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Introducción

Rubén Oliver Espinoza


Federico Stezano

Este libro es el producto final de las actividades de investigación planeadas


en el proyecto “Relevamiento de actividades de biotecnología en empresas
en México”. Éste se articuló en torno a una problematización respecto a la
influencia de los aspectos de coordinación institucional (tecno-económica y
de economía política) constitutivos de la cadena de valor biotecnológica.
Estos procesos de coordinación configuran los modos en que la empresa
biotecnológica (BT) en México i) internaliza conocimientos de distintas
fuentes del sistema de innovación y ii) estructura sus actividades
innovadoras a partir de vinculaciones con agentes del sector. De esta forma,
la investigación fue estructurada en torno a una pregunta central orientada a
determinar las influencias de las capacidades tecnológicas y dinámicas de
mercado de las firmas BT y de la coordinación institucional de vinculación
de los agentes del sector BT en México sobre la configuración de las
dinámicas de las cadenas de valor biotecnológicas.
De forma preliminar, así se identificaron dos conjuntos de factores
explicativos de estas dinámicas del sector, analíticamente diferenciados y, a
la vez, causalmente complementarios: i) las capacidades tecnológicas y
estrategias competitivas empresariales, que permiten a las firmas coordinar
sus actividades productivas con las distintas posibilidades de integración en
las cadenas de valor del sector, fuentes de conocimiento y orientaciones de
mercado nacional e internacional; ii) la estructura institucional sectorial,
que facilita u obstaculiza la coordinación de los vínculos cognitivos,
tecnológicos, económicos, institucionales y de innovación entre los agentes
del sistema sectorial de innovación BT.
En este escenario se determinaron dos objetivos centrales: i) el análisis de
las capacidades tecnológicas y estrategias competitivas de las empresas
nacionales BT analizadas, y ii) la identificación de programas e iniciativas
en CTI y procesos y organizaciones de intermediación que buscan promover
la vinculación de empresas de BT en México con otros agentes de la CV
sectorial.
Este marco analítico general determinó las primeras estrategias
heurísticas y actividades de investigación del equipo. La presente obra
contiene múltiples reflexiones sobre estas grandes temáticas y permite
conformar un ejercicio general de investigación que, hasta nuestro
conocimiento, tiene pocos antecedentes en México.1
Un primer gran bloque estructurador del trabajo se compone de dos
capítulos vinculados al estudio de las conductas y dinámicas de la firma
biotecnológica y modelos de organización industrial del sector.
En el primer capítulo, Federico Stezano en “Indagación de las actividades
de innovación de empresas biotecnológicas en México: bases teórico-
analíticas, diseño de investigación y hallazgos empíricos” delinea la
relevancia teórico-empírica de estudiar a la actividad biotecnológica, desde
una perspectiva de la innovación y, por tanto, con referencias a sus
implicaciones económicas. Expone al sector como objeto de una discusión
colegiada y sustentada en un marco metodológico compartido por una red
de investigadores, cuyos hallazgos Stezano esboza concisa y ricamente. El
autor muestra los aspectos estratégicos que rigen la dinámica de
competencia en el sector y la forma en que ha evolucionado, para presentar
los hallazgos empíricos de estudios recientes del caso mexicano: se
identifica la innovación, pero como una condición aislada, por casos, lejos
de la condición sistémica que exhibe Estados Unidos, como caso de
industria innovadora por excelencia en el campo. Asimismo, el autor
reconoce un cambio en la dinámica del sector, que favorece más el capital
financiero que la actividad inventiva propia de sectores dinámicos en
conocimiento científico: paulatinamente, la complejidad del sector ha dado
pauta a la generación de un mercado de intangibles que vale por los
intangibles mismos, más que por competencias de innovación, lo que
ahonda la desventaja para países con un desarrollo sectorial exiguo, como
en el caso mexicano, pues a la falta de eslabones y estructuras sistémicas se
suman las barreras legales y las derivadas de la especulación financiera que
ahondan la dependencia tecnológica.
El segundo capítulo (y el único del libro no ligado a la experiencia
mexicana) presenta una experiencia muy ilustrativa sobre modelos
biotecnológicos de organización industrial. Pablo Lavarello, Matías
Mancini, Mariana Minervini y Graciela Gutman con su trabajo
“Capacidades biotecnológicas y trayectorias heterogéneas de las firmas: la
industria biofarmacéutica argentina durante los 2000”, aportan en su trabajo
una taxonomía de empresas argentinas del sector biotecnológico, basada en
condiciones evolutivas de estrategia, capacidades y organización de las
empresas, además de considerar factores exógenos que inciden (sobre) y
condicionan las decisiones estratégicas de las empresas, como el marco
institucional (política pública), las barreras de entrada y la articulación
productiva con diversos actores del sistema de innovación. Con ese
andamiaje identifican lo que denominan espacios estructurales de entrada, a
través de los cuales las empresas pueden orientar sus estrategias de
innovación en sectores tecnológicos competitivos y donde prima la
incertidumbre (como el caso de la biofarmacéutica). A partir de tales
consideraciones delinean el diseño de una política industrial que apuntale la
acumulación de capacidades en el largo plazo, con base en la imitación
como primer paso para el escalamiento de capacidades, en lugar de
favorecer una entrada rápida de empresas a la industria, que los autores
estiman podría ser inviable en virtud de la emergencia del sector, la fuerte
competencia y la consecuente estrechez que conllevan las barreras
regulatorias del mercado internacional. La estrategia propuesta, asimismo,
parece más adecuada a la trayectoria institucional de Argentina, que durante
los años noventa ha “logrado generar un umbral mínimo de capacidades
innovativas acumuladas en un conjunto reducido de empresas e institutos de
CyT”, con resultados significativos en el contexto latinoamericano.
Un segundo bloque de este libro se vincula a la temática del
financiamiento del sector biotecnológico y las políticas públicas
relacionadas a él.
En primer lugar, Federico Stezano y Rubén Oliver Espinoza en “Efectos
de la inversión de la firma en i+d y del financiamiento público en el
desempeño innovador. Resultados de una encuesta de actividades
innovadoras biotecnológicas de empresas de México”, identifican, a través
de un modelo probabilístico, que ni la inversión en investigación y
desarrollo ni el financiamiento público repercuten sobre el hecho de que
una empresa innove o no. En complemento a hallazgos previos de los
autores que relacionan la actividad innovadora a la existencia de
capacidades de innovación, pero no de absorción ni de gestión, buscan
vincular las fuentes de financiamiento de las innovaciones con el
autofinanciamiento y el dinero de fondos públicos para el desarrollo de
innovaciones. Los autores constatan que dos factores influyen
positivamente en la probabilidad de innovación de la firma: i) el hecho de
que la empresa produzca el producto de su actividad de investigación y
desarrollo, y ii) el porcentaje de las ventas destinadas a investigación y
desarrollo. Sin embargo, también el análisis verifica que no es determinante
el porcentaje del autofinanciamiento en que incurren las empresas, ni el
financiamiento provisto por fondos públicos. Para los autores, este resultado
es congruente con la carencia de una política sectorizada, de financiamiento
a actividades de innovación, característico de México en años recientes: el
financiamiento puede cubrir una diversidad de actividades, sin que
necesariamente se plasme en una mayor actividad de innovación.
Cierra este bloque el trabajo de Héctor Díaz Rodríguez y Alberto
Morales Sánchez, con el texto “Innovación y financiamiento en la
biotecnología en México”, el cual aporta evidencia empírica del papel que
tiene el financiamiento público en la actividad innovadora de las empresas
biotecnológicas en México. De su trabajo se colige que las capacidades
internas (nacionales) que se desarrollan para la innovación en
biotecnología, como el trabajo calificado (personal empleado con nivel
educativo de posgrado) y los recursos públicos invertidos en biotecnología,
son variables relevantes para promover la innovación biotecnológica; no
obstante, los esfuerzos públicos no son acompañados por la inversión
privada; más aún, la participación de inversión extranjera en empresas
observa una relación negativa con la innovación. Los autores rescatan el
papel del Estado en el financiamiento de actividades basadas en la ciencia,
como la biotecnología, en virtud de la incertidumbre que encierran los
proyectos de innovación. En esa medida, el financiamiento público se
requiere como condición para mejorar la posición innovadora de México en
biotecnología, aunque la evidencia que aportan los autores deja en claro
que, a pesar del esfuerzo del Estado, los recursos son insuficientes tanto
para promover la inversión privada (una vez que a través de las acciones del
Estado se genera un marco institucional y de competencias como para
incentivar la inversión privada) como para limitar el ensanchamiento de la
asimetría de México con respecto a otros países, marcadamente Estados
Unidos.
Un tercer y último bloque de análisis aportan al lector dos estudios de
caso vinculados al sector agroalimentario: sobre una cadena de valor y
sobre el subsector de alimentos y agricultura.
José Alberto Solis-Navarrete y Saray Bucio-Mendoza en
“Megatendencias en las innovaciones de la biotecnología agroalimentaria
del coco y mango”, con base en un ejercicio de vigilancia tecnológica
pensado en el uso potencial de esos agroalimentos tropicales, proveen datos
de las megatendencias mundiales en el uso de coco y mango, con la
perspectiva de ubicar a México como potencial oferente de tecnología
derivada de ambos, con la finalidad de incrementar tanto el valor agregado
de la oferta nacional como de limitar la desventaja de la producción
nacional, procedente de los vaivenes de los mercados de commodities
tradicionales. Los autores identifican usos basados en actividades de
investigación y desarrollo para ambos frutos, pero no reconocen
condiciones endógenas para revertir la desventaja competitiva, toda vez que
el desarrollo tecnológico sustantivo está asociado a la actividad de
innovación de empresas chinas.
A continuación, en “Capacidades tecnológicas, innovación y reacciones
creativas de dos empresas de la industria de los alimentos y la agricultura en
México, relacionadas con la biotecnología”, Marcela Amaro Rosales y
Myrsia Eliany Sánchez Goicochea, con base en una matriz de capacidades
tecnológicas para las empresas biotecnológicas mexicanas, analizan “el tipo
de capacidades tecnológicas en biotecnología de dos empresas mexicanas
de la industria de los alimentos y la agricultura en México”. Para ambas
empresas resaltan características en común, como su capacidad de
vinculación con actores externos del sistema de innovación, la relevancia
del financiamiento tanto público como propio en el desarrollo de
infraestructura para investigación y desarrollo, así como sus capacidades
innovativas creativas. Tales empresas son muestra de trayectorias de
desarrollo diferentes, pues mientras una surge casi como spin-off del
Instituto Politécnico Nacional (IPN), para transformarse en plataforma
tecnológica (desarrollo de proyectos de I+D, actividades de institución
puente, oficina de transferencia de conocimiento), la otra surge a partir del
licenciamiento de tecnología de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), para crear una oferta de productos y servicios basados en
I+D. Retos deben enfrentar ambas empresas, como el cambio en la política
pública (y con ella la carencia de financiamiento público), la carencia de
financiamiento privado y una ardua competencia en un sector productivo (el
alimentario) altamente competido y caracterizado por la integración vertical
de empresas. Como bien señalan las autoras, a partir de dos casos no es
posible hacer generalizaciones sobre la industria; sin embargo, en la medida
en que éstas exhiben la caracterización de empresas innovadoras y las
estrategias asociadas a ello, dan muestra de escenarios posibles para el
desarrollo de la biotecnología agrícola y alimentaria en México a escala
industrial.
Finalmente, Rubén Oliver Espinoza y Diana Estrella Santiago, a través
de su trabajo “Patentes biotecnológicas con aplicaciones a la salud:
exploración y algunas implicaciones”, plantean la relevancia de la posición
de países con capacidades en biotecnología para delinear los ámbitos de
actuación de ese campo del conocimiento, en reconocimiento de su
aplicación transversal a diversos ámbitos de la vida social y económica; de
la revisión de indicadores para la actividad biotecnológica ubican el peso
económico de la biotecnología entre países de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) y,
en función de ello, reflexionan sobre la actividad de investigación y
desarrollo y patentamiento de la biotecnología aplicada a la salud en
México. Reconocen que, para el caso de países como México, con una
participación marginal en la producción de conocimiento patentable y una
posición aún más endeble en la generación de oferta tecnológica, la
posibilidad de incidir sobre la agenda de desarrollo con base en la
biotecnología aplicada a la salud se observa sumamente acotada: las
capacidades nacionales en biotecnología se muestran limitadas, en términos
de gastos en investigación y desarrollo, así como de patentamiento, dado
que ambas funciones recaen esencialmente sobre el aparato público del
Estado sin que, adicionalmente, de ello se desprenda una política
sectorizada para promover o el desarrollo de empresas, o una política de
prioridades sociales nacionales.
Este libro es la culminación del trabajo de investigación desarrollado en
torno al proyecto ya mencionado, el que fue apoyado en la Convocatoria
2016 de Ciencia Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) y coordinado técnica y administrativamente desde el Centro de
Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del Instituto
Politécnico Nacional (Ciecas-IPN). El grupo de investigación agradece a
ambas instituciones por su apoyo en este proceso.
Esta obra es el fruto de un trabajo de años de esfuerzo colectivo, marcado
por la ayuda desinteresada de colegas que nos criticaron con benevolencia y
nos favorecieron con reflexiones y preguntas, empresas que nos confiaron
información sensible sobre su desempeño organizacional, investigadores
que accedieron a ser entrevistados y nos relataron con pasión sus trabajos,
diseñadores de políticas que nos explicaron detalles de los (escasos)
programas de política pública para el sector biotecnológico. Dicha actividad
nos ha permitido a todos los investigadores participantes del proyecto a
comenzar a crear un grupo en México con una línea de análisis propia que
busca consolidarse en el campo. Este es un esfuerzo por difundir el
conocimiento, resultado de estos aprendizajes conjuntos, aún en
construcción. Como corresponde en estos casos, las visiones y opiniones
expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los
autores, así como las posibles omisiones y errores.
ROE y FS

[Ciudad de México, noviembre de 2020]


Indagación de las actividades de innovación de
empresas biotecnológicas en México:
bases teórico-analíticas, diseño de investigación
y hallazgos empíricos
Federico Stezano 2

Introducción
Este capítulo muestra los contenidos centrales del proyecto de investigación
presentados en este libro. Se exhiben aquí las bases generales teóricas y
analíticas del proyecto de investigación, los aspectos sustanciales del diseño
de la investigación y algunos de los principales hallazgos alcanzados por el
grupo hasta la publicación de este libro de cierre de una etapa. Se trata de
resultados que, desde nuestra perspectiva, ejemplifican el uso de las
categorías analíticas centrales del proyecto, los debates que hemos
desarrollado en torno a ellas y la plausibilidad teórica, analítica, heurística y
prospectiva de su uso.
El principal interés que motivó el estudio de los procesos de innovación
del sector biotecnológico (BT) en México desde el diseño del proyecto,
responde a tres razones principales.
En primer lugar, la BT interesa por la visibilidad y legitimidad que tiene
como sector científico y/o tecnológico con un amplio potencial para dar
respuesta a futuros desafíos a nivel ambiental, social y económico. Aunque,
como veremos más adelante, la crisis financiera de 20093 amilanó el ritmo
de crecimiento de las firmas BT, muchos diseñadores de políticas públicas
continúan destacando la noción de bioeconomía. Este concepto resume las
promesas de la BT en torno a su potencial de aplicación productiva en la
agricultura, en salud humana y animal, y en tecnologías de aplicación
sustentable e industrial (OECD, 2009).
En segundo lugar, la BT es un sector tecnológico con un patrón de
innovación distinguido por altos niveles de concentración de las actividades
económicas, bajas tasas de entrada y alta estabilidad en la jerarquía de los
innovadores (Breschi et al., 2000). Del mismo modo, la BT da alta
importancia a las tramas de agentes y las redes de conocimiento. Los
actores del sector operan en red, se apoyan en la generación y circulación
de conocimientos y propician complementariedades tecnológicas para
generar ventajas competitivas dinámicas. Estas empresas estructuran sus
propios mercados y la generación y circulación en red les permite competir
desde una posición oligopólica (Erbes et al., 2007). Esto lo constituye como
un sector representativo de la economía basada en el conocimiento en
cuanto tecnología, que permite transformaciones a través de las
innovaciones asociadas a ella (Morales y Amaro, 2019).
En tercer lugar, el sector ha aprovechado un marco institucional que ha
consolidado a un modelo global de negocios e innovación sectorial al estilo
estadounidense: con una fuerte investigación científica pública licenciada a
empresas privadas y apoyado en la creación de nuevas empresas, con
fuertes derechos de propiedad intelectual establecidos y un alto
protagonismo de los inversores de riesgo para financiar nuevas empresas
(Sztulwark, 2012). Como se discutirá más adelante,4 este modelo de
expansión de los mercados de capitales hacia nuevos segmentos de
empresas de alta tecnología en complementariedad con el proceso de
monetización de la propiedad intelectual bloquea el potencial innovador de
las actividades de investigación científica (Pisano, 2006; Lavarello, 2018).
Estas tendencias en el desarrollo de nuevos paradigmas tecnológicos
introducen la siguiente cuestión: ¿cuáles son las posibilidades de México en
cuanto países en desarrollo y semiindustrializado para aprovechar ventanas
de oportunidad para que sus empresas logren insertarse en el mercado
global BT? (Stezano, 2019).
Estos tres ejes transversales recorren este capítulo, el libro y todo el
proyecto de investigación. Dado el planteamiento anterior, este texto
presenta: i) una versión actualizada y sintética del contenido teórico de
investigación que apoyó la Convocatoria de Ciencia Básica del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); ii) un sumario analítico
constitutivo del diseño de encuesta que se creó en conjunto con la Red
Temática Conacyt “Convergencia de conocimiento para beneficio de la
sociedad”; y iii) algunos primeros resultados y hallazgos empíricos del
equipo de investigación.

Marco teórico de referencia del proyecto


Trayectorias y paradigmas tecnológicos
El cambio tecnológico que aborda la naturaleza sectorial de la interrelación
de procesos cognitivos, organizacionales y de innovación se centra en los
conceptos de paradigmas tecnológicos, regímenes, trayectoria y diseños
predominantes (Cimoli y Dosi, 1995: 245).
En primer lugar, el concepto de trayectorias tecnológicas explica los
patrones dinámicos de cambio tecnológico específicos de cada sector. Una
trayectoria tecnológica se define como el patrón de actividad de resolución
de problemas (heurística) presente en el marco de un paradigma
tecnológico. La noción supone que, una vez que se elige y establece un
camino de desarrollo, adquiere su propia dinámica y define las direcciones
potenciales de estas heurísticas (Dosi, 1982).
La definición de paradigmas tecnológicos es un punto de partida analítico
para comprender la noción de trayectorias. El concepto de paradigma
implica tres ideas principales sobre tecnología: i) una definición de
tecnología y una idea de cómo los cambios tecnológicos son
representaciones de las formas específicas del conocimiento en el que se
basa una actividad particular; ii) heurísticas y puntos de vista específicos
sobre cómo hacer las cosas y mejorarlas en colaboración, involucrando
marcos cognitivos compartidos, y iii) modelos de artefactos y sistemas de
cambio y mejora que poseen ciertas características técnicas y económicas
(Cimoli y Dosi, 1995: 245-246).
Hay dos supuestos inherentes relacionados con el concepto de
trayectorias tecnológicas: la existencia de procesos dependientes de la ruta
y la existencia de una naturaleza sectorial para la innovación. Así, los
procesos de acumulación tecnológica están limitados por paradigmas
tecnológicos y dependen de ciertas trayectorias tecnológicas.
El concepto de paradigma tecnológico funciona como un mecanismo
para explicar la forma en que algunas tecnologías, en ciertas etapas de
desarrollo, determinan las oportunidades y los límites de la innovación. Por
lo tanto, la idea de paradigma resalta el desarrollo dinámico de los sistemas
tecnológicos al abordar, por ejemplo, el potencial de crecimiento de las
tecnologías radicales, cuya explotación adopta trayectorias específicas en
diferentes sectores tecnológicos (Castellacci, 2007).
La propuesta de Dosi (1982: 154) considera que el concepto de
paradigma tecnológico es paralelo a la noción de paradigma científico de
Kuhn (2013) y supone que la trayectoria tecnológica es la forma normal de
actividad de resolución de problemas determinada por un paradigma. En
este contexto, las trayectorias tecnológicas establecidas no se abandonan
hasta que las anomalías localizadas desafían la utilidad de las tecnologías y
los procesos de producción guiados por la heurística de decisión que
funcionó en el pasado (Teece, 2008: 510).
La noción de trayectorias tecnológicas está relacionada con la creciente
comprensión de las oportunidades tecnológicas asociadas con cada
paradigma. Las oportunidades pueden medirse, inicialmente, en términos de
cambios en las características tecnológicas y económicas fundamentales de
los procesos productivos.5 El concepto de trayectorias tecnológicas, por su
parte, se puede sintetizar en tres ideas centrales. Primero, los paradigmas
limitan las tasas y la dirección del cambio tecnológico sobre los incentivos
del mercado. En segundo lugar, como consecuencia de dicha limitación, el
cambio técnico puede estar marcado por la regularidad y la falta de
variabilidad, incluso en diferentes condiciones de mercado. En cualquier
caso, las interrupciones se correlacionan con cambios radicales en las bases
de conocimiento o paradigmas tecnológicos. En tercer lugar, el cambio
responde a los repetidos intentos de hacer frente al desequilibrio técnico
creado por la propia tecnología (Cimoli y Dosi, 1995: 246).
Por tanto, las aspiraciones sectoriales de innovación buscan diferenciar
las estructuras de mercado y la dinámica tecnológica de las actividades
innovativas en los distintos sectores tecnológicos (Malerba, 2004: 17-19).
Cuando surge y se disemina un nuevo paradigma tecnológico en un sistema
económico, la respuesta de la industria depende de su capacidad para
explotar las trayectorias tecnológicas predominantes del paradigma. Estas
diferencias pueden explicar el auge y la caída de diferentes sectores y
tecnologías industriales (Nelson y Winter, 1977: 60).

Reestructura del sector BT


El desarrollo actual y la dinámica del paradigma biotecnológico han estado
marcados por cuatro cambios fundamentales: i) a nivel cognitivo, ii) en su
régimen de aprendizaje, iii) en su estructuración institucional y iv) en el
surgimiento de un nuevo tipo de agentes innovadores.
A nivel cognitivo, las BT modernas se han definido por la nueva base de
conocimiento creada por las llamadas revoluciones en el ADN y la genética
molecular, el advenimiento de la biología molecular y el progreso
significativo en fisiología, farmacología, enzimología y biología celular
(McKelvey et al., 2004). Estos cambios primero impactaron el campo
farmacéutico y luego el sector de producción de agrobiotecnología.
Además, el sector BT fue reestructurado por tres profundos cambios
institucionales: i) la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en
1980, de extender la protección a los organismos vivos; ii) la ley Bayh-
Dole, emitida ese mismo año, autorizando a las instituciones de ciencia y
tecnología a patentar sus resultados de investigación pública, que favorece
la exploración de esos resultados por organizaciones privadas, permite a los
investigadores crear empresas y otorga licencias exclusivas a empresas
privadas; iii) una directiva de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados
Unidos, en 1987, que permitía patentes de organismos vivos pluricelulares
(excepto humanos) basada en la idea de que la identificación y clasificación
de propiedades y funciones de un gen eran condiciones suficientes para
reclamar la invención de ese gen. Como resultado de este conjunto de
medidas, desde la década de 1980 se consolida un modelo global de
negocios e innovación similar al predominante en Estados Unidos
(Sztulwark, 2012).
En términos de paradigmas tecnoeconómicos, el cambio cognitivo
conllevó a una transformación del régimen de aprendizaje biotecnológico:
surgieron diferentes procedimientos de aprendizaje y descubrimiento a lo
largo de una nueva estructura de búsqueda, nuevas definiciones de
problemas a resolver y el uso de nuevas heurísticas y rutinas para superar
tales dificultades (McKelvey et al., 2004).

Tipos de agentes y modelos organizacionales de empresa


Los cambios descritos modificaron la organización estructural de las
actividades de innovación y rediseñaron los patrones de división laboral, las
estructuras de incentivos y los mecanismos de selección de los agentes del
sector. La manifestación más trascendente de este cambio es la aparición de
un nuevo tipo de agente: empresas de BT (especializadas o nuevas) que,
junto con las grandes empresas integradas verticalmente, se han vuelto en
los actores corporativos predominantes en el sector.6
Las firmas especializadas en biotecnología o nuevas empresas
biotecnológicas (NEB) desarrollan el potencial comercial de los desarrollos
en ciencia y tecnología (CyT) logrados por investigadores científicos en
universidades y hospitales. El papel central de este tipo de empresas ha sido
transferir el conocimiento científico básico generado por el sector científico
público y transformarlo en técnicas y productos comercialmente viables
(McKelvey et al., 2004: 92).
Sin embargo, muchas NEB pasan años (incluso décadas) en transición de
un descubrimiento a un producto potencialmente rentable, porque
generalmente carecen de los recursos necesarios para fabricar, distribuir y
comercializar sus inventos. En consecuencia, sus modelos de negocio
dependen del capital de riesgo, la compra de licencias de conocimiento
especializadas a grandes empresas o la colaboración en el desarrollo de
investigaciones mediante contratos o empresas conjuntas. Por esto, en sus
inicios, las NEB son desafiadas organizacionalmente por limitaciones de
recursos y un entorno competitivo que les exige capacidades complejas de
gestión empresarial para coordinar recursos, habilidades y competencias,
además de crear nuevas oportunidades tecnológicas (Khilji et al., 2006). Se
vuelve clave así en el desempeño de las NEB su habilidad de combinar
eficientemente su agenda de negocios con su agenda de CyT (Ireland y Hine,
2007). Esta destreza es una capacidad organizacional ambidiestra y de dura
construcción (Ambos et al., 2008).
Este entorno ilustra la complejidad que supone para las NEB el ingreso al
mercado BT. Dos requisitos especialmente complejos limitan su
posicionamiento en un sector caracterizado por altas barreras de entrada y
pocos (así como grandes) actores clave: i) recursos para costos regulatorios
y de investigación y desarrollo (i+d),7 y ii) una infraestructura de
comercialización que involucra contratos con una base de clientes y un
sistema de gestión que vincule a la empresa con sus clientes (Wield et al.,
2010; Ireland y Hine, 2007). Esto es más evidente en la industria
farmacéutica, donde los riesgos, costos y tiempos se presentan con mayor
complejidad que la usualmente asumida por los policy-makers (Hopkins et
al., 2007).8
En el segundo gran modelo organizacional, la gran empresa integrada
verticalmente se involucra en casi todas las actividades para desarrollar y
comercializar nuevos productos o procesos BT, incluyendo i+d, producción,
distribución y comercialización. Estas firmas obtienen ingresos por la venta
de productos BT y el desarrollo de sus productos; asimismo, proporcionan
un mercado para los descubrimientos realizados por empresas
biotecnológicas especializadas (OECD, 2009: 164-167).
En el caso de la BT agrícola, las corporaciones transnacionales (CTN) han
realizado inversiones de diferentes tamaños en tecnologías iniciales de
organismos genéticamente modificados (OGM) o como complemento de
distintas trayectorias tecnológicas y líneas de productos. Estas inversiones
también se han asignado a diversas áreas modernas de aplicación BT. Las
estrategias de innovación de estas empresas de agroBT en los ochenta y
noventa variaron según sus fortalezas en el desarrollo de productos, sus
trayectorias tecnológicas y su visión general de futuro. Los cultivos
transgénicos aparecieron con una tecnología disruptiva para la mayoría de
las CTN de agroBT, las que aún se beneficiaban de productos agroquímicos
patentados. Pero los cultivos transgénicos eran especialmente atractivos
para las firmas que habían alcanzado los límites de la innovación química
de moléculas pequeñas.
En el sector farmacéutico, por su parte, estas dos décadas estuvieron
pautadas por avances en biología molecular, química sintética y tecnologías
de detección que reformaron los procesos tradicionales de i+d y crearon
economías de escala. La aparición de tecnologías de ciencias de la vida
potencialmente transformadoras llevó a la reestructuración de la industria
desde variadas estrategias: reorganizaciones internas, adquisiciones y
fusiones, formación de alianzas estratégicas. Las empresas ahora coordinan
así una gama cada vez más diversa de capacidades de i+d junto con los
procesos normales de crecimiento. Sin embargo, pese a las promesas y
visiones estratégicas presentadas por las ciencias de la vida, varios factores
desafían el dominio de las grandes empresas en la innovación terapéutica
(Mittra, Tait y Wield, 2011).
Entre estas diferencias, hay una trayectoria común compartida por estas
empresas: la búsqueda de una base de conocimiento más amplia (esfuerzos
para aumentar sus capacidades de investigación y absorción) y un vínculo
más significativo con la comunidad científica financiada con fondos
públicos basada en una estrategia centrada en su consolidación como
actores relevantes en el ámbito científico, mejor que meros observadores y
usuarios pasivos (McKelvey et al., 2004: 94-95).

Dilemas y configuraciones del sector: redes versus mercado y activos


financieros versus activos industriales
El enfoque de sistemas de innovación sectoriales está respaldado por estas
concepciones del cambio tecnológico basadas en las nociones de
paradigmas y trayectorias tecnológicas. Esta visión permite comprender las
actividades de los principales actores del sistema sectorial y de otros que
también influyen en los procesos de innovación del sistema: proveedores,
organizaciones financieras (bancos, mercados de capital, financiamiento
interno) y el gobierno y sus políticas públicas de ciencia, tecnología e
innovación (CTI). Dichos actores están interconectados por redes en
relaciones complementarias en torno a conocimiento, capacidades y
especialización (Malerba y Nelson, 2011).
A nivel nacional, el desempeño del sector BT depende de acciones
conjuntas realizadas por agentes del sector, la configuración de la estructura
del mercado del sistema (incubadoras, fondos de inversión, capital semilla,
etcétera, capital de riesgo, instrumentos bancarios) y la dinámica de la
tecnología (la forma en que las tecnologías básicas afectan la naturaleza, las
fronteras y la organización de los sectores, así como sus bases de
conocimiento sectoriales y procesos de aprendizaje). Como organización, la
firma de BT internaliza el conocimiento de diferentes fuentes en el sistema y
estructura su actividad de innovación en función de vínculos locales,
regionales o globales en el marco de las características tecno-económicas
sectoriales (Malerba, 2004).
Para la concepción evolutiva, las firmas responden a signos del entorno
para adquirir, adaptar y mejorar tecnologías con el fin de desarrollar
capacidades y ventajas competitivas. Dicha decisión afecta la estructura de
incentivos, los mercados de factores y recursos y las instituciones con las
que interactúa la firma. De este modo, la innovación se define como un
proceso interactivo que une a los agentes del mercado y los que no lo son.
El conjunto de agentes, instituciones y normas sobre los que descansan los
procesos de incorporación, comprende el sistema de innovación coordinado
por el sector de CTI y, por lo tanto, determina el ritmo de generación de
conocimiento tecnológico y su adaptación, adquisición y difusión en
esquemas productivos. Así, el aprendizaje tecnológico y la competitividad
son procesos sistémicos. A su vez, el desempeño del sistema de innovación
depende de sinergias y externalidades entre firmas e instituciones que
coordinan interacciones e incentivos (Calza et al., 2009; Webber, 1995;
Allarakhia y Walsh, 2011).
Los desarrollos históricos en el sector muestran que la posibilidad de la
innovación depende de la configuración precisa de las relaciones sociales
que asumen los agentes involucrados y el modo en que estos vínculos son
mediados por el Estado (Loeppky, 2005). Se da así una asociación
conceptual entre desempeño institucional y desarrollo innovador en las
economías nacionales. Esto refuerza la concepción de la innovación como
proceso interactivo y donde el denominador común es la colaboración entre
agentes para construir redes (Cimoli, 2005).
Pero, a la vez, la evolución de la BT plantea un fenómeno opuesto al de la
generación colaborativa de conocimiento disruptivo en redes de actores
disímiles: desde los años ochenta se perfila un proceso que se distingue por
la consolidación de grandes actores que concentran la mayor parte de la
cuota de mercado, especialmente en los sectores farmacéutico y agroBT. De
este modo, la BT da cuenta de estructuras de mercado y dinámicas de
generación y apropiación tecnológicas y cognitivas propias, con diferencias
entre subsectores y trayectorias históricamente cambiantes.
Los avances en las ciencias de la vida modificaron especialmente a la
farmacéutica y a la agroBT. En los años ochenta y principios de los noventa,
las CTN químicas más grandes tenían estrategias de i+d relativamente
integradas y complementarias. Incluso algunas tenían divisiones de salud y
agricultura. Este periodo de actividad innovadora se caracterizó por
fusiones y adquisiciones, conforme las CTN buscaban comprar una nueva
plataforma tecnológica. Sin embargo, la estrategia de combinación terminó
a fines de los años noventa. Ambos sectores separaron sus capacidades y
persiguieron estrategias autónomas de innovación, principalmente desde
actividades de fusión, adquisición y alianzas estratégicas. La sinergia entre
agricultura y productos farmacéuticos en las fases de descubrimiento sólo
era rentable si ambos sectores estaban interesados en la fuente de la
novedad química, pero no en el área del gen. La genómica funcional podría
beneficiar a ambos sectores, pero las disparidades en los márgenes de
beneficio y las diferencias tecnológicas y económicas no generaron
sinergias positivas a largo plazo (Mittra, Tait y Wield, 2011).
Inicia una nueva etapa —particularmente para la industria farmacéutica
— en el año 2000 que marcó una oleada de mega adquisiciones,
fundamentada por la disminución de la productividad de i+d. Las
economías de escala fueron la justificación para integrar unidades de i+d y
áreas de terapia dispersas en empresas fusionadas. Como consecuencia, se
crearon múltiples centros de investigación en todo el mundo, los que se
volvieron silos autónomos de unidades de investigación de tecnologías de
vanguardia.
En cambio, la siguiente década estuvo marcada por el deseo de los
grandes grupos de ubicarse en espacios críticos de biociencias en centros de
innovación (Boston, San Francisco, San Diego, Cambridge, Londres,
Shanghái). Estos centros de redes sectoriales de i+d permiten a los grandes
científicos farmacéuticos trabajar en colaboración con investigadores y
médicos externos en el progreso de su cartera de medicamentos. Se trata de
un modelo más abierto y colaborativo que el de la década previa9 (Gautam y
Pan, 2016; Miller et al., 2011; Birkinshaw, Visnjic y Best, 2018).
En este escenario surge un debate de economía política respecto al real
grado de expansión de la bioeconomía: cuánto de este crecimiento es propio
y cuánto relacionado a la expansión de activos financieros. Como plantea
Lavarello (2018), el debate está pautado por el desajuste entre las
pretensiones de valorización de los activos financieros10 y las mejoras reales
en la productividad del capital industrial. De este modo, la expansión de la
bioeconomía dada especialmente de la primera década del siglo alude a un
modelo donde tienen más valor los activos financieros que la venta de
productos BT (Birch y Tyfield, 2013; Lazonick y Tulum, 2011).
Otra manifestación del fenómeno refiere al uso actual que crecientemente
las empresas BT dan a las patentes como mecanismos de apropiación de la
innovación y como activos estratégicos para crear y mantener posiciones
dominantes. Las transacciones en los mercados de tecnología (licencias de
patentes) son un componente de los nuevos mercados de conocimiento.
Adicionalmente, persiste un antiguo mercado (el de la ciencia) donde los
jugadores (universidades) generan innovaciones protegidas por patentes
derivadas de la investigación básica y donde universitarios patentan i+d
básica antes no patentable.
A la vez, se crean mercados adicionales donde las patentes son un activo
estratégico (se use o no la innovación protegida) para redefinir posiciones
jerárquicas de las empresas y aumentar su poder de negociación. Las
patentes se vuelven activos líquidos —intercambiables entre empresas—
que permiten resolver disputas legales y facilitan acuerdos de licencias
cruzadas (Stezano, 2019).
Las expectativas sobre el valor de una patente y la posibilidad de
combinar las de bajo valor en carteras de patentes animan a las empresas a
desarrollar estrategias agresivas. Emerge así otro mercado de conocimiento
(derivado) donde las firmas solicitan patentes con el fin explícito de no
usarlos en transacciones con otras empresas. En este mercado, las patentes
tienen un valor en sí con base en expectativas de futuro: por la potencial
importancia de la innovación patentada para futuras innovaciones; para
bloquear la entrada de nuevos competidores, o para aumentar el valor de la
firma al indicar capacidades tecnológicas potenciales (Cimoli y Primi,
2008: 20-21).
De forma tal que el crecimiento de la bioeconomía no alude a un nuevo
tipo de (bio)trabajo o (bio)valor, sino a un grupo de cambios institucionales
profundos que permitieron la emergencia de un mercado para el
intercambio y la realización de un tipo particular de capital de base
científica (Lavarello, 2018: 67). Mazzucato (2018) reflexiona en un sentido
similar sobre el sector farmacéutico. En éste los gastos de la i+d que
realizan las firmas son mucho menores a sus gastos en recompras bursátiles
para aumentar los precios de sus acciones a corto plazo, las opciones sobre
acciones y sus pagos a ejecutivos financieros.
En este contexto, cobra lógica que gran parte de la bibliografía sobre BT
esté orientada a la reflexión organizacional en relación con estrategias y
estructuras antes que en capacidades (Nelson, 1991). Actualmente, abundan
propuestas sobre modelos empresariales BT, muy probablemente como
respuesta a la presión que imponen unas expectativas de un capital
financiero. El que avanza mucho más rápido que el industrial, el que
presenta avances de productividad más lentos que los prometidos. Gran
parte de la discusión sobre el desarrollo de la BT alude a cómo las firmas del
sector pueden articular estrategias de gestión tecnológica y organizacional
para favorecer el aumento de la productividad de la i+d y su reducción de
costos (i. e. Paul et al., 2010; Refoios, McGrath y Herings, 2011; Lo Nigro,
Enea y Morreale, 2013; Provins, Jnoff y Genicot, 2014; Wang, Plump y
Ringel, 2015; Van de Wal et al., 2020).11

