiento, me permite salir del vehículo,
siguiéndome rápidamente. Hay ráfagas de viento, prácticamente,
como puede suceder a veces en San Francisco,y yo trato de
resguardarme en mi chaqueta negra nueva, agradecida por tener
mi jersey de cuello alto, el cual no deja que el aire torture mi piel.

Jax intercambia unas cuantas palabras con Savage, y luego me


rodea con su brazo, acompañándome a la puerta. Unos segundos
más tarde, nos llevan a la mesa donde nos esperan Eric y Grayson,
ambos en pie para recibirnos. Los dos llevan puesto pantalones
vaqueros y camisas de Bennett Enterprises. ¨Gracias a Dios estás
bien, Emma¨, me saluda Grayson desde el otro lado de la mesa. Su
cabello moreno ondulado está un poco rebelde y eso, de alguna
manera, hace que, en combinación con la calidez de sus ojos, se
vea más amigable. Los multimillonarios, por mi experiencia, no son
tan amistosos, especialmente los multimillonarios guapos como
Grayson Bennett.

¨Ya estábamos listos para llamar a la caballería¨, añade Eric cuando


todos nos sentamos. ¨Y aquí Jax se estaba volviendo loco¨.

¨No puedo agradeceros lo suficiente por todo lo que hicisteis los


dos¨, respondo rápidamente, agradecida por toda la ayuda y el
café que una camarera me sirve automáticamente, ventajas de ser
cliente habitual. ¨Especialmente porque no fui exactamente
agradable contigo, Eric¨.

Eric me mira por encima del borde de su vaso. ¨Estabas


defendiendo a tu familia. Me gusta eso en una persona¨. Toma un
sorbo y añade,¨si la familia lo merece¨.

Si esperaba que me pusiera a la defensiva, probablemente esté


decepcionado, porque mi respuesta es ¨definitivamente necesitan
ganárselo¨.
Jax le echa crema a mi café y luego al suyo, ese gesto tan íntimo
del entendimiento de cómo nos gustan las cosas a cada uno,
remueve un sentimiento en mí de pertenecer a su lado que
encuentro igual al de la felicidad. Él me hace feliz. ¨Quedamos con
Chance anoche¨, anuncia Jax. ¨No era lo que esperaba, pero en
el buen sentido¨.

¨Él rechazó el trato que le ofreció Eric¨, comenta Grayson.

Jax da un sorbo a su café. ¨Él sabía que yo estaba detrás de todo


eso, lo que supongo todos deberíamos haber imaginado. Es más
listo de lo que pensaba¨.

Le doy un codazo. ¨Es un hombre inteligente¨.

Jax se ríe. ¨Ya lo sé, bebé¨.

Grayson tantea el tema que acabo de abrir y pregunta, ¨¿Pero es


honesto?¨

A pesar de mi mensaje amenazando a Chance, no tengo duda en


contestar. ¨Sí. De hecho, quiere fusionarse con tu empresa por ti.
Porque quiere esa instancia moral suprema. Quiere ser parte de
algo más grande y mejor¨.

Eric arquea una ceja y mira a Jax. ¨¿Qué piensas acerca de eso?¨

¨Después de anoche¨, dice Jax, ¨le creo¨.

¨Yo también¨, digo, ¨pero él ha heredado muchos de los negocios


turbios de mi padre. Me prometió que hablaría contigo de ello. Si
no lo hace---¨

¨Ya lo hizo¨, dice Eric, agradeciendo rápidamente a la camarera


por rellenar su vaso. Y añade, ¨o planea hacerlo. Me llamó esta
mañana y hablamos brevemente. Vamos a reunirnos antes de
marcharme de la ciudad, pero dejó muy claro que era el tema
importante que tenía pendiente¨.

Un alivio, que odio sentir, me invade. Mi reacción y mi mensaje de


esta mañana dicen mucho. Una parte de mí no confía
completamente en Chance, pero es que él ha hecho mucho por
merecerse mi desconfianza.
¨¿Dónde te ves en esa fusión, Emma?¨, pregunta Grayson.

Mi mirada atrapa la de Jax, veo la misma pregunta en sus ojos. Mis


labios se curvan con una sonrisa cuando digo. ¨En Maine¨, y luego
con una risita agrego ¨tratando de aprender cómo terminarme un
vaso de whiskey y poder mantenerme en pie¨.

Todos en la mesa estallan de la risa mientras Jax enlaza sus dedos


con los míos, un gesto íntimo y acertado en todas las maneras
posibles; su aprobación silenciosa a mi respuesta es lo que importa.
Me voy a casa. Con él.
CAPÍTULO CUARENTA Y
CINCO

Emma

Nos marchamos del restaurante y encontramos a Savage, una vez


más, dejado caer en el SUV, esperando a que regresemos. Le
entrego una bolsa llena de muffins. ¨Disfrútalos, grandullón¨, digo, y
entro al asiento trasero del vehículo, seguida por Jax.

Unos minutos más tarde, nos detenemos frente a las oficinas Knight,
y el impacto de nuestra llegada en mí es surrealista. Esto es todo,
pienso. Nada será igual después de hoy. Mi hermano se va a unir a
otra empresa. Yo me mudo a Maine. Puede que nunca vuelva a
trabajar en este edificio. Este lugar ha sido mi vida: lo bueno, lo malo
y lo de en medio.

¨¿Estás bien?¨pregunta Jax, dándome un apretón en la pierna.

Asiento levemente. ¨Sí. Solo que dejar este lugar atrás se siente raro¨.
Me encojo de hombros y lo miro. ¨Pero este lugar no volverá a ser el
mismo de todos modos, y no estoy segura de por qué querría que
así fuera¨.

¨Podemos conseguirnos un apartamento aquí, Emma¨.

Su oferta sale de sus labios con tal facilidad y sinceridad que parece
que le importaran poco las consecuencias que eso podría tener
para él y su negocio. Pero a mí sí me importa. ¨No¨, digo con firmeza.
¨Tienes un imperio que regentar. Y no puedo ver cómo lo haces
desde aquí¨. Savage me abre la puerta y yo le doy un pico en la
mejilla recién afeitada y suave como el culito de un bebé de Jax.
¨Hagámoslo. Cerraremos un capítulo y comenzaremos un libro
nuevo¨.
Sus ojos azules se enternecen de agradecimiento, reflejos color
ámbar quedan atrapados en sus profundidades al estar la puerta
abierta. ¨Me parece un plan estupendo, bebé¨.

Es un plan estupendo, pero eso no me ayuda a disipar los nervios


que siento por la firma de este contrato. Rezo porque mi hermano
haga las cosas bien con todos. Salgo a la calle y Jax me sigue
rápidamente. Su mano grande y fuerte se coloca de manera
posesiva en mi espalda, el contacto hace que mis nervios bajen un
grado, bueno, medio.

¨¿Debería acompañaros?¨, pregunta Savage. ¨Todavía tengo que


colgar a ese sapo, Randall, por los dedos de los pies. Este podría ser
el día¨.

