1. Enfoques psicoanalíticos de la personalidad: sexo y agresión, la motivación
inconsciente, el principio de placer y el principio de realidad. Freud creía que había fuerzas innatas fuertes que proporcionaban toda la energía en el sistema psíquico. Llamó a estas fuerzas instintos. La teoría de Freud de los instintos fue influida por la teoría de la evolución de Darwin. En la formulación inicial de Freud había dos categorías fundamentales de instintos: instintos de autoconservación e instintos sexuales. Estos corresponden con exactitud a los dos componentes principales de la teoría de Darwin de la selección natural. Freud postuló más adelante que los humanos tenían un instinto fundamental hacia la destrucción y que este instinto con frecuencia se manifestaba en agresión hacia otros. Se hacía referencia a los dos instintos como libido para el instinto de vida y tanatos para el instinto de muerte. Aunque la libido por lo general se considera sexual, Freud también lo usaba para referirse a cualquier impulso que satisficiera una necesidad. Con tanatos, Freud usaba este término en sentido amplio para referirse a cualquier impulso para destruir. Según Freud la mente humana consiste en tres partes: la consciente, la preconsciente y la inconsciente. El inconsciente es l parte más grande de las tres. En la mente inconsciente reside la información inaceptable, oculta de la vista consciente tan bien que no puede considerarse ni siquiera preconsciente. Esos recuerdos, sentimientos, pensamientos o impulsos son tan problemáticos y desagradables que ser conscientes de ellos haría que la persona estuviera ansiosa. La sociedad no permite a las personas expresar con libertad todos sus instintos sexuales y agresivos. Los individuos deben aprender a controla sus impulsos, y una forma de hacerlo según Freud es impedirles que entren al consciente en primer lugar. 2. Enfoques psicoanalíticos de la personalidad: estructura de la personalidad, ello, yo y super yo. La teoría psicoanalítica de la personalidad describe como las personas afrontan sus instintos sexuales y agresivos dentro de las restricciones de una sociedad civilizada. Los instintos sexuales y agresivos con frecuencia conducen a instintos que están en conflicto con la sociedad y con la realidad. Una parte de la mente crea estos impulsos, otra parte tiene una sensación de lo que espera la sociedad civilizada y otra parte trata de satisfacer los impulsos dentro de los límites de la realidad la sociedad. Freud enseñaba que en el principio estaba el Ello, la parte más primitiva de la mente humana. Freud veía al Ello como algo con lo que nacemos y como la fuente de todos los instintos e impulsos. Según Freud el Ello opera de acuerdo con el principio del placer, el cuál es el deseo de gratificación inmediata. El Ello opera también con el pensamiento de proceso primario, el cuál es un pensamiento sin regalas lógicas de pensamiento consciente. El Yo trabaja para redirigir la presión producida por los instintos del Ello hacia salidas aceptables o al menos salidas menos problemáticas. El Yo es la parte de la mente que restringe al Ello a la realidad. Se desarrolla durante los dos o tres primeros años de vida y opera de acuerdo con el principio de la realidad. El Y entiende que los impulsos del Ello con frecuencia están en conflicto con la realidad social y física. El Yo lleva a cabo un pensamiento de proceso secundario, el cual es el desarrollo de estrategias para solucionar problemas y obtener satisfacción. El Superyó es la parte de la mente que internaliza los valores, moral e ideales de la sociedad. Estos son inculcados en el niño por la sociedad, sus padres, en la escuela… Es la parte de la personalidad que nos hace sentir culpables o avergonzados cuando hacemos algo malo y nos hace sentir orgullosos cuando hacemos algo correcto. Por lo tanto, determina qué es correcto y qué esta mal. 3. Enfoques psicoanalíticos de la personalidad: dinámica de la personalidad, tipos de ansiedad. Las personas tratan de resolver las condiciones que producen ansiedad ya que esta es desagradable. Estos esfuerzos para defenderse de la ansiedad se llaman mecanismos de defensa, y se usan para defendernos contra todas las formas de ansiedad. Freud indicó tres tipos de ansiedad: objetiva, neurótica y moral. La ansiedad objetiva es el miedo. Ocurre en respuesta a una amenaza externa real para la persona. El control del yo es amenazado por un factor externo, más que por un conflicto interno. La ansiedad neurótica ocurre cuando hay un conflicto directo entre el Ello y el Yo. El peligro es que el Yo puede perder control sobre un deseo inaceptable del Ello. La ansiedad moral es causada por un conflicto entre el Yo y e Superyó. Por ejemplo, una persona que sufre de vergüenza crónica o sentimientos de culpa por no vivir de acuerdo con las normas apropiadas. Las personas que se castigan a si mismas, que tienen una autoestima baja o que se sienten inútiles o avergonzadas la mayor parte de tiempo es muy probable que tengan ansiedad moral. 