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Título: Análisis sobre el fundamento de la responsabilidad del estado

Autor: Nielsen Enemark, Carlos A.

Publicado en: RDA 2013-85, 01/02/2013, 1


Cita Online: AR/DOC/10136/2012

Sumario: I. Preliminares. II. Tesis existentes. III. Hipótesis. IV. Fundamentos jurídicos. V.
Fundamentos lógicos. VI. Fundamentos filosóficos. VII. Fundamentos económicos. VIII.
Fundamentos antropológicos. IX. Fundamentos políticos. X. Epílogo

I. Preliminares
La cuestión de la responsabilidad del Estado es uno de los ámbitos más interesantes del
derecho administrativo, ya que si bien se da en el ámbito interno de cada Administración,
tuvo un desarrollo histórico homogéneo tanto en sistemas del droit administratif como en el
rule of law (1) . Esta peculiaridad del instituto llama a considerar que posee notas
condicionantes ulteriores, que no tienen que ver con el sistema constitucional empleado,
sino que hay una razón última en la responsabilidad estatal que, evidentemente, tiene un
sentido de replicabilidad.
En nuestro ámbito, Cassagne realiza la construcción doctrinal sobre la responsabilidad del
Estado sobre la base de tres pilares: el fundamento de la responsabilidad, la naturaleza
objetiva del factor de atribución y el reconocimiento generalizado de la responsabilidad por
los actos ilegítimos o legítimos (2).
En este trabajo se expondrán los distintos fundamentos que motivaron la responsabilidad,
tanto como se dio en el derecho comparado, como en el derecho interno. Seguidamente,
se analizarán otros fundamentos posibles en que se asienta. El análisis se enfocará en
determinar el alcance del resarcimiento de las indemnizaciones originadas en la
responsabilidad estatal por actividad lícita. Ello se realizará con base en distintos enfoques,
en el entendimiento de que el derecho no es una ciencia omnicomprensiva sino, antes bien,
se trata de un sistema mediante el cual se implementan las soluciones de justicia provistas
por otras ciencias, y que tiene como principal finalidad excluir la arbitrariedad y el
absolutismo, replicando ineludiblemente sus resultados sobre la protección de los derechos,
tal cual fuera previsto en los orígenes del Estado moderno.
Asimismo, se parte del presupuesto de que respetar las propias instituciones proyecta en
los integrantes del Estado, y sobre ellos, se promueve e incita, igual respeto, ya que si bien
estos integrantes pueden dejar de cumplir, ello ocurrirá en un marco de ilegalidad y, por
tanto, torna procedente su exigibilidad, en la medida en que es justo requerir el
cumplimiento de las obligaciones cuando la contraparte es incumplidora.
II. Tesis existentes
Con anterioridad a las tesis actuales, Cassagne expuso que la irresponsabilidad del Estado
era el principio que regía la materia: "La irresponsabilidad del Estado, en el ámbito
extracontractual, fue, durante mucho tiempo, la regla y que, particularmente en Francia y
España, el cambio de paradigma ha sido obra del derecho público...". Continúa el autor
diciendo: "La responsabilidad del estado constituye una típica institución perteneciente al
derecho público, regida por principios propios, que son, por su naturaleza y fines, totalmente
opuestos a los que imperan en el derecho privado", con la consecuente armonización entre
las esferas públicas y privadas (3).
Como distinguidamente señala Bianchi (4), durante la construcción teórica de la
responsabilidad del Estado se intentó desvincular la responsabilidad del Estado del sistema
dado en el ámbito entre privados (Consejo de Estado francés, 1873, caso "Blanco"). Así, el
Consejo de Estado entendió que se trataba de una cuestión de justicia y equidad, replicado
ello también en nuestro país (Felix Sarría). También, se la fundó en la expropiación (Spota); en
la teoría del sacrificio especial (Corte Sup., "Establecimientos Americanos Gratry", Fallos
180:107); en la del enriquecimiento sin causa (Harriou); en la solidaridad humana (Altamira);
en la de los derechos adquiridos (von Gierke); en la falta de servicio (Benoit); en la igualdad
ante la ley y las cargas públicas (Entrena Cuesta); en el bien común (Altamira Gigena) y en
los principios del Estado de derecho (Bullrich, Fiorini, Marienhoff, Reiriz y Bianchi) (5).
