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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Kaplan
El DSM IV define los trastornos de personalidad como patrones permanentes de experiencia subjetiva y de
comportamiento que se apartan de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la
adolescencia o principio de la edad adulta, son estables a la lo largo del tiempo y comportan malestar o
prejuicios. La personalidad puede definirse como el conjunto de rasgos emocionales y conductuales que
caracterizan a una persona en su vida diaria y que son relativamente estables y predecibles. Cuando este
conjunto supone una variante que va más allá de lo habitual en la mayoría de las personas y los rasgos de
personalidad son inflexibles y desadaptativos y causan un deterioro funcional significativo o malestar
subjetivo, puede diagnosticarse un trastorno de la personalidad.

Los síntomas de un trastorno de personalidad son aloplásticos (capaces de alterar y adaptarse al ambiente
externo), y egosintónicos (aceptados por el yo); quienes padecen un trastorno de la personalidad no
experimentan ansiedad debido a sus conductas desadaptativas.

Clasificaciones

DSM-IV

Los trastornos de personalidad en el DSM-IV están estructurados en grupos. El grupo A comprende los
trastornos de personalidad paranoide, esquizoide y eszquizotipico (personas consideradas como raras o
excéntricas). El grupo B incluye los trastornos de la personalidad antisocial, límite, narcisista e histriónico
(personas con inclinación al dramatismo, muy emotivas y su conducta resulta errática). El grupo C
comprende los trastornos de la personalidad por evitación, dependencia y obsesivo-compulsivo, y una
categoría denominada trastornos de la personalidad no especificado (que incluye trastorno pasivo-
agresivo de la personalidad y el trastorno depresivo de la personalidad); las personas con estos trastornos
acostumbran a ser ansiosas y temerosas. Si un paciente cumple criterio más de un trastorno, debería
recibir todos los diagnósticos necesarios. Los trastornos de la personalidad se codifican en el Eje II del
DESM-IV.

CIE-10

En el CIE-10 los trastornos de la personalidad se describen como graves perturbaciones de la personalidad


y la conducta que representan pronunciadas desviaciones de los patrones culturales normales. Las pautes
del CIE-10 para el diagnóstico son la perturbación de larga duración en varias áreas de funcionamiento;
una conducta desadaptativa generalizada; el inicio en la infancia o la adolescencia; un considerable
malestar personal; y generalmente, aunque no siempre, problemas significativos en el trabajo y conducta
social.

Etiología

Factores genéticos

La mayor evidencia de que los factores genéticos influyen en los trastornos de la personalidad procede de
las investigaciones realizadas con 15.000 pares de gemelos norteamericanos.

Factores biológicos

● Hormonas: Los resultados del test de supresión con dexametasona (TSD) son anormales en
algunos pacientes con trastornos de personalidad límite con síntomas depresivos.
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● Monoaminooxidasa plaquetaria: En algunos pacientes esquizotipicos también se han observado


niveles bajos de MAO plaquetaria.
● Seguimiento ocular: Los movimientos de seguimiento ocular son sacádicos ( espasmódicos) en
pacientes con un trastorno esquizotípico de la personalidad
● Neurotransmisores: Los niveles altos de endorfinas endógenas pueden estar relacionados con
personas flemáticas. Los estudios sobre rasgos de personalidad y los sistemas dopaminérgicos y
serotonérgicos indican que a estos neurotransmisores tienen una función activadora.
● Electrofisiología: En algunos pacientes con trastornos de personalidad- en especial del tipo
antisocial y límite-, se han observado cambios en la conductancia eléctrica que se reflejan en el
EEG (actividad de ondas lentas).

Factores psicoanalíticos

Freud sugirió que los rasgos de personalidad estaban relacionados con la fijación en una de las fases del
desarrollo psicosexual.

Reich considera que la huella distintiva de la personalidad de cada uno está determinada por sus
mecanismos de defensa característicos. Cada trastorno de la personalidad del Eje II posee un grupo de
defensas que ayudan al clínico psicodinámico a reconocer los diferentes tipos de patología del carácter.
Por ejemplo, las personas con un trastorno paranoide de la personalidad utilizan la proyección, mientras
que el trastorno esquizoide de la personalidad está asociado al aislamiento.

Cuando los mecanismos defensivos trabajan de una forma efectiva, los pacientes con trastornos de la
personalidad son capaces de controlar la ansiedad, a depresión, la ira, la vergüenza y otras emociones.

Además de los mecanismos de defensa característicos, otro aspecto fundamental de los trastornos de
personalidad son las relaciones con los objetos internos. Quienes presentan trastornos de la personalidad
también son identificados por los particulares patrones de afinidad interpersonal que arrancan de estos
patrones de relación con los objetos internos.

● Mecanismos de defensa: La principal razón por la que los pacientes con un trastorno de la
personalidad sean reacios a modificar su conducta radica en que abandonar un mecanismo de
defensa supone incrementar la conciencia de ansiedad y depresión. Aunque los pacientes con
trastornos de personalidad pueden caracterizarse por su mecanismo más rígido o dominante, cada
uno utiliza varios de ellos.
Fantasía. Numerosas personas que a menudo son etiquetadas como esquizoides- aquellas que son
excéntricas, solitarias y asustadizas- buscan consuelo y satisfacción en su propio interior creando vidas
imaginarias, especialmente amigos imaginarios. Estas personas, debido a su gran dependencia de la
fantasía, con frecuencia parecen ser extraordinariamente reservadas.

Disociación. La disociación o negación consisten en la sustitución de los afectos desagradables por otros
agradables. Las personas que utilizan con frecuencia la disociación tienen tendencia a la dramatización y a
ser emocionalmente superficiales; podrían recibir la etiqueta de personalidad histriónica. Se exponen
descuidadamente a peligros excitantes para eliminar la ansiedad.

Aislamiento. El aislamiento es característico de personas metódicas y controladas, que a menudo son


etiquetados como personalidades obsesivo-compulsivos. En una situación de crisis, el paciente puede
presentar una intensificación de la auto-contención, una conducta social extremadamente formal y
obstinación.

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Proyección. En la proyección, los pacientes atribuyen sus propios sentimientos, de los cuales no tienen
conciencia, a otras personas.

La técnica de la contraproyección es especialmente útil. El clínico toma conciencia y da crédito a los


sentimientos y percepciones del paciente paranoide; tampoco discute ni refuerza las quejas del paciente,
sino que acepta que el mundo por él descrito resulte verosímil. Posteriormente, el entrevistador puede
hablar de motivos y sentimientos reales, aunque en principio se atribuyan a otras personas y, de esta
forma, empieza a construir una alianza con el paciente.

Escisión. En la escisión, las personas hacia quienes los sentimientos de los pacientes han sido
ambivalentes son divididas en buenas y malas.

Agresión Pasiva. Las personas con mecanismos de defensa pasivo-agresivos vuelven su ira contra ellos
mismos. En términos psicoanalíticos este fenómeno suele llamarse masoquismo y consiste en fracasos,
aplazamiento de decisiones, conductas absurdas o provocativas, burlas autodegradantes, y actos
claramente auto-destructivos. En esta conducta, la hostilidad nunca se esconde completamente.

Actuación (“acting-out”). Mediante este mecanismo de defensa, los pacientes expresan directamente
deseos o conflictos inconscientes a través de la acción, para no ser conscientes de cualquier idea o afecto
que los acompañe. Como la conducta se da al margen de cualquier acto reflexivo, para un observador el
acting out generalmente no se acompaña de sentimientos de culpa, pero cuando no es posible poner en
marcha este mecanismo de defensa, resulta accesible el conflicto que se esconde tras él.

Identificación proyectiva. Es utilizado principalmente por las personas que sufren un trastorno límite de
la personalidad y consta de tres pasos: un aspecto del yo es proyectado en otra persona; la persona que
proyecta su yo intenta forzar a la persona a identificarse con aquello que ha sido proyectado; y el receptor
de la proyección y el proyector experimentan un sensación de identidad o de unión.

Factores temperamentales, familiares y ambientales

Factores temperamentales identificados en la infancia pueden relacionarse con trastornos de la


personalidad en la edad adulta. Por ejemplo, niños temperamentalmente temerosos pueden desarrollar
más tarde un trastorno de personalidad por evitación. Las disfunciones del sistema nervioso central en la
infancia se asocian a signos neurológicos menores son más comunes en los trastornos antisocial y límite
de la personalidad. Los niños que sufren de lesiones cerebrales mínimas presentan un mayor riesgo de
sufrir trastornos de la personalidad, especialmente trastorno antisocial de la personalidad.

Algunos trastornos de la personalidad pueden surgir de un mal ajuste parental, es decir, una mala
correspondencia entre el temperamento del niño y la forma criarlo. Los factores culturales, así como el
ambiente físico, pueden ser también importantes en los trastornos de personalidad.

Grupo A

Trastorno de personalidad paranoide

Las personas con un trastorno de este tipo se caracterizan por una prolongada suspicacia y desconfianza
hacia la gente. Rechazan la responsabilidad de sus propios sentimientos y la asignan a los demás. Suelen
ser hostiles, irritables y coléricos. Los fanáticos, los cónyuges patológicamente celosos y los litigantes
crónicos, a menudo presentan un trastorno paranoide de la personalidad.

Epidemiología

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La prevalencia del trastorno paranoide de la personalidad oscila entre el 0,5% y el 2,5% en población
general. El trastorno es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres. La incidencia es mayor en
los grupos minoritarios, inmigrantes y sordos, comparados con la población general.

Diagnóstico

Durante el examen psiquiátrico, los pacientes con un trastorno paranoide de la personalidad pueden
parecer muy correctos y mostrarse desconcertados por encontrarse en una consulta psiquiátrica. La
tensión muscular, la incapacidad para relajarse y la necesidad de evaluar continuamente el entorno
pueden apreciarse con facilidad y su modo de comportarse acostumbra a caracterizarse por la seriedad, y
la ausencia de sentido del humor. Aunque algunas de las premisas de sus argumentos pueden ser falsas,
su discurso es lógico y dirigido a un fin. El contenido de los pensamientos muestra mecanismos de
proyección, prejuicio, e ideas ocasionales de referencia.

Criterios diagnósticos según el DSM-IV

A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los
demás son interpretadas como maliciosas, que aparece en diversos contextos, como lo indican cuatro o
más de los siguientes puntos:

1) Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o
les van a engañar.

2) Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la infidelidad de los amigos y socios

3) Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya
a ser utilizada en su contra.

4) En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son
degradantes o amenazadores.

5) Alberga rencores durante mucho tiempo

6) Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está
predispuesto a reaccionar con ira o contraatacar.

7) Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o pareja le es infiel.

B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno


del estado de ánimo con sus síntomas psicóticos u otros trastornos psicóticos y no son debidos a efectos
fisiológicos directos de una enfermedad médica.

Manifestaciones clínicas

La característica esencial de las personas con un trastorno paranoide de la personalidad es una tendencia
generalizada e injustificada a interpretar las acciones de los demás como deliberadamente amenazantes o
insultantes, que se inicia a principios de la edad adulta y se evidencia en diversos contextos. Piensan que
los demás van a explotarles o perjudicarles de algún modo. Con frecuencia, cuestionan sin ninguna
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justificación la lealtad o el merecimiento de confianza de amigos o colaboradores. Estas personas a


menudo son patológicamente celosas y dudan sin razón de la fidelidad de sus parejas. Exteriorizan sus
emociones y utilizan como defensa la proyección. Son frecuentes las ideas de referencia y las ilusiones
defendidas de modo lógico.

Las personas con un trastorno paranoide de la personalidad tienen un afecto limitado y se diría que
carecen de emociones. Se enorgullecen de ser racionales y objetivos, lo cual no es cierto. Se muestran
poco cordiales y están muy impresionados por el poder y el rango social; expresan desdén por aquellas
personas que consideran débiles, enfermas, incapacitadas o con defectos de algún tipo. En situaciones
cotidianas las personas con este trastorno pueden parecer muy competentes, pero suelen provocar temor
p generar conflictos con los demás.

Diagnóstico diferencial

El trastorno paranoide de la personalidad se diferencia habitualmente del trastorno delirante por la


usencia de ideas delirantes concretas. Al contrario que las personas con esquizofrenia paranoide, los que
tienen un trastorno de personalidad no sufren alucinaciones ni trastornos formales del pensamiento. El
trastorno paranoide de la personalidad se distingue del trastorno límite de la personalidad en que el
pacientes paranoide rara vez es capaz de implicarse excesivamente en relaciones apasionadas con otras
personas. Los pacientes paranoides carecen de la larga historia de conductas antisociales que caracteriza a
los trastornos antisociales de la personalidad. Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad
están aislados y se mantienen a distancia, pero no presentan ideación paranoide.

Curso y pronóstico

En algunas personas, este trastorno permanece durante toda la vida; en otras, es un preludio para la
esquizofrenia. A veces, a medida que maduran o disminuye el estrés, los rasgos paranoides adquieren la
forma de una formación reactiva y preocupación por cuestiones morales y altruistas. En general, no
obstante, los pacientes con este trastorno presentan de manera crónica problemas de cara a la
convivencia o al trabajo en equipo. Los problemas laborales y matrimoniales son frecuentes.

Tratamiento

● Psicoterapia: La psicoterapia es el tratamiento de elección. Los terapeutas deben mantenerse


firmes en todos sus contactos con el paciente. Si el paciente detecta alguna falta o error en el
terapeuta, como impuntualidad en una cita, la honestidad y la disculpa son preferibles a la
explicación defensiva.
Las acusaciones delirantes deben tratarse de forma realista pero educada y sin humillar a los pacientes.
El terapeuta nunca debería ofrecerse a controlar la situación a menos que ellos mismos están dispuestos y
sean capaces de hacerlo.

● Farmacoterapia: Es útil para tratar la agitación y la ansiedad.

Trastorno esquizoide de la personalidad

El trastorno esquizoide de la personalidad se diagnostica en pacientes que presentan un patrón duradero


de aislamiento social. Sus dificultades para establecer relaciones con los demás, su introversión y su
afectividad restrictiva e inconsciente constituyen los rasgos más notorios. Las personas con este trastorno
suelen ser vistas por los demás como excéntricos, asiladas o solitarias.

Epidemiología
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La prevalencia del trastorno esquizoide de la personalidad puede afectar a un 7,5% de la población


general. Se desconoce la proporción en los sexos.

Diagnóstico

Raramente toleran el contacto ocular. Sus afectos son restringidos, reservados o inadecuadamente serios.
Les resulta difícil actuar de forma espontánea: de manera característica, cuando intentan expresarse con
humor parecen adolescentes y fuera de lugar. Su discurso está bien dirigido, pero es probable que
respondan de forma escueta y eviten toda conversación espontánea. Ocasionalmente, pueden utilizar un
lenguaje especial como extrañas metáforas y mostrarse fascinados con objetos inanimados o metafísicos.
Su actividad mental puede revelar una sensación injustificada de intimidad con personas que no conocen
demasiado bien o no han visto desde hace mucho tiempo. Su sensorio no está alterado, su memoria
funciona de manera correcta y la interpretación de refranes resulta abstracta.

Criterios diagnósticos según DSM-IV

A. Un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión


emocional en el plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos
contextos, como lo indican cuatro o más de los siguientes puntos:

1) Ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia.

2) Escoge casi siempre actividades solitarias

3) Tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona.

4) Disfruta con pocas o ninguna actividad.