4. Enfoques psicoanalíticos de la personalidad: mecanismos de defensa En los tres tipos de ansiedad la función del Yo es afrontar las amenazas y defenderse contra los peligros que plantean a fin de reducir la ansiedad. El Yo logra esta tarea por medio del uso de diversos mecanismos de defensa, los cuales le permiten controlar la ansiedad. Los mecanismos de defensa sirven para proteger al Yo y para minimizar la ansiedad y la angustia. El mecanismo de defensa sobre el que Freud escribió de forma más extensa fue la represión, que es el proceso de impedir que pensamientos, sentimientos o impulsos inaceptables alcanzaran la conciencia. La represión es la precursora de todos los mecanismos de defensa. Otros mecanismos de defensa son la negación, el desplazamiento, la racionalización, la formación reactiva, la proyección y la sublimación. 5. Conceptualizaciones fenomenológicas en el estudio de la personalidad. Como señala Pervin, dos puntos de vista, que mantienen diferentes concepciones del hombre y diferentes estrategias de investigación, podrían caracterizar el desarrollo del estudio de la personalidad a lo largo de su historia: el primer punto de vista podría denominarse humanista, tendría implícita la idea de sujeto como conciencia. Las teorías de este grupo ponen el énfasis en la singularidad humana. Este segundo punto de vista puede ser calificado de científico, pragmático y empírico, conllevando la idea de comportamiento en tanto referida al sujeto. Se incluyen las teorías que insisten en la similitud de los hombres. En psicología, el primer campo de estudio sobre el que la fenomenología tuvo impacto fueron las investigaciones sensoriales en los psicólogos de la Gestalt que conceptualizan al ser humano como un animal organizador que estructura un estímulo físico entrante en una totalidad única al nivel de la experiencia fenoménica. 6. La identidad personal y su desarrollo. Desde hace siglos, el tema de la identidad personal ha atraído el interés de filósofos y psicólogos, puesto que es un fenómeno sorprendente ya que pese a los cambios que se producen en nuestra personalidad, la identidad del sí mismo continúa, garantizando de algún modo la unidad de nuestro ciclo vital. Además, es un fenómeno que está relacionado con el tema del sí mismo. La identidad hace referencia a los conocimientos y actitudes que cada uno tenemos de y hacia nosotros mismos. Se va adquiriendo a lo lago de un proceso evolutivo en el que se interrelacionan diferentes aspectos como la propia conciencia de individualidad. El sentimiento de identidad se va estableciendo a través de la elaboración y asimilación de los cambios que acontecen a lo largo del desarrollo individual. 7. El proceso de convertirse en persona. Llegar a ser persona implica descubrir la unidad y la armonía de los verdaderos sentimientos y reacciones, sin máscaras, ni fachadas, n distorsiones, descubriendo en las experiencias propias el autentico sí mismo. Rogers lleva a cabo una descripción de las características de la persona que emerge de este proceso: en primer lugar se encentra la apertura a la experiencia, el individuo es capaz de aceptar los hechos tal como son y no los distorsiona con la finalidad de que se ajusten al modelo que le sirve de guía; confía en el propio organismo el individuo descubre que su propio organismo merece confianza y que es un instrumento eficaz para encontrar la medida más satisfactoria; el foco interno de la evaluación, el individuo llega a sentir que él mismo es la fuente y centro de las relaciones y decisiones, el foco de evaluación se encuentra en él mismo; y el deseo de ser un proceso, el individuo se considera inmerso en un proceso continuo de llegar a ser y no como un producto acabado, es un proceso de transformación. 