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YAUGURÚ
Colección Rescate / Segunda serie F
(la poesía no tiene fecha de vencimiento)
Colección dirigida por Gustavo Wojciechowski
yauguru2008@adinet.com.uy
Montevideo - Uruguay
RESCATE
(la poesía no tiene fecha de vencimiento)
Segunda serie / F
ALFREDO MARIO FERREIRO:
AGITADOR Y ARTISTA PLENO
DE LA VANGUARDIA URUGUAYA
1.
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1. El hombre que se comió un autobús. Poemas con olor a nafta, Prefacio de Álvaro
Guillot Muñoz. Posfacio de Julio Sigüenza. Dos partituras del músico Luis Mondino.
Grabados de Alba Padilla, Melchor Méndez Magariños y Gervasio Furest . La Cruz del
Sur, Montevideo, 1927. No ha sido reeditado con todos sus paratextos originales. Sólo
con el prólogo de Guillot, en Enciclopedia Uruguaya (1969). En base a ejemplar corregi-
do por el autor, con las ilustraciones en formato pequeño, más prólogo de Pablo Rocca,
Banda Oriental, Montevideo, 1998.
Se ruega no dar la mano. Poemas profilácticos a base de imágenes esmeriladas. Xilografías de
Renée Magariños; fotografía de C. Aliseris, busto de A.M.F. del escultor Antonio Pena. Tercer
cuaderno de Cartel, Montevideo, 1930.
VII
estamos ante un escritor siempre creativo y ante un decidido ironista3.
Sirvan como ejemplo los siguientes fragmentos de notas que publicó —con
nombre, con seudónimo (N.D.), o sin firma pero con reconocible estilo— en la
Revista Cartel4. Desde la misma dio dura batalla al poder burrocratizado (a
préstamo de su sarcástica promulgación de un Ministerio de Turrismo), a la
apatía y el acomodo politiquero, al statuo quo pequeño-aburguesado de su
época, con escasa sensibilidad para lo que no fuera utilitarismo productivo:
Cada vez que sale a luz una hoja periodística andamos a vueltas con el
vacío. Todas vienen a llenarlo. CARTEL no viene a llenar ningún vacío,
porque su misión es precisamente todo lo contrario, hacerlo. Así como
Pasteur, por medio del vacío, destruyó la teoría de la generación espontá-
nea, CARTEL, por idéntico procedimiento, demostrará la falsedad de
tanta reputación literaria, artística o política, adquirida de botín en los
saqueos de la medianía insolente o en las veleidades de la fortuna capri-
chosa. Viene, pues, CARTEL, a formar el vacío5.
Conviene aclarar que CARTEL es, además de literaria y artística, una hoja
política. Hemos dicho política. No creemos en una juventud apolítica, por-
que el ser apolítico es un signo de vejez. […] Si nuestras patrias tuvieran
juventudes políticas, en vez de tenerlas “foot-ballísticas” y “milongueras”,
otros serían sus destinos y otras sus aspiraciones dentro de la universalidad6.
[…] El país tenía demasiado con sus revoluciones para poder ocuparse de
cosas tan “side –car” como es el arte bien realizado. […] Parece —cree-
mos firmemente que sí—que ya no hay generales analfabetos que miran
el periódico según el testero de las fotos insertas. […] Pero como insegu-
ridad de todo aquello, tan colorido como azaroso, quedó esta irresponsa-
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2. Gropp, Nicolás, “Alfredo Mario Ferreiro en Vida Femenina”, en Alfredo Mario Ferreiro,
una vanguardia que no se rinde, Pablo Rocca (editor), UDELAR, Montevideo, 2009; Paolini,
Claudio, “Documentos: La cita, una minúscula novela de Alfredo Mario Ferreiro, Hermes
Criollo, Año6, Nº12, Montevideo, 2007-20008.
3. Pablo Rocca, compilación y notas en “Sobre Arte y Literaturas de vanguardia (Artículos de
A.M.F. en la Cruz del Sur, y Cartel, 1926-1930)”, Insomnia, Posdata, Montevideo, 6.10.2000.
4. Co-dirigida por Julio Sigüenza y A.M.F., Cartel: panorama mensual de literatura y arte,
publicó 10 números, año 1, nº 1 (15 dic. 1929)/ año 3, nº 10 (mar. 1931), Montevideo,
1929-1931. Todas las siguientes citas de la misma, fueron consultadas en el sitio web:
http://www.periodicas.edu.uy.
5. Sin firma. Sección, Tiro al blanco, “El vacío que nadie llena”, Cartel Nº1, Montevideo,
15.12.1929.
