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SI EL RIO SUENA, EN SU ORILLA

HAY RESISTENCIA

Exigencia por la participación

Comunitaria en el Plan Jarillón de Cali.

Vivian Andrea Ladino Mosquera

No. 167
http://socioeconomia.univalle.edu.co/index.php/documentos-de-trabajo
Presentación

El artículo de reflexión "Si el río suena, en su orilla hay resistencia. Exigencia por la
participación comunitaria en el Plan Jarillón de Cali" hace parte de la serie de trabajos
publicados por el Programa de Especialización en Procesos de Intervención Social, EPIS,
que ofrece el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle. El artículo es
el resultado del trabajo realizado por la estudiante Vivian Andrea Ladino Mosquera durante
el segundo semestre de la EPIS, el cual se concreta en la asignatura Estudios de casos de
Intervención Social. Durante ese curso, los estudiantes reciben orientación en el
procesamiento, interpretación y análisis de los datos y en la escritura del informe final del
trabajo que someterán a evaluación por parte del Programa.

La sesión final de esta asignatura es acompañada por más de 10 profesores del


departamento de Ciencias Sociales y dedica especial atención a la presentación de los
casos, previamente evaluados por un docente. Al final de la jornada, se decide cuáles de
ellos serán publicados (máximo dos). La selección de éstos tiene en cuenta no sólo la
relevancia del caso y su originalidad, sino la calidad de la escritura, sus aportes
metodológicos, el tratamiento de los datos y la claridad de las conclusiones. Por lo anterior
y, sobre todo, por la importancia que ha tomado el tratamiento del riesgo social, como un
caso de intervención de las autoridades públicas, los profesores decidieron publicar el
artículo que presentamos en este número, como documento de trabajo del Cidse.

En esta oportunidad, el caso se concentra en el estudio de la participación comunitaria en


un proyecto de orden local, que involucra a la administración del municipio de Cali y otros
actores del orden departamental y nacional, como la Corporación Autónoma Regional del
Valle del Cauca, CVC, y el Fondo de adaptación, y que pretendía evitar el riesgo de
inundación de un gran sector de la ciudad. No obstante, su autora da cuenta de cómo estos
actores desconocen múltiples dinámicas comunitarias y las relaciones de los habitantes con
el territorio, que impiden una mejor implementación del Plan Jarillón y producen luchas
comunitarias. Si bien estas manifestaciones de acción colectiva no han conducido al
replanteamiento de la intervención, si lograron que los habitantes de la zona fueran
escuchados por las autoridades locales y que el equipo de trabajo, sobretodo del
componente social, se sensibilizara con su situación. De este modo, los reclamos de los
ciudadanos fueron adquiriendo mayor importancia para la administración y se espera que
las próximas intervenciones dichos reclamos sean incorporados.

MARÍA EUGENIA IBARRA MELO


Profesora Asociada
Departamento de Ciencias Sociales
SI EL RÍo SUENA, EN SU ORILLA HAY RESISTENCIA.

Exigencia por la participación comunitaria en el Plan Jarillón de Cali

Vivian Andrea Ladino Mosquera 1

Resumen

El presente artículo describe las características de la participación comunitaria de los


habitantes del Jarillón Floralia que hacen parte del Comité para la Defensa del Patrimonio,
en medio de la ejecución del Proyecto Plan Jarillón de Cali y con el objetivo de defender su
territorio. La estrategia metodológica incorporó técnicas de recolección de datos como las
entrevistas semi-estructuradas, la observación participante y la revisión documental, con las
cuales se buscaba dar cuenta de la perspectiva de los actores para interpretar su realidad. De
esta forma, la conclusión principal de este estudio de caso se destaca que, la comunidad
decide organizarse para exigir mayor participación en el desarrollo del proyecto, ser
consultados y que se acojan sus propuestas, dado que existe una apropiación del territorio a
nivel cultural, social y económico, que motiva la resistencia al proceso de reasentamiento.

Palabras clave
Territorio, Organización Comunitaria, Riesgo, Reasentamiento, Plan Jarillón

Clasificación JEL

1Trabajadora Social y especialista en Procesos de Intervención Social de la Universidad del Valle. Correo
electrónico: viladito30@gmail.com
Documento de Trabajo No. 167

1. Introducción

La construcción del Jarillón del río Cauca data de 1958, año en que la Corporación
Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) empezó a realizar sus proyectos pilotos de
infraestructura, edificando un dique de 15 km de longitud desde Navarro hasta el Paso del
Comercio, el Canal Intersector Sur y la Laguna del Pondaje. Años más tarde se realizarían
los 2 kilómetros del Jarillón río Cali. Dichas obras tenían como propósito controlar las
inundaciones en el sector de Aguablanca y permitir el uso agrícola de esas tierras (Henao
2011).
En 1980 empieza el crecimiento poblacional hacia la zona norte del oriente de Cali
y se extiende hasta el límite del Jarillón, consolidándose así el Distrito de Aguablanca. El
aumento de la población tuvo relación con la época de violencia de los años cincuenta en el
país, que impulsó la migración campesina hacia regiones como las del Valle del Cauca,
convirtiendo a Cali en una ciudad receptora de población desplazada. Además, inició la
aparición de asentamientos humanos precarios, los cuales son el "resultado de la
representación de la desigualdad social, de las migraciones del campo a la ciudad, de la
falta de alternativas económicas, a la falta de una adecuada planeación de la ciudad y por
ende a la falta de unas adecuadas políticas estatales, locales, regionales y nacionales, entre
otros factores" (Henao 2011,24).
Desde entonces, la densidad poblacional hacia esa zona del dique ha ido en
aumento, llegando al punto que el total del Jarillón se encuentra habitado en la superficie y
sin ningún tipo de control por parte de las autoridades locales y ambientales desde su
construcción. "Hoy en día casi el 20% [el autor escribe en 2013]de la población de la
ciudad se ha asentado en la llanura de inundación y alrededor de 15.000 personas viven
directamente sobre la estructura del dique" (Agencia NL 2013, 7), generando un problema
social que ha sido sobre diagnosticado por académicos y técnicos, que alertan acerca del
riesgo que atraviesa la ciudad si no se toman medidas al respecto.
En la actualidad son 11 los asentamientos que ocupan el total de 17 kilómetros de
longitud de los jarillones río Cauca y río Cali, los cuales son: Navarro, Las Palmas,
Samanes, La Playita, Puerto Nuevo, Las Vegas, Cinta Larga, Venecia, Comfenalco, Río
Cali y Floralia, siendo este último el lugar donde se desarrolló el estudio de caso.
El Jarillón Floralia se encuentra al lado del barrio con el mismo nombre, que a su
vez hace parte de la comuna 6, ubicada en el nororiente de la ciudad. Tal como lo
referencia el Plan de Desarrollo 2012-2015 de la comuna, representa el 4% del área del
municipio con 501, 2 hectáreas, contiene 10 barrios y 4 urbanizaciones y 42.591 viviendas.
Así mismo, se retoman otros datos como la estratificación de las viviendas, donde se
destaca que el estrato con mayor proporción es el 2 con 83,56%, seguido del 3 con el
11,65% y del 1 con 4,79%.
La población de la comuna representa el 8,1% del total de población de la ciudad
con 181.165 habitantes, siendo el 52,2% mujeres y el 47,8% hombres. "El número de
habitantes por hectárea -densidad bruta- es de 361 habitantes, superior al promedio de Cali
que es de 180 habitantes" (Alcaldía de Cali 2012, 20). En cuanto a las características
socioeconómicas, el 3,8% de las unidades económicas de la ciudad pertenecen a esta

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comuna, donde el 65,1 % pertenecen al sector comercial, el 27,5% al de servicios y el 9,3%


a la industria. "De esas unidades económicas, el 98,7% corresponde a microempresas,
1,16% a pequeñas, y el 0,2% a medianas" (Alonso et al. 2007, 36).
De otro lado, vale la pena resaltar que estos asentamientos se desarrollaron sin
ningún impedimento u objeción de las autoridades locales, quienes tampoco realizaron
mantenimiento técnico a la estructura desde su construcción, dejándola en el olvido y
permitiendo la expansión periférica de la población (Agencia NL 2013).
No obstante, entre los años 2010 y 2011, el Jarillón volvió a ser noticia tras uno de
los fenómenos de La Niña 2 más fuertes que ha vivido el país, el cual dejó a su paso
destrucción de infraestructuras, pérdida de vidas en varios sectores y la alerta de riesgos
mayores en un futuro. Al respecto, se sancionó la Ley 1523 de 2015, la primera en ser
creada para el conocimiento, reducción y manejo de desastres naturales. A la vez que se
establece el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (SNGR) con el objetivo
de "contribuir a la seguridad, el bienestar, la calidad de vida de las personas y al desarrollo
sostenible" (Colombia Humanitaria s.f., 1), como también el Fondo Adaptación (FA), por
el cual se financia el desarrollo de la Ley y busca "atender la construcción, reconstrucción,
recuperación y reactivación económica y social en las zonas afectadas por el fenómeno de
la niña 2010 - 2011, con criterios de mitigación y prevención del riesgo" (Fondo
Adaptación s.f., 1).
La Gobernación del Valle del Cauca y la CVC presentan ante el FA el proyecto Plan
Jarillón de Cali (PJC) en el año 2011 y es aprobado junto con los proyectos Gramalote
(Norte de Santander), Canal del Dique (Atlántico) y La Mojana (Córdoba). Así, el FA firma
el Convenio Marco de Cooperación No. 076 del 24 de agosto de 2012 3 con la Alcaldía de
Cali, con el fin de "reducir el riesgo por inundación asociado al río Cauca, Canal
Interceptor Sur y río Cali y al sistema de drenaje oriental de Cali, protegiendo la vida y
bienes de 900.000 habitantes del oriente de la capital del Valle del Cauca" (Fondo
adaptación). Otros actores del convenio son las Empresas Municipales de Cali (Emcali), el
Operador de Vivienda (actualmente Comfandi), la CVC y la Secretaría de Vivienda Social
(SVS).
Con el fin de determinar los alcances del proyecto e iniciar su ejecución, el FA
contrató al Gobierno Holandés (Alianza Colombo Holandesa por el Agua) y a la
Corporación OSSO (Observatorio Sismológico del Suroccidente) para la realización de un
análisis del riesgo por inundación. Las principales conclusiones del estudio sugirieron la
urgente reparación y reforzamiento del dique y las obras complementarias, a la vez que la
recuperación del espacio ocupado por la comunidad, catalogado como de alto riesgo no
mitigable. Se establecieron entonces 4 líneas de acción para ejecutar el proyecto: La
Reducción de la Amenaza (Hidráulico y Geotécnico), La Reducción de la Vulnerabilidad
(Social), La Reducción de la Vulnerabilidad de Infraestructura Indispensable y La
Reducción de la Amenaza por Deficiencia en el Sistema de Drenaje. Los actores en cada