Cassagne entiende que el ámbito público y el privado son complementarios (excluyentes
entre sí) y que dentro de las concepciones públicas deben armonizarse las privadas, por lo
que "los ciudadanos tienen muchas veces la carga de soportar los daños que provoca el
funcionamiento normal o regular de la Administración"(6) y (7) .
En los albores de su doctrina, Comadira excluyó toda posibilidad de remitirse al derecho
privado cuando el Estado ocasiona un daño actuando lícitamente, ya que ello estaría en las
normas de derecho público (8), posición que con posterioridad volvió a replicarla, aunque
morigerada (9).
A pesar de que las mencionadas tesis pueden ser suscriptas de acuerdo con las
exigencias de la realidad material imperante, todas ellas resultan igualmente idóneas para
avalar la existencia de la responsabilidad del Estado por actividad lícita. De todas maneras,
ellas no son suficientes para precisar el alcance de la indemnización originada ante el
supuesto de responsabilidad.
En efecto, como el régimen absolutista se dejó de lado, tanto para que los ciudadanos
titulen derechos personales, como para depositar efectivamente el poder en manos del
pueblo, ello tiene por consecuencia necesaria la responsabilidad estatal por su actuar
dañino, ya que de no ser así carecería de sentido el principio de legalidad que informa al
Estado y que deje de existir un monarca para que comience a existir un gobierno civil
irresponsable y, por ende, abusador. Sin embargo, bajo estos fundamentos, tampoco se
precisa algo sobre el alcance de esta responsabilidad.
De allí que, como primera premisa, desde el criterio histórico, se puede decir que no
existen precisiones sobre el alcance de la indemnización en la responsabilidad estatal,
aunque debe resaltarse que dilucidarla es consecuencia necesaria para evitar abusos
desde el Estado.
III. Hipótesis
En ese sentido, entiendo que el alcance de la indemnización por la responsabilidad
estatal es uno y aplica tanto para el ámbito civil como para el ámbito administrativo, sin
perjuicio de que éste tenga distinciones en cuanto a sus presupuestos de constatación del
daño, a los factores de atribución, a la relación de causalidad y a la imputabilidad.
En ese sentido, expondré los fundamentos provistos desde lo jurídico y desde distintos
ámbitos de conocimiento que modulan, informan y precisan los consecuentes jurídicos en los
alcances de la responsabilidad estatal.
IV. Fundamentos jurídicos
Del art. 907, CCiv. (10), Rodolfo Barra (11) desprende que es el legislador quien crea la
relación jurídica entre la víctima y el agente, y de allí que legislativamente pueda seccionar
distintos alcances al respecto de la responsabilidad tanto como lo crea conveniente. Sin
embargo, cabe decir que el legislador, al momento, no hizo tal delimitación sobre el
alcance de la responsabilidad.
De todas maneras, del mencionado artículo del código de fondo se extrae una verdad
indubitable: la reparación es un deber jurídico y los jueces pueden disponer de un
resarcimiento con base en la equidad, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del
autor del hecho y la situación personal de la víctima. De esto, el estándar de reparación se
inclina a favor de la víctima y no a favor del victimario, sino únicamente en el supuesto del
art. 1069, CCiv., en el cual la reparación se disminuye a favor del deudor, pero cuando éste
resulte insolvente, y no por razones de equidad, que es lo que aquí interesa.
La reparación, bajo criterios actuales de la Corte, atiende antes que al daño
efectivamente producido, a la condición patrimonial de quien daña como del dañado. En
efecto, "la Corte Suprema de Justicia de la Nación actualmente en lo que respecta a los
criterios ordinarios de reparación, no delimita la indemnización al monto del daño material,
sino a la condición patrimonial de uno y otro sujeto, es decir, la afectación que se produce"
(12).
De hecho, este sano criterio existente en el Máximo Tribunal federal tiene como finalidad
ulterior flexibilizar la reparación tanto a lo que efectivamente se pueda pagar (razón
sancionadora), como a lo que se deba recibir (razón reparadora) y, de tal manera,
concurren los efectos que supone el juicio de reproche dado al obligar a conferir una
reparación.