5) No tiene amigos íntimos o personas de confianza, aparte de los familiares de primer grado.

6) Se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás.

7) Muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad.

B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno


del estado de ánimo con sus síntomas psicóticos u otros trastornos psicóticos y no son debidos a efectos
fisiológicos directos de una enfermedad médica.

Manifestaciones clínicas

Las personas con un trastorno esquizoide de la personalidad dan la impresión de ser frías y distantes; se
muestran reservadas y carentes de implicación en los acontecimientos diarios y todo aquello que
preocupa a los demás. Parecen silenciosas, distantes, retraídas o insociables. Pueden vivir sin necesidad o
deseo especial de mantener lazos emocionales con los demás. Son los últimos en darse cuenta de los
cambios en las modas populares.

Sus biografías reflejan intereses solitarios y éxitos en los trabajos aislados y no competitivos. Sus vidas
sexuales pueden existir exclusivamente en forma de fantasías, y retrasar la madurez sexual por tiempo
indefinido. Habitualmente, las personas con trastorno esquizoide de la personalidad muestran durante
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toda la vida una incapacidad para expresar su ira de manera directa. Pueden sentirse muy apegados a los
animales. Acostumbran a mostrarse muy preocupados por asuntos dietéticos y de salud, movimientos
filosóficos e ideologías relacionadas con mejoras sociales, en especial aquéllas que no requieren
implicación personal.

Conservan su capacidad para reconocer la realidad. La mayoría de las amenazas, reales o imaginarias, se
resuelven mediante fantasías de omnipotencia o con resignación. En algunas ocasiones son capaces de
concebir, desarrollar y ofrecer al mundo idas originales y creativas.

Diagnóstico diferencial

A diferencia de los pacientes que sufren esquizofrenia o trastorno esquizotípico de la personalidad, no


existen esquizofrénicos entre los familiares de quienes padecen un trastorno esquizoide y es posible que
tengan éxitos, aunque aislados, en su trabajo. También se diferencian de los pacientes con esquizofrenia
en que no muestran trastornos en el pensamiento o ideación delirante. A pesar de que comparten algunos
rasgos con los pacientes esquizoides, los pacientes con un trastorno paranoide de la personalidad
muestran una mayor implicación social, una historia de la conducta verbal agresiva, y una mayor
tendencia a proyectar sentimientos sobre los demás. Aunque también son personas emocionalmente
inhibidas, los pacientes que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad o un trastorno de
personalidad por evitación, experimentan la soledad como algo desagradable, poseen una historia de
relaciones objetales más rica y no se encierran tanto en ensoñaciones autísticas. Teóricamente, la
principal distinción entre un paciente con trastorno de personalidad esquizoide y otro con una
personalidad esquizotípica es que este último tiene más similitudes con el paciente esquizofrénico en
cuánto a alteraciones de la percepción, pensamiento, conducta y comunicación.

Curso y pronóstico

El trastorno esquizoide de la personalidad suele iniciarse en las primeras épocas de la infancia. No


necesariamente permanece durante toda la vida.

Tratamiento

● Psicoterapia: Las tendencias a la introspección de los esquizoides son consistentes con las
expectativas del terapeuta y pueden ser buenos pacientes, aunque se muestren distantes. A
medida que se desarrolla cierta confianza, con gran intensidad, los pacientes esquizoides puede
revelar una vida repleta de fantasías, amigos imaginarios, y miedo a una insoportable
dependencia, incluso con el terapeuta.
Pueden implicarse en el desarrollo de terapias de grupo, aunque permanezcan silenciosos durante largos
periodos de tiempo. Deben ser protegidos de la agresividad de los otros miembros del grupo, por
su inclinación a estar callados. Con el tiempo, los integrantes del grupo se convierten en personas
importantes para el sujeto esquizoide, y pueden proporcionarle el único contacto social en su
aislada existencia.
● Farmacoterapia: Dosis bajas de antipsicóticos, antidepresivos y psicoestimulantes se han
mostrado efectivas en algunos casos.

Trastorno esquizotípico de la personalidad

Las personas que presentan este trastorno son marcadamente extravagantes o raras. El pensamiento
mágico, las ideas peculiares, las ideas de referencia, las ilusiones y la desrealización son parte de la vida
diaria de un persona esquizotípica.

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Epidemiología

Se destaca aproximadamente un 3% de la población. Se desconoce la proporción por sexos. Se observa un


mayor número de casos entre familiares de los pacientes esquizofrénicos.

Diagnóstico

El trastorno esquizotípico de la personalidad se diagnostica según las peculiaridades de los pacientes


referidas a su pensamiento, conducta y apariencia.

Criterios del DSM-IV

A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad
reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y
excentricidades del comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos
contextos, como lo indican cinco o más de los siguientes puntos:

1) Ideas de referencia

2) Creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente con


las normas subculturales.

3) Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales.

4) Pensamiento y lenguaje raro.

5) Suspicacia o ideación paranoide.

6) Afectividad inapropiada o restringida.

7) Comportamiento o apariencia rara, excéntrica o peculiar.

8) Falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado.

9) Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los
temores paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo.

B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno


del estado de ánimo con sus síntomas psicóticos u otros trastornos psicóticos y no son debidos a efectos
fisiológicos directos de una enfermedad médica.

Manifestaciones clínicas

En estos pacientes, el pensamiento y la comunicación están alterados. Su discurso es peculiar o


característico, tiene sentido sólo para ellos mismos, y a menudo necesita interpretación. Pueden
desconocer sus propios sentimientos, aunque sean muy conscientes de los sentimientos de los demás y
extraordinariamente sensibles para detectarlos, en especial los efectos negativos como la ira. Pueden ser
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supersticiosos o manifestar poderes de clarividencia y creer que tiene otros podes especiales de
pensamiento e introspección. Su mundo interno se alimenta de relaciones imaginarias muy vividas y
miedos y fantasías infantiles. Pueden admitir ilusiones perceptivas o macropsias, o creer que los demás
son inexpresivos y todos iguales entre sí.

Pueden actuar de forma inapropiada, están aislados y tiene pocos amigos, si es que tiene alguno. Pueden
presentar síntomas propios del trastorno límite de la personalidad, y a veces precisan ambos diagnósticos
a la vez. En situaciones de estrés, los sujetos esquizotípicos pueden descompensarse y presentar síntomas
psicóticos, pero normalmente son de corta duración. En casos graves pueden aparecer anhedonia y
depresión grave.

Diagnóstico diferencial

Pueden distinguirse de las personas esquizoides y de los pacientes con un trastorno de la personalidad por
evitación, por la presencia de singularidades en su conducta, pensamiento, percepción y comunicación y, a
veces, por una clara historia familiar de esquizofrenia. Los pacientes con un trastorno esquizotípico de la
personalidad pueden distinguirse de los pacientes esquizofrénicos por la ausencia de psicosis. Si aparecen
síntomas psicóticos, son breves y fragmentarios. El pacientes con un trastorno paranoide se caracteriza
por la suspicacia pero su comportamiento no resulta extraño, característica propia de los pacientes
esquizotípicos.

Curso y pronóstico

El 10% de las personas con un trastorno esquizotípico de la personalidad terminan suicidándose. Estudios
retrospectivos han demostrado que muchos pacientes diagnosticados de esquizofrenia, en realidad
padecían un trastorno esquizotípico de la personalidad, y la tendencia actual es considerar a la
esquizotipia como la personalidad pre mórbida del paciente esquizofrénico. No obstante, muchos
pacientes mantienen una personalidad esquizotípica estable a lo largo de sus vidas, se casan y trabajan a
pesar de sus excentricidades.

Tratamiento

● Psicoterapia: Presentan un pensamiento peculiar y raro y algunos están involucrados en cultos,


prácticas religiosas extrañas y temas sobrenaturales. Los terapeutas no deben ridiculizar estas
actividades ni enjuiciar sus creencias o actividades.
● Farmacoterapia: La medicación antipsicótica puede ser útil para tratar ideas de referencia, las
ilusiones y otros síntomas del trastorno. También se administran antidepresivos cuando existe
algún componente depresivo de la personalidad.

Grupo B

Trastorno antisocial de la personalidad

Este trastorno consiste en una incapacidad para adaptarse a las reglas sociales que habitualmente rigen
numerosos aspectos de la conducta de las personas adolescentes y adultas. Se caracterizan por continuos
actos criminales o antisociales.

Epidemiología

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La prevalencia de este trastorno entre los hombres es del 3% y entre las mujeres del 1%. Es más frecuente
en las áreas urbanas deprimidas y en la población flotante de estas zonas. El inicio del trastorno ocurre
antes de los 15 años.

Diagnóstico

Durante la entrevista, parecen tranquilos y creíbles, pero detrás de esta apariencia se esconde tensión,
hostilidad, irritabilidad e ira. Para que la patología se manifieste pueden ser necesarias entrevistas no
exentas de tensión, en las que los pacientes son confrontados con las inconsistencias de sus historias.

Para realizar el diagnóstico es necesario llevar a cabo una exploración neurológica.

Criterios según el DSM-IV

A. Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad
de 15 años, como lo indican tres o más de los siguientes ítems:

1) Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta comportamiento legal, como lo
indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención.

2) Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener
un beneficio personal o por placer.

3) Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.

4) Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones.

5) Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.

6) Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o


de hacerse cargo de obligaciones económicas.

7) Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del hacer daño,


maltratado o robado a otros.

B. El sujeto tiene al menos 18 años.

C. Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad de 15 años.

D. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el trastorno de una esquizofrenia o un


episodio maniaco.

Manifestaciones clínicas

Los pacientes con un trastorno antisocial de la personalidad parecen, a menudo, personas normales,
incluso agradables y encantadoras. Sin embargo, sus historias revelan un funcionamiento alterado en
numerosas áreas. La mentira, la delincuencia, las huidas del hogar, los robos, las peleas, el abuso de
sustancia y las actividades ilegales son experiencias típicas que el paciente informa que comenzaron en su

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niñez. Con frecuencia, estas personas impresionan a los clínicos de sexo contrario con los aspectos
seductores y pintorescos de su personalidad, pero los especialistas del mismo sexo pueden verles como
personas manipulativas y exigentes. No muestran ansiedad o depresión. Sus propias explicaciones sobre
la conducta antisociales la hacen parecer inmotivada, pero su discurso revela una completa ausencia de
delirios y de otros signos de pensamiento irracional. De hecho, con frecuencia presentan un alto
sentimiento de la realidad y a menudo impresionan a los observadores por su buena inteligencia verbal.

Son extremadamente manipuladores y con frecuencia capaces de involucrar a los demás en planes para
obtener dinero con facilidad, conseguir fama o notoriedad. Los pacientes con un trastorno antisocial de la
personalidad no dicen la verdad y no se puede confiar en ellos para llevar a cabo actividad alguna o para
seguir un tipo de regla moral convencional. La promiscuidad, los abusos del cónyuge, el abuso de niños, y
conducir ebrio de dan frecuentemente en la vida de estos sujetos. No tiene remordimientos por realizar
estas acciones.

Diagnóstico diferencial

El trastorno antisocial de la personalidad puede distinguirse de la conducta ilegal en la que el trastorno


afecta a numerosas áreas de la vida del sujeto. Más difícil resulta diferenciar el trastorno antisocial de la
personalidad del abuso de sustancias. Cuando la conducta antisocial es claramente secundaria al abuso
pre mórbido de alcohol u otras sustancias, el diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad no está
justificado.

Al diagnosticar este trastorno, el clínico debe tener en cuenta los efectos distorsionadores del nivel
socioeconómico, nivel cultural, y sexo. Por otra parte, el diagnóstico no debe efectuarse si otras
patologías, como el retraso mental, la esquizofrenia o la manía, pueden explicar los síntomas.

Curso y pronóstico

Cuando se desarrolla un trastorno antisocial de la personalidad, evoluciona siguiendo un curso sin


remisiones con un máximo de conductas antisociales que se dan habitualmente al final de la adolescencia.
Muchos presentan un trastorno por somatización y múltiples quejas físicas. Los trastornos depresivos y
los trastornos por abuso de sustancias son frecuentes.

Tratamiento

● Psicoterapia: Si los pacientes con un trastorno antisocial de la personalidad están movilizados a


menudo llegan a ser accesibles a la psicoterapia. Cuando sienten que están entre compañeros,
desaparece su falta de motivación para el cambio. Quizás, por ellos, los grupos de autoayuda son
más útiles que las cárceles en este trastorno.
Antes de empezar un tratamiento, es esencial marcar límites muy estrictos. El terapeuta debe encontrar
alguna forma de afrontar a la conducta autodestructiva del paciente. Para superar el miedo a estos
pacientes a la intimidad, el terapeuta debe frustrar el deseo del sujeto de alejarse de los encuentros
con personas honestas.
● Farmacoterapia: Se utiliza para los síntomas más incapacitantes, como la ansiedad, ira y
depresión.

Trastorno de personalidad límite

Los pacientes con un trastorno límite de la personalidad se sitúan en la frontera entre la neurosis y la
psicosis, y se caracterizan por una extraordinaria inestabilidad afectiva, conductual, de relaciones
objetales y de su autoimagen.
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En el CIE-10 se denomina trastorno de la personalidad por inestabilidad emocional.

Epidemiología

Se cree que afecta a un 1-2% de la población, y es dos veces más frecuente en las mujeres que en los
hombres. En los familiares de primer grado de pacientes con este trastorno se ha observado una
prevalencia de trastornos depresivos, trastornos por abuso de alcohol y otras sustancias.

Diagnóstico

Según el DSM-IV, el diagnóstico del trastorno de personalidad límite de la personalidad puede efectuarse
a principios de la edad adulta, cuando el paciente presenta al menos cinco de los criterios reflejados en el
manual.

Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una


notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como
lo indican cinco o más de los siguientes ítems:

1) Esfuerzos frenéticos por evitar el abandono real o imaginado.

2) Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre


los extremos de idealización y devaluación.

3) Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente


inestable.

4) Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo.

5) Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamientos de


automutilación.

6) Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo.

7) Sentimientos crónicos de vacío.

8) Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira.

9) Ideación paranoide transitoria relacionadas con el estrés o síntoma disociativos graves.

Manifestaciones clínicas

Las personas con un trastorno límite de la personalidad casi siempre parecen encontrarse en estado de
crisis. Los cambios de humor son muy frecuentes: puede discutir en un momento determinado, mostrarse
deprimidos acto seguido y quejarse poco después de su falta de sentimientos.

En ocasiones sufren episodios psicóticos de corta duración, y los síntomas psicóticos del paciente límite
están casi siempre circunscriptos o son efímeros o dudosos. Su conducta es muy imprevisibles y rara vez
sus logros están a la altura de sus capacidades. El carácter doloroso de sus vidas queda reflejado en las
repetidas conductas autodestructivas.
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Como se sienten a la vez personas dependientes y hostiles, mantienen relaciones conflictivas con los
demás. Pueden mostrarse dependientes de las personas que están cerca de ellos y expresar una enorme
ira hacia sus amigos íntimos cuando se sienten decepcionados por éstos. Los pacientes límites no toleran
la soledad, y prefieren la búsqueda frenética de compañía, por insatisfactoria que sea, a tener que
soportarse a ellos mismos. Se quejan de sentimientos crónicos de vacío y aburrimiento y carecen de un
sentido constante de la identidad; cuando se les presiones, se quejan de lo deprimidos que se sienten la
mayoría del tiempo a pesar de la naturaleza tormentosa de sus otros afectos.