2 El fenómeno de La Niña es la fase fría de un ciclo global climático caracterizado por fuertes lluvias.

3Tras el vencimiento del Convenio en diciembre de 2014, se firma posteriormente el Convenio Marco Interadministrativo
de Cooperación y Apoyo Financiero N. 001 celebrado entre el municipio de Cali, Emcali EICE ESP, la CVC y el FA.
Dicho convenio cambia algunos aspectos del organigrama general del proyecto.

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una de las líneas son: CVC, Municipio de Santiago de Cali, Operador de Vivienda y Emcali
respectivamente.
Dentro de la segunda línea de acción, La Reducción de la Vulnerabilidad (Social),
aparecen otras líneas como la de Fortalecimiento Socioeconómico, Gestión y Cultura de
Riesgo y la de Fortalecimiento Social, que además recoge el Plan Gestión Social Jarillón
Aguablanca y el Plan Gestión Social Pondaje, todas a cargo del Componente Social, que es
la contraparte de recurso humano de la alcaldía donde se encuentran los diversos
profesionales sociales que realizan el acompañamiento en sus respetivas fases: antes
(identificación y sensibilización), durante (reasentamiento, recuperación y protección de los
espacios) y después (seguimiento a los procesos desarrollados)4.
Paralelo a la realización de los estudios de riesgo, el Comité Local para la
Prevención y Atención de Desastres del Municipio de Santiago de Cali (CLOPAD) realizó
la Verificación de Hogares en Alto Riesgo no Mitigable por Inundación del Río Cauca y las
Lagunas del Pondaje y Charco Azul del periodo 2010-2011, a causa del fenómeno de La
Niña, que fue tomado por el Componente Social de la Alcaldía para realizar la
georreferenciación de las viviendas damnificadas, determinando que serían 7852 5 los
hogares beneficiarios del proyecto. Reasentar las familias en Viviendas de Interés
Prioritario (VIP), ubicadas en proyectos habitacionales como Potrero Grande V Etapa,
Llano Verde, Río Cauca y Ramalí, es la tarea indispensable para recuperar la zona y
comenzar las obras de reparación y reforzamiento del dique a cargo de Emcali y la CVC.

-
Gráfico 1. Actores del proyecto

fONOOADAPTActÓN

-----lÍNEA De FOftTAlECrMIENTO
SOCfOECONÓMICO
COMPONENTE SOCIAL

ÚN.tA ot FORTA1.ECiMIENTO
:5OCIA.f.. liNEA CE C\lLTUAA 1 GfSTlÓN Da
RIESGO

PROFESIONALES SOCIALES

'COMUNIDAD 8¡NEHetAR1A ASENTAMIENTQ


DEHORAUA

Fuente: realízación de la autora a partir de la infonnación de la página web del Fondo Adaptación.

Por su parte, la gestión integral del proyecto se encontraba a cargo de la Gestión


para la Innovación de Proyectos GIP, que es una fundación sin ánimo de lucro que
administraba los recursos que el FA destinó para el proyecto y contrataba parte del recurso

4 Cabe resaltar que en el Convenio 001 de 2015 el Plan de Reasentamiento se describe con las siguientes fases: te ubico, te

acompaño, te mudas y te apropias.

5 Según el informe de Seguimiento al Plan Jarillón de Cali (S.F.) realizado por la Procuraduría, la verificación de hogares

se cerró en noviembre de 2015 y se estableció un nuevo número de hogares beneficiarios de 8.777.

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humano del mismo. Son $823.000.000.000 los que aporta el Fondo, mientras que CVC,
Emcali y Alcaldía aportan el resto de recursos para un costo total del proyecto de 1, 3
billones de pesos.

Mapa 1. Zona de intervención del proyecto


Intervencióu del proyecto
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Fuente: http://destrucciondelriocauca.weebly.com/

En este orden, el fenómeno de La Niña demostró que Colombia es un país donde las
infraestructuras de prevención de los posibles riesgos naturales para la variada geografía
colombiana son deficientes e inadecuadas, incluso es reciente la creación de políticas
públicas y entes gubernamentales para la intervención y prevención de desastres, pues la
atención a situaciones especiales de emergencia se ha hecho de forma coyuntural.
Es necesario entonces que se incremente el estudio al respecto y se amplíen los
proyectos acordes a las necesidades del país, de las regiones y localidades, además de
preguntarse por la forma en que se ha vinculado a los afectados en la solución a los
problemas del riesgo, pues son ellos quienes viven en zonas propensas a la inundación y
deben ser tenidos en cuenta en las soluciones que se plantean a nivel estatal y
gubernamental.
Por lo anterior, cobra relevancia ahondar en el estudio de experiencias organizativas
en medio de procesos de reasentamiento para la mitigación del riesgo, dado que los
procesos de traslado seguirán desarrollándose en un país que apenas está implementado
políticas para la gestión del riesgo, en las cuales la participación de la comunidad es vital
para implementar los proyectos y hacerlos menos traumáticos, sobre todo para que la
población también asuma el papel de gestores de su propia situación de riesgo. De ahí que
me interese dar cuenta de la participación de los pobladores del Jarillón Floralia en el
Comité por la Defensa del Patrimonio. Una instancia creada a partir del proceso de
sensibilización sobre alto riesgo no mitigable por inundación, que ha venido realizando el
Componente Social del Proyecto Plan Jarillón de Cali, desde 2014.

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Como objetivo central me propuse describir la participación comunitaria en ese


Comité, identificando las motivaciones de estos pobladores para organizarse y defender su
territorio. A la vez que identifico el tipo de liderazgo que se ha generado y los niveles de la
participación comunitaria, de acuerdo con los momentos de la intervención del Estado. Con
tal fin, el artículo se ha dividido de la siguiente manera: se presentará en primer lugar una
caracterización del proceso de intervención. Luego se expondrá la importancia que tiene el
territorio para la comunidad y las motivaciones para defenderlo, seguido de otro acápite en
que se describirá la participación y el proceso organizativo del CDP. Finalmente, las
conclusiones y las referencias bibliográficas.

1.1. Lo estudiado sobre la participación comunitaria en los procesos de


<

reasentamiento

El tema del reasentamiento en zonas urbanas no es reciente y aparece


necesariamente asociado con los procesos de poblamiento y desarrollo de las ciudades, por
10 cual ha sido abordado desde diversas perspectivas y enfoques. A nivel internacional y
con un enfoque microsocial, aparece el estudio Imágenes de mundo sobre la reubicación de
asentamientos urbanos en la ciudad de Córdoba: Cicatrización y Recuperación del
territorio como metáforas operantes en discursos mediáticos, técnicos y políticos, en el
cual Boito, Espoz e Ibáñez (2007) describen e interpretan las construcciones metafóricas
que surgen en los procesos de reubicación de comunidades que han ocupado zonas no aptas
para el asentamiento humano, centrándose en una categoría analítica principal que los
autores denominan "imágenes del mundo" y con la que dan cuenta de esas metáforas
inscritas al territorio.
Los hallazgos de la investigación le aportan al estudio de caso con su
cuestionamiento frente a la construcción discursiva que se hace de los habitantes objetos de
intervención como sujetos incapaces y sin autonomía, que requieren una "recuperación" y
"cicatrización" social que los incorpore nuevamente a la legitimidad urbana. De esta forma,
se comparte con los autores que tomar como referencia la subjetividad de los actores
sociales no debe reducirse al discurso asistencialista que predomina en los procesos de
reubicación.
A nivel nacional aparecen estudios centrados en los impactos del proceso de
reasentamiento como el de Solanyi Robles Joya (2009), titulado Impactos del
reasentamiento por vulnerabilidad en áreas de alto riesgo. Bogotá, 1991-2005, centrado
en identificar las marcas ocasionadas por el reasentamiento y evidenciar la vulneración de
los derechos de las poblaciones reasentadas, con el objetivo de proponer acciones que
reduzcan los impactos negativos y que generen realmente inclusión.
Las autoras encontraron que son más los impactos negativos que los beneficios
obtenidos por parte de las poblaciones que fueron reasentadas, pues hay limitaciones para
garantizar todos los derechos a las comunidades. Además, se evidenció que el tema del
reasentamiento ha ido evolucionando para ser tenido en cuenta en las políticas públicas yen
la agenda institucional, aunque no se haya hecho de manera contextualizada y dejando de
lado las particularidades que expresa la comunidad. Por 10 cual, proponen un marco
normativo y académico para transformar las acciones de reasentamiento para que sean el