También, debe considerarse que el alcance de la reparación está reconocido en la
doctrina de los fallos del Máximo Tribunal federal en los casos "El Jacarandá" (13) y "Zonas
Francas" (14), en contradicción con el caso "Barreto" (15), como se puede ver en el trabajo
de Villarruel (16).
Así las cosas, no existe elemento normativo alguno vigente que suponga que el Estado
debe reparar por montos inferiores a los dados en el ámbito civil, sino sólo interpretaciones
jurídicas de institutos existentes para situaciones diferentes, que requieren procedimientos
diferentes y que tienen diferente motivación jurídica. Por ello, concluir que si el daño es
propinado por el Estado, la reparación debe ser inferior al mismo daño propinado por un
particular, desde lo estrictamente jurídico, es una arbitrariedad, sea ello plasmado en un
acto, en una norma o en una sentencia.
Asimismo, tampoco existen normas de carácter legal que llamen a efectuar reducciones
de la indemnización en cuanto ella tenga origen en la actividad lícita del Estado. A su vez,
considerando el principio hermenéutico por el cual, analogía mediante, no es posible
efectuar restricciones a los derechos (17), la Ley de Expropiaciones no es aplicable, ya que
ella supone una indemnización menor a la conferida conforme a las reglas del derecho
común. Ello se acentúa más al momento de considerar, conforme lo aclarara Bianchi (18),
que la expropiación tiene un sentido jurídico específico y en un marco constitucional
particular, conforme lo expusiera el constitucionalista en confrontación a la revocación (19).
En el Proyecto de reforma del Código Civil y Comercial (20) se establece que la
responsabilidad del Estado se rige por las normas de derecho administrativo nacional o local
según corresponda. Al respecto, Piaggio dice que esa división de aguas es adecuada,
aunque cree que las legislaciones no tienen la aptitud suficiente para receptar el cambio
(21).
Cuadros entiende, sobre la base del concepto de causa civil, que porque una cuestión
sea referida al ámbito provincial o al ámbito nacional, la responsabilidad siempre versará
sobre la restitución debida a alguien como consecuencia de un perjuicio sufrido, sin
posibilidad de comprender que la atribución de competencia legislativa hacia lo provincial
o nacional tenga aptitud para modificar la condición jurídica de tal responsabilidad (22).
En este proyecto de norma, si bien nada dice en cuanto a los límites de la responsabilidad
estatal por actividad lícita y que dice una verdad de por sí, evidente, delimita sanamente los
debates existentes y atribuye a cada jurisdicción —nacional y provincial— la capacidad de
resolver la cuestión de acuerdo con lo que crea adecuado, lo que no será sino una
proyección de las competencias conferidas por la Constitución a cada ámbito y replicará
iguales efectos sobre las sentencias al momento en que sea necesario emitirlas.
V. Fundamentos lógicos
De acuerdo con la estructura lógica que pudiera predicarse sobre la construcción del
sistema de reparación, entiendo que contradice la lógica la exclusión de la reparación
plena en casos de responsabilidad estatal por actividad lícita y sólo se admite en casos de
arbitrariedad.
En efecto, los principios lógicos elementales entienden que, ante un supuesto
determinado, corresponde una consecuencia, en la medida en que una premisa mayor es
abarcadora o no de otra menor. De tales proposiciones, por inferencia, se obtiene una
deducción, la que será válida en tanto sus premisas sean válidas. Sin embargo, a veces un
solo silogismo categórico no alcanza para extraer la conclusión deseada, por lo que es
necesario realizar el encadenamiento de silogismos, lo que recibe el nombre de sorites (23) .
Tal como se observa en la práctica jurídica, el sistema de reparación (sin considerar ahora
su carácter civil o estatal y partiendo del presupuesto de que nuestro sistema constitucional
tutela los derechos y atribuye responsabilidad ante su violación sobre la base de un principio
de legalidad) sugiere que ante la ocurrencia de un daño debe existir una reparación. En
cuanto a la cuestión ahora analizada, se puede hacer la siguiente construcción: ante la
ocurrencia de un daño, debe darse una reparación. La reparación es volver las cosas a su
estado anterior (daño emergente y lucro cesante). Por ello, ante la ocurrencia de un daño
deben volverse las cosas a su estado anterior. Entonces, lo siguiente: algún daño es daño
lícito y, por ende y finalmente, todo daño lícito implica volver las cosas a su estado anterior.