Otto Kemberg describió el mecanismo de defensa de la identificación proyectiva que utilizan los pacientes
con un trastorno límite de la personalidad.

La mayoría de los terapeutas están de acuerdo en que muestran una capacidad de razonamientos normal
en los tests estructurados, como la Escala de Inteligencia de Weschler para Adultos, y desviaciones sólo en
los tests no estructurados como el Rorschach.

En su funcionamiento, los pacientes con trastorno límite de la personalidad distorsionan sus relaciones
con los demás, considerando a las personas como absolutamente buenas o malas. Contemplan a la gente
como figuras que les dan afecto y cubren sus necesidades, como personas sádicas y odiosas, que les privan
de su necesidad de seguridad, y les amenazan con el abandono cuando ellos se sienten dependientes.
Cambios de asignación a uno u otro grupo son frecuentes.

Diagnóstico diferencial

La diferenciación respecto a la esquizofrenia se fundamenta en que el paciente límite no presenta


episodios psicóticos prolongados, trastornos de pensamiento, u otros signos clásicos de esquizofrenia. Los
pacientes con un trastorno esquizotípico de la personalidad muestran peculiaridades muy marcadas en su
pensamiento, ideación extraña e ideas de referencia recurrentes. Los pacientes con trastorno paranoide
de la personalidad son extremadamente suspicaces. Los pacientes límite manifiestan sentimientos
crónicos de vacío y episodios psicóticos de corta duración; actúan con impulsividad y exigen relaciones
extraordinarias; pueden autolesionarse y llevar a cabo intentos de suicidio manipuladores.

Curso y pronóstico

El trastorno es relativamente estable. Habitualmente, el diagnóstico se efectúa antes de los 40 años


cuando los pacientes son incapaces de afrontar cambios normales del ciclo de la vida.

Tratamiento

● Psicoterapia: La psicoterapia es difícil tanto para el paciente como para el terapeuta. Estos
pacientes regresan con facilidad, expresan sus impulsos y presentan transferencias positivas o
negativas, lábiles o fijas, difíciles de analizar. La identificación proyectiva puede causar también
problemas de contratransferencia si el terapeuta no percibe que el paciente está intentando
inconscientemente que aquel exprese una determinada conducta. La escisión como mecanismo de
defensa causa en el paciente una alternancia del amor al odio respecto del terapeuta y demás
personas del entorno. Un abordaje terapéutico orientado a la realidad es más efectivo que las
interpretaciones profundas del inconsciente.
La terapia de conducta de ha utilizado para ayudar a estos pacientes a controlar sus impulsos y ataques de
ira, y para reducir su sensibilidad a la crítica y el rechazo. El entrenamiento en habilidades sociales,
en especial utilizando videos, es útil para que estos pacientes vean como sus acciones afectan a los
demás, y por tanto, mejoren su conducta interpersonal.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Las personas con un trastorno límite de la personalidad mejoran en un contexto hospitalario, si reciben
psicoterapia intensiva, tanto individual como en grupo. Se les puede proporcionar terapia
ocupacional, recreativa y vocacional.
● Farmacoterapia: Los antipsicóticos se han utilizado para controlar la ira, hostilidad y los episodios
psicóticos breves. Los antidepresivos mejoran el estado de ánimo deprimido que aparece con
frecuencia en estos pacientes.

Trastorno histriónico de la personalidad

Las personas con este trastorno son excitables y emotivas y se comportan de manera pintoresca,
dramática y extrovertida. No obstante, unen a su aspecto tan llamativo una incapacidad para mantener
vínculos profundos y duraderos.

Epidemiología

Se sugiere una prevalencia del 2% al 3%. Se diagnóstica con más frecuencia en mujeres que en hombres.

Diagnóstico

En la entrevista, estos pacientes parecen cooperadores y dispuestos a contar su historia con detalle. La
gesticulación y las puntualizaciones dramáticas son habituales en su conversación. Incurren
frecuentemente en lapsus linguae y su lenguaje es muy florido. El componente afectivo resulta muy
evidente, pero cuando se les presiona para que reconozcan ciertos sentimientos puede responder con
sorpresa, indignación o negación. Los resultados del examen cognoscitivo, por regla general, son
normales, aunque se observa una falta de perseverancia en tareas aritméticas o de concentración, y
sorprende su facilidad para olvidar sucesos con una fuerte carga emocional.

Criterios según el DSM-IV

Un patrón general de excesiva emocionalidad y una búsqueda de atención, que empiezan al principio de la
edad adulta y que se dan en diversos contextos, como lo indican cinco o más de los siguientes ítems:

1) No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención.

2) La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente
seductor o provocador.

3) Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.

4) Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.

5) Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices.

6) Muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.

7) Es sugestionable.

8) Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Manifestaciones clínicas

Los pacientes con un trastorno histriónico de la personalidad muestran una conducta de búsqueda
constante de atención. Tienden a exagerar sus pensamientos y sentimientos, haciendo que todo parezca
mucho más importante de lo que es en realidad. Se enfadan, lloran, y censuran si no constituyen el centro
de atención o no reciben aprecio o aprobación.

La conducta seductora es frecuente en ambos sexos. Las fantasías sexuales sobre personas con las tienen
algún tipo de relación son muy habituales, pero los pacientes son inconsistentes en el momento de
verbalizar estas fantasías, y se muestran tímidos o proclives al filtreo. De hecho, los pacientes histriónicos
pueden presentar disfunciones sexuales (anorgasmia e impotencia). Su necesidad de afirmación no tiene
límites: actúan según sus impulsos sexuales para asegurarse a sí mismos que resultan atractivos al otro
sexo. Sin embargo, sus relaciones interpersonales tienden a ser superficiales, y pueden ser vanidosos,
egocéntricos y volubles. Su gran dependencia les convierte en confiados y crédulos.

Las principales defensas de los pacientes con trastorno histriónicos de la personalidad son la represión y la
disociación. De hecho, tienen muy poca conciencia de sus verdaderos sentimientos y son incapaces de
explicar sus motivaciones. En situaciones de estrés, su evaluación de la realidad se deteriora con facilidad.

Diagnóstico diferencial

La distinción entre el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno límite es difícil, pero en estos
últimos se dan con mayor frecuencia intentos de suicidio, la difusión de identidad y los episodios
psicóticos breves. Aunque ambos trastornos pueden ser diagnosticados en la misma persona, el clínico
debe separarlos. El trastorno por somatización puede aparecer conjuntamente con el trastorno histriónico
de la personalidad. En los pacientes con un trastorno psicótico breve y trastornos disociativos también
puede coexistir el diagnóstico de trastorno histriónico de la personalidad.

Curso y pronóstico

Los pacientes con este trastorno son buscadores de sensaciones y pueden tener problemas con la ley,
abusar de sustancias, o actuar de forma promiscua.

Tratamiento

● Psicoterapia: Estos pacientes con frecuencia no son conscientes de sus verdaderos sentimientos,
por tanto, su clarificación es parte importante del proceso terapéutico. La psicoterapia de
orientación psicoanalítica, ya sea individual o en grupo es, probablemente, el tratamiento de
elección para el trastorno histriónico de la personalidad.
● Farmacoterapia: El tratamiento farmacológico puede añadirse cuando los síntomas están bien
definidos.

Tratamiento narcisista de la personalidad

Las personas que presentan este trastorno se caracterizan por un exagerado sentido de autoimportancia y
grandiosos sentimientos de singularidad.

Epidemiología

Según el DSM-IV, se estima que la prevalencia de este trastorno oscila entre el 2% y el 16% en la población
clínico y es inferior al 1% en la población general.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Diagnóstico

Un patrón general de grandiosidad, una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al
principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco o más de los
siguientes ítems:

1) Tiene un grandioso sentido de autoimportancia.

2) Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.

3) Cree que es “especial” y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse
con otras personas que son especiales o de más alto status.

4) Exige una admiración excesiva.

5) Es muy pretensioso.

6) Es interpersonalmente explotador.

7) Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los
demás.

8) Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.

9) Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.

Manifestaciones clínicas

Se consideran a sí mismas especiales y espera recibir un trato especial. Su sensación de creerse


autorizadas a todo resulta sorprendente. Toleran muy poco las críticas y pueden encolerizarse o
permanecer completamente indiferentes cuando alguien les critica. Quieren recorrer su propio camino y
con frecuencia son ambiciosos para conseguir fama y fortuna. Sus relaciones interpersonales son frágiles y
pueden enfurecer a los demás al negarse a seguir las normas convencionales. Su explotación de las
relaciones interpersonales resulta habitual. Son incapaces de mostrar empatía, y fingen simpatía para
conseguir sus fines egoístas. Dada su frágil autoestima, son propensos a la depresión. Las dificultades
interpersonales, los problemas laborales, el rechazo y las desgracias constituyen algunos de los factores
estresantes que provoca la conducta de estas personas.

Diagnóstico diferencial

Los trastornos límite, histriónico y antisocial de la personalidad acompañan con frecuencia al trastorno
narcisista. En el trastorno narcisista, la ansiedad es menor que en el trastorno límite; sus vidas tienden a
ser menos caóticas y es menos probable que intenten suicidarse. Los pacientes con un trastorno antisocial
de la personalidad presentan una historia de conductas impulsivas, a menudo asociadas al abuso de
alcohol u otras sustancias, lo cual les crea con frecuencia problemas legales. Los pacientes histriónicos se
caracterizan por su exhibicionismo y manipulación interpersonal, rasgos similares a los observados en
pacientes narcisistas.

Curso y pronóstico

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El trastorno narcisista de la personalidad es crónico y difícil de tratar. Los pacientes con este trastorno
deben afrontar constantes agresiones a su narcisismo derivadas de su propia conducta o de sus
experiencias vitales. Toleran mal envejecer, ya que valoran la belleza, la fuerza y la juventud, atributos a
los que se aferran de forma inapropiada. En consecuencia, pueden ser más vulnerables a las crisis de la
madurez de estos grupos.

Tratamiento

● Psicoterapia: El tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad es difícil, ya que los


pacientes deben renunciar a su narcisismo si quieren avanzar. Recomiendan la utilización de
terapias psicoanalíticas, pero se necesitan nuevas investigaciones para validar el diagnóstico y
determinar cuál es el mejor tratamiento.
● Farmacoterapia: El litio ha sido utilizado en pacientes cuyo cuadro clínico ha mostrado
oscilaciones en el estado de ánimo. También se pueden administrar antidepresivos.

Grupo C

Trastorno de la personalidad por evitación

Las personas con un trastorno de personalidad por evitación muestran una extremada sensibilidad al
rechazo, y en ocasiones, viven socialmente aisladas. Aunque tímidas, no son personas asociales y desean
mantener relaciones interpersonales, pero acostumbran a necesitar sólidas garantías de que serán
aceptadas sin critica alguna. Es habitual referirse a estas personas como individuos con complejo de
inferioridad.

Epidemiología

Su prevalencia oscila el 1% y el 10% en la población general. No se dispone de información sobre las


diferencias entre sexos o la existencia de un patrón familiar.

Diagnóstico

El aspecto llamativo de la entrevista clínica con estos pacientes es la ansiedad por tener que hablar con el
entrevistador. Su estado de nerviosismo y tensión oscila al compás de su percepción de si complace o no
al entrevistador. Parecen vulnerables a los comentarios y sugerencias de este último, y pueden interpretar
una aclaración o una interpretación como si fuese una crítica.

Un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de inferioridad y una hipersensibilidad a la


evaluación negativa, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo
indican cuatro o más de los siguientes ítems:

1) Evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a
las críticas, la desaprobación o el rechazo.

2) Es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar.

3) Demuestra represión en las relaciones íntimas debida al miedo a ser avergonzado o ridiculizado.

4) Está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

5) Está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.

6) Se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás.

7) Es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido


a que pueden ser comprometedoras.

Manifestaciones clínicas

La hipersensibilidad al rechazo por parte de los demás constituye el aspecto clínico esencial del trastorno
de la personalidad por evitación y la característica de personalidad más importante es la timidez. Desean
la seguridad y el calor de los contactos humanos, pero justifican su evitación de las relaciones con un
supuesto miedo al rechazo. Cuando hablan con alguien, se expresan con inseguridad, carecen de
confianza en sí mismos y pueden hablar de forma humilde. Les asusta hablar en voz alta en público o
efectuar peticiones a los demás, ya que se muestran hipervigilantes ante un posible rechazo. Son capaces
de malinterpretar los comentarios de otras personas como si fuesen degradantes o ridiculizadores. El
rechazo de cualquiera de sus peticiones les lleva al aislamiento social y a sentirse ofendidos.

En el ámbito laboral, los pacientes con un trastorno de la personalidad por evitación a menudo eligen
trabajos situados en segunda línea. Rara vez progresan o llegan a ejercer cierta autoridad, sino que
parecen tímidos o deseosos de agradar. Las personas con este trastorno son generalmente incapaces de
iniciar una relación, a menos que tengan enormes garantías de una aceptación sin crítica alguna. En
consecuencia, no suelen tener amigos íntimos o personas en quien confíen.

Diagnóstico diferencial

Las personas con un trastorno de la personalidad por evitación desean la interacción social, a diferencia de
los pacientes esquizoides, que quieren estar solos. Los pacientes con un trastorno por evitación no son tan
exigentes, irritables o impredecibles como los pacientes límites o histriónicos. Los trastornos de la
personalidad por evitación y por dependencia son similares. Los pacientes con un trastorno por
dependencia se presume que experimentan mayor miedo a ser abandonados o no apreciados que los
pacientes con un trastorno por evitación.

Curso y pronóstico

Muchos pacientes con trastorno de personalidad por evitación no tienen problemas en ambientes
protegidos. Es frecuente la evitación fóbica, y los pacientes pueden tener antecedentes de fobia social, o
desarrollarla en el curso de su enfermedad.

Tratamiento

● Psicoterapia: El tratamiento psicoterapéutico depende de lograr una alianza con el paciente. A


medida que se desarrolla la confianza, el terapeuta debe adoptar una actitud de aceptación de los
miedos del paciente, en especial, el miedo al rechazo. El terapeuta incita al paciente a abrirse al
mundo y asumir lo que él percibe como grandes riesgos de ser humillado, rechazado, y fracasar.
La terapia de grupo puede ayudar a los pacientes a entender las consecuencias que se sensibilidad
al rechazo tienen sobre sí mismo y sobre los demás. El entrenamiento asertivo es un
procedimiento de terapia de conducta que permite enseñar a los pacientes a expresar sus
necesidades abiertamente y a mejorar su autoestima.
18
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

● Farmacoterapia: Se ha usado para el control de la ansiedad y la depresión cuando se presenta


asociadas al trastorno.

Trastorno de la personalidad por dependencia

Las personas con un trastorno de la personalidad por dependencia subordinan sus propias necesidades a
las de los demás, dejan que otros asuman sus responsabilidades en las principales parcelas de la vida,
carecen de autoconfianza, y pueden sentirse incomodos cuando están solos durante un breve período de
tiempo.

Epidemiología

Es más común en las mujeres que en los hombres. En un estudio, un 2,5% de todos los trastornos de
personalidad diagnosticados entraban en esta categoría.

Diagnóstico

En la entrevista, los pacientes parecen colaboradores. Intentan cooperar, acogen bien las preguntas
específicas y buscan ser orientados.

