Está en la página 1de 2

A diferencia de estos últimos, analiza los textos a diferencia de otros según la dimensión

estética e ideológica. Schwartz sostiene buscar una visión integrada de un momento específico
de la producción cultural del continente y, específicamente, durante los años ´30 y ´20,
tomando así las corrientes de vanguardia en sus contextos culturales específicos y sus
consecuencias históricas de cada uno de los movimientos. . Quiere repensar la articulación de
las vertientes estética e ideológica, presentes en la mayor parte de los textos y, por el otro
lado, buscar una integración histórico-geográfica y la demolición del “Muro de Tordesillas” que
siempre aisló al Brasil de la América hispánica.

Polémica: Fines de los años veinte la creciente politización de la cultura latinoamericana


reintrodujo el significado y el uso de la palabra “vanguardia” mediante la clásica oposición
“arte por el arte” y el “arte comprometido”.

Para Saint – Simon (1760 – 1825), creador del socialismo utópico, el papel de la vanguardia
artística en la medida en la que pretende revolucionar la sociedad, se reviste de una función
pragmática y de una finalidad social. Fines sociales, utilitarios, didácticos y comprensibles
(p.41) RECIEN con Charles Fourier (1772 – 1837) contemporáneo y opositor de las ideas de
Simon, surge en las primeras décadas del siglo XIX la posibilidad de disociar el arte de un
sentido rigurosamente político.

en 1890 proliferan en Europa numerosos periódicos políticamente partidarios, comunistas,


socialistas y anarquistas, que traen en su nombre la palabra “vanguardia”; las relaciones del
arte con la vida parecen firmemente establecidas y en ellas se atribuye al arte una función
pragmática social y restauradora. Al mismo tiempo en que las facciones anarquistas y
comunistas se apropiaban del término “vanguardia”, como sinónimo de una actitud partidaria
capaz de transformar a la sociedad, el surgimiento de los ismos europeos dio un gran margen
para la experimentación artística, desvinculándola, en mayor o en menor grado, de todo
pragmatismo social. Y aunque las vanguardias artísticas tenían como denominador común la
oposición a los valores del pasado y a los cánones artísticos establecidos por la burguesía del
siglo xix y comienzos del xx, ellas se distinguieron no sólo por las diferencias formales y por
las reglas de la composición, sino por su toma de posición ante las cuestiones sociales (pág
42)

JITRIK:

Sostiene que no cree en la oposición vanguardia estética – vanguardia política. Mientras la


primera suele ser escarnecida y la segunda enaltecida. Sostiene que esto se debe a los
equívocos de lo explícito, lo explícito suele confundir las relaciones y no deja ver la
trascendencia de los sistemas operacionales.

Desde las primeras formulaciones vanguardistas se hizo presente la bifurcación “vanguardia


estética” vs “vanguardia política” Hoy resulta evidente que en la formulación misma hay un
partido tomado y que meramente enunciar la posibilidad de dos campos implica un juicio
ético, heredero de otras dicotomías tradicionales como “arte por el arte” opuesto a “arte
vital”. Sin embargo, podría decirse que así como hay una politicidad que está en todo acto
humano, y ningún acto humano prescinde de tender a producir alguna significación, existe un
código artístico que realiza o formula la politicidad en un modo específico. Admitir esta
posibilidad implica tratar de advertir y de determinar de qué modo toma forma la politicidad
que no tendría una sola manera de manifestarse, residentes en los más diversos planos o
elementos del objeto artístico producido.

También podría gustarte