En efecto, concluir que el daño lícito no consiste en volver las cosas a su estado anterior es un
razonamiento inválido que bien, en una ciencia práctica como lo es el derecho, puede
tener modulaciones propias de una limitación legal.
Por ello, desde un análisis lógico, seccionar el término daño por actividad lícita del
concepto daño genera una invalidez lógica, a la vez que destruye el concepto de daño, ya
que daño deja de poseer una integridad conceptual.
Ahora corresponde analizar si puede existir una limitación legal que limite la
responsabilidad del actuar estatal, lo que se podrá dilucidar con base en el eventual
fundamento filosófico, económico, antropológico y político que seguidamente se dará.
VI. Fundamentos filosóficos
La mirada más apropiada para abordar el análisis sobre el alcance de la responsabilidad
es preguntarse si un mismo daño puede ser reparado en manera diferenciada si éste fue
propinado por el Estado o, bien, por un particular.
Al respecto, cabe pronunciarse por la negativa, cuando por el principio de no
contradicción (24) una cosa no puede ser y ser al mismo tiempo y en el mismo sentido y, por
ende, no corresponde atribuirle consecuencias diferentes a un hecho idéntico, ya que una
misma cosa no puede ser verdadera y falsa a la vez, y contrario a una razón ontológica que
informa el derecho, el que, si bien, como se dijo, es una ciencia práctica, no puede recurrir a
construcciones que sean contradictorias o que llamen a la injusticia.
En efecto, la limitación de la responsabilidad en el actuar estatal conlleva una
aproximación hacia la irresponsabilidad, cuyo fundamento sólo es propio de otro sistema de
gobierno en el cual el pueblo no sea el soberano y el Estado exista en razón de sí mismo,
como podría ser al respecto de sistemas de gobierno de corte absolutista.
Finalmente, como última visión en cuanto a la naturaleza de un sistema de reparación
diferenciada, ello implicaría consagrar el Estado como el mayor abusador de todos, ya que
estaría disponiendo de reglas particularizadas para sus propios actos dañosos, lo que no
hace sino socavar sus propios fundamentos, ya que eso no ocurre a favor del Estado, sino en
contra de los mismos particulares que lo integran, ya que no hay motivos para que ante una
situación dañosa los particulares entre sí soporten reglas de reparación distintas a las
aplicables entre el Estado y los particulares porque, de tal modo, se legitimaría al Estado
como el mayor abusador de todos, en la medida que sería el mismo Estado el que
establezca reglas exorbitantes, desequilibradas de los parámetros de justicia, por carecer,
éstas, de garantías por los particulares. De esa manera, el Estado estaría actuando contra sí
mismo, socavando sus propias bases, lo que atentaría contra su propia subsistencia (25).
VII. Fundamentos económicos
La economía, entendida como "ciencia que estudia la asignación más conveniente de
los recursos escasos de una sociedad para la obtención de un conjunto ordenado de
objetivos" (26), requiere de un análisis de los fenómenos sociales y humanos, lo que tiene la
contrapartida de funcionar positivamente o negativamente con base en incentivos. Así, se
persigue obtener el equilibrio de distintas situaciones para percibir la equivalencia entre los
distintos actores del sistema social. Por eso, se procederán a analizar los incentivos que se
dan en los casos de responsabilidad por actividad lícita conforme un sistema de reparación
diferenciada.
Entre ellos se encuentra el incentivo a que el Estado produzca el daño, ya que las
consecuencias son leves.
El funcionario tiene el incentivo de producir el daño si existe un rédito positivo desde la
óptica política. Por ejemplo, en el caso de contratistas del Estado que provoquen daños por
actividad dañosa legítima, tiene el incentivo de producirlo, ya que recibirá una paga por
hacerlo y ninguna consecuencia negativa. (En concreto, esta actividad da por tierra con el
argumento de que alguien particularizado no puede lucrar con la colectividad, ya que el
efecto final, en un caso así, es trasladar las ganancias de la colectividad —saldo positivo
generado en una situación de responsabilidad reducida— a otra persona, que es el
contratista estatal que genera la actividad dañosa, como las personas identificadas como
beneficiarias de la actividad estatal dañosa, presupuesto ineludible cuando ocurre que el
Estado actúa únicamente por un interés público y no en contra de sus ciudadanos).
