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Sociología Política en Max Weber
Sociología Política en Max Weber
INTRODUCCIÓN
Las reflexiones que pretendemos organizar y desarrollar en el presente
trabajo no tienen otra finalidad que la de exponer nuestro punto de vista
acerca del papel del pensamiento weberiano en la consolidación de una vi-
sión sociológica sobre la política. Para lograrlo, valoramos como innece-
sario realizar una comparación con otras figuras que también fueron im-
portantes por su aporte al proceso de formación de esta especialidad. No
se trata de que les restemos valor a esos pensadores, considerados incluso
hasta clásicos de la Teoría Sociológica e igualmente relevantes en su con-
tribución al pensamiento social de la modernidad; sino de ganar tiempo,
espacio y concentración para lograr nuestro fin, que es considerar la con-
tribución weberiana.
Es difícil delimitar el nacimiento de esta rama del conocimiento socio-
lógico, más bien podría decirse que la historia de la Sociología, como cien-
cia que busca su autonomía, es la propia crónica de la Sociología Política.
Desde Comte, con su Sistema de Política Positiva, y pasando por todos los
clásicos de la Sociología, la política siempre fue objeto de interés particu-
lar; esfera donde se intentaba hallar la explicación ha determinados proce-
sos sociales de significación para el sociólogo, tales como: el conflicto, el
orden, el cambio, la solidaridad, la formación de las colectividades, etc.
Así encontramos en los clásicos un afán por estudiar y explicarse el papel
del Estado distinguiéndolo de la sociedad civil; de las nuevas estructuras
políticas que nacían con la modernidad, tales como: el sufragio masculino
(y luego universal), los partidos políticos y la burocracia; de conocer la di-
námica de las relaciones de poder; definir y entender el ejercicio de la au-
toridad, los diferentes roles que desempeña el hombre y el status en que
se ubica en el transcurso de la actividad política.
El nacimiento de la Sociología política se ubica en los años 40 del siglo
XIX y se explica, en principio, por una nueva manera de reflexionar sobre
CONTEXTO HISTÓRICO
5. Estas sólo son algunas características universales del irracionalismo como movimiento
teórico y las asumimos con todas la consecuencias que a veces entraña un proceso de ge-
neralización. No necesariamente cada una de las tesis mencionadas se expresan de igual
forma en todos sus pensadores, ni adquieren la misma dimensión. Pero dado los objeti-
vos que nos propusimos en el trabajo, no podemos detenernos en sus expresiones parti-
culares.
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6. Para una profundización diferenciada sobre esta polémica, entre los filósofos menciona-
dos recomendamos consultar las obras de Dilthey, Introducción a las ciencias del espíritu
(1883) y de Windelband, Preludios filosóficos (1864).
7. V. Pareto, Formas y Equilibrios sociales, Introducción y selección de Giorgio Braga.
Madrid, Revista de Occidente, 1967, p.17.
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sión real pura en cada uno de sus tipos; sino en la aplicación que él hace
de ella para estudiar fenómenos sociales reales.
En la sociología política weberiana se evidencia ese enfoque racional
entorno a la teoría de la dominación burocrática. La Burocracia es el pro-
ducto más genuino de la racionalidad política de Occidente, es la piedra
angular de ese orden; en ninguna otra cultura se logró un orden político,
económico y técnico organizado sobre la base de la burocracia. «Producto
Occidental –dice Weber– es también el funcionario especializado, piedra
angular del Estado moderno y de la moderna economía europea; fuera de
Occidente, el funcionario especializado no ha tenido jamás una tan funda-
mental importancia para el orden social. Es claro que el «funcionario», in-
cluso el funcionario especializado, es un producto antiquísimo de las más
diversas culturas. Pero ningún país ni ninguna época se ha visto tan inexo-
rablemente condenado como el Occidente a encasillar toda nuestra exis-
tencia, todos los supuestos básicos de orden político, económico y técni-
co de nuestra vida en los estrechos moldes de una organización de
funcionarios especializados, de los funcionarios estatales, técnicos, comer-
ciales y especialmente jurídicos, como titulares de las funciones más im-
portantes de la vida social.10
La burocracia, como forma de dominación legal, abarca a toda la es-
tructura del Estado moderno, de las instituciones partidarias, estructuras
de dirección de las empresas capitalistas, entre otras. Ella es el símbolo de
la «Jaula de Hierro» en que vive el ciudadano de la sociedad moderna en
su estadio tardío, como resultado de la acción tendente a la burocratiza-
ción de todas las formas de la actividad humana. Jaula que pudiera pare-
cerle a Weber más asfixiante y rígida en Alemania que en cualquier otro
país, teniendo en cuenta lo que significamos sobre el atraso de las estruc-
turas políticas alemanas de su época.
