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1. Marihuana
Es la droga “ilegal” preferida por los usuarios. Los efectos al fumar marihuana incluyen falta
de coordinación física, taquicardia, somnolencia y depresión. La Fundación por un Mundo
Libre de Drogas (FMLD), señala que el humo de la marihuana contiene alrededor de 70%
más de sustancias causantes de cáncer que el humo del tabaco.
2. Cocaína
Es un estimulante del sistema nervioso, genera una fuerte adicción. El efecto inmediato de
la cocaína se presenta en síntomas como la paranoia, enojo y ansiedad, los riesgos son:
ataque cardíaco, falla respiratoria y apoplejía, que pueden causar la muerte repentina.
3. Inhalable
Se observó un incremento de 1.4%, en 2002, a 2.4% en el 2008. Son causantes de irritación
de las mucosas nasal y bucal. El Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo
(coneVyT), órgano de la Secretaría de Educación Pública (SEP), indica que, los síntomas
inmediatos de esta adicción pueden ser la anorexia, mareos, sueño y cambios en la
percepción del entorno. Los daños más graves son la ceguera, infarto cerebral, pérdida de
memoria y problemas cardiacos.
4. Alcohol
La prevalencia respecto al consumo de alcohol alguna vez, fue de 65.1%, 65.3% en hombres
y 64% en mujeres. Los efectos inmediatos del alcohol son la euforia y desinhibición, mareos,
náuseas, vómitos y una sensación repentina de bienestar. El consumo excesivo de alcohol
también causa daños permanentes al cerebro, que se presentan como convulsiones y
delirios, además de dificultar la absorción de las vitaminas B, E, A, K y C.
5. Tabaco
El hábito de fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo. Ha sido vinculado a las
cataratas y neumonía. El tabaco reduce la esperanza de vida ya que causa cáncer de
pulmón, laringe, riñón, vejiga, estómago, colon, cavidad oral y esófago.
6. Tranquilizantes
Son medicamentos utilizados para tratar el estrés, ansiedad y auxiliares para conciliar el
sueño. A corto plazo generan aislamiento, cansancio, disminuyen la reacción emocional, y
cambian el estado anímico. A largo plazo el uso de tranquilizantes genera cambios en el
peso y el apetito, dificultad para conciliar el sueño, alteración de los periodos menstruales,
y una necesidad fuerte hacia su consumo.
7. Anfetaminas
Son un tipo de droga, estimulante del sistema nervioso y que por lo general se presenta en
cápsulas o pastillas. Aumenta el estado de alerta y genera comportamiento agresivo y
violento. Su consumo causa daños psicológicos, como agitación, euforia, confianza y energía
momentáneas, y también daños fisiológicos, como taquicardia, insomnio, hipertensión,
sudoración y trastornos digestivos. Lo más común es generar pérdida del apetito.
8. Éxtasis
De acuerdo a reportes de la Secretaria de Seguridad Pública (Ssp), en México se consumen
al año alrededor de 400 kilogramos de éxtasis. A diferencia de los alucinógenos, esta droga
no produce trastornos sensoriales. Potencializa la capacidad de memoria, tiene efectos
antidepresivos y analgésicos, es utilizado para “aguantar más”. Esta droga contraria a lo que
podría pensarse puede causar la muerte repentina, ya que lleva a la deshidratación y daño
cerebral.
9. Heroína
Los efectos inmediatos al consumir heroína son: boca seca, piel rojiza y pesadez del cuerpo
y produce alteraciones del sistema nervioso central. El consumo de esta droga puede incluir
aborto espontáneo, colapso venoso y enfermedades infecciosas por el uso de jeringas entre
las que pueden estar la hepatitis y el VIH/SIDA.
10. LSD
Es una droga altamente alucinógena, y contiene sustancias químicas que alteran el estado
de ánimo. Causa daños en el sistema nervioso central. Los efectos alucinógenos pueden
durar hasta 12 horas, lo que causa mayor sensibilidad. Puede ser causa de muerte,
esquizofrenia y paranoia, quien la consume está constantemente angustiado
8.- Actitud ante el consumo de drogas.
El consumo de drogas en la población adolescente se considera actualmente un problema
de salud pública como consecuencia del inicio en edades tempranas, la elevada prevalencia
y el patrón de consumo.
Las actitudes se relacionan dependiendo al contexto en el que el adolescente se desarrolla
donde en la actualidad su consumo se considera recreativo y facilitador de la socialización.