Finalmente, existe un incentivo individual a rechazar todo tipo de actividad estatal que
produzca daños que no sean adecuadamente reparados y, por lo tanto, existe un rechazo
de base a la actividad legítima del Estado que produzca daños.
De los cuatro supuestos se ve que una responsabilidad reducida por actividad lícita
impulsa fuertemente la actividad estatal y de sus contratistas en contra de los derechos de
los particulares, siempre que exista un beneficio político de hacerlo. De allí que los derechos
individuales queden sometidos a las circunstancias coyunturales, lo que no es ajeno a un
Estado de derecho y, más aún, a lo que brillante doctrina referida al Estado constitucional de
derecho pueda replicar en relación con las modulaciones estatales con respecto a los
derechos constitucionales (27).
Además, en cuanto una parte quede descompensada, tanto en un sistema económico
como en un sistema de responsabilidad diferenciada, se produce un efecto de desequilibrio
competitivo (sector que está desequilibrado por dejar de tener posibilidades competitivas).
De allí que ineludiblemente se rompa la eficiencia paretiana, por ser una situación
ineficiente: "Una situación es eficiente... cuando no es posible mejorar el bienestar de
ninguna persona sin empeorar el de alguna otra" (28).
Por ello, un sistema de responsabilidad diferenciada es un caso de monopolio del
resarcimiento, en el que indefectiblemente debe respetar reglas de igualdad, si no, ocurre
que el monopolista consigue maximizar sus beneficios, pagándose a sí mismo, más de la
cuenta, lo que crea una situación ineficiente, ya que los damnificados pagarían de más y el
Estado no estaría repartiendo debidamente tales utilidades.
VIII. Fundamentos antropológicos
El presupuesto por el cual tienen sentido todas las instituciones radica vitalmente en el
hombre. El Estado y las organizaciones que lo componen (comerciales, civiles, educativas,
hospitalarias, etc.) tienen el hombre por finalidad y por él existen, ya que el hombre es un fin
en sí mismo (29). De allí que un sistema republicano de gobierno, al perseguir el bien común,
no hace sino identificar individualidades y, en su orden, las tutela, a cuyos fines despliega
una serie de derechos y garantías y los mecanismos para tutelarlos (30).
Eso significa que toda actividad humana necesariamente debe estar orientada al ser
humano y todo lo que a él se refiera debe informarse en él, y no en la maximización de los
beneficios de las superestructuras.
En un sistema de responsabilidad reducida, el beneficio principal recae en el Estado,
mientras que se perjudica a uno o varios individuos dañados. A su vez, contraargumentando
la posición por la cual no puede existir un beneficio particular que provenga de la
comunidad, se erigió la postura por la cual tampoco puede existir una doble carga pública
sobre los dañados (ya que éstos estarían sufragando los gastos de la comunidad, a la vez
que sufragarían con su patrimonio, el daño sufrido) y ello importaría una desigualdad entre
iguales.
Es entonces que se impone que sea el Estado el que soporte los costos de su actuar
dañoso porque no puede predicarse válidamente que exista un peso sobre toda la
comunidad, cuando la carga es distribuida en múltiples individuos (cada integrante de la
comunidad sólo soportaría una parte infinitesimal) y, sobre todo, porque la actuación de la
Administración que produce daños por actividad lícita es, de hecho, conforme a los
presupuestos normativos y de acuerdo con la finalidad de su existencia. Lo que sí se puede
afirmar es que la finalidad de la existencia del Estado no consiste en suprimir los alcances de
una reparación en plenitud.
De tal idea se contrapesa esa carga infinitesimal sobre cada uno de los individuos de la
comunidad con el perjuicio que en efecto sufre el dañado bajo las pautas de la reparación
plena. Resulta de ello que las consecuencias sólo se evidencian en el individuo dañado,
quien vería, de tal manera, cumplido su resarcimiento.
