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El documento presenta información sobre la política agraria de Guatemala. Explica que alrededor del 42% de la población pertenece a pueblos indígenas y que la pobreza en el área rural asciende a un 74.8%. Además, existe un gran segmento de población campesina sin tierra. La política agraria se orienta hacia el desarrollo rural integral, reconociendo al Estado como promotor del desarrollo y al mercado como estrategia de desarrollo, además de buscar que la economía campesina alc
El documento presenta información sobre la política agraria de Guatemala. Explica que alrededor del 42% de la población pertenece a pueblos indígenas y que la pobreza en el área rural asciende a un 74.8%. Además, existe un gran segmento de población campesina sin tierra. La política agraria se orienta hacia el desarrollo rural integral, reconociendo al Estado como promotor del desarrollo y al mercado como estrategia de desarrollo, además de buscar que la economía campesina alc
El documento presenta información sobre la política agraria de Guatemala. Explica que alrededor del 42% de la población pertenece a pueblos indígenas y que la pobreza en el área rural asciende a un 74.8%. Además, existe un gran segmento de población campesina sin tierra. La política agraria se orienta hacia el desarrollo rural integral, reconociendo al Estado como promotor del desarrollo y al mercado como estrategia de desarrollo, además de buscar que la economía campesina alc
CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES – ABOGACIA Y NOTARIADO – DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL LICDA. ELVIA MARGARITA CUYUCH SONTAY TERCER AÑO
POLÍTICA AGRARIA
ALUMNO: Antony Josué Cabnal Ac CARNÉ: 201844359
Cobán, Alta Verapaz, 05 de octubre de 2020
POLITICA AGRARIA
Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población
para el 2014 asciende a 15,806,675 de habitantes, de los cuales el 42% pertenece a los pueblos indígenas.1 Se estima que, en el 2013, el 51,9% de la población correspondió al área urbana y el 48,1% al área rural. Esta última, según las proyecciones, será del 36,3% en el 2032.2 La pobreza en el área rural asciende a un 74,8% y entre los pueblos indígenas, a un 63,8%.
Existe un gran segmento de población campesina sin tierra. Según algunas
estimaciones, sólo en Alta Verapaz la demanda real de tierra es del 28% del total de población dedicada a la agricultura.16 Con base en la información del Fondo de Tierras, del año 1998 al 2013 han ingresado 1740 solicitudes (1,110 colectivas y 640 individuales) de acceso a la tierra, de las cuales se han adjudicado 265 fincas que corresponde al 15% de la demanda.
Dicha adjudicación por intermediación financiera corresponde a un área de
95,878.56 hectáreas, lo que beneficia a 20,187 familias y representa un monto del crédito de Q713 millones 107 mil 618. Por otra parte, en el periodo que va de 2004 a 2013, a través del programa de arrendamiento de tierras fueron beneficiadas 460,370 familias, con un área de 301,734.46 hectáreas y un monto del crédito de Q868 millones 396 mil. Sin embargo, estos programas han supuesto el endeudamiento de los beneficiarios, de los que un alto porcentaje ha tenido incapacidad financiera para pagar. Ante ello, el Fondo de Tierras (FONTIERRAS) ha implementado mecanismos de reestructuración de la deuda que contemplan la reactivación productiva, renegociación de créditos y reestructuración de la cartera.