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camino hacia la construcción de ciudad, siendo estos aspectos relevantes a tener en cuenta
en el proceso de análisis del estudio de caso.
Desde la perspectiva del hábitat y sus dimensiones, se encuentra el
estudio Reasentamiento y hábitat en zonas urbanas, una reflexión en Manizales, de la
autora Anne-Catherine Chardon (2008), que tuvo como objetivo el análisis de los procesos
oficiales de reasentamiento en contextos de amenazas naturales donde viven poblaciones
vulnerables, comparando el lugar de origen y el nuevo sitio de llegada.
Entre los diversos hallazgos se destaca que los programas de reubicación se toman
como procesos ordinarios de salvar vidas y hacer entrega de un cobijo seguro, pero no
tienen en cuenta el hábitat ni sus cuatro dimensiones: social, físico-espacial, económica y
legal. Señalan también que, si bien existen dificultades en el proceso, se viene haciendo
conciencia de la necesidad de ampliar la mirada del concepto y pensar en la construcción y
reconstrucción de comunidades.
El anterior estudio muestra la pertinencia de incluir nuevas categorías
analíticas como las relaciones e interacciones que se dan en un territorio específico antes y
después de reasentarse, dándole relevancia a las dimensiones fisico-natural, físico-espacial
y socioantropológica, además del hábitat. De ahí la importancia que el presente estudio de
caso retome en una de sus categorías analíticas el concepto de territorio.
Otros estudios a nivel nacional han tenido en cuenta la participación de las
comunidades en los procesos de reasentamiento, como el de Prácticas de resistencia de las
comunidades campesinas y organizaciones sociales en torno al agua en contextos de la
Vega y Sucre, macizo colombiano, que buscaba comprender los procesos de resistencia
desde las acciones y referentes construidos por las comunidades campesinas en tomo al
cuidado del agua, las semillas y el territorio.
La investigación concluye que hay una relación directa entre las prácticas narrativas
de las comunidades y la resistencia en tomo al agua, las semillas y el territorio, las cuales se
deben comprender en 3 tendencias: resistencias desde los modelos de mundo, resistencias
como prácticas vinculantes y resistencias como autonomía desde la ley del pueblo. Por
ende, estos resultados aportan en la comprensión de las acciones de resistencia que se
generan en comunidades organizadas cuando ven amenazado su territorio, siendo una
perspectiva a tener en cuenta en el análisis del presente tema de estudio.
En la misma línea se halla el artículo Procesos de mejoramiento barrial participativo
en asentamientos informales: propuestas de integración en la ciudad de ¡bagué
(Colombia), en donde Ingrid Vargas et al. (2010) plantea contribuir a la comprensión de los
aspectos relacionados con la reproducción los asentamientos informales en Latinoamérica,
mostrar el proceso evolutivo de los mismos en el caso concreto del barrio Las Delicias
(comuna 6) de la ciudad de Ibagué y presentar una propuesta de mejoramiento barrial que
permita la integración de dichos sectores a la urbe.
Se destaca que realizan un marco histórico sobre las causas del crecimiento
acelerado en Latinoamérica y su relación con procesos de ocupación de zonas informales.
De igual forma, la categoría de segregación residencial urbana y su relación con la
expansión de los asentamientos informales, es también un análisis relevante que incluye
aspectos económicos y sociales que bien pueden ayudar a hacer un análisis macro en
términos de políticas urbanas y planes de ordenamiento territorial. Se concluye que sí hay
procesos de integración urbana de los lugares históricamente marginados por la ocupación

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indebida del espacio público o privado, en los que la participación comunitaria es


fundamental y es el sustento de la intervención, respaldando la idea que es a partir de esa
inmersión de los actores implicados en los procesos, 10 que garantiza sostenibilidad en el
tiempo de los mismos y la posibilidad de réplica en otros lugares.
A nivel local y con la perspectiva de inserción social en nuevos territorios después
de haber sido migrantes, destaca el artículo de Carolina Centeno (2012), De
representaciones y sentidos socioterritoriales. El caso de afrocolombianos habitantes de
Charco Azul, Mójica IL Cinta Sardi y la Colonia Nariñense en Cali, quien
buscó comprender las trayectorias de inserción social de personas afrocolombianas
migrantes a la ciudad de Cali entre 1995 y 2005 y la relación de esas trayectorias con las
formas de construcción y reconstrucción de los territorios habitados.
Los resultados sugieren que la construcción territorial se hace a través de las
manifestaciones de contacto y de diferenciación con el otro, entendiendo que en la historia
de esos barrios coexisten también historias de lucha, aprendizajes y también interacciones
donde surgen las diferencias entre los vecinos. De igual forma, se hace referencia a los
patrones de inclusión-exclusión que aparecen en la construcción de esos contextos
barriales, pero se crean es a partir de los imaginarios de los pobladores y de la ciudad
general y no necesariamente por el espacio ocupado.
En síntesis, las perspectivas y enfoques de los anteriores estudios permiten
comprender que el análisis de procesos de reasentamiento debe incluir una perspectiva
interpretativa que tome en cuenta la subjetividad de los actores implicados, pues los
impactos sociales que se generan tienen que ver con las relaciones establecidas con el
territorio y la forma en que los habitantes desarrollan su cotidianidad en él, por 10 cual no
pueden excluirse y limitar su participación desde la gestión institucional del riesgo, y es
precisamente eso 10 que se pretende estudiar para el caso de los habitantes del Jarillón
Floralia, los niveles de participación que han tenido en el desarrollo del proyecto PJC en
defensa de su territorio.

1.2.AIgunos referentes conceptuales

Era necesario valerse de unos referentes conceptuales para guiar el desarrollo del
estudio de caso requiere delimitar algunos referentes conceptuales, como 10 es la
participación, que se define como un proceso que surge de individuos y grupos que actúan
con la intención de alcanzar determinadas metas, de acuerdo con intereses específicos que
se inscriben en el entramado de relaciones de poder. Es decir que en la participación
intervienen fuerzas sociales donde se manifiestan intereses de clase, de género, etc., con los
cuales también se puede transformar o reformar la organización social y política (Velásquez
2003).
Así, podríamos decir que la participación en algunos casos tiene un carácter
comunitario, que como 10 plantean Bronfman y Gleizer (1994), es una forma de solucionar
los problemas sociales a través de la gestión, es decir que promueve la autosuficiencia e
independencia de la comunidad, buscando hacerla autónoma para que incremente sus
niveles de conciencia y organización. Desde otra perspectiva, la participación comunitaria
es entonces la manera de solucionar problemáticas sociales y se relaciona con el

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mejoramiento de las condiciones de vida en pro del desarrollo de la comunidad (Montaño


2005, 7).
Pero también es "un proceso mediante el cual los· individuos se transforman de
acuerdo a sus propias necesidades y las de su comunidad, adquiriendo un sentido de
responsabilidad con respecto a su propio bienestar y el del grupo, contribuyendo
conscientemente y constructivamente en el proceso de desarrollo" (Figueroa 2002, 1), de tal
forma que la participación comunitaria supera los intereses y necesidades particulares para
convertirlos en deberes y metas colectivas.
El otro concepto que contribuye a interpretar el modo en que participan los
habitantes del Comité por la Defensa del Patrimonio, es el de territorio, el cual como
plantea Sosa (2012), no puede verse únicamente como un espacio físico delimitado, sino
como un producto social que se ha construido históricamente a nivel social, económico,
político y cultural. Por lo tanto, hablar de territorio implica además de la esfera fisica, una
esfera simbólica que han construido los sujetos y que tiene que ver con las relaciones
sociales que se construyen, tomando en cuenta "la espacialidad (como poblamiento,
patrones de asentamiento y producción, por ejemplo) y la movilidad (cotidiana y
circunscrita, inmigración y emigración), que lo convierten en una síntesis finalmente
humana: valorada, representada, construida, apropiada, transformada" (Sosa 2012, 10), de
modo que en el territorio se interconectan fenómenos, eventos, dinámicas, relaciones y
procesos de manera recíproca e interdependiente como lo señala el autor.
Por lo tanto, como expresa Giménez (1999), el territorio tiene que ver con la manera
en que se valora y apropia un lugar determinado, ya sea con un carácter instrumental­
funcional donde se da una relación utilitaria con el espacio en aspectos como ventajas geo­
políticas o de explotación económica, o simbólico expresivo, en el que se manifiesta lo
estético-afectivo y se convierte en el sustento de identidades colectivas e individuales.

1.3. La estrategia de investigación

El estudio de caso buscaba construir conocimiento a partir de los sujetos, es decir


que el interés se centraba en las experiencias, significados, símbolos, percepciones y demás
elementos que se juegan en la interacción de los actores inmersos en un contexto específico
y su manera de interpretar el mundo.
Así, el tipo de estudio fue descriptivo - interpretativo, puesto que permitió describir
los niveles de participación desarrollados por el CDP, como también, la apropiación que
tenían de su territorio y su necesidad de defenderlo, pues fue desde las opiniones e
información que brindaron los pobladores que se trianguló la información con fuentes
teóricas para interpretar la realidad y construir conocimiento. En este sentido, el método
elegido fue cualitativo.
Entre las técnicas de recolección de datos utilizadas se encuentran las entrevistas
semi-estructuradas, la observación participante y la revisión documental. Se realizaron 2
entrevistas, la primera con una integrante del comité por la Defensa del Patrimonio y la
segunda a un funcionario del PJe. Además, se realizó un taller de línea de tiempo con los
integrantes del comité.
La unidad de análisis fue el Comité por la Defensa del Patrimonio (CDP) creado en
el año 2014 como resultado de la iniciativa de participación y organización de líderes y

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habitantes del Jarillón Floralia, desde el cual se han agenciado las formas de participación
de la comunidad referenciada, cuenta con la legitimidad de la comunidad y su origen
coincide con el inicio de actividades de sensibilización por alto riesgo no mitigable a cargo
del PJC.

