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Brandon Hazel García Real Géneros Periodísticos Informativos 30/03/2020

“Spotlight”
Casi desde el principio del filme, se expone la selectividad del periodista para cubrir
historias; el principal factor que noté fue “¿Qué tan valiosa es esta nota para los lectores?”,
pero no fue lo único. Al investigar, se considera la veracidad de las fuentes de información,
y los posibles niveles de audiencia por la calidad de la nota y el interés social de la misma.
Por otro lado, enseguida se muestra una discusión que delata conflictos en el aspecto
administrativo del periodismo; “¿Qué tan rápido se puede recolectar la información?”,
“¿Cómo afecta la lentitud de redacción de la noticia a la cantidad de lectores?”. El tiempo de
investigación de los hechos y recolección de datos se alarga si la complejidad de la historia
aumenta, por lo que pasar meses o hasta años investigando es poco rentable para un periódico,
en especial si es local. Además, dado el contexto temporal de la película (2001), se señala un
elemento que hoy en día es exponencialmente más notorio: el reciente auge del internet como
medio de comunicación alternativo, lo cual resta audiencia a los ejemplares físicos. Al
respecto, se puede afirmar que, si bien la sociedad siempre necesitará información, el grueso
de la población elegirá el medio más “eficaz” (una ilusión generada por la rapidez, que no es
lo mismo), aún si la nota carece de la profundidad que debiera.
Después se expone, de forma implícita, el compromiso que debe tener el
periodista/investigador para ahondar en una historia, e ir más allá de la cobertura diaria. No
se trata solo de mantener a la gente informada de lo que ocurre superficialmente, sino de
hacer una labor minuciosa y detallada, sobre todo cuando se trata de temas sensibles como el
que se expone en la película. Sin embargo, esto se contrapone con otra cuestión igual de
relevante: “¿Importa si se escribe una noticia que pone en tela de juicio a una institución
dogmática y/o ideológica que es relevante para la sociedad y, en consecuencia, influyente?”,
en principio, cualquier hecho o historia puede cubrirse, y si los datos cuantitativos y
cualitativos apuntan a que es necesario indagar, no debería importar de quién(es) se trate.
Se afirma entonces que la labor periodística se puede ver entorpecida por factores
sociales, ideológicos, políticos, económicos, e incluso, por error humano; si un caso “turbio”
es de relevancia para la reputación de una institución, se vuelve más difícil, pues el periodista
se enfrenta a tecnicismos legales, acuerdos de confidencialidad, manipulación de
información y eliminación de evidencia, todo por los intereses personales de los
involucrados, sobre todo si éstos tienen poder e influencias. Puede no haber recursos para
afrontar las demandas, o simplemente, no se le dio su debido valor al asunto. Investigar una
historia requiere tener razones sólidas para ello; si la información se basa en rumores, casos
aislados (o aparentemente inconexos) y/o suposiciones obtenidas de fuentes cuestionables,
la veracidad de la nota y la reputación del periódico se ven comprometidas, cosa contraria si
la pericia del investigador le orienta en la dirección correcta; la intuición, el temple y la moral
del investigador son vitales: “¿Es una buena historia?”, “¿Es importante a nivel social?”,
“¿Merece la pena luchar por la investigación?”. Si la respuesta es sí, la historia debe salir a
la luz, porque el deber del periodismo es informar la verdad, pésele a quien le pese.
Brandon Hazel García Real Géneros Periodísticos Informativos 30/03/2020

“The Post: Los oscuros secretos del Pentágono”


En principio, se plantea el hecho de que ejercer el periodismo es, además de un medio
para informar, un negocio que se sostiene por el equilibrio entre la calidad y la rentabilidad,
de modo que de esta industria no solo depende cuán informada esté la sociedad, sino también
la manutención de familias, así como las vidas de personas que se arriesgan para conseguir
la información y reportar los hechos.
Por otro lado, se aborda el predominante machismo y segregación de la mujer en el
ámbito, pues se dejaba sin voz a personas igual o más capacitadas que el resto, además de
que, en ciertos temas, incluso las desplazaban de la conversación para que “los hombres
pudiesen charlar”. ¿Qué lugar tiene la mujer en el periodismo? ¿Acaso la guerra, la economía
y la política eran temas impropios del género femenino, o era sólo una práctica común para
mantener una posición de poder ideológico heredado? Ciertamente, hoy se juzga más a un
periodista por la calidad de sus reportajes que por su género, y eso es un gran avance.
Ahora, el tema principal de la película se centra en la independencia de las editoriales
para cubrir historias y redactar notas periodísticas. Los intereses políticos suelen ser tomados
en cuenta por los medios, pero jamás deberían ser una prioridad; si una editorial no puede ser
un ente informativo separado del poder gubernamental, económico o dogmático, entonces se
pierde algo más que lectores: la neutralidad periodística, un elemento esencial para lo que
implica dicha profesión.
Lo anterior, sin embargo, hace que uno se pregunte: “¿Qué tan lejos debe llegar el
periodismo por la veracidad de sus historias?”, “¿Es admisible romper la ley para filtrar
documentos que contienen información que se contrapone con el discurso político que ha
llevado a un gobierno a mantener una guerra que ha afectado a miles de familias?”. El interés
social y la relevancia a nivel nacional de la historia puede transformar un delito en un acto
heroico, de modo que el deber informativo trasciende a la ley y los intereses políticos y
económicos. Sin embargo, dicha osadía, impulsada por la consciencia y la convicción, tiene
repercusiones; una editorial prestigiosa tiene, por definición, un mayor poder de credibilidad
y de impacto social, lo que hace más peligrosas las palabras que publican. El caos, las huelgas
y el detrimento de la figura política son escenarios más que posibles, son una realidad
tangible, y si un periódico va a arriesgarse a exponer una maraña de secretos bélicos, políticos
y económicos que ponen en peligro la estabilidad nacional, entonces habrá de hacerlo con la
seguridad de que más vale una sociedad despierta y furiosa, que un pueblo obnubilado con
falsas promesas de campaña que perpetúan un gobierno al que solo le interesa el control.
La verdad y la transparencia, por supuesto, se conjugan para dar lugar a un
posicionamiento perjudicial para aquellos corruptos que detentan el poder. ¿El Estado y el
periodismo deben estar aliados para el control masivo de la población o, por el contrario, el
periodismo tiene que estar comprometido con la transparencia hacia la sociedad, aunque esto
signifique desestabilizar el status quo de una nación entera? Dicha incógnita no debería
siquiera existir. La información es esencial para la construcción de la realidad, y si algo debe
honrar la labor periodística, es la defensa de la realidad y la verdad, para así señalar a
cualquiera que sea culpable de intentar modificarla por beneficio propio.

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