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En las últimas décadas, han cambiado nuestros hábitos de vida, (alimentación inadecuada,
tendencia al sedentarismo y menor cantidad de horas de descanso). Esto promueve el
desarrollo de sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico. Es necesario tomar conciencia y
adoptar hábitos de vida saludables.
Los componentes más importantes del síndrome metabólico son: la obesidad central o visceral
y la insulinorresistencia, asociados a alteraciones del metabolismo de los lípidos, de los
hidratos de carbono e hipertensión arterial. Estos factores pueden estar presentes en forma
parcial, o en su totalidad, simultáneamente, o ir presentándose en forma secuencial, con
mayor frecuencia de la que puede explicar la casualidad y sin duda alguna, interrelacionados
entre sí.
La trascendencia del diagnóstico del síndrome metabólico radica en su clara asociación con
enfermedad cardiovascular, que está incrementada 1,5 a 2 veces en estos pacientes y en la
posibilidad de ser tratada por cambios de hábitos de vida y/o por la administración de
fármacos.
¿Cómo se diagnostica?
Evaluación clínica
Se mide en el laboratorio:
Glucemia en ayunas
Insulina
HDL y Triglicéridos (se puede medir también: colesterol no HDL, APO B y lipoproteína
a)
Realizar actividad física y lograr un descenso de peso. Numerosos estudios han demostrado
que una disminución del 5-10% del peso ha mejorado el perfil metabólico de los pacientes,
con el consecuente descenso del riesgo cardiovascular, aun sin haber logrado el peso ideal.
EL EJERCICIO
riesgo cardiovascular.
minutos.
La actividad física con resistencia, también ha demostrado tener beneficios a nivel metabólico.