6. Sin firma. Sección, Tiro al blanco, “Política”, Cartel Nº1, Montevideo, 15.12.1929.
VIII
bilidad patria. Este hacer las cosas a manotones, y este proteger a artistas
que traen recomendaciones de clubes políticos. Hoy en día, 1929, casi 30,
el gobierno del país ignora cuáles son sus valores en talento artístico. […]
A raíz de este no entender de los hombres que manejan los resortes artís-
ticos, se van perfilando designaciones de incapaces de obra beneficiosa.
[…]. Pero lo que no puede hacer un político —y CARTEL viene a decír-
selo— es representarnos a nosotros, a los que tenemos en el espíritu mate-
ria de vuelo, con un zopenco de marca […]7.
3º - Disponer que el título de este libro sirva para alguna de esas finalida-
des que llaman prácticas. Por ejemplo, para ser colgado en las oficinas de
recepeción de público a fin de precaverse de la lepra, tan difundida en
esos momentos.
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7. Sin firma. Sección, Tiro al blanco, “De la irresponsabilidad” Cartel Nº1, Montevideo,
15.12.1929.
IX
Se comprende mejor el alcance profiláctico de la consigna “se ruega no dar
la mano”, cuando se leen otras notas de Cartel. En una fustiga “los buenos
modales”, el “amiguismo”, y diagnostica la endogamia social en la que se
ampara el ejercicio obsecuente de la crítica de arte.
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X
Así estos “poemas profilácticos”, en los que en principio no se advierte
ninguna connotación de crítica social, están sin embargo orientados,
desde una estética radical y nada concesiva, a desafiar todo un sistema de
recepción cultural. Es claro que Ferreiro lanza sus dardos irónicos— como
se ve no sólo divertidos sino también comprometidos— hacia una socie-
dad que considera “enferma” de embrutecimiento, corrupta en sus estruc-
turas de poder y, por ende, negada para apreciar la cabal producción artís-
tica en todas las áreas.
En cuanto a la significación de poemas “a base de imágenes esmerila-
das”, la primera lectura es recalar en las magníficas xilografías de la artista
Renée Magariños (señalo, al pasar, el hecho de que en un medio de notoria
estructura patriarcal, Ferreiro trabaja con dos artistas mujeres, aquí Renée
y antes Alba Padilla). La técnica de estos grabados implicaba el uso del
“esmeril” con el que se labra la madera. Pero también es posible interpretar
lo esmerilado como el “arte de deslustrar el vidrio”. En tal sentido, la inter-
pretación teórica apunta a un vanguardista que, consciente de aplicarse a un
arte que distorsiona la mimesis de la belleza natural, opta en sus poemas por
la artificiosidad moderna. Por el lado ideológico, ese esmerilado trastorna la
imagen autocomplaciente que la cultura reformista se había construido de sí
misma, dejando en evidencia la falsedad que regía detrás de los elogios oca-
sionales: una burocratización cultural cuyo verdadero rostro es el de un apá-
tico, mediocre interés, por el arte y sus manifestaciones. Algo semejante
había consignado Zum Felde en 1927, en el editorial “Programa”. Tras eva-
luar lo acontecido con las revistas modernas de aquellos años 20, dice que
“La Pluma” se propone como un “órgano que refleje el movimiento intelec-
tual del mundo en todas aquellas fases que interesen positivamente al des-
arrollo de la cultura”, mientras advierte que “todas las realizaciones inten-
tadas hasta hoy en este sentido se han visto frustradas en un duro debatirse
contra la apatía del medio.10”.
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10. Zum Felde, Alberto, “Programa”, en La Pluma, año I, Vol. I., Montevideo, 1927.
XI
2.
[…] ¿Me permite ahora un pequeño consejo de amigo? Trate de ser un poqui-
to, nada más que un poquito, más subjetivo en sus poemas; una nota más de
Ud.; un rencor más de Ud,; una rabia y un dolor totalmente de Ud. Con esta
mostaza Ud. sazonará sus poemas mejor y será verdaderamente artista11.
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11.“Dos cartas americanas” en Alfredo Mario Ferreiro, una vanguardia que no se rinde,
UDELAR, Montevideo, 2009. P. Rocca que publica la misiva, considera que la misma, sin
data, es de fines de 1927, comienzos de 1928.
XII
Todos los tranvías corren en un sentido.
Todos los desmayos son horizontales.
Hay una inquietud jugando a las esquinitas con los poetas de vanguardia.
3.