8. Modelo jerárquico de la personalidad de Eysenck y su estructura jerárquica. Para Eysenck, los individuos difieren en sus rasgos debido a diferencias genéticas, aunque no descartó las influencias ambientales y situacionales en la personalidad. Por lo que se basa en un enfoque biopsicosocial en el que estos factores genéticos y ambientales determinan la conducta. Eysenck desarrolló una teoría basada en los resultados del análisis factorial de las respuestas de unos cuestionarios de personalidad. El análisis factorial es una técnica que reduce el comportamiento a una serie de factores que pueden agruparse juntos bajo un encabezado llamado dimensión, ya que comparten unos atributos comunes. Como conclusión, identificó tres dimensiones independientes de la personalidad que explicaré más adelante: Neuroticismo (N), Extraversión (E) y Psicoticismo (P), lo que recibe el nombre de modelo PEN. Primer nivel: En este nivel se encuentran las respuestas que pueden observarse una vez, y que pueden ser o no características de la persona (por ejemplo, vivencias de la vida cotidiana). Segundo nivel: Son las respuestas habituales, que suelen suceder frecuentemente bajo contextos similares (por ejemplo, si se contesta a un test por segunda vez, se darán respuestas similares). Tercer nivel: Son los actos habituales que se ordenan por rasgos (sociabilidad, impulsividad, vivacidad, etc.). Cuarto nivel: Este nivel es el más extenso en el sentido de generalidad, y se encuentran los súper-factores que he mencionado antes: Neuroticismo, Extraversión y Psicoticismo. Las personas pueden puntuar alto o bajo en estos súper-factores. Una puntuación baja en Neuroticismo hace referencia a una estabilidad emocional alta. Las puntuaciones bajas en Extraversión hacen referencia a Introversión. Las dimensiones del modelo Eysenck son: ⇨ Neuroticismo (estabilidad-inestabilidad emocional) Las personas con inestabilidad emocional muestran ansiedad, histeria y obsesión. Con frecuencia tienden a reaccionar de forma emocionalmente exagerada y tienen dificultad para volver a un estado normal después de la activación emocional. En el otro extremo la persona es ecuánime, calmada y con un alto grado de control emocional. ⇨ Extraversión (extraversión-introversión) Los extravertidos se caracterizan por la sociabilidad, impulsividad, desinhibición, vitalidad, optimismo y agudeza de ingenio; mientras que los introvertidos son tranquilos, pasivos, poco sociables, atentos, reservados, reflexivos, pesimistas y tranquilos. Eysenck piensa que la principal diferencia entre los extravertidos y los introvertidos se encuentra en el nivel de excitación cortical. ⇨ Psicoticismo: Las personas con puntuaciones altas en psicoticismo se caracterizan por ser insensibles, inhumanas, antisociales, violentas, agresivas y extravagantes. Estas puntuaciones altas se relacionan con distintos trastornos mentales, como la propensión a la psicosis. En contraste con las otras dos dimensiones, el psicoticismo no cuenta con un extremo inverso, sino que es un componente presente en distintos niveles en las personas.
9. Modelo de los cinco factores
En las dos décadas pasadas, la taxonomía de los rasgos de personalidad que había recibido más atención y apoyo de los investigadores de la personalidad ha sido el modelo de los 5 factores. Los 5 rasgos amplios se han nombrado de manera provisional: Arrebato o extroversión, Afabilidad, Escrupulosidad, Estabilidad emocional, Apertura intelectual. Los extrovertidos adoran las fiestas, las interacciones sociales, disfrutan con el simple hecho de hablar, tienen un mayor impacto en su ambiente social y suelen ser más felices que las introvertidas. La atención social es una característica básica de la extroversión. El lema de una persona uy agradable podría ser: llevémonos bien todos. Las personas afables favorecen el uso de la negociación a la hora de resolver un conflicto, suelen retirarse de los conflictos sociales, y su meta es la interacción social. Los escrupulosos tienden a ser laboriosos y progresan. El trabajo duro, la puntualidad y el comportamiento confiables exhibidos en los individuos escrupulosos producen resultados de la vida como promedios de calificaciones más altos, mayor satisfacción en el trabajo y mayor seguridad. La dimensión de a estabilidad emocional explora la forma en que las personas afrontan el estrés. Las personas con estabilidad emocional son como barcos que permanecen en curso a través de aguas picadas. En cambio, las personas con inestabilidad emocional son zarandeadas por las olas y el viento, y es más probable que pierdan el curso. Aquellos cuya apertura es elevada tienden a recodar más sus sueños, tienen más sueños despiertos, tienen más sueños surrealistas y tiene más sueños que resuelven problemas. 