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Nana

andaluza
Canción popular

Este niño chiquito no tiene cuna,
su padre que es carpintero le va a hacer una.
¡A la nanita nana, nanita ea!
¡La cuna de mi niño bendita sea!
A esta niña chiquita ¿quién le ha pegao,
que tiene los ojitos de haber llorao?
A la nanita nana....


Nana marinera
Joaquín González Estrada

Caracolas mi niño,
caracolas de plata,
te cogeré en el alba
con un grito de luna
recién ahogada.

Iremos de la mano
corriendo por la playa.
¡Cuidado amor, cuidado
no te salpique el agua!
Castillitos de arena
mi amor levanta,
mi niño el marinero
de la sonrisa blanca...

Pero ahora duerme, amor,
duérmete y calla,
¡La luna todavía
no ha caído en el agua!

1
Nana, niño, nana
Federico García Lorca (Bodas de sangre)

Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.

El agua era negra
dentro de las ramas.
Cuando llega al puente
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua
con su larga cola
por su verde sala?

Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.
....

Nana, niño, nana.
¡Ay caballo grande
que no quiso el agua!

¡No vengas, no entres!
Vete a la montaña.
Por los valles grises
donde está la jaca.
Mi niño se duerme.
Mi niño descansa.

Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.
Duérmete, rosal,
que el caballo se pone a llorar.

2
Yo no tengo soledad
Gabriela Mistral

Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar.
Pero yo, la que te mece,
¡Yo no tengo soledad!

Es el cielo desamparo
si la luna cae al mar.
Pero yo, la que te estrecha,
¡yo no tengo soledad!

Es el mundo desamparo
y la carne triste va.
Pero yo, la que te oprime,
¡yo no tengo soledad!

Duérmete niño chiquito


Miguel de Unamuno

Duérmete niño chiquito,
durmiendo te curarás;
duérmete, duerme un poquito...
Que acaso despertarás.

Dios te libre del mal sueño,
sueño que te haga soñar;
mas si soñar es tu empeño,
sueña que has de despertar.

Duérmete, Dios con su mano
tu corazón cunará;
duerme, que Dios soberano
en tu sueño velará.

Con el alma ya de hinojos

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a rezarle te pondrás
te mirarás en sus ojos
azules ¡No te verás!

¿Despertarás? El resorte
de tu sueño es esperar;
del despertar, no te importe
pues dormir es esperar.

Duerme, que el sueño se pasa
y con el sueño el dolor,
todo duerme ya en la casa;
todo duerme en el amor.

Apegado a mi
Gabriela Mistral

Velloncito de mi carne,
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡Duérmete apegado a mí!

Hiebecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mi!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!

4
Nana al hijo de trapo
Gloria Fuentes

Duerme larva de angel.
Duerme mientras abro
los ojos los brazos
para hacerte árbol.
Duerme que es la una.
Duerme, mi señor,
mi pequeño rey,
ya siervo de Dios.
Duerme son las dos.
Duerme, cascabel,
queda poca noche,
duerme, mi doncel,
que ya son las tres.


Nana de negra-flor
Rafael Alberti

Ya la flor de la noche
duerme la nana,
con la frente caída
y las alas plegadas.

Negra-flor, no despiertes,
hasta que la alborada
te haga flor del corpiño
de la mañana.

Negra-flor no despiertes,
hasta que el aire
en su corpiño rosa
te haga de encaje.

5
Nanas de la cebolla
Miguel Hernández
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,

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corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes

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como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.

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