Una necesidad general y excesiva de que ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y
adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la edad adulta y se da en varios contextos,
como lo indican cinco o más de los siguientes ítems:

1) Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo
aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.

2) Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.

3) Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de
apoyo o aprobación.

4) Tienen dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido la falta de
confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).

5) Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás hasta el punto
de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.

6) Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser
incapaz de cuidar de sí mismo.

7) Cuando termina una relación importante busca urgentemente otra relación que le proporcione
cuidado y el apoyo que necesita.

8) Está preocupado de forma no realista por el miedo que les abandonen y tengan que cuidar de sí
mismo.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Manifestaciones clínicas

Se caracteriza por un esquema generalizado de conducta dependiente y sumisa. Las personas que
padecen de este trastorno son incapaces de tomar decisiones sin recabar excesivo consejo y reafirmación
por parte de los demás. Evitan los puestos de responsabilidad y responden con ansiedad a la petición de
que asuman un rol de liderazgo. Prefieren la sumisión. Cuando están solos les resulta difícil perseverar en
las tareas, que les resultan más fáciles de realizar cuando están acompañados.

Buscan alguien de quien puedan depender; sus relaciones están,, por tanto, distorsionadas por su
necesidad de permanecer unidos a otra persona.

El pesimismo, la desconfianza en sí mismo, la pasividad y el miedo a expresar sentimientos agresivos o


sexuales caracterizan la conducta del paciente con trastorno de la personalidad por dependencia.

Diagnóstico diferencial

La dependencia es un factor prominente en los pacientes histriónicos y límite: no obstante, los pacientes
con un trastorno por dependencia suelen tener relaciones de dependencia de larga duración con una sola
persona y no con varias, y no tienden a ser tan abiertamente manipulativos. La conducta de dependencia
puede aparecer en pacientes con agorafobia, pero estas personas tienen a tener un mayor nivel de
ansiedad manifiesta o incluso pánico.

Curso y pronóstico

Tiende a alterar el funcionamiento laboral de quienes lo padecen, ya que son incapaces de actuar
independientemente y sin supervisión estricta.

Tratamiento

● Psicoterapia: El tratamiento de estos pacientes suelen ser satisfactorio. Las terapias orientadas a
la introspección permiten a estas personas entender los antecedentes de su conducta y, con el
apoyo del terapeuta, convertirse en más independientes, asertivos y adquirir mayor confianza. La
terapia conductual, el entrenamiento asertivo, la terapia familiar y la terapia de grupo también
han sido utilizadas, en michos casos con buenos resultados. El terapeuta debe mostrar un gran
respeto por los sentimientos de afecto de estos pacientes, sin importar lo patológico que
parezcan.
● Farmacoterapia: La farmacoterapia se ha utilizado para tratar síntomas específicos como
ansiedad y depresión.

Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

Se caracteriza por la restricción emocional, el ordenancismo, la perseverancia, obstinación e indecisión. La


característica esencial es un patrón generalizado de perfeccionismo e inflexibilidad. (En la CIE-10 se
denomina trastorno anancástico de la personalidad).

Epidemiología

Se desconoce cuál es la prevalencia de este trastorno. Es más común en hombres que en mujeres y se
diagnostica con más frecuencia en niños no muy pequeños.

Diagnóstico

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

En la entrevista, los pacientes con una personalidad obsesivo-compulsiva pueden mostrar un


comportamiento rígido, formal y agarrotado. Su afecto puede describirse como restringido. Carecen de
espontaneidad y su estado de ánimo es habitualmente reservado. Pueden ponerse ansiosos cuando
pierden el control de la entrevista. Sus respuestas a la preguntas son inusualmente detalladas. Los
mecanismos de defensa que utilizan son la racionalización, el aislamiento, la intelectualización, la
formación reactiva y la anulación.

Un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a


expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficacia, que empieza al principio de la edad adulta y se
en diversos contextos, como lo indican cuatro o más de los siguientes ítems:

1) Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta
el punto de vista principal de la actividad.

2) Perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas.

3) Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las
amistades.

4) Excesiva terquedad; escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores.

5) Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor
sentimental.

6) Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su
manera de hacer las cosas.

7) Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay
que acumular con vistas catástrofes futuras.

8) Muestra rigidez y obstinación.

Manifestaciones clínicas

Las personas con este trastorno están preocupadas por normas, reglas, disciplina, limpieza, detalles, y por
lograr la perfección. Estos rasgos explican la restricción global de la personalidad restrictiva. Insisten en
que las reglas deben seguirse de manera rígida y son incapaces de tolerar lo que ellos consideran
infracciones. En consecuencia, carecen de flexibilidad y se muestran intolerantes. Son capaces de realizar
trabajos prolongados, sobre todo si son rutinarios y no requieren cambios a los cuales no logran
adaptarse.

Las habilidades interpersonales de estos pacientes son muy limitadas. Son formales y serios con
frecuencia carecen de sentido del humor. Se alejan de la gente, son incapaces de comprometerse e
insisten en que los demás se someten a sus necesidades. Están dispuestos a complacer a quienes
consideran más poderosos que ellos, y pueden obedecer a los deseos de dichas personas de forma
autoritaria. Debido a su miedo a cometer erros, son indecisos y reflexionan mucho tiempo antes de tomar
una decisión. Tienen pocos amigos. Cualquier cosa que amenace con romper la rutina de sus vidas o lo
21
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

que consideran su estabilidad, puede precipitar una fuerte ansiedad, estrechamente vinculada, por otro
lado, a los rituales que imponen a sus vidas y que intentan imponer a los demás.

Diagnóstico diferencial

Cuando se detectan obsesiones o compulsiones recurrentes, debe efectuarse el diagnóstico de trastorno


obsesivo-compulsivo en el Eje I. El diagnóstico de trastorno de la personalidad se reserva para los
pacientes con un deterioro significativo de su rendimiento laboral o social. En algunos casos es preciso
diagnosticar un trastorno delirante que coexiste con los trastornos de la personalidad.

Curso y pronóstico

El curso del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es variable e impredecible. Los pacientes


pueden desarrollar periódicamente obsesiones o compulsiones a lo largo de su trastorno.

Tratamiento

● Psicoterapia: Los que tienen un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad acostumbran a


ser conscientes de su sufrimiento y buscan tratamiento por propia iniciativa. Al haber sido
educados y sociabilizados de manera excesiva, valoran mucho la libre asociación y la terapia no
directiva. Ain embargo, el tratamiento suele ser largo y complejo, y son frecuentes los problemas
de contratransferencia.
La terapia de grupo y la terapia conductual ofrecen, ocasionalmente, ciertas ventajas. En ambos
contextos es fácil interrumpir a los pacientes en sus interacciones o explicaciones desadaptativas.
Impedirles finalizar su conducta habitual incrementa la ansiedad del paciente y facilita el
aprendizaje de nuevas estrategias de afrontamiento. Los pacientes también pueden recibir
recompensas directas por sus logros en la terapia de grupo, lo cual es menos fácil en la
psicoterapia individual.
● Farmacoterapia: -

Trastorno de personalidad no especificado

En el DSM-IV, esta categoría se reserva para los trastornos que no cumplen criterios para ninguno de los
trastorno de la personalidad antes especificados. El trastorno pasivo-agresivo de la personalidad y el
trastorno depresivo de la personalidad se encuentran actualmente en la categoría de trastornos de la
personalidad no especificados. Un espectro limitado de conductas o un rasgo particular también pueden
clasificarse en esta categoría. Un paciente que presenta síntomas de más de un trastorno de personalidad,
pero no cumple todos los criterios para ninguno de ellos, puede clasificarse en esta categoría.

Trastorno pasivo-agresivo de la personalidad

Se caracteriza por su obstruccionismo encubierto, indecisión, obstinación e ineficacia. Esta conducta es


una manifestación de una agresión subyacente expresada de forma pasiva. En el DSM-IV el trastorno
también se denomina trastorno negativista de la personalidad.

Epidemiología

No se dispone de datos sobre la epidemiología de este trastorno.

Diagnóstico

A. Patrón permanente de actitudes de oposición y respuestas pasivas ante las demandas que exigen un
22
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

rendimiento adecuado, que se inicia a principios de la edad adulta y se refleja en una gran variedad de
contextos, y que se caracteriza por cuatro o más de los siguientes síntomas:

1) Resistencia pasiva a rendir en la rutina social y en las tareas laborales.

2) Quejas de incomprensión y de ser despreciado por los demás.

3) Hostilidad y facilidad para discutir.

4) Crítica y desprecio irracionales por la autoridad.

5) Muestras de envidia y resentimiento hacia los compañeros aparentemente más afortunados que
él.

6) Quejas abiertas y exageradas por su mala suerte.

7) Alternativa de amenazas hostiles y arrepentimiento.

B. El patrón comportamental no aparece exclusivamente en el transcurso de episodios depresivos


mayores y no se explica mejor por la presencia de un trastorno distímico.

Manifestaciones clínicas

Los pacientes con un trastorno pasivo-agresivo de la personalidad aplazan las decisiones de forma muy
característica, se resisten a las demandas de un rendimiento adecuado, buscan cualquier excusa para
retrasarse, y critican a las personas de las que dependen; aun así, no quieren desvincularse de estas
relaciones de dependencia. Habitualmente, carecen de asertividad y no expresan directamente sus
necesidades ni sus deseos. Rechazan responder a preguntas acerca de qué se espera de ellos y pueden
manifestar ansiedad cuando son obligados a actuar correctamente, o se le priva de su mecanismo habitual
de defensa que orienta su ira contra ellos mismos.

En las relaciones interpersonales, intentan llevarse a sí mismos a una posición de dependencia, pero su
conducta pasiva y auto-despreciativa es contemplada por los demás como punitiva o manipulativa. Las
relaciones íntimas de un paciente con un trastorno pasivo-agresivo de la personalidad raramente son
tranquilas o felices. Pueden incluso no manifestar nunca sus objetivos para disfrutar en la vida. Las
personas con este trastorno carecen de autoconfianza y son típicamente pesimistas respecto a su futuro.

Diagnóstico diferencial

Debe diferenciarse de los trastornos histriónicos y límite de la personalidad; en cualquier caso, los
pacientes con trastorno pasivo-agresivo son menos extravagantes, dramáticos y afectivos y no son tan
abiertamente agresivos como los pacientes histriónicos o límite.

Curso y pronóstico

Tratamiento

Los pacientes con este trastorno que reciben psicoterapia de apoyo tienen buen pronóstico, pero ésta está
llena de dificultades.
23
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Deberían prescribirse antidepresivos sólo cuando existan indicios de depresión y posibilidad de intento de
suicidio. Dependiendo de sus características clínicas, algunos pacientes han respondido a las
benzodiacepinas y psicoestimulantes.

Trastorno depresivo de la personalidad

Se caracterizan por rasgos de espectro depresivo, presentes durante toda la vida. Son personas
pesimistas, anhedónicas, llenas de dudas, desconfiadas e infelices de manera crónica.

Epidemiología

No se dispone de cifras epidemiológicas. Este trastorno de personalidad parece ser frecuente, se da por
igual en hombres y mujeres.

Etiología

En su causa pueden estar presentes los mismo factores involucrados en el trastorno distímico y en el
trastorno depresivo mayor. Las teorías psicológicas postulan pérdidas tempranas, paternidades y
maternidades defectuosas, un superyó muy punitivo, y sentimientos de culpa extremos. Las teorías
biológicas implican al eje hipotalámico-pituitario-adrenal-tiroideo, con inclusión de los sistemas
noradrenérgicos y serotonérgicos.

Diagnóstico y manifestaciones clínicas

Los pacientes con este trastorno se quejan de sentimientos crónicos de infelicidad. Admiten tener
sentimientos de baja autoestima, y les parece difícil hallar algo en sus vidas que les haga sentir felices,
esperanzados u optimistas. Son autocríticos y despectivos y es probable que denigren su trabajo, a sí
mismos y sus relaciones con los demás. Su fisonomía a menudo refleja su estado de ánimo: postura
recogida, facies deprimida, voz débil y retraso psicomotor.

Diagnóstico diferencial

El trastorno distímico es un trastorno afectivo que se caracteriza por una mayor fluctuación del ánimo que
la observada en el trastorno de la personalidad depresiva. El trastorno depresivo de la personalidad es
crónico y está presente toda vida, mientras el trastorno distímico es episódico, puede ocurrir a cualquier
edad, y habitualmente se observa un factor desencadenante. La personalidad depresiva puede definirse
como el espectro de las patologías afectivas, en las cuales el trastorno distímico y el trastorno depresivo
mayor son las variantes más graves. Los pacientes con un trastorno de la personalidad por evitación son
introvertidos y dependientes, pero tienden a estar más ansiosos que deprimidos, en comparación con las
personas que sufren un trastorno depresivo de la personalidad.

Curso y pronóstico

Las personas con un trastorno depresivo de la personalidad pueden tener un alto riesgo de padecer un
trastorno distímico y un trastorno depresivo mayor.

Tratamiento

Los pacientes responden a la psicoterapia orientada a la introspección y, como su juicio de la realidad es


bueno, son capaces de alcanzar cierto insight en la dinámica de su enfermedad y apreciar sus afectos
sobre sus relaciones interpersonales. Es probable que el tratamiento sea a largo plazo. La terapia
cognoscitiva ayuda a los pacientes a entender las manifestaciones cognoscitivas de su baja autoestima y
24
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

pesimismo. Otros tipos de psicoterapia que resultan de utilidad son la psicoterapia de grupo y la terapia
interpersonal. Algunas personas responden a medidas de autoayuda.

El abordaje psicofarmacológico se basa en la utilización de medicación antidepresiva.

Trastorno sadomasoquista de la personalidad

Algunos tipos de personalidad se caracterizan por la presencia de elementos de sadismo o masoquismo, o


una combinación de ambos.

El sadismo es el deseo de causar dolor a otros, bien abusando sexualmente de ellos, bien abusando física y
psicológicamente, en un sentido más general.

El masoquismo es la obtención de gratificación sexual infligiéndose daño a sí mismo. En general, las


personas con el llamado masoquismo moral buscan la humillación y el fracaso, más que el dolor físico.

Las observaciones clínicas indican que en la misma persona suelen estar presentes elementos sádicos y
masoquistas. El tratamiento con psicoterapia orientada a la introspección, incluido el psicoanálisis, ha sido
eficaz en algunos casos. Como resultado de la terapia, los pacientes toman conciencia de la necesidad del
autocastigo secundario a una culpa inconsciente excesiva, y también pueden llegar a reconocer sus
impulsos agresivos reprimidos, que se originan a principios de la infancia.

Trastorno sádico de la personalidad

Muestran un patrón generalizado de conducta agresiva y cruel, que empieza a principios de la edad adulta
y se dirige hacia los demás. La crueldad física o la violencia se utilizan para infligir dolor a los demás y no
para conseguir ningún otro objetivo. A las personas con este trastorno les gusta humillar a la gente
delante de otras personas y, normalmente, tratan de una forma inusualmente dura a otros; en especial a
los niños. En general, las personas con este trastorno están fascinadas por la violencia, las armas, las
heridas o la tortura.

Cambio de personalidad debido a una enfermedad médica

La CIE-10 define los diagnósticos de trastornos de la personalidad o de la conducta debidos a enfermedad,


daño y disfunción cerebral, que contiene el trastorno orgánico de la personalidad, el síndrome post-
encefálitico, y el síndrome post-conmocional. El cambio de personalidad debido a una enfermedad
médica se caracteriza por un cambio marcado en el estilo y rasgos de personalidad, a partir del nivel previo
de funcionamiento. El paciente debe mostrar evidencia de que existe algún factor orgánico causal que
antecedió al inicio del cambio de personalidad.

