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Es una película de origen norteamericana (E.E. U.U.

), que recorre la vida de Oliver


y Barbará, desde su juventud, es decir, desde el momento en que se conocen por
primera vez. Dicho origen comienza cuando ella (gimnasta) y él (futuro abogado),
se encuentran en una subasta en la cual disputan por una antigüedad de poco
valor. Luego de la subasta, ellos se enamoran formando una pareja, la cual
posteriormente se casan y tienen dos hijos, un varón y una niña. La vida de la
familia aparentemente casi “ideal”, tiene un momento de disrupción,
especialmente, cuando Bárbara tras lograr todos sus objetivos como ama de casa
quiere comenzar un emprendimiento de comidas caseras. Tras la negativa de su
marido, comienzan una disputa entre ambos actores, ya que Bárbara decide
efectivamente iniciar el mencionado trabajo. A partir de aquí, ella pide luego la
separación definitiva de su marido, entre las cuales pide retener la casa. Ocurrido
esto, empieza a generarse una querella violenta para quedarse con la casa entre
ambos personajes de la película, a tal punto, que llegan a destruirse mutuamente,
ya que ambos mueren tras caer desde una lámpara de la casa en la cual estaban
colgados, sin lograr resolver el tema del divorcio.

Esta historia es contada por el abogado amigo de la familia Gavin, quien tenía de
cliente a Oliver y que encuentra junto a la niñera muertos a la pareja. Dicho relato
de Gavin se realiza en función de invitar a la reflexión a otro cliente posterior a la
historia de Oliver y Bárbara que pretendía resolver una situación de divorcio.

Respecto al análisis de la película, en lo que concierne a los elementos latentes


que creemos que ocasionan la disputa podrían estar vinculados con dos
momentos especiales que se percibe en la película.

Uno de ellos sería en la película cuando en la cena que se realiza en la casa de


los Roses, cena en la que Oliver invita a sus socios-colegas y que cuando el
marido le otorga la palabra a Bárbara, constantemente interrumpe, corrigiéndola o
dictándole lo que iba a decir ella. Este descontento ocasionado lleva a discutir a la
pareja, especialmente cuando Bárbara le dice que a él le preocupa más lo que los
otros opinen de sí mismo y de su familia, cosa que a Gavin (colega) era todo lo
contrario.

Además, se podría vincular con la casa que logra conseguir Barbará ante una
situación única y con cierta fortuna, en la cual decide dedicar y poner todas sus
energías para poder remodelarla y organizarla según sus deseos y sueños que
tenía. Sumando que tenía que criar a sus hijos, y ante la negativa de Oliver a
cooperar en esas actividades debido a la cantidad de trabajo que conseguía
(inclusive los sábados), más las racionalizaciones frecuentes que profería hacia
Barbara (como por ejemplo, el hecho de trabajar para pagar la casa); nos lleva a
postular otro elemento latente.
Luego de que ella logra concretar la casa que tenía planifica para que habiten los
Roses, es contemporáneo al momento en que sus hijos van lográndose
desprenderse de sus padres, y por ende, de alguna manera dejar educarlos y
criarlos. Ante este posible “vacio” de actividades, ella observa por comentarios de
gente amiga de que cocina muy bien, y de que le podría ir bien vendiendo paté.
Esto lleva a plantearse la posibilidad de emprender un negocio de ese rubro, lo
que le permitiría lograr un auto-sustento y por sobre todo, la hacía sentir bien
consigo misma; momento muy diferente de cuando habitualmente iba a cobrar un
cheque para su marido.

Ante dicha propuesta Oliver le pide reflexionar sobre lo que estaba haciendo, ya
que incluso había contraído una deuda por la compra de una camioneta. Para ello,
Oliver en consecuencia al avance del emprendimiento de su mujer, le propone
encontrar a alguien que se ocupe de los cuidados y mantenimientos de la casa,
situación que rechaza primeramente pero que acepta, mas tarde, pidiendo a Oliver
que agregue algún aspecto novedoso a su vida, la que se había convertido en una
real monotonía.

Respecto a lo mencionado anteriormente, se puede decir que influye de tal


manera que, Bárbara se dedica a realizar actividades nuevas de forma cada vez
más independiente de su marido, lo que le permite “ser” en lugar de “depender”; y
a su vez, aparece Oliver, marido que no decodifica las necesidades existenciales
de su mujer debido a que su prioridad manifestada era su trabajo, provocando
posteriormente la emergencia del conflicto en la pareja.

El conflicto propiamente dicho, se podría decir que se percibe en la película


cuando Bárbara le entrega un contrato (una semana antes) a Oliver pidiéndolo que
lo lea ya que lo tenía que firmar para el banquete del consulado. Tras preguntarle
nuevamente un día antes y ante la negativa por parte de Oliver, ella se molesta.
Posteriormente, cuando Oliver decide leerlo, la noche anterior y tras haber matado
(irónicamente) la mosca con el contrato momentos antes, ella le pega con las
hojas, siendo de esto modo el punto de despegue de la escalada de conflictos que
llevará al punto de pérdida de cordura por la situación e incluso la defunción de
ambos.

Por otro lado, creemos situar el momento de la película en la que el conflicto se


torna destructivo cuando Bárbara irrumpe con la idea manifiesta de querer
divorciarse, tras despertar a Oliver metiendo los dedos de ellas en la nariz durante
la noche. Esto a su vez, se corrobora cuando ella comentando la situación vivida
le dice francamente que desea divorciarse porque cuando estuvo en el hospital “se
sintió feliz”. Y tras Oliver pedirle explicaciones de lo que dice, Bárbara le
manifiesta que “cuando lo ve comer, cuando lo ve dormir y cuando lo estaba
viendo, solo quería golpear su cara”, acción que logra realizar, segundos después.
De esta manera, Oliver reacciona ante esto con sentimientos de ambivalencia ante
su esposa, pidiendo que se consiga un buen abogado.

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