(María Juez Primo 2015)
Conocer a qué edades suele iniciarse el consumo, cuáles son las pautas de ese consumo y
cuáles son los conocimientos que tiene el adolescente sobre las características y
consecuencias del consumo de drogas y su actitud hacia ellas, debe ser el punto de partida
para cualquier intervención (G.I.D., 1995). Como afirman Santacreu y Forjan (1994) es
necesario conocer e investigar todos estos aspectos como paso previo necesario para el
desarrollo y aplicación de programas de prevención verdaderamente efectivos
Tabaco
Los participantes conocen los efectos negativos del tabaco sobre la salud, el hecho de que
se trata de una sustancia perjudicial (92,8%), que produce trastornos circulatorios y del
corazón (88,8%) y que sus efectos pueden llegar a ser mortales (92,8%). La gran mayoría
sabe que el humo del tabaco perjudica a los no fumadores (89,3%), que en el tabaco hay
más sustancias dañinas además de la nicotina (81,9%) y que el abuso se considera a partir
de fumar una cajetilla de tabaco diaria (80,5%). En relación a los aspectos sociales del
consumo, un 87,9% de los participantes tiene claro que el inicio del consumo puede tener
que ver con aceptar una invitación, aunque la postura hacia el consumo no sea favorable
(72,5%) y ello puede ser el primer paso para comenzar a consumir tabaco (89,6%). Hay una
cuestión sobre la que hay poca información en nuestros participantes, y es respecto a la
relación entre el consumo de tabaco y el consumo de otras sustancias, únicamente un
57,9% está informado sobre esta posible relación.
Psicofármacos y drogas ilegales
Conocen que ciertas medicinas son drogas y crean hábito (92,1%) y que pueden ser
peligrosas para la salud si las consumen sin prescripción médica (94,2%), que cualquier
persona puede llegar a ser drogodependiente (87,2%), aunque no está tan claro el hecho
de que estas personas tienen una personalidad normal, aspecto que sólo mantienen el
62,3%. Respecto al inicio del consumo el 78% tiene claro que es más fácil para aquellas
personas que ya consumen otras sustancias como alcohol, y que son los amigos y
compañeros los primeros en ofrecerlas (80,9%) mientras que el hecho de que los adultos
no son los principales incitadores lo saben sólo algo más de la mitad (57,2%). No dan
importancia a la presión del grupo hacia el consumo, es un factor que conocen el 64,4%.
Algo más de la mitad de los participantes desconocen la relación entre el consumo de
tabaco y “porros” (58,1%) y tienen poca información respecto a la relación entre la postura
que se mantiene respecto al consumo y el consumo en sí, de manera que más de la mitad
(56,8%) piensa que la postura contraria al consumo hace que nunca consumas.
http://www.redalyc.org/pdf/3498/349832486022.pdf
Las actitudes positivas hacia las sustancias tienden hacia su consumo, especialmente
alcohol y tabaco, de forma que consumen más y no sólo un tipo de sustancia sino varias.
Por otro lado, no hemos encontrado relación entre las actitudes hacia las drogas ilegales y
el consumo de sustancias. Según estos resultados parece que las actitudes positivas hacia
una determinada sustancia se pueden generalizar, extender y contagiar al consumo de otras
sustancias diferentes.
En relación a las actitudes, nos sorprende que las actitudes más positivas se tengan hacia
las drogas ilegales y no hacia el alcohol y el tabaco, drogas socialmente aceptadas y con un
porcentaje de consumo más elevado en nuestros participantes. Una posible explicación
podría residir en la idea de que nuestro grupo de adolescentes disponga de menos
información sobre las drogas ilegales, lo que llevaría a tener actitudes más positivas hacia
su consumo. Sin embargo, los resultados no apoyan en absoluto nuestra idea. Si parece que
se cumple con el alcohol y el tabaco, en los que encontramos que menos información está
relacionada con actitudes más positivas hacia esas sustancias.
Con respecto a la relación entre los resultados y las variables edad y sexo, encontramos
diferencias significativas asociadas al género y a la edad. Los varones tienen unas actitudes
más positivas, especialmente sobre el alcohol. Asimismo, los adolescentes de mayor edad,
17 años, presentan actitudes más positivas no sólo hacia el alcohol, sino también hacia el
tabaco. Las actitudes sin duda, como reflejan nuestros datos, pueden favorecer el consumo.
Aquellos adolescentes que tienen puntuaciones altas en el cuestionario de actitudes hacia
el tabaco, no sólo consumen más tabaco y porros, sino también alcohol. Lo mismo ocurre
con los que tienen puntuaciones altas en el cuestionario de actitudes hacia el alcohol, no
sólo consumen más alcohol, también consumen más tabaco y porros. La familia, sin duda,
pensamos que juega un papel muy importante en el aprendizaje de actitudes, existen
numerosas investigaciones que dan cuenta de la relación entre variables familiares y
consumo de drogas en adolescentes. Varios estudios encuentran una relación entre el
consumo de alcohol por parte de los padres y la probabilidad de que los hijos consuman y
adquieran actitudes positivas hacia el alcohol (Engels, Knibbe, De Vries, Drop y Van
Breukelen, 1999, Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001).