Etiología

Las lesiones estructurales del cerebro son, normalmente, la causa de estos cambios de personalidad y el
traumatismo craneal, probablemente, la causa más común. Las neoplasias cerebrales y los accidentes
vasculares, en particular de los lóbulos frontales y temporales, también son causas frecuentes.

Diagnóstico y manifestaciones clínicas

Se da notable cambio en la personalidad a partir de los patrones conductuales previos, o una exacerbación
de las características de personalidad previas. El síntoma esencial es la pérdida de control sobre la
expresión de las emociones y los impulsos. Las emociones son lábiles y superficiales, aunque pueden
destacarse la euforia o la apatía. La euforia puede minimizar la hipomanía. Existe un matriz pueril y simple
25
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

en la excitación del paciente y su jocosidad fácil, en particular cuando está implicado el lóbulo frontal.
También se asocia a lesiones en estos lóbulos lo que ha dado en llamarse síndrome del lóbulo frontal, que
se caracteriza por la indiferencia y la apatía, así como la falta de preocupación por los sucesos del
ambiente que les rodea. Pueden aparecer explosiones de mal humor. La expresión de los impulsos puede
manifestarse mediante bromas inapropiadas, comportamiento grosero, proposiciones sexuales
inadecuadas, y conductas antisociales que acaban en conflictos legales.

Los pacientes con cambio de personalidad debidos a enfermedades médicas conservan el sensorio
intacto.

Anabolizantes esteroideos

Se incluye en este apartado porque los anabolizantes esteroideos pueden causar alteraciones persistentes
de la personalidad y la conducta.

Diagnóstico diferencial

La demencia implica un deterioro global de las capacidades intelectuales y conductuales, en las cuales el
cambio de la personalidad es sólo una categoría.

Curso y pronostico

Tanto en el curso del pronóstico del trastorno de la personalidad debido a una enfermedad médica,
dependen de su causa.

Tratamiento

El manejo de estos trastornos implica el tratamiento de la enfermedad médica subyacente.

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD: MÁS ALLÁ DEL DSM IV


Millon
Fundamentos conceptuales y clínicos

Trastornos de la personalidad: conceptos, principios y clasificación

CUESTIONES SOBRE LA DEFINICION

¿Qué es la personalidad? La personalidad se concibe actualmente como un patrón complejo de


características psicológicas profundamente arraigadas, que son en su mayor parte inconscientes y difíciles
de cambiar, y se expresan automáticamente en casi todas las áreas de funcionamiento del individuo. Estos
rasgos intrínsecos y generales surgen de una complicada matriz de determinantes biológicos y
aprendizajes, y en última instancia comprenden el patrón idiosincrático de percibir, sentir, pensar ,
afrontar y comportarse de un individuo.

Perspectiva nomotética: verdad universal en la personalidad

La aproximación nomotética o centrada en el constructo, se refiere a la personalidad en un sentido


abstracto, no individual. El énfasis se pone en el descubrimiento de cómo ciertos constructos tienden a
relacionarse con otros o a adherirse a ellos y por qué.

26
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

En esta perspectiva, la personalidad se describe en términos de desviación de las puntuaciones


individuales de la media del grupo.

Perspectiva ideográfica: verdades particulares sobre personas particulares

Mientras que la perspectiva nomotética resalta especialmente lo que hay de común en las personas o las
regularidades consistentes en una clase de objetos, la perspectiva ideográfica resalta la individualidad, la
complejidad y la singularidad de cada persona.

El centro de atención de esta perspectiva cambia de la descripción de cada personalidad individual como
un fenómeno positivo, es decir, la clasificación de la persona como antisocial o la dimensionalización de la
persona como una categoría de algún espacio nomotético, a visión de la personalidad como un fenómeno
altamente contextualizado e intrínsecamente transaccionado, que emerge de un mundo de posibilidades
casi infinito.

Lo importante es lograr una caracterización relativamente completa y muy descriptiva del individuo tal y
como es, y conocer el por qué.

Una perspectiva integradora

Tanto la perspectiva nomotética como la ideográfica de la personalidad no son satisfactorias en sus


formas extremas. La perspectiva nomotética no reconoce la singularidad de la persona y, por tanto, pierde
la visión del punto de partida, el deseo de entender al individuo, que es la razón de ser de esta empresa. El
enfoque ideográfico no reconoce que cada individuo debe ser comparado y contrastado con los demás.
Cada persona es concebida en última instancia como el resultado de una historia transaccional única entre
factores contextuales y constitucionales, que nunca ha existido antes ni volverá a existir en el futuro.
Aunque cada biografía es única y muy relevante, por sí sola pierde la visión y la capacidad de
generalización que esperamos de la ciencia.

La perspectiva integradora busca una síntesis de estas dos grandes tradiciones.

Los autores creen que el concepto de sistema ofrece un nivel óptimo de precisión y alcance si se pretende
crear un puente entre las perspectivas nomotéticas e ideográficas.

¿Cuáles son estos principios nomotéticos? Según el punto de vista de los autores, se basan en actividades
adaptativas desde el punto de vista evolutivo que son aplicables a todo organismo vivo como un sistema
biopsicosocial: existencia (placer-dolor), adaptación (activo-pasivo), replicación (Yo, otros) y abstracción
(pensamiento). Cada actividad va asociada a una polaridad o bipolaridad que confiere contenido al
sistema.

Principios para conceptualizar la personalidad y sus trastornos

Principio I. Los trastornos de la personalidad no son enfermedades

La concepción de la personalidad sobre la base de sistemas que se manifiestan principalmente en el DSM-


III a través del modelo multiaxial rompe el hábito tan arraigado de concebir los síndromes
psicopatológicos como variantes de la enfermedad, es decir, como una “entidad extraña o una lesión que
invade de forma insidiosa a la persona y altera su funcionamiento normal”.

Visto de esta manera, la estructura y las características de la personalidad se convierten en el fundamento


de la capacidad individual para funcionar de una forma mentalmente sana o enferma.

27
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Principio II. Los trastornos de la personalidad son sistemas estructurales y funcionales internamente
diferenciados, no entidades internamente homogéneas.

En la idea de sistema va implícita la noción de diferencias internas y cooperación entre las partes
constituyentes.

Los atributos estructurales del sistema de la personalidad representan patrones fuertemente incrustados
de recuerdos, actitudes, necesidades, conflictos, esquemas, y así sucesivamente, que guían la experiencia
y transforman la naturaleza de los acontecimientos. Puesto que están al servicio de las funciones de la
personalidad sólo a medida en que lo permiten sus propiedades estructurales, estas estructuras psíquicas
tiene un efecto orientativo y preventivo a cuyo a través de la acción y el impacto de las experiencias
posteriores se alteran en la línea de las inclinaciones y expectativas preformadas.

Los aspectos estructurales pueden concebirse como “sustratos y disposiciones para la acción de una
naturaleza cuasi permanente”. Poseyendo una red de vías interconectadas, estas estructuradas contienen
los residuos internalizados del pasado en forma de recuerdos y afectos que se asocian intrapsíquicamente
a concepciones del propio Yo y de los otros.

Principio III. Los trastornos de la personalidad son sistemas dinámicos, no entidades estáticas y
permanentes.

Para estar verdaderamente vivas, las estructuras deben emparejarse con funciones que animen el sistema
y faciliten sus interacciones internas y externas. Si un sistema se perpetúa a sí mismo, debe mantener su
integridad contra los estresantes y las amenazas internas y externas. Hacer esto requiere formas de acción
que se ajusten continuamente en el propio sistema y en la interacción del sistema con el ambiente. Las
funciones representan “formas expresivas de actividad reguladora”.

Los elementos estructurales y los procesos funcionales del sistema de la personalidad se entienden mejor
como dominios estructurales y funcionales. Esta descripción reconoce simplemente que ciertos aspectos
de la personalidad poseen una cualidad más imperecedera y arraigada, mientras que otros son por
definición de carácter transaccional.

Principio IV. La personalidad consiste en múltiples unidades en múltiples niveles de datos.

Los psicopatólogos que contemplan a los pacientes a nivel comportamental conciben probablemente la
personalidad como un conjunto de respuestas especificas relacionadas con estímulos particulares.
Quienes contemplan la personalidad desde un punto de vista fenomenológico se inclinan a fijarse en los
signos de malestar personal tal y como se experimentan de forma subjetiva y se traducen de forma
consciente. En la orientación biofísica es probable que estos mismos acontecimientos se conciban como
secuencias intrincadas secuencias de actividad química o neural. La perspectiva psicoanalítica organizará
la personalidad en procesos inconscientes complejos que reflejan impulsos instintivos y residuos de las
actividades y conflictos infantiles.

Los principales niveles de datos que distinguen las teorías contemporáneas:

Datos biofísicos

En relación con la psicopatología, los teóricos de orientación biofísica creen probablemente que los
defectos estructurales o las deficiencias químicas son en última instancia lo que explica la aparición de
síntomas como los comportamientos extravagantes, la labilidad emocional y el pensamiento

28
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

desorganizado. La enfermedad psicológica refleja alteraciones del sistema nervioso y se manifiesta en el


campo del comportamiento, las emociones y el pensamiento.

Datos intrapsíquicos

Quienes siguen la tradición psicodinámica se centran en los datos intrapsíquicos. Subrayan el impacto de
las experiencias tempranas y consideran los trastornos del adulto como una consecuencia de hechos
pasados que siguen operando de forma insidiosa y subterránea. La patología de la personalidad refleja la
persistencia inapropiada de maniobras defensivas inconscientes que aparecieron inicialmente como
mecanismos de protección contra el aflojamiento o la recurrencia de dificultades tempranas. Los datos
provenientes de lo inconsciente y lo encubierto son desvelados y utilizados para los conceptos
intrapsíquicos.

Datos fenomenológicos

Los teóricos cuyos puntos de vista reflejan las tradiciones humanista y existencial se centran básicamente
en los datos de la experiencia fenomenológica y consciente. Desde esta perspectiva, cada individuo debe
ser estudiado sólo en sus propios términos: a partir de su percepción única e individual del mundo. Es la
forma idiosincrática de la persona de ver y experimentar los acontecimientos lo que da sentido a su
comportamiento.

Datos comportamentales

Quienes siguen las tradiciones de la psicología experimental y académica centran su atención en los datos
comportamentales manifiestos. Para estos teóricos, los conceptos y las propuestas se asientan en las
propiedades tangibles y medibles del mundo empírico. Las influencias ambientales son las de mayor
relevancia y se consideran propiedades que refuerzan y controlan la patología del comportamiento.

Datos socioculturales

Existen teóricos cuyos datos derivan principalmente de las perspectivas sociológicas y antropológicas. Se
centran en las grandes unidades del fenómeno sociocultural como las familias, los grupos o las etnias. Los
conceptos representan estas fuerzas sociales y proporcionan un contexto para entender los
comportamientos patológicos.

Principio V. La personalidad existe en un continuum; no es posible una división estricta entre la


normalidad y la patología.

Todas estas distinciones entre normalidad y patología son en parte construcciones sociales o artefactos
culturales.

Debido a su carga social, los aspectos positivos de la normalidad están ejemplificados por los
comportamientos y las costumbres que son prototípicos para el grupo de referencia del individuo. Por el
contrario, la patología o la anormalidad se ejemplifican mediante comportamientos poco frecuentes,
irrespetuosos u hostiles con relación al grupo de referencia. La normalidad y la patología pueden
considerarse conceptos relativos y representan puntos arbitrarios sobre un gradiente o continuum: no
existe una línea divisoria clara entre el comportamiento normal y patológico. Entre los diversos criterios
ajenos a la cultura utilizados para definir la normalidad, están la capacidad para funcionar de forma
autónoma y competente, la tendencia a adaptarse de forma eficaz y eficiente al propio entorno social, la
sensación subjetiva de satisfacción y la capacidad para poner en marcha o mejorar las propias
potencialidades. La psicopatología debe entenderse como la presencia de un déficit en alguna de las
29
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

cualidades antes mencionadas o de características que limitan activamente el desarrollo de estas


capacidades.

Desde el punto de vista del desarrollo, la patología de la personalidad es el resultado de las mismas
fuerzas implicadas en el desarrollo del funcionamiento normal. Las diferencias importantes en relación
con el carácter, la duración y la intensidad de estas influencias son lo que provoca que ciertos individuos
presenten elementos patológicos, mientras que otros desarrollan rasgos más adaptativos.

Los rasgos que componen unos determinados estilos de personalidad es probable que en ciertos periodos
de la historia o en ciertas culturas como las sociedades occidentales contemporáneas promuevan un
funcionamiento saludable (p. ej, ciertos rasgos histriónicos, compulsivos o narcisistas). De forma parecida,
en nuestra sociedad existen estilos de personalidad que fácilmente conducen a un funcionamiento
patológico (p. ej el evitador, el dependiente y el masoquista). Hay otros patrones de personalidad (p. ej, el
esquizotípico, el límite y el paranoide) que tienen muy pocas probabilidades de conseguir un
funcionamiento normal casi en cualquier cultura que se tome como ejemplo.

Principio VI. La patogenia de la personalidad no es lineal, sino que se distribuye secuencialmente y de


forma múltiple a través de todo el sistema.

Por definición, los sistemas se caracterizan por sus interdependencias entre sus elementos constituyentes.
Los cambios en el funcionamiento del sistema son cambios en el “área causal” total de las variables de la
personalidad.

Principio VII. Los criterios mediante los que se evalúa la patología de la personalidad deben estar
coordinados de forma lógica con el propio modelo de sistemas.

Tres criterios esenciales e interdependientes sobre su patología pueden ser abstraídos para juzgar la
gravedad de los trastornos de la personalidad: a) poca estabilidad en situaciones de estrés, b) inflexibilidad
adaptativa y c) una tendencia a promover círculos viciosos o autodestructivos.

Poca estabilidad. El primer rasgo que tiende a caracterizar los patrones clínicos de la personalidad es una
fragilidad o falta de resistencia en condiciones de estrés subjetivo.

Inflexibilidad adaptativa. Los sistemas de la personalidad, son sistemas abiertos con la capacidad para
interactuar activamente con sus entornos físicos, familiares, sociales y culturales. Para las personalidades
que funcionan con normalidad esto significa flexibilidad, conocimiento de cuando hay que tomar la
iniciativa, cuando modificar el propio ambiente y cuando adaptarse a lo que puede ofrecerles el entorno.
Las personas normales son flexibles en sus interacciones, tal como sus iniciativas y reacciones son
proporcionales y apropiadas a los requerimientos de la situación.

Las estrategias alternativas que emplea el individuo para relacionarse con los demás, para conseguir sus
objetivos y para enfrentarse al estrés son pocas y se practican de una forma rígida; es decir, estas
personas se enfrentan a situaciones para las que están poco preparadas.

Círculos viciosos. La última característica que distingue los patrones normales de los patológicos es una
consecuencia de su rigidez y su inflexibilidad: a tendencia a fomentar círculos viciosos. Las grandes
limitaciones de los individuos con trastornos de la personalidad hacen que su entorno social produzca
inevitablemente un proceso de feedback que perpetúa e intensifica las dificultades preexistentes.