Brechas y oportunidades tecnológicas:


reflexiones de política hacia los países en desarrollo
El patrón de desarrollo (o estancamiento) de un sistema de innovación y
producción nacional es el resultado de procesos coevolutivos que incluyen
la adopción y el desarrollo de nuevas tecnologías, la organización de los
sistemas productivos y los mercados, así como los cambios en las
instituciones políticas y legales. Un aspecto central de los procesos de
reducción de las brechas tecnológicas en los países en desarrollo es la
emulación de los líderes tecnológicos y la rápida acumulación individual y
organizacional del conocimiento, además de las capacidades requeridas
para apoyar aprendizajes tecnológicos. Este proceso, inicialmente imitativo,
consiste en la adquisición de conocimiento codificado en CyT y de
habilidades relacionadas a distintas formas de aprendizaje experiencial y
resolución de problemas en prácticas organizacionales (Cimoli et al., 2011).
Las BT abren ventanas de oportunidad sólo transitorias para las empresas
de los países en desarrollo. En las fases iniciales de difusión de los
paradigmas, las capacidades productivas acumuladas por los grandes grupos
empresariales de los países centrales en tecnologías de síntesis química
dejan de ser barreras a la entrada. Las actividades de innovación en esta
etapa pasan a ocupar un rol preponderante sobre la producción de nuevas
moléculas y sólo los países que logran consolidar una base de
conocimientos BT reducen sus brechas tecnológicas respecto a los países
centrales. Si bien las mayores oportunidades tecnológicas reducen las
barreras a la entrada, la mayor fluidez de la tecnología se traduce en una
alta incertidumbre tecnológica y regulatoria. Dependiendo del sector de
aplicación, las oportunidades de entrada dependen así del grado de
complementariedad de las BT con las tecnologías previas. A menor
complementariedad tecnológica, mayores las oportunidades de entrada de
las empresas y viceversa (Lavarello, 2014).
En este entendido, una decisión central en torno a los senderos de
inserción de los países en desarrollo a partir de BT reside en la secuencia
que adoptarán estas nuevas tecnologías. Mientras en los países centrales la
industria BT se estructura a partir de las actividades de descubrimiento y
desarrollo de nuevas moléculas para ser valorizada en nuevos productos y
servicios (nuevas semillas con resistencias a ciertos eventos, por ejemplo),
los países en desarrollo se insertan como imitadores tempranos de las
nuevas moléculas o como simples usuarios. Las oportunidades tecnológicas
sólo existen mientras los paradigmas tecnológicos no se consoliden en un
artefacto tecnológico, heurísticas de búsqueda compartidos por la industria
y/o mecanismos de apropiación de resultados institucionalizados. Conforme
se consolida el paradigma y se definen los derechos de propiedad intelectual
y el marco regulatorio, se consolidan las ETN de los países líderes que han
logrado acumular experiencia en las nuevas tecnologías y se elevan las
barreras a la entrada (tecnológicas y regulatorias) para las empresas de
países en desarrollo (Gutman y Lavarello, 2014).
Los diagnósticos sobre la BT en México que han realizado previamente
distintos integrantes de este equipo de investigación (i. e. Morales y Amaro,
2017 y 2019; Stezano, 2018 y 2019; Stezano y Oliver, 2019) y múltiples
elementos que se encuentran en varios capítulos de este libro son
concluyentes: las actividades de i+d de las empresas mexicanas de BT son
escasas y sus innovaciones son excepcionales.
El sector BT mexicano está dominado por CTN. Las empresas nacionales
especializadas en BT enfrentan obstáculos importantes para ingresar al
sector, son pocas y se basan principalmente en tecnología de ADN
recombinante. Se denota así una heterogeneidad productiva y tecnológica
elocuente de las capacidades innovadoras nacionales en el sector: mientras
las CTN utilizan sistemáticamente técnicas y procesos de BT, las firmas
nacionales realizan desarrollos de BT incipientes y excepcionales, suelen
carecer de procesos y departamentos formales de i+d y desarrollan prácticas
informales de consultoría en sus actividades de i+d (Stezano, 2019). Este
proceso está marcado por el histórico desinterés del gobierno federal y las
empresas nacionales por invertir y promover capacidades tecnológicas
locales. Este sendero ha limitado la facultad de absorber y aprovechar las
biotecnologías más avanzadas (Gonsen, 1998).
Ante distintas fases de una trayectoria tecnológica en un paradigma, es
posible encontrar diferentes regímenes de innovación y condiciones de
entrada a nuevos agentes en el sector (Klepper, 1997). Según lo anterior, las
empresas de países en desarrollo afrontarían distintos contextos de
competencia conforme al grado de consolidación de sus tecnologías y la
fase de la trayectoria del paradigma tecnológico analizado. En este sentido,
son limitadas las oportunidades que pueden abrirse a las empresas
mexicanas para insertarse en mercados globales de mediana y alta
tecnología como los del sector BT (Stezano, 2019; Oliver y Stezano, 2019).
Comparadas con las firmas líderes del mercado mundial, las de los países
en desarrollo tienen distintas posibilidades para diversificar sus bases
cognitivas a través del desarrollo de conocimientos BT en sus departamentos
de i+d y para acceder a fuentes externas de conocimiento. Excepto en
periodos de despliegue tecnológico en que surgen etapas caracterizadas por
bajas barreras a la entrada para los nuevos competidores (y por tanto más
posibilidades de entrada de nuevos agentes), las empresas de los países en
vías de desarrollo dependen de las estrategias competitivas de las firmas
líderes del sector (Stezano, 2018). La evolución de la industria BT en
México, tras la liberalización comercial, ha cerrado posibles caminos de
desarrollo con base en capacidades previas acumuladas. La trayectoria del
sector muestra un marcado fenómeno de desaprendizaje. El alto contenido
tácito del conocimiento BT, la rigidez del mercado de trabajo para los
profesionales especializados en ciencia e ingeniería y la desaparición de las
empresas mexicanas ante la creciente apertura a la competencia
internacional, supuso una pérdida de capacidades, habilidades y
conocimientos acumulados para el país (Gonsen, 1998).

Diseño de investigación: realización de la encuesta para el relevamiento de


actividades de innovación de empresas biotecnológicas en México
En 2014, un grupo de investigadores latinoamericanos especializados en el
análisis de actividades innovativas de empresas biotecnológicas inició un
trabajo de vinculación y colaboración que culminó en el diseño en 2015 de
un Primer Cuestionario para el relevamiento de actividades de BT en
empresas en Argentina, Brasil, México y Uruguay.12 El diseño original del
cuestionario surgió tras la Nota Técnica de Bianchi, Stezano y Torres
(2014).
En 2015, este cuestionario fue ajustado técnicamente para su aplicación
en México con el fin de poder ser compartido por: i) los integrantes del
proyecto de investigación apoyado por la Convocatoria de Ciencia Básica
2015, cuyos resultados finales se presentan en este libro; ii) los integrantes
de la Red Temática Convergencia de conocimiento para beneficio de la
sociedad auspiciada por Conacyt entre 2015 y 2018.
El cuestionario consta de 51 preguntas y 250 variables; asimismo, tiene
tres módulos centrales que intentan recuperar las categorías teóricas
presentadas precedentemente: i) trayectoria de la empresa; ii) capacidades
de la empresa y iii) desempeño en proyectos de BT.
Como se observa en la figura 1, la trayectoria de la empresa está definida
por preguntas que exponen una posición histórica de participación en el
mercado y de modelo de negocio. Las baterías de esta sección son: i)
productos principales de la empresa, ii) productos en biotecnología, iii)
cuota de mercado de la empresa y competidores, iv) proyectos en
biotecnología, v) patrón de importación de productos biotecnológicos y vi)
posicionamiento en la cadena de valor de su sector. El módulo de
capacidades está definido por las siguientes partes: i) de absorción, ii) de
investigación y desarrollo, iii) científicas y iv) empresariales. Por último, el
módulo de desempeño está conformado por dos grandes rubros. El primero
es sobre la repercusión de la BT en el negocio de la empresa y el segundo
trata el impacto en las actividades de propiedad intelectual (Chiapa, 2015).

Sistematización de los principales avances empíricos al momento


Esta encuesta se aplicó a 40 firmas de 53 identificadas pertenecientes a los
siguientes sectores: cultivos en general (30 por ciento); farmacéutica (17.5
por ciento); procesamiento de alimentos (15 por ciento); otros (12.5 por
ciento); productos de sanidad animal (7.5 por ciento); medio ambiente (5
por ciento); química —sin productos farmacéuticos ni cosméticos— (5 por
ciento); pesca (2.5 por ciento); madera (2.5 por ciento).
En promedio, las empresas encuestadas tenían 27 años. Cinco de ellas
tienen inversión extranjera: tres de origen estadounidense, otro francés y
otro holandés. En total, el 7.5 por ciento de las empresas encuestadas surgió
como una escisión, el 7.5 por ciento salió de una incubadora y el 5 por
ciento estaba en una organización de incubadoras de empresas al momento
de aplicar el cuestionario. El tamaño de las empresas cubre un rango muy
amplio: va de tres a 5,640 empleados.
En términos de las capacidades presentadas por las empresas y
atendiendo a su participación en las diferentes etapas del proceso de
innovación, se distinguen tres conductas organizacionales básicas. Primero,
los vínculos con proveedores, la i+d colaborativa con otras firmas y la
solicitud u obtención de patentes tienen baja presencia dentro del universo
de las empresas encuestadas (entre 37.5 y 50 por ciento). En segundo lugar,
se ven ciertas capacidades técnicas desarrolladas por poco más de la mitad
de las empresas encuestadas: generación de sistemas (55 por ciento),
prototipos (60 por ciento), integración de sistemas (62 por ciento),
desarrollo de pruebas y enlaces de servicios con organizaciones de ciencia y
tecnología (67.5 por ciento). Además, las empresas presentan altos niveles
de desarrollo de capacidades de i+d: investigación básica y aplicada
(particularmente con organizaciones de CyT), líneas tecnológicas, cartera de
productos y tecnología, así como actividades de desarrollo tecnológico
(entre 70 y 90 por ciento). Finalmente, en relación con las innovaciones
logradas, tres de cada cuatro empresas encuestadas introdujeron algunas de
ellas recientemente (Stezano y Oliver, 2019).13

El equipo de investigadores de este proyecto14 ha publicado cinco


artículos directamente emergidos de esta encuesta (véase tabla 1): Morales
y Díaz (2019a y b); Oliver y Stezano (2019); Stezano y Oliver (2019) y
Amaro y Natera (2020). Este libro agrega más estudios derivados de los
resultados centrales de la encuesta. Adicionalmente, varios trabajos de
investigación restantes del equipo han utilizado varias de las categorías
teóricas y analíticas discutidas en el segundo apartado de este documento.
Deben destacarse entre ellos, los siguientes: Stezano (2018 y 2019);
Morales, Amaro y Stezano (2019); Infante, Ortega y Bucio (2018); Amaro
(2019); Barragán et al. (2019) y Barragán et al. (2020).

Lecciones aprendidas
Este libro supone un punto de actualización, repaso y recapitulación de las
múltiples actividades de investigación realizadas en los últimos cinco años
por este equipo. Además, implica también la delimitación de nuestra
estrategia de investigación: ilustra hallazgos y orientaciones metodológicas,
analíticas y teóricas novedosas que hemos ido consolidado paulatinamente
y que suponen para el grupo grandes desafíos de trabajo futuro.
Es preciso discernir tres momentos en esta investigación conjunta. En
primer lugar, los contenidos del libro hacen parte de un programa de
investigación que finaliza con el cierre del proyecto Ciencia Básica-
Conacyt “Relevamiento de actividades de biotecnología en empresas en
México”. En este final hacemos también una evaluación de aspectos
técnicos y metodológicos del diseño de investigación, una reflexión sobre
los hallazgos y una recapitulación de las publicaciones y actividades
académicas realizadas.
En segundo lugar, dicha reflexión identifica tres temas clave que son la
línea de investigación del grupo de trabajo. Los avances en esta línea
suponen esfuerzos a mediano plazo y constituyen los cuatro ejes
constitutivos que sistemáticamente ha trabajado el equipo: i) la construcción
y ajuste de modelos analíticos y teóricos sobre la firma BT; ii) el papel que
cumplen las capacidades sobre el desempeño innovador de las firmas; iii) el
rol de los programas y políticas públicas sectoriales sobre las conductas de
la empresa, y iv) los criterios para la detección de oportunidades
tecnológicas donde puedan insertarse competitivamente firmas nacionales
en las que existen capacidades de innovación (Stezano y Oliver, 2019;
Amaro y Natera, 2020).
Finalmente, una reflexión de largo plazo hace parte de la construcción de
una trayectoria de construcción conjunta de conocimiento del grupo. Los
avances de éstos muestran la necesidad de afianzar las estrategias de
vinculación internacional para desarrollar estudios comparativos a nivel de
América Latina. Un desafío de este tipo requiere consolidar una reflexión
conjunta sobre tres alcances y tensiones implícitas al desarrollo de la BT: i)
su configuración como sector con exceso de capital financiero en relación
con su capital industrial; ii) su carácter o bien de paradigma tecno-
económico que sintetiza innovaciones técnica y económicamente
vinculadas (Tylecote, 2019) o antes como la suma de un conjunto de
paradigmas técnica y económicamente diferenciados que vuelven más
plausible pensar en varias y no en una BT (Gutman y Lavarello, 2014), y iii)
la validez heurística de concebir al sector BT desde su dinámica y
funcionamiento en términos de cadenas de valor donde se suceden
actividades realizadas por múltiples tipos de actores (Bianchi et al., 2014)
para, desde ese análisis, sustentar y sofisticar recomendaciones de políticas
de desarrollo productivo que favorezcan a las firmas nacionales de BT.

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Capacidades biotecnológicas
y trayectorias heterogéneas de las firmas:
la industria biofarmacéutica
argentina durante los 200015
Pablo Lavarello, Matías Mancini,
16 17

Mariana Minervini, Graciela Gutman


18 19

Introducción
El objeto de este trabajo es el estudio de las posibilidades de ascenso
industrial (upgrading) de la industria farmacéutica argentina a partir de la
difusión del paradigma biotecnológico. Para ello se analizan las estrategias,
las capacidades y las estructuras organizacionales de las empresas que
realizan actividades biotecnológicas en el país.
Dado el carácter aún preparadigmático de las biotecnologías, se presenta
un dilema para las firmas de los países de industrialización tardía con una
infraestructura de ciencia y tecnología (CyT) relativamente desarrollada
(Sztulwark et al., 2016). Por un lado, se muestran ciertas “ventajas del
atraso” debido a los aún bajos requisitos de escala y de experiencia en la
producción que caracterizan a paradigmas que no llegaron a consolidarse; y
por el otro, una alta incertidumbre regulatoria en materia de propiedad
intelectual y de aprobación de los medicamentos para su comercialización.
En ese marco de elevada incertidumbre regulatoria, la entrada directa
como innovadores en una estrategia de salto adelante (leap frogging) resulta
poco viable para las firmas de los países en desarrollo. No obstante, como
se discutió en el primer capítulo, frente a dichos condicionantes hay
segmentos de mercado que generan “espacios estructurales” de entrada
hacia los cuales las firmas pueden orientar sus estrategias. Las altas barreras
en los mercados de productos innovadores no impiden que las empresas
puedan entrar en segmentos de productos innovativos o de nichos y llevar
adelante procesos de aprendizaje. En este sentido, hay distintas secuencias
de entrada en las que las firmas pueden acumular capacidades tecnológicas
y regulatorias. Los casos de Corea e India analizados en trabajos previos,
revelan que no existe un único segmento estratégico ni una única secuencia
de entrada a los mercados biotecnológicos (Sztulwark et al., 2016).
Argentina es uno de los pocos países en desarrollo que, como
consecuencia de la trayectoria previa de la industria farmacéutica local y las
políticas de apoyo a las actividades biotecnológicas aplicadas desde la
segunda mitad de los años noventa, ha logrado generar un umbral mínimo
de capacidades innovativas acumuladas en un conjunto reducido de
empresas e institutos de CyT (Gutman y Lavarello, 2014). No obstante, a
diferencia de otras experiencias nacionales en las que se implementó una
estrategia nacional deliberada de política industrial para el sector, estas
acciones resultaron en distintas estrategias de firmas en función de sus
capacidades y sus estructuras organizacionales. En ese marco adquiere
relevancia las estrategias y las trayectorias de las firmas a fin de identificar
cuáles son los “espacios estructurales” de entrada.
A partir de estas consideraciones generales, en este capítulo se plantea
como interrogantes cuáles fueron las estrategias de las empresas
biofarmacéuticas frente a las oportunidades transitorias de entrada que
ofrece el nuevo paradigma biotecnológico, cuáles fueron las barreras que
enfrentaron, en qué tipo de capacidades biotecnológicas se basaron y cómo
organizaron sus cadenas de valor. Asimismo, discutir de manera
exploratoria si dichas combinaciones de estrategias, capacidades y
estructuras organizacionales pueden ser la base para avanzar hacia
segmentos de la industria con umbrales mayores en materia de
investigación y desarrollo (I+D), aprendizajes en la producción y en las
condiciones regulatorias.
A fin de responder a estas cuestiones, en este capítulo se discuten los
resultados de una encuesta realizada a una muestra de 44 empresas
biofarmacéuticas que operan en el país, representativas de las 60 empresas
existentes en este sector de reciente desarrollo. Dicha encuesta permite
evaluar las decisiones estratégicas llevadas adelante por las firmas entre los
años 2011 y 2015, periodo en el que un contexto local de política
regulatoria favorable al desarrollo de este sector se combina con el inicio de
un ciclo de vencimiento de las patentes de los principales biofármacos de
segunda generación.
El capítulo se organiza de la siguiente forma. En el primer apartado se
desarrolla el marco conceptual inspirado en la confluencia entre la literatura
neoschumpeteriana-evolucionista de la firma, el enfoque de barreras a la
movilidad y la literatura francesa de organización industrial, que permitió
definir las principales dimensiones reveladas en la encuesta: las barreras a
la entrada en distintos segmentos estratégicos, las estrategias, las
capacidades en biotecnologías y las formas de organización adoptadas por
las firmas para llevar estas estrategias. En el segundo apartado se presenta
el marco metodológico adoptado. En los apartados siguientes se muestran
las distintas configuraciones de estrategias, capacidades y formas de
organización adoptadas por las firmas. Y en el último se exponen los
principales resultados.

Marco conceptual: estrategias, capacidades


y organización frente a las nuevas tecnologías
El marco conceptual de este capítulo toma como referencia los aportes de la
teoría evolucionista de la firma y de la literatura de barreras a la movilidad,
a fin de identificar las dimensiones analíticas a partir de las cuales se
estructuró la encuesta.

La teoría evolucionista de la corporación: estrategias, capacidades y


organización
La teoría evolucionista de la firma plantea como hipótesis que las empresas
presentan diferentes estrategias, capacidades y estructuras organizacionales
(Nelson, 1991; Dosi, Teece y Winter, 1991). Desde un abordaje general, las
estrategias y las estructuras de organización de las firmas son diferentes
según el ritmo de aprendizaje tecnológico, el grado de
diversificación/especialización de la base de conocimientos. De esta forma,
el crecimiento de las compañías vendría explicado por la acumulación de
capacidades tecnológicas frente a la competencia, que actuaría como
mecanismo de selección ex post junto a mecanismos de selección ex ante
como las políticas públicas y los marcos regulatorios (Dosi, 1988).
A fin de analizar cómo las empresas modifican en el tiempo la
configuración de sus capacidades tecnológicas es necesario distinguir entre
capacidades centrales y capacidades complementarias. En el sentido
remarcado por Teece (1987), las capacidades de las empresas necesitan del
control o acceso a activos y actividades complementarias que permitan
realizar (apropiar) los beneficios de la innovación. En el caso de
revoluciones tecnológicas como la de la biotecnología, la innovación
requiere capacidades en una gama de tecnologías que van más allá de las
capacidades principales de la firma.

El rol de los grupos frente a los nuevos paradigmas tecnológicos


Esta visión de la firma como portafolio de capacidades y activos
complementarios explica los cambios en las estrategias, las capacidades y la
organización frente a distintos contextos competitivos (Dosi et al., 1990,
1991). A fin de identificar los contextos competitivos es necesario
introducir las barreras a la entrada y cómo las mismas se modifican a lo
largo de la difusión de un paradigma tecnológico, permitiendo interrogarse
si se reproduce la jerarquía de las firmas instaladas (incumbents) o si se
abren espacios estructurales (transitorios) de entrada para firmas de países
en desarrollo (como discutiremos en el siguiente subapartado).
En periodos de crisis y recomposición de las estructuras industriales
motorizados por los cambios tecnológicos mayores (como es el caso de las
revoluciones tecnológicas), las firmas de mayor tamaño redefinen sus
límites a partir de la articulación en red con pequeñas empresas
tecnológicas o institutos de investigación y universidades. Los contratos de
colaboración tecnológica y las alianzas le permiten observar y asimilar
aquellos conocimientos científicos y tecnológicos que no ha desarrollado
internamente.

Las posibilidades de entrada de las empresas


de países en desarrollo: capacidades y trayectorias tecnológicas
heterogéneas
Con el propósito de analizar el contexto competitivo que enfrentan las
firmas, la literatura de organización industrial se centró en el estudio de las
condiciones estructurales que limitan la entrada de nuevas empresas. Las
economías de escala, las ventajas tecnológicas, la diferenciación de
producto y el control de las redes de distribución pueden impedir más o
menos eficazmente la entrada de nuevos competidores (Bain, 1962; Sylos,
1965; Gilbert, 1989). Menos atención se ha prestado a las estrategias de las
firmas que pretenden entrar al mercado en una situación de desventaja vis a
vis las empresas líderes.
En estos trabajos está ausente la perspectiva de la empresa entrante a un
mercado que inicialmente no cuenta con los umbrales necesarios para
desarrollar un nuevo producto. En este sentido, puede ser de utilidad hacer
referencia al enfoque de Caves y Porter (1977), que hace hincapié en las
estrategias de los competidores potenciales frente a las altas barreras y a la
incertidumbre.
Aun si en la entrada en los mercados las empresas enfrentan altas
barreras, Caves y Porter (1977) plantean que dentro de una misma industria
existen distintos “segmentos estratégicos” (strategic groups) que agrupan
empresas con ventajas que le son comunes (por ejemplo: en términos de
umbrales regulatorios o tecnológicos). A partir de ello sostienen que existen
posibilidades de entrada secuencial desde segmentos estratégicos
secundarios con menores barreras hacia los segmentos estratégicos con
mayores barreras (véase figura 1). De esta manera las barreras a la entrada
ya no serían infranqueables, sino que existirían distintos grados de “barreras
a la movilidad”. Luego, es posible establecer que frente a las altas barreras a
la entrada al segmento estratégico i es factible plantear un esquema de
entrada secuencial en el que se ingresa al segmento j como paso intermedio.
Por un lado, esto permite a los nuevos competidores aumentar la
probabilidad de entrada en la medida que se van generando los recursos
financieros y acumulando capacidades tecnológicas para llevar adelante la
entrada en los segmentos de productos más complejos. El aprendizaje
permite a los nuevos entrantes reducir sus asimetrías informacionales y
acumular capacidades en un contexto de incertidumbre. Por otro lado, las
irreversibilidades disminuyen, posibilitando abortar el proyecto en un paso
intermedio, reduciendo los costos hundidos en el proceso de entrada.
La industria biofarmacéutica a nivel global presenta distintos espacios
estructurales de entrada dependiendo de la complejidad de las moléculas y
de los procesos. Dichos espacios estructurales no son otra cosa que los
“segmentos estratégicos” hacia los cuales las empresas entrantes pueden
orientar sus estrategias (Lavarello et al., 2018). Las barreras regulatorias y
de escala en los países de alta exigencia regulatoria como Estados Unidos o
Europa están inicialmente fuera del alcance de las empresas de los países
semiperiféricos como Argentina, Brasil, India, México o Corea. Aún en el
caso de los biosimilares, estas barreras son elevadas y están sujetas a un alto
grado de incertidumbre.
Así pues, la literatura de barreras a la movilidad ofrece un marco
conceptual que permite identificar distintos espacios estructurales y
trayectorias de entrada para las firmas de los países en desarrollo en el
marco de la competencia entre capitales heterogéneos. Las firmas pueden
ingresar directamente en los segmentos estratégicos con altas barreras a la
entrada en países desarrollados, o bien orientarse hacia aquellos productos
de complejidad baja o intermedia a partir de una estrategia imitativa en el
mercado local para luego avanzar secuencialmente hacia marcos
regulatorios más exigentes (Sztulwark et al., 2016).

A los fines de este estudio, definiremos ad hoc un conjunto de


“segmentos estratégicos” en la industria biofarmacéutica en los que pueden
insertarse las firmas (y/o los países cuando exista una estrategia nacional), a
partir de los cuales discutiremos sus determinantes y las trayectorias que
siguieron:

Formuladores, se basan en la formulación de principios activos (API,


por sus siglas en inglés) importados o nacionales, predominando
aprendizajes organizativos y regulatorios. La imitación es duplicativa
porque la empresa local imita un producto simple sin mayores barreras
regulatorias y sin realizar esfuerzos tecnológicos mayores.
Imitación creativa, que implica no sólo la formulación, sino también el
desarrollo y la manufactura de una droga existente que por los
requisitos regulatorios y la complejidad de la molécula requiere recrear
no sólo el proceso, sino además la molécula.
Innovadoras de nicho, se trata de desarrollos innovadores que no
implican grandes costos de desarrollo ni clínicos debido a sus menores
barreras regulatorias. Generalmente se trata de moléculas (o antígenos)
existentes que se utilizan para el desarrollo de test de diagnósticos. Eso
implica esfuerzos de I+D en la identificación de nuevos blancos más
que esfuerzos mayores en bioproceso.
Por último, se encuentran las estrategias de plataformas de servicios
tecnológicos, adoptada por empresas con capacidades biotecnológicas
en la I+D o escalado que ofrecen sus servicios a distintas empresas (por
ejemplo: plataforma para desarrollar levaduras que puedan ser
utilizadas en distintos cultivos celulares).

Tal como se discutirá a partir de la evidencia de las empresas


biofarmacéuticas argentinas, existen distintas capacidades innovativas
biotecnológicas requeridas para cada segmento estratégico, así como
diferentes formas de organización de la cadena de valor. Dependiendo de
las capacidades acumuladas son posibles distintas trayectorias de entrada,
en las que las empresas pasan de segmentos estratégicos más simples (por
ejemplo, la formulación) a más complejos (el desarrollo de un biosimilar)
en forma secuencial o saltando etapas (stage skipping). Trayectorias que
requieren formas de organización diferentes a fin de llevar adelante
procesos de aprendizaje, resultante de la interacción con otras empresas o
institutos tecnológicos, en los que ciertos tipos de empresas (o grupos)
tienen mayores ventajas que otros para organizar sus redes de I+D,
producción y distribución.

Abordaje metodológico: unidad de análisis,


tamaño de la muestra y dimensiones analíticas
Teniendo en cuenta que en este estudio se busca analizar las estrategias,
capacidades y formas de organización de las empresas biofarmacéuticas
argentinas, se plantea que la unidad de análisis es la firma biotecnológica.
Se adopta la definición de firma biotecnológica como aquella que cuenta
con capacidades biotecnológicas, teniendo el potencial para lanzar nuevos
productos al mercado o productos existentes con nuevos procesos.
Un primer problema que surge al definir una empresa biotecnológica es
que, a diferencia de los países desarrollados, en los países en desarrollo son
limitados los casos de empresas que lanzan nuevos productos. Luego, la
definición de empresas biotecnológicas incluye tanto a las empresas con
estrategias innovativas como aquellas en las que imitan productos
desarrollando algún tipo de innovación de proceso, utilizando técnicas
biotecnológicas, o aquellas que deben aplicar alguna técnica biotecnológica
para cumplir con la fase regulatoria. Este es el caso de actividades de
analítica20 que deben realizar las firmas locales para demostrar que la droga
a lanzar localmente es similar a la original o las filiales de ETN para su
aprobación regulatoria.
Un segundo problema que surge para explicar una empresa
biofarmacéutica es la definición de biotecnología.21 En este trabajo se
adopta una definición que involucra un conjunto de técnicas
biotecnológicas que van desde las basadas en ADN recombinante hasta los
bioprocesos (véase anexo). De esta manera, es posible captar la intensidad
de las actividades basadas en la biología molecular, así como otras
tecnologías que, si bien no pueden asociarse estrictamente a la moderna
biotecnología, son complementarias y pueden ser eventualmente un primer
paso necesario para la adopción de las primeras.
Un tercer problema que surge se encuentra asociado a que la innovación
es un proceso sistémico y como tal su emergencia es el resultado de la
interacción entre distintas empresas, universidades, hospitales y agencias
regulatorias bajo la coordinación más o menos deliberada de políticas
públicas. A fin de dar cuenta del carácter sistémico de la innovación
biotecnológica, adoptamos una visión de cadena para analizar las
actividades biotecnológicas. Esto nos permite plantear tentativamente que
las actividades de descubrimiento y diseño de una nueva molécula son
llevados adelante por nuevas empresas (start-ups) o desprendimientos
(spin-offs) de la universidad o de otras empresas, y que como consecuencia
de los altos umbrales regulatorios o de capacidades de producción sólo
pueden avanzar hasta cierta etapa de la cadena, siendo frecuentemente a
empresas farmacéuticas las que llevan adelante las etapas “aguas abajo”,
integrando o subcontratando a diversos tipos de empresas para las fases
clínicas (en caso de ser requeridas) o para la producción.
De allí que, tomando en cuenta las distintas actividades que involucra
una cadena de valor biotecnológica, se consideran tanto las empresas que
realizan actividades de I+D biotecnológica como las que realizan actividades
innovativas en los procesos de producción, las que efectúan localmente
actividades de ensayos clínicos, o las que llevan adelante actividades de
formulación a partir de principios activos adquiridos a otras firmas y que
realizan localmente actividades de control de calidad y analítica.
En ese marco juegan un rol relevante dentro de las cadenas de valor
biotecnológicas, los start-up o spin-off biotecnológicos que aún no han
llegado a la etapa de comercialización de productos o procesos propios, y
que pueden especializarse como proveedores de conocimientos
tecnológicos para otras empresas biotecnológicas.22
Con base en esta definición de empresa biotecnológica se identificaron
60 empresas biofarmacéuticas en Argentina a partir de un padrón elaborado,
partiendo de fuentes públicas y privadas, entrevistas a informantes clave del
sector, así como estudios en el marco de proyectos previos en los que
participaron los autores (Gutman y Lavarello, 2014; Bisang et al., 2006).
Desde el padrón se construyó una muestra de 44 empresas biofarmacéuticas
con una alta representatividad de las empresas especializadas en
biotecnología y las farmacéuticas que se diversificaron hacia las actividades
biotecnológicas.
La encuesta cuenta con una alta cobertura de las empresas farmacéuticas
diversificadas y las empresas especializadas en biotecnología, que son las
que explican la mayor parte de las exportaciones y los esfuerzos de I+D en
farmabiotecnología. Las nuevas empresas biotecnológicas —que explican
la mayor parte de las empresas del padrón— son las que mostraron una
menor cobertura relativa (14 de 25 empresas) dada la alta volatilidad de este
segmento en el que predomina una alta tasa de entrada y salida de firmas.23
Se trata de compañías que, aunque no pesan en la facturación, limitada a
ingresos de actividades de servicios tecnológicos a otras empresas, son
relevantes como potencial de desarrollo del sector. A diferencia de estudios
previos (Gutman y Lavarello, 2015), se incluyó también las filiales de
empresas transnacionales que, si bien en su mayoría limitan el uso de
técnicas biotecnológicas para las fases analíticas, explican la mayor parte de
la facturación y las importaciones, siendo un tipo de capital central para la
comprensión de los condicionantes (y eventualmente del potencial) de
desarrollo local del sector.
La encuesta se llevó a cabo entre marzo del año 2014 y diciembre del año
2015, reflejando datos del año 2014, caracterizado por una estabilización
del crecimiento del sector y el comienzo de maduración de proyectos de I+D
iniciados en la década previa. Entre julio y diciembre del año 2016 se
amplió el operativo hacia un reducido conjunto de nuevas empresas
biotecnológicas y filiales de empresas transnacionales que no habían sido
captadas en el trabajo de campo inicial, y se supervisaron los resultados con
datos de comercio y balances de las empresas inscriptas en la Inspección
General de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.
En función del objeto y los interrogantes planteados, se consideraron
dimensiones eventualmente operacionalizables en variables e indicadores,
que permitieron captar a partir de las empresas encuestadas los siguientes
aspectos:

1. Capacidades biotecnológicas que la empresa utiliza según el tipo de


técnicas (véase anexo) y etapas del proceso innovativo (por ejemplo:
I+D, estudios clínicos u otros ensayos, adaptación, desarrollo de
formulación, etcétera).
2. Obstáculos/barreras tecno-económicas que surgieron en las distintas
etapas del proceso innovativo.
3. Forma organizacional a partir de la cual se resolvieron los
mencionados problemas (actividades que integraron/externalizaron,
tipo de vinculación, las empresas y organismos con las que se
vincularon).
4. Recursos humanos involucrados en la actividad innovativa (su peso en
el total de empleados y el tipo de formación con que cuentan).
5. Resultados obtenidos del esfuerzo innovativo (innovativo/imitador,
ventas de productos biotecnológicos y totales, exportaciones de
productos biotecnológicos y totales).

A los fines del estudio, se buscará identificar las capacidades


biotecnológicas (ítem i), las formas organizacionales (ítem iii) y las barreras
a la entrada (ítem ii), así como un conjunto de variables de esfuerzo
tecnológico y desempeño para los distintos segmentos estratégicos
identificados en el subapartado “Las posibilidades de entrada de las
empresas de países en desarrollo: capacidades y trayectorias tecnológicas
heterogéneas”.