IX. Fundamentos políticos
En cuanto a los fundamentos políticos para sostener la posición, inicial e ineludiblemente
se impone la naturaleza de la forma representativa y republicana de gobierno, donde el
pueblo —compuesto por sus individualidades— gobierna a través de sus representantes. El
Estado no es, en última instancia y a estos efectos, sino la misma población que lo integra
(31), por lo que su actuación a ésta se debe, y ésa es su única finalidad, ya que el Estado no
existe por sí mismo, como podría ocurrir en los sistemas absolutistas de gobierno, cuyos
alcances fueron copernicanamente cambiados por los sistemas representativos,
republicanos y federales.
Por ello, las libertades y los derechos, a partir del advenimiento del Estado de derecho,
pasan a asentarse en las personas y no en la Administración que titule el gobierno efectivo,
ya que esta última se debe necesariamente a las primeras. Es así que no es posible pensar
que un pueblo pueda delegar en sus representantes una actuación contra sí mismo (32), ya
que ello rompería con el sistema de garantías adquirido. Ineludiblemente, los individuos no
podrían delegar en sus representantes una responsabilidad diferenciada y que acabe
perjudicando los intereses particulares.
Por otra parte, definir un sistema legal que establezca una limitación a la reparación por
los daños legalmente producidos va en contra de individuos en forma particularizada y, por
lo tanto, socava los pilares sobre los que se asienta la legitimidad del gobierno, ya que
propiciar un menoscabo a los derechos particulares genera una situación de conflicto, que
con justa razón legitima un reclamo preciso, que necesita ser atendido, a expensas de que
se termine accionando (por acción individual o mediando legitimación anómala) contra el
mismo Estado en búsqueda de la recomposición de la igualdad perdida (33).
X. Epílogo
Este análisis del concepto de responsabilidad del Estado por actividad lícita, desde un
enfoque puramente conceptual (34), busca atender el problema del alcance de la
reparación, como consecuencia necesaria del actuar dañoso del Estado. De esta manera,
creo que la presente descripción eidética apresa el origen último del sentido del actuar
responsable del Estado ante su actividad legítima, mediante una praxis dialógica, en
búsqueda de una razón última con fundamento en la intersubjetividad de los eventuales y
diferentes actores jurídicos.
Si bien pueden razonarse muchas otras argumentaciones en contra a la presente postura,
y que considero muy elevadas, distinguidas y buenamente fundadas, la honestidad
intelectual —presupuesto ineludible de toda exposición— me lleva a meritar todos estos
argumentos y, más allá del encuadre político que se le dé a la indemnización, creo que la
reparación por actividad lícita debe ser plena, porque eso termina siendo positivo para el
mismo Estado, al respetar y validar sus mismas instituciones, como lo es el sistema de
reparación establecido legalmente.
A pesar de esta elaboración fenomenológica que, entiendo, alcanza para fundamentar
el alcance pleno de la reparación por actividad lícita, existe una razón que creo bastante
más importante, que no está bien pagar menos de lo debido.
(1) Bianchi, Alberto B., "El panorama actual de la responsabilidad del Estado en el
derecho comparado", LL 1996-A-922.
(2) Cassagne, Juan Carlos, "Las grandes líneas de la evolución de la responsabilidad
patrimonial del Estado en la jurisprudencia de la Corte Suprema", LL 2000-D-1219.
(3) Cassagne, Juan Carlos, "Reflexiones sobre los factores de atribución en la
responsabilidad del Estado por la actividad de la Administración", LL 2005-D-1268.
(4) Bianchi, Alberto B., "El panorama...", cit.
(5) Sobre el particular, ampliar en el Reiriz, María Graciela, Responsabilidad del Estado,
Eudeba, Buenos Aires, 1969.
(6) Cassagne, Juan Carlos, "Reflexiones sobre los factores...", cit.
(7) Entiendo que el desarrollo de lo privado es lo que sustenta el interés público, cuando
no puede existir bien común si no hay un resguardo de las individualidades. Por ello, es
posible considerar que el interés público se informa en el respeto a las individualidades. Sobre
ello, ampliar en Nielsen Enemark, Carlos A., "Interés público y conflicto social", ReDA, nro. 81,
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012.