Principio VIII. Los trastornos de la personalidad pueden ser evaluados, pero no diagnosticados de una
forma definitiva.
30
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Es importante asimismo destacar las connotaciones dimensionales del concepto limitación. A diferencia
del trastorno binario, que debe existir o no, las limitaciones son o más fuertes o más débiles, moviéndose
siempre a lo largo de un continuum. La idea de limitación siempre implica un continuum. Cuando estas
limitaciones varían poco a través del tiempo y se manifiestan en casi todas las situaciones, pueden
considerarse rasgos de la personalidad.

Ningún individuo representa la encarnación de ningún prototipo de personalidad específica.

Principio IX. Los trastornos de la personalidad requieren modalidades de intervención combinadas y


diseñadas estratégicamente.

Las características homeostáticas de la personalidad se manifiestan en los rasgos que se mantienen a


través del tiempo y se presentan en casi todas las situaciones. La metodología que debe utilizarse para
tratar los trastornos de la personalidad requiere intervenciones que no sólo abarquen múltiples áreas, sino
que también estén coordinadas a través del tiempo de una forma lógica.

Personalidad: contraste con los constructos relacionados

En poco tiempo, carácter ha venido a significar las cualidades personales que representan la adhesión
individual a los valores y las costumbres de la sociedad; por el contrario, el temperamento ha venido a
significar las disposiciones biológicas que subyacen al nivel de la energía y los estados de ánimo propios de
los individuos.

Personalidad frente a carácter

Existen dos significados.

Los escritores de orientación psicoanalítica comprenden el carácter como la forma habitual en que
armonizan los elementos relacionados con las demandas internas y el mundo exterior, es necesariamente
una función de una parte de la personalidad constante, organizada e integradora, que es el Yo.

El segundo significado, hace referencia a una forma moral de juzgar el comportamiento. En este sentido,
el carácter ha tomado características asociadas al superyó: cómo y hasta qué punto el individuo ha
incorporado los preceptos y las costumbres sociales de su grupo cultural.

Personalidad frente a temperamento

Cuando hablamos de temperamento, la atención se desplaza hacia el tercer componente de la


personalidad siguiendo las formulaciones psicoanalíticas, el Ello. Refleja todo lo que tiene que ver con lo
más constitucional, es decir, la bioquímica, la endocrinología y la estructura neurológica que subyace a la
tendencia a responder a la estimulación en determinadas áreas. El temperamento estaría representado en
la literatura sobre la patología de la personalidad por el estado de ánimo habitual de la persona, su
periodicidad y su intensidad.

Personalidad: relación con los trastornos del Eje I

Según el modelo de vulnerabilidad, los trastornos de personalidad predisponen al individuo al desarrollo


de un trastorno del Eje I. Cuando las respuestas de afrontamiento están limitadas o son deficitarias, la
probabilidad de desarrollar un trastorno del Eje I, como un trastorno de ansiedad o una depresión, se
incrementa espectacularmente. Por supuesto, no cabe duda que los pacientes que sufren un trastorno de
personalidad suscitan con frecuencia el tipo de situaciones difíciles a partir de las cuales aparecen estos
trastornos del Eje I.
31
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

En el modelo de la complicación, la causalidad del modelo de vulnerabilidad se invierte y son los


trastornos del Eje I lo que, una vez iniciados, crean una predisposición a los cambios de la personalidad.

En contraste con los modelos de la vulnerabilidad y la complicación, que conceptualizan los trastornos del
Eje I y el Eje II como entidades relativamente diferenciadas, los trastornos de la personalidad y del Eje I
pueden entenderse como desarrollos que parten del mismo sustrato constitucional, y por tanto, existen
en un continuum, tal y como lo postula el modelo del espectro. En éste, los rasgos subclínicos
biológicamente determinados condicionan el desarrollo de otras características más adaptativas que se
convierten en los principios organizativos de la personalidad. En circunstancias adecuadas, una
predisposición genética a algún trastorno del Eje I puede amplificarse hasta convertirse en un trastorno
completo.

El modelo de la patoplastia sostiene que la personalidad influye en el curso de un trastorno del Eje I, pero
que por sí misma no predispone al desarrollo de este trastorno. El inicio de un trastorno del Eje I es
independiente del estilo de personalidad.

ASPECTOS SOBRE LA CLASIFICACIÓN

¿Pueden clasificarse los trastornos de la personalidad?

Las observaciones de los patrones covariantes de signos, síntomas y rasgos pueden reconocerse por el
hecho de que la disposición biofísica relativamente estable de una persona proporciona un color
consistente a su experiencia, y el abanico de experiencias a la que se expone la gente a lo largo de su vida
es limitado y repetitivo.

Los orígenes comunes y las uniones sucesivas incrementan la probabilidad de que ciertas características
psicológicas se encuentran normalmente unidas entre sí, facilitando de este modo la observación repetida
de grupos de síntomas o rasgos.

Taxonomía: latente frente a taxonomía manifiesta: la cuestión naturaleza-número

En primer lugar, las similitudes superficiales (y todas las variables intervinientes, incluyendo los tests de
personalidad, que se califican como datos superficiales) suelen presentar una diversidad latente.

Si empezamos por el primer cuadrante, pueden serlo dos presentaciones que parecen similares. En este
caso, factores etiológicos similares han provocado presentaciones que también parecen similares. En
segundo lugar, dos presentaciones que parecen similares pueden, de hecho, requerir diagnósticos
diferentes. De hecho, a la “causalidad convergente”, diferentes factores etiológicos han producido
resultados manifiestamente similares que son difíciles de entender por separado. En tercer lugar, dos
presentaciones que parecen diferentes pueden ser, de hecho, diferentes. Diversas evoluciones sugieren de
forma legítima la presencia de distintas etiologías. En cuarto lugar, dos presentaciones que parecen
diferentes pueden, de hecho, ser similares.

Los pacientes que tienen la misma enfermedad, si bien es cierto que su aparición está mediada por gran
variedad de factores, están categorizados por separado y tratados de forma distinta. En el segundo
cuadrante, la combinación de la heterogeneidad latente con la similitud manifiesta significa que se
establecerá un prototipo como indicador de la covariancia cuando se requieren múltiples categorías.

Enfoques de la clasificación de los trastornos de la personalidad

32
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Dos amplias polaridades influencian la estructura final y la evolución de una taxonomía de los trastornos
de la personalidad. La primera concierne a la amplitud conceptual frente a la especificidad conceptual. La
segunda se refiere así el objetivo final es conseguir una coherencia lógica y un entendimiento de una única
categoría, o si es hacer emerger un sistema taxonómico completo es nihilo.

Aproximaciones teóricas frente a empíricas: la amplitud conceptual frente a la especificidad conceptual

La ventaja de la operatividad reside en su compromiso de reducir la confusión diagnóstica mediante el


encadenamiento de los síndromes de la personalidad y los atributos de los que están compuestos con los
referentes del mundo real, reduciendo así su ambigüedad clínica. Esta descripción topográfica de los
atributos uno a uno para los procedimientos de medición provoca un tipo de represión psicométrica que
ignora el sesgo consiguiente a cualquier procedimiento o metodología y la necesidad de acumular
información a través de múltiples instrumentos y fuentes de datos. Se exalta la precisión a expensas de la
validez.

Por el contrario, los conceptos abiertos reúnen la deseabilidad de múltiples procedimientos de medida y
animan al usuario a trasladarse a campos más abstractos e inferenciales.

Una pérdida de precisión tan profunda que es completamente incapaz de sostener las definiciones
operativas que permiten que la teoría sea verificada y protegida de los peligros de falsificación.

Enfoques monocategoriales frente a enfoques policategoriales

Enfoque monocategorial se limita a un área más circunscripta. La característica esencial del enfoque
policategorial es su intención de analizar a la vez todo el área de la personalidad, reduciendo un gran
número de variables u observaciones a una cifra inferior de principios teóricos o dimensiones
multivariadas.

Enfoque monocategorial empírico

Típicamente este enfoque tiende a centrarse en una única categoría diagnóstica.

Como ocurre como en todos los métodos empíricos, la validez de este enfoque requiere una
correspondencia perfecta entre las variables intervinientes y los constructos, es decir, entre las estructuras
manifiestas y las latentes.

Enfoque policategorial empírico

El modelo de los cinco factores es quizás el arquetipo de este enfoque.

Orientación monocategorial teórica

Deben distinguirse dos tipos de teorías. Si nos centramos en una o unas pocas categorías diagnósticas,
nos referimos a la orientación monocategorial. Si queremos analizar la patología de la personalidad en su
totalidad, nos estamos refiriendo a la orientación policategorial. Debido a la limitado de su alcance, se
refiere en primer lugar a los elementos esenciales que se producen en su interior y mantienen un patrón de
personalidad determinado: esto es particularmente importante en su encarnación longitudinal, donde los
modelos de la patología de la personalidad pueden explicarse a través de diagramadas y organigramas
que detallan la historia evolutiva de un trastorno, y se completan con las influencias de varios factores que
predisponen o inmunizan contra el trastorno. De forma alternativa, puede desarrollarse como un modelo
de estadios, donde la patología representa la regresión a los primeros estadios del desarrollo, tal como
ocurre en el carácter oral, el carácter anal y así sucesivamente.
33
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Orientación policategorial teórica

La perspectiva poliética o deductiva genera una verdadera taxonomía que reemplaza la primitiva
agregación de categorías que la precedieron, formando así un verdadero esquema diagnóstico.

CATEGORIAS, DIMENSIONES Y PROTOTIPOS

Modelos categoriales

Una de las ventajas de las tipologías categoriales es lo fácil que resulta su utilización por los clínicos,
quienes deben efectuar diagnósticos relativamente rápidos con gran número de pacientes a los que ven en
un espacio de tiempo muy corto. Aunque en estos casos la atención clínica se centra sólo en los síntomas
más sobresalientes del paciente, suelen quedar sugeridos numerosos rasgos que es imposible observar
directamente.

Inconvenientes del modelo categorial. Las categorías asumen la existencia de límites concretos entre
estilos de personalidad separados y entre la normalidad y la anormalidad una característica adecuada para
el modelo médico, pero no para el funcionamiento de la personalidad, que existe en un continuum.

Modelos dimensionales

Los modelos dimensionales poseen algunas virtudes. La más importante es que combinan ciertas
características clínicas o rasgos de personalidad en un único perfil, que puede ser interpretado y utilizado
por clínicos experimentados. Debido a su extensión, se pierde alguna información que potencialmente
podría ser relevante; no se le presta especial atención a un único rasgo, como cuando sólo se trae al
primer plano una única característica distintiva en una tipología. Por otra parte, un perfil de rasgos permite
la evaluación de casos atípicos o poco usuales. Dados la diversidad y el carácter idiosincrático de muchas
personalidades clínicas, un sistema dimensional favorece la representación de la individualidad en lugar de
forzar la integración de los pacientes en categorías que no son propiamente las suyas. Una ventaja final
del formato dimensional es que la fuerza de los rasgos se mide cuantitativamente: cada característica se
extiende dentro de un intervalo normal; como consecuencia, la normalidad y la anormalidad son
simplemente puntos de un continuum más que fenómenos distintos y separables. Los esquemas
dimensionales reconocen la naturaleza sutil de la distinción normal-anormal.

Limitaciones y complicaciones. Algunos rasgos poseen de forma inherente connotaciones positivas y,


además estarían dentro del intervalo de la normalidad; otros rasgos poseen connotaciones inherentes
negativas, que pertenecen de modo exclusivo al ámbito clínico.

Aunque las dimensiones poseen propiedades deseables, existe poco acuerdo entre sus defensores en lo
que concierne a la naturaleza o número de rasgos necesarios para representar la personalidad de forma
adecuada.

Modelos prototípicos

Los prototipos son una síntesis de categorías y dimensiones. Los modelos prototípicos se han convertido
en el esquema preferido para representar los trastornos de la personalidad y los síndromes clínicos. El
constructo del prototipo reconoce la heterogeneidad explicita de los pacientes que sufren trastornos de la
personalidad.

Un prototipo consiste en las características o propiedades más comunes de los miembros de una categoría y
describen, por tanto, un ideal teórico a través del cual puede evaluarse a la gente real. Se considera que todas

34
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

las propiedades del prototipo caracterizan al menos a algunos miembros de la categoría, pero que ninguna
propiedad es necesaria ni suficiente para formar parte de la categoría. Diferentes personas se aproximarían en
distintos grados.

En esta descripción está implícito el uso de los criterios diagnósticos como método heurístico. Este
enfoque parecería en consonancia con la orientación ateórica del DSM que, en pura lógica, sería ateórico
no sólo en relación con las distintas escuelas de psicopatología, sino también estructuralmente.

Por su naturaleza heurística, el prototipo por el cómo y el por el hasta qué punto un individuo se parece al
prototipo.

La utilización de los prototipos en dos nuevas direcciones, una esencialmente teórica y otra clínica.

1. Emplear el concepto de prototipo como una representación de un constructo derivado teóricamente,


cuyas cualidades esenciales se basan en los conceptos o las dimensiones que se han articulado como
elementos centrales de un esquema teórico.

Aunque cada prototipo de personalidad presenta un grupo de características cohesivas, también está claro
que estas personalidades varían en la manifestación de sus características clínicas. Hemos llamado a estas
variaciones variantes prototípicas.

CUESTIONES EMPIRICAS

Continuidad frente a discontinuidad sindrómica

La noción de discontinuidad sindrómica es un producto resultante de la creencia de que todas las


psicopatologías son entidades nosológicas cualitativamente distintas. La continuidad sindrómica refleja la
idea de que todas las anormalidades psicológicas son desviaciones cuantitativas a partir del promedio
sobre una distribución de rasgos. La discontinuidad implica que algún proceso inusual se ha introducido en
el funcionamiento individual y hace que esa persona sea diferente a las demás, que varían normalmente
de una a otra de acuerdo con las diferencias individuales normales.

La investigación empírica no apoya demasiado la idea de que los síndromes puedan separarse claramente,
ni tampoco hay pruebas de que las curvas de distribución tiendan a ser bimodales.

Consistencia de la personalidad frente a especificidad situacional

Mischel sostiene que los comportamientos estaban afectados significativamente por las variaciones
situacionales.

La investigación empírica muestra que los individuos difieren en el grado de consistencia que presentan
sus comportamientos. Además, cada individuo presenta consistencia sólo en algunas características; cada
uno de nosotros poseemos rasgos que son relativamente resistentes a la influencia situacional y otros que
cambian sin demasiados problemas.

En general, la consistencia se encuentra sólo en rasgos que son centrales en el estilo de funcionamiento
del individuo.

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD:
CONCEPTOS ACTUALES Y PRINCIPIOS CLÁSICOS
Millon
35
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El carácter se refiere a las características adquiridas durante nuestro crecimiento y posee la connotación
de cierto grado de conformidad con las normas sociales. El temperamento por el contrario, no es el
resultado de la socialización, sino que depende de una disposición biológica básica hacia ciertos
comportamientos.

PERSONALIDAD Y COMPORTAMIENTOS ANORMALES

Vocabulario básico

Los criterios diagnósticos son las características que utilizan los profesionales para clasificar a las
personas dentro de una categoría clínica. Esencialmente, los criterios diagnósticos son un conjunto de
síntomas que deben estar presentes para que pueda establecerse un diagnóstico.