Empresas biofarmacéuticas en Argentina: datos generales


Un primer aspecto que conviene indagar al analizar las empresas
biofarmacéuticas en un país como Argentina es en qué medida éstas
enfrentan las desventajas vis a vis con las grandes empresas
multinacionales. Si bien la definición adoptada permite distinguir distintos
tipos de firmas —según sean nuevas empresas biotecnológicas
especializadas o empresas que ya se encontraban en el mercado—, esta
clasificación no tiene en cuenta la gravitación que asume la forma de
organización en grupo. Al considerar la pertenencia de las firmas a capitales
extranjeros o bien grupos nacionales que controlan a partir de
participaciones minoritarias o mayoritarias sus filiales o subsidiarias, es
posible apreciar la importancia de dichas formas de organización.
De las 44 empresas relevadas en la encuesta, 24 son independientes,
nueve son subsidiarias de grupos nacionales y 11 filiales de empresas
transnacionales. Los grupos dominan las exportaciones totales de
biotecnología explicando la inserción internacional de Argentina en el
segmento biofarmacéutico y en mucho menor medida disputando el
mercado local a las empresas multinacionales.
Dicha gravitación de los grupos se expresa a partir del control de las
empresas especializadas en biotecnología y las empresas farmacéuticas
diversificadas. Es así que dos firmas especializadas en biotecnología,
subsidiarias de dos de los principales grupos farmacéuticos nacionales,
explican el 50 por ciento de las exportaciones biotecnológicas en Argentina.
Las empresas farmacéuticas diversificadas (EFD) bajo control de grupos
nacionales, si bien representan niveles de facturación considerablemente
menores a la de las filiales de ETN, son las principales competidoras,
mostrando que las ventajas en grupos logran compensar parcialmente las
desventajas frente a los líderes mundiales en el mercado local. No obstante,
en los grupos nacionales existe una franja importante de firmas
independientes entre las empresas especializadas en biotecnología que
muestran una alta participación en las exportaciones.
Barreras a la entrada frente al nuevo paradigma
Como se discutió en el primer apartado de marco conceptual, las
estrategias, capacidades y estructuras organizacionales de las firmas se
encuentran condicionadas por el contexto competitivo. Las barreras a la
entrada que enfrentan las empresas permiten identificar cuál es su contexto
competitivo. La emergencia de la biotecnología redefinió este contexto a
través de nuevas barreras tecnológicas y regulatorias. Cabe luego
interrogarse frente a las nuevas oleadas de biotecnologías en el sector salud
cuáles fueron las principales barreras que se les presentaron a los distintos
tipos de firma según el origen de su capital y cuáles han sido los segmentos
estratégicos a los que orientaron sus estrategias.
En la tabla 3 se presentan los distintos tipos de barreras que las empresas
identificaron en la encuesta como los más relevantes para desarrollar
productos biofarmacéuticos. Se busca indagar si estas barreras son
diferentes según las firmas independientes o son subsidiaras de un grupo
nacional o empresa transnacional (ETN), en función de la clasificación
realizada en el apartado anterior.
Pueden apreciarse que las barreras más importantes han sido los costos y
tiempos de aprobación regulatoria para el lanzamiento de una molécula al
mercado. Por orden de importancia se identificó después el acceso a
insumos críticos, desde insumos de laboratorio hasta los principios activos
necesarios para producir una droga. Estos resultados son consistentes con la
evidencia de casos internacionales analizada en el primer y segundo
capítulo de este libro, así como con investigaciones previas (Bisang et al.,
2006; Gutman y Lavarello, 2014).
Es necesario indagar si estas barreras son diferentes para empresas
locales, las filiales de grupos o las filiales de empresas multinacionales de
acuerdo con la clasificación presentada en el apartado anterior. En la tabla
distinguimos entre las empresas independientes que ya cuentan con
productos en el mercado y empresas de base tecnológica (EBT), que son
casos de compañías recién formadas a través de programas de apoyo a la
creación de este tipo de empresas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación (Mincyt).
Es posible apreciar que las empresas independientes, seguidas de las
subsidiarias de grupos nacionales, son las que más identifican el costo y
tiempos de aprobación regulatoria como una barrera. Cumplir las
condiciones de calidad, seguridad y eficacia resulta un requisito que
requiere capacidades que se construyen como resultado de aprendizajes que
pocas firmas pueden cumplir. Las empresas filiales de empresas
transnacionales, que cuentan con dicha ventaja desarrollada en su país de
origen, en donde muchas veces definen junto a las autoridades regulatorias
de sus países los parámetros regulatorios que luego son homologados en
países en desarrollo, no revelan que estas barreras sean un obstáculo para la
innovación. Las empresas de base tecnológica que aún no han llegado a la
etapa de comercialización tampoco enfrentan este tipo de barrera.
Un segundo aspecto fundamental es que la débil propiedad intelectual y
los problemas de escalas de producción inconsistentes con el limitado
tamaño del mercado interno no son barreras que sean relevantes para las
empresas biofarmacéuticas. Sólo lo son para aquellas firmas cuya ventaja
deriva de sus estrategias de patentamiento y de una escala concebida a
escala global. Este es el caso de las filiales de empresas multinacionales que
salvo excepciones consideran que Argentina no es un sitio relevante para el
desarrollo de drogas biotecnológicas. Es importante remarcar que aun si se
modificaran las resoluciones vigentes en materia de altura inventiva
requerida para patentar, posibilitando el uso de patente como bloqueo a
competidores, las filiales de empresas multinacionales no consideran a
Argentina como un mercado para desarrollar y manufacturar nuevas
moléculas.
Finalmente, las EBT son las empresas que identifican con mayor
frecuencia el financiamiento de la I+D como la principal barrera para la
innovación en biotecnológicos. Las barreras regulatorias no se revelan
como un condicionante, dado que estas empresas difícilmente llegan a la
instancia de aprobación regulatoria. Éstas son las que explican su dinámica
por el apoyo público a las capacidades de I+D y que, dependiendo de la
dinámica futura del sector en materia de grandes usuarios que industrialicen
sus desarrollos, este patrón de barreras irá evolucionando con su
crecimiento.

Estrategias de las empresas biofarmacéuticas argentinas


Como se desprende de este análisis, no existen barreras similares para todos
los tipos de empresas, sino que éstas enfrentan distintas condiciones de
entrada en función de sus capacidades. Dependiendo de haber alcanzado
dichos umbrales, las firmas enfrentan las barreras o bien adoptan distintas
estrategias como fin de eludirlas.
En la tabla 4 se indica el peso de los diferentes segmentos estratégicos en
las ventas y en las exportaciones. Mientras que el segmento estratégico de
formuladoras y comercializadoras explican el 83 por ciento de las ventas de
biotecnológicos dada la presencia en este segmento de las firmas
multinacionales que importan mayormente los productos, el segmento de
imitadoras creativas explica el 92 por ciento de las exportaciones de
biotecnológicos. Es de destacar que en este segmento se encuentran tres
firmas independientes y tres subsidiarias de grupos. Mientras que las
primeras se orientan tanto al mercado interno como a la exportación, las
filiales de grupos tienen una mayor presencia exportadora.
En la tabla 5 se presenta el tipo de segmento estratégico adoptado por las
firmas frente a distintas barreras a la entrada. Puede verse que sólo seis
empresas implementaron una estrategia de imitación creativa. La mayor
parte de las firmas (incluidas las filiales de las EMN) tomaron, en función de
las barreras, estrategias de formulación, nicho o insertarse como prestadoras
de servicios tecnológicos a partir de construir una plataforma de I+D.
Es posible apreciar que cerca de 70 por ciento de las empresas que
adoptan una estrategia nicho innovativo revelan como una de las principales
barreras para la innovación las condiciones regulatorias y el acceso a
insumos críticos, hecho que podría explicar su inserción a partir de
desarrollos de test de diagnóstico y diagnósticos in vitro, que cuentan con
requisitos regulatorios menos exigentes que aquellos requeridos para el
lanzamiento de una droga terapéutica. En contraste, existen menos
empresas en el segmento de terapéuticos que por sus capacidades y
aprendizajes regulatorios consideran a las condiciones regulatorias como
barreras relevantes. Esto parecería indicar que la adopción de una estrategia
de imitador creativo requiere haber generado umbrales en capacidades
regulatorias por arriba del promedio.

Capacidades biotecnológicas: configuración de la base de conocimientos


La posibilidad de las empresas de adoptar un segmento estratégico u otro se
encuentra asociada en última instancia a las capacidades biotecnológicas
con las que cuentan las empresas. En la medida que las firmas hayan
alcanzado los umbrales tecnológicos necesarios para llevar adelante una
estrategia podrán adoptar un segmento estratégico más o menos exigente.
En la tabla 6 se presentan las capacidades biotecnológicas de las firmas
en distintos segmentos estratégicos.24 Puede apreciarse en la tabla que la
mayor parte de las empresas biotecnológicas argentinas cuenta con
capacidades en técnicas ADN recombinantes para el análisis y la
modificación de material genético y para la modificación de su expresión en
proteínas. Aspecto que evidencia que las empresas han logrado alcanzar el
umbral mínimo de conocimientos científicos para identificar y desarrollar
blancos y moléculas terapéuticas existentes o nuevas.
En contraste se evidencian menores capacidades complementarias en
tecnologías de bioproceso y el desarrollo de cultivos celulares, así como en
tecnologías convergentes con las biotecnologías, como es el caso de las
tecnologías de información y las nanotecnologías.
El análisis de los distintos segmentos estratégicos elegidos por las firmas
nos permite identificar otros patrones de base de conocimientos de acuerdo
a la estrategia de las compañías. Puede apreciarse que las empresas que
adoptan una estrategia de imitación creativa no sólo cuentan con
capacidades en técnicas ADN recombinante y proteínas, sino también en
cultivos celulares y bioprocesos. Lo anterior indica que este segmento
estratégico cuenta con capacidades no sólo para secuenciar una molécula y
su proteína, sino que también con capacidades para desarrollar los bancos
celulares a partir de nuevos clones y producirlos a escala comercial.
En cambio, las empresas que se orientan a desarrollar plataformas de
servicios I+D se han especializado en biotecnologías de ADN recombinantes
y técnicas bioinformática con capacidad para identificar blancos y
moléculas a partir de métodos de exploración de grandes flujos de
información genética (High troughput screening). Servicios que proveen a
otras empresas que buscan ampliar su pipeline.
Cabe interrogarse si estas estrategias se encuentran asociadas a distintas
configuraciones entre diferentes (bio) tecnologías complementarias.
Comenzamos por identificar la existencia de complementariedades entre las
distintas biotecnologías a partir de las bases de conocimiento del conjunto
de firmas. En la tabla 7 se presenta la matriz de correlación entre las
diversas capacidades biotecnológicas.
Como puede inferirse de la matriz de correlaciones, existiría por un lado
una complementariedad entre las técnicas ADN recombinantes y las de
bioinformática, y por el otro, entre técnicas de cultivos celulares,
bioprocesos y técnicas en organismos subcelulares. La nanobiotecnología
fue omitida de la matriz dado su baja correlación. Las técnicas de proteínas
no mostraron una correlación significativa con otras biotecnologías.
Luego sería posible identificar distintas configuraciones de técnicas
biotecnológicas estimando los componentes principales que explican la
variabilidad conjunta.25 Puede apreciarse que hay tres componentes
principales. El primero, que es explicado por las técnicas ADN recombinante
y las de bioinformática más orientado hacia actividades de descubrimiento
de blancos terapéuticos y moléculas con potencial terapéutico propio de las
actividades de I+D; el segundo, expuesto por las técnicas de cultivo celular y
de bioprocesos que está más orientado al escalado y manufactura; y el
tercero, explicado por biotecnologías de análisis y modificación de
proteínas.

A partir de estos tres componentes principales indagamos cuáles son los


que predominan en cada segmento estratégico, permitiéndonos identificar
las configuraciones de las bases de conocimiento biotecnológicas. Para ello
estimamos la intensidad promedio en relación con la media que se fija en el
valor igual a cero. A fin de hacer una mejor caracterización distinguimos
entre las empresas farmacéuticas formuladoras de síntesis química que, si
bien aún no formulan grandes moléculas, utilizan alguna técnica
biotecnológica de las formuladoras de biológicos.26
El segmento estratégico de firmas imitadoras creativas explota
primordialmente las complementariedades entre el desarrollo de cultivos
celulares y las tecnologías de bioprocesos, aunque su base de conocimiento
es más amplia incluyendo también complementariedades con las técnicas de
ADN recombinante y la bioinformática, así como las tecnologías de
proteínas.
Por su parte, el segmento estratégico de plataforma de I+D aprovecha las
complementariedades entre las técnicas ADN recombinante y la
bioinformática. El segmento de innovaciones de nicho también explota las
complementariedades entre las tecnologías de cultivos celulares y de
bioprocesos. Las formuladoras de biológicos se especializan en proteínas y
las formuladoras de síntesis química no cuentan con una especialización
definida.

En resumen, la industria farmacéutica argentina cuenta con los umbrales


mínimos de conocimiento en moderna biotecnología. Hay un claro sesgo
hacia los conocimientos en ADN recombinante y técnicas de proteínas. Sin
embargo, existe un núcleo de empresas con capacidades de proceso como
resultado de una trayectoria previa de aprendizajes en la producción de
biológicos. Esas empresas son las que han logrado ampliar su base de
conocimiento hacia las distintas técnicas biotecnológicas. En este sentido,
las compañías que se orientan al segmento estratégico de imitación creativa
son las que cuentan con una base de conocimientos más variada y coherente
dado su mejor aprovechamiento de las complementariedades entre técnicas
biotecnológicas. Con una base de conocimientos más especializada, el resto
de las empresas optan por segmentos de formulación de nicho o de
servicios tecnológicos. En particular esto se evidencia en el segmento
estratégico de la plataforma de servicios, cuyas firmas explotan las
complementariedades de conocimiento de ADN recombinante y
bioinformática.

Externalización de actividades biotecnológicas: inserción en redes y


cadenas
Tal como discutimos en el primer apartado, en el marco de la difusión de
nuevos paradigmas tecnológicos las firmas adoptan una forma de
organización en red que les permite hacer frente a una base de
conocimientos altamente compleja, la cual requiere de capacidades
tecnológicas complementarias pero diferentes a lo largo de la cadena de
valor. Analizaremos en este apartado cuáles son las actividades de la cadena
de valor que las empresas externalizan a partir de contratos con otras
empresas y/o institutos tecnológicos de universidades y centros de CyT. En
promedio, las actividades que más se externalizan son las de clínica
seguidas por las de I+D y la analítica. Esto muestra la importancia de la
existencia de una infraestructura de investigación y desarrollo en dichas
etapas.
Cuando se analizan distintos segmentos estratégicos puede apreciarse que
los patrones de externalización difieren. En el caso de las empresas
imitadoras creativas las actividades de manufactura y escalado se realizan
internamente sin recurrir a proveedores externos. Ahora bien, estas
empresas recurren a fuentes externas para las actividades de investigación y
desarrollo, clínica, analítica y formulación. Aun cuando muchas de ellas
cuentan con capacidades tecnológicas en las mencionadas actividades,
acuden a organizaciones de investigación por contrato (CRO) para
complementar sus fuentes internas de conocimiento y eventualmente llevar
adelante procesos de aprendizaje en estas actividades.
También es de relevancia el hecho que las empresas formuladoras
recurran a contratos para el 60 por ciento de los casos las capacidades (bio)
tecnológicas centrales para su estrategia. Esto muestra que la capacidad
organizacional de este segmento estratégico está más asociada a la gestión
del negocio que al desarrollo o la producción.
Como puede apreciarse en tabla 11, son pocas las empresas que se
encuentran totalmente integradas y no recurren a proveedores. Es
interesante analizar en qué proporción las empresas al externalizar sus
actividades biotecnológicas, lo hacen en redes de alcance nacional o en
redes internacionales. No existen en la muestra empresas que sólo
externalicen en redes internacionales. Las empresas farmacéuticas
argentinas recurren principalmente a redes que combinan socios nacionales
e internacionales. En segundo término, el 31 por ciento de las empresas se
articulan sólo con proveedores nacionales.
Un análisis por segmento estratégico indica que son las empresas de
imitación creativa las que más se insertan en redes de contratistas
nacionales e internacionales. Por su parte, las estrategias de nicho presentan
un mayor balance entre redes nacionales e internacionales. Es de destacar
que las plataformas de investigación y desarrollo son las más integradas.
Esto se explica porque su foco de actividades biotecnológicas es muy
especializado.
Al indagar el tipo de capital que recurre a formas de organización en red
nacional o también internacional es posible apreciar que las subsidiarias de
grandes grupos nacionales son las que más propensión tienen a asociarse
con socios nacionales e internacionales. Las filiales de empresas
multinacionales muestran un patrón similar. Esto indicaría que es la
organización en grupo, ya sea nacional o extranjero, la que le permite a las
firmas aprovechar las ventajas de la organización. Las empresas
independientes son las que deben recurrir en mayor proporción a esquemas
integrados o redes nacionales.

En resumen, la forma de organización en red predomina entre las


empresas biofarmacéuticas argentinas. Prevalecen las redes en las que
coexisten socios nacionales e internacionales. Las que apuestan a una
estrategia de imitación creativa con la producción de biosimilares son las
que evidencian un mayor uso de esta modalidad de organización integrando
el escalado y la manufactura de principios activos y externalizando
parcialmente el resto de actividades.

Estrategias, capacidades biotecnológicas


y formas de organización: hacia una taxonomía
de segmentos estratégicos de la
industria biofarmacéutica argentina
A esta altura del análisis de los resultados de la encuesta a las firmas
biofarmacéuticas argentinas, es posible presentar un esquema de las
distintas configuraciones de capacidades biotecnológicas, formas de
organización de la cadena de valor y tipo de capital que predominan en cada
segmento estratégico.
Es posible apreciar que el segmento estratégico de imitación creativa, en
el cual coexisten empresas independientes y subsidiarias de grupos
nacionales, es el único en el que las barreras regulatorias ya no son el
principal límite para la inserción en el mercado de biotecnológicos, debido
a que han alcanzado un umbral en capacidades analíticas y de clínica como
para llevar adelante desarrollos imitativos en ese espacio estratégico. Esto
en gran parte asociado a aprendizajes por interacción en el marco de redes
nacionales e internacionales.
Por su parte, el segmento estratégico de formulación, dominado por
filiales de EMN y en segundo lugar por capitales independientes, dicen
encontrar en la escala y en la propiedad intelectual los principales límites a
generar capacidades innovativas locales. De allí que focalizan sus
actividades fundamentalmente en la analítica y control de calidad.
Es interesante notar que en los dos segmentos estratégicos restantes, el de
nicho innovador y plataforma de I+D, las barreras regulatorias son relevantes
y ello explica la dificultad de avanzar hacia el segmento de imitación
creativa. A diferencia de los casos previos, en éstos sus capacidades
biotecnológicas se han orientado más hacia la I+D, con un mayor peso de
conocimientos en técnicas de ADN recombinante y bioinformática en el caso
de las plataformas de servicios y mayor peso de los conocimientos en
bioproceso y cultivos celulares en las estrategias de nicho innovador. Su
carácter de capital independiente limita la posibilidad de inserción en redes
internacionales, acotando sus interacciones a redes locales en el caso de
nicho y predominando la integración vertical en el caso de las plataformas.
Cabe indagar que trayectorias posibles se abren a partir de estos
segmentos estratégicos, evaluando cuál es el esfuerzo tecnológico y la
configuración de la base de conocimientos requeridos para avanzar en un
proceso de upgrading. En la tabla 14 se presentan las trayectorias
estratégicas planeadas por las 44 firmas de la muestra. Cerca de un tercio de
las firmas preveían un cambio de segmento estratégico, lo cual evidencia
que la industria biofarmacéutica argentina en el periodo 2007-2015
atravesaba mutaciones profundas asociadas a la difusión de las
biotecnologías. En Argentina existe un núcleo de seis empresas que han
seguido, en su mayoría, trayectorias secuenciales de entrada al mercado de
biosimilares. Sólo una empresa se orientó a saltar etapas frente a la ventana
de oportunidad de la caída de patentes de biosimilares de segunda
generación. Pese a que esta empresa tiene gran probabilidad de consolidar
su estrategia, este caso no parece replicable dadas las crecientes barreras
regulatorias. Esto lleva a plantear la necesidad de apostar a una política
tecnológica e industrial que aumente la variedad de opciones reforzando la
infraestructura de CyT, apuntalando las estrategias de nicho innovativo y las
plataformas tecnológicas como punto de partida del diseño de una nueva
estrategia frente a la siguiente oleada de productos biotecnológicos.

Conclusiones
A partir de la sistematización de los resultados empíricos resultantes de la
encuesta fue posible responder los interrogantes planteados.

Las barreras regulatorias, más que la escala o la propiedad intelectual,


son las mayores limitantes para la innovación en biotecnológicos.
Superar dichas barreras requiere alcanzar umbrales de conocimiento en
técnicas ADN recombinante, cultivo celular y bioproceso que sólo un
reducido conjunto de firmas locales han alcanzado.
Este reducido conjunto de empresas adopta el segmento estratégico de
imitación creativa desarrollando y manufacturando biosimilares. Los
restantes se posicionan como plataformas de I+D, nichos innovativos o
bien formulando principios activos biotecnológicos.
Frente a los distintos segmentos estratégicos adoptados, las bases de
conocimiento biotecnológicas son diferentes. Mientras que las
imitadoras creativas orientadas al segmento de biosimilares explotan
complementariedades entre técnicas de cultivos celulares y
bioprocesos, las plataformas de I+D explotan las complementariedades
entre las técnicas ADNr y la bioinformática.
La forma de organización predominante es —a excepción del caso de
las plataformas de I+D— la organización en red. Estas redes pueden
incluir socios nacionales o bien ampliarse a socios internacionales. Los
grupos son los que más posibilidad tienen de insertarse en redes con
socios internacionales.
Se evidencian aprendizajes por interacción con sus socios en redes
nacionales (y nacionales-internacionales), con principal foco en
capacidades regulatorias. Es de destacar que los aprendizajes son
mayores cuando las empresas se insertan en redes nacionales. Las
estrategias de nicho innovador son, en este sentido, las que más
desarrollan aprendizajes centradas en redes nacionales. Aprendizaje
más orientada a la I+D que a los aspectos regulatorios, evidenciando
que el alcance de su estrategia es menos exigente en materia de
barreras regulatorias que el resto.
Partiendo de distintos segmentos estratégicos, las firmas pueden
adoptar diferentes trayectorias de ascenso (up-grading) tecnológico.
Por un lado, varias empresas llevan adelante trayectorias secuenciales
construyendo capacidades en bioproceso y en técnicas de ADN que les
permiten alcanzar los umbrales regulatorios y tecnológicos en forma
gradual. Asimismo, existen empresas que buscan una entrada directa
desde la síntesis química sin generar dichas capacidades.

En este marco, diseñar una política industrial que apuntale la entrada


rápida requeriría acelerar el proceso de generación de capacidades de
bioproceso. Esta estrategia puede resultar inviable en la medida que las
barreras regulatorias aumenten en los mercados internacionales. Una
estrategia de tipo secuencial que se basa en largas trayectorias de
acumulación de capacidades reduce el riesgo de dicha estrategia.
Anexo

Fuentes consultadas
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Efectos de la inversión de la firma en i+d
y del financiamiento público
en el desempeño innovador.
Resultados de una encuesta
de actividades innovadoras
biotecnológicas de empresas de México
Federico Stezano, Rubén Oliver Espinoza
27 28

Introducción
Este capítulo se inserta en la temática del desarrollo de distintas
capacidades de las empresas biotecnológicas (BT) y los distintos tipos de
influencias causales de estas capacidades y sobre el desempeño innovativo
de las empresas. De este modo, con base en el referente empírico de la
Primera Encuesta de Actividades de BT en empresas en México, este trabajo
tiene por objetivo indagar la probabilidad de que las inversiones en
investigación científica y desarrollo tecnológico (i+d) y del financiamiento
público tengan efecto sobre la innovación de la empresa.
Esta investigación parte de un marco analítico originado en dos trabajos
previos (Oliver y Stezano, 2019; Stezano y Oliver, 2019) donde
constatamos que sólo las capacidades de innovación tenían efectos directos
y estadísticamente significativos sobre los desempeños innovativos de la
firma y no así las capacidades de gestión y de absorción. Esto va en parte a
contrapelo con algunas explicaciones estándar de la bibliografía económica
especializada, incluyendo ciertas dilucidaciones de la teoría evolutiva y
neoschumpeteriana de la innovación.
Ante estas diferencias, en el esquema analítico de este trabajo hemos
profundizado y sofisticado las explicaciones esbozadas en los dos trabajos
previos ya mencionados, desarrollando un esquema donde: i) situamos la
relevancia que se le da en la literatura de la innovación a la temática de las
capacidades de la firma sobre el desempeño innovativo y ii) discernimos las
especificidades de los tipos de capacidades que podrían explicar el grado de
probabilidad de una firma biotecnológica de introducir una innovación y
determinamos su correlato organizacional.
Delimitando así en las capacidades de innovación y su influencia en el
desempeño innovador de la firma biotecnológica como el objeto de estudio
de este trabajo, el siguiente apartado realiza una revisión del estado del arte
respecto a dos puntos centrales: la influencia del financiamiento de la firma
a las actividades de la i+d sobre sus ganancias y el efecto multiplicador del
financiamiento público a la i+d. Sobre la observación del hecho de que las
empresas que innovan duplican la proporción de ingresos derivados de su
producto más importante con respecto a las empresas que no innovan, que
se desprende de nuestro levantamiento de datos, construimos dos hipótesis:
existe un efecto marginal sobre el hecho de que una empresa innove, i)
asociado al gasto en i+d de la empresa y ii) a que las empresas reciban
subsidios gubernamentales de i+d.
Tras una estilizada caracterización del sector BT en México, el trabajo
utiliza una regresión probit, obteniendo resultados que permiten confirmar
la primera hipótesis y rechazar la segunda. Los alcances de estos resultados
ponen en evidencia la importancia de contar con una mirada de más amplio
plazo sobre el sector BT en México, donde la política sobre el sector ha
estado ausente, los apoyos han sido discontinuos y no han estado bien
focalizados (tal como logra constatarse con el rechazo a la segunda
hipótesis de nuestra investigación). Sin embargo, como también señalamos
al final del trabajo, sería ingenuo reducir esta cuestión a una falla de diseño
de programas públicos. La ausencia real es la de consensos históricos entre
Estado y élites económicas respecto a vías de desarrollo productivo
nacional que se reflejen en estrategias de promoción de industrias infantiles
y los caminos para fomentar el surgimiento de empresas tecnológicas y
organizacionalmente competentes.

Marco analítico
Este capítulo busca profundizar el conocimiento existente sobre los efectos
de las capacidades de innovación en las empresas nacionales de BT. Con tal
fin, este apartado presenta las categorías analíticas constitutivas del
concepto de capacidades de innovación y sus implicaciones sobre la firma
BT y su desempeño.
La importancia de las capacidades
de la firma en el desempeño innovador
Este texto busca dar continuidad a los resultados obtenidos por nuestras
investigaciones previas: Stezano y Oliver, 2019, y Oliver y Stezano, 2019.
En ambos trabajos, el objetivo fue conocer la influencia de distintos tipos de
capacidades sobre el desempeño innovador de la empresa, midiendo este
rendimiento como la introducción de un producto/servicio nuevo o
mejorado en los últimos dos años. En ambas investigaciones hemos partido
de las premisas teóricas básicas sobre la firma biotecnológica y sus
procesos de innovación generadas por las escuelas evolutivas y
neoschumpeterianas de la innovación. Muy particularmente, el énfasis que
realizan sobre las capacidades como factor crítico para el desempeño
innovativo de la firma.
El papel de las capacidades en el desarrollo económico e innovador debe
entenderse partiendo del siguiente supuesto: colectivos como firmas,
organizaciones y países son más que la suma de sus partes. A la vez, ellos
son poseedores de conocimiento, instituciones y recursos. O, en otras
palabras, capacidades que tienen una fuerte influencia en sus esfuerzos y
sus resultados para crear valor económico (Fagerberg y Srholec, 2017).
De este modo, las capacidades de la firma que busca innovar representan
el conocimiento asociado con el know-how. Las capacidades así permiten a
las organizaciones desarrollar actividades con el fin de crear productos
tangibles, proporcionar un servicio o desarrollar nuevos productos o
servicios. Existe un vínculo entre capacidades y rutinas organizacionales.
Las capacidades suponen una actividad organizada; su ejercicio, en muchos
casos, tiende a ser repetitivo. Por su parte, las rutinas son componentes
básicos de las capacidades, tienen naturaleza repetitiva y dependen del
contexto, pero no son sus únicos componentes (Dosi, Faillo y Marengo,
2008; Cohen et al., 1996).
El acceso al conocimiento a nivel individual, organizacional o nacional
no es suficiente por sí solo para desarrollar una exitosa transferencia de
actividades cognitivamente complejas. También se requiere un contexto
más amplio para adquirir la capacidad necesaria para comprender estas
actividades y explotarlas. Sin embargo, desarrollar dichas capacidades
puede ser exigente, costoso y lento (Fagerberg y Srholec, 2017: 4).
Múltiples estudios previos han coincidido en señalar la ausencia de una
política nacional de BT en México y la escasa capacidad innovativa de las
empresas BT nacionales, especialmente cuando se mide a partir de patentes
(Barragán et al., 2019). Dada esa constatación y buscando no arribar a
resultados de investigación ya suficientemente discutidos, nuestros
esfuerzos se han dirigido a realizar dos grandes distinciones analíticas: i)
entre tipos de capacidades y ii) entre orientaciones organizacionales, para
conocer el tipo de relación que existe entre la orientación organizacional de
la firma innovadora en México, sus capacidades y su facultad de innovar.
También esperando de este modo, señalar algunos puntos críticos de debate
que puedan ser referencia en una agenda de políticas públicas para el sector.

Tipos de capacidades
y rasgos organizacionales predominantes
de la firma innovadora
En el contexto antedicho, se diferencian en este trabajo y en los previos ya
citados, tres tipos de capacidades decisivas como variables independientes
que podrían explicar el grado de probabilidad de una firma biotecnológica
de introducir una innovación.

1. Capacidades de gestión: asumiendo que la ventaja competitiva de una


empresa se ve afectada por sus capacidades de gestión organizacional
y depende de su posición específica de activos y rutas disponibles.
Entre estos activos, los asociados con el mercado y su estructura
determinan la posición de la empresa en su entorno y reflejan las
capacidades de gestión de la organización corporativa (Teece, Pisano y
Shuen, 1997).
2. Capacidades de absorción: definidas como la habilidad de una empresa
de reconocer el valor de la nueva información externa y, a la vez,
asimilarla y aplicarla con fines comerciales (Cohen y Levinthal, 1990).
Esta capacidad se desarrolla en relación con la trayectoria histórica de
la empresa y refiere a la destreza de la firma para absorber información
y conocimiento producido por otra organización y que es clave para su
desempeño innovador. Este proceso configura al fenómeno
tradicionalmente definido como transferencia tecnológica y/o de
conocimientos (Stezano, 2011).
3. Capacidades de innovación: este concepto parte de que la innovación
es un proceso que combina ideas, capacidades, habilidades y recursos
existentes y que cuanto más de estos factores tiene una firma, mayores
probabilidades de combinarlos de nuevas maneras y, por ende, de
producir inventos complejos (Fagerberg, 2003).

Adicionalmente, la evolución de esta investigación nos ha llevado a


indagar por los correlatos organizacionales de estas capacidades de la firma.
Esta aproximación la brinda la teoría económica evolutiva desde las bases
teóricas de Nelson y Winter (1982), así como la reflexión de Nelson (1991)
sobre los rasgos principales que definen a la empresa: estrategia, estructura
y capacidades centrales:

1. La estrategia se entiende como los compromisos que la empresa


establece para racionalizar sus objetivos, su orientación para
alcanzarlos. Esta es una parte clave de la cultura de gestión de la
empresa.
2. La estructura es una definición más detallada de la empresa: su
organización, su gobierno, sus procesos de consulta y toma de
decisiones, lo que hace la empresa en el marco de una estrategia más
general.
3. Pero si una empresa necesita reorientar sus esquemas de innovación a
través de un cambio importante en la estrategia, también requiere un
cambio esencial en la estructura: la realización de estos cambios puede
llevar mucho tiempo. La razón para cambiar la estructura es aumentar
las cosas que una empresa hace bien: esto lleva a la discusión al
concepto de capacidades centrales o dinámicas.

La estrategia y la estructura configuran las capacidades organizativas,


pero lo que una organización puede hacer bien pasa por sus propios
caminos autónomos (Nelson, 1991; Teece, 2008). Este es el concepto de
capacidades organizacionales clave de Nelson y Winter (1982): gran parte
de la vida organizacional se desarrolla de forma semiautomática, ya que las
rutinas son parte de la forma en que se hacen las cosas en la empresa (Salter
y McKelvey, 2016).
La teoría evolutiva de la empresa plantea el papel decisivo de las
capacidades dinámicas. Éstas son competencias superiores que determinan
la habilidad de la empresa para coordinar recursos y competencias internas
y externas, de forma tal que permitan abordar y formar entornos
empresariales altamente cambiantes (Teece, 2012: 1395). Las capacidades
dinámicas integran así la habilidad de detectar oportunidades y amenazas,
aprovechar oportunidades y mantener la competitividad desde la mejora de
activos tangibles e intangibles de la empresa (Leonard-Barton, 1995;
Fallon-Byrne y Harney, 2017).
En este marco, las habilidades de investigación científica, desarrollo
tecnológico e innovación (o lo que previamente denominamos capacidades
de innovación) definen las capacidades dinámicas de una empresa. Además,
éstas incluyen el control o acceso a los activos y actividades
complementarias necesarias para que la empresa se beneficie de la
innovación (Nelson, 1991: 68).
Así planteado, nuestro esquema de análisis parte de la diferenciación
analítica que se presenta en la siguiente tabla.

Capacidades de innovación,
financiamiento a las actividades de i+d
y papel de la política pública
Delimitación del objeto de estudio
Szeto (2000) define la capacidad de innovación como una mejora continua
de las capacidades y recursos que posee una empresa para explorar y
explotar oportunidades para desarrollar nuevos productos con el fin de
satisfacer las necesidades del mercado. Amit y Schoemaker (1993)
distinguen recursos de capacidades al afirmar que los primeros son
existencias de factores disponibles que son propiedad o están controlados
por una organización. Las capacidades, por otro lado, se refieren a la
habilidad de desplegar los recursos de una organización, por lo que éstas
tienen un impacto en la capacidad de innovación. Esta última a menudo se
ha equiparado con las actividades formales de i+d de las empresas y la
producción de innovación con nuevos productos (Kirner et al., 2009). Este
modelo enfatiza el conocimiento tecnológico y científico en las empresas y
considera los esfuerzos formales de i+d como indicador de la progresividad
tecnológica de las empresas (Forsman, 2011).
El planteo teórico y analítico sobre las innovaciones de la firma sostiene
cada una de las tres capacidades discutidas previamente, así como sus
correlatos organizacionales, que influyen en los desempeños de innovación.
Sin embargo, en este capítulo y apoyado en nuestros resultados previos de
investigación (Oliver y Stezano, 2019 y Stezano y Oliver, 2019) hemos
optado por profundizar el análisis de dos aspectos concretos y específicos
en torno al análisis de las capacidades de innovación en su relación con el
financiamiento de actividades de i+d en BT:

1. Los efectos de la i+d sobre la innovación en la empresa.


2. Los efectos de los apoyos públicos sobre la innovación de la empresa.

Nuestros hallazgos previos son evidencia empírica que sustenta la


relación causal positiva entre las capacidades de innovación de la firma y su
propensión a introducir innovaciones.29 Como un siguiente paso explicativo,
hemos decidido avanzar en la comprensión de la dinámica de estas
capacidades de innovación. Considerando estos resultados precedentes, en
este trabajo sólo analizaremos a las capacidades de innovación sobre los
ingresos de la firma y sobre su capacidad de financiamiento con recursos
propios y públicos.
En primer lugar, nuestros antecedentes recientes muestran con claridad
que es limitado el efecto de las capacidades de gestión de la firma sobre su
desempeño innovador. En los sectores de alta tecnología y sus entornos, la
influencia de los enfoques de mercado y las estrategias organizacionales en
el desempeño de innovación de la empresa aún no está clara. Incluso los
resultados a los que hemos arribado vuelven plausible la proposición que
plantean De Luca et al. (2010): la capacidad de gestión está asociada
negativamente con la capacidad de una empresa de coevolucionar con la
dinámica sectorial de la tecnología.30 Así, cuanto mayor es la relevancia de
las capacidades de gestión, menor es la capacidad de absorber conocimiento
e innovar.
En segundo lugar, nuestros hallazgos han sido claros en mostrar que, en
sectores de tecnologías emergentes como la BT, la larga duración y la
complejidad de la exploración científica hacen que su capacidad de innovar
sea difícil de representar mediante indicadores como la velocidad a la que
lanzan nuevos productos o el desempeño del proceso de innovación. Estos
indicadores apuntan tanto a la importancia de la innovación como a la
competencia de la empresa para innovar, pero prestan poca atención a sus
actividades específicas de i+d. Estas condiciones son especialmente
significativas en la industria de la BT (De Luca, Verona y Vicari, 2010: 302).
Un grupo adicional de factores explican por qué las capacidades de
gestión tienen poca relevancia en un modelo explicativo de las actividades
de innovación BT: el grupo de empresas mexicanas que realizan i+d tienen
habilidades gerenciales limitadas porque carecen de las destrezas o el
capital requeridos para integrarse en redes y organizaciones de i+d, así
como dinámicas cognitivas y heurísticas complejas. Dadas estas fuertes
barreras de entrada, las empresas tienen serias dificultades para desarrollar
sus propios productos innovadores basados en i+d formal y
estratégicamente planificada (Oliver y Stezano, 2019).
En tercer y último lugar, es fundamental concebir la centralidad de las
capacidades de innovación en el desempeño empresarial de la firma BT. La
capacidad de una empresa para innovar es el factor más influyente en su
desempeño innovador (Rajapathirana y Hui, 2018) y en la orientación de
sus actividades de i+d. El conocimiento es la dimensión constitutiva de la
capacidad de innovación. El vínculo entre innovación y conocimiento cobra
centralidad en las visiones neoschumpeterianas, las teorías evolutivas de la
economía y teorizaciones como las de sistemas de innovación (nacional,
regional y sectorial) y redes de innovación. En todos los casos, el
argumento central sostiene que la creación de nuevo conocimiento es un
proceso que: i) resulta de la interacción del conocimiento tácito y
codificado (Nonaka y Takeuchi, 1995); ii) se facilita a través de
interacciones personales, y iii) se enmarca en un contexto institucional
común que fomenta la transferencia de conocimiento tácito (Tödtling,
Lehner y Kaufmann, 2009).