2. Sobre el proceso de intervención del PJC

Una política pública es un "conjunto de objetivos, decisiones y acciones que lleva a


cabo un gobierno para solucionar los problemas que en un determinado momento histórico
los ciudadanos y el propio gobierno consideran prioritarios" (Nirenberg 2013, 23), que
luego se despliega en leyes, planes y programas. Para el caso del PJC, la creación del
Sistema Nacional de Gestión del Riesgo a través de la Ley 1523 de 2012, fue un primer
impulso para consolidar una política pública de Desastres como resultado de la
identificación de una problemática social como lo es el riesgo de desastres naturales, que a
pesar que ha sido recurrente en la historia del país, no había sido tomado en cuenta.
Hablar de política pública entonces es también hacer referencia a un campo de
disputa, como lo llama Nirenberg (2013), entre las distintas concepciones y paradigmas de
lo social, que tienen todo que ver con el contexto económico, político, social y cultural
donde surgen, e implican la participación de diversos actores. Dichas disputas permean
todo el proceso de la política pública, desde la planificación, la programación, la
implementación o ejecución, el monitoreo y la evaluación. De ahí que se puedan analizar
las tensiones y conflictos constantes entre las instituciones participantes del proyecto,
además de los entes de control que se ubican por fuera del proyecto como la Contraloría o
la Personería, entre otras, por los incumplimientos en el cronograma de ejecución como en
las formas de interactuar con la comunidad.
De esta forma, el enfoque del PJC es de derechos, donde "el punto de partida no es
la existencia de personas con necesidades que deben ser asistidas, sino sujetos con derecho
a demandar determinadas prestaciones y conductas" (Nirenberg 2013, 31), dado que se
habla del derecho a la protección y prevención en desastres que es colectivo, por encima del
derecho individual a una vivienda de quienes habitan la zona. Así, los ciudadanos saben
que tienen derecho a evitar una catástrofe y por eso debe repararse el dique, pero los
habitantes de la zona también defienden su derecho a la integridad y a la vida, sin ser
desalojados.
Aparecen también algunas características del tipo de intervención en relación a su
estructura normativa, pues el proyecto surge de la sanción de una política pública que hace
parte de una acción gubernamental, la cual hace referencia a una política reglamentaria que
ejerce coerción sobre los individuos al buscar "regir los comportamientos bajo la amenaza
de una sanción directa" (Roth 2002, 43), que para el caso específico del PJC, la amenaza es
el desalojo de la zona bajo la condición de alto riesgo que afecta a toda la ciudad.
De igual forma, este tipo de intervención emplea ciertos instrumentos para
desarrollarse, tales como los instrumentos prescriptivos, los cuales representan una "acción
tradicional del Estado y para su implementación es necesario prever las disposiciones de
sanción y los medios administrativos de coerción que aseguren su cumplimiento" (Roth
2002, 45). Es decir que viene en el mismo sentido que el tipo de política, pues se emplean

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las sanciones necesarias para hacer cumplir las disposiciones que emite, tal y como en el
caso de intervención, donde se cuenta con un equipo de profesionales jurídicos que
reglamentan el desarrollo del proyecto y explican a los beneficiarios las consecuencias
jurídicas del desacato. Además, la Secretaría de Gobierno de Cali participa en las jornadas
de reasentamiento de las familias, pues tiene la potestad de intervenir si el proceso no
ocurre como lo dispone la Ley y hacer efectiva la liberación de la zona.
El instrumento de delegación a socios es también notorio, debido a que el FA
permite la participación y colaboración de organizaciones privadas o no gubernamentales
como las ONG en la ejecución de las políticas. Vemos entonces que la GIP, siendo una
fundación sin ánimo de lucro, es la encargada de ejercer la dirección integral del proyecto y
administrar los recursos públicos, además de contratar el recurso humano.
Por otra parte, es posible decir que la intervención elegida se inscribe en el
paradigma de la integración, el cual concibe a la sociedad como un todo, una estructura
homogénea que está compuesta por normas y parámetros definidos, que incorpora una
mirada macro donde el agente principal de referencia es el Estado y sus instituciones, a
quienes se les atribuye un carácter integrador para mantener el orden establecido que aporta
al progreso y a la modernidad (Corvalán 1996), tal y como ocurre con el PJC, que es un
proyecto dirigido por el Estado para reintegrar a una población que se encuentra en una
zona no apta para vivir y requiere ser reubicada.
La intervención social de tipo integracionista "pretende en consecuencia, la
integración de los marginales al proyecto nacional, lo que implica una re-socialización de
estos. Esta re-socialización los hace capaces de acceder a los beneficios materiales y
simbólicos de la sociedad" (Corvalán 1996, 17), reflejada en el PJC que es un proyecto que
se inscribe en la política nacional del actual Gobierno que busca reparar las estructuras
sociales y el tejido social que se supone en riesgo por la marginalidad de los habitantes de
la zona de alto riesgo no mitigable del Jarillón del río Cali y río Cauca. Por ende, el proceso
de reasentamiento a nuevos entornos habitacionales que es impulsado por el Gobierno, es la
forma de integrar nuevamente a la sociedad, a esos habitantes que por su situación de riesgo
se han marginado del acceso a los derechos sociales que disfrutan los ciudadanos
integrados, como ser incluidos en programas de bienestar, salud, cultural, educación, entre
otros, propios de los habitantes de comunas específicas de la ciudad y no de asentamientos.
El proyecto también se enmarca dentro de las propuestas de intervención de la toma
a cargo, la cual es asumida por Karsz (2007) como un tipo de intervención
institucionalizada, diferente de la caridad ejercida de forma voluntaria y guiada por la moral
humanista, dado que el Estado asume la responsabilidad de atender las necesidades sociales
a través de figuras administrativas como las políticas sociales, donde además integra a
profesionales aptos para desarrollar la intervención y se tecnifica el hacer.
Este tipo de intervención implica un grado de secularización, pues ya no se
normalizan y se ven necesarias las desigualdades sociales, sino que se da la "posibilidad de
comprender, de razonar, de formarse una opinión, una posibilidad de saber cómo y por qué
mujeres y hombres, jóvenes y adultos, grupos familiares y comunidades se encuentran
inmersos en talo cual situación" (Karsz 2007, 116). Además, este autor refiere que se
establece una relación persona-sujeto, lo que rompe con la relación persona-criatura que
asumía la caridad, aunque prevalece una concepción del sujeto a intervenir como

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desfavorecido, excluido, un ser de demanda, de deseo, que se encuentra contextualizado por


la historia social.
También se puede enmarcar la intervención como reflejo de la sociología práctica,
pues dicha sociología está "al servicio de una meta definida por el cliente. La razón de la
sociología práctica es suministrar soluciones a problemas que se nos presentan o legitimar
soluciones tomadas de antemano" (Burawoy 2005, 204), la cual además produce un
conocim~ento instrumental que tiene como intención llegar a audiencias extra-académicas,
por 10 cual Burawoy (2005) le hace varias críticas, debido a que produce un conocimiento
concreto¡ se basa en valores pragmáticos, de efectividad, establece relaciones con un cliente
que es q~1Íen solicita su intervención e investigación, y en esa medida se ve sujeto a los
intereses de quién financia al experto, y por ende puede haber una especie de servilismo.
I

E~ sujeto a intervenir es asumido desde este paradigma, como un receptor deficitario


que está marginado, es pobre y desviado del orden establecido en la sociedad, es "definido
por sus vacíos y sus incapacidades, y como tal tiene pocos o ningún elemento útil para
superar lli situación problemática en la que se encuentra. (... ) El receptor de la intervención

*
es enfoc*do como un individuo damnificado que sólo puede recibir, y que no es capaz de
superar estado si no es por la ayuda de los más fuertes" (Corvalán 1996, 38).
T~l consideración es acorde con los beneficiarios que el PJC define como objeto de
intervenqión, pues engloba a las 7.852 familias verificadas como habitantes carentes y en
situaciónl de vulnerabilidad extrema que no tienen posibilidades de cambiar su destino, y
por tantq deben ser ayudados por el Estado, que a través de una VIP que se entrega de
forma gr~tuita, satisface una necesidad objetivada que es concreta y se limita a la acción
individuctl. .
Ep suma, el agente interventor privilegiado será entonces el Estado, el cual tiene "el
poder o~ganizador de la sociedad como el único organismo capaz de solucionar
definitiv(j.mente las problemáticas sociales y generar progreso social" (Corvalán 1996, 42),
que además es legitimado en su rol de cohesión social y de restablecimiento del equilibrio y
del orden' que se ve amenazado por los elementos heterogéneos y desviados. Y así mismo
se asumeidesde el proyecto PJC al agente principal de intervención, pues a través del FA es
el Estada quién financia la mayor parte de ejecución del proyecto, 10 orienta y vigila su
desarroll~, en compañía además de otros agentes gubernamentales y públicos como la
Gobernadión del Valle del Cauca, la Alcaldía de Cali, la CVC y Emcali.
D~ otra parte, es importante reflexionar también sobre los profesionales que
interviembn, quienes deben verse como "sociólogos cuestionados" y retomen en el proceso
de interv~nción aspectos claves como: ser capaces de desnaturalizar los hechos sociales a
partir del l proceso riguroso de investigación que debe ser transversal, y no basados en el
sentido c~mún; generar explicaciones aproximadas para develar las lógicas de la sociedad;
reconocd el sesgo del investigador que también hace parte de la sociedad y objetivar al
sujeto objetivado, a la vez que considerar la capacidad de agencia que poseen los sujetos a
interveni~ y no verlos unilateralmente como dominados (Bourdieu 2000).
A$í mismo, los profesionales deben encaminarse hacia una "sociología pública",
que com<l> 10 propone Burawoy (2005), tiene como objetivo poner a la "sociología en
conversaclión con los públicos a la vez que investiga cómo se produce esa conversación.
Esto sUPQne una doble conversación" (Burawoy, 2005: 202), en la que se busque establecer

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un diálogo entre el investigador y los sujetos, donde se tomen en cuenta los saberes que
tiene la comunidad sobre el lugar que habitan y los conceptos sobre riesgo que maneja cada
uno de los actores implicados. De esta manera, asumir a la sociedad civil como sujetos
activos y pensantes de su realidad e invitar a los ejecutores del PJC para que entiendan la
realidad más allá de los escritorios y la perspectiva de la ingeniería, reconociendo las
trayectorias y vivencias de las familias que habitan la zona desde hace varias décadas.
Es necesario proponer también que la intervención se asuma desde la "toma en
cuenta" que propone Saül Karsz (2007), para que el ejercicio de la intervención sea un acto
de interrelaciones, de intercambio de las subjetividades de los sujetos ejecutores y los
ciudadanos beneficiarios, en donde puedan converger las percepciones de las necesidades
que identifican los sujetos con las que se identifican institucionalmente, en aras de
resignificar las prácticas y movilizar los sujetos, y también de identificar los intereses detrás
de los proyectos de intervención.