Cuando muchos de estos rasgos de personalidad aparecen de forma conjunta, se dice que constituyen un
trastorno de personalidad. Un prototipo de personalidad, es un concepto psicológico ideal que raras
veces puede observarse en estado puro.

A diferencia del prototipo, las personas reales rara vez se corresponden con los tipos puros. El DSM no
requiere que la persona posea todas y cada una de las características del trastorno de la personalidad para
que pueda establecerse ese diagnóstico. Lo más habitual es que la presencia de la mayor parte de los
criterios sea suficiente.

Modelo multiaxial

En el DSM, los trastornos mentales se enumeran en función del modelo multiaxial. Multiaxial significa,
literalmente, varios ejes, cada uno de los cuales refleja un tipo o fuente de información distintos. El
modelo multiaxial recoge la necesidad de agrupar los distintos síntomas y características de personalidad
de un paciente a fin de poder definir un cuadro que refleje el patrón completo de funcionamiento de esa
persona.

El modelo multiaxial se divide en cinco ejes, que reflejan distintas fuentes o niveles de influencia sobre el
comportamiento humano. El primer eje, el Eje I de los síndromes clínicos, está compuesto por los
trastornos mentales clásicos que han sido tema de estudio de la psicología y la psiquiatría a lo largo de la
historia. El Eje I está estructurado de forma jerárquica. Cada familia de trastornos se subdivide
sucesivamente hasta llegar a cada diagnóstico en particular. Finalmente, cada trastorno se subdivide en
criterios diagnósticos, una lista de síntomas que debe estar presente para que pueda realizarse ese
diagnóstico. El segundo eje, el Eje II de los trastornos de la personalidad, es el objeto de estudio de este
libro.

El tercer eje, el Eje III, está formado por cualquier enfermedad médica que pudiera ser relevante para la
comprensión de un paciente en particular.

El Eje IV está compuesto por cualquier factor psicológico, social o ambiental, que pueda ser relevante para
la actividad psicológica. Incluye problemas relacionados con la familia o el grupo de apoyo primario.
También incluye los problemas que aparecen en el entorno social ajeno a la familia, problemas laborales.
Finalmente, el Eje V también contempla cuestiones más generales relacionadas con problemas
económicos y legales.

La integración compleja de toda la información disponible se conoce como conceptualización del caso.

36
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El Eje V no dispone de un contenido específico propio. Una vez que se ha conceptualizado el caso, el paso
siguiente es determinar el nivel de gravedad. Para determinar el nivel de gravedad se combinan los
problemas observados en los otros ejes para obtener una puntuación global que refleje el grado de
actividad psicológica, social y laboral, denominada. Escala de Evaluación de la Actividad Global (EEAG),
que oscila de 0 a 100. En general, el Eje V constituye un índice global de salud y patología psicológicas.
Este tipo de medidas suele ser útil para evaluar longitudinalmente la evolución de un paciente.

La razón fundamental es que este modelo garantiza que se preste atención a todas las posibles fuentes de
psicopatología y, por tanto, incrementa la comprensión clínica.

Cada uno de los ejes del modelo multiaxial corresponde a un nivel de organización distinto, de manera que
cada uno de ellos contextualiza al inmediatamente anterior, modifica su significado y altera su relevancia.
El Eje I es el problema actual, la razón que justifica que el paciente esté siendo atendido en urgencias
psiquiátricas o esté sentado frente a un psicoterapeuta. El Eje II, que incluye los trastornos de
personalidad, proporciona un sustrato y contexto que permiten entender los síntomas del Eje I. La
personalidad, entendida como sustrato, comporta que cada persona tienda hacia el desarrollo de ciertos
trastornos clínicos en vez de otros. Una vez que se conocen las características de personalidad de un
individuo, es más fácil predecir qué tipo de problemas puede tener. La personalidad, a su vez, parte de la
biología y se integran en el entorno psicológico y social. Somos seres físicos y sociales. Cuando los
problemas parecen estar causados principalmente por factores relacionados con la personalidad
hablamos de rasgos caracterológicos desadaptativos o de trastornos de la personalidad. Cuando las
dificultades están relacionadas con factores sociales o ambientales debe diagnosticarse uno de los
trastornos de adaptativos del Eje I o indicarse la existencia de alguno de los problemas vitales del Eje IV. La
personalidad constituye el nivel organizador en el que se sintetizan estos efectos.

El modelo multiaxial contempla todos los factores relevantes que causan, contribuyen y perpetúan los
síntomas concretos, a la vez que nos orienta sobre el desarrollo de la psicopatología.

La estructura y las características de la personalidad se convierten en la base de la capacidad individual


para la actividad sana o enferma. Por tanto, cada estilo de personalidad es también un estilo de
afrontamiento y la personalidad se convierte en un principio organizador fundamental desde el que hay
que entender la psicopatología.

Un concepto erróneo: la personalidad y el modelo médico

La personalidad es el patrón de características que incluye la constelación completa de la persona. La


personalidad no se limita a un solo rasgo, sino que incluye la totalidad de características de la persona:
interpersonales, cognitivas, psicodinámicas y biológicas. Cada rasgo refuerza a los otros para perpetuar la
estabilidad y consistencia conductual de la estructura completa de la personalidad. Por tanto, en el caso
de los trastornos de la personalidad la etiología se sitúa literalmente en todas las áreas. Cada dominio
interactúa e influye en los otros, y todos ellos de forma conjunta mantienen la integridad de la estructura
completa. Por el contrario, las causas de los síndromes del Eje I son más localizables. En el caso de los
trastornos de la personalidad no es posible diferenciar entre enfermedad y síntoma, ya que la causalidad
procede de cualquiera de los dominios de la actividad. Cada elemento de la estructura global sostiene al
resto. Esto explica por qué los trastornos de la personalidad son tan resistentes a la terapia psicológica.

Normalidad frente a la patología

Dada su base social, es probable que la mejor definición de la normalidad sea la conformidad con los
comportamientos y costumbres típicos del propio grupo o cultura. Por tanto, la patología se definiría a
37
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

partir de los comportamientos atípicos, irrelevantes o distintos a los del grupo de referencia. Dado que los
trastornos de personalidad están formados por rasgos desadaptativos, existen dos formas en que la
patología de la personalidad se agrava a lo largo del continuo entre la salud y la patología. En primer lugar,
cada rasgo puede intensificar su expresión: la asertividad puede dar lugar a la agresividad o la diferencia
convertirse en masoquismo. En segundo lugar, puede incrementarse el número de rasgos desadaptativos.

Teniendo en cuenta lo dicho, los trastornos de personalidad parecen distinguirse por tres características
patológicas. La primera procede directamente de la concepción de la personalidad como la analogía
psicológica del sistema inmunitario los trastornos de la personalidad tienden a presentar una estabilidad
frágil, o una carencia de capacidad de adaptación, en condiciones de estrés. Las personas con un trastorno
de personalidad tienden a utilizar las mismas estrategias una y otra vez, con variaciones mínimas. El
resultado es que siempre acaban empeorando las cosas. En consecuencia, el nivel de estrés se incrementa,
amplifica su vulnerabilidad, provoca situaciones críticas y produce percepciones de la realidad social cada
vez más distorsionadas.

La segunda característica: las personas con un trastorno de personalidad son inflexibles desde el punto de
vista adaptativo. Las personas con un trastorno de la personalidad poseen pocas estrategias y conductas
alternativas, y las imponen rígidamente sobre unas circunstancias para las que no encajan. Cuando el
entorno no puede adaptarse a la persona se produce la crisis.

La tercera característica de las personas con un trastorno de la personalidad es consecuencia de la


segunda. Dado que estas personas no son capaces de cambiar, los repertorios patológicos que dominan su
vida se repiten una y otra vez como círculos viciosos.

EVOLUCION DE LAS IDEAS CIENTÍFICAS

PERSPECTIVA BIOLÓGICA

Desde el punto de vista de la ciencia los humanos somos seres sociales, psicológicos y biológicos. Como
tales, nuestra voluntad no está totalmente determinada ni totalmente libre, sino sometida a las
influencias de cada nivel de organización de la naturaleza.

Las influencias biológicas sobre la personalidad pueden ser entendidas como proximales o distales,
cercanas o lejanas. Las influencias distales se originan en el código genético e incluyen características
heredadas que son transmitidas como parte de la historia evolutiva de nuestra especie. Muchas de estas
características son sociobiológicas.

Existen otras influencias biológicas sobre la personalidad que se centran en causas proximales. Son
influencias que deben su existencia al hecho de que somos sistemas biológicos complejos. Cuando las
estructuras que subyacen a la conducta discrepan entre sí, la propia conducta se ve afectada. Los dos
conceptos de este estilo que son relevantes para la personalidad son el temperamento y la constitución.

Temperamento

Todo el mundo posee una personalidad. Asimismo, cada persona posee unos patrones vitales y de
comportamiento característicos que, en gran medida, vienen impuestos por la biología. Cada niño nace
con un patrón distintivo de disposiciones y sensibilidades.

El temperamento debe ser entendido como el potencial biológico o subyacente para la conducta, que se
aprecia claramente en el estado de ánimo o emotividad predominante de las personas y en la intensidad
de sus ciclos de actividad. Podemos sostener que el temperamento es la suma de las influencias biológicas
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

heredadas en la personalidad que aparecen de forma continua a lo largo de la vida. Es posible que en
ciertos casos el temperamento sea más importante que otros aspectos de la personalidad, y que ejerza
una influencia más global. Dado que nuestro sustrato físico existe antes de que emerjan otras áreas de la
personalidad, las tendencias conductuales de raigambre biológica preceden y pueden excluir la aparición
de otras posibles vías de desarrollo. Aunque la biología no determina completamente nuestra
personalidad adulta, limita el desarrollo y canaliza, junto a factores sociales y familiares, ciertas vías en
favor de otras.

Constitución

La constitución se refiere al plan global o a la filosofía sobre la que se construye alguna cosa.

Modelos neurológicos

Cloringer ha propuesto una teoría basada en la interrelación de tres disposiciones de rasgos genéticos
neurobiológicos, cada uno de los cuales se asocia a un particular sistema de neurotransmisión.
Concretamente, la búsqueda de novedad se asocia con una baja actividad basal en el sistema
dopaminérgico, la evitación del daño con una alta actividad en el sistema serotoninérgico y la
dependencia de la recompensa con una baja actividad basal del sistema noradrenégico.

El modelo psicobiológico propuesto por Slever y Davis consiste en cuatro dimensiones- organización
cognitivo/perceptual, impulsividad/agresividad, inestabilidad afectiva y ansiedad/inhibición- que conllevan
diversas manifestaciones en tanto en el Eje I en forma de esquizofrenia y en el Eje II como trastorno
esquizotípico de la personalidad, aunque también como trastorno paranoide y esquizoide. Todos ellos
presentan una desorganización del pensamiento que afrontan mediante el aislamiento y la desvinculación
social, así como una actitud defensiva. La impulsividad/agresividad aparece en el Eje I como trastornos del
control de los impulsos y en el Eje II como trastornos límite y antisocial de la personalidad. Los trastornos
límite son propensos a los estallidos repentinos de ira y los intentos de suicidio, y los antisociales son
incapaces de inhibir el impulso de violar las normas sociales robando y mintiendo, por ejemplo. L
inestabilidad afectiva, se manifiesta en los trastornos afectivos del Eje I y en el trastorno límite e
histriónico del Eje II. La ansiedad/inhibición, asociada a la evitación social, la compulsividad y la
hipersensibilidad a la posibilidad de peligro y castigo, se manifiesta en los trastornos de ansiedad del Eje I
y en el trastorno de la personalidad por evitación, en especial, aunque también en los trastornos obsesivo-
compulsivo y por dependencia.

Herencia

La influencia más remota en la personalidad es la genética.

PERSPECTIVA PSICODINAMICA

De todas las grandes perspectivas sobre la personalidad, el psicoanálisis es quizás la más rica desde el
punto de vista conceptual.

Modelo topográfico

Freud articuló sus ideas en lo que se conoce como modelo topográfico, es decir, la hipótesis de que la
mente posee una organización o arquitectura que rebasa la conciencia y puede ser definida en función de
distintos niveles o compartimientos. En el fondo se encuentra el inconsciente, un reino misterioso
formado por todo aquello a lo que no podemos acceder de forma consciente por simple reflexión. En el
nivel inmediatamente superior al inconsciente se encuentra el preconsciente, que está formado por todo
39
UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

aquello que puede acceder a la consciencia a voluntad. Finalmente, existe la parte de la mente que forma
nuestra vida en estado de vigilia, a la que denominamos consciente. Según Freud, el deseo de satisfacer
nuestros instintos inconscientes es la principal fuerza de motivadora de la conducta humana a lo largo de
la vida.

Modelo estructural

El modelo estructural compuesto por el ello, el yo y el superyó. El ello formado por los instintos básicos de
supervivencia y dos impulsos dominantes de la personalidad: el sexo y la agresividad. (Principio del placer)

Para aliviar esta frustración y garantizar una mayor adaptabilidad del organismo, se desarrolla una
segunda parte de la personalidad, el yo, que media entre las demandas del ello y las limitaciones que
impone la realidad externa. (Principio de realidad)

Aparece posteriormente una tercera parte de la personalidad que internaliza los valores sociales de los
educadores, el superyó. El superyó está formado por dos partes, la conciencia y el ego ideal: lo que no se
debe hacer, y lo que se debe hacer y se debería llegar a ser. (Principio de moralidad)

Para Freud, la personalidad es como una guerra de desgaste entre tres generales. Como brazo ejecutivo
de la personalidad, el yo debe equilibrar y media entre las imposiciones de los otros dos contendientes.
Por una parte, el ello presiona desde lo más profundo, ansiando gratificación. Por la otra, las prohibiciones
del superyó evitan que estos deseos sean satisfechos directamente.

Mecanismos de defensa

Cualquiera que sea la fuente de la cual proviene, la ansiedad es una señal que avisa al yo que debe
emprender alguna acción correctiva que le permita reforzar sus controles.

¿Cómo se protege el yo del peligro de verse desbordado? Usando los mecanismos de defensa.

Aunque cada persona tiene distintos mecanismos de defensa, cada trastorno de la personalidad parece
preferir un subgrupo de ellos en particular. Este subgrupo de mecanismos de defensa puede ser utilizado
para construir un perfil defensivo que ilustra cómo el trastorno de la personalidad se protege de las
fuentes externas e internas de ansiedad, estrés y desafío a las propias capacidades.

Aislamiento afectivo: Se rehúye el conflicto separando las ideas de los afectos, lo cual permite retener los
aspectos intelectuales y objetivos a la vez que perder contacto con las emociones amenazadoras.

Compensación: Se intentan eliminar los sentimientos de culpa mediante conductas que compensen real o
simbólicamente a la parte perjudicada.

Comportamiento impulsivo (acting out): Los conflictos se transforman en acciones con la intervención
de poca o ninguna reflexión sobre el asunto.

Desplazamiento: Los conflictos se desplazan de un objeto amenazador a otro que lo es menos.

Devaluación: Atribución de cualidades negativas poco realistas a uno mismo o a los demás para
castigarse a sí mismo o reducir el impacto negativo de lo que se ha devaluado.

Disociación: Manejo del conflicto mediante la alteración de la integridad de la consciencia, la memoria o

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

la percepción del mundo externo e interno.

Fantasía autista: Evitación del conflicto mediante la creación de situaciones imaginarias que satisfacen
los deseos o impulsos.