Antecedentes en la temática de financiamiento


de las actividades de i+d y papel de la política pública
A continuación se presentan algunos antecedentes sobre la temática de
investigación del trabajo, destacando los resultados obtenidos y los
supuestos analíticos de los que partieron. Se trata de una revisión
exhaustiva de bibliografía reciente sobre el tema, pero que no debe
considerarse como una muestra representativa del conjunto de estudios del
tema.

Efectos de las capacidades de innovación: sobre la productividad de la i+d


Una de las grandes promesas de la industria BT (aún incumplida) ha sido la
de su capacidad para disminuir los costos de la i+d y aumentar su
productividad. Sin embargo, en el caso de la industria farmacéutica, por
ejemplo, datos recientes muestran una productividad de la i+d que en el
mediano y largo plazo no se ha modificado sustancialmente, aun cuando la
valorización financiera ha tenido una enorme expansión en este periodo
(Lavarello, 2018; Birch, 2017).31
La BT ha permitido la reestructuración de la organización industrial de
identificación y validación de objetivos, descubrimiento de fármacos y las
primeras etapas de desarrollo. Sin embargo, la productividad de la i+d
medida por las aprobaciones de medicamentos ha seguido disminuyendo.
Esto se debe en buena parte a la gran caída de la productividad en las etapas
medias del desarrollo de medicamentos (Hopkins et al., 2007; DiMasi,
2014; Akiyama y Sengoku, 2019).32
En términos de antecedentes de investigación sobre los efectos de la i+d
en el desempeño económico de las empresas (la creación de ganancia), la
mayoría de los estudios muestran beneficios positivos de la inversión en i+d
de la empresa sobre las ganancias que genera y su desempeño económico.
Johansson y Lööf (2008), analizando datos de compañías manufactureras
en Suecia, encuentran rendimientos superiores en las empresas que cuentan
con estrategias de i+d persistentes respecto a las empresas con programas
de inversión en i+d irregulares. Akiyama y Sengoku (2019), por su parte,
señalan que para las compañías japonesas la eficiencia de la inversión de la
i+d no ha sido un asunto problemático, en cuanto conciben que ésta es un
motor del crecimiento empresarial (Morbey y Reithner, 1990).
Chen et al. (2016) destacan los trabajos de Branch (1974), Grabowski y
Mueller (1978), Ravenscraft y Scherer (1982), Parasuraman y Zeren (1983),
Sougiannis (1994),33 Lev y Sougiannis (1996), De Jong y Freel (2010) y Le,
Park y Kroll (2014) como estudios empíricos que ilustran el impacto de las
inversiones en i+d en la rentabilidad empresarial, coincidiendo en la
existencia de una asociación directa entre los gastos en i+d y el rendimiento
de la empresa. De forma similar, los trabajos de Lee (2019), así como de
Stam y Wennberg (2009) subrayan que la inversión en i+d es clave en las
actividades productivas de las industrias de alta tecnología porque el gasto
en i+d no sólo puede crear nuevos productos, sino también desarrollar
procesos productivos más eficientes.
También como destacan Salimi y Rezaei (2018), los hallazgos de los
estudios de González y Gascón (2004), Tsai y Wang (2004) y Jefferson et
al. (2006) coinciden en mostrar cómo los gastos en i+d contribuyen a la
innovación y rentabilidad de nuevos productos de la firma, mejora su
productividad y, en consecuencia, aumenta el retorno de la inversión.
Para el sector biofarmacéutico en específico, Danzon, Nicholson y Sousa
(2005) y Kothari, Laguerre y Leone (2002) han enfatizado el impacto
positivo de la inversión en i+d de las empresas en la producción, además de
tener el potencial de generar notables ganancias. Lee (2019) muestra que
los mercados financieros evalúan positivamente los aumentos en la
intensidad de los gastos en i+d de las empresas BT, lo cual incide, en última
instancia, en el valor corporativo de la firma. McCutchen y Swamidass
(1996) en cambio sostienen que el valor de mercado en la industria de las
firmas BT depende más de los flujos de ingresos que del monto de sus
inversiones en i+d.
Como excepciones sobre los resultados positivos de la i+d sobre las
ganancias y el desempeño económico de la empresa se destacan dos
trabajos. Para el sector BT estadounidense, Hall y Bagchi-Sen (2001)
encontraron relación directa entre el gasto en i+d con la innovación de
productos y procesos. Foster y Kaplan (2001), en cambio, no encuentran en
datos de más de 100 empresas estadounidenses de 15 sectores industriales,
elementos concluyentes respecto al impacto de la i+d sobre el crecimiento
corporativo. Hasta nuestro conocimiento, no existen estudios en México
sobre el rol de la i+d en las ganancias de las empresas BT ni de otro sector
en particular.
Los elementos anteriores permiten formular la primera hipótesis del
trabajo: existe un efecto marginal sobre el hecho de que una empresa
innove, asociado al gasto en i+d de la empresa.

Sobre la orientación del desarrollo productivo: efectos de las políticas


industriales y de i+d
Las firmas de BT comparten una trayectoria común: la búsqueda de una base
de conocimiento más amplia (esfuerzos para aumentar sus capacidades de
investigación y absorción) y un vínculo más intenso y significativo con la
comunidad científica financiada con fondos públicos basada en una
estrategia centrada en su consolidación como actores relevantes en el
ámbito científico antes que como meros observadores pasivos y usuarios
(Malerba, 2004; McKelvey et al., 2004). A su vez, el sector de la BT tiene
actores, redes e instituciones específicas que coordinan el sector. La
naturaleza heterogénea de las empresas de biotecnología caracteriza a sus
actores de acuerdo con sus habilidades, bases de conocimiento, experiencia
y procesos de aprendizaje, así como sus interacciones y caminos
innovadores (Joly y De Looze, 1996; McKelvey y Orsenigo, 2006; Chiesa y
Chiaroni, 2010).
El vínculo entre innovación, conocimiento, gestión y aprendizaje es un
factor determinante de la innovación actual. En este contexto, el sector de la
BT puede considerarse como un sistema sectorial con varias características
representativas de los procesos de innovación actuales: orientaciones
estratégicas de las empresas, capacidades innovadoras, esquemas de
competencia, convergencia y divergencia de paradigmas tecnológicos,
mecanismos de generación de conocimiento, enlaces interactivos entre los
actores para realizar i+d y procesos de articulación organizacional donde
predominan procesos de acumulación complementaria de conocimiento que
de destrucción creativa schumpeteriana (Mazzucato y Dosi, 2006).
En función de este carácter interinstitucional y la relevancia decisiva de
las redes de conocimientos y aprendizajes conjuntos de actores y
organizaciones diversas, la política pública cobra creciente relevancia. En
tal sentido, los debates sobre desarrollo productivo se cuestionan sobre la
importancia de invertir en sectores de alta tecnología con potencial
económico como estrategia para favorecer y estimular la inversión en i+d
de las empresas.
El rol del Estado como agente diseñador de programas y políticas
públicas de incentivo a la i+d en BT ha sido intensamente debatido en los
últimos años. El financiamiento de los mercados de capitales financieros no
es muy accesible en configuraciones institucionales no liberales,
especialmente en regímenes coordinados por el mercado como Alemania,
Japón o Francia, por ejemplo (Hall y Soskice, 2001), o en regímenes
jerárquicos como el de América Latina y el Caribe (Schneider, 2009). En
donde predominan estrategias de financiamiento productivo bancarizadas y
los esquemas de capital de riesgo típicamente estadounidenses han sido de
compleja implementación.34
La i+d BT tiene una alta incertidumbre que inhibe a las empresas a
realizar fuertes inversiones en i+d. Por lo tanto, los subsidios
gubernamentales a la i+d en la industria BT se convierten en un
complemento institucional para atacar la falla del mercado causada por la
apropiación imperfecta.
El efecto de los subsidios gubernamentales de i+d se puede evaluar en
términos de adicionalidad. Así, la bibliografía ha analizado cómo se
generan cambios de comportamiento estratégico en las firmas cuando hay
una intervención de financiamiento y comparan tales conductas con
situaciones donde no hay participación gubernamental. Los impactos de la
intervención pública pueden analizarse en distintas perspectivas: i) puede
buscar conocerse si el apoyo gubernamental aumenta la inversión privada o
si bien genera un desplazamiento y reemplazar dicha inversión; ii) también
el apoyo público puede analizarse en términos de los efectos sobre
desempeño de la innovación tecnológica o iii) sobre el desempeño
financiero de la empresa, y finalmente iv) es posible indagar si el apoyo
genera cambios organizacionales de la firma a nivel interno (como la
renovación funcional, la expansión de la inversión interna) o externo
(evaluando nuevas acciones estratégicas de la empresa en cooperación o en
competencia por recursos o capacidades, como alianzas estratégicas y
financiamiento externo) (Shin et al., 2019).
La bibliografía sobre el tema ha comprobado que, en términos generales,
los subsidios gubernamentales a la i+d suelen complementar (y no sustituir)
los esfuerzos de i+d de las empresas (i. g., Almus y Czarnitzki, 2003;
Czarnitzki y Licht, 2006; Einio, 2009; Lee, 2011; Czarnitzki y Hussinger,
2018; Hong, Feng, Wu y Wang, 2016, y muy especialmente, Shin, Choy,
Lee y Park, 2019). Incluso para el caso de Japón, el señero estudio de
Branstetter y Sakakibara (1998) encontró que el subsidio a actividades de
i+d lleva a que las empresas aumenten el gasto en estas actividades.
Algunos autores también han hallado que traspasado cierto umbral de
apoyo público, el subsidio gubernamental se vuelve un factor que bloquea
la inversión de las empresas en i+d y así la inversión pública comienza a
sustituir a la inversión privada en estas actividades (Guellec y Van
Pottelsberghe de la Potterie, 2003; Görg y Strobl, 2007).
Los elementos anteriores permiten formular la segunda hipótesis: existe
un efecto marginal sobre el hecho de que una empresa innove, asociado al
hecho de que las empresas reciban subsidios gubernamentales de i+d.
Panorama del sector biotecnológico mexicano: rasgos estilizados
En México, el sector de la BT está dominado por las empresas
transnacionales (ETN) y las empresas nacionales de biotecnología
especializadas se enfrentan a obstáculos importantes para acceder al
mercado. El panorama de la producción en el sector muestra que la mayoría
de las empresas relacionadas con la biotecnología utilizan procesos de
fermentación tradicionales. Por lo tanto, las empresas nacionales de
biotecnología son pocas y se basan principalmente en tecnología de ADN
recombinante. La brecha entre las empresas transnacionales —que utilizan
sistemáticamente técnicas y procesos de biotecnología— y las empresas
nacionales —caracterizadas por incipientes y excepcionales desarrollos
biotecnológicos, la falta de departamentos de i+d y prácticas informales de
consultoría sobre sus actividades de innovación— es muy evidente (Amaro
y Morales, 2010).
Las cuatro instituciones educativas y de investigación nacionales, cuyo
estudio tiene el mayor impacto en la ciencia y tecnología de la
biotecnología, son la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Centro de Investigación
y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav) y el Instituto Politécnico
Nacional (IPN). Dado su número de científicos, la antigüedad de los grupos
académicos, la infraestructura y la disponibilidad de equipos de análisis
representan la infraestructura biotecnológica fundamental en México. No
obstante, la producción científica medida por trabajos publicados, el
número de patentes del sector registradas (Morales, Amaro y Stezano,
2019) y los indicadores de gasto nacional en i+d para el sector reflejan una
debilidad general de México como competidor en el sector a nivel
latinoamericano y mundial (Stezano, 2019).
El número de empresas biotecnológicas mexicanas fue revelado
inicialmente por un estudio que identificó a 375 de ellas, las cuales utilizan
productos y procesos asociados con la biotecnología en 2010. Se descubrió
que la biotecnología es el negocio principal del 20 por ciento (67) de estas
empresas. Se estima que sólo la mitad de éstos (30-35) basaron su
desarrollo en sus propias tecnologías e innovaciones (Trejo, 2010: 366). La
estimación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) basada
en su encuesta Esidet 2010 sobre tecnología, indicó la presencia de 406
empresas que utilizan técnicas modernas de biotecnología en los años 2010
y 2011. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE, 2018) estimó la existencia de 154 empresas biotecnológicas activas.
Finalmente, la encuesta realizada en 2015 en la que se basa el presente
estudio detectó la presencia de 53 empresas que desarrollan productos
biotecnológicos en México, aunque ese número podría estar subestimando
el número real porque el método de encuesta no era exhaustivo (Morales y
Amaro, 2017). Sin embargo, esta estimación es muy cercana a las 30-35
empresas de biotecnología, cuyo negocio principal era su tecnología e
innovación internas detectadas en 2010.

Análisis de datos
Método
Como señalamos al inicio del marco analítico, en dos trabajos previos
(Stezano y Oliver, 2019; Oliver y Stezano, 2019) establecimos que para el
caso de empresas biotecnológicas en México, las capacidades de
innovación repercuten sobre los resultados de innovación logrados por la
empresa. Mientras que el efecto de las capacidades de gestión es limitado y
las capacidades de absorción de las empresas no repercuten sobre su
desempeño innovador.
De igual forma, reconocemos que las capacidades de innovación no se
relacionan con la existencia de un departamento formal de i+d, ni con la
actividad de patentamiento. Los resultados arrojaron que una forma más
fiable de observar dichas capacidades radica en identificar las actividades
de innovación que ejecutan las empresas enmarcadas en el TRL.35
Identificamos que las empresas que crean, producen y comercializan sus
innovaciones: i) dedican esfuerzos al desarrollo tecnológico (TRL 4); ii)
integran el sistema final completo evaluado a través de pruebas y
demostraciones (TRL 8) y iii) tienen capacidad de colocar en el mercado el
primer lote de productos terminados (TRL 9).36
Al margen de esos hallazgos, en este trabajo nos interesa identificar el
efecto de la i+d y del financiamiento sobre la innovación bajo la hipótesis
de que, si las empresas realizan actividades de innovación, e innovan,
requieren recursos (monetarios) cuya fuente deriva de sus ingresos por
ventas como proporción de la i+d y que la porción tanto del financiamiento
propio como del público repercuten sobre la innovación. Nuestro énfasis
hace referencia principalmente a los recursos públicos como medios para la
innovación.
Los datos en que se basa este trabajo emergen de la Primera Encuesta de
Actividades de Biotecnología en empresas en México. Los detalles del
relevamiento se encuentran descritos en el primer capítulo de este libro.
Respecto al modelo de análisis se utiliza un modelo o regresión probit.
Este instrumento se usa para modelar variables de resultado dicotómicas o
binarias (en nuestro caso, si una empresa innova o no). En el modelo probit,
la distribución normal estándar inversa de la probabilidad se modela como
una combinación lineal de los predictores (Spector y Mazzeo, 1980; Bliss,
1934 y 1935).
De modo que nuestro modelo probabilístico probit se especifica en los
términos siguientes:

Se espera que la probabilidad de que (en nuestro caso) una empresa


innove (Y = 1), dadas las variables X (produzca sus innovaciones, gaste en
i+d una porción de sus ventas y el porcentaje de financiamiento propio y
público), donde (.) es la función normal acumulada cuya expresión
es el índice z del modelo. En nuestro caso:

Donde I* es un valor probabilístico que se espera sea menor o igual a Ii,


que a su vez adopta el valor 1 si la empresa innova y 0 si no innova.
A partir de esa definición, si los estimadores son estadísticamente
significativos, se espera obtener el efecto marginal sobre la innovación
cuando las empresas producen lo que innovan, en función del porcentaje de
ventas dedicado a i+d y del porcentaje que representan tanto el
financiamiento propio como público, con respecto al total.
Cabe aclarar que, como hemos observado en Stezano y Oliver (2019), la
empresa que innova también produce su innovación: la empresa innova o
no; produce o no su innovación. En nuestro modelo probit, la diferencia
entre empresas en términos de producir o no, lo que innovan se interpreta
en términos de una derivada: las variaciones innovar o no innovar, en
función que la empresa produzca o no.
Por su cuenta, los indicadores i+d y financiamiento se interpretan como
elasticidades: el cambio porcentual en que varía la actividad de innovación
por cada punto porcentual en que varían el gasto en i+d y el financiamiento.
La tabla 2 muestra el porcentaje de empresas que innovan, producen y
comercializan sus innovaciones. Tres de cada cuatro empresas innovan,
conforme nuestros resultados. La misma proporción se repite para empresas
que producen y comercializan su principal producto biotecnológico.

Estos porcentajes se traducen en la tabla de contingencia, con el valor


respectivo de la prueba chi cuadrada y su respectiva probabilidad (véase
tabla 3). De acuerdo con los datos, hay una relación entre las variables. Es,
incluso, más sólida entre empresas que producen y comercializan, aunque
no innoven.

Hasta ahora, esta información no dice nada más que si hay alguna
relación entre innovar y producir la innovación. El razonamiento
consecuente descansa en el hecho de que si las empresas realizan
actividades de innovación, entonces éstas requieren recursos monetarios. En
esa perspectiva, nos interesa indagar qué relación guardan los recursos
comprometidos a las actividades de innovación, medidos como porcentaje
de las ventas, así como la proporción de financiamiento propio y el público
(a través de programas de gobierno) con que las empresas realizan sus
actividades.
La tabla 4 resume cuatro condiciones de empresas, considerando que
innoven o no, y que produzcan o no su propia innovación. En nuestro caso,
el renglón que agrupa a las empresas cuando producen biotecnológicos (el
cuarto renglón) nos sirve como parámetro para identificar la relevancia de
innovar o no en términos de los ingresos de las empresas.

Los datos de la tabla 4 indican que existe una diferencia marcada entre
empresas en términos de ingresos si innovan o no: cuando no innovan, el
producto biotecnológico principal genera 15 por ciento de los ingresos
totales de la empresa. Cuando innovan, la proporción del ingreso se duplica.
Observamos, asimismo, que para todas las empresas la fuente principal de
financiamiento proviene de la propia compañía, aunque las que innovan
pero no producen la innovación suelen recurrir al financiamiento público 4
puntos porcentuales más que las empresas que producen sus innovaciones.
Desde esa perspectiva, dado que se observa la existencia de una relación
entre el hecho de que una empresa innove y la produzca, y dado que la
innovación implica comprometer recursos financieros, nos preguntamos
qué efecto generan producir y financiar actividades de la empresa sobre la
innovación.

Resultados
Se presentan en la tabla 5 siete modelos probit. En todos los casos, la
estimación probabilística chi cuadrada es significativa. Además, la
producción de las innovaciones es estadísticamente relevante para la
innovación. En ningún caso la proporción del financiamiento propio o
público es estadísticamente significativo. El mejor modelo que repercute
sobre la innovación es el siete, que asocia la producción a la innovación y el
porcentaje de ventas dedicado a i+d.
De acuerdo con los resultados del modelo siete, calculado el efecto
marginal, usando para ello las medias muestrales, se obtiene que por cada
punto porcentual que se incrementan las ventas, el porcentaje de las mismas
destinado a i+d aumenta a 0.39 por ciento. Y una empresa cualquiera que
produce biotecnológicos tiene un 49.56 por ciento de probabilidad de que
sea innovadora.

De acuerdo con los resultados del modelo, por cada punto porcentual que
se incrementan la i+d como porción de las ventas destinadas a la
innovación, la probabilidad de innovar aumenta a 0.4 por ciento; pero el
dato debe tomarse con la debida reserva dado el valor probabilístico de la
prueba. Y una empresa cualquiera que produce biotecnológicos tiene un
49.56 por ciento de probabilidad de que sea innovadora.

Discusión y conclusiones
Este trabajo ha planteado desde un esquema de análisis centrado en los
conceptos de capacidades y conocimiento, el estudio de las conductas y
respuestas de firmas mexicanas de BT ante estímulos e incentivos de su
entorno: i) la importancia de la i+d de la firma BT sobre sus ingresos, ii) el
efecto marginal del gasto en i+d sobre la innovación de las empresas y iii)
el efecto marginal del financiamiento sobre la actividad innovadora de las
empresas.
Los resultados de los datos presentados en el apartado anterior permiten,
en primer lugar, corroborar un apunte ya señalado en nuestras
caracterizaciones previas del sector BT mexicano: dentro del escaso
segmento de empresas nacionales que pertenecen al sector BT, cuyo negocio
principal es la tecnología e innovación, la gran mayoría innovan (75 por
ciento) y producen o bien comercializan su principal producto BT (también
75 por ciento).
De igual modo, los resultados a los que arribamos confirman que los
ingresos por ventas del producto más importante de las empresas que
innovan duplican al de las que no innovan. Como se constata en la tabla 4,
aquellas empresas que hacen algún tipo de esfuerzo en términos de
escalamiento tecnológico observan que una tercera parte de sus ingresos
provienen de los productos innovados.
O, dicho de otro modo, en el caso de las empresas que no innovan, el
ingreso que obtienen atribuible a su principal producto biotecnológico
(sobre el cual no realizaron inversiones relacionadas con actividades de i+d)
es porcentualmente menos de la mitad del de las empresas que sí realizaron
innovaciones.
A partir de ese hecho, desde el modelo probit colegimos que dedicar
esfuerzos a producir lo que se innova tiene un efecto marginal significativo
sobre la innovación. Verificamos, asimismo, que hay un efecto marginal en
la innovación, asociado al porcentaje de ventas dedicado a i+d. Pero
también identificamos que la porción de financiamiento
(autofinanciamiento y público) no repercute sobre la actividad de
innovación. Empíricamente puede relacionarse con dos hechos: i) que el
financiamiento propio no se dedica exclusivamente a actividades de
innovación y ii) que el financiamiento público no tiene peso decisivo en la
innovación.
Lo anterior complementa los hallazgos de nuestros trabajos previamente
citados respecto a la relevancia de las capacidades de innovación sobre los
resultados innovativos que alcanzan las firmas biotecnológicas en México.
Este trabajo busca profundizar el conocimiento al interior de ese vínculo y,
en dicho sentido, consideramos relevante constatar el peso que sobre la
innovación tiene el financiamiento propio y público a las actividades de
i+d. Este vínculo era el que se trataba de relevar con la segunda hipótesis,
donde se planteaba que una empresa que recibiera más subsidios
gubernamentales mostraría un efecto marginal hacia la innovación, que una
empresa que no recibiera tales inversiones.
Intuitivamente la información de la tabla 4 nos lo sugería. Sin embargo,
las regresiones probit de la tabla 5 no lo corroboraron: no hay manera
probabilística de distinguir si una empresa que innova financia sus
actividades (incluidas las de i+d) con una porción mayor de recursos
públicos. Lo que equivale a decir que los objetivos de financiamiento de la
política no parecen orientarse a la promoción de la i+d. Este resultado da
cuenta de que los programas públicos de apoyo a las actividades de i+d de
las firmas no tienen bien determinadas sus poblaciones objetivo de apoyo.
Esto ratifica la necesidad de revisar los escasos programas de apoyo a las
actividades de i+d biotecnológicas existentes en México: si se decide
financiar la inversión para firmas del sector a fin de alcanzar la escala
productiva requeridas a desarrollar innovaciones, es preciso al menos
constatar que estas firmas fehacientemente lleven a cabo innovaciones.
Estos errores en el diseño de programas de apoyo a la innovación han
sido discutidos ampliamente para el caso de América Latina (Tommasi y
Scartascini, 2012). Del mismo modo, también se ha debatido de forma
previa y abundante en análisis específicos sobre el sector biotecnológico en
América Latina (Lavarello, Gutman y Sztulwark, 2018; Bianchi y Torres,
2018) y en México (Morales y Amaro, 2017; Stezano, 2019) que estos
errores son mucho más que un problema de diseño de herramientas de
política pública. Se trata de cuestiones que, ante todo, reflejan una debilidad
estructural: la falta de una política tecnológica e industrial selectiva
(específica al sector) que busquen la generación de capacidades y
aprendizajes tecnológicos de las firmas locales.
Los nuevos escenarios de presión competitiva internacional requieren
respuestas desde la periferia comenzando con las políticas de desarrollo
productivo, industriales y tecnológicas. Los procesos de cambio estructural
(el cambio de estructuras económico-productivas, progresivamente desde
sectores de baja productividad hacia sectores de alta productividad) no se
producen espontáneamente. Se trata de procesos que dependen del tipo de
estructura de la economía en cuanto ciertas actividades presentan más
rendimientos y oportunidades de aprendizaje que otras. De este modo, la
acumulación de capacidades técnicas e institucionales coevoluciona como
parte de los procesos de aprendizaje productivos, el viraje hacia este tipo de
actividades se ve ayudado por apoyos de políticas deliberadas con efectos
sobre las capacidades tecnológicas, sobre los incentivos y contextos de
selección en que operan las firmas. La política industrial es componente del
cambio estructural (Abeles, Cimoli y Lavarello, 2017: 15).
El rol que se le asigna al Estado cobra un papel central como promotor de
procesos de cambio estructural y las estrategias para desarrollar políticas
que favorezcan a la construcción, actualización y mejora de capacidades.
Sin embargo, en entornos y tradiciones históricas como las de América
Latina, políticas de educación, capacitación y de apoyo técnico empresarial
de orientación más horizontal pueden no ser suficientes. La trayectoria
histórica de procesos de industrialización con fuerte intervención del
Estado, incluidos los proyectos truncos como los de América Latina,
muestran que el apoyo a industrias nacientes no ha sido suficiente, en
muchos casos, para atraer a los empresarios a ciertos sectores estratégicos.
En esas circunstancias, el Estado terminó actuando como emprendedor
(Cimoli, Dosi y Yu, 2020; Mazzucato, 2013).

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Innovación y financiamiento en la biotecnología en
México
Héctor Díaz Rodríguez 37

Alberto Morales Sánchez 38

Introducción: ¿qué implica innovar en biotecnología?


La innovación es uno de los motores más dinámicos del desempeño de las
empresas. Ello adquiere especial relevancia para el caso de sectores de
reciente emergencia y basados en conocimiento, como es el caso de la
biotecnología. La forma en la que se obtiene financiamiento para el
desarrollo de proyectos innovadores puede determinar en parte la
trayectoria de la empresa. El presente estudio tiene el objetivo de analizar el
impacto que las fuentes de financiamiento tienen sobre la creación de
innovaciones en las empresas productoras de biotecnología en México. Para
ello se utiliza una encuesta levantada ex professo para tales fines y se
analiza mediante las técnicas econométricas de regresión logística binaria y
mínimos cuadrados. Los resultados muestran que el papel del
financiamiento público es fundamental para que las firmas del sector
generen innovaciones. Ello ocurre de esa forma porque para un sector en
ciernes como el aquí analizado, el riesgo de las inversiones es alto y la
probabilidad de éxito es aún baja, por lo que es el gobierno quien aporta un
importante porcentaje de los recursos para el desarrollo de proyectos
biotecnológicos. Dadas las características del sector, contar con personal
con estudios de posgrado es otro factor clave para el desarrollo de
actividades innovadoras.
Como se ha planteado anteriormente (véase Morales y Díaz, 2019a), es
posible establecer, bajo el programa de investigación de la economía de la
innovación o economía evolutiva (véase Dosi, 1988; Nelson y Winter,
1982; Freeman, 1995; Lundvall, 1992; Fagerberg, 1994; entre otros), que la
innovación tecnológica puede ser definida como un proceso resultado de
relaciones complejas derivadas de la interacción de diversos agentes y el
medio de selección que conlleva un cambio estructural en el conjunto de la
economía. Por un lado, los agentes pueden ser dependencias
gubernamentales, instituciones de educación superior, centros de
investigación y, para fines de la generación de innovaciones tecnológicas,
principalmente empresas, entre otros; estos agentes se diferencian por sus
capacidades internas y las estrategias que implementan para el logro de sus
fines. Por otro lado, el medio de selección lo constituyen los mercados
definidos por la propia dinámica de competencia y las acciones de política
pública establecidas por el estado que generan reglas e incentivos, los
cuales guían la acción de los agentes individuales.
Si bien en términos generales, la innovación tecnológica ocurre
principalmente en términos de productos y procesos nuevos o mejorados,
ésta se materializa en aspectos muy específicos dependiendo el sector
económico del que se trate. En el caso de la biotecnología, al ser un “sector
económico” que no está definido o integrado de manera tradicional, los
procesos y productos que se definen como innovadores resultan ser muy
particulares. Por lo tanto, es necesario responder a la siguiente pregunta:
¿qué es innovar en biotecnología?
Para contestarla es preciso considerar que la biotecnología se encuentra
conformada por un conjunto de técnicas diversas, creadas o implementadas
por empresas que pertenecen a diversos sectores económicos como el sector
médico, farmacéutico, químico, de alimentos y bebidas, etcétera. Dada esta
característica, en términos industriales o productivos, la biotecnología
puede ser conceptualizada como un conjunto de técnicas de carácter
transversal u horizontal, presentes en diversos sectores productivos
tradicionales o de reciente aparición. Se debe considerar entonces que aún
no existe una propuesta sistemática y exhaustiva que equipare las diversas
técnicas biotecnológicas con actividades industriales concretas
representadas en los distintos niveles de desagregación de la actividad
industrial en las estadísticas nacionales (Morales y Díaz, 2019a).
A pesar de la fragmentación de las diversas técnicas que conforman el
sector biotecnológico, se han planteado algunas formas de operacionalizarlo
en términos metodológicos y conceptuales. Una de ellas es la que establece
Arundel, Crespi y Patel (2006), en la que plantean que las definiciones
tradicionales de biotecnología se encuentran basadas en un conjunto de
técnicas identificables, tales como: DNA/RNA, proteínas y otras moléculas,
cultivo e ingeniería celular y de tejidos, técnicas de biotecnología de
procesos, vectores de genes y RNA, bioinformática y nanotecnología. Por su
parte, para los investigadores que diseñamos e implementamos la “Encuesta
sobre capacidades de innovación y desarrollo tecnológico de la
biotecnología en México”, financiada por la Red del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt) “Convergencia del conocimiento para
beneficio de la sociedad”, utilizada también en este trabajo, definimos al
sector biotecnológico en términos de las siguientes técnicas:
ADN/codificación, proteínas y moléculas/bloques funcionales,
cultivo/ingeniería celular y de tejidos, procesos biotecnológicos
(biorreactores, bioprocesamiento, etcétera), organismos subcelulares,
bioinformática, nanobiotecnologías y biotecnología ambiental (para conocer
algunos resultados derivados de esta encuesta, véase Oliver y Stezano,
2019; Stezano y Oliver, 2019; Díaz y Morales, 2019; Morales y Díaz,
2019b).
Respondiendo a la pregunta inicial, en términos prácticos innovar en
biotecnología implica desarrollar procesos o productos novedosos para la
empresa, para algún sector económico o para el mercado en general, tanto
en su dimensión nacional como mundial, relacionados con algunas de las
técnicas mencionadas anteriormente. Cabe aclarar que en este concepto
general de innovación se consideran sólo aquellas empresas que desarrollan
biotecnología, no las que son usuarias de algún proceso o producto derivado
de dicho esfuerzo innovador.
Por otra parte, la biotecnología es considerada como un sector intensivo
en conocimiento, ya que mantiene una dependencia muy significativa
respecto de la investigación básica y aplicada que se realiza en
universidades y otros centros públicos y privados de investigación (Niosi,
2011); esta característica le confiere al proceso de innovación en
biotecnología una connotación particular que describirá a continuación.
Si bien el conocimiento científico y tecnológico puede ser considerado el
antecedente inmediato en todos los procesos de innovación (Antonelli,
2008; Rosenberg, 1982), especialmente en las primeras etapas de desarrollo
de las nuevas tecnologías (Dosi, 1988), una de las características
fundamentales de los llamados sectores intensivos en conocimiento es que
el proceso de creación, absorción y asimilación de conocimiento resulta ser
una estrategia empresarial dominante. De acuerdo con Coriat et al. (2003),
los sectores intensivos en conocimiento presentan al menos tres
características fundamentales: a) la innovación tecnológica se basa
fundamentalmente en la investigación, por lo que el acceso al conocimiento
externo es crucial (la innovación implica el uso comercial de cierto tipo de
conocimiento que proviene de organizaciones no corporativas); b) en este
tipo de sectores las oportunidades tecnológicas son abundantes y
persistentes, por lo que existe un amplio espectro de nuevos productos
potenciales; y c) el diseño de los nuevos productos se basa en la explotación
comercial de clústeres de conocimiento conformados por resultados
científicos provenientes de distintas disciplinas.
Pero los sectores intensivos en conocimiento no sólo se caracterizan por
el hecho de que las empresas que los conforman mantienen una estrategia
definida hacia la de creación, absorción y asimilación de conocimiento,
sino, además, el conocimiento en sí mismo es una fuente importante de
valor (Pisano, 2010 y 2006). Es decir, la generación de conocimiento es por
sí sola una actividad innovadora, ya que tiene valor de mercado, por lo
tanto, es susceptible de desencadenar relaciones comerciales, redituables
para las empresas en tanto generan rentas importantes. Dada esta
característica, otros agentes que no son empresas, pero que sí son capaces
de generar de manera activa conocimiento científico y tecnológico, tales
como universidades y centros de investigación, se convierten en actores
centrales del proceso. Los límites entre empresas y centros generadores de
conocimiento se desdibujan; en muchas ocasiones son los propios
investigadores los que fomentan la aparición de nuevas empresas de base
tecnológica, permitiendo una simbiosis entre las actividades científicas y
empresariales; en otras tantas, las empresas establecidas y con capacidad
financiera buscan activos intangibles desarrollados en las actividades de
investigación básica.
De lo anterior se desprende la importancia del capital humano en los
procesos de innovación. En general, se asume que la creación de
conocimiento vía diferentes formas de aprendizaje, es la manera que tienen
las empresas y la economía para expandir la curva de posibilidades de
producción. En países en desarrollo, la distancia que existe entre capacidad
productiva y frontera tecnológica sólo puede ser subsanada por la
generación de conocimiento (Stiglitz y Greenwald, 2014). Por lo tanto, el
conocimiento colectivo es la base de la generación y transmisión de nuevas
tecnologías. Debido a que el proceso de innovación implica la aparición
incesante de novedad, el aprendizaje individual y colectivo es la condición
necesaria para su existencia y expansión constante. Como se mencionó
anteriormente, el conocimiento colectivo se produce principalmente a partir
de los procesos de aprendizaje que realiza el personal capacitado que
interacciona en diversas dependencias (académicas, empresariales, sociales,
etcétera); quienes a partir de las actividades cotidianas e interrelacionadas
transforman sus capacidades cognitivas en nuevas combinaciones,
productos y procesos (Amaro, Morales y Villavicencio, 2011).
Si lo anterior aplica en el proceso de expansión económica basado en la
innovación en general, resulta mucho más importante en el caso de los
sectores intensivos en conocimiento. Las capacidades y habilidades
cognitivas del personal contratado por las empresas en estos sectores
determinan el éxito de su estrategia dominante (en este caso la creación,
absorción y asimilación de conocimiento, como se ha planteado). Es por
ello que contar con el capital humano adecuado es crucial para la
generación de innovaciones tecnológicas vía la creación de conocimiento.
En síntesis, innovar en biotecnología implica desarrollar productos y/o
procesos novedosos en cualquier escala (empresa, industria, mercado,
etcétera), relacionados con las distintas técnicas que hasta ahora se
identifican como parte de la biotecnología. Estos nuevos productos y/o
procesos pueden tener un impacto en el propio sector biotecnológico o en
múltiples sectores, de manera focalizada o simultánea. Al mismo tiempo,
innovar los sectores intensivos en conocimiento implica considerar que este
último es en sí mismo una fuente de creación de valor, por lo que la
innovación en biotecnología conlleva también la creación de nuevo
conocimiento con valor en el mercado, aunque no tenga una traducción
inmediata o directa en la obtención de productos o procesos tangibles.
Al haber planteado lo anterior, en el siguiente apartado se aborda el tema
del financiamiento, un aspecto crucial en el desarrollo y expansión del
sector.