10. Concepto descriptivo del ser: el autoconcepto. El autoconocimiento es la base de la autocomprensión. El primer indicio de un autoconcepto ocurre en la infancia, cuando el niño aprende que cosas están siempre ahí (su cuerpo) y que otras solo lo están de vez en cuando (el pecho de su madre). El niño hace una distinción entre su propio cuerpo y el de los demás. Aunque los niños muy pequeños son fascinados por sus reflejos, toma más tiempo para que un niño sea capaz de reconocer fotografías de sí mismo en grupo. Un niño necesita tener alrededor de dos años de edad antes de que pueda reconocer su imagen en una multitud. Entre los primeros aspectos del ser que las personas aprenden a identificar y asociar consigo mismos están el sexo y la edad. Desde los 3 años hasta los 1 aproximadamente, los autoconceptos de los niños se basan sobre todo en el desarrollo de talentos y habilidades. Empezando con los años escolares, comienza la comparación social. Los niños en este periodo aprenden que pueden mentir y mantener secretos. Un descubrimiento final del autoconcepto, durante la adolescencia, implica tener perspectiva. 11. Conflictos conyugales, cognitivismo y personalidad. es probable que uno de los mejores escenarios para estudiar los sesgos cognitivos sea precisamente el de la terapia conyugal. Resulta extraño que acerca de un mismo hecho se emitan opiniones tan contrarias, contenidos tan opuestos, actitudes tan irreconciliables, e incluso que esta disonancia entre los informadores afecte frontalmente a la misma descripción de aquellos hechos, que ambos coinciden en señalar como el principal motivo de la consulta. En realidad, en lo único que coinciden los dos es en la identificación del hecho. El terapeuta se preguntará cuál de los discursos que ha ido es el real, el que parece más objetivo o el que esta mejor informado. Es probable que el terapeuta admita que los dos discursos se refieren a un solo y mismo hecho. Pero si ambos admiten que hay un solo hecho fundante de lo descrito por ellos, es muy probable que el modo en que se ha escrito esa realidad sea de carácter muy diverso. 12. La personalidad revelada a través de la interpretación, la teoría del constructo personal de Kelly, locus o centro de control y la desesperanza aprendida. Los abogados litigantes están familiarizados con el hecho de que dos o más personas pueden presenciar el mismo evento, pero ofrecer interpretaciones diferentes del evento. El psicólogo George Kelly desempeño un rol importante en el inicio de la tradición cognoscitiva dentro de la psicología de la personalidad. Creía que todas las personas estaban motivadas para entender sus circunstancias y eran capaces de predecir lo que les esperaría en un futuro cercano. Veía efectivo el psicoanálisis. Los científicos emplean constructos para interpretar las observaciones. Un constructo no existe en sí, sino más bien es una palabra que resume un conjunto de observaciones y transmite el significado de esas observaciones. Los constructos que usa una persona de manera rutinaria para interpretar y predecir eventos se llaman constructos personales. La idea de Kelly era que las personas tienen unos cuantos constructos clave que aplican de forma habitual al interpretar su mundo, en particular el mundo social. El locus o centro es un concepto que describe la percepción de una persona de la responsabilidad por los sucesos en su vida. Se refiere a si la persona tiende a ubicar esa responsabilidad en forma interna, dentro de sí misma, o externa, en el destino, la suerte o el azar. Otra diferencia individual en la forma en que las personas interpretan el mundo es la desesperanza aprendida. La investigación de este tema tuvo inicio en la teoría del aprendizaje. El efecto de la desesperanza aprendida ha sido reproducido por muchos investigadores. Este hallazgo los llevo a elaborar una teoría acerca de la forma en que los animales aprenden a volverse desesperanzados frente a la amenaza y el dolor.