Formación reactiva: Los pensamientos o impulsos inaceptables son contenidos adoptando la postura
contraria.

Idealización: Atribución de cualidades positivas poco realistas a uno mismo o a los demás.

Identificación proyectiva: Además de proyectar las reacciones y sentimientos desagradables en los


demás, se retienen en la consciencia y son definidas como la reacción a la conducta emitida por la persona
sobre la que se han proyectado.

Negación: Rechazo a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa o subjetiva que son
obvios para los demás.

Omnipotencia: Se crea una imagen de uno mismo como increíblemente poderoso, inteligente o superior,
a fin de superar circunstancias o sentimientos amenazadores.

Polarización: Se separan las cualidades opuestas de un mismo objeto, se mantienen en una deliberada
oposición desintegrada, lo cual provoca ciclos de idealización y devaluación según cuál sea el extremo que
se proyecta en uno mismo y en los demás.

Racionalización: Se construye una explicación a la conducta después de a ocurrencia del hecho, a fin de
justificar las propias acciones frente a uno mismo y frente a los demás.

Represión: Los pensamientos y deseos prohibidos son apartaos de la consciencia.

Sublimación: Se rehúyen las emociones inaceptables mediante su canalización en conductas socialmente


aceptables.

Estadios psicosexuales

Según Freud, la personalidad se desarrolla a través de cinco estadios psicosexuales, cuatro de los cuales
incluyen zonas erógenas que proporcionan gratificación sexual. A través del curso de la maduración
normal, cada estadio psicosexual da paso al siguiente, lo cual presenta a la persona una secuencia de
desafíos evolutivos. El primero es el estadio oral, que abarca desde el nacimiento hasta los dos años de
edad. En esta fase el foco principal son la lengua, la boca y los labios. El placer se recibe a través de
succionar, posteriormente mordiendo y tragando. El siguiente es el estadio anal, que abarca de los 2 a los
3 años de edad. La estimulación placentera se produce mediante la defecación. El tercer estadio es el
fálico, entre los 3 y 6 años, en el que el foco de gratificación sexual es el pene o el clítoris. Entre los 6 y 12
años, la sexualidad se sumerge en el estado de latencia y resurge en el estadio genital, que empieza en la
pubertad. En esta fase el objetivo es investir de energía sexual las relaciones con lo demás a fin de hacer
posible la aparición del aor maduro.

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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Trastornos del carácter

En la perspectiva psicodinámica el carácter posee un significado técnico y se refiere a la forma en que el yo


suele satisfacer las demandas del ello, el superyó y el entorno.

Freud creía que tanto la indulgencia como la privación podían resultar en una fijación de la energía
libidinal a un estadio, lo cual determinaba el talante del desarrollo posterior.

Tipos de carácter y trastornos de la personalidad análogos

Oral Por dependencia

Anal Obsesivo-compulsivo

Fálico-narcisista Narcisista

Narcisista-libidinal Narcisista

Impulsivo Antisocial

Fóbico Por evitación

Masoquista Autodestructivo

Histérico Histriónico

Erótico Histriónico

Paranoide Paranoide

Relaciones objetales

El estadio final en el desarrollo de la perspectiva psicodinámica es el de las relaciones objetales.

La teoría moderna de las relaciones objetales es cognitiva e interpersonal, ya que, en primer lugar,
sostiene que el mundo externo se conoce a partir de representaciones mentales o modelos operativos
internos y, en segundo lugar, indica que el contenido de estos modelos es interpersonal y se desarrolla
durante la primera infancia a partir de las experiencias con los progenitores y otras personas significativas,
incluso antes del desarrollo de la consciencia del sí mismo.

Las personalidades normales poseen un sentido del sí mismo cohesionado e integrado que los
psicoanalistas denominan identidad del yo.

Por el contrario, el nivel neurótico se caracteriza por una identidad del yo bien desarrollada aunque
complicada por “sentimientos de culpa inconscientes que se reflejan en patrones patológicos de
interacción en cuanto a la intimidad sexual”.

El nivel límite de la actividad de la personalidad se sitúa entre la neurosis y la psicosis. Al igual que los
neuróticos, mantienen el contacto con la realidad, pero algunas veces se disocian o experimentan
episodios psicóticos. Kernberg, sostiene que todas las personas situadas en el nivel límite presentan una
disociación de la representación objetal, lo cual explica gran parte de su conducta.

El nivel psicótico, en lugar de integración y organización solamente podemos encontrar piezas rotas al
azar, con poca o ninguna integración de la identidad.
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

PERSONALIDADES PSICOPÁTICAS
Schneider
Personalidades psicopáticas

Las personalidades anormales son desviaciones de un tipo medio de personalidad.

De las personalidades anormales separamos, como personalidades psicopáticas, aquellas que sufren por su
anormalidad o que debido a ella hacen sufrir a la sociedad.

Con arreglo a nuestro criterio, las personalidades anormales (y con ellas las psicopáticas) no son
“morbosas”.

Las personalidades anormales deben ser tajante y fundamentalmente separadas de las psicosis ciclotímicas y
esquizofrénicas, cuya morbosidad se apoya en motivos bien fundados.

Las personalidades anormales son variantes congénitas, basadas las más de las veces en la disposición,
ampliamente transformable, sin embargo, mediante el desarrollo y las oscilaciones de su fondo no
vivenciable y, además, por la influencia ejercida por el destino, por vivencias, en el sentido más amplio de
este término.

La clasificación de las personalidades anormales se realiza casi siempre estableciendo tipos de ellas con
arreglo a las cualidades en cada caso más destacadas y dominantes. Así la realizó KRAEPELIN en 1896, así
se las describe en todos los libros de texto y así hacemos también nosotros.

Ofrecemos aquí una tipología no sistemática. Describimos una serie de tipos de personalidades
psicopáticas incomparables entre sí, entre los cuales son posibles y frecuentes múltiples y variadas
combinaciones. Desde el tipo bien acentuado hasta los simples “rasgos” existen toda clase de
gradaciones. Estos tipos deben ser descritos, en primer lugar, de un modo sencillo.

II

Como psicópatas hipertímicos, también denominados psicópatas “activos”, entendemos los tipos
extremos de personalidades con estado de ánimo fundamentalmente alegre, temperamento activo
(“sanguíneo”) y una cierta actividad. No rara vez son bondadosos, dispuestos a ayudar; muchas veces son
eficientes, capaces de rendimientos, pero carecen de firmeza y de profundidad, son poco dignos de
confianza, sin sentido crítico, descuidados, fáciles de influenciar. Muestran un ingenio sentimiento de
suficiencia y son, en absoluto, optimistas orientados hacia lo inmediato y lo real. La conducta es con
frecuencia informal, sin sentido de las distancias y demasiado libre. Junto a estos hipertímicos más
equilibrados existen también hipertímicos agitados, excitados, sin estado de ánimo fundamentalmente
alegre. Los hipertímicos son especialmente incluibles dentro del circulo psicopático en calidad de
hipertímicos pendencieros o como hipertímicos impulsivos. Se comprende que debido a su temperamento
vivo y a su elevado sentimiento de suficiencia incurran fácilmente en querellas.

El humor fundamental de los psicópatas depresivos se refleja con frecuencia en que son gentes tranquilas,
rara vez, sin embargo son flemáticos. Sufren bajo un estado de ánimo más o menos permanente
deprimido, bajo una concepción pesimista, o por lo menos escéptica, de la vida. Una constante angustia
vital y cósmica gravita sobre ellos, falta la confianza y falta la capacidad para alegrarse ingenuamente. En
todo se ve el lado malo. Las cavilaciones impiden el cumplimiento de los deberes cotidianos, y no cesan
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

jamás: preocupaciones de todo género, autorreproches, dudas acerca del valor, del sentido de la
existencia. Las experiencias penosas son vividas de un modo profundo y persistente y conducen a crisis;
por otra parte, las auténticas necesidades liberan a veces de los sufrimientos.

Con respecto a la conducta exterior de su vida, se encuentra a veces un cuidadoso esteticismo que
enmascara el íntimo desconsuelo: se cultiva lo pequeño, pues todo lo grande parece dudoso. Es asimismo
comprensible lo contrario: un descuido de toda apariencia externa. Existen variantes melancólicas,
personalidades blandas, bondadosas y al mismo tiempo tímidas y fáciles de desanimar, y variantes más
bien malhumoradas: frías, gruñonas, obstinadas, desconfiadas, irritables, criticonas; también existen
depresivos malvados, que se complacen en hacer daño.

Psicópatas inseguros de sí mismos, son personas con íntima inseguridad y con deficiente confianza en sí
mismas. Los escrúpulos y sentimientos de insuficiencia de los inseguros de sí mismos repercuten, no
siempre, desde luego, pero sí muy frecuentemente, en la conducta ética. Estas gentes están siempre
pugnando con remordimientos y escrúpulos de conciencia, y de todo cuanto fracasa se achacan en primer
lugar la culpa de sí mismos. Los psicópatas anancásticos u obsesivos, tiene como primario, la angustiosa
inseguridad, sin contenido alguno, y este estado de ánimo obsesivo primario encuentran tan sólo de un
modo secundario su contenido o también sus contenidos alternantes. Sin embargo, estos dependen
siempre de las tendencias y valoraciones del sujeto, así como de su biografía. Tales ocurrencias obsesivas
surgen a partir del constante sentimiento de culpa e insuficiencia propio de una personalidad insegura de
sí misma. Estas viven en un constante temor de haber descuidado algo o de haber realizado algo mal, o
también solamente de que suceda algo en general.

Complejos de sentimientos sobrevalorados, de índole personal o ideativa, dominan a los psicópatas


fanáticos, y ciertamente constituye el fanático propiamente dicho una personalidad marcadamente activa
y expansiva. El fanático personal, como sucede con el querulante, lucha por su derecho real o supuesto; el
fanático idealista lucha o realiza manifestaciones en favor de su programa. Existen también fanáticos
silenciosos, excéntricos, vueltos la espalda a la realidad, puramente fantaseadores, de natural poco o nada
combativo, como sucede con algunos adeptos a sectas. Los denominamos fanáticos pacíficos.

Psicópatas necesitados de estimación denominamos nosotros a personalidades que desean aparentar más
de lo que son. Se trata, por tanto, de personalidades inauténticas y fatuas. Esta necesidad de estimación
puede en parte mostrarse mediante un modo de ser excéntrico. Otra actitud posible es la de autoalabanza
y, finalmente, la de referir historias o representar escenas en que se realce la propia personalidad, para lo
cual se requiere bastante más fantasía.

Una idolátrica adoración es reemplazada con frecuencia y rápidamente por indiferencia, e incluso por
calumnias. Si uno deja de admirar a estas gentes, pronto se les hace un aburrido.

Los psicópatas lábiles de ánimo son gentes “lunáticas”, en las que de modo insospechable surgen
oscilaciones de ánimo de índole irritable-depresiva.

Los psicópatas explosivos, son aquellas personas que estallan al menor pretexto, es decir, gentes
excitables hacia el exterior, irritables, que fácilmente montan en cólera. Cualquier palabra las hiere, y
antes de que la personalidad haya captado y valorado exactamente su peso y significación, surge un
reaccionar en la forma explosiva de la respuesta insultante o del acto de violencia.

Designamos como psicópatas desalmados a gentes que carecen, o casi carecen, de compasión, de
vergüenza, de sentido del honor, remordimientos, conciencia. Son con frecuencia de un modo de ser
sombrío, frío, gruñón, y según sus actos, impulsivos, crueles y brutales. Los desalmados son
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

fundamentalmente incorregibles o ineducables, ya que en los casos acentuados falta toda base sobre la
que pudiera actuar una influencia constructiva.

Los psicópatas abúlicos se entregan sin resistencia alguna a todos los influjos, son personas
sugestionables, que en su mayoría son también fácilmente accesibles a las influencias de índole positiva. Su
aspecto social es el de la inestabilidad.

De los psicópatas asténicos distinguimos dos formas. La comprende a sujetos que se sienten psíquicamente
insuficientes. Sus lamentaciones son de índole muy general: escasa capacidad de rendimiento, incapacidad
para concentrarse, disminución de la memoria. Sufren además de vivencias de extrañamiento. Con
frecuencia, cualquier cosa sin importancia les acobarda, y el angustiado autocontrol conduce luego a la
fijación o a la repetición. La segunda subforma la constituyen los sujetos que debido a motivos
caracterológicos fracasan en lo somático. Normalmente no se presta atención a pequeños malestares, a
pequeñas alteraciones funcionales que puedan surgir en cualquier momento para desaparecer luego
rápidamente. El asténico dirige de un modo habitual la atención sobre su cuerpo y así sufren la función y el
juego coordinado de los sistemas orgánicos. Resultan simplificadas y fijadas de modo psicógeno
alteraciones funcionales que en efecto lo son. Constantemente contemplan su propio interior y pierden
frente al acontecer corporal aquella ingenuidad que es necesaria para su normal funcionamiento.

III

Los tipos psicopáticos tienen el aspecto de diagnósticos. Y a los seres humanos, a las personalidades, no se
les puede colocar etiquetas diagnósticas como a las enfermedades o a las secuelas psíquicas de
enfermedades. A lo sumo cabe mostrar, subrayar, destacar en ellos cualidades que los caractericen de un
modo acentuado, sin que por ello nos encontremos en posesión de algo equiparable a los síntomas de las
enfermedades. Este destacar se realiza siempre desde un determinado punto de vista, y en especial desde
el de cómo se encuentra subjetivamente el individuo en cuestión, desde el del sentimiento vital y de la
propia existencia, o desde el de las dificultades que el ambiente y la sociedad sufren a causa de estas
gentes y debido a las cualidades de las mismas. Junto a aquellas cualidades que resultan importantes
desde estos puntos de vista, el mismo sujeto posee muchas otras, no menos importantes.

Existen así, pues, determinados acoplamientos, combinaciones, complejos de cualidades que se repiten
siempre, más la descripción concreta rebasa casi siempre, con mucho, aquello que hasta cierto punto
constituye la regla y pierde así de vista su objeto.

Debido precisamente a la multiplicidad de configuraciones y acoplamientos es muy raro que una cualidad
alcance un absoluto predominio, de modo que llegue a caracterizar en formal tal a seres humanos que
haga posible el designarlos exactamente conforme a ella.

Cuando se emplea una designación tipológica en un psicópata, se piensa en algo permanente, en una
variedad habitual, “constitucional”. Aquí debe exigirse también una intensa relativización. Las fluctuaciones
y transformaciones pueden a veces hallarse basadas en aquel fondo no vivenciable que es el portador del
despliegue y desarrollo de una personalidad y del surgir y ocultarse, frecuentemente alternantes, de esta o
aquella cualidad. Otras veces hay que hacer responsables a las vivencias y experiencias del sujeto, a su
destino personal, de aquellas fluctuaciones cualitativas que se revelan en el cuadro clínico. Se tiene para
esto muy poco en cuenta cuáles son los rasgos de personalidad susceptibles de ser formados, reforzados,
debilitados, educados por medio de vivencias y cuáles no lo son.

Mas tampoco se debe caer en el extremo opuesto y dejar de tener en cuenta, aparte de los conflictos
pulsionales, de las vivencias y de los destinos individuales, aquellas singularidades, debilidades, puntos
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UNIDAD 1: TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

peligrosos y escollos basados en la disposición congénita, para no pasar más allá de las propias fantasías
interpretativas.

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