En este sentido, aparecen algunas opiniones de una exfuncionaria del proyecto:

"Empecemos por los aciertos que son menos, el acierto, yo creo que la existencia del
proyecto es un acierto, a mí me parece porque si bien la comunidad tiene derecho de
participar, debió estar involucrada en la formulación del proyecto desde el inicio, o
sea, desde esa primera fase de formulación debió estar involucrada la comunidad creo
que el proyecto es un acierto, hay que proteger la ciudad, si hay un riesgo inminente y
eso es claro, entonces que se haya formulado el proyecto me parece un acierto, ahora
bien en el desarrollo del proyecto como tal, es que es muy complicado buscar aciertos
porque por donde vos veas está la crítica que uno le podría hacer porque ignorar ese
aspecto tan importante de la participación de la comunidad de una le resta legitimidad
al mismo proceso como tal y a cualquier cosa que se haga de ahí para adelante aun
cuando sea buena, entonces yo como acierto lo único que puedo mencionar es que
exista el proyecto; como desacierto eso, haber ignorado la participación de la
comunidad desde la formulación del mismo, o sea, no haber tenido en cuenta esas
voces sabiendo que son personas," (Comunicación personal, 23 de abril de 2016).

En consecuencia, es vital que el PJC realice un proceso evaluativo de la


intervención que realizan con la comunidad, pues la evaluación es "una valoración y
reflexión sistemática sobre el diseño, la ejecución, la eficiencia, la efectividad, los procesos,
los resultados (o impacto) de un proyecto en ejecución o completado" (Ortegón 2005, 48),
que permitirá un posterior reajuste a través de un plan de mejoramiento para que se pueda
lograr a cabalidad con el objetivo del proyecto. Además, porque la ciudad necesita que el
proyecto se concluya para que se evite el riesgo de inundación que no solo afecta a la
comunidad del Jarillón Floralia sino a todo Cali. Por lo tanto, entender los fundamentos
legales y jurídicos que enmarcan la intervención institucional, contrastarlos con marcos
teóricos y aunarlo con la evaluación del proyecto, es una tarea urgente de realizar por parte
del proyecto, de la comunidad y de los investigadores sociales, que con pequeños aportes
como el de este artículo, permitan darle un sentido social a lo que se estudia en la academia.

3. Más que un dique, es un territorio

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Pensar la ciudad desde la cotidianidad de quien la vive, es Una manera de reconocer


que el espacio que se ocupa nO es solo fisico, sino que está compuesto por una serie de
significados e imágenes que han construido los sujetos que allí habitan, que se COnOce
como la construcción social del territorio según lo plantea Lindón (2002). Dicha
construcción la realizan los habitantes locales COn las ideas, imágenes y concepciones del
mundo que ya tienen preestablecidas, siendo Un proceso dinámico que se sigue
reconstruyendo a través de la interacción de unos y otros, logrando la emergencia de una
concepción del mundo que es colectiva y tiene que ver COn "las formas de concebir la vida,
el trabajo, la familia, el futuro o el pasado, formas de concebirse a sí mismo (identidad), y
también incluye referentes territoriales, formas de identificar el territorio, de apropiarse de
él, o expresiones de rechazo hacia el propio territorio habitado" (Lindón 2002, 32), y para
adentrarnos en la construcción del territorio, es necesario tomar en cuenta los modos de
vida.
Por ende, no es posible hablar del Jarillón Floralia como Una parte del dique que
protege a la ciudad de Cali de inundaciones, sino que debe verse a partir de los significados
que han construido sus habitantes, tomando en cuenta la diversidad de actores e intereses
que se interrelacionan para significar el territorio. Así, el sentido de pertenencia de algunos
habitantes de esta ZOna está determinado por el arraigo emocional que tienen al estar
viviendo en el lugar donde vivieron sus padres y sus abuelos, donde invirtieron los ahorros
de años de trabajo y edificaron un patrimonio, como es el caso de las familias de los
primeros pobladores, o simplemente al lugar donde desarrollan una actividad laboral,
económica o comercial como es el caso de quienes tienen empresas. Incluso también SOn
evidentes las expresiones de rechazo hacia el territorio como lo manifiesta Lindón (2002),
de las personas que SOn arrendatarias de la ZOna y reconocen la precariedad y riesgo de la
misma, en la medida que no hay vínculos afectivos y sí desean ser reubicados para recibir
un bien como una vivienda gratuita. Así se expresan sobre el lugar:

"Se siente como un aire mucho más al campo porque hay más árboles, el espacios da
para que haya gallinas, más animales domésticos, por aquí cerca hay loros entonces se
escucha el sonido de ellos, el ruido, las gallinas, el cantar de los gallos a las tres de las
mañana, entonces es un espacio muy del campo, eso es uno, ya en la mañana empieza
la gente a transitar, a salir a sus empleos, al estudio, los niños para los colegios y lo
que es a medio día empiezan los niños a regresar de su colegio, las mamás a
recogerlos, los papás también, es como un día muy normal de todos y en la noche muy
tranquilo, este sector es demasiado tranquilo, no escucha ni tanto ruido, ni bulla, nada
de eso, esa partecita es muy buena" (Comunicación personal, 2 de abril de 2016).

También se debe tener en cuenta que la construcción social del territorio que han
hecho los habitantes del Jarillón Floralia tiene la particularidad de hacerse desde la periferia
de la metrópolis, lo que la convierte en una "forma de aproximación a la realidad, que le
otorga centralidad a los habitantes del lugar con todas las limitaciones que la estructura
social les impone" (Lindón 2002, 31), es decir que la construcción de significados y
pertenencia territorial, es también una manera de convertirse en actor local así sea en la
microsociedad del Jarillón que se encuentra desligada de la localidad urbana legitimada,

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pues han desarrollado a lo largo del dique una serie de interacciones sociales estructuradas
a escala menor que Cali, pero al fin y al cabo una sociedad.
En la misma línea, la comprensión sobre el origen de esos significados pasa por el
análisis de la relación "anclaje/movilidad" y el sentido de "pertenencia/falta de
pertenencia" reflejados en los modos de vida de los habitantes. El primer binomio se
relaciona directamente con el desplazamiento entre la vivienda y el trabajo, de manera que
cuando no existe un traslado largo porque se vive y se trabaja en el mismo lugar como
ocurre con los habitantes del Jarillón Floralia, se produce un anclaje mayor al ámbito
familiar y de trabajo, pues son las esferas fundamentales en las que se desenvuelve el día a
día, que además se refuerza si hay unas relaciones vecinales fortalecidas. Por su parte, la
pertenencia tiene que ver con la capacidad de identificarse con un territorio y así sentirse
parte de él, lo que puede evidenciarse en las narraciones con las que los sujetos describen el
territorio. Así, existe entonces un anclaje y sentido de pertenencia que estructuran la
subjetividad territorial en la zona estudiada, centradas principalmente en la relevancia que
le han otorgado los habitantes a la familia, el trabajo y los vecinos, aunque como ya se dijo,
también hay variaciones dependiendo del actor e interés específico.
Es así que el territorio cobra importancia en la vida de los sujetos y también a nivel
comunitario, en la medida que responde en primer lugar "a las necesidades económicas,
sociales y políticas de cada sociedad, y bajo este aspecto su producción está sustentada por
las relaciones sociales que lo atraviesan" (Giménez 1999, 29), es decir que hay una relación
material e instrumental con ese espacio, pero "es también objeto de operaciones simbólicas
y una especie de pantalla sobre la que los actores sociales (individuales o colectivos)
proyectan sus concepciones del mundo" (Giménez 1999, 29). Esto es lo que ocurre en la
cotidianidad de los habitantes del Jarillón Floralia, pues sus vidas transcurren en un lugar
donde suplen sus necesidades de vivienda, de trabajo y de participación de los sectores de
propietarios, arrendatarios y empresarios, que además es el sitio donde se fomentan
relaciones y vínculos familiares y vecinales que encierran una visión colectiva de la
realidad. Se refieren a la importancia del territorio de esta manera:

"Donde uno tiene su vivienda, tiene como parte de su entorno familia, hasta hacen parte
de su entorno familiar sus familias, los vecinos que se vuelven parte de la familia, lo
otro también es por el trabajo que tenemos aquí nuestro, cómo le digo yo, la forma de
uno subsistir, con el trabajo, con el tal1er que tenemos entonces eso hace parte de un
aprender a querer el sector y valorarlo porque realmente se vive muy tranquilo, es que
es la tranquilidad también y los vecinos también hacen parte de todo ese entorno que
hace que uno se apegue al sector, al ambiente que hay, eso es más o menos lo que uno
percibe y vive a diario, el diario vivir de todos" (Comunicación personal, 2 de abril de
2016).