La concepción racional que sobre la burocracia tiene Weber destaca en
el análisis comparativo que realiza entre dominación burocrática y domi-
nación patriarcal, a través de la cual se evidencia la influencia metodológi-
ca que en él ejerce la teoría de Tönnies sobre los dos tipos históricos de
asociación: «Comunidad y Sociedad».11 Ambas formas de dominación tie-
nen en común –según Weber– en que obtienen la obediencia sobre la base
de la apelación normativa pero «estas normas son en la dominación buro-
crática racionalmente creadas, recurren al sentido de la legalidad abstracta
10. M. Weber, La Ética protestante y el espíritu del Capitalismo, Madrid, Revista de Derecho
Privado, sf., p. 3-4.
11. Ambos tipos considerados dos formas históricas de la evolución humana, dos formas que
también expresan conductas humanas diferentes pues para Tönnies la mujer es la expre-
sión de la comunidad, de lo afectivo y el hombre de la sociedad, lo racional. Expresan
también diversos tipos de la organización de las relaciones sociales: lo doméstico a la co-
munidad y las instituciones políticas y económicas a la sociedad. En este último sentido
es que Weber se adhiere a los tipos dicotómicos de Tönnies.
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12. M. Weber, Economía y sociedad. Cap IX, ep. IV. «Dominación patriarcal y patrimonial»,
Madrid, FCE, 1993, p. 753.
13. M. Weber, «El político y el científico», en Sociología Sistémica. Módulo V. Emilio De
Ipola. CECSO, Universidad de Buenos Aires, 1994, p. 63.
14. Ib., pp. 65-66.
15. M. Weber, Economía y sociedad, p. 18.
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17. Para una profundización consultar el epígrafe 3 del capítulo IX referido a los tipos de do-
minación, que va desde la página 704 hasta la 889, en la ya citada edición de Economía y
sociedad.
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18. Ver los dos artículos de Wolkgang Mommsen que se reseñan en la bibliografía del pre-
sente trabajo.
19. M. Weber, «La política como vocación», p. 97.
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CONCLUSIONES
La obra de Weber es, incluso en lo que se refiere sólo a la sociología polí-
tica, muy rica en matices y diversa en el abordaje de cuestiones teóricas de
interés. No fue nunca nuestra intención abarcar la totalidad de todos los
asuntos abordados por él en esta especialidad, solamente destacar la uni-
dad que entre el método y la sociología política existe, así como sus incon-
secuencias metodológicas y el impacto que tienen hacia el interior del aná-
lisis político.
Weber fue el creador de un método en la teoría sociológica: el com-
prensivo, que aplicó a diferentes ramas del conocimiento sociológico,
entre las que se halla la sociología política. La sociología política entendi-
da en términos weberianos no podría interpretarse acertadamente si no se
parte de ese punto de vista.
Su clara afiliación al orden político capitalista no demerita la monu-
mentalidad de su obra y contribución a la sociología política, aunque sí
desmitifica alguna de las tesis defendida por él en el discurso, como la lla-
mada neutralidad axiológica.
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