13. Procesos de autorregulación de la conducta.
En los procesos de autorregulación la clave se encuentra en la comparación que hace el individuo entre un estado actual y uno deseado. Los resultados posibles de este proceso de comparación son que exista una discrepancia o que no. Si se da una discrepancia entre ambos estados, el siguiente paso seria que el individuo se pusiera en acción para intentar reducir dicha discrepancia. Si por el contrario no existiera discrepancia en ese aspecto, el proceso acabaría, permitiendo al individuo centrarse en otros aspectos diferentes en los que querría conseguir un cambio. El mecanismo básico de comparación entre el estado actual y el deseado, implica la ocurrencia de varios pasos:
AUTOOBSERVACIÓN: la persona compara su estado actual con el deseado, pero
para que esto pueda ocurrir tiene que tener una representación mental de su estado actual, y esto es posible gracias a la focalización de su atención sobre sí misma. AUTOVALORACIÓN: el hecho de comparar entre el estado actual y el deseo implica que se produce un proceso de autovaloración, la persona irá monitorizando periódicamente su propia acción, tal como ya hemos indicado, pero no se limitará a auto observarse exclusivamente, también valorará si se está acercando o no a su estado deseado final. AUTORREACCIÓN: en función de la autovaloración la persona se autorrecompensará en el caso de que evalúe progresos, o introducirá cambios en el caso de que considere que no ha conseguido avances. 14. Las teorías interaccionistas, el aprendizaje social y la personalidad (síntesis) 15. Locus de control interno versus externo El locus o centro es un concepto que describe la percepción de una persona de la responsabilidad por los sucesos en su vida. De manera más específica, locus o centro de control se refiere a si la persona tiende a ubicar esa responsabilidad en forma interna, dentro de sí misma, o externa, en el destino, la suerte o el azar. La idea del psicólogo Julián Rotter era que no todos los reforzamientos son iguales. Además de qué reforzamientos valoran más, las personas también difieren en sus expectativas de reforzamiento. Algunas esperan que por medio de ciertos comportamientos obtengan un reforzador. En otras palabras, creen que tienen el control de los resultados de la vida. Otras personas no ven el vínculo entre su comportamiento y el reforzamiento. Éste es el ‘’modelo de expectación’’ de Rotter de la conducta de aprendizaje. Rotter enfatizó que las expectativas de una persona por el reforzamiento se mantenían a lo largo de una variedad de situaciones, a lo que llamó expectativas generalizadas. Cuando las personas se encuentran una situación nueva, basan sus expectativas acerca de lo que sucederá en sus expectativas generalizadas respecto a si tienen las capacidades para influir en los sucesos. Una expectación generalizada de que los eventos están fuera de nuestro control se llama locus o centro de control externo. Un locus o centro de control interno, por otra parte, es la expectación generalizada de que los sucesos reforzadores están bajo nuestro control y que uno es responsable por los resultados importantes de la vida. Las personas con un centro de control interno alto creen que los resultados dependen sobre todo de sus propios esfuerzos personales, mientras las personas que tienen un centro de control más externo creen que los resultados dependen en gran medida de fuerzas fuera de su control personal.
En la actualidad, se admite, más bien, que el locus de control es un aspecto del
comportamiento de las personas referido a contextos concretos. Es decir, el locus de control varía según las situaciones: hay contextos en los que la persona manifiesta un control externo y en otros un control interno. 16. El sí mismo como autocontrol, etapas del proceso de autocontrol. Para Albert Bandura el sí mismo representa u sistema de autorregulación de la conducta a través de la percepción y valoración de la propia conducta. Son procesos de autocontrol que pueden variar de una situación a otra a lo largo del tiempo. No tienen gran estabilidad temporal ni consistencia transituacional. Este sistema lleva a cabo una función de un modo intencional y no automático. De esta forma, el sí mismo viene a identificarse con los procesos de autocontrol, sin llegar a constituir una atentica estructura de la personalidad. Bandura distingue tres etapas del proceso de autocontrol: la auto-obsevación, los procesos de enjuiciamiento y la auto-respuesta. En la primera fase se efectúa la autoobservación, que representa la observación que realiza el sujeto de s propio comportamiento, entendido este en su totalidad. Es decir, el sujeto observa los actos, inclinaciones, metas y estrategias que lleva consigo su comportamiento. Los procesos de enjuiciamiento constituyen l valoración que realiza el sujeto de sus comportamientos, en función de una serie de normas que ha ido asumiendo. Y la ultima etapa, la auto-respuesta, significa la reacción que se da en la persona tras las dos etapas anteriores.