Se identifica entonces que el territorio es dinámico y cambiante al ser una


construcción social y a su vez tiene unas dimensiones geoeco-antrópica, social, económica,
política y cultural-simbólica, que como plantea Sosa (2012), tiene que ver con la
apropiación social que se hace del espacio y las formas de relacionarse de los diversos
actores en cada ámbito, permitiendo que se facilite la construcción de proyectos comunes,
la vida productiva y la convivencia, con la salvedad que las relaciones también pueden ser

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conflictivas y antagónicas entre los actores. Dimensiones que aparecen todas en el Jarillón
Floralia, pues la apropiación de los habitantes ha sido a partir de las interacciones cordiales
y conflictivas entre la comunidad, de los intercambios económicos y comerciales que ahí se
dan, de la participación y decisiones colectivas que se han discutido y llevado a cabo y de
las identidades individuales y comunes que han formado al vivir alIado del río.
En la misma línea de Sosa (2012), es posible afirmar que "el territorio es el espacio
que una sociedad reivindica como el lugar donde sus miembros han encontrado
permanentemente las condiciones y los medios materiales de existencia y lo que reivindican
al apropiarse de un territorio es el acceso, el control y el uso" (Sosa 2012,23), por lo que se
entienden las manifestaciones de reclamo por permanecer en el mismo y defender la
construcción social que se ha realizado. Es así que se puede comprender que los miembros
del CDP visibilicen mediante la participación y movilización, la apropiación que han hecho
durante décadas de su territorio, pues lograron también sobrevivir en él a través del uso
económico y comercial, además de controlar ese espacio porque lo conocen.
Por otra parte, el territorio tiene relación directa con el contexto internacional,
nacional y regional, no es una isla incomunicada, "es una fracción de la globalidad, y hoy
más que nunca, contiene relaciones globales, no solamente como relación entre un territorio
y el proceso global sino como procesos, dinámicas y relaciones territoriales globalizadas al
mismo tiempo que relaciones globales territorializadas" (Sosa 2012, 30), es decir que la
apropiación territorial que ha hecho la comunidad del Jarillón Floralia no es espontánea y
única, sino que es la interiorización de procesos sociales y económicos que se dan a escala
global, pues los procesos sociales de exclusión que se dan a la par del crecimiento y
desarrollo de las urbes, de la mano de la negligencia estatal, son la expresión de los modos
de organización económica y social que han adoptado la mayoría de sociedades alrededor
del mundo. Y es ahí donde cobra relevancia el concepto de territorio glocal como "síntesis
de interrelaciones, de procesos complementarios y contradictorios, entre lo global y 10
local, que entran en juego en la producción concreta del territorio" (Sosa 2012, 31).
En suma, el anclaje, la pertenencia y la apropiación que ha hecho la comunidad del
Jarillón Flora1ia como territorio, es un producto social e histórico, dotado de diversas
formas de consumo, producción e intercambio, que están inmersos en un entramado de
redes sociales e institucionales con organización y estructura propia, que son la base de la
cohesión alcanzada entre los habitantes, bien sea por consenso o dominación, en la medida
que hay intereses en juego que terminan por sobresalir u opacarse, por lo que se da un
proceso de contradicciones y co-producciones en el interior (Sosa 2012,32).

3.l.Las motivaciones para la defensa del territorio

Las motivaciones, como refiere Giddens (1976), están relacionadas con las
necesidades que se disponen para la acción, pues su relación con los afectos internos es
directa al estar inmersa en los espacios cotidianos donde se actúa, es decir que tienen que
ver con 10 más íntimo de la persona, pero acorde con la construcción del deseo que se ha
hecho en sociedad. La motivación es "inconsciente con referencia a deseos de los que un
actor puede tomar noticia sólo después de haber realizado el acto al que un motivo
particular se refiere" (Giddens 1976, 111), lo que significa que la acción es el testimonio

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práctico que existe una motivación interior para ejercerla, pero que no es particular del
sujeto, sino que es la expresión de la interiorización de deseos e intereses construidos
socialmente.
El deseo de defender el Jarillón Floralia tiene que ver entonces con la existencia de
motivos individuales y colectivos, que en este caso se relacionan con el arraigo que se ha
instaurado entre los habitantes y su territorio, que los lleva a oponerse a abandonar su
patrimonio familiar y sus proyectos comunes como vecinos. Además porque hay intereses
que están siendo satisfechos en ese lugar y el miedo se genera ante la incertidumbre de no
estar seguros de encontrar las mismas condiciones en otro espacio. Y es que los intereses
son "resultados o sucesos cualesquiera que facilitan la satisfacción de necesidades de los
agentes. No hay intereses sin necesidades" (Giddens 1976, 111).

"No es solo no querer dejarlo sino por, o sea, dejarlo en sí, lo uno es porque aquí
tenemos asentadas nuestras vidas, nuestras familias, lo otro tenemos nuestro medio para
subsistir, el empleo, tenemos el taller, tenemos cómo levantar lo del sustento de la
familia y por eso uno se apega a su sector porque es donde uno tiene cómo vivir, tiene
su entorno y su comodidad para uno trabajar, realizar su actividad de sustento y así por
eso mucha gente hace eso acá, acá hay muchos talleres, mucho empleo, aquí se genera
empleo, muchas fábricas, aquí hay talleres de modistería, entonces la gente sobrevive de
eso, de eso vive porque ese es su medio de vivir entonces nos hemos acomodado acá, al
sector y pues también por la seguridad por aquí no pasa nada, la seguridad en este sector
es buena entonces eso amaña mucho, donde no hay tanto riesgo, que usted salió y que le
van a quitar la bicicleta ahí, o que no puede dejar la puerta abierta porque se van a entrar
los dueños de lo ajeno, si uno deja la puerta abierta no pasa nada, y los niños también
tienen como un entorno muchos más tranquilo, no hay tanta pandilla, tanta cosa que se
vayan a ir involucrando en esa parte, entonces eso amaña" (Comunicación personal, 2
de abril de 2016).

Así pues, ni los intereses ni la aCClOn darán cuenta de una aCClOn inmediata
razonada por los actores, pero son un elemento importante para delimitar cómo las
motivaciones, ancladas a los intereses por satisfacer necesidades, se convierten en puertas
para la acción, con detonantes en el plano individual cotidiano. De este modo, la
satisfacción de deseos y necesidades a través del proceso de estar inmersos/as en la acción,
destacan el "beneficio interno" que se obtiene al ser la voz en esas empresas para lograr
objetivos, pues el hacerle frente a esas condiciones puede generar un placer por la
obtención de los bienes públicos a recibir, y seguramente delimitaran la permanencia o
salida de la acción (Revilla 1994, 5). Tal y como ocurre con los miembros del CDP que al
defender su territorio, encuentran reconocimiento a nivel individual como líderes, o como
el resto de participantes que tienen la satisfacción de actuar conforme a las necesidades
sentidas, con lo cual hacen conscientes su motivos para la acción y así logran sumar a otros
habitantes que entienden que los intereses implicados son más comunes que particulares. Al
respecto, los habitantes manifiestan lo siguiente:
Cuando nos enteramos de lo del Plan dijimos "tenemos que defender nuestro
territorio" entonces se empezó a hacer como una difusión del Plan en sí y a
concientizar a la gente que eso es una realidad porque esos comentarios de que nos
van a desalojar, eso se viene oyendo hace 21 años que yo vivo acá, entonces a nivel de

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todas las campañas políticas eso venía ocurriendo, la gente estaba muy escéptica de
que ahora sí iba a ser una realidad entonces al ver eso nos vimos en la necesidad de
llegar a ciertos compañeros interesados en defender su territorio entonces ya se
empezó a organizar y tomamos la iniciativa de conformar el comité, eso fue en el año
2014, ese fue el proceso de conformación del comité" (Comunicación personal, 2 de
abril de 2016).
En consecuencia, las motivaciones recaen en el cálculo costo/beneficio al que
conlleva la acción, que en el caso de una comunidad vulnerada como el Jarillón, representa
una serie de excepciones en al ámbito social, político, cultural y de la misma relación con el
Estado, representados en "incentivos selectivos" como lo plantea Marisa Revilla (1994),
además con la posibilidad de obtener altos costos a nivel individual que justifiquen la
acción y no únicamente con fines organizativos. Esto último se refleja en el CDP, donde
algunos miembros están motivados exclusivamente por el ánimo de resistencia
comunitario, mientras que otros como el sector de los empresarios, participan con el único
fin de evitar el despojo de sus unidades productivas y buscar una concertación para que les
paguen lo invertido, aunque también se observan matices cuando se analiza otro tipo de
población como los inquilinos, quienes participan de acuerdo a su interés de recibir una
vivienda que no poseen.