En el análisis más completo que hasta el momento he leído sobre los libros de
A. M. F., la ensayista brasileña Gênese Andrade13 se refiere a la factura de sus
poemarios como “libros para ver”. Agreguemos algo más. En los libros de
Ferreiro la alternancia del discurso verbal, la visualidad y la textura plástica,
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XIII
se imbrican de tal manera que, a la manera del mejor arte metadiscursivo
(desde Cervantes al Dadaísmo) los planos de la representación se diluyen,
dejando paso a un humor crítico, paródico de estilos y modelos consagrados.
De ahí los contrasentidos propuestos en lo que hace a los datos administrati-
vos del libro como producto mercantil. Así, la sustitución del copyright del
autor por la “Nota Bene: las dedicatorias manuscritas que luzca este ejemplar
caducan a los seis meses de emitidas, reservándose el autor el derecho de reno-
varlas a su vencimiento”. Conciencia de lo provisorio de toda certeza estética,
pero también advertencia de posicionamientos interpersonales entre el autor y
quienes, eventualmente, se avengan a integrar ese establisment que la profila-
xis de la vanguardia rechaza. Las formas gráficas, entre ellas la numeración
doble de páginas, el uso de mayúsculas al final de los poemas, entre otros
asuntos, desafía también el plano de la creatividad técnica, habiendo costado
al autor un par de motines. Así en las “Colofonerías”, celebra el autor su
triunfo renovador, ante la tradición tipográfica:
Toda esta operativa paratextual y gráfica hace que estos libros funcionen
como “artefactos”. La obra de arte que representan no radica sólo en el dis-
curso poético, aunque éste sea medular. Son objetos estéticos en los que toda
palabra, no sólo la de los poemas, se perfomativiza. En esa dimensión el
artefacto produce resonancias múltiples, conectando lenguajes (poesía, artes
plásticas, música en las partituras de Luis Mondino en el primer libro) inclu-
yendo un modo de lectura que apela a la secuencia fotogramática, si se
atiende a los intereses cinematográficos expresados por el autor14.
En tal sentido el logro artístico de A.M.F. excede, como se ha dicho con
pereza crítica y hasta el cansancio, el mero juego humorístico. En estos arte-
factos que son sus libros el lector es motivado a decodificar cada una de las
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14. Ferreiro, A.F., “El cine visto desde la pantalla”, Cartel, Nº 9, Montevideo, setiembre-
octubre, 1930.
XIV
piezas, y encuentra mayor diversión aún si conoce las claves paródicas de su
código crítico. La entrada a lo poético, que todo paratexto propicia, es ya parte
de la obra, y en sus libros marca de antemano la tonalidad de los mismos. Esta
perfomatización de lo poético implica una concreción simultaneísta, en la que
la perceptividad se dispara de manera centrífuga al interior de la obra y centrí-
peta hacia el receptor de la misma, para utilizar un concepto caro a los futuris-
tas que, a diferencia de tantos otros, Ferreiro sí había comprendido.
El “producir un tránsito continúo, vertiginoso y variado dentro del volu-
men”, según dice el “Aviso” final “a los señores pasajeros” del primer libro
(El Hombre que se comió un autobús), equivale a producir “el tránsito” de
la polifonía de lenguajes vanguardistas en el contexto literario montevidea-
no, desde siempre refractario a la modernización estética.
Ahora, el anuncio del prólogo (“Ante todo”), en el que Ferreiro se mues-
tra determinado a que ese sea su “segundo y último libro”, y así colocarse en
un “justo sitio dentro del amanzanamiento de la Ciudad del Arte”, nunca fue
una broma. Es una cojuda decisión de la más pura cepa vanguardista. Hacer
y no prolongarse en la hechura. Enloquecer, o aparentemente hacerlo, dedi-
cándose al ajedrez o a cualquier otra jugada intrascendente. Estar de remate,
o hacer como si esto pareciera, para no ser molestado por quienes no han
comprendido que no se precisa más cuando lo hecho está cumplido. Así lo
supo A.M.F. al cerrar su obra, apostando a una poética paradójica en la que,
desde lo vertiginoso, percibe que “he derrotado, sin querer, la muertE”.
Sólo le falta a los uruguayos darle a Alfredo Mario Ferreiro el sitio que
se ganó en esa ciudad (la del Arte de vanguardia de principios de siglo), urbe
que fue el primero en representar con un lenguaje polifónico, acorde a esa
apática, atractiva, alienante, divertida, aérea, marítima, mezquina, provin-
ciana, cosmopolita, querible, montevideanura.
Por todo esto, los editores de este volumen tomó la mejor decisión: hacer
la primera publicación facsímil de Se ruega no dar la mano. Lo que celebra-
mos a los dieciséis días del mes de abril del otoño del año dos mil doce, a
caballo del ojo sin sueño.
L U I S B R AV O
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