(8) Comadira, Julio R., "La responsabilidad del Estado por su actividad lícita o legítima, su
necesario encuadre en el derecho público", en AA.VV, La responsabilidad del Estado y del
funcionario público, Ciencias de la Administración, Buenos Aires, 2001, cit. en Cuadros, Oscar,
"¿Pueden las provincias legislar en materia de responsabilidad patrimonial del Estado? A
propósito de la aparente falta de regulación de tal materia en el proyecto unificado civil y
comercial", inédito.
(9) Al respecto, ver punto 11.3.1.1.2, en Comadira, Julio R., El acto administrativo en la Ley
Nacional de Procedimientos Administrativos, La Ley, Buenos Aires, 2006.
(10) Art. 907: "Cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún daño en su
persona y bienes, sólo se responderá con la indemnización correspondiente, si con el daño
se enriqueció el autor del hecho, y en tanto, en cuanto se hubiere enriquecido."Los jueces
podrán también disponer un resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en
razones de equidad, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del autor del hecho
y la situación personal de la víctima".
(11) Barra, Rodolfo C., "La responsabilidad del Estado en el Proyecto del nuevo Código
Civil", inédito.
(12) Al respecto, ver Nielsen Enemark, Carlos A., "El sistema de la revocación por
oportunidad, mérito o conveniencia", ReDA, nro. 79, AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2011, y
Fallos 317:728 (consid. 7), entre otros.
(13) Corte Sup., "El Jacarandá S.A v. Estado Nacional", Fallos 328:2654 (2005).
(14) Corte Sup., "Zonas Francas Santa Cruz S.A v. Estado Nacional —Poder Ejecutivo
Nacional - Dec. 1583/1996—", Fallos 332:1367 (2009).
(15) Corte Sup., "Barreto, Alberto D. y otra v. Provincia de Buenos Aires y otro", Fallos
329:759 (2006).
(16) Villarruel, María Susana, "Comentario al fallo 'Zonas Francas Santa Cruz S.A v. Estado
Nacional'. Indemnización amplia en la responsabilidad por actividad lícita del Estado",
inédito.
(17) Linares, Juan F., Caso administrativo no previsto, Astrea, Buenos Aires, 1976, punto 35.
(18) Bianchi, Alberto B., "Nuevos alcances en la extensión de la responsabilidad
contractual del Estado", ED 111-550.
(19) Nielsen Enemark, Carlos A., "El sistema...", cit.
(20) Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación, redactado por la Comisión de
Reformas designada por dec. 191/2011, La Ley, Buenos Aires, 2012. Ver arts. 1763 y ss.
(21) Piaggio, Lucas A., "La responsabilidad del Estado", inédito.
(22) Cuadros, Oscar, "¿Pueden las provincias...?", cit.
(23) Copi, Irving M., Introducción a la lógica, Eudeba, Buenos Aires, 1972, p. 259.
(24) Aristóteles, "Metafísica", Obras, trad. del griego, estudio preliminar, preámbulos y
notas Francisco de P. Samarch, Aguilar, Madrid, 1964.
(25) Nielsen Enemark, Carlos A., "El sistema...", cit.
(26) Mochón, Francisco - Becker, Víctor A., Economía, principios y aplicaciones,
McGraw-Hill, Madrid, 1993, cap. 1.
(27) Al respecto, ver los presupuestos conceptuales del Estado constitucional de derecho
conforme se expone en forma originaria y diáfana en Sammartino, Patricio M. E.,
"Introducción al estudio del acto administrativo en el Estado constitucional de derecho",
ReDA, nro. 81, AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012.
(28) Mochón, Francisco - Becker, Víctor A., Economía, principios..., cit., cap. 12.
(29) Yepes Stork, Ricardo, Fundamentos de antropología, Eunsa, Pamplona, 1996, ps. 70 y
ss.
(30) Sobre ello, ampliar en Nielsen Enemark, Carlos A., "Interés público...", cit.
(31) En este estado de análisis no creo oportuno efectuar ampliaciones sobre las distintas
concepciones del Estado, ni sobre el término de soberanía.
(32) Locke, John, Segundo ensayo sobre el gobierno civil, Libertador, Buenos Aires, 2009.
(33) Nielsen Enemark, Carlos A., "Interés público...", cit.
(34) Husserl, Edmundo, Meditaciones cartesianas, trad. Mario A. Presas, Paulinas, Madrid,
1979.

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