El financiamiento para la innovación en biotecnología


El desarrollo de nuevos procesos y productos valorados en el mercado
implica un gran esfuerzo en materia de inversión pública y privada. Esto es
así porque el proceso de innovación implica el intento de materializar
alguna idea que hasta cierto punto es aún desconocida; lo cual conlleva una
gran incertidumbre tanto por el lado de la oferta (capacidades productivas,
de escalamiento, insumos necesarios, etcétera) como el de la demanda
(precio, sustitutos cercanos, aceptación por parte del púbico, etcétera). Bajo
estos supuestos es evidente que no todos los proyectos innovadores tendrán
éxito en el mercado, por tal motivo se requieren cuantiosas inversiones para
lograr que unos cuantos productos tengan éxito comercial. En consecuencia,
el financiamiento para las actividades innovadoras resulta una variable
clave.
El gasto público tiene una importancia decisiva en las etapas iniciales en
el desarrollo de las nuevas tecnologías (véase Mazzucato, 2013). Como lo
demuestran diversas experiencias históricas (véase Nelson y Rosenberg,
1993), la obtención y consolidación inicial de muchas de las tecnologías
que han revolucionado la vida de los ciudadanos han implicado una
actividad intensa por parte del Estado para su desarrollo inicial (el internet
es un claro ejemplo), esto lo hace mediante la creación de programas de
fomento a la innovación, la creación de infraestructura para su
implementación y desarrollo (universidades, centros públicos de
investigación, etcétera), el impulso para la creación de nuevas empresas de
base tecnológica, etcétera. La experiencia internacional demuestra que, en
aquellos países que han logrado desarrollar las condiciones necesarias para
la propagación de las nuevas tecnologías, el Estado cede paulatinamente su
rol protagónico a los agentes privados, los cuales aprovechan las
condiciones dadas por el Estado y los incentivos de mercado para generar
nuevos productos y procesos. No obstante, en países como México en
donde la infraestructura para la innovación y las condiciones generales para
su creación y difusión distan mucho de ser las adecuadas, se esperaría que
el Estado tuviera un rol protagónico en el financiamiento de las actividades
innovadoras.
Como puede apreciarse en la gráfica 1, en los últimos datos publicados,
México es el penúltimo país en gasto en innovación y desarrollo (I+D)
dentro del grupo de los países miembros de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés),
estando muy por debajo del promedio de estos países. Claramente se
observa que líderes tecnológicos en diversos campos como Corea o Japón,
destinan un alto porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) a este tipo de
actividades.
A pesar de lo anterior, si se considera el monto total de inversión, dado el
tamaño de su economía, México aparece a media tabla en el grupo de países
de la OECD, aunque muy por debajo de los líderes tecnológicos. En la
gráfica 2 se muestra esta brecha (se presenta un acercamiento respecto a los
últimos países de la tabla). Pero también permite observar un hecho
revelador, que México es el país cuyo porcentaje de inversión pública
respecto a la inversión privada es el más alto en esta muestra de países (más
de dos tercios de la inversión en I+D la realiza el Estado). ¿Qué
implicaciones tiene este dato? Dado que México invierte en actividades de
I+D en promedio sólo 0.5 por ciento de su PIB (el promedio de los países de
la OECD es 2 por ciento, como muestra la gráfica 1), no puede esperarse que
esta inversión sea significativa para establecer las condiciones de
infraestructura, recursos humanos, etcétera, que el país requiere para entrar
en una senda de expansión del producto, resultado de la innovación. Por el
contrario, lo que este dato muestra es que el gasto que realiza el Estado no
es suficiente para incentivar mayor gasto por parte de la iniciativa privada.
Mientras que en otros países por cada dólar que invierte el Estado en I+D la
iniciativa privada gasta dos dólares (incluso más como el caso de Japón), en
México se observa la tendencia inversa, por cada dos dólares del Estado la
iniciativa privada gasta uno. Lamentablemente este dato demuestra que no
sólo se gasta poco en I+D, sino que además se gasta mal.
Pero ¿qué ocurre en el caso del gasto en biotecnología? Si bien no se
cuenta con datos tan desagregados como en el caso de inversión en I+D,
existe una variable que se emplea como una medida del esfuerzo innovador:
es el gasto en investigación y desarrollo (I+D) y, particularmente, el gasto
realizado por el sector empresarial (Business Expenditure on R&D, BERD,
por sus siglas en inglés). El BERD (véase gráfica 3) refleja la suma del gasto
público más el gasto privado en I+D. Estados Unidos es el país que cuenta,
por mucho, con un mayor volumen de gasto en I+D, más de 38,000 millones
de dólares, excesivamente alto comparado con el promedio de los países de
la OECD. En contraste, México sólo gasta 35.4 millones en I+D, uno de los
montos más bajos de la muestra de países. Al mismo tiempo, en la escala de
la derecha de la gráfica 3 se observa el gasto en I+D en biotecnología como
porcentaje del BERD para cada país. En promedio, los países la OECD
destinan el 7.3 del total del BERD al gasto en biotecnología, aunque existen
países como Suiza (30.2 por ciento) o Dinamarca (21.9 por ciento) muy
especializados en biotecnología. En cambio, México presenta un gran
rezago, ya que del monto excepcionalmente bajo destinado a actividades de
I+D, sólo el 1.1 por ciento corresponde con actividades en biotecnología,
lejos del promedio que es 7.3.

Resulta claro que con este nivel de gasto en actividades de I+D en general
y particularmente en biotecnología, México no puede aspirar a ser
competitivo en el mercado mundial, vía el desarrollo de innovación
tecnológica. Si bien el encontrarse alejado de la frontera de posibilidades de
producción genera ventanas de oportunidad que aquellos países situados en
la frontera no las tienen, si no existe un monto suficiente de gasto público y
privado para actividades de I+D, es muy probable que la frontera se aleje
cada vez más.
En este contexto general, es indispensable plantear que el problema del
financiamiento resulta crucial para el desarrollo y expansión de los sectores
intensivos en conocimiento, particularmente en la biotecnología. Dado que,
como se ha dicho antes, por su naturaleza intrínseca el sector
biotecnológico se encuentra íntimamente relacionado con los avances
científicos de frontera para la generación de nuevos procesos y productos, y
que además tiene como uno de sus objetivos prioritarios la generación de
conocimiento que se pueda valorizar en el mercado, los esquemas de
financiamiento con los que se fondean estas actividades revisten una
importancia particular.
Como establecen Coriat et al. (2003), las nuevas formas de creación y
apropiación del conocimiento implementadas en el ámbito de la
biotecnología han traído consigo nuevas formas organizacionales, que a su
vez inciden en las formas de financiamiento. Los autores llaman a este
nuevo modelo organizacional y financiero “basado en ciencia”, el cual tiene
dos aspectos fundamentales. En primer lugar, una de las funciones de las
empresas biotecnológicas es la generación de una parte de ciencia básica y
aplicada, necesaria para la generación de nuevos procesos y productos al
interior de la propia empresa. Lo cual conlleva costos asociados con
resultados científicos que suelen ser azarosos. Estos costos deben fondearse
de alguna forma. Las empresas grandes con productos exitosos en el
mercado destinan una parte de sus ganancias a las actividades científicas de
exploración de nuevas potencialidades, pero no todas las empresas cuentan
con esta oportunidad. En segundo lugar, dado que el conocimiento se
valoriza en el mercado, las universidades y otros centros de investigación
tienen incentivos suficientes para orientar una parte considerable de su
actividad a satisfacer las demandas del mercado de conocimiento, donde los
demandantes son las propias empresas que requieren conocimiento
especializado.
Dado este nuevo paradigma “basado en ciencia” que ofrece la
biotecnología, las fronteras entre las actividades empresariales y científicas
tienden a borrarse y surgen formas organizacionales híbridas para atender
ciertas necesidades. Stezano y Quezada (2017) identifican dos de ellas, la
primera son redes de colaboración de expertos con cierto grado de
independencia, la cual se forma entre empresas y organismos públicos y
centros de investigación, la operación de estas redes depende en gran
medida del presupuesto otorgado por fondos gubernamentales y proyectos
patrocinados por distintos tipos de organizaciones. La segunda opción es la
compra y adquisición de pequeñas empresas nacientes o especializadas en
nichos específicos del mercado, por parte de grandes empresas integradas
verticalmente, las cuales buscan ciertos activos específicos que valoricen
aún más sus procesos y productos.
En los países líderes en el desarrollo biotecnológico, como Estados
Unidos, un elemento ha sido crucial en la expansión de los mercados, un
tercer jugador identificado como sector financiero, especialmente en el
capital de riesgo. Ante la necesidad de grandes inversiones iniciales para el
desarrollo de nuevos productos y procesos, este tipo de capital cumple un
papel esencial en el financiamiento de nuevas empresas de base tecnológica
intensivas en conocimiento. Los inversores externos apuestan grandes
sumas de dinero en el financiamiento de productos y procesos con alto
impacto potencial en los mercados; para buscar estas oportunidades
requieren un conocimiento amplio de la industria, el cual rebasa en muchas
ocasiones al que pueden tener pequeñas empresas especialistas en nichos
particulares de mercado. Al mismo tiempo esa selección puede marginar
proyectos con impacto social, pero sin un gran impacto económico. Una
forma de colaborar con los inversores es creando alianzas estratégicas y
asociaciones empresariales, o bien recaudando fondos en los mercados de
capitales (Pisano, 2006). No obstante, para que estos mecanismos de
financiamiento funcionen adecuadamente, la información se convierte en un
insumo esencial, por lo que deben existir mecanismos institucionales que
aseguren su buena calidad y flujo constante. Los mercados de valores
tradicionales no están diseñados para financiar empresas biotecnológicas,
ya que se caracterizan por presentar una alta incertidumbre técnica y
financiera, a tal grado que muchas de ellas no reportan ganancias durante
los primeros años de operación. La evaluación de las oportunidades de
mercado sólo la pueden realizar expertos, tanto en organización industrial
como en las diversas técnicas que conforman el sector, por lo que se
requiere un conocimiento muy especializado.
En el caso de México, estos mercados financieros no se encuentran aún
desarrollados, por lo que el financiamiento del Estado resulta muy
importante para la aparición y funcionamiento de las empresas. Sin
embargo, dado el magro volumen de inversión en biotecnología, es de
esperarse que, mientras no haya un desarrollo adecuado de los mercados de
capitales, la actividad biotecnológica seguirá siendo marginal.

Metodología
Características de los datos
Como se ha planteado anteriormente, la medición del tamaño del sector
biotecnológico presenta las complejidades inherentes a actividades que son
transversales en las economías, es decir, que pueden encontrase
parcialmente en un conjunto amplio de otras actividades distintas a las del
origen. Ello dificulta una medición precisa de tamaño del sector, más aún si
se considera que no existe una distinción clara en las estadísticas oficiales
de empresas dedicadas a la producción de biotecnología de aquellas que son
usuarias.
Por mencionar sólo un ejemplo, muchos de los procesos y actividades
biotecnológicas no se contabilizan de manera estándar como biotecnología,
por estar inmersos en otros sectores más amplios y agregados, como la
agroindustria o la farmacéutica.
Las estadísticas disponibles en México comparten esa problemática. El
Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) no cuenta
con algún nivel de desagregación que permita analizar la producción de
biotecnología; a un nivel de desagregación de cinco dígitos la subrama
(54171) agrupa a la biotecnología dentro de los servicios de investigación y
desarrollo en ciencias físicas, de la vida e ingeniería.
Ello ha propiciado el desarrollo de esfuerzos alternativos para tratar de
dimensionar al sector. Uno de los más fundamentales en esa dirección es el
de ProMéxico (2014), el cual, con el apoyo de la Secretaría de Economía,
trata de dimensionar la presencia de actividades relacionadas con la
biotecnología; sin embargo, en su medición no separan a las empresas
productoras de las usuarias de biotecnología.
Tomando en cuenta esa problemática, y con el objetivo de paliar algunas
de esas dificultades, se desarrolló la Encuesta sobre capacidades de
innovación y desarrollo tecnológico de la biotecnología en México en 2016,
en el marco de la Red Temática Conacyt “Convergencia de conocimiento
para el beneficio de la sociedad”. La encuesta contempla de forma
exclusiva a empresas que desarrollan productos biotecnológicos,
excluyendo aquellas cuya principal actividad es la comercialización o el uso
de procesos biotecnológicos. Los datos obtenidos a partir del desarrollo de
esta encuesta constituyen la base de datos que sirve como insumo del
presente estudio.
Es pertinente introducir una nota aclaratoria en este apartado, ya que
puede suponerse a primera vista que los resultados presentados a
continuación contradicen aquellos expuestos en el capítulo anterior. En
primer lugar, aunque la encuesta utilizada para la realización de ambos
capítulos es la misma que se menciona anteriormente, la muestra es distinta.
Mientras que en el capítulo anterior se toman en cuenta las 40
observaciones que contiene la encuesta, en éste sólo se toman en cuenta
aquellas empresas que innovan, dejando de lado las que refirieron
explícitamente que no lo hacen. Esta diferencia en cuanto al número de
observaciones puede resultar en discrepancias importantes en cuanto a la
estimación de los modelos, más aún si se considera el número reducido de
observaciones y el hecho de que se utilizan técnicas estadísticas diferentes.
En segundo lugar, y más importante, es considerar que la utilización de
distintas técnicas estadísticas obedece a los diferentes objetivos expresados
en cada uno de los capítulos. Mientras que en el capítulo anterior se
pretende verificar si el financiamiento público y privado muestran algún
efecto sobre la generación de innovación; en el presente capítulo se invierte
la causalidad, al presentar como objetivo el determinar (sólo en aquellas
empresas que innovan) qué tan importante fue el financiamiento público en
la generación de innovaciones. En este sentido, las dos conclusiones pueden
ser complementarias más que contradictorias: si bien los apoyos
provenientes de fondos públicos son aún insuficientes y existe una política
mal orientada para el fomento de la actividad biotecnológica, los apoyos
que se otorgaron hasta entonces significaron una variable importante para
aquellas empresas que realizaron alguna innovación. Desde luego que esta
es una discusión abierta, no obstante, una conclusión preliminar unificada
apunta a establecer que lejos de desaparecer los apoyos existentes (los
cuales ya fueron suprimidos en el momento en el que se escribe este libro),
éstos debieron mantenerse, aumentar significativamente y diseñarse de
manera más específica para acelerar gradualmente el desarrollo de las
actividades biotecnológicas.

Regresión logística binaria


Un modelo de regresión logística forma parte de los modelos estadísticos en
los que se puede conocer la relación entre una variable dependiente, que
tiene la característica de ser: 1) cualitativa y 2) binaria o dicotómica; y un
conjunto de variables independientes, que pueden ser cualitativas o
cuantitativas. Este tipo de análisis permite medir la intensidad necesaria o
grado de impulso de un conjunto de estímulos para producir alguna de las
dos respuestas capturadas en la variable dependiente.
El objetivo de este estudio es obtener la probabilidad de ocurrencia de un
evento, en nuestro caso, de que la empresa innove o no, a partir de la
información contenida en un conjunto de variables independientes,
planteadas aquí como formas alternativas de financiamiento para proyectos
de innovación. La probabilidad esperada del suceso se aproxima con una
función logística del tipo:
Para los modelos logit de probabilidad, se establece la función:

Es decir, los modelos de regresión binaria estiman la probabilidad de


éxito de uno de los valores de la variable respuesta como función de un
conjunto de predictores o regresores, considerando un enlace entre estas
variables (Guzmán y Millones, 2008). Así, el modelo establece la
probabilidad de ocurrencia de un evento, dado que la variable independiente
adopta los valores X1 = x1, X2 = x2,…, X = xk:

Modelo de regresión
El modelo de regresión permite medir la relación existente entre un
conjunto de variables independientes y una variable dependiente. Si el
modelo está bien especificado y cumple con los supuestos de buen
comportamiento de los residuos, tenderá a ser un buen estimador. El modelo
en su forma más general se describe como:

Cuando el tipo de relación que se establece entre las variables es una


relación lineal, el modelo general adquiere la forma:

Donde:
Los parámetros transmiten los efectos o impactos del conjunto de
variables independientes xi, sobre la variable dependiente y. Lo que se busca
es que el conjunto de variables explicativas se relacionen de manera cercana
con la variable dependiente; en la medida en que eso ocurra, el término de
error ui tenderá a ser más pequeño. Así, la estimación de los coeficientes
que miden la transferencia específica de la variable dependiente hacia la
independiente viene dado por:

Resultados
Con el objetivo de identificar cuáles son las fuentes de financiamiento que
más impactan la creación de innovaciones se realizan dos modelos; el
primero de ellos es de regresión logística binaria, que busca analizar cuál es
la probabilidad de que un tipo de financiamiento específico incida en el
hecho de que una empresa cuente con patentes o no (en este caso las
patentes se utilizan como una variable proxy de la actividad innovadora;
para una discusión sobre el uso de patentes en biotecnología, véase
Morales, Amaro y Stezano, 2019). Se incluyen en el modelo dos variables
que intentan capturar si el grado de escolaridad de la fuerza de trabajo
incide en la probabilidad de generar innovaciones biotecnológicas, además
de la antigüedad de la empresa, como variable proxy de las capacidades de
adaptación de las firmas del sector a entornos cambiantes en el mercado.
Dadas las características de un modelo logístico binario, la variable
dependiente debe ser dicotómica; en nuestro caso, ésta refiere a si la
empresa generó innovaciones o no.
El segundo modelo busca establecer el impacto específico que las
distintas fuentes de financiamiento tienen sobre las innovaciones, pero
ahora medidas como número de patentes con los que cuenta la firma. Se
espera que exista un impacto diferenciado de las fuentes de financiamiento
en la siguiente dirección.
Que el financiamiento bancario genere un impacto positivo sobre las
innovaciones, ya que las firmas recurren a los bancos para solicitar recursos
para proyectos específicos y éstos los otorgan en función de la calidad de
los proyectos.
Que el financiamiento de fuentes privadas (donaciones, otras
asociaciones, etcétera), al ser escaso en el contexto de la economía
mexicana, tenga un impacto muy pequeño pero positivo sobre la generación
de innovaciones de las firmas.
Que el financiamiento por parte del grupo al que pertenece la empresa
tenga un impacto negativo sobre la generación de innovaciones medidas
como el número de patentes; ello se sugiere porque en los casos en los que
las firmas forman parte de un grupo, es éste el que pudiera quedarse con la
patente dado que es quien está financiando los proyectos que generaron la
innovación. Esto es aún más probable en el caso de que el grupo tenga la
matriz en un país distinto a México.
Que el financiamiento propio tenga un impacto positivo y significativo
sobre la generación de innovaciones, ya que entre mayores sean los
recursos con los que se cuenta, más altos son los recursos destinados a las
actividades sustantivas de las empresas y, en el caso de la biotecnología, la
innovación es una de esas actividades.
Que el financiamiento público genere un impacto positivo sobre la
creación de innovaciones, en función de que este tipo de recursos se
obtienen, en la mayoría de los casos, para el desarrollo de proyectos
específicos, con reglas ligadas al cumplimiento de los objetivos de los
proyectos.
Que la antigüedad en el mercado (medida aquí como año de
establecimiento), al ser una variable proxy de la capacidad de supervivencia
de las organizaciones, se relacione de manera positiva con el número de
innovaciones, ya que en sí mismas representan una actividad sustantiva del
sector biotecnológico. Entre más innovaciones se generen, mayor es la
probabilidad de que una firma permanezca en el mercado.
Que el porcentaje de capital del extranjero actúe de manera similar al
financiamiento proveniente de un conglomerado, debido a que, si bien es
probable que esos recursos incidan de manera positiva en la creación de
innovaciones, también es posible que una parte de aquellas se busque
patentar en el país de origen del capital.
Que las variables relacionadas con el grado máximo de estudios de la
fuerza de trabajo incidan de manera positiva (principalmente para el caso de
porcentaje de los trabajadores con posgrado) sobre el número de
innovaciones generadas, debido a que ello representa una variable proxy de
las capacidades del capital humano.
Regresión logística binaria
Se realizaron dos estimaciones utilizando el modelo de regresión logística
binaria. En la primera de ellas, tanto el comportamiento del modelo en
general como para la prueba de ómnibus, los R cuadrados de Cox y Snell y
el de Nagelkerke, así como la tabla de clasificación de observados por
estimados, indicaban una buena estimación; sin embargo, algunas de las
variables en lo individual carecían de significancia estadística, por lo que
fueron eliminadas para realizar una nueva estimación, quedando para ser
analizado el siguiente modelo:

Se obtuvieron los siguientes resultados:

Los datos de la prueba de ómnibus muestran que, tanto para el bloque


como para el modelo, la significancia estadística es menor de 0.05, lo que
indica que las variables independientes en el modelo contribuyen de manera
adecuada a explicar la ocurrencia del evento, en nuestro caso la
probabilidad de innovar o no innovar.

Por su parte, tanto el R cuadrado de Cox y Snell como el de Nagelkerke


indican que una parte muy importante de la varianza de la variable
dependiente es explicada correctamente por el modelo. En realidad, la parte
de la variable dependiente que realmente es explicada por el modelo oscila
entre el R cuadrado de Cox y Snell y el R cuadrado de Nagelkerke. En el
modelo estimado ambos son relativamente altos, por lo que existe un buen
ajuste del modelo.
La tabla de clasificación es el número de casos que el modelo predice
correctamente. Éstos se estiman en función de la ecuación de regresión y
son comparados con los datos observados. Si el valor observado y el
pronosticado coinciden, significa que el caso es correctamente clasificado.
En nuestro caso, el 95 por ciento de las observaciones es clasificada de
manera correcta, lo que implica que el tipo de financiamiento aquí
considerado, así como las variables de escolaridad y origen de capital
explican de manera conjunta la probabilidad de que una empresa genere
innovaciones o no lo haga.

Regresión múltiple
La segunda estimación se realizó a partir del número de patentes registradas
por cada una de las firmas entrevistadas. Para ello se llevó a cabo un
modelo de regresión múltiple. En una primera estimación, si bien el modelo
en su conjunto era estadísticamente significativo y mostraba los signos
esperados de acuerdo con lo señalado anteriormente, presentaba problemas
de representatividad estadística en las variables de Financiamiento
Bancario, Financiamiento Privado, Financiamiento de Grupo,
Financiamiento de otras Fuentes y Año de Establecimiento, por lo que
dichas variables fueron eliminadas, ya que no contribuían con la
explicación del número de patentes registradas por firma.
Se corrió un segundo modelo de la forma:
Este modelo preserva la bondad de ajuste y la representatividad general
de la estimación, pero mejora de modo relevante en función de la
significancia estadística de las variables individuales. Los resultados se
muestran a continuación:

El análisis del modelo arroja la siguiente información. A nivel del


modelo en general, éste es estadísticamente significativo en su conjunto
(Prob F-statistic = 0.00), no presenta signos de autocorrelación (Durbin-
Watson stat = 2.35) y muestra una alta bondad de ajuste (R2 ajustado=
0.858). Dada la naturaleza de corte transversal de los datos, tampoco
presenta heterocedasticidad.
A nivel de cada una de las variables en específico, todas ellas muestran el
signo teóricamente esperado y no presenta problemas de significancia
estadística en lo individual.
Se encuentra que las dos variables más relevantes para explicar la
generación de innovaciones, considerando el número de patentes como
variable proxy, son el financiamiento público y el porcentaje de la fuerza de
trabajo con estudios de posgrado. Ello sugiere que la madurez del sector
biotecnológico en México aún no es la suficiente como para que, sin ayuda
de fondos gubernamentales, las empresas del sector decidan emprender
proyectos de investigación y desarrollo que terminen en patentes. De ahí se
desprende una conclusión que, aunque general, es muy válida para el caso
de México, y es la importancia que tiene la inversión de recursos públicos
para el desarrollo de sectores en ciernes. Sin el apoyo de esos recursos, es
probable que se pudiera dar una reconfiguración del sector tratando de
obtener recursos de otras fuentes, pero también es posible que disminuya la
actividad innovadora del sector.
Tal y como es de esperarse en la teoría, la presente investigación muestra
la importancia que el capital humano altamente calificado tiene para el
desarrollo de la actividad creativa en los sectores que son intensivos en
conocimiento, como lo es el biotecnológico.
De lo anterior hace patente la importancia que tiene la inversión de
recursos públicos, tanto para generar un impulso inicial a la actividad
innovadora del sector como en términos de la inversión en capital humano
para su desarrollo.
Por su parte, a medida que el porcentaje de capital extranjero es mayor, el
número de patentes de las firmas tiende a ser mayor. Los resultados
sugieren que ello ocurre debido a que probablemente las firmas prefieran
patentar las innovaciones en el país de origen del capital, aunque los
proyectos de investigación se lleven a cabo en territorio nacional.

Conclusiones
Los resultados empíricos presentados en este trabajo demuestran que dos de
los factores indispensables para que las empresas biotecnológicas en
México desarrollen innovaciones son el financiamiento público y el contar
con personal altamente capacitado. Estos resultados concuerdan con la
literatura especializada, la cual plantea que en los orígenes del desarrollo de
las nuevas tecnologías es de suma importancia el papel del Estado como
promotor del cambio tecnológico mediante la inversión pública que se
traduzca en apoyo a las empresas nacientes. Al mismo tiempo, se ha
planteado que en sectores intensivos en conocimiento como el
biotecnológico, el papel del personal especializado resulta fundamental, ya
que es precisamente el capital humano el que tiene la habilidad de absorber
y generar conocimiento mediante los diversos procesos de aprendizaje.
No obstante, se ha expuesto también que acortar la brecha con la frontera
tecnológica implica un mayor esfuerzo gubernamental para incrementar los
niveles de gasto público e incentivar a la iniciativa privada para que invierta
más recursos. En la actualidad el nivel de gasto en I+D para el caso de
México resulta muy bajo comparado con otros países similares y la
proporción dedicada a actividades biotecnológicas es marginal. Sin un
impulso fuerte en términos de inversión pública es muy probable que la
frontera tecnológica se encuentre cada vez más alejada.
Finalmente debe mencionarse que, si bien el papel promotor del Estado
mediante la inversión pública es muy importante, sobre todo en las primeras
etapas del desarrollo de una empresa, no basta para financiar todos los
proyectos en un sector que, por sus características intrínsecas, requiere
cuantiosos montos de inversión. Por tal motivo el Estado debe jugar un
papel activo en la creación de incentivos para conformar un mercado
privado de capitales que asuman el riesgo de invertir en nuevas tecnologías.
Mientras esto no ocurra el desarrollo del sector biotecnológico será
marginal.

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Megatendencias en las innovaciones de la
biotecnología agroalimentaria del coco y mango
José Alberto Solis-Navarrete 39

Saray Bucio-Mendoza 40

Introducción
Además de las manufacturas, México es líder mundial en la producción de
diversos bienes del sector agroalimentario, en el caso de productos
tropicales del estado de Guerrero, una de las tres entidades federativas
menos competitivas y desarrollados a nivel nacional (Astudillo-Miller et al.,
2019), asimismo es también líder en el valor de la producción de alimentos
tropicales como el coco y mango (SIAP, 2018; Sagarpa, 2018a).
El estado de Guerrero aporta el 80 por ciento de las poco más de 220,000
toneladas anuales (SIAP, 2018) que ubican a México en el séptimo productor
de coco a nivel mundial, aunque existe una enorme brecha entre nuestro
país y los principales productores como son Indonesia, Filipinas, India y
Brasil (Castro-Gil et al., 2021). Por otro lado, Guerrero es la entidad con el
mayor volumen de producción nacional de mango con 19.4 por ciento de
participación de las 1.8 millones de toneladas que se producen en México
(Sagarpa, 2018a), ubicando al país en el quinto lugar de participación a
nivel mundial (FAO, 2017) cuyo valor de las exportaciones supera los 460
millones de dólares (Sagarpa, 2018b).
Ambos productos se caracterizan por un bajo valor agregado al ser
comercializados en bruto, únicamente teniendo un empaque como adición
de valor. Lo anterior deriva en cadenas de valor sin complejidad y por tanto
bajos ingresos a nivel sectorial al requerir de mano de obra escasamente
calificada y con baja remuneración. Una de las consecuencias directas se ve
reflejada en menor inversión en investigación y desarrollo (I+D) por parte de
las empresas participantes, lo cual conlleva una baja participación en
proyectos provenientes de programas del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt), organismo rector de la política de ciencia, tecnología
e innovación en México.
Por otro lado, las instituciones de educación superior y centros de
investigación son los principales actores generadores de conocimiento,
aunque en muchos casos, tal conocimiento se encuentra desvinculado a las
demandas de los sectores económicos como ocurre con el agroalimentario,
aunado a la realización de investigaciones con resultados tecnológicamente
obsoletos, ya existentes, o con escaso potencial de innovación ante una falta
de mecanismos de detección del estado del arte de lo ya protegido y su
valorización en el mercado. En esta lógica, gran parte de la problemática se
centra en que son pocas las instituciones y menos las empresas que poseen
mecanismos para detectar tecnologías existentes, evitando con ello gastos
innecesarios para la realización de actividades de I+D de productos y
procesos ya reconocidos con ciertas tendencias en la presentación de
patentes afines, en virtud de la asociación entre lo científico-tecnológico
(tech-push) y la demanda del mercado (market-pull).
Las patentes son el principal indicador de los resultados de
conocimientos generados para la innovación (output) (WIPO, 2019), éstas
consisten en derechos de exclusividad a los titulares de una invención para
su uso, venta o licenciamiento por un periodo de tiempo; de manera regular,
tanto en México como a nivel mundial poseen una vigencia de 20 años a
partir de la fecha en que fue presentada la solicitud, debiendo cumplir los
requisitos de novedad, aplicación industrial y actividad inventiva (DOF,
2018). Las patentes pueden ser propiedad de instituciones como
universidades y centros de investigación, personas físicas y empresas, sin
embargo, son estas últimas las que tienen posibilidad de llevarlas al
mercado por tener objetivos mercantiles, y aunque las universidades sean
fuentes generadoras de patentes, es fundamental tener un panorama del
estado del arte global y así poder plantear mecanismos de transferencia de
tecnología.
Por otra parte, planteamos la idea de las megatendencias, entendidas
como la dirección que toman de manera simultánea diferentes aspectos de
la sociedad, tanto económicos, como la presencia de nuevos sectores y
preferencias de consumo, y tecnológicas, como reflejo de nuevas formas de
producir, con efectos perceptibles de manera significativa de la sociedad por
más de una década (GDRTM, 2009). A través de la innovación surgen
tecnologías emergentes capaces de generar productos y servicios superiores,
tal es el caso de la biotecnología que consiste en la búsqueda de formas de
manipular y mejorar los procesos biológicos en los organismos vivos
(Dessain y Fishman, 2015), cuyas aplicaciones por sector están divididos
principalmente en la ambiental (Hans-Joachi y Winter, 2005), farmacéutica
(Walsh, 2007) y agroalimentaria (Lee, 2015).
Dentro del análisis de la innovación destacan diversas megatendencias
sociales (GDRTM, 2009) ligadas a un consumo ecológico con productos
como frutas y verduras orgánicas, cultivos de la agricultura de precisión,
microorganismos como sustitutos de insecticidas químicos, biorremediación
de suelos, entre otros; educación personalizada, vitalicia y universal; una
nueva estructura demográfica, con tecnologías existentes en el ámbito
alimentario como agentes bioactivos, bacterias para la fermentación,
fortificación, liofilización; productos y servicios como empresas dedicadas
a la elaboración de alimentos semiprocesados, sensores en alimentos que
alerten sobre la presencia de contaminantes y/o productos sintéticos,
alimentos funcionales y virtualidad cotidiana, con modelos de negocio y
canales alternos para la comercialización de productos, así como
biotecnología monitoreada en regiones agropecuarias.
De acuerdo con las recientes tendencias demográficas, el sector
alimentario se convertirá en uno de los más dinámicos, con patrones de
consumo orientados hacia la eficiencia y la comida fácil de preparar;
productos alimenticios de mayor contenido tecnológico incorporado y, por
tanto, con un mayor gasto para hacer más rápida su preparación, que será
también una de las tendencias globales (Froehlich, 2006: 17), lo que se hace
evidente en nuestros días. Las megatendencias también tratan de
incrementar la eficiencia y abastecer la demanda global de alimentos,
destacando un papel fundamental de la biotecnología (Hajkowicz, Cook y
Littleboy, 2012).
Lo anterior también se encuentra vinculado a la convergencia
tecnológica, en la que la I+D se vuelve una parte fundamental del desarrollo
económico hacia sectores de mayor valor y complejidad, lo que permite
intercambios en el conocimiento que favorecen la innovación, de aquí se
plantea la idea de sectores convergentes como la biotecnología,
nanotecnología, tecnologías de la información (IoT, macrodatos e
inteligencia artificial) y ciencias cognitivas (Eder, 2014).
Así, las megatendencias consideran cambios en la gestión de la
innovación hacia enfoques esbeltos y sectores convergentes, y las formas en
cómo se llevan a cabo los procesos de innovación; el surgimiento de nuevos
consumidores con nuevas formas de ejercer el poder de compra e
influencia, así como una mayor atención en el uso eficiente de recursos
naturales. Lo anterior contribuye en replantear la gestión de la innovación
hacia una forma “inversa”, donde los rápidos avances tecnológicos
permiten a las empresas buscar nuevas formas de interactuar y entender a
los clientes, sobre todo en países en desarrollo. Finalmente, las
megatendencias también se enfocan en nuevos conceptos de soluciones y
cocreación que incluya a clientes y competidores, además de nuevas formas
de medir la innovación y el rendimiento de la gestión de la innovación
(Jones, Cope y Kintz, 2016).
En este sentido y de acuerdo con Retief et al. (2018), la innovación está
presente en las megatendencias como son la aceleración de la innovación
tecnológica, en la que destacan por un lado a aquellos relacionados con los
alimentos en la búsqueda de la soberanía alimentaria y por otro, la adición
de valor a los mismos a través de sus aplicaciones y el desarrollo de
organismos genéticamente modificados, esto último como resultado de una
tendencia creciente de escasez de alimentos, por lo que será necesario
encontrar nuevas formas para reducir el uso de los recursos, mejorar su
eficiencia, promover la reutilización y explorar soluciones de materiales
sustitutos.
Por lo tanto, este trabajo persigue los siguientes objetivos: 1) identificar
las megatendencias asociadas a innovaciones en la biotecnología
agroalimentaria del coco y mango, y 2) analizar las brechas tecnológicas
entre México y el resto del mundo para dicho sector en estos productos.