4. Exigencia por la participación

La participación, como refiere Velásquez (2003), es la acción de una sumatoria de


intereses para lograr fines particulares o colectivos, que a su vez como diría Montaña
(2005), busca la solución a problemas determinados para garantizar la calidad de vida y
desarrollo en la comunidad y tiene dos ámbitos: el privado que tiene que ver con la
confluencia de intereses que mejoren la calidad de vida de las comunidades, y el público
que tiende a aspectos más globales de la ciudadanía. En el primer ámbito se recogen dos
formas de participación: la social y la comunitaria, mientras que en el segundo ámbito
aparece la participación ciudadana y política (Montaña 2005).
En este sentido, es posible decir que la participación de los habitantes del Jarillón
Floralia está motivada por intereses personales y colectivos --en su mayoría- de ser
escuchados y tenidos en cuenta en el desarrollo del proyecto, como también que les
expliquen claramente su situación de riesgo, y que los ubiquen en iguales o mejores
condiciones en las que se encuentran, pues los habitantes refieren tener un adecuado estilo
de vida que no está correspondido con la oferta habitacional del PJC. De igual forma, hay
otros intereses en juego representados por los arrendatarios de la zona, que están de acuerdo
con acogerse al reasentamiento en tanto no tienen ninguna propiedad en la zona, a la vez
que aparecen los empresarios, que son los propietarios de unidades productivas, pero no
habitan el Jarillón.
Siendo lo anterior una muestra de la incursión en el ámbito privado de la
participación por parte del CDP. Mientras que en el ámbito público han participado a través
de la interlocución con autoridades locales, visibilizando los intereses y propuestas que
tiene la comunidad para ser trasladados en iguales o mejores condiciones, y no con
desventajas como consideran los habitantes que se están dando.

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La participación encierra también unas modalidades, la primera es de tipo


reivindicativa y se caracteriza por movilizar grupos e individuos que demandan la provisión
de servicios por parte de Estado. Luego aparece la participación instrumental, la cual
moviliza a la comunidad en función de intereses pragmáticos para alcanzar la satisfacción
de una necesidad. Una tercera modalidad es la participación formal que representa los
canales reglamentados por la ley para la participación ciudadana activa. Y, por último,
aparece la participación sustantiva que puede ser empleada por el Estado y la ciudadanía
bajo unas acciones específicas que buscan satisfacer las necesidades de la población
(Montaño 2005).
En consecuencia, la participación del CDP se inscribe en la modalidad sustantiva,
pues los habitantes de este sector no se sienten representados con los canales legales que ha
estipulado el proyecto como las socializaciones del PlC en los CAL! de las comunas,
universidades, Centro Cultural de Cali y reuniones particulares con algunos líderes que no
pertenecen al CDP, y por eso desean un espacio de interlocución amplio donde se discutan
los intereses y propuestas de cada una de las partes con la totalidad de habitantes del
larillón.
Mientras que el PJC ha desarrollado la modalidad de participación formal al realizar
boletines mensuales sobre el desarrollo del proyecto, publicaciones en periódicos, redes
sociales y eventos privados con la alcaldía y la gobernación, que son los canales oficiales
de socialización del proyecto, aunque no sea este el que exige la comunidad ni el indicado
para realizar una sensibilización a profundidad en los términos, sociales, legales y técnicos.
Montaño (2005) también hace referencia a los niveles de participación: el de
información que tiene que ver con los datos y mensajes que permiten conocer e interpretar
una situación, el nivel de consulta que incluye la opinión de los participantes sobre una
situación. El de iniciativa, que consiste en la formulación de sugerencias para resolver una
problemática. Lafiscalización que es la vigilancia que pueden ejercer los grupos y personas
para verificar que se cumplan las decisiones. El de concertación donde una o más personas
definen la solución más conveniente para una problemática. El nivel de decisión que es la
adopción de una forma de actuación sobre una situación a partir de varias alternativas y, por
último, el nivel de gestión, que consiste en manejar recursos de diversa naturaleza para
ejecutar las acciones necesarias para alcanzar un resultado adecuado.
Lo anterior tiene mucho que ver con los ámbitos ya descritos, puesto que, dentro de
esos niveles de participación, el PlC ha propiciado el primero que tiene que ver con la
información, pues ha difundido datos sobre el proyecto en toda la ciudad, pero no lo ha
hecho de forma profunda y dirigida al Jarillón Floralia, como tampoco ha activado un nivel
de consulta que indague sobre la percepción de la comunidad y si están de acuerdo o no.
Por el contrario, ha sido la misma comunidad en cabeza el CDP la que ha exigido la
activación de otros niveles de participación como la consulta, la fiscalización y la
concertación, pues reclaman el derecho de ser tenidos en cuenta y que seguramente será la
clave para que el proyecto encuentre una salida consensuada, que le permita avanzar en el
cumplimiento de los objetivos y que la comunidad avale e incluso contribuya a
desarrollarla. Esto es lo que expresa la comunidad:
Lo primero es que si realmente nos demuestran que hay un alto riesgo nos reubiquen
en las mismas o mejores condiciones en las que estamos, eso es como lo primordial
porque y que se tenga en cuenta la seguridad, que se tenga en cuenta todos los

SI EL Río SUENA, EN SU ORILLA HAY RESISTENCIA. Exigencia por la Participación


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servicios que tenemos, supuestamente vamos a estar mejor entonces que tengamos
todos los colegios, la salud, la recreación, que tengamos todo el espacio que se tiene
acá igual, más o menos es eso, en general eso es lo que se está pidiendo, la reubicación
en igualo mejores condiciones (Comunicación personal, 2 de abril de 2016).

La comunidad busca entonces una mayor participación, que tiene el reto de


convertirse en social, que como plantea Hopenhayn (1988), busca potenciar todas las
capacidades del ser humano y generar protagonismo de la persona en tanto ser social. La
participación social buscará por lo tanto fomentar condiciones para generar una
participación plena en la toma de decisiones, en la construcción de proyectos personales y
colectivos que generen inclusión social, igualdad y justicia. En suma, las diferentes
manifestaciones que realiza el CDP, en parte, generan ciudadanía, dado que algunas se
orientan al reconocimiento, respeto, promoción y disfrute pleno de los derechos que tiene la
persona.
Por otra parte, el CDP también ha liderado acciones colectivas alternas al nivel de
participación vigente, que es el de información, entre las que se encuentran: reuniones
sectoriales (parte baja, media y alta del Jarillón Río Cali), marcha de antorchas, 2 tomas de
la carrera 1a, derechos de petición, toma de la Ermita, reuniones con concejales y senadores
de diversos partidos políticos y asistencia a cabildo abierto en el Concejo Municipal de
Cali.
Este tipo de acciones merecen ser analizadas en tanto "se trata de una actuación
intencionada, marcada por el proyecto explícito de los protagonistas de movilizarse
concertadamente. Esta actuación conjunta se desarrolla dentro de la lógica de la
reivindicación, de la defensa de un interés material o una causa" (Neveu 1999, 31), lo cual
es claro en el CDP, un grupo de habitantes organizados por un interés común que es la
defensa del patrimonio.
Sin embargo, la existencia de una problemática específica que une al grupo que
busca enfrentarla y reivindicarla de acuerdo a sus intereses, no es la única razón para que se
desarrollen acciones colectivas, sino que algunos autores refieren que se necesita, además,
recursos y oportunidades para la acción (Rodríguez 2009). Tilly (1978) por su parte,
plantea que hay cuatro factores claves para que se desarrolle la actuación de un colectivo,
como lo son: los intereses comunes, la organización, la movilización de recursos y la
oportunidad.
Por lo tanto, se identifica que la comunidad del Jarillón Floralia consideró que
agrupándose podían defender los intereses comunes frente a los que tienen intereses
opuestos y por eso conforman el CDP, pues esto les permitió una consistencia organizativa
para perdurar en el tiempo. A la vez que contaban con los suficientes medios para la acción,
como recursos materiales, apoyo de grupos políticos y sociales, acceso a medios de
comunicación, entre otros, con los cuales lograron financiar las marchas, las reuniones y
darse a conocer por televisión y redes sociales. Como también, se dieron los factores
externos necesarios para propiciar el proceso de movilización, pues se percibe por parte de
los participantes, que la acción colectiva puede generar cambios.

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4.1. El CDP: una lección de organización

Luego de la ola invernal 2010-2011, cuenta la comunidad 6, el CLOPAD visitó la


totalidad del Jarillón para realizar la verificación de hogares que habitaban la zona yen ese
recorrido llegó a Floralia en el 2012. Los miembros del CDP afirman que la información
solicitada en cada uno de los hogares se proporcionaba bajo la promesa de la entrega de
ayudas humanitarias para las personas que habían sido damnificadas. Sin embargo, los
funcionarios no presentaron, de forma clara, que esta era requerida para poner en marcha un
proyecto como el PJC, 10 que dejó a la comunidad desinformada sobre el objetivo último de
la verificación.
En 2013 empieza a aparecer en los noticieros locales el aviso sobre un proyecto que
busca desalojar el Jarillón, a 10 cual la comunidad no le dedicó tiempo ni atención, pues
referían que siempre había existido esa idea, pero nunca se materializaba, además porque
era la excusa con la que cada 4 años llegaban distintos sectores políticos a la zona. De
manera que seguían haciendo caso omiso a la posibilidad de irse.
Sin embargo, en el 2014 el PJC junto con la SVS visitan nuevamente toda la zona
del Jarillón para hacer entrega de una notificación sobre alto riesgo no mitigable que
advierte el peligro de habitar ahí y la necesidad de trasladarse a otro lugar. Por 10 cual,
manifiestan los habitantes, se empieza a generar incertidumbre sobre el destino que seguiría
para ellos, pues era la primera vez en varias décadas que el Estado les daba a conocer su
situación y exigían explícitamente la importancia de despejar la zona. No obstante, en estas
visitas no se les dio a conocer ninguna otra información sobre el proyecto, a pesar que la
comunidad ya sabía que el proyecto había iniciado e incluso se habían realizado el primer
reasentamiento.
A finales del mismo año y por varios medios de comunicación, afirman los
habitantes del Jarillón Floralia que se dieron cuenta que el reasentamiento ya no era un
proceso voluntario, sino forzoso, y que muchas personas de la zona de Vegas y Venecia
habían sido desalojadas por parte de la Secretaría de Gobierno. En medio de dicho proceso,
algunos líderes de Vegas y Venecia empiezan a difundir su problemática y a asistir a
diversos espacios organizativos de la ciudad como el Comité por la Defensa de Cali (CDC),
donde participaban líderes de diversos procesos organizativos de San Pascual, Estación
Piloto, Zonas de Ladera, el Sena, Sintraemcali, estudiantes de la Universidad del Valle, de
la Universidad Javeriana e Icesi, Congreso de los Pueblos, Polo, Brisas de Comuneros y
Julio Rincón. En el CDC también participaba Asojari, una asociación creada por los
habitantes del Jarillón Río Cali que llevaba 10 años de haberse constituido.
Significa que previamente a todo este proceso, en el Jarillón Floralia ya existían
iniciativas de organización divididas en 3 zonas según aseveran los habitantes: en la "zona
baja" lideraba el sector denominado Paso del Comercio; en la "zona media" la Asociación
de Cultivadores y en la "zona alta" donde estaba Asojari. Dichas asociaciones y líderes que
ya tenían contacto debido a procesos previos de la comunidad, decidieron convocar una
reunión para discutir sobre el PJC y su pronta llegada a la zona de Floralia. Posteriormente

6 La reconstrucción de la historia de conformación del CDP de este apartado, se basó principalmente en la

entrevista al miembro del Comité y en el Taller de Línea de Tiempo realizado con varios integrantes del
mismo.