La risa ebulle por mi garganta. ¨Gracias por la imagen visual, que


tendré en mente todo el tiempo que esté en este edificio¨.

Jax desliza su brazo alrededor de mi cintura. ¨Cómete tus muffins,


Savage. Podemos arreglárnoslas¨. Jax nos gira, y comenzamos a
caminar, pero Savage grita ¨ Los he olido, los arándanos son mi
perdición¨.

Jax y yo estallamos en carcajadas. ¨Pienso que lo voy a extrañar


cuando se vaya¨, digo. ¨¿Va a venir a Maine con nosotros?¨

¨Le pedí que se quedara al menos hasta Acción de Gracias¨.

Lo que no dice es que lo va a hacer quedarse para asegurarse de


que no acabe drogada por otro hombre enmascarado. Yo
tampoco lo digo. Prefiero pensar en Randall, el sapo, colgado por
los pies.

***

La secretaria de mi hermano, Becca, una hermosa rubia bastante


eficiente, nos saluda a Jax y a mí, en el elevador de la planta
ejecutiva. ¨Vuestro abogado ya espera en la sala de conferencias¨.

¨¿Qué hay de Chance?¨pregunto.

Ella aprieta los labios. ¨Lidiando con una crisis en Denver. Al parecer,
el mánager nos ha estado robando.
Ni siquiera me sorprendo. Así es como funcionan las cosas en el
mundo de la hotelería. Aprendes a recibir los golpes y lidiar con ello.
¨Dale galletas y estará bien¨, digo, agarrando el brazo de Jax.
¨Estaremos en la sala de conferencias cuando esté listo¨. Tiro de Jax
hacia la izquierda, cuando Becca grita¨He pedido galletas con
pepitas de chocolate¨.

Sonrío y miro a Jax. ¨Come galletas cuando está estresado, lo cual


explica el que corra cinco millas a diario. Siempre está estresado¨.

¨Quizás esa fusión elimine ese estrés¨sugiere Jax.

¨Eso espero¨, coincido con él, haciendo que nos detengamos frente
a una puerta de madera maciza. ¨Es aquí¨.

En la sala de conferencias, somos recibidos por un abogado tipo


Clark Kent, pero guapo y elegante vestido con traje que en realidad
se llama Billie. Nos apresuramos a apiñarnos en la mesa con Billie
para mirar todo el papeleo, que parece estar en orden. De hecho,
hay un documento que hay que firmar antes que el contrato, que
especifica exactamente por qué razón se hace esto.

¨Parece que estás bien protegido¨, comento, sorprendida por lo


bien organizado que está todo.

¨Él está totalmente protegido¨, me asegura Billie.

Jax me toma la mano y la besa. ¨Deja de preocuparte¨.

¨Ya estoy aquí¨, anuncia Chance, entrando a la sala, dejando un


rastro de colonia, lleva puesto su traje azul de la suerte, el que
siempre usa en los días de negociaciones. Espero que eso no
signifique que está aquí para negociar.

Jax se levanta y le estrecha la mano mientras yo saludo con la mía.


¨Bonito traje¨.

¨Es para que me traiga suerte¨, dice, ¨y tú lo sabes. No pienses


tonterías¨.

Sonrío cuando Billie se levanta y saluda a Chance, mientras Jax me


lanza una mirada curiosa que contesto con ¨Es su traje de
negociaciones de la suerte¨.
¨Interesante¨, responde Jax, y cuando Billie se dirige hacia nuestro
lado de la mesa, él le señala con la mano que se aleje. ¨Podemos
con esto¨, dice. ¨Pero, ¿puedes quedarte por aquí por si te
necesitamos?¨

¨Por supuesto¨ responde Billie con tono bastante formal.

¨Hay un área de descanso dos puertas más abajo¨, le explico.

Él me da las gracias y sale de la estancia, dándonos privacidad


antes de dirigirme a mi hermano.¨¿Va a venir un abogado tuyo?¨

¨No¨, dice. ¨Pensé que fiándome de lo que ha organizado tu


hombre demostraría mis buenas intenciones. Y mi traje de la suerte
no es para negociar hoy, Emma. Ya hemos pasado de ese punto¨.

¨Dime una cosa¨, dice Jax, dando golpecitos en la mesa,


demostrando que su mente está en otro lado. ¨¿Gana Randall algo
con esta fusión?¨

Chance le quita importancia.¨Randall no sabe de la fusión. Y


después de que amenazara a Emma de la manera que lo hizo, no
sé si recomendaría que se quede con Bennett¨.

¨¿Qué me dices de una herencia si el castillo se traspasa?¨pregunta


Jax, y queda claro que aún parece ser la persona que organizó mi
secuestro.

¨Nada parecido¨, confirma Chance. ¨Nada de eso. Como ya dije,


la motivación de Randall es protegerme a mí, porque es lo que lo
asegura a él. Puedo decir con certeza que se sintió obligado a
separar a Emma de ti. En eso tenía la cabeza cuando amenazó a
Emma. ¿Podría haber tomado medidas extremas y contratado a
alguien para que la traiga a casa? No pretendo saberlo. Podemos
lanzar teorías todo el día, pero a menos que él confiese o que lo
acorralemos con pruebas, solo podemos especular¨.

Jax se remueve en el asiento con obvia inquietud. ¨Emma no puede


andar por ahí sin protección si no lo sabemos. Si él lo hizo, al menos
sabremos que ella no está en peligro¨.

Ahora yo soy la que me revuelvo con incomodidad. ¨Él tiene razón.


No puedo vivir mi vida con un guardaespaldas, y no quiero saber lo
que te está costando eso Jax¨.
Jax ignora lo del gasto. ¨El dinero no es el problema. Tu seguridad y
calidad de vida en cambio, sí lo son¨.

Chance tamborilea con los dedos en la mesa. ¨Él se mueve


motivado por el dinero. Le ofreceré un bono de cincuenta mil
dólares si confiesa, con la promesa de no denunciarlo. ¿Estáis
dispuestos a firmar eso conmigo, ambos?¨

Jax lo considera unos instantes. ¨¿Crees que confesaría?¨

¨Es todo lo que nos queda¨, responde Chance.

Agarro el brazo de Jax. ¨Yo digo que lo hagamos. Él tiene razón. A


Randall solo le interesa el dinero¨.

Desvía la mirada pensativo y luego asiente. ¨Hazlo¨.

Chance saca el teléfono del bolsillo y marca un número. ¨John. Te


necesito¨.

¨John es su abogado¨, le susurro a Jax, y entonces ponen a John en


altavoz. Unos minutos más tarde, todos nos hemos puesto de
acuerdo en un documento que John promete enviar en quince
minutos.

Jax pone el primer documento en frente de Chance. Chance le


echa un vistazo y se ríe. ¨Eres bueno, North. Esto hace que cualquier
otra cosa que firmemos carezca de valor si sabes que esto existe¨.

¨Cosa que tu abogado no sabrá¨, dice Jax.

¨Brillante¨, dice Chance, sacando un bolígrafo de su chaqueta y


firmando el documento antes de devolvérselo a Jax.

Jax le indica otros documentos. ¨Estas son dos copias iguales de


ceder las escrituras del castillo. Una te la firmo a ti y otra me la firmas
a mí. Marca la hora con quince minutos de más de la hora actual¨.
Jax le pasa a Chance uno de los documentos.

Chance ni siquiera pestañea. Hace lo que Jax le pide y le devuelve


el documento. Entonces Jax firma la transferencia del castillo a él y
le entrega las escrituras, que ahora no valen nada. Chance sacude
la cabeza, ahora con una sonrisa en el rostro. ¨Todo el estrés que he
tenido con esto podría haber finalizado así de fácil¨. Él se mete la
mano al bolsillo y me entrega un sobre. ¨Ese es tu documento de la
herencia. John debería aprobar la transferencia en unos días, si no
antes¨.

Llaman a la puerta y Becca entra. ¨John me pidió que le entregue


esto de inmediato¨.

¨Gracias, Becca¨, dice Chance, revisando el documento mientras


esta desaparece fuera de la estancia. ¨Pinta bien¨, dice,
colocándolo delante de mí y de Jax. ¨Si esto no hace que Randall
confiese, nada lo hará¨.

Jax y yo leemos el documento y se lo damos a Chance. ¨¿Cuándo


hablarás con él?¨, pregunto.

¨En una media hora, hermanita. Sé que estás ansiosa por sentirte
segura y libre. Te llamaré pronto¨.

Todos nos ponemos de pie, yo meto el documento de mi herencia


en el bolso mientras veo a Jax y a Chance estrecharse la mano.
Luego Chance me agarra, y como es lo usual en él, me da un
abrazo exagerado. Me encantan estos abrazos. ¨Gracias, Chance¨,
susurro, abrazándolo fuerte.

¨Cualquier cosa por ti, Pajarito¨, Se aleja para mirarme. ¨Te ves
radiante. Jax te hace feliz¨.

¨Sí¨, le doy la razón. ¨Así es¨.

¨Bien¨. Le lanza una mirada a Jax por encima de mi hombro. ¨No le


hagas daño o la guerra comenzará de nuevo¨.

¨Como debe ser¨, le asegura Jax.

Chance me suelta.¨¿Cuándo te marchas a Maine a ese castillo del


que Jax aún es propietario?¨

¨Mañana por la mañana¨, digo.

Él se rasca la barbilla. ¨Es pronto. Joder. Demasiado pronto,


considerando que te vas de verdad pero está bien. ¿Vas a seguir
trabajando aquí?¨

¨Sí. Te veré por esto de la fusión y decidiré qué hacer luego


entonces. Desde Maine. Necesito trabajar a distancia¨.
¨Sabes que te dije que puedes hacer lo que mejor te convenga¨.
Cambia de tema. ¨Te veré en el aeropuerto. Envíame un mensaje
con los detalles del vuelo¨.

Minutos después, Jax y yo ya hemos liberado a Billie de sus


responsabilidades aquí ,y estamos de vuelta en el SUV, ese
sentimiento surrealista vuelve con fuerza. Jax entrelaza sus dedos
con los míos. ¨¿Cómo te sientes?¨

¨Bien¨, digo. ¨Un capítulo cerrado¨.

¨Y un nuevo libro comienza¨, agrega, besándome la mano.


CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS

Jax

Savage nos cierra la puerta del coche.

Un capítulo cerrado.

Chance hizo las cosas bien conmigo. Hizo las cosas bien con su
hermana, también. Mientras el SUV se aleja del edificio durante el
breve recorrido al banco, Emma saca el sobre de su herencia. ¨No
sé por qué parece como que no quiero abrirlo¨.

Claro que no quiere abrirlo. El sinvergüenza de su padre lo usó como


arma contra su hermano.

¨No hay prisa¨, le acaricio el pelo. ¨Hazlo esta noche. Hazlo cuando
sientas que es el momento¨.

Ella asiente pero no guarda el sobre ni tampoco lo abre. Una calle


más adelante, cuando nos detenemos en el banco, dice ¨Esta
noche, creo¨, y lo vuelve a meter en su bolso.

Creo que puede que necesite North Whiskey para llevarlo a cabo.
Por suerte, tengo mis contactos. Le pediré una botella extra
especial. Emma se mueve por el asiento para salir del vehículo y yo
la sigo, acompañándola al lobby del banco. ¨¿Qué estamos
haciendo aquí exactamente?¨

¨¿Recuerdas cuando te dije antes que ya lo verías?¨

Ella frunce el ceño.¨¿Sobre los regalos?¨

¨Las cosas necesarias. Sí¨. Un banquero se dirige hacia nosotros, yo


tomo la mano de Emma, y saludo a la pelirroja de treinta y tantos
años llamada Mona, que nos lleva inmediatamente a su oficina.
¨¿Qué puedo hacer por usted?¨

¨Necesito que añadas a Emma a mi cuenta bancaria¨.

Emma palidece. ¨¿Qué? No¨. Se gira a mirarme. ¨No¨.

Mona se aclara la garganta. ¨¿Necesitáis un momento?¨

¨No¨, digo. ¨Consígale una tarjeta ¨. Dejo en la mesa una tarjeta con
mis datos bancarios.

Levanto una mano confirmándolo y me centro en Emma. ¨Necesito


tu identificación¨.

¨Jax¨, sisea en voz baja, pero su teléfono suena. Lo saca del bolso
para mirar el número. ¨Es mi hermano¨.

Ella contesta la llamada. ¨No creo que te dijera que tenía teléfono
y número nuevo¨.

Frunzo el ceño al pensar en la misma observación. ¿Cómo carajos


tiene su número? Emma escucha durante un minuto y luego debe
notar mi reacción, porque me susurra, ¨Savage le dejó una tarjeta.
Lo sacó de ahí¨.

Yo asiento y ella responde a algo que Chance dice con, ¨OK.


Gracias por intentarlo¨.

Supongo que son malas noticias sobre Randall, y tras otros cuantos
intercambios de palabras, cuelga la llamada.

Le señalo a Mona. ¨Os dejaré solos unos momentos¨, dice,


levantándose para salir de la oficina y cierra la puerta tras ella.

¨Randall no mordió el anzuelo¨, dice. ¨Chance cree que es


inocente¨.

Algo que digiero con una gran dosis de escepticismo. ¨¿Y qué
más?¨

¨Por otro lado, la cesión de las escrituras funcionó. Mi hermano hizo


la transferencia del dinero, la cantidad que sea¨.

¨Qué rápido¨digo, sintiendo una punzada de sospecha.


¨Malditamente rápido¨.
Ella se encoge de hombros. ¨Me dijo que ya había esperado
demasiado tiempo. Y no creo que sea demasiado dinero¨.

¨¿Por qué no miras el documento?¨, sugiero, ¨después de darme tu


identificación¨.

La terca mujer aprieta los labios.”No”. Sin embargo, saca el sobre,


lo abre y mira el documento. Lo mira, lo re mira y lo sigue mirando.

Mona llama a la puerta y vuelve a entrar en la oficina. Emma dobla


la carta rápidamente y agarra su bolso, de donde saca su
identificación. ¨Está bien, lo haré¨, dice, ¨si tú también estás en mi
cuenta¨.

¨Bebé, tu dinero es tu dinero¨.

Ella aprieta la mandíbula con esa cabezonería que estaba


notando. ¨Lo tomas o lo dejas, Jax¨.

Me río. ¨Ok. Tú ganas¨. Le indico a Mona que tiene permiso. Quince


minutos después, el papeleo está terminado.

¨Escriba la cantidad de dinero que tengo actualmente en un papel


para Emma, Mona¨.

¨¿Ella no lo sabe?¨Mona parpadea.

¨Lo sabrá cuando se lo escriba en el papel¨.

Ella hace lo que le pido y le entrega el papel a Emma. Ella jadea.


¨OK. Quítame de la cuenta. Mona, sáqueme¨.

Mona se ríe conmigo. ¨No lo esperaba¨

¨No¨, dice Emma. ¨¿Quién se espera tanto dinero? Es una locura. Es


repulsivo. Así que menos mal que tú no lo eres. El whiskey da
beneficios¨.

¨He invertido bien¨.

¨Es obvio¨. Ella saca la carta y me la pone en la cara. ¨Acepté


porque pensaba que tenía algo que ofrecer. Ahora, compraré la
comida supongo¨.
Echo un vistazo al número de ten millones de dólares y me río. ¨Creo
que puedes comprar más que comida¨. Le beso la sien.
¨Empaquemos y vayámonos a casa¨.

¨Cuando me saques de tu cuenta¨. Me pongo en pie y tomo su


mano, llevándola conmigo. ¨Gracias, Mona¨, digo, sacándonos a
Emma y a mí mismo fuera del edificio.

Realmente es hora de irse a casa. Ya noto la llamada de Maine.


Solo que odio con todas mis fuerzas irme sin saber quién está detrás
del secuestro de Emma o quién mató a Hunter. Pero no tengo duda
en mi mente, de que son la misma persona.
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE

Emma

Mi apartamento, o el interior de mi apartamento, llegan a la casa


de la playa, por medio de un camión de mudanzas una semana
después de que volvemos a Maine. Para entonces, estoy hablando
con Chance frecuentemente, pero nunca hablo con mi madre, y
Jax y yo hemos reclamado nuestros lugares en el clóset. También
volvemos a la rutina en la que estábamos antes de irnos. Un café y
una carrera por la playa son el principio de nuestras mañanas, pero
ahora, cada uno tenemos una oficina en el castillo donde pasamos
algunas horas cada día antes de terminar nuestro día en la casa de
la playa.

Para la segunda semana, no solo me he adaptado, sino que


también he olvidado las máscaras de payaso y mi temor a ser
secuestrada. Una tarea que se hizo más fácil por el hecho de que
el día que regresamos a casa, Jax y Savage me llevaron al túnel
subterráneo y me mostraron que ha sido sellado.
Desafortunadamente, Echo sigue desaparecido, y no hay
esperanzas de que sea encontrado. Jax y yo hemos hecho el hábito
de ir a su casa cada pocos días porque, bueno, no queremos que
sea olvidado. La idea de que los recuerdos de Hunter se
desvanecieran chocando en el océano y sin dejar nada para
recordarlo, me golpea fuerte y muy seguido. Él era el hermano que
nunca conocí. Lo que me inspira para buscar una manera para
recordarlo, un regalo para el castillo, por así decirlo, de la eterna
presencia de Hunter. Y ya encontré la manera perfecta de
sorprender a Jax con ella pronto.

Aparte de eso, hasta Jill parece estarse adaptando, lo que parece


que sucedió cuando sugerí que hiciéramos una fiesta de Halloween
para los niños de la ciudad en el castillo. Sus ojos se habían
iluminado y se sumergió en el proyecto.
Y aquí estamos.

Halloween.

Momento de la fiesta.

Jax y yo empezamos nuestro día con unas donas glaseadas con


colores negro y naranja cortesía del personal del castillo, los cuales
comemos en la isleta de la cocina después de nuestra carrera.
También es el día en que Brody sale de rehabilitación. Por ahora,
me concentro en las donas.

“Éstas son mejores que las de cualquier tienda de donas”, digo,


bebiendo mi café.

Jax lame glaseado de su dedo. “Estoy de acuerdo un cien por


ciento”. Su celular suena a su lado, y él mira el texto. “¿Qué
diablos?” Murmura.

Me pongo rígida. “¿Qué pasa?”

“Brody salió antes. Se fue antes de que pudiera ir a recogerlo”.

“Oh. Eso no suena bien”.

Jax se levanta, frota una mano por su cabello, y luego presiona sus
manos sobre la isleta. “No sé por qué estoy dejando que me afecte.
No es como si él me hubiera permitido ir a visitarlo. Él ha estado
evitándome”.

Me levanto de mi taburete y me pongo a su lado, envolviendo mis


brazos a su alrededor. “Él recapacitará. Llámalo. Invítalo a la fiesta
de ésta noche”.

“Voy a ir a su casa”. Me besa. “Necesito intentar hablar con él, de


hermano a hermano. Y necesito saber si realmente está ahí”.

“Por supuesto”, le digo. “Creo que esa es una buena idea. Yo estaré
aquí, haciendo preparaciones para la fiesta, y luego tengo que ir a
la ciudad para recoger nuestros disfraces de la tintorería”.

“Necesitamos comprarte un auto”.


“Tú tienes tres”, le recuerdo, un hecho que aprendí cuando
volvimos. “No necesito otro auto”.

“Tengo dos. Uno es un Mustang Shelby clásico, completamente


restaurado, una pieza de colección”.

“¿Una pieza de colección? Eso es una gran pieza de colección”.

Él se ríe. “Sí. Lo es. Y me gusta. Hablaremos sobre un auto nuevo


después”. Me besa y se dirige a la ducha, ansiedad anudándose
en mi estómago mientras se va. Ahora sé, en éste momento, que
una de las razones por las que he estado tan tranquila, a pesar de
haber sido secuestrada, era que Brody estaba en rehabilitación.
Ahora está de vuelta. Agarro otra dona. Parece la mejor manera
de lidiar con mis nervios por su regreso.

***

El artículo que compré para el castillo, en memoria de Hunter, llega


poco después de que me he duchado y me he vestido con jeans y
una camiseta. Ilusionada por colocarlo en un lugar especial para
compartirlo con Jax después de la fiesta, y antes de su regreso, me
apresuro al castillo. Paso el día en el castillo ayudando a Jill a poner
decoraciones mientras que Savage y sus hombres trabajan
haciendo más estricta la seguridad. Estoy en una de las
habitaciones que está siendo usada como una, no tan aterradora,
casa embrujada, decorando cuando Jax asoma su cabeza.

“¿Y bien?” Pregunto, pegando un póster de monstruos después de


haber colgado cerca de cien arañas falsas, las cuales tienen rostros
graciosos en ellas.

“Él lucía bien. Me dijo que necesitaba ir a casa solo, sentir que tenía
sus pies en la tierra”.

“Eso está bien”. Frunzo el ceño. “Pero, estás diciendo una cosa y
estás pensando otra”. Me volteo para enfrentarlo, mis manos
atrapando su cintura. “¿Qué pasa?”

“Él no parece el Brody que conozco. Está más reservado, pero tal
vez siempre estaba drogado y ebrio, y yo simplemente no lo supe”.
“Él recibió ayuda”, digo, mi mano colocándose en su pecho, sobre
su corazón que sangra por el hermano que le queda. Es su dolor lo
que me dice que necesito superar mis asuntos con Brody. “¿Va a
venir a la fiesta? Necesitamos hacerlo sentir que tiene familia. Eso es
parte del proceso de sanación”.

“¿Estás segura de eso, Em?” Pregunta, buscando mi rostro. “No


quiero que te sientas incómoda”.

“Admito que él me pone nerviosa, pero lo superaré. Invítalo. Y para


navidad también”.
“Lo haré. Gracias, bebé. Lo llamaré y le reportaré a Savage, y
luego te ayudaré a terminar”.
Me besa y desaparece de la habitación, pero no antes de verlo
buscar su teléfono. Él está ansioso por invitar a Brody. Yo estoy
ansiosa, también, pero no por las mismas razones. Es solo que---
bueno, Brody vendrá a la fiesta.

***

La noche de Halloween ha llegado en una apropiada noche


tormentosa, en la cual, Jax y yo estamos vestidos como Clark Kent
y Super Girl. Tengo un lindo disfraz con una falda roja. Jax usa una
camisa de vestir, abierta para mostrar su camiseta de Superman, y
lentes oscuros. Inspirados, por supuesto, por Clark Kent Billie, nuestro
abogado en San Francisco.

Llegamos a la fiesta. Savage nos saluda en el vestíbulo, vestido de


pirata, por supuesto. “Saludos, muñeca”, me dice. “Cuidado o
tendré que atarte”.

Jax arquea una ceja, y Jill se nos une, vestida con un disfraz de mujer
pirata. “Mala broma”, dice Savage. “Mejor ataré a Jill”.

“Yo podría permitírtelo, Savage. Si no actuaras como si yo fuera una


perra todo el tiempo”. Ella se voltea y empieza a alejarse.

“¡Pero eres una perra!” Le grita él.

Jax y yo nos reímos, y entramos a la fiesta donde hay al menos cien


niños, entregándoles premios, dulces y jugando con ellos. Casi
había olvidado que Brody venía, hasta que rodeo una esquina para
buscar más dulces para un grupo de niños, y él se pone frente a mí.
“Emma”, me saluda.
Mi corazón palpita fuerte. “Hola, Brody”. Miro su traje de esqueleto.
“Me gusta. ¿Brilla?”

“No. No soy tan emocionante”.

Bajo mi voz conspirando con él. “Tu hermano tampoco lo es,


básicamente usa un traje de vestir”.

“Lo siento”.

Yo parpadeo. “¿Qué?”

“Por lo que te hice. Mi hermano te ama. Lo veo cuando te mira”.

Mi corazón se hincha con sus palabras y éste sorprendente giro de


acontecimientos. "Yo también lo amo”.

“Yo lo amo”, susurra. Y el susurro me abruma.

“Tengo algo especial que quiero mostrarte a ti y a Jax ésta noche,


después de que los niños se vayan”. Agarro su brazo. “¿Te
quedarás?”

“Estoy malditamente seguro de que no quiero ir a casa”.

“Bueno, entonces no lo hagas. Agarra unos dulces y repártelos”.

Él asiente y entra en una de las habitaciones donde están los dulces.


Jax se pone a mi lado. “¿Está todo bien?”

“Sí”. Me volteo para enfrentarlo. “Tengo algo para ustedes dos. Le


pedí que se quedara hasta que los niños se vayan”.

Sus cejas se fruncen. “Ahora estoy curioso”.

Lo beso. “Bueno, mi Superman sexy, lo sabrás lo suficientemente


pronto”.

Ahora, me alejo de Jax y voy a buscar los niños que necesitaban


dulces. Y tal vez buscar una de esas donas para mí, porque, Dios,
¿qué he hecho?
CAPÍTULO CUARENTA Y
OCHO
Jax

La fiesta es un gran éxito, y Emma es tan encantadora como


siempre. Los niños la aman. Los padres la aman. Hasta Jill parece
haber recapacitado. Diría lo mismo de Brody, pero mientras Emma
y yo despedimos a la última familia, él no se ve por ningún lado.
“¿No hubo suerte encontrando a Brody?” Pregunta Emma cuando
las puertas se cierran.

“No. He buscado por todas partes”.

“Debió haber sido mucho para él”, dice, frotando sus dedos por mi
mandíbula. “Tal vez puedas mostrarle lo que añadí al castillo”.
Entrelaza sus dedos con los míos. “Después de que yo te enseñe a
ti”.

“Ahora, estoy curioso de nuevo. ¿Añadiste algo al castillo?”

“Sí”, dice con resolución. “Añadí algo al castillo. Ven conmigo”.

“Buenas noches, ustedes dos”, grita Jill mientras nos alejamos.

“Buenas noches”, grita Emma.

“Ustedes dos se están llevando bien”, digo, sorprendido de lo lejos


que hemos llegado.

“Ella ama Halloween. Dice que es su festividad favorita”.

Me río por eso. “¿Halloween es una festividad?”

“No le digas a Jill lo contrario”, dice ella, guiándome hacia las


escaleras de una de las torres. “Ella podría renunciar si le dices eso”.
No noto hacia dónde vamos hasta que ella dobla a la izquierda.
Ahí es cuando me detengo. “¿Emma? ¿A dónde vamos?”

Ella se pone frente a mí. “Sí, vamos ahí”. Al decir ahí, se refiere a la
habitación desde la que Hunter cayó hacia su muerte. “Pero”,
agrega ella, “Te lo prometo. Es por una razón especial”.

“No me gusta esa habitación”.

Ella suaviza su voz. “¿Por favor?”

Froto rudamente mi mano por mi cabello y me quito los malditos


lentes, metiéndolos en mi bolsillo. “Rápido. Luego vamos a casa y a
desnudarnos. Me sentiré mejor después de eso”.

“Todas las chicas quieren desnudarse con Superman, así que claro
que sí”. Se voltea y me arrastra con ella.

Entramos a esa maldita habitación, se ve la lluvia cayendo afuera


desde ese infernal borde que me quitó a Hunter y casi me quita a
Emma.

“¿Ahora qué?”

Ella señala hacia una cruz llena de joyas con el nombre de Hunter
en ella. Maldito infierno, cada emoción que he tenido me golpea
en el pecho. Cierro el espacio entre la cruz y yo y leo: Rey North.
Nunca serás olvidado.

“Maldición”, susurro, desgarrado.

Emma se coloca en medio de la cruz y yo y envuelve sus brazos a


mi alrededor. “Te molesté. Lo siento, yo---“

Sostengo su cabeza. “No. Es---perfecto. Te amo, bebé”.

“Yo lo hice”.

Al sonido de la voz de Brody, Emma y yo nos volteamos para


encontrarlo en la entrada. “¿Hiciste qué?” Pregunto, una sensación
fría corriendo por mi columna.

Él se mueve hacia mí, y Emma se hace a un lado, nosotros dos,


hermano a hermano, de pie con nuestros pies pegados.
“Necesitaba a Emma fuera de aquí. Casi la lastimo. Tenía miedo de
lastimarla de nuevo”.

“¿Me estás diciendo que malditamente hiciste que la


secuestraran?”

“No quería lastimarla”.

Pierdo los estribos. Lo agarro y lo empujo hacia atrás hasta golpearlo


contra la pared. “Ella estaba desnuda cuando despertó”.

“¡Jax!” Grita Emma. “Jax, por favor. Suéltalo. Él está siendo honesto.
Él me liberó. Eso es todo lo que importa”.

“Retrocede, Emma”, gruño, cuando ella me agarra el brazo, mi


mirada ardiendo en mi hermano.

“Las personas que contraté dijeron que su ex era algún tipo de


pedófilo, y que ella pensaría que fue él. Yo solo---yo solo no quería
herirla, y estaba muy enojado con ella. Con esa familia. Hunter---
ellos se llevaron a Hunter”.

“Emma no se llevó a Hunter”.

“Lo sé. Lo sé, y casi la lastimo”.

“Casi la matas”, le gruño.

Emma está sorbiendo ahora, y me doy cuenta de que está jalando


mi brazo. “Por favor, Jax. Por favor. Suéltalo. Déjalo ir”.

“Tienes que irte, Brody”. Lo suelto y retrocedo.

Emma se envuelve a mi alrededor. “Hay más”, dice Brody, y ahora


está llorando, lágrimas cayendo en cascada por su rostro. “Hunter
estaba intentando vendernos a los Knights. Él nos estaba
vendiendo”.

“Él estaba siendo chantajeado”, le digo. “Él era una víctima, no un


monstruo”.

“Eso no es cierto”.

“Es cierto”, le digo.


“Jax, deja de hablar de esto”. Suplica Emma. “Ustedes dos están
exaltados ahora mismo. Hagan esto después”.

Brody se aleja, y antes de darme cuenta, está al borde del que


cayó Hunter. “Dijo que no tenía opción, pero pudo haber venido a
hablar con nosotros dos”.

Emma me suelta. “Brody, ¡baja de ahí!” Le grita. “Por favor. Estoy


bien. Me estabas protegiendo”.

“Ella tiene razón”, digo, porque mi hermano claramente no está


bien. “Tú la protegiste. Baja de ahí”.

“Nos peleamos”, dice Brody.

“¿Quiénes?” Pregunto cuidadosamente.

“Brody, baja”, le suplica Emma de nuevo, su voz temblando. “Por


favor”.

“Hunter estaba aquí, rezando”, dice él, y de repente, mi mundo está


girando.

“¿Cuándo?” Pregunto, pero ya lo sé. Sé que fue esa noche.

“Estaba rezando cuando él era el diablo, robándole a su familia”.

“Oh, Dios”, murmura Emma.

El hielo me atraviesa. “¿Qué hiciste?”

“Empezamos a luchar”, dice, y luego grita a todo pulmón y agarra


su cabello. “Fue horrible. No sé cómo terminamos en éste borde.
Solo---lo hicimos”.

Me acerco a él. “No vengas o te llevaré conmigo”.

“Ni siquiera pienses en saltar, Brody. Fue un accidente”.

“Baja, Brody”. Dice Emma.

“No puedo vivir con eso, Jax”. Dice Brody y señala a Emma. “Casi
la maté. No estoy bien. Nunca estaré bien. Yo lo amaba. Lo amaba,
y era una pelea. No se suponía que terminara así”.
Un trueno suena, fuerte y duro, y Brody se mueve hacia el borde de
la pared. Eso es todo. Me lanzo en esa dirección, pero es
demasiado tarde. Él salta. Él salta, y es como un cuchillo en mi
corazón. Caigo de rodillas y rujo a todo pulmón. La única cosa que
me mantiene cuerdo, en ese momento, son los brazos de Emma
envueltos a mi alrededor.
CAPÍTULO CUARENTA Y
NUEVE
Emma

El día del funeral es miserablemente frío y lluvioso, justo como la


noche en que Brody nos dejó. Nunca olvidaré el momento en el que
Brody saltó a su muerte por el resto de mi vida. O los días que
siguieron y lo mucho que Jax sufrió. Todo lo que podía hacer era
sostenerlo y estar ahí en cualquier manera que me necesitara. Si él
quería que nos desnudáramos, nos desnudábamos. Si él quería
correr, corríamos. Si él quería sentarse en la ducha y llorar. Nos
sentábamos en la ducha y llorábamos. La iglesia está llena y Jax
está de pie frente a la multitud, con su traje negro, hablando desde
su corazón. Jill está sentada a mi lado y agarra mi mano, lágrimas
cayendo por su rostro, su dolor, como el de Jax, es algo
complicado. Ellos perdieron a Brody pero ahora saben que Brody
mató a Hunter. No estoy tan segura de que realmente haya sido un
accidente, ni tampoco Jax, pero nunca le diré eso a Jill o a nadie
más.

Después del servicio, Savage nos ofrece llevarnos al cementerio,


pero Jax se niega, optando por conducir su BMW. Él parece
necesitar sentirse en control, detrás del volante. Gracias a Dios, la
lluvia se ha detenido para cuando llegamos al parqueo del
cementerio, pero el frío es brutal, mis medias negras y botas son
todo lo que evita que se me congelen las piernas. Jax, por otro lado,
no usa nada excepto la chaqueta de su traje, pero se sostiene a mí
durante todo el servicio. Después de que termina, nos quedamos
mucho rato cuando todos los demás se van. La cabeza de Jax está
inclinada sobre el ataúd cuando algo me abruma. Mi mirada se
levanta y busca, luego sobre mi hombro detrás de mí. Ahí es donde
encuentro a una mujer de rojo de pie al lado de nuestro auto. Solo
que no está sola. Echo está a su lado.

“Jax”, susurro. “Jax”.


Él levanta la mirada, sus ojos inyectados en sangre y atormentados.
“¿Qué, bebé?”

Lo jalo y lo volteo en esa dirección. “¿Qué diablos?” Sisea. “Esto no


puede estar malditamente sucediendo”.

“Es esa---“

“Sí. Esa es la perra de mi madre”. Su voz es puro hielo. Él toma mi


mano, lo que resulta ser una acción decisiva. “Nos vamos.
Ignórala”.

Él empieza a caminar y yo rápidamente mantengo su paso. Quiero


gritarle a su madre por hacerlo pasar por esto. Quiero golpear a
Echo por su papel en hacer que sucediera. Jax se detiene frente a
ellos porque están frente a la puerta del pasajero. “Muévanse”.

“El padre de ella me amenazó”, dice su madre, dándome una


mirada de muerte. “Estaba obsesionado”, agrega. “Tuve que irme.
Se hubiera llevado a Hunter solo para molestarme”.

“Yo le dije que se fuera”, dice Echo. “Ese imbécil Knight iba a
arruinar a tu padre. Él no se lo merecía”.

Su madre dice rápidamente, “Desaparecí para protegerlos a


todos”.

Un sonido de asco se desliza de los labios de Jax. “Ni siquiera


estuviste en el funeral de Hunter”.

“Su padre”, me mira, “El padre de ella seguía vivo. No podía


arriesgarme a venir”.

“Yo fui por ella”, dice Echo. “Le dije que él estaba muerto y que
habían complicaciones. Sabía que Hunter estaba siendo
chantajeado. Yo quería que ella lo convenciera de conseguir
ayuda”.

“Ella ni siquiera lo conocía”, gruño antes de poder detenerme a mí


misma. “No podría convencerlo de hacer nada”.

“Ambos están muertos por tu culpa”, dice Jax, su voz herida, su


temperamento a punto de explotar. No sé cómo no lo ha hecho.
“Si mi padre hubiera sabido la verdad, él los hubiera protegido”,
continúa. “Yo nunca, y quiero decir, nunca, quiero verte a ti o a
Echo de nuevo. Te compraré la casa, Echo. No eres bienvenido a
regresar”.

“Por favor, muévanse”, les digo. “Si tienen un poco de amor por Jax,
éste no es el mejor momento para esto”.

Jax saca las llaves de su bolsillo. “Nunca será el momento correcto”.

“Déjalo”, le dice Echo. “Necesitas dejarlo ir”.

Ella sorbe y entierra su rostro en sus manos. Jax mira hacia el cielo y
luego de vuelta a ella. “Ellos están muertos. Tus lágrimas llegan
demasiado tarde”.

Echo la jala lejos de la puerta del auto y Jax la abre, ayudándome


a entrar. Él se une a mí y enciende el motor. En ese momento, la
lluvia empieza a chocar en la ventana, lavando todas las hojas de
los árboles que están encima, pero no puede lavar su dolor.
CAPÍTULO CINCUENTA
Jax

Pasan unas dos semanas después del funeral cuando finalmente


empiezo a salir del infierno. Todo por Emma. Porque cada segundo
de cada día ha estado a mi lado, saliendo de ese infierno conmigo.

Jill también, se empieza a encargar de los negocios de Brody,


mientras Emma se encarga de los deberes de Jill hasta que
podamos encontrar un verdadero reemplazo. Es una bruma de
recuerdos desgarradores. No puedo dejar de revivir mi decisión de
empujarlo contra la pared. Tal vez eso lo llevó hasta el borde,
literalmente. La culpa me consume.

Savage se involucra y se encarga de Echo y de mi madre,


asegurándose de que ellos salieran de nuestras vidas
permanentemente. Resulta que mi madre tomó un nuevo nombre
y una nueva vida, viviendo con algún billonario en el extranjero,
donde espero que regrese y se quede.

Savage también nos trae noticias de que los negocios de York están
en bancarrota. No pregunto detalles. Ya él está acabado. Él ya no
está, y me voy a asegurar de que Emma tenga un millón de
recuerdos felices que nublen cada momento que pasó con ese
monstruo.

No sé el momento en el que ocurre, el momento en el que puedo


ver más que solo mi hermano saltando por ese borde, pero me
despierto y algo dentro de mí ha cambiado. Salgo de la cama,
hago café y despierto a Emma con una taza caliente.

Ella parpadea, sentándose, su cabello marrón es un desastre sexy


que solo la hace lucir más adorable. “Esto es maravilloso”. Bebe un
sorbo y luego toca mi mejilla. “¿Cómo estás?”

Cubro su mano, la que sostiene la taza, y la inclino hacia mi boca,


bebiendo antes de decir, “Hoy estoy mejor. Estoy seguro de que
tendré malos días y pasaré malos momentos, pero estoy listo para
luchar pasa salir de esto. Planeemos nuestro festín de Acción de
Gracias. El personal lo necesita, y nosotros también”.

“¿Estás seguro?”

“Segurísimo. Y también invita a Chance. Necesitamos estar entre


familia ahora. Y necesitamos ir a buscar un árbol de Navidad para
el castillo y uno para la casa”.

“¿Un árbol del tamaño de una casa?” Bromea ella.

“Más grande”, le prometo.

***

Acción de Gracias

El primer árbol que Emma y yo recogemos juntos, es el que está en


el centro de un salón lleno de mesas donde familia y amigos
disfrutan un festín. Está decorado con adornos únicos, cada uno
diferente porque Emma les pidió a todos los que trabajan para
nuestra empresa, que escogieran uno para representarlos como
parte de nuestra familia. Mi padre lo hubiera aprobado.

Me siento en la cabeza de la más grande de las mesas redondas,


con Emma y Chance a cada lado de mí. Jill también está presente,
al igual que muchos de nuestros empleados más antiguos. La única
que no está aquí es la madre de Emma, quien tenía un compromiso.
Su madre se parece demasiado a la mía.

La música navideña suena en el fondo. La variedad y distribución


de la comida es magnífica. Las sonrisas y risas llenando el salón de
cerca de cincuenta invitados en varias mesas a nuestro alrededor,
son buenas para mi alma.

“El árbol realmente es del tamaño de una casa”, bromea Emma a


mi lado.
“Tú lo escogiste”.

“Nosotros lo escogimos”, dice ella, bajando su voz, pregunta,


“¿Cómo estás?”

Cubro su mano con la mía y la traigo a mi boca, besando sus


nudillos. “Extraordinariamente bien. Gracias a ti”.

Ella sonríe y besa mi mano. “Ya casi es hora del pastel de chocolate.
Sabes lo mucho que amas el pastel de chocolate”.

“Te amo a ti”.

“Y yo te amo a ti”.

Sabía desde antes de éste momento que le iba a pedir a Emma


que se case conmigo, pero, por alguna razón, éste es en el que
estoy impaciente de hacerla mi prometida. Éste es el momento
donde sé que necesita ser más pronto que tarde.

Terminamos la noche decorando nuestro propio árbol en la casa


de la playa, bebiendo café irlandés y hablando. Podría perderme
en nada excepto en hablar con Emma durante horas, y así lo hago.
Nos quedamos dormidos al lado de la chimenea, y la cargo hacia
la cama donde la sostengo cerca, y juro de nuevo, nunca soltarla.

***

La mañana siguiente, invito al hermano de Emma a reunirse


conmigo para tomar café antes de que se vaya para el aeropuerto.
Esto complace a Emma, lo cual es un bono, pero ese no es mi
propósito. Elijo un pequeño local justo al lado de una joyería donde
sé que crearán un anillo especial para Emma. Chance y yo nos
sentamos y hablamos acerca de la unión de nuestros negocios que
ya está casi lista, y cuando terminamos nuestro café, le digo, “¿Me
puedes dar la mano de tu hermana en matrimonio?”

Él palidece por un momento y luego dice, “Malditamente sí,


hombre. ¿Es por eso que estamos al lado de la joyería? Vamos.
Quiero asegurarme de que escojas algo lo suficientemente bueno
para ella”.

Es un momento fraternal surrealista.

Me duele, por mis hermanos.

Y aun así, de algún modo, me sana.

***

Nochebuena

Emma se ha preocupado por comprar los regalos perfectos para


todos durante semanas, y con la fusión de las empresas Knight-
Bennett terminada, ella ha tomado el trabajo de Jill hasta el punto
en que podría no querer soltarlo. Ella hasta diseñó relojes
personalizados para Eric y para Grayson para agradecerles por
todo su tiempo. Dentro de las tarjetas se leía: Que el amor de tu vida
siempre encuentre el camino hacia ti, de la manera en que tú
ayudaste a Jax a encontrar su camino hacia mí.

Para la noche, los regalos fluían debajo del árbol del castillo, y
Emma y yo nos relajamos para una comida romántica navideña
que hice que el chef nos preparara. “Esto es una sorpresa”, dice,
mientras nos sentamos para una cena a la luz de las velas que
incluye la tradicional langosta de Maine, junto con su favorito,
macarrones con queso. “¿Va a ser una tradición nueva?”

“Ésta sería una excelente tradición nueva”.

Bebemos vino y hablamos, riéndonos como siempre lo hacemos


juntos. Cuando nuestras barrigas están llenas, nos movemos hacia
el salón para acomodarnos frente a la chimenea. “¿Ya puedo
darte tu regalo?” Pregunta emocionada.

“Aún no”, le digo, y los nervios me atacan, lo cual es una locura.


Ésta es Emma. Camino hacia el árbol y me estiro debajo para
alcanzar la tela decorativa y levantarla para sacar el anillo que
había escondido ahí. Me levanto y lo pongo detrás de mi espalda.
“Yo primero”.

Ella sonríe, una sonrisa brillante como el sol, y se sienta al borde de


la silla. “¿Por qué pareces nervioso? Sabes que amaré cualquier
cosa que me des. Honestamente me has dado un regalo solo al
estar aquí, Jax. Amo éste lugar, y te amo a ti, y---“

Bajo en una rodilla frente a ella. “Emma”.

“Estás muy serio ahora mismo. Me estás poniendo nerviosa”.

Quito una oscura y sedosa onda de cabello de su rostro. “No, bebé.


No pasa nada malo. De hecho, es algo muy bueno”.

“Oh. Qué bueno”.

“Sí. Lo es. Lo somos. Y soy un mejor hombre gracias a ti”. Pongo el


estuche de terciopelo en medio de nosotros. “Cásate conmigo,
Emma, y haz que éste año termine conmigo sonriendo, bebé. Con
los dos juntos para siempre”.

“Termina un capítulo. Empieza un nuevo libro. Sí, me casaré contigo.


Eres mi mejor amigo. ¿Cómo podría no casarme contigo?”

Mis labios se curvan. “Ni siquiera has visto el anillo”.

“Porque el anillo no hace que tome mi decisión”.

“Es bueno saberlo, pero te gustaría verlo, ¿cierto?”

Ella entrelaza sus dedos, y sus ojos se iluminan. “Sí, por favor”.

Abro el estuche para revelar el diamante de tres quilates en el


centro de unos diamantes pequeños esparcidos alrededor. “Está
diseñado para parecer el sol porque tú iluminas cada habitación
en la que entras”.
Ella llora. “Eso es realmente especial”. Entonces me mira. “Y mi
regalo ya no es tan bueno. Al lado de esto parece algo que compré
en el mercado”.

“El único regalo que necesito es que digas que sí”.

Saco el anillo de la caja y lo deslizo en su dedo. “Es perfecto”.

La levanto en mis brazos y la cargo a nuestro dormitorio, donde el


anillo es lo único que le dejo puesto. Mucho tiempo después, nos
quedamos acostados ahí, frente a frente, relajados y quedándonos
dormidos, cuando ella murmura, “Mi regalo es como ropa interior.
El tuyo es perfecto”.

Me río por la manera en que sigue inquieta por su regalo, porque


quise decir en serio lo que le dije. Ella es perfecta. Ella es mi regalo
ésta navidad. Ella es mi luz en un año de oscuridad.

***

FIN
Lectoras,

Muchas gracias por tomar este loco y salvaje viaje conmigo.


Espero que se hayan enamorado de Jax y Emma igual que yo, y
espero que sintieran todas las emociones que intenté transmitir en
el final. No solo sus emociones, sino también las de Brody, Chance
y todos los demás. Lo bueno, lo malo, lo triste, lo feo y lo hermoso.
La vida no siempre resulta en la manera que pensamos o
anticipamos, sino se trata de los que roban tu corazón y hacen tu
mundo solo por estar en él. Me encantaría oír lo que pensaron
sobre éste final y toda la serie!
Asegúrense de buscar: @AuthorLisaReneeJones en Facebook y en
@LisaReneeJones en Ingstagram y Twitter.

***

¿Qué sigue para mí? SAVAGE y más sobre GRAYSON BENNET!


Sí, leyeron correctamente, Savage tendrá su propia trilogía, y
luego también Grayson Bennett a quienes conociste en ésta serie.
Los libros de ambos hombres están listos para pre-ordenarlos si
entran a la página, donde tengo los detalles de Savage ¡y un
extracto del primer libro de Grayson!

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TAMBIÉN DE LISA RENEE JONES

THE INSIDE OUT SERIES


If I Were You
Being Me
Revealing Us
His Secrets
Rebecca´s Lost Journals
The Master Undone
My Hunger
No In Between
My Control
I Belong to You
All of Me

THE SECRET LIFE OF AMY BENSEN


Escaping Reality
Infinite Possibilities
Forsaken
Unbroken

CARELESS WHISPERS

Denial
Demand
Surrender

WHITE LIES

Provocative
Shameless
TALL, DARK & DEADLY

Hot Secrets
Dangerous Secrets
Beneath the Secrets

WALKER SECURITY

Deep Under
Pulled Under
Falling Under

LILAH LOVE

Murder Notes
Murder Girl
Love Me Dead
Love Kills

DIRTY RICH

Dirty Rich One Night Stand


Dirty Rich Cinderella Story
Dirty Rich Obsession
Dirty Rich Betrayal
Dirty Rich Cinderella Story: Ever After
Dirty Rich One Night Stand: Two Years Later
Dirty Rich Obsession: All Mine
Dirty Rich Betrayal: Love Me Forever (Mayo 2020)

THE FILTHY TRILOGY

The Bastard
The Princess
The Empire
TRILOGÍA AL DESNUDO
Mi único Hombre
Mi única Mujer
Los dos Juntos

TRILOGÍA SAVAGE
El Hambriento Savage (Febrero 2020)
El Ardor de Savage (Marzo 2020)
El Amor de Savage (Abril 2020)

THE BRILLIANCE TRILOGY


A Reckless Note (Junio 2020)
A Wicked Song (Agosto 2020)
A Sinful Encore (Setiembre 2020)
TRADUCIDO, CORREGIDO &
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