Materiales y métodos
La presente investigación se fundamenta en la inteligencia competitiva
(Prescott, 1995; Bose, 2008), cuya metodología está relacionada con la
cartera de proyectos sensu Aguilar (2014) dividida en cuatro ciclos: planear,
documentar, mejorar y verificar; de aquí que la vigilancia tecnológica
(Martínez-Béjar y Brändle, 2018) parte de la planeación para la
documentación al tener como base el estado de arte o la técnica actual a
través de la propiedad intelectual, como las patentes o derechos de
exclusividad para el uso y/o licenciamiento de invenciones con aplicación
industrial que parten de la actividad inventiva.
Los artículos científicos consisten también en fuente de información en el
proceso de vigilancia, sin embargo, las patentes son tecnologías maduras
validadas que permiten trazar rutas tecnológicas de la inteligencia
competitiva (Zhang et al., 2016; Morales, Amaro y Stezano, 2019); en este
sentido, esta investigación parte de un enfoque cuantitativo con un alcance
descriptivo y correlacional en el que mediante la vigilancia tecnológica
como parte de la inteligencia competitiva se analizaron las tendencias de las
patentes para identificar las principales tecnologías (Yoon y Kim, 2012;
Park et al., 2013) asociadas a la biotecnología agroalimentaria del coco y
mango mediante un análisis de semántica (An et al., 2018), en el que se
identificaron las siguientes 12 categorías (GDRTM, 2009; Hajkowicz, Cook y
Littleboy, 2012): orgánicos, biorremediación, bioactivos, fermentación,
fortificación, liofilizado, biosensor, sintético(a), alimento funcional,
genética, organismos genéticamente modificados y biotecnología en un
sentido amplio.
Con las categorías ya mencionadas, se identificó en la Clasificación
Internacional de Patentes (CIP) de la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (OMPI, s.f.a) aquellas clasificaciones que están relacionadas con
las tecnologías aplicables directa o indirectamente (como aquellas que
pueden ser aprovechadas en el sector aunque la invención provenga de un
sector distinto) en el sector agroalimentario, como puede observarse en la
tabla 1.
El siguiente paso consistió en una búsqueda comprendida entre enero y
julio de 2019 con información actualizada al 31 de agosto de 201841 en el
banco de patentes de Patentscope (OMPI), por ser el más completo a nivel
mundial al depender directamente de la OMPI, en el que se reportan casi la
totalidad de las oficinas de patentes nacionales. En dicha búsqueda se
relacionaron las 12 categorías identificadas con la clasificación de la tabla 1
tanto para el coco como para el mango en los últimos 10 años como parte
del análisis de megatendencias, construyendo una base datos en la que se
eliminaron aquellas patentes duplicadas, ya sea por encontrarse en varias
categorías o al menos dos CIP.
Los resultados de la vigilancia tecnológica se muestran en dos partes, la
primera consiste en los comparativos de las patentes de la biotecnología
agroalimentaria entre el mango y el coco en los últimos 10 años, y la
segunda es el análisis correlacional entre lo encontrado para México y el
resto del mundo a través de mínimos cuadrados ordinarios (mediante los
software de Eviews 11) a fin de atender nuestro objetivo 2 por medio de
series de tiempo en las que analizamos el comportamiento de las patentes
de México en función de las patentes a nivel internacional para ambos
productos a través de las siguientes ecuaciones:

Las variables corresponden a las patentes de coco en México (cmx), las


patentes de coco a nivel internacional (cit), así como las patentes de mango
en México (mmx) y las patentes de mango a nivel internacional (mit), esto
para lo revisado dentro de las categorías de biotecnología agroalimentaria.
Una vez obtenidos los datos de los últimos 10 años, se excluyeron los
resultados de México para el análisis internacional con el fin de evitar
duplicidad de la información, así como errores estadísticos, principalmente
de multicolinealidad; posteriormente se aplicó una prueba de raíz unitaria
(prueba Dickey-Fuller) requiriendo de un primer nivel de integración, y con
ello el valor Prob fue menor de 0.05, es decir, se descarta la estacionariedad
al 95 por ciento de confianza, por lo que los datos poseen relación entre sí
con un grado de diferencia, para poder llevar a cabo regresiones no
espurias.

Resultados
En los últimos 10 años se registraron un total de 938 patentes a nivel
mundial para ambos productos en las distintas categorías analizadas. La
primer categoría de las megatendencias asociadas a la biotecnología
agroalimentaria es la de productos y procesos orgánicos que persiguen una
alimentación más saludable y que, como puede observarse en la gráfica 1,
existe un mayor desarrollo de tecnologías asociadas al coco con una
relación de 5 a 1 respecto al mango, además de una importante contribución
de Reino Unido y China, principalmente en el desarrollo de fertilizantes
orgánicos y aplicaciones a la horticultura en el sector. Por otra parte, existen
seis patentes del mango para México cuyos solicitantes son centros
Conacyt, como el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el
Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), y las universidades
estatales de Hidalgo y Guanajuato.

En el caso de tecnologías descontaminantes a través de la biotecnología


como es la biorremediación, no existen patentes a nivel mundial que
deriven del coco y el mango en el periodo analizado, sólo se encontraron
aplicaciones del primer producto al sector industrial (no agroalimentario).
Otras megatendencias relacionadas con la salud y la alimentación son las de
bioactivos, fortificación y alimentos funcionales, mostrados en la gráfica 2.
En cuanto a bioactivos, para el caso del mango y el coco existen 13 patentes
a nivel mundial otorgadas a partir de 2015, de las cuales nueve son de
empresas de China y seis consisten en desarrollos de alimentos, productos
alimenticios y bebidas no alcohólicas con principios bioactivos, con un
mayor contenido tecnológico. En cuanto a fortificación se encontraron 11
patentes relacionadas con el coco y cuatro al mango, casi en su totalidad
son también de desarrollo de alimentos. Por otra parte, son más los
desarrollos de alimentos funcionales derivados del coco (54) respecto al
mango (19), en su mayoría provenientes de la misma CIP (22 patentes)
identificada en los bioactivos y fortificación, así como aceites y grasas
comestibles (10), destacando también el caso de China y Corea del Sur
como los principales solicitantes.

Como resultado de la vigilancia tecnológica, llama la atención la


existencia de pocas patentes relacionadas con la deshidratación a través de
liofilizado: nueve para el coco y cinco para el mango, principalmente en el
desarrollo de alimentos, así como productos lácteos o sucedáneos de la
leche, de las cuales China tiene también la mayor participación de
solicitantes. Caso contrario con los desarrollos sintéticos al crear nuevos
propósitos no existentes en la naturaleza, en los que se encontraron 52
patentes asociadas al coco y 10 al mango, notando que tres cuartas partes de
éstas fueron obtenidas en los últimos cuatro años, destacando patentes
relacionadas con la química orgánica, compuestos macromoleculares y
desarrollos agroindustriales (no alimentarios), así como aplicaciones para
uso médico, dental y cosmético; para este caso destacan Reino Unido y
China, y en las que México posee cuatro patentes.
La biología sintética está estrechamente relacionada con la genética
(Hlavova, Turoczy y Bisova, 2015), en el caso de esta última fueron
identificadas 18 patentes (56 por ciento para el coco y 44 por ciento para el
mango) donde aquellas solicitantes provenientes de China poseen casi la
totalidad de los derechos otorgados, de los que se destacan los desarrollos
de microorganismos o enzimas obtenidos a partir de la ingeniería genética y
las aplicaciones para la propagación de vegetales; tanto los sintéticos como
la genética pueden observarse en la gráfica 3. Finalmente, adicional a estos
resultados no se identificaron patentes de organismos genéticamente
modificados (OGM) para ambos productos analizados.

El desarrollo de tecnologías convergentes que combinan la propia


biotecnología con las tecnologías de la información para aplicaciones
agroalimentarias, como es el caso de biosensores tanto de la naturaleza
como de la ya mencionada biología sintética, pueden tener múltiples
aplicaciones como la muestra composiciones enzimáticas, la detección de
plagas, la presencia de contaminantes, entre otros (Castro-Ortiz et al.,
2007), por lo que han generado altas expectativas en innovaciones
relacionadas con el sector agroalimentario; sin embargo, para el coco y
mango no ha sido así, ya que como puede observarse en la gráfica 4, para el
periodo analizado se obtuvieron 15 y tres patentes (40 por ciento otorgadas
en 2017) en ambos productos, respectivamente, registradas en la CIP de
máquinas o aparatos para tratar cosechas de frutas, destacando a China,
India y México como solicitantes.
Finalmente, como parte de este primer análisis de megatendencias a
través de la vigilancia tecnológica, al excluir las categorías antes señaladas
se detectaron 40 y 26 patentes sobre biotecnología agroalimentaria para
coco y mango (95 por ciento provenientes de China), respectivamente, que
como se observa en la gráfica 5, la mayor parte de los títulos se obtuvieron
en los últimos cinco años, sobre todo para la CIP de alimentos, novedades
vegetales y procedimientos para su obtención y bioquímca, en cuyo caso
fueron menores a las patentes obtenidas en sectores industriales no
agroalimentarias como aplicaciones médicas, dentales y terapéuticas.

Al integrar las patentes de las categorías analizadas en la tabla 2 se


muestra que existe una mayor dinámica de inventiva en biotecnología
agroalimentaria del coco que del mango a nivel internacional; esto es que
por cada patente que se registra para el mango, se generan cinco para el
coco, gran parte de ellas asociadas principalmente a aceites, orgánicos y
procesos de fermentación para la obtención de fertilizantes.
Si bien con aplicaciones agroindustriales derivadas del coco destacan
empresas como Procter & Gamble, Colgate Palmolive, Unilever y Dupont,
para el sector agroalimentario predominan las patentes de compañías
chinas; para el mango sucede igual, son también compañías chinas las que
poseen la mayor participación.
Por otra parte, es notoria la pequeña contribución de México, sobre todo
para el caso del coco, en la que las patentes provienen esencialmente de
empresas extranjeras ubicadas en el país, personas físicas y una más del
Instituto Politécnico Nacional (IPN); mientras que para el mango las patentes
son presentadas en su mayoría por centros públicos de investigación como
los ya mencionados CICY, CIQA, además del Centro de Investigación y de
Estudios Avanzados (Cinvestav) y universidades estatales; asimismo, se
destaca la contribución de México para los años 2011 y 2013 en la categoría
relacionada con orgánicos y sintéticos.

Con los resultados de la tabla 2 se han realizado dos correlaciones de


acuerdo con lo señalado en el apartado de “Materiales y métodos” del
presente trabajo. Para el caso del coco, con un primer nivel de integración
(prueba Dickey-Fuller) la regresión queda de la siguiente manera:
Para el coco, la ecuación es 0.2149cmx = 0.0073cit + u, que con coeficiente
de correlación r2 de 0.0591 o 5.91 por ciento y un valor Prob de 0.5284, la
variable independiente (patentes a nivel internacional) no es representativa,
por lo que no existe relación entre la inventiva en México con la del resto
del mundo en cuanto a la biotecnología agroalimentaria del coco. Por otro
lado, con respecto al mango la regresión es la siguiente:

En el caso del mango, la ecuación es 0.2612mx = –0.0390it + u, que con


coeficiente de correlación r2 de 0.0835 u 8.35 por ciento y un valor Prob de
0.4506, la variable independiente (patentes a nivel internacional de mango)
tampoco es representativa, por lo que no existe relación entre México con la
del resto del mundo en el caso del mango.
Ambas regresiones no muestran heterocedasticidad al tener residuales
distintos a cero y un valor Prob superior a 0.05 mediante la prueba de
White; a través de la prueba de Breusch-Godffrey existe un comportamiento
estacional en dos rezagos y cuyo valor Prob es de 0.0000, por lo que se han
aplicado binarios y ajuste estacional, eliminando con ello la
multicolinealidad.
Conclusiones
Las megatendencias de la biotecnología agroalimentaria muestran una
mayor contribución del coco en la emergencia de innovaciones,
principalmente en categorías como orgánicos, sintéticos y procesos de
fermentación, con dinámicas asociadas a la I+D liderada por empresas de
China; por otro lado, el mango evidencia una menor dinámica innovadora
en la que destacan categorías de orgánicos, alimentos funcionales y
sintéticos, esta última con una importante contribución de México y de
manera particular de universidades y centros públicos de investigación.
Es fundamental la intervención de los sectores generadores de
conocimiento, sin embargo, por su objeto social no pueden comercializar
directamente sus tecnologías desarrolladas y protegidas, lo cual lleva a
plantear la duda acerca del aprovechamiento real de tales invenciones en el
mercado ante la falta de vinculación entre la academia y la empresa como
una problemática evidente, siendo el sector agroalimentario altamente
vulnerable ante la volatilidad de los precios internacionales y la baja adición
de valor con el que se caracterizan los productos mexicanos analizados,
además de la insuficiencia de incentivos para incrementar las capacidades
innovadoras de las empresas del sector y la realización de actividades de I+D
ante un panorama de alta incertidumbre.
Mediante las regresiones ha sido posible atender el segundo objetivo,
donde el análisis correlacional muestra que la dinámica de la inventiva en la
biotecnología agroalimentaria de ambos productos no está asociada a la
actividad internacional, encontrando que existen brechas notorias en el
desarrollo y protección de la tecnología entre México y el resto del mundo,
tratándose mayormente de esfuerzos independientes a la dinámica global de
las actividades innovadoras identificadas como parte de las megatendencias.
Esta investigación resulta útil ya que permite identificar el estado del arte
de las tecnologías y categorías emergentes caracterizadas como
megatendencias para el coco y el mango, ofreciendo datos relevantes para
evitar la duplicidad de esfuerzos en actividades de I+D y lograr una mejor
posición competitiva, además de facilitar la visibilización de los actores
dinámicos en la generación de conocimiento, así como contribuir en
posibles encuentros para el establecimiento de mecanismos de transferencia
de tecnología, esto para el sector académico y privado, mientras que para el
público se contribuye en la generación de información documentada que
permita diseñar mecanismos de política pública para favorecer actividades
de I+D e innovación en categorías y aplicaciones escasamente atendidas,
pero con una demanda creciente a nivel mundial.
Por otra parte, herramientas como los sistemas de clasificación y bancos
de patentes son esenciales en el proceso de vigilancia tecnológica como
parte de la gestión de proyectos; no obstante, es necesario robustecer el
análisis al contemplar no sólo la parte técnica, sino también la validación,
factibilidad y rentabilidad en el mercado, aunado a los mecanismos
jurídicos que conllevan la protección y transferencia de tecnología.
Finalmente, es menester evaluar y contrastar el comportamiento de las
megatendencias en la actualidad, así como llevar a cabo investigaciones
más profundas sobre los alcances de cada una de las categorías analizadas,
la causalidad y efectos de su propia dinámica innovadora.

Agradecimientos
Este trabajo deriva del proyecto “Gestión e impulso de la innovación para la
competitividad de las cadenas agroalimentarias”, apoyado por la
Convocatoria para Financiamiento de Proyectos de Investigación Semilla
2018, de la Universidad Autónoma de Guerrero, esto en el marco de la
realización de actividades de investigación de la Cátedra Conacyt 939
“Desarrollo de las cadenas agroalimentarias en Guerrero para detonar su
competitividad” en esa misma institución.

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Capacidades tecnológicas, innovación y reacciones
creativas de dos empresas de la industria de los
alimentos y la agricultura en México, relacionadas
con la biotecnología
Marcela Amaro Rosales 42

Myrsia Eliany Sánchez Goicochea 43

Introducción
La innovación es el resultado de acciones intencionales de agentes
individuales y de la dinámica del sistema (Antonelli, 2014: 218). Dicho
sistema se encuentra todo el tiempo cambiando y demandando nuevas
soluciones a muy diversos problemas, lo cual implica que las empresas
deben reaccionar de forma creativa modificando sus prácticas existentes
(Schumpeter, 1947, citado en Antonelli, 2014). Responder creativamente
depende de los procesos de aprendizaje, de la acumulación de capacidades,
de la habilidad de incorporar conocimiento externo y del contexto. Por
tanto, innovar es una combinación de factores a diversos niveles, donde las
condiciones contextuales pueden determinar en gran medida la dinámica de
la innovación.
Esto es relevante ya que hay sectores e industrias donde el dinamismo
tecnológico es más veloz que otros. En el caso de la industria de los
alimentos y la agricultura, éstas se han visto trastocadas de forma muy
importante con la biotecnología moderna, pues ha permitido una serie de
cambios que ha diversificado y especializado el tipo de procesos y
productos.
En este sentido, responder creativamente ante la sofisticación de
demandas requiere fundamentalmente contar con capacidades tecnológicas
que les permitan a las empresas reaccionar estratégicamente a los cambios
en los mercados a través de las innovaciones. Dado lo anterior, se plantea
que el objetivo de este trabajo es analizar el tipo de capacidades
tecnológicas en biotecnología de dos empresas mexicanas de la industria
de los alimentos y la agricultura en México. Lo cual permitirá identificar el
tipo de respuestas de dichas empresas. Las preguntas que guían este trabajo
son: ¿qué tipo de capacidades tecnológicas tienen las empresas analizadas?,
y ¿cuáles son las características de las respuestas de dichas empresas, en el
contexto de la innovación? La metodología es de corte cualitativo, apoyada
en estudios de caso a profundidad en los cuales se aplicaron entrevistas
abiertas y un cuestionario estructurado basado en las diversas taxonomías
de capacidades tecnológicas (Bell y Pavitt, 1995; Lall, 1992; Bell y
Figueiredo, 2012; Dutrénit, 2004; Figueiredo, 2001 y 2003), mismo que fue
adaptado a las características de las empresas relacionadas con la
biotecnología.
El capítulo se estructura de la siguiente manera: en el primer y segundo
apartados se presentan los conceptos que refieren a la innovación como un
proceso de respuestas creativas y a las capacidades tecnológicas. El tercero
sintetiza las características de la industria alimentaria y la agricultura que se
relaciona con la biotecnología, en referencia a los procesos de innovación, y
se presenta una matriz de capacidades tecnológicas que servirá de guía para
analizar a las empresas seleccionadas más adelante. En el cuarto apartado se
exponen los estudios de caso de las dos empresas elegidas y finalmente las
conclusiones.

Respuestas creativas:
innovación y capacidades tecnológicas
El mercado evoluciona y en él constantemente se incorporan mecanismos
que inducen novedades. Desde una visión schumpeteriana las empresas
intentan reaccionar ante situaciones inesperadas, resultado de cambios en
las condiciones de mercado, productos y factores para poder mantener sus
niveles de rentabilidad. Dichas reacciones pueden ser de dos tipos:
adaptativas o creativas.44 Las reacciones adaptativas implican que la
empresa cambie sus combinaciones dentro de las técnicas productivas que
ya conoce (modificaciones técnicas y tecnológicas). Mientras que las
reacciones creativas involucran la generación de nuevas tecnologías
(Antonelli, 2018).
La capacidad de una empresa para reaccionar creativamente estará en
función de la disponibilidad de conocimiento interno, por tanto, de su
capacidad de aprendizaje y adaptación, del conocimiento externo y su
capacidad de absorción. Lo anterior implica dos cosas fundamentales. La
primera nos plantea la relación de las empresas con el contexto de
producción de conocimiento, ya que entre más conocimiento disponible
exista, y a más bajo costo, será más probable que se generen derramas
susceptibles de ser usadas por las empresas para reaccionar creativamente,
de lo contrario, las respuestas serán sobre todo adaptativas (Antonelli,
2018). El segundo aspecto relevante es la capacidad instalada de las
empresas para absorber el conocimiento y desarrollar el suyo, lo cual
implica inversiones previas que les permitan contar con una base mínima de
conocimiento tecnológico que les da habilidades para aprovechar el
conocimiento externo, además de producir nuevo. Si las empresas no tienen
un nivel mínimo de conocimiento y capacidades de aprendizaje, no podrán
absorber el conocimiento disponible o por lo menos será más complicado,
lo que usualmente las conducirá a tener reacciones adaptativas. Por el
contrario, si las empresas cuentan con un stock amplio de conocimiento y
capacidades de aprendizaje y absorción, entonces, lo más probable es que
sus reacciones sean creativas.
La dinámica descrita previamente refleja que la introducción de las
innovaciones es una propiedad emergente que resulta de las interacciones
entre acciones individuales de las empresas y las propiedades del sistema
(Foster y Metcalfe, 2012; Robert, Yoguel y Lerena, 2017, citados en
Antonelli, 2018). Cabe señalar dos aspectos más que se relacionan con el
tipo de reacción, ya que la capacidad y el tipo de reacción está en función
de lo que se ha explicado previamente de manera sintética: conocimiento
tecnológico, aprendizaje y capacidades de absorción. También existen dos
mecanismos que impactan en el tipo de reacción; por un lado, y a pesar de
que se denomine “reacción”, las empresas pueden producir innovaciones no
únicamente por la presión que ejerce la demanda del mercado (demand
pull), sino también como un resultado endógeno proveniente de un proceso
de path dependence derivado de la investigación y el desarrollo (I+D) que
vienen realizando las empresas (Barletta, Pereira y Yoguel, 2014) y del
proceso de acumulación de capacidades.
Como puede observarse, el proceso de innovación tiene características
endógenas y exógenas, y la competencia está basada en desequilibrios
constantes que implican competencia imperfecta.45 Más allá de discutir las
hipótesis sobre los determinantes de la innovación, demanda u oferta,
retomaremos el concepto de coevolución entre innovación y demanda
planteado por Saviotti (1996) y Saviotti y Pyka, (2015: 16), el cual refiere la
existencia de dos componentes diferentes (C1 y C2) que interactúan de tal
manera que los cambios en uno de ellos (C1) afectan a (C2) y viceversa.
Esto implica una mutua interacción que debe durar varios periodos, dando
lugar a un ciclo de retroalimentación sostenido. Esto sólo para discutir la
importancia que, para las empresas de los países en vías de desarrollo como
México, puede tener una visión que se centre más en las innovaciones
provenientes de la demanda que de la oferta.
Hemos planteado hasta ahora las características asociadas a las
reacciones adaptativas y creativas. Dichas características nos permitirán
entender el tipo de respuestas que las empresas biotecnológicas
seleccionadas en este estudio han tenido; pero también nos ayudarán a
identificar, en el caso de las empresas biotecnológicas mexicanas
relacionadas con la industria de los alimentos y la agricultura, cuáles son las
respuestas más exitosas o susceptibles a serlo, dadas sus particularidades y
el contexto donde se desenvuelven. Por tanto, en esta investigación
definimos a la innovación como: “una propiedad emergente del sistema
económico que depende de las conductas creativas intencionales de los
agentes en condiciones de desequilibrio y de la arquitectura de conexiones”
(Barletta, Pereira y Yoguel, 2014: 59). Como se mencionó previamente, las
reacciones adaptativas y creativas están en función de diversos tipos de
capacidades; entre las que se ubican las de aprendizaje, adopción y
tecnológicas. En esta investigación, nos concentraremos en las capacidades
tecnológicas.

Acumulación de capacidades tecnológicas


Los mecanismos a través de los cuales las empresas desarrollan, transfieren,
imitan, adaptan y asimilan conocimiento tecnológico se denominan como
“capacidades tecnológicas” (Bell y Pavitt, 1995; Lall, 1992). Identificar las
características de dichas capacidades permite dar cuenta de los procesos de
aprendizaje y de la base de conocimiento tecnológico necesarios para
desarrollar innovaciones (Dutrénit, Vera-Cruz y Arias, 2003).
Hay diversas taxonomías sobre el tipo de capacidades tecnológicas, pero
la mayoría de ellas coincide a grandes rasgos en la existencia de tres tipos:
básicas, intermedias y avanzadas (Katz, 1987; Dahlman et al., 1987; Lall,
1987), bajo la consideración de que es necesario contar con un mínimo de
capacidades tecnológicas para desarrollar procesos de innovación; y como
fue expuesto previamente, innovar depende de las condiciones internas y
del contexto externo, lo que implica un proceso dinámico que involucra la
interacción de las empresas con otros agentes económicos tanto privados
como públicos, locales y extranjeros (Lall, 1992).
En términos generales, las taxonomías reflejadas en la matriz de
capacidades tecnológicas muestran en las columnas las principales
actividades tecnológicas y en las filas los diferentes grados de madurez de
esas capacidades. En el largo plazo, las capacidades que se originan de estas
actividades ayudan a fortalecer la secuencia de acumulación de capacidades
tecnológicas y crean la base para la diversificación de nuevos productos e
industrias. Las capacidades básicas permiten sólo una contribución al
cambio relativamente pequeño e incremental; mientras que en los niveles
intermedios y avanzados, las capacidades tecnológicas pueden tener una
contribución al cambio más considerable, novedoso y ambicioso (Bell y
Pavitt, 1993).
Si bien la taxonomía sirve para analizar de manera estática y dinámica las
capacidades tecnológicas adquiridas por una empresa y a pesar de que los
autores señalan el carácter indicativo de la secuencia establecida en la
matriz, la concepción de acumulación de capacidades tecnológicas en
términos de grandes etapas tiene sus limitaciones, “pues las empresas
pueden adquirir capacidades tecnológicas más sustanciales en unas
actividades que en otras, por lo tanto, la clasificación de nivel básico,
intermedio y avanzado resulta restringida” (Dutrénit et al., 2003; Vera-
Cruz, 2004; Torres, 2006). Es por ello que se requiere analizar los procesos
que condujeron a ese nivel de acumulación o desacumulación de
capacidades tecnológicas.
En este sentido, muchos de los análisis sobre capacidades tecnológicas
han sido criticados por no mostrar la trayectoria que las empresas han
seguido desde los procesos de aprendizaje, absorción, acumulación y
creación de nuevas capacidades. Ya se ha argumentado que lo más
importante en el tema es identificar los senderos evolutivos que han seguido
las empresas, ya que a partir de esos mecanismos se generan rutinas
organizacionales que les permiten mantenerse competitivamente. Lo
anterior es de especial relevancia para las empresas de los países en
desarrollo, pues identifica cuáles son los elementos que inhiben o propician
las innovaciones, desde las etapas primigenias.
El proceso de acumulación de capacidades tecnológicas se da a través del
tiempo, involucra el acopio de recursos intangibles, habilidades y recursos
creativos. Las características de los senderos evolutivos de las empresas
dependen de factores internos y externos; los factores internos se relacionan
con la trayectoria tecnológica de la empresa, la cual tiene vínculos directos
con su historia, su cultura organizacional y tecnológica, las estrategias de
negocios y tecnológicas; mientras que los factores externos más importantes
están asociados al ambiente económico en el cual operan las empresas y
con las características del sistema nacional de innovación (Dutrénit et al.,
2003). “Esto lleva a la idea de que las empresas aprenden a través del
tiempo, acumulan conocimiento tecnológico y se comprometen
progresivamente con nuevas actividades para adquirir nuevas capacidades”
(Dutrénit, 2000).
Algunos autores coinciden que para comprender cómo han acumulado
capacidades tecnológicas las empresas de los países en desarrollo, es
importante comenzar por identificar el perfil de capacidades tecnológicas de
cada empresa; por ello, es clave entender los procesos de aprendizaje
tecnológico que han permitido la construcción y acumulación de dichas
capacidades, es decir, las empresas aprenden a lo largo del tiempo,
reuniendo conocimiento tecnológico (Dutrénit et al., 2003; Vera-Cruz,
2004; Torres, 2006; Guadarrama, 2006). El aprendizaje tecnológico se
refiere a la variedad de procesos a través de los cuáles los individuos —y a
través de ellos, las organizaciones— adquieren conocimientos y habilidades
técnicas; así como los procesos que incrementan o refuerzan los recursos
para generar y administrar las capacidades tecnológicas (cambio técnico).
Éste incluye procesos y resultados, es gradual y acumulativo (Bell, 1984;
Bell y Pavitt, 1993).
La evidencia empírica sugiere que las empresas pueden haber seguido
diferentes senderos evolutivos de acumulación para alcanzar niveles
similares de capacidades tecnológicas en ciertas actividades; las empresas
acumulan más capacidades tecnológicas en unas actividades que en otras; la
secuencia de acumulación también es diferente, es decir, unas empresas
requieren mucho tiempo para adquirir ciertas capacidades tecnológicas,
mientras que otras avanzan más rápidamente; asimismo, hay procesos de
desacumulación de capacidades tecnológicas. En otras palabras, se observa
una amplia variación en los ritmos de acumulación y en el nivel de
sofisticación de las actividades desarrolladas entre los estudios a nivel
empresa, industria y país (Katz, 1982, citado en Vera-Cruz, 2004; Bell y
Pavitt, 1993; Kim, 1997; Dutrénit, 2000, 2004; Dutrénit et al., 2003; Vera-
Cruz, 2004).

Alimentos y agricultura: una propuesta para la identificación de sus


capacidades tecnológicas
La industria de los alimentos en México representó en 2018 más de 23 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del sector manufacturero (INEGI,
2020). En los últimos años ha mostrado dinamismo y se ha convertido en el
segundo proveedor de alimentos procesados de Estados Unidos, además de
ser el tercer mayor productor internacional, sólo detrás de Estados Unidos y
Brasil (CIAL, 2018).
En términos generales, la industria alimentaria agrupa a las unidades
económicas encargadas de la elaboración, conservación y envasado de
productos alimentarios para consumo humano y para animales, así como la
elaboración de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, al beneficio del tabaco
y a la elaboración de productos de tabaco (INEGI, 2019). Esta industria se
compone a su vez de nueve subsectores: elaboración de alimentos para
animales; molienda de granos, semillas y obtención de aceites y grasas;
elaboración de azúcares, chocolates, dulces y similares; conservación de
frutas, verduras, guisos y otros alimentos preparados; elaboración de
productos lácteos; matanza, empacado y procesamiento de carne de ganado,
aves y otros animales comestibles; y finalmente, preparación y envasado de
pescados y mariscos.
Además de la importancia con respecto a su participación en el PIB, la
industria alimentaria en México agrupa aproximadamente entre el 30 y 35
por ciento de las empresas del sector manufacturero y entre el 18 y 20 por
ciento del empleo del mismo sector (INEGI, 2020). Sin embargo, en contraste
con lo anterior, la industria muestra un bajo valor agregado (15 por ciento)
y un pobre nivel de inversión en activos fijos (13 por ciento) (Moreno,
Cuevas y Michi, 2015). Ello nos lleva a reflexionar acerca de la
composición empresarial de la industria, ya que, como tendencia general,
ésta se ha ido agrupando en grandes conglomerados de producción y
distribución.
De acuerdo con autores como López, Solleiro y Del Valle (1996);
Rendón y Morales (2008) y Chauvet, Massieu y González (2001), la
industria alimentaria en conjunto con la agrícola ha establecido diversas
estrategias de “integración vertical externa”, a través de las cuales se han
formado grandes consorcios que incluyen empresas productoras de
semillas, biotecnológicas, agroquímicos, agroindustriales y alimentarias, lo
que apunta claramente hacia una fuerte tendencia a la concentración de
mercado.
El comportamiento de la industria alimentaria comparte ciertos rasgos
característicos con el sector agrícola. Si bien esta investigación no está
enfocada en el análisis y discusión de las tendencias sectoriales, se
identifica que hay cambios sustanciales que responden a la dinámica global
productiva y de comercialización en los mercados agroalimentarios que a su
vez se han visto modificados por las dinámicas de producción
biotecnológica. Sólo para contextualizar, se señala que el sector agrícola es
muy importante en términos económicos y sociales para México. Basta
mencionar que es el sector que presentó mayor crecimiento real en términos
anuales durante 2019 con un 3.4 por ciento y al segundo trimestre del
mismo año, el PIB a precios de mercado fue de 24’286,580 millones de
pesos (mdp), representado un incremento del 3.0 por ciento en relación con
el mismo periodo del año 2018 (Centro de Estudios para el Desarrollo Rural
Sustentable y la Soberanía Alimentaria, 2019).
Además de lo anterior, desde 2013 ha mostrado como tendencia un
aumento sostenido en su participación en el valor agregado como
porcentaje del PIB, oscilando entre el 3.14 y 3.42 por ciento. En esta
investigación sólo nos interesa recalcar algunos elementos relevantes que
permitan visualizar la importancia que tienen las empresas biotecnológicas
relacionadas con el sector. En ese sentido, cobra más importancia
mencionar que algunas de las técnicas de la biotecnología presentes en el
sector son: marcadores moleculares de ADN, manipulación y transferencia
de genes, reproducción vegetativa (cultivos y especies arbóreas forestales),
trasplante y congelación de embriones (ganado), y la tripodización (peces)
(Ruane y Zimmermann, 2003). En el caso particular de México, basadas en
el trabajo de campo realizado, se identifica que algunas de las principales
técnicas biotecnológicas son: secuenciación de genomas, genes y ADN,
cultivo celular y de tejidos, genómica, proteómica, fermentación usando
biorreactores, bioprocesamiento y tecnología enzimática.
A nivel global el sector denominado agroalimentario ha mostrado un
dinamismo importante. En el caso de la industria de los alimentos se ha
diversificado por diversos motivos como: cambios en el tamaño de los
hogares (tendencia a ser más pequeños); la reurbanización de espacios
céntricos; enfermedades crónicas y sobrepeso; cambios en el perfil del
consumidor (EY, 2019). En el caso de México, pero no únicamente, se ha
registrado que ciertos segmentos de consumidores, sobre todo con alto o
medio alto poder adquisitivo, han ido transitando hacia productos “más
saludables” que en ocasiones incluyen productos orgánicos o funcionales.
El crecimiento aún no es tan importante como lo es en países como Estados
Unidos donde se registró en 2019 un incremento en las ventas de estos
productos del 7.7 por ciento, comparado con 0.2 por ciento de los alimentos
tradicionales; sin embargo, se identifica ya un grupo de iniciativas
empresariales nacionales e internacionales que están buscando posicionarse
en el segmento. Es importante destacar estos cambios en los perfiles de
consumo, porque esa diversidad permite un amplio espacio para la
biotecnología, sobre todo en los denominados alimentos funcionales y
nutracéuticos; así como en la producción de ingredientes, formulaciones
para mantener la inocuidad y la calidad de los alimentos.
En el sector agrícola hay importantes procesos de innovación
relacionados con la biotecnología en la producción de semillas, variedades
vegetales, en los insumos para el manejo agronómico durante la cosecha y
poscosecha, así como biofertilizantes, abonos, diversos tipos de
mejoradores y métodos potencializadores de la calidad de cultivos y las
semillas (Amaro, 2019). Estas últimas son de especial relevancia para
México y es allí donde se observan capacidades tecnológicas importantes
en la biotecnología, además de que se concentra el mayor número de
empresas biotecnológicas en México: 44 por ciento en agricultura y 18 por
ciento en alimentos y bebidas (Amaro y Natera, 2020).
Metodológicamente, para el análisis de los estudios de caso hemos
retomado la matriz de capacidades tecnológicas propuesta por Dutrénit,
Vera-Cruz y Arias (2003), así como de Amaro y Natera (2020). La matriz
contiene los niveles: básico, intermedio y avanzado. Éstos, a su vez, se
dividen en funciones técnicas: capacidades de inversión, producción y
soporte. A cada uno de los niveles se asocian una serie de actividades que
se traducen en capacidades. Ello permite identificar el nivel de capacidades
y las acciones relacionadas con cada uno. Cabe mencionar que en el análisis
que aquí se desarrolla, la matriz no expresa una suerte de escalamiento o
cambio de niveles, ya que como se explicó previamente, pueden existir
combinaciones diversas donde en un mismo tipo de capacidades se ubiquen
niveles básicos, intermedios y avanzados.

Nutravia y Biofábrica Siglo XXI: dos ejemplos de reacciones creativas y


adaptativas
En el presente apartado se muestran los dos estudios de caso elegidos para
dar cuenta del tipo de capacidades tecnológicas que se encontraron y del
tipo de respuesta innovativa. No son casos representativos de las empresas
relacionadas con la biotecnología en México; de alguna manera podemos
considerarlos “casos de éxito”, lo cual implica que no reflejan una realidad
generalizable. Sin embargo, el objetivo de este trabajo no es generalizar,
sino identificar algunos rasgos positivos en dichas experiencias. El apartado
se divide en dos, en cada subapartado se presenta una síntesis de la historia
de la empresa y características generales que nos permiten contextualizar y
dar paso a la descripción de las capacidades tecnológicas, asimismo se
analiza el tipo de reacción de las empresas.

Nutravia S.A de C.V.46


Características de la empresa
Nutravia es una empresa con características muy particulares. Constituida
formalmente en 2011, es resultado de la inquietud de cuatro socios, todos
inmiscuidos ya sea por su actividad profesional y su formación en
actividades relacionadas con la alimentación. La empresa está certificada
como una Oficina de Transferencia Tecnológica (OTT) ante el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Han diversificado sus
actividades en el desarrollo de soluciones, mejoras tecnológicas, plataforma
de análisis y estrategias en el área de biotecnología en alimentos. En
palabras de una de las socias de la empresa, tienen un perfil de spin-off, que
si bien no se desprendió formalmente del Centro de Investigación en
Biotecnología Aplicada (CIBA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sí
tienen una estrecha relación con dicho centro, ya que los socios fueron
estudiantes del mismo y tuvieron una fuerte influencia de la visión del
centro, el cual apunta a realizar actividades de investigación aplicadas y con
una vinculación cercana a las problemáticas productivas expresadas a través
de empresas o grupos de productores. Sin duda, la cercanía con el doctor
Sergio Trejo, profesor-investigador del CIBA, marcó una diferencia
significativa en la decisión de formar una empresa.
La historia de Nutravia —al igual que el de muchas pequeñas empresas
— está marcada por una fuerte colaboración entre los socios fundadores que
ha implicado que pongan recursos propios y que aprendan y desarrollen
capacidades más allá de su experiencia o formación educativa, ya que
provienen de áreas como la bioquímica, nutrición, tecnología y
biotecnología productiva, entre otras. Pero destaca que llevar a buen puerto
la empresa les ha demandado aprender cosas relacionadas con la gestión
administrativa, empresarial, organizacional y tecnológica. Si bien no
tuvieron educación formal en temas de gestión, adquirieron conocimientos
durante su formación en el CIBA, pues esta institución tiene como esquema
de formación las estancias en empresas donde se realiza la tesis. Ello genera
una sensibilidad distinta sobre el tema del trabajo colaborativo y de la
vinculación, ya que les permite a los estudiantes tener cercanía con
problemas productivos, además de que aprenden cosas básicas sobre el
funcionamiento de las empresas.
Nutravia es una empresa flexible que conjunta habilidades técnico-
productivas en la parte de alimentos y procesos, con conocimientos sobre
gestión tecnológica. Si bien su experiencia tecnológica está concentrada en
los alimentos, la química extractiva, nutrición y microbiología, se ha
constituido como una empresa que incuba otras y han logrado construir a su
alrededor un ecosistema de empresas de base tecnológica en biotecnología.
Explicaremos esto más adelante y con detalle, pero es importante
mencionar que Nutravia ha diversificado sus actividades y actualmente
apuntan a la formación de recursos humanos, la generación de proyectos en
colaboración con otras empresas e instituciones públicas como oficina de
transferencia tecnológica y empresa que brinda servicios y desarrollos
tecnológicos para la industria alimentaria. Esta diversificación sin duda es
una respuesta creativa que les permite mantenerse económicamente y llevar
a cabo procesos de innovación.
Definimos a Nutravia como una pequeña empresa, ya que formalmente
no tiene más que un trabajador inscrito en la seguridad social; sin embargo,
la mayoría de los trabajadores funcionan a través de contratos por proyecto
y honorarios. Esto les ha permitido manejar esquemas diversos de
organización en el trabajo, llegando a tener proyectos donde laboran hasta
40 personas con formaciones en distintas áreas como: biotecnología,
bioquímica y biología, principalmente. No obstante, este tipo de
organización también implica retos porque es necesario que constantemente
estén buscando proyectos que ayuden a mantener razonablemente a una
base de recursos humanos calificados, pues destaca que la mayoría de los
trabajadores de la empresa cuentan con formación de posgrado, maestría o
doctorado. Además de que es necesario capitalizarse para tener
infraestructura, ya que en biotecnología es muy importante contar con ésta:
laboratorio, equipos, materiales, plantas piloto, etcétera, que les permita
desarrollar las diversas fases de la puesta en marcha de un proyecto
tecnológico.
Es necesario hacer una anotación debido a que existen diversos tipos de
empresas biotecnológicas y dadas las características de Nutravia la hemos
clasificado como una “plataforma tecnológica”, pues su objetivo no es la
obtención de productos innovadores para comercializarlos, sino el
desarrollo de proyectos de I+D que brinden soluciones, ya sea productos o
servicios para la industria alimentaria y de nutrición. Esto es muy esencial
porque observamos que han detectado un área de oportunidad que les puede
permitir mantenerse de forma activa sin entrar directamente a la
comercialización y venta directa al público. Y más bien, han
complementado capacidades con este ecosistema de empresas que han ido
formando a su alrededor, como Microdiversa, empresa que se dedica a
colectar, estudiar, preservar y cultivar organismos de importancia agrícola,
ambiental, médica y farmacéutica. Así como Bionuvia, que es una
asociación civil de educación a nivel posgrado y de investigación en
bioprocesos, nutrición avanzada y biotecnología. Esta asociación civil,
además de ofrecer servicios educativos a nivel maestría y diplomados,
oferta servicios de diseño y capacitación para la industria.

Capacidades tecnológicas y tipos de respuesta de innovación


Como mencionamos previamente, Nutravia es un caso particular ya que
además de ser una empresa biotecnológica relacionada con las soluciones
para la industria alimentaria, también funciona como una Oficina de
Transferencia Tecnológica (OTT) que incuba a otras empresas. Esto ha sido
muy importante debido a que la empresa se ha diversificado en sus
actividades, ya que como se explicó anteriormente, también realizan una
importante labor en la formación de recursos humanos calificados para
dotar a la industria de los alimentos, con perfiles multidisciplinarios y
promoviendo el emprendimiento tecnológico.
Como OTT promueven un enfoque de vinculaciones no solamente entre la
academia y la empresa, sino también entre empresas, lo cual es muy
importante, dado el perfil empresarial del sector y del país en general.
Además de que realizan actividades de vigilancia tecnológica y scouting,
evaluación y desarrollo tecnológico, vinculación, asimilación y
transferencia de tecnología, así como de asesoría y acompañamiento en el
área de protección intelectual.
Cabe destacar que han desarrollado una serie de actividades rutinarias
que les han permitido generar capacidades en la gestión y organización. Por
ejemplo, cuentan con un Manual de Procedimientos Administrativos y de
Operación, en el que se delimita claramente cuál es el plan estratégico que
se seguirá para cada proyecto emprendido. Este plan incluye la intervención
de cuatro áreas: la dirección ejecutiva, administración y finanzas, propiedad
intelectual y estudio de factibilidad y vigilancia tecnológica. El manual es
un ejemplo claro de la generación de capacidades tecnológicas, ya que atrás
de ello existe un proceso de aprendizaje, resultado de las actividades que
han realizado previamente. Asimismo, incluye más procedimientos sobre
las actividades involucradas en el asesoramiento tecnológico, la
administración y finanzas, la propiedad intelectual y el financiamiento, los
estudios de factibilidad técnica, económica y de spin off y spin out, así
como la vigilancia tecnológica y de gestión de proyectos. Cada parte del
manual establece: objetivo del procedimiento, política de operación, áreas
asignadas, descripción de las actividades de cada responsable, formatos o
documentos que deben usar y el diagrama de flujos para cada etapa.
En la tabla 2 esquematizamos las capacidades tecnológicas de la empresa
Nutravia. Como puede observarse, en las capacidades de inversión —que a
su vez se dividen en la toma de decisiones y control— la empresa tiene
capacidades básicas, intermedias y avanzadas, ya que desarrollan labores
intensas de vigilancia tecnológica y análisis del estado del arte que, como
ya mencionamos, está sistematizado en el Manual de Operaciones y expresa
claramente cómo se han establecido capacidades para la toma de decisiones
en cuanto a la generación de proyectos tecnológicos. En el mismo sentido,
en la preparación y ejecución del proyecto se cuenta con capacidades
básicas, intermedias y avanzadas debido a que tienen estructurados
diagramas de flujo y etapas claramente definidos que les permiten llevar a
cabo proyectos desde el nivel más básico, hasta el diseño de procesos y
desarrollo de I+D, lo que incluye también la optimización de procesos y
tecnologías. Evaluamos que las respuestas innovativas relacionadas con este
tipo de capacidades son más de tipo adaptativo en primer momento, pero
dado que revelan capacidades avanzadas, consideramos que la empresa
muestra capacidad de reaccionar creativamente, ya que cuentan con una
importante disponibilidad de conocimiento interno; por tanto, de su
capacidad de aprendizaje y adaptación, del conocimiento externo y su
capacidad de absorción les permiten reaccionar creativamente.

En lo que respecta a la producción identificamos capacidades básicas,


intermedias y avanzadas, ya que cuentan con habilidades para adaptaciones
y desarrollos tecnológicos que implican procesos de licenciamiento a
terceros e innovaciones en proceso. En lo que se refiere a las capacidades
centradas en el producto se observa que también cuenta con los tres tipos de
capacidades, pero es importante hacer la siguiente anotación, pues si bien
cuenta con los tres niveles, la empresa no está dedicada a la
comercialización directa de productos, esto es crucial mencionarlo porque
pudiese parecer que podrían desarrollar productos para el mercado; sin
embargo, su orientación, como lo que hemos definido aquí de “plataforma
tecnológica”, le permite desarrollar productos, pero bajo petición de las
empresas con las que trabajan brindándoles soluciones a la medida. Y en
algunos casos, en desarrollos de producto han registrado patentes, pero con
la finalidad de ser licenciadas. Esto es así porque para la producción se
requieren capacidades distintas y estándares de calidad que no se han
enfocado a desarrollar. Es fundamental mencionar que Nutravia cuenta con
capacidades de producción que ha logrado desarrollar gracias al alto nivel
de los recursos humanos y sobre todo a la fuerte vinculación con el sector
industrial. Es por ello que, a nivel nacional, en este subsector consideramos
que es una de las pocas empresas —sino es que la única— que ha
determinado como estrategia la especialización en servicios tecnológicos.
Como mencionamos previamente, la fuerte vinculación con el sector
empresarial, en especial de los alimentos a nivel nacional e internacional,
les ha permitido ubicar un nicho de oportunidad que no se concentra en la
producción en sí misma, ya que el objetivo no es generar productos para
venderlos directamente, sino mejorar procesos y/o desarrollar productos de
sus compradores.
Las funciones técnicas de apoyo se dividen en dos; las primeras refieren
a las capacidades para vincularse. En ese sentido, Nutravia tiene relaciones
estrechas de colaboración tanto con empresas como con instituciones de
educación superior. En el primer caso, destaca que en los proyectos que
realizan con empresas involucra los tres niveles de capacidades ya que el
trabajo que ejercen se lleva a cabo cercanamente con las compañías; los
grupos de trabajo de Nutravia tienen una constante interacción con sus
pares en la empresa, hay movilidad, estancias, apertura en todo el proceso,
lo que habla de un nivel muy avanzado de este tipo de capacidades. Ello se
debe en gran medida a la visión con la que la empresa se formó, pues
naturalmente han hecho a la vinculación parte de su proceso de
investigación y desarrollo. Además, es necesario mencionar que como parte
del esquema que tienen de colaboración con las instituciones de educación
superior (IES) implica la constante relación a través de estancias y movilidad
que hacen mediante convenios tripartitas (empresa–Nutravia-IES); de esa
manera, los estudiantes se forman haciendo su tesis en empresas y Nutravia
promueve ello como un organismo puente que permite mayor colaboración
y de alguna manera gestiona el proceso.
En lo que respecta a las capacidades en la producción de bienes de
capital, Nutravia ha instalado una planta piloto, además cuentan con
laboratorios de muy altos estándares de calidad. Esto implicó el diseño de
dicha planta y algunas modificaciones a la maquinaria que allí se instaló. En
ese sentido evaluamos que tienen capacidades mayoritariamente básicas
con algunos rasgos del nivel intermedio, pues el diseño de la planta es
original y hay algunas modificaciones de máquinas basadas en ingeniería de
reversa, adaptaciones y mejoras. Los desarrollos biotecnológicos requieren
de infraestructura costosa, por lo cual en Nutravia expresan que, en el caso
de necesitar equipos muy caros y especializados —con los que no cuentan
—, recurren a la vinculación ya sea con empresas o IES, si es que ellos
poseen dichos equipos. Es importante referir que para la adquisición y
formación de infraestructura fue indispensable su participación en diversos
fondos públicos concursables que Conacyt tenía como parte del Programa
de Estímulos a la Innovación, lo que les permitió tener proyectos
colaborativos con empresas e IES y reinvertir en la empresa. En ese sentido
refieren que aproximadamente el 80 por ciento de sus reinversiones se han
dedicado a la generación de infraestructura.

Biofábrica Siglo XXI


Características de la empresa
Biofábrica Siglo XXI es una empresa agrobiotecnológica mexicana que
ofrece alternativas ecológicas, económicas y sustentables para mejorar la
producción agrícola. Fue incubada por la empresa Asesoría Integral
Agropecuaria (ASIA) y se fundó formalmente en el año 2003 a partir del
convenio de licencia tecnológica celebrado entre el Centro de Investigación
sobre Fijación de Nitrógeno (CIFN)47 y la empresa; la UNAM le transfirió a
Biofábrica el uso de su desarrollo tecnológico (a partir de microorganismos
benéficos para la agricultura) para su explotación exclusiva durante 10 años
que incluye la producción y comercializar biofertilizantes, así como la
explotación comercial de los resultados de futuras investigaciones; a
cambio la empresa pagó 4 millones de pesos y se comprometió a pagar el 5
por ciento de sus ventas a la UNAM durante el periodo del convenio (véase
figura 1).
El modelo de investigación y desarrollo de la empresa se basa en I+D
propio y colaborativo a través de la vinculación, tanto con instituciones
académicas de alto nivel como con instituciones privadas de base científica
y tecnológica. Biofábrica Siglo XXI al inicio sólo se dedicaba a la mejora de
los desarrollos licenciados, producción y comercialización de
biofertilizantes; actualmente se dedica, además, a la investigación,
desarrollo, producción y comercialización de productos
agrobiotecnológicos (cuenta con siete biofertilizantes en el mercado). Los
desarrollos que realiza le empresa implican el uso de distintas técnicas
biotecnológicas, equipos especializados y recursos humanos calificados; así
como innovación y desarrollo en todas las etapas.

Actualmente, Biofábrica llega a biofertilizar entre 50,000 y 100,000


hectáreas por año y exporta sus productos a Centroamérica; en este sentido,
sus principales clientes son: productores de distintos tamaños (uso directo),
empresas agroindustriales, otras empresas del rubro y distintos
distribuidores independientes, con los cuales hay una retroalimentación
constante. No obstante, la empresa se enfrenta a una alta competencia: por
un lado, compite con empresas nacionales, formales y registradas en la
misma línea, que producen o importan y distribuyen biofertilizantes, así
como empresas informales que han aprovechado los vacíos en el marco
regulatorio y ofertan productos de baja calidad; y, por otro lado, se enfrenta
a un competidor indirecto, el uso de agroquímicos.48

Capacidades tecnológicas y tipos de respuesta de innovación


A lo largo del tiempo, la empresa Biofábrica Siglo XXI ha desarrollado
capacidades tecnológicas con distintos grados de madurez (básico,
intermedio y avanzado) y ha combinado actividades de diferente naturaleza
(inversión, producción y vinculación externa) y complejidad. Ha impulsado
capacidades básicas e intermedias de inversión en relación con la toma de
decisiones y control, mientras que en la preparación y ejecución de
proyectos ha desarrollado capacidades en los tres niveles; de manera similar
sucede con las actividades de producción, vinculada con los procesos ha
desarrollado capacidades en sus tres niveles y relacionado con los productos
ha desarrollado capacidades básicas e intermedias; en lo referente a las
actividades de soporte, la empresa ha fomentado capacidades básicas y
avanzadas en cuanto a vinculación externa, y externaliza las actividades de
producción de bienes de capital (véase tabla 3).
El desarrollo de estas capacidades tecnológicas se da bajo la respuesta
creativa de la empresa frente a un escenario marcado por la Revolución
Verde, sustentado en el consumo intensivo de fuentes no renovables,
dependencia de agroquímicos, expansión de monocultivos, degradación de
los suelos, contaminación del agua, entre otros problemas; no obstante, este
modelo de producción agrícola resulta devastador para el medio ambiente.
Bajo este contexto, Biofábrica Siglo XXI decidió invertir y utilizar sus
recursos para retomar y mejorar desde una perspectiva privada el proyecto
gubernamental mexicano de biofertilización (1999-2000) que quedó trunco49
y así promover, producir y comercializar biofertilizantes50 eficaces, de bajo
costo y sustentables (Mexicampo, 2015).
Por otro lado, algunas actividades avanzaron con mayor rapidez y otras
tomaron mucho tiempo para lograr un grado de madurez mayor; se
alcanzaron capacidades avanzadas de producción de procesos y vinculación
externa más rápido, pues desde sus inicios el modelo de innovación de la
empresa se centró en la vinculación con diversas instituciones públicas y
privadas para el desarrollo de investigación colaborativa, mejoramiento de
procesos y/o productos y uso de instalaciones; si bien la empresa inició sus
actividades a partir de un convenio de licencia tecnológica por parte de la
UNAM, con el tiempo fue afianzando sus lazos y firmando otros convenios
con el IPN, Conacyt, INIFAP, los Fideicomisos Instituidos en Relación con la
Agricultura (FIRA) y Stela Genomics con la finalidad de mejorar sus
procesos y productos. Mientras que las capacidades de inversión tomaron
mayor tiempo para fortalecerse, desde sus inicios la empresa invirtió en el
cambio tecnológico, pero es hasta el 2019 que realiza quizás una de sus
mayores inversiones en una planta de I+D propia.
La empresa a lo largo del tiempo ha hecho grandes esfuerzos para
obtener diferentes fuentes de conocimiento tecnológico y desarrollar
actividades más complejas. Ésta realiza constantemente vigilancia
tecnológica a través de la búsqueda de información relevante de la industria
en publicaciones formales, revistas científicas, patentes, evaluación de los
productos de los competidores, entre otros; la investigación que lleva a
cabo, por un lado, se enfoca al desarrollo de nuevos productos y mejorar los
procesos de producción; por otro, se relacionan con los objetivos que
quieren alcanzar con esta tecnología, es decir, investigación enfocada en
buscar un modelo agrícola alternativo a través de distintas estrategias de
investigación (propia, colaborativa y externa); y documentan el
conocimiento tácito en distintos manuales.
Biofábrica ha desarrollado capacidades tecnológicas intermedias en
actividades relacionadas con el producto, desenvolviendo actualmente todo
el proceso de producción de los biofertilizantes a gran escala, adaptaciones
menores y soluciones específicas para el campo mexicano; sin embargo,
actividades vinculadas con la ingeniería básica, ingeniería de detalle y el
diseño de la planta de I+D (bienes de capital) se han realizado mediante la
asesoría del consejo consultivo y, en su mayoría, son externalizadas. Por
otro lado, pese a que la empresa no ha transferido tecnología a otras
empresas, proveedores o clientes, el vínculo e interacción con otros agentes
del sistema de innovación como proveedores, empresas, instituciones
gubernamentales y clientes se ha fortalecido con los años.
Capacidades tecnológicas de inversión: relacionadas con la toma de
decisiones y ejecución de proyectos, la empresa elabora guías de
adquisición de tecnología, perfiles profesionales y monitorea
constantemente los estudios de factibilidad que con el tiempo le ha
permitido establecer distintos convenios de colaboración con precios
especiales y de confidencialidad con sus proveedores, así como búsqueda y
selección de personal con habilidades para resolver problemas y a mantener
mejor el control de los proyectos. La inversión en capacitación técnica y
operativa del personal (capacitación interna al personal para habilitarlo en
sus funciones en distintos niveles),51 además de actividades de formación y
crecimiento del capital humano (capacitación en distintos temas por parte
de las instituciones vinculadas, talleres de empoderamiento y facilidades
para estudiar) le ha permitido a la empresa incrementar la productividad de
sus trabajadores y promover la inventiva de éstos.
Asimismo, la empresa inició sus actividades con una inversión
aproximada de 20 millones de pesos, con el tiempo siguió invirtiendo en el
cambio técnico a través de varias fuentes de financiamiento: inversión
propia, préstamos y vía proyectos públicos (se accedió al financiamiento de
proyectos de Sagarpa, del PEI en su modalidad Innovapyme, y de la
Secretaría de Ciencia y Tecnología de Morelos); y en 2019, con recursos
propios, la empresa llegó a invertir aproximadamente 35 millones en una
nueva planta de I+D y de producción en el Parque Científico y Tecnológico
de Morelos, abriendo la oportunidad para el desarrollo de nuevos proyectos
biotecnológicos. Se ha invertido en I+D (aproximadamente entre 40 y 50 por
ciento), infraestructura básica (materiales y equipos),52 insumos,
capacitación del personal, en la obtención de procesos y productos
terminados. El contar con una planta propia de I+D y disminuir el uso de
infraestructura de instituciones públicas da cuenta de los avances y la
adquisición de capacidades de inversión avanzadas.
Capacidades tecnológicas de producción: a nivel básico, relacionado con
los procesos, la empresa verifica mensualmente las características de los
procesos (control de calidad), planea estratégicamente las distintas
actividades (mejora del layout) y mejora la eficiencia de sus procesos a
partir de las rutinas operacionales y de la capacidad organizacional; a nivel
intermedio y avanzado, la empresa dirige su I+D básicamente a mejorar los
procesos de producción (stretching) y obtener nuevos productos. El proceso
general de la producción de biofertilizantes incluye: obtener cepas con las
características deseadas, desarrollo del proceso de producción industrial,
producción de los productos, validación en invernadero y campo, registro
del producto y comercialización.
Como se mencionó en párrafos anteriores, al inicio la empresa licenció la
tecnología a la UNAM, por lo que la etapa uno no la realizó (un trabajo de
más de 30 años de investigación); con el tiempo los procesos de I+D de
Biofábrica han evolucionado y la empresa ha adquirido capacidades
avanzadas en innovaciones de proceso e I+D relacionada. Actualmente,
también trabaja en obtener cientos de cepas53 diferentes, aislarlas,
identificarlas y probarlas para ver cuáles son las mejores dependiendo de lo
que se está buscando; y están dedicados en la investigación científica y el
desarrollo de soluciones biotecnológicas de problemas como la roya del
café, la phytophthora en aguacate y críticos, la moniliasis del cacao y el
pulgón amarillo en sorgo.
Por su parte, en lo relacionado a los productos, Biofábrica ha
desarrollado capacidades básicas e intermedias en distintas actividades:
supervisa y controla la calidad de los productos constantemente, cuentan
con licencia sanitaria para la fabricación de inoculantes y el registro de los
productos en Cofepris, así como con certificaciones Ceres (certificación de
estándares ambientales) y OMRI (certificación de insumos aptos para la
agricultura), y con el dictamen de efectividad de productos por parte de
Sagarpa, lo cual garantiza productos de calidad y responsables con el medio
ambiente; además, han realizado mejoras incrementales en biofertilizantes
como Azofer y Rhizofer, ahora producen también Azofer Plus y Rhizofer
Plus, son los mismos microorganismos pero ha mejorado la producción y la
formulación; incluso, muchos de sus proyectos de I+D están enfocados a
solucionar problemas específicos del campo (sustentabilidad de los cultivos,
mitigación del cambio climático, regeneración de suelos y eficiencia en el
uso del agua). Estos avances muestran el fortalecimiento de las capacidades
de producción de la empresa en cuanto a procesos y productos con mayor
efectividad, viabilidad y vida de anaquel.
Capacidades tecnológicas de vinculación: en lo que compete a estas
capacidades, Biofábrica las ha desarrollado en nivel básico y avanzado. A
nivel básico, la empresa tiene un vasto conocimiento e interacción con el
entorno biotecnológico en general, con sus clientes, proveedores y
competidores; ha realizado importantes acuerdos y convenios con
universidades, con el sector privado y distintas instituciones de alto nivel
para colaborar en proyectos de investigación, desarrollos biotecnológicos, y
expansión del sector; se han logrado convenios importantes de precios con
los proveedores de insumos materiales y equipos, mientras que con los
proveedores de red (internet y telefonía) no se obtuvo algún acuerdo o
beneficio; además, la relación con los clientes se ha fortalecido a través de
la retroalimentación constante y acuerdos para realizar parcelas
experimentales, demostrativas y mejoras de los productos.
La vinculación con otras empresas de base científica y tecnológica como
Stela Genomics permite a la empresa acceder a otras capacidades
tecnológicas y biotecnológicas que Biofábrica no tiene, efectuar distintas
actividades y expandir las posibilidades de desarrollos futuros;54 el formar
parte de Comabio55 le ha facilitado a la empresa unir fuerzas para extender
el mercado de biofertilizantes e incidir en la definición de políticas públicas
para el desarrollo de la agrobiotecnología. Sin embargo, se observa que
Biofábrica no ha desarrollado capacidades intermedias ya que no registra
ninguna transferencia tecnológica a empresas, proveedores o clientes. Esto
demuestra que el grado de madurez de las capacidades no precisamente
sigue una secuencia, pues hay actividades que se desarrollan con mayor
rapidez que otras.
Finalmente, en relación con las capacidades avanzadas, Biofábrica tiene
vinculación con universidades y centros de investigación para el desarrollo
conjunto de nuevos procesos y productos agrobiotecnológicos que puedan
ser escalados (actualmente algunos se encuentran en etapa de evaluación y
registro); así como para acceder a tecnologías que están desarrolladas o
parcialmente desarrolladas y puedan ser mejoradas. Algunos de los
proyectos de vinculación más importantes son: un proyecto conjunto56 con
la UNAM para desarrollar un proceso de producción que extienda la vida de
anaquel (mayor a dos años) de los microorganismos benéficos para la
agricultura y poder escalar a nivel industrial, ya que inicialmente sólo
tenían una vida de anaquel de seis meses (funcionaban a nivel laboratorio);
el convenio con el IIB de la UNAM para mejorar el proceso de fermentación;
con Stela Genomics en lo referente al genoma, y con la Universidad de
Montreal y McGill University en la participación en investigación en
materia de suelos y agua en Canadá. En este sentido, observamos solidez en
las vinculaciones externas a lo largo de los años, con distintos actores del
sistema de innovación y resultados favorables para ambas partes.

Conclusiones
El objetivo de este trabajo ha sido analizar el tipo de capacidades
tecnológicas en biotecnología de dos empresas mexicanas de la industria de
los alimentos y la agricultura en México. Para ello recurrimos a los
conceptos de respuestas creativas y adaptativas, así como a las diversas
taxonomías sobre capacidades tecnológicas y acumulación. Ello en primer
lugar representa un reto metodológico, porque dichas taxonomías han sido
usualmente utilizadas para el estudio de empresas manufactureras, las
cuales distan sustancialmente de las características de las empresas basadas
en ciencia como las que se relacionan con la biotecnología. Como puede
observarse, tampoco hablamos de empresas biotecnológicas, porque
identificamos que las compañías mexicanas son más bien de otros sectores
industriales que en sus prácticas productivas incluyen elementos
tecnológicos de la biotecnología. Probablemente, una de las pocas firmas
que dedica su actividad mayoritariamente a la I+D en soluciones
biotecnológicas es justamente una de las empresas que estudiamos en este
capítulo: Nutravia. Sin embargo, a pesar de sus rasgos de plataforma
tecnológica, sigue muy ligada a las actividades de un sector como los
alimentos. En este sentido, en la presente investigación hemos decidido
hacer uso de una matriz de capacidades tecnológicas que reconocemos que
no logra captar las particularidades de las capacidades de la biotecnología;
ello requiere un trabajo más profundo, teórico y metodológicamente, que
dejamos abierto como posibilidad para el futuro. A pesar de esta carencia,
consideramos que la matriz utilizada permite tener una radiografía en
términos descriptivos de las capacidades con las que cuenta cada empresa
analizada.
Como mencionamos previamente, los casos aquí presentados tampoco
pretenden ser generalizables ya que, por el contrario, son ejemplo de éxito
en cierto sentido, lo que no permite hablar de las condiciones de las
empresas mexicanas. Sin embargo, a pesar de ello, consideramos que se
desprenden cosas muy importantes. En primer lugar, ambas empresas
muestran fuertes rasgos de respuestas creativas; si bien pueden interpretarse
ciertas capacidades de modo más adaptativo, han logrado tener procesos de
innovación exitosos, fuertemente dependientes de las capacidades que
refieren a la vinculación. Esto es fundamental porque expresa la
importancia que para las empresas de este tipo refiere la colaboración con
las IES, tanto universidades como centros públicos de investigación, pero
también con compañías, ya que ambos casos —Biofábrica y Nutravia—
han contado con significativos vínculos con empresas, ya sea en forma de
alianzas estratégicas, socios en proyectos de investigación, etcétera. La
importancia que ambas firmas ponen a su colaboración con las IES
corrobora el hecho de que dichas instituciones cuentan con capacidades
científicas susceptibles a convertirse en capacidades tecnológicas
competitivas, brindando soluciones productivas. Lo anterior podría
interpretarse como una falta de capacidades propias de las empresas, sin
embargo, consideramos que expresa una fortaleza que debería ser usada y
promovida mucho más a través de canales institucionales porque permite
complementar esfuerzos en distintos aspectos como: generación de
conocimiento tecnológico, aprendizaje e infraestructura, entre otros.
La elección del sector de análisis aquí presentado no es trivial, porque es
justamente el sector donde se ubica el mayor número de empresas
biotecnológicas en el país, por lo tanto, buscamos identificar rasgos que le
permitan a otras empresas del sector o relacionadas con él retomar
experiencias positivas. En ese sentido, en ambas compañías destaca que han
seguido estrategias de financiamiento público y privado. El primero
enfocado a los fondos públicos que existían para la promoción de la
innovación, el cual les permitió generar una base de infraestructura de
calidad para desarrollar actividades de I+D y productivas. Y la segunda a
través de inversiones de sus propias ganancias. Esto pone en evidencia la
falta de bolsas de financiamiento privada y destaca la necesidad de formular
más formas de acceso a inversiones de distintos tipos, lo cual ha sido un
tema pendiente en general para la industria en el país.
Es indispensable mencionar la relevancia que en ambos casos ha
significado contar con un umbral mínimo de capacidades que les permitan
absorber el conocimiento externo y producir nuevo conocimiento
tecnológico. Si bien aquí no exploramos la importancia de las capacidades
de absorción, vale la pena destacar que identificamos su valor para ambas
empresas.
Finalmente, algo que queremos destacar es que el proceso de
acumulación de capacidades no es un proceso lineal. En el análisis
presentado se observa que pueden contar con parte de capacidades básicas y
avanzadas, pero no intermedias, por sólo mencionar un ejemplo. No
significa que haya secuencia, por el contrario, hay diversas combinaciones
para llegar a alcanzar cierto nivel de capacidades tecnológicas que
requieren ser analizadas de manera más puntual y que serán motivo de
futuros trabajos.

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www.inegi.org.mx
Patentes biotecnológicas
con aplicaciones a la salud:
exploración y algunas implicaciones
Rubén Oliver Espinoza 57

Diana Estrella 58

Introducción
Una patente es un documento que otorga el derecho a la explotación
exclusiva de un invento, producto o proceso, con base en la revelación de la
información técnica (en una solicitud de patente) que sustenta el invento, y
que se refiere a una forma novedosa de hacer algo, o a una nueva solución
técnica a un problema (WIPO, 2020). Este derecho único sobre el invento
conlleva la posibilidad de su explotación comercial exclusiva, por lo que
limita la posibilidad de que un tercero pueda beneficiarse de él sin
consentimiento del dueño.
Es profusa la bibliografía que relaciona la actividad de patentamiento con
la actividad de innovación (Acs, Braunerhjelm, Audretsch y Carlsson,
2009; Gilsing et al., 2008; Griliches y Mairesse, 1981; Hall, Jaffe y
Trajtenberg, 2005; Mansfield, 1986; Reyes, 2018). El patentamiento es
particularmente importante para actividades productivas fuertemente
sustentadas en actividades científicas, de modo que contribuyen a
identificar trayectorias y patrones de innovación diferenciados (Dosi, 1982;
Pavitt, 1984; Dosi, Pavitt y Soete, 1990; Malerba y Orsenigo, 1996;
Malerba, 2002 y 2004), como es el caso de la biotecnología.
La literatura que la estudia en su perspectiva económica y de los
negocios observa como característica la actividad de investigación y el
desarrollo tecnológico conducente a la actividad de patentamiento, por lo
que ésta parece un buen baremo para identificar ciertas condiciones en
términos de capacidades tecnológicas y/o de innovación entre países y, aún,
para diferenciar características competitivas en términos de cadenas de
valor (Amaro y Sandoval, 2019) y sistemas de innovación (Göransson y
Palsson, 2011; Malerba, 2002 y 2004).
Desde esa perspectiva nos resulta interesante explorar las patentes
concedidas en México a partir de un conjunto de clasificadores de patentes
internacionales que, conforme a la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) (Friedrichs y van
Beuzekom, 2018), concentran patentes en biotecnología. En nuestro caso
seleccionamos seis que, en función del Clasificador Internacional de
Patentes, a nuestro juicio y derivado de la revisión de su contenido, reúnen
patentes de biotecnología con aplicaciones a la salud humana. Nuestro
interés consiste en identificar empresas y los países de prioridad de las
patentes para conocer 1) la dinámica con que ocurre el patentamiento y 2) el
origen de la oferta tecnológica de biotecnología en general y con aplicación
a la salud en particular.
El trabajo presenta un carácter exploratorio que parte de un conjunto
previo de hallazgos para el caso de la biotecnología en México: escasez de
recursos dedicados a la biotecnología, desarticulación sistémica de actores
institucionales, limitada capacidad de competir frente a actores
institucionales globales mejor posicionados (Barragán, Gómez, Merritt y
Oliver, 2019; Barragán, Oliver y Luna, 2020; Flores-Amador, 2014;
Morales y Amaro, 2019; Stezano y Oliver, 2019). No obstante,
complementa otro ámbito de la literatura, específicamente asociada a la
actividad de patentamiento (Morales, Amaro y Stezano, 2019), y que cubre
un espectro adicional de evidencias de la actividad biotecnológica, en el
marco del proyecto “Relevamiento de actividades de biotecnología en
empresas en México”, en particular con referencias a la actividad de
patentamiento de biotecnológicos con aplicaciones a la salud.
A esta introducción prosigue un apartado conceptual, que define a la
biotecnología y algunos datos de su caracterización como actividad de
innovación. Continúa un apartado metodológico sobre la definición de las
clasificaciones de patentes empleadas para el trabajo. Luego se revisan los
datos de patentamiento en México que dan cuenta del dinamismo de la
actividad y el origen de la oferta tecnológica. Se concluye con algunas
reflexiones.

Definición de biotecnología y caracterización en términos de innovación


La biotecnología puede ser definida como la aplicación del conocimiento de
los organismos vivos y sus componentes en procesos y productos
industriales en ámbitos como el cuidado de la salud, el desarrollo de
fármacos, la producción de alimentos, energía y cuidado ambiental (Brink,
McKelvey y Smith, 2004: 21-22). A partir de la década de los años setenta
del siglo pasado el desarrollo de la tecnología del ADN recombinante la
ubica como uno de los ejes de la economía del conocimiento (Göransson y
Palsson, 2011).
Es necesario reconocer la amplitud de temas a los que se refiere, pues si
bien puede identificarse a partir de un puñado de tecnologías que tienen
como base técnicas de ingeniería genética, su aplicación a prácticamente
todas las actividades que tienen que ver con las diferentes formas de vida y
un conjunto de temas colaterales que abordan aspectos de orden
tecnológico, social, sustentable, ético y político (véase tabla 1), la vuelven
un campo de convergencia de conocimiento, identificables en función del
grado de complejidad de las biotecnologías.
Este conjunto de técnicas con aplicaciones en el ámbito de la salud
humana y animal, el medio ambiente, la producción agropecuaria, tocan
transversalmente el orden institucional, social, político, productivo, en la
medida que abren oportunidades tecnológicas y, con ellas, el requerimiento
de un reordenamiento de las esferas productiva, pública e institucional.
Como sector basado en la ciencia, una forma de identificar tecnologías y
ámbitos del conocimiento relacionados con el desarrollo de la biotecnología
implica reconocer la actividad de patentamiento. De acuerdo con la OECD,
hay un conjunto de clasificadores de patentes —dentro del International
Patent Classification de la Organización Mundial de la Protección
Intelectual— que concentran las patentes relacionadas con biotecnología.
Por supuesto que la actividad de patentamiento conduce a identificar una
jerarquía en el entorno de la producción y competencia biotecnológica,
tanto en términos de recursos, capacidades tecnológicas, de innovación y
posición en la jerarquía de la cadena global de valor entre empresas y países
(Morales y Díaz, 2019; Amaro y Sandoval, 2019). Por ejemplo, en la
gráfica 1 se observa que el 90.8 por ciento de las patentes en biotecnología
se concentran en 16 países; solamente dos abarcan el 50 por ciento (Estados
Unidos 36.6 por ciento y Japón 13.3 por ciento). Este comportamiento
arroja información con respecto a la concentración de capacidades de
innovación en un puñado de economías.
Asociado a la actividad de patentamiento, el gasto en investigación y
desarrollo (I+D) da cuenta de la importancia de la investigación
biotecnológica como actividad empresarial entre países: en algunos de ellos
la I+D en biotecnología representa un porcentaje significativo como
proporción total del gasto en investigación y desarrollo del sector de los
negocios. Por ejemplo, en Bélgica o Suiza ronda el 30 por ciento (siendo
que concentran el 2.8 por ciento de las patentes, según la gráfica previa), y
en países como Estados Unidos, Irlanda y Francia está entre 9 y 13 por
ciento (tomando por descontado el peso de Estados Unidos en términos de
patentes, considérese que Francia e Irlanda participan con el 2.6 por ciento
de las patentes) (véase gráfica 2).
La patente es producto de la actividad de I+D. Teniendo el gasto de ésta,
observamos el peso relativo de la biotecnología en la producción de
conocimiento entre países (véase tabla 2): en economías relativamente
chicas como Bélgica, Irlanda y Suiza, la proporción del gasto en
investigación y desarrollo en biotecnología con respecto al conjunto de sus
actividades productivas les otorga una ventaja tecnológica revelada (VTR):
el peso de la actividad de patentamiento en biotecnología revela a esos
países como especializados en producción de tecnología biotecnológica. No
ocurre así con economías del G8 como Alemania e Italia.

La tabla 2, asimismo, incluye un indicador de intensidad de la


investigación y desarrollo en biotecnología (Intensidad I+Db), que se refiere
a la proporción del gasto en investigación y desarrollo biotecnológico de los
negocios que representa el valor agregado industrial. Este dato es relevante
en virtud de que constituye el impacto de la I+D biotecnológica en la
generación de riqueza en el sector productivo. En términos gruesos
observamos que existe una correlación significativa entre ambas variables,
de manera que a mayor proporción del gasto en I+D orientado hacia la
biotecnología, mayor el peso de la actividad de I+D sobre el valor agregado
(véase gráfica 3).59
Si bien esta relación requiere mayor robustez para aportar una
explicación sólida, no queríamos pasar por alto esa observación empírica
que surge a la luz de los datos más recientes sobre indicadores claves de la
biotecnología para un conjunto de países de la OECD para los que se recabó
información al año 2017.
En resumen, los indicadores previos parecen mostrarnos:

Que la intensidad con que los países participan en la actividad de


patentamiento en biotecnología no necesariamente les genera una
especialización en materia de investigación biotecnológica (es decir,
no les genera una ventaja tecnológica revelada). Economías grandes
(Alemania, Francia, Italia) observan una estructura productiva cuya
complejidad tecnológica no las hace especialistas en biotecnología,
aunque su participación en patentado sea relativamente alta. De modo
que se pueden desarrollar capacidades de innovación en biotecnología,
sin especializarse en producción biotecnológica.
Que el peso del gasto en I+D en biotecnología al interior de los países
se relaciona con la estructura productiva nacional, en términos de su
peso en el valor agregado. Es decir, la actividad de I+D en
biotecnología juega un papel relevante en el valor agregado industrial
de los países.

Estas consideraciones son esenciales para entender la posición de México


a la luz de la actividad de patentamiento en el país, en materia de
biotecnología en general y con aplicaciones a la salud. Antes de abordar los
datos específicos para el país precisaremos qué y cómo se obtuvieron los
datos del caso.

Metodología
Para la obtención de las patentes en biotecnología orientada a la salud
otorgadas en México se usa la plataforma Lens.org. Es definida como una
plataforma abierta para cartografiar la innovación a partir de patentes y
trabajos académicos (Lens, 2020); de acuerdo con los recursos que ofrece la
plataforma, la búsqueda de patentes se realiza con base en los criterios
señalados en la tabla 3.

Se identifica a México como jurisdicción, el país en el que registran


patentes. Con ese criterio, la plataforma arroja patentes cuya solicitud de
registro se realizó en el país, con independencia del lugar donde se solicitó
la prioridad.
Para efectos de este trabajo, el país de registro de prioridad es relevante
porque permite identificar a una región como la originaria de la oferta
tecnológica. Suele corresponder a Estados donde las empresas afincan sus
capacidades tecnológicas y de innovación para propulsar desde ahí sus
intereses comerciales locales y globales. Por su cuenta, los países en que
son registradas patentes con posterioridad al registro de prioridad se
identifican como aquellos que representan un potencial interés comercial
para los innovadores, sin que necesariamente éstos desarrollen ahí la oferta
tecnológica (véase tabla 4).
La distinción es relevante para reconocer qué papel juega un país en el
concierto de la innovación, observada a través de las patentes; ofrece la
posibilidad de hipotetizar sobre las capacidades acumuladas por lo países y,
adicionalmente, los ubica en un espectro de la competitividad.
Tómese en consideración que en todos los casos México aparecerá como
el lugar donde se solicita el registro de patentes, pero no en todos los casos
(de hecho, en la minoría de ellos) el registro de prioridad.
Por su cuenta, los clasificadores de patentes identificados para este
ejercicio fueron delimitados a partir de los que, de acuerdo con la Friedrichs
y Van Beuzekom (2018), reportan patentes biotecnológicas. Con esos
clasificadores se determinaron los que, derivados de su definición en la
página de la Organización Mundial de la Protección Intelectual, se
relacionan con biotecnología con aplicaciones a la salud humana,
específicamente porque hacen referencia a preparaciones médicas (véase
tabla 5).

El periodo 2000 a 2020 se usó exclusivamente con la finalidad de


observar la actividad de patentamiento en biotecnología para la salud
humana durante el transcurso del presente siglo.
Finalmente, se decidió emplear datos considerando tanto solicitudes de
patentes como de patentes otorgadas, a pesar de las implicaciones de una y
otra: una solicitud no necesariamente conlleva el otorgamiento de una
patente, en virtud de la posibilidad de que incumpla los criterios de
patentabilidad definidos legalmente (novedad, inventiva y aplicación
industrial). No obstante, el conteo de solicitudes y patentes otorgadas se
consideró como una aproximación al volumen potencial que representa
México como atractivo tanto de desarrollo tecnológico como de mercado de
consumo.

Patentamiento en biotecnología en general


y con aplicaciones a la salud humana en México
A través de la plataforma Lens.org se identifica que en México se han
publicado 6,610 patentes biotecnológicas a partir del año 2000, y que el
registro de prioridad se remite al periodo 1991-2018. Esto querría decir que
en México se concedieron patentes a inventos biotecnológicos que había
obtenido prioridad la década previa (22 patentes con prioridad entre 1991 y
1995; 136 desde 1995 hasta 1999; ningún caso corresponde a prioridad en
México). De ese total, 57.2 por ciento pertenece a instituciones (empresas y
universidades) de Estados Unidos (véase gráfica 4).

Instituciones mexicanas e individuos mantienen 4.2 por ciento de las


patentes, proporción por encima de Japón, Francia, Reino Unido, China,
India, Corea, Alemania o Italia, países (excepto Italia y Corea) cuya
economía es más grande que la mexicana, de acuerdo con datos del Banco
Mundial.60 Pero en todo caso son países que observan a México como
potencial mercado de comercialización de tecnología, no de desarrollo de
tecnología.
La desagregación de instituciones que patentan teniendo como prioridad
México, indica que 63.2 por ciento corresponde a patentes solicitadas por
instituciones educativas y de investigación mexicanas, mayoritariamente
públicas (UNAM, Cinvestav, UANL, IPN, IMSS, UAM, Ciatej, BUAP, ININ,
etcétera); 12.5 por ciento corresponde a individuos y el restante 24.3 por
ciento a empresas.
En conjunto estos datos nos indican, por una parte, un mayor dinamismo
y cúmulo de solicitantes de patentes extranjeros; por otra parte muestran
que el peso en la actividad de patentamiento con registro de prioridad en
México corresponde a instituciones académicas y de salud públicas.
Con respecto a las patentes biotecnológicas aplicables a la salud humana
(véase gráfica 5), se identifican 1,535 patentes (23.2 por ciento de las
patentes en biotecnología en general). De ese total, el 64.4 por ciento
corresponde a empresas y universidades estadounidenses. Con registro en la
EPO aparecen 16.8 por ciento; 3.9 en Japón; 2.5 en Reino Unido, y otro tanto
compete a instituciones mexicanas. Un 9.9 por ciento se concentra entre 25
países.
En total, las 1,535 patentes se concentran en 661 instituciones, lo que
implica que en promedio cada institución posee 2.3 patentes. Sin embargo,
un total de 13 instituciones poseen 25 por ciento de las patentes (entre ellas
Genentech, Sanofi, Amgen, Regeneron Pharma, Novartis, Boehringer
Ingelheim, GlaxoSmithKline), empresas todas transnacionales. En el
segundo cuartil de la distribución de patentes se identifican 59 instituciones;
los restantes dos cuartiles concentran 589 instituciones.
Con respecto al ritmo de patentamiento en México, a partir de 2006
(particularmente entre 2010 y 2013) se observa un proceso de aceleración
significativo sobre el periodo 1998-2005 (véase gráfica 6).
A partir de la desagregación de patentes por clasificador internacional
(véase gráfica 7) se observa que la mayor cantidad corresponde a las
relacionadas con preparaciones medicinales que contienen antígenos o
anticuerpos (36 por ciento del total), seguidas de las patentes asociadas con
preparaciones medicinales que contienen péptidos (24 por ciento); entre
ambas clasificaciones concentran el 60 por ciento de las patentes. Siguen en
importancia las patentes sobre inmunoglobulinas (21 por ciento), luego las
de péptidos que tienen más de 20 aminoácidos (11 por ciento), enseguida
las que están basadas en preparaciones medicinales que contienen
materiales o productos de reacción de los mismos, con constitución
indeterminada (7 por ciento) y por último las patentes sobre preparaciones
medicinales que contienen material genético que se inserta en las células del
cuerpo vivo para tratar enfermedades genéticas (1 por ciento).
Entre las empresas que más patentes concentran se identifican tanto las
farmacéuticas (que han desarrollado competencias en biotecnología) como
empresas que surgieron en la actividad biotecnológica de capital extranjero.
En el primer grupo se encuentran Novartis, Boehringer Ingelheim, Sanofi,
GlaxoSmithKline; en el segundo, Genentech, Regeneron, Amgen, AbbVie.

Por su cuenta, de las 38 patentes biotecnológicas con aplicaciones a la


salud humana registradas en México como prioridad (véase gráfica 8), 94.7
por ciento corresponden a mexicanos (una persona, una empresa y 34
instituciones educativas y de investigación). La mayor cantidad de patentes
otorgadas pertenecen a la UNAM (nueve) al Cinvestav (cinco), al IMSS y al
IPN (cuatro en cada caso).

En la tabla 6 se concretan hallazgos que nos interesa resaltar: como


habíamos comentado, resalta la escasa presencia de patentes en México
como país de registro de prioridad, particularmente cuando éstas se orientan
a la biotecnología con aplicaciones a la salud, y que esencialmente en este
ámbito del patentamiento son las instituciones públicas de investigación y
docencia las que registran.
De modo que la oferta tecnológica de biotecnología con registro de
prioridad de patentes en México preferentemente está conformada por la
actividad de investigación científica y tecnológica de universidades y
centros de investigación públicos en México, pero el mercado tecnológico
es dominado por oferentes externos, cuyo núcleo de capacidades
tecnológicas se asienta fuera del país. Si vale decirlo, México es un
importador de tecnología biotecnológica que potencialmente puede
comercializarse en el mercado nacional. El hecho es más marcado para el
caso de biotecnológicos con aplicaciones a la salud.

Por su cuenta, las capacidades nacionales se encuentran en el terreno de


la investigación, no necesariamente del desarrollo tecnológico, en virtud de
que tales invenciones patentadas no se traducen en la creación de una oferta
tecnológica.
Estos datos son complementarios con los que ofrece la OECD en la
revisión de indicadores clave de biotecnología; para tener un panorama más
amplio, si bien los datos de la organización son generales para
biotecnología: al año 2016 reporta para México 426 empresas
biotecnológicas, con un mínimo de 20 empleados. Por empresa de
biotecnología, la OECD define a compañías que utilizan la biotecnología para
producir bienes o servicios y realizar actividades de I+D en biotecnología.
La actividad que reporta el organismo multilateral indica que entre 2010 y
2016, en México el sector negocios invirtió 682.2 millones de dólares
(calculados en paridad de poder de compra), cantidad que representa 35.9
por ciento del gasto de Italia en el trienio 2014-2016.
La tabla 7 muestra indicadores comparativos para México: las cifras de
gasto en I+D biotecnológico del sector negocios para un conjunto de países
en el periodo 2014-2016; expone, asimismo, la intensidad de la
investigación y desarrollo para esos países y el porcentaje de patentes de
biotecnología obtenidas en México.

El monto de recursos dedicados a investigación y desarrollo en


biotecnología, decíamos previamente, ofrece un bosquejo del peso de la
oferta tecnológica, mientras que la distribución de patentes revela la
presencia de los oferentes tecnológicos en un país (en este caso México)
visto como potencial mercado de comercialización de tecnología. Desde esa
perspectiva, es observable que:

1. La oferta mexicana de biotecnología (medida por el gasto en I+D) es


pobre, consistente con las competencias y capacidades identificadas a
nivel nacional (Barragán et al., 2019; Morales y Díaz, 2019; Stezano y
Oliver, 2019).
2. Excepto para Estados Unidos, para países como Francia, Corea,
Alemania e Italia el mercado mexicano es poco atractivo para
comercialización de biotecnología, si se considera la proporción de
patentes con registro de prioridad en México.
3. En términos de intensidad (participación de la I+D de los negocios
respecto al valor agregado industrial), la investigación en
biotecnología en México es pobre (menos de 1 por ciento). No
obstante, cada una de las 280 patentes registradas en México equivalen
a un gasto en I+D promedio (conforme los datos de la tabla 7) de 1.34
millones de dólares, alrededor de 30 millones de pesos actualmente.

El bajo monto del gasto en I+D del sector negocios en México se traduce
en que de las 278 patentes de biotecnología —con México como país de
prioridad—, 23.7 por ciento corresponde a empresas, 64.0 por ciento a
universidades y centros de investigación, así como a universidades
esencialmente públicas, y 2.2 por ciento a individuos. No es de extrañar, en
ese sentido, que el gasto en I+D intramuros de las universidades y centros de
investigación públicos en México haya sido mayor que el de los negocios
entre 2010-2016 (véase gráfica 9): representó el 57.8 por ciento del gasto en
I+D combinado de los sectores negocios y universitario.

Diríamos incluso, en ese sentido, que el gasto del sistema universitario de


investigación en biotecnología fue más productivo que el del sector
empresarial.

Reflexiones finales
A la luz de los datos recabados de la OECD y de la plataforma Lens, es
evidente que la oferta de tecnología biotecnológica en general y con
aplicaciones a la salud en particular está cimentada en economías con un
nivel de recursos y capacidades superiores a las nacionales. Considérese
que la biotecnología moderna surge propiamente como industria a partir de
la segunda mitad de la década de los años setenta del siglo pasado, con un
fuerte vínculo con actividades de ciencia y tecnología.
Desde entonces, para el caso de la biotecnología con aplicaciones a la
salud, han surgido empresas de origen biotecnológico, pero también
farmacéuticas que han desarrollado competencias en biotecnología. El
predominio de empresas estadounidenses es notable, aunque empresas
europeas de igual forma tienen una presencia fuerte. Sin embargo, el arreglo
institucional entre ambas regiones es significativamente diferente.
En el caso de Europa, el papel que ha jugado la política pública ha sido
crucial, según muestra la experiencia de países como Alemania, Suecia o
Dinamarca (Reiss, Lindner y Schmoch, 2011); incluso países de menor
nivel de desarrollo, como Brasil (Bianchi y Torres, 2018; Cassiolato,
Ferrero, Siqueira y Goncalves, 2011) o Argentina (Gutman y Lavarello,
2018; Lavarello y Gutman, 2018), en América Latina han establecido
objetivos y políticas industriales para el desarrollo de la industria.
De manera que, en sí misma, la voluntad política juega un peso relevante
en el desarrollo de la biotecnología como industria: si la innovación se
reconoce como una actividad económica, que encuentra sus principales
incentivos asociados a la competencia económica, ésta no se teje en el
vacío, sino como consecuencia del acoplamiento de las políticas públicas y
los mecanismos de competencia-cooperación de los actores de los sistemas
de innovación. La experiencia que ilustran Göransson y Palsson (2011)
indica que el contexto nacional es primordial para establecer los objetivos y
premisas en función de los cuales se diseña e implanta una política pública:
mientras que en países desarrollados ésta busca promover la competitividad
de las empresas, en el caso de países en desarrollo los objetivos de política
se orientan por necesidades sociales.
Así pues, la dinámica y complejidad de la biotecnología implica observar
un conjunto de aspectos que trastocan el orden económico, social, político,
cultural (véase tabla 1). Sin embargo, para países cuya participación en la
actividad es marginal, parece limitativa su capacidad de incidir sobre esos
diferentes aspectos de la complejidad biotecnológica, considerando que la
biotecnología surge como actividad industrial en los setenta y que hay un
conjunto de países que han decidido proactivamente promover su
desarrollo. Un cambio de actitud al respecto consiste en definir, dentro de la
complejidad que enmarca la producción biotecnológica, los objetivos a los
que se ciñe la política pública.
La posición de México es relevante al respecto: con escasa oferta
tecnológica, pero que además no alcanza un nivel de innovación, toda vez
que se soporta principalmente sobre la actividad de investigación y
desarrollo de entidades universitarias y de salud públicas, cuyo gasto en I+D
es mayor que el del sector negocios, según se desprende de la revisión de
datos para este trabajo, no parece augurar una mejor posición en la
producción biotecnológica para la salud. Las altas barreras de entrada que
presupone desarrollar condiciones de competitividad en la biotecnología, en
función de las capacidades de innovación asociadas, los elevados montos de
inversión requeridos, el desarrollo de mecanismos de innovación abierta
(entre empresas y de empresas con instituciones educativas y de
investigación) y el marco del régimen de propiedad intelectual (Morales y
Díaz, 2019; Stezano, 2019), complejizan el panorama. Pero frente a ese
escenario se encuentran necesidades sociales cuya atención se vuelven
estratégicas de cara a la realidad de competencia-cooperación, salud pública
y sostenibilidad del crecimiento en el mediano y largo plazos.

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Notas

1
El primer capítulo de este trabajo reflexiona sobre el proceso de aprendizaje colectivo de
investigación, sintetiza los hallazgos centrales del trabajo colectivo e identifica las lecciones
aprendidas en el proceso de construcción del equipo de trabajo como grupo de investigación
especializado en el campo.
2
Investigador de la Red Latinoamericana de Estudios económicos y sociales sobre Biotecnología.
fstezano@gmail.com
3
Mientras se escriben estas líneas aún se mantiene la pandemia originada por el virus Covid-19.
No se aventurarán en este libro repercusiones ante altos grados de incertidumbre, pero es probable
que los nuevos desafíos a los sistemas de salud y la crisis económica suscitada por la pandemia
afectarán las estrategias de competencia de las empresas BT. Sólo como una primera aproximación
desde la economía y las ciencias sociales al fenómeno pueden destacarse dos trabajos rigurosos
publicados en plena coyuntura: Baldwin y Weder (2020) y Gans (2020).
4
Véase subapartado “Dilemas y configuraciones del sector: redes versus mercado y activos
financieros versus activos industriales”.
5
Las oportunidades tecnológicas están ligadas a paradigmas tecnológicos que determinan el
alcance de las posibles innovaciones y el esfuerzo necesario para lograrlas a lo largo de trayectorias
específicas. Los nuevos paradigmas generan nuevas oportunidades para el desarrollo de productos
previamente inviables y el aumento de la productividad. Sin embargo, son los rendimientos
económicos esperados los que llevan a dedicar recursos a la explotación de las oportunidades
existentes (Rake, 2017).
6
Taxonomías más amplias sobre grandes modelos organizacionales de las empresas del sector
(muchas veces relacionadas a especificidades de nichos de mercado en ciertos subsectores BT) pueden
encontrarse en: McKelvey (2004); Nosella et al. (2005); Khilji et al. (2006); Bühler et al. (2007);
Patzelt et al. (2008); Konde (2009); Vanhala y Reijonsaari (2013), y Niosi y McKelvey (2018). Estas
caracterizaciones exceden el interés y los objetivos de este trabajo y, además, dan cuenta de
complejidades organizacionales que sobresalen al nivel de desarrollo de firmas nacionales en BT
presente en México (Stezano, 2018).
7
Los costos del sector farmacéutico son elocuentes de los grandes flujos de capital que implica la
producción de un nuevo medicamento. Para 2016, el costo de la i+d para el desarrollo de nuevos
fármacos por las grandes empresas dominantes del sector se estimó en 524 millones de dólares por
desembolso y 1,044 millones en gasto de capitalización en promedio y por cada nueva droga.
Considerando los costos de i+d en todo el ciclo de vida del producto y el desarrollo, y estimando los
costos de i+d tras la aprobación inicial, el costo de desembolso por cada nuevo medicamento
aprobado a 1,861 millones y el costo capitalizado a 2,870 millones (DiMasi et al., 2016).
8
Véase como ejemplo la descripción que Hu y Hung (2014) realizan sobre las múltiples fallas de
coordinación que han vuelto fallido al intento de Taiwán por incursionar competitivamente en el
sector, pese a contar con un fuerte apoyo gubernamental.
9
Rafols et al. (2014), en su análisis bibliométrico, encuentran que las grandes empresas
estadounidenses y europeas tienden a experimentar una transformación pautada por una disminución
gradual de los esfuerzos de investigación interna y una mayor dependencia de la investigación
externa. De esto, es posible inferir que en la última década las grandes CTN de Big Pharma
paulatinamente van asumiendo algunos roles de integradores de redes, en detrimento de su rol previo
como el primer lugar de descubrimiento de drogas.
10
Capital ficticio para Chesnais (2016).
11
La revisión de Downs y Velamuri (2018) sobre la literatura relacionada a modelos empresariales
de innovación para la industria biofarmacéutica entre 1996 y 2013, muestra un crecimiento de
investigación sobre cinco grandes temáticas: i) orientación externa; ii) capacidades de aprendizaje;
iii) participación en grupos; iv) equipos calificados de gestión empresarial y v) controles de la
organización.
12
Una primera referencia metodológica se obtuvo de la revisión de cuestionarios anteriores a
empresas del sector en Chile (2002), Canadá (2005), Argentina (2009), Uruguay (2010-2012) y
Brasil (2011).
13
Estos detalles de caracterización de las empresas encuestadas pueden verse con distintos énfasis
en los textos restantes citados.
14
Este proyecto de investigación ha tenido en la colaboración un objetivo central de desarrollo, de
este modo, además de la contribución de investigadores de diferentes instituciones, también tuvimos
interacción e intercambios recíprocos con casi 10 proyectos de investigación financiados también por
Conacyt, IPN y UNAM.
15
Este capítulo se basa en los resultados del Proyecto del Centro de Estudios Urbanos Regionales
(CEUR), financiado por la Agencia Nacional de Políticas de Ciencia y Tecnología PICT 2034 “Estrategias
tecnológicas de las empresas biofarmacéuticas argentinas”.
16
Doctor en Ciencias Económicas. Université Paris XIII (Francia). Investigador principal del
Conicet (Argentina). Director del CEUR-Conicet. plavarello@conicet.gov.ar
17
Doctor y máster en Economía, Universidad de Buenos Aires. Docente de la Universidad
Nacional Arturo Jauretche, Argentina. matiasmancini@gmail.com
18
Máster de la Maestría en Desarrollo Económico. Universidad Nacional de San Martín.
Marianaminervini03@gmail.com
19
Investigadora principal del Conicet. Coordinadora de la línea de Economía Industrial y de la
Innovación del CEUR (Conicet). gutman.graciela@gmail.com
20
La analítica requiere la caracterización estructural y funcional de las moléculas a partir de
análisis químicos, bioquímicos y biológicos. Cuando las moléculas son más complejas requieren no
sólo de capacidades en cultivos celulares, sino también llevar adelante análisis de glicosilación en la
que se requiere, según el caso, desde equipamientos sofisticados de espectrometría de masas a
capacidades biotecnológicas en bioinformática o en proteómica (Berkowitz et al., 2013).
21
Buena parte de los relevamientos internacionales han optado por dos definiciones (OECD, 2006): i)
una definición general o simple (“single”), según la cual la biotecnología comprende “la aplicación
de la ciencia y la tecnología a organismos vivos, así como sus partes, productos y sus modelos, para
modificar materiales vivos y no vivos para la producción de conocimientos, bienes y servicios”; y ii)
otra basada en una lista de técnicas biotecnológicas que permite diferenciar tres grupos según el
grado de complejidad de las biotecnologías: biotecnologías basadas en ADN; bioquímicas-
inmunológicas; y de bioprocesamiento (véase anexo).
22
Se trata de firmas de más difícil identificación, las que en un principio fueron captadas a través
de entrevistas en profundidad a firmas líderes que utilizan sus servicios, o bien a través de los
diversos programas públicos de subsidios e incentivos a la innovación biotecnológica.
23
Para el análisis de la taxonomía de empresas biotecnológicas, véase Gutman y Lavarello (2011).
24
Las firmas presentan capacidades en distintas técnicas biotecnológicas que fueron clasificadas
en siete tipos con base en estudios previos e informantes clave (véase anexo).
25
El análisis de componentes principales permite resumir la información brindada por un conjunto
de variables a través de su agrupamiento en un número de componentes (menor al número de
variables originales) a partir de la correlación existente entre las variables. Cada componente
identificado es una combinación lineal de las variables originales. De esta manera, además de reducir
la dimensión de los datos, los componentes brindan información sobre la estructura subyacente entre
las variables originales.
26
Distinguir las formuladoras de síntesis química es relevante dada la creciente convergencia entre
la síntesis química y las técnicas biotecnológicas.
27
Investigador de la Red Latinoamericana de Estudios Económicos y Sociales sobre
Biotecnología. fstezano@gmail.com
28
Profesor titular A del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del IPN.
Investigador Nacional (Nivel I). neburevilo@gmail.com; roliver@ipn.mx
29
Un resumen de los hallazgos es posible de encontrarse en este mismo libro en el primer capítulo.
30
La capacidad de la estructura organizativa de una empresa para coevolucionar y adaptarse a la
dinámica tecnológica sectorial es comparable a la capacidad de crear nuevos conocimientos. En
nuestra conceptualización esos procesos de construcción de conocimiento es parte de las otras dos
capacidades restantes: las de absorción y, principalmente, las capacidades de innovación (Stezano y
Oliver, 2019).
31
Al respecto, véase la discusión sobre el descalce existente entre capital financiero e industrial en
la BT desarrollada por Stezano en el primer capítulo de este libro.
32
Según Hopkins et al. (2007), la BT se está promocionando precisamente por no ser revolucionaria
y así requerir de expectativas compartidas para coordinar el proceso incremental de acumulación
tecnológica. Como tal, el mito de la revolución BT aparece como un dispositivo retórico que busca
generar el capital político, social y financiero necesario para permitir que surja una promesa
percibida.
33
Sougiannis (1994) sugiere que cada dólar invertido en i+d puede producir dentro de los primeros
siete años dos dólares de ganancias.
34
Corea del Sur, por ejemplo, intentó en la década de los noventa aplicar acciones de política
pública orientadas a crear un modelo de capital de riesgo al estilo anglosajón. Sin embargo, la base
de empresas con capacidades de i+d impulsadas bajo este esquema de capitalización no pudo superar
la crisis de 2001. También fracasaron los intentos de financiación a modelos de incubación de
empresas (Lavarello, 2017).
35
La escala de nivel de preparación tecnológica (TRL, por sus siglas en inglés) se originó en la NASA,
donde comenzó como un medio para medir qué tan lejos estaba una tecnología de implementarse en
el espacio.
Los nueve niveles de preparación refieren a:
TRL 1: principios básicos observados.
TRL 2: concepto tecnológico formulado.
TRL 3: prueba experimental de concepto.

TRL 4: tecnología validada en laboratorio.

TRL 5: tecnología validada en un entorno relevante —entorno industrialmente relevante en el caso

de tecnologías habilitadoras clave.


TRL 6: tecnología demostrada en un entorno relevante —entorno industrialmente relevante en el

caso de tecnologías habilitadoras clave.


TRL 7: demostración del prototipo del sistema en un entorno operativo.

TRL 8: sistema completo y calificado.

TRL 9: sistema real probado en entorno operativo —fabricación competitiva en el caso de

tecnologías habilitadoras clave o en el espacio— (Héder, 2017).


36
Estos resultados nos llevan a plantear la necesidad de entender cómo ocurren los procesos de
innovación en empresas biotecnológicas locales, fuera del foco de la literatura estándar. Y, a la vez,
llevan a cuestionarnos si la identificación de etapas salteadas dentro del marco TRL, refleja la debilidad
con que repercuten las capacidades de gestión sobre la innovación de las empresas.
37
Profesor de la Facultad de Economía-UNAM. hectoreduardo12@comunidad.unam.mx
38
Profesor de la Facultad de Economía-UNAM. almoralesanchez@gmail.com
39
Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM). jsolis@ciga.unam.mx
40
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). saray.bucio@umich.mx
41
Esto genera un sesgo en la información para este año ya que en las bases de datos aún no
estuvieron disponibles los registros de patentes obtenidas entre los meses de septiembre y diciembre.
42
Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales UNAM. SNI 1. Especialista en temas sobre
ciencia, tecnología e innovación en sectores emergentes.
43
Maestrante en Economía con especialidad en Economía de la tecnología en la UNAM y profesora
adjunta de la Facultad de Economía de la UNAM. mesg.225712@gmail.com
44
De acuerdo con Joseph Schumpeter (2015), las innovaciones incrementales compiten en los
mercados previamente establecidos con los productos existentes. A este tipo de innovaciones es lo
que Antonelli (2018) denomina reacciones adaptativas. Mientras que las innovaciones radicales, las
cuales generan su propia curva de demanda de acuerdo con Schumpeter, son las llamadas reacciones
creativas.
45
La competencia imperfecta se traduce en la existencia de cuasi-rentas y barreras a la entrada de
los mercados.
46
Agradecemos las distintas entrevistas realizadas durante 2018 y 2019 con diversos integrantes de
la empresa.
47
Hoy es el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM.
48
Históricamente, la mayoría de los agricultores mexicanos sigue un modelo de producción
agrícola basado en el uso de agroquímicos como pesticidas, insecticidas, fertilizantes químicos,
etcétera, en sus cultivos; por lo que el cambio a un nuevo modelo de producción agrícola aún es
lento.
49
Programa de biofertilización de Alianza para el Campo de Sagarpa y evaluado por el Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
50
Productos de base biológica que permiten aprovechar con mayor eficiencia los nutrientes y el
agua, utilizar más la fijación biológica del nitrógeno, lograr mayor eficiencia fotosintética y así
promover el desarrollo y la salud de los cultivos.
51
El conocimiento se transmite de tres formas: comunicación directa, experiencia (en la práctica) e
información documentada (diferentes manuales de laboratorio).
52
Microscopios, biorreactores, termocicladores, cámaras de cultivo, equipo para separación de
biomoléculas y todo lo necesario para biotecnología; para microbiología tenemos equipo para
esterilizar, campanas de flujo laminar, cristalería, reactivos, equipo para manipular microorganismos,
para incubar, etcétera.
53
Es necesario mencionar que no se trabaja con microorganismos genéticamente modificados, sino
con cepas y especies que en su estado natural son muy buenas para la agricultura.
54
Biofábrica tiene un equipo de trabajo en Stela Genomics que expande las posibilidades de
trabajar con otros microorganismos, con cuestiones de genoma, sin que la empresa implemente
necesariamente todo el cuadro de trabajo y tecnología para trabajar en esos temas; y uno de los
fundadores de Stela Genomics es parte del consejo consultivo de la empresa.
55
Es una iniciativa de un grupo de empresas mexicanas que tienen como objetivo impulsar la
adopción, aplicación, difusión, fomento y regulación de la biotecnología en el sector agropecuario.
56
Además del desarrollo biotecnológico se realizó una publicación científica: “Scale-up from
shake flasks to pilot-scale production of the plant growth-promoting bacterium Azospirillum
brasilense for preparing a liquid inoculant formulation”.
57
Profesor titular A del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del IPN.
Investigador Nacional (Nivel I). neburevilo@gmail.com; roliver@ipn.mx
58
Estudiante del Doctorado en Innovación en Ambientes Locales en el Centro de Investigaciones
Económicas, Administrativas y Sociales del IPN. Mentora del programa Company Builder
Transferencia Alianza del Pacífico. esdp@azc.uam.mx
59
Los países graficados corresponden a Key biotechnology indicators de la OECD, recuperado de
http://www.oecd.org/innovation/inno/keybiotechnologyindicators.htm; los países incluidos son para
los que existe información para el año 2017, incorporados en la tabla 2.
60
Según valor del Producto Interno Bruto (PIB) calculado conforme la PPA a dólares constantes de
2011.
Table of Contents
Introducción Rubén Oliver Espinoza Federico Stezano
Indagación de las actividades de innovación de empresas biotecnológicas en
México: bases teórico-analíticas, diseño de investigación y hallazgos
empíricos Federico Stezano
Introducción
Marco teórico de referencia del proyecto
Diseño de investigación: realización de la encuesta para el
relevamiento de actividades de innovación de empresas
biotecnológicas en México
Sistematización de los principales avances empíricos al momento
Lecciones aprendidas
Fuentes consultadas
Capacidades biotecnológicas y trayectorias heterogéneas de las firmas:la
industria biofarmacéuticaargentina durante los 2000 Pablo Lavarello,
Matías Mancini, Mariana Minervini, Graciela Gutman
Introducción
Marco conceptual: estrategias, capacidades y organización frente
a las nuevas tecnologías
Abordaje metodológico: unidad de análisis, tamaño de la muestra
y dimensiones analíticas
Empresas biofarmacéuticas en Argentina: datos generales
Barreras a la entrada frente al nuevo paradigma
Estrategias de las empresas biofarmacéuticas argentinas
Capacidades biotecnológicas: configuración de la base de
conocimientos
Externalización de actividades biotecnológicas: inserción en redes
y cadenas
Estrategias, capacidades biotecnológicas y formas de
organización: hacia una taxonomía de segmentos estratégicos de
la industria biofarmacéutica argentina
Conclusiones
Anexo
Fuentes consultadas
Efectos de la inversión de la firma en i+dy del financiamiento públicoen el
desempeño innovador. Resultados de una encuesta de actividades
innovadorasbiotecnológicas de empresas de México Federico Stezano,
Rubén Oliver Espinoza
Introducción
Marco analítico
Capacidades de innovación, financiamiento a las actividades de
i+d y papel de la política pública
Panorama del sector biotecnológico mexicano: rasgos estilizados
Análisis de datos
Discusión y conclusiones
Fuentes consultadas
Innovación y financiamiento en la biotecnología en México Héctor Díaz
Rodríguez Alberto Morales Sánchez
Introducción: ¿qué implica innovar en biotecnología?
El financiamiento para la innovación en biotecnología
Metodología
Resultados
Conclusiones
Fuentes consultadas
Megatendencias en las innovaciones de la biotecnología agroalimentaria del
coco y mango José Alberto Solis-Navarrete Saray Bucio-Mendoza
Introducción
Materiales y métodos
Resultados
Conclusiones
Agradecimientos
Fuentes consultadas
Capacidades tecnológicas, innovación y reacciones creativas de dos
empresas de la industria de los alimentos y la agricultura en México,
relacionadas con la biotecnología Marcela Amaro Rosales Myrsia Eliany
Sánchez Goicochea
Introducción
Respuestas creativas: innovación y capacidades tecnológicas
Acumulación de capacidades tecnológicas
Alimentos y agricultura: una propuesta para la identificación de
sus capacidades tecnológicas
Nutravia y Biofábrica Siglo XXI: dos ejemplos de reacciones
creativas y adaptativas
Conclusiones
Fuentes consultadas
Patentes biotecnológicascon aplicaciones a la salud: exploración y algunas
implicaciones Rubén Oliver Espinoza Diana Estrella
Introducción
Definición de biotecnología y caracterización en términos de
innovación
Metodología
Patentamiento en biotecnología en general y con aplicaciones a la
salud humana en México
Reflexiones finales
Fuentes consultadas
Notas

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