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Comunitaria en el Plan Jarillón de Cali. 21
Documento de Trabajo No. 167

se realizaron otras reuniones en las que empezaron a llegar otros actores que hacían parte
del CDC, donde fueron estudiando más sobre el proyecto, sus implicaciones y alcances,
donde además se hicieron notorios los 3 grupos de actores con diversos intereses que ya se
han mencionado, propietarios, arrendatarios y empresarios.
Dicen los habitantes que en medio de ese proceso se dieron algunos acuerdos, pero
también afloraron varias contradicciones y conflictos, por 10 que se propuso llegar a un
acuerdo organizativo que planteara una reivindicación común, a pesar de las diferencias.
Ese aspecto resultó ser la defensa del patrimonio que todos tenían, independientemente de
si era una casa, un trabajo, una empresa, etc., a partir de 10 cual lograron crear el Comité
por la Defensa del Patrimonio, en septiembre de 2014. De este Comité hacen parte los
habitantes del Jarillón Floralia, que se eligieron como informantes clave del estudio de
caso.
El anterior recuento histórico es un claro ejemplo de la iniciativa de agrupación de
una comunidad específica, mediada por necesidades comunes, dado que "las
organizaciones sociales son grupos o asociaciones de personas que coordinan esfuerzos
para cumplir propósitos concernientes según a la fijación de fines, producción, y reparación
de bienes y servicios etc." (Lucas y Ruíz2002, 42).
Por tanto, "la existencia de la organización, es producto de un ejercicio de cálculo
racional, motivado por el análisis de costo - beneficio y por una lógica de incentivos a los
que se puede aspirar haciendo parte de la misma" (Rodríguez, Bermúdez y Espinel 2009,
125). La comunidad del Jarillón Río Cali accede a la organización porque sabe que hay
beneficios colectivos que podrá reivindicar y exigir desde esa plataforma, además de catar
su ventaja en comparación con otros sectores que ya han sido vulnerados y han sido
desalojados, porque no tuvieron una base organizativa sólida para enfrentar a la
administración en ese momento.
Estos aspectos permiten observar la organización social como una "unidad social
que reconoce la existencia de una dinámica social espontánea que conlleva a la
construcción de un nivel de orden y control como producto humano, reflejado en acuerdos,
normas compartidas, pactos y roles asumidos" (Rodríguez, Bermúdez y Espinel 2009, 134).
Para el caso, esa unidad social es el CDP, donde se han establecido acuerdos de
funcionamiento, que implican discusiones, toma de decisiones y planeación de acciones
concretas para la expresión de su postura frente al proyecto y para exigir que se tomen en
cuenta las propuestas que desde ahí se plantean.
De otra parte, vale la pena señalar que el origen de la organización comunitaria tiene
bases en factores endógenos que son subjetivos e intersubjetivos, a la vez que factores
exógenos que tienen que ver con el contexto histórico, político y social a nivel local como
nacional, tal y como 10 plantean Obanian et al. (2010). Así, el primer factor está
relacionado con el surgimiento de la voluntad asociativa, que consiste en el impulso que
generan las relaciones primarias de un grupo, como las de vecindad, amistad y parentesco.
El segundo tiene que ver con el desarrollo de estrategias de sobrevivencia en el
marco de situaciones de riesgo que se ven como amenaza, esto sucede cuando "los
dispositivos institucionales (Estado y otros canales) se muestran insuficientes y las
respuestas individuales no alcanzan para atender situaciones que aparecen como
excepcionales" (Obanian et al. 2010, 107).

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El tercer factor se relaciona con la incidencia que generan otras organizaciones y


actores externos que históricamente han sido de origen confesional y dentro de su misión
incorporan el trabajo comunitario. El cuarto factor hace referencia a la creación de grupos
comunitarios como respuesta a una foca1ización de políticas estatales, que tienen como fin
la obtención de bienes y servicios públicos, pero son grupos que se caracterizan por la
artificialidad de las relaciones en su interior.
Por último, aparecen los grupos que se originan a partir del debilitamiento de los
sindicatos y partidos políticos tradicionales, es decir que se identifican por su ánimo crítico
frente al sistema y se caracterizan por tener ideas llamadas de izquierda y desarrollarse
políticamente.
Dentro de los 5 factores mencionados, el CDP da cuenta de los 3 primeros en
relación con su origen, pues la mayoría de sus miembros fueron movidos por una voluntad
asociativa que estaba directamente relacionada con la motivación de defender su territorio,
además de ver esa asociación como una estrategia para participar en otros niveles y
presentar sus opiniones y exigir ser tenidos en cuenta, es decir que es una manera de
"sobrevivir" ante la amenaza del desalojo. De igual forma, fueron motivados por la
organización de otros actores del sector y de la ciudad para la consolidación de su
organización, comparando que agruparse con fines específicos y planear una ruta a seguir,
es un paso necesario para hacerle oposición al desarrollo del proyecto.

5. Conclusiones

El proceso investigativo permitió el alcance de los objetivos planteados, pues se


logró identificar que los miembros del CDP asumen al Jarillón F10ralia como un territorio
con el que tienen una relación objetiva y material que es económica y comercial, pero
también una relación simbólica por las relaciones construidas en sus hogares y con sus
vecinos. Siendo la anterior apropiación que han hecho del espacio, la que motiva a defender
el territorio, reivindicar el uso que han hecho del espacio y exigir un reasentamiento en
igualo mejores condiciones.
De igual forma, fue posible determinar que la comunidad ha participado
específicamente en el nivel informativo que es el canal oficial que ofreció el PJC para la
socialización y sensibilización del proyecto. Sin embargo, este no ha sido suficiente para el
Comité y por eso han realizado diversas acciones encaminadas a exigir la activación de
niveles de consulta en el que puedan expresar sus opiniones, el de fiscalización donde
puedan hacerle monitoreo y seguimiento al desarrollo adecuado del proyecto, y el de
concertación, con el que puedan concretar alternativas que beneficien las partes
involucradas.
Sin embargo, es importante señalar que el proyecto tiene tiempos establecidos para
abordar cada zona del Jarillón y justamente la de F10ra1ia es de las últimas, por 10 cual, a
pesar que se ha hecho presencia por parte de Componente Social, no está concluida la fase
previa que consiste en el proceso de ubicación y de sensibilización. De modo que los
aportes de este estudio de caso pueden servir de insumo para que el proyecto los tenga en
cuenta en su intervención con la zona.
De otro lado, la necesidad de evaluar el proceso de intervención desarrollado por el
PJC también es una de las conclusiones a señalar, dado que el proyecto tuvo errores en la

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Documento de Trabajo No. 167

ejecución del proceso de sensibilización sobre alto riesgo no mitigable con la comunidad y
en la socialización previa, lo que ha generado conflictos con los hogares y el estancamiento
en los tiempos establecidos por el PJc. Situación que solo podrá solucionarse si se hace un
balance de las metas propuestas y lo alcanzado hasta el momento, con miras a la
reformulación y ajuste de los objetivos de acuerdo al contexto actual, en los que el diálogo
y concertación con la comunidad deben ser tenidos en cuenta. Además porque la ciudad
necesita que el proyecto se concluya y logre la mitigación del riesgo que sí existe.
También es importante referirse a las dificultades en el desarrollo del estudio de
caso, corno lo fue el acceso a información reciente de la ejecución del proyecto, debido a
que no se pudo conocer el último convenio firmado entre la Alcaldía y el FA, ni las
actividades recientes de sensibilización realizadas por el PJC, que seguramente hubiera
nutrido mucho más el análisis de los resultados. Además, otra falencia fue la poca
disponibilidad de tiempo de la investigadora para profundizar en la recolección de
información, pues se tenía previsto realizar más entrevistas y otro taller con la comunidad,
en aras de ahondar en la percepción del riesgo.
Señalar finalmente que el estudio sobre la intervención social en proyectos de
mitigación del riesgo por inundación en las ciudades y el reasentamiento, es un reto
importante para los profesionales de las Ciencias Sociales en la medida que es una temática
vigente por el precario desarrollo de infraestructuras de protección en el país y la creciente
aparición de zonas no aptas para la vivienda, por lo cual es necesario que futuros
investigadores se interesen por continuar ahondando en las propuestas y estrategias de
participación comunitaria que se emplean para vincular a la comunidad afectada desde el
inicio y hasta el final de estos proyectos.

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