La economía de Guatemala está fuertemente vinculada a la producción en el
agro. Alrededor del 36% de la población ocupada en el país labora en la agricultura, mientras que en la industria es el 20,2% y en los servicios, el 43,7%. Es decir, las actividades agrícolas absorben una buena proporción de la mano de obra, a la que se paga los salarios más bajos. Este sector es el que más contribuye al empleo informal (41,1%). El salario mínimo agrícola cubre únicamente el 51% de la canasta básica vital. En esta realidad, el trabajo femenino no se valora; generalmente se considera el trabajo de las mujeres como apoyo al que realizan los hombres. Por ello, la mayoría de veces el salario de la mujer es 50% menor. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida y Población Joven,21 la categoría de trabajo no remunerado está integrada en un 52% por mujeres y en un 48% por hombres. Es importante resaltar que, del 41,94% del territorio (4,518,179.52 ha) disponible para la producción agropecuaria (restando los cuerpos de agua), alrededor de un 32,44% es utilizado de acuerdo con su capacidad de uso. Un 93% podría destinarse a granos básicos y pecuario; sin embargo, el 25,7% está destinado a actividades agroindustriales. Respecto a las áreas protegidas, según las cifras en el 2010 por el SIGAP, se encuentran registradas 313 áreas protegidas, lo cual corresponde al 31,03% del territorio nacional.
Orientación de la Política Agraria
La Política Agraria se orienta con base en los siguientes criterios: a. Política Agraria para el desarrollo rural integral El enfoque de desarrollo rural en el que se inserta la Política Agraria trasciende lo estrictamente agrícola y agrario como las únicas posibilidades de desarrollo en las áreas rurales. Sin embargo, se reconoce la importancia de la Política Agraria en tanto es un elemento esencial del desarrollo rural integral y sus ejes estratégicos en cuanto vías importantes para el logro de los objetivos que implican el mejoramiento de las condiciones de vida de la población del área rural. b. El Estado, promotor del desarrollo Por mandato constitucional, al Estado le corresponde promover el desarrollo económico de la nación, estimulando iniciativas en actividades agrícolas, pecuarias, industriales, turísticas y de otra naturaleza. Así mismo, debe impulsar activamente programas de desarrollo rural que tiendan a incrementar y diversificar la producción nacional con base en el principio de la propiedad privada y de la protección al patrimonio familiar, en condiciones de igualdad en dignidad y derechos para mujeres y hombres. En la misma dirección, los Acuerdos de Paz le asignan al Estado el rol de “... promover, orientar y regular el desarrollo socioeconómico del país, de manera que, con el esfuerzo conjunto de la sociedad, se asegure, en forma integrada, la eficiencia económica, el aumento de los satisfactores sociales y la justicia social.” En este contexto, al Estado le corresponde un papel vital para dinamizar las relaciones en el agro guatemalteco, además de generar condiciones para que los agentes económicos privados contribuyan al desarrollo del país. c. El mercado como estrategia del desarrollo El desarrollo socioeconómico no puede depender exclusivamente de las finanzas públicas y la regulación del Estado. Es decir, se requiere la participación complementaria de los agentes económicos privados. El mercado debe verse como instrumento para el desarrollo, el cual puede aportar para lograr el beneficio social. d. Coadyuvar a que la economía campesina de infrasubsistencia y subsistencia alcance niveles excedentarios. La economía campesina, caracterizada por su poliactividad, puede llegar a tener un impacto importante en la dinamización de las economías locales, ya que aportaría significativamente a satisfacer la necesidad de empleo de las poblaciones rurales, a una mejor distribución de la riqueza que ella produce, además de contribuir sustancialmente a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional. Tomando en cuenta que la empresarialidad, la competitividad y los mercados son aspectos importantes para el desarrollo rural, debe considerarse que la economía campesina puede contribuir a ampliar los mercados internos y a constituirse en una vía de escape de la pobreza para millones de personas que actualmente carecen de capacidades de consumo, dada la pobreza y la exclusión a la que se encuentran sometidas. En esencia, la economía campesina excedentaria, al hacer un uso más intensivo de mano de obra e¿ insumos productivos, multiplica sus efectos en la economía a través de fungir como demandante de bienes y servicios, además de proveer bienes a la economía. e. Participación social La Política Agraria plantea la participación de los diferentes actores y sectores involucrados en el tema agrario, principalmente desde el ámbito comunitario, como base para el desarrollo. La participación social, además de ser un factor fundamental del proceso democrático, es determinante en la legitimización, validación